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Descartes: De la novela a la fábula.

El cuerpo de la duda. Sobre el retorno cartesiano a las cosas.

 Fábula significa pro-yecto: modalidad de tomar carne, forma de encarnación.


 “El retorno cartesiano de las cosas” (Merleau-Ponty, Fenomenología de la
percepción: 379). Interpretación de Descartes a partir de p. 384. Comienza por la
experiencia del cogito, como Henry, en relación al acto de ver en tanto
pensamiento del acto de ver (video videor). Merleau-Ponty menciona “estoy
seguro de que pienso que veo un cenicero y una pipa”. A diferencia de Henry el
planteo rechaza la dualidad entre ver y pensar el acto de ver. En la percepción
van unidas las dos cosas. Son indistinguibles en primera instancia. “Si veo un
cenicero en el sentido pleno del vocablo ver, es necesario que haya ahí un
cenicero, y yo no puedo reprimir esa afirmación. Ver es ver algo.” Más adelante
agrega: “¿Cómo podríamos disociar nuestra la certeza de nuestra existencia
perceptora de su partenaire exterior?”. El cogito es un trascendente activo. Es
constitutivo del mundo debido a que percibe la cosa como un existente en acto.
Pero no una existencia que remite a la existencia atemporal del cogito sino a la
temporalidad del cogito como modalidad de percepción. “La certeza de una cosa
exterior está envuelta en la manera como la sensación se articula” (p. 386). No
hay pureza perceptiva sino modos perceptivos. La afección es una modalidad de
afección. Toda idea, en realidad, no es un abstracto de esencia sino una
articulación de ejecución. De esta manera el cogito es el modo de ser del mundo.
El contacto de mi ser con el mundo. Y por eso no es ni un estado de conciencia,
ni una inmanencia trascendental previa a todo que tenga un poder constituyente
para instituir mundo. Yo y mundo se instituyen por el medio de la idea, es decir,
por la ejecución de sentido que realizo. “A partir del momento en que siento el
amor… es verdad que amo… aun cuando el objeto no tenga de hecho… el valor
que ahora le atribuyo. La apariencia es realidad en mí, el ser de la consciencia
estriba en aparecerse” (387). A diferencia de Henry no hay esencia del aparecer
sino apariencia; pero no mera apariencia como algo neutro, una mera
positividad, sino una apariencia así o asá. “Pero al lado del amor verdadero hay
un amor falso o ilusorio” (387). Esto significa que el aparecer no es nunca
neutro: siempre asume una valoración. Las ideas son fácticas, y por eso, son
modalidades de tomar cuerpo, o estilos. Lo ilusorio del amor es abstraerse de la
forma de vida ejercida en el enamoramiento. El cogito está en esta apertura, en
este desenvolvimiento y no en la cerrazón sobre sí de la autoafirmación de una
cierta certeza a priori. Ésta, por el contrario, no es siempre un factor derivado de
la existencia. Merleau-Ponty dice: “La certeza viene de la duda como acto y no
de estos pensamientos, como la certeza de la cosa y del mundo precede al
conocimiento tético de sus propiedades”. (392). Es la duda ejercida la que lleva
a la certeza, la que pone el mundo con sus propiedades determinadas. El cogito,
en primer lugar, es el aparecer mismo de la actividad de la idea y no la puesta en
acto de la categorización del mundo. La certeza, como afirmación determinada
de las cosas experimentadas, se ofrece desde la duda. Aquella es buscada y ésta
es sufrida como acontecer de mi vida. El cogito es, por ende, el acto
fundamental del reconocimiento de una vida singular que se sabe ser-del-mundo.
 La famosa proposición “yo pienso”, por ende, “yo soy” es una equivalencia.
Pero no debe entenderse al pensamiento como englobante de la existencia sino, a
la inversa. La existencia, el acto de ser, es excedente respecto al pensamiento en
tanto conciencia. El “yo pienso” es un emergente de la facticidad del esquema
corpóreo que nunca deja de ser un modo de reintegración al campo fenomenal
abierto por el cuerpo de la duda.
 El triángulo como idea. Ejemplo de la operatividad fáctica de la idea. El
triángulo, su significatividad ideal, parte de la experiencia que hago de él en el
ejercicio de su trazado. La idealidad del significado de triángulo es una
operatividad de la certeza como posicionamiento de un acto de existencia. La
aplicación del teorema, la suma de los ángulos, sólo es posible en la medida en
que en algún momento trazo de la figura en un papel. La significación ideal es
una proyección del trazo. Las determinaciones conceptuales de vértice, ángulo,
lado, arriba, abajo, línea, no pueden significar algo sino están vinculadas a la
experiencia corpórea que tengo del espacio. Pero no como un espacio
geométrico. Éste es una proyección del espacio como campo fenomenal del
esquema corpóreo. “La construcción es un gesto, esto es, el trazado efectivo
expresa al exterior una intención” (395). El significado ideal de “triángulo” es
“la fórmula de una actitud”, un tipo de “modalidad de presa en el mundo”. “Es
un acto de la imaginación productora y no un retorno a la idea eterna del
triángulo” (396). “El sujeto de la geometría es un sujeto motor”. Cfr. todo esto
con el curso dedicado a la geometría de Husserl. Más Derrida.
 La novela, sea la universalidad posible del lenguaje universal o la
posibilidad de ser leído por todos, es un imposible. Eso parece decir
Derrida. Pero por qué? Es debido a una imposibilidad de la misma
escritura cartesiana o es debido a que, en última instancia, Descartes no
le interesa la universalidad del cogito? Esto es un problema complejo. Y
se debe por cierto a la lectura kantiana que se hace de Descartes. El
cogito kantiano es formal y por eso universal pero el cogito cartesiano
me parece que no. Siempre es una experiencia singular. Descartes
afirma siempre que lo suyo es una experiencia singular. Lo que él
experimenta, el sujeto en su singularidad. es el que se expone en la
percepción del sueño, de las afecciones. Según la sexta meditación la
experiencia del hambre o la sed es una experiencia singular, es la
afección de “mi cuerpo”. Ahora bien, si es mi cuerpo, entonces, las
mujeres o cualquier ser humano son susceptibles de experimentar su
singularidad. El cogito es la experiencia de la singularidad, y no de una
supuesta universalidad. Entonces, es verdad que el cogito cartesiano es
universal?
 Hay que distinguir entre universal y universalizable. El cogito es
universalizable en cuanto indica la experiencia de la singularidad. No se
universaliza el contenido de la experiencia sino el hecho mismo de la
experiencia singular. No se parte de una universalidad sino que se parte
de la singularidad. Y es esto mismo lo susceptible de ser universalizable,
o mejor dicho, comunicable. En esto tiene razón Nancy: el ego es una
comunicación de carácter ejemplar. De allí su posibilidad de
universalización. Es un ejemplo que puede tomarse como un modelo de
la esencia del aparecer del cogito y con él del mundo (Dios o
naturaleza). Lo que comunica Descartes en las Meditaciones y en el
Discurso es la experiencia de la singularidad, y en ese sentido, ésta no
está desprendida del dis-cursus de la ejemplaridad.
 Ahora bien, la experiencia ejemplar del cogito, dada por la escritura, no
deja de ser una tensión fórica en el sentido de que el cogito se
experimenta a sí mismo mediante una ruptura con la propia historicidad.
El relato, la escritura, es el punto nodal. Es el eje por el cual gira la
ejemplaridad del cogito y su quiebre histórico. Pero la experiencia de la
singularidad no rompe la historia: ella no existe más que en la
abstracción de la imaginación. Lo que rompe es la historicidad de la
singularidad misma. El relato cartesiano lo explicita al inicio de las
meditaciones. El cogito aparece en su esencia en la medida en que
rompe con la formación del mismo cogito. Se rompe la estructura
experimental misma del cogito sedimentada en su historicidad. El
modelo cartesiano es un nuevo registro. Y el carácter de novedad y, al
mismo tiempo, de la historicidad quebrada aparecen en la experiencia
de la singularidad del cogito.
 El cogito es una irrupción y, como tal, establece la diferencia en su
aparecer mismo: la distinción entre la tradición y la novedad. El pasado
se muestra como tal por la ejemplaridad del cogito en su aparecer
fundamental, y por eso mismo, se indica dicho aparecer como novedad.
El registro del cogito es el registro de una ruptura que escinde la
historicidad e instituye una modalidad fáctica novedosa.
 Todo esto se ofrece en la escritura, en el relato de un acontecimiento
que rompe la historicidad e invierte su valoración. La capacidad (capax)
del yo ya no es una receptividad de un contenido extraño a sí sino la
posibilidad fáctica de ser algo. Esta inversión no es menor en cuanto la
trascendencia de Dios hace imposible la construcción de sentido. El
cogito es trascendente, pero a sí mismo. Se muestra en su pro-yección
como la capacidad que tiene de ser siendo de un modo o de otro. El
acto de trascendencia del cogito, es verdad, se enmarca en la
trascendencia divina. Pero ésta no se manifiesta sino por su concepto
filosófico: la imposibilidad de concebirla. Dios o la naturaleza
representan la imposibilidad de registro. Es el exceso que no puede
designarse con certeza. Lo cierto es la experiencia de la delimitación de
la experiencia del cogito.
 Pero esto puede leerse de modo inverso; es decir, la imposibilidad de
apropiarse del mundo debido a la finitud es la posibilidad misma del
cogito de producir mundo. En la medida en que el aparecer del mundo o
Dios (Dios es igual a la naturaleza) resulta inabarcable la institución de
la significatividad se vuelve necesaria. Pero ¿qué es lo inabarcable?
Dios, sí, la naturaleza sí, pero no es natural el cuerpo? El cuerpo propio
aparece como disyunción de la corporalidad como concepto en sí. Es
decir, meum corpus es una disyunción fenomenológica respecto a los
diferentes cuerpos que se me presentan. Hay una diferencia, y esa es la
somatización del cuerpo propio: la sed, el hambre. Lo que se aperece
como infinito inapresable es la disyunción del cuerpo propio.
 La fábula, la escritura ejemplar, por eso, tiene una doble significación.
Por un lado nombra una verdad que nunca, en realidad, es certeza sino
una posibilidad de relatar la experiencia del cogito. Por otro lado,
nombra el fracaso o delimitación del cogito de constituir una ciencia
fundamental del saber.

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