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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES


TEORÍAS DE LA COMUNICACIÓN II
ENRIQUE ALEJANDRO MOISÉS ESPELETA
MEDIOS Y ECONOMÍA

Para el año 1815, los británicos habían alcanzado ya un grado muy alto de
preeminencia mundial, gracias a sus habilidades navales, créditos financieros,
experiencia comercial y diplomacia de alianzas.

Al paso de la Revolución Industrial, Gran Bretaña ya era un país en vías de desarrollo


preindustrial y gracias a esto, se convirtió en una potencia mundial.

En el año 1860, que aproximadamente fue el momento en el que el país alcanzó su


mejor punto de desarrollo en términos relativos, el Reino Unido producía el 53% del
hierro mundial y el 50% del carbón y el lignito, y consumía poco menos de la mitad de
la producción mundial de algodón en rama. «Con el 2% de la población mundial y el 10%
de la de Europa, parece que el Reino Unido tenía una capacidad, en industrias
modernas, igual al 40% o al 45% del potencial mundial y al 55% o el 60% del de
Europa».

En esa época, su consumo de las nuevas fuentes de energía era cinco veces mayor
que el de Estados Unidos o el de Prusia/Alemania, 6 veces mayor que el de Francia y
155 veces mayor que el de Rusia. Gran Bretaña, por sí sola, desarrollaba una quinta
parte del comercio mundial y dos quintas partes del comercio de productos
manufacturados. Igualmente poseían un poder sin igual en el ámbito de la Marina
mercante.

Debido a que las fuerzas armadas eran «improductivas» y no añadían valor a la


riqueza nacional como una fábrica o una explotación agrícola, tenían que reducirse al
nivel más bajo posible que permitiese la seguridad nacional`. Esperando que la guerra
fuese el último recurso, y cada vez más improbable que se produjese en el futuro. Es
por esto que hubo un desbalance entre la modernización de la industria y las mejores
en el Ejército, el cual se estancó en los años siguientes a 1815.

Las medidas mercantilistas, que ponían el acento sobre los lazos entre la seguridad
nacional y la riqueza nacional, fueron sucesivamente eliminadas: se abolieron los
aranceles protectores; se levantó la prohibición de exportar tecnología avanzada (por
ejemplo, maquinaria textil); se derogaron las Leyes de Navegación, encaminadas, entre
otras cosas, a preservar un gran número de buques mercantes y de marineros
británicos para un caso de guerra, y se puso fin a las «preferencias» imperiales.
La fuerza de gran Bretaña en el siglo XIX se debió principalmente al ámbito naval, la
expansión imperial colonial y las finanzas.

Estas fuerzas de producción muy pronto comenzaron a ser sustituidas por la fuerza
económica de los Estados Unidos de Norteamérica a partir de la Primera Guerra
Mundial.

Dando paso, con esto al inicio del siglo XX, el cuál sin duda, fue un siglo lleno de
elementos que cambiaron la historia por completo. El futuro de nuestra historia actual
se vio forjado con los acontecimientos de este gran siglo de luchas de poder, guerras y
divisiones.

A pesar de todo esto el siglo XX es también el parteaguas de la nueva estructura


política, económica y fue el siglo precursor del nuevo orden mundial.

Según el autor, Eric Hobsbawm, el siglo XX inicia a partir de 1914 y finaliza en el año
1991, haciéndolo esto un siglo corto, pero definitivamente un siglo significativo.

Hobsbawm dividió, según su criterio y de acuerdo a los sucesos acaecidos en ese


tiempo, dividió al siglo XX en tres etapas. La primera etapa la denominó como “La era
de las catástrofes”.

La era de las catástrofes incluye a las dos guerras mundiales, así como los periodos
postguerra que influyeron en el desarrollo de las economías nacientes a partir de estos
conflictos, la consolidación y posterior desaparición de los imperios y los bloques
económicos que habían dominado el siglo XIX. Este periodo comprende los años
desde 1914, inicio de la primera Guerra Mundial (Inicia con el asesinato del heredero al
trono Austro-Húngaro Francisco Fernando) hasta el año 1945, fecha en la cual finaliza
la segunda Guerra Mundial. Durante todo el siglo XIX, no habían ocurrido conflictos
mundiales, que involucrarán o pusieran en riesgo la estabilidad del orden mundial. “Una
vez terminada la guerra, fue mas fácil la reconstrucción de los edificios que la de las
vidas de los seres humanos” (Hobsbawm, 2009, p.51).

Al finalizar estas dos guerras se tendría a Estados Unidos como la nueva potencia
emergente, que superó la crisis económica de 1929 y se dio paso en el nuevo orden
mundial. Con la caída del régimen zarista en Rusia y la aparición de un gobierno
proletario centrado en el comunismo, la ahora Unión Soviética se consolidaría como
una fuerza que competiría con los Estados Unidos sin nunca llegar a un enfrentamiento
directo, sino más bien fue una competencia ideológica (La Guerra Fría), mismo que
subsistió por casi cuarenta años durante el segundo periodo del siglo XX, a este
periodo le llamo Hobsbawm “La Edad de Oro”.
En esta etapa se tuvo un gran desarrollo económico, fue la etapa comprendida entre
los años 1947 y 1973. En este periodo la Guerra Fría había logrado transformar la
escena mundial en tres aspectos importantes: había eliminado los conflictos bélicos,
mantenía la situación internacional aparentemente congelada y había llenado el mundo
de armas con el surgimiento de la tecnología nuclear.

Fue de hecho la misma competencia generada por colocarse dentro del nuevo orden
mundial, lo que permitió la mayor revolución científica, tecnológica y social entre los
países del mundo, dando paso a una nueva era.

El tercer y último periodo del siglo XX según Hobsbawm es “el derrumbamiento”, que
se dio con la entrada de los años 80, cuando los dos sistemas, el de la Unión Soviética
y el sistema capitalista, el cuál provocaría el derrumbamiento del capitalismo, mismo
que traería consigo una crisis que la Unión Soviética no fue capaz de superar, siendo la
causa de revueltas internas en aquél país, dándose con Michael Gorbachov, fin a la
Unión Soviética, con el antecedente de la caída del muro de Berlin en 1989.

Es así como vemos un contraste completamente enorme en los principios del siglo XX
y los inicios del XXI, respecto a los medios de comunicación y transporte.

Tenemos ahora los conceptos de globalización que llegan a ser el principal motor del
siglo XXI y que nos acerca cada vez más a un orden mundial superior, teniendo en
cuenta que las bases de esto, se dieron mucho tiempo atrás.

Es así como a partir del siglo XIX, los medios de producción capitalistas que
sucedieron al feudalismo (en las sociedades occidentales), tomaron forma y pasaron a
ser medios de producción de riqueza, los cuáles dependen del capital humano y la
fuerza de trabajo de los empleados.

A continuación, analizaré la siguiente noticia:

“Sin aumentos el salario mínimo vigente”

El Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos resolvió


no aumentar el salario mínimo.

En un comunicado, se informó que la solicitud de las Confederaciones de Trabajadores


de México (CTM) y de la Patronal de la República Mexicana (Coparmex) se generó
como resultado del compromiso que el consejo adoptó el 1 de diciembre del año
pasado de revisar el salario mínimo general el primer cuatrimestre de este año, siempre
que existieran condiciones económicas que lo justificaran.
Lo anterior, mediante el instrumento del Monto Independiente de Recuperación (MIR) y
previo cumplimiento de lo establecido en el Artículo 570 de la Ley Federal del Trabajo,
en lo que corresponde a la revisión salarial.

Se recordó que el 26 de abril de este año, el Consejo de Representantes, después de


analizar la situación económica del país y apreciar que existía un relativo balance
favorable, consideró prudente revisar los resultados económicos completos del primer
cuatrimestre del año y las expectativas para los meses de mayo a diciembre.

Lo anterior, a fin de decidir lo procedente, tomando en cuenta los riesgos previsibles


para el crecimiento, la inflación, el tipo de cambio, la inversión productiva, el empleo
para trabajadores que perciben un salario mínimo, el posible cierre de las
negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, los efectos del
proceso de regularización de la política monetaria y del reciente cambio en la política
fiscal en los Estados Unidos.

Agregó que el Consejo de Representantes valoró el riesgo de impactar negativamente


las inercias positivas de varios indicadores económicos y laborales, para los que, el
actual contexto económico, social y político interno y externo, tienen un alto riesgo.

Según la Conasami, se consideraron como tendencias positivas las expectativas de


crecimiento de la economía mexicana para 2018, elaboradas por organismos
nacionales e internacionales, públicos y privados, que han mejorado con respecto a su
estimación previa.

Que el Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó las perspectivas de crecimiento


económico de México de 1.9 por ciento a 2.3 por ciento para 2018.

El Banco de México ajustó al alza el intervalo de pronóstico de crecimiento del


Producto Interno Bruto (PIB) de entre 1.7 por ciento y 2.7 por ciento, a entre 2.0 por
ciento y 3.0 por ciento, y que el Banco Mundial estimó que la economía mexicana
crecerá 2.3 por ciento este año, aumento superior a su estimación previa de 1.9 por
ciento.

También tomó en cuenta que el comportamiento del empleo es excepcionalmente


positivo y ha registrado las cifras históricas más altas en el sector formal de la
economía; a la par que se tienen las menores tasas de desocupación nacional y urbana
desde que se cuenta con su registro estadístico con base en la Encuesta Nacional de
Ocupación y Empleo (ENOE).

Respecto a la inflación, consideró que ha continuado a la baja en los meses


transcurridos del año, y que en sus últimas lecturas registró un comportamiento más
favorable del anticipado hasta hace poco.
Tomó en cuenta que el Banco de México estimó el comportamiento reciente de ese
índice y la evolución de sus determinantes, la postura de la política monetaria actual y
el horizonte en que opera.

La inflación convergerá a valores cercanos a la meta de tres por ciento en los primeros
meses de 2019, bajo los supuestos de un tipo de cambio relativamente estable, la
ausencia de nuevos choques de oferta sobre la inflación y de presiones provenientes
del mercado laboral.

Asimismo, evaluó diversos factores que pueden incidir desfavorablemente sobre las
perspectivas económicas de México y la evolución de los mercados financieros
nacionales.

Dijo que en el entorno externo sobresale la normalización monetaria de la Reserva


Federal de Estados Unidos, uno de los principales riesgos para la economía de México
y su sistema financiero.

También se anticipa que dicho proceso evolucione de manera gradual y ordenada, sin
embargo, persiste la posibilidad de que se presenten episodios de elevada volatilidad
financiera.

En particular, dijo que subsiste el riesgo de que cambios no anticipados en dicho


proceso de normalización detonen ajustes en los portafolios de los inversionistas
internacionales, los cuales podrían generar episodios de volatilidad financiera y afectar
los flujos de capital hacia economías emergentes como la mexicana.

También influye la reforma fiscal aprobada por el Congreso estadounidense en


diciembre del año pasado, pues preocupa la posible pérdida de competitividad de
México respecto a Estados Unidos, debido a la reducción de tasas corporativas de 35 a
21 por ciento, mientras que en México esa tasa permanece en un nivel de 30 por ciento.

Por ello, enfatizó, no es deseable pretender mejorar la competitividad de México a


través de un deterioro en la postura fiscal.

Además de que está la incertidumbre en torno a las perspectivas del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN) y el futuro de la relación bilateral con Estados
Unidos, lo que podría generar una señal negativa para los mercados y, en
consecuencia, la confianza de los inversionistas en la economía nacional podría verse
afectada

Otros factores tomados en cuenta son la adopción de políticas comerciales


proteccionistas y la posible materialización de riesgos geopolíticos.
Opinó que en el entorno interno, no puede descartarse que se observe un aumento en
la volatilidad financiera asociada al proceso electoral 2018.

El principal riesgo para la inflación, según la Conasami, es la posible trayectoria del tipo
de cambio, que puede afectarse por la evolución de cualquiera de los factores
desfavorables para la economía mexicana.

El Consejo de Representantes advirtió que la economía mexicana enfrenta factores de


riesgo considerables.

"Frente a esta perspectiva para los próximos meses, el consejo consideró que debe
privar la prudencia y evitar, en lo posible, descarrilar las tendencias inerciales positivas
del crecimiento económico, el empleo y la inflación", puntualizó.

Fuente: Notimex (2018.05.21), Sin aumentos el salario mínimo vigente, Huffpost.


Recuperado de: https://www.huffingtonpost.com.mx/2018/05/21/sin-aumentos-el-
salario-minimo-vigente_a_23440299/

ANÁLISIS

La economía mexicana se encuentra en estos momentos en uno de sus estados más


vulnerables debido a diversos factores externos como son la supeditación al tipo de
cambio estadounidense, las renegociaciones del TLCAN que no han concluido y al
parecer no tienen alguna resolución favorable pronto y sin duda la influencia más
grande y más reciente son las próximas elecciones federales en nuestro país.

De la frase del artículo podemos decir:

“El Banco de México ajustó al alza el intervalo de pronóstico de crecimiento del


Producto Interno Bruto (PIB) de entre 1.7 por ciento y 2.7 por ciento, a entre 2.0 por
ciento y 3.0 por ciento”.

El PIB mide cuanta riqueza nueva se genera en una economía, por lo tanto el PIB es la
cantidad de valor agregado generado en un país en un periodo (Schettino, 2002, p.140).
Es con esta definición que podemos decir que el PIB, ha crecido un 0.3 por ciento
aproximadamente, sin duda una cantidad sumamente considerable, pero que
solamente controla el equilibrio económico del país, aunque el crecimiento y el
desarrollo del país requiere aún más esfuerzos conjuntos.

Es sin duda una cuestión fundamental el bajo costo de la mano de obra mexicana, y es
por esta misma razón que las negociaciones del TLCAN se han atorado, debido a que
los salarios mínimos en México en realidad son mínimos comparados con nuestros
vecinos del norte.
Por ejemplo, un mecánico en una maquila estadounidense ganará alrededor de 30
dólares por hora en los Estados Unidos de Norteamérica, mientras que en México un
mecánico con las mismas capacidades ganará solamente entre 400 y 500 pesos por
día. De lo que estamos hablando es de un déficit de más del 103%, en una situación
así nuestro gobierno sin duda deberá decidir entre subir el salario de los trabajadores
sin afectar a la inflación y también no alejar a las inversiones extranjeras y locales, por
cuyos salarios tan bajos se han acercado a nuestro país para aprovechar las
desventuras y mala administración de recursos del capital mexicano.

Es sin duda un mal manejo el que se le ha dado al salario mexicano, ya que no se


debería manejar un salario mínimo, sino, en este caso, de lo que estaríamos hablando
sería de una reestructuración del sistema de cuentas nacional, para así reducir los
índices de inflación y de la mano aumentar los salarios, aunque esto pueda tener un
desbalance en factores de desempleo al principio, esto traerá muchas más
oportunidades para los mexicanos y sin duda se verá incuestionablemente un aumento
en la capacidad de compra de los mexicanos, lo cuál reactivará la economía mexicana
de una manera inimaginable.

Aumentando el sueldo de los trabajadores es por supuesto un movimiento arriesgado


pero que al final pagará con creces y tendrá un beneficio visible, tal y como ha pasado
en economías como en China o Uruguay.

Las próximas elecciones, los costos internacionales del petróleo y demás factores
externos nos afectan como economía mexicana. Es sin duda una vergüenza que
nuestra economía sea como una pluma movida por el aire en la dirección que marque
el contexto internacional y específicamente la situación económica estadounidense.

Nuestra economía se ve afectada por twits publicados por un presidente


estadounidense, por elecciones internas, por renegociaciones de tratados y demás
influencias externas. Es ridículo pensar que nuestra economía nacional es soberana y
autónoma mientras que somos arrastrados por estos factores y nuestro crecimiento y
desarrollo económico depende de factores tan risibles.

Hay que actuar como gobierno sin duda, a partir de tres puntos importantes:

-La reestructuración de la política económica mexicana

-La capacitación de funcionarios públicos y modificación constitucional para tener


solamente gobernantes con títulos universitarios relacionados con la política pública y
los campos de desarrollo económico y estabilidad nacional
-La producción de un nuevo plan de desarrollo basado en la producción nacional y
exportación de bienes a economías extranjeras, reducción de importaciones y fomento
a la inversión nacional y extranjera.

Es una tarea difícil, pero no es imposible y es simplemente falta de decisión lo que nos
ha atrasado tanto a los mexicanos. La falta de un gobierno con el valor suficiente para
hacerle frente a los factores externos y tomar decisiones inteligentes que generen el
bienestar de todos los mexicanos y no solamente de unos cuantos.

BIBLIOGRAFÍA:

Kennedy, Paul. Auge y caída de las grandes potencias. Barcelona, Plaza y Janés,
2007.

Mattelart, Armand. La mundialización de la comunicación. Barcelona, Paidós, 2008.

Hobsbawm, Eric. Historia del Siglo XX. Barcelona, Crítica, 2009.

Schettino, Macario. Introducción a la economía para no economistas. Pearson


Educación, México, 2002

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