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“El derecho al desarrollo es un derecho humano inalienable en virtud del cual todo
ser humano y todos los pueblos están facultados para participar en un desarrollo
económico, social, cultural y político en el que puedan realizarse plenamente todos
los derechos humanos y libertades fundamentales, a contribuir a ese desarrollo y a
disfrutar de él” (Declaración sobre el derecho al desarrollo, Asamblea General de
la ONU, 1986).
I
QUÉ HACER PARA QUE LA ECONOMÍA CREZCA MÁS
Y GENERE SUFICIENTES EMPLEOS DIGNOS
II
QUÉ HACER PARA LOGRAR EL PLENO EJERCICIO
DE LOS DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES
Proponemos también una política salarial que tenga dos objetivos: 1) elevar
paulatinamente el poder adquisitivo de los trabajadores; y 2) mejorar la distribución
del ingreso entre los factores de la producción. Para lograrlo, la tasa de incremento
anual de los salarios mínimos debe superar la suma de las tasas de inflación y de
incremento de la productividad observadas en el año previo. Una política salarial así
fue aplicada en México durante la época del desarrollo estabilizador: no provocó
inflación (su tasa media fue de 2.5% anual en el periodo 1959-1970), y sí permitió
una incremento del PIB a una tasa media del 6.7% anual, debido al robusto
crecimiento del mercado interno.
III
CÓMO ASEGURAR LA SUSTENTABILIDAD DEL DESARROLLO
Y LOGRAR UN MEJOR DESARROLLO REGIONAL Y URBANO
Sociedad, territorio y ambiente conforman una gran unidad que requiere políticas
integrales. Por ello es necesario asumir el imperativo nacional de un desarrollo
territorial incluyente y sustentable, para lo cual proponemos:
IV
CÓMO FINANCIAR EL DESARROLLO ECONÓMICO
INCLUYENTE, EQUITATIVO Y SUSTENTABLE.
1. Transitar a un sistema tributario moderno, capaz de proveer al Estado ―en
sus tres ámbitos de gobierno: federal, estatal y municipal― recursos suficientes
para el cumplimiento cabal de sus responsabilidades en el desarrollo económico y
social, sin aumentar la carga fiscal de la población de bajos ingresos ni la pagada
por la clase media y por las micro y pequeñas empresas, a través de los siguientes
cursos de acción: Primero: ampliar la base de contribuyentes y de ingresos sujetos
a tributación: 1) gravar con tasas normales de ISR los dividendos recibidos por los
accionistas de las empresas; 2) gravar las ganancias bursátiles obtenidas por
personas físicas con tasas normales de ISR; 3) gravar las herencias mayores de
diez millones de pesos con una marcada progresividad; 4) introducir un impuesto
progresivo sobre la riqueza, a partir de tasas bajas, que funcione a la vez como
impuesto de control; 5) gravar al capital especulativo extranjero para resguardar la
estabilidad macroeconómica nacional; 6) gravar las transferencias de capitales
mexicanos al exterior; 7) incorporar plenamente a la grande y mediana economía
informal al régimen tributario. Segundo: mejorar considerablemente la fiscalización
y combatir resueltamente la evasión fiscal. Tercero: simplificación y racionalización
de la legislación tributaria, eliminando regímenes especiales que generan múltiples
canales de elusión tributaria. Cuarto: acentuar significativamente la progresividad
del impuesto sobre la renta aumentando el número de rangos en los ingresos
mayores de dos millones de pesos, preferentemente mediante la introducción de
ISR locales, análogos a los impuestos estatales o provinciales sobre el ingreso
vigentes entre los otros dos socios del TLCAN. Quinto: introducir una mayor
diferenciación en las tasas de IVA, aumentando las tasas a los bienes y servicios
suntuarios; Sexto: otorgar mayores facultades tributarias a los estados y municipios
e incrementar la eficiencia recaudatoria en los actuales impuestos subnacionales.
V
CÓMO LOGRAR UNA INSERCIÓN EFICIENTE Y DIGNA DE MÉXICO
EN LOS PROCESOS DE GLOBALIZACIÓN Y REGIONALIZACIÓN
En el TLCAN, las fuertes desigualdades iniciales en PIB per cápita entre México,
Estados Unidos y Canadá, lejos de reducirse se han agrandado; y sus principales
beneficiarios han sido las grandes corporaciones de los tres países, mientras que
nuestros pueblos han resultado ser perdedores netos. Por eso proponemos una
enmienda progresista del TLCAN con dos componentes básicos: 1) la institución de
fondos estructurales y de cohesión social que compensen a los segmentos sociales
perdedores con el libre comercio y promuevan el desarrollo incluyente y
convergente de nuestras naciones y de las regiones subnacionales de los tres
países; 2) un acuerdo migratorio que desemboque en el libre flujo de mano de obra.
(Cabe aclarar que esta enmienda del TLCAN no es precondición para que nuestro
país comience a aplicar una nueva estrategia de desarrollo, utilizando los márgenes
de maniobra disponibles en el TLCAN. Sin embargo, el proyectado T-MEC reduce
aún más estos márgenes de autodeterminación nacional, por lo cual debe ser
sometido a debate público antes de ser aprobado).
Los demás tratados de libre comercio firmados por México, incluido el Tratado
de Libre Comercio Unión Europea-México (TLCUEM), han arrojado resultados
igualmente decepcionantes para México en términos de crecimiento económico y
bienestar para las mayorías nacionales. Por ello, hay que poner fin a la carrera por
firmar tratados de libre comercio.
Una nueva geoestrategia de inserción en los procesos de regionalización
realmente congruente con nuestros intereses nacionales debe orientarse a: 1)
potenciar el desarrollo endógeno del país mediante una nueva estrategia de
desarrollo; 2) promover el respeto a la soberanía de las naciones, rechazando las
condicionalidades; 3) apoyar la multipolaridad en la economía global; 4) participar
en procesos de integración basados en la cooperación y la solidaridad. En esta
perspectiva, una política de mayor comercio y cooperación para el desarrollo con
Asia es algo congruente con el nuevo multipolarismo encabezado por China, y muy
recomendable por el gran dinamismo económico y financiero de esa región.
Además, hay que voltear hacia nuestra América Latina y valorar la viabilidad de una
integración regional basada en la cooperación y la solidaridad, que podría
convertirse en vía ancha para que nuestra Patria Grande cruce unida los umbrales
del desarrollo.
VI
CÓMO RESTABLECER LA SEGURIDAD PÚBLICA
Y MEJORAR LA TRANSPARENCIA Y LA RENDICIÓN DE CUENTAS
VII
HACER REALIDAD EL ESTADO DE DERECHO
Y CONSTRUIR LA DEMOCRACIA EN MÉXICO
VIII
CAMINOS AL DESARROLLO Y AL ESTADO DE BIENESTAR
1. Subir por la escalera. Todos los países hoy desarrollados ―comenzando por
Inglaterra, y posteriormente Estados Unidos, Alemania, Japón, etcétera― basaron
sus estrategias de industrialización en la protección de sus mercados internos y en
robustas políticas industriales y de innovación. Pero después de que cada uno de
ellos alcanzó la cumbre de la industrialización, predicó el fundamentalismo de
mercado (la fe ciega en el libre comercio y en la mano invisible del mercado para
asignar eficientemente los recursos), intentando así “retirar la escalera por la cual
había trepado para impedir a otros trepar tras él” (F. List, economista alemán). No
obstante, los países que se han industrializado después (Corea del Sur, Taiwán,
etcétera) no hicieron caso a las prédicas del fundamentalismo de mercado y
subieron por la misma escalera del comercio administrado y de las políticas
industriales y de innovación, aprovechando el impulso del mercado mundial. Más
recientemente, las exitosas economías emergentes (China, India, etc.) tampoco han
asumido la ideología de la infalible mano invisible del mercado, sino que han
aplicado políticas comerciales, industriales y de innovación orientadas a la
generación de capacidades competitivas, utilizando la misma escalera que conduce
al desarrollo. La opción de México es obvia.
NOTAS