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Condiciones y perspectivas
del crecimiento económico en Venezuela
Comité de Manuel Lago Rodríguez (Presidente)
Publicaciones Mary Batista
Rafael J. Crazut
Carlos Hernández Delfino
Armando León
Ángelo Lucenti
Domingo F. Maza Zavala
Luisa F. Coronil D. (Secretaria Técnica)
Lección magistral 63
La enseñanza de la economía
en Venezuela
Domingo F. Maza Zavala
Clausura 203
Jorge Chávez
Carta del editor Carta del editor
Este número extraordinario de la Revista BCV, Foros 6, 2001, contiene los textos
que resultaron del Segundo Encuentro Nacional de Economía celebrado en La
Universidad del Zulia durante los días 25 y 26 de junio de 2001. El encuentro se
llamó “Condiciones y perspectivas del crecimiento económico en Venezuela”, y
fue una espléndida ocasión para abordar la cuestión del crecimiento de la econo-
mía venezolana, por lo demás llena de significación e importancia.
Como es tradición ya de la revista, para este encuentro se invitaron economistas de
las diversas universidades del país, dejando al arbitrio de sus autoridades quiénes
habrían de ser los ponentes escogidos por cada una de ellas. La elección fue muy
afortunada, y la mejor prueba de ello se conseguirá en las páginas que siguen.
La Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de La Universidad del Zulia fue
anfitriona en esta oportunidad, y acaso ningún detalle quedó fuera de su previ-
sión para asegurar la más satisfactoria realización de lo planificado.
Con esta Foros 6, 2001, la Revista BCV pone a disposición de sus lectores un
volumen contentivo de excelentes materiales bibliográficos. Así cumple con su
cometido de servir, a un tiempo, de espacio para la discusión de los grandes temas
económicos y de brindar textos e información rigurosos y de muy alta calidad.
Asdrúbal Baptista
Editor
Participantes Lista de participantes
Bienvenidos sean a este espacio para la reflexión al que nos han convocado el
Banco Central de Venezuela, a través de su Revista BCV, y La Universidad del Zulia,
a través de su Facultad de Ciencias Económicas y Sociales: centro generador del
conocimiento económico en la región zuliana y con proyección nacional.
Este espacio plural se mantendrá abierto durante dos días para analizar las condicio-
nes y perspectivas del crecimiento económico del país. Nos reunimos en consonan-
cia con la tradición universitaria de respeto a las posiciones divergentes, y lo que ha
sido la política de la Revista BCV de reunir a la comunidad académica, para discutir,
sin cortapisas ni exclusiones, los problemas que afectan la vida económica de Vene-
zuela. No se nos escapa la presión causada por tantos desequilibrios que inciden
sobre la economía de la nación; desequilibrios que afectan el crecimiento económi-
co y que con seguridad se hallan tras el hecho de que el mismo no ha podido
sostenerse de manera constante en las últimas dos décadas.
Este encuentro se realiza en momentos cuando los condicionantes que actúan
sobre la economía, a pesar de no ser los deseables, no son tan desfavorables
como en años anteriores, para los efectos de la evolución del país y de las pers-
pectivas que se abren. Aparentemente las medidas adoptadas están surtiendo
efectos, aun cuando no de manera suficiente.
Sin embargo, y como lo he dicho ya en otras oportunidades anteriores, la depen-
dencia acentuada del precio del barril del petróleo es un freno al mejoramiento de
las condiciones de vida de la población. Quiero decir que la diversificación de la
economía y la elevación de la productividad ha de ser la preocupación central de
El reto es enorme. Pero visto desde una perspectiva ética, lo que lo motiva y lo
hace deseable, es la posibilidad de un mayor bienestar para millones de venezo-
lanos, hundidos en la miseria, que tienen el derecho a contar con una existencia
mejor, digna de sus aspiraciones y sueños.
Entretanto, quedan interrogantes clave que este encuentro debería responder:
¿cuál es la agenda del desarrollo en el largo plazo?; ¿cómo hacer factible la recupe-
ración del crecimiento prolongado y sostenible?; ¿cuál debería ser la magnitud del
crecimiento para mejorar la distribución y reducir la pobreza?; ¿cuál es la orienta-
ción del modelo económico que se persigue?; ¿cuáles son los cambios institucionales
que se requieren para que los agentes económicos y sociales tomen sus decisio-
nes de corto y largo plazo?
Quisiera terminar estas breves palabras citando al economista Jesús Silva Herzog:
La salida no está donde se pone el sol sino donde nace, no está en la noche sino
en el alba. Cuando el rumbo se pierde en la vida social no se encuentra retroce-
diendo, deshaciendo lo andado; el rumbo se encuentra avanzando, avanzando
siempre. El que camina hacia adelante con la mirada atenta y escrutadora halla al
fin el sendero; el que recula no ve por dónde va y a la postre desbarranca…
Baptista Asdrúbal Baptista*
Nos congrega aquí una gran tarea; una gran tarea relativa a un gran tema; al tema
fundamental que nos concierne en cuanto economistas. No hay entonces casua-
lidad alguna en el hecho de que estemos aquí congregados: ni escogencias arbi-
trarias ni caprichos veleidosos tras de los temas de este encuentro que nos reúne.
El tema en cuestión, efectivamente, funda la disciplina de la economía y la deter-
mina. De manera, pues, que no se diga que es casual que lo hayamos escogido
para este Segundo Encuentro Nacional de Economía.
Cuando a mediados del siglo XVII se inicia la sostenida expansión en los niveles de
la vida económica en lo que luego sería el Estado de la Gran Bretaña o el Reino
Unido, allí se estaba delimitando el ámbito para una nueva disciplina. Un siglo
después, y no podía ser de otra manera, esa realidad que había emergido en el
seno histórico de la humanidad se expresaba, desde la perspectiva de la razón
científica, en una disciplina nueva, en una disciplina autónoma, a la que se llamó,
con un cierto nombre de abolengo, Economía Política. Y algo más adelante Marx,
con quien alcanza su cenit, la asimilará críticamente al estudio del capital. Pues, en
efecto, ¿cómo iba él a elegir, puede uno preguntarse, otro tema para su obra distinto
del capital, si es que el capital encarna a la perfección el movimiento siempre en
ascenso de la economía capitalista, valga decir, el crecimiento económico?
La prolongada expansión que sigue hasta la actualidad, por fuerza de las cosas,
tenía que causar más pronto que tarde el convencimiento de que aquello que un
buen día emergió históricamente era un hecho natural; esto es, que las sociedades
por razón de su naturaleza misma están hechas para crecer. De tal visión de las
cosas, como es de esperar, debían entonces de seguirse otros temas, ciertas orien-
taciones, otras posibilidades para el análisis. Es decir, ya a mediados del siglo XIX,
y puesto que durante 200 años la economía había sostenidamente crecido, co-
mienzan a abordarse otros temas distintos del crecimiento mismo, y a éste, la
verdad sea dicha, bien puede tomárselo por descontado. Y es así como surgen
nuevas preguntas, nuevas cuestiones que llamarán la atención de los estudiosos.
Jevons y Walras, por ejemplo, plantearán que el conocimiento de la economía es el
“cálculo del placer y del dolor” (The Theory of Political Economy, “Preface to the first
edition of 1871”, Ed. de R.D. Collison Black, 1970); o que es “la teoría del intercam-
bio o del valor de cambio” (Eléments d’economie politique pure, “Leçon 3”, Ed. de
William Jaffé, 1954). Menger, por su parte, se referirá a la economía como “el
estudio de las condiciones bajo las cuales los hombres actúan economísticamente
[wirtschaftender Mensch]” (Grundsätze der Volkswirthschaftslehre, 1871, Ed. de F.A.
Hayek, 1981). Y bajo la decisiva influencia de esta orientación, Lionel Robbins
planteará para el mundo anglosajón la concepción de que la economía simplemen-
te es “el estudio de la conducta humana como una relación entre fines y medios
escasos que tienen usos alternativos” (An Essay on the Nature and Significance of
Economic Science, 1932).
Con todo, la gran pregunta de la Economía Política, la que funda la disciplina,
estaba como a la retaguardia. Su papel, por este tiempo del que se habla, era de
otra índole. Quiero decir que las incitaciones que provoca se dirigen más bien
hacia las investigaciones históricas. Y así es entonces como se producen riquísi-
mas indagaciones al estilo de las que, por ejemplo, Tönnies, Weber, Sombart y
Knies, brindarán para lustre de la disciplina.
Cuando la economía sufre la parálisis a la que la llevan, entre otras fuerzas, los
arreglos políticos que siguen a la Primera Guerra Mundial, amén de ciertos cam-
bios que se hacen presentes en la estructura económica, se hace presente de
nuevo el tema. Con la crisis de los años 30 regresa el asunto del crecimiento, o
dicho de otro modo, el hecho natural de la sostenida expansión económica había
dejado de ser tal. Por lo demás, no queda sino imaginar el estupor de la genera-
ción a quien le tocó vivir aquello para dar cuenta de su reacción en el orden del
pensamiento. Resurge entonces el tema, primero en artículos para los especialis-
tas, luego en publicaciones divulgativas para la opinión pública. A todo ello se
sumarán los complejos procesos históricos de la descolonización y la emergencia
de la cuestión de la pobreza de las naciones como correlato del asunto de la
riqueza de las naciones. De esta manera nuestro tema adquirirá nuevas tonalida-
des, nuevos condicionamientos; en fin, el tema de siempre, al cual lo hallamos
Asdrúbal Baptista / Inauguración 17
desde los inicios y que estará presente, detalles más detalles menos, a lo largo de
los tres o cuatro siglos del curso histórico de la humanidad actual.
No quiero dejar pasar por más tiempo un señalamiento que está gravitando desde
hace rato sobre estas palabras. Efectivamente, en el ámbito de las ideas y el
pensamiento era de esperar que muy pronto surgiera la pregunta sobre las condi-
ciones que hubieron de hacerse presentes, que hubieron de juntarse, para que se
hiciera posible que este hecho del crecimiento económico, que no le pertenece a
la humanidad como un rasgo connatural a su decurso, un buen día emergiera.
Fue así como bajo su estímulo se hicieron espléndidas indagaciones; fue así como
por su incitación se alcanzaron resultados que hoy son gloria de la investigación
en las ciencias sociales. Para decirlo de nuevo, se puso de claro relieve el marco
de condiciones que vino a determinar que en un trozo de la humanidad, y en un
hecho histórico pasmoso por sus consecuencias planetarias, emergieran circuns-
tancias que habrían de poner en marcha el ritmo incesante de expansión que
llega hasta nuestros días.
Quedó un tema, sin embargo, que pareciera haberse perdido en el fragor de
la indagación y que motiva muchas cosas, sobre todo, si lo pensamos de cara a la
experiencia propia de Venezuela. Pero sobre él ya habrá oportunidad en una
ocasión distinta de ésta de dialogar y discutir. Mientras tanto, baste decir que
Venezuela es un caso singular, bajo cualquier óptica que se desee colocar. En el
período 1977-1981, cuando los ingresos petroleros iban a la alza, y por así decirlo,
indetenidamente; cuando el Plan de la Nación de la época se permitía pronosticar
un crecimiento en los precios del petróleo y en las exportaciones del crudo en
dólares simplemente descomunales; cuando el país comenzaba a recibir los prés-
tamos que la banca internacional ponía a circular; es decir, cuando el mundo
parecía abierto para todos los propósitos: recursos financieros, un tipo de cambio
estable, mano de obra calificada que venía desde afuera en números ilimitados, la
economía se detiene. Pero la verdad es que hay más que un simple detenimiento,
de hecho, es como si se hubiera torcido el signo de la marcha de la vida econó-
mica del país; como si se hubiera fracturado un resorte esencial del proceso todo,
y desde entonces, hasta el mismo momento presente, la economía no ha vuelto a
recuperar su tino, no ha vuelto a recuperar su ritmo.
Si de lo que hablamos pudiera registrarse con la exactitud que permite la cuenta
de los días, hablamos, en efecto, de 23 años a estas alturas. No se verá, entonces,
como una afirmación al voleo, la de que no hay en los anales económicos con-
temporáneos nada que se le parezca. De manera que si colocamos la pregunta
que puso en marcha la disciplina de la economía en el contexto de Venezuela, ha
de formulársela en otros términos muy diferentes a los usuales: ¿por qué la econo-
mía venezolana no crece? ¿Por qué no creció a lo largo de las últimas dos décadas?
Asdrúbal Baptista / Inauguración 18
¿Por qué sus expansiones no son más que movimientos espasmódicos que muy
rápidamente pierden vigor, como si el fuelle no fuera suficiente para sostenerlos? Si
los vecinos, los más cercanos y los no tan cercanos, han logrado a su manera
sobrellevar las naturales dificultades que lleva consigo la tarea de crecer, la tarea de
desarrollarse, ¿por qué no podemos hacerlo nosotros también? ¿Por qué esta so-
ciedad durante 23 años; es decir, el curso de una generación, no ha logrado
arbitrar mecanismos políticos, recursos gerenciales, perspectivas asumidas como
si fuera una tarea común, de manera de asegurar un crecimiento al que pueda
bien llamárselo sostenido?
Estas últimas preguntas motivan este encuentro. Debo decir, por si hiciera falta,
que se las puede abordar desde muchos ángulos, y por ello hemos querido
congregar, bajo el amparo y en el claustro de La Universidad del Zulia, a un grupo
muy distinguido de profesores de las varias universidades del país. Cada uno de
ellos se aproximará a esta cuestión desde el ángulo que le brinda su especiali-
zación profesional, y el resultado final, por lo tanto, será un adecuado mosaico
de reflexiones y consideraciones muy valioso en sí mismo. Sobra decir que estas
reflexiones, una vez decantadas para su próxima edición en un número extraor-
dinario de la Revista BCV, deberán servir de apoyo y acicate para la acción en el
ámbito de la política económica.
En el nombre del Consejo Editorial de la Revista BCV, y en mi nombre propio,
quiero agradecer a las autoridades de La Universidad del Zulia por esta espléndi-
da anfitrionía que nos están prodigando. A la Facultad de Ciencias Económicas y
Sociales, en la persona de su decano, y también en las personas de Alicia de
Salom, Edison Morales y otros colegas, debo expresar un reconocimiento muy
especial por el esfuerzo que ha hecho posible que este encuentro tome lugar.
Y ya para concluir permítanme volver a la incitación inicial. A los primeros econo-
mistas les motivó la pregunta: ¿por qué crecen las economías? A nosotros nos toca,
no con melancolía puesto que de eso no se trata, preguntarnos: ¿por qué no crece
la economía venezolana? La incitación, pues, es del mismo tenor, y por ello, si
aquélla dio lugar a grandes respuestas, la que nos mueve y anima no tiene por qué
no concluir en resultados de similar naturaleza y entidad.
Este Encuentro es una excelente oportunidad para pensar, para reflexionar, para
controvertir y discutir con la más amplia y generosa libertad de espíritu.
Pongámomos en marcha.
Conferencia Conferencia inaugural
Condiciones y perspectivas
del crecimiento económico en Venezuela
Condiciones y perspectivas del crecimiento
económico en Venezuela
Introducción necesaria
El tema que nos ocupa es de vital importancia para el país. Razón ésta de alta
significación que impone inquietarse por planificar y lograr una tasa de creci-
miento suficientemente alta, y lo que es fundamental, relativamente sostenida en
el tiempo; ocuparse de los factores determinantes del crecimiento; de igual forma
de los rasgos estructurales de la economía nacional junto con el contexto interna-
cional. Debemos también reflexionar acerca de ¿cuál debe ser la inversión y cómo
garantizar los niveles óptimos para lograr el objetivo? ¿Dónde invertir? ¿Cómo y
para qué debe generarse el ahorro? ¿Cómo incrementar el excedente económico?
¿Cómo aumentar la inversión productiva? ¿Cómo disminuir significativamente el
consumo, en particular, de bienes suntuarios? ¿Cómo instrumentar medidas que
mejoren la distribución del ingreso? El desarrollo debe lograrse no como un fin
sino como un medio para alcanzar un mayor nivel de vida.
En suma, preguntarse por qué no ha sido posible el cumplimiento de lo que se
nos enseña que es la ciencia económica. Aquella definición que dice: “La econo-
mía política o economía social es la ciencia de las leyes sociales que rigen la
El pensamiento económico
1
Irma Adelman: Teorías del desarrollo económico. México: FCE, 1964, p. 37.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 22
Por su parte, David Ricardo sostuvo: “…nadie acumula sino con el propósito de
hacer productiva su acumulación. Sólo empleada de esta manera podrá operarse
provechosamente”2 , y enfatiza: “...no puede, pues, acumularse en un país canti-
dad alguna de capital que no esté empleado productivamente…”3 .
Para Thomas Malthus, el crecimiento a largo plazo constituyó su inquietud primordial.
Por su parte, Carlos Marx afirmó que lo fundamental de la historia es el desarrollo.
La escuela neoclásica “no se preocupó especialmente por el crecimiento, se inte-
resó por el ser de la economía pero no por su movimiento”4. Esta escuela no tiene
nada que ofrecer como guía para el desarrollo de los países subdesarrollados, a
pesar de su impresionante edificio teórico. A ese respecto, Joan Robinson conclu-
ye que su “principal interés consiste en sacar el análisis económico del estanca-
miento en que lo tiene sumido la teoría estática del equilibrio”5.
A principios del siglo XX autores como Frank Ramsey, Allyn Young, Frank Knight,
Joseph Schumpeter, realizaron significativos aportes para procurar comprender
los determinantes de la tasa de crecimiento y del progreso tecnológico. En ver-
dad, fue después de la Segunda Guerra Mundial cuando de nuevo cobró fuerza e
interés el tema del crecimiento económico. Tal como afirma Paúl Baran: “...des-
pués de la Segunda Guerra Mundial llegó un despertar casi universal de las enor-
mes multitudes que habitan las regiones dependientes y coloniales del mundo”6.
Surgió desde entonces una vasta bibliografía sobre el desarrollo económico. Entre
los principales teóricos destacan W.W Rostow, Arthur Lewis, Paúl Baran, Raúl
Prebisch. Muy importante es recordar los aportes dados por John Robinson, Nicholas
Kaldor, Maurice Bobb, Kuznets, André Gunder Frank.
Para W.W Rostow: “Es posible identificar las sociedades en sus dimensiones eco-
nómicas, dentro de una de estas cinco categorías: la sociedad tradicional, las
condiciones previas para el impulso inicial, el impulso inicial, la marcha hacia la
madurez y la era del gran consumo en masa”7. El autor afirma que:
He llegado gradualmente a ser del parecer de que es posible y, para ciertas finali-
dades limitadas, útil subdividir la historia de cada economía nacional –y algunas
2
David Ricardo: Principios de economía política y tributación. México: FCE, 1973, p. 93.
3
Ibidem, p. 217.
4
Julián Sabogal T.: “Consideraciones teóricas sobre desarrollo”. En Sabogal T. y J. Martínez B.:
Realidad y futuros posibles. Colombia: Editorial Universitaria-UNED, 2000, p. 6.
5
Joan Robinson: Ensayos sobre la teoría del crecimiento económico. México: FCE, 1965, p. 7.
6
Paúl Baran: Economía política del crecimiento. México: FCE, 1970, pp. 26-27.
7
W.W. Rostow: Las etapas del crecimiento económico. México: FCE, 1969, p. 16.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 23
veces la historia de las regiones– de acuerdo con esta serie de etapas. Éstas cons-
tituyen, a la postre, tanto una teoría sobre el crecimiento económico como una
teoría más general, en cuanto todavía muy parcial, acerca de la historia moderna
en su conjunto8.
El error de Rostow consistió en sustentar la tesis de que los países de atraso econó-
mico que se encuentran en una etapa previa al primer impulso, deben de manera
ineludible transitar por las mismas etapas que han pasado los países desarrollados.
Lewis aseveró que
...nuestro tema es el crecimiento y no la distribución. Es posible que crezca la pro-
ducción y, sin embargo, que la masa del pueblo se empobrezca. Tendremos que
considerar la relación entre el crecimiento y la distribución de la producción, pero
nuestro interés primordial estriba en analizar el crecimiento y no la distribución.
En segundo lugar; nuestra preocupación principal no es el consumo sino la pro-
ducción. La producción puede aumentar y el consumo disminuir, ya sea porque
aumente el ahorro, o porque el gobierno utilice una mayor proporción del produc-
to para sus propios fines. Tendremos que considerar las relaciones entre producto,
consumo, ahorro y actividad gubernamental, pero lo haremos desde el punto de
vista del crecimiento del producto, y no del crecimiento del consumo9.
Para Lewis “las tres causas inmediatas del crecimiento económico son: la actividad
económica, un creciente conocimiento y un mayor capital (…) El crecimiento es
la resultante del esfuerzo humano…”10. “El crecimiento más grande ocurre en
sociedades en que los hombres están a la expectativa de la oportunidad económi-
ca; y están dispuestos a obrar para aprovecharla...”11 “La inversión es necesaria
para el desarrollo económico. De aquí se desprende, implícitamente, que los
ahorros son necesarios para el desarrollo, porque la inversión tiene que aparearse
con los ahorros.”12 Para Julián Sabogal Tamayo el modelo de desarrollo de Lewis
podría ser resumido en los siguientes términos:
...el desarrollo sólo se logra con inversión y ésta tiene una sola fuente que es el
ahorro, y a su vez el ahorro, tiene una fuente que es la plusvalía. Cuanto mayor sea
8
Ibidem, p. 13.
9
Arthur Lewis: Teoría del desarrollo económico. México: FCE, 1958, p. 9.
10
Ibidem, p. 24.
11
Idem.
12
Ibidem, p. 233.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 24
13
Julián Sabogal T.: “Consideraciones teóricas sobre desarrollo”, op. cit., p. 12.
14
Paúl Baran: La economía política del crecimiento, op. cit.
15
Ibidem, p. 19.
16
Raúl Prebisch: Capitalismo periférico. Crisis y transformación. México: FCE, 1981, p. 26.
17
Nicholas Kaldor: Ensayos sobre el desarrollo económico. México: Cemla, 1961.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 25
Pero sin duda alguna que el desarrollo del modelo de crecimiento Harrod-Domar
fue uno de los que más despertó interés. Tuvo la virtud de colocar el fenómeno
del crecimiento como hecho central de la teoría económica.
Como es bien conocido en el mundo académico, el modelo Harrod-Domar tiene
como punto de partida que el ingreso nacional se destina al consumo y al ahorro
(y = C + A). El valor de la producción se distribuye entre los bienes producidos
para el consumo más aquellos demandados por los inversionistas (Y = C + I). De
lo cual se deduce el resultado ahorro igual a inversión (A = I). El modelo de
Harrod-Domar tiene tanto un poder descriptivo como prescriptivo. Su rasgo fun-
damental radica en la concepción de una economía en crecimiento
...en la que los elementos dinámicos son la acumulación del capital y la relación
entre este último y el producto e ingreso anual. Si se supone constante dicha
relación, sea porque los recursos se utilicen con intensidad uniforme a través del
tiempo, sea por efecto del progreso técnico, el factor determinante del desarrollo
económico y del equilibrio al mismo tiempo es la acumulación del capital18.
Para los autores del libro Macroeconomía en un mundo interdependiente, el mode-
lo de Harrod-Domar concluye que, a menos que tanto la demanda como el produc-
to crezcan a la misma tasa, esto es, a la tasa garantizada, la economía crecerá o
colapsará indefinidamente: “Sólo por casualidad la economía se encontrará en la
trayectoria de crecimiento balanceada, debido a esto el modelo Harrod-Domar fue
extensamente criticado en las cúpulas académicas”19.
También han afirmado que el modelo de Harrod-Domar es muy global y al pare-
cer la economía se reduce a dos sectores productivos: el de bienes de consumo y
el de bienes de capital. Para Domingo F. Maza Zavala: “…las condiciones exigidas
por el modelo de equilibrio de Harrod-Domar son tan poco realizables en una
economía dinámica que su utilidad es sólo paradigmática”20.
Fue Kaldor, desde la óptica del enfoque poskeynesiano de Cambridge, quien
interpretó la esencia del modelo de Harrod-Domar, al proponer que las tasas de
ahorros son variables y que podrían moverse hacia los valores necesarios para
hacer volver la tasa de crecimiento efectiva hacia la tasa garantizada.
18
Juan F. Noyola: “La evolución del pensamiento económico en el último cuarto de siglo y
su influencia en América Latina”. En El Trimestre Económico, vol. LXIII (1), enero-marzo,
1996, no 249, p. 310.
19
Carlos Massad y Guillermo Patillo: Macroeconomía en un mundo interdependiente. Ma-
drid: McGraw Hill, 2000, pp. 569-570.
20
D.F. Maza Zavala: Análisis macroeconómico. Economía real. Caracas: Ediciones de la
Biblioteca de la UCV (EBUC), 2000.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 26
21
Carlos Massad y Guillermo Patillo, op. cit., p. 576.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 27
22
PNUD-OCEI: Informe sobre desarrollo humano en Venezuela, 2000. Caminos para supe-
rar la pobreza. Caracas: PNUD-OCEI, 1a edición, 2001, p. 18.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 28
El pensamiento latinoamericano
23
Ibidem, p. 22.
24
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, artículo 299.
25
Juan F. Noyola: “La evolución del pensamiento económico en el último cuarto de siglo y
su influencia en América Latina, op. cit, p. 310.
26
Cf. “El desarrollo económico en América Latina y sus principales problemas”. En El Tri-
mestre Económico, vol. XVI, no 3, julio-septiembre, 1949.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 29
Gunder Frank, José Consuegra H., Oswaldo Sumkel, Antonio García, Pedro Paz,
Aníbal Pinto, Pedro Vuskovic, René Báez, Julián Sabogal Tamayo, Isidro Parra
Peña y otros.
En Venezuela, país en el que nos corresponde analizar las condiciones y perspec-
tivas del crecimiento-desarrollo, han sido fecundos los análisis y aportes teóricos
que en relación con esa materia, desde los inicios de la década de los cincuenta,
han formulado ilustres economistas como el maestro Domingo F. Maza Zavala,
quien, entre otros aspectos, acuñó la frase “crecimiento sin desarrollo” y
“neocapitalismo”. Armando Córdova y Héctor Silva Michelena profundizaron las
vinculaciones entre la estructura socioeconómica, la penetración del capital mo-
nopolista, la expansión de las fuerzas productivas y la calidad del “capital humano”.
Otros profundos, lúcidos y críticos trabajos sobre la materia en cuestión han sido
tratados por Francisco Mieres, Héctor Malavé Mata, Ramón Lossada Aldana, Diego
Hernández Díaz, Asdrúbal Baptista y Néstor Castro Barrios.
Lo expuesto hasta los momentos nos es útil y necesario para explicar lo que ha
ocurrido en Venezuela, para estudiar y facilitar el juicio de por qué hemos tenido
“crecimiento sin desarrollo”, ¿por qué no ha sido posible lograr una tasa de creci-
miento razonable y significativa, sostenida en el tiempo?, ¿por qué el crecimiento
ha sido bajo e inestable?, ¿por qué no se ha logrado la diversificación de la econo-
mía? ¿Cuál ha sido el comportamiento del excedente generado? ¿Qué factores han
incidido para obstaculizar una economía sostenible, progresiva y equilibrada?
¿Cuáles deben ser las condiciones para promover el desarrollo humano? Tal como
expresa Maza Zavala:
Existe una aspiración y una expectativa generales de cambio; pero igualmente
existen diferentes concepciones del cambio, según las posiciones, actitudes, inte-
reses y valores que cada sector o grupo social sustenta. Sin embargo, lo deseable
–y quizá posible– es encontrar un denominador común, una zona de convergen-
cias, que minimice aquellas diferenciaciones. Ello es lo que propiciaría un proyec-
to nacional de desarrollo27.
El objetivo de conseguir el desarrollo humano de nuestro país es fundamental y
conviene luchar por la formación de un amplio consenso que lo haga viable, pero
no es fácil; la tarea resulta ardua, difícil en una sociedad como la venezolana,
altamente estratificada. Es indispensable formar conciencia y contribuir a que se
27
D.F. Maza Zavala: Las políticas económicas: su impacto en el desarrollo. Caracas: copia
mimeografiada, 2001.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 30
abran caminos que faciliten y permitan planificar, desarrollar y aplicar una estrate-
gia válida. “Sobre nuestra generación pesa el destino, es ésta nuestra responsabi-
lidad histórica.”28
Las crisis del país siempre se han enfrentado con políticas de ajustes coyunturales
convencionales y con el modelo de acumulación basado en el excedente petrole-
ro. Pero dejemos que sean los hechos los que den fiel testimonio de lo realmente
acontecido en el país.
28
Ernesto Sabato: La resistencia. Buenos Aires: Editorial Planeta-Seix Barral, 2000, p. 139.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 31
Cuadro N° 1
Principales indicadores socioeconómicos de Venezuela
Gráfico N° 1
Producto interno bruto por habitante
(Base: 1984=100)
Bolívares
40.000
35.000
29.787
30.000
27.960
25.000
24.527
24.166
20.000
22.406
15.000
15.645
10.000
1950 1960 1970 1980 1990 2000
Años
El Gráfico N° 2 permite fijar la atención en la caída tanto del PIB total como del no
petrolero y la gran variabilidad del producto no petrolero debido, a nuestro juicio,
a las políticas adoptadas.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 33
Gráfico N° 2
Comportamiento del PIB per capita total y del PIB per capita no petrolero
PIB per capita
0,035
0,030
2
R = 0,4765
0,025
2
0,020 R = 0,1528
0,015
1970
1972
1974
1976
1978
1980
1982
1984
1986
1988
1990
1992
1994
1996
1998
2000
Años
No petrolero
Total
R2 = Ajuste respecto a la tendencia
Cuadro N° 2
Inversión bruta fija real, pública y privada
Estructura (%)
Sin embargo, debe hacerse notar que durante el período de 1975-1982 la inver-
sión bruta fija (IBF) aumentó significativamente, pero ese mejoramiento de la
inversión se desmoronó posteriormente. Ello nos revela por qué no ha sido sos-
tenible el nivel de inversión, además de insuficiente e inestable.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 34
Gráfico N° 3
Asignación del ingreso nacional disponible
%
100
90 85,9
Años
Consumo
Ahorro neto
Gráfico N° 4
Inversión y ahorro
(como porcentaje del PIB)
%
40
32,7
29,4
30
25,9
25,2 28,8
21,0 22,2
20
18,7 14,1 14,5
10
0
1960 1970 1980 1990 2000
Años
Inversión
Ahorro
El Cuadro N° 3 muestra que del ahorro nacional, parte importante queda reflejado
como ahorro frente al resto del mundo (ahorro externo) representado en adquisi-
ciones de activos financieros externos.
Cuadro N° 3
Ahorro nacional y ahorro externo
(millones de Bs.)
Gráfico N° 5
Inversión bruta fija
(como porcentaje del PIB)
%
50
40
30
20
10
0
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
Años
IBF total
IBF pública
IBF privada
El Gráfico N° 6 ilustra, para una serie de 1978 a 1999, cómo el ahorro público, con
la sola excepción de cuatro años, superó al ahorro privado.
Gráfico N° 6
Ahorro público y privado
(como porcentaje del PIB)
%
40
30
20
10
0
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
Años
Ahorro total
Ahorro público
Ahorro privado
Gráfico N° 7
Edad promedio de los bienes de capital
(sector privado)
%
8,50
7,97 8,19
7,50
6,50
5,95
5,84 5,77
5,50 5,35
5,40
5,02 5,59
5,01
4,50 4,89 4,54
3,50
2,50
1970 1980 1990 1999
Años
Venezuela
EE UU
Chile
La deformación estructural
Cuadro N° 4
Producto interno bruto
Participación porcentual por sectores económicos
Pública
Privada
Total
Pública
Privada
Total
Pública
Privada
Total
Pública
Privada
Total
Sector I 1,2 98,8 100 80,3 19,7 100 79,9 20,1 100 78,7 21,3 100
Petróleo y Gas Natural 1,6 98,4 100 100,0 0,0 100 100,0 0,0 100 96,3 3,7 100
Agricultura 0,0 100,0 100 0,0 100,0 100 0,1 99,9 100 0,0 100,0 100
Minería 2,0 98,0 100 47,3 52,7 100 54,7 45,3 100 36,1 63,9 100
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del…
Sector II 4,3 95,7 100 36,1 63,9 100 35,9 64,1 100 36,2 63,8 100
Refinación de petróleo 1,4 98,6 100 100,0 0,0 100 100,0 0,0 100 100,0 0,0 100
Manufactura 5,2 94,8 100 7,7 92,3 100 10,6 89,4 100 6,2 93,8 100
Sector III 23,9 76,1 100 28,9 71,1 100 17,3 82,7 100 10,7 89,4 100
Electricidad y Agua 47,1 52,9 100 66,3 33,7 100 67,3 32,7 100 62,1 37,9 100
Construcción 0,0 100,0 100 0,0 100,0 100 0,1 99,9 100 0,0 100,0 100
Comercio, Rest. y Hoteles 0,7 99,3 100 0,0 100,0 100 0,0 00,0 100 0,1 99,9 100
Transp., Almac. y Comunic. 15,0 85,0 100 13,1 86,9 100 22,3 77,7 100 2,3 97,7 100
Otros Servicios 36,9 63,1 100 47,2 52,8 100 29,5 70,5 100 16,6 83,4 100
Total 15,0 85,0 100 39,1 60,9 100 32,2 67,8 100 24,0 76,0 100
Fuente: Banco Central de Venezuela.
40
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 41
Gráfico N° 8
Distribución factorial del ingreso nacional disponible
%
70 68,1
60 57,3 56,7
52,5 52,4
50
47,6
44,9 44,5
40
34,2 35,0
30
20
1960 1970 1980 1990 1999
Años
Remuneración a empleados y obreros
Excedente de explotación
productividad total de los factores. Este último (residuo de Solow) es el que en-
vuelve la participación de las inversiones en el recurso humano (salud, educación,
organización de los métodos y medios de producción, entre otros), en el crecimien-
to. Tanto el crecimiento del capital como el de la población son observables direc-
tamente; no así el progreso tecnológico. En este caso, al medirse el producto, la
acumulación de capital y la tasa de crecimiento de la población, y al efectuarse
el despeje de la ecuación que los une funcionalmente, se obtiene el progreso
tecnológico como un residuo que es, por tal razón, denominado “residuo de Solow”.
Cuadro N° 6
Crecimiento económico de Venezuela y sus fuentes
(variación porcentual)
Cuadro N° 7
Población activa de 15 años y más, según nivel educativo
(estructura porcentual)
Cuadro N° 8
Estructura ocupacional por sectores: formal e informal
(en porcentaje)
Gráfico N° 9
Tasa de desempleo
%
15
12,3 13,2
10,0
10
6,7
6,9
5 5,9
0
1950 1960 1970 1980 1990 2000
Años
Durante el primer trimestre del año 1998, el PIB creció en 9,7 por ciento, para
situarse en el segundo trimestre en 2 por ciento; pero en los trimestres siguientes
de ese año la tasa de crecimiento fue de -5,1 por ciento y -4,7 por ciento, para
ubicarse en -8,5 por ciento en el primer trimestre de 1999. Es a partir del segundo
trimestre de 1999 cuando, aún siendo negativa la tasa de crecimiento, se inicia
una leve recuperación, tal como se observa en el Gráfico N° 10.
Gráfico N° 10
Crecimiento trimestral del PIB real
(1988-2001)
%
10 9,7
8
6,1
6
4 3,5
2,7 2,9
2 2,0 1,0
0
I II III IV I II III IV I II III IV I
-2
-4
-5,1 -4,3 -4,1
-6 -4,7
-8 -7,4
-10 -8,5
1998 1999 2000 2001
Años
29
Banco Central de Venezuela: Informe económico. Caracas: BCV, 1999, p. 65.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 47
descrito, fue a partir del primer trimestre de 2000 cuando se inició una recupera-
ción de manera progresiva y sostenida, para alcanzar durante ese mismo año, una
tasa de crecimiento promedio de 3,2 por ciento; y en el primer trimestre de 2001
la tasa de crecimiento fue de 3,5 por ciento, muy superior a la obtenida en los
primeros tres meses del año precedente. Se estima que el crecimiento promedio
del producto podría situarse entre 4 y 4,5 por ciento para el año. De igual manera
corresponde advertir el mayor dinamismo observado en el PIB no petrolero, cuyo
incremento fue de 3,6 por ciento; determinado por un crecimiento importante de
todas las actividades económicas, fundamentalmente, aquellas correspondientes
al sector privado, las cuales, en conjunto crecieron en 4,2 por ciento. Dentro del
comportamiento del sector no petrolero importa destacar el crecimiento de las
industrias manufacturera (4,6 por ciento), construcción (9,1 por ciento), comuni-
caciones (16,2 por ciento), electricidad y agua (5,5 por ciento), y las instituciones
financieras (5,3 por ciento) como se observa en los cuadros N° 10 y N° 11.
Cuadro N° 10
Producto interno bruto
Principales actividades económicas
(en porcentaje)
I Trimestre 2001/2000
Comunicaciones 16,2
Construcción 9,1
Instituciones financieras 5,3
Electricidad y agua 5,5
Manufactura 4,6
Comercio 4,5
Transporte y almacenamiento 3,7
Petrolera 2,9
Minería 2,2
Fuente: Banco Central de Venezuela.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 48
Cuadro N° 11
Producto interno bruto por actividades económicas
(en porcentaje)
I Trimestre I Trimestre
2000/1999 2001/2000
Total 1,0 3,5
Petrolera (0,6) 2,9
No petrolera 1,0 3,6
Minería (2,7) 2,2
Manufactura 2,2 4,6
Electricidad y agua (0,5) 5,5
Construcción (17,4) 9,1
Comercio 4,2 4,5
Transporte y almacenamiento 3,7 3,7
Comunicaciones 15,0 16,2
Instituciones financieras 2,1 5,3
Bienes inmuebles y servicios a empresas 1,1 1,9
Serv. comunales, soc., personales
y privados no lucrativos 0,6 2,0
Servicios del Gobierno general 3,7 0,7
Resto (0,1) 0,8
Menos: servicios bancarios imputados 0,7 10,3
Derechos de importación 22,1 5,8
Fuente: Banco Central de Venezuela.
Bajo los esquemas teóricos convencionales y los más modernos o menos orto-
doxos, las variables sobre las cuales se debe insistir para promover el crecimiento
son: la tasa de ahorro e inversión, la tasa de aumento del insumo trabajo, la tasa de
progreso tecnológico, así como considerar y analizar la estructura económica, social
y política de la sociedad y definir con precisión y suficiente claridad el papel del
Estado y del sector privado.
Para lograr el crecimiento y desarrollo de nuestro país es necesario acometer la
tarea de planificar una tasa de crecimiento, que dadas las condiciones de la organi-
zación social, debe ser de alrededor de 6 por ciento. Ésta es una tasa de crecimiento
considerada razonable y al mismo tiempo viable, pero se requiere que sea constan-
te y sostenida en el tiempo. A este respecto debe señalarse, tal cual lo hemos
descrito anteriormente, que desde el primer trimestre del año 2000 la tasa de creci-
miento del PIB pasó a ser positiva, después de haber sido negativa durante los siete
trimestres precedentes; y las metas y proyecciones, siempre y cuando se cumplan
los supuestos establecidos a mediano plazo, apuntan a que conseguiremos el obje-
tivo señalado. Pero es incuestionable que para el logro de esa meta será necesario
contar con una tasa de crecimiento de la inversión bruta suficiente, capaz de impul-
sar, conjuntamente con otros factores, la tasa de crecimiento del PIB.
Para ese desarrollo nacional se requiere de una alta y sostenida tasa de inversión
muy superior a la que hemos tenido durante los últimos años, alrededor de 15 por
ciento del PIB. En verdad la tasa de inversión debe elevarse a un nivel mínimo de
25 por ciento del PIB, con lo cual se requerirá una inversión de alrededor de 20,4
billones de bolívares, lo que equivale a incrementar la actual aproximadamente
en 8,5 billones.
Para lograr la tasa de crecimiento del PIB deseada se necesita una elevada y
sostenida inversión. Se requiere tanto de la inversión pública como de la privada.
Debe planificarse el destino de la inversión con el fin de alcanzar una economía
diversificada. Se debe hacer del desarrollo, y no del simple crecimiento, lo impor-
tante, haciendo un uso razonable y eficiente de los recursos disponibles. La inver-
sión deberá realizarse en actividades que fortalezcan la estructura productiva, la
investigación y el desarrollo tecnológico; que impulsen la integración interna y,
entre otros objetivos, fomenten mayor empleo, así como la formación de los
recursos humanos (factor o capital humano) indispensables en una estrategia de
desarrollo económico-social o desarrollo humano.
Sobre este particular es pertinente señalar, dadas las críticas, con razón, que histó-
ricamente se han formulado al destino de los recursos provenientes de la renta
petrolera, lo que consagra la Constitución de la República Bolivariana de Vene-
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 50
30
Raúl Prebisch: Hacia una dinámica del desarrollo latinoamericano. México: FCE, 1963,
pp. 37, 38 y 39.
31
Artículo 301.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 51
Reflexiones finales
conviene destacar, entre otras, la ascendente sustitución de las otras industrias diná-
micas, reemplazadas por las actividades de punta, la creciente sustitución en el
proceso económico mundial de la economía real por la economía circulatoria,
simbólica o monetaria.
Se observa la ineludible tendencia hacia una cada vez mayor concentración de la
actividad económica, pero con ciertos grados de flexibilización en la centralización.
Un aspecto crucial lo constituye el hecho de que, al decir de algunos, el Estado-
nación dejó de ser la unidad predominante para la planificación, desarrollo y aplica-
ción de las políticas económicas y sociales. Pero es innegable que esas formas de
poder global, del monopoder mundial de la estructura económica, representan una
seria limitación para la búsqueda de eficaces políticas nacionales. ¿Cómo actuar en
la búsqueda de una estrategia nacional, frente a ese proceso de globalización,
transnacionalizado, expansionista, hegemonista? La llamada globalización repre-
senta la fase actual del modo de producción existente que, entre otros aspectos,
expresa la liberalización desigual y parcial de las fuerzas del mercado, limita la
capacidad de acción de los Estados nacionales y fortalece la dependencia de
carácter estructural.
En verdad nos encontramos en una etapa de plena incertidumbre y de graves
riesgos, pero al mismo tiempo de promesas y posibilidades. No perdamos la
esperanza de abrir caminos, de encontrar opciones, quizás inéditas, preñadas de
humanismo.
¿Cuál debe ser la estrategia de Venezuela? Es innegable que existe la necesidad de
provocar transformaciones profundas en la forma de inserción en la economía
mundial, pero ello requiere de una estrategia que surja soberanamente, no subordi-
nada. La estrategia económica de Venezuela debe concebirse para el presente y
para el futuro, debe ser de largo plazo teniendo en cuenta, desde luego, el mediano
y corto plazo. No puede circunscribirse a lo meramente coyuntural, inmediatista o
convencional, pues la crisis económica y social del país es, precisamente, de carác-
ter estructural. Para que la estrategia económica de Venezuela pueda tener éxito se
requiere sustentarla con bases firmes, con el pleno conocimiento de la realidad
nacional, que permita acometer las acciones apropiadas para el genuino desarrollo
integral, orgánico y sostenido en beneficio de la población. Para desarrollar y apli-
car una auténtica estrategia económica es de vital importancia observar los proble-
mas estructurales que caracterizan a la economía venezolana. Conviene estudiar,
analizar e interpretar, en sus justos términos y en su justa dimensión, los rasgos
estructurales de la economía, como son la heterogeneidad estructural, la monopo-
lización, la dependencia, la vulnerabilidad, la desigual distribución de los ingresos,
los desequilibrios sectoriales y regionales prevalecientes en el país, junto con el
contexto internacional. Todo esto resulta indispensable para la aplicación de políti-
cas cónsonas con la realidad presente, tan compleja y plena de adversidades.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 54
Apéndices estadísticos
Cuadro N° 9
Producto interno bruto, población, producto interno bruto
per capita y tasas de crecimiento
Cuadro N° 12
América Latina: producto interno bruto
Millones de dólares de 1995
Tasa de crecimiento porcentual
Cuadro N° 13
Comparación de las proyecciones del PIB de los paises desarrollados según fuentes
(variaciones anuales reales)
Referencias bibliográficas
Preliminar
1
Hago referencia al lúcido, documentado y emotivo análisis hecho por Gastón Parra Luzardo
en este encuentro, al antecederme en el uso de la palabra.
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 64
Introducción
moderado; falta mucho camino por recorrer en este sentido. Al término de la tran-
sición –sine die– tendremos un Estado apto para las nuevas y exigentes funciones
que debe asumir y apto sobre todo para ejercer un liderazgo especial, des-
personalizado, del país, con la participación calificada y esencial del empresariado,
los trabajadores, la sociedad civil, debidamente organizados y en ejercicio de una
autonomía conquistada por su propio esfuerzo. Las universidades, por cierto,
tienen que asumir una posición de liderazgo institucional e intelectual, en el
ejercicio excelso de facultades de formación, creación, evaluación y difusión de
valores científicos, tecnológicos, humanísticos y sociales. Los estudios económi-
cos y sociales en particular constituyen un factor prioritario de esa transformación
universitaria y nacional.
El marco estructural, genérico, por supuesto, es la democracia integral, económi-
ca, jurídica, social, cultural, participativa y dinámica. La condición básica es la
convergencia entre los factores –macrofactores– de la vida nacional ya menciona-
dos; es decir, una cuatrilogía comprometida multilateralmente con el cambio hacia
una sociedad realmente libre, autónoma, fuerte, equitativa y solidaria. No se trata de
una ilusión, sino de una utopía concreta que define el futuro y que sirve de guía
para un proyecto nacional de desarrollo integral. Las utopías, es bueno decirlo, son
prefiguraciones del futuro.
El contexto internacional
Todo parece indicar que el mundo marcha hacia la integración. Este proceso no
soluciona el problema de la inestabilidad económica, ni el de la desigualdad de las
naciones, ni el de la concentración del poder, ni el de la conservación del medio
natural y ambiental. Para cada país –el nuestro, en este caso– la mundialización o
integración mundial plantea varios problemas: el de la autonomía nacional, el de la
incorporación activa a la mundialización, el de la identidad nacional. El concepto de
autonomía es funcional, más que institucional, en el sentido de que se fundamenta
en un ejercicio propio de las aptitudes, facultades y oportunidades para alcanzar
objetivos igualmente propios, lo que no excluye la cooperación con otras unidades
nacionales y multinacionales. El concepto de soberanía es más genérico y compren-
sivo: afirmación de dominio real sobre un territorio y autoridad de una nación para
permanecer y desarrollarse. La identidad es la expresión histórica de un conjunto de
características, valores, modos de ser, estilos de vida y de estimación de la comuni-
dad en sí misma.
Los principios efectivos de soberanía, autonomía e identidad nacional deben cons-
tituir fundamentos formativos de la nacionalidad. En el mundo actual, esos princi-
pios tienden a relativizarse, condicionarse y debilitarse, lo que corresponde a un
designio del poder supranacional concentrado en determinados factores de alcance
mundial: corporaciones, organizaciones, gobiernos que representan y ejercen el
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 68
los gobiernos democráticos en cuanto a obra física se sitúa por debajo de la que
mostró la dictadura, sin calificar la prioridad de esa obra. Importa a nuestra po-
nencia destacar varios hechos de las décadas de los sesenta y de las sucesivas
hasta llegar a la de los noventa. En primer lugar, la educación recibió un impulso
sin precedentes tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo y en todos los
niveles; número ingente de escolares y estudiantes ingresaron a las aulas, la auto-
nomía universitaria fue rescatada, aunque lamentablemente vulnerada en varias
oportunidades de nefasta recordación, nuevos institutos de educación superior
fueron creados por el Estado y los particulares, las opciones profesionales se
diversificaron y las investigaciones científicas adquirieron un desarrollo sostenido.
En el campo económico hay que destacar varios hechos. La implantación de la
política de sustitución de importaciones por la producción nacional propició una
fase prolongada de crecimiento, se procuró una reforma agraria de amplio espec-
tro, aunque en buena parte no se realizó, se revirtió al Estado la industria y el
comercio de hidrocarburos, los ciclos del petróleo generaron, alternativamente,
alzas pronunciadas de los ingresos cambiarios y fiscales y caídas profundas de las
mismas variables, con efectos sensibles en el curso de la balanza de pagos que
obligaron, en casos conocidos, a la implantación de controles cambiarios transito-
rios; por otra parte, se incurrió en una elevada deuda pública externa, se tomaron
diferentes estrategias económicas por los gobiernos ocasionándose discontinui-
dad y disparidad en la gestión pública, todos los cuales fueron ingredientes de la
crisis que padece el país desde hace más de 20 años.
En las universidades venezolanas, particularmente en sus centros de estudios e
investigación económicos, a la par que se discutían y analizaban los cambios en el
pensamiento económico y en la economía internacional, se reflexionaba e inves-
tigaba sobre los problemas nacionales y se presentaron en lo posible alternativas
de solución y caminos para la transformación y el desarrollo. Hay que reconocer
que no sólo en las universidades tenían lugar esas preocupaciones y esfuerzos de
interpretación de nuestra realidad económico-social, sino también en institutos y
centros altamente calificados de los sectores público y privado; al respecto es
obligante, no por razones personales sino institucionales, destacar la contribución
del BCV al conocimiento de esa realidad y a su tratamiento en las líneas de las
políticas monetaria, cambiaria y financiera.
El escenario de 1958-1970
La otra referencia cronológica en este vuelo rasante por los cambios ocurridos en
la ciencia económica, en relación con la evolución de la enseñanza de la econo-
mía en Venezuela, es la de los años 1958-59 en que se fundaron las escuelas de la
especialidad en las universidades del Zulia, de Los Andes y de Carabobo; fueron
los últimos años del predominio teórico y político del keynesianismo, iluminando
aún el vigoroso crecimiento económico posterior a la Segunda Guerra Mundial,
pero donde comenzaban a aflorar los problemas de la inestabilidad económica,
de las fallas en los sistemas monetarios, financieros y cambiarios y de las dificul-
tades en los procesos de integración económica multinacional de Europa occi-
dental y América Latina.
Las orientaciones de la Cepal (Naciones Unidas) bajo la conducción de Raúl
Prebisch abrían rutas a la esperanza de nuestros países en la posibilidad concreta
del desarrollo económico en la órbita del capitalismo, pero con fuertes connota-
ciones surgidas de la realidad del subdesarrollo y la dependencia; el cepalismo
–si así puede denominársele– constituye a su vez una confluencia de vertientes
teóricas: la clásica, la keynesiana y la marxista, conjugadas con conciencia crítica, de
lo cual deriva una teoría latinoamericana del desarrollo y una indicación de estrate-
gia económica, de reformas estructurales e institucionales, con dos grandes centros
de atracción y de acción: la industrialización sustitutiva de importaciones y la plani-
ficación democrática. Estas derivaciones de gestión económica alentaron los
procesos de modernización, de diversificación del aparato productivo y de fun-
cionamiento no tradicional del Estado en América Latina durante las décadas de
los cincuenta, sesenta y setenta del siglo XX, pero se agotaron relativamente en la
década de los ochenta, que se consideró perdida para el desarrollo en esta región.
En el mismo sentido puede observarse que el cepalismo impulsó un proceso de
reflexión e investigación en economía y otras disciplinas sociales, en el cual par-
ticiparon y aportaron sus ideas y hallazgos notables pensadores latinoamericanos
o vinculados a nuestra América, entre quienes destacaron venezolanos de trayec-
toria brillante en estos campos del saber. Esta corriente del pensamiento económi-
co dejó sentir claramente su influencia en los estudios de la especialidad en el
país, tanto en la docencia como en la investigación.
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 73
Toda ciencia, toda profesión, tiene a su disposición un instrumental con cuyo auxi-
lio obtiene sus logros y objetivos. En el caso de la economía, el instrumental no es
de naturaleza física o material, sino de procedimientos, métodos, modelos, procesa-
miento de información, encuestas, paneles y otros medios semejantes. En la elabo-
ración y uso de estos instrumentos son valiosos auxiliares las matemáticas, la esta-
dística, la informática y sus derivaciones. Los adelantos teóricos y metodológicos
han sido y son factores de progreso en cuanto al instrumental del economista, casi
siempre escaso. El dominio del instrumental es indispensable para el ejercicio pro-
fesional del economista en cualquier campo de actividad en que se aplique.
Las técnicas están asociadas al uso del instrumental y consisten, generalmente, en
el modo de adquirir, transformar o aplicar conocimientos. Al respecto debe dis-
tinguirse entre el instrumental y las técnicas, por una parte; y el uso de medios
tecnológicos materiales, como equipos, máquinas, artefactos de procesamiento y
cálculo de información, por ejemplo. El desarrollo tecnológico es un factor de
impulso de la ciencia al facilitar su práctica e incluso abrir nuevos caminos. Aunque
no es necesario el dominio de la tecnología utilizable en el ejercicio profesional del
economista, es conveniente la familiarización con el manejo de los productos tec-
nológicos utilizables en la economía.
El ciclo básico, con distintas modalidades, forma parte de todos los planes de estudio
en las Faces. Luego está el ciclo profesional y la preorientación o preespecialización,
en la mayoría de los planes observados. El trabajo de grado o de licenciatura es
requisito obligatorio en varios de los planes; en algunos se indican pasantías al
final de la carrera. Los planes se organizan de manera variada: ejes, niveles o
grupos de asignaturas. Por supuesto, el régimen de prelaciones y el de evaluación
son obligatorios.
Las escuelas se organizan por departamentos y cátedras. En alguna universidad
los departamentos tienen categoría de escuelas. Interesante, a efectos experimen-
tales, sería la organización académica de los estudios en programas, con flexibili-
dad relativa, de manera que se ofrezcan facilidades a los estudiantes para su
formación, abriéndose así la posibilidad de nuevas carreras profesionales median-
te programas con combinación sistémica de asignaturas.
Nuestras escuelas de economía presentan características particulares que permi-
ten apreciar una determinada orientación, evitándose así la uniformidad. Sería
conveniente, o deseable, que cada escuela, según su ubicación geográfica, incor-
porara una orientación a los estudios de carácter regional, en función de la econo-
mía respectiva (primaria, industrial, servicios, agrícola, minera, petrolera, forestal,
por ejemplo).
La mayoría de las Faces tienen institutos y/o centros de investigación en el campo
económico, social, administrativo o cuantitativo. Es importante, en el orden de
ideas que se sostiene en esta ponencia, que tales organizaciones propendan en
alguna forma a la investigación interdisciplinaria; igualmente es útil señalar que
estos institutos o centros deben coordinar los seminarios, los talleres docentes y
los trabajos de grado.
Por último cabe indicar la conveniencia de que el Consejo Nacional de Universidades
–como se ha venido haciendo, según entiendo– sin mengua de la autonomía univer-
sitaria, procure alguna forma de planificación de los estudios económicos para impri-
mirle un cierto carácter de sistema a la enseñanza de la economía en el país.
En las matrices anexas intento presentar, con la información que me fue posible,
una comparación no analítica de los planes de estudio, la organización de las
Faces y otros elementos de la enseñanza de la economía.
Anexos
Cuadro N° 1
Organización de las Faces
Cuadro N° 2
Faces-organización académica
Cuadro N° 3
Escuelas de economía. Matriz de asignaturas
Cuadro N° 4
Matrices de organización académica y períodos de estudios
Cuadro N° 5
Cursos de posgrado
Ahora bien, ¿cuál es la situación que existe en América Latina antes de este proce-
so de reformas? América Latina, lo hemos asomado, entra en la década de los
ochenta en una situación que interrumpe un largo proceso histórico de 30 años
de estabilidad y crecimiento de las economías. Esta década va a estar signada, en
América Latina y por supuesto en Venezuela, por un fuerte endeudamiento de sus
economías; un cierre de los mercados externos y de sus flujos hacia la región que
Raúl Huizzi / Reformas estructurales y crecimiento económico… 90
Cuadro N° 1
Cronología de la reforma o estabilización principal
En este cuadro N° 1 se ve como casi ningún país de América Latina quedó exclui-
do del proceso de ajuste; es verdad que las condiciones de cada uno de ellos no
eran las mismas en el momento de iniciar el proceso de ajuste y reformas, ni las
condiciones macroeconómicas eran exactamente iguales. Pero aquí está América
Latina resumida en un proceso que va desde 1985 hasta 1995, haciendo un gran
esfuerzo por enfrentar la situación de adversidad económica; por revertir los
procesos inflacionarios; por buscar nuevos estadios de crecimiento económico;
por mejorar la distribución del ingreso. Éstas son las reformas económicas que se
llevan a cabo bajo lo que algunos autores llaman: “el recetario del consenso de
Washington”; a saber: apertura de los mercados, liberalización de la economía,
ampliación de los espacios para la inversión privada, minimización del Estado en
la actividad económica con el objetivo de poner las economías de América Latina
a crecer. Estas políticas las auspician los organismos multilaterales sobre la base
de trabajos empíricos que pretendían mostrar cómo la apertura de la economía
estaba íntimamente relacionada con el crecimiento económico. Así es como se
animan las economías de América Latina a andar, en esta década, en el referido
proceso de ajustes y reformas estructurales.
Raúl Huizzi / Reformas estructurales y crecimiento económico… 91
Debe señalarse que esas reformas tienen como marco el hecho de que no todos
los países, como señalé anteriormente, tenían unas mismas condiciones iniciales;
por ejemplo, había países con mayores niveles de endeudamiento y con algunas
reservas que les permitían sostenerse. En todo caso, todos los países fueron incli-
nándose hacia ese proceso de reformas, y este proceso se hizo en dos etapas,
como siguiendo las pautas de un “librito”: el proceso de ajuste y estabilización
propiamente dicho, y el proceso de reformas estructurales. El primero, obviamen-
te, era previo a cualquier tipo de reforma de más largo alcance, y consistía, según
antes se ha dicho, en una especie de política de shock en materia fiscal, monetaria
y cambiaria, con el objetivo de lograr ganancias de estabilización para que poste-
riormente pudieran entrar en escena las reformas estructurales.
Las reformas estructurales, como fueron concebidas en los organismos internacio-
nales que auspiciaron este tipo de política, estuvieron contempladas en cinco
grandes áreas: a) una reforma comercial; b) desarrollo del sector financiero; c) la
reforma del sector público; d) un agresivo proceso de privatización y e) una
reforma en el mercado laboral. Éste es, básicamente, el esquema que se elaboró.
Será de otra índole la pregunta sobre cuál de estas reformas debía surtir un mayor
efecto sobre el crecimiento. Cada una de ellas, a su vez, contenía un conjunto de
políticas destinadas todas, huelga repetirlo, a influir sobre el crecimiento sosteni-
do de las economías.
En el caso de la reforma comercial las políticas fundamentales eran las siguientes:
a) una reducción de la dispersión arancelaria; b) una unificación de los aranceles
y c) la minimización o eliminación al máximo de las barreras no arancelarias.
Cuando se estudia el comercio internacional se pone de relieve que las distorsiones
arancelarias existentes en América Latina estaban distorsionando el comercio in-
ternacional de manera muy importante. Había, pues, que disminuir los aranceles
máximos, aprovechar nuevos mercados, facilitar el acceso a mejores tecnologías y
a la búsqueda de nuevas inversiones, mejorar la productividad total de los facto-
res y unificar los tipos de cambio para hacerlos competitivos. Casi todos los países
de la región que tenían tipos de cambio diferenciales los unificaron, y salvo
excepciones –Venezuela en 1994– la tendencia fue hacia la unificación de los
tipos de cambio para evitar la sobrevaluación cambiaria.
La otra área importante de reforma era el desarrollo del sector financiero. A saber,
buscar una mayor profundización en el sector financiero para corregir los
desequilibrios acumulados fundamentalmente en las tasas de interés, y así lograr
una mejor asignación de los recursos hacia la inversión necesaria; minimizar o
eliminar la asignación obligatoria de créditos dirigidos a ciertos sectores y estable-
cer mecanismos de supervisión. Éste fue un caso de reforma particularmente
Raúl Huizzi / Reformas estructurales y crecimiento económico… 92
importante. A la luz de lo sucedido cabe hoy decir, en particular con relación a los
mecanismos de supervisión, que su ausencia generó elementos de distorsión
macroeconómica en casi todos los países sujetos a las reformas. Es decir, se liberó
el sector financiero pero no se acomodó su marco legal de regulación, lo cual
terminó produciendo grandes y costosas crisis bancarias en casi todos los países
de América Latina.
El otro elemento importante del proceso de reformas estructurales fue la reforma
del sector público. Este sector fue objeto de un continuo cuestionamiento por el
predominante papel del Estado en la actividad económica, por el notorio rol empresa-
rial del Estado y, fundamentalmente, por el balance fiscal: por la situación del nivel
de ingreso y gasto público. Los objetivos perseguidos eran reducir los déficits fisca-
les, eliminar las distorsiones tributarias, buscar nuevas fuentes de ingresos estables,
reorientar el gasto público, estimular el ahorro y establecer impuestos de más fácil
recaudación; por ejemplo el impuesto al valor agregado (IVA).
El proceso de privatización, que fue visto como complemento de la reforma del
sector público, tenía como objetivo fundamental, siempre de cara a un mayor y
sostenido crecimiento económico, disminuir el rol empresarial del Estado, gene-
rar nuevas inversiones y asegurar la consecución de nuevas tecnologías.
Finalmente, el campo donde menos se avanzó fue en la reforma del mercado
laboral. Sobre esta área había la esperanza de que también coadyuvara a las otras
cuatro antes nombradas para promover una mayor flexibilidad en el mercado labo-
ral, para producir un aumento en la productividad y disminuir los niveles del des-
empleo. Hoy se reconoce que las reformas no lograron el objetivo fundamental
de eliminar las restricciones existentes en los contratos laborales y de minimizar los
costos extrasalariales a los cuales las empresas estaban sometidas, básicamente de
seguridad social y salud.
Pues bien, estas reformas, vistas con los ojos del presente, se juzgan de diversas
maneras cuando se evalúan sus resultados. Primero que todo, determinar los
resultados de las reformas no es fácil, entre otras razones por la disponibilidad de
la información estadística. No hay vías sencillas y del todo confiables para homo-
geneizar la información de modo que pueda brindarnos una visión global de este
proceso de reformas. Con todo, hay diversas opiniones que van desde las que
señalan que las políticas llevadas a cabo fueron equivocadas porque no se logró
incentivar el aparato económico como en tiempos anteriores, hasta la de que el
proceso no logró madurar, que hay que esperar más tiempo para ver los resulta-
dos reales y, con otro tenor, que fueron insuficientes las reformas propuestas o
Raúl Huizzi / Reformas estructurales y crecimiento económico… 93
Cuadro Nº 2
Crecimiento económico mundial
Porcentaje anual
1961-70 1971-80 1981-90 1991-95
Simple Ponderado Simple Ponderado Simple Ponderado Simple Ponderado
América
Latina 5,0 5,5 4,3 6,0 1,1 1,3 3,1 2,8
Economías
industriales 4,8 5,3 3,3 3,1 2,6 2,8 1,7 1,8
Economía
del milagro
asiático 6,9 4,3 7,5 5,7 7,0 8,1 7,8 10,2
Total
mundial 5,6 5,0 5,0 4,7 3,4 4,0 2,7 38
Fuente: Cálculos del BID con base en estadísticas del Banco Mundial.
Ponderación por población.
América Latina comprende 26 países.
En este cuadro N° 2 podemos ver cuál fue el crecimiento de las economías entre
1961 y 1995. Podemos observar que América Latina, entre 1961 y 1970, creció a
tasas incluso superiores a las de los países industrializados, y apenas por debajo
de los países del milagro asiático. Luego, entre 1971 y 1980, también logramos
mantener niveles de crecimiento importantes. Pero hacia 1980 se interrumpe ese
proceso de crecimiento de la economía y comienza una etapa muy diferente. Los
números son: 1,3 por ciento ponderado entre 1991 y 1990, y entre 1991 y 1995 un
Raúl Huizzi / Reformas estructurales y crecimiento económico… 94
proceso que apenas tiene alguna significación. Ahora bien, lo que importa ver es
cuáles fueron los efectos de cada una de las reformas sobre el crecimiento econó-
mico; esto es, cuáles fueron las ganancias en materia de crecimiento económico
de las reformas llevadas a cabo.
Cuadro Nº 3
Efectos de las políticas estructurales y la estabilización
Pues bien, ¿qué aprende Venezuela del proceso de reformas económicas? Vene-
zuela es el país que de manera más accidentada llevó a cabo las reformas. Empe-
zó, en febrero de 1989, un proceso de ajuste muy severo que por diversas circuns-
tancias se vio interrumpido. Lo que nos interesa, a los fines de la materia bajo
discusión, es que cuando Venezuela comienza el proceso de reformas y ajustes
económicos ya la economía venezolana había comenzado a decrecer, ya tenía
años decreciendo y en consecuencia el proceso de reformas fue mucho más
difícil de llevar a efecto. Hubo, debe decirse, un resultado muy importante en el
comienzo: la economía creció entre 9 y 10 por ciento en un año, pero luego todo
se desinfló. Por lo demás hay que tener presente que Venezuela logró tener un
proceso de crecimiento sostenido hasta mediados de la década de los setenta,
más o menos, cuando la economía comienza a decrecer.
Esta mañana D.F. Maza Zavala hacía referencia a un tema sobre el cual había
pensado que debía decir algo en esta presentación. ¿Quién es, en efecto, el respon-
sable de que la economía venezolana no haya crecido? ¿Cuáles son las causas para
que la economía venezolana se convierta en un caso atípico: más de dos décadas
consecutivas sin crecimiento, ése es un caso insólito en la bibliografía económica?
Las evidencias empíricas para otras economías, en general, y por contraste con la
situación de Venezuela, dan testimonios verdaderamente sorprendentes; por ejem-
plo, en materia de ahorro e inversión.
Cuadro N° 4
Inversión como porcentaje del producto
Cuadro N° 5
Ahorro como porcentaje del producto
El Cuadro N° 6 se refiere a esta última materia. Allí se comparan Estados Unidos, Chile
y Venezuela en lo atinente al estado de obsolescencia del stock de capital. Es palmario,
así, que Venezuela tiene un marcado desfase al final del período observado respecto
de lo que sucede en las dos otras economías, en muchos sentidos exitosas.
Cuadro N° 6
Obsolescencia del capital en el sector privado venezolano
De acuerdo con la exposición del profesor Huizzi, tras el fracaso de las políticas
de ajuste en América Latina y concretamente en Venezuela, hay un conjunto de
problemas subyacentes. Yo quiero referirme concretamente a dos aspectos. El
primero de ellos, aunque pudiera pensarse que no es objeto de esta reunión,
forma parte, sin embargo, del temario de largo plazo al cual nos enfrentamos. Me
refiero al hecho de que las políticas de ajuste en Venezuela son puestas en prác-
tica sin tomar en cuenta ciertos aspectos institucionales; nos referimos a políticas
macroeconómicas y a elementos que retardan el proceso de crecimiento e impi-
den el desarrollo de la actividad económica, aunque queden por fuera otros
aspectos, no menos significativos. Esto significa un error evidente.
Por otra parte, quiero referirme al ahorro en Venezuela. En general cabe decir que
la economía venezolana tiene elevados niveles de ahorros. Pero no se trata de
una situación estable; no es una situación en la que la economía genera las
oportunidades y los incentivos para que el ahorro permanezca elevado. Desde
luego, estas tasas de ahorro nuestras están muy por debajo de las propias de las
llamadas “economías en transición” que son exitosas; por ejemplo, las economías
del sudeste asiático. Allí encontramos tasas de ahorro de 34 por ciento, mientras
que aquí el porcentaje se mueve entre 20 y 22 por ciento con respecto al producto
interno bruto.
Cuando se observa el comportamiento de los países que crecen más rápido y lo
comparamos con el crecimiento económico de los países que crecemos en una
forma más parsimoniosa, vemos que la rentabilidad del capital de esas economías
avanzadas es mayor que la que tenemos los países que somos más lentos en el
Moderadora
¿Por qué ese empeño en comparar el caso nuestro con las economías asiáticas, si
estas economías han tenido recientemente muchos problemas? ¿Por qué no ha-
blar también de los errores de política económica que se tradujeron en una drás-
tica caída de la inversión y del crecimiento de largo plazo? ¿Consideran ustedes
que las actuales tarifas arancelarias, que tienen un tope de 20 por ciento sobre el
valor en aduanas de las mercancías, constituyen una traba para la inserción de
Venezuela en el proceso de globalización? ¿Qué beneficios traería para el creci-
miento económico de Venezuela una disminución en los aranceles aduaneros?
¿De haberse establecido una política económica que evitara la cuantiosa salida de
capitales, se habría logrado financiar el crecimiento económico?
de sentido. Cuando nosotros decimos: el déficit fiscal es muy grande, ¿es éste muy
grande con respecto a qué? ¿Es muy grande con respecto al PIB? Hacemos la com-
paración con Asia porque en algún momento histórico América Latina y Asia
compitieron en los mercados internacionales, y ellos fueron más exitosos que noso-
tros puesto que tuvieron tasas de crecimiento mucho más elevadas y una mayor
inserción en el comercio internacional. Es cierto que Asia ha tenido problemas,
pero el tiempo de respuesta de muchos de los países asiáticos fue mucho más
acelerado que el que nosotros, en América Latina, hemos conseguido.
Carlos Hernández Delfino hablaba de Argentina. Yo tengo una visión distinta
sobre ese país. Es verdad que Argentina acaba de levantar 29.000 millones de
dólares en un programa para negociar su deuda, pero la economía argentina no
ha resuelto problemas importantes de crecimiento económico; es una economía
que no ha solucionado sus problemas de empleo; es una economía con serios
problemas en la distribución de los ingresos. Y es verdad, en la asimetría de la
que hablo con respecto a los diferentes resultados de las reformas, hay unos
países que estaban en condiciones macroeconómicas distintas a las de Venezuela;
cuando nosotros comenzamos el ajuste en 1989, teníamos un conjunto de des-
equilibrios macroeconómicos insostenibles. En suma, utilizamos el caso de Asia
para las comparaciones porque somos potencialmente competidores de ellos en
el mercado internacional.
Por otra parte, desde luego que hubo errores de política económica que van
desde el mal manejo de las cuentas fiscales y de la crisis financiera del 94-96, hasta
el diagnóstico equivocado de hacia dónde debería incentivarse el gasto público,
etc. Éstos son serios errores de política económica, y el proceso de reformas en la
economía venezolana ha estado sometido a una especie de etapas alternativas de
“arranque” y “frenazo”, si así cabe hablar. Arrancamos en 1989 y crecimos; luego
se produjo un conjunto de acontecimientos institucionales, políticos, y no logró
cuajar el proceso de reformas; entonces se retrocedió; luego se volvió a arrancar
para parar de nuevo. Ésa ha sido la dinámica de la economía venezolana.
En relación con las tarifas arancelarias debo decir lo siguiente: cuando se analizan
las cifras del tema arancelario nos damos cuenta que allí hubo mucha simplifica-
ción. Por mi parte creo que fue la reforma en la cual más se avanzó. No recuerdo
ahora los números exactos, y no quiero abusar de la memoria, pero nosotros en
Venezuela logramos reducir de manera importante los aranceles; no se eliminaron
las barreras no arancelarias pero sí se minimizaron y, desde luego, cualquier
política en materia arancelaria tiene que ver también con el marco institucional
donde se vaya a llevar a cabo.
Primera sesión / Preguntas y respuestas 106
Moderadora
¿Creen ustedes que el fracaso inicial de las políticas de ajuste en América Latina,
específicamente en Venezuela, se debió al hecho de que al contrario de la creen-
cia popular, no estuvieron orientadas claramente y de manera inmediata a reducir
el papel del Estado en la economía y a adoptar un modelo de economía de
mercado? ¿Cuáles han sido las acciones concretas para equilibrar las instituciones
de la sociedad civil con las del gobierno? Se habla de desequilibrios y reformas,
¿es viable en estos momentos la entrada en funcionamiento de los fondos de
pensiones, dados los niveles de desempleo que existen?
no fue evaluado en su justa proporción, y luego también creo que es muy impor-
tante el aspecto de la comunicación para crear una base social y política de apoyo
a las reformas.
Sin embargo, en Venezuela ha habido tantos accidentes en este proceso, tantas
idas y venidas, retrocesos y aceleraciones en la privatización, que no hemos
terminado de implantar los elementos de la reforma financiera cuando ya se hace
necesario modificar nuevamente la ley. Ésas son características que pueden expli-
car por qué no hemos tenido un éxito sostenido en los aspectos económicos.
Segunda sesión Segunda sesión
Cuadro N° 1
Venezuela: ahorro e inversión
(en % PIB)
Las preguntas fundamentales que se originan son ¿quién genera este ahorro, quién
lo utiliza y dónde se queda? Observamos que la evolución de esos niveles de
ahorro desde la década de los setenta va teniendo cada vez más un curso digno
de resaltar, hasta que en los años 90 empieza a producirse una diferencia ostensi-
ble entre el ahorro público y el ahorro privado.
Veamos ahora unas cifras relevantes en el Cuadro No 2. El sector público exhibe
en los años 90 un desahorro, debido a que tiene problemas de financiamiento de
su gasto; es decir, tiene déficits, y para poder cubrirlos debe recurrir a parte del
ahorro privado para enfrentar sus efectos. Por otra parte, desde un punto de vista
macroeconómico la diferencia entre los niveles de ahorro y los niveles de inver-
sión, según se observa, consiste en el ahorro externo.
Cuadro N° 2
Venezuela: ahorro financiero y ahorro externo
(en % PIB)
Cuadro N° 3
Venezuela: crecimiento económico e inversión
PIB Inversión
Períodos (%) ( por ciento PIB)
1970-79 5,2 29,5
1980-89 0,2 21,2
1990-99 1,2 14,9
Fuente: Banco Central de Venezuela. Cálculos propios.
El sector público
Vistas las cosas desde el sector público, en los años 70 y 80 hubo suficientes
volúmenes de ahorro, y los esquemas de inversión se mantuvieron relativamente
estables. El sector público mantuvo ahorros financieros positivos; esto es, no
enfrentó problemas financieros. Esta situación cambia en los años 90. Durante ese
período se mantienen básicamente los programas de inversión, en especial los
referidos al sector petrolero. Debe recordarse que en las décadas anteriores esos
programas de inversión estaban atados al desenvolvimiento de las empresas pú-
blicas, y que en los años 80 fueron básicamente la continuación de los proyectos
iniciados en los años 70. En breve, en los años 90, debido quizás a la dinámica
petrolera y a la propia situación financiera del sector público, los niveles de
ahorro se redujeron, pero toda vez que se mantuvieron los niveles de inversión se
llegó entonces al resultado de un ahorro financiero negativo.
Cuadro N° 4
Venezuela: ahorro público e inversión pública
(en % PIB)
Este resultado financiero representa un déficit del orden de los 4,3 puntos del
producto. Por otra parte, tengan presente que la existencia de un déficit implica la
emisión de deuda, y que ésta genera una emisión de bonos públicos, lo que al
final termina afectando el proceso de determinación de las tasas de interés. Más
aún, el exceso de oferta de bonos públicos reduce el precio de los bonos, aumen-
ta la tasa de interés y afecta la dinámica del gasto privado, bien en gastos de
consumo o en gastos de inversión.
¿Qué significa esto desde la perspectiva del sector público, del resultado primario
del sector público? Que la estructura de gastos del sector público no puede ser
financiada con los ingresos que generan sus activos; es decir, que el sector públi-
co tiene que emitir deuda para pagar intereses (véase el Cuadro N° 5).
Cuadro N° 5
Venezuela: desahorro público 90s
(% PIB)
Conceptos Monto
Resultado financiero -4,3
Resultado primario -1.5
Resultado doméstico o interno -10,3
Fuente: Banco Central de Venezuela. Cálculos propios.
El sector privado
Veamos ahora lo relativo al sector privado (véase el Cuadro No 6). El sector priva-
do mantuvo niveles de ahorro importantes a principios de la década de los seten-
ta y, desde luego, sus decisiones de inversión están muy atadas a sus niveles de
ahorro. Después de la propia debilidad o inestabilidad del mercado petrolero en
Efraín Velázquez / El financiamiento del crecimiento en Venezuela 114
los años 80, esa generación de ahorro cayó, pero igualmente el comportamiento
de la inversión disminuyó y eso afectó la dinámica del crecimiento económico,
como lo habíamos visto. Lo sorprendente, sin embargo, se produce en los años
90. Entonces hallamos diferencias muy importantes entre el ahorro privado y la
inversión privada, diferencias del orden de los 23 puntos del producto, lo cual es
una extrema anomalía. Es decir, no tenemos por delante la típica discusión sobre el
crecimiento, donde lo que se trata de buscar es crecimiento del ahorro. En breve,
el ahorro existe, pero no se está destinando a la inversión. Lo que tenemos es una
inmensa brecha entre la generación de ahorro y la aplicación a la inversión, que no
es el típico caso que analizan las teorías de crecimiento. Nuestro acuciante proble-
ma es cómo se aplican esos fondos excedentarios, dónde se aplican; esto es,
adónde se dirigen. Siempre bajo la premisa de que dichos fondos existen.
Cuadro N° 6
Venezuela: ahorro privado e inversión privada
(en % PIB)
Conclusiones
En general estoy de acuerdo con las grandes conclusiones a las que ha llegado el
profesor Efraín Velázquez esta tarde y que en resumidas cuentas se refieren, en
primer lugar, a cómo la actividad petrolera ha determinado la dinámica del ahorro
y de la inversión pública en Venezuela; en segundo lugar, al hecho de que la
inversión privada acompaña a tal dinámica de la inversión pública, siempre que
encuentre las condiciones apropiadas para ello, en términos de perspectivas y de
credibilidad en el sector público. Entonces, si vemos lo que ha ocurrido –de
acuerdo a la exposición que nos hizo el profesor Velázquez– en las últimas tres
décadas, notamos cómo en los años 70 la actividad petrolera suministró cuantio-
sos fondos a nuestro sector público, el cual para aquel momento parecía tener las
condiciones necesarias para la continuación de su actividad como sector. En con-
secuencia, allí observamos que los elevados niveles de ahorro público fueron
acompañados por altos niveles de ahorro privado.
Sin embargo, en la década de los ochenta las perspectivas del sector petrolero
empeoraron sustancialmente en relación con la década anterior y se produjo, por
lo tanto, una caída sostenida de la tasa privada de ahorro. Más recientemente,
durante los años 90, observamos que si bien el mercado petrolero internacional
experimentó una reactivación, por otro lado –como también nos los mencionara
el profesor Velázquez– la situación del sector público empeoró, en el sentido de
que ese sector ha sido incapaz de financiarse enteramente con ingresos de su
presupuesto corriente, encontrándose permanentemente obligado a incurir en
déficits fiscales.
Volviendo ahora al basamento teórico de la intervención del profesor Velázquez,
el modelo de crecimiento de Solow, tenemos que dicho modelo en el largo plazo
arroja un equilibrio de estado estacionario que depende del progreso tecnológico
y del crecimiento de la población, mas no de la tasa de ahorro. No es, sin embar-
go, en ese estado estacionario de equilibrio donde se encuentra actualmente la
economía venezolana, sino en una fase de transición fuera del equilibrio de largo
plazo. Ahora bien –siempre según el modelo de Solow, pero no sólo según él–,
en un período de transición la tasa de ahorro sí es determinante de la tasa de
crecimiento económico. De allí la importancia de su estudio. Por otro lado, dentro
de la problemática del crecimiento de corto y mediano plazo, además de lo que la
población ahorra como parte del ingreso total, es fundamental lo que se hace con
el ahorro generado; es decir, cuál es el destino de ese ahorro. Ya aquí, en este
foro, se ha hablado bastante de ello: una buena parte del ahorro nacional, sobre
todo durante la última década, se ha transformado en ahorro externo, se ha inver-
tido en el exterior, anulándose por tanto como fuente de financiamiento de la
inversión interna.
Sin embargo, queda el problema de la intermediación financiera de ese ahorro que
permanece en el país. Aquí constatamos que el sistema financiero venezolano pa-
dece de ineficiencias, expresadas en altos costos de transformación, consecuencia
de ellas es la situación que observamos actualmente en torno de los spreads banca-
rios, considerados relativamente altos en Venezuela en relación con otros países.
Estos altos spreads bancarios, resultantes en parte –como lo han detectado varios
estudios– de los elevados costos de transformación en el país, por un lado afectan
negativamente al ahorro nacional en la medida en que la tasa pasiva real es peque-
ña y, por tanto, poco estimulante; y por el otro influyen también de manera negativa
sobre la inversión, en la medida en que la tasa activa es alta. El efecto sobre el
crecimiento es, por supuesto, desestimulante.
Igualmente estoy en total acuerdo con la interpretación que nos hace el doctor
Velázquez acerca de la paralización de la inversión privada en la década de los
noventa, entendida como resultado de la inestabilidad macroeconómica y pólítica
característica de esos años. Ahora bien, como se ha dicho acá repetidas veces, no
es la falta de ahorro lo que ha parado esa inversión, sino más bien el hecho de
que los inversionistas privados no se han sentido con la seguridad requerida
como para emprender proyectos de inversión. Es, yo diría, un enfoque keynesiano
Oswaldo Rodríguez Larralde / Comentario 121
Moderador
Gracias por estas preguntas y comentarios. Yo creo que Venezuela tiene dos
problemas fundamentales hoy. Sobre el primero en cuestión ya hemos hecho
referencia antes: hay una percepción muy importante de insostenibilidad fiscal.
Tenemos déficits estructurales del orden de 4 a 5 por ciento que debemos finan-
ciar todos los años. Pero ésta no es una realidad de hoy; es una realidad que tiene
una década de existencia por lo menos, y evidentemente ella crea incertidumbres
acerca de las estrategias de financiamiento. Esto lleva a que las decisiones priva-
das de consumo e inversión se pospongan, con lo cual se generan serios proble-
mas de crecimiento en el corto plazo. Se trata, pues, de una cuestión central para
la vida económica de Venezuela.
Moderador
¿Consideran ustedes correcta la asignación del ahorro que hace el Estado? ¿Qué
papel juegan las retenciones del Fondo de Inversión para la Estabilización
Macroeconómica, las cuales, junto con las reservas internacionales, suman más de
19.000 millones de dólares? ¿Cómo considerar al FIEM en este tema del ahorro y
la inversión?
Segunda sesión / Preguntas y respuestas 125
Ahora pudiera citar los estudios que atribuyen el alto spread o margen a los costos
de transformación. Porque hay estudios, como el de la Oficina de Asesoría Econó-
mica de la Asamblea Nacional que lo atribuyen al poder ejercido sobre el mercado
por el sistema financiero. ¿Cómo piensan ustedes que se puede estimular el ahorro
a corto plazo si al grueso de la población no le quedan recursos luego del consumo?
¿Cómo puede el Estado, conjuntamente con la banca, estimular a la población a
ahorrar? ¿No creen ustedes que la disparidad en las normas para la obtención de
financiamiento entre grandes consorcios industriales y la pequeña y mediana
industria frena la activación y diversificación de la economía? Los ingresos petro-
leros que se originaron en el año 2000 fueron un gran aporte para la economía,
¿cómo sirvieron esos ingresos para el financiamiento del país? ¿Qué opinan ustedes
del fenómeno de que el sistema financiero nacional se está poblando de capitales
extranjeros? ¿No sería esto peligroso para la frágil economía nacional?
Se me pide que cite los estudios que atribuyen el alto spread en las tasas de interés
a los costos de transformación. Efectivamente, en tiempos recientes se han hecho
varios estudios sobre el spread bancario. Uno de ellos, del Centro de Investigacio-
nes del Banco Mercantil, acaba de ser publicado en la Revista BCV (véase no 1,
2001). Otro es de un grupo de investigadores de Venezuela Competitiva. También
está el de la Oficina de Asesoría Económica de la Asamblea Nacional, y hay un
cuarto estudio, que se publicará también en la Revista BCV, que se ha desarrollado
en el Banco Central de Venezuela. Todos ellos atribuyen significación a los costos
de transformación en la existencia del spread. También es cierto que tanto el estu-
dio del Banco Mercantil como el de la Oficina de Asesoría de la Asamblea Nacional
le dan importancia al poder de mercado del sistema bancario como explicativo del
spread. Sin embargo, no mencioné este elemento porque no es tan claro; no es tan
contundente la explicación que se refiere al poder del mercado, como lo es en el
caso de los costos de transformación, en particular en el caso del estudio de la
Oficina de Consultoría de la Asamblea. Este último llega a sus resultados a través de
una forma muy particular de definir el spread bancario, elevando la tasa activa y
bajando la tasa pasiva. Quiero decir que hay muchas formas de medir el spread; sin
embargo la forma que utiliza la Oficina de Asesoría es una de las formas extremas
en las cuales el spread se hace más elevado. Con esa definición de spread sí aparece
como significativo el elemento del poder del mercado.
Moderador
Quisiera antes de finalizar darle las más expresivas gracias a los doctores Efraín
Velázquez de la Universidad Católica Andrés Bello; al profesor Néstor Castro Barrios
y al profesor Oswaldo Rodríguez Larralde de la Revista BCV por su exposición del
tema: “El financiamiento del crecimiento en Venezuela” y los comentarios corres-
pondientes; y a ustedes por su asistencia y su participación, muchas gracias.
Tercera sesión Tercera sesión
Introducción
Este encuentro puede resultar un excelente vehículo para que los trabajos presen-
tados puedan alimentar el criterio de quienes corresponde tomar decisiones en
materia de política económica.
Ayer bien decía el profesor Maza Zavala: “no somos entes decisorios”. Sin embar-
go, sí tenemos una responsabilidad como profesionales al servicio de un país,
estamos en la obligación de elaborar y presentar nuestras propuestas, con todas
aquellas herramientas que estén a nuestro alcance para dotarlas de un alto poder
persuasivo. Es nuestro convencimiento que de los caminos posibles, hay uno más
adecuado que los demás; esto se nos hace evidente porque tenemos una especial
manera de ver el mundo, producto de haber pasado por una universidad que
transformó nuestros cerebros en sistemas de pensamiento dirigidos a hilvanar con
elementos racionales los fenómenos económicos en el contexto de su profunda
vinculación interdependiente a una totalidad social más compleja. Por eso creo
que tenemos un deber en este sentido y somos responsables si no hemos sido
lo suficientemente persuasivos a la hora de convencer a quienes toman las deci-
siones. Porque de estar nosotros en lo cierto, la sociedad pudiera estar siendo
conducida a un destino que tendrá que asumir en el largo plazo mayores costos
sociales de los que hubieren sido necesarios.
El tema asignado alude un campo semántico muy vasto, razón por la cual, muy
probablemente las ideas y conceptos abordados en el presente trabajo se solapen
con el contenido de otras exposiciones de este evento. Al mismo tiempo, esa
enorme gama de aspectos encerrados en este tópico, es la consecuencia de una
característica esencial del problema, y es que se trata de un fenómeno sistémico y,
por lo tanto, para su cabal comprensión debe ser abordado como tal. De modo
que el objetivo fundamental de esta presentación es ofrecer una visión sistémica
de los aspectos clave a ser considerados en el diseño de una política económi-
ca eficiente en términos de su incidencia sobre el crecimiento económico. Vale
decir, en términos de su capacidad de incrementar, de manera armónica, tanto la
posibilidad de producir bienes y servicios como la de garantizar su consumo por
parte de la economía interna, y en en el caso de los bienes transables, el incre-
mento de la capacidad de producirlos debe provenir de procesos de producción
más eficientes y competitivos para poder ofrecer una alternativa de consumo
atractiva al resto del mundo.
Aspectos conceptuales
La enorme complejidad del tema puede ser fácilmente percibida con un simple
vistazo sobre la famosa identidad fundamental de la macroeconomía; es decir,
aquella que presenta la demanda agregada como la suma total de las diferentes
modalidades de consumo discriminada por agentes de consumo (sector público y
sector privado), y por la naturaleza de los bienes consumidos (bienes de inversión
y bienes de consumo final).
Donde:
Y = Cpr + Cpu + Ipr + Ipu + X - M
Y = demanda agregada
Cpr = consumo privado
Cpu = consumo público
Ipr = inversión privada
Ipu = inversión pública
X = exportaciones totales
M = importaciones totales
Armando Córdova O. / La actividad económica del Estado y el… 130
Un criterio para el abordaje del problema puede ser el de considerar que “actividad
económica del Estado” es cualquier acción emprendida por éste que revierta conse-
cuencias sobre las variables involucradas en la identidad. Partiendo de esta amplia
acepción del objeto de análisis, queda claro que el solapamiento en el contenido de
las diversas exposiciones de este evento es una consecuencia inevitable.
Dicho de otra forma, las posibilidades del Estado de ejercer influencia sobre el
crecimiento económico (aumento de Y) son tan variadas, que siempre vamos a pecar
de ser poco exhaustivos al intentar tratarlo como es caracteristico en los procesos de
índole sociales. Sin embargo, vamos a tratar de exponer aquí los elementos clave,
para quien vaya a abordar la problemática con el objeto de comprenderla y
controlarla. Si es ésta la intención, la visión sistémica del asunto es fundamental; se
trata de un enfoque que simultáneamente nos suministre información sobre la
ubicación de cada árbol del bosque en el detalle del entorno de cada uno de ellos,
teniendo en la mano también el mapa de ese bosque. Es decir, la posibilidad de
poder indistintamente tener la visión del árbol y del bosque al mismo tiempo.
Ahora bien, apoyándonos en la identidad, hagamos un intento por organizar
y clasificar algunas de las posibilidades que tiene el Estado para hacer crecer Y
atendiendo al juego de variables de la ecuación, sensibilizadas como consecuencia
de su intervención directa o indirecta para el logro de tal fin. Ello nos conduciría
en un primer y superficial vuelo, a la obtención de un listado de los principales
ámbitos de acción del Estado en materia económica con incidencia en Y.
Políticas desarrollistas
1
El modelo de crecimiento económico instaurado a partir de 1960 e inscrito dentro de este
tipo de políticas, generó importantes cambios estructurales, entre los cuales hay que desta-
car un cierto grado de modernización del aparato productivo nacional, la progresiva madu-
ración de una clase obrera y de un empresariado industrial, avances en los sistemas de
educación y salud pública y aceleración de la construcción de una moderna infraestructura
física que había venido desarrollándose desde períodos anteriores (electrificación, vialidad,
comunicaciones, etc.).
Armando Córdova O. / La actividad económica del Estado y el… 131
Políticas comerciales
Políticas tributarias
Éstas se refieren a los intentos del Estado por controlar los flujos de recursos
fiscales mediante el manejo de las tasas impositivas que éste instrumente para
obtener ingresos pechando a la actividad económica. Un aumento de la tasa
impositiva incide en el corto plazo en una caída del ingreso disponible y, por lo
tanto, del consumo, que a su vez es un componente de Y. Posteriormente el
Estado, al utilizar sus ingresos en la economía, dinamizará el crecimiento del pro-
ducto en la medida que establezca la calidad de su gasto; si el gasto se destina a
bienes de consumo final, el efecto dinamizador será menor que aquél desencade-
nado si el gasto del Estado es dirigido a la inversión. Por el contrario, una caída de
la tasa impositiva tiene un efecto directo de aumento de Y a expensas de una
caída inicial de los ingresos fiscales, pero que, dependiendo de la eficiencia del
Estado en la recaudación fiscal y de los niveles de cultura tributaria de la nación,
podría compensarse posteriormente con los mayores niveles de actividad econó-
mica alcanzada a menores tasas impositivas (curva de Laffer).
Armando Córdova O. / La actividad económica del Estado y el… 132
Políticas sociales
Políticas de autorrediseño
Éstas son los intentos de reforma institucional dirigidos a una inserción del Estado
más eficiente dentro de la sociedad. Desde el punto de vista de la incidencia de
este ámbito de acción sobre un aumento del producto Y, las posibilidades son
muy variadas, pero, en términos generales tienen que ver con las “externalidades”
reductoras de los costos transaccionales de la economía. En el caso de un Estado
extremadamente ineficiente y corrupto, los beneficios iniciales de la instrumenta-
ción de políticas de autorrediseño son enormes. En Venezuela lo hemos hecho
tan mal en este aspecto, que es “un tiro al piso” mejorar.
Políticas de información
Aspectos empíricos
En esta sección intentaremos mostrar los problemas que confronta alguien que
intenta medir empíricamente el comportamiento de la relación entre la actividad
económica del Estado y el crecimiento económico.
Armando Córdova O. / La actividad económica del Estado y el… 133
En primer lugar tenemos una regresión (Cuadro N° 1) entre la variación del produc-
to interno bruto total (VPIB) y el gasto dedicado por el gobierno a la inversión y al
consumo (Vibtge) y (VCG), y por último una variable dummy para manipular el
componente aleatorio indomable del sistema en su conjunto. La calidad de estas
estimaciones no es muy buena, sin embargo, ésta ya es una información importante.
Cuadro N° 1
Variable dependiente
VPIB
Muestra: 1940-1995
Observaciones: 56
Variable Coeficiente Std. Error Estadístico t Probabilidad
C 2.472 0.706 3.497 0.001
Vibtge 0.070 0.025 2.712 0.009
VCG 0.291 0.062 4.626 0
Dummy 9.922 2.834 3.501 0.001
R2 0.591
R2 ajustado 0.567
Error st. de la regres. 4.578
D.W. 1.799
Estadístico F 25.01
Criterio de Schwarz 6.094
Criterio de Akaike 5.949
información cualitativa que nos está dando este gráfico, más allá de la exactitud
de las cifras que estamos aquí manejando, estamos viendo que este análisis o por
lo menos este enfoque nos ofrece alguna información acerca de lo que sucedió.
Gráfico N° 1
Visualización del coeficiente de la inversión
0.6
0.5
0.4
0.3
0.2
0.1
0.0
55 60 65 70 75 80 85 90 95
Gráfico N° 2
Visualización del coeficiente del consumo del gobierno
0.45
0.40
0.35
0.30
0.25
0.20
0.15
86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97
Cuadro N° 2
Variable dependiente. Vpibnp
Muestra: 1970-1997
Observaciones: 28
Variable Coeficiente Std. Error Estadístico t Probabilidad
Vgpubr 0.244 0.039 6.122 0
Vgpubr(-1) 0.238 0.043 5.438 0
Dummy -0.091 0.019 -4.644 0.0001
2
R 0.738
2
R ajustado 0.716
Error st. de la regres. 0.033
D.W. 1.413
Estadístico F 35.16
Criterio de Schwarz -3.684
Criterio de Akaike -3.826
La ley de Okun
Cuadro N° 3
Variable dependiente. D(U)
Muestra: 1952-1995
Observaciones: 44
Variable Coeficiente Std. Error Estadístico t Probabilidad
D(Vipbce) -0.108 0.031 -3.836 0.001
Dummy 1 2.897 1.096 2.642 0.011
Dummy 2 2.555 0.758 3.369 0.001
Dummy 3 2.357 0.789 2.985 0.004
R2 0.502
R2 ajustado 0.465
Error st. de la regres. 1.070
D.W. 1.363
Estadístico F 13.48
Criterio de Schwarz 3.223
Criterio de Akaike 3.061
Los cálculos arrojan que en Venezuela, en promedio, por cada punto porcentual
de incremento del producto el desempleo sufre una caída de 0,10 puntos porcen-
tuales. En términos relativos, de acuerdo a otros estudios hechos sobre el tema,
por ejemplo, en el caso de Argentina, el de Abril Ferullo y Gaínza Córdoba, esa
relación es bastante baja.
Para Alemania los cálculos arrojan un promedio de 0,4; en Japón es de 0,25; en
Estados Unidos 0,30; en Argentina 0,22. Probablemente la razón está en que nos
diluimos entre el sector formal y el sector informal. Partimos de considerar un
producto interno, que solamente es el producto de la economía formal, y por el
otro lado en la fuerza de trabajo estamos considerando el desempleo que vincula
al empleo informal y al empleo formal.
Aspectos sistémicos
Creo que la ponencia de Armando Córdova merece ser leída y analizada extensa-
mente. Su enfoque es muy interesante, porque plantea una visión sistémica, o como
se dice ahora, holística del problema fiscal, fundamentalmente visto como un pro-
blema de riesgos sistémicos.
Mi comentario va a ir dirigido a lo que veo como restricciones concretas de la política
fiscal, porque para mí lo más importante no es un crecimiento de corto plazo, como
suele suceder, asociado a los ciclos petroleros, sino un crecimiento sostenido.
Hay por lo menos cuatro o cinco elementos importantes por destacar. El primero
lo tocaba Armando Córdova: el tema de las políticas, y en lo esencial de la política
fiscal, con su ejecución y con los objetivos específicos asociados a ella.
La ejecución de la política fiscal no siempre es fácil de llevar a cabo. Una gestión
fiscal eficiente significa una recaudación tributaria que tiene implicaciones en la
parte real; significa negociaciones con el sector de los asalariados para mantener
salarios cónsonos con una meta inflacionaria; y por supuesto, la eficiencia en
cuanto al manejo del gasto, a la calidad del gasto, a las flexibilidades que hay que
tener para manejar situaciones de desajustes temporales que se pueden dar. Creo
que éste es un aspecto muy importante en el que hay que hacer algunos avances.
Más adelante me referiré a él.
El otro tema tiene que ver con las restantes políticas económicas, por ejemplo, la
vinculada con la materia comercial. Armando Córdova interrelacionaba estos
elementos con la materia monetaria y cambiaria, porque al fin y al cabo lo que
queremos es consistencia de todas las políticas que el Estado tiene como responsa-
bilidad. Por supuesto, la política fiscal es la fundamental para el Estado, pero no es
la que determina muchas veces el sendero de la consistencia y credibilidad de las
políticas. De allí que un elemento muy importante en todo esto, el tercer aspecto
por señalar, es la institucionalidad; es decir, cuán preparados estamos para desa-
rrollar, para gerenciar estas políticas dentro de los diferentes entes involucrados.
Otro elemento es el grado de involucramiento del Estado en la actividad econó-
mica, así como los sectores específicos a los cuales el Estado tiene que atender.
Aquí tenemos la controversia tradicional del productor de bienes públicos versus
el productor de bienes no públicos. Es éste un tema que está fundamentalmente
de nuevo en el tapete por las propias exigencias de la nueva referencia constitu-
cional. Yo estoy de acuerdo en que hay que enfatizar la producción de bienes
públicos, pero hay que abrir espacios, entonces, en las alternativas de gastos que
tienden de alguna manera a reducir quizás el papel del Estado en algunas activi-
dades que pueden ser fundamentalmente desarrolladas por el sector privado. No
quiero entrar en el tema de la privatización en este momento, pero ciertamente
habría necesidad de capitalizar empresas públicas que requerirán recursos que
pueden ser utilizados bajo otros esquemas.
Ahora bien, ¿dónde parecieran estar en Venezuela, en lo fundamental, las restric-
ciones para poder avanzar, dentro del marco normativo nuevo que tenemos por
delante? ¿Estamos dispuestos a cambiar el manejo presupuestario que implica
cierta prociclicidad de la política fiscal? Éste es un elemento bien importante y
muy arraigado en la conciencia de las instituciones presupuestarias, que creo que
va a ser difícil romper.
Armando Córdova mencionó el mecanismo estabilizador del FIEM. Yo tengo serias
preocupaciones no con el mecanismo como tal, en cuanto tengo una cantidad de
recursos que estén allí depositados, sino en cuanto a las reglas que están detrás del
mecanismo. Creo que va a haber espacios de acuerdo con la nueva Ley de Finanzas
Públicas para revisar esto, de manera que se reduzca la fundamental discrecionalidad
del instrumento y se le dé, a mi juicio, mucho más credibilidad de la que puede
significar tener 6.000 millones de dólares. La credibilidad también se genera por los
mecanismos de sostenibilidad de este fondo estabilizador.
Otro elemento importante de señalar, para poder generar márgenes de maniobra
del Estado en función del objetivo de crecimiento, es el elevado porcentaje del
gasto comprometido; es decir, del gasto predeterminado. Me refiero al gasto rela-
cionado con lo que se llama el gasto legal, que tiene que ver con las transferencias
Manuel Lago / Comentario 143
Moderador
¿Cuáles son los aspectos puntuales en la política económica que deben modificarse?
Por favor un comentario acerca de la influencia del Estado a través de las políticas
de fortalecimiento de la sociedad civil para el crecimiento económico.
Una reforma fiscal que está en camino, que está siendo anunciada como inminen-
te; es decir, un manejo más eficiente de los bolívares fiscales. Los bolívares fisca-
les, dentro de la economía, tienen una importancia de alrededor de 20 a 25 por
ciento del producto interno bruto. Esos bolívares fiscales, de ser más eficientes,
introducen dentro de la economía un cambio estructural que genera consecuen-
cias sobre todo el resto del sistema, genera consecuencias incluso sobre el nivel
de sobrevaluación de nuestra moneda. No dudo que una mayor eficiencia de las
finanzas públicas puede disminuir la presión de la devaluación. Éste es uno de los
temas que menciono aquí para que sea reflexionado.
¿Qué otras cosas deben acometerse simultáneamente y que son, además, la ga-
rantía de que vamos a dar a luz una nueva estructura económica de producción
en Venezuela?
Debe haber una reestructuración productiva del país; una relación intrasectorial
más eficiente que la que tenemos ahora, quiero decir que la relación intra e
intersectorial entre el sector petrolero y el resto de la economía interna tiene que
adquirir nuevos niveles. Los coeficientes técnicos de interacción hay que optimizarlos;
más aún, hay que ver cuáles son las ventajas competitivas no reveladas que pudie-
ran generarse por el hecho de que se instrumente tal o cual medida de política
económica; es decir, cómo sería el mundo si sucedieran ciertas cosas.
Esa reflexión genera la posibilidad de detectar algunos proyectos que no se ha-
bían detectado antes, porque no habíamos pensado que esas condiciones se iban
a dar. Ese esfuerzo se hizo en Chile, a través de una fundación que se llama Fun-
dación Chile que se ocupó de buscar, de detectar ese tipo de proyectos. Claro, ése
es un esfuerzo muy costoso, pero produce también, cuando tiene éxito, unos
beneficios muy jugosos. Es necesario detectar proyectos, invertir en esos proyec-
tos donde se está identificando una ventaja competitiva. Ésa es una tarea que
debe hacerse, la de buscar una nueva reestructuración productiva.
Ratifico lo relativo a la sociedad civil, a la manera como el gobierno regional ha de
organizarse con el dinero que recibe, a sus relaciones con sus contribuyentes y
con el gobierno central. Aquí hay muchas mejoras que introducir, pero el esfuerzo
debe ser consistente y homogéneo.
Si procedemos a lo largo de esta senda Venezuela obtendrá grandes beneficios,
porque a través de todo ello se fortalece el acceso que tiene la sociedad civil a los
recursos financieros del Estado regional y del gobierno central, y a través de
ellos se establecen directamente cuáles son las ventajas competitivas no reveladas
regionalmente.
Introducción
El presente trabajo tiene por objeto exponer algunas ideas sobre las políticas públi-
cas de regulación económica y su influencia en el crecimiento de la economía.
No hemos pretendido en este momento realizar una investigación empírica rigu-
rosa, pues las limitaciones impuestas por el tiempo y las destrezas necesarias en el
manejo de instrumentos estadísticos que escapan de nuestra pericia, nos lo impi-
dieron. Por tal motivo, nos hemos limitado a abordar teóricamente el fenómeno
de la regulación, sugiriendo, por una parte, algunas relaciones que podrían estar
presentes entre el mismo y las posibilidades de crecimiento de una economía, en
este caso, la economía venezolana, y por otra parte, lo que se debería hacer si
quisiéramos emprender la elaboración de un estudio más avanzado.
Ese estudio más avanzado sería de difícil investigación empírica, desde el punto
de vista metodológico para el caso de un país como Venezuela, pues tendríamos
que establecer de manera inequívoca cuáles serían las variables a ser tomadas en
cuenta para indicarnos el grado de regulación económica presente. Para nuestro
trabajo, hemos presentado sólo dos de esas variables, el control de precios y el
control de cambio, pero estamos conscientes de que el estudio debería ir mucho
más lejos y presentamos lo que podría ser una mejor opción.
Definición de la regulación
Cmg1
Img D
0 Q2 Q1 Cantidades
Visiones de la regulación
1
Hasta el 23 de junio de 2001 aparecían registradas en la página web de Procompetencia,
75 resoluciones sobre los casos que habían sido sometidos a su consideración entre el año
de 1992 y dicha fecha.
Gustavo Guevara / La regulación y el crecimiento económico 150
2
Galbraith expone en su libro El capitalismo americano (1972, pp. 170 y ss.) que en los mer-
cados modernos americanos de pocos vendedores, el freno activo al poder de los oligopolistas,
es ejercido no por la competencia sino por poderosos compradores del otro lado del merca-
do. En otras palabras, el sitio otrora ocupado, según la teoría de la competencia clásica y
neoclásica, por los otros vendedores, es ocupado ahora por los compradores que se enfren-
tan a dichos vendedores.
3
Ideas sugeridas en la conferencia dictada por Enrique Ghersi en el Seminario “Corrupción
y Estado de Derecho”, organizado en Caracas por Cedice, en 1999.
4
Evidentemente, las personas no van a caminar por las calles calculando matemáticamente
el tiempo y la información necesaria para cumplir la ley. Se trata más bien de un proceso
psicológico basado en lo que cada persona cree que es el costo de cumplir una determinada
norma.
Gustavo Guevara / La regulación y el crecimiento económico 151
5
La palabra oportunista no se encuentra revestida de ningún significado ético o cosa que se
le parezca. Simplemente da a entender un comportamiento estratégico en búsqueda del
interés propio, consistente en este caso en la no-observación de una ley o norma, dadas dos
condiciones: 1) que el comportamiento del agente no puede ser monitoreado por la agencia
que elaboró la norma y, 2) que el cumplimiento de la norma es muy costoso en términos de
información y tiempo necesarios para cumplirla.
Gustavo Guevara / La regulación y el crecimiento económico 152
Gráfico N° 1
PIB total de la economía venezolana
Millones Bs.
650.000
Liberalización Esquema
de precios mixto
600.000
Control
de precios
550.000
500.000
450.000
400.000
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999
Años
Fuente: realización propia a partir de la Base de Datos del IESA (precios constantes de 1984).
Gráfico N° 2
Tasa de variación del PIB en la economía venezolana
Variación %
15
Control Liberalización Esquema
de precios de precios mixto
10
0
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999
-5
-10
Años
Fuente: realización propia a partir de la Base de Datos del IESA (precios constantes de 1984).
Gráfico N° 3
PIB total de la economía venezolana
Millones Bs.
650.000
Libre Convertibilidad
convertibilidad restringida
600.000
Convertibilidad
restringida
550.000
Libre
convertibilidad
500.000
450.000
400.000
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999
Años
Fuente: realización propia a partir de la Base de Datos del IESA (precios constantes de 1984).
Gráfico N° 4
Tasa de variación del PIB en la economía venezolana
Variación %
15
Libre Convertibilidad
convertibilidad restringida
10
Convertibilidad Libre
restringida convertibilidad
0
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999
-5
-10
Años
Fuente: realización propia a partir de la Base de Datos del IESA.
Gustavo Guevara / La regulación y el crecimiento económico 154
6
Es importante destacar el hecho de que la relación entre, por una parte, la promoción de la
competencia, la existencia de estructuras de mercados no concentradas y la facilidad de
entrada a la industria, y, por otra parte, el crecimiento del PIB, no se prueba sino que se supone.
Gustavo Guevara / La regulación y el crecimiento económico 155
Conclusiones
Referencias bibliográficas
Valga por caso el ejemplo reciente de Fukuyama, quien estudia las experiencias
–tan mencionadas por los economistas– del sureste asiático. Dice este autor que
acerca del crecimiento tienen más que enseñarnos los antropólogos y los sociólo-
gos que los economistas, y que no debe hablarse de esos países como si fueran
una realidad homogénea, puesto que los caracterizan enormes disparidades y
diferencias.
Acá se nos ha brindado un enfoque microeconómico, y a cuenta de él se nos dice
que si los mercados funcionan, que si los mercados son eficientes, todo ello
creará un clima propicio para el crecimiento. Pero no podemos pasar por alto
el caso del Japón, donde hay un fuerte intervencionismo estatal y su experiencia
de crecer no puede sino llamarse exitosa. El caso de Corea con sus grupos de
mafias entre políticos y empresarios; el caso de Taiwan y sus dinastías chinas.
Todo esto son factores culturales que bajo ningún respecto pueden obviarse sin
incurrir en graves errores.
En suma, el problema del crecimiento no es un problema simple; no se trata de
decir que si el ahorro crece en 1 por ciento el PIB crece en X por ciento. Si las
cosas fueran tan sencillas no habría problemas de crecimiento, y la experiencia de
los países planificados hubiera sido la maravilla del siglo.
En cuanto a la asociación entre controles de precios y crecimiento. Se ve, en
efecto, que hay un quiebre cuando se liberan los precios. Pero la verdad es que si
se liberan los precios en un ambiente de incertidumbres, se crea un shock de
costos, y todo eso va a influir sobre el crecimiento. En breve, no debemos aislar
una sola variable. Lo mismo pasa con los controles de cambio; todos sabemos
que los controles de cambio son traumáticos, que generan shocks de costos, que
generan anticipaciones, que generan volatilidad.
Por otra parte es oportuna esta otra reflexión. La economía venezolana creció por
más de 50 años con regulaciones –las tasas de interés hasta los años 70 o princi-
pios de los 80 eran fijadas administrativamente– y aquí no hubo problemas de
asignación eficiente del ahorro. Pero la teoría neoclásica dice que eso no puede
ser, y la verdad simple, en todo caso, es que el problema es mucho más complejo
de lo que la teoría plantea.
Mi enfoque relativo a la relación entre regulación y crecimiento es más bien
macroeconómico. La regulación no se puede tomar de forma aislada: yo regulo un
precio, yo regulo otro. Las regulaciones en forma aislada crean un marco regulatorio
ineficiente y es obvio que los marcos regulatorios deben ser eficientes, de buena
calidad, para que se cree el marco de incentivos necesarios de modo que los
agentes se sientan motivados a actuar también de manera eficiente, a producir
Justino Rísquez / Comentario 159
Para empezar, quisiera dar un saludo a todos los asistentes a este Segundo En-
cuentro Nacional de Economía, a quienes están en este recinto y a quienes se
encuentran en las otras salas habilitadas.
Voy a tratar de abarcar, en tres puntos, mis comentarios al trabajo de Gustavo
Guevara y su equipo en la Universidad de Carabobo. Luego, en la conclusión me
referiré no sólo a la actividad de regulación, sino también a la pregunta que ayer
se formuló en relación con nuestra experiencia reciente del crecimiento: ¿por qué
no crecemos? Me adelanto a decir que en esta experiencia negativa se halla la
regulación como un factor importante.
Quiero reconocer, expresamente, el gran esfuerzo realizado por conectar el creci-
miento con cierta forma de regulación que sobresale en el trabajo de Guevara y
sus compañeros. También quiero destacar la honestidad de los autores al poner
de manifiesto las limitaciones para profundizar en el tema bajo consideración.
Éste es un tema muy complejo, y yo entiendo que están en una fase inicial de sus
investigaciones. Por lo demás, seguro estoy de que con sus esfuerzos completa-
rán los resultados muy pronto.
El segundo punto tiene que ver con los pro y contra de ciertas medidas; por
ejemplo, la privatización de monopolios estatales y la fragmentación horizontal
de empresas que concentran una participación elevada en el mercado. En el
primero de estos ejemplos tenemos algunas experiencias, unas positivas, otras
negativas. La Cantv parece ser una experiencia exitosa, pero la de Viasa no lo fue;
la de esta empresa significó el quiebre de la misma, significó el desempleo de la
gente que trabajaba allí y lo mismo parece que está ocurriendo con Iberia y
Aerolíneas Argentinas, que son privatizaciones de monopolios estatales. En rela-
ción con la fragmentación horizontal de las empresas, el ejemplo más ostensible
es el caso de Microsoft. No tenemos aquí en Venezuela ningún caso que se le
asemeje en algún sentido.
El tercer elemento de esta agenda atañe a ciertos servicios clave, como salud y
seguridad social, donde surge la cuestión de cómo regular los fondos de pensio-
nes privados.
El cuarto elemento se refiere al diseño de instituciones y esquemas que fomenten
mayores tasas de innovación tecnológica, un mayor crecimiento económico y,
por consiguiente, un nivel de bienestar social más elevado.
En este último punto de la innovación tecnológica es conveniente indicar la exis-
tencia de estudios que puntualizan la estrecha relación entre la regulación para
estimular la investigación, y el descubrimiento tecnológico asociado a la posibili-
dad de ganancias derivables del descubrimiento de las que pueda participar el
descubridor.
Un último elemento tiene que ver con los efectos de la regulación sobre las
instituciones. Este último tema es de capital importancia. En Venezuela, así como
en muchos otros países, podemos escribir leyes, dictar regulaciones, sugerir y
hasta ordenar conductas para el sector privado, pero si no tenemos instituciones
capaces de hacer que esas leyes se cumplan eficazmente, de generar señales
adecuadas, las probabilidades de éxito en materia de crecimiento van a ser muy
limitadas y volátiles.
Creo que es importante en este punto que he traído a colación hacernos la pregunta
de qué y para qué queremos regular. Aquí surgen tres cosas. Primera, cuál es el plan
del país que queremos en lo económico y en lo social, porque debemos tener
presente que la regulación no solamente es económica. Segunda, dado ese país que
queremos, ¿cuál es el papel del Estado dentro de ese plan? ¿Es un papel productor,
es un papel regulador, es un papel de árbitro de las actividades internas del país? Y,
¿cuál es el papel del sector privado? ¿El papel del sector privado es el de ser produc-
tor? Porque si es productor, el Estado tiene entonces que garantizarle al sector
privado un espacio para que produzca en beneficio de toda la sociedad.
Ángelo Lucenti / Comentario 163
El Estado, así lo creo, tiene que ser fuerte y tiene que regular al sector privado, pero
tiene que hacerlo de manera coherente y apropiada. Por ejemplo, me asalta a ratos
el temor de que la Asamblea Nacional está haciendo leyes, por aquí se están escri-
biendo decretos, hay organizaciones que norman, y esas normas y leyes a veces no
son coherentes entre sí, antes bien coliden y se entorpecen las unas a las otras. En
suma, la capacidad institucional es muy importante, así como tener ciertas cosas
claras; por ejemplo, el papel del Estado y los límites de su acción.
Preguntas y respuestas Moderador: Modesto Graterol*
Moderador
Aquí hay varias preguntas que hemos tratado de clasificar. La verdad es, sin
embargo, que algunas han sido ya contestadas por los comentaristas. El grueso de
las preguntas formuladas va dirigido a Gustavo Guevara, y tiene una idea sobre-
saliente: ¿cuáles serían las regulaciones en materia de política fiscal que podrían
impulsar el crecimiento económico en Venezuela?
Esta pregunta tan importante se le debió haber hecho al profesor Efraín Velázquez.
En todo caso, y para no dejarla ir sin un comentario me permito decir lo siguiente.
Hay una especie de receta sobre el tipo de medidas que deben tomarse. Me refiero
a que dichas medidas deben generar un comportamiento adecuado por parte de la
gente que es objeto de la regulación. Es decir, si se va a hacer una reforma fiscal,
la reforma en cuestión no puede crear incentivos para que los regulados tengan
comportamientos oportunistas.
Hay una ecuación muy famosa en economía. En el lado derecho se colocan los
beneficios obtenidos por infringir una norma, y en el izquierdo el valor esperado
de la desutilidad por infringir la norma –no es directamente la penalización–,
es decir, el valor esperado de la desutilidad de la penalización multiplicado por la
probabilidad de la aplicación del castigo, de la sanción. ¿Qué pasa? Cuando un
gobierno quiere aplicar una política, tiene que manipular esas dos variables,
primero, que la sanción tenga una desutilidad elevada; y segundo, que la proba-
bilidad, que en este caso es un tipo de probabilidad subjetiva que calculan los
agentes y que no puede ser frecuencial, puesto que nadie va a estar parado en un
semáforo esperando para ver cuántos fiscales vienen. En general las personas
tienen una idea, si se quiere subjetiva, acerca de cuál es la probabilidad de que a
uno lo agarren, por ejemplo, desacatando un semáforo.
Si la gente piensa que la probabilidad de que la agarren irrespetando un semáforo
es de 0,05, la desutilidad que me produce la sanción va a ser de 5.000 bolívares o
10.000 bolívares; que es lo que le voy a dar al fiscal cuando me detengan, y la
utilidad que produce infringir la norma; es decir, no atender el semáforo, es muy
grande porque se trata del riesgo de un robo del automóvil, entonces, claro está,
se razonará diciendo que la utilidad es muy grande y la desutilidad muy pequeña,
por lo que los semáforos se terminarán infringiendo sin remisión. Así pues, en un
país donde todos los incentivos, todas las instituciones, están diseñadas para que
la gente las irrespete, el resultado es que se las irrespeta.
En suma, ésta es la norma. Se trata de un marco regulatorio adecuado que emita
señales para producir, y a su vez, señales adecuadas de comportamiento.
Moderador
Aquí hay una pregunta: ¿qué opina sobre la actual dirección ejecutiva y política en
Venezuela?
Yo creo que la dirección política del país, todos lo hemos visto, ha sido realmente
desastrosa en lo que se refiere a las regulaciones. Me refiero a la actual y a todas
las anteriores. Permítanme poner un caso. En el control de cambios del gobierno
del presidente Caldera, los incentivos estaban hechos para que todo el mundo los
irrespetara. No sé si ustedes se acuerdan que un dólar se cotizaba oficialmente en
170 bolívares. Pero en el mercado negro se cotizaba cerca de los 300 bolívares.
Ahora bien, uno podía sacar 4.000 dólares por persona a 170 bolívares cuando iba
a Europa. Entonces, Lufthansa, por ejemplo, tenía el programa de dos pasajes por
uno que costaba 1.200 dólares. Alguien, pues, compraba dos pasajes a nombre de
unos amigos. Estos últimos, con sus boletos, podían así adquirir 8.000 dólares a
170 bolívares por dólar. El financista les daba 1.360.000 bolívares para tal fin. Al
final de las cuentas, regalándoles el pasaje más 100 dólares para cada quien, este
“vivo” se quedaba con 7.800 dólares, a 300 bolívares por dólar, 1.240.000 bolíva-
res de la época.
Cuarta sesión / Preguntas y respuestas 166
Los posibles casos a partir de esta insólita realidad pueden multiplicarse a volun-
tad. No es el caso que lo hagamos aquí. Sólo baste decir que los incentivos para
el aprovechamiento eran inmensos, y que la regulación en cuestión era una ver-
dadera necedad.
Uno puede conjeturar que antes, en los años previos donde Venezuela fue exito-
sa en su crecimiento, los arreglos institucionales, legales, sociales y económicos
funcionaban eficientemente, pero alrededor de esa distribución de la renta petro-
lera. En la medida en que eso no ha sido posible, han surgido los problemas de
inestabilidad.
Durante estos 20 años no hemos logrado construir ese nuevo arreglo, aquí la
palabra clave es ese arreglo que implica cooperación; en un ambiente donde no
hay cooperación no puede llegarse a ese tipo de arreglos.
Para ir un poco más allá, en el caso de Venezuela, en esa dirección, tendríamos que
tener por ejemplo un sistema constitucional y un sistema de leyes que garanticen
claramente los derechos de propiedad; esto es claro en economías de mercado, que
minimizan los costos de transacciones. Tenemos que tener una estrategia económi-
ca definida, y reforzar la idea de la creación de riqueza, más que la distribución de
riqueza. Las instituciones informales son las más difíciles de cambiar.
North pone un ejemplo de naciones que él llama “atascadas”; naciones que tienen
una dependencia de rumbo, que empiezan a empobrecerse y continúan empo-
breciéndose y caen en una inercia que las hace cada vez más pobres, y lo peor es
que continúan siempre haciendo las mismas cosas: saben que éstas no le dan
resultados y sin embargo las siguen haciendo. Nosotros sabemos que si anclamos
un tipo de cambio por mucho tiempo vamos a tener una crisis cambiaria, sabe-
mos que si el problema fiscal no es resuelto se van a generar malas asignaciones
del ahorro, fuga de capitales, etc., y lo seguimos haciendo: hemos caído en esa
especie de inercia. North cita el caso por ejemplo de Argentina, que en los años
40 fue la sexta economía del mundo y cayó en ese comportamiento inercial hacia
malas políticas, etc.
Tenemos que cambiar. Nuestro esquema mental, las instituciones formales que
son las creencias, la visión, la percepción que se tiene del mundo y de las cosas, son
muy dificiles de cambiar; sin embargo, hay que dar señales y comenzar, tenemos
que comenzar a hacerlo.
Entonces, repito, habría que establecer una estrategia de crecimiento basado en
una diversificación productiva de la economía, tener políticas económicas de
Cuarta sesión / Preguntas y respuestas 167
calidad que sean coherentes, para lo cual hay que tener también instituciones que
sean independientes, etc., y por supuesto la parte de la regulación de los merca-
dos, que tiene que tener relación con la estrategia económica. No es lo mismo
regular los mercados para una estrategia de crecimiento hacia afuera, que para
una estrategia de crecimiento hacia adentro.
Éstas son mis ideas. Lo importante es crear sinergias. La visión microeconómica
pone énfasis en la eficiencia asignativa, pero eso no es suficiente, también hay
que tener una eficiencia adaptativa, el tejido social de la sociedad tiene que adap-
tarse a esta situación de una renta petrolera menguante en términos per capita,
que es obviamente irreversible.
Quinta sesión Quinta sesión
Introducción
Observaciones iniciales
Gráfico N° 1
Venezuela: PIB y renta petrolera
Renta PIB
120000 600000
100000 500000
80000 400000
60000 300000
40000 200000
20000 100000
0 0
1950
1952
1954
1956
1958
1960
1962
1964
1966
1968
1970
1972
1974
1976
1978
1980
Años
Renta
PIB
Esa idea dominó fuese cual fuese la forma de gobierno y fue una idea de largo
plazo, no fue una idea de corto plazo. Hubo dictaduras, hubo democracia, volvió
a haber dictadura, volvió a haber democracia, y esa idea perduró a lo largo del
tiempo. Una idea como ésa es la que no tenemos en los tiempos recientes, una
idea que dé coherencia de objetivos nacionales, y para que ello ocurra, por su-
puesto, debe haber una aspiración social, tenemos que plantearnos el problema
de cómo se le da dirección política a la sociedad y cómo el Estado condensa esas
ideas a los fines de lograr una construcción de largo plazo.
El Gráfico N° 2 muestra cómo a su vez el crecimiento del PIB estuvo acompañado
por un crecimiento de la inversión. Como sabemos, ese crecimiento de la inver-
sión, fuese pública, fuese privada, estuvo fundamentalmente financiado por la
renta petrolera. El Estado usó diversos mecanismos mediante los cuales distribuyó
la renta petrolera al interior de la sociedad y esa distribución permitió financiar la
inversión privada por múltiples vías: subsidios abiertos o encubiertos, subsidios
directos o indirectos, absorción de costos de la mano de obra, fijación del tipo de
cambio, etc. (Cf. Maza Zavala, 1980: 303). Parte de la renta la usó el Estado
directamente, y fue inversión pública; y otra parte, más grande, que fue transferi-
da por el Estado, se convirtió en inversión privada.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 173
Gráfico N° 2
Venezuela: PIB e inversión
1950-1980
PIB Inversión
600000 250000
500000
200000
400000
150000
300000
100000
200000
100000 50000
0 0
1950
1952
1954
1956
1958
1960
1962
1964
1966
1968
1970
1972
1974
1976
1978
1980
PIB Años
Inversión
Gráfico N° 3
Venezuela: tasa de inversión e inversión per capita
1950-1980
Tasa de inversión Inversión por habitante
45 16000
40 14000
35
12000
30
10000
25
8000
20
6000
15
10 4000
5 2000
0 0
1950
1952
1954
1956
1958
1960
1962
1964
1966
1968
1970
1972
1974
1976
1978
1980
Inversión / PIB Años
Inversión / habitante
Gráfico N° 4
Venezuela: PIB e importaciones
1950-1980
PIB Importaciones
600000 140000
500000 120000
100000
400000
80000
300000
60000
200000
40000
100000 20000
0 0
1950
1952
1954
1956
1958
1960
1962
1964
1966
1968
1970
1972
1974
1976
1978
1980
PIB Años
M
Y por último, se observa cómo el crecimiento de los precios del petróleo en los
años 70 trae como consecuencia, aunado al endeudamiento externo, un enorme
crecimiento de las importaciones y, por primera vez, el crecimiento de las impor-
taciones supera, incluso, al crecimiento del PIB, de manera que allí es cuando se
empiezan a manifestar (parte final del gráfico, en los años 70) los efectos de lo
que se ha denominado la enfermedad holandesa.
En el Gráfico N° 5 se presentan el componente importado del PIB y las importa-
ciones por habitante. No es necesario abundar en comentarios sobre lo que en él
se percibe; de lo que hemos dicho ya respecto al gráfico anterior, se corrobora
claramente la tendencia para los años 50, también en los años 60, con la política
de sustitución de importaciones y se confirma, en los años 70, la elevación, tanto
del componente importado del PIB, como de las importaciones por habitante.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 176
Gráfico N° 5
Venezuela: componente importado del PIB e importaciones por habitante
1950-1980
M / PIB M per cápita
30 10000
9000
25
8000
7000
20
6000
15 5000
4000
10
3000
5 2000
1000
0 0
1950
1952
1954
1956
1958
1960
1962
1964
1966
1968
1970
1972
1974
1976
1978
1980
M / PIB Años
M / habitante
Gráfico N° 6
Venezuela: PIB por habitante y salario real
1950-1980
70000
60000
50000
40000
30000
20000
10000
0
1950
1952
1954
1956
1958
1960
1962
1964
1966
1968
1970
1972
1974
1976
1978
1980
PIB / habitante Años
Salario real
Gráfico N° 7
Venezuela: empleo y desempleo
1950-1980
%
80
70
60
50
40
30
20
10
0
1950
1952
1954
1956
1958
1960
1962
1964
1966
1968
1970
1972
1974
1976
1978
1980
% Formal Años
% Informal
Desempleo
Gráfico N° 8
Venezuela: PIB y renta petrolera
1950-2000
PIB Renta
700000 120000
600000 100000
500000
80000
400000
60000
300000
40000
200000
20000
100000
0 0
1950
1954
1958
1962
1966
1970
1974
1978
1982
1986
1990
1994
1998
2000
PIB Años
Renta
Gráfico N° 9
Venezuela: PIB y renta per capita
1950-1999
PIB Renta
40000 120000
35000
100000
30000
80000
25000
20000 60000
15000
40000
10000
20000
5000
0 0
1950
1954
1958
1962
1966
1970
1974
1978
1982
1986
1990
1994
1998
2000
Para no abundar, sólo haré algunas breves observaciones que me permitan abor-
dar el problema de la crisis. Como se ha insistido, el término crisis es un término
polisémico, prácticamente significa una cosa distinta para cada uno de nosotros
(Cf. Caballero, 1998: VII-VIII y 1-2). En mi caso, denomino crisis al derrumbe del
modelo de desarrollo petrolero rentista; esa crisis significó que se cayeran las
bases societarias del modelo tal y como éste venía funcionando previamente y
concibo a esta caída no sólo como una caída económica, no es sólo una caída de
la renta, sino que significó en general que dejase de funcionar la sociedad tal y
como había venido funcionando (Cf. Lander, 1995: 91 y 94; Sonntag y Maingón,
1992: 63, 67, 68, 85, 89, 91, 94); y esa ruptura ha sido, precisamente, el problema
que nos está afectando hoy, problema presente cuando queremos analizar el
crecimiento y el bienestar.
A continuación, siguiendo la misma secuencia de los gráficos anteriores, incluyo el
Gráfico N° 10. Éste es un gráfico que tomé de una presentación de Víctor Fajardo
Cortez, que se realizó en el posgrado de la Facultad de Ciencias Económicas y
Sociales de La Universidad del Zulia. Allí se tiene la representación de las exporta-
ciones de petróleo en dólares de 1999, acompañada de una línea de tendencia que
está en negro. Ambas líneas muestran cómo está el problema de los ingresos petro-
leros, cómo existe una caída en términos reales que comenzó desde fines de los
años 70 y principios de los 80 y ha estado presente hasta hoy. Más adelante necesi-
taremos recurrir a este gráfico en oportunidad de las reflexiones finales.
Gráfico N° 10
Exportaciones petroleras reales
US$ de 1999 por habitante
US $ de 1999 por habitante M per capita
2.500
2.000
1.500
1.000
500
0
1951 1955 1959 1963 1967 1971 1975 1979 1983 1987 1991 1995 1999
Tendencia Años
Exportaciones petroleras
Gráfico N° 11
Venezuela: PIB e inversión
1950-2000
PIB Inversión
700000 250000
600000
200000
500000
400000 150000
300000
100000
200000
50000
100000
0 0
1950
1954
1958
1962
1966
1970
1974
1978
1982
1986
1990
1994
1998
2000
PIB Años
Inversión
Fuente: A. Baptista (2000). BCV: Anuarios e informes económicos, varios años. Indicadores
macroeconómicos, www.bcv.org.ve.
Gráfico N° 12
Venezuela: tasa de inversión e inversión por habitante
1950-2000
Inversión / PIB Inversión / habitante
45 16000
40 14000
35
12000
30
10000
25
8000
20
6000
15
10 4000
5 2000
0 0
1950
1954
1958
1962
1966
1970
1974
1978
1982
1986
1990
1994
1998
2000
Inversión / PIB Años
Inversión / habitante
Fuente: A. Baptista (2000). BCV: Anuarios e informes económicos, varios años. Indicadores
macroeconómicos, www.bcv.org.ve. Cálculos propios.
Gráfico N° 13
PIB no petrolero e IBF privada por habitante
PIBNP por habitante IBF por habitante
1.5
3.0
1.0
2.5
2.0 0.5
1.5 0.0
1968
1970
1972
1974
1976
1978
1980
1982
1984
1986
1988
1990
1992
1994
1996
1998
PIBNPpc Años
IBFpc
Gráfico N° 14
Componente importado del PIB e importaciones por habitante
1950-1999
M / PIB M / habitante
35 10000
9000
30
8000
25 7000
20 6000
5000
15
4000
10 3000
2000
5
1000
0 0
1950
1954
1958
1962
1966
1970
1974
1978
1982
1986
1990
1994
1998
2000
M / PIB Años
M / habitante
Fuente: A. Baptista (2000). BCV: Anuarios e informes económicos, varios años. Indicadores
macroeconómicos, www.bcv.org.ve. Cálculos propios.
Gráfico N° 15
Venezuela: PIB por habitante y salario real
1950-1999
Bolívares M per capita
70000
60000
50000
40000
30000
20000
10000
0
1950
1954
1958
1962
1966
1970
1974
1978
1982
1986
1990
1994
1998
2000
PIB / habitante Años
Salario real
Fuente: A. Baptista (2000). BCV: Anuarios e informes económicos, varios años. Indicadores
macroeconómicos, www.bcv.org.ve. Cálculos propios.
De lo dicho puede inferirse que existe una política de derrumbe del mercado
interno. Si caen la inversión privada por habitante y el salario real por habitante,
hemos escogido, como sociedad, una vía en la cual decimos que el mercado
interno no nos importa para el crecimiento. Es esta escogencia la que muestra,
entonces, la gravedad de la crisis.
El último gráfico, el N° 16, muestra que desapareció la tendencia a caer de la tasa
de desempleo y, al contrario, tenemos una tendencia al crecimiento del desem-
pleo; igualmente, allí se observa que cesó la tendencia a la generación de empleo
formal, y en los pasados 22 años tenemos que se juntan las dos curvas que
representan al empleo formal y al empleo informal, incluso, ya el empleo infor-
mal se coloca por encima del empleo formal.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 186
Gráfico N° 16
Venezuela: empleo y desempleo
1950-2000
80
70
60
50
40
30
20
10
0
1950
1954
1958
1962
1966
1970
1974
1978
1982
1986
1990
1994
1998
2000
Años
% Formal
% Informal
Desempleo
Fuente: A. Baptista (2000). BCV: Anuarios e informes económicos, varios años. Indicadores
macroeconómicos, www.bcv.org.ve. Cálculos propios.
Reflexiones finales
Dado el panorama que las anteriores líneas han pretendido construir, quiero
plantear, de seguidas, las reflexiones finales. La primera reflexión versa sobre la
intervención del Estado. Si bien es cierto que no podemos generalizar en cuanto
a la intervención del Estado, también es cierto que toda aquella sociedad que
llamamos exitosa, sea la que sea, y toda aquella sociedad que no la consideramos
exitosa, pero que ha tenido períodos exitosos de crecimiento; en todas ellas, ha
habido una amplia y profunda intervención del Estado, y no sólo ha habido una
amplia y profunda intervención del Estado, sino que además en las sociedades
denominadas exitosas esa intervención del Estado es cada vez más grande, es una
intervención del Estado que no se detiene.
Asdrúbal Baptista (1999: 270) publicó un artículo en la revista Sic en el que mostró
la relación entre el gasto público y el PIB para un conjunto de economías desarro-
lladas, entre los lapsos 1960-1966 y 1990-1994. Absolutamente en todas esa relación
creció y no solamente creció, sino que el nivel mínimo pasó a ser de 34,3
por ciento en Suiza, y el nivel máximo se encuentra por el orden de 67 por ciento
en Suecia, de tal manera que en todas ha crecido la intervención del Estado, más
rápido en unas que en otras (por ejemplo, en Alemania se pasó de 35 por ciento
a 48 por ciento; en EE UU de 28,7 por ciento a 37,3 por ciento).
Por supuesto hay intervenciones e intervenciones, pero lo que es obvio, es que el
Estado, en cuanto que condensa el esfuerzo social hacia el crecimiento, es im-
prescindible en estas sociedades, así las llamemos sociedades de mercado; es
decir, la presencia del Estado es amplia, profunda y condensa los objetivos socia-
les. Si algo hemos perdido en la crisis de nuestra sociedad, es que el Estado dejó
de condensar los objetivos nacionales y dejó de tener un objetivo hacia el cual ir,
porque las fuerzas sociales perdieron el rumbo, porque además, con la fragmen-
tación y la diferenciación social, los actores sociales se han atrincherado en sus
propios intereses y no atinan a ver y privilegiar un interés colectivo, privilegian
sus propios intereses parciales y sus propios intereses individuales.
Quiero terminar con una metáfora de José Ignacio Cabrujas que se refiere a
Venezuela como un hotel, y a la relación de los venezolanos con Venezuela: como
la relación de un alojado con el hotel, por lo que si no me gustan los servicios que
me da el hotel me cambio de hotel, me voy para otro. Es esa imagen la que nos
presentaba ayer Efraín Velázquez: si el Estado no me aclara la incertidumbre
petrolera, pues simplemente no invierto; si el Estado no me pone un buen hotel
yo me voy para otro lado, me olvido del hotel, y eso es precisamente lo que nos
está ocurriendo, no estamos comprometidos con un proyecto de país.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 189
Así pues, usemos algunas evidencias que nos permitan ejemplificar con el caso
del posible déficit fiscal si bajan los precios del petróleo, caso éste, paradigmático.
Para ello, procederé a retomar el Gráfico N° 10, el cual muestra la tendencia a la
caída del ingreso petrolero en términos reales y, por ende, de la renta petrolera.
¿Qué nos está diciendo ese gráfico? Que llegado el caso no tenemos cómo finan-
ciar el gasto público y aparecerá el déficit fiscal.
Pero utilicemos unas cifras de referencia. El porcentaje de los impuestos directos
respecto al PIB de los países desarrollados es más o menos 27-28 por ciento; esa
misma proporción, después de las reformas, es en América Latina, más o menos
17-18 por ciento, mientras que en Venezuela, sin petróleo, es 3 por ciento.
En ocasión del pago del impuesto sobre la renta, yo calculé que mi pago respecto
a mi ingreso (año 2000) fue de un 5 por ciento; en cambio, tuve un profesor
italiano que nos comunicó que entre él y su esposa ganaban 7.000 dólares en
Italia, y, de entrada, por el mismo concepto, debía pagar 30 por ciento, 2.100
dólares. Estamos ahora en capacidad de formular las preguntas que creo perti-
nentes: ¿estamos dispuestos, como sociedad, a elevar los niveles impositivos y
contribuir con despejar la amenaza de crisis fiscal o no? ¿Estamos dispuestos a
disminuir los niveles de evasión fiscal y cubrir cualquier caída de los precios del
petróleo? ¿Estamos dispuestos a que nos cobren o no? En términos de Cabrujas,
¿estamos alojados en el hotel o somos el hotel?
No se trata de esperar que el gobierno tome decisiones, ¿estamos dispuestos a
construir el país?, ¿estamos dispuestos a construir el crecimiento? Si no estamos
dispuestos, si queremos seguir siendo unos alojados en el hotel, pues no hay
perspectivas de crecimiento. Mientras no tengamos fuerzas sociales comprometi-
das en construir el crecimiento, seguiremos sin crecimiento.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 190
Referencias bibliográficas
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Venezuela-Editorial Nuestro Tiempo, 7a edición.
MOMMER, Bernard (1988): “La economía venezolana: de la ‘siembra del petróleo’ a la ‘enferme-
dad holandesa’”. Caracas: Cuadernos del Cendes, n° 8.
MORÍN, Edgar (1997): Introducción al pensamiento complejo. Barcelona (España): Gedisa edi-
torial.
SONNTAG, H. y MAINGON, T. (1992): Venezuela: 4-F 1992. Un análisis sociopolítico. Caracas:
Editorial Nueva Sociedad.
Comentario
Quisiera agregar también algunas cifras importantes que muestran la gravedad del
problema de la disminución del bienestar en la sociedad venezolana. Por ejemplo,
la pobreza aumentó dos veces en los últimos 20 años, y ello coincide con las
posiciones de ayer en las diferentes conferencias, en que eso está relacionado con
la caída en el crecimiento y particularmente con la caída de la inversión. La pobreza
extrema se triplicó en el mismo período; los grupos de altos ingresos se redujeron
de 10 a 1,5 por ciento, y los sectores medios de la población venezolana caye-
ron de 56 por ciento a 33 por ciento. La conclusión de esto es que aquí se empobreció
prácticamente todo el mundo, desde gente apoderada hasta la clase media.
El otro punto importante es que también en los dos últimos años de gobierno la
pobreza ha aumentado cuatro puntos porcentuales absolutos, lo que quiere decir
que la cosa continúa de manera progresiva.
¿A qué se debe esto? Ya se ha dicho: es la caída en el crecimiento asociada a una
disminución de la inversión, pero particularmente de la inversión privada, de
la inversión privada nacional y también de la inversión privada extranjera. Ello ha
tenido impactos muy negativos, sobre todo en el empleo y en la calidad del
empleo.
Nosotros observamos hoy cómo la población económicamente activa de Vene-
zuela aumenta anualmente en alrededor de 3 por ciento; pero resulta que la oferta
de empleo está aumentando a una cantidad mucho menor que ese porcentaje. Y,
por otro lado, también observamos que la calidad de los empleos es muy pequeña,
muy disminuida, y en consecuencia la mayor parte de la población ha recurrido
al sector informal de la economía. Por ejemplo, tenemos que de 1983 a 1992-93 el
sector informal oscilaba en torno de 40 por ciento; desde allí hasta ahora, hasta
el año 2000, el sector informal está en 54 por ciento del total de la población
económicamente activa.
¿Cuál es el resultado de esto? El resultado simplemente es un empobrecimiento
radical de la población venezolana; los que no encuentran empleo van al sector
informal, con todas las características que ya se han mencionado acá: ingresos
precarios, baja productividad y escasa protección.
El otro elemento es que también el empleo que más se ha visto afectada es el
empleo de los jóvenes, el empleo de la población que va de 15 a 24 años, y también
el empleo de mayores de 45 años. Esa presencia perversa de desempleo ha
originado que en los hogares la pobreza se refuerce, porque el padre queda sin
empleo y los jóvenes tienen que ir a buscar empleo, precisamente en el momento
de su mayor capacidad de iniciar su potencial de producción. En consecuencia,
ello redunda en que los pobres hoy en Venezuela tengan una menor capacita-
ción, una menor educación y, por supuesto, una menor salud.
Edison Morales / Comentario 193
¿Qué se impone ahora? Se impone que establezcamos una agenda para el desa-
rrollo económico de Venezuela que tiene que ser sostenible en el largo plazo, así
como incluir los intereses de todos los agentes económicos y sociales que hace-
mos vida en Venezuela.
Aparte de otras tantas consideraciones que imponen la globalización, la vulnera-
bilidad de las economías pequeñas, la precariedad en la soberanía de los Estados,
hay dos aspectos fundamentales que deben tratarse. El primero es que la política
social sea sostenida en el largo plazo; una política social que implique garantizar
equidad, pero también la inclusión de aquellos sectores empobrecidos de las
poblaciones. Ello implica un acceso amplio a los recursos y por supuesto también
a la protección social, lo que conlleva a que podamos tener una mayor igualdad
de oportunidades, pero no sólo de oportunidades económicas, sino también de
oportunidades sociales, y por supuesto políticas, que se reflejen en que los po-
bres tengan una mayor participación.
Y en segundo lugar, el otro elemento importante es que no puede haber recupe-
ración del bienestar social si no hay un crecimiento económico de calidad. El
crecimiento económico de calidad hoy no puede provenir del Estado. Ya mencio-
naba Víctor Fajardo en una conferencia que dio acá, que el total de empleados del
sector público es de 1.343.000 personas. Eso significa que aparte de la caída de la
renta petrolera per capita, no hay posibilidad de que a partir de un crecimiento
fundamentado por el Estado podamos recuperar el bienestar social de la pobla-
ción. Tiene que ser a partir de que el mercado funcione y que florezca también la
inversión privada.
Pero en todo esto el Estado tiene un papel muy importante. El Estado tiene dos
clases de funciones que son, por un lado, la promoción de la acción de los grupos
sociales; y por el otro lado, la restricción de la acción de los grupos sociales. Voy
a comenzar por la segunda.
La segunda tiene que ver con la estabilidad política y ello incluye que el Estado
debe garantizar legitimidad, debe garantizar también, por lo menos, la represen-
tación de los ciudadanos y, por supuesto, asegurar los canales de participación.
Todo ello reúne lo que podemos denominar la estabilidad política, que los soció-
logos y los politólogos conocen mucho más que nosotros. Ahora, ello redunda
por supuesto en paz social; y cuando hay paz social se puede actuar para que se
reduzca la pobreza o para que se recupere el bienestar social.
El otro elemento importante en este grupo de funciones de restricción de los
grupos sociales es la garantía del Estado de derecho, un sistema judicial probo
y por supuesto, como ya decía aquí Ángelo Lucenti, instituciones regulatorias
importantes que garanticen el funcionamiento del mercado. Con paz social y un
Edison Morales / Comentario 194
funcionamiento adecuado del mercado regulado por el Estado puede que poda-
mos movernos a una situación más positiva en la recuperación del bienestar
social. Las otras acciones del Estado son las políticas redistributivas; la prestación
de los servicios sociales, en cuanto a educación, salud, saneamiento ambiental,
infraestructura, seguridad social y atención a los grupos específicos más vulnera-
bles de la población. Todo esto significa capitalización de los recursos humanos,
lo cual habrá de influir necesariamente también en la reducción de la pobreza.
Comentario
Purroy
Miguel Ignacio Purroy*
He tenido la suerte de que mis dos antecesores han hecho unas excelentes expo-
siciones, y no me queda sino complementar lo dicho, eso sí, dándole un pequeño
giro a sus exposiciones en el sentido de decir que para mí la relación entre
crecimiento económico y bienestar es una relación no de una sola vía sino que es
una relación de doble vía; es una relación de interactuación, de condicionamiento
mutuo entre ambas cosas. Yo pienso que la falta de bienestar no solamente es un
producto de la falta de crecimiento, sino que también tiene efectos inhibidores
sobre el potencial de crecimiento de una economía.
Me gustaría empezar estos comentarios haciendo una reflexión sobre el excelente
repaso histórico que hizo el profesor Villalobos. Yo tengo una gran inquietud, una
duda muy grande sobre lo que pasó realmente a fines de los años 70; aquí se dan
explicaciones que creo que son válidas, el problema estructural del financiamiento
del Estado, el problema también estructural de la sobrevaluación de la moneda
venezolana, pero me parece que está faltando un elemento, sin quitarle, por su-
puesto, importancia a los elementos anteriores. Este elemento faltante tiene que ver
con el tema social, con el tema del bienestar; a fines de los años 70 y a principios de
los 80, vinculado como estaba al mundo productivo, industrial, recuerdo que había
una enorme capacidad de inversión y al mismo tiempo una enorme capacidad
ociosa, y no se invertía porque no había demanda, no había quien consumiera,
teníamos un mercado interno verdaderamente raquítico.
El raquitismo del mercado interno tiene mucho que ver con el hecho de que a
pesar de que se creció en los años 40, 50, 60, 70, y que eso mejoró el nivel de vida
y los indicadores sociales, de ninguna manera se rompió un esquema básico de
inequidad que estaba incrustado en la economía y en la sociedad venezolana. Ese
esquema impidió que se generara ese círculo virtuoso que es típico de las socie-
dades capitalistas, en las cuales la inversión genera empleo, remuneración y la
ampliación del mercado.
De tal forma que sí, efectivamente se creció, se mejoró socialmente, pero había ahí
como una especie de plomo en el ala que tenía la sociedad venezolana para poder
realmente despegar, y entonces, ¿quién va a invertir si no hay quien compre?. Por
eso es que una proporción creciente del ahorro se fue derivando hacia el exterior,
porque no había posibilidad de utilizarla productivamente dentro del país.
Esto se hizo patente en la segunda mitad de la década de los sesenta cuando se
agotaron las fases iniciales de la sustitución fácil de importaciones; luego vino un
paréntesis en los años 70: todo el incremento del precio del petróleo, la Gran
Venezuela, el V Plan de la Nación, que nos hizo olvidar que ya estábamos inmersos
desde fines de los años 60 en una crisis importante que tenía mucho que ver con
la estructura social del país y con la inequidad y la desigualdad en la distribución
de los ingresos.
Todo esto hace que tengamos que mirar un poquito más en detalle qué pasa con
el bienestar y el crecimiento, qué interacciones hay. Podemos mirar desde varios
ángulos. Un primer ángulo, que para mí es obvio, es el hecho de que la falta de
bienestar en definitiva lo que significa es que hay una calidad deplorable, insufi-
ciente, de vida, en lo que se refiere fundamentalmente a educación, salud, condi-
ciones ambientales, urbanísticas; y todos éstos son elementos altamente inhibidores
de la productividad. Es imposible mantener un ritmo de productividad adecuado
en el país, con unas situaciones de vida, con una calidad de vida tan precaria, en
una gran masa de la población. Ése es un ángulo que me parece evidente.
Otro ángulo que no es tan evidente, es cuando uno empieza a ver el bienestar
con una visión un poco más global, y entonces se lo define como la capacidad de
ejercicio de la ciudadanía, como la capacidad y la existencia de derechos civiles,
de libertad política, y sobre todo de la libertad para agenciar. Éste es un concepto
que usa mucho Amartya Sen: la libertad que tiene cada ciudadano para agenciar,
para hacer de su capacidad productiva lo que realmente considera que debe hacer.
En definitiva, la pobreza es una privación de esta capacidad de agenciar, es una
privación de los derechos humanos fundamentales; para empezar del derecho
humano fundamental de poder tener un empleo. Eso es la pobreza, esa privación
de esos derechos humanos fundamentales.
Miguel Ignacio Purroy / Comentario 197
Yo creo que en Venezuela esta libertad ciudadana ha sido agredida por un sistema
político-partidista que invadió todas las esferas de la vida del país y por un Estado
interventor. Por supuesto que sobre el Estado interventor uno puede hablar mucho,
pero específicamente en el caso venezolano el tipo de intervención fue castran-
do por un lado esa libertad para agenciar de los ciudadanos, y también fue
castrando la cultura de responsabilidad ciudadana, que a mí me parece que es un
elemento fundamental para poder crecer de una forma moderna.
Y eso generó toda una cultura populista, en la que por un lado se tiene un Estado
que invade e inhibe todas las fuerzas creadoras de riqueza, y así tenemos un
ciudadano pasivo, un ciudadano que no entiende la relación elemental entre los
medios y los fines, entre el trabajo y el resultado de ese trabajo, que no tiene
ningún esquema racional de premios y castigos. Entonces, esa combinación de
cultura que por un lado proviene del Estado, y por otro lado proviene del ciuda-
dano, es enormemente negativa para potenciar y aprovechar el potencial de cre-
cimiento de un país.
Lo que quería simplemente decirles es que tenemos que verlo todo en un enfo-
que sistémico, un enfoque en el cual el ingrediente social de por sí tiene entidad
propia, tiene que estar abordado no como una simple consecuencia del creci-
miento, sino de verdad como un problema en sí que tiene entidad propia. Debe-
mos estar claros que sin un bienestar social incorporado en el mismo proceso de
crecimiento no podemos ir muy lejos; que el desarrollo de un país debe incorpo-
rar de forma intrínseca esa ampliación de la libertad, entendida como la capaci-
dad real para obtener los medios de vida dignos que sean posibles en un entorno,
además de las libertades civiles, porque la libertad es uno de los más poderosos
motores de creación de riqueza.
Preguntas y respuestas Moderadora: Alicia de Salom*
Moderadora
grado de diversificación podemos aspirar, y hasta qué grado podemos diluir es-
fuerzos en distintos frentes, o si tenemos que escoger unos frentes en los que nos
podemos concentrar, y a partir de los cuales podemos desarrollar o plantearnos el
crecimiento económico.
La propuesta de la Cepal es una propuesta, entre otras, que si bien es cierto pone
énfasis en la equidad y el desarrollo humano, pone énfasis también en cómo
podemos lograr el desarrollo productivo. Pero esa propuesta no podemos aplicar-
la automáticamente al caso venezolano. Por no partir de lo que somos adaptamos
las modas, e igual que adaptamos el proceso sustitutivo de importaciones, luego
adaptamos el neoliberalismo. La cuestión, en suma, es mucho más compleja que
el simple adoptar un conjunto de recetas.
Moderadora
Para responder a esta pregunta quiero hacer referencia a algo mencionado por
Miguel Ignacio Purroy y Carlos Luis Villalobos. El problema es que el Estado no
puede determinar el bienestar social y el crecimiento económico. El papel del
Estado es el de mediador; el Estado tiene que ejercer una acción mediadora para
producir resultados sobre el crecimiento económico y, por supuesto, para producir
resultados sobre el bienestar social, y ello pasa por el hecho de que el Estado tiene
que ejercer su función de estabilidad política y hacer funcionar el Estado de dere-
cho a nivel interno. Su otro grupo de funciones se refiere a la redistribución
del ingreso, aportando todo lo que tiene que ver con educación, salud y la forma-
ción más eficiente de los recursos humanos. Es decir, la acción del Estado solamen-
te tiene que estar en el ámbito de la mediación en la consecución del crecimiento
económico y del bienestar social.
Moderadora
¿Qué mecanismos son necesarios aplicar en Venezuela para que haya un creci-
miento económico fundamentado no sólo en el desarrollo del sector industrial
petrolero?
Preguntas y respuestas 201
La verdad es que esta pregunta es bien difícil, pero es interesante porque nos
permite poner un ejemplo acerca de cómo tiene que estar imbricada la política
económica con la política social.
La única forma de verdad sostenible de tener una estructura productiva diversifi-
cada, es teniendo un tipo de cambio que se ajuste a esa estructura productiva
diversificada. Ahora, si lo que queremos tener es un desarrollo petrolero impor-
tante y una economía petrolera, nos podemos dar el lujo de tener un tipo de
cambio fuerte, vamos a llamarlo sobrevaluado, yo lo llamo fuerte; tiene esto im-
plicaciones sociales muy importantes, porque nos permite elevar el desarrollo
real por la vía de los bienes de consumo y tiene un claro efecto distributivo
positivo para el ingreso, mientras que si lo que se pretende es diversificar la
economía, como se pretendió en las últimas décadas, eso implica un tipo de
cambio más bien acomodaticio, débil, que genera luego inflaciones y que al final
crea pobreza porque tiene un efecto negativo para la distribución del ingreso.
Entonces, el dilema no es meramente técnico-económico, es un dilema social, el
tipo de cambio tiene un impacto social. Yo sí creo que nosotros debemos propen-
der hacia un tipo de cambio fuerte; creo que tenemos que reconocer que somos
una economía petrolera, pero creo que hay muchas formas de hacer economía
petrolera. Una forma mucho más inteligente que la que hemos hasta ahora aplica-
do es que alrededor de la industria petrolera hay muchísimas cosas que hacer,
que tienen que ver también con actividades productivas y de servicios, con agre-
gación de valor. Hay países que lo han hecho muy bien: Noruega, por ejemplo,
este país ha logrado crear un sector conexo a la industria petrolera que tiene una
capacidad internacional de competitividad verdaderamente extraordinaria. Aquí
hemos tenido unas políticas absolutamente erráticas, cuando la producción baja-
ba y subía se sometía a todo el sector industrial y de servicios conexos a una especie
de shock verdaderamente insostenible, lo cual hizo que fueran cayendo y cayendo
empresas. Prácticamente todo el sector conexo está hoy en manos de empresas
extranjeras, porque el Estado venezolano no se ocupó de crearle condiciones
razonablemente estables a este sector de la industria petrolera.
En suma, yo sí creo que se puede hacer mucho en ese campo y al mismo tiempo
no entrar otra vez en ese tobogán que tuvimos en los años 80 y 90, de devaluaciones,
inflaciones y empobrecimiento general.
Clausura
Clausura
Palabras de clausura
Damos las gracias también a todas las universidades que nos acompañaron en
este evento; gracias a los conferencistas, a los comentaristas y moderadores
de este encuentro, y también quiero hacer un reconocimiento muy especial a los
estudiantes que han estado aquí o en el auditorio de pregrado.
De igual forma quisiera señalar, porque estoy autorizado para ello, que las memo-
rias de este encuentro van a ser plasmadas en una edición especial de la Revista
BCV, y aspiramos tenerla al alcance de todos nosotros muy cerca del mes de
octubre de este año.
Con estas palabras de agradecimiento dejo clausurado este acto y manifiesto que las
puertas de la universidad, y concretamente de la Facultad de Ciencias Económicas
y Sociales, siempre estarán abiertas para temas de esta magnitud, no solamente en
el área económica, también en el área de la política, de la administración, de la
gerencia y de la cuestión social, tan importante para nosotros.
Gracias a todos por su asistencia y participación y hasta la próxima ocasión.
Autoridades Diego Luis Castellanos E.
Presidente