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Con respecto al desarrollo motor, Halverson (1971), comenta que el “aprender a moverse”
implica un desarrollo continuo de las capacidades de usar el cuerpo efectivamente,
evidenciando un progresivo control y calidad en el movimiento. Go Tani (1989) corrobora esta
idea señalando que el desarrollo de la capacidad de moverse implica hacerlo de diversas
maneras, en situaciones esperadas e inesperadas y cada vez de mayor complejidad; aprender a
moverse significa intentar, probar, experimentar y practicar; pensar y tomar decisiones frente a
varias alternativas motrices para disponer voluntariamente y a voluntad de nosotros mismos.
Entonces el desarrollo de esta capacidad motriz no se produce por generación espontánea; ella
se apoya en las adquisiciones motrices anteriores, las cuales se van completando, modificando
en estructuras más complejas y especializadas, a través de una práctica sistemáticamente
organizada.
Tomar en consideración, por lo tanto, las etapas de evolución del desarrollo motor y los
períodos críticos que existen en la adquisición de los logros correspondientes, asegurará
nuestra intervención oportuna y sistemática; al respecto por el ritmo de aprendizaje individual
favorecerá que los niños y niñas en desarrollo tengan oportunidades exitosas en sus prácticas y
desempeños, contribuyendo, también, a que cada uno de ellos/ellas se integre y participe de
su mundo cotidiano, lúdico y de interacción de manera positiva y creativa; tales experiencias
placenteras que contribuyen a la autoafirmación de sí mismo en el “poder hacer” durante la
práctica motriz, se transforman progresivamente en el autocontrol del propio cuerpo y la
precisión motriz propia de los aprendizajes técnicos deportivos.
Los cambios que presenta el ser humano, en el transcurso de su vida, respecto a su capacidad
de moverse, son de naturaleza progresiva, organizada e interdependiente.
Desde el nacimiento en adelante, es posible visualizar etapas en su evolución: cada una de las
cuales tiene la misma jerarquía o importancia como parte de toda la secuencia, pues encuentra
su antecedente en las fases anteriores y su solución final, en las fases que le siguen o
posteriores.
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En cada etapa del desarrollo motor aparecen “períodos críticos”; es decir, existe un momento
durante el cual el ser humano está preparado para alcanzar el logro motor, requiriéndose la
intervención oportuna y sistemática de un ambiente favorable que actúa en consonancia con el
factor neuronal maduracional. De allí que no es posible señalar normas cronológicas en esta
secuencia; la edad es solo una referencia para analizar el momento esperado para que se
manifiesten tales transformaciones.
LINEAS EVOLUTIVAS
Es posible visualizar las siguientes líneas evolutivas directrices en la secuencia del desarrollo
motor, que constituirán verdaderos lineamientos metodológicos que nos anticipan secuencias
o jerarquías posibles de aprendizaje motor:
Ley cefalocaudal: el desarrollo sigue la dirección desde la cabeza a los pies, en este
sentido controlamos el propio cuerpo en situaciones de inestabilidad corporal desde el
control segmentario, a la adopción de posiciones y luego en la exploración y
desplazamiento en el espacio.
Controla la cabeza
Controla diferentes posiciones decúbito, pasando de una a otra
Controla la posición sentado
Adopta posición cuadrúpeda
Controla la posición de pie
Controla el equilibrio logrando la marcha
Ley Proximodistal: el control motor va desde el centro del cuerpo a los extremos, a
partir del reflejo de prensión a la expresión motriz voluntaria del coger y soltar al
recibir y lanzar.
Realiza movimientos de rastrillo
Realizar pinza inferior
Realiza pinza digital
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caracteriza por ser una motricidad lenta, insegura e imprecisa, sin una dirección
específica. Podemos clasificarlos en:
3. Habilidades motoras básicas: se desarrolla entre los dos y los siete años. Son el
conjunto de movimientos voluntarios inherentes a la naturaleza humana, los cuales
son perfectibles en relación a niveles más complejos y específicos, llamados “estadios”.
Clasificación de las H. M. B.
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o Imita acciones simples de “amigos”
o Demuestra ansiedad al desapego de “amigos”
o Utiliza objetos como estímulo de sus prensiones
EGOCENTRÍSMO (1-3 años)
o Demuestra afecto y simpatía por sentimientos de los demás
o Rechaza “desafiando” al adulto
SER SOCIAL (3-5 años)
o Juega con otros
o Comparte juguetes y turnos
o Desarrolla amistades
EGOÍSMO Y COMPETITIVIDAD (6-8 años)
o Conforma grupos cerrados de amistades
o Encanto por la competencia entre pares