Professional Documents
Culture Documents
1. INTRODUCCION.
Los motivos de la tala indiscriminada son muchos, pero la mayoría están relacionados con el
dinero o la necesidad de los comuneros de mantener a sus familias. Un inductor subyacente
de la deforestación es la agricultura, los agricultores talan los bosques con el fin de obtener
más espacio para sus cultivos o para el pastoreo de ganado.
La deforestación es el proceso por el cual la tierra pierde sus bosques en manos de los
hombres.
Al tumbar un bosque, los organismos que allí vivían quedan sin hogar. En muchos casos los
animales, plantas y otros organismos mueren o les toca mudarse a otro bosque. Destruir un
bosque significa acabar con muchas de las especies que viven en él. Algunas de estas especies
no son conocidas por el hombre. De esta manera muchas especies se están perdiendo día a
día y desapareciendo para siempre del planeta.
Por ejemplo, la construcción de vías para expandir servicios a pueblos, o para aumentar el
acceso a mercados con el fin de reducir la pobreza en áreas rurales puede facilitar e impulsar
la extracción de la madera o la expansión agrícola. Estas expansiones son apoyadas
Una escasez en la oferta de tierra cultivable sin duda ejercerá presión adicional sobre los
bosques del mundo. Se ha pronosticado una expansión neta de 120 millones de hectáreas de
tierras cultivables en países en desarrollo (en su mayoría en América Latina y África
Subsahariana) y una contracción de 50 millones de hectáreas de tierras cultivables a favor de
2.2.2. Gobernanza.
En muchos países con bosques tropicales la gobernanza débil, las políticas inadecuadas o en
conflicto y las actividades ilegales relacionadas con la falta aplicación de la ley se perfilan
como causas críticas subyacentes de la deforestación. Sin embargo, definir una ‘buena’
Universidad Catolica Boliviana “San Pablo”
DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
Lic. Patricia Cabrera Miranda 5
gobernanza es todo un reto. Ésta abarca la calidad y los objetivos del proceso de toma de
decisiones, involucra actores y partes interesadas que van más allá del gobierno y del sector
forestal, y es contextual, lo que significa que países diferentes experimentan barreras y
oportunidades únicas para lograr y definir una buena gobernanza.
Las políticas que buscan mejorar la gobernanza forestal se enfocan por lo general en la
aplicación de leyes forestales y la capacidad para hacer cumplir la legislación, estableciendo
tenencia de la tierra y derechos de uso claros y equitativos, y desarrollando sistemas para
monitorear el desempeño y mejorar la responsabilidad a nivel local y nacional. Pero incluso
la existencia de recursos, políticas o voluntad política para combatir la deforestación pueden
ser insuficientes para hacer frente a la fortaleza económica y política de las causas directas
de la deforestación sobre un contexto de gobernanza débil. Por ejemplo, la pérdida anual en
ingresos y activos debido a la extracción de madera ilegal en tierra pública específicamente
ha sido estimada cerca de US$10.000 - 18.000 millones alrededor del mundo.
Sin embargo, existe evidencia reciente y contrastante que disputa esta hipótesis y que
proyecta un mayor grado de resiliencia en los bosques tropicales. Estos datos indican que,
aunque aumentos modestos de temperatura de 1°C pueden alterar la composición de las
especies de los bosques tropicales y afectar las tasas de degradación y regeneración forestal,
es posible que éstos no incrementen la extinción forestal paulatina. Una razón para ello podría
ser que la liberación de CO2 adicional podría actuar como fertilizante forestal, aumentando
así el crecimiento de los árboles y la absorción de CO2.
Es probable que los aumentos regionales de la temperatura promedio y los cambios en las
tasas de precipitaciones, los cuales también están vinculados a la deforestación, tengan
efectos negativos tanto sobre los rendimientos de los cultivos, así como sobre el área apta
para su producción. Esto podría implicar una transición de tierras cultivables hacia nuevas
áreas forestales y el cambio de patrones de la deforestación. A pesar del debate alrededor de
los mecanismos de la mortalidad forestal inducida por el clima, y de la incertidumbre acerca
de los mecanismos de cambio, existe un consenso científico en cuanto a que la reducción de
Universidad Catolica Boliviana “San Pablo”
DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
Lic. Patricia Cabrera Miranda 7
la deforestación, y la consecuente preservación de los sumideros de carbono que soportan la
regulación del clima, aumentarán la resiliencia de los bosques a sequías e incendios, así como
a las variaciones de temperatura.
2.2.4. Pobreza
Existen interacciones complejas entre los bosques, la falta de poder político de los pueblos
indígenas y de las comunidades locales, y las dificultades en el alivio de la pobreza en los
países con bosques tropicales. El grado en el que puede establecerse un nexo causal entre la
deforestación y la degradación forestal y la pobreza varía considerablemente, y depende de
la escala del análisis y del contexto social, económico e institucional. Aunque este estudio
no comprende un resumen exhaustivo de la gama de evidencias disponibles sobre estos
nexos, es posible extraer algunas conclusiones generales.
Las comunidades que viven en áreas de alta cobertura forestal tienden a tener tasas altas de
pobreza y altos grados de dependencia en los bosques y los productos forestales para su
sustento y medios de subsistencia. Sin embargo, mientras que algunas investigaciones
muestran un vínculo entre pobreza y mayores tasas de cambio de uso del suelo y
deforestación, y advierten que las opciones de políticas que reducen las tasas de deforestación
pueden aumentar la pobreza al limitar los resultados agrícolas, otra evidencia refuta
fuertemente esta hipótesis. Se ha demostrado también que las commodities de riesgo para los
bosques están alimentando predominantemente a consumidores acomodados en ciudades de
países desarrollados o en vía de desarrollo, de tal forma que las tasas de deforestación
aumentan a medida que se incrementan el crecimiento urbano y las exportaciones agrícolas,
pero no con el aumento de la población rural pobre. Adicionalmente, algunos estudios
muestran que la deforestación atribuida a los hogares más ricos en comunidades forestales es
30% mayor que la de los hogares pobres, sugiriendo que la pobreza no es causa exclusiva de
deforestación.
2.2.5. Infraestructura
Las represas de gran escala figuran prominentemente entre las estrategias energéticas de
países con bosques tropicales. Por ejemplo, 12 grandes represas en Malasia Oriental están en
desarrollo actualmente, lo que genera preocupaciones acerca del impacto ambiental y social.
Las grandes represas en países tropicales no sólo conducen a la deforestación directa
producto de la inundación de valles, sino también pueden exacerbar el cambio climático.
Globalmente, se considera que las represas hídricas contribuyen al menos con el 4% del total
del impacto de calentamiento por los humanos, al emitir millones de toneladas de emisiones
de gas metano de efecto invernadero. Simultáneamente, la deforestación creciente causada
por otras fuentes puede tener como resultado menos precipitaciones y, por lo tanto, una
menor generación energética de las represas.
2.2.6. Finanzas.
Las finanzas pueden ser vinculadas directa o indirectamente a la deforestación. Por ejemplo,
los bancos comerciales han sido acusados de financiar compañías que están directamente
involucradas en actividades que generan deforestación. Por otra parte, existen préstamos para
el desarrollo de proyectos de infraestructura a gran escala, que pueden facilitar directamente
la deforestación de nuevas áreas. Históricamente, la financiación pública ha tenido un rol en
la deforestación al incentivar el crecimiento de la producción agrícola en regiones de bosques
tropicales. Por medio de su aporte de capital para la adquisición de tierras y mejoras
tecnológicas, especialmente para biocombustibles y otras materias primas, las finanzas del
sector público tienen un rol en los cambios en el uso del suelo y la deforestación consecuente.
Por ejemplo, en Brasil, la expansión del cultivo de soya en pastizales desplazó la producción
de ganado existente más allá de los límites del bosque, llevando a un incremento en los
niveles de deforestación en el Amazonas. La deforestación ha sido atribuida también a la
disponibilidad de líneas de crédito rurales para el aumento de la actividad agrícola. Con
frecuencia, esto es resultado del hecho de que el sector público deba sopesar entre la
promoción del desarrollo económico, el desarrollo social y el manejo ambiental.
En las áreas deforestadas, el terreno se calienta más rápido por efecto del sol y alcanza una
mayor temperatura, lo que lleva a mayores corrientes de convección ascendentes que
favorecen la formación de nubes y finalmente producen más lluvia. Sin embargo, de acuerdo
Universidad Catolica Boliviana “San Pablo”
DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
Lic. Patricia Cabrera Miranda 11
con el Laboratorio norteamericano de Dinámica de Fluidos Geofísicos (GFDL por sus siglas
en inglés), los modelos utilizados para investigar los efectos a gran distancia de la
deforestación tropical mostraron un amplio, pero suave, incremento de la temperatura en toda
la atmósfera tropical. Estos modelos predijeron un calentamiento inferior a los 0,2 °C en la
atmósfera tropical superior (entre 700 y 500 milibares). Sin embargo, estos modelos no
predicen cambios significativos en otras áreas más allá de los trópicos. Aun así, la realidad
puede ser diferente, porque el modelo puede contener errores y sus resultados nunca son
absolutamente definitivos.
Los legos piensan que los bosques tropicales contribuyen significativamente al oxígeno de la
atmósfera, aunque los científicos consideran que la contribución neta de los bosques
tropicales es pequeña y que la deforestación solo tiene efectos menores en los niveles de
oxígeno atmosférico. No obstante, la quema de masa forestal para obtener tierras cultivables
libera ingentes cantidades de CO2, que contribuyen al calentamiento mundial. Los
científicos también afirman que la deforestación tropical libera anualmente 1 500 millones
de toneladas de carbono a la atmósfera.
La deforestación también afecta al ciclo del agua: los árboles extraen agua del subsuelo a
través de sus raíces y la liberan a la atmósfera. Cuando desaparecen, el clima se vuelve más
seco. Además, la deforestación reduce la cantidad de agua en el terreno y en el subsuelo, de
modo que las plantas restantes ven reducida su disponibilidad de agua. Asimismo la
deforestación reduce la cohesión del suelo, lo que da lugar a erosión, inundaciones,
desertificación y corrimientos de tierras.
Al reducirse la cubierta arbórea disminuye la capacidad del entorno para interceptar, retener
y transpirar la lluvia caída. Las áreas boscosas atrapan el agua y la filtran al subsuelo; las
deforestadas, en cambio, se vuelven fuentes de agua superficial, que se mueve mucho más
deprisa que la subterránea. Los bosques devuelven a la atmósfera por transpiración la
mayoría del agua que cae sobre ellos como precipitación. Por el contrario, cuando se
deforesta una zona, casi toda la precipitación se pierde en forma de agua superficial. Ese
transporte más rápido de agua superficial puede traducirse en inundaciones relámpago e
inundaciones más concentradas de las que ocurrirían si se hubiera mantenido la cubierta
arbórea. La deforestación también reduce la evapotranspiración, y consiguientemente los
niveles de humedad atmosférica, lo que en algunos casos afecta a las precipitaciones en las
Sus copas interceptan una porción de la precipitación, que luego se vuelve a evaporar.
Sus residuos en el suelo (hojas muertas, ramas) frenan la escorrentía.
Estos residuos también cambian las propiedades del suelo, mejorando su capacidad
de retener agua.
Sus raíces crean macroporos que incrementan la filtración al subsuelo.
Contribuyen a la evaporación terrestre y reducen por transpiración la humedad del
suelo.
Controlan la humedad del aire a través de la transpiración de sus hojas. El 99 % del
agua absorbida por las raíces es transpirada.
La selva tropical es la fuente de alrededor del 30 % del agua dulce del planeta.
La deforestación altera los patrones climáticos favoreciendo un tiempo más cálido y seco, y
por tanto incrementando la sequía, la desertificación, la pérdida de cosechas, la fusión de los
polos, las inundaciones costeras y el desplazamiento de flora y fauna.
Los bosques naturales tienen un ritmo de erosión muy bajo, aproximadamente 2 toneladas
métricas por kilómetro cuadrado. La deforestación generalmente incrementa el ritmo de
pérdida de suelo al aumentar la escorrentía y reducir el escudo de residuos vegetales. Esto
Universidad Catolica Boliviana “San Pablo”
DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
Lic. Patricia Cabrera Miranda 14
puede ser una ventaja en los suelos de selvas tropicales excesivamente lavados. Las propias
operaciones de tala incrementan la erosión por la construcción de carreteras y el uso de
maquinaria pesada.
La Meseta de Loes en China fue despojada de sus bosques originales hace milenios. Desde
entonces ha estado erosionándose, creando profundas cárcavas, proporcionando el sedimento
que da al río Amarillo su color característico y favoreciendo las inundaciones en su curso
bajo.
Al ser las selvas tropicales los ecosistemas más diversos de la Tierra y encontrarse en ellos
alrededor del 80 % de la biodiversidad conocida, la desaparición de áreas significativas de
cubierta arbórea ha resultado en degradación del suelo y un entorno de menor biodiversidad.
Universidad Catolica Boliviana “San Pablo”
DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
Lic. Patricia Cabrera Miranda 15
Un estudio en Rondonia (Brasil) muestra que la deforestación acaba también con la
comunidad microbiana que se ocupa de reciclar los nutrientes, limpiar el agua y eliminar la
contaminación.
Se estima que cada día estamos perdiendo 137 especies de plantas y animales (incluidos
insectos) debido a la deforestación de las selvas, lo que supone 50 000 especies anuales.
Autores como Lewin et al. afirman que la deforestación de las selvas está contribuyendo a la
extinción masiva del Holoceno.
Los ritmos conocidos (no estimados) de extinción de mamíferos y aves por la deforestación
son mucho más bajos, aproximadamente una especie por año. Pero si se extrapola a todas las
especies sale la cifra de aproximadamente 23 000 cada año. Se ha predicho que el 40 % de
las especies animales y vegetales del sudeste asiático podría desaparecer en el s. XXI.
Posteriormente se han cuestionado estas predicciones al observarse en 1995 que en el sudeste
asiático la mayoría del bosque original ha sido transformado en plantaciones de monocultivo,
pero que las especies potencialmente amenazadas son pocas, y que los árboles y el resto de
la flora permanecen estables y muy extendidos. La comprensión científica del proceso de
extinción es insuficiente para hacer predicciones acertadas sobre el impacto de la
deforestación en la biodiversidad. La mayoría de las predicciones de pérdida de biodiversidad
ocasionada por operaciones silvícolas se basan en modelos especie-área, asumiendo que si el
bosque decae, la diversidad de las especies decaerá de modo similar. Sin embargo muchos
de esos modelos han demostrado ser erróneos y la pérdida de hábitat no lleva necesariamente
a la pérdida de especies a gran escala. Se sabe que los modelos especie-área sobreestiman el
número de especies amenazadas propias de las áreas que están siendo deforestadas, y mucho
más en el caso de especies más difundidas (presentes tanto en áreas que están siendo
deforestadas como en las que se están dejando intactas).
Un estudio de 2012 sobre la Amazonia predice que, pese a la falta de extinciones por ahora,
hasta el 90 % de las predichas se producirá en los próximos 40 años.
Fragmentar los bosques, o incluso trazar carreteras en ellos, tiene un fuerte impacto sobre la
biodiversidad: un estudio publicado en Nature en 2017 muestra que el 85 % de las especies
de animales que viven en una selva se ven afectadas por el efecto linde. El 46 % aumenta su
Los bosques del mundo se han reducido considerablemente en los últimos milenios. La
cantidad de deforestación que puede atribuirse de manera directa a las actividades humanas
aún no ha sido determinada con precisión. Extrapolaciones basadas en los conocimientos
actuales sobre el suelo, elevación y condiciones climáticas que requieren los bosques, indican
que la cobertura forestal original del planeta puede haberse reducido desde la época de las
primeras civilizaciones hasta el presente, en casi un 50 por ciento. Más importante aún es que
el índice de deforestación parece estar acelerándose. Más de 12.5 millones de hectáreas de
bosques naturales (un área un poco más grande que Islandia) se pierden cada año. También
esta pérdida se da de manera irregular. En los trópicos, donde vive la gran mayoría de las
especies que se conocen en el mundo —haciendo de los bosques tropicales tanto el motor
como el refugio de la biodiversidad—se pierden año con año 14.2 millones de hectáreas de
bosques naturales; mientras que en los países industrializados templados y boreales, la
cobertura forestal incrementa en un 1.7 millones de hectáreas por año.
Parece ser que la deforestación se debe a que no se entiende el papel que desempeñan los
bosques en la vida de los hombres y los beneficios que le proporcionan. En la medida en que
disminuyen los habitantes y desaparecen mayores cantidades de especies de plantas y de
animales, también desaparecen los servicios ambientales vitales tales como la regulación del
flujo de agua de los ríos, la filtración del agua, la conservación del suelo y la absorción de
gases de invernadero. A la larga, la deforestación acaba con las bases de todos los intereses
económicos, industriales y comerciales, que son los más responsables y dependientes de la
deforestación. Una reducción del bienestar humano es, en otras palabras, el costo que
irónicamente hay que pagar por un desarrollo fuera de control.
Bolivia tiene una importante riqueza de bosques, no solo por su superficie de alrededor de
50 millones de hectáreas, sino también por la importante diversidad de sus formaciones
forestales, en las que se advierte una importante variedad de tipos de uso.
Rautner, M., Leggett, M., & Davis, F. (2013). Pequeño Libro de las Grandes Causas
de la Deforestación. Programa Global Canopy.
https://es.wikipedia.org/wiki/Deforestaci%C3%B3n#Impacto_en_la_atm%C3%B3s
fera