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Delito de proxenetismo

Jano (completas tu nombre)

La ley no hace ni debe hacer virtuosos a los hombres. Es capaz, tan sólo, de crear un orden

más o menos justo, pero esto entra en directa contradicción con sus posibilidades de

establecer una sociedad moralmente "buena" para todos. Porque no existe una sino

muchas concepciones con respecto a lo que puede ser una vida moralmente buena o un

orden social virtuoso.

Constituye una grave violación contra la dignidad del hombre, derecho que por su

importancia constituye el fundamento de los Derechos Humanos. En la actualidad el

delito de trata de personas ha alcanzado dimensiones inimaginables que incluso se le

compara con el tráfico ilícito de drogas y el tráfico de armas; por eso que los países del

mundo, reunidos en la ciudad de Palermo, en el marco de la Convención de las Naciones

Unidas celebrada en noviembre del año 2000, aprobaron el Protocolo para prevenir,

reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente de mujeres y niños, que

complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada

Transnacional.

El delito de proxenetismo implica un comportamiento prohibido relacionado con el

proceso de captación, transporte, traslado, acogida, recepción o retención de una persona,

en el territorio de la República o de paso por el país, con fines de explotación u otro fines

ilegales de este mismo carácter, pudiendo reputarse válidamente, a propósito, como una

nueva forma de esclavitud, un delito transnacional y hasta un crimen de lesa humanidad

al violentar con su perpetración Derechos Humanos consagrados, específicamente la

libertad, la dignidad, la seguridad personal, el acceso a la justicia, el derecho a no ser

sometido a la esclavitud, la servidumbre, los trabajos forzosos, el derecho a no ser


sometido a torturas, el derecho a no ser objeto de violencia por motivos de género, la

libertad de circulación, la salud física y mental, el derecho a condiciones de trabajo justas

y favorables, el derecho a un nivel de vida adecuado, el derecho a la seguridad social y el

derecho a no ser vendido ni ser objeto de comercio. Por esto resulta relevante la formación

de una apreciación personal y funcional del glosado término punitivo trata‖, no solo para

así poder identificar, combatir, sancionar y erradicar esta creciente forma de crimen

organizado‖, sino, sobre todo, para seguir de cerca la evolución que viene alcanzando y

que trasciende el ámbito nacional, que permiten clasificarlo como crimen organizado

transnacional‖.

Si la ley estableciera como legítimas las acciones concomitantes a una sola de esas

concepciones, todas las acciones (y todas las personas) comprendidas por ideologías

morales distintas, pero igualmente valederas, pasarían a ser ilegales. Esto es, justamente,

lo que la ley intenta evitar: que el poder social quede inequitativamente distribuido. Por

eso pretende, más bien, reconocer los derechos de todos y establecer las reglas de

conducta que permitan la convivencia de todos. Al definir derechos, la ley realiza un

trabajo demarcatorio. Establece cuál es el ámbito propio de cada individuo; esto es, la

esfera de acción y expectativa que cada individuo tiene para sí, libre de la interferencia

de otros. Para que cada uno pueda des. plegar, ante sí y para sí, su peculiar concepción de

lo que es bueno o malo, la ley debe inhibirse de establecer cuál es el comportamiento per

se virtuoso.

Nuestro Código Penal tipifica el delito de trata de personas en el artículo 182º (Título IV

referente a los “Delitos contra la Libertad”; Capítulo X “Proxenetismo”). Por su ubicación

en nuestro texto sustantivo, podemos inferir que el delito de trata de personas se encuentra

regulado de una manera muy escueta, pues se limita sólo a los delitos sexuales, lo cual no

se ajusta con lo prescrito por la Convención de Palermo, donde el ámbito de aplicación


es más amplio y se regula, además, la trata de personas con fines de explotación laboral,

servidumbre, esclavitud o extracción de órganos.

La pobreza que azota a la mayoría de países, es uno de los factores que influyen en el

avance progresivo de este delito, y ese factor es utilizado por los tratantes, quienes

mediante el uso de la fuerza o el engaño desplazan a mujeres y niños –en su mayoría-

para luego ser explotados laboral y sexualmente, incluso sometiéndolos a esclavitud o

servidumbre. (Ortiz, 2013, s/p)

Criminológicamente, el fenómeno delictivo de la trata de personas se manifiesta de

diversas formas en el Perú: desde sus formas macro criminales, como expresión de la

criminalidad organizada, hasta sus formas simples, como expresión de una

coparticipación o intervención mono subjetiva en el delito, alejadas de las estructuras

criminales organizadas. Sin embargo, son las formas simples de intervención delictiva las

que parecen ser las prácticas más extendidas, especialmente en la selva y en la sierra del

Perú.

CONCORDANCIAS: Ley N° 27765, Art. 6

Artículo 179.- Favorecimiento a la prostitución

El que promueve o favorece la prostitución de otra persona, será reprimido con pena

privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cinco años.

La pena será no menor de cuatro ni mayor de doce años cuando:

1. La víctima es menor de catorce años.

2. El autor emplea violencia, engaño, abuso de autoridad, o cualquier medio de

intimidación.
3. La víctima se encuentra privada de discernimiento por cualquier causa.

4. El autor es pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de

afinidad, o es cónyuge, concubino, adoptante, tutor o curador o tiene al agraviado

a su cuidado por cualquier motivo.

5. La víctima está en situación de abandono o de extrema necesidad económica.

6. El autor haya hecho del proxenetismo su oficio o modo de vida.

Artículo 180.- Rufianismo

El que explota la ganancia deshonesta obtenida por una persona que ejerce la prostitución

será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de ocho años.

Si la víctima es menor de catorce años, o cónyuge, conviviente, descendiente, hijo

adoptivo, hijo de su cónyuge o de su conviviente o si está a su cuidado, la pena será no

menor de cuatro ni mayor de doce años.

Artículo 181.- Proxenetismo

El que compromete, seduce, o sustrae a una persona para entregarla a otro con el objeto

de practicar relaciones sexuales, o el que la entrega con este fin, será reprimido con pena

privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cinco años.

La pena será no menor de cinco ni mayor de doce años, cuando:

1. La víctima tiene menos de dieciocho años de edad.

2. El agente emplea violencia, amenaza, abuso de autoridad u otro medio de

coerción.
3. La víctima es cónyuge, concubina, descendiente, hijo adoptivo, hijo de su

cónyuge o de su concubina, o si está a su cuidado.

4. La víctima es entregada a un proxeneta.

Artículo 182.- Trata de personas

El que promueve o facilita la entrada o salida del país o el traslado dentro del territorio de

la República de una persona para que ejerza la prostitución, será reprimido con pena

privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de diez años.

La pena será no menor de ocho ni mayor de doce años, si media alguna de las

circunstancias agravantes enumeradas en el artículo anterior.

Con la aprobación del reglamento, la Trata de Personas es cada día más visible en nuestro

país. Si bien los sectores no han cumplido sus funciones a cabalidad en este tema, son

cada vez más las acciones que se realizan para prevenir este delito; falta mucho por hacer,

sobre todo en el ámbito de la asistencia a víctimas y la persecución y sanción a los

tratantes. (Oré ,2014, p.40)

Art. 179: "El que promueve o favorece la prostitución ele otra persona será reprimida con

pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor decinco años. ' La pena será no menor

de cuatro ni mayor de doce años cuando:

1.- La víctima es menor de catorce años.

2.- El autor emplea violencia, engaño, abuso de autoridad, o cualquiermedio de

intimidación.
3. - La víctima se encuentra privada de discernimiento por cualquier causa.

4.- El autor es pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad,

o es cónyuge, concubino, adoptante, tutor o curador o tiene al agraviado a su cuidado por

cualquier motivo.

5.- La víctima está en situación de abandono o de extrema necesidad económica.

6.- El autor haya hecho del proxenetismo su oficio o modo de vida."

Se protege la moral sexual dé la sociedad, si bien, en determinados casos, también se

garantiza la libertad sexual individual de las personas.

Sujeto activo puede ser cualquier persona, hombre o mujer. No es necesario que esa

persona se dedique a esta actividad habitualmente puesto que si se dedica exclusivamente

a ella concurriría una de las agravantes del presente tipo penal. Sujeto pasivo puede ser

cualquier persona hombre o mujer, aunque sí es un menor de catorce años, concurrirá

también otra agravante del tipo base, siempre que se considere que se protege la libertad

sexual individual. En el caso de que se sustente la protección de una moral sexual social,

habrá que afirmar que el sujeto pasivo es la colectividad. El comportamiento consiste en

promover o favorecer la prostitución de otra persona. Con este tipo de comportamiento

se comprende tanto la actividad de quien inicia a otro en el ejercicio de la prostitución -

supuestos de promover, como de quien allana obstáculos en el curso de esa actividad ya

establecida para que se pueda seguir ejerciendo supuesto de favorecer. (Bramant, y Alberto,

1998, p.267).
Se establece pena privativa de libertad no mayor de dos años. (Art. 184CP)

Según la moderna doctrina penal, el Derecho penal no puede proteger meros contenidos

morales, si es que se quiere aceptar la idea de que sólo han de perseguirse conductas que

posean una apreciable nocividad social. Sin embargo, el Código penal no ha podido

prescindir completamente de las valoraciones sociales, las cuales sólo pueden entenderse

en relación con determinadas pautas morales convencionales que disciplinan el

comportamiento sexual de las personas, lo que se ha denominado "moral sexual social".

Una prueba de ello se desprende de la dificultad que suscita llegar a precisar el concepto

"obsceno" empleado por nuestro art. 183 CP sin recurrir a criterios culturales o sociales

impregnados de contenidos morales. De ahí que se sostenga actualmente que el bien

jurídico protegido es la moral sexual social.

En los delitos de trata de personas, el sujeto pasivo es siempre una persona, quien es

víctima de los tratantes (sujetos activos) y, como hemos apreciado líneas precedentes, el

bien jurídico protegido es la moral sexual social; en cambio en los delitos de tráfico ilícito

de migrantes, el sujeto pasivo es el Estado al haber sido burlado su sistema migratorio y

el bien jurídico protegido por este delito es la soberanía estatal. El momento de la

consumación de los delitos también es diverso. En el caso del tráfico ilícito de migrantes,

la consumación se da cuando la persona migrante es ingresada o egresada del territorio

de manera irregular. Para el delito de trata de personas, la consumación se da cuando se

lesiona el bien jurídico tutelado y se prolonga en el tiempo en que dure esta lesión.
El delito de tráfico ilícito de migrantes es un delito instantáneo, por cuanto se da en el

momento en que se consuma el cruce irregular de fronteras.

El delito de trata de personas es un delito permanente que subsiste mientras dure la

explotación.

(Art. 180 CP):

"El que explota la ganancia deshonesta obtenida por una persona que ejerce la

prostitución será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor

de ocho años. Si la víctima es menor de catorce años, o cónyuge, conviviente,

descendiente, hijo adoptivo, hijo de su cónyuge o de su conviviente o si está a su cuidado,

la pena será no menor de cuatro ni mayor de doce años."

La Trata de Personas es un delito que consiste en la promoción, favorecimiento,

facilitación, financiamiento de la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la

recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de

coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de

vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o para beneficios para obtener el

consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación.

La explotación puede darse de diversas formas: sexual, laboral, tráfico de órganos,

mendicidad o venta de niños. (San Martín,1999, p. 26)

La normativa positiva actual en nuestro país, siendo no obstante muy relevadora y

expectante al tomar en expresa cuenta, sobre todo, el sustrato doctrinario establecido en

la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional

(Protocolo de Palermo), prevé como puntos de acentuada connotación, de un lado, la

absoluta carencia de efectos jurídicos que pudiera generar en la vida de relación el


consentimiento‖ otorgado por la víctima mayor de edad y a cualquier forma de

explotación, razón por la cual, entonces, cuando el responsable del suceso recurriese al

empleo de la violencia, de la amenaza, de la privación de libertad, del fraude, del engaño,

del abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad u otras formas de coacción, debe

ser de plano investigado, procesado y sancionado ejemplarmente, incluso con pena

privativa de libertad efectiva; de otra parte, una mejor amplitud y comprensión del tipo

penal aplicable y, asimismo, el hecho de que la trata‖ puede ser perpetrada no solo

mediante autoría directa sino sobre todo mediante autoría mediata, en este caso por actitud

de aquellos individuos que la promuevan, financien o faciliten.

Las críticas dirigidas a esta posición precisamente se refieren a la falta de autonomía del

principio de dignidad humana y que esta cualidad del ser humano está presente de manera

transversal en todos los derechos fundamentales, especialmente en los derechos

fundamentales individuales. Desde esta crítica, es mejor delimitar al objeto de protección

del tipo de injusto de trata de personas por uno de los bienes jurídicos individuales

referido al derecho fundamental correspondiente que este delito afecta o pone en peligro

de manera visible, como lo es la libertad personal. Alonso Alamo ha reaccionado

convincentemente frente a estas críticas y reafirmado la posición de que la dignidad

humana es el bien jurídico en el delito de trata de personas. Así, en primer lugar, precisa

que hay que entender que «la dignidad, como es por lo general aceptado es algo distinto

a la suma de los derechos esenciales que de ella emanan y en los que se concreta y que,

en cuanto tal, es susceptible de ser protegida de forma inmediata y directa por el derecho

penal. (Pérez, 2015, p. 5)


El delito de trata de personas es considerado como uno de los más graves atentados contra

la dignidad de la persona humana y por ende constituye una violación de los Derechos

Humanos.

Actualmente la mayoría de la doctrina se inclina por interpretar como bien jurídico

protegido la libertad sexual de la persona prostituida.

La prostitución en sí misma no es delito, aunque se tienda a reducirla al máximo; pero

ello no obsta para que se castiguen las conductas que surgen en torno a la prostitución.
Bibliografía

Ortiz, G. (2013). “El Delito de Trata de Personas” Material de Trabajo N.º 06. Taller

organizado por la Escuela del Ministerio Público los días 28, 29 y 30 de septiembre

del. Lima.

Oré, A. (1999). “Manual de Derecho Procesal Penal”. Lima- Perú: Editorial

Alternativas

Bramant, A., Luis, A. (1998). “Manual de Derecho Penal Parte Especial”. Lima-Perú:

Editorial San Marcos.

San Martín, César (1999). “Derecho Procesal Penal (vol. II)”. Lima-Perú: Editorial

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Pérez, A. (2004). “Globalización, tráfico internacional ilícito de personas y derecho

penal”. Granada: Editorial Comares.

Quintero, G. (2005). “Comentarios a la Parte especial del derecho penal”. Navarra:

Aranzadi.

Franco, P. (2010). “Alcances Sobre La Reparación Civil En Nuestro Código Penal”.

Lima- Perú: En editorial Derecho & Sociedad.

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