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Contrastar los distintos procedimientos para el abordaje en niños

EVALUACIÓN FORMATIVA con TEL.


UNIDAD II INTERVENCIÓN DEL
PROFESORA:LENGUAJE ORAL
SRA. PATRICIA ESTAY MENA
Instrucciones:
1. Lectura del documento METODOLOGÍA DE HORTENSE BARRY
2. Luego de una lectura detenida diseñe un bosquejo o borrador de una presentación en
Power Point considerando las ideas que son planteadas por el autor y que son punto
de comparación.
3. Las actividades previas son: intervención del documento, subrayado, anotaciones y
esquemas

METODOLOGÍA DE HORTENSE BARRY


(Versión de Orlando Schrager)

Estamos de acuerdo con la Sra. Hortense Barry, con respecto a que en el campo de la
rehabilitación y educación de niños con trastornos del lenguaje no existe un método específico, ni
una serie de implementos, ni siquiera un simple enfoque que pueda constituirse en adecuada
solución para tan complejo problema.
Consideramos con el Dr. Quirós, que así como un conocido aforismo médico dice: “ no hay
enfermedades sino enfermos”, así también podemos admitir que no hay métodos sino niños.
Cada niño afectado es una entidad clínica diferente de las demás, y el programa de
rehabilitación, reeducativo y recuperativo, con el que será enfrentado, deberá ajustarse a él de
forma tal que satisfaga, de la mejor manera posible, sus necesidades particulares.
Por eso es que la Sra. Barry aclara que ha utilizado una gran variedad de material,
(elementos, técnicas y métodos) surgido de investigaciones y escritos de autoridades en la
especialidad, para compilar una vasta información pertinente y práctica. Ha conformado así una
guía dedicada a “los pequeños de todas partes que la necesiten y a los maestros que requieren
ayudarlos”, con el único fin de conseguir que “para cada niño se haga lo mejor en el menor tiempo
posible”.
Vamos a presentar esta obra esquematizando sus distintos pasos, pretendiendo dar así una noción
concisa de los diferentes recursos que la autora maneja para lograr sus propósitos.
Barry estipula que en el entrenamiento de niños con desórdenes del lenguaje deben considerarse
tres objetivos básicos:

1) Adiestramiento físico.
2) Terapia correctiva para:
a. disfunciones psicomotrices y
b. perturbaciones de conducta.
3) Desarrollo del lenguaje y de otros fenómenos que comprenden el lenguaje(comunicación,
socialización).

1. – ADIESTRAMIENTO FÍSICO
A. – Medidas Generales:
En la obra de Barry se enfoca la reeducación en grupos, pero la mayoría de las indicaciones o
procedimientos que se señalan tienen absoluta validez para la enseñanza individual.
Barry aconseja estructurar los ambientes de las aulas de manera tal que se elimine la sobre
estimulación. Esta medida ayuda al niño para que se organice y se relacione mejor con el medio.
Dado que cada niño representa un problema particular en lo que a conducta y aprendizaje se
refiere, las salas deben ser pequeña en dimensiones y en número de alumnos (no más de 4 o 5
niños por clase). Deberán estar privadas de todo tipo de estímulos, por lo menos durante los
primeros períodos de la reeducación. Los bancos serán individuales y separados
convenientemente unos de otros. Los niños con gran componente de distracción deberían ser
ubicados frente a la pared, de espaldas al resto de la sala.
Se tomarán las disposiciones necesarias para trabajar individualmente con cada niño, al
menos en algún momento, durante cada día de clase. La reeducadora se sentará frente al niño,
tratando de establecer un contacto visual directo con él. Esta cercanía ayuda y estimula al paciente
para que coloque atención en los materiales de entrenamiento que habrán sido convenientemente
dispuestos sobre el banco y dentro de su campo visual. A medida que el niño prospere en el logro
de habilidades, y aumente su autocontrol, la reeducadora se irá alejando de él paulatinamente,
hasta que el pequeño pueda trabajar en forma más o menos independiente. Barry aclara que en
las clases donde los niveles y las necesidades de cada niño son diferentes, esta capacidad para
trabajar sin ayuda es absolutamente esencial para el progreso de cada niño, y su logro será una de
las primeras metas de la profesora.
La socialización es el primer objetivo de la reeducación, y la maestra deberá estar siempre
atenta a las circunstancias y dispuesta a servir de nexo entre los pequeños y un “mundo
demasiado confuso”.
B. – Materiales de Trabajo
Deberán ser simples y manuables. Las figuras serán dibujadas sin detalles, con trazos nítidos y
gruesos en un solo color.
Ningún elemento del material de trabajo deberá estar visible si no será utilizado, siendo
conveniente que esté ordenado en carpetas o cajas según el siguiente esquema:
1. – Entrenamiento de las percepciones (según el orden de trabajo)
 Viso-audio-kinestésico-táctil.

 Motor.

 Imagen corporal.

 Relaciones espaciales.

 Figura-fondo.

2. – Trabajo con números (de complejidad creciente)


3. - Lenguaje

 Interior.

 Receptivo.

 Expresivo.

 Aprestamiento para la lectura.

 Lectura.

 Escritura.

C. - Horario de Trabajo.
Para el tipo de entrenamiento necesario en estos casos, será sumamente útil que la
enseñanza sea planificada hora por hora, y día por día. La estructuración del trabajo se hará
basándose en las series de ejercicios enumerados en las páginas siguientes, según el esquema de
Barry. Los límites de horarios que se establezcan para las diversas actividades a desarrollar, serán
debidamente considerados y respetados.
La flexibilidad deberá ser reemplazada por una estricta adherencia a las reglas previamente
establecidas por la profesora. Debe tenerse en cuenta que este tipo de niños requiere un trato
amable pero a la vez muy firme, y que, además, necesitan y responden a la seguridad de la rutina
y la supervisión.

2. a. TERAPIA CORRECTIVA PARA DISFUNCIONES Y FALLAS DE LAS


PERCEPCIONES
Para esta etapa Barry establece una serie de pautas dirigidas fundamentalmente a corregir los
elementos de la tríada de Strauss: distracción, desinhibición perceptual, perseveración, que son
detectables en algunos de los niños.
En esta obra se especifica claramente un concepto fundamental:
“Las perturbaciones de la conducta deben ser encaradas y tratadas antes de comenzar con
el entrenamiento específico del habla”.
2.1. – PROCEDIMIENTOS A SEGUIR
2.1.1. – Cambio de actividades.
Teniendo en cuenta que alguno de estos niños es perceptualmente desinhibidos, y que en
consecuencia no puede mantener fija su atención en algo determinado, será necesario variar
frecuentemente las tareas que se le asignen. Para esto se seguirá un orden lógico, que estará
determinado por cada caso particular.
Cada tarea se desarrollará en un lapso variable, que se irá prolongando paulatinamente,
sirviendo como elemento para el entrenamiento de la atención. El tiempo que deberá durar cada
ejercicio se fijará sobre la base de las características de cada niño, y a lo expuesto en el punto
siguiente.
2.1.2 – La especialista deberá tener sólidos conocimientos respecto a los niveles de
tolerancia infantil y aplicarlos en todos y cada uno de los niños a su cargo.
2.1.3. – Se establecerá una restricción más o menos controlada dentro de las actividades
que cada niño realice, tendiendo a neutralizar situaciones imprevistas originadas por las
perturbaciones conductuales que algunos de estos niños presentan.
2.1.4. – Se realizarán vocalizaciones agradables, sin sentido de lenguaje.
2.1.5. – Estructuración. Este es, quizás, el elemento fundamental de la reeducación y
prácticamente consiste en crear bases sólidas que toleren el peso de ese enorme edificio
que es el Lenguaje.

2.2. – ESTRUCTURA DEL TRABAJO DEL NIÑO


Se hará basándose en los siguientes elementos, de por sí necesarios en toda terapia
recuperativa:

 Orden riguroso.

 Enseñanza de limitaciones y secuencias.

 Clarificación de ideas, esto es: hacerle comprender al niño lo que se le quiere


enseñar.

 Dramatizar. Teniendo en cuenta que la comprensión auditiva de estos niños está más
o menos perturbada, será necesario recurrir al gesto claro y expresivo para que capten
la situación, en especial en las primeras épocas del aprendizaje.

 Simplificar. Dadas las características que deberá enfrentar la reeducadora, es


imprescindible que enfoque pocos elementos por vez e insista en su repetición.

 Llevar al foco de la atención lo que se va a enseñar, y eliminar cosas no esenciales,


motivos de distracción.

 Concretar. Significa utilizar elementos simbólicos que sean bien representables.


 Instar al niño a realizar actividades simples, deliberadas, en secuencias, en respuesta
a órdenes verbales, deliberadas, en secuencias:
¡Toma esto! ¡Míralo! ¿Adónde va? ¡Ponlo ahí! (órdenes y acciones deliberadas
secuenciadas). Las órdenes deberán ser absolutas, taxativas.

2.b. – ENTRENAMIENTO PERCEPTUAL


2. 1. – ENTRENAMIENTO DE LA IMAGEN CORPORAL
a. Realización de la figura humana con plasticina o arcilla. La profesora guiará al niño en su
cometido, poniendo énfasis al señalar las representaciones de cada uno de los segmentos
anatómicos que componen la figura, así como su ubicación respecto al espacio.
b. Dibujo del contorno de la figura humana en tamaño natural. Se utilizará una gran hoja de
papel, que se ubicará en el suelo. Allí el niño hará el dibujo; una vez finalizada esta tarea,
se le enseñará a recortar la figura realizada y a completarla con los elementos constitutivos
característicos: boca, pelo, ojos, nariz, orejas, etc.
c. Adquisición de nociones corporales frente a un espejo. La
reeducadora orientará al niño para que señale las distintas partes de su cuerpo, siguiendo
el orden evolutivo normal de esos conocimientos: boca, pelo, ojos, nariz, orejas, etc.
d. Señalar segmentos anatómicos en juguetes representativos.
e. Aprovechamiento de actos del vestirse para señalar y enseñar los diversos elementos
corporales, dando, además, algunas nociones de espacio: arriba-abajo, atrás-adelante.
f. Superposición de las diversas partes de la cara sobre una guía previamente marcada con
los elementos constitutivos de la misma: boca, ojos, pelo, etc.
g. Armado de rompecabezas con imágenes corporales.
h. Utilización práctica (en juegos) de los diferentes segmentos anatómicos. Por ejemplo:
patear una pelota, darle de palmadas, hacerla rodar a lo largo de un brazo, hacerla rebotar
sobre un pie, etc.

Estos ejercicios deberán sostenerse hasta tanto el niño sea capaz de señalarse correctamente,
y sin dudas, diversas partes de su cuerpo, respondiendo a órdenes verbales pronunciadas con tal
propósito.
Se considera que no es imprescindible ajustarse siempre al orden anotado, sino que muchas
veces deberán adoptarse aquellos ejercicios útiles para cada caso, los que serán aplicados según
sea conveniente en esas ocasiones.

2.2. – ENTRENAMIENTO DE LAS PERCEPCIONES


a. – Percepción visual.
Estos ejercicios han sido creados para ayudar al niño a que tome contacto con el
ambiente por medio de su vista, estimulándole la adquisición y/o el desarrollo de la noción de
espacio (percepción y discriminación de distancia, dirección, movimientos, etc., con relación a otros
objetos y a sí mismo).
 Entrenamiento de la focalización y movilidad ocular. Ej. 1 –
Colocada frente al niño y a unos dos (2) metros de distancia de él, la reeducadora moverá en
las distintas direcciones y sentidos y en los diferentes planos del espacio, una pelota que
sostendrá con su mano derecha. Continuamente se le pedirá al niño que mire la pelota y
que la siga con sus ojos en todos sus desplazamientos. Se variarán las distancias y el
tamaño de la pelota.
Ej. 2 – De un trozo de cordel fino se suspenderá un objeto pequeño de color
brillante. Ubicando el objeto delante de los ojos del niño, y en su mismo plano, se le imprimirán
movimientos pendulares. Al principio, éstos serán lentos y de poca amplitud, pasándose
paulatinamente a aumentar ambos parámetros.
El niño deberá seguir el vaivén del objeto con la vista. Posteriormente se
repetirá el ejercicio en planos por encima y por debajo del nivel ocular.
Ej. 3 – se indicará al pequeño que mire los movimientos de una pelota
impulsada alternadamente por otros dos niños ubicados frente a frente y a una distancia
considerable. Se le ayudará a coordinar los movimientos rotatorios de la cabeza (en el plano
horizontal) con los movimientos oculares.
 Práctica de copia de formas simples (anexo figura 1)
 Luego se entrenará la memoria
visual sobre la base de los dibujos copiados. En
esta fase deberán tenerse en cuenta las posibles
reversiones, inversiones u omisiones, pues
revelarán potenciales problemas de lectura, y
futuras dificultades en la escritura. Lógicamente, en
estos casos se reforzará el entrenamiento, siendo
aconsejable consultar con anterioridad al médico
especializado.
 Copia de dibujos de cubos y torres
(anexo figura 2)
 Reconstrucción de los elementos
del punto anterior usando memoria visual.
 Equiparamiento de: colores,
tamaños, formas, objetos, representaciones de
objetos (imágenes) idénticas y similares.
 Clasificaciones por: colores,
tamaños, formas, pesos, pares, categorías.
Para llevar cabo estas prácticas se presentará al niño una plancha dispuesta como a
continuación se detalla:
En donde en una columna a la izquierda estarán representados los modelos para cada
ejercicio. La porción restante, a la derecha, constará de bolsillos rectangulares, alargados,
ubicados al costado de cada modelo. El niño deberá insertar en el bolsillo correspondiente, cada
uno de los elementos iguales o similares al modelo dado (ver anexo figura 3). Este criterio se
utilizará en todos aquellos ejercicios de equiparación y clasificación que por sus características lo
requieran.
Para la equiparación y clasificación de objetos, tamaños, pesos, etc., podrán utilizarse
cajas de cartón, con las inscripciones correspondientes (chico-grande, liviano-pesado, largo-corto)
en las que el niño deberá colocar cada elemento.
Es aconsejable comenzar con no más de 3 piezas para cada ejercicio, e ir aumentando
su número a medida que se constate un evidente progreso en la realización de las tareas por parte
del niño.
 Cortar en papel figuras de formas, colores y tamaños diversos, las
que deberán ser equiparadas con modelos dados, y pegadas sobre ellos. Este
proceso se cumplirá en pasos sucesivos de complejidad creciente, a saber:
- se le entregarán al niño dos hojas con una misma figura
geométrica simple. Deberá recortar una de ellas y pegarla sobre la otra.
- se utilizan hojas duplicadas conteniendo dos formas geométricas,
una de color negro y la otra roja. El niño deberá recortar y pegar las figuras,
equiparando forma y color. Para facilitar la solución correcta del problema
podrán usarse guías de colores. Puede escribirse el nombre del color, con
la misma tinta, debajo de la figura. Se presentan dos hojas similares con 4
figuras geométricas diferentes. Una hoja tendrá las figuras delineadas en
negro, en la otra hoja estarán dibujadas con 4 colores distintos. El niño
deberá pintar cada figura de la primera hoja, seleccionando el color que se
equipare a la figura correspondiente de la segunda hoja. Luego las recortará
y pegará convenientemente.

 cuando estos ejercicios sean realizados correctamente y sin dudas, se presentarán


las dos hojas con figuras delineadas en negro. El niño deberá pintar, cortar, equiparar y pegar.

b. - PERCEPCIÓN TÁCTIL
 Identificación de cubos de diferentes tamaños.
Se muestran al niño los elementos ubicados sobre una mesa. Los mirará y
tocará “a mano plena” con los ojos abiertos. Luego, indicándole que cierre los
ojos, la reeducadora colocará un cubo en las manos del niño; éste lo palpará, y
la profesora lo pondrá nuevamente entre los demás cubos. Abriendo los ojos el
niño deberá reconocer el elemento que tuvo en sus manos. Si no puede hacerlo
se insistirá en el procedimiento, en forma lenta y cuidadosa, con los ojos
abiertos, hasta que el pequeño se sienta capaz de responder correctamente.
 Identificación de objetos diversos por medio del tacto.
 Identificación de diferentes texturas: pieles, papel lija, madera, vidrios, etc.
 Identificación de materiales de consistencia diferente: arena, azúcar, harina, etc.
En todos los ejercicios la secuencia será: 1º con los ojos abiertos y 2º , con ojos cerrados.

c. – PERCEPCIÓN AUDITIVA
Dice Barry que la reeducación de la percepción auditiva no es otra cosa que el
entrenamiento de las capacidades para escuchar e interpretar los sonidos y el habla.
Este tipo de adiestramiento es menester de una práctica intensiva y, generalmente, este
tipo de niños requiere un llamado de atención para responder a los estímulos auditivos. Debe
hacérseles comprender claramente lo que se pretende de ellos, y la reeducadora tendrá siempre
presente que, en estos casos, es frecuente que los pequeños exterioricen tardíamente las
respuestas (respuestas diferidas)
Para la prosecución de estos ejercicios se exigirán del niño respuestas motrices a los
estímulos auditivos: levantar la mano, saltar, colocar piezas en un tablero, etc.
Se recomienda que estas prácticas sean llevadas a cabo en ambientes muy silenciosos,
libres de todo tipo de estímulos perturbadores.
Primero se entrena al niño para reconocer sonidos fuertes y débiles, luego para
discriminarlos, y finalmente para considerar y distinguir la voz humana y la palabra hablada.

1. - RECONOCIMIENTO
 De sonidos fuertes (de gran intensidad)
Se utilizarán instrumentos de frecuencias distintas: campana, tambor,
silbato y corneta (se usará uno por vez). El niño deberá manipular y hará
sonar el instrumento. Luego lo hará la reeducadora, y, mientras el niño
observa, le enseñará a responder motrizmente a cada incitación sonora.
Obtenido ese condicionamiento, se ubicará al niño de espaldas a la fuente
sonora, la profesora producirá el estímulo y esperará la respuesta del
pequeño, la que debe ser siempre motriz.
 De sonidos débiles (de poca intensidad) Se repite el
procedimiento enunciado en el párrafo anterior, reemplazando los sonidos fuertes por otros de
poca intensidad, tales como los producidos por: - cuentas de madera arrojadas dentro de un
recipiente metálico.
- cuentas de vidrio dejadas caer dentro de una jarra.
- agitar una caja llena de piedras muy pequeñas.
- el chillido de un animalito de goma.
- una cuchara golpeada contra una taza. – arrugar
trozos de papel. - sacudir monedas.
 De la voz humana y la palabra hablada.
Se enseñará al niño a contestar, siempre con movimientos corporales, ante los sonidos del
habla, sílabas sin sentido, dígitos, y finalmente frente a palabras y frases.
Se aconseja usar el “tubo acústico” (estetoscopio) para focalizar la atención del niño y para darle la
sensación de la voz amplificada. También recalca un hecho de interés: algunos niños se resisten a
responder a la voz hablada, es posible que lo hagan, a veces, ante la voz cantada.

Llamamos la atención en este punto respecto de la necesidad de utilizar los elementos


enunciados únicamente como medio para entrenar el reconocimiento de los sonidos de la
voz humana. En consecuencia, está formalmente contraindicado el uso de esta etapa de la
reeducación para tan siquiera intentar el entrenamiento de la comprensión de los significados de
las palabras y/o frases empleadas.

2. – DISCRIMINACIÓN

 De sonidos fuertes

Se alentará al reeducando para que escuche, e incluso para que sostenga con sus propias
manos, 2 o más instrumentos. Después la profesora lo invitará a darse vuelta, hará sonar uno de
aquellos y lo colocará nuevamente sobre la mesa. Llamará entonces al niño (quien previamente
habrá sido entrenado para esperar esta señal) y éste deberá señalar o tomar el instrumento que
fuera sonado. Aparte de la diferenciación de los instrumentos en sí, se buscará obtener la
discriminación de distintas alturas de sonido (agudos – graves), intensidades y ritmo. Para esto
los mejores elementos son un tambor, un piano y/o un metalófono.
– Se colocará al niño lejos del estímulo y de espaldas a él. Previa una señal de alerta, él deberá
responder por medio de una marca de color sobre una gran hoja de papel, de manera tal que en
la parte superior “ubique” los sonidos agudos y en la inferior los graves. Posteriormente esta
ejercitación podrá reforzarse enseñándole a imitar sobre un metalófono los sonidos escuchados.
– Se adiestrará al niño para responder a sonidos de diferentes intensidades:
fuerte – débil, sobre la base de acordes en el piano o golpes sobre el tambor. La respuesta será
también con marcas sobre un papel o pizarrón, las que, para este caso, pueden ser: verticales
largas = sonidos fuertes; cortas para sonidos débiles. También se podrá alentar al niño para que
imite en su pequeño tambor, las diferentes intensidades que percute la profesora en el suyo.
– Se orientará al menor para que distinga diferencias de ritmo: rápido – lento, basándose en los
instrumentos usados. La reacción correcta deberá ser constatada en una hoja o pizarra dividida en
las correspondientes columnas. También puede usarse los ejercicios de imitación sonora.

 De sonidos leves

Se utilizan los mismos materiales que para las prácticas de reconocimiento, y la


discriminación se favorece basándose en ejercicios similares a los enunciados en el primer punto
del párrafo anterior.

 De los patrones de voz y habla

Se comienza esta preparación usando 2 sonidos comunes tales como “b” (be) y “o” y sus
formas impresas. La profesora produce uno de los fonemas (con el “tubo acústico”), y el niño debe
responder señalando la figura correcta, presentada sobre una cartulina. Para los demás pequeños
pueden usarse sonidos de animales, tales como “muu” y “bee”. Se avanzará en la ejercitación,
pasando a utilizar monosílabos y bisílabos. El paso siguiente, serán palabras de 3 sílabas, siempre
referidas a las formas escritas o a juguetes representativos. Luego se usarán 2, después 3
palabras monosilábicas con diferentes vocales. Finalmente, se proseguirá este esquema de trabajo
con frases y oraciones, que se alargarán y variarán de acuerdo a la evolución del reeducado.

 De instrumentos musicales

Siguiendo las normas preestablecidas, se enseñará a diferenciar el timbre de distintos


instrumentos musicales, p.e. tambor, piano, corneta. Se tratará de obtener la respuesta mediante
gestos con los cuales el niño imite los diversos movimientos posturales necesarios para ejecutar
dichos instrumentos.

3. – MEMORIA AUDITIVA
Siguiendo los esquemas anteriores, se anotarán en tarjetas diversas combinaciones
de patrones de sonidos “fuerte – débil” y “agudo – grave”, que se dispondrán sobre una mesa o
tablero.
La profesora ejecutará uno de ellos y el niño, que se hallaba dando la espalda, se
volverá e indicará la tarjeta con la representación de lo escuchado.
Se comienza con 2 tarjetas en las que se representan patrones de sólo 2 sonidos. Se
aumentarán las dificultades a medida que progrese el entrenamiento.
La técnica de la imitación es útil también en esta etapa.
La memoria auditiva para la voz y el habla se entrena incitando al niño a escuchar y
luego repetir:
- Un cierto número de sílabas sin sentido.
- Cambios de tono: p.e. “a” agudo y luego “a” grave.
- Una serie de dígitos.
- Una frase.
- Una oración simple.

Patrones motores del habla


Luego del trabajo de secuencias motrices que hemos visto, y simultáneamente con el
mismo, la autora utiliza ejercicios comunes de respiración, emisión de la voz, mejoramiento de la
articulación, relajación general (enseñándole a sentarse) y de cuello, imitaciones de sílabas (en voz
cantada). Utiliza un espejo grande en las imitaciones fonoarticulatorias. No insistiremos en estos
aspectos por ser demasiado conocidos.
Barry considera que durante el desarrollo normal del lenguaje, el “interior” se instala alrededor del
8º mes de vida; el “receptivo” entre los 8 y 13 meses, y el “expresivo” desde los 13 meses en
adelante. Por lo tanto en el entrenamiento de las fallas del lenguaje la Sra. Barry sigue ese orden.

3.1. – ENTRENAMIENTO DEL LENGUAJE


3.1.1. - Entrenamiento del lenguaje interior.
3.1.2. - Entrenamiento del lenguaje receptivo.
3.1.3. - Entrenamiento del lenguaje expresivo.
3.2.1. - Aprestamiento para la lectura.
3.2.2. - Lectura.
3.3.1. - Escritura.
3.1.1. - Para afrontar el entrenamiento del lenguaje interior, la autora ayuda al niño para que
se relacione mejor con el ambiente. Utiliza juguetes representativos de elementos que sean
simbólicos de la vida diaria del niño: muebles varios, utensilios de la cocina, de la mesa, del baño,
ropa, muñecos, etc. Se enseña al niño a usarlos y disponer de ellos correctamente, a simular actos
y situaciones reales con esos juguetes, a hacer uso de experiencias anteriores, en resumen: se le
enseña a integrar.
Hasta que el niño no pueda hacer esto, no debe intentarse el entrenamiento de las otras
facetas del lenguaje.
3.1.2. - En el entrenamiento del lenguaje receptivo, la autora considera que la enseñanza de
los nombres de los colores básicos es un buen punto de partida para esta etapa que se inicia.
Con tal motivo usa cubos sólidos, de 5 cms. Por lado, pintados con los colores a enseñar. Se
comienza por el rojo, el azul y el amarillo. Luego se continúa con los siguientes en este orden:
anaranjado, verde, violeta, negro, blanco, café.
Primeramente se colocan sobre la mesa los cubos rojo y azul. La profesora toma el cubo rojo
y le dice al niño:
“Esto es rojo, r-o-j-o” “fíjate bien: es el mismo color de tu corbata, es rojo. Busquemos otra
cosa roja. Ves, esta pelota es roja”.
El mismo procedimiento se repite, a su debido tiempo con el cubo azul y luego con los
demás.
La profesora debe alentar al niño a mantener un estrecho contacto con ella. Se deberá
sentar muy cerca del niño, frente a él, para así focalizar su atención visual, y usará un “tubo
acústico” para centrar la atención auditiva. Hablará con voz clara y de poca intensidad. La palabra
a ser enseñada se pronunciará lenta y cuidadosamente.
Cuando se haya empleado suficiente tiempo en este proceso adquisitivo, la profesora dirá:
¿Dónde está el rojo? ¡Muéstrame el cubo rojo! Y enseñará al niño a responder tomando el
elemento solicitado. Si es necesario la reeducadora deberá realizar 1º la acción, de manera tal que
el niño llegue a captar lo que se le pide.
Cuando se han enseñado varios colores de esta manera, ella se colocará detrás del alumno,
para que él no pueda ver su cara.
Las actividades anteriores son repetidas exactamente pero ahora el niño deberá escuchar
muy atentamente las palabras, dado que los estímulos visuales han sido removidos de su campo
perceptual.
Para niños de 5 años o más, que tengan dificultades para recordar los patrones auditivos, se
recomienda introducirles, en este momento, las formas escritas.
Como los colores ya han sido enseñados uno a uno, se le presentan tarjetas una a una, con
el nombre del color. Se le lleva a trazar las letras: encimándolas, para despertarle el sentido
kinestésico. Se le enseña a colocar el cubo sobre la tarjeta correspondiente, mientras la profesora
repite oralmente el nombre del color: p.e.
“Aquí dice rojo” (le hace pasar el dedo) “Siente, fíjate: ¡r-o-j-o¡”
“A ver si pones el cubo rojo aquí” “Fíjate bien: los dos son rojos, son iguales, son rojos”.

Cuando el niño aprende a emparejar las formas escritas en color, se cambia la tinta y se
pasa al negro, para todos los nombres.
Este procedimiento puede también emplearse con juguetes o figuras u objetos varios.
Es necesario dejar aclarado que algunos niños llamados afásicos, especialmente afásicos
receptivos, son incapaces de recibir la percepción viso-audio-kinestésico-táctil en forma
simultánea.
En consecuencia, y si esto no es tenido en cuenta, el pretender insistir o enfatizar la
estimulación llevará al fracaso.
Por lo tanto, al menor signo de intolerancia, por parte del niño, la profesora usará sólo la vía
auditiva, o bien aquélla que acepte mejor.
La terapia continúa basándose en elementos de uso diario para el niño. Se presentan en
grupos pequeños y se insiste repetidas veces sobre sus nombres en forma lenta y ordenada.
La profesora dice: “ ¿Dónde está el auto?”
“ ¡Dame la silla!”
“¡Muéstrame el niño!”
Si estas vocalizaciones son de compleja comprensión para el niño se usa sólo:
“auto” “silla” “niño” etc.
Elementos que se utilizan:
- Muebles, habitaciones de muñecas.
- Alimentos que el niño come.
- Objetos de uso escolar.
- Vehículos de transporte.
- Artículos de vestir.
- Partes del cuerpo.
- Juguetes.
- Personas que el niño conoce (fotos).
- Etc.
Después que el niño ha aprendido varios sustantivos, se le enseña palabras que signifiquen
acciones, fácilmente demostrables. :
¡Dame! ¡Toma! ¡Levántate! ¡Corre! ¡Salta! ¡Siéntate! ¡Baila! ¡Date vuelta! Etc.
Y otros verbos de uso común:
Poner – mostrar – ver – dar – amar – venir – jugar –etc.
Luego se incorporan las preguntas:
¿Cuántos? ¿Qué clase de? ¿Cómo? ¿Cuándo? Las que deberán presentarse asociadas
a respuestas que puedan ser agrupadas de a pares. Por ejemplo:
- grande- chico
- pesado-liviano
- arriba-abajo
- rápido-lento
- uno-dos-algunos
- lindo/ bonito/ precioso – feo
- ahora- enseguida- más tarde
- antes – después
Barry avanza seguidamente sobre las frases preposicionales, enseñando al niño los
conceptos de: dentro –sobre, debajo – alrededor, antes – después, etc.
Este entrenamiento del lenguaje receptivo se complejiza paulatinamente llegándose a
emplear oraciones como las siguientes:
“¡ Pon el niño en la silla roja grande!”
“ El niño quiere ir a la cama chica!”
“¡Pon un zapato debajo de la mesa azul!”
“¿A ver cómo corres ligero?”
“ ¡Ponle el sombrero blanco al muñeco!”
Debemos puntualizar que durante toda esta etapa no debe hacerse ninguna exigencia de
expresión hacia el niño.

Muchos de ellos comenzarán a utilizar espontáneamente algunos de los elementos que se


le han brindado constantemente. Comenzarán a comprender algunos diálogos simples y a darse
cuenta que la expresión verbal posee un significado.
Así irá estructurando su propio mundo auditivo, y es recién entonces cuando puede
considerársele capacitado para enfrentar el próximo nivel.

3.1.3. – En el entrenamiento del lenguaje expresivo es necesario fijar un concepto que Barry
considera fundamental:
“cualquier emisión fónica a la que el niño otorgue significado debe ser aceptada como tal, y
se utiliza como base de la comunicación”.
La autora prohíbe toda corrección de fallas articulatorias hasta que el niño utilice libremente
su lenguaje verbal.
Si bien ella prescribe ejercicios de entrenamiento respiratorio, de emisión sonora y de la
musculatura de los órganos fonoarticulatorios, no lo hace en función de emisión de palabra, sino en
forma paralela al entrenamiento del lenguaje propiamente dicho.

Ejercicios:
Se pide que nombre los juguetes que se le presentan, y que él conoce, aceptando cualquier
expresión que el niño utilice, para luego hacerle llegar la forma correcta del sustantivo en la
respuesta que se le dé. P.e.:
Si dice “to” por “auto” cuando se le preguntó “¿Qué es esto?”, la reeducadora le responde
“Sí, ese es el auto”.
Se sigue el mismo orden de enseñanza que en la etapa anterior. El 1er. Pronombre que se
enseña es “yo” y se dan posibilidades para que relate acerca de sus posesiones y las de sus
compañeros.
Las preguntas deben ser muy concretas al principio y se tornarán más abstractas a medida
que el aprendizaje avance. Debe tenerse en cuenta que en un comienzo las respuestas que dé el
niño serán de una sola palabra, para ir aumentando en cantidad y calidad a medida que sus
posibilidades de expresión se acrecienten. Es importante recordar que estos niños utilizan por un
tiempo más o menos largo un habla de tipo telegráfico y que, muy a menudo, su sintaxis se halla
perturbada. Estos errores serán tolerados en primera instancia para ser luego orientados y
corregidos con la debida eficacia y en su oportunidad.
La autora aconseja utilizar algunos elementos de la Clave Fitzgerald, a los que considera de
gran valor para ayudar a estructurar correctamente el lenguaje.

3.2.1. – Aprestamiento para la lectura y la lectura propiamente tal.


Es sabido que la dificultad del niño afásico para aprender a leer no es, a menudo, un hecho
aislado, sino que habitualmente es un elemento más de la falla general de sus percepciones.
La autora no pretende incluir ningún procedimiento específico para enseñar la lectura, dado
que considera que las técnicas empleadas corrientemente con esa finalidad en los programas
reeducativos, se adaptan en buena medida a las exigencias de los niños tratados.
Los ejercicios de entrenamiento de las percepciones visual y auditiva ya descritos, al igual
que el adiestramiento psicomotor, pueden ser considerados en su mayoría, como procedimientos
preparatorios para la enseñanza del lenguaje leído.
Para este aprestamiento se retoman elementos de todas las técnicas utilizadas en el
adiestramiento de: relaciones de formas y espacio, figura-fondo, viso-motrices y entrenamiento de
la memoria visual y auditiva.
Conviene recordar que algunos niños reaccionarán bien al ser estimulados por la palabra
entera (enfoque global), en tanto que otros tendrán dificultades para transformar los sonidos en
palabras, en hacer el todo con las partes. Estos últimos necesitarán de estimulación multisensorial
(V.A.K.T.).
La enseñanza de “¿Cuántos?”, “¿De qué color?”, “¿Qué?”, y de los diferentes verbos, se
hará basándose en cartones o tarjetas que tengan estos elementos idiomáticos impresos. Además,
se confeccionarán listas con las respectivas respuestas, las que se colocarán en las paredes de la
clase, de tal modo que el niño las tenga a la altura de su vista y al alcance de su mano. Se
enseñará a hacer uso de esas listas con toda libertad, para poder así comparar el objeto, la figura y
la palabra escrita.
Las palabras a enseñar son las utilizadas en los pasos anteriores del método.
Ejercicios diarios:
Lectura de: los días de la semana.
Estado del tiempo.
Noticias del día.
Lectura individual (por comparación de la forma escrita con pequeños objetos o
figuras).
Ordenamiento de las letras para formar palabras.
Ordenamiento de palabras para formar frases, completar frases.
El avance debe ser lento, para superar problemas tales como inversiones,
reversiones, omisiones y sustituciones de letras y/o palabras.
La autora aconseja emplear el acto de señalar con el dedo lo que se lee hasta
cuando sea necesario, para así prevenir aumentos de velocidad y para llevar la palabra leída al
foco de la atención. También es partidaria de la lectura en voz alta, pues asegura que la kinestesia
de la “percepción de los sonidos” mientras éstos se están produciendo es beneficiosa para los
niños afásicos.
La técnica del espejo ha probado ser muy exitosa cuando se la usa como
coadyuvante del entrenamiento de la lectura, en pacientes de lateralidad cruzada.

3.3.1. – En la escritura, ante todo, se entrena al niño para tomar y utilizar correctamente el
lápiz, para que aprenda a usar estos elementos como extensiones de él mismo.
Ejercicios:
- Trazado de líneas rectas con regla (sentido transversal y vertical).
- Trazado de líneas con colores diferentes.
- Delinear patrones establecidos. Dadas figuras determinadas con puntos
separados, él deberá unirlos con un trazo continuo.
- Mantener el trazo dentro de límites fijados.
- Trazar curvas y ángulos.
- Conectar puntos mediante líneas rectas.
- Trazado de círculos y palotes.

Una vez aprendidas las letras, puede ser útil el trazado de casillas en el cuaderno, por parte
de la profesora, de tal forma que el niño coloque una letra en cada una de ellas (fig. 4).
Para prevenir omisiones en las copias, puede indicarse que cada palabra sea escrita con
diferente color.
La enseñanza de la escritura de símbolos numéricos debe ser estructurada de igual manera
que la de las letras y palabras, manejando todos aquellos elementos que se consideren de utilidad
para este efecto.
Es importante recalcar que no debe olvidarse que durante todo este entrenamiento, la
atmósfera reinante en la clase o ambiente de trabajo, debe ser de extremado orden.
Recuerde siempre que estos niños necesitan guiarse por patrones y actividades
rutinarias, sintiéndose más tranquilos y felices dentro de una situación organizada, donde la
profesora sea quien dirija las acciones.

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