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mantienen un diálogo constante con los jugadores y entre ellos mismos.

Los
berimbaus, dice mestre Valmir, quien fue uno de mis informantes, “hablan, te
llaman, y se llaman entre ellos”. Ellos son responsables del nivel de intensidad
del juego por medio de sus “voces”, las cuales se producen por medio de tonos
huecos y fuertes. Estas voces crean una especie de mantra, un ritmo repetitivo
y estable que fluctúa entre melodía y estridencia. La melodía se forma al com-
binar tonos asimétricos entre los tres berimbaus. De esta manera, el berimbau
gunga es la voz principal, la cual se encarga de mantener la velocidad y el ritmo
de toda la orquesta. Luego sigue el berimbau medio quien ejecuta una voz igual
en melodía pero de manera invertida al gunga. Finalmente le sigue el berimbau
viola, el más agudo y difícil de tocar para cualquier jugador, su función es im-
provisar y guiar las acciones del juego a un nivel muchas veces impredecible. El
viola entra a contratiempo de los otros berimbaus y produce una disonancia que
se dirige directamente a los oídos del jugador y de la audiencia sin crear una
pérdida de armonía musical.
Afirmar que los berimbaus hablan no debe de entenderse como una metáfora
o una representación colectiva. Nada más lejano a esto, los berimbaus en su
materialidad sonora hablan en realidad. Inclusive el no iniciado en la capoeira
que la oye por primera vez puede percatarse de la similitud de los sonidos de
los berimbaus con las voces humanas. La disonancia y ruptura de los tiempos
que se suscitan al combinarse las tres “voces” principales, le dan un carácter
especial y real de agencia al instrumento musical a la vez que lo transforman en
un sujeto más en la roda.
Aquí habría que hacer la diferencia entre lo que Greg Downey ha llamado la
“materialidad de la música” (Downey, 2002) y lo que yo defino como la “perso-
nificación del propio objeto”. Si bien los sonidos del berimbau son percibidos e
incorporados por los jugadores, el hecho de que a esos sonidos se les denomine
como “voces” habla de una transformación ontológica de lo que es un berimbau.
En este cambio de énfasis se puede vislumbrar que lo musical es el primer
momento de una trascendencia mucho más importante y sustancial que ocurre
cuando la propia música se convierte en un lenguaje que emana de un nuevo
sujeto, afectando la dinámica de interacción.
Por lo tanto, se puede decir que las vibraciones de los berimbaus, sus “voces”,
proveen a los jugadores experimentados de indicaciones, mensajes para ser es-
cuchados y seguidos. Es en este sentido que se dice que los berimbaus dan avisos
acerca de vulnerabilidades y peligros en el juego. De cierto modo se convierten
en símbolos dominantes que dirigen las acciones y desarrollan una trama a ser
seguida. La relación entre la acústica de los berimbaus y los cuerpos de los juga-
dores es un tema que aún requiere mayor profundización y una minuciosidad

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S E R G I O G O N Z Á L E Z VA R E L A

tecnología de los márgenes.indb 116 12/06/15 12:13

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