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Revista BCV FOROS 6 / 2001

Condiciones y perspectivas
del crecimiento económico en Venezuela
Comité de Manuel Lago Rodríguez (Presidente)
Publicaciones Mary Batista
Rafael J. Crazut
Carlos Hernández Delfino
Armando León
Ángelo Lucenti
Domingo F. Maza Zavala
Luisa F. Coronil D. (Secretaria Técnica)

© Banco Central de Venezuela


Hecho el depósito de Ley
Depósito Legal 88-00-86
ISSN: 0005-4720

Concepción gráfica: Ingard Gherembeck


Diseño de carátula: Luis Giraldo
Diagramación: Elena Roosen
Corrección: César Russián
Impresión: Editorial Exlibris

Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores


y no comprometen al Banco Central de Venezuela ni a su Directorio.
Índice Índice

Carta del editor 6


Lista de participantes 7
Inauguración 9
Domingo Bracho
Jorge Chávez
Asdrúbal Baptista

Conferencias Conferencia inaugural 19


Condiciones y perspectivas del
crecimiento económico en Venezuela
Gastón Parra Luzardo

Lección magistral 63
La enseñanza de la economía
en Venezuela
Domingo F. Maza Zavala

Sesiones Primera sesión 88


Reformas estructurales y crecimiento
económico: lecciones para la economía
venezolana
Ponente: Raúl Huizzi
Comentaristas: Jorge Moreno
y Carlos Hernández Delfino
Moderadora:
María del Carmen Vásquez
Preguntas y respuestas

Segunda sesión 108


El financiamiento del crecimiento
en Venezuela
Ponente: Efraín Velázquez
Comentaristas: Néstor Castro Barrios
y Oswaldo Rodríguez Larralde
Moderador: Emmanuel Borgucci
Preguntas y respuestas

Tercera sesión 127


La actividad económica del Estado
y el crecimiento económico
Ponente: Armando Córdova O.
Comentaristas: Neuro Villalobos
Rincón y Manuel Lago
Moderador: Edison Morales
Preguntas y respuestas
Cuarta sesión 146
La regulación y el crecimiento
económico
Ponente: Gustavo Guevara
Comentaristas: Justino Rísquez
y Ángelo Lucenti
Moderador: Modesto Graterol
Preguntas y respuestas

Quinta sesión 168


Crecimiento económico
y bienestar social
Ponente: Carlos Luis Villalobos
Comentaristas: Edison Morales
y Miguel Ignacio Purroy
Moderadora: Alicia de Salom
Preguntas y respuestas

Clausura 203
Jorge Chávez
Carta del editor Carta del editor

Este número extraordinario de la Revista BCV, Foros 6, 2001, contiene los textos
que resultaron del Segundo Encuentro Nacional de Economía celebrado en La
Universidad del Zulia durante los días 25 y 26 de junio de 2001. El encuentro se
llamó “Condiciones y perspectivas del crecimiento económico en Venezuela”, y
fue una espléndida ocasión para abordar la cuestión del crecimiento de la econo-
mía venezolana, por lo demás llena de significación e importancia.
Como es tradición ya de la revista, para este encuentro se invitaron economistas de
las diversas universidades del país, dejando al arbitrio de sus autoridades quiénes
habrían de ser los ponentes escogidos por cada una de ellas. La elección fue muy
afortunada, y la mejor prueba de ello se conseguirá en las páginas que siguen.
La Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de La Universidad del Zulia fue
anfitriona en esta oportunidad, y acaso ningún detalle quedó fuera de su previ-
sión para asegurar la más satisfactoria realización de lo planificado.
Con esta Foros 6, 2001, la Revista BCV pone a disposición de sus lectores un
volumen contentivo de excelentes materiales bibliográficos. Así cumple con su
cometido de servir, a un tiempo, de espacio para la discusión de los grandes temas
económicos y de brindar textos e información rigurosos y de muy alta calidad.

Asdrúbal Baptista
Editor
Participantes Lista de participantes

Asdrúbal Baptista Editor de la Revista BCV, profesor del IESA

Emmanuel Borgucci Profesor de La Universidad del Zulia

Domingo Bracho Rector de La Universidad del Zulia

Néstor Castro Barrios Profesor de La Universidad del Zulia

Jorge Chávez Decano de la Facultad de Ciencias Económicas


y Sociales de La Universidad del Zulia

Armando Córdova O. Profesor de la Universidad Central


de Venezuela

Modesto Graterol Profesor de La Universidad del Zulia

Gustavo Guevara Profesor de la Universidad de Carabobo

Carlos Hernández Delfino Miembro del Consejo Editorial


de la Revista BCV

Raúl Huizzi Profesor de la Universidad de los Andes

Manuel Lago Miembro del Consejo Editorial de la Revista BCV

Ángelo Lucenti Miembro del Consejo Editorial de la Revista


BCV

Domingo F. Maza Zavala Académico y director del Banco


Central de Venezuela

Edison Morales Profesor de La Universidad del Zulia

Jorge Moreno Profesor de La Universidad del Zulia

Gastón Parra Luzardo Primer vicepresidente del Banco


Central de Venezuela
Miguel Ignacio Purroy Miembro del Consejo Editorial
de la Revista BCV

Justino Rísquez Profesor de La Universidad del Zulia

Oswaldo Rodríguez Larralde Miembro del Consejo Editorial


de la Revista BCV

Alicia de Salom Profesora de La Universidad del Zulia

María del Carmen Vásquez Profesora de La Universidad


del Zulia

Efraín Velázquez Profesor de la Universidad Católica Andrés


Bello

Carlos Luis Villalobos Profesor de La Universidad del Zulia

Neuro Villalobos Rincón Ex rector de La Universidad


del Zulia
Inauguración
Inauguración
Bracho Domingo Bracho*

Bienvenidos sean a este espacio para la reflexión al que nos han convocado el
Banco Central de Venezuela, a través de su Revista BCV, y La Universidad del Zulia,
a través de su Facultad de Ciencias Económicas y Sociales: centro generador del
conocimiento económico en la región zuliana y con proyección nacional.
Este espacio plural se mantendrá abierto durante dos días para analizar las condicio-
nes y perspectivas del crecimiento económico del país. Nos reunimos en consonan-
cia con la tradición universitaria de respeto a las posiciones divergentes, y lo que ha
sido la política de la Revista BCV de reunir a la comunidad académica, para discutir,
sin cortapisas ni exclusiones, los problemas que afectan la vida económica de Vene-
zuela. No se nos escapa la presión causada por tantos desequilibrios que inciden
sobre la economía de la nación; desequilibrios que afectan el crecimiento económi-
co y que con seguridad se hallan tras el hecho de que el mismo no ha podido
sostenerse de manera constante en las últimas dos décadas.
Este encuentro se realiza en momentos cuando los condicionantes que actúan
sobre la economía, a pesar de no ser los deseables, no son tan desfavorables
como en años anteriores, para los efectos de la evolución del país y de las pers-
pectivas que se abren. Aparentemente las medidas adoptadas están surtiendo
efectos, aun cuando no de manera suficiente.
Sin embargo, y como lo he dicho ya en otras oportunidades anteriores, la depen-
dencia acentuada del precio del barril del petróleo es un freno al mejoramiento de
las condiciones de vida de la población. Quiero decir que la diversificación de la
economía y la elevación de la productividad ha de ser la preocupación central de

*Rector de La Universidad del Zulia.


Domingo Bracho / Inauguración 11

las políticas económicas, máxime cuando se evidencian grandes contradicciones


en torno a materias como, por ejemplo, el flujo de capitales nacionales y extran-
jeros. Requerimos de la inversión, a pesar de que se satanizan modelos aplicados
hoy en los más recónditos lugares del planeta. Más todavía, no dejamos de tener
una inestabilidad política, creadora, bien sabemos, de escenarios no propicios
para la tan requerida inversión.
El desafío que significa la adhesión a bloques regionales como el Mercosur; la
integración con la Comunidad Andina de Naciones cuyos rumbos, es de recono-
cer, no son tan ciertos, y la oportunidad que representa el ALCA, han de ser
acicates para avanzar hacia la construcción de ese futuro que todos nombramos,
pero que no se termina de plasmar en realidad efectiva. El célebre artista plástico
marabino Víctor Valera, en reciente entrevista publicada por el diario El Nacional,
al preguntársele sobre la posibilidad de que en alguna obra se le hubiese escapa-
do algo que no quiso decir, o que no debió decir, contestó:
Nosotros, los artistas, hacemos más de lo que quisiéramos obras muy malas, pero
no puede ser eso una cuña para que nos culpemos, sino para que nos demos
cuenta que tenemos tanto grandes fallas como grandes logros. Así es el arte, así
somos todos, así es la vida. El arte no es solamente una rosa bella, es también una
flor cargada de muchas preguntas, de muchas dudas, de muchas imposibilidades.
Esta larga cita de nuestro maracaibero Víctor Valera que trasladamos a la cuestión
económica, al país mismo, es un recordatorio muy bien expresado de que tenemos
que asumir a un tiempo las dificultades y las debilidades junto con las fortalezas;
sólo así podremos crear las ventajas competitivas que nos permitan enfrentar los
retos cuando llegue la hora de tomar las decisiones. Quedarnos en el pasado y
estáticos es una manera de empezar perdiendo.
Señoras y señores, estimados profesores, estimados amigos, invitados especiales.
Una vez más sean bienvenidos a esta casa de la esperanza: La Universidad del
Zulia, a este Maracaibo caluroso, a este Segundo Encuentro Nacional de Econo-
mía que debe ser el reflejo fiel de la voluntad y del esfuerzo de los universitarios
por contribuir a desentrañar la madeja de problemas que tiene el país, y orientar
a los venezolanos en la búsqueda de respuestas, por nosotros y para nosotros.
Presento un saludo muy cordial a Gastón Parra Luzardo, primer vicepresidente
del Banco Central de Venezuela; a Domingo F. Maza Zavala, director del Banco
Central de Venezuela; a Asdrúbal Baptista, editor de la Revista BCV, así como a
todas las demás personalidades asistentes. A las autoridades de la Facultad de
Ciencias Económicas y Sociales de LUZ, encabezadas por su decano Jorge Chávez;
expreso nuestro reconocimiento por esta convocatoria a la comunidad académica
nacional y por lo atinado de la oportunidad que se abre para discutir, desde una
perspectiva científica, la problemática nacional y las posibles alternativas de solu-
ción que están a nuestro alcance.
Chávez Jorge Chávez*

Bienvenidos al Segundo Encuentro Nacional de Economía auspiciado por la Re-


vista BCV. Nos sentimos muy orgullosos de haber sido escogidos como anfitrio-
nes de tan magno evento, por lo cual quisiera expresar mi agradecimiento a
Asdrúbal Baptista, editor, así como a los demás miembros del Consejo Editorial.
El tema escogido para la discusión y reflexión de este encuentro: “Condiciones y
perspectivas del crecimiento económico en Venezuela”, merece singular aten-
ción, por cuanto constituye uno de los problemas fundamentales de la proble-
mática económica general de nuestro país. En este sentido, debo decir que Venezuela
se ha deslizado por una dinámica económica que resulta inaceptable desde cual-
quier óptica. La incapacidad para generar un crecimiento sostenido, el desem-
pleo, la inequitativa distribución del ingreso, el incremento sustancial de la pobreza
y la polarización social se han vuelto condiciones cotidianas del acontecer econó-
mico y social de la nación.
Venezuela es el único país de América Latina que ha experimentado una caída de
su ingreso per capita durante las últimas dos décadas, después de haber transita-
do un largo período de crecimiento económico y una estabilidad de precios que
lo catalogaban como uno de los países modelos del hemisferio americano. En
principio, con la aparición del petróleo, la economía venezolana se convirtió en
un caso extremo de economía rentista en la que el Estado hacía circular los
ingresos del petróleo mediante tres mecanismos: a) revaluando la moneda –lo
que abarató las importaciones–; b) reduciendo los impuestos y c) distribuyendo
sus ingresos hacia la economía interna a través del gasto público.

* Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de La Universidad del Zulia.


Jorge Chávez / Inauguración 13

Así, el país creció al amparo de un modelo de subsidios que posteriormente fue


acompañado por un proceso de industrialización orientado hacia el mercado
interno, dirigido por una política de protección industrial, por un tipo de cambio
sobrevaluado, por la facilidad de las importaciones de materias primas y de los
bienes de capital; lo que se tradujo en el establecimiento de un sector industrial
ineficiente y con una alta propensión hacia la captura de rentas. Estas distorsiones
se dejarían sentir de manera extrema a partir de 1979, cuando la economía interna
entró en un prolongado período de estancamiento e inflación del cual no hemos
podido salir hasta ahora.
Desde la perspectiva de la economía política existen numerosas razones para
señalar que el proceso vivido por la sociedad venezolana hasta hoy ha tenido
unos costos económicos y sociales irreparables. La desigualdad y la pobreza cre-
ciente tienen un costo enorme en términos de inversión pública y privada. A
medida que se profundiza el proceso, los gastos para reducir la pobreza y la
desigualdad aumentan, lo que reduce la inversión y la promoción del crecimiento
económico, generando déficits fiscales que contribuyen a la inestabilidad
macroeconómica.
Por otro lado, el alto desempleo y la consecuente informalización de los puestos
de trabajo reflejan pérdidas monumentales de valiosos recursos humanos y de
productividad, porque los pobres han tenido un menor acceso a la salud y a la
capacitación.
Finalmente, este proceso ha venido acompañado de una fragmentación y polari-
zación social que ha originado una inestabilidad política y social “entre aquellos
que tienen y aquellos que no tienen”. Éste es un período de confusión en el que
la población solicita respuestas que le permitan abrigar expectativas de vida favo-
rables respecto a su futuro. Esta circunstancia ha sido propicia para el surgimiento
de “ideas salvadoras”, ricas en la mediocridad del “sentido común” –con el agra-
vante de que son respaldadas por académicos y políticos sin escrúpulos–, que
ofrecen salidas fáciles a problemas tan complejos.
Se impone ahora la construcción de consensos que garanticen la permanencia de
estrategias económicas de desarrollo a largo plazo, pero también que los valores de
la democracia: libertad, igualdad y justicia social permitan abrir e igualar las oportu-
nidades de participación a los ciudadanos venezolanos, procurar la justicia, limar las
disparidades distributivas y equiparar en jerarquía los derechos sociales a los dere-
chos económicos de la propiedad. Este reto implica un ejercicio no sólo de inteli-
gencia y capacidad, de imaginación y creatividad técnica, sino también de ética y
moral, pero sobre todo de sensibilidad social para entender en su dimensión exacta
la magnitud del problema que en el futuro se nos presenta a todos los venezolanos.
Jorge Chávez / Inauguración 14

El reto es enorme. Pero visto desde una perspectiva ética, lo que lo motiva y lo
hace deseable, es la posibilidad de un mayor bienestar para millones de venezo-
lanos, hundidos en la miseria, que tienen el derecho a contar con una existencia
mejor, digna de sus aspiraciones y sueños.
Entretanto, quedan interrogantes clave que este encuentro debería responder:
¿cuál es la agenda del desarrollo en el largo plazo?; ¿cómo hacer factible la recupe-
ración del crecimiento prolongado y sostenible?; ¿cuál debería ser la magnitud del
crecimiento para mejorar la distribución y reducir la pobreza?; ¿cuál es la orienta-
ción del modelo económico que se persigue?; ¿cuáles son los cambios institucionales
que se requieren para que los agentes económicos y sociales tomen sus decisio-
nes de corto y largo plazo?
Quisiera terminar estas breves palabras citando al economista Jesús Silva Herzog:
La salida no está donde se pone el sol sino donde nace, no está en la noche sino
en el alba. Cuando el rumbo se pierde en la vida social no se encuentra retroce-
diendo, deshaciendo lo andado; el rumbo se encuentra avanzando, avanzando
siempre. El que camina hacia adelante con la mirada atenta y escrutadora halla al
fin el sendero; el que recula no ve por dónde va y a la postre desbarranca…
Baptista Asdrúbal Baptista*

Nos congrega aquí una gran tarea; una gran tarea relativa a un gran tema; al tema
fundamental que nos concierne en cuanto economistas. No hay entonces casua-
lidad alguna en el hecho de que estemos aquí congregados: ni escogencias arbi-
trarias ni caprichos veleidosos tras de los temas de este encuentro que nos reúne.
El tema en cuestión, efectivamente, funda la disciplina de la economía y la deter-
mina. De manera, pues, que no se diga que es casual que lo hayamos escogido
para este Segundo Encuentro Nacional de Economía.
Cuando a mediados del siglo XVII se inicia la sostenida expansión en los niveles de
la vida económica en lo que luego sería el Estado de la Gran Bretaña o el Reino
Unido, allí se estaba delimitando el ámbito para una nueva disciplina. Un siglo
después, y no podía ser de otra manera, esa realidad que había emergido en el
seno histórico de la humanidad se expresaba, desde la perspectiva de la razón
científica, en una disciplina nueva, en una disciplina autónoma, a la que se llamó,
con un cierto nombre de abolengo, Economía Política. Y algo más adelante Marx,
con quien alcanza su cenit, la asimilará críticamente al estudio del capital. Pues, en
efecto, ¿cómo iba él a elegir, puede uno preguntarse, otro tema para su obra distinto
del capital, si es que el capital encarna a la perfección el movimiento siempre en
ascenso de la economía capitalista, valga decir, el crecimiento económico?
La prolongada expansión que sigue hasta la actualidad, por fuerza de las cosas,
tenía que causar más pronto que tarde el convencimiento de que aquello que un
buen día emergió históricamente era un hecho natural; esto es, que las sociedades

* Editor de la Revista BCV y profesor del IESA.


Asdrúbal Baptista / Inauguración 16

por razón de su naturaleza misma están hechas para crecer. De tal visión de las
cosas, como es de esperar, debían entonces de seguirse otros temas, ciertas orien-
taciones, otras posibilidades para el análisis. Es decir, ya a mediados del siglo XIX,
y puesto que durante 200 años la economía había sostenidamente crecido, co-
mienzan a abordarse otros temas distintos del crecimiento mismo, y a éste, la
verdad sea dicha, bien puede tomárselo por descontado. Y es así como surgen
nuevas preguntas, nuevas cuestiones que llamarán la atención de los estudiosos.
Jevons y Walras, por ejemplo, plantearán que el conocimiento de la economía es el
“cálculo del placer y del dolor” (The Theory of Political Economy, “Preface to the first
edition of 1871”, Ed. de R.D. Collison Black, 1970); o que es “la teoría del intercam-
bio o del valor de cambio” (Eléments d’economie politique pure, “Leçon 3”, Ed. de
William Jaffé, 1954). Menger, por su parte, se referirá a la economía como “el
estudio de las condiciones bajo las cuales los hombres actúan economísticamente
[wirtschaftender Mensch]” (Grundsätze der Volkswirthschaftslehre, 1871, Ed. de F.A.
Hayek, 1981). Y bajo la decisiva influencia de esta orientación, Lionel Robbins
planteará para el mundo anglosajón la concepción de que la economía simplemen-
te es “el estudio de la conducta humana como una relación entre fines y medios
escasos que tienen usos alternativos” (An Essay on the Nature and Significance of
Economic Science, 1932).
Con todo, la gran pregunta de la Economía Política, la que funda la disciplina,
estaba como a la retaguardia. Su papel, por este tiempo del que se habla, era de
otra índole. Quiero decir que las incitaciones que provoca se dirigen más bien
hacia las investigaciones históricas. Y así es entonces como se producen riquísi-
mas indagaciones al estilo de las que, por ejemplo, Tönnies, Weber, Sombart y
Knies, brindarán para lustre de la disciplina.
Cuando la economía sufre la parálisis a la que la llevan, entre otras fuerzas, los
arreglos políticos que siguen a la Primera Guerra Mundial, amén de ciertos cam-
bios que se hacen presentes en la estructura económica, se hace presente de
nuevo el tema. Con la crisis de los años 30 regresa el asunto del crecimiento, o
dicho de otro modo, el hecho natural de la sostenida expansión económica había
dejado de ser tal. Por lo demás, no queda sino imaginar el estupor de la genera-
ción a quien le tocó vivir aquello para dar cuenta de su reacción en el orden del
pensamiento. Resurge entonces el tema, primero en artículos para los especialis-
tas, luego en publicaciones divulgativas para la opinión pública. A todo ello se
sumarán los complejos procesos históricos de la descolonización y la emergencia
de la cuestión de la pobreza de las naciones como correlato del asunto de la
riqueza de las naciones. De esta manera nuestro tema adquirirá nuevas tonalida-
des, nuevos condicionamientos; en fin, el tema de siempre, al cual lo hallamos
Asdrúbal Baptista / Inauguración 17

desde los inicios y que estará presente, detalles más detalles menos, a lo largo de
los tres o cuatro siglos del curso histórico de la humanidad actual.
No quiero dejar pasar por más tiempo un señalamiento que está gravitando desde
hace rato sobre estas palabras. Efectivamente, en el ámbito de las ideas y el
pensamiento era de esperar que muy pronto surgiera la pregunta sobre las condi-
ciones que hubieron de hacerse presentes, que hubieron de juntarse, para que se
hiciera posible que este hecho del crecimiento económico, que no le pertenece a
la humanidad como un rasgo connatural a su decurso, un buen día emergiera.
Fue así como bajo su estímulo se hicieron espléndidas indagaciones; fue así como
por su incitación se alcanzaron resultados que hoy son gloria de la investigación
en las ciencias sociales. Para decirlo de nuevo, se puso de claro relieve el marco
de condiciones que vino a determinar que en un trozo de la humanidad, y en un
hecho histórico pasmoso por sus consecuencias planetarias, emergieran circuns-
tancias que habrían de poner en marcha el ritmo incesante de expansión que
llega hasta nuestros días.
Quedó un tema, sin embargo, que pareciera haberse perdido en el fragor de
la indagación y que motiva muchas cosas, sobre todo, si lo pensamos de cara a la
experiencia propia de Venezuela. Pero sobre él ya habrá oportunidad en una
ocasión distinta de ésta de dialogar y discutir. Mientras tanto, baste decir que
Venezuela es un caso singular, bajo cualquier óptica que se desee colocar. En el
período 1977-1981, cuando los ingresos petroleros iban a la alza, y por así decirlo,
indetenidamente; cuando el Plan de la Nación de la época se permitía pronosticar
un crecimiento en los precios del petróleo y en las exportaciones del crudo en
dólares simplemente descomunales; cuando el país comenzaba a recibir los prés-
tamos que la banca internacional ponía a circular; es decir, cuando el mundo
parecía abierto para todos los propósitos: recursos financieros, un tipo de cambio
estable, mano de obra calificada que venía desde afuera en números ilimitados, la
economía se detiene. Pero la verdad es que hay más que un simple detenimiento,
de hecho, es como si se hubiera torcido el signo de la marcha de la vida econó-
mica del país; como si se hubiera fracturado un resorte esencial del proceso todo,
y desde entonces, hasta el mismo momento presente, la economía no ha vuelto a
recuperar su tino, no ha vuelto a recuperar su ritmo.
Si de lo que hablamos pudiera registrarse con la exactitud que permite la cuenta
de los días, hablamos, en efecto, de 23 años a estas alturas. No se verá, entonces,
como una afirmación al voleo, la de que no hay en los anales económicos con-
temporáneos nada que se le parezca. De manera que si colocamos la pregunta
que puso en marcha la disciplina de la economía en el contexto de Venezuela, ha
de formulársela en otros términos muy diferentes a los usuales: ¿por qué la econo-
mía venezolana no crece? ¿Por qué no creció a lo largo de las últimas dos décadas?
Asdrúbal Baptista / Inauguración 18

¿Por qué sus expansiones no son más que movimientos espasmódicos que muy
rápidamente pierden vigor, como si el fuelle no fuera suficiente para sostenerlos? Si
los vecinos, los más cercanos y los no tan cercanos, han logrado a su manera
sobrellevar las naturales dificultades que lleva consigo la tarea de crecer, la tarea de
desarrollarse, ¿por qué no podemos hacerlo nosotros también? ¿Por qué esta so-
ciedad durante 23 años; es decir, el curso de una generación, no ha logrado
arbitrar mecanismos políticos, recursos gerenciales, perspectivas asumidas como
si fuera una tarea común, de manera de asegurar un crecimiento al que pueda
bien llamárselo sostenido?
Estas últimas preguntas motivan este encuentro. Debo decir, por si hiciera falta,
que se las puede abordar desde muchos ángulos, y por ello hemos querido
congregar, bajo el amparo y en el claustro de La Universidad del Zulia, a un grupo
muy distinguido de profesores de las varias universidades del país. Cada uno de
ellos se aproximará a esta cuestión desde el ángulo que le brinda su especiali-
zación profesional, y el resultado final, por lo tanto, será un adecuado mosaico
de reflexiones y consideraciones muy valioso en sí mismo. Sobra decir que estas
reflexiones, una vez decantadas para su próxima edición en un número extraor-
dinario de la Revista BCV, deberán servir de apoyo y acicate para la acción en el
ámbito de la política económica.
En el nombre del Consejo Editorial de la Revista BCV, y en mi nombre propio,
quiero agradecer a las autoridades de La Universidad del Zulia por esta espléndi-
da anfitrionía que nos están prodigando. A la Facultad de Ciencias Económicas y
Sociales, en la persona de su decano, y también en las personas de Alicia de
Salom, Edison Morales y otros colegas, debo expresar un reconocimiento muy
especial por el esfuerzo que ha hecho posible que este encuentro tome lugar.
Y ya para concluir permítanme volver a la incitación inicial. A los primeros econo-
mistas les motivó la pregunta: ¿por qué crecen las economías? A nosotros nos toca,
no con melancolía puesto que de eso no se trata, preguntarnos: ¿por qué no crece
la economía venezolana? La incitación, pues, es del mismo tenor, y por ello, si
aquélla dio lugar a grandes respuestas, la que nos mueve y anima no tiene por qué
no concluir en resultados de similar naturaleza y entidad.
Este Encuentro es una excelente oportunidad para pensar, para reflexionar, para
controvertir y discutir con la más amplia y generosa libertad de espíritu.
Pongámomos en marcha.
Conferencia Conferencia inaugural

Condiciones y perspectivas
del crecimiento económico en Venezuela
Condiciones y perspectivas del crecimiento
económico en Venezuela

Parra Luzardo Gastón Parra Luzardo*

Introducción necesaria

El tema que nos ocupa es de vital importancia para el país. Razón ésta de alta
significación que impone inquietarse por planificar y lograr una tasa de creci-
miento suficientemente alta, y lo que es fundamental, relativamente sostenida en
el tiempo; ocuparse de los factores determinantes del crecimiento; de igual forma
de los rasgos estructurales de la economía nacional junto con el contexto interna-
cional. Debemos también reflexionar acerca de ¿cuál debe ser la inversión y cómo
garantizar los niveles óptimos para lograr el objetivo? ¿Dónde invertir? ¿Cómo y
para qué debe generarse el ahorro? ¿Cómo incrementar el excedente económico?
¿Cómo aumentar la inversión productiva? ¿Cómo disminuir significativamente el
consumo, en particular, de bienes suntuarios? ¿Cómo instrumentar medidas que
mejoren la distribución del ingreso? El desarrollo debe lograrse no como un fin
sino como un medio para alcanzar un mayor nivel de vida.
En suma, preguntarse por qué no ha sido posible el cumplimiento de lo que se
nos enseña que es la ciencia económica. Aquella definición que dice: “La econo-
mía política o economía social es la ciencia de las leyes sociales que rigen la

* Primer vicepresidente del Banco Central de Venezuela. El autor desea expresar su


reconocimiento a Trino Valerio U. por la lectura crítica que le dispensó a este trabajo así como
por su ayuda, conjuntamente con José Guerra, en la elaboración de la información estadística.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 21

producción y la distribución de los medios materiales que sirven para satisfacer


las necesidades humanas”. ¿Por qué no ha sido posible planificar y desarrollar una
estrategia integral para conseguir ese noble propósito?
A este respecto, corresponde señalar que el régimen socioeconómico de la Repú-
blica Bolivariana de Venezuela tiene como objetivos asegurar el desarrollo huma-
no y una existencia digna y provechosa para la colectividad.
¿Cómo debe ser la organización social? ¿Mediante cuáles mecanismos puede la
actividad económica incidir en el proceso de crecimiento? ¿Cuáles son las funcio-
nes del Estado, de la actividad privada, de los trabajadores y de la sociedad civil?
¿Cómo alcanzar la coordinación y conjunción de la economía real y la monetaria
simbólica o circulatoria?
Sin duda alguna que tratar de responder tan importantes interrogantes, dignas del
mayor esfuerzo y, por tanto, lograr el desarrollo humano, conlleva a tener presen-
te la necesidad de proponerse una transformación de grandes proyecciones.
Tal vez el hecho más relevante del crecimiento mundial de los dos últimos siglos
ha sido la desigualdad entre los países. De ahí han surgido las teorías para expli-
carla, que cubren una amplia variedad de enfoques. En verdad, en los siglos XIX y
xx sólo un grupo de países, primariamente de Europa occidental y Norteamérica,
pudieron emprender un proceso de crecimiento perseverante.
La tarea es aún de mayores alcances si comprendemos que nuestros países, los
países atrasados, están en la necesidad de crecer a tasas más elevadas que las
mostradas por la experiencia histórica, si es que la abertura entre los países desa-
rrollados y subdesarrollados puede irse reduciendo. Hoy el desarrollo económi-
co-social o desarrollo humano constituye un tema de preocupación permanente.

El pensamiento económico

Es incuestionable que esas interrogantes, plenas de hondas preocupaciones, estu-


vieron presentes en los trabajos de economistas clásicos como Adán Smith y otros.
Ciertamente, Adán Smith afirmó que la causa fundamental del crecimiento econó-
mico es la división del trabajo. A juicio de Irma Adelman:
...su preocupación principal era el problema dinámico del crecimiento y del desa-
rrollo. Intentó determinar qué factores eran responsables del progreso económico
y qué medidas políticas pueden adoptarse para crear un ambiente favorable al
crecimiento rapido1.

1
Irma Adelman: Teorías del desarrollo económico. México: FCE, 1964, p. 37.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 22

Por su parte, David Ricardo sostuvo: “…nadie acumula sino con el propósito de
hacer productiva su acumulación. Sólo empleada de esta manera podrá operarse
provechosamente”2 , y enfatiza: “...no puede, pues, acumularse en un país canti-
dad alguna de capital que no esté empleado productivamente…”3 .
Para Thomas Malthus, el crecimiento a largo plazo constituyó su inquietud primordial.
Por su parte, Carlos Marx afirmó que lo fundamental de la historia es el desarrollo.
La escuela neoclásica “no se preocupó especialmente por el crecimiento, se inte-
resó por el ser de la economía pero no por su movimiento”4. Esta escuela no tiene
nada que ofrecer como guía para el desarrollo de los países subdesarrollados, a
pesar de su impresionante edificio teórico. A ese respecto, Joan Robinson conclu-
ye que su “principal interés consiste en sacar el análisis económico del estanca-
miento en que lo tiene sumido la teoría estática del equilibrio”5.
A principios del siglo XX autores como Frank Ramsey, Allyn Young, Frank Knight,
Joseph Schumpeter, realizaron significativos aportes para procurar comprender
los determinantes de la tasa de crecimiento y del progreso tecnológico. En ver-
dad, fue después de la Segunda Guerra Mundial cuando de nuevo cobró fuerza e
interés el tema del crecimiento económico. Tal como afirma Paúl Baran: “...des-
pués de la Segunda Guerra Mundial llegó un despertar casi universal de las enor-
mes multitudes que habitan las regiones dependientes y coloniales del mundo”6.
Surgió desde entonces una vasta bibliografía sobre el desarrollo económico. Entre
los principales teóricos destacan W.W Rostow, Arthur Lewis, Paúl Baran, Raúl
Prebisch. Muy importante es recordar los aportes dados por John Robinson, Nicholas
Kaldor, Maurice Bobb, Kuznets, André Gunder Frank.
Para W.W Rostow: “Es posible identificar las sociedades en sus dimensiones eco-
nómicas, dentro de una de estas cinco categorías: la sociedad tradicional, las
condiciones previas para el impulso inicial, el impulso inicial, la marcha hacia la
madurez y la era del gran consumo en masa”7. El autor afirma que:
He llegado gradualmente a ser del parecer de que es posible y, para ciertas finali-
dades limitadas, útil subdividir la historia de cada economía nacional –y algunas

2
David Ricardo: Principios de economía política y tributación. México: FCE, 1973, p. 93.
3
Ibidem, p. 217.
4
Julián Sabogal T.: “Consideraciones teóricas sobre desarrollo”. En Sabogal T. y J. Martínez B.:
Realidad y futuros posibles. Colombia: Editorial Universitaria-UNED, 2000, p. 6.
5
Joan Robinson: Ensayos sobre la teoría del crecimiento económico. México: FCE, 1965, p. 7.
6
Paúl Baran: Economía política del crecimiento. México: FCE, 1970, pp. 26-27.
7
W.W. Rostow: Las etapas del crecimiento económico. México: FCE, 1969, p. 16.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 23

veces la historia de las regiones– de acuerdo con esta serie de etapas. Éstas cons-
tituyen, a la postre, tanto una teoría sobre el crecimiento económico como una
teoría más general, en cuanto todavía muy parcial, acerca de la historia moderna
en su conjunto8.
El error de Rostow consistió en sustentar la tesis de que los países de atraso econó-
mico que se encuentran en una etapa previa al primer impulso, deben de manera
ineludible transitar por las mismas etapas que han pasado los países desarrollados.
Lewis aseveró que
...nuestro tema es el crecimiento y no la distribución. Es posible que crezca la pro-
ducción y, sin embargo, que la masa del pueblo se empobrezca. Tendremos que
considerar la relación entre el crecimiento y la distribución de la producción, pero
nuestro interés primordial estriba en analizar el crecimiento y no la distribución.
En segundo lugar; nuestra preocupación principal no es el consumo sino la pro-
ducción. La producción puede aumentar y el consumo disminuir, ya sea porque
aumente el ahorro, o porque el gobierno utilice una mayor proporción del produc-
to para sus propios fines. Tendremos que considerar las relaciones entre producto,
consumo, ahorro y actividad gubernamental, pero lo haremos desde el punto de
vista del crecimiento del producto, y no del crecimiento del consumo9.
Para Lewis “las tres causas inmediatas del crecimiento económico son: la actividad
económica, un creciente conocimiento y un mayor capital (…) El crecimiento es
la resultante del esfuerzo humano…”10. “El crecimiento más grande ocurre en
sociedades en que los hombres están a la expectativa de la oportunidad económi-
ca; y están dispuestos a obrar para aprovecharla...”11 “La inversión es necesaria
para el desarrollo económico. De aquí se desprende, implícitamente, que los
ahorros son necesarios para el desarrollo, porque la inversión tiene que aparearse
con los ahorros.”12 Para Julián Sabogal Tamayo el modelo de desarrollo de Lewis
podría ser resumido en los siguientes términos:
...el desarrollo sólo se logra con inversión y ésta tiene una sola fuente que es el
ahorro, y a su vez el ahorro, tiene una fuente que es la plusvalía. Cuanto mayor sea

8
Ibidem, p. 13.
9
Arthur Lewis: Teoría del desarrollo económico. México: FCE, 1958, p. 9.
10
Ibidem, p. 24.
11
Idem.
12
Ibidem, p. 233.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 24

el peso de la plusvalía en el ingreso nacional, mayor será el ahorro, mayor la


inversión y, por tanto, mayor el desarrollo, y concluye que el desarrollo sólo
llegará en la medida en que se instale el capitalismo13.
Paúl Baran advirtió que “El principal obstáculo para un rápido crecimiento econó-
mico en los países subdesarrollados es la forma en que se utiliza su excedente
económico potencial”14, y con plena razón afirmó “…que el desarrollo económi-
co, históricamente, siempre ha significado una transformación de vasto alcance
en la estructura económica social y política de la sociedad, en la organización de
la producción, de la distribución y del consumo”15. Sin embargo, al contrario de la
opinión de Lewis, Baran aseveró que la la alternativa única para el desarrollo es el
socialismo.
El economista Raúl Prebisch señaló en sus estudios en torno a los graves proble-
mas de América Latina que
...se está desvaneciendo el mito de que podemos desarrollarnos a imagen y seme-
janza de los centros. Y también el mito de la expansión espontánea del capitalismo
en la órbita planetaria. El capitalismo desarrollado es esencialmente centrífugo,
absorbente y dominante, se expande para aprovechar la periferia, pero no para
desarrollarla16.
Nicholas Kaldor, en su libro Ensayos sobre el desarrollo económico, destacó que
existen esencialmente tres tipos de equilibrio de crecimiento:
1. Crecimiento con estancamiento del ingreso real y de la productividad per capita.
2. Crecimiento con creciente ingreso real per capita y 3. Crecimiento balanceado
en economías maduras, con constantes de utilidad y participaciones sectoriales
también constantes,
y al referirse al caso específico de los países de atraso económico, afirmó que
…los problemas realmente críticos que se plantean están especialmente ligados al
hecho de que la baja tasa de dinamismo de ciertos sectores clave de la economía
impide el crecimiento de otros más dinámicos. Esto requiere –advierte– un análisis
multisectorial de los factores que determinan el crecimiento balanceado17.

13
Julián Sabogal T.: “Consideraciones teóricas sobre desarrollo”, op. cit., p. 12.
14
Paúl Baran: La economía política del crecimiento, op. cit.
15
Ibidem, p. 19.
16
Raúl Prebisch: Capitalismo periférico. Crisis y transformación. México: FCE, 1981, p. 26.
17
Nicholas Kaldor: Ensayos sobre el desarrollo económico. México: Cemla, 1961.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 25

Pero sin duda alguna que el desarrollo del modelo de crecimiento Harrod-Domar
fue uno de los que más despertó interés. Tuvo la virtud de colocar el fenómeno
del crecimiento como hecho central de la teoría económica.
Como es bien conocido en el mundo académico, el modelo Harrod-Domar tiene
como punto de partida que el ingreso nacional se destina al consumo y al ahorro
(y = C + A). El valor de la producción se distribuye entre los bienes producidos
para el consumo más aquellos demandados por los inversionistas (Y = C + I). De
lo cual se deduce el resultado ahorro igual a inversión (A = I). El modelo de
Harrod-Domar tiene tanto un poder descriptivo como prescriptivo. Su rasgo fun-
damental radica en la concepción de una economía en crecimiento
...en la que los elementos dinámicos son la acumulación del capital y la relación
entre este último y el producto e ingreso anual. Si se supone constante dicha
relación, sea porque los recursos se utilicen con intensidad uniforme a través del
tiempo, sea por efecto del progreso técnico, el factor determinante del desarrollo
económico y del equilibrio al mismo tiempo es la acumulación del capital18.
Para los autores del libro Macroeconomía en un mundo interdependiente, el mode-
lo de Harrod-Domar concluye que, a menos que tanto la demanda como el produc-
to crezcan a la misma tasa, esto es, a la tasa garantizada, la economía crecerá o
colapsará indefinidamente: “Sólo por casualidad la economía se encontrará en la
trayectoria de crecimiento balanceada, debido a esto el modelo Harrod-Domar fue
extensamente criticado en las cúpulas académicas”19.
También han afirmado que el modelo de Harrod-Domar es muy global y al pare-
cer la economía se reduce a dos sectores productivos: el de bienes de consumo y
el de bienes de capital. Para Domingo F. Maza Zavala: “…las condiciones exigidas
por el modelo de equilibrio de Harrod-Domar son tan poco realizables en una
economía dinámica que su utilidad es sólo paradigmática”20.
Fue Kaldor, desde la óptica del enfoque poskeynesiano de Cambridge, quien
interpretó la esencia del modelo de Harrod-Domar, al proponer que las tasas de
ahorros son variables y que podrían moverse hacia los valores necesarios para
hacer volver la tasa de crecimiento efectiva hacia la tasa garantizada.

18
Juan F. Noyola: “La evolución del pensamiento económico en el último cuarto de siglo y
su influencia en América Latina”. En El Trimestre Económico, vol. LXIII (1), enero-marzo,
1996, no 249, p. 310.
19
Carlos Massad y Guillermo Patillo: Macroeconomía en un mundo interdependiente. Ma-
drid: McGraw Hill, 2000, pp. 569-570.
20
D.F. Maza Zavala: Análisis macroeconómico. Economía real. Caracas: Ediciones de la
Biblioteca de la UCV (EBUC), 2000.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 26

La conocida regla de Cambridge para el crecimiento significa que la tasa de bene-


ficios es igual a la tasa de crecimiento de la capacidad productiva dividida entre la
tasa de ahorro de los capitalistas. Desde el enfoque de John Von Neuman los
trabajadores consumen todo, pero los capitalistas ahorran todo; es lo que se
conoce como la “regla de oro del crecimiento”. Con respecto al nivel donde el
producto marginal neto del capital iguala a la tasa de crecimiento del producto,
corresponde precisar que algunas estimaciones que se han hecho para medir ese
nivel en países desarrollados llegan a la conclusión de que aún en esas economías
no se ha alcanzado el acervo de capital que produzca tal nivel de consumo. Para
alcanzar la “regla de oro” hay que incrementar aún más las inversiones, lo que
requiere reducir el consumo presente.
Joan Robinson, notable economista, también señaló una modificación de suma
importancia al modelo Harrod-Domar al enfatizar que las decisiones de inversión
de las empresas son función de los beneficios esperados.
Durante los años 50, el economista Robert Solow presentó nuevos enfoques en
relación con la teoría del crecimiento, gracias a los cuales obtuvo el Premio Nobel
de Economía en 1987. Por sus aportes, los enfoques suscitaron debates teóricos de
suma importancia para alcanzar la estabilidad económica. El fundamento principal
estuvo basado en la llamada endogeneidad de un parámetro esencial para él en el
modelo de Harrod-Domar. Es decir, de la razón: capital-producto, indispensable
para la producción de los bienes. A juicio de Solow la relación capital-producto es
endógena. El autor postula que en el largo plazo, la tasa de ahorro de la economía
determina el tamaño de su acervo de capital, lo que a su vez decide cuál va a ser su
nivel de producto. La relación entre las tasas de ahorro, acervo de capital y nivel de
producto es directa: a mayor ahorro, más inversión y mayor producción. Un incre-
mento de la tasa de ahorro origina un período de alto crecimiento hasta que se
alcanza un nivel de estancamiento del producto, el cual se hace estacionario porque
el crecimiento de la población, la depreciación del capital y el crecimiento tecnoló-
gico llegan a disminuir el capital por trabajador a una tasa igual al incremento de
capital por trabajador proveniente de la inversión. Así, el estado estacionario repre-
senta el equilibrio de largo plazo de la economía.
Hoy día, constituyen un aspecto clave para el análisis riguroso del crecimiento
dos ecuaciones básicas: una función de producción y una de acumulación de
capital: “Los supuestos principales que afectan la función de producción son que
ella tiene rendimientos constantes, que existen dos factores de producción deno-
minados capital (K) y trabajo (L)”21. Ciertamente, en 1957 Solow hizo público su
trabajo titulado “Technical Change and The Aggregate Production Function” (“El
cambio tecnológico y la función agregada de producción”). En éste desarrolló un

21
Carlos Massad y Guillermo Patillo, op. cit., p. 576.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 27

ejercicio de contabilidad para descomponer el crecimiento de la producción de


acuerdo con los factores de producción y del cambio tecnológico. Para Solow es
el progreso tecnológico lo que en verdad impulsa el crecimiento sostenido.
Es indudable que para el análisis del crecimiento económico de cualquier país
resulta indispensable considerar las fuentes del crecimiento del PIB, tales como el
factor trabajo, factor capital y el progreso tecnológico conocido como residuo de
Solow. Para el autor la tasa de crecimiento del producto es igual a la suma de tres
componentes: a) la acumulación del capital ponderada por la participación de
éste en la producción; b) la tasa de aumento de la cantidad de trabajo ponderada
por su participación en la producción; y c) la tasa de crecimiento tecnológico de
la productividad total de los factores.
Una de las críticas formuladas al modelo de Solow consiste en que no “ofrece”
explicación de ¿por qué en determinadas ocasiones la productividad crece más
rápido y en otras más “lento”?
En la década de los ochenta surgió la teoría del crecimiento endógeno que com-
prende la importancia del “capital humano” y la innovación tecnológica en las
empresas privadas como “fuentes” del crecimiento de la productividad. Se afirma
que la acumulación de conocimiento es lo primordial.
En el llamado crecimiento endógeno se le otorga un papel fundamental a las
políticas públicas en el proceso de crecimiento. Los objetivos lucen más amplios.
Hoy día es evidente la diferencia notable que existe entre crecimiento y desarro-
llo. El desarrollo económico-social tiene objetivos más amplios y conlleva la nece-
saria transformación de la sociedad para lograr que –en verdad– la producción y
la distribución de bienes materiales satisfagan las necesidades colectivas, y es por
esa cualidad que, con plena razón, se le denomina con propiedad “desarrollo
humano”, o a juicio de Amartya Sen: “desarrollo con libertad”.
La idea de que el desarrollo basado en el crecimiento solucionaría los problemas
sociales fue cuestionada. Ello dio lugar a nuevas propuestas enmarcadas en una
estrategia de promoción del bienestar humano, que prestaba especial atención a la
distribución del ingreso22.
Joseph Sitglitz, citado por Bernardo Kliksberg, advierte que lo que realmente
importa es que
Buscamos incrementos en los niveles de vida, incluyendo mejoras en salud y
educación, no solamente incrementos en el Producto Interno Bruto que se calcula.

22
PNUD-OCEI: Informe sobre desarrollo humano en Venezuela, 2000. Caminos para supe-
rar la pobreza. Caracas: PNUD-OCEI, 1a edición, 2001, p. 18.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 28

Buscamos –afirma– el desarrollo sostenible, que incluye la preservación de los


recursos naturales y el mantenimiento de un ambiente sano. Buscamos –agrega– el
desarrollo equitativo que garantice que todos los grupos de la sociedad, no sólo
el estrato alto, disfruten de los beneficios del desarrollo, y buscamos el desarrollo
democrático, en el que los ciudadanos participen de varias formas en las tomas de
decisiones que afectan sus vidas23.
Conviene precisar que el régimen socioeconómico de la República Bolivariana de
Venezuela se “fundamenta en los principios de justicia social, democracia, eficien-
cia, libre competencia, protección del ambiente, productividad y solidaridad a los
fines de asegurar el desarrollo humano integral y una existencia digna y prove-
chosa para la colectividad…”24.

El pensamiento latinoamericano

Justo es reconocer, como lo señala Juan F. Noyola, que


...mucho antes de que se elaboraran los modelos de Harrod-Domar y Lowe se
había hecho sentir con urgencia en los países latinoamericanos (y también en los
asiáticos y tal vez en los africanos) la necesidad de una teoría del desarrollo econó-
mico. Esta necesidad se agudizó con la depresión de los años treinta y se hizo por
fin inaplazable con la Segunda Guerra Mundial25.
A finales de la década de los cuarenta, en diferentes trabajos de la Comisión Econó-
mica para América Latina (Cepal), se formularon valiosos aportes respecto al desa-
rrollo económico latinoamericano que, sin duda alguna, contribuyeron a una mejor
comprensión de la problemática estructural que caracteriza a nuestros países26.
En ese orden de ideas, se formularon teorías del desarrollo económico que esta-
blecían una diferencia muy clara y precisa del concepto divulgado de lo que
debería entenderse por simple crecimiento. Han sido innumerables los enjundiosos
estudios que destacados científicos sociales han elaborado y que continúan con
esa responsabilidad de analizar, razonar, interpretar las genuinas causas que gene-
ran el atraso, así como las estrategias para superarlo. Entre ellos, corresponde
destacar a Celso Furtado, Raúl Prebisch, Alonso Aguilar, Fernando Carmona, André

23
Ibidem, p. 22.
24
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, artículo 299.
25
Juan F. Noyola: “La evolución del pensamiento económico en el último cuarto de siglo y
su influencia en América Latina, op. cit, p. 310.
26
Cf. “El desarrollo económico en América Latina y sus principales problemas”. En El Tri-
mestre Económico, vol. XVI, no 3, julio-septiembre, 1949.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 29

Gunder Frank, José Consuegra H., Oswaldo Sumkel, Antonio García, Pedro Paz,
Aníbal Pinto, Pedro Vuskovic, René Báez, Julián Sabogal Tamayo, Isidro Parra
Peña y otros.
En Venezuela, país en el que nos corresponde analizar las condiciones y perspec-
tivas del crecimiento-desarrollo, han sido fecundos los análisis y aportes teóricos
que en relación con esa materia, desde los inicios de la década de los cincuenta,
han formulado ilustres economistas como el maestro Domingo F. Maza Zavala,
quien, entre otros aspectos, acuñó la frase “crecimiento sin desarrollo” y
“neocapitalismo”. Armando Córdova y Héctor Silva Michelena profundizaron las
vinculaciones entre la estructura socioeconómica, la penetración del capital mo-
nopolista, la expansión de las fuerzas productivas y la calidad del “capital humano”.
Otros profundos, lúcidos y críticos trabajos sobre la materia en cuestión han sido
tratados por Francisco Mieres, Héctor Malavé Mata, Ramón Lossada Aldana, Diego
Hernández Díaz, Asdrúbal Baptista y Néstor Castro Barrios.

Necesidad de formar conciencia y de abrir caminos

Lo expuesto hasta los momentos nos es útil y necesario para explicar lo que ha
ocurrido en Venezuela, para estudiar y facilitar el juicio de por qué hemos tenido
“crecimiento sin desarrollo”, ¿por qué no ha sido posible lograr una tasa de creci-
miento razonable y significativa, sostenida en el tiempo?, ¿por qué el crecimiento
ha sido bajo e inestable?, ¿por qué no se ha logrado la diversificación de la econo-
mía? ¿Cuál ha sido el comportamiento del excedente generado? ¿Qué factores han
incidido para obstaculizar una economía sostenible, progresiva y equilibrada?
¿Cuáles deben ser las condiciones para promover el desarrollo humano? Tal como
expresa Maza Zavala:
Existe una aspiración y una expectativa generales de cambio; pero igualmente
existen diferentes concepciones del cambio, según las posiciones, actitudes, inte-
reses y valores que cada sector o grupo social sustenta. Sin embargo, lo deseable
–y quizá posible– es encontrar un denominador común, una zona de convergen-
cias, que minimice aquellas diferenciaciones. Ello es lo que propiciaría un proyec-
to nacional de desarrollo27.
El objetivo de conseguir el desarrollo humano de nuestro país es fundamental y
conviene luchar por la formación de un amplio consenso que lo haga viable, pero
no es fácil; la tarea resulta ardua, difícil en una sociedad como la venezolana,
altamente estratificada. Es indispensable formar conciencia y contribuir a que se

27
D.F. Maza Zavala: Las políticas económicas: su impacto en el desarrollo. Caracas: copia
mimeografiada, 2001.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 30

abran caminos que faciliten y permitan planificar, desarrollar y aplicar una estrate-
gia válida. “Sobre nuestra generación pesa el destino, es ésta nuestra responsabi-
lidad histórica.”28
Las crisis del país siempre se han enfrentado con políticas de ajustes coyunturales
convencionales y con el modelo de acumulación basado en el excedente petrole-
ro. Pero dejemos que sean los hechos los que den fiel testimonio de lo realmente
acontecido en el país.

Análisis de los principales indicadores socieconómicos del país

En el Cuadro N° 1 se observa la evolución de los principales indicadores socio-


económicos de Venezuela. El PIB por habitante (a precios constantes) desciende
en los últimos veinte años, al pasar de 29.787 bolívares en 1980 a 24.166 bolívares
en el año 2000 (para mayor precisión de esta evolución véase el Cuadro No 9). De
igual manera ocurrió con el PIB por trabajador ocupado; es decir, el producto
interno bruto dividido entre la población ocupada de la economía. La productivi-
dad logró incrementarse en los años de 1960 a 1970, para producirse luego una
significativa disminución en la década que va desde 1990 hasta 2000.

28
Ernesto Sabato: La resistencia. Buenos Aires: Editorial Planeta-Seix Barral, 2000, p. 139.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 31

Cuadro N° 1
Principales indicadores socioeconómicos de Venezuela

1950 1960 1970 1980 1990 2000


PIB (millones de bolívares) 1/ 78.770 167.903 299.759 449.521 478.320 584.074
PIB por habitante (bolívares) 1/ 15.645 22.406 27.960 29.787 24.527 24.166
PIB por ocupado (bolívares) 1/ 49.231 84.458 97.929 99.145 76.045 67.204
Ingreso nacional
(millones de bolívares) 2/ 8.610 19.529 41.835 230.304 2.023.537 69.231.001
Ingreso nacional por habitante
(bolívares) 2/ 1.710 2.606 3.903 15.663 104.150 2.856.195
Producto agrícola
como porcentaje del PIB 8,0 6,4 7,1 5,7 5,4 4,0
Producto industrial
como porcentaje del PIB 10,0 11,7 16,0 16,2 20,5 13,3
Producto petrolero
como porcentaje del PIB 29,8 25,2 16,5 24,0 22,4 19,1
Reservas internacionales
brutas por habitante (US $) 68 80 95 579 631 892
Importación por habitante (US $) 106 154 160 1.026 491 853
Tasa anual de variación del PIB (%) 9,7 4,0 7,6 2,0 6,5 3,2
Tasa anual de inversión (%) 3/ 23,3 18,7 22,2 25,2 14,1 14,5
Tasa anual de crecimiento
demográfico (%) 3,2 3,9 3,4 3,3 2,4 1,5
Población económicamente
activa (miles) 1.706 2.268 3.287 4.818 7.009 10.327
Ocupación (miles) 1.600 1.988 3.601 4.534 6.290 8.961
Desocupación (%) 6,3 12,3 6,9 5,9 10,0 13,2
1/ A precios constantes (Base: 1984 = 100). Las estimaciones retrospectivas respecto a 1984
se obtuvieron mediante empalme de las variaciones del PIB a precios constantes de los años de
bases anteriores (1968 y 1957).
2/ A precios corrientes. Costo de factores.
3/ Inversión bruta fija dividida entre el PIB.

Fuente: Banco Central de Venezuela - OCEI.


Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 32

Importa recordar que las tendencias de la productividad están estrechamente


vinculadas a la inversión y, por supuesto, un aumento del capital por trabajador
debe incidir en una mayor producción por trabajador. Se observa también el
comportamiento de la tasa anual de variación del PIB (por ciento), cuya tendencia
es declinante, y de la tasa anual de inversión, que después de haberse ubicado en
tasas promedios superiores a 20 por ciento, entre los años de 1950-1980, descen-
dieron a un promedio de 14 por ciento entre los años 1990 y 2000, lo que pone de
manifiesto la inestabilidad y el lento crecimiento de la economía nacional (véase
Gráfico N° 1).

Gráfico N° 1
Producto interno bruto por habitante
(Base: 1984=100)
Bolívares
40.000

35.000

29.787
30.000
27.960
25.000
24.527
24.166
20.000
22.406

15.000
15.645
10.000
1950 1960 1970 1980 1990 2000
Años

Fuente: Banco Central de Venezuela.

El Gráfico N° 2 permite fijar la atención en la caída tanto del PIB total como del no
petrolero y la gran variabilidad del producto no petrolero debido, a nuestro juicio,
a las políticas adoptadas.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 33

Gráfico N° 2
Comportamiento del PIB per capita total y del PIB per capita no petrolero
PIB per capita
0,035

0,030
2
R = 0,4765

0,025

2
0,020 R = 0,1528

0,015
1970

1972

1974

1976

1978

1980

1982

1984

1986

1988

1990

1992

1994

1996

1998

2000
Años
No petrolero
Total
R2 = Ajuste respecto a la tendencia

Fuente: Banco Central de Venezuela. Cálculos propios.

En el Cuadro N° 2 se constata que a partir de la década de los noventa el sector


público ha tenido la mayor participación en la inversión en activos fijos del país,
en tanto que la iniciativa privada perdió el papel destacable que reflejó entre los
años 1950-80.

Cuadro N° 2
Inversión bruta fija real, pública y privada
Estructura (%)

1950 1960 1970 1980 1990 2000


Inversión bruta fija total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Pública 31,9 27,9 23,3 48,6 68,4 53,6
Privada 68,1 72,1 76,7 51,4 31,6 46,4
Fuente: Banco Central de Venezuela.

Sin embargo, debe hacerse notar que durante el período de 1975-1982 la inver-
sión bruta fija (IBF) aumentó significativamente, pero ese mejoramiento de la
inversión se desmoronó posteriormente. Ello nos revela por qué no ha sido sos-
tenible el nivel de inversión, además de insuficiente e inestable.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 34

El Gráfico N° 3 evidencia la estructura consumista del país, al destinarse más del


70 por ciento del ingreso al consumo. Es incuestionable que en la planificación y
desarrollo de la estrategia integral del desarrollo del país se requiere de una
racionalización del consumo nacional.

Gráfico N° 3
Asignación del ingreso nacional disponible
%
100
90 85,9

80 76,4 78,6 76,4


72,1
70
60
50
40
30 27,9
23,6 21,4 23,6
20 14,1
10
0
1960 1970 1980 1990 2000

Años
Consumo
Ahorro neto

Fuente: Banco Central de Venezuela.

El Gráfico N° 4 pone de manifiesto la brecha creciente entre el ahorro y la inver-


sión que reflejan los superávit en cuenta corriente. Estos datos obligan a pregun-
tarse si realmente puede hablarse de una insuficiencia del ahorro nacional o sería
más apropiado y razonable considerar que lo ocurrido ha sido la utilización par-
cial y poca fecunda del ahorro, naturalmente sin que ello signifique que no sea
necesario explorar las posibilidades de generar mayor ahorro.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 35

Gráfico N° 4
Inversión y ahorro
(como porcentaje del PIB)
%
40

32,7
29,4
30
25,9
25,2 28,8
21,0 22,2
20
18,7 14,1 14,5

10

0
1960 1970 1980 1990 2000

Años
Inversión
Ahorro

Fuente: Banco Central de Venezuela.

El Cuadro N° 3 muestra que del ahorro nacional, parte importante queda reflejado
como ahorro frente al resto del mundo (ahorro externo) representado en adquisi-
ciones de activos financieros externos.

Cuadro N° 3
Ahorro nacional y ahorro externo
(millones de Bs.)

1960 1970 1980 1990 2000


Ahorro nacional 2.967 10.461 65.923 436.747 17.731.213
Ahorro externo 879 (458) 20.236 358.038 9.232.604
Fuente: Banco Central de Venezuela.

El Gráfico N° 5, donde se presenta la evolución de la IBF institucional como por


ciento del PIB desde 1978 hasta 2000, permite evidenciar que no es tanto la
insuficiencia de ahorro como sí su utilización en el proceso económico en lo cual
es necesario enfatizar para obtener las soluciones válidas que contribuyan con la
búsqueda del desarrollo humano, y de esa manera evitar la brecha entre el ahorro
y la inversión, tal como se observa en el Gráfico N° 4 antes comentado.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 36

Gráfico N° 5
Inversión bruta fija
(como porcentaje del PIB)
%
50

40

30

20

10

0
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
Años
IBF total
IBF pública
IBF privada

Fuente: Banco Central de Venezuela.

El Gráfico N° 6 ilustra, para una serie de 1978 a 1999, cómo el ahorro público, con
la sola excepción de cuatro años, superó al ahorro privado.

Gráfico N° 6
Ahorro público y privado
(como porcentaje del PIB)
%
40

30

20

10

0
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000

Años
Ahorro total
Ahorro público
Ahorro privado

Fuente: Banco Central de Venezuela.


Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 37

Asdrúbal Baptista, en sus importantes estudios sobre el crecimiento, ha enfatizado


los graves problemas que confronta la economía venezolana, ocasionados por la
edad promedio en años de los bienes de capital y, ciertamente, tal como se destaca
en el Gráfico N° 7, la obsolescencia de esos bienes de capital se ha agravado
durante los últimos años, con serios y desfavorables efectos en el proceso produc-
tivo nacional. Desde finales de la década de los ochenta, la edad promedio de los
bienes de capital incrementa su obsolescencia, afectando la capacidad productiva
de la economía interna. La competencia y la eficiencia de la unidad económica de
producción se afectan significativamente. Es innegable, como lo constatan las cifras,
que la tasa de inversión ha descendido consecutivamente durante los últimos 20
años, lo cual ha tenido efectos desfavorables en el stock de capital que tiende a su
deterioro y envejecimiento. Las asignaciones de capital (depreciación, amortización
y agotamiento) deben ser empleadas precisamente para la reposición de los bienes
y ello tiene un incentivo para el empresario, al considerarse deducibles para el pago
de impuestos. Pero es incuestionable que ante el proceso de las hipervelocidades
tecnológicas que acontecen y, por tanto, la necesidad de acometer las transforma-
ciones sustanciales e indispensables que requieren la estructura productiva presen-
te y futura del país, debemos advertir de la manera más clara y precisa, sobre la
necesidad de que la empresa nacional se constituya en el agente dinámico de esas
transformaciones, cónsona con el estilo de desarrollo que realmente convenga a los
intereses nacionales.

Gráfico N° 7
Edad promedio de los bienes de capital
(sector privado)
%
8,50
7,97 8,19

7,50

6,50
5,95
5,84 5,77
5,50 5,35
5,40
5,02 5,59
5,01
4,50 4,89 4,54

3,50

2,50
1970 1980 1990 1999
Años
Venezuela
EE UU
Chile

Fuente: Asdrúbal Baptista. Monografía.


Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 38

La deformación estructural

El Cuadro N° 4 revela la deformación estructural de la economía venezolana y


evidencia que los motores del proceso de la industrialización no han logrado
avanzar a lo largo de esos años. El sector terciario no solamente no ha permane-
cido hipertrofiado, sino que cada vez crece más, llegando a representar casi las
2/3 partes del PIB en el año 2000. En cambio el sector secundario en promedio
decrece, tal cual se aprecia en el cuadro en referencia. A su vez el sector primario;
es decir, las actividades económicas sin transformación (explotación directa de los
recursos naturales como el petróleo crudo, el hierro, la agricultura, etc.) conser-
van un aporte al PIB superior al del sector secundario, y un elevado porcentaje de
esos bienes (petróleo y hierro) se exportan sin transformar, estableciéndose una
concentración geográfica de exportaciones e importaciones con los EE UU.

Cuadro N° 4
Producto interno bruto
Participación porcentual por sectores económicos

1950 1960 1970 1980 1990 2000


Sector I 38,0 33,5 25,3 30,1 28,7 23,6
Sector II 17,0 11,7 16,0 16,2 20,5 13,3
Sector III 45,0 54,8 59,0 53,7 50,8 63,1
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente: Banco Central de Venezuela.

Mediante el análisis de la clasificación técnica de los sectores productivos se mani-


fiesta que en países desarrollados no ocurre esa deformación del sector secundario.
Si bien en esos países el sector terciario es el que más contribuye a la formación del
PIB, no menos cierto es que el mismo es impulsado, fundamentalmente, por las
actividades de transformación de los productos naturales y del trabajo que realizan
en gran proporción debido a la importación de materias primas provenientes de
países subdesarrollados, tal es el caso real de la economía venezolana en relación
con la norteamericana. Mientras en los países desarrollados las actividades del sec-
tor terciario se caracterizan por sus elevadas tasas de productividad y dinamismo, en
los países subdesarrollados como Venezuela, los servicios tienen una baja produc-
tividad, y en cuanto a la ocupación se refiere debe decirse que predomina el sector
informal. Todo ello ha conformado y consolidado un cuadro de graves dificultades
y obstáculos que han incidido adversamente en la búsqueda del desarrollo econó-
mico-social; es decir, humano del país.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 39

Ese mapa revela e identifica, además, la persistencia de actividades como el petró-


leo y la agricultura con diferencias abismales en productividades, aportes al PIB,
así como en la generación de empleo. Importa también señalar que esa deforma-
ción estructural ha derivado, a lo largo de la historia venezolana, en una situación
desfavorable para la economía venezolana, reflejada, entre otros indicadores, a
través de la relación neta de intercambio.
Esta vivencia nacional debe llamarnos poderosamente a reflexión para la búsqueda,
en este caso, de un genuino crecimiento económico que termine con esa deforma-
ción estructural, que ponga a funcionar realmente los motores del proceso
industrializador conjuntamente con el desarrollo de la agricultura y, en general, de
todas las actividades económicas para avanzar en el logro de la recuperación y, en
definitiva, consolidar y acrecentar, de manera sostenida, el crecimiento económico,
así como que obedezca fundamentalmente, por supuesto, a factores endógenos.
En el Cuadro N° 5 se identifica la participación porcentual de los sectores institucionales
en la producción de bienes y servicios según la propiedad por actividad económica,
donde se evidencia la primacía, en su conjunto, de más de 76 por ciento, para el
año 2000, de la propiedad privada, de las distintas actividades económicas del país
en relación con la propiedad pública. Importa destacar que el cambio observado de
la propiedad en el sector primario (léase petróleo) a partir de la mitad de la década
de los setenta obedece a la nacionalización petrolera que entró en vigencia el 1o de
enero de 1976. Al exceptuar este sector, prácticamente la propiedad privada es la
que predomina en las relaciones de producción, lo cual debe considerarse como un
rasgo estructural de la economía para la estrategia que conviene desarrollar en el
país, y de esa manera, no cometer equívocos que puedan ser adversos para la
búsqueda del genuino interés nacional.
Cuadro N° 5
Producto interno bruto
Participación porcentual de los sectores institucionales por actividad económica

Clase de actividad 1970 1980 1990 2000


económica

Pública
Privada
Total
Pública
Privada
Total
Pública
Privada
Total
Pública
Privada
Total

Sector I 1,2 98,8 100 80,3 19,7 100 79,9 20,1 100 78,7 21,3 100
Petróleo y Gas Natural 1,6 98,4 100 100,0 0,0 100 100,0 0,0 100 96,3 3,7 100
Agricultura 0,0 100,0 100 0,0 100,0 100 0,1 99,9 100 0,0 100,0 100
Minería 2,0 98,0 100 47,3 52,7 100 54,7 45,3 100 36,1 63,9 100
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del…

Sector II 4,3 95,7 100 36,1 63,9 100 35,9 64,1 100 36,2 63,8 100
Refinación de petróleo 1,4 98,6 100 100,0 0,0 100 100,0 0,0 100 100,0 0,0 100
Manufactura 5,2 94,8 100 7,7 92,3 100 10,6 89,4 100 6,2 93,8 100
Sector III 23,9 76,1 100 28,9 71,1 100 17,3 82,7 100 10,7 89,4 100
Electricidad y Agua 47,1 52,9 100 66,3 33,7 100 67,3 32,7 100 62,1 37,9 100
Construcción 0,0 100,0 100 0,0 100,0 100 0,1 99,9 100 0,0 100,0 100
Comercio, Rest. y Hoteles 0,7 99,3 100 0,0 100,0 100 0,0 00,0 100 0,1 99,9 100
Transp., Almac. y Comunic. 15,0 85,0 100 13,1 86,9 100 22,3 77,7 100 2,3 97,7 100
Otros Servicios 36,9 63,1 100 47,2 52,8 100 29,5 70,5 100 16,6 83,4 100
Total 15,0 85,0 100 39,1 60,9 100 32,2 67,8 100 24,0 76,0 100
Fuente: Banco Central de Venezuela.
40
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 41

“Crecimiento sin desarrollo”

El Gráfico No 8 resume los resultados de la inequitativa distribución factorial del


ingreso en Venezuela, y de manera visible corrobora la persistencia de un patrón
económico social que favorece ampliamente al capital y a la propiedad en detri-
mento de la remuneración a empleados y obreros, que en los últimos años se ha
intensificado.

Gráfico N° 8
Distribución factorial del ingreso nacional disponible
%
70 68,1

60 57,3 56,7
52,5 52,4
50
47,6
44,9 44,5

40
34,2 35,0

30

20
1960 1970 1980 1990 1999

Años
Remuneración a empleados y obreros
Excedente de explotación

Fuente: Banco Central de Venezuela.

Según el Informe sobre desarrollo humano en Venezuela, 2000 (PNUD-OCEI), se


constata que el índice de desarrollo humano en Venezuela experimentó una dis-
minución significativa, al pasar de 0,82 en 1990 a 0,69 en 1998. Es incuestionable
que mientras no se corrija esa desigual e injusta distribución del ingreso no podrá
lograrse el desarrollo humano. La evolución de los salarios reales promedio de los
trabajadores asalariados, que registra una caída de 22 por ciento respecto a los
niveles de 1990, amerita una seria reflexión. Ello revela el grado de deterioro
experimentado por el ingreso real de la fuerza de trabajo. No obstante, en los tres
últimos años se observa una recuperación de 12 por ciento.

El crecimiento económico de Venezuela y sus fuentes

En el Cuadro No 6 se resumen los resultados sobre los aportes al crecimiento del


PIB de la acumulación del factor trabajo, la acumulación del factor capital y la
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 42

productividad total de los factores. Este último (residuo de Solow) es el que en-
vuelve la participación de las inversiones en el recurso humano (salud, educación,
organización de los métodos y medios de producción, entre otros), en el crecimien-
to. Tanto el crecimiento del capital como el de la población son observables direc-
tamente; no así el progreso tecnológico. En este caso, al medirse el producto, la
acumulación de capital y la tasa de crecimiento de la población, y al efectuarse
el despeje de la ecuación que los une funcionalmente, se obtiene el progreso
tecnológico como un residuo que es, por tal razón, denominado “residuo de Solow”.

Cuadro N° 6
Crecimiento económico de Venezuela y sus fuentes
(variación porcentual)

1950-59 1960-69 1970-79 1980-89 1990-99 1950-99


Crecimiento del PIB 7,25 5,26 2,80 1,47 2,06 3,78
Factor trabajo 1,31 1,95 1,70 1,52 1,47 1,63
Factor capital 4,26 1,56 3,43 1,09 0,78 2,27
Progreso tecnológico 1,68 1,75 (2,33) (1,13) (0,19) (0,12)
(residuo de Solow)
Fuente: Banco Central de Venezuela. Cálculos propios.

En el cuadro en referencia se constata que para el período 1950-1999, el capital es el


principal factor explicativo del crecimiento del PIB, manifestándose su mayor contribu-
ción en las décadas de los cincuenta y los setenta. Este resultado discrepa con la
composición de las fuentes del crecimiento de España y Estados Unidos, en donde el
principal motor del crecimiento ha sido la productividad total de los factores.
La ocupación presenta una contribución relativamente constante a lo largo de la
década. La productividad factorial o progreso tecnológico presenta una contribu-
ción positiva económica sólo en las décadas de los cincuenta y los sesenta.
En relación con la educación en el país corresponde indicar que, sin duda alguna,
durante las últimas cuatro décadas se han hecho importantes progresos, tal como se
observa en el Cuadro N° 7. No obstante, es preciso señalar que existe la necesidad
de realizar grandes esfuerzos para mejorar los índices de deserción y repitencia, así
como las oportunidades educativas y, por supuesto, la calidad de la educación.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 43

Cuadro N° 7
Población activa de 15 años y más, según nivel educativo
(estructura porcentual)

1970 1980 1990 2000


Analfabetos 18,0 11,6 6,8 4,8
Sin nivel 4,1 2,6 1,6 1,7
Básica 64,8 65,8 61,4 55,5
Media, diversificada y profesional 10,1 13,3 17,9 21,5
Superior 3,0 6,7 12,3 16,5
Total 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente: OCEI. “Encuesta de Hogares por Muestreo”.

La educación, como lo reconoce la novísima Constitución del país,


...es un derecho humano y un deber social fundamental (…) El Estado la asumirá
como función indeclinable y de máximo interés en todos sus niveles y modalida-
des, y como instrumento del conocimiento científico, humanístico y tecnológico al
servicio de la sociedad…
Por estas razones es imperiosa la exigencia de establecer prioridades de gasto del
Estado y, ciertamente, la Constitución, en su artículo 103, consagra que: “… El Estado
realizará una inversión prioritaria, de conformidad con las recomendaciones de la
Organización de las Naciones Unidas…”.
En lo que respecta a la estructura ocupacional por sectores (véase Cuadro N° 8),
corresponde advertir la subutilización de la fuerza de trabajo que se compagina
con la baja productividad. Evidentemente, el sector informal; es decir, donde se
agrupa un elevado porcentaje de trabajo inestable de baja productividad, ha veni-
do –a través del tiempo– desplazando al sector formal. Si a esto se le agrega el
desempleo (véase Gráfico N° 9), el problema se agudiza y, de esa forma, se tiene
que más de las dos terceras partes de la población económicamente activa del
país está subutilizada. Sin duda alguna, esto requiere una pronta solución, si es
que de verdad deseamos el desarrollo humano.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 44

Cuadro N° 8
Estructura ocupacional por sectores: formal e informal
(en porcentaje)

1970 1980 1990 2000


Formal 55,2 64,6 59,8 47,0
Informal 44,8 35,4 40,2 53,0
Total 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente: OCEI. “Encuesta de Hogares por Muestreo”.

Gráfico N° 9
Tasa de desempleo
%
15

12,3 13,2

10,0
10

6,7
6,9
5 5,9

0
1950 1960 1970 1980 1990 2000
Años

Fuente: Banco Central de Venezuela.

En el Cuadro N° 9 (véase p. 60) se registra la evolución del producto interno bruto


y el PIB per capita durante el período 1950-2000, donde se aprecia una tasa de
crecimiento promedio de 4,1 por ciento para el PIB, y de 0,9 por ciento para el
PIB per capita. Importa destacar que los resultados obtenidos en la década de los
cincuenta son los que inciden significativamente en el promedio obtenido para el
período 1950-2000. Por el contrario, la década de los ochenta se caracterizó por
un estancamiento. Esto confirma, como hemos advertido, que ese crecimiento ha
sido inestable, irregular, y obedeció fundamentalmente a una variable exógena y
no endógena, además se mantuvieron todas las desigualdades señaladas, así como
la deformación estructural, todo lo cual ha sido suficientemente estudiado por los
pensadores venezolanos de la ciencia económica que señalamos en la introduc-
ción. Razón por la cual, utilizaremos este espacio para analizar lo ocurrido duran-
te los últimos años y las perspectivas para el país.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 45

Venezuela en tiempos recientes

Durante el primer trimestre del año 1998, el PIB creció en 9,7 por ciento, para
situarse en el segundo trimestre en 2 por ciento; pero en los trimestres siguientes
de ese año la tasa de crecimiento fue de -5,1 por ciento y -4,7 por ciento, para
ubicarse en -8,5 por ciento en el primer trimestre de 1999. Es a partir del segundo
trimestre de 1999 cuando, aún siendo negativa la tasa de crecimiento, se inicia
una leve recuperación, tal como se observa en el Gráfico N° 10.

Gráfico N° 10
Crecimiento trimestral del PIB real
(1988-2001)
%
10 9,7
8
6,1
6
4 3,5
2,7 2,9
2 2,0 1,0
0
I II III IV I II III IV I II III IV I
-2
-4
-5,1 -4,3 -4,1
-6 -4,7

-8 -7,4
-10 -8,5
1998 1999 2000 2001
Años

Fuente: Banco Central de Venezuela.

Durante el segundo semestre de 1998, prevalecieron en la evolución del mercado


petrolero internacional, factores coyunturales y estructurales que incidieron fun-
damentalmente en la economía nacional. La caída de los precios del petróleo
venezolano en alrededor de 34 por ciento respecto a los resultados de 1997,
incidió desfavorablemente en el desenvolvimiento de la actividad económica que
se vio seriamente afectada. Ciertamente, la balanza de pagos arrojó saldos negati-
vos y el valor de las exportaciones FOB, de bienes y servicios disminuyó fuerte-
mente. De igual forma, las finanzas públicas fueron gravemente afectadas. La
caída de la relación de intercambio alcanzó 27,3 por ciento y la transferencia neta
de recursos al exterior, según el informe preliminar de la Cepal, de 1998, fue de
5 mil 750 millones de dólares. La tasa de crecimiento del PIB pasó de 6,4 por
ciento en 1997 a 0,2 por ciento en 1998, y la del PIB per capita, para el mismo
período, descendió de 4,2 por ciento a -1,8 por ciento.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 46

El desenvolvimiento de la economía venezolana durante el año 1998 es otro fiel


testimonio de que basta con que ocurra cualquier fluctuación en el mercado
petrolero internacional para que se cree inestabilidad y desasosiego en la socie-
dad venezolana. En 1999 el PIB se contrajo en 6,1 por ciento, con un retroceso
generalizado en todas las actividades económicas.
“El cuadro recesivo de 1999, como era de esperar, provocó no sólo un retroceso en
el ingreso nacional disponible y su asignación factorial, sino que intensificó la caída
del ingreso disponible per cápita, todo ello en términos reales.” 29 Ese proceso recesivo
de la economía nacional, desde el segundo semestre de 1998 obedeció, entre
otras causas que hemos señalado, a la insuficiencia de la demanda agregada, con
énfasis en la inversión, fundamentalmente la privada. Durante ese año la oferta
total de bienes y servicios descendió, en términos reales, en 7,6 por ciento con
respecto a 1998. Así mismo, las compras externas de bienes de consumo se
redujeron en 25,2 por ciento, las de insumos intermedios en 16,8 por ciento y las
de bienes de capital en 35,6 por ciento. También corresponde señalar que el
haber acordado, según resolución de la OPEP con participación activa de Vene-
zuela, la disminución de la producción petrolera, como una acción soberana para
recuperar los precios que habían descendido significativamente, como causa de
la política de la apertura ilimitada (expansión petrolera) de la gestión guberna-
mental anterior, incidió en el descenso del PIB, aun cuando se logró el incremen-
to del precio promedio del barril de petróleo al pasar de US $ 10,57 en 1998 a
US $ 16,04 en 1999 y, por ende, el efecto monetario fue favorable. En efecto, el
valor de las exportaciones petroleras se incrementó en el orden de 37,3 por ciento
en 1999, en relación con 1998. En líneas generales, corresponde señalar que los
agregados monetarios y financieros mejoraron. Otras razones de índole estructu-
ral las hemos analizado ya anteriormente.
Luego de la profunda recesión económica vivida durante 1999, se produjo en el año
2000 una recuperación del producto interno bruto, así como el descenso de la tasa
de desempleo abierto, la reducción por segundo año consecutivo de la inflación y
una relativa estabilidad del tipo de cambio. Las reservas monetarias internaciona-
les alcanzaron a 20.471 millones de dólares. Importa señalar que de ese monto
corresponde al Fondo de Inversión de Estabilización Macroeconómica (FIEM) la
suma de 4.588 millones de dólares. Este instrumento macroeconómico contribu-
ye, sin duda alguna, a la estabilidad de la economía nacional, y de allí la importan-
cia de consolidarlo y acrecentarlo en la medida de lo posible.
En cuanto corresponde a la evolución del producto interno bruto debe precisarse
que después de haberse producido un descenso del PIB, tal como lo hemos

29
Banco Central de Venezuela: Informe económico. Caracas: BCV, 1999, p. 65.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 47

descrito, fue a partir del primer trimestre de 2000 cuando se inició una recupera-
ción de manera progresiva y sostenida, para alcanzar durante ese mismo año, una
tasa de crecimiento promedio de 3,2 por ciento; y en el primer trimestre de 2001
la tasa de crecimiento fue de 3,5 por ciento, muy superior a la obtenida en los
primeros tres meses del año precedente. Se estima que el crecimiento promedio
del producto podría situarse entre 4 y 4,5 por ciento para el año. De igual manera
corresponde advertir el mayor dinamismo observado en el PIB no petrolero, cuyo
incremento fue de 3,6 por ciento; determinado por un crecimiento importante de
todas las actividades económicas, fundamentalmente, aquellas correspondientes
al sector privado, las cuales, en conjunto crecieron en 4,2 por ciento. Dentro del
comportamiento del sector no petrolero importa destacar el crecimiento de las
industrias manufacturera (4,6 por ciento), construcción (9,1 por ciento), comuni-
caciones (16,2 por ciento), electricidad y agua (5,5 por ciento), y las instituciones
financieras (5,3 por ciento) como se observa en los cuadros N° 10 y N° 11.

Cuadro N° 10
Producto interno bruto
Principales actividades económicas
(en porcentaje)

I Trimestre 2001/2000
Comunicaciones 16,2
Construcción 9,1
Instituciones financieras 5,3
Electricidad y agua 5,5
Manufactura 4,6
Comercio 4,5
Transporte y almacenamiento 3,7
Petrolera 2,9
Minería 2,2
Fuente: Banco Central de Venezuela.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 48

Cuadro N° 11
Producto interno bruto por actividades económicas
(en porcentaje)

I Trimestre I Trimestre
2000/1999 2001/2000
Total 1,0 3,5
Petrolera (0,6) 2,9
No petrolera 1,0 3,6
Minería (2,7) 2,2
Manufactura 2,2 4,6
Electricidad y agua (0,5) 5,5
Construcción (17,4) 9,1
Comercio 4,2 4,5
Transporte y almacenamiento 3,7 3,7
Comunicaciones 15,0 16,2
Instituciones financieras 2,1 5,3
Bienes inmuebles y servicios a empresas 1,1 1,9
Serv. comunales, soc., personales
y privados no lucrativos 0,6 2,0
Servicios del Gobierno general 3,7 0,7
Resto (0,1) 0,8
Menos: servicios bancarios imputados 0,7 10,3
Derechos de importación 22,1 5,8
Fuente: Banco Central de Venezuela.

En conjunto puede afirmarse que la economía nacional se encuentra en un proce-


so de recuperación. Todo indica que están dadas las precondiciones para alcanzar
la tasa de crecimiento suficientemente significativa y sostenida en el tiempo. No
obstante, es lógico y razonable advertir que en una economía sometida durante
tanto tiempo a la recesión, la recuperación no es fácil, y debe admitirse que será
difícil lograrla en el breve plazo. A este respecto debe repararse en la debilidad de
la inversión privada productiva.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 49

Condiciones para promover el crecimiento

Bajo los esquemas teóricos convencionales y los más modernos o menos orto-
doxos, las variables sobre las cuales se debe insistir para promover el crecimiento
son: la tasa de ahorro e inversión, la tasa de aumento del insumo trabajo, la tasa de
progreso tecnológico, así como considerar y analizar la estructura económica, social
y política de la sociedad y definir con precisión y suficiente claridad el papel del
Estado y del sector privado.
Para lograr el crecimiento y desarrollo de nuestro país es necesario acometer la
tarea de planificar una tasa de crecimiento, que dadas las condiciones de la organi-
zación social, debe ser de alrededor de 6 por ciento. Ésta es una tasa de crecimiento
considerada razonable y al mismo tiempo viable, pero se requiere que sea constan-
te y sostenida en el tiempo. A este respecto debe señalarse, tal cual lo hemos
descrito anteriormente, que desde el primer trimestre del año 2000 la tasa de creci-
miento del PIB pasó a ser positiva, después de haber sido negativa durante los siete
trimestres precedentes; y las metas y proyecciones, siempre y cuando se cumplan
los supuestos establecidos a mediano plazo, apuntan a que conseguiremos el obje-
tivo señalado. Pero es incuestionable que para el logro de esa meta será necesario
contar con una tasa de crecimiento de la inversión bruta suficiente, capaz de impul-
sar, conjuntamente con otros factores, la tasa de crecimiento del PIB.
Para ese desarrollo nacional se requiere de una alta y sostenida tasa de inversión
muy superior a la que hemos tenido durante los últimos años, alrededor de 15 por
ciento del PIB. En verdad la tasa de inversión debe elevarse a un nivel mínimo de
25 por ciento del PIB, con lo cual se requerirá una inversión de alrededor de 20,4
billones de bolívares, lo que equivale a incrementar la actual aproximadamente
en 8,5 billones.
Para lograr la tasa de crecimiento del PIB deseada se necesita una elevada y
sostenida inversión. Se requiere tanto de la inversión pública como de la privada.
Debe planificarse el destino de la inversión con el fin de alcanzar una economía
diversificada. Se debe hacer del desarrollo, y no del simple crecimiento, lo impor-
tante, haciendo un uso razonable y eficiente de los recursos disponibles. La inver-
sión deberá realizarse en actividades que fortalezcan la estructura productiva, la
investigación y el desarrollo tecnológico; que impulsen la integración interna y,
entre otros objetivos, fomenten mayor empleo, así como la formación de los
recursos humanos (factor o capital humano) indispensables en una estrategia de
desarrollo económico-social o desarrollo humano.
Sobre este particular es pertinente señalar, dadas las críticas, con razón, que histó-
ricamente se han formulado al destino de los recursos provenientes de la renta
petrolera, lo que consagra la Constitución de la República Bolivariana de Vene-
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 50

zuela en su artículo 311: “El ingreso que se genere por la explotación de la


riqueza del subsuelo y los minerales en general propenderá a financiar la inver-
sión real productiva, la educación y la salud”. Se constituye ello en una precondición
necesaria para la estrategia planificada.
Es obvio que una condición inicial para crear impulsos que llevan al crecimiento
económico es incrementar la tasa de ahorro de la economía, tanto pública como
privada; a este respecto, como ya hemos analizado y advertido, debe precisarse si
realmente corresponde usar la frase de insuficiencia de ahorro, o se trata, en reali-
dad del destino que se le da.
No obstante, corresponde, en consonancia con la estrategia de desarrollo, pre-
guntarse: ¿cómo garantizar los niveles de inversión? Claro que es necesario mayor
ahorro e inversión autónoma. El ahorro tiene un componente público y uno
privado. De igual forma hay que distinguir entre el ahorro externo y el nacional y,
por lo tanto, acometer políticas en ambas direcciones. En el país puede afirmarse,
mediante la serie cronológica 1978-1999, que con la sola excepción de cuatro
años, en el resto el ahorro público ha superado al ahorro privado.
Pero además de consolidar y acrecentar el ahorro con el fin de incrementar la tasa
de inversión se requieren serias políticas en relación con la producción y el ingreso,
y que el consumo improductivo, suntuoso, innecesario se reduzca sustancialmente.
A este respecto importa referirse al concepto expuesto por Raúl Prebisch, quien, en
su libro Hacia una dinámica del desarrollo latinoamericano, enfatiza que entre las
condiciones que podrían acelerar la tasa de crecimiento estaría permitir
...el empleo interno y externo del mayor ahorro que se obtenga por la compresión
del consumo (...) En efecto, si se comprimiese el consumo de los estratos superio-
res en forma que no excediera de 11 veces el de los inferiores se podría pasar de
una tasa de uno por ciento anual de crecimiento del ingreso por habitante a una
tasa de 3 por ciento, y si se redujese la diferencia a 9 veces, la tasa podría subir a
4 por ciento anual y por habitante30.
También, entre otras medidas, es necesario considerar la inversión extranjera que
impulse el desarrollo, que se destine hacia las actividades donde sean realmente
útiles al país, que sea productiva y no de carácter especulativo. Que, en realidad,
constituya ingreso neto de recursos y no se destine simplemente a comprar em-
presas nacionales. En fin, existe la imperiosa necesidad de emprender una serie
de condiciones que son necesarias para evitar efectos adversos al auténtico desa-
rrollo humano que buscamos. La Constitución de 1999 establece que “la inversión
extranjera está sujeta a la mismas condiciones que la inversión nacional”31.

30
Raúl Prebisch: Hacia una dinámica del desarrollo latinoamericano. México: FCE, 1963,
pp. 37, 38 y 39.
31
Artículo 301.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 51

Para que el excedente potencial se transforme en inversión productiva, es esen-


cial incrementar la productividad laboral a través de la inversión en capital huma-
no, así como percibir un salario real razonable y justo, lo cual incidiría de manera
muy favorable en el proceso económico.
En cuanto al progreso tecnológico nuevamente sobresale la importancia de promo-
ver la formación del factor humano. El gasto público, en tal dirección, crearía una
base para que crezca el producto por habitante. Es indispensable que la actividad
creadora de externalidades positivas que proviene de la investigación y desarrollo
sea considerada también desde la esfera gubernamental, tal como se garantiza en el
artículo 110 de la Constitución vigente. Igualmente, el tratamiento impositivo y los
subsidios, bien utilizados, constituyen instrumentos directos; de la misma manera la
protección legal a los descubrimientos e inversiones, mediante políticas de patentes
u otros medios que apoyen el gasto en estas labores.
Un último punto al cual debe dársele prioridad es a la definición clara y precisa
del papel del Estado y de la empresa privada.
Para lograr el desarrollo económico-social o desarrollo humano también es indis-
pensable la coordinación de la política monetaria, simbólica o circulatoria, que en
armonía con la economía real obtengan los resultados esperados para beneficio
del país.
La política monetaria debe permitir que la economía real disponga de manera fluida
y continua de los recursos financieros apropiados para su desempeño ordenado. A
la tasa de interés le corresponde, en principio, cumplir una función doble: a) esti-
mular el ahorro interno como fuente fundamental de la inversión real, para lo cual
debe estar por encima de la inflación doméstica; y b) permitir que ese ahorro se
convierta en inversión de la economía real sin causar presiones inflacionarias, lo
cual significa que el costo del financiamiento no puede ser muy elevado, ya que
afectaría la actividad económica, ni tampoco muy bajo, pues podría reflejarse en un
aumento de la inflación y/o en un debilitamiento del sistema financiero. Además, la
tasa de interés tiene que contribuir con la preservación del valor interno y externo
de la moneda. De allí que su nivel y evolución deben ser consistentes con el
comportamiento del tipo de cambio, para evitar la salida de divisas por razones
financieras (mayor rendimiento con activos en moneda extranjera) que, aparte de
reducir el ahorro interno indispensable para la inversión real, podría presionar el
mercado cambiario y, por ende, requerir una utilización más intensa de las reservas
internacionales, en un contexto de mayor volatilidad del tipo de cambio.
Adicionalmente, la tasa de interés se constituye en uno de los instrumentos funda-
mentales para defender la cotización de la moneda ante ataques especulativos que
al generar incertidumbre desestimulan la economía real.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 52

Por su parte, la política cambiaria puede coadyuvar en los resultados de la econo-


mía real. En la etapa inicial de estabilización macroeconómica, donde los niveles
de inflación pueden ser elevados, una política cambiaria acertada debe contribuir
en su abatimiento como ancla complementaria a la disciplina fiscal, y como factor
que restablece la confianza para invertir, al observarse un tipo de cambio más
estable. Ello es particularmente relevante, ya que los agentes económicos que
confrontaron incertidumbres asociadas a la inestabilidad macroeconómica, co-
mienzan a recuperar la confianza y la disposición a invertir cuando observan que
un precio tan clave para las decisiones económicas, como lo es el tipo de cambio,
tiene un comportamiento menos errático e impredecible. Luego de haber alcan-
zado el objetivo de contribuir a abatir la inflación, aún la política cambiaria puede
continuar estimulando la economía real, si por un lado evita ser una causal de
mayor inflación cuando se desliza más aceleradamente que ella; y, por el otro,
procura que el diferencial de precios relativos con los principales socios comer-
ciales no encarezca nuestros productos exportables y en definitiva contribuya,
entre otras variables, a la competitividad. Es decir, la política cambiaria debe ser
de manera simultánea, consistente con los objetivos inflacionarios, y además ser-
vir de apoyo, junto a otras políticas, para mantener la competitividad de los bie-
nes y servicios que se producen en el país.
Por esta razón, en los cambios de fondo y de forma y en la orientación general que
requiere el país, el Banco Central, en pleno uso de las funciones de su autonomía
(hoy con rango constitucional) debe estar integrado al proceso nacional para co-
operar en el desarrollo integral del país. Esta institución debe participar activamente
en la defensa de la estabilidad económica, evitar la vulnerabilidad de la economía y,
desde luego, cumplir con el objetivo de lograr la estabilidad de precios y preserva-
ción del valor interno y externo de la unidad monetaria.

Reflexiones finales

Es forzoso subrayar que la gran interrogante de Venezuela, y en general de América


Latina, es la de cómo planificar, desarrollar y ejecutar una estrategia dirigida a impul-
sar su propia opción, y abrir caminos con dignidad y soberanía tomando en cuenta,
desde luego, el diagnóstico económico social del país, así como también las ligazones
con la actual coyuntura internacional. En este orden de ideas es preciso decir que la
estructura económica mundial significa para la consecución de una genuina estrate-
gia, no dependiente, una limitación, puesto que obstaculiza en la práctica el desa-
rrollo de auténticas políticas nacionales. La creciente internacionalización ha provo-
cado profundos cambios en el proceso de reestructuración mundial. Al respecto
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 53

conviene destacar, entre otras, la ascendente sustitución de las otras industrias diná-
micas, reemplazadas por las actividades de punta, la creciente sustitución en el
proceso económico mundial de la economía real por la economía circulatoria,
simbólica o monetaria.
Se observa la ineludible tendencia hacia una cada vez mayor concentración de la
actividad económica, pero con ciertos grados de flexibilización en la centralización.
Un aspecto crucial lo constituye el hecho de que, al decir de algunos, el Estado-
nación dejó de ser la unidad predominante para la planificación, desarrollo y aplica-
ción de las políticas económicas y sociales. Pero es innegable que esas formas de
poder global, del monopoder mundial de la estructura económica, representan una
seria limitación para la búsqueda de eficaces políticas nacionales. ¿Cómo actuar en
la búsqueda de una estrategia nacional, frente a ese proceso de globalización,
transnacionalizado, expansionista, hegemonista? La llamada globalización repre-
senta la fase actual del modo de producción existente que, entre otros aspectos,
expresa la liberalización desigual y parcial de las fuerzas del mercado, limita la
capacidad de acción de los Estados nacionales y fortalece la dependencia de
carácter estructural.
En verdad nos encontramos en una etapa de plena incertidumbre y de graves
riesgos, pero al mismo tiempo de promesas y posibilidades. No perdamos la
esperanza de abrir caminos, de encontrar opciones, quizás inéditas, preñadas de
humanismo.
¿Cuál debe ser la estrategia de Venezuela? Es innegable que existe la necesidad de
provocar transformaciones profundas en la forma de inserción en la economía
mundial, pero ello requiere de una estrategia que surja soberanamente, no subordi-
nada. La estrategia económica de Venezuela debe concebirse para el presente y
para el futuro, debe ser de largo plazo teniendo en cuenta, desde luego, el mediano
y corto plazo. No puede circunscribirse a lo meramente coyuntural, inmediatista o
convencional, pues la crisis económica y social del país es, precisamente, de carác-
ter estructural. Para que la estrategia económica de Venezuela pueda tener éxito se
requiere sustentarla con bases firmes, con el pleno conocimiento de la realidad
nacional, que permita acometer las acciones apropiadas para el genuino desarrollo
integral, orgánico y sostenido en beneficio de la población. Para desarrollar y apli-
car una auténtica estrategia económica es de vital importancia observar los proble-
mas estructurales que caracterizan a la economía venezolana. Conviene estudiar,
analizar e interpretar, en sus justos términos y en su justa dimensión, los rasgos
estructurales de la economía, como son la heterogeneidad estructural, la monopo-
lización, la dependencia, la vulnerabilidad, la desigual distribución de los ingresos,
los desequilibrios sectoriales y regionales prevalecientes en el país, junto con el
contexto internacional. Todo esto resulta indispensable para la aplicación de políti-
cas cónsonas con la realidad presente, tan compleja y plena de adversidades.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 54

Nuestro problema no es la disyuntiva más Estado o menos Estado; es simplemen-


te mejor Estado. Más todavía, el mercado no es un fin en sí mismo, sino un medio
para obtener mejores metas sociales, tal como lo consagra nuestra Constitución
bolivariana. Es de suma importancia, si es que de verdad se desean los cambios
necesarios para impulsar el desarrollo, saber cómo y para qué actuar.
Todo esto es fundamental, pues sería un gravísimo error instrumentar una estrategia
alejada de estos principios, que pueda conducir a resultados totalmente adversos al
objetivo prioritario, que es y será siempre satisfacer las necesidades esenciales de la
población.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 55

Apéndices estadísticos

Cuadro N° 9
Producto interno bruto, población, producto interno bruto
per capita y tasas de crecimiento

Años PIB PIB Población Población PIB PIB


mill. de Bs. tasa de n° de tasa de per capita per capita
a precios crecimiento habitantes crecimiento miles de Bs. tasa de
constantes crecimiento
Año base 1984
1970 299.759 10.721.092 28.0
1971 309.052 3.1 11.093.557 3.5 27.9 -0.4
1972 319.251 3.3 11.482.124 3.5 27.8 -0.2
1973 339.363 6.3 11.885.784 3.5 28.6 2.7
1974 360.065 6.1 12.303.526 3.5 29.3 2.5
1975 382.029 6.1 12.734.340 3.5 30.0 2.5
1976 415.647 8.8 13.188.692 3.6 31.5 5.1
1977 443.495 6.7 13.667.255 3.6 32.4 3.0
1978 452.809 2.1 14.154.331 3.6 32.0 -1.4
1979 458.695 1.3 14.634.219 3.4 31.3 -2.0
1980 449.521 -2.0 15.091.222 6.6 29.8 -5.0
Crecimiento promedio interanual 4.1 3.5 0.6

1980 449.521 15.091.222 29.8


1981 448.173 -0.3 15.515.285 2.8 28.9 -3.0
1982 451.310 0.7 15.916.873 2.6 28.4 -1.8
1983 426.037 -5.6 16.311.069 2.5 26.1 -7.9
1984 420.072 -1.4 16.712.952 2.5 25.1 -3.8
1985 420.884 0.2 17.137.604 2.5 24.6 -2.3
1986 448.285 6.5 17.590.455 2.6 25.5 3.8
1987 464.341 3.6 18.061.453 2.7 25.7 0.9
1988 491.372 5.8 18.542.449 2.7 26.5 3.1
1989 449.262 -8.6 19.025.296 2.6 23.6 -10.9
1990 478.320 6.5 19.501.849 5.2 24.5 3.9
Crecimiento promedio interanual 0.6 2.6 -1.9
Continúa en la página siguiente
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 56

Continuación del Cuadro N° 9


Años PIB PIB Población Población PIB PIB
mill. de Bs. tasa de n° de tasa de per capita per capita
a precios crecimiento habitantes crecimiento miles de Bs. tasa de
constantes crecimiento
Año base 1984
1990 478.320 19.501.849 24.5
1991 524.860 9.7 19.972.039 2.4 26.3 7.1
1992 556.669 6.1 20.441.298 2.3 27.2 3.6
1993 558.202 0.3 20.909.727 2.3 26.7 -2.0
1994 545.087 -2.3 21.377.426 2.2 25.5 -4.5
1995 566.627 4.0 21.844.496 2.2 25.9 1.7
1996 565.506 -0.2 22.311.094 2.1 25.3 -2.3
1997 601.534 6.4 22.777.152 2.1 26.4 4.2
1998 602.558 0.2 23.242.435 2.0 25.9 -1.8
1999 565.888 -6.1 23.706.711 2.0 23.9 -7.9
2000 584.074 3.2 24.169.744 2.0 24.2 1.2
Crecimiento promedio interanual 2.0 2.2 -0.1

Crecimiento promedio 2000-1950 4.1 3.2 0.9


Fuente: Banco Central de Venezuela - OCEI.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 57

Cuadro N° 12
América Latina: producto interno bruto
Millones de dólares de 1995
Tasa de crecimiento porcentual

1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001


Estimación Proyección
Argentina -2.8 5.5 8.1 3.9 -3.4 0.5 1.0
Bolivia 4.7 4.4 5.0 5.5 0.6 2.0 1.0
Brasil 4.2 2.7 3.3 0.2 0.9 4.2 3.9
Chile 10.6 7.4 7.4 3.9 -1.1 5.4 4.5
Colombia 5.2 2.1 3.4 0.5 -4.3 3.0 3.0
Costa Rica 4.0 0.3 5.8 8.0 8.0 1.4 3.0
Ecuador 2.3 2.0 3.4 0.4 -7.3 2.4 3.5
El Salvador 6.4 1.7 4.2 3.5 3.4 2.0 2.0
Guatemala 4.9 3.0 4.4 5.0 3.6 3.3 4.0
Honduras 4.1 3.6 5.1 2.9 -1.9 4.8 4.0
México -6.2 5.2 6.8 4.9 3.7 6.9 3.0
Nicaragua 4.3 4.8 5.1 4.1 7.0 4.3 4.5
Panamá 1.8 2.8 4.5 4.4 3.0 2.7 3.0
Paraguay 4.7 1.3 2.6 -0.4 0.5 0.0 1.0
Perú 8.6 2.5 6.7 -0.4 1.4 3.6 -0.5
Rep. Dominicana 5.0 7.1 8.9 8.2 8.3 7.8 5.0
Uruguay -1.4 5.6 4.9 4.6 -3.2 -1.0 1.5
Venezuela 4.0 -0.2 6.4 0.2 -6.1 3.2 3.5
Fuente: Centro de Proyecciones de la División de Estadísticas y Proyecciones Económicas,
Cepal.
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 58

Cuadro N° 13
Comparación de las proyecciones del PIB de los paises desarrollados según fuentes
(variaciones anuales reales)

FMI EU OECD Link Banco Mundial


Mundo
1999 3.5 3.5 3.3 2.9 2.8
2000 4.8 4.8 4.7 4.0 4.0
2001 3.2 3.2 ... 2.4 2.2
2002 3.9 3.9 ... 3.2 3.3
Industrializados
1999 3.4 3.2 3.0 2.7 2.7
2000 4.1 4.1 4.3 3.5 3.6
2001 1.9 2.1 2.0 1.8 1.6
2002 2.7 2.9 2.8 2.5 2.8
Estados Unidos
1999 4.2 4.3 4.2 4.2 4.2
2000 5.0 5.0 5.0 5.0 5.0
2001 1.5 1.6 1.7 1.5 1.2
2002 2.5 3.0 3.1 3.0 3.3
Japón
1999 0.8 0.7 0.2 0.8 0.3
2000 1.7 1.7 1.7 1.7 1.7
2001 0.6 1.0 1.0 0.7 0.6
2002 1.5 1.3 1.1 1.1 1.8
Unión Europea
1999 2.6 2.5 2.4 2.4 2.4
2000 3.4 3.4 3.3 3.3 3.4
2001 2.4 2.8 2.6 2.7 2.5
2002 2.8 2.9 2.7 2.9 3.1
Continúa en la página siguiente
Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 59

Continuación del Cuadro N° 13


En desarrollo
1999 3.8 1.0 … 3.5 3.2
2000 5.8 5.8 … 5.7 5.4
2001 5.0 5.0 … 4.6 4.2
2002 5.6 5.4 … 5.2 4.9
Asia
1999 6.1 6.4 … 6.0 5.7
2000 6.9 7.0 … 6.8 5.8
2001 5.9 6.4 … 4.7 5.5
2002 6.3 6.7 … 5.6 5.5
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Gastón Parra Luzardo / Condiciones y perspectivas del… 60

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Lección magistral Lección magistral

La enseñanza de la economía en Venezuela


La enseñanza de la economía en Venezuela

Maza Zavala Domingo F. Maza Zavala*

Preliminar

Los diagnósticos de la economía venezolana, de su evolución a través de las últimas


décadas del siglo XX1 , permiten una reflexión sobre la responsabilidad de los econo-
mistas en el balance de lo ocurrido –o de lo que dejó de ocurrir– en esos tiempos,
en buena parte signados por la crisis, no obstante la abundancia de recursos obte-
nidos de la actividad petrolera, que pueden estimarse con referencia a los últimos
40 años, hasta el año 2000, en más de US $ 450 millardos, una suma suficiente para
financiar una transformación profunda de esta economía y esta sociedad en el
sentido del desarrollo integral.
La cuestión que se plantea es si los profesionales de la economía –como funcio-
narios, asesores, administradores, ejecutivos, docentes, investigadores o en el ejer-
cicio profesional independiente– han hecho la mejor contribución, como tales, a
la evolución positiva del país, o si tuvieron la oportunidad de hacerla y no cum-
plieron cabalmente sus obligaciones profesionales. Buena parte de la respuesta
debe encontrarse en la calidad de la enseñanza de la ciencia económica y sus
disciplinas auxiliares en nuestras universidades; en la dinámica de estos estudios
en concordancia con las exigencias que se han hecho en este campo y en su
adaptación necesaria a la realidad venezolana.

* Académico. Director del Banco Central de Venezuela.

1
Hago referencia al lúcido, documentado y emotivo análisis hecho por Gastón Parra Luzardo
en este encuentro, al antecederme en el uso de la palabra.
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 64

No aspiro, desde luego, a responder con precisión la cuestión planteada, que es


compleja y merece un análisis especial. Sin embargo, es justo reconocer que en el
tiempo de observación –entre 1938 y el presente– los estudios económicos en
Venezuela han progresado sustancialmente y nuestros profesionales han demos-
trado capacidad científica y técnica para su desempeño. En una evaluación de
responsabilidad ante el balance de la economía venezolana, hay que contemplar
el concurso de otros profesionales, de los dirigentes de la cosa pública, de los
empresarios y gerentes de la economía privada, de los políticos y los conductores
de la sociedad civil. Venezuela es empresa común, empeño de todos, afán de
cada día y lo que corresponde es hacer frente al futuro con voluntad, solidaridad
y conciencia nacional.

Introducción

Cambio y transformación en la universidad

El país vive un proceso de cambio en el orden institucional y político, en la organi-


zación de los poderes públicos y, necesariamente, en la economía y la sociedad.
Este cambio no ha sido impuesto por ninguna fuerza política, económica o social,
aisladamente considerada, sino que ha sido determinado por una razón histórica
imperativa: Venezuela ha padecido durante más de 20 años una crisis profunda, del
modo y del medio de funcionamiento del país. Decir que ha padecido la crisis no
es enteramente correcto: este fenómeno implica costos, pero también oportunida-
des y estímulos; el balance, al final, depende de cuánto y de cómo se reducen los
costos al mínimo y de cómo se orienta y se impulsa el cambio. En todo caso, es
indispensable una fase de transición y en ésta actualmente estamos; hay que
procurar que sea breve, pero fecunda, para que efectivamente abra el camino de
una transformación.
La universidad –institución superior en la que deben incluirse todas nuestras casas
de estudios de tercer nivel, públicas y privadas– como parte del país, en un plano
especial, está inmersa en la crisis nacional, la padece, pero le plantea la necesidad
de un cambio, de una transformación, para que pueda desempeñar sus funciones
con excelencia en una nueva situación del país, con vista al futuro que ya está
aquí, golpeando la puerta, premioso por hacerse presente. Sin embargo, la uni-
versidad no puede limitarse a la adaptación pasiva al proceso de cambio, sino
que, al transformarse a sí misma, debe contribuir a la transformación del país,
porque esta institución está situada en una posición singular para interpretar,
orientar, proponer soluciones, formar dirigentes, profesionales, técnicos, auxilia-
res, exponentes de aptitudes adquiridas, usuarios y factores del saber, actores y
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 65

protagonistas del acontecer venezolano. Para ello la universidad tiene que, en


primer término, examinarse internamente, precisar el entorno en que actúa y, en
una consideración trascendente, renovar y reafirmar su identidad.
Ese proceso, que requiere una transición, como el país en su conjunto, no debe ser
impuesto desde el exterior, sino que debe surgir desde sus propias instancias, por
las vías institucionales, en el ejercicio de la voluntad académica, democráticamente,
sin la interferencia de la violencia física, con clara conciencia de los objetivos y de
las posibilidades. En el pasado, han tenido lugar procesos de renovación uni-
versitaria, algunos promisorios, pero o bien se frustraron o bien no tuvieron con-
tinuidad ni consistencia. Es indispensable que el proceso que ahora se inicia, que
debe haberse iniciado, no corra esa suerte. No hay otra alternativa que avanzar
y desarrollarse.
En la presente exposición me circunscribo a los estudios económicos en la univer-
sidad, una parcela del conocimiento científico que es único y múltiple, aunque
diferenciado por razones de la división del trabajo en el afán del saber y el educar.
Parece obvio indicar que la economía, como ciencia social, tiene relación inmediata
y fecunda con otras disciplinas del conocimiento; pero también, aunque sea menos
evidente, nuestra ciencia, la de los economistas, tiene vínculos con otras ramas
científicas, formal y funcionalmente alejadas del campo social. Sin embargo, en el
interés humano, en los afanes de superación de los seres humanos, en el plano
superior de la acción humana, todas las disciplinas confluyen en el gran caudal del
dominio sobre la naturaleza y sobre la propia vida de la humanidad.

Contexto nacional de la transformación universitaria

Actualmente ocurre un movimiento en las universidades nacionales cuyo objetivo


es la transformación necesaria de nuestras casas de estudios. Debe entenderse
que este movimiento corresponde –en su oportunidad y características– al que en
escala nacional se conoce como la transición. Podría decirse igualmente que en el
mundo se realizan procesos de cambio de todo orden que, en visión trascenden-
te, preanuncian una nueva etapa en la evolución humana.
En el país aún se observan signos de crisis, no en el sentido de catástrofe o
desastre, sino en el de búsqueda de nuevos modos y medios de organización, de
funcionamiento, de crecimiento, de desarrollo integral. Los problemas que defi-
nen la crisis pueden agruparse en dos categorías: estructurales y coyunturales.
Las fluctuaciones de los ingresos petroleros y sus efectos, los movimientos del tipo
de cambio, los flujos de pagos internacionales que se modifican, las variaciones de
los precios de bienes y servicios, entre otros hechos, tienen carácter coyuntural.
Podría considerarse también que los movimientos de algunas otras variables, tales
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 66

como: la producción, el consumo, el gasto público, la exportación y la importa-


ción, tienen carácter coyuntural. Si consideramos, por ejemplo, el empleo, la ocupa-
ción informal, la productividad, la inversión real de largo plazo y, más propiamente,
las relaciones entre sectores económicos, la composición de los precios relativos, la
distribución del ingreso, entre otras, podríamos caracterizarlas como de índole
estructural, con la advertencia de que los límites entre lo coyuntural y lo estructu-
ral son imprecisos y de que la coyuntura y la estructura se interrelacionan en
muchos aspectos.
El problema estructural de mayor significación es el de la vulnerabilidad de la
economía, sujeta a los vaivenes del negocio petrolero. Hay que modificar esa
situación y para ello, en primer lugar, hay que crear mecanismos funcionales y
operativos –como el Fondo de Estabilización Macroeconómica, ya creado– que
permitan suavizar los efectos de las fluctuaciones petroleras en la gestión fiscal,
en la balanza de pagos y en la dinámica monetaria, entre otros aspectos. Sin
embargo, el empeño estratégico estabilizador no debe limitarse a eso, sino pro-
yectar las políticas, medidas y recursos que propicien una reestructuración de la
economía real, de producción, inversión, empleo, ingreso, ahorro y consumo, de
tal manera que se generen nuevas fuentes productivas y se logre un equilibrio
sostenido y orgánico entre los diferentes sectores económicos; para ello, el petró-
leo es una poderosa palanca, no sólo en lo financiero, sino también como recurso
real transformable en multitud de productos que tienen demanda interna e inter-
nacional; en combinación con el petróleo, otros importantes recursos deben ser
utilizados: mineros, hidroeléctricos, forestales, agrícolas, pesqueros, turísticos, de
servicios, además de los financieros y sobre todo los humanos. Las universidades
tienen una obligación en este sentido, como formadoras de profesionales, técni-
cos, dirigentes y ciudadanos creativos, y también como centros de investigación,
difusión y consulta.
El desequilibrio estructural de referencia se refleja, de una u otra manera, directa
e indirectamente, en situaciones y procesos, como el déficit estructural de las
finanzas públicas, el déficit potencial de la balanza de pagos, la cuestión de la
paridad real del bolívar, el desempleo estructural, la regresiva distribución del
ingreso, la persistencia de presiones inflacionarias subyacentes, el desequilibrio
interregional de la actividad económica y otros. La pobreza crítica y la pobreza en
general, la marginalidad y la exclusión social, la informalidad ocupacional, la
inseguridad social, son fenómenos inquietantes y dolorosos de ese desequilibrio
estructural que genera y mantiene la crisis.
Las reformas institucionales en curso constituyen un proceso de cambio indispen-
sable, como cuadro normativo, organizativo y funcional para el desenvolvimiento
de las actividades públicas y privadas. Este proceso está cumpliéndose en un
tiempo relativamente breve y a un costo social, político y económico más bien
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 67

moderado; falta mucho camino por recorrer en este sentido. Al término de la tran-
sición –sine die– tendremos un Estado apto para las nuevas y exigentes funciones
que debe asumir y apto sobre todo para ejercer un liderazgo especial, des-
personalizado, del país, con la participación calificada y esencial del empresariado,
los trabajadores, la sociedad civil, debidamente organizados y en ejercicio de una
autonomía conquistada por su propio esfuerzo. Las universidades, por cierto,
tienen que asumir una posición de liderazgo institucional e intelectual, en el
ejercicio excelso de facultades de formación, creación, evaluación y difusión de
valores científicos, tecnológicos, humanísticos y sociales. Los estudios económi-
cos y sociales en particular constituyen un factor prioritario de esa transformación
universitaria y nacional.
El marco estructural, genérico, por supuesto, es la democracia integral, económi-
ca, jurídica, social, cultural, participativa y dinámica. La condición básica es la
convergencia entre los factores –macrofactores– de la vida nacional ya menciona-
dos; es decir, una cuatrilogía comprometida multilateralmente con el cambio hacia
una sociedad realmente libre, autónoma, fuerte, equitativa y solidaria. No se trata de
una ilusión, sino de una utopía concreta que define el futuro y que sirve de guía
para un proyecto nacional de desarrollo integral. Las utopías, es bueno decirlo, son
prefiguraciones del futuro.

El contexto internacional

Todo parece indicar que el mundo marcha hacia la integración. Este proceso no
soluciona el problema de la inestabilidad económica, ni el de la desigualdad de las
naciones, ni el de la concentración del poder, ni el de la conservación del medio
natural y ambiental. Para cada país –el nuestro, en este caso– la mundialización o
integración mundial plantea varios problemas: el de la autonomía nacional, el de la
incorporación activa a la mundialización, el de la identidad nacional. El concepto de
autonomía es funcional, más que institucional, en el sentido de que se fundamenta
en un ejercicio propio de las aptitudes, facultades y oportunidades para alcanzar
objetivos igualmente propios, lo que no excluye la cooperación con otras unidades
nacionales y multinacionales. El concepto de soberanía es más genérico y compren-
sivo: afirmación de dominio real sobre un territorio y autoridad de una nación para
permanecer y desarrollarse. La identidad es la expresión histórica de un conjunto de
características, valores, modos de ser, estilos de vida y de estimación de la comuni-
dad en sí misma.
Los principios efectivos de soberanía, autonomía e identidad nacional deben cons-
tituir fundamentos formativos de la nacionalidad. En el mundo actual, esos princi-
pios tienden a relativizarse, condicionarse y debilitarse, lo que corresponde a un
designio del poder supranacional concentrado en determinados factores de alcance
mundial: corporaciones, organizaciones, gobiernos que representan y ejercen el
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 68

poder. En sus zonas de influencia los países no desarrollados son sometidos a


esos intereses con el objeto de maximizar el poder y la acumulación que los susten-
tan. La defensa de los no desarrollados para no ser enteramente absorbidos por
esa corriente globalizadora tiene dos aspectos: la autoafirmación nacional posible
y la integración a escala del no desarrollo.
Hay que advertir, sin embargo, que la mundialización tiene ventajas y oportunida-
des que conviene aprovechar. Los adelantos de la tecnología es uno de los más
importantes; también lo es la apertura de los mercados, siempre y cuando sea
asimétrica; es decir, que el acceso de los no desarrollados con sus mercancías de
exportación, primarias y secundarias, sea preferencial, lo que se fundamenta en el
principio del intercambio equitativo, ponderado por el grado de desarrollo de los
exportadores y de los importadores. Otra de las ventajas de la mundialización es la
difusión de la información, no manipulada, no deformada por intereses parciales.
Los centros de estudio e investigación de carácter económico y social, principal-
mente incorporados en las universidades, tienen una responsabilidad relevante
en cuanto al desarrollo de conocimientos, aptitudes y alternativas estratégicas
para evitar la absorción incondicional del país por las corrientes globalizadoras
impulsadas por la concentración del poder mundial y para generar proyectos,
instrumentos científicos e ideas realizables para maximizar las ventajas de la incor-
poración autónoma del país a un sistema mundial abierto y equitativo. Ello debe
reflejarse en los planes de estudio, de investigación y de extensión de manera
objetiva, eficaz y convincente.

Cambios económicos en el país. Los últimos 60 años: 1940-2000

El quinquenio que precedió a la fundación de la Facultad de Economía de la UCV


y el decenio que le siguió; es decir, el período trascurrido entre 1940 y 1949, fue
el escenario temporal de una sucesión de reformas institucionales, de procesos
políticos y económicos significativos y de hechos que imprimieron su sello en la
vida nacional. La organización del Estado se modifica en parte para cumplir nuevas
y exigentes funciones en la vida pública, principalmente en los campos económico
y social. El gobierno, en 1936, anuncia la realización de un amplio programa de
obras públicas sin precedentes en la historia del país. Se establecieron las bases
para un sistema de seguridad social y se promulgó una moderna Ley del Trabajo.
La hacienda pública nacional recibió un nuevo impulso hacia la racionalización y
se creó la Contraloría General de la República. Fue fundado el Banco Central
de Venezuela como eje del sistema monetario y bancario y se reformó la Ley de
Bancos. Con la expropiación de bienes de J.V. Gómez y sus acólitos se dio co-
mienzo a la formación de un sector público de la economía. Bajo el imperio de las
contingencias derivadas de la Segunda Guerra Mundial se establecieron controles
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 69

y restricciones en el movimiento de divisas, en el comercio exterior, en el abaste-


cimiento de bienes esenciales y en los precios. Se reformó el régimen de conce-
siones de hidrocarburos para unificarlo y hacer más eficiente la fiscalización y la
inspección del Estado en cuanto a la actividad petrolera. Fue creado el impuesto
sobre la renta que modificó sustancialmente el sistema tributario. Fue creada la
Corporación Venezolana de Fomento, cuya antecesora inmediata, en el mismo
decenio de los cuarenta, había sido la Junta de Fomento de la Producción. Las
restricciones impuestas por la guerra propiciaron importantes brotes industriales
en el país. Nuevos bancos nacionales se establecieron y se abrió camino la mo-
dernización de la agricultura, mientras avanzaba el proceso de urbanización.
Era explicable, por tanto, la apertura académica de los estudios económicos y la
preocupación general por el análisis de los problemas económicos. Pronto se
enfrentaron las tendencias teóricas y políticas representadas en el proteccionismo
y el liberalismo, acentuadas con la terminación de la guerra. El Estado cobraba
una creciente participación fiscal en los proventos del petróleo hasta plasmarse
en la fórmula 50-50 del excedente de esa actividad entre el fisco nacional y las
concesionarias. La disciplina económica, como campo de formación profesional y
de análisis de las cuestiones fundamentales del país, era objeto de atención espe-
cial en los medios universitarios, políticos y económicos. Los medios de comuni-
cación reflejaron claramente ese interés.
Durante la dictadura que dominó los destinos del país entre 1949 y 1957 el creci-
miento económico alcanzó elevados rangos, sesgado hacia la construcción y la
urbanización, pero notable en la inclinación al establecimiento de industrias y
servicios básicos, en menor medida a la manufactura pero en grado apreciable a
la modernización agrícola; sin embargo, fue subestimado el desarrollo social y la
fuerza de trabajo sometida a restricciones en cuanto a la sindicalización y las
reinvindicaciones laborales. Hay dos hechos notables en ese período sombrío de
la historia venezolana contemporánea: la revisión del Tratado Comercial con los
Estados Unidos, que se convirtió en el instrumento calificado de dependencia con
respecto a ese país; y el otorgamiento de nuevas concesiones petroleras en los
años 1956-57.
El cerco a la Universidad Central de Venezuela por razones políticas, orientadas al
cercenamiento de su autonomía, mediante la intervención, persecución, exilio y
destitución de profesores y estudiantes, dio lugar a la creación de dos universida-
des privadas –la Santa María y la UCAB– que abrieron escuelas de economía en
las cuales encontraron alero profesores y estudiantes de la UCV.
La caída de la dictadura en 1958 propicia una nueva etapa progresiva en el país en
todos los aspectos. Cabe señalar que la reacción ante las dictaduras, cuando desapa-
recen, se manifiesta en reformas, cambios, nuevas políticas económicas, atención al
desarrollo humano, aunque, paradójicamente, por lo general, la eficacia material de
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 70

los gobiernos democráticos en cuanto a obra física se sitúa por debajo de la que
mostró la dictadura, sin calificar la prioridad de esa obra. Importa a nuestra po-
nencia destacar varios hechos de las décadas de los sesenta y de las sucesivas
hasta llegar a la de los noventa. En primer lugar, la educación recibió un impulso
sin precedentes tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo y en todos los
niveles; número ingente de escolares y estudiantes ingresaron a las aulas, la auto-
nomía universitaria fue rescatada, aunque lamentablemente vulnerada en varias
oportunidades de nefasta recordación, nuevos institutos de educación superior
fueron creados por el Estado y los particulares, las opciones profesionales se
diversificaron y las investigaciones científicas adquirieron un desarrollo sostenido.
En el campo económico hay que destacar varios hechos. La implantación de la
política de sustitución de importaciones por la producción nacional propició una
fase prolongada de crecimiento, se procuró una reforma agraria de amplio espec-
tro, aunque en buena parte no se realizó, se revirtió al Estado la industria y el
comercio de hidrocarburos, los ciclos del petróleo generaron, alternativamente,
alzas pronunciadas de los ingresos cambiarios y fiscales y caídas profundas de las
mismas variables, con efectos sensibles en el curso de la balanza de pagos que
obligaron, en casos conocidos, a la implantación de controles cambiarios transito-
rios; por otra parte, se incurrió en una elevada deuda pública externa, se tomaron
diferentes estrategias económicas por los gobiernos ocasionándose discontinui-
dad y disparidad en la gestión pública, todos los cuales fueron ingredientes de la
crisis que padece el país desde hace más de 20 años.
En las universidades venezolanas, particularmente en sus centros de estudios e
investigación económicos, a la par que se discutían y analizaban los cambios en el
pensamiento económico y en la economía internacional, se reflexionaba e inves-
tigaba sobre los problemas nacionales y se presentaron en lo posible alternativas
de solución y caminos para la transformación y el desarrollo. Hay que reconocer
que no sólo en las universidades tenían lugar esas preocupaciones y esfuerzos de
interpretación de nuestra realidad económico-social, sino también en institutos y
centros altamente calificados de los sectores público y privado; al respecto es
obligante, no por razones personales sino institucionales, destacar la contribución
del BCV al conocimiento de esa realidad y a su tratamiento en las líneas de las
políticas monetaria, cambiaria y financiera.

Cambios en la ciencia económica: los últimos 60 años y su incidencia


en los estudios económicos

Tomo como primera referencia la fundación de la Escuela Libre de Economía en


la UCV, en 1938, iniciación académica de los estudios económicos en Venezuela,
en el propósito pionero de Arturo Uslar Pietri, José Joaquín González Gorrondona,
José Manuel Hernández Ron y Tito Gutiérrez Alfaro, todos ellos abogados con
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 71

notable inclinación a la economía. Poco después, en 1940, la Escuela se transfor-


mó en Facultad, que luego sería de Ciencias Económicas y Sociales, para cobijar,
además de la economía, a otras disciplinas del saber en el campo de las ciencias
sociales, como sería –y es– característica de nuestras facultades de la especialidad.

Las vertientes teóricas

En los años mencionados el mundo occidental había superado, aunque no ente-


ramente, la gran depresión económica que comenzó con la abrupta caída de la
Bolsa de Nueva York en octubre de 1929, y estaba en su etapa inicial la Segun-
da Guerra Mundial que habría de culminar en 1945. Pocos años antes, en 1936,
había aparecido la obra capital de John M. Keynes, bajo el título de Teoría general
de la ocupación, el interés y el dinero, fuente y estímulo para la renovación del
pensamiento económico, dominado hasta entonces por la teoría neoclásica
marginalista, aunque con destellos excepcionales en las obras de Alfredo Marshall,
Knut Wicksell, E. Böhm-Bawerk, J.A. Schumpeter y Gustavo Casell, entre otros.
Por supuesto, frente a las escuelas clásica y neoclásica se había levantado con
fuerza intelectual y política la obra magna de Carlos Marx. La de Keynes ofrecía
diferentes, aunque interrelacionadas, vertientes teóricas y políticas: combinaba las
grandes líneas del clasicismo económico con las de los marginalistas, especial-
mente las marshallianas; e incorporaba, teorizándola, la realidad económica de su
tiempo, en el escenario sombrío de la década de los treinta del siglo XX, que casi
dejó en ruinas al capitalismo norteamericano, cuya crisis no fue superada con los
auxilios teóricos del neoliberalismo sino con la política económica heterodoxa de
F.D. Roosevelt y la propia orientación keynesiana. Además, en la obra de Keynes
se coordinaba el análisis económico real con el monetario, que ahora se procura
separar, y se presentaba la visión global de la economía, aunque en un escenario
estático, comparativo, que sus adherentes se encargaron de dinamizar hacia el
largo plazo, del crecimiento con coyunturas, valga la mención de Joan Robinson,
R.F. Harrod y Alvin Hansen, entre otros.
La orientación keynesiana, en la teoría, en la metodología y en la política impri-
mió su sello en la enseñanza de la economía, en la modernización del instrumen-
tal analítico, en la visión macroeconómica del acontecer social y en la inspiración
de la política económica compensatoria en el plano de las fluctuaciones, pero no
tanto en el más significativo ámbito del crecimiento orgánico y sostenido de la
economía. Nuestras escuelas fundadoras en el campo de la economía –la de la UCV
en 1938, la de la Universidad Santa María y la UCAB en 1953– estuvieron en el
cauce de la vertiente keynesiana, sin dejar de incorporar en sus planes de estudio
las contribuciones clásica y neoclásica; también hay que hacer referencia al esce-
nario en que se desarrollaba un gran experimento de transformación social,
la URSS, de inspiración marxista-leninista, particularmente en la utilización de la
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 72

planificación económica, cuyo sistema funcional u operativo sería aplicado, con


las modificaciones del caso, en la Segunda Guerra Mundial por los contendientes
occidentales, y más tarde por los países que procuraban desarrollarse, principal-
mente los latinoamericanos. Por tanto, cuatro vertientes confluían en los pensa de
estudios de nuestras escuelas de economía: la clásica, la neoclásica, la marxista y
la keynesiana, en los planos coexistentes de la macroeconomía y la microeconomía.

El escenario de 1958-1970

La otra referencia cronológica en este vuelo rasante por los cambios ocurridos en
la ciencia económica, en relación con la evolución de la enseñanza de la econo-
mía en Venezuela, es la de los años 1958-59 en que se fundaron las escuelas de la
especialidad en las universidades del Zulia, de Los Andes y de Carabobo; fueron
los últimos años del predominio teórico y político del keynesianismo, iluminando
aún el vigoroso crecimiento económico posterior a la Segunda Guerra Mundial,
pero donde comenzaban a aflorar los problemas de la inestabilidad económica,
de las fallas en los sistemas monetarios, financieros y cambiarios y de las dificul-
tades en los procesos de integración económica multinacional de Europa occi-
dental y América Latina.
Las orientaciones de la Cepal (Naciones Unidas) bajo la conducción de Raúl
Prebisch abrían rutas a la esperanza de nuestros países en la posibilidad concreta
del desarrollo económico en la órbita del capitalismo, pero con fuertes connota-
ciones surgidas de la realidad del subdesarrollo y la dependencia; el cepalismo
–si así puede denominársele– constituye a su vez una confluencia de vertientes
teóricas: la clásica, la keynesiana y la marxista, conjugadas con conciencia crítica, de
lo cual deriva una teoría latinoamericana del desarrollo y una indicación de estrate-
gia económica, de reformas estructurales e institucionales, con dos grandes centros
de atracción y de acción: la industrialización sustitutiva de importaciones y la plani-
ficación democrática. Estas derivaciones de gestión económica alentaron los
procesos de modernización, de diversificación del aparato productivo y de fun-
cionamiento no tradicional del Estado en América Latina durante las décadas de
los cincuenta, sesenta y setenta del siglo XX, pero se agotaron relativamente en la
década de los ochenta, que se consideró perdida para el desarrollo en esta región.
En el mismo sentido puede observarse que el cepalismo impulsó un proceso de
reflexión e investigación en economía y otras disciplinas sociales, en el cual par-
ticiparon y aportaron sus ideas y hallazgos notables pensadores latinoamericanos
o vinculados a nuestra América, entre quienes destacaron venezolanos de trayec-
toria brillante en estos campos del saber. Esta corriente del pensamiento económi-
co dejó sentir claramente su influencia en los estudios de la especialidad en el
país, tanto en la docencia como en la investigación.
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 73

Crisis mundial y latinoamericana

La crisis latinoamericana, reflejo de la crisis mundial tanto del capitalismo como


del socialismo soviético, pero con la actuación de factores y circunstancias pro-
pios de la región, dio lugar a varios hechos y fenómenos que incidieron sensible-
mente en las ideas económicas y en las políticas públicas de nuestros países y
gobiernos; en particular, los desequilibrios macroeconómicos, el aumento y la per-
sistencia de las presiones inflacionarias, la carga crítica de la deuda externa y los
factores adversos del entorno internacional, obligaron a la implantación de progra-
mas de ajuste y estabilización como un medio para obtener recursos de emergencia
de los organismos multilaterales y para el refinanciamiento de la deuda externa.
Esos programas obedecen a principios y normas esencialmente monetaristas, cuya
vigencia fue reforzada con la influencia de la llamada Escuela de Chicago, bajo la
orientación principal de Milton Friedman; se trata de un conjunto de ideas y
políticas emparentadas con las teorías clásicas y neoclásicas, en contraposición a
las de Keynes, y que se ha denominado neoliberalismo monetarista. Este conjunto
de ideas y políticas se ha presentado en las décadas de los setenta y sucesivas
como alternativa al keynesianismo, pero también al cepalismo y, por supuesto, al
marxismo. Diferentes modelos se han formulado sobre la matriz del neoliberalismo,
el más notable de los cuales se identifica como el de las expectativas racionales,
cuyo exponente principal es Roberto Lucas, Premio Nobel de Economía, y que
asume la calificación de “Nueva Economía Clásica”.

Teorías y realidad en Venezuela

No es mi intención en esta ponencia hacer una revisión detenida, ni mucho


menos exhaustiva, de la evolución de la ciencia económica en los 60 largos años
en que se establecieron y desarrollaron nuestras escuelas de economía, general-
mente constitutivas del núcleo de las facultades de ciencias económicas y socia-
les. Lo que deseo poner de manifiesto es que los planes de estudio de esta
disciplina no han permanecido estancados, sino que se han renovado –y conti-
núan renovándose– en relación, no simultánea ni incondicional, con los progre-
sos del pensamiento económico y de la investigación en este campo, sin que, por
lo general, se evidencien marcados sesgos en esos planes académicos con respec-
to a determinadas corrientes teóricas. Modestamente, el cultivo de la ciencia eco-
nómica en Venezuela, sobre la base de la reflexión teórica crítica y la investigación
empírica, ha generado luces para la interpretación de nuestra realidad y la de la
región latinoamericana y caribeña, especialmente bajo el acicate de las dificultades
y cuestiones complejas planteadas por la crisis estructural que desde hace más de
20 años padece el país y por el proceso de transición que tiene lugar desde hace
más de dos años. La renovación de los pensa de las escuelas de economía y, en
general, de los sistemas de estudio en nuestras facultades universitarias, pone de
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 74

relieve la dinámica de la enseñanza en concordancia con el progreso del conoci-


miento económico y de la tecnología que se incorpora a la propia actividad
económica y social.
Las teorías y las políticas económicas no sólo han cobrado influencia en el ámbito
académico de la docencia y la investigación, sino también, con efectos pronuncia-
dos en la propia realidad económica y social. Así, además del keynesianismo, del
marxismo, del cepalismo (si así puede calificarse a la vertiente derivada de las
orientaciones de la Cepal, de las Naciones Unidas), han tenido influencia las moda-
lidades que elevan en su mayor consideración el crecimiento económico identifi-
cado como desarrollo y al que se le atribuye, por su sola acción, efectos positivos
en la distribución del ingreso y del bienestar socioeconómico. Vendrían luego
los penosos procesos inducidos por los persistentes desequilibrios macroeconómicos,
emergentes en la llamada crisis de la deuda externa (1982-83), que dieron lugar a la
intervención del Fondo Monetario Internacional con sus programas de ajuste que
golpearon particularmente a la mayoría social de nuestras naciones, y el resurgi-
miento del monetarismo neoliberal bajo el ropaje de una revolución teórica y polí-
tica, que no lo es. Otras tendencias, variantes de ésta o con inclinación pragmática,
cobran vigencia contemporánea. Todo ello mantiene viva la discusión en el seno de
nuestras facultades de economía y ciencias sociales.

Exigencias y oportunidades del economista venezolano

1. Venezuela es un caso especial –particular y singular, problemático de las econo-


mías nacionales que procuran desarrollarse–, por su posición de país petrolero
importante, su situación geográfica estratégica, la constelación de recursos de
todo orden (naturales, financieros, humanos, económicos) de que dispone y la
paradoja de la coexistencia de la abundancia y la escasez en proporciones
considerables.
2. Por los motivos anteriores, el economista venezolano tiene, a la par, la respon-
sabilidad ineludible de interpretar o contribuir a la interpretación de la realidad
de su país, en el contexto latinoamericano y mundial, y la oportunidad de
servir profesional y científicamente a su transformación y desarrollo, enrique-
ciendo sus conocimientos y experiencia en el tratamiento de esa realidad y
proporcionándose la satisfacción de participar en ese empeño.
3. La responsabilidad y la oportunidad de nuestros economistas no se circunscri-
ben al ámbito macroeconómico, de la actividad pública, sino que también
deben realizarse en el ámbito microeconómico, de la actividad privada; cada
vez más la interdependencia de lo macroeconómico y lo microeconómico,
entre el sector público y el privado en Venezuela, es una necesidad y un
proceso, convencidos como estamos de que el Estado por sí solo, no obstante
los considerables recursos y medios que administra, no es suficiente, ni puede
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 75

serlo, para enfrentar la compleja tarea de superar la crisis, el subdesarrollo y la


desigualdad socioeconómica, por lo que se requiere el concurso de la economía
privada, de los trabajadores y de la sociedad civil, en una estrategia nacional
diseñada y compartida por todos los sectores.
4. Dados los motivos y consideraciones anteriores, el economista venezolano
requiere una formación integral, no enciclopédica, sino orgánica, esencial y
suficiente para su desempeño; pero, además, nuestro economista debe desa-
rrollar aptitudes para interpretar el cambio económico-social, en el cuadro
institucional y político en que tiene lugar. En ese sentido debe tener una actitud
crítica, científicamente orientada, para señalar errores y omisiones, así como
también vías y medios alternativos de solución de los problemas económicos y
su proyección social.
5. En esa línea de reflexión hay que señalar que la integralidad de la formación
profesional del economista es compatible –y en verdad exigible– con la espe-
cialización o la orientación de su conocimiento en áreas necesarias de la eco-
nomía, tanto a nivel macroeconómico como microeconómico. El economista
especializado u orientado a lo macroeconómico no debe desconocer, en lo
elemental, lo que ocurre en la trama microeconómica; de la misma manera el
profesional especializado u orientado a la microeconomía no puede ni debe
desconocer lo que ocurre en la macroeconomía. Cada vez más estas instancias
o niveles se relacionan entre sí, tendiéndose a la superación del problema
–metodológico más que conceptual– del “vacío” entre aquéllos; es decir, el
problema conocido como el “no puente”.
6. El economista venezolano tiene que participar en los equipos de estudio e
investigación que se formen para examinar en todos su aspectos y perfiles los
procesos de crisis que afectan al país; los equipos profesionales no deben
restringirse al ámbito de la especialidad, sino integrarse en las diferentes discipli-
nas científicas y tecnológicas que contribuyan a la cabal definición de aquellos
procesos, en una combinación interdisciplinaria que exige una metodología co-
mún, una terminología vinculante y una base conceptual compartida.
7. La docencia y la investigación son interdependientes. La enseñanza de la econo-
mía, como de toda ciencia, requiere el concurso de conocimientos generados en
la investigación, los cuales no son permanentes, en gran medida, sino tempora-
les, sujetos a modificaciones a veces fundamentales, así mismo, la investigación
no puede quedarse recluida en un compartimiento especulativo, sino difundirse,
discutirse, verificarse, confrontar la prueba de su negación en sentido marxista y
popperiano. Por tanto, la enseñanza de la economía –o su correlativo, el apren-
dizaje de esta ciencia– es un proceso dinámico que exige el contacto con la
vertiente investigativa, ya que no es frecuente la coincidencia afortunada de
docente e investigador.
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 76

8. Una exigencia especial, que es una oportunidad al mismo tiempo, consiste en


que nuestro economista no debe admitir pasivamente todo lo que provenga
del sacrosanto centro académico de los países desarrollados, considerándolo la
verdad incontestable, o la supremacía del conocimiento allá obtenido; de modo
distinto, debe desarrollar una aptitud y una actitud críticas, analíticas, con inde-
pendencia intelectual, para asimilar y utilizar lo que a su juicio es útil para la
interpretación y transformación de nuestra realidad, sin el prejuicio, por su-
puesto, de que todo lo que proceda del Norte desarrollado es condenable,
pero también sin la aceptación pasiva de esas aportaciones.

La formación teórica y profesional

Teorías, políticas, instrumentos y técnicas

La preparación profesional del economista comprende el estudio crítico de las


teorías que han sido formuladas en todo el tiempo en que esta cuestión del hecho
económico se ha convertido en necesidad de interpretación y análisis; para ello
debe cursar la asignatura de Historia del Pensamiento Económico, desde la antigüe-
dad hasta nuestros días, en la obra de los grandes pensadores preclásicos, clásicos,
modernos y contemporáneos, preferiblemente en sus aportaciones originales y, en
todo caso, en la calificada exposición de los autores de aquella historia, también
denominada de las “Doctrinas económicas”. Conviene advertir, al respecto, que no
es correcto excluir a ningún pensador notable por razones ideológicas o de cual-
quier índole, aunque no es posible evitar que el estudiante se incline por alguna
escuela o doctrina económica. Las teorías constituyen el fundamento conceptual de
la ciencia, y no obstante que están sujetas a un ciclo de surgimiento, auge, crisis y
declinación, siempre queda una aportación útil, en ideas, método, experiencia o
influencia en los sucesores y hasta en los críticos y adversarios.
Las teorías dan lugar a orientaciones políticas mediante las cuales los conductores
del Estado ordenan su gestión económica. Toda política pública tiene, o debe
tener, un fundamento teórico, conceptual. El ejercicio de las políticas, a su vez,
permite la formación de una experiencia que puede servir a otras políticas o a
nuevos aspectos teóricos. Estimo que así, en esta interacción, ha progresado la
ciencia, por lo que el economista debe incorporar en su formación el estudio de
las políticas (económica, fiscal, monetaria, cambiaria, comercial, social, financie-
ra) en su acepción genérica y en sus aplicaciones funcionales, sectoriales y
operativas. No huelga indicar que el estudio de la política general, como tal, en
sus grandes líneas, contribuye a la formación del economista.
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 77

Toda ciencia, toda profesión, tiene a su disposición un instrumental con cuyo auxi-
lio obtiene sus logros y objetivos. En el caso de la economía, el instrumental no es
de naturaleza física o material, sino de procedimientos, métodos, modelos, procesa-
miento de información, encuestas, paneles y otros medios semejantes. En la elabo-
ración y uso de estos instrumentos son valiosos auxiliares las matemáticas, la esta-
dística, la informática y sus derivaciones. Los adelantos teóricos y metodológicos
han sido y son factores de progreso en cuanto al instrumental del economista, casi
siempre escaso. El dominio del instrumental es indispensable para el ejercicio pro-
fesional del economista en cualquier campo de actividad en que se aplique.
Las técnicas están asociadas al uso del instrumental y consisten, generalmente, en
el modo de adquirir, transformar o aplicar conocimientos. Al respecto debe dis-
tinguirse entre el instrumental y las técnicas, por una parte; y el uso de medios
tecnológicos materiales, como equipos, máquinas, artefactos de procesamiento y
cálculo de información, por ejemplo. El desarrollo tecnológico es un factor de
impulso de la ciencia al facilitar su práctica e incluso abrir nuevos caminos. Aunque
no es necesario el dominio de la tecnología utilizable en el ejercicio profesional del
economista, es conveniente la familiarización con el manejo de los productos tec-
nológicos utilizables en la economía.

Economista integral, economista especializado

Frecuentemente se plantea un falso dilema en cuanto a la formación profesional: o


la integral o la especializada. No es necesario dedicar mucho espacio a la dilucida-
ción de este dilema: es perfectamente compatible la formación integral del econo-
mista, como debe ser el objetivo de los estudios de pregrado, con la especialización
que se puede lograr en los estudios de posgrado, particularmente los de especia-
lización y maestría; es recomendable una preorientación en los estudios de tercer
nivel, en los últimos períodos de la carrera, con base en un conjunto de asignatu-
ras selectivas y seminarios. Es conveniente observar, al respecto, que algunos
pensa en nuestras universidades reflejan en su contextura una cierta orientación
hacia áreas o líneas específicas de la carrera; es preferible en este caso no descui-
dar la formación integral en el sentido de compatibilidad que se ha mencionado.

Objetivos de formación profesional y perfil del economista

1. Formar más que informar.


2. Interpretar y analizar los fenómenos económicos.
3. Conocimiento cabal de las distintas corrientes del pensamiento económico y
aptitud crítica para evaluarlas en su contexto histórico y en su proyección
científica.
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 78

4. Formar en el estudiante claridad conceptual, dominio metodológico e instrumen-


tal y la capacidad para asimilar nuevos conocimientos en su campo profesional.
5. Distinguir entre teoría científica, doctrina e ideología en la economía.
6. Formar un economista integral; es decir, un profesional que tenga un conoci-
miento básico de todo el universo de la economía, aunque se oriente a determi-
nada parcela de ese conocimiento en la cual profundiza y se especializa.
7. Crear y desarrollar en el estudiante la conciencia de que la realidad en que se
desenvuelve constituye un campo de estudio preferente para cuyo conocimien-
to el aprendizaje de teorías y criterios formados en centros académicos de
países desarrollados es valioso auxiliar; pero que es necesario interpretar su
propia realidad con independencia, objetividad y percepción científica no sesgada.
8. Generar y fortalecer la noción de que para la cabal interpretación de los
hechos económicos no es suficiente un eficiente uso del instrumental disponi-
ble, sino que debe establecerse una base conceptual y desplegarse un ejerci-
cio metodológico pertinente.
9. Propiciar la convicción de que la ciencia económica, como toda ciencia, no es
puramente un ejercicio intelectual sino que debe tener una utilidad para el
mejoramiento de la vida humana, y para ello, además de proyectar los resul-
tados de la interpretación de los hechos, hay que indicar las posibles deriva-
ciones de éstos y los modos alternativos de contribuir a fortalecer las tenden-
cias positivas y contrarrestar las negativas.
10. Estimular la inclinación a la investigación científica sin la cual el conocimiento
se estanca y se hace obsoleto.
11. Propiciar el hábito de la lectura de la literatura económica y la preocupación
por mantenerse al día en los adelantos de la ciencia económica.
12. Formar un profesional competente, con conciencia ética, orientación social y
lealtad a los altos intereses del país.
13. Introducir elementos de diferenciación o preorientación en las distintas áreas
del conocimiento económico y del ejercicio profesional, que luego serían
profundizados en los cursos de posgrado y en la propia actividad profesional.
14. Asesorar, orientar o aconsejar a entes de carácter público o privado para el
alcance de metas y objetivos con el menor costo posible, para lo cual deben
ser analizados medios alternativos y rutas opcionales.
15. Contribuir con sus opiniones razonadas y fundamentadas a la optimización
de la gestión pública de desarrollo y bienestar, y de la gestión privada en sus
grandes líneas de agregación macroeconómica.
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 79

16. Aptitud y disposición para trabajar en equipo y participar en estudios e inves-


tigaciones de carácter interdisciplinario.
17. Generar las condiciones para la formación integral del estudiante como ser
humano social, pensante, actuante, creativo, participativo y crítico, con claro
perfil personal, capaz de orientarse en un mundo complejo y dinámico como
el actual, a escala local, regional, nacional, continental y mundial.
18. Evitar la tentación enciclopedista en la formación del economista, dadas la
diversidad y la complejidad de disciplinas que pueden incorporarse en el
pensum de estudios y la necesidad de una selección planificada de lo esencial
en esa formación.

La organización universitaria y la organización


de las facultades de ciencias económicas y sociales

Concepto y unificación de la universidad

La transformación de la universidad venezolana como proceso necesario, simultá-


neo y sostenido, implica una crítica objetiva a la organización universitaria exis-
tente, en buena parte tradicional, poco flexible y negadora del concepto mismo
de la universidad. Me refiero a la organización en facultades, escuelas, institutos y
centros de estudio e investigación que funcionan como compartimentos estancos
y relativamente cerrados, como unidades en sí mismas, con escasa comunicación,
relación y cooperación con otras unidades del conjunto universitario formal. No
quiero decir que las facultades, escuelas, institutos y centros desaparezcan como
tales, sino que se integren en un auténtico, dinámico y funcional sistema univer-
sitario. Áreas comunes de conocimiento pueden y deben ser coordinadas. Así como
también la programación de investigaciones interdisciplinarias sobre objetos del
conocimiento y problemas nacionales o latinoamericanos. Programas comunes de
desarrollo de la docencia son indispensables. Hay que combinar racionalmente la
descentralización y la centralización de recursos, actividades, procedimientos y sis-
temas académicos y organizativos. No es sostenible, científicamente, la separación y
menos la discriminación entre ciencias y humanidades, porque el conocimiento es
único y sólo para los fines de la división del trabajo científico es conveniente su
diferenciación. Estoy consciente de que éste es un tema controversial; llevo muchos
años tratando de establecer este principio en nuestro país, en nuestras universida-
des; pero hay actitudes, posiciones y convicciones arraigadas que hacen difícil la
concepción unitaria del conocimiento. Considero que éste es un tema de discusión
y análisis a la luz de la transformación universitaria.
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 80

Lo mismo que indico sobre la organización universitaria a nivel de cada universi-


dad, lo hago también para la relación interuniversitaria que puede concretarse, a
efectos prácticos, entre áreas similares, por ejemplo, en las ciencias sociales, que
incluyen básicamente a la economía. En este sentido la diversificación convenien-
te de los planes de estudio debe contemplar núcleos básicos de la enseñanza, de
disciplinas esenciales que deben figurar en todos los pensa, pero también de otras
que pueden constituir orientaciones convenientes en cada universidad, por razo-
nes de objetivos, ubicación, recursos y competencia académica interpretada en el
mejor sentido. Una muestra de estas observaciones se presenta en las matrices de
estudios económicos que he elaborado con la información de que he podido
disponer. Quizás pueda intentarse –y esto sería materia de una recomendación de
este Encuentro– la formulación de una matriz modelo de estudios económicos,
con rutas de diferenciación, pero con elementos básicos indispensables de forma-
ción del economista venezolano, en función de un perfil profesional generalmen-
te aceptable.
En el mismo orden de ideas conviene la elaboración de programas de investiga-
ción y de posgrado interuniversitario, en razón de acuerdos interinstitucionales
que lo faciliten y propicien. El BCV, por supuesto, está dispuesto, como en el
pasado, a auspiciar, estimular y apoyar estas investigaciones y estos proyectos
académicos, lo cual ha venido haciendo con voluntad y elevado interés.

La organización de las facultades de ciencias económicas y sociales

El núcleo de las facultades de ciencias económicas y sociales (Faces) en el país es


la Escuela de Economía. Otras escuelas establecidas en esta unidad organizativa
son: Administración y Contaduría (juntas o separadas), Estadística y Actuariado
(juntas o separadas), Sociología y Antropología (juntas o separadas), Trabajo So-
cial, Estudios Internacionales; algunas incluyen Relaciones Industriales. La ense-
ñanza de la administración se circunscribe a la privada o de empresas. Sería
conveniente una especialización u orientación en administración pública, aunque
es posible esta enseñanza en posgrado, con especialidades en gerencia pública
(central, regional, municipal) y empresas del Estado, entre otras.
Las escuelas de las Faces tienen planes de estudio que incluyen asignaturas comu-
nes a todas ellas, aunque con variable intensidad, como es lógico, de acuerdo con
la carrera que se enseña. La teoría económica o economía política es una asigna-
tura común necesaria, con la observación precedente en cuanto a la intensidad.
La estadística, la metodología, elementos de sociología, del derecho, la computa-
ción, la informática, las matemáticas, la teoría política, entre otras asignaturas,
deben fijarse en todos los pensa.
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 81

El ciclo básico, con distintas modalidades, forma parte de todos los planes de estudio
en las Faces. Luego está el ciclo profesional y la preorientación o preespecialización,
en la mayoría de los planes observados. El trabajo de grado o de licenciatura es
requisito obligatorio en varios de los planes; en algunos se indican pasantías al
final de la carrera. Los planes se organizan de manera variada: ejes, niveles o
grupos de asignaturas. Por supuesto, el régimen de prelaciones y el de evaluación
son obligatorios.
Las escuelas se organizan por departamentos y cátedras. En alguna universidad
los departamentos tienen categoría de escuelas. Interesante, a efectos experimen-
tales, sería la organización académica de los estudios en programas, con flexibili-
dad relativa, de manera que se ofrezcan facilidades a los estudiantes para su
formación, abriéndose así la posibilidad de nuevas carreras profesionales median-
te programas con combinación sistémica de asignaturas.
Nuestras escuelas de economía presentan características particulares que permi-
ten apreciar una determinada orientación, evitándose así la uniformidad. Sería
conveniente, o deseable, que cada escuela, según su ubicación geográfica, incor-
porara una orientación a los estudios de carácter regional, en función de la econo-
mía respectiva (primaria, industrial, servicios, agrícola, minera, petrolera, forestal,
por ejemplo).
La mayoría de las Faces tienen institutos y/o centros de investigación en el campo
económico, social, administrativo o cuantitativo. Es importante, en el orden de
ideas que se sostiene en esta ponencia, que tales organizaciones propendan en
alguna forma a la investigación interdisciplinaria; igualmente es útil señalar que
estos institutos o centros deben coordinar los seminarios, los talleres docentes y
los trabajos de grado.
Por último cabe indicar la conveniencia de que el Consejo Nacional de Universidades
–como se ha venido haciendo, según entiendo– sin mengua de la autonomía univer-
sitaria, procure alguna forma de planificación de los estudios económicos para impri-
mirle un cierto carácter de sistema a la enseñanza de la economía en el país.
En las matrices anexas intento presentar, con la información que me fue posible,
una comparación no analítica de los planes de estudio, la organización de las
Faces y otros elementos de la enseñanza de la economía.

La proyección de la enseñanza de la economía: el posgrado

Teórica y académicamente el ciclo de formación del economista –como el de


todo profesional universitario– debe culminar en los estudios de cuarto nivel,
genéricamente comprendidos en la denominación de posgrado y que ofrece tres
vertientes: Especialización, Maestría y Doctorado, como planos superpuestos.
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 82

Los dos primeros planos se caracterizan por proporcionar mayores conocimien-


tos profesionales, orientados a una área específica del campo profesional y cien-
tífico. El otro plano es más propiamente académico, de formación avanzada para
la docencia superior, la investigación y el ejercicio elevado del pensamiento. Es
conveniente decir que no sólo en la universidad, en los cursos de posgrado,
termina de formarse el profesional, sino también en el propio ejercicio de su
oficio, en la experiencia calificada que adquiera en su carrera, en contacto con la
realidad, con los problemas frecuentemente complejos que debe enfrentar y re-
solver. Más aún: esta formación práctica sustentada en la experiencia calificada es
indispensable en todo caso para la formación profesional, inclusive si el egresado
universitario va a dedicarse a la docencia o la investigación.
Cabe plantear aquí una aparente disyuntiva: cursar estudios de posgrado en el
país o en el exterior. Nadie puede desconocer que en los centros académicos de
los países desarrollados se ofrecen conocimientos de alta factura, con la orienta-
ción de profesores experimentados y prestigiosos y el auxilio de instalaciones,
equipos, bibliotecas, medios informáticos y otras facilidades; pero hay que adver-
tir, sin menoscabo de tales oportunidades, que esos conocimientos, inclusive los
de índole teórica, se han obtenido y aplicado principalmente con respecto a
realidades de países desarrollados, con el estímulo de sus problemas. El posgrado
que se ofrece en nuestras universidades, según mi estimación, no tiene deficien-
cias o insuficiencias teóricas, por lo general, mientras que están orientados hacia
nuestros problemas, necesidades profesionales y académicas, y han sido diseña-
dos teniendo en cuenta la demanda del país en cuanto a expertos superiores. En
la matriz correspondiente se presenta una enumeración clasificada de cursos de
posgrado en las Faces del país seleccionadas en la muestra, y hay que destacar
que la mayoría de esos planes han adquirido consistencia, madurez y prestigio, y
es necesario estimularlos y procurar su mayor desarrollo. En este aspecto, como
en otros, hay que hacer énfasis en la conveniencia de la cooperación inter-
disciplinaria e interuniversitaria, a manera de formular proyectos de planes de
posgrado de esta índole en campos que interesan al desarrollo nacional.
Dos observaciones adicionales deseo hacer en este párrafo sobre el posgrado: la
primera es acerca del financiamiento, que debe descansar en gran medida en los
derechos de matrícula de los participantes, aunque la universidad contribuya con
instalaciones, equipos, bibliotecas, y otras facilidades de uso general; la otra está
referida a la oportunidad más favorable en que el egresado opte por un curso de
posgrado, si apenas sale dotado de un diploma de licenciatura o si es mejor cuando
haya adquirido alguna experiencia y madurez en el ejercicio profesional. Razones
en pro y en contra pueden exponerse y no hay una conclusión incontestable al
respecto. Personalmente me inclino por la oportunidad indicada en segundo término.
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 83

Compromiso y oportunidad ante una nueva situación

Las universidades como un todo, y particularmente las facultades de economía y otras


ciencias sociales, tienen un compromiso ineludible e inaplazable en el proceso de
cambio y transformación que vive el país. En lo que nos corresponde, ese compromi-
so y esa oportunidad deben consistir en la superación constante de los planes y
programas de formación profesional, en la investigación integral de los problemas
nacionales y en la presentación de soluciones viables, eficaces, oportunas, para lograr
el desarrollo humano social que es el paradigma que nos atrae y obliga.

Anexos

Cuadro N° 1
Organización de las Faces

Dependencia UCV LUZ ULA UC URG UCAB


Escuelas
Economía X X X X X X
Administración X X X X
Contaduría X X X X X
Estadística X X
Sociología X X( X)
Antropología X Empresas
Trabajo Social X X X( X)
Relaciones Industriales X X
Ciencias Sociales X
Institutos
Inst. Económico y Social X X X X
Inst. Empresarial
Altos Estudios de A.L. X
Centros
Empresarial X
Diseño Académico X
(X)
integradas en otras escuelas.
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 84

Cuadro N° 2
Faces-organización académica

Niveles UCV LUZ ULA UC URG UCAB


Ciclo básico X X X X X
Facultad
Escuela X X X X X
Ciclo profesional X X X X X X
General X X X X X X
Preorientación X X X X
Posgrado
Especialización X X X X X X
Maestría X X X X
Doctorado X X X
Otros
Extensión X X X X X X
Ampliación X X X
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 85

Cuadro N° 3
Escuelas de economía. Matriz de asignaturas

Asignaturas UCV LUZ ULA UC URG UCAB


Contabilidad X X X X X X
Cuentas nacionales X X X X X X
Investigación de operaciones X X X X X X
Teoría de la probabilidad X
Inglés X X
Técnicas de investigación X
Complementarias
Econometría X X X X X X
Sociología X X X X
Planificación X X X X X
Demografía X
Teoría administrativa X X X
Economía mundial X
Economía marxista X X
Economía latinoamericana X
Economía industrial X X X
Economía agrícola X X X
Auxiliares
Principios de derecho X X X
Análisis sociopolítico X X X X
Principios de gerencia X X X
Ecología X X
Domingo F. Maza Zavala / La enseñanza de la economía en Venezuela 86

Cuadro N° 4
Matrices de organización académica y períodos de estudios

Ciclos UCV LUZ ULA UC URG UCAB


Básico X X X X X
Profesional X X X X X X
Posgrado X X X X X X
Periodicidad de estudios
Años 5 5
Semestres 10 10 10 10
Trabajo de grado
o práctica profesional X X X X X X

Cuadro N° 5
Cursos de posgrado

Denominación UCV LUZ ULA UC URG UCAB


Áreas
Teoría económica general X X
Política económica X
Teoría aplicada X X
Macroeconomía X X
Políticas públicas X
Cuantitativa X X X X X
Estadística X
Gerencia en finanzas X
Economía tributaria X
Ciencias sociales X X X
Niveles
Especialización X X X X X X
Maestría X X X X X X
Doctorado X X X X
Primera sesión Primera sesión

Reformas estructurales y crecimiento económico:


lecciones para la economía venezolana
Reformas estructurales y crecimiento económico:
lecciones para la economía venezolana

Huizzi Raúl Huizzi*

Quiero agradecer, en primer lugar, al Consejo Editorial del Banco Central de


Venezuela por haberme invitado a este Segundo Encuentro Nacional de Econo-
mía; igualmente a La Universidad del Zulia que presta sus espacios para un debate
de tanta relevancia en el mundo académico y político como es el tema que se ha
escogido para debatir sobre la economía venezolana. También quiero saludar
tanto a los profesores, colegas de esta universidad, como a los estudiantes, bien
que estén aquí o en el otro auditorium.

Introducción. Visión general del tema

Mi propósito consiste en exponer unos temas puntuales para así estimular el


debate posterior. La cuestión general abordada, como lo indica el título de la sesión
es: “Reformas estructurales y crecimiento económico: lecciones para la economía
venezolana”. Sobra decir que estos dos temas han copado realmente la agenda de
la política económica en América Latina en los últimos 15 años. Yo voy a tratar, en la
medida de lo posible, de dar cuenta de ellos.
La exposición está contenida en tres partes: primera, ¿cuál fue la justificación para
llevar a cabo en América Latina un proceso de reformas económicas como el que se
acometió desde mediados de los años 80?; segunda, ¿cuáles han sido los intentos
por evaluar los resultados de esas políticas económicas que se llevaron a cabo?; y
finalmente, ¿qué aprendió la economía venezolana, o dicho de otro modo, pudo
aprender algo la economía venezolana de este proceso de reformas económicas?

* Profesor de la Universidad de los Andes.


Raúl Huizzi / Reformas estructurales y crecimiento económico… 89

Debemos tener presente que no ha existido espacio geográfico en el mundo donde


un conjunto de países haya sido sometido a un proceso de liberalización de la
economía, a un proceso de ajustes y reformas estructurales tan profundo, como lo
fue la economía latinoamericana. El proceso de ajuste previo a las reformas estruc-
turales tenía como objetivo, básicamente, abrir la economía a los mercados y en
buena medida corregir los desequilibrios, fundamentalmente fiscal, monetario,
cambiario y laboral. A partir de esa estabilización de la economía habría de darse un
proceso de reformas de más largo alcance que significaría darle a la economía
latinoamericana las bases para un proceso de crecimiento sostenido.
Se analizarán de este modo las áreas afectadas por las reformas; esto es, hacia
dónde se dirigieron esas reformas estructurales; a través de qué mecanismos se
pensaba que esas reformas influyeran sobre el crecimiento económico. El resulta-
do que ha de conseguirse es asimétrico en el sentido de las variantes, en cuanto
a los efectos macroeconómicos inmediatos de las políticas de ajuste y lo que son
los efectos de más largo plazo sobre el crecimiento. Estos últimos efectos, a su
vez, se buscará diferenciarlos tratando de establecer, a partir de mediciones que
se han hecho, cuáles fueron perdurables sobre el crecimiento económico y cuáles
fueron sólo de carácter transitorio.
Finalmente, habrá que abordar –éste es un tema de particular interés para la
materia que hoy se discute acá y para lo que se ha venido discutiendo en nuestra
región– la cuestión de por qué América Latina no pudo recobrar, a partir de estas
reformas, el proceso de crecimiento económico que mantuvo durante tres déca-
das aproximadamente: 1950-1980. En efecto, la década de los ochenta justifica el
proceso de ajuste y de reformas porque se la ve como “la década perdida”. Más
aún, debemos preguntarnos, ¿ cómo se inicia el proceso de ajuste y reforma?, ¿qué
es lo que contempla? Y sobre la base de esos resultados aproximarnos a la com-
prensión de la economía venezolana, ¿qué es lo que particularmente la ha hecho
atípica en la literatura sobre el crecimiento económico? Si hubiera que buscar un
país que muestre algún elemento atípico en su proceso de crecimiento, tal y
como lo planteaba el profesor Baptista esta mañana, indudablemente Venezuela
es un caso ideal para el análisis.

América Latina antes de las reformas

Ahora bien, ¿cuál es la situación que existe en América Latina antes de este proce-
so de reformas? América Latina, lo hemos asomado, entra en la década de los
ochenta en una situación que interrumpe un largo proceso histórico de 30 años
de estabilidad y crecimiento de las economías. Esta década va a estar signada, en
América Latina y por supuesto en Venezuela, por un fuerte endeudamiento de sus
economías; un cierre de los mercados externos y de sus flujos hacia la región que
Raúl Huizzi / Reformas estructurales y crecimiento económico… 90

había financiado buena parte del crecimiento económico de décadas anteriores;


un pobre desempeño de la economía: de 1,2 a 1,4 por ciento es el crecimiento a
lo largo de toda la década; unos procesos inflacionarios que deterioraron y
distorsionaron el proceso económico en general y una extrema volatilidad, en
particular en los tipos de cambio. Éste es el panorama de América Latina antes de
entrar en ese proceso de ajustes y reformas económicas.

Cuadro N° 1
Cronología de la reforma o estabilización principal

1985 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995


Bolivia SalvadorVenezuela República Argentina Ecuador Trinidad Brasil Haití
Dominicana y Tobago
Chile Guatemala Honduras Colombia Guyana Suriname
México Perú Nicaragua
Uruguay
Fuente: BID (1996).

En este cuadro N° 1 se ve como casi ningún país de América Latina quedó exclui-
do del proceso de ajuste; es verdad que las condiciones de cada uno de ellos no
eran las mismas en el momento de iniciar el proceso de ajuste y reformas, ni las
condiciones macroeconómicas eran exactamente iguales. Pero aquí está América
Latina resumida en un proceso que va desde 1985 hasta 1995, haciendo un gran
esfuerzo por enfrentar la situación de adversidad económica; por revertir los
procesos inflacionarios; por buscar nuevos estadios de crecimiento económico;
por mejorar la distribución del ingreso. Éstas son las reformas económicas que se
llevan a cabo bajo lo que algunos autores llaman: “el recetario del consenso de
Washington”; a saber: apertura de los mercados, liberalización de la economía,
ampliación de los espacios para la inversión privada, minimización del Estado en
la actividad económica con el objetivo de poner las economías de América Latina
a crecer. Estas políticas las auspician los organismos multilaterales sobre la base
de trabajos empíricos que pretendían mostrar cómo la apertura de la economía
estaba íntimamente relacionada con el crecimiento económico. Así es como se
animan las economías de América Latina a andar, en esta década, en el referido
proceso de ajustes y reformas estructurales.
Raúl Huizzi / Reformas estructurales y crecimiento económico… 91

La naturaleza de las reformas

Debe señalarse que esas reformas tienen como marco el hecho de que no todos
los países, como señalé anteriormente, tenían unas mismas condiciones iniciales;
por ejemplo, había países con mayores niveles de endeudamiento y con algunas
reservas que les permitían sostenerse. En todo caso, todos los países fueron incli-
nándose hacia ese proceso de reformas, y este proceso se hizo en dos etapas,
como siguiendo las pautas de un “librito”: el proceso de ajuste y estabilización
propiamente dicho, y el proceso de reformas estructurales. El primero, obviamen-
te, era previo a cualquier tipo de reforma de más largo alcance, y consistía, según
antes se ha dicho, en una especie de política de shock en materia fiscal, monetaria
y cambiaria, con el objetivo de lograr ganancias de estabilización para que poste-
riormente pudieran entrar en escena las reformas estructurales.
Las reformas estructurales, como fueron concebidas en los organismos internacio-
nales que auspiciaron este tipo de política, estuvieron contempladas en cinco
grandes áreas: a) una reforma comercial; b) desarrollo del sector financiero; c) la
reforma del sector público; d) un agresivo proceso de privatización y e) una
reforma en el mercado laboral. Éste es, básicamente, el esquema que se elaboró.
Será de otra índole la pregunta sobre cuál de estas reformas debía surtir un mayor
efecto sobre el crecimiento. Cada una de ellas, a su vez, contenía un conjunto de
políticas destinadas todas, huelga repetirlo, a influir sobre el crecimiento sosteni-
do de las economías.
En el caso de la reforma comercial las políticas fundamentales eran las siguientes:
a) una reducción de la dispersión arancelaria; b) una unificación de los aranceles
y c) la minimización o eliminación al máximo de las barreras no arancelarias.
Cuando se estudia el comercio internacional se pone de relieve que las distorsiones
arancelarias existentes en América Latina estaban distorsionando el comercio in-
ternacional de manera muy importante. Había, pues, que disminuir los aranceles
máximos, aprovechar nuevos mercados, facilitar el acceso a mejores tecnologías y
a la búsqueda de nuevas inversiones, mejorar la productividad total de los facto-
res y unificar los tipos de cambio para hacerlos competitivos. Casi todos los países
de la región que tenían tipos de cambio diferenciales los unificaron, y salvo
excepciones –Venezuela en 1994– la tendencia fue hacia la unificación de los
tipos de cambio para evitar la sobrevaluación cambiaria.
La otra área importante de reforma era el desarrollo del sector financiero. A saber,
buscar una mayor profundización en el sector financiero para corregir los
desequilibrios acumulados fundamentalmente en las tasas de interés, y así lograr
una mejor asignación de los recursos hacia la inversión necesaria; minimizar o
eliminar la asignación obligatoria de créditos dirigidos a ciertos sectores y estable-
cer mecanismos de supervisión. Éste fue un caso de reforma particularmente
Raúl Huizzi / Reformas estructurales y crecimiento económico… 92

importante. A la luz de lo sucedido cabe hoy decir, en particular con relación a los
mecanismos de supervisión, que su ausencia generó elementos de distorsión
macroeconómica en casi todos los países sujetos a las reformas. Es decir, se liberó
el sector financiero pero no se acomodó su marco legal de regulación, lo cual
terminó produciendo grandes y costosas crisis bancarias en casi todos los países
de América Latina.
El otro elemento importante del proceso de reformas estructurales fue la reforma
del sector público. Este sector fue objeto de un continuo cuestionamiento por el
predominante papel del Estado en la actividad económica, por el notorio rol empresa-
rial del Estado y, fundamentalmente, por el balance fiscal: por la situación del nivel
de ingreso y gasto público. Los objetivos perseguidos eran reducir los déficits fisca-
les, eliminar las distorsiones tributarias, buscar nuevas fuentes de ingresos estables,
reorientar el gasto público, estimular el ahorro y establecer impuestos de más fácil
recaudación; por ejemplo el impuesto al valor agregado (IVA).
El proceso de privatización, que fue visto como complemento de la reforma del
sector público, tenía como objetivo fundamental, siempre de cara a un mayor y
sostenido crecimiento económico, disminuir el rol empresarial del Estado, gene-
rar nuevas inversiones y asegurar la consecución de nuevas tecnologías.
Finalmente, el campo donde menos se avanzó fue en la reforma del mercado
laboral. Sobre esta área había la esperanza de que también coadyuvara a las otras
cuatro antes nombradas para promover una mayor flexibilidad en el mercado labo-
ral, para producir un aumento en la productividad y disminuir los niveles del des-
empleo. Hoy se reconoce que las reformas no lograron el objetivo fundamental
de eliminar las restricciones existentes en los contratos laborales y de minimizar los
costos extrasalariales a los cuales las empresas estaban sometidas, básicamente de
seguridad social y salud.

La evaluación de las reformas

Pues bien, estas reformas, vistas con los ojos del presente, se juzgan de diversas
maneras cuando se evalúan sus resultados. Primero que todo, determinar los
resultados de las reformas no es fácil, entre otras razones por la disponibilidad de
la información estadística. No hay vías sencillas y del todo confiables para homo-
geneizar la información de modo que pueda brindarnos una visión global de este
proceso de reformas. Con todo, hay diversas opiniones que van desde las que
señalan que las políticas llevadas a cabo fueron equivocadas porque no se logró
incentivar el aparato económico como en tiempos anteriores, hasta la de que el
proceso no logró madurar, que hay que esperar más tiempo para ver los resulta-
dos reales y, con otro tenor, que fueron insuficientes las reformas propuestas o
Raúl Huizzi / Reformas estructurales y crecimiento económico… 93

que carecieron de políticas complementarias. Fuera como fuere, es menester in-


tentar una evaluación. En dos direcciones debe ponerse la mirada: una, en los
efectos macroeconómicos; y otra, en los efectos sobre el crecimiento.
En relación con los primeros ha de decirse que realmente en algunas áreas se
avanzó. Hoy es inusual conseguir déficits fiscales tan importantes como los que
ocurrieron en la etapa previa a las reformas. Más aún, en el ámbito monetario y
cambiario hay cierta disciplina; ya no se tienen niveles de inflación tan elevados,
y aún más, ningún país tiene el nivel de inflación que tuvo en años anteriores. En
este sentido hay un cierto éxito en el proceso de reformas.
Pero es en cuanto al tema del crecimiento donde las dudas asaltan con más
fuerza. Porque a pesar de lo hecho, en algunos casos con gran intensidad, no se
ha logrado retornar a los importantes niveles de crecimiento que prevalecieron
antes de la década de los ochenta.

Cuadro Nº 2
Crecimiento económico mundial

Porcentaje anual
1961-70 1971-80 1981-90 1991-95
Simple Ponderado Simple Ponderado Simple Ponderado Simple Ponderado
América
Latina 5,0 5,5 4,3 6,0 1,1 1,3 3,1 2,8
Economías
industriales 4,8 5,3 3,3 3,1 2,6 2,8 1,7 1,8
Economía
del milagro
asiático 6,9 4,3 7,5 5,7 7,0 8,1 7,8 10,2
Total
mundial 5,6 5,0 5,0 4,7 3,4 4,0 2,7 38
Fuente: Cálculos del BID con base en estadísticas del Banco Mundial.
Ponderación por población.
América Latina comprende 26 países.

En este cuadro N° 2 podemos ver cuál fue el crecimiento de las economías entre
1961 y 1995. Podemos observar que América Latina, entre 1961 y 1970, creció a
tasas incluso superiores a las de los países industrializados, y apenas por debajo
de los países del milagro asiático. Luego, entre 1971 y 1980, también logramos
mantener niveles de crecimiento importantes. Pero hacia 1980 se interrumpe ese
proceso de crecimiento de la economía y comienza una etapa muy diferente. Los
números son: 1,3 por ciento ponderado entre 1991 y 1990, y entre 1991 y 1995 un
Raúl Huizzi / Reformas estructurales y crecimiento económico… 94

proceso que apenas tiene alguna significación. Ahora bien, lo que importa ver es
cuáles fueron los efectos de cada una de las reformas sobre el crecimiento econó-
mico; esto es, cuáles fueron las ganancias en materia de crecimiento económico
de las reformas llevadas a cabo.

Cuadro Nº 3
Efectos de las políticas estructurales y la estabilización

Crecimiento Crecimiento Crecimiento Productividad (%) Coeficiente


total (%) permanente (%) transitorio (%) de inversión (%)
Promedio Sim. Pond. Sim. Pond. Sim. Pond. Sim. Pond. Sim. Pond.
Reforma
estructural 2,3 2,3 1,9 1,9 0,4 0,5 1,7 1,5 1,7 2,3
Comercial 1,2 1,5 0,8 1,1 0,4 0,5 0,7 0,8 1,1 1,4
Tributaria 0,2 0,2 0,2 0,2 0,2 0,2
Financiera 0,8 0,5 0,8 0,5 0,8 0,5
Privatizaciones 0,1 0,1 0,1 0,1 0,6 0,9
Laboral 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Estabilidad
macro 0,5 0,6 0,3 0,3 0,2 0,3 0,3 0,3
Reducción
nivel de
inflación 0,3 0,3 0,3 0,3 0,3 0,3
Reducción
de la volatilidad
de la inflación 0,2 0,3 0,2 0,3
Total reforma
y estabilización 2,8 2,9 2,2 2,2 0,6 0,8 2,0 1,8 1,7 2,3
Fuente: Lora y Barrera (1997).

Este cuadro N° 3 es un importante resumen. Proviene de un trabajo de dos econo-


mistas del Banco Interamericano de Desarrollo, Lora y Barrera, que hacen una
espléndida indagación. Ellos cuantifican los efectos de las reformas, descomponién-
dolos según su origen. Este cuadro da cuenta del efecto total de las reformas
–el ajuste da un crecimiento de 2,8 por ciento–, mostrando cuáles tienen mayor
influencia sobre el crecimiento económico. Los resultados apuntan, como se ve,
hacia la reforma comercial y la reforma financiera. Más aún, se descomponen los
efectos en permanentes y transitorios, así como se consideran los efectos parcia-
les por reforma considerada, en particular en lo que concierne a la tasa de creci-
miento, a la productividad y a los coeficientes de inversión.
Raúl Huizzi / Reformas estructurales y crecimiento económico… 95

Venezuela y las reformas económicas

Pues bien, ¿qué aprende Venezuela del proceso de reformas económicas? Vene-
zuela es el país que de manera más accidentada llevó a cabo las reformas. Empe-
zó, en febrero de 1989, un proceso de ajuste muy severo que por diversas circuns-
tancias se vio interrumpido. Lo que nos interesa, a los fines de la materia bajo
discusión, es que cuando Venezuela comienza el proceso de reformas y ajustes
económicos ya la economía venezolana había comenzado a decrecer, ya tenía
años decreciendo y en consecuencia el proceso de reformas fue mucho más
difícil de llevar a efecto. Hubo, debe decirse, un resultado muy importante en el
comienzo: la economía creció entre 9 y 10 por ciento en un año, pero luego todo
se desinfló. Por lo demás hay que tener presente que Venezuela logró tener un
proceso de crecimiento sostenido hasta mediados de la década de los setenta,
más o menos, cuando la economía comienza a decrecer.
Esta mañana D.F. Maza Zavala hacía referencia a un tema sobre el cual había
pensado que debía decir algo en esta presentación. ¿Quién es, en efecto, el respon-
sable de que la economía venezolana no haya crecido? ¿Cuáles son las causas para
que la economía venezolana se convierta en un caso atípico: más de dos décadas
consecutivas sin crecimiento, ése es un caso insólito en la bibliografía económica?
Las evidencias empíricas para otras economías, en general, y por contraste con la
situación de Venezuela, dan testimonios verdaderamente sorprendentes; por ejem-
plo, en materia de ahorro e inversión.

Cuadro N° 4
Inversión como porcentaje del producto

País 1980 1990 1995 1997


Argentina 25,3 13,9 18,3 20,1
Colombia 19,1 18,5 21,9 18,8
Chile 21 25,1 25,8 26,9
México 27,2 23,1 19,8 26,4
Perú 29 21,1 24,3 24,6
Venezuela 26,4 10,2 17,9 17,7
Corea 31,6 36,9 37 34,9
Singapur 46,3 35,9 33,7 37,4
Fuente: Gerver Torres (2000).
Raúl Huizzi / Reformas estructurales y crecimiento económico… 96

En este cuadro N° 5 se ve como para 1980 Venezuela se hallaba por encima de


Corea y muy cercana a Singapur en relación con los niveles de ahorro que generaba
la economía. Para 1997 el porcentaje del ahorro respecto del PIB anduvo en torno
a 26,9 por ciento, lo cual es una magnitud casi sobresaliente. Sin embargo, esos
ahorros no se destinaron a la inversión fija y reproductiva. ¿A qué conduce este
proceso de desinversión en Venezuela? Lleva sencillamente a un proceso de
obsolescencia en el stock de capital, produce como resultado que la economía vene-
zolana no está renovando y aumentando, como es necesario, su stock de capital.

Cuadro N° 5
Ahorro como porcentaje del producto

País 1980 1990 1995 1997


Argentina 23,8 19,7 18,4 18,4
Colombia 19,7 24,3 17,9 15,8
Chile 16,9 28,4 27,6 24,5
México 24,9 22 22,5 26,4
Perú 32 21,6 19,3 20,8
Venezuela 33,3 29,5 23,4 26,9
Corea 24,2 36,4 36 34,2
Singapur 37,5 44,7 50,6 51,2
Fuente: Gerver Torres (2000).

El Cuadro N° 6 se refiere a esta última materia. Allí se comparan Estados Unidos, Chile
y Venezuela en lo atinente al estado de obsolescencia del stock de capital. Es palmario,
así, que Venezuela tiene un marcado desfase al final del período observado respecto
de lo que sucede en las dos otras economías, en muchos sentidos exitosas.

Cuadro N° 6
Obsolescencia del capital en el sector privado venezolano

País 1970 1975 1980 1985 1990 1995 1999


EE UU 5,40 5,41 5,33 5,62 5,77 5,76 5,01
Chile 5,84 6,70 5,95 6,79 5,59 4,46 4,54
Venezuela 5,02 5,10 4,89 6,90 7,97 8,05 8,19
Fuente: Asdrúbal Baptista (2000).
Raúl Huizzi / Reformas estructurales y crecimiento económico… 97

Esto conduce a plantear las siguientes conclusiones sobre el desempeño de la


economía venezolana; es decir, sobre su proceso de reformas. En suma, no se
logró revertir el proceso de decrecimiento de la economía venezolana; hay un
pobre desempeño de nuestra economía en los últimos 20 años; los niveles de
ingreso per capita son similares, al presente, respecto de los de 1955; es muy baja
la inversión y existe un continuo alejamiento de la frontera tecnológica.
Más aún, existe un desequilibrio estructural acerca del cual se ha pensado poco,
y creo que allí está el nudo fundamental del problema de la economía venezola-
na. Me refiero a la vinculación del Estado con la sociedad civil y el sector privado.
La contribución impositiva de los ciudadanos en favor del Estado y el papel de
éste en Venezuela es una materia en la cual hay que detenerse. Allí, para afirmarlo
sin más demostraciones, hay un desequilibrio muy singular. Además, tenemos
una muy baja calidad en el gasto público realizado, amén de una escasa inversión
en capital humano.
¿Hacia dónde va Venezuela? ¿Cuál es nuestro proyecto para crecer? Creo que tene-
mos que retomar en algo el camino que se interrumpe hace ya un par de décadas.
La economía venezolana tuvo durante muchos años una memoria de altísimo cre-
cimiento; veníamos de abajo con respecto al promedio de América Latina, nos
igualamos en la mitad de la década de los treinta, subimos hasta 1959 y posterior-
mente, a partir de 1977, la economía venezolana cae sin descanso en el desempeño
de su actividad productiva. Éstas son algunas de las ideas que quería plantear.
Comentario

Moreno Jorge Moreno*

De acuerdo con la exposición del profesor Huizzi, tras el fracaso de las políticas
de ajuste en América Latina y concretamente en Venezuela, hay un conjunto de
problemas subyacentes. Yo quiero referirme concretamente a dos aspectos. El
primero de ellos, aunque pudiera pensarse que no es objeto de esta reunión,
forma parte, sin embargo, del temario de largo plazo al cual nos enfrentamos. Me
refiero al hecho de que las políticas de ajuste en Venezuela son puestas en prác-
tica sin tomar en cuenta ciertos aspectos institucionales; nos referimos a políticas
macroeconómicas y a elementos que retardan el proceso de crecimiento e impi-
den el desarrollo de la actividad económica, aunque queden por fuera otros
aspectos, no menos significativos. Esto significa un error evidente.
Por otra parte, quiero referirme al ahorro en Venezuela. En general cabe decir que
la economía venezolana tiene elevados niveles de ahorros. Pero no se trata de
una situación estable; no es una situación en la que la economía genera las
oportunidades y los incentivos para que el ahorro permanezca elevado. Desde
luego, estas tasas de ahorro nuestras están muy por debajo de las propias de las
llamadas “economías en transición” que son exitosas; por ejemplo, las economías
del sudeste asiático. Allí encontramos tasas de ahorro de 34 por ciento, mientras
que aquí el porcentaje se mueve entre 20 y 22 por ciento con respecto al producto
interno bruto.
Cuando se observa el comportamiento de los países que crecen más rápido y lo
comparamos con el crecimiento económico de los países que crecemos en una
forma más parsimoniosa, vemos que la rentabilidad del capital de esas economías
avanzadas es mayor que la que tenemos los países que somos más lentos en el

* Profesor de La Universidad del Zulia.


Jorge Moreno / Comentario 99

crecimiento económico. De igual manera podrían hacerse comparaciones signifi-


cativas sobre los niveles de la productividad factorial en nuestros países, por
contraste con los niveles en las economías más desarrolladas.
El profesor Huizzi se refería al llamado consenso de Washington. ¿En qué consis-
tía dicho consenso de Washington? En implantar un conjunto de recetas económi-
cas para todos los países que pudiesen sufrir problemas en la balanza de pagos,
problemas inflacionarios e inestabilidad del tipo de cambio, caída del crecimiento
y, sobre todo, carencias en aquellos factores que tienen que ver con el cumpli-
miento de los compromisos con la banca internacional. Pero todo ello se hacía en
una forma general, sin tomar en cuenta las especificidades de cada economía y
sin tomar en cuenta los posibles alcances y las posibles repercusiones derivadas
de la aplicación de estas políticas hacia otros ámbitos.
Muchas veces se tomaron medidas al pie de la letra sin que el Estado desarrollara,
al tiempo que se estaban llevando a la práctica estas políticas económicas, otras
iniciativas para atenuar los efectos indeseables. Por ejemplo, se dejó de lado el
aspecto del gasto social, que es uno de los aspectos que está tratando de resolver
el presente gobierno. No hay duda de que en Venezuela el gasto social creció
mucho en el pasado, pero al mismo tiempo es cierto que el gasto per capita
mostraba desde hace algún tiempo una declinación bastante importante. Esto
último da cuenta de la insatisfacción de la mayor parte de la población con las
propuestas de política económica que buscaban una modernización de la econo-
mía. Entonces, estos dos aspectos referidos tras la adopción de la llamada “receta
del consenso de Washington” al pie de la letra, es lo que al final se tradujo en el
abandono, en parte, de algunos elementos que realmente pudieron haber ayuda-
do al crecimiento económico sostenido en el largo plazo.
Sin embargo, hay lecciones de la economía que hemos aprendido. Estas lecciones
se manifiestan en que los gobiernos en los últimos años están respetando más los
equilibrios macroeconómicos. Por ejemplo, hay mucho más cuidado en el pre-
sente con el desequilibrio que puede llevar a una sobrevaloración excesiva de
la moneda. Más aún, el sector público está siempre sometido a presiones para
que mejore su eficiencia y su eficacia. Por lo demás, la situación de Venezuela es
una situación en la cual debe existir un apoyo del sector privado para que las
cosas funcionen de manera adecuada. Es mi parecer que la economía tiene muy
buenas perspectivas de lograr de nuevo una expansión continua del crecimiento
económico. Gastón Parra mencionaba que la economía venezolana debe llevar
su tasa de inversión al entorno de 25 por ciento del PIB. Pues bien, para eso se
requiere que el sector privado en lugar de invertir apenas 3 por ciento llegue,
digamos, a 15 por ciento del PIB, lo cual, sumado a una inversión que pueda
hacer Pdvsa de 7 u 8 por ciento del PIB, nos lleva a la cantidad que estimamos
deseada en los niveles de inversión.
Comentario

Hernández D. Carlos Hernández Delfino*

Realmente celebro la presentación del profesor Raúl Huizzi porque ha logrado


bosquejar los elementos esenciales de una discusión que es compleja, pero al
mismo tiempo de mucha pertinencia. Y digo que es compleja porque el plantea-
miento que se ha venido haciendo reiteradamente en los últimos años en relación
con los efectos y resultados –como quiera que esos efectos y resultados se midan–
del proceso de reformas que se inició en Latinoamérica hace más de 10 años, ofrece
resultados mixtos. Por un lado, se aprecia una concentración de resultados, de
logros positivos en el ámbito macroeconómico, como apuntaba el profesor Huizzi.
Yo diría que también, en general, ha habido un proceso importante de fortaleci-
miento institucional en los países donde se han aplicado reformas sostenidas. Pero
al mismo tiempo, los indicadores sociales revelan que en buen grado, en muchos
de nuestros países, los resultados que se asocian a las reformas han estado por
debajo de las expectativas en el ámbito social que esas reformas han inducido. Aquí
es necesario señalar que en ocasiones, el desencanto con los logros en el campo
social se relaciona equivocadamente con las reformas, como si fuese una conse-
cuencia de ellas, y no de los defectos de los programas y de otras deficiencias en el
diseño y aplicación de políticas y de la acción de factores exógenos a los países que
las han aplicado.
Cuando sometemos a discusión el proceso cumplido en Venezuela, apreciamos
peculiaridades que complican aún más el panorama. Apelo al lugar común de que
la economía venezolana está fuertemente concentrada en sus actividades de

* Miembro del Consejo Editorial de la Revista BCV.


Carlos Hernández Delfino / Comentario 101

producción para la exportación y en las fuentes de generación de ingresos fiscales,


que tienen ambas el mismo origen. Pero ésa no es una condición novedosa, asocia-
da exclusivamente a la aparición del petróleo. Quienes han dedicado muchas horas
de estudio al acontecer histórico de nuestro país, saben que esa deformación ya
existía en la época en que teníamos como principales productos de exportación el
café, el cacao y los cueros de res, y sufríamos los efectos de cambios abruptos e
imprevistos en las condiciones de los mercados donde se comercializaban nuestros
productos de exportación, sin que existiesen mecanismos institucionales de protec-
ción, y la improvisación, el desorden y el recurso del endeudamiento inorgánico
–y a veces compulsivo– suplían alivios efímeros y perversos.
Ésta es pues una primera consideración importante: la economía venezolana no
se ha diversificado, siendo por ello intrínsecamente vulnerable, y en eso tiene
mucha influencia y responsabilidad el carácter, la naturaleza y la estructura de las
políticas públicas que se han aplicado en el campo económico en Venezuela.
En segundo lugar, Venezuela es una de las economías más volátiles de la tierra,
como quiera que ustedes la miren. Si comparan la variación del producto con la
variación de los términos de intercambio, o las tasas de inflación con las tasas
de variación de los agregados monetarios, se muestra que Venezuela, en paralelo
a los países comparables de la región, es, sin duda alguna, la economía más
inestable. Y ello significa inestabilidad e incertidumbre.
En tercer lugar, exhibimos una conducta fiscal muy particular, propia de un país
monoexportador con un desarrollo institucional incompleto. Esa conducta es
procíclica: ha amplificado las fases expansivas que tienen su origen en cambios
favorables a nosotros en el mercado petrolero y ha agudizado las crisis cuando
ese mercado se ha deteriorado.
Por último, hemos tenido una larga historia de políticas erradas, e insuficiente-
mente aplicadas aquellas que estaban razonablemente bien diseñadas; y en otros
casos con graves errores de concepción e instrumentación, como hemos podido
apreciar en la década de los setenta, en la década de los ochenta y en los tiempos
que corren.
Dicho esto, y tratando de aproximarnos a un corolario muy grueso, uno tendría
que tratar de explorar algunas rutas que expliquen esta situación. No me cuento
en el grupo de los que piensan que las reformas han fracasado. Eso tiene mucho
que ver con la complejidad del tema, porque si bien es cierto que en algunos
países se han adelantado reformas en un proceso accidentado, inconcluso, erráti-
co y en muchos casos mal orientado, derivándose consecuencias económicas y
sociales adversas; también podríamos resaltar el caso de otros que han mantenido
una apropiada secuencia y que han enfatizado y profundizado sus reformas,
convirtiéndose en países que han logrado un nivel de resistencia y de fortaleza
mucho mayor a los impactos externos, del que antes podían exhibir. Me refiero a
Carlos Hernández Delfino / Comentario 102

modo de ilustración al caso de Chile. Con el desarrollo y expansión de la crisis


asiática Chile tenía mucho más que perder que Venezuela desde el punto de vista
comercial, porque ese país, a diferencia de Venezuela, dirige cerca de 15 por ciento
de sus exportaciones a Asia (la proporción en Venezuela es próxima a 1 por ciento);
y desde el punto de vista financiero, porque por muchos años Chile ha financiado
su proceso de inversión y su déficit, manejable y manejado en cuenta corriente, con
ingresos de capital relativamente estables. Chile es un caso que puede oponerse a la
expresión general y poco elaborada, de que en general las reformas han fracasado
en Latinoamérica. No podría objetiva y contundentemente afirmarse que eso es
cierto, menos aún cuando de respaldar posturas ideológicas o dogmáticas se trata.
Pero volviendo a la ruta de la construcción de explicaciones y siempre pensando
en el caso de Venezuela, quisiera referirme rápidamente a cuatro puntos que
pueden abrir caminos de comprensión al proceso de reformas y sus consecuen-
cias. En primer lugar, cuando se iniciaron las reformas en Venezuela se habían
acumulado importantes desequilibrios macroeconómicos hasta 1988, consecuen-
cia en alto grado de equivocadas, erráticas e insuficientes políticas públicas apli-
cadas durante muchos años y de las condiciones propias de nuestro ambiente a
las que se hizo alusión antes. Existían además serias distorsiones institucionales
que hacían del Estado venezolano un complejo e ineficiente aparato de institucio-
nes que desde hacía muchos años habían perdido su capacidad operativa y des-
viado el objeto por el cual habían sido creadas, originando incentivos perversos
que, entre otras consecuencias, ampliaron los caminos a la corrupción.
Es precisamente esa deformación institucional la que en buena medida explica,
no solamente los ciclos en la productividad –de lo que también se habló esta
mañana– sino también la tendencia decreciente que muestra la productividad
en Venezuela. De forma tal que en ese momento, 1989, no había mayor espacio
para la gradualidad en la aplicación del programa de reformas, lo que por cierto
no pretende esconder ni excusar los errores cometidos. Ustedes se dirán: está
bien, pero Argentina aplicó un programa radical de shock, de cambios inmedia-
tos, y ese país, salvedad hecha de la rigidez cambiaria mantenida por mucho
tiempo y las dificultades para consolidar resultados fiscales en balance, avanzó
en importantes reformas que constituyen hoy una estructura irreversible. Cierta-
mente, hasta hace poco se atribuía a Argentina un desenvolvimiento aceptable.
De otra forma habría que preguntarse, ¿cómo pudo levantar 18.000 millones de
dólares al año en financiamiento internacional? Los serios desequilibrios que
afectan a ese país no tienen su asiento en las reformas institucionales acometi-
das para racionalizar el papel del Estado, sino, en mi opinión, en una mezcla
que luce hoy muy comprometida de políticas fiscal y monetaria. Por el contra-
rio, de no haber adoptado las reformas no hubiese logrado mantener su plan de
convertibilidad durante tanto tiempo; juicio éste que no necesariamente redun-
da en favor de ese enfoque cambiario. Allí había una cultura antiinflacionaria que
Carlos Hernández Delfino / Comentario 103

se desarrolló a través de años de enormes sufrimientos por causa de la inflación, y


esa sociedad escogió un balance de resultados que privilegió el objetivo de abatir
la inflación. Nosotros en Venezuela no tenemos una conciencia social
antiinflacionaria y algún día habrá, espero, oportunidad entre los que aquí esta-
mos para conversar sobre eso. Por ello en Venezuela la necesidad, según se
percibe socialmente, de adelantar reformas y políticas en busca de la eficiencia no
se aprecia con el mismo sentido de urgencia y compromiso.
En segundo lugar, quiero referirme a los problemas de secuencia que menciona-
ba el profesor Raúl Huizzi. En Venezuela se realiza la liberalización financiera en
1989, pero la Ley General de Bancos se aprueba en enero de 1994, cuando ya
estaba comenzando la crisis bancaria. Ese desfase permitió que se continuaran
generando vulnerabilidades importantes en el sector financiero, típicas de los
procesos de estabilización y reformas que tienen ciclos bien estudiados, que no
pudieron ser contenidas con un ordenamiento institucional adecuado. De manera
que el segundo aspecto que quisiera destacar es la asincronía y el retraso con que
en Venezuela se han aplicado reformas incompletas y erráticas. En más de una
ocasión se ha intentado deshacer los avances en este campo.
En tercer lugar, las tensiones que en general surgen como parte de los ciclos
asociados a los procesos de estabilización y reformas, se presentan según la si-
guiente secuencia: comienza la fase de estabilización y ajustes a los que se refería
el profesor Huizzi; luego sigue una etapa de crecimiento cuyo desfase depende
de cuál es la estructura del proceso de estabilización, surgiendo entonces tensio-
nes en los ámbitos externo y financiero. En Venezuela esas tensiones fueron más
que amplificadas con los eventos militares, políticos y económicos de los años
1992 y 1993 y, finalmente, con la crisis bancaria de 1994.
Por último, y por ello no menos importante, debo referirme a las dificultades
intrínsecas de todo programa como el acometido por Venezuela en 1989, y que
no son otras que la imposibilidad de predecir con exactitud cuáles podrían ser las
consecuencias políticas e institucionales de las reformas; cómo pueden reaccionar
los grupos de intereses afectados; cuáles de esas reacciones pueden tener efec-
tos e influencias importantes y cuáles no, y cómo podrían ser contrarrestadas
mediante un ejercicio bien estructurado de comunicación, persuasión y la cons-
trucción de una plataforma de apoyo político y social. En nuestro caso esas difi-
cultades no fueron adecuadamente valoradas en su oportunidad.
Preguntas y respuestas Moderadora: María del Carmen Vásquez*

Moderadora

¿Por qué ese empeño en comparar el caso nuestro con las economías asiáticas, si
estas economías han tenido recientemente muchos problemas? ¿Por qué no ha-
blar también de los errores de política económica que se tradujeron en una drás-
tica caída de la inversión y del crecimiento de largo plazo? ¿Consideran ustedes
que las actuales tarifas arancelarias, que tienen un tope de 20 por ciento sobre el
valor en aduanas de las mercancías, constituyen una traba para la inserción de
Venezuela en el proceso de globalización? ¿Qué beneficios traería para el creci-
miento económico de Venezuela una disminución en los aranceles aduaneros?
¿De haberse establecido una política económica que evitara la cuantiosa salida de
capitales, se habría logrado financiar el crecimiento económico?

Profesor Raúl Huizzi

Voy a agradecer el arsenal de preguntas que me han hecho y voy a tratar de


responderlas con sencillez para tratar de no dejar nada por fuera. La primera pre-
gunta: ¿por qué compararnos con Asia? Ésta es una pregunta que se puede respon-
der de la siguiente manera: cuando nosotros hacemos referencia, en economía, a la
medida de algo, tenemos que compararla con otro término, de lo contrario carece

* Profesora de La Universidad del Zulia.


Primera sesión / Preguntas y respuestas 105

de sentido. Cuando nosotros decimos: el déficit fiscal es muy grande, ¿es éste muy
grande con respecto a qué? ¿Es muy grande con respecto al PIB? Hacemos la com-
paración con Asia porque en algún momento histórico América Latina y Asia
compitieron en los mercados internacionales, y ellos fueron más exitosos que noso-
tros puesto que tuvieron tasas de crecimiento mucho más elevadas y una mayor
inserción en el comercio internacional. Es cierto que Asia ha tenido problemas,
pero el tiempo de respuesta de muchos de los países asiáticos fue mucho más
acelerado que el que nosotros, en América Latina, hemos conseguido.
Carlos Hernández Delfino hablaba de Argentina. Yo tengo una visión distinta
sobre ese país. Es verdad que Argentina acaba de levantar 29.000 millones de
dólares en un programa para negociar su deuda, pero la economía argentina no
ha resuelto problemas importantes de crecimiento económico; es una economía
que no ha solucionado sus problemas de empleo; es una economía con serios
problemas en la distribución de los ingresos. Y es verdad, en la asimetría de la
que hablo con respecto a los diferentes resultados de las reformas, hay unos
países que estaban en condiciones macroeconómicas distintas a las de Venezuela;
cuando nosotros comenzamos el ajuste en 1989, teníamos un conjunto de des-
equilibrios macroeconómicos insostenibles. En suma, utilizamos el caso de Asia
para las comparaciones porque somos potencialmente competidores de ellos en
el mercado internacional.
Por otra parte, desde luego que hubo errores de política económica que van
desde el mal manejo de las cuentas fiscales y de la crisis financiera del 94-96, hasta
el diagnóstico equivocado de hacia dónde debería incentivarse el gasto público,
etc. Éstos son serios errores de política económica, y el proceso de reformas en la
economía venezolana ha estado sometido a una especie de etapas alternativas de
“arranque” y “frenazo”, si así cabe hablar. Arrancamos en 1989 y crecimos; luego
se produjo un conjunto de acontecimientos institucionales, políticos, y no logró
cuajar el proceso de reformas; entonces se retrocedió; luego se volvió a arrancar
para parar de nuevo. Ésa ha sido la dinámica de la economía venezolana.
En relación con las tarifas arancelarias debo decir lo siguiente: cuando se analizan
las cifras del tema arancelario nos damos cuenta que allí hubo mucha simplifica-
ción. Por mi parte creo que fue la reforma en la cual más se avanzó. No recuerdo
ahora los números exactos, y no quiero abusar de la memoria, pero nosotros en
Venezuela logramos reducir de manera importante los aranceles; no se eliminaron
las barreras no arancelarias pero sí se minimizaron y, desde luego, cualquier
política en materia arancelaria tiene que ver también con el marco institucional
donde se vaya a llevar a cabo.
Primera sesión / Preguntas y respuestas 106

Ahora bien, es en el problema de la inversión donde está el nudo fundamental de


la economía. Es allí donde yace el problema fundamental de la materia de este
encuentro promovido por la Revista BCV. Se trata de cómo crear incentivos para
que la inversión alcance magnitudes suficientes y permanentes. Y por lo demás,
no sólo de inversión extranjera.
El problema fundamental es que en Venezuela hay un desbalance enorme entre el
Estado y el sector privado de la economía, y si ese desbalance no se logra corregir
no podremos crecer. Lo demás son promesas, fantasías de crecimiento económico.
La economía venezolana sigue teniendo severas restricciones, y el objeto de estudio
para los estudiantes de economía, para los profesores e investigadores, consiste,
precisamente, en estas particularidades tan atípicas de la economía venezolana.

Moderadora

¿Creen ustedes que el fracaso inicial de las políticas de ajuste en América Latina,
específicamente en Venezuela, se debió al hecho de que al contrario de la creen-
cia popular, no estuvieron orientadas claramente y de manera inmediata a reducir
el papel del Estado en la economía y a adoptar un modelo de economía de
mercado? ¿Cuáles han sido las acciones concretas para equilibrar las instituciones
de la sociedad civil con las del gobierno? Se habla de desequilibrios y reformas,
¿es viable en estos momentos la entrada en funcionamiento de los fondos de
pensiones, dados los niveles de desempleo que existen?

Doctor Carlos Hernández Delfino

Cuando en Latinoamérica empezaron a aplicarse los programas de estabilización,


ajustes y reformas institucionales, existía la concepción generalizada de que para
darle sostenibilidad al crecimiento económico, cuyo inicio o arranque venía dado
por la creación de un ambiente más estable en lo macroeconómico, era necesario
simplificar el Estado y crear instituciones que facilitaran ese proceso. Como decía
antes, en algunos países asistimos a problemas de secuencia, de sincronía entre
las medidas inmediatas de estabilización y ajuste y las medidas de reforma. Dicho
esto añado lo siguiente: en el caso concreto de Venezuela creo que son muchos
los factores que influyeron en el desarrollo ulterior de las cosas a partir de 1989.
En primer lugar, yo sí creo que al igual que lo que ocurrió en otros países,
Argentina incluido, al momento de aplicar estas reformas no era posible predecir
sus consecuencias políticas, institucionales y la repercusión que podían tener en
lo social; en Venezuela esta problemática fue muy clara, y creo que de alguna
manera se soslayó la consideración de este tema; quiero decir que probablemente
Primera sesión / Preguntas y respuestas 107

no fue evaluado en su justa proporción, y luego también creo que es muy impor-
tante el aspecto de la comunicación para crear una base social y política de apoyo
a las reformas.
Sin embargo, en Venezuela ha habido tantos accidentes en este proceso, tantas
idas y venidas, retrocesos y aceleraciones en la privatización, que no hemos
terminado de implantar los elementos de la reforma financiera cuando ya se hace
necesario modificar nuevamente la ley. Ésas son características que pueden expli-
car por qué no hemos tenido un éxito sostenido en los aspectos económicos.
Segunda sesión Segunda sesión

El financiamiento del crecimiento


en Venezuela
El financiamiento del crecimiento en Venezuela

Velázquez Efraín Velázquez*

Vamos a tratar la cuestión del comportamiento del ahorro y su significación para


el financiamiento de la inversión.
Para empezar, si tratamos de ver dicho comportamiento desglosándolo en térmi-
nos del ahorro público, el ahorro privado y el ahorro externo, vemos un hecho
muy importante: el ahorro siempre ha existido y, además, en montos significati-
vos. A tal efecto sirvan en general las cifras que se muestran en el Cuadro No 1 a
continuación.

Cuadro N° 1
Venezuela: ahorro e inversión
(en % PIB)

Inversión Ahorro Ahorro


Períodos bruta total bruto total externo
1970-79 29,5 36,5 -7,0
1980-89 21,2 25,2 -4,0
1990-99 14,9 33,6 -18,7
Fuente: Banco Central de Venezuela. Cálculos propios.

* Profesor de la Universidad Católica Andrés Bello. Presidente del Consejo Nacional de


Economía.
Efraín Velázquez / El financiamiento del crecimiento en Venezuela 110

Las preguntas fundamentales que se originan son ¿quién genera este ahorro, quién
lo utiliza y dónde se queda? Observamos que la evolución de esos niveles de
ahorro desde la década de los setenta va teniendo cada vez más un curso digno
de resaltar, hasta que en los años 90 empieza a producirse una diferencia ostensi-
ble entre el ahorro público y el ahorro privado.
Veamos ahora unas cifras relevantes en el Cuadro No 2. El sector público exhibe
en los años 90 un desahorro, debido a que tiene problemas de financiamiento de
su gasto; es decir, tiene déficits, y para poder cubrirlos debe recurrir a parte del
ahorro privado para enfrentar sus efectos. Por otra parte, desde un punto de vista
macroeconómico la diferencia entre los niveles de ahorro y los niveles de inver-
sión, según se observa, consiste en el ahorro externo.

Cuadro N° 2
Venezuela: ahorro financiero y ahorro externo
(en % PIB)

Ahorro financiero Ahorro financiero Ahorro


Períodos privado público externo
1970-79 2,4 4,6 -7,0
1980-89 1,9 2,1 -4,0
1990-99 23,0 -4,3 -18,7
Fuente: Banco Central de Venezuela. Cálculos propios.

Vemos dos cosas fundamentales en este cuadro. A saber: primera, en la década de


los noventa el sector público genera desahorros; segunda, el sector privado tiene
excesos de ahorro en un contexto signado por una tendencia decreciente de la
inversión. Aquí debe traerse a colación la idea expuesta por Solow: el ahorro es lo
que va a sostener el acervo de capital, y el acervo de capital es lo que va a sostener el
crecimiento. Desde la década de los setenta hasta la de los noventa la tasa prome-
dio de crecimiento del producto ha estado cayendo, e igualmente lo ha estado
haciendo la inversión (véase el Cuadro N° 3). En la década de los setenta teníamos
un crecimiento del producto en torno a 5 por ciento; luego nos colocamos por
debajo de 1 por ciento en las décadas de los ochenta y los noventa. Pero también la
tendencia de la inversión –me refiero a la inversión total– es básicamente decreciente.
Efraín Velázquez / El financiamiento del crecimiento en Venezuela 111

Cuadro N° 3
Venezuela: crecimiento económico e inversión

PIB Inversión
Períodos (%) ( por ciento PIB)
1970-79 5,2 29,5
1980-89 0,2 21,2
1990-99 1,2 14,9
Fuente: Banco Central de Venezuela. Cálculos propios.

Si tratamos de analizar esta dinámica desde el punto de vista de lo público y lo


privado, tenemos unas evidencias muy interesantes.

El sector público

Vistas las cosas desde el sector público, en los años 70 y 80 hubo suficientes
volúmenes de ahorro, y los esquemas de inversión se mantuvieron relativamente
estables. El sector público mantuvo ahorros financieros positivos; esto es, no
enfrentó problemas financieros. Esta situación cambia en los años 90. Durante ese
período se mantienen básicamente los programas de inversión, en especial los
referidos al sector petrolero. Debe recordarse que en las décadas anteriores esos
programas de inversión estaban atados al desenvolvimiento de las empresas pú-
blicas, y que en los años 80 fueron básicamente la continuación de los proyectos
iniciados en los años 70. En breve, en los años 90, debido quizás a la dinámica
petrolera y a la propia situación financiera del sector público, los niveles de
ahorro se redujeron, pero toda vez que se mantuvieron los niveles de inversión se
llegó entonces al resultado de un ahorro financiero negativo.

Cuadro N° 4
Venezuela: ahorro público e inversión pública
(en % PIB)

Inversión Ahorro Ahorro


Períodos bruta total bruto total financiero
1970-79 9,9 14,5 4,6
1980-89 11,8 13,9 2,1
1990-99 9,2 4,9 -4,3
Fuente: Banco Central de Venezuela. Cálculos propios.
Efraín Velázquez / El financiamiento del crecimiento en Venezuela 112

Este resultado financiero representa un déficit del orden de los 4,3 puntos del
producto. Por otra parte, tengan presente que la existencia de un déficit implica la
emisión de deuda, y que ésta genera una emisión de bonos públicos, lo que al
final termina afectando el proceso de determinación de las tasas de interés. Más
aún, el exceso de oferta de bonos públicos reduce el precio de los bonos, aumen-
ta la tasa de interés y afecta la dinámica del gasto privado, bien en gastos de
consumo o en gastos de inversión.
¿Qué significa esto desde la perspectiva del sector público, del resultado primario
del sector público? Que la estructura de gastos del sector público no puede ser
financiada con los ingresos que generan sus activos; es decir, que el sector públi-
co tiene que emitir deuda para pagar intereses (véase el Cuadro N° 5).

Cuadro N° 5
Venezuela: desahorro público 90s
(% PIB)

Conceptos Monto
Resultado financiero -4,3
Resultado primario -1.5
Resultado doméstico o interno -10,3
Fuente: Banco Central de Venezuela. Cálculos propios.

Esto puede puntualizarse en cuatro afirmaciones: primera, en la década de los


noventa el sector público tuvo problemas financieros importantes; segunda, esos
problemas financieros anduvieron en el orden de los cuatro puntos del producto;
tercera, el sector público no es capaz de generar suficientes ingresos para financiar
los intereses de su deuda; lo cual implica que tiene que emitir deuda adicional para
poder pagarlos, y conlleva a que el stock de deuda se va acumulando en el tiempo.
¿Qué consecuencias se originan de este proceso? Desde el punto de vista
macroeconómico se genera incertidumbre, problemas de percepción de riesgo fi-
nanciero del sector público y de insostenibilidad fiscal. ¿Y a qué conduce todo esto
al final de las cuentas? A que tiene que venir un proceso de toma de decisiones
económicas importantes para enfrentar y resolver ese desequilibrio financiero.
Un elemento importante y característico de Venezuela es el resultado financiero
doméstico o interno. ¿Qué quiero decir con este planteamiento? Cuando habla-
mos de resultado doméstico lo que se me representa es el resultado fiscal medido
únicamente en moneda local, medido en bolívares. Por consiguiente, es necesa-
rio calcular el resultado fiscal sin incluir los ingresos petroleros y los gastos de la
deuda externa. De manera que así configuro la generación potencial de base
Efraín Velázquez / El financiamiento del crecimiento en Venezuela 113

monetaria que emerge de la gestión fiscal; así obtengo la creación de dinero


futuro que debe poner en marcha el sector público como expresión de un resul-
tado doméstico deficitario. Por lo tanto, si el sector público tiene un déficit domés-
tico del orden de los 10 puntos del PIB en la década de los noventa, ello da
fundamento para la creación potencial de base monetaria también en el orden de
los 10 puntos del PIB. En suma, estamos hablando de excesos monetarios.
Estas reflexiones me conducen al elemento central de mi presentación. Si estamos
pensando en un proceso futuro de crecimiento económico, lo cierto es que tene-
mos un profundo problema de financiamiento del sector público que debe en-
frentarse. Ese problema de financiamiento tiene varias características: primera,
implica generación de deuda, aumentos del stock de deuda y de los endeudamientos
internos que desatan un efecto sobre la tasa de interés interna; segunda, este
problema del financiamiento es tan importante que esa generación, o esa crea-
ción de deuda, o ese aumento del stock de deuda interna tiene que ser tal que
cubra no sólo los intereses por pagarse sino también la cancelación del principal;
tercera, quizás de manera inevitable habrá excesos monetarios y, por lo tanto,
habrá expectativas de inflación.
Más aún, si hay emisiones de nueva deuda, hay expectativas de aumentos de las
tasas de interés. ¿Qué significa todo esto si orientamos la mirada hacia adelante?
Incertidumbre y problemas de insostenibilidad fiscal. Y, ¿desde la perspectiva del
sector privado? Que si un agente privado debe tomar una decisión en un contexto
incierto, lo normal es que busque posponerla. Debemos tener presente el adagio
al respecto: “siempre que uno se enfrente a una situación incierta, se podrá tomar
la decisión siempre y cuando uno esté cubierto, o en todo caso los márgenes
serían demasiado grandes”. Pero no olvidemos que lo normal es que las decisio-
nes se pospongan hasta que la situación se aclare.
Aquí está el meollo del crecimiento económico a mi entender. Yace de por medio
una profunda reforma fiscal que tiene que enfrentar la eliminación de las incerti-
dumbres sobre el financiamiento del sector público, sobre el comportamiento de
la tasa de interés, de la inflación, del tipo de cambio. Hasta tanto todos estos
asuntos no se aclaren, las decisiones más importantes de gastos de consumo o de
gastos de inversión por parte del sector privado tendrán que diferirse.

El sector privado

Veamos ahora lo relativo al sector privado (véase el Cuadro No 6). El sector priva-
do mantuvo niveles de ahorro importantes a principios de la década de los seten-
ta y, desde luego, sus decisiones de inversión están muy atadas a sus niveles de
ahorro. Después de la propia debilidad o inestabilidad del mercado petrolero en
Efraín Velázquez / El financiamiento del crecimiento en Venezuela 114

los años 80, esa generación de ahorro cayó, pero igualmente el comportamiento
de la inversión disminuyó y eso afectó la dinámica del crecimiento económico,
como lo habíamos visto. Lo sorprendente, sin embargo, se produce en los años
90. Entonces hallamos diferencias muy importantes entre el ahorro privado y la
inversión privada, diferencias del orden de los 23 puntos del producto, lo cual es
una extrema anomalía. Es decir, no tenemos por delante la típica discusión sobre el
crecimiento, donde lo que se trata de buscar es crecimiento del ahorro. En breve,
el ahorro existe, pero no se está destinando a la inversión. Lo que tenemos es una
inmensa brecha entre la generación de ahorro y la aplicación a la inversión, que no
es el típico caso que analizan las teorías de crecimiento. Nuestro acuciante proble-
ma es cómo se aplican esos fondos excedentarios, dónde se aplican; esto es,
adónde se dirigen. Siempre bajo la premisa de que dichos fondos existen.

Cuadro N° 6
Venezuela: ahorro privado e inversión privada
(en % PIB)

Inversión Ahorro Ahorro


Períodos bruta total bruto total financiero
1970-79 19,6 22,0 2,4
1980-89 9,4 11,3 1,9
1990-99 5,7 28,7 23,0
Fuente: Banco Central de Venezuela. Cálculos propios.

En el cuadro siguiente se observa el comportamiento de la inversión total separa-


da entre pública y privada. La inversión pública, como habíamos mencionado, es
relativamente estable durante las tres décadas previas. Las magnitudes se mueven
en torno a los 10 puntos del producto. La inversión privada, por el contrario, tiene
un comportamiento dispar, lo cual termina por afectar la evolución de la inversión
bruta total y, por consiguiente, la dinámica del crecimiento económico.
Este comportamiento de la inversión privada es un elemento muy importante por
considerar, y podemos hacerlo desde varias ópticas. Si se piensa en la idea neoclásica
de la inversión, de las decisiones de inversión, se tiene que las tasas de interés son
allí un elemento muy importante. Pues bien, a la luz de esta relación se evidencia
que en las últimas tres décadas las tasas de interés reales en promedio han sido
negativas; es decir, que las decisiones tras la inversión privada no han estado atadas
de hecho a dichas tasas de interés, lo que lleva a la conclusión de que este punto de
vista neoclásico puede no sernos enteramente útil y relevante.
Efraín Velázquez / El financiamiento del crecimiento en Venezuela 115

Pero existen nuevas visiones acerca del comportamiento de la inversión privada.


Un rasgo sobresaliente en estas revisiones de la teoría tiene que ver con la
irreversibilidad de la inversión. Lo que quiero decir es que las decisiones de inver-
sión privada tienen un componente que es inmodificable. Esto es, de todo bolívar
que se decida meter en calidad de inversión en el proceso económico, a lo mejor la
mitad o más es irreversible; valga decir que una vez que lo invierto no lo puedo
sacar; y no lo puedo sacar en un contexto donde hay mucha incertidumbre, esen-
cialmente asociada con la cuestión del financiamiento del gobierno.
Este enfoque de la inversión privada lleva a otro elemento que es sumamente
importante, y que debe evaluarse con gran cuidado. La incertidumbre de la que
venimos hablando está también vinculada con el problema de la falta de una
visión y estrategia de mediano plazo. En breve, ¿hacia dónde vamos en el media-
no plazo? Pero hacerse esta pregunta remite a cuestiones no menos decisivas:
¿cuál es la estrategia de financiamiento del gobierno?, ¿cuál será el tipo de cambio
real en el futuro?, y ¿la inflación?
Si se analiza lo ocurrido en las décadas de los setenta, ochenta y noventa y se pone
la mirada en los cambios de las tasas de crecimiento del producto, de la evolución
del tipo de cambio real y la inflación, los resultados conseguidos son impresionan-
tes. ¿Qué nos dicen esas cifras? Simplemente que las autoridades no tienen un
compromiso con una estrategia de mediano plazo, porque no es infrecuente que el
tipo de cambio se sobrevalúe por períodos muy largos de tiempo. Luego vendrá,
inevitablemente, una gran crisis, una gran devaluación y un doloroso y complejo
proceso de ajuste. Debemos reiterar que es necesaria la definición de una estrategia
clara de financiamiento del sector público que evite la generación de expectativas
acerca del comportamiento futuro de los precios más importantes de la economía:
del tipo de cambio, de los bienes de consumo y de las tasas de interés. Cuando eso
ocurra no tendremos que decir más nada, puesto que todas las cosas comenzarán a
calzar en su sitio progresivamente.

Conclusiones

La conclusión es muy sencilla. Vista la cuestión del crecimiento económico de


Venezuela desde la perspectiva de su financiamiento, el elemento determinante
es que el ahorro se genera y está disponible. El problema, entonces, es la asigna-
ción de ese ahorro al proceso de inversión. Huelga decir que la dinámica petrolera
tiene mucho que ver con este proceso dual de ahorro e inversión. Pero, además,
los desequilibrios entre ambas dimensiones del proceso están asociados con el
profundo problema del financiamiento del sector público, al que es menester
enfrentar con la mayor claridad de criterios y con la mayor celeridad.
Comentario

Castro Barrios Néstor Castro Barrios*

Debo agradecer al Banco Central de Venezuela, a sus autoridades y al editor de la


Revista BCV, por permitirme participar en este seminario. De igual manera debo
agradecer a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de LUZ por su invita-
ción y felicitarlos por el auspicio de esta reunión que nos congrega.
Voy a comenzar haciendo una suerte de agregado al enfoque que nos brindó Efraín
Velázquez. Las inversiones, el empleo y el progreso técnico son los responsables
del crecimiento potencial del producto, pero no debemos olvidar que para que ese
crecimiento sea efectivo se requiere de tres turbinas, de las cuales la inversión es
sólo una. Las otras turbinas, que en Venezuela tenemos a la vista, son las exporta-
ciones, fundamentalmente las exportaciones petroleras y el gasto público. Más to-
davía, también hay tres correas de transmisión: el tipo de cambio, la inflación rela-
tiva nuestra respecto al exterior y los términos de intercambio. Todo esto es bueno
indicarlo para poder distinguir el crecimiento potencial del crecimiento efectivo.
Bajo el enfoque de la economía política, en cuanto diferente del de la teoría econó-
mica, el ahorro interno equivale al excedente económico reinvertible. En el acto de
inauguración alguien se preguntó: ¿por qué no crecemos? Yo sé que la respuesta es
muy compleja, pero bien sabemos que el PIB debe crecer más que la población
para que haya efectivamente crecimiento. Entonces, si se asimila el crecimiento

* Profesor de La Universidad del Zulia.


Néstor Castro Barrios / Comentario 117

económico a la marcha de un vehículo, sabemos también que ese vehículo necesita


de un combustible. Lo cierto es que dicho combustible es cada vez menor en
términos por habitante. En Venezuela, en el año 1980 y medido en dólares de 1990,
teníamos un excedente económico por persona ocupada de 7.000 dólares contra
6.800 de México y 1.800 de Colombia. Debo señalar que ese excedente, tomado de
las cuentas nacionales, está ajustado por el efecto neto de la relación de intercambio
en el cual tuvimos, en 1980, una ganancia de casi 9.000 millones de dólares; en el
año base 1990, no hay ni ganancias ni pérdidas por razones obvias, de manera que
es de esperar que el excedente por persona ocupada sea todavía más bajo si toma-
mos en cuenta que veníamos de tener ganancia.
En 1990, pues, Venezuela bajó de 7.000 dólares por persona a 5.000; México pasó
de 6.800 a 5.500 y Colombia de 1.800 saltó a 2.000. Pero en el año 1995, el
excedente económico por persona en Venezuela fue de 3.136 dólares apenas;
repito las cifras: 7.000 en 1980; 5.000 en 1990 y 3.000 en 1995. Esto nos indica que
el carro está perdiendo combustible; ya no alcanza el que se tiene disponible, por
lo que hay que producir reajustes estructurales para hacer posible que el exce-
dente en cuestión crezca.
Estoy de acuerdo plenamente con el colega Efraín Velázquez cuando nos dice
que la tasa de ahorro no es un problema en Venezuela. Así se hace insustantivo
aquel descubrimiento que hiciera Arthur Lewis en su famoso libro sobre desarro-
llo económico, relativo al hecho de que entender el proceso de crecimiento era
entender cómo una sociedad pasaba de ahorrar e invertir 4 o 5 por ciento del
producto bruto a ahorrar e invertir entre 12 y 15 por ciento. Allí estaba la esencia
de toda la cuestión del crecimiento. A la luz de ese supuesto descubrimiento, y de
acuerdo con las estadísticas disponibles, no debiera haber problemas de creci-
miento en América Latina. Nuestros números están dentro de los rangos indicados
o hasta por encima. Pero aquí hay un engaño: Lewis nos plantea el problema en
términos de una economía cerrada; no nos dice si de ese ahorro hay que destinar
una parte al pago de la deuda externa; esto es lo que nos dice Efraín Velázquez en
su análisis de los años 90. En ese entonces, el esfuerzo de ahorro interno tuvo que
ser desviado en 18 por ciento hacia el exterior para honrar los compromisos
asumidos. En suma, hay que tener cuidado con estas explicaciones que aún
circulan y que son populares. En una noticia de prensa de hace unos meses, el
Wall Street Journal de las Américas se preguntaba por la situación de EE UU y
Japón en estos términos: ¿qué pasa en Estados Unidos que el ahorro está por
debajo de 10 por ciento y la economía crece; mientras que en Japón está cerca de
30 por ciento y la economía yace estancada? De donde se sigue la pregunta
verdaderamente decisiva: ¿quién determina a quién: el ahorro a la inversión y el
crecimiento, o viceversa?
Néstor Castro Barrios / Comentario 118

Yo quisiera aquí agregar un concepto sobre la crítica que se hace a la inversión


extranjera en cuanto fuente importante de financiamiento. Se dice que la inver-
sión extranjera permite comprar equipos, materias primas, etc. La crítica de Hagen,
por ejemplo, es que las cifras no demuestran que la inversión extranjera ayuda a
la formación de capital y al crecimiento, aunque no es del todo concluyente
puesto que sí hay países donde esto ha sucedido. Es decir, que la relación se dará
siempre y cuando lo permitan ciertas circunstancias.
Para concluir quiero decir algo en relación con las tasas de interés. Si la corriente
internacional de capitales es enteramente libre, las tasas de interés internas no
sólo deben estar en acuerdo con las tasas externas, sino que ante una política de
tipos de cambio competitivos, las tasas de interés reales internas serán iguales a
las tasas de interés reales externas más una prima por concepto de riesgo. Me voy
a detener en este punto de los tipos de interés competitivo. Tomemos los valores
de exportación en moneda nacional, en bolívares, y hagamos la equivalencia con
las cantidades exportadas, los precios en dólares (moneda extranjera, por supues-
to) y el tipo de cambio. Despejemos el tipo de cambio; nos queda en el numera-
dor, el valor de las exportaciones en bolívares; y en el denominador, los precios
de exportación en dólares y las cantidades. Si en un momento dado bajaran los
precios de exportación, esa equivalencia indicaría que debe ajustarse el tipo de
cambio, debería subir el tipo de cambio a menos que el Banco Central diga: tengo
suficientes reservas y me conviene mantener fijo el tipo de cambio para establecer
un ancla antiinflacionaria. Si eso ocurre, ¿cuál de las variables amortigua la caída
de los precios de exportación? Digamos que las exportaciones se descomponen
en bienes intermedios y depreciación, sueldos y salarios y el excedente de explo-
tación; la variable que me parece que va a caer es el excedente de explotación, lo
cual significa una menor fuente de inversiones; éste es el costo que debe pagarse,
ante la presencia de una caída del precio de exportación, por mantener un tipo de
cambio constante o un tipo de cambio que se eleve menos de lo que debería.
Vamos a poner el problema al revés. Si nos dicen: hay que devaluar para proteger
la competitividad del país; si devaluamos más allá de lo que corresponde, genera-
mos un excedente económico ficticio y logramos, quizás, alguna competitividad.
Pero, ¿cuál es el costo de este proceso? El riesgo inflacionario. Hay aquí, entonces,
un tema muy delicado sobre el cual discutir. Más aún, hay un campo para la
política económica que debe manejarse con gran cautela para no perjudicar el
excedente económico, o para evitar un posible riesgo inflacionario.
Comentario

Rodríguez L. Oswaldo Rodríguez Larralde*

En general estoy de acuerdo con las grandes conclusiones a las que ha llegado el
profesor Efraín Velázquez esta tarde y que en resumidas cuentas se refieren, en
primer lugar, a cómo la actividad petrolera ha determinado la dinámica del ahorro
y de la inversión pública en Venezuela; en segundo lugar, al hecho de que la
inversión privada acompaña a tal dinámica de la inversión pública, siempre que
encuentre las condiciones apropiadas para ello, en términos de perspectivas y de
credibilidad en el sector público. Entonces, si vemos lo que ha ocurrido –de
acuerdo a la exposición que nos hizo el profesor Velázquez– en las últimas tres
décadas, notamos cómo en los años 70 la actividad petrolera suministró cuantio-
sos fondos a nuestro sector público, el cual para aquel momento parecía tener las
condiciones necesarias para la continuación de su actividad como sector. En con-
secuencia, allí observamos que los elevados niveles de ahorro público fueron
acompañados por altos niveles de ahorro privado.
Sin embargo, en la década de los ochenta las perspectivas del sector petrolero
empeoraron sustancialmente en relación con la década anterior y se produjo, por
lo tanto, una caída sostenida de la tasa privada de ahorro. Más recientemente,
durante los años 90, observamos que si bien el mercado petrolero internacional

* Miembro del Consejo Editorial de la Revista BCV.


Oswaldo Rodríguez Larralde / Comentario 120

experimentó una reactivación, por otro lado –como también nos los mencionara
el profesor Velázquez– la situación del sector público empeoró, en el sentido de
que ese sector ha sido incapaz de financiarse enteramente con ingresos de su
presupuesto corriente, encontrándose permanentemente obligado a incurir en
déficits fiscales.
Volviendo ahora al basamento teórico de la intervención del profesor Velázquez,
el modelo de crecimiento de Solow, tenemos que dicho modelo en el largo plazo
arroja un equilibrio de estado estacionario que depende del progreso tecnológico
y del crecimiento de la población, mas no de la tasa de ahorro. No es, sin embar-
go, en ese estado estacionario de equilibrio donde se encuentra actualmente la
economía venezolana, sino en una fase de transición fuera del equilibrio de largo
plazo. Ahora bien –siempre según el modelo de Solow, pero no sólo según él–,
en un período de transición la tasa de ahorro sí es determinante de la tasa de
crecimiento económico. De allí la importancia de su estudio. Por otro lado, dentro
de la problemática del crecimiento de corto y mediano plazo, además de lo que la
población ahorra como parte del ingreso total, es fundamental lo que se hace con
el ahorro generado; es decir, cuál es el destino de ese ahorro. Ya aquí, en este
foro, se ha hablado bastante de ello: una buena parte del ahorro nacional, sobre
todo durante la última década, se ha transformado en ahorro externo, se ha inver-
tido en el exterior, anulándose por tanto como fuente de financiamiento de la
inversión interna.
Sin embargo, queda el problema de la intermediación financiera de ese ahorro que
permanece en el país. Aquí constatamos que el sistema financiero venezolano pa-
dece de ineficiencias, expresadas en altos costos de transformación, consecuencia
de ellas es la situación que observamos actualmente en torno de los spreads banca-
rios, considerados relativamente altos en Venezuela en relación con otros países.
Estos altos spreads bancarios, resultantes en parte –como lo han detectado varios
estudios– de los elevados costos de transformación en el país, por un lado afectan
negativamente al ahorro nacional en la medida en que la tasa pasiva real es peque-
ña y, por tanto, poco estimulante; y por el otro influyen también de manera negativa
sobre la inversión, en la medida en que la tasa activa es alta. El efecto sobre el
crecimiento es, por supuesto, desestimulante.
Igualmente estoy en total acuerdo con la interpretación que nos hace el doctor
Velázquez acerca de la paralización de la inversión privada en la década de los
noventa, entendida como resultado de la inestabilidad macroeconómica y pólítica
característica de esos años. Ahora bien, como se ha dicho acá repetidas veces, no
es la falta de ahorro lo que ha parado esa inversión, sino más bien el hecho de
que los inversionistas privados no se han sentido con la seguridad requerida
como para emprender proyectos de inversión. Es, yo diría, un enfoque keynesiano
Oswaldo Rodríguez Larralde / Comentario 121

más que el enfoque neoclásico del modelo de Solow, lo que, al menos en un


análisis de mediano plazo, mejor caracteriza la situación de la última década, en
el sentido de que el inversionista decide si va a invertir o no, no tanto por la
tenencia de… o el suficiente acceso a fondos, sino por las perspectivas que él
tenga acerca del desenvolvimiento de la economía en el futuro. Esto no es propio
sólo de Venezuela; de hecho, hay estudios del Banco Interamericano de Desarro-
llo para países de América Latina donde se hacen pruebas de precedencia entre el
fenómeno del ahorro y el fenómeno del crecimiento económico, impulsado éste
por la inversión, y pareciera ser que es el crecimiento el que precede al ahorro
nacional de esos países, y no al revés. Siendo una tal precedencia la que actual-
mente caracteriza también a Venezuela, pueden sacarse conclusiones acerca de
cuáles son las medidas a tomarse para mejorar la inversión privada –y por ende el
crecimiento– en el país.
Preguntas y respuestas Moderador: Emmanuel Borgucci*

Moderador

La siguiente pregunta va dirigida al profesor Efraín Velázquez. Para el crecimiento


del empleo, ¿qué medidas implementaría usted si fuese ministro de Hacienda o
Planificación?
Al parecer, no hay dudas de que no tenemos problemas de ahorro, ello se com-
prueba de alguna manera por la información de prensa que afirma que cuatro de
los bancos más rentables de América Latina son venezolanos. Le ruego hacer un
comentario acerca de esta noticia.

Profesor Efraín Velázquez

Gracias por estas preguntas y comentarios. Yo creo que Venezuela tiene dos
problemas fundamentales hoy. Sobre el primero en cuestión ya hemos hecho
referencia antes: hay una percepción muy importante de insostenibilidad fiscal.
Tenemos déficits estructurales del orden de 4 a 5 por ciento que debemos finan-
ciar todos los años. Pero ésta no es una realidad de hoy; es una realidad que tiene
una década de existencia por lo menos, y evidentemente ella crea incertidumbres
acerca de las estrategias de financiamiento. Esto lleva a que las decisiones priva-
das de consumo e inversión se pospongan, con lo cual se generan serios proble-
mas de crecimiento en el corto plazo. Se trata, pues, de una cuestión central para
la vida económica de Venezuela.

* Profesor de La Universidad del Zulia.


Segunda sesión / Preguntas y respuestas 123

El segundo elemento es el problema de la competitividad. En la economía venezo-


lana del presente existe un profundo problema en este sentido. Este problema no
está asociado únicamente a la política cambiaria, sino a algo más serio: a la coordi-
nación de las políticas macroeconómicas. ¿Qué incluye este último enunciado? In-
cluye la política cambiaria, la política tributaria, la política arancelaria, la política de
tarifas de los servicios públicos y la política salarial. ¿Qué quiero decir con todo esto?
Que si se autoriza, por ejemplo, un aumento de un servicio público para el sector
industrial, valga el caso de lo ocurrido a principios de año con el 15 por ciento de
aumento de la electricidad, no se puede al mismo tiempo mantener una estrategia
cambiaria de estabilidad, porque al final lo que se está haciendo es aumentar en
un porcentaje significativo los costos de producción de la industria del sector
industrial en dólares. Todo ello tiene un impacto fundamental sobre la
competitividad.
Cuando se habla de una medida de aumento salarial y al mismo tiempo se habla
de una estrategia de estabilidad cambiaria, todos los aumentos que se apliquen
van a repercutir en las estructuras de costos de las empresas. Es así como al
analizarse las estructuras del costo de producción del sector industrial en los
últimos tres o cuatro años se pone de relieve un cambio muy importante en la
utilización de las materias primas: cada vez se utilizan más materias primas impor-
tadas y menos materias primas nacionales. En suma, éste es uno de los resultados
que genera la práctica de la política cambiaria, y es evidente que es un resultado
indeseado para los fines del crecimiento.
Otra cuestión para ser considerada. Valga el caso de las estructuras tributarias por
las cuales se cobran impuestos no con base en flujos sino con base en activos.
Entonces, ¿qué ocurre? Cuando se paga el impuesto sobre la renta se paga, en
efecto, sobre un flujo; esto significa que si el comerciante vende gana entonces
dinero y, por lo tanto, paga impuestos. Pero también hay una estructura tributaria
basada en activos, así que se venda o no, hay que pagar dichos impuestos. ¿Qué
ocurre, en consecuencia? En períodos de crecimiento económico esto no genera
problemas; pero si se trata de condiciones recesivas sí emergen las dificultades:
no se pagan impuestos por motivos de los flujos, toda vez que no se gana dinero,
pero sí se tienen que pagar los impuestos a cuenta de los activos. ¿Cuál es enton-
ces la visión de conjunto? Que hay problemas profundos de coordinación de las
políticas macroeconómicas que afectan la competitividad de la economía. Ahora
bien, ¿cuál es la variable de ajuste en este proceso? ¿Por dónde se resuelven los
problemas de la competitividad? Bien por los salarios reales o por el nivel de
empleo. Esta afirmación va dirigida básicamente a la pregunta sobre el empleo.
Antes habíamos dicho que hay dos problemas fundamentales en la economía
venezolana: el primero, el del financiamiento del sector público que obliga a
posponer las decisiones privadas; el segundo, que donde hay problemas profun-
dos de competitividad la variable que se ajusta es el empleo.
Segunda sesión / Preguntas y respuestas 124

Lo que es evidente es que una mayor competitividad y estabilidad tienen que


estar unidas, o tienen que generarse, a través de incrementos de la productividad;
así es como se logran bajas tasas de inflación que se sostienen a lo largo del
tiempo, y no meramente como una cuestión circunstancial. ¿Cuándo, en efecto,
cesa la estabilidad? Cuando los recursos que se tienen para financiar esta situación
se acaban. Lo que es evidente en el caso de Venezuela, y así lo perciben los
agentes económicos privados, es que la estabilidad que se exhibe al presente no
es sostenible en el tiempo porque se mantiene a través de una circunstancia
externa que no resulta del propio trabajo nacional, que no es producto del incre-
mento de la productividad. Toda esta materia es de gran importancia, y hay que
tenerla muy presente para los fines de cualquier análisis que se quiera hacer
acerca de la viabilidad del crecimiento económico en Venezuela.
Paso ahora a responder preguntas puntuales que me dirigieron. Es importante
tener presente lo que dijimos: en la economía venezolana se generan suficientes
ahorros, y si se generan ahorros no hay problemas de financiamiento, lo que
tenemos es un problema de asignación de ese ahorro a los programas de inver-
sión. Ahora bien, a veces se hacen comentarios en el sentido de que no hay
ahorro interno, y a esto hay que contestar diciendo que no hay ahorro interno
porque la diferencia entre el ahorro total y el ahorro interno es ahorro externo.
Entonces, ¿qué nos corresponde a nosotros crear? Sin duda, las condiciones para
que ese ahorro generado se utilice en el financiamiento de programas internos y
no se convierta en ahorro externo. Y, ¿de qué depende eso? Pues de los dos
elementos centrales acerca de los cuales hemos hablado: estrategia para el
financiamiento del sector público y esquemas de competitividad.
En relación con los fondos de pensiones debo decir que, de tenerlos, se generaría
más estabilidad y permanencia en los niveles de ahorro, los cuales servirían para
financiar los programas de inversión que necesitamos.
En lo tocante a los intereses de deuda externa hay dos conceptos que deben tenerse
en cuenta: cuando se habla del resultado doméstico del sector público se piensa en
la deducción de los intereses externos, puesto que son en dólares; cuando se habla
de un resultado primario se eliminan los intereses internos y externos.

Moderador

¿Consideran ustedes correcta la asignación del ahorro que hace el Estado? ¿Qué
papel juegan las retenciones del Fondo de Inversión para la Estabilización
Macroeconómica, las cuales, junto con las reservas internacionales, suman más de
19.000 millones de dólares? ¿Cómo considerar al FIEM en este tema del ahorro y
la inversión?
Segunda sesión / Preguntas y respuestas 125

Ahora pudiera citar los estudios que atribuyen el alto spread o margen a los costos
de transformación. Porque hay estudios, como el de la Oficina de Asesoría Econó-
mica de la Asamblea Nacional que lo atribuyen al poder ejercido sobre el mercado
por el sistema financiero. ¿Cómo piensan ustedes que se puede estimular el ahorro
a corto plazo si al grueso de la población no le quedan recursos luego del consumo?
¿Cómo puede el Estado, conjuntamente con la banca, estimular a la población a
ahorrar? ¿No creen ustedes que la disparidad en las normas para la obtención de
financiamiento entre grandes consorcios industriales y la pequeña y mediana
industria frena la activación y diversificación de la economía? Los ingresos petro-
leros que se originaron en el año 2000 fueron un gran aporte para la economía,
¿cómo sirvieron esos ingresos para el financiamiento del país? ¿Qué opinan ustedes
del fenómeno de que el sistema financiero nacional se está poblando de capitales
extranjeros? ¿No sería esto peligroso para la frágil economía nacional?

Profesor Néstor Castro Barrios

Si es verdad la afirmación relativa a las posibilidades de ahorro de la población de


escasos ingresos, esto parece ser un juego trancado. Recuerdo haberle dicho a un
colega que iba a formar parte de la Asamblea Nacional que había que luchar para
que ese órgano del Estado tomara una decisión para hacer obligatoria la creación
en las empresas de las cajas de ahorro. Piensen ustedes en el caso de los que
trabajamos en la universidad: ¿cuál es el ancla que nos ata, más allá de la vocación
de servicio? Pues la caja de ahorro, y le añadía: “hay que luchar por esto”. Lamen-
tablemente la Asamblea Nacional no tomó la decisión compulsiva, sino que la
dejó a la discreción de las empresas.
En lo relativo a las normas que discriminan entre los grandes consorcios y los
pequeños productores, me remito a lo que reflejan los documentos de la Cepal
sobre la transformación productiva con equidad. Allí se dice: “hay que democra-
tizar el acceso al crédito por parte de los pequeños y medianos empresarios”; hay
que asegurar que los productores de escasos recursos puedan participar en el
proceso productivo. Aquí estamos hablando de una mejora en la distribución
del ingreso mediante el acto de democratizar el acceso al crédito.
Sobre el Fondo de Estabilización Macroeconómica diría que forma parte de las
reservas internacionales porque representa un activo, pero éste no debe verse como
las otras reservas del BCV; a saber, las operativas, que son líquidas. Si esto fuera así,
cualquiera de nosotros tendría acceso fácil a ellas; quiero decir, cualquiera podría
pedir que le vendieran dólares del FIEM y, sin duda, eso no es correcto. En suma,
vamos a seguir afirmando que los activos internacionales del país están cerca de los
20.000 millones de dólares en la actualidad, pero que las reservas están alrededor
de los 14.000 millones de dólares. Ése es un ahorro que tiene la nación.
Segunda sesión / Preguntas y respuestas 126

Doctor Oswaldo Rodríguez Larralde

Se me pide que cite los estudios que atribuyen el alto spread en las tasas de interés
a los costos de transformación. Efectivamente, en tiempos recientes se han hecho
varios estudios sobre el spread bancario. Uno de ellos, del Centro de Investigacio-
nes del Banco Mercantil, acaba de ser publicado en la Revista BCV (véase no 1,
2001). Otro es de un grupo de investigadores de Venezuela Competitiva. También
está el de la Oficina de Asesoría Económica de la Asamblea Nacional, y hay un
cuarto estudio, que se publicará también en la Revista BCV, que se ha desarrollado
en el Banco Central de Venezuela. Todos ellos atribuyen significación a los costos
de transformación en la existencia del spread. También es cierto que tanto el estu-
dio del Banco Mercantil como el de la Oficina de Asesoría de la Asamblea Nacional
le dan importancia al poder de mercado del sistema bancario como explicativo del
spread. Sin embargo, no mencioné este elemento porque no es tan claro; no es tan
contundente la explicación que se refiere al poder del mercado, como lo es en el
caso de los costos de transformación, en particular en el caso del estudio de la
Oficina de Consultoría de la Asamblea. Este último llega a sus resultados a través de
una forma muy particular de definir el spread bancario, elevando la tasa activa y
bajando la tasa pasiva. Quiero decir que hay muchas formas de medir el spread; sin
embargo la forma que utiliza la Oficina de Asesoría es una de las formas extremas
en las cuales el spread se hace más elevado. Con esa definición de spread sí aparece
como significativo el elemento del poder del mercado.

Moderador

Quisiera antes de finalizar darle las más expresivas gracias a los doctores Efraín
Velázquez de la Universidad Católica Andrés Bello; al profesor Néstor Castro Barrios
y al profesor Oswaldo Rodríguez Larralde de la Revista BCV por su exposición del
tema: “El financiamiento del crecimiento en Venezuela” y los comentarios corres-
pondientes; y a ustedes por su asistencia y su participación, muchas gracias.
Tercera sesión Tercera sesión

La actividad económica del Estado


y el crecimiento económico
La actividad económica del Estado
y el crecimiento económico:
elementos para una visión sistémica del problema

Córdova O. Armando Córdova O.*

Introducción

Este encuentro puede resultar un excelente vehículo para que los trabajos presen-
tados puedan alimentar el criterio de quienes corresponde tomar decisiones en
materia de política económica.
Ayer bien decía el profesor Maza Zavala: “no somos entes decisorios”. Sin embar-
go, sí tenemos una responsabilidad como profesionales al servicio de un país,
estamos en la obligación de elaborar y presentar nuestras propuestas, con todas
aquellas herramientas que estén a nuestro alcance para dotarlas de un alto poder
persuasivo. Es nuestro convencimiento que de los caminos posibles, hay uno más
adecuado que los demás; esto se nos hace evidente porque tenemos una especial
manera de ver el mundo, producto de haber pasado por una universidad que
transformó nuestros cerebros en sistemas de pensamiento dirigidos a hilvanar con
elementos racionales los fenómenos económicos en el contexto de su profunda
vinculación interdependiente a una totalidad social más compleja. Por eso creo
que tenemos un deber en este sentido y somos responsables si no hemos sido
lo suficientemente persuasivos a la hora de convencer a quienes toman las deci-
siones. Porque de estar nosotros en lo cierto, la sociedad pudiera estar siendo
conducida a un destino que tendrá que asumir en el largo plazo mayores costos
sociales de los que hubieren sido necesarios.

* Profesor de la Universidad Central de Venezuela.


Armando Córdova O. / La actividad económica del Estado y el… 129

El tema asignado alude un campo semántico muy vasto, razón por la cual, muy
probablemente las ideas y conceptos abordados en el presente trabajo se solapen
con el contenido de otras exposiciones de este evento. Al mismo tiempo, esa
enorme gama de aspectos encerrados en este tópico, es la consecuencia de una
característica esencial del problema, y es que se trata de un fenómeno sistémico y,
por lo tanto, para su cabal comprensión debe ser abordado como tal. De modo
que el objetivo fundamental de esta presentación es ofrecer una visión sistémica
de los aspectos clave a ser considerados en el diseño de una política económi-
ca eficiente en términos de su incidencia sobre el crecimiento económico. Vale
decir, en términos de su capacidad de incrementar, de manera armónica, tanto la
posibilidad de producir bienes y servicios como la de garantizar su consumo por
parte de la economía interna, y en en el caso de los bienes transables, el incre-
mento de la capacidad de producirlos debe provenir de procesos de producción
más eficientes y competitivos para poder ofrecer una alternativa de consumo
atractiva al resto del mundo.

Aspectos conceptuales

La enorme complejidad del tema puede ser fácilmente percibida con un simple
vistazo sobre la famosa identidad fundamental de la macroeconomía; es decir,
aquella que presenta la demanda agregada como la suma total de las diferentes
modalidades de consumo discriminada por agentes de consumo (sector público y
sector privado), y por la naturaleza de los bienes consumidos (bienes de inversión
y bienes de consumo final).
Donde:
Y = Cpr + Cpu + Ipr + Ipu + X - M

Y = demanda agregada
Cpr = consumo privado
Cpu = consumo público
Ipr = inversión privada
Ipu = inversión pública
X = exportaciones totales
M = importaciones totales
Armando Córdova O. / La actividad económica del Estado y el… 130

Un criterio para el abordaje del problema puede ser el de considerar que “actividad
económica del Estado” es cualquier acción emprendida por éste que revierta conse-
cuencias sobre las variables involucradas en la identidad. Partiendo de esta amplia
acepción del objeto de análisis, queda claro que el solapamiento en el contenido de
las diversas exposiciones de este evento es una consecuencia inevitable.
Dicho de otra forma, las posibilidades del Estado de ejercer influencia sobre el
crecimiento económico (aumento de Y) son tan variadas, que siempre vamos a pecar
de ser poco exhaustivos al intentar tratarlo como es caracteristico en los procesos de
índole sociales. Sin embargo, vamos a tratar de exponer aquí los elementos clave,
para quien vaya a abordar la problemática con el objeto de comprenderla y
controlarla. Si es ésta la intención, la visión sistémica del asunto es fundamental; se
trata de un enfoque que simultáneamente nos suministre información sobre la
ubicación de cada árbol del bosque en el detalle del entorno de cada uno de ellos,
teniendo en la mano también el mapa de ese bosque. Es decir, la posibilidad de
poder indistintamente tener la visión del árbol y del bosque al mismo tiempo.
Ahora bien, apoyándonos en la identidad, hagamos un intento por organizar
y clasificar algunas de las posibilidades que tiene el Estado para hacer crecer Y
atendiendo al juego de variables de la ecuación, sensibilizadas como consecuencia
de su intervención directa o indirecta para el logro de tal fin. Ello nos conduciría
en un primer y superficial vuelo, a la obtención de un listado de los principales
ámbitos de acción del Estado en materia económica con incidencia en Y.

Políticas desarrollistas

Aumento en el corto plazo de Y mediante el aumento de la inversión real en la


mejora de la infraestructura para el funcionamiento del mercado. En el plazo del
período de maduración promedio de estas inversiones, la economía, en su con-
junto, podrá operar con menores costos induciendo el tránsito hacia niveles de
precios más bajos y dinamizando el gasto de consumo en bienes producidos en
esa economía. De esta manera se perciben mejores niveles de tributación interna
con posibilidades de retroalimentación de la política o de diversificación del gasto
hacia otras áreas de influencia1 .

1
El modelo de crecimiento económico instaurado a partir de 1960 e inscrito dentro de este
tipo de políticas, generó importantes cambios estructurales, entre los cuales hay que desta-
car un cierto grado de modernización del aparato productivo nacional, la progresiva madu-
ración de una clase obrera y de un empresariado industrial, avances en los sistemas de
educación y salud pública y aceleración de la construcción de una moderna infraestructura
física que había venido desarrollándose desde períodos anteriores (electrificación, vialidad,
comunicaciones, etc.).
Armando Córdova O. / La actividad económica del Estado y el… 131

Políticas comerciales

En este caso, el Estado influye sobre Y, tratando de dirigir el comportamiento de la


absorción macroeconómica; es decir, el neto entre las exportaciones y las importa-
ciones (X-M). En este ámbito de la política económica, debemos poner especial
atención en la consistencia de lo que aquí hagamos con el resto de la política
económica. Por ejemplo, sucede con frecuencia, que mientras el Estado persigue el
ilusorio objetivo de protección de la producción interna mediante una política co-
mercial de aranceles y paraaranceles a las importaciones, el juego de interrelaciones
sistémicas que ésta desencadena en el mediano y largo plazo, si no es dosificado y
simultáneamente acompañado de acciones que neutralicen el atrofiamiento del
aparato productivo interno, producirá efectos contractuantes sobre el crecimiento
económico. Aquí resaltemos entonces, que dependiendo del lado en el que nos
ubiquemos en el falso dilema sobre a quién favorecer: ¿al consumidor o al pro-
ductor?, la política económica tendrá formas diferentes. Este aspecto es una de las
fuentes fundamentales de contradicciones cuando se intenta buscar la consisten-
cia interna de todas las políticas simultáneamente. ¿De qué parte estoy ubicado?
¿Estoy ubicado al lado del productor, estoy del lado del consumidor, cuál es mi
objetivo? ¿Cuál ha sido la experiencia del mundo tomando partido en ese dilema?
La experiencia del mundo en materia de integración económica ha sido precisa-
mente la de ubicarse del lado del consumidor, porque haciéndolo en el mediano
plazo logra establecerse una senda hacia la solución de los problemás del lado del
productor, por la vía de la introducción de elementos de competitividad dentro
del sistema económico.

Políticas tributarias

Éstas se refieren a los intentos del Estado por controlar los flujos de recursos
fiscales mediante el manejo de las tasas impositivas que éste instrumente para
obtener ingresos pechando a la actividad económica. Un aumento de la tasa
impositiva incide en el corto plazo en una caída del ingreso disponible y, por lo
tanto, del consumo, que a su vez es un componente de Y. Posteriormente el
Estado, al utilizar sus ingresos en la economía, dinamizará el crecimiento del pro-
ducto en la medida que establezca la calidad de su gasto; si el gasto se destina a
bienes de consumo final, el efecto dinamizador será menor que aquél desencade-
nado si el gasto del Estado es dirigido a la inversión. Por el contrario, una caída de
la tasa impositiva tiene un efecto directo de aumento de Y a expensas de una
caída inicial de los ingresos fiscales, pero que, dependiendo de la eficiencia del
Estado en la recaudación fiscal y de los niveles de cultura tributaria de la nación,
podría compensarse posteriormente con los mayores niveles de actividad econó-
mica alcanzada a menores tasas impositivas (curva de Laffer).
Armando Córdova O. / La actividad económica del Estado y el… 132

Políticas sociales

En este campo de acción incluimos el papel del Estado en el suministro, a través de


su gasto, de los servicios públicos. Desde el punto de vista de su incidencia sobre Y,
hay un efecto directo inicial de incremento ocasionado por la variación de la magni-
tud del gasto destinado a estos propósitos. Una característica del gasto social en
Venezuela ha sido su baja sostenibilidad. Los venezolanos no conocemos los
frutos que sobre la sociedad revierte un sostenido esfuerzo de política social. Se
trata de políticas capaces de incidir sobre la calidad de los flujos demográficos.
Flujos demográficos cada vez con más educación y salud incorporados. En este
sentido puede decirse que la mejor política económica es la política social soste-
nida porque mediante ella el Estado dota a los individuos de una mayor
competitividad en el mercado laboral, lo cual reduce el compromiso que tiene de
disminuir los niveles de desempleo de la economía. En otras palabras, mientras
más educación y salud posean los individuos de un país, menor será la probabi-
lidad de que esos individuos estén desempleados.

Políticas de autorrediseño

Éstas son los intentos de reforma institucional dirigidos a una inserción del Estado
más eficiente dentro de la sociedad. Desde el punto de vista de la incidencia de
este ámbito de acción sobre un aumento del producto Y, las posibilidades son
muy variadas, pero, en términos generales tienen que ver con las “externalidades”
reductoras de los costos transaccionales de la economía. En el caso de un Estado
extremadamente ineficiente y corrupto, los beneficios iniciales de la instrumenta-
ción de políticas de autorrediseño son enormes. En Venezuela lo hemos hecho
tan mal en este aspecto, que es “un tiro al piso” mejorar.

Políticas de información

Éstas reducen los riesgos de la economía debidos a la falta de información de los


agentes económicos. El efecto sobre Y se manifiesta en el mediano plazo por una
baja de la estructura de tasas de interés, que es el precio que dentro de sus
determinantes encierra el riesgo económico.
Vemos pues que en esta lista ejemplar de políticas económicas, la posibilidad de que
una falta de coordinación entre ellas desencadene efectos no deseados o esperados.

Aspectos empíricos

En esta sección intentaremos mostrar los problemas que confronta alguien que
intenta medir empíricamente el comportamiento de la relación entre la actividad
económica del Estado y el crecimiento económico.
Armando Córdova O. / La actividad económica del Estado y el… 133

En primer lugar tenemos una regresión (Cuadro N° 1) entre la variación del produc-
to interno bruto total (VPIB) y el gasto dedicado por el gobierno a la inversión y al
consumo (Vibtge) y (VCG), y por último una variable dummy para manipular el
componente aleatorio indomable del sistema en su conjunto. La calidad de estas
estimaciones no es muy buena, sin embargo, ésta ya es una información importante.

Cuadro N° 1
Variable dependiente
VPIB

Muestra: 1940-1995
Observaciones: 56
Variable Coeficiente Std. Error Estadístico t Probabilidad
C 2.472 0.706 3.497 0.001
Vibtge 0.070 0.025 2.712 0.009
VCG 0.291 0.062 4.626 0
Dummy 9.922 2.834 3.501 0.001
R2 0.591
R2 ajustado 0.567
Error st. de la regres. 4.578
D.W. 1.799
Estadístico F 25.01
Criterio de Schwarz 6.094
Criterio de Akaike 5.949

Como se ve, el componente gasto de consumo ha sido más importante para el


crecimiento económico que el gasto de inversión. Consideradas en su capacidad de
incidir sobre el crecimiento, por cada punto porcentual del crecimiento económico,
tenemos que 0,29 por ciento puede provenir del consumo del gobierno, mientras
que solamente 0,07 por ciento de la inversión. El resto de los determinantes no
fueron evaluados explícitamente por la regresión, pero vemos que implícitamente
son más importantes que los aquí especificados.
El siguiente Gráfico (N° 1) muestra en particular la estabilidad del coeficiente que
expresa el aporte de la inversión bruta del gobierno al crecimiento económico.
Aquí vemos un repunte durante la segunda mitad de la decada de los cincuenta.
Luego hay una caída de esa participación, para luego estabilizarse en el tiempo,
inmutable en torno del 0,07 mencionado. Aquí lo que tenemos que entender es la
Armando Córdova O. / La actividad económica del Estado y el… 134

información cualitativa que nos está dando este gráfico, más allá de la exactitud
de las cifras que estamos aquí manejando, estamos viendo que este análisis o por
lo menos este enfoque nos ofrece alguna información acerca de lo que sucedió.

Gráfico N° 1
Visualización del coeficiente de la inversión

0.6

0.5

0.4

0.3

0.2

0.1

0.0
55 60 65 70 75 80 85 90 95

Recursivo C (3) estimado


± 2 S.E.

Por su parte y al contrario (véase Gráfico N° 2), la constante asociada al consumo


del gobierno cae inicialmente a favor de la inversión, como habíamos visto, se
estabiliza y luego comienza a repuntar.

Gráfico N° 2
Visualización del coeficiente del consumo del gobierno
0.45

0.40

0.35

0.30

0.25

0.20

0.15
86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97

Recursivo C (3) estimado


± 2 S.E.
Armando Córdova O. / La actividad económica del Estado y el… 135

Haciendo un enfoque más particular del problema, aislando la renta petrolera y


trabajando con la no petrolera y utilizando como regresor únicamente al gasto
del consumo del gobierno. El resultado es bien interesante: la estimación mejora
considerablemente (véase Cuadro N° 2). La economía no petrolera reacciona
bastante bien frente a lo que sucede con el gasto de consumo del gobierno.
Adicionalmente, al detallar la estabilidad del coeficiente asociado al gasto de
consumo del gobierno, es posible visualizar como los niveles de influencia de esta
variable sobre el producto se deterioran con cada maxidevaluación.

Cuadro N° 2
Variable dependiente. Vpibnp

Muestra: 1970-1997
Observaciones: 28
Variable Coeficiente Std. Error Estadístico t Probabilidad
Vgpubr 0.244 0.039 6.122 0
Vgpubr(-1) 0.238 0.043 5.438 0
Dummy -0.091 0.019 -4.644 0.0001
2
R 0.738
2
R ajustado 0.716
Error st. de la regres. 0.033
D.W. 1.413
Estadístico F 35.16
Criterio de Schwarz -3.684
Criterio de Akaike -3.826

La ley de Okun

La Ley de Okun es una relación empírica entre el desempleo y el crecimiento


económico. Planteado el problema de que el Estado incide o no sobre el creci-
miento, interesa saber cómo incide ese crecimiento (D [Vipbce] ) = variación por
ciento del producto no petrolero) sobre el empleo (D [U] = variación por ciento
del desempleo). Aquí se presenta un cálculo un poco más riguroso, aun cuando
no se logra mucho con ello.
Armando Córdova O. / La actividad económica del Estado y el… 136

Cuadro N° 3
Variable dependiente. D(U)

Muestra: 1952-1995
Observaciones: 44
Variable Coeficiente Std. Error Estadístico t Probabilidad
D(Vipbce) -0.108 0.031 -3.836 0.001
Dummy 1 2.897 1.096 2.642 0.011
Dummy 2 2.555 0.758 3.369 0.001
Dummy 3 2.357 0.789 2.985 0.004
R2 0.502
R2 ajustado 0.465
Error st. de la regres. 1.070
D.W. 1.363
Estadístico F 13.48
Criterio de Schwarz 3.223
Criterio de Akaike 3.061

Los cálculos arrojan que en Venezuela, en promedio, por cada punto porcentual
de incremento del producto el desempleo sufre una caída de 0,10 puntos porcen-
tuales. En términos relativos, de acuerdo a otros estudios hechos sobre el tema,
por ejemplo, en el caso de Argentina, el de Abril Ferullo y Gaínza Córdoba, esa
relación es bastante baja.
Para Alemania los cálculos arrojan un promedio de 0,4; en Japón es de 0,25; en
Estados Unidos 0,30; en Argentina 0,22. Probablemente la razón está en que nos
diluimos entre el sector formal y el sector informal. Partimos de considerar un
producto interno, que solamente es el producto de la economía formal, y por el
otro lado en la fuerza de trabajo estamos considerando el desempleo que vincula
al empleo informal y al empleo formal.

Aspectos sistémicos

Todos hemos escuchado la afirmación de que la economía venezolana es una


caja de resonancia de los precios del petróleo. Veamos pues cuál es el significado
real de ello.
Armando Córdova O. / La actividad económica del Estado y el… 137

Partiendo de considerar el precio del petróleo como un proceso muy díficil de


proyectar, puede simularse su comportamiento como un tipo especial de cami-
nata aleatoria; esto es, como si fuera un caso del llamado proceso Martingale, y
a través de un experimento de Montecarlo para evaluar las incidencias que sobre
la economía venezolana tiene dicho comportamiento. En otras palabras, simula-
mos muchas veces ese comportamiento errático con lo cual se obtiene una espe-
cie de mancha de incertidumbre.
Esa mancha de incertidumbre que se obtiene, particularmente significativa en el
caso de Venezuela, genera dificultades para la planificación y prosecución de la
gestión fiscal, introduciendo un componente de riesgo sistémico. Ese riesgo
sistémico lo podemos ubicar fácilmente en la inecuación de arbitraje, donde i es
la tasa de interés efectivamente pagada e i* es algo similar a la tasa libor.
A mayor incertidumbre sobre los recursos presupuestarios, mayor probabilidad
de ocurrencia de situaciones de insolvencia transitoria, que por lo general se
resuelven absorbiendo parte del crédito interno disponible mediante la emisión
de deuda pública, que para hacerla atractiva se ofrece en condiciones que presio-
nan hacia el alza la estructura de tasas internas y disminuye la intermediación
financiera en detrimento de la inversión privada.
Esto es una condición sistémica de la economía venezolana, mientras la volatilidad
de los precios de petróleo genere esa incertidumbre, vamos a tener un riesgo país
que va a tener un piso, si nosotros no reducimos ese problema, ese piso no va
a caer. Esta consecuencia se traduce en una mayor dificultad para incentivar la
inversión privada a partir de la gestión del gobierno.
Comentario

Villalobos R. Neuro Villalobos Rincón*

Creo que es obligante el agradecimiento al Banco Central y a la Facultad de Ciencias


Económicas y Sociales de La Universidad del Zulia, por la invitación a este evento
tan oportuno. Como bien se dijo ayer, nos mueve la idea de discutir temas bien
importantes para el país y también para nuestra disciplina.
Por razones pedagógicas, y sobre todo por la participación misma de los estu-
diantes, he creído conveniente partir del tema fundamental como una pregunta, y
justamente por las aseveraciones que se hicieron ayer: ¿por qué no hemos creci-
do; por qué no crecemos?
Ahora, ¿por qué no crecemos? Una de las variables fundamentales que hemos
visto es justamente la relativa a la inversión y a su tendencia descendente. Incluso
se ha llegado a algunos niveles de desinversión, a pesar de que como expresaba
el ponente parece ser que no es sólo la inversión la variable fundamental, sino
también el gasto público corriente.
¿Y por qué no se invierte realmente, por qué no tenemos inversiones externas ni
inversiones internas? Esto tenemos que relacionarlo con lo que se ha denominado
el riesgo país o la clasificación del riesgo país, cuestión que no sólo depende del
desempeño de las variables macroeconómicas venezolanas, sino de un complejo
estado de confianza en la marcha de la economía.

* Ex rector de La Universidad del Zulia.


Neuro Villalobos Rincón / Comentario 139

Es así como aun mejorando algunos indicadores importantes de estas variables


macroeconómicas, vemos que el riesgo país no mejora. Aquí entra en juego, como
lo he sugerido, el complejo tema de la estabilidad institucional, que es un aspecto
político del cual la economía no está desligada. Es decir, la economía está íntima-
mente vinculada a la visión política que se tenga, y todo ello introduce factores
subjetivos de muy difícil control. De allí que la decisión de quienes invierten esté sujeta
a condiciones extremas no siempre controlables domésticamente.
Veíamos también ayer la paradoja de que el problema no es de ahorro. Según
ayer se nos exponía, el ahorro está disponible en el país. Sin embargo, asalta la
cuestión de lo que significa el pago de la deuda para el ahorro del gobierno, pero
también la circunstancia de que tenemos 80 por ciento de la población en niveles
de pobreza, lo que implica que resta sólo 20 por ciento con capacidad de ahorrar.
Pero para muchos de estos últimos de lo que se trata es de buscar dólares para
sacarlos del país. En suma, esto forma parte del problema político de la percep-
ción de inestabilidad institucional en el país.
Al no haber inversiones se da una caída en los niveles de empleo, en los niveles
de ocupación, razón por la cual el sector informal ha ido ascendiendo en su
participación dentro de la actividad económica. Pero esta participación del sector
informal, a mi modo de ver, no hay que verla exclusivamente desde la perspectiva
de la ocupación; aquí hay otros elementos alrededor del análisis que tienen que
ver con la relación economía formal-economía informal, hecha manifiesta en el
estímulo que agentes de la actividad económica formal hacen a agentes de la
actividad económica informal. Yo creo que esto está ocupando un espacio impor-
tante en la vida del país. Hay comerciantes que estimulan y financian el comercio
informal; por esa vía se evitan gastos y costos de nómina, amén de todo lo que
ello implica desde el punto de vista fiscal.
De aquí se desprenden las conclusiones del día de ayer relativas a la necesidad de
que el Estado defina su relación con el sector privado. Porque por más que sus
finanzas mejoren, no va a estar en capacidad de asumir la magnitud del gasto que
se requiere, tanto de consumo como de inversión. De modo que tiene que esti-
mular la inversión privada y también el consumo privado. Aquí también entra,
como se entenderá, ese desequilibrio estructural entre el Estado y el sector priva-
do del que ayer se habló.
La ponencia de Armando Córdova es útil e iluminadora para la comprensión de
las mejores vías que deberán arbitrarse para atacar este importante flanco. Es
digna de resaltar su importante alusión a la dinámica petrolera, a su excepcional
volatilidad, que como bien sabemos tiene mucha influencia en el proceso eco-
nómico venezolano.
Neuro Villalobos Rincón / Comentario 140

En esta suerte de relaciones sobresale la dificultad para la planificación fiscal debido


a esa alta volatilidad e incertidumbre. De hecho, el Estado ha venido tratando de
resolver las insolvencias transitorias por la vía de asumir parte del crédito interno a
través de la emisión de deuda pública, pero para hacerla atractiva se ofrecen los
papeles bajo condiciones que presionan hacia el alza la estructura de tasas de
interés internas. Pero ello va en detrimento de la inversión privada, y si a eso se le
suma la medida de obligar a una baja en las tasas de intereses activas y una alza en
las tasas de intereses pasivas, se pone en mayor peligro todavía la intermediación
del sector financiero.
Armando Córdova también plantea el problema de la necesidad de que el gobier-
no central, conjuntamente con el gobierno regional, rediseñen sus mecanismos
de interacción, con la sociedad civil, por ejemplo, a través de la Ley de Hacienda
Pública Estadal. Una definición que permita establecer los mecanismos tributarios
de las distintas instancias de gobierno, tanto central como regional y municipal, es
muy importante para la salud económica del país.
Comentario

Lago Manuel Lago*

Creo que la ponencia de Armando Córdova merece ser leída y analizada extensa-
mente. Su enfoque es muy interesante, porque plantea una visión sistémica, o como
se dice ahora, holística del problema fiscal, fundamentalmente visto como un pro-
blema de riesgos sistémicos.
Mi comentario va a ir dirigido a lo que veo como restricciones concretas de la política
fiscal, porque para mí lo más importante no es un crecimiento de corto plazo, como
suele suceder, asociado a los ciclos petroleros, sino un crecimiento sostenido.
Hay por lo menos cuatro o cinco elementos importantes por destacar. El primero
lo tocaba Armando Córdova: el tema de las políticas, y en lo esencial de la política
fiscal, con su ejecución y con los objetivos específicos asociados a ella.
La ejecución de la política fiscal no siempre es fácil de llevar a cabo. Una gestión
fiscal eficiente significa una recaudación tributaria que tiene implicaciones en la
parte real; significa negociaciones con el sector de los asalariados para mantener
salarios cónsonos con una meta inflacionaria; y por supuesto, la eficiencia en
cuanto al manejo del gasto, a la calidad del gasto, a las flexibilidades que hay que
tener para manejar situaciones de desajustes temporales que se pueden dar. Creo
que éste es un aspecto muy importante en el que hay que hacer algunos avances.
Más adelante me referiré a él.

* Miembro del Consejo Editorial de la Revista BCV. Director del BCV.


Manuel Lago / Comentario 142

El otro tema tiene que ver con las restantes políticas económicas, por ejemplo, la
vinculada con la materia comercial. Armando Córdova interrelacionaba estos
elementos con la materia monetaria y cambiaria, porque al fin y al cabo lo que
queremos es consistencia de todas las políticas que el Estado tiene como responsa-
bilidad. Por supuesto, la política fiscal es la fundamental para el Estado, pero no es
la que determina muchas veces el sendero de la consistencia y credibilidad de las
políticas. De allí que un elemento muy importante en todo esto, el tercer aspecto
por señalar, es la institucionalidad; es decir, cuán preparados estamos para desa-
rrollar, para gerenciar estas políticas dentro de los diferentes entes involucrados.
Otro elemento es el grado de involucramiento del Estado en la actividad econó-
mica, así como los sectores específicos a los cuales el Estado tiene que atender.
Aquí tenemos la controversia tradicional del productor de bienes públicos versus
el productor de bienes no públicos. Es éste un tema que está fundamentalmente
de nuevo en el tapete por las propias exigencias de la nueva referencia constitu-
cional. Yo estoy de acuerdo en que hay que enfatizar la producción de bienes
públicos, pero hay que abrir espacios, entonces, en las alternativas de gastos que
tienden de alguna manera a reducir quizás el papel del Estado en algunas activi-
dades que pueden ser fundamentalmente desarrolladas por el sector privado. No
quiero entrar en el tema de la privatización en este momento, pero ciertamente
habría necesidad de capitalizar empresas públicas que requerirán recursos que
pueden ser utilizados bajo otros esquemas.
Ahora bien, ¿dónde parecieran estar en Venezuela, en lo fundamental, las restric-
ciones para poder avanzar, dentro del marco normativo nuevo que tenemos por
delante? ¿Estamos dispuestos a cambiar el manejo presupuestario que implica
cierta prociclicidad de la política fiscal? Éste es un elemento bien importante y
muy arraigado en la conciencia de las instituciones presupuestarias, que creo que
va a ser difícil romper.
Armando Córdova mencionó el mecanismo estabilizador del FIEM. Yo tengo serias
preocupaciones no con el mecanismo como tal, en cuanto tengo una cantidad de
recursos que estén allí depositados, sino en cuanto a las reglas que están detrás del
mecanismo. Creo que va a haber espacios de acuerdo con la nueva Ley de Finanzas
Públicas para revisar esto, de manera que se reduzca la fundamental discrecionalidad
del instrumento y se le dé, a mi juicio, mucho más credibilidad de la que puede
significar tener 6.000 millones de dólares. La credibilidad también se genera por los
mecanismos de sostenibilidad de este fondo estabilizador.
Otro elemento importante de señalar, para poder generar márgenes de maniobra
del Estado en función del objetivo de crecimiento, es el elevado porcentaje del
gasto comprometido; es decir, del gasto predeterminado. Me refiero al gasto rela-
cionado con lo que se llama el gasto legal, que tiene que ver con las transferencias
Manuel Lago / Comentario 143

a entes y gobernaciones por leyes como el Fides, la Ley de Política Habitacional,


la Ley de Asignaciones Especiales; todo ello representa algo así como 40 por
ciento del gasto presupuestado. De manera que si no se tienen mecanismos de
rendición de cuentas claros en estos aspectos, posiblemente no se den los ele-
mentos de eficiencia buscados cuando se trata de gastar por la vía legal.
Otra restricción importante tiene que ver ciertamente con el peso del servicio de
la deuda. Si bien en términos de dólares no tenemos problemas, eso es evidente,
somos uno de los países menos endeudados de América Latina en este momento,
apenas 25 por ciento del producto en deuda total, creo que desde el punto de
vista de los bolívares del Estado sí hay restricciones para manejar el presupuesto.
Esta última materia, por lo demás, incide en la estructura de las tasas de interés y,
por ende, en el sector real de la economía.
Hay buenas noticias por el lado de los nuevos marcos normativos. Yo creo que
hay que darle un voto de confianza a los que han estado revisando las normas
fiscales, la nueva Ley de Finanzas Públicas. El mensaje de presupuestos equilibra-
dos a largo plazo, límites del endeudamiento, una visión plurianual de las finan-
zas públicas, el Código Tributario para fortalecer la tributación, todas éstas son
muy buenas noticias.
Con todo, la parte institucional es muy importante, y aquí unas cuantas áreas que
vale la pena mencionar. La primera, tener objetivos de política claros, alcanzables y
que sean susceptibles de evaluación mediante la rendición de cuentas oportunas.
Segunda, el elemento nuevo asociado con la obligatoriedad de la coordinación de
políticas macroeconómicas. Luego viene el tema de las reglas claras cuantificables,
con resultados que se puedan hacer conocer. Me parece que un dato importante
para Venezuela es que hay que buscar alguna medida de resultados primarios
positivos, asociada fundamentalmente a la capacidad interna para rendir el servicio
de la deuda, dado un escenario petrolero más o menos predecible. Hablé también
de la reforma del FIEM, que creo es importante como señal de credibilidad de toda
la política fiscal.
El tema de la sostenibilidad del crecimiento está muy asociado ciertamente a la
cuestión de los ingresos petroleros. En la medida en que logremos aflojar o ami-
norar esta relación y busquemos la fortaleza de las variables internas, que tienen
que ver con la credibilidad, e independientemente de lo que pase con el sector
externo, estaremos generando un factor de confianza importante que va a ser
leído por el sector privado como un elemento de apoyo.
Por último, la consistencia de las políticas globales a mediano plazo es fundamen-
tal. Las reglas del juego tienen que estar claras; creo que el Estado, más que ser un
productor de bienes o de actividades asociadas con los bienes públicos, tiene que
dar señales de políticas que sean consistentes y creíbles en el mediano plazo.
Preguntas y respuestas Moderador: Edison Morales*

Moderador

¿Cuáles son los aspectos puntuales en la política económica que deben modificarse?
Por favor un comentario acerca de la influencia del Estado a través de las políticas
de fortalecimiento de la sociedad civil para el crecimiento económico.

Profesor Armando Córdova

Una reforma fiscal que está en camino, que está siendo anunciada como inminen-
te; es decir, un manejo más eficiente de los bolívares fiscales. Los bolívares fisca-
les, dentro de la economía, tienen una importancia de alrededor de 20 a 25 por
ciento del producto interno bruto. Esos bolívares fiscales, de ser más eficientes,
introducen dentro de la economía un cambio estructural que genera consecuen-
cias sobre todo el resto del sistema, genera consecuencias incluso sobre el nivel
de sobrevaluación de nuestra moneda. No dudo que una mayor eficiencia de las
finanzas públicas puede disminuir la presión de la devaluación. Éste es uno de los
temas que menciono aquí para que sea reflexionado.
¿Qué otras cosas deben acometerse simultáneamente y que son, además, la ga-
rantía de que vamos a dar a luz una nueva estructura económica de producción
en Venezuela?

* Profesor de La Universidad del Zulia.


Preguntas y respuestas 145

Debe haber una reestructuración productiva del país; una relación intrasectorial
más eficiente que la que tenemos ahora, quiero decir que la relación intra e
intersectorial entre el sector petrolero y el resto de la economía interna tiene que
adquirir nuevos niveles. Los coeficientes técnicos de interacción hay que optimizarlos;
más aún, hay que ver cuáles son las ventajas competitivas no reveladas que pudie-
ran generarse por el hecho de que se instrumente tal o cual medida de política
económica; es decir, cómo sería el mundo si sucedieran ciertas cosas.
Esa reflexión genera la posibilidad de detectar algunos proyectos que no se ha-
bían detectado antes, porque no habíamos pensado que esas condiciones se iban
a dar. Ese esfuerzo se hizo en Chile, a través de una fundación que se llama Fun-
dación Chile que se ocupó de buscar, de detectar ese tipo de proyectos. Claro, ése
es un esfuerzo muy costoso, pero produce también, cuando tiene éxito, unos
beneficios muy jugosos. Es necesario detectar proyectos, invertir en esos proyec-
tos donde se está identificando una ventaja competitiva. Ésa es una tarea que
debe hacerse, la de buscar una nueva reestructuración productiva.
Ratifico lo relativo a la sociedad civil, a la manera como el gobierno regional ha de
organizarse con el dinero que recibe, a sus relaciones con sus contribuyentes y
con el gobierno central. Aquí hay muchas mejoras que introducir, pero el esfuerzo
debe ser consistente y homogéneo.
Si procedemos a lo largo de esta senda Venezuela obtendrá grandes beneficios,
porque a través de todo ello se fortalece el acceso que tiene la sociedad civil a los
recursos financieros del Estado regional y del gobierno central, y a través de
ellos se establecen directamente cuáles son las ventajas competitivas no reveladas
regionalmente.

Doctor Manuel Lago

Hay una pregunta sobre las implicaciones de la nueva legislación fiscal, de la


nueva Ley de Crédito Público y Hacienda Nacional.
Lo fundamental es que se trate de ordenar las finanzas públicas. En parte el asunto
se está manejando como si fuera una reforma fiscal, pero en lo fundamental sobre-
salen los temas de la plurianualidad del presupuesto, la necesidad de establecer
límites de endeudamiento, la rendición de cuentas y el tratar de eliminar las restric-
ciones que implican algunas referencias de gastos legales. Éstos son, a mi juicio, los
elementos más importantes para darle flexibilidad al manejo de las finanzas públi-
cas y para tratar de buscar una mayor eficiencia en el nivel de gastos.
Cuarta sesión Cuarta sesión

La regulación y el crecimiento económico


La regulación y el crecimiento económico

Guevara Gustavo Guevara*

Introducción

El presente trabajo tiene por objeto exponer algunas ideas sobre las políticas públi-
cas de regulación económica y su influencia en el crecimiento de la economía.
No hemos pretendido en este momento realizar una investigación empírica rigu-
rosa, pues las limitaciones impuestas por el tiempo y las destrezas necesarias en el
manejo de instrumentos estadísticos que escapan de nuestra pericia, nos lo impi-
dieron. Por tal motivo, nos hemos limitado a abordar teóricamente el fenómeno
de la regulación, sugiriendo, por una parte, algunas relaciones que podrían estar
presentes entre el mismo y las posibilidades de crecimiento de una economía, en
este caso, la economía venezolana, y por otra parte, lo que se debería hacer si
quisiéramos emprender la elaboración de un estudio más avanzado.
Ese estudio más avanzado sería de difícil investigación empírica, desde el punto
de vista metodológico para el caso de un país como Venezuela, pues tendríamos
que establecer de manera inequívoca cuáles serían las variables a ser tomadas en
cuenta para indicarnos el grado de regulación económica presente. Para nuestro
trabajo, hemos presentado sólo dos de esas variables, el control de precios y el
control de cambio, pero estamos conscientes de que el estudio debería ir mucho
más lejos y presentamos lo que podría ser una mejor opción.

* Profesor de la Universidad de Carabobo. El presente trabajo ha sido elaborado bajo los


auspicios de la Unidad de Investigaciones Económicas y Sociales de la Escuela de Economía
de la Universidad de Carabobo. En él participaron también los tesistas investigadores Ricardo
Portillo y Domingo Sifuentes de la Universidad de Carabobo.
Gustavo Guevara / La regulación y el crecimiento económico 148

Definición de la regulación

Comenzaremos nuestra exposición definiendo la regulación económica: “el pro-


ceso que consiste en la restricción intencional de la elección de actividades de un
sujeto, y proviene de una entidad que no es parte directa ni está involucrada en
dicha actividad” (Mitnick, 1989: 29). A título de ilustración, podríamos utilizar
un gráfico de la regulación clásica pigouviana dirigida a corregir las externalidades
generadas por una producción contaminante, por parte de un monopolista. En
dicho gráfico, el costo marginal privado del productor es Cmg1; las cantidades
producidas serían Q1, y el precio cobrado por el bien sería P1. Si el estado intervi-
niera para corregir la externalidad, mediante, por ejemplo, la aplicación de un
cargo fijo por unidad producida, el costo marginal podría subir hasta Cmg2; el
precio subiría hasta P2; y las cantidades producidas se reducirían hasta Q2.
Cmg2
Precios

Cmg1

Img D

0 Q2 Q1 Cantidades

En cuanto a los tipos de instrumentos utilizados para regular, tendríamos los


siguientes:
a. Regulación mediante el control de precios, la cual podría tener las siguientes mo-
dalidades: fijación de precio máximo de venta al público; fijación de precio
mínimo (podría ser el caso del establecimiento de salarios mínimos que tratare-
mos más tarde).
b. Regulación mediante leyes, decretos, ordenanzas, normas, etc., referentes a la
forma de producir, distribuir, comercializar, embalar el producto, etc.
c. Regulación referente a los estándares mínimos observados en la salud ocupa-
cional, la calidad del producto, la contaminación del medio ambiente, etc.
d. Regulación de la tasa de cambio monetaria (control de cambio).
e. Regulación mediante el establecimiento de una política de salarios mínimos, la
cual no tomaremos en cuenta en nuestro trabajo por la imposibilidad de com-
parar con épocas bien definidas en las cuales no haya existido este tipo de
regulación.
Gustavo Guevara / La regulación y el crecimiento económico 149

f. Regulación de la competencia, la cual es realizada por las agencias de promo-


ción de la competencia (la Superintendencia para la Promoción y Protección
de la Libre Competencia, Procompetencia, en el caso de Venezuela). Su fun-
ción principal es evitar las prácticas de corte colusivo dirigidas a restringir la
competencia; las prácticas exclusionarias dirigidas a impedir la libre entrada en
el mercado; los abusos de posición dominante tales como la negativa a nego-
ciar con algún cliente, y el control de las concentraciones económicas tales
como las fusiones o adquisiciones de empresas dirigidas a restringir la compe-
tencia. Para nuestra ponencia, este tipo de regulación constituye un problema
marginal, pues creemos que es muy difícil establecer una relación entre el
número de sentencias producidas por Procompetencia en el poco tiempo de
su funcionamiento y los efectos que se hayan podido producir sobre el creci-
miento económico de nuestro país1 .
g. Una mención aparte merece el caso de la desregulación en el sector de las
telecomunicaciones, en el cual se ha producido, después de la apertura (no-
viembre de 2000), un clima de expectativas muy favorables al desarrollo de la
competencia entre las empresas que conforman el mismo.

Visiones de la regulación

Podemos distinguir dos visiones sobre la manera de enfocar la regulación:


1. Visión del interés público: ésta supone que el Estado debe intervenir para corre-
gir los posibles efectos negativos que puedan tener las conductas de ciertos
agentes económicos sobre el bienestar de otros. De cierta manera, el Estado se
erige tal Leviatán de Hobbes, como el gran defensor de los agentes económi-
cos más débiles.
De acuerdo a esta visión defendida, entre otros autores por A.C. Pigou, el
Estado debe velar constantemente para corregir situaciones que proporcionen
perjuicios a aquellos agentes económicos en situación de minusvalía. El doctor
D.F. Maza Zavala resume magistralmente posiciones como ésta cuando señala
en su intervención en la tercera mesa redonda (Cf. Revista BCV, Foros, no 4,
1999), que es necesaria la intervención del Estado en los siguientes casos:
a. Para evitar el surgimiento de situaciones de monopolio y oligopolio que
puedan perturbar el clima necesario para que el mercado pueda funcionar y
alcanzar sus objetivos.

1
Hasta el 23 de junio de 2001 aparecían registradas en la página web de Procompetencia,
75 resoluciones sobre los casos que habían sido sometidos a su consideración entre el año
de 1992 y dicha fecha.
Gustavo Guevara / La regulación y el crecimiento económico 150

b. Para ayudar al funcionamiento del mecanismo de los poderes compensadores


de Galbraith2 , el cual no regularía adecuadamente al mercado si los consu-
midores no están eficazmente organizados, si están dispersos o si ejercen sus
funciones de manera aislada.
c. En las relaciones laborales entre empleado y empleador para ayudar a la
parte débil de la relación, representada en este caso por los empleados.
El elemento común de estos tres casos es que el Estado es quien conoce lo que se
debe regular y cómo se debe regular. Evidentemente, está implícito que el Estado
es una entidad que todo lo sabe, que todo lo puede y que además no tiene
intereses particulares, lo cual lo sitúa por encima del bien y del mal.
2. Visión del interés privado: ésta establece que se deben tomar en cuenta los
intereses personales o privados de los agentes económicos involucrados en la
regulación para conocer cuáles serán las reacciones de dichos agentes frente a
los estímulos o incentivos puestos en marcha por la intervención de las agen-
cias regulatorias.
Aquí entramos en la visión del análisis económico del derecho y de la nueva
economía institucional como un conjunto más amplio.
El núcleo de la Visión del interés privado sugiere que la ley no es neutra sino
costosa y que su vigencia no es independiente de su costo, constituido por la
cantidad de información y tiempo necesarios para cumplirla3 . Por lo tanto si una
ley o norma es muy costosa en términos del tiempo o de la información que exige
para cumplirse, simple y llanamente no será respetada por los ciudadanos4 .

2
Galbraith expone en su libro El capitalismo americano (1972, pp. 170 y ss.) que en los mer-
cados modernos americanos de pocos vendedores, el freno activo al poder de los oligopolistas,
es ejercido no por la competencia sino por poderosos compradores del otro lado del merca-
do. En otras palabras, el sitio otrora ocupado, según la teoría de la competencia clásica y
neoclásica, por los otros vendedores, es ocupado ahora por los compradores que se enfren-
tan a dichos vendedores.
3
Ideas sugeridas en la conferencia dictada por Enrique Ghersi en el Seminario “Corrupción
y Estado de Derecho”, organizado en Caracas por Cedice, en 1999.
4
Evidentemente, las personas no van a caminar por las calles calculando matemáticamente
el tiempo y la información necesaria para cumplir la ley. Se trata más bien de un proceso
psicológico basado en lo que cada persona cree que es el costo de cumplir una determinada
norma.
Gustavo Guevara / La regulación y el crecimiento económico 151

Este comportamiento implicaría que los agentes económicos puedan observar


conductas oportunistas 5 , incumpliendo normas costosas. La máxima expresión
de las conductas oportunistas estaría representada por la constitución de grupos
de presión o grupos con propósitos especiales dirigidos a la captura bien sea de la
agencia reguladora o de los reguladores.
Estos grupos de presión, denominados de ahora en adelante los regulados, están
ubicados principalmente en las industrias susceptibles de ser reguladas. La expli-
cación principal de su modus operandi reside en tres factores: 1) la complejidad
de la información necesaria para el acto regulatorio; 2) el hecho de que esa
información está asimétricamente distribuida, de tal manera que los regulados
poseen información específica sobre el objeto de la regulación, mientras que los
reguladores sólo poseen información general; y 3) el comportamiento oportunista
de los regulados.
El hecho de que la información requerida para la regulación esté principalmente
en manos de los regulados y que éstos puedan suministrarla a los reguladores,
puede crear una relación de dependencia entre ambos que incline a los últimos a
compartir la percepción que posee la industria y, en consecuencia, a producir
actos regulatorios (recompensas) a favor de los regulados.

¿Qué podríamos especular con los datos inmediatamente disponibles?

Si queremos estudiar la relación entre regulación y crecimiento, la primera idea


que podría surgirnos probablemente sería establecer una relación entre algunas
variables que indiquen regulación y el crecimiento del PIB. En tal sentido, noso-
tros nos atrevimos a tomar ese camino sugiriendo algunas asociaciones intuitivas
entre la evolución del PIB y los años en que hubo control de precios, por una
parte; y los años en que hubo control de cambio (convertibilidad restringida de
la moneda), por otra parte.
A ese respecto, tenemos el Gráfico N° 1, en cual podemos observar la evolución
del producto interno bruto entre los años 1985 y 1999. En dicho gráfico podemos
observar que las dos caídas más abruptas del PIB se producen justamente des-
pués de un control estricto de precios o dentro del esquema mixto.

5
La palabra oportunista no se encuentra revestida de ningún significado ético o cosa que se
le parezca. Simplemente da a entender un comportamiento estratégico en búsqueda del
interés propio, consistente en este caso en la no-observación de una ley o norma, dadas dos
condiciones: 1) que el comportamiento del agente no puede ser monitoreado por la agencia
que elaboró la norma y, 2) que el cumplimiento de la norma es muy costoso en términos de
información y tiempo necesarios para cumplirla.
Gustavo Guevara / La regulación y el crecimiento económico 152

Esta información la podemos complementar con el Gráfico N° 2 que representa la


evolución de la tasa de crecimiento del PIB, corroborando, de cierta forma, lo
sugerido en el Gráfico N° 1, pues la tasa de crecimiento del PIB presenta caídas
abruptas justo antes de la finalización del control de precios.

Gráfico N° 1
PIB total de la economía venezolana
Millones Bs.
650.000
Liberalización Esquema
de precios mixto
600.000
Control
de precios
550.000

500.000

450.000

400.000
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999
Años

Fuente: realización propia a partir de la Base de Datos del IESA (precios constantes de 1984).

Gráfico N° 2
Tasa de variación del PIB en la economía venezolana
Variación %
15
Control Liberalización Esquema
de precios de precios mixto
10

0
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999

-5

-10

Años

Fuente: realización propia a partir de la Base de Datos del IESA (precios constantes de 1984).

Otra información importante nos la suministran los gráficos N° 3 y N° 4, los cuales


tienen que ver con la evolución del PIB, pero esta vez relacionado con la política de
control de cambio. En el Gráfico N° 3 podemos observar que después de un largo
Gustavo Guevara / La regulación y el crecimiento económico 153

período de restricción de la convertibilidad de la moneda, se produce entre 1987 y


1989 una fuerte caída en los valores del PIB. De igual manera, en el Gráfico N° 4,
como era de esperarse, observamos una caída en la tasa de crecimiento del PIB,
justo antes de finalizar la etapa del control de cambios entre 1983 y 1989.
Sin embargo, el mismo argumento de la liberalización de los controles no nos
permitiría explicar por qué, tanto el valor del PIB como su tasa de crecimiento,
experimentan un alza importante a partir de 1994, cuando comienza precisamen-
te una etapa de control de cambio y de control de precios.

Gráfico N° 3
PIB total de la economía venezolana
Millones Bs.
650.000
Libre Convertibilidad
convertibilidad restringida
600.000
Convertibilidad
restringida
550.000
Libre
convertibilidad
500.000

450.000

400.000
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999
Años

Fuente: realización propia a partir de la Base de Datos del IESA (precios constantes de 1984).

Gráfico N° 4
Tasa de variación del PIB en la economía venezolana
Variación %
15
Libre Convertibilidad
convertibilidad restringida
10
Convertibilidad Libre
restringida convertibilidad

0
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999

-5

-10
Años
Fuente: realización propia a partir de la Base de Datos del IESA.
Gustavo Guevara / La regulación y el crecimiento económico 154

Por todo ello, debemos nuevamente insistir en el hecho de que no se trata de un


estudio empírico sino de una simple observación, casi de una especulación, cons-
truida a partir de una asociación que se suponía existente entre la aplicación de
fuertes políticas de regulación en Venezuela y la evolución del crecimiento eco-
nómico medido a través del PIB.
Ahora bien, a pesar de que, en efecto, podría establecerse una relación entre las
variables “control de precios” y “control de cambio” con el crecimiento, las obje-
ciones podrían ser múltiples. Por ejemplo: ¿por qué pensar que ésas deberían ser
las únicas variables indicadoras de una fuerte regulación por parte del Estado?;
¿por qué, en el caso de no ser las únicas, pensar qué serían las más importantes?
Estas objeciones, que nos las planteamos nosotros mismos, nos llevaron a indagar
en estudios que se habían elaborado al respecto. Uno de dichos estudios, “Does
more intense competition lead to higher growth?”, elaborado por Mark Dutz y
Aydin Hayri, bajo el auspicio del Banco Mundial, y presentado por primera vez en
noviembre de 1998 (Toulouse-Francia), nos plantea una forma muy interesante
de hacer un estudio sobre la influencia de la regulación en el crecimiento.
Dichos autores, utilizando una metodología cross-country en una perspectiva
economy-wide, analizaron tres tipos de variables relacionadas con la intensidad
de la competencia en el ámbito total de la economía: 1) variables que miden las
políticas de competencia, 2) variables que miden las estructuras y 3) variables que
miden la movilidad. Dichas variables se suponen asociadas positiva o negativa-
mente con el crecimiento económico, a través de la promoción de un ambiente
de competencia, del establecimiento de unas estructuras de mercado no concen-
tradas y de la facilidad de entrada a los mercados6 .
Para medir el primer tipo de variable, relacionadas con las políticas de promoción
de la competencia, se hicieron varias preguntas a los 3.000 ejecutivos más impor-
tantes de las mayores empresas nacionales e internacionales en 53 países. La
primera fue: “¿Las políticas antitrust o antimonopolio promueven efectivamente la
competencia en su país?”. Una segunda pregunta fue: “¿Las leyes antitrust, evitan
la competencia desleal en su país?”. Otro grupo de indicadores relacionados con
las políticas de promoción de la competencia, se refería al número de bienes y
servicios que estaban sujetos al control de precios. Un tercer indicador se basó en
la información confidencial manejada por los economistas del Banco Mundial.

6
Es importante destacar el hecho de que la relación entre, por una parte, la promoción de la
competencia, la existencia de estructuras de mercados no concentradas y la facilidad de
entrada a la industria, y, por otra parte, el crecimiento del PIB, no se prueba sino que se supone.
Gustavo Guevara / La regulación y el crecimiento económico 155

Para el segundo tipo de variables, relacionadas con las estructuras, se presentaron


múltiples dificultades para construir los estudios cross-country, al tratar de comparar
la concentración de la industria en países con definiciones de mercados distintas,
tecnologías distintas, etc. Por tal motivo, se prefirió una variable cualitativa medida
a través de la pregunta: “¿Está usted de acuerdo en que en su país no es común el
dominio del mercado por parte de pocas empresas?”. Dado que este indicador está
asociado negativamente con la concentración, es de esperarse que esté relaciona-
do positivamente con la competencia y con el crecimiento. La ventaja de este
método cualitativo, al incorporar los juicios valorativos específicos de cada país,
es que redujo las dificultades mencionadas anteriormente sobre las diferencias en-
tre los países. Adicionalmente, se hicieron estudios sobre dos índices de concentra-
ción medidos tomando en cuenta las 30 empresas de mayor contribución al PIB de
cada país; dichos índices fueron el ratio discreto y el índice de Herfindahl.
Finalmente, un tercer tipo de medición tiene que ver con la movilidad de las
empresas, vale decir, la facilidad con la cual las nuevas empresas pueden entrar y
crecer en un mercado; facilidad que, se supone, está asociada positivamente con
el crecimiento económico. Entre los indicadores que miden dicha movilidad, te-
nemos los siguientes:
• El número de empresas cuya gerencia está en manos de sus propios dueños o
de pocos socios. Dicho número estaría asociado positivamente con la movili-
dad y por lo tanto con el crecimiento.
• La edad promedio de 25 empresas entre las 30 empresas más grandes de cada
país; medida, dicha edad, a partir de la fecha de incorporación al mercado.
Dado que se supone que la edad debería ser menor en aquellos países donde
existen más empresarios con nuevas ideas, este indicador está asociado nega-
tivamente con el crecimiento.
Podemos, entonces, observar la notable diferencia existente entre lo que hacemos
sólo relacionando control de precios y control de cambio con el crecimiento, y toda
la riqueza que habría en un estudio en el cual se tomen en cuenta variables
microeconómicas, muchas de ellas cualitativas (preguntas con respuestas cerradas),
ligadas a la regulación y asociadas positiva o negativamente con el crecimiento.

Conclusiones

1. En primer término no es nada fácil emprender una investigación que relacione


la regulación con el crecimiento. Todo ello en virtud de la dificultad en el
establecimiento de las variables que pueden ser buenos indicadores del fenó-
meno de la regulación.
Gustavo Guevara / La regulación y el crecimiento económico 156

2. Existen al menos dos visiones o formas de abordar el fenómeno de la regula-


ción: la visión del interés público y la visión del interés privado, las cuales nos
podrían a llevar a priori a tomar posiciones completamente distintas en el
momento de emprender el estudio del mismo.
3. En el momento de establecer las variables a ser medidas, existe una fuerte
tentación al establecimiento de relaciones directas entre variables como el con-
trol de precios y el control de cambio, por una parte; y el crecimiento del PIB
por la otra. Debemos evitar tal simplicidad pues nos privaríamos de estudiar
relaciones indirectas, como las expresadas en el estudio de Dutz y Hayri, las
cuales creemos que tienen un mayor poder explicativo, dado su carácter
microeconómico.

Referencias bibliográficas

“Base de Datos Macroeconómica”. En www.iesa.edu.ve


DUTZ, Mark y HAYRI, Aydin: “Does more intense competition lead to higher growth?”. En Banco
Mundial (RPO-682-47), 1998.
FERRÍN, Jairo: “Consideraciones en torno al establecimiento de controles de precios en la eco-
nomía venezolana”. En www.procompetencia.gov.ve
GHERSI, Enrique: “Economía de la corrupción”. Conferencia dictada en el Seminario “Corrup-
ción y Estado de Derecho”, organizado por Cedice en 1999.
MAZA ZAVALA, D.F: “Estado productor vs. Estado regulador”. Intervención en la tercera mesa
redonda. En Revista BCV, Foros n° 4, 1999.
MITNICK, Barry: La economía política de la regulación. México: Fondo de Cultura Económica, 1989.
PORTILLO, Ricardo y SIFONTES, Domingo: Competencia y Regulación: conceptos complementa-
rios en el establecimiento de marcos regulatorios. Trabajo de Grado presentado en la Escuela
de Economía de la Universidad de Carabobo. Tutor: Gustavo Guevara Inciarte.
Comentario

Rísquez Justino Rísquez*

Buenos días al público presente y muchas gracias al Banco Central de Venezuela


y a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de LUZ por darme la oportuni-
dad de participar en este foro.
La temática que nos ocupa versa sobre los problemas del crecimiento, pero real-
mente debiéramos más bien dedicarnos a los problemas del no crecimiento, toda
vez que llevamos ya más de 20 años sin crecer de manera sostenida.
El problema del crecimiento, huelga decirlo, es realmente un problema complejo
al que no puede verse sólo en términos de las relaciones causales directas, y yo
diría, casi maniqueas, en las cuales los economistas nos hemos formado. Así fue
como se nos enseñó a dejar por fuera una serie de variables –e insisto en la
palabra variable, aun cuando quizás no es la más atinada–, una serie de factores
políticos, institucionales, formales, informales, que en conjunto crean y determi-
nan un clima o ambiente en el cual toma lugar el crecimiento. Por lo demás, hay
nuevas teorías, nuevos paradigmas económicos, por ejemplo, el paradigma de la
complejidad, el neoinstitucionalismo, que en algo ayudan a ampliar nuestra base
para poder mirar con mayor extensión y profundidad. Los historiadores mismos
están estudiando el problema del crecimiento y dándonos luces sobre temas que
hasta ahora habían permanecido fuera de nuestro interés.

* Profesor de La Universidad del Zulia.


Justino Rísquez / Comentario 158

Valga por caso el ejemplo reciente de Fukuyama, quien estudia las experiencias
–tan mencionadas por los economistas– del sureste asiático. Dice este autor que
acerca del crecimiento tienen más que enseñarnos los antropólogos y los sociólo-
gos que los economistas, y que no debe hablarse de esos países como si fueran
una realidad homogénea, puesto que los caracterizan enormes disparidades y
diferencias.
Acá se nos ha brindado un enfoque microeconómico, y a cuenta de él se nos dice
que si los mercados funcionan, que si los mercados son eficientes, todo ello
creará un clima propicio para el crecimiento. Pero no podemos pasar por alto
el caso del Japón, donde hay un fuerte intervencionismo estatal y su experiencia
de crecer no puede sino llamarse exitosa. El caso de Corea con sus grupos de
mafias entre políticos y empresarios; el caso de Taiwan y sus dinastías chinas.
Todo esto son factores culturales que bajo ningún respecto pueden obviarse sin
incurrir en graves errores.
En suma, el problema del crecimiento no es un problema simple; no se trata de
decir que si el ahorro crece en 1 por ciento el PIB crece en X por ciento. Si las
cosas fueran tan sencillas no habría problemas de crecimiento, y la experiencia de
los países planificados hubiera sido la maravilla del siglo.
En cuanto a la asociación entre controles de precios y crecimiento. Se ve, en
efecto, que hay un quiebre cuando se liberan los precios. Pero la verdad es que si
se liberan los precios en un ambiente de incertidumbres, se crea un shock de
costos, y todo eso va a influir sobre el crecimiento. En breve, no debemos aislar
una sola variable. Lo mismo pasa con los controles de cambio; todos sabemos
que los controles de cambio son traumáticos, que generan shocks de costos, que
generan anticipaciones, que generan volatilidad.
Por otra parte es oportuna esta otra reflexión. La economía venezolana creció por
más de 50 años con regulaciones –las tasas de interés hasta los años 70 o princi-
pios de los 80 eran fijadas administrativamente– y aquí no hubo problemas de
asignación eficiente del ahorro. Pero la teoría neoclásica dice que eso no puede
ser, y la verdad simple, en todo caso, es que el problema es mucho más complejo
de lo que la teoría plantea.
Mi enfoque relativo a la relación entre regulación y crecimiento es más bien
macroeconómico. La regulación no se puede tomar de forma aislada: yo regulo un
precio, yo regulo otro. Las regulaciones en forma aislada crean un marco regulatorio
ineficiente y es obvio que los marcos regulatorios deben ser eficientes, de buena
calidad, para que se cree el marco de incentivos necesarios de modo que los
agentes se sientan motivados a actuar también de manera eficiente, a producir
Justino Rísquez / Comentario 159

riqueza en abundancia, si eso es lo que se persigue. Porque también podemos crear


un marco regulatorio para que los agentes sean capturadores de rentas, por ejem-
plo, o como dice North, un marco regulatorio para tener buenos y eficientes piratas.
Ayer se hablaba de las reformas estructurales en América Latina, y del agnosticis-
mo que hay sobre los resultados conseguidos. El crecimiento no ha sido el espe-
rado, aunque sí ha habido mejoras. El ambiente macroeconómico sin duda ha
sido más adecuado; nos hemos recuperado de los shocks sobrevenidos por la
crisis de Asia, por el efecto tequila, etc. Es decir, dentro del marco de la Cepal se
le está dando mucha importancia a lo que ellos llaman los espacios de la
mesoeconomía, que van entre lo macro y lo micro. Ahí está la regulación de los
mercados, pero como un conjunto de reglas que deben tener suficiente calidad
para conducir mediante incentivos, o castigos, a que los agentes se comporten
eficientemente. Doy por descontado que estos marcos regulatorios tienen una
calidad que yo diría intrínseca y que se asocia con la teoría normativa de la
intervención estatal, las fallas del mercado, los monopolios naturales, la informa-
ción asimétrica, las barreras a la entrada. Todo eso hay que tomarlo en cuenta al
establecer un marco regulatorio.
Pero todo lo anterior ha de tener una estrecha relación con el marco regulatorio
fundamental de la economía, que es la Constitución. Si se tiene una Constitución
que de alguna manera estimula un comportamiento rentista, los marcos regulatorios
por necesidad van a tender hacia eso. Idealmente habría que tener marcos
institucionales que se acepten como independientes, transparentes, para que no
eleven los costos transaccionales.
Esto último es muy importante. Si no se tiene un marco regulatorio transparente,
los costos transaccionales terminan por afectar la eficiencia productiva. North
calcula que para los Estados Unidos, por ejemplo, los costos de transacciones se
llevan 50 por ciento del PIB.
Comentario

Lucenti Ángelo Lucenti*

Para empezar, quisiera dar un saludo a todos los asistentes a este Segundo En-
cuentro Nacional de Economía, a quienes están en este recinto y a quienes se
encuentran en las otras salas habilitadas.
Voy a tratar de abarcar, en tres puntos, mis comentarios al trabajo de Gustavo
Guevara y su equipo en la Universidad de Carabobo. Luego, en la conclusión me
referiré no sólo a la actividad de regulación, sino también a la pregunta que ayer
se formuló en relación con nuestra experiencia reciente del crecimiento: ¿por qué
no crecemos? Me adelanto a decir que en esta experiencia negativa se halla la
regulación como un factor importante.
Quiero reconocer, expresamente, el gran esfuerzo realizado por conectar el creci-
miento con cierta forma de regulación que sobresale en el trabajo de Guevara y
sus compañeros. También quiero destacar la honestidad de los autores al poner
de manifiesto las limitaciones para profundizar en el tema bajo consideración.
Éste es un tema muy complejo, y yo entiendo que están en una fase inicial de sus
investigaciones. Por lo demás, seguro estoy de que con sus esfuerzos completa-
rán los resultados muy pronto.

* Miembro del Consejo Editorial de la Revista BCV.


Ángelo Lucenti / Comentario 161

El concepto de regulación es un concepto que incluye muchos elementos; Gusta-


vo Guevara abarcó fundamentalmente elementos microeconómicos, pero para
responder a la pregunta de por qué no crecemos y de cómo la regulación afecta
el crecimiento, creo que el aspecto macroeconómico es de vital importancia. No
obstante, como ustedes vieron, ellos señalaron esos otros aspectos, sin profundi-
zarlos mayormente.
A la versión original de la que disponía para estos comentarios hicieron ellos mis-
mos, afortunadamente, algunas correcciones. De hecho, mis comentarios tenían en
especial que ver con los gráficos, en particular con los que tratan de conectar el
crecimiento económico con los controles, y en concreto, con los controles de cam-
bios y de precios. De la presentación inicial se obtenía la impresión, tal vez equivo-
cada, de que una vez eliminados esos controles el producto caía. De lo que se
sigue, entonces, que si dichos controles se mantenían el producto habría de seguir
creciendo. Yo tengo aquí algunas observaciones. En primer lugar, creo que el esta-
blecimiento de medidas regulatorias afecta al producto con un efecto de rezago. Lo
que nosotros vimos en el comportamiento del producto fue la volatilidad del creci-
miento; es decir, variaciones muy amplias en el crecimiento resultantes de tasas en
ciertos períodos de 8 por ciento que pasaban a ser de 1 por ciento en el período
siguiente, por no decir tasas negativas. Esto es el resultado de un conjunto de
medidas de controles, tanto de cambio como de precios, que derivan en dificulta-
des para tener un crecimiento sostenido del producto.
El control de cambios, así lo pienso con base en la experiencia de que dispongo,
no es positivo para el crecimiento económico, porque da lugar a un conjunto de
distorsiones, por la incapacidad institucional para instrumentarlo. Controlar o re-
gular no es sólo escribir en un pedazo de papel lo que se debe hacer, se debe
tener la capacidad de llevar adelante con eficiencia lo que el control significa.
Aunque pudiera argumentarse que hay controles que son positivos, lo cierto es
que, en efecto, hay controles que son altamente negativos.
Quiero ahora proceder con el tema de los problemas que tienen al presente los
países industrializados en esta materia de la regulación y sus costos. El interés
proviene del elevado incremento de los costos de la regulación. Aquí es especial-
mente relevante la cuestión del costo-beneficio asociado con la recaudación
impositiva, de este caso hay ejemplos notorios por su significación.
La agenda asociada con la regulación toca cuatro aspectos fundamentales. El
primero se refiere al cambio de esquemas que están basados en mecanismos
compulsivos; es decir, en controles directos, a esquemas basados en incentivos de
mercado. Se trata entonces de utilizar instrumentos indirectos: las variables pre-
cio, tipo de cambio, tasas de interés, etc., que tienen como objetivo regular dos
funciones: la oferta y la demanda.
Ángelo Lucenti / Comentario 162

El segundo punto tiene que ver con los pro y contra de ciertas medidas; por
ejemplo, la privatización de monopolios estatales y la fragmentación horizontal
de empresas que concentran una participación elevada en el mercado. En el
primero de estos ejemplos tenemos algunas experiencias, unas positivas, otras
negativas. La Cantv parece ser una experiencia exitosa, pero la de Viasa no lo fue;
la de esta empresa significó el quiebre de la misma, significó el desempleo de la
gente que trabajaba allí y lo mismo parece que está ocurriendo con Iberia y
Aerolíneas Argentinas, que son privatizaciones de monopolios estatales. En rela-
ción con la fragmentación horizontal de las empresas, el ejemplo más ostensible
es el caso de Microsoft. No tenemos aquí en Venezuela ningún caso que se le
asemeje en algún sentido.
El tercer elemento de esta agenda atañe a ciertos servicios clave, como salud y
seguridad social, donde surge la cuestión de cómo regular los fondos de pensio-
nes privados.
El cuarto elemento se refiere al diseño de instituciones y esquemas que fomenten
mayores tasas de innovación tecnológica, un mayor crecimiento económico y,
por consiguiente, un nivel de bienestar social más elevado.
En este último punto de la innovación tecnológica es conveniente indicar la exis-
tencia de estudios que puntualizan la estrecha relación entre la regulación para
estimular la investigación, y el descubrimiento tecnológico asociado a la posibili-
dad de ganancias derivables del descubrimiento de las que pueda participar el
descubridor.
Un último elemento tiene que ver con los efectos de la regulación sobre las
instituciones. Este último tema es de capital importancia. En Venezuela, así como
en muchos otros países, podemos escribir leyes, dictar regulaciones, sugerir y
hasta ordenar conductas para el sector privado, pero si no tenemos instituciones
capaces de hacer que esas leyes se cumplan eficazmente, de generar señales
adecuadas, las probabilidades de éxito en materia de crecimiento van a ser muy
limitadas y volátiles.
Creo que es importante en este punto que he traído a colación hacernos la pregunta
de qué y para qué queremos regular. Aquí surgen tres cosas. Primera, cuál es el plan
del país que queremos en lo económico y en lo social, porque debemos tener
presente que la regulación no solamente es económica. Segunda, dado ese país que
queremos, ¿cuál es el papel del Estado dentro de ese plan? ¿Es un papel productor,
es un papel regulador, es un papel de árbitro de las actividades internas del país? Y,
¿cuál es el papel del sector privado? ¿El papel del sector privado es el de ser produc-
tor? Porque si es productor, el Estado tiene entonces que garantizarle al sector
privado un espacio para que produzca en beneficio de toda la sociedad.
Ángelo Lucenti / Comentario 163

El Estado, así lo creo, tiene que ser fuerte y tiene que regular al sector privado, pero
tiene que hacerlo de manera coherente y apropiada. Por ejemplo, me asalta a ratos
el temor de que la Asamblea Nacional está haciendo leyes, por aquí se están escri-
biendo decretos, hay organizaciones que norman, y esas normas y leyes a veces no
son coherentes entre sí, antes bien coliden y se entorpecen las unas a las otras. En
suma, la capacidad institucional es muy importante, así como tener ciertas cosas
claras; por ejemplo, el papel del Estado y los límites de su acción.
Preguntas y respuestas Moderador: Modesto Graterol*

Moderador

Aquí hay varias preguntas que hemos tratado de clasificar. La verdad es, sin
embargo, que algunas han sido ya contestadas por los comentaristas. El grueso de
las preguntas formuladas va dirigido a Gustavo Guevara, y tiene una idea sobre-
saliente: ¿cuáles serían las regulaciones en materia de política fiscal que podrían
impulsar el crecimiento económico en Venezuela?

Profesor Gustavo Guevara

Esta pregunta tan importante se le debió haber hecho al profesor Efraín Velázquez.
En todo caso, y para no dejarla ir sin un comentario me permito decir lo siguiente.
Hay una especie de receta sobre el tipo de medidas que deben tomarse. Me refiero
a que dichas medidas deben generar un comportamiento adecuado por parte de la
gente que es objeto de la regulación. Es decir, si se va a hacer una reforma fiscal,
la reforma en cuestión no puede crear incentivos para que los regulados tengan
comportamientos oportunistas.
Hay una ecuación muy famosa en economía. En el lado derecho se colocan los
beneficios obtenidos por infringir una norma, y en el izquierdo el valor esperado
de la desutilidad por infringir la norma –no es directamente la penalización–,
es decir, el valor esperado de la desutilidad de la penalización multiplicado por la
probabilidad de la aplicación del castigo, de la sanción. ¿Qué pasa? Cuando un

* Profesor de La Universidad del Zulia.


Cuarta sesión / Preguntas y respuestas 165

gobierno quiere aplicar una política, tiene que manipular esas dos variables,
primero, que la sanción tenga una desutilidad elevada; y segundo, que la proba-
bilidad, que en este caso es un tipo de probabilidad subjetiva que calculan los
agentes y que no puede ser frecuencial, puesto que nadie va a estar parado en un
semáforo esperando para ver cuántos fiscales vienen. En general las personas
tienen una idea, si se quiere subjetiva, acerca de cuál es la probabilidad de que a
uno lo agarren, por ejemplo, desacatando un semáforo.
Si la gente piensa que la probabilidad de que la agarren irrespetando un semáforo
es de 0,05, la desutilidad que me produce la sanción va a ser de 5.000 bolívares o
10.000 bolívares; que es lo que le voy a dar al fiscal cuando me detengan, y la
utilidad que produce infringir la norma; es decir, no atender el semáforo, es muy
grande porque se trata del riesgo de un robo del automóvil, entonces, claro está,
se razonará diciendo que la utilidad es muy grande y la desutilidad muy pequeña,
por lo que los semáforos se terminarán infringiendo sin remisión. Así pues, en un
país donde todos los incentivos, todas las instituciones, están diseñadas para que
la gente las irrespete, el resultado es que se las irrespeta.
En suma, ésta es la norma. Se trata de un marco regulatorio adecuado que emita
señales para producir, y a su vez, señales adecuadas de comportamiento.

Moderador

Aquí hay una pregunta: ¿qué opina sobre la actual dirección ejecutiva y política en
Venezuela?

Profesor Gustavo Guevara

Yo creo que la dirección política del país, todos lo hemos visto, ha sido realmente
desastrosa en lo que se refiere a las regulaciones. Me refiero a la actual y a todas
las anteriores. Permítanme poner un caso. En el control de cambios del gobierno
del presidente Caldera, los incentivos estaban hechos para que todo el mundo los
irrespetara. No sé si ustedes se acuerdan que un dólar se cotizaba oficialmente en
170 bolívares. Pero en el mercado negro se cotizaba cerca de los 300 bolívares.
Ahora bien, uno podía sacar 4.000 dólares por persona a 170 bolívares cuando iba
a Europa. Entonces, Lufthansa, por ejemplo, tenía el programa de dos pasajes por
uno que costaba 1.200 dólares. Alguien, pues, compraba dos pasajes a nombre de
unos amigos. Estos últimos, con sus boletos, podían así adquirir 8.000 dólares a
170 bolívares por dólar. El financista les daba 1.360.000 bolívares para tal fin. Al
final de las cuentas, regalándoles el pasaje más 100 dólares para cada quien, este
“vivo” se quedaba con 7.800 dólares, a 300 bolívares por dólar, 1.240.000 bolíva-
res de la época.
Cuarta sesión / Preguntas y respuestas 166

Los posibles casos a partir de esta insólita realidad pueden multiplicarse a volun-
tad. No es el caso que lo hagamos aquí. Sólo baste decir que los incentivos para
el aprovechamiento eran inmensos, y que la regulación en cuestión era una ver-
dadera necedad.

Profesor Justino Rísquez

Uno puede conjeturar que antes, en los años previos donde Venezuela fue exito-
sa en su crecimiento, los arreglos institucionales, legales, sociales y económicos
funcionaban eficientemente, pero alrededor de esa distribución de la renta petro-
lera. En la medida en que eso no ha sido posible, han surgido los problemas de
inestabilidad.
Durante estos 20 años no hemos logrado construir ese nuevo arreglo, aquí la
palabra clave es ese arreglo que implica cooperación; en un ambiente donde no
hay cooperación no puede llegarse a ese tipo de arreglos.
Para ir un poco más allá, en el caso de Venezuela, en esa dirección, tendríamos que
tener por ejemplo un sistema constitucional y un sistema de leyes que garanticen
claramente los derechos de propiedad; esto es claro en economías de mercado, que
minimizan los costos de transacciones. Tenemos que tener una estrategia económi-
ca definida, y reforzar la idea de la creación de riqueza, más que la distribución de
riqueza. Las instituciones informales son las más difíciles de cambiar.
North pone un ejemplo de naciones que él llama “atascadas”; naciones que tienen
una dependencia de rumbo, que empiezan a empobrecerse y continúan empo-
breciéndose y caen en una inercia que las hace cada vez más pobres, y lo peor es
que continúan siempre haciendo las mismas cosas: saben que éstas no le dan
resultados y sin embargo las siguen haciendo. Nosotros sabemos que si anclamos
un tipo de cambio por mucho tiempo vamos a tener una crisis cambiaria, sabe-
mos que si el problema fiscal no es resuelto se van a generar malas asignaciones
del ahorro, fuga de capitales, etc., y lo seguimos haciendo: hemos caído en esa
especie de inercia. North cita el caso por ejemplo de Argentina, que en los años
40 fue la sexta economía del mundo y cayó en ese comportamiento inercial hacia
malas políticas, etc.
Tenemos que cambiar. Nuestro esquema mental, las instituciones formales que
son las creencias, la visión, la percepción que se tiene del mundo y de las cosas, son
muy dificiles de cambiar; sin embargo, hay que dar señales y comenzar, tenemos
que comenzar a hacerlo.
Entonces, repito, habría que establecer una estrategia de crecimiento basado en
una diversificación productiva de la economía, tener políticas económicas de
Cuarta sesión / Preguntas y respuestas 167

calidad que sean coherentes, para lo cual hay que tener también instituciones que
sean independientes, etc., y por supuesto la parte de la regulación de los merca-
dos, que tiene que tener relación con la estrategia económica. No es lo mismo
regular los mercados para una estrategia de crecimiento hacia afuera, que para
una estrategia de crecimiento hacia adentro.
Éstas son mis ideas. Lo importante es crear sinergias. La visión microeconómica
pone énfasis en la eficiencia asignativa, pero eso no es suficiente, también hay
que tener una eficiencia adaptativa, el tejido social de la sociedad tiene que adap-
tarse a esta situación de una renta petrolera menguante en términos per capita,
que es obviamente irreversible.
Quinta sesión Quinta sesión

Crecimiento económico y bienestar social


Crecimiento económico y bienestar social

Villalobos Carlos Luis Villalobos*

Introducción

El siguiente trabajo está ordenado a partir de unas observaciones introductorias que


permiten ubicar la perspectiva desde la cual estoy enfocando el tema y que, por
supuesto, permiten que quien lea pueda comparar su propia perspectiva, con la
perspectiva desde la cual intento dar una lectura de los materiales que presento.
Luego, voy a pasar a un breve análisis de unos gráficos, en los cuales pretendo
enfocar cómo se pasó de una situación inicial de la economía venezolana en el
siglo pasado, a otra, que como ya ha sido referido en varias oportunidades, signi-
ficó el paso de una época de crecimiento sostenido al de la época presente, que
ha sido denominada como de crisis. Si bien son varios gráficos, serán comentados
bastante rápidamente, porque esa información básica es ya más o menos general-
mente conocida y sólo haré énfasis en algunos breves aspectos que me parecen
de interés, cuando queramos enfocar también el problema del bienestar.
Voy a tratar de reducir al máximo las consideraciones sobre por qué pienso que
hubo ese cambio entre una primera parte de crecimiento de la economía venezola-
na, y una segunda parte caracterizada por un desempeño menos eficiente en cuanto
al crecimiento y el bienestar, para que quede espacio para unas reflexiones finales,
reflexiones más que conclusiones, en las que quiero enfatizar algunos aspectos que
me parecen clave para entender lo que nos está ocurriendo como sociedad.

* Profesor de La Universidad del Zulia.


Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 170

Observaciones iniciales

Las observaciones iniciales están orientadas en dos o tres direcciones. La primera


apunta al señalamiento de que la economía como disciplina es, de las disciplinas
de las ciencias sociales, la que más se ha quedado aferrada al paradigma desarro-
llado por la física de hace uno o dos siglos. Esa física se desarrolló a partir de los
equilibrios, a partir de las derivadas (en términos del uso de las matemáticas) y,
hoy, cuando esa propia física se ha transformado radicalmente e, incluso, por
ejemplo, incluye el azar y las probabilidades (Cf. Capra, 1998: 138) como forma
de acercamiento a su objeto de estudio, la economía o, por lo menos, el pensa-
miento dominante en economía, sigue asociado a los equilibrios, a las derivadas
y a los estudios fundamentados en el cálculo marginal; es decir, todo lo que tiene
que ver con las matemáticas aplicadas al análisis económico desde las derivadas.
Una segunda dirección señala que la economía sigue abrazada, es la única ciencia
social que sigue abrazada, a esa idea de una naturaleza humana eterna, inmanente
y ahistórica. El resto de las ciencias sociales consideran ese pensamiento para-
digmáticamente superado: ni la psicología, ni la psicología social, ni la antropolo-
gía, ni la antropología económica (Cf. Geertz, 1997: 43 y ss., 55), ni la sociología
tienen esa visión del hombre. Entonces, cuando todas las otras ciencias sociales
han superado esa visión de la naturaleza humana, todavía la economía sigue
aferrada a esa idea, con las consecuencias que implica para el discurrir del pensa-
miento, el análisis y las propuestas de política económica.
La última observación inicial refiere que observamos, en la actualidad, un cambio
paradigmático que ha iniciado un camino hacia, por ejemplo, lo que el francés
Morin (Cf. 1997: 22-23, 32-33) denomina el pensamiento complejo, o lo que otros,
y el propio Morin (Cf. 1997: 78-79), denominan la transdisciplinariedad (Cf. Capra,
1998: 69). Estas ideas se postulan no sólo en el propio campo de las ciencias
sociales, sino que van más allá, pues funcionan grupos transdisciplinarios donde
hay físicos, biólogos, psicólogos, sociólogos, economistas, que intentan superar el
mero campo disciplinario. Mientras tanto, el pensamiento dominante en econo-
mía todavía sigue encerrado en su propio campo disciplinario, no sale de este
campo, y cuando sale, lo hace para colonizar; en otras palabras, sale para ver
a cualquier otra disciplina a partir de sí mismo, pero no para intercambiar, ni
compartir conocimientos, ni discutir intentos de conocimiento. De manera pues,
creo que eso limita fuertemente el desarrollo de la economía.
Por supuesto, si bien estas consideraciones contribuyen a ubicar desde qué pers-
pectiva estoy intentando el análisis, no significan un tratamiento completo en la
dirección invocada. Constituyen, mas bien, la lógica bajo la cual debiera
emprenderse el trabajo, más que un producto completamente terminado. De
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 171

todas maneras, en lo que sigue se percibirá el intento de incorporar algunas de


esas preocupaciones, aunque debo advertir que creo que, fundamentalmente, se
encuentra por delante el problema de cómo tratar la incertidumbre.
Hoy, por ejemplo, son problemas clave para la física no los equilibrios, sino el
caos y el desorden (Cf. Morin, 1997: 43, 49, 91; Capra, 1998: 67-68, 104, 138-139,
193, 198 y ss.), y ya tenemos desarrollos en las ciencias sociales que pretenden
también ver los análisis a partir del estudio del caos, el desorden y la incertidum-
bre (Cf. Balandier, 1997: 51). Esos estudios no creo que sean tan simples; el
problema de la incertidumbre no es sólo un problema de la economía venezola-
na, en términos de lo que significan los precios del petróleo y la renta petrolera
como condición que le da incertidumbre al panorama económico, el problema de
la incertidumbre hoy es un problema global que va más allá del mercado petrole-
ro e involucra a todos los mercados; de allí que el efecto tequila, la crisis asiática
y otros fenómenos están progresivamente incorporados bajo el análisis de la
incertidumbre, el caos y el desorden.

El crecimiento y el bienestar en los años 1950-1980

Pasemos entonces al intento de explicar cómo concibo el problema de la crisis


del crecimiento en la economía venezolana, aunque más que decir economía
venezolana, creo que debemos decir sociedad venezolana.
En el primer gráfico observamos una tendencia de crecimiento entre los años 50
y 80, aunque un poco antes de 1980 ya pueden observarse los primeros síntomas
de los problemas, pero en todo caso, la renta petrolera internacional (Cf. Mommer,
1988: 37; Baptista, s/f: 11; 1997: 29-36) fue la que permitió los recursos; es decir, el
crecimiento continuado de la renta petrolera fue lo que permitió también el creci-
miento continuado de la economía. Este hecho necesita que lo tratemos desde
otra perspectiva, la de que en ese período y, desde antes, existía una aspiración
de largo plazo de la sociedad venezolana: desde que empezamos a ser una socie-
dad que recibía fuertes corrientes de renta petrolera –como se aprecia en los
planteamientos de Lecuna, de Gumersindo Torres, y luego, de Arturo Uslar Pietri,
Egaña, y posteriormente, con Pérez Alfonzo y Betancourt y muchos otros–, había
una aspiración de diversificación, de crecimiento por parte de la sociedad vene-
zolana, una aspiración de utilización de la renta petrolera para fundar el creci-
miento de la sociedad venezolana.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 172

Gráfico N° 1
Venezuela: PIB y renta petrolera
Renta PIB
120000 600000

100000 500000

80000 400000

60000 300000

40000 200000

20000 100000

0 0
1950

1952

1954

1956

1958

1960

1962

1964

1966

1968

1970

1972

1974

1976

1978

1980
Años
Renta
PIB

Fuente: A. Baptista (2000).

Esa idea dominó fuese cual fuese la forma de gobierno y fue una idea de largo
plazo, no fue una idea de corto plazo. Hubo dictaduras, hubo democracia, volvió
a haber dictadura, volvió a haber democracia, y esa idea perduró a lo largo del
tiempo. Una idea como ésa es la que no tenemos en los tiempos recientes, una
idea que dé coherencia de objetivos nacionales, y para que ello ocurra, por su-
puesto, debe haber una aspiración social, tenemos que plantearnos el problema
de cómo se le da dirección política a la sociedad y cómo el Estado condensa esas
ideas a los fines de lograr una construcción de largo plazo.
El Gráfico N° 2 muestra cómo a su vez el crecimiento del PIB estuvo acompañado
por un crecimiento de la inversión. Como sabemos, ese crecimiento de la inver-
sión, fuese pública, fuese privada, estuvo fundamentalmente financiado por la
renta petrolera. El Estado usó diversos mecanismos mediante los cuales distribuyó
la renta petrolera al interior de la sociedad y esa distribución permitió financiar la
inversión privada por múltiples vías: subsidios abiertos o encubiertos, subsidios
directos o indirectos, absorción de costos de la mano de obra, fijación del tipo de
cambio, etc. (Cf. Maza Zavala, 1980: 303). Parte de la renta la usó el Estado
directamente, y fue inversión pública; y otra parte, más grande, que fue transferi-
da por el Estado, se convirtió en inversión privada.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 173

Gráfico N° 2
Venezuela: PIB e inversión
1950-1980
PIB Inversión
600000 250000

500000
200000

400000
150000
300000
100000
200000

100000 50000

0 0
1950

1952

1954

1956

1958

1960

1962

1964

1966

1968

1970

1972

1974

1976

1978

1980
PIB Años
Inversión

Fuente: A. Baptista (2000).

En fin, encontramos cómo esa asignación de la renta a la inversión permitió un


esfuerzo creciente de creación de base productiva que se tradujo en un creci-
miento de largo plazo de la economía. Eso es también lo que ha faltado luego, en
el período de crisis, como más adelante veremos.
En el Gráfico N° 3 vemos que la tasa de inversión, así como la inversión per capita,
fueron muy altas al principio del período considerado; también se observa como
luego hubo una caída que fue inducida por la caída de la inversión petrolera, pero,
coincidió con el desarrollo de la política de sustitución de importaciones y, aun con
una menor tasa de inversión, continuó el crecimiento de la economía. De seguidas,
ese esfuerzo continuado de inversión comenzó a ser creciente, con la segunda
época de gran recepción de renta petrolera.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 174

Gráfico N° 3
Venezuela: tasa de inversión e inversión per capita
1950-1980
Tasa de inversión Inversión por habitante
45 16000

40 14000
35
12000
30
10000
25
8000
20
6000
15

10 4000

5 2000

0 0
1950

1952

1954

1956

1958

1960

1962

1964

1966

1968

1970

1972

1974

1976

1978

1980
Inversión / PIB Años
Inversión / habitante

Fuente: A. Baptista (2000).

En efecto, la tasa de inversión creció extraordinariamente; ese fuerte crecimiento


de la inversión y de la renta petrolera es, precisamente, señalado por Bernard
Mommer (Cf. 1988: 37-47) como uno de los causantes de que hayamos entrado
en el período de crisis, cuando afirma que en ese período ocurrió la enfermedad
holandesa en la economía venezolana. Ése fue un momento en el que a la enor-
me cantidad de renta, se sumaron recursos provenientes del endeudamiento ex-
terno –precisamente cuando más renta recibimos fue cuando nos endeudamos, y
así comprometimos la renta futura– y ambas fuentes de recursos sirvieron para
financiar los altísimos niveles de inversión, al igual que los altísimos dineros de
derroche. Pero, sin duda, ahí observamos ese último crecimiento de la renta en
los años 70, junto con la inversión e, inmediatamente, puede observarse como ya
se presenta el inicio de la caída de allí en adelante.
En el Gráfico N° 4 se presentan el PIB y las importaciones. Como en el mismo se
observa, hay un primer tramo en el gráfico, el de los años 50, en que el PIB y el
crecimiento de las importaciones van más o menos en paralelo; luego, la política
de sustitución de importaciones hace descender el nivel relativo de las importa-
ciones y puede lograrse el crecimiento del PIB sobre la base de aprovechar el
crecimiento del mercado interno como destino de la producción nacional.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 175

Gráfico N° 4
Venezuela: PIB e importaciones
1950-1980
PIB Importaciones
600000 140000

500000 120000

100000
400000
80000
300000
60000
200000
40000

100000 20000

0 0
1950

1952

1954

1956

1958

1960

1962

1964

1966

1968

1970

1972

1974

1976

1978

1980
PIB Años
M

Fuente: A. Baptista (2000).

Y por último, se observa cómo el crecimiento de los precios del petróleo en los
años 70 trae como consecuencia, aunado al endeudamiento externo, un enorme
crecimiento de las importaciones y, por primera vez, el crecimiento de las impor-
taciones supera, incluso, al crecimiento del PIB, de manera que allí es cuando se
empiezan a manifestar (parte final del gráfico, en los años 70) los efectos de lo
que se ha denominado la enfermedad holandesa.
En el Gráfico N° 5 se presentan el componente importado del PIB y las importa-
ciones por habitante. No es necesario abundar en comentarios sobre lo que en él
se percibe; de lo que hemos dicho ya respecto al gráfico anterior, se corrobora
claramente la tendencia para los años 50, también en los años 60, con la política
de sustitución de importaciones y se confirma, en los años 70, la elevación, tanto
del componente importado del PIB, como de las importaciones por habitante.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 176

Gráfico N° 5
Venezuela: componente importado del PIB e importaciones por habitante
1950-1980
M / PIB M per cápita
30 10000
9000
25
8000
7000
20
6000
15 5000
4000
10
3000

5 2000
1000
0 0
1950

1952

1954

1956

1958

1960

1962

1964

1966

1968

1970

1972

1974

1976

1978

1980
M / PIB Años
M / habitante

Fuente: A. Baptista (2000).

En el Gráfico N° 6 tenemos el PIB por habitante y el salario real. Uno de los


factores que hizo posible el crecimiento continuado del mercado interno y, al
mismo tiempo, que ese crecimiento continuado del mercado interno abriera po-
sibilidades de inversión, fue que existía un crecimiento sostenido del salario real,
lo que muestra que la renta petrolera también se usó, además del uso en el
financiamiento de la inversión privada, en el financiamiento del salario real. De
manera, entonces, que teníamos un crecimiento del salario real permanente, cons-
tante, a lo largo de todo ese período y, como ya ha sido estudiado por el doctor
A. Baptista (Cf. 1983: 6-7), desligado de los crecimientos de productividad, por lo
que era la renta la que permitía ese crecimiento del salario real, sin que ese
crecimiento tuviera conexión con la productividad, igual que era la renta la que
permitía también un crecimiento de la inversión privada, más allá de lo que el
crecimiento de la productividad podía permitir.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 177

Gráfico N° 6
Venezuela: PIB por habitante y salario real
1950-1980
70000

60000

50000

40000

30000

20000

10000

0
1950

1952

1954

1956

1958

1960

1962

1964

1966

1968

1970

1972

1974

1976

1978

1980
PIB / habitante Años
Salario real

Fuente: A. Baptista (2000).

En el Gráfico N° 7 se representan los niveles de empleo y desempleo. Puede


observarse que allí hay una tendencia, más o menos permanente, a que aumente
el empleo formal: el que se encuentra representado en la línea superior; dicha
tendencia se vio afectada, alrededor de los años 60, por la crisis que ocurrió en
ese momento. También puede observarse la tendencia contrapuesta; esto es, a
que disminuya el empleo informal y, de otra parte, igualmente se percibe una
tercera tendencia: la disminución de la tasa de desempleo, que solamente está
afectada en los años 60 por la crisis aludida, de manera que se encuentra como, al
final de los años considerados, la tasa de desempleo está alrededor de 5 por
ciento y cómo la mayor parte del empleo es empleo formal, que llega hasta
niveles de 70 por ciento del empleo total.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 178

Gráfico N° 7
Venezuela: empleo y desempleo
1950-1980
%
80

70

60

50

40

30

20

10

0
1950

1952

1954

1956

1958

1960

1962

1964

1966

1968

1970

1972

1974

1976

1978

1980
% Formal Años
% Informal
Desempleo

Fuente: A. Baptista (2000).

De manera, entonces, que el crecimiento de la economía en el período considerado


permitió un aumento del bienestar; en esa época no solamente tuvimos crecimien-
to, sino que además, ese crecimiento, al estar acompañado del aumento del salario
real, se tradujo directamente en una mejora de la calidad de vida y del bienestar
social de los venezolanos. Adicionalmente, no puede olvidarse que se produjo el
desarrollo de una política de gasto público en educación y en salud que permitía
incrementar el acceso de los venezolanos a estas áreas, y ése fue un logro constante
y creciente, por cuanto se aumentaba la cobertura de estos servicios.
En conclusión, el país vivió un largo período en el que puede observarse, tanto
una tendencia al crecimiento, como una tendencia al mejoramiento de los niveles
de bienestar del venezolano.

Los años de crisis

En el Gráfico N° 8 se considera un período más largo para la representación del


PIB y de la renta. Ahora, además de los años 1950 a 1980, se abarca hasta el
tiempo presente. Ya no sólo se observa la parte de crecimiento, porque puede
verse, en la parte correspondiente a los años 1978-80 hasta 1999-2000, cómo ya
no se presenta la misma estabilidad en el crecimiento.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 179

Gráfico N° 8
Venezuela: PIB y renta petrolera
1950-2000
PIB Renta
700000 120000

600000 100000

500000
80000
400000
60000
300000
40000
200000

20000
100000

0 0
1950

1954

1958

1962

1966

1970

1974

1978

1982

1986

1990

1994

1998
2000
PIB Años
Renta

Fuente: A. Baptista (2000).

Si como se muestra en el Gráfico N° 9 las variables se expresan en términos per


capita, se tienen líneas descendentes desde un poco antes de 1980, lo que remite
a una situación completamente distinta a la descrita para el período de crecimien-
to. Ahora, de una parte, se presencia la caída de la renta per capita y, de otra
parte, la caída del PIB per capita; en ese lapso 1978-2000 ya se encuentra la
situación que estamos considerando como crisis.

Gráfico N° 9
Venezuela: PIB y renta per capita
1950-1999
PIB Renta
40000 120000

35000
100000
30000
80000
25000

20000 60000

15000
40000
10000
20000
5000

0 0
1950

1954

1958

1962

1966

1970

1974

1978

1982

1986

1990

1994

1998
2000

PIB / habitante Años


Renta / habitante

Fuente: A. Baptista (2000). Cálculos propios.


Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 180

Para no abundar, sólo haré algunas breves observaciones que me permitan abor-
dar el problema de la crisis. Como se ha insistido, el término crisis es un término
polisémico, prácticamente significa una cosa distinta para cada uno de nosotros
(Cf. Caballero, 1998: VII-VIII y 1-2). En mi caso, denomino crisis al derrumbe del
modelo de desarrollo petrolero rentista; esa crisis significó que se cayeran las
bases societarias del modelo tal y como éste venía funcionando previamente y
concibo a esta caída no sólo como una caída económica, no es sólo una caída de
la renta, sino que significó en general que dejase de funcionar la sociedad tal y
como había venido funcionando (Cf. Lander, 1995: 91 y 94; Sonntag y Maingón,
1992: 63, 67, 68, 85, 89, 91, 94); y esa ruptura ha sido, precisamente, el problema
que nos está afectando hoy, problema presente cuando queremos analizar el
crecimiento y el bienestar.
A continuación, siguiendo la misma secuencia de los gráficos anteriores, incluyo el
Gráfico N° 10. Éste es un gráfico que tomé de una presentación de Víctor Fajardo
Cortez, que se realizó en el posgrado de la Facultad de Ciencias Económicas y
Sociales de La Universidad del Zulia. Allí se tiene la representación de las exporta-
ciones de petróleo en dólares de 1999, acompañada de una línea de tendencia que
está en negro. Ambas líneas muestran cómo está el problema de los ingresos petro-
leros, cómo existe una caída en términos reales que comenzó desde fines de los
años 70 y principios de los 80 y ha estado presente hasta hoy. Más adelante necesi-
taremos recurrir a este gráfico en oportunidad de las reflexiones finales.

Gráfico N° 10
Exportaciones petroleras reales
US$ de 1999 por habitante
US $ de 1999 por habitante M per capita
2.500

2.000

1.500

1.000

500

0
1951 1955 1959 1963 1967 1971 1975 1979 1983 1987 1991 1995 1999

Tendencia Años
Exportaciones petroleras

Fuente: presentación de Víctor Fajardo Cortez.


Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 181

El Gráfico N° 11 muestra lo que ha sido la caída de la inversión, cómo de esos


extraordinarios niveles de inversión en que habíamos estado en los años setenta,
se cae a niveles más bajos, incluso, relativamente más bajos a como vimos que
ocurrió con la renta y el PIB. De tal manera, que si en los años 1950-1980 una alta
inversión era parte constitutiva del crecimiento, tenemos ahora que una parte
constitutiva de la crisis, es precisamente la caída de la inversión y, como sabemos,
la caída de la inversión privada ha sido mucho más fuerte que la caída de la
inversión pública, esta última, directamente inducida por la caída de la renta.

Gráfico N° 11
Venezuela: PIB e inversión
1950-2000
PIB Inversión
700000 250000

600000
200000
500000

400000 150000

300000
100000

200000
50000
100000

0 0
1950

1954

1958

1962

1966

1970

1974

1978

1982

1986

1990

1994

1998
2000

PIB Años
Inversión

Fuente: A. Baptista (2000). BCV: Anuarios e informes económicos, varios años. Indicadores
macroeconómicos, www.bcv.org.ve.

El Gráfico N° 12 muestra con mayor gravedad, cómo ha sido la caída de la tasa de


inversión y cómo ha sido la caída de la inversión por habitante. Vemos que, como
país, hemos regresado a los niveles de tasa de inversión y de inversión por habi-
tante que existían antes de los años 50; es decir, que en términos de inversión nos
hemos colocado en una situación que ni siquiera alcanza a la lograda en los años
50, lo que significa que lo avanzado en por lo menos treinta años de crecimiento
(1950 a 1980) se ha perdido en 23 años de crisis: nos costó más tiempo avanzar y
nos ha costado menos tiempo caer.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 182

Gráfico N° 12
Venezuela: tasa de inversión e inversión por habitante
1950-2000
Inversión / PIB Inversión / habitante
45 16000

40 14000
35
12000
30
10000
25
8000
20
6000
15

10 4000

5 2000

0 0
1950

1954

1958

1962

1966

1970

1974

1978

1982

1986

1990

1994

1998
2000
Inversión / PIB Años
Inversión / habitante

Fuente: A. Baptista (2000). BCV: Anuarios e informes económicos, varios años. Indicadores
macroeconómicos, www.bcv.org.ve. Cálculos propios.

El Gráfico N° 13 fue también tomado de Víctor Fajardo Cortez y muestra el com-


portamiento del PIB no petrolero y de la inversión bruta fija privada, ambas
variables expresadas por habitante. En el mismo puede apreciarse toda la parte de
la crisis, cómo ha venido cayendo el PIB no petrolero por habitante y cómo,
igualmente, ha venido bajando la inversión privada por habitante, esta última a
más velocidad. Son éstas las situaciones que marcan la crisis cuando la queremos
ver desde el punto de vista económico.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 183

Gráfico N° 13
PIB no petrolero e IBF privada por habitante
PIBNP por habitante IBF por habitante
1.5
3.0

1.0
2.5

2.0 0.5

1.5 0.0
1968

1970

1972

1974

1976

1978

1980

1982

1984

1986

1988

1990

1992

1994

1996

1998
PIBNPpc Años
IBFpc

Fuente: presentación de Víctor Fajardo Cortez.

El Gráfico N° 14 representa el componente importado del PIB, y puede observar-


se cómo en la parte final existe una tendencia a la caída de las importaciones
respecto al PIB. Del mismo modo se comportan las importaciones por habitante,
pues en los últimos años de la variable graficada, este cociente tiende a caer. Para
ambas variables, además, tenemos ahora un nuevo problema, consistente en que
cada vez que tenemos recuperaciones de la economía, las importaciones crecen
más rápidamente o, en otras palabras, cada vez que salimos de esas caídas que
hemos venido viviendo frecuentemente los últimos 20 años y que la economía
toma un rumbo ascendente en ese momento, las importaciones crecen más rápi-
do que el PIB, de manera que tenemos un crecimiento de la elasticidad ingreso de
las importaciones, y ese crecimiento en cada recuperación es un freno o se cons-
tituye en un freno para una recuperación de largo plazo.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 184

Gráfico N° 14
Componente importado del PIB e importaciones por habitante
1950-1999
M / PIB M / habitante
35 10000
9000
30
8000
25 7000

20 6000
5000
15
4000

10 3000
2000
5
1000
0 0
1950

1954

1958

1962

1966

1970

1974

1978

1982

1986

1990

1994

1998
2000
M / PIB Años
M / habitante

Fuente: A. Baptista (2000). BCV: Anuarios e informes económicos, varios años. Indicadores
macroeconómicos, www.bcv.org.ve. Cálculos propios.

En el Gráfico N° 15 tenemos el PIB por habitante y el salario real. Allí encontra-


mos, otra vez, que en la última parte graficada se encuentra la caída de las va-
riables y, específicamente, la rápida caída del salario real. Si el salario real había
sido uno de los componentes importantes para el crecimiento del mercado, sim-
plemente ya deja de operar de esa manera y ahora el mercado tiene problemas de
expansión, debido a que, precisamente, la escogencia que hemos optado en
términos de ajuste, ha sido un ajuste por el salario, pues el peso del ajuste ha
estado fundamentado básicamente en el ajuste del salario, lo que ha significado
ajustar el mercado interno y, por supuesto, ajustar las posibilidades de inversión
para el mercado interno.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 185

Gráfico N° 15
Venezuela: PIB por habitante y salario real
1950-1999
Bolívares M per capita
70000

60000

50000

40000

30000

20000

10000

0
1950

1954

1958

1962

1966

1970

1974

1978

1982

1986

1990

1994

1998
2000
PIB / habitante Años
Salario real

Fuente: A. Baptista (2000). BCV: Anuarios e informes económicos, varios años. Indicadores
macroeconómicos, www.bcv.org.ve. Cálculos propios.

De lo dicho puede inferirse que existe una política de derrumbe del mercado
interno. Si caen la inversión privada por habitante y el salario real por habitante,
hemos escogido, como sociedad, una vía en la cual decimos que el mercado
interno no nos importa para el crecimiento. Es esta escogencia la que muestra,
entonces, la gravedad de la crisis.
El último gráfico, el N° 16, muestra que desapareció la tendencia a caer de la tasa
de desempleo y, al contrario, tenemos una tendencia al crecimiento del desem-
pleo; igualmente, allí se observa que cesó la tendencia a la generación de empleo
formal, y en los pasados 22 años tenemos que se juntan las dos curvas que
representan al empleo formal y al empleo informal, incluso, ya el empleo infor-
mal se coloca por encima del empleo formal.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 186

Gráfico N° 16
Venezuela: empleo y desempleo
1950-2000
80

70

60

50

40

30

20

10

0
1950

1954

1958

1962

1966

1970

1974

1978

1982

1986

1990

1994

1998
2000
Años
% Formal
% Informal
Desempleo

Fuente: A. Baptista (2000). BCV: Anuarios e informes económicos, varios años. Indicadores
macroeconómicos, www.bcv.org.ve. Cálculos propios.

De manera que si queremos enfocar el problema en términos de bienestar, vere-


mos cómo esos son elementos que nos dicen que perdimos la ruta del bienestar;
esa ruta ya no existe y, al contrario, se ha instalado entre nosotros una continuada
pérdida del bienestar. Nítidamente, y dependiendo de cómo se mida la pobreza,
existen diversidad de indicadores usados para hablar del crecimiento de la pobre-
za, encontramos 40 por ciento o 60 por ciento de la población venezolana califi-
cada como pobre (hay quienes hablan de niveles más altos), pero, lo destacable,
en lo que todos coinciden, es que en los últimos 20-23 años hemos tenido un
persistente y continuo aumento de la pobreza y eso se ha traducido, por supues-
to, en un deterioro de la calidad de vida del venezolano.
Si adicionalmente se asiste a una reducción del gasto público real en salud
per capita e, igualmente, a una reducción del gasto público real en educación per
capita, puede completarse un sintético cuadro que muestra, sin ambages, un
deterioro del bienestar.
Si bien desde mi óptica son unos barbarismos conceptuales, nos estamos acos-
tumbrando a hablar de capital humano, de valor agregado generado por el cono-
cimiento, y últimamente hasta se expresa que el conocimiento es un nuevo factor
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 187

de producción, todo ello para fundamentar la existencia de la sociedad del cono-


cimiento. Pues bien, cediendo a estos barbarismos, en la medida en que reduzca-
mos el gasto público en educación per capita, estamos demostrando de qué
manera nos queremos incorporar a esa sociedad del conocimiento.
Lo mencionado en los párrafos anteriores nos demuestra una pérdida del rumbo y
la falta de un objetivo de largo plazo. Como ya referí, el aspecto más notorio en el
período de crisis es que eso falta, eso está ausente. En su lugar, los economistas nos
contentamos con hablar de marco institucional, mientras que yo creo que los he-
chos sociales, considerados como un único objeto de estudio, van mucho más allá
de esa perspectiva limitante que usamos los economistas para referirnos a la sociedad.
En esta línea de reflexión creo que lo que se perdió fue el rumbo en términos de
un esfuerzo societario por ir a algún lado. Pienso que ocurrió así porque se han
producido profundos procesos de diferenciación y de fragmentación social que
impiden la definición de objetivos nacionales. De allí que no sea por azar que la
crisis social aparezca en paralelo con la crisis económica, al igual que la crisis
política aparece en paralelo con ellas; es decir, que la crisis de la sociedad se
manifiesta al mismo tiempo en sus diversos aspectos constitutivos, y la crisis del
modelo petrolero rentista tuvo que ver con que ya los niveles de renta dejaron de
impedir que afloraran las contradicciones y las debilidades que ya estaban en ese
modelo cuando tuvimos una época de crecimiento.
Mientras la magnitud de la renta fue tal que ocultó todo lo que significaban las
ineficacias económicas, las debilidades del sistema político y de los mecanis-
mos sociales, la sociedad que habíamos fundado sobre la base del crecimiento y
las posibilidades que abría la renta petrolera, era una sociedad que caminaba,
hasta que llegó un momento en que todas esas debilidades se comenzaron
a juntar y se nos presentaron de una sola vez, en términos de crisis económica,
política, social (cediendo así a las parcelas disciplinarias), y eso vino a agravarse
por la caída definitiva de la renta petrolera: al ocurrir el declive de la renta petro-
lera. Ni la clase política, que es a la que constantemente señalamos como la culpa-
ble, ni nosotros como sociedad, hemos sabido salir de allí, no hemos sido capaces
de instrumentar las propuestas para salir de allí; por supuesto, como somos los
venezolanos, preferimos decir que en la clase política, en el sector público, o en
las medidas políticas que se tomaron, recae la culpa de la crisis, pero no decimos
cómo hemos contribuido cada uno de nosotros a esa crisis y, más bien, optamos
por salirnos del problema señalando a un culpable externo a nosotros.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 188

Reflexiones finales

Dado el panorama que las anteriores líneas han pretendido construir, quiero
plantear, de seguidas, las reflexiones finales. La primera reflexión versa sobre la
intervención del Estado. Si bien es cierto que no podemos generalizar en cuanto
a la intervención del Estado, también es cierto que toda aquella sociedad que
llamamos exitosa, sea la que sea, y toda aquella sociedad que no la consideramos
exitosa, pero que ha tenido períodos exitosos de crecimiento; en todas ellas, ha
habido una amplia y profunda intervención del Estado, y no sólo ha habido una
amplia y profunda intervención del Estado, sino que además en las sociedades
denominadas exitosas esa intervención del Estado es cada vez más grande, es una
intervención del Estado que no se detiene.
Asdrúbal Baptista (1999: 270) publicó un artículo en la revista Sic en el que mostró
la relación entre el gasto público y el PIB para un conjunto de economías desarro-
lladas, entre los lapsos 1960-1966 y 1990-1994. Absolutamente en todas esa relación
creció y no solamente creció, sino que el nivel mínimo pasó a ser de 34,3
por ciento en Suiza, y el nivel máximo se encuentra por el orden de 67 por ciento
en Suecia, de tal manera que en todas ha crecido la intervención del Estado, más
rápido en unas que en otras (por ejemplo, en Alemania se pasó de 35 por ciento
a 48 por ciento; en EE UU de 28,7 por ciento a 37,3 por ciento).
Por supuesto hay intervenciones e intervenciones, pero lo que es obvio, es que el
Estado, en cuanto que condensa el esfuerzo social hacia el crecimiento, es im-
prescindible en estas sociedades, así las llamemos sociedades de mercado; es
decir, la presencia del Estado es amplia, profunda y condensa los objetivos socia-
les. Si algo hemos perdido en la crisis de nuestra sociedad, es que el Estado dejó
de condensar los objetivos nacionales y dejó de tener un objetivo hacia el cual ir,
porque las fuerzas sociales perdieron el rumbo, porque además, con la fragmen-
tación y la diferenciación social, los actores sociales se han atrincherado en sus
propios intereses y no atinan a ver y privilegiar un interés colectivo, privilegian
sus propios intereses parciales y sus propios intereses individuales.
Quiero terminar con una metáfora de José Ignacio Cabrujas que se refiere a
Venezuela como un hotel, y a la relación de los venezolanos con Venezuela: como
la relación de un alojado con el hotel, por lo que si no me gustan los servicios que
me da el hotel me cambio de hotel, me voy para otro. Es esa imagen la que nos
presentaba ayer Efraín Velázquez: si el Estado no me aclara la incertidumbre
petrolera, pues simplemente no invierto; si el Estado no me pone un buen hotel
yo me voy para otro lado, me olvido del hotel, y eso es precisamente lo que nos
está ocurriendo, no estamos comprometidos con un proyecto de país.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 189

Así pues, usemos algunas evidencias que nos permitan ejemplificar con el caso
del posible déficit fiscal si bajan los precios del petróleo, caso éste, paradigmático.
Para ello, procederé a retomar el Gráfico N° 10, el cual muestra la tendencia a la
caída del ingreso petrolero en términos reales y, por ende, de la renta petrolera.
¿Qué nos está diciendo ese gráfico? Que llegado el caso no tenemos cómo finan-
ciar el gasto público y aparecerá el déficit fiscal.
Pero utilicemos unas cifras de referencia. El porcentaje de los impuestos directos
respecto al PIB de los países desarrollados es más o menos 27-28 por ciento; esa
misma proporción, después de las reformas, es en América Latina, más o menos
17-18 por ciento, mientras que en Venezuela, sin petróleo, es 3 por ciento.
En ocasión del pago del impuesto sobre la renta, yo calculé que mi pago respecto
a mi ingreso (año 2000) fue de un 5 por ciento; en cambio, tuve un profesor
italiano que nos comunicó que entre él y su esposa ganaban 7.000 dólares en
Italia, y, de entrada, por el mismo concepto, debía pagar 30 por ciento, 2.100
dólares. Estamos ahora en capacidad de formular las preguntas que creo perti-
nentes: ¿estamos dispuestos, como sociedad, a elevar los niveles impositivos y
contribuir con despejar la amenaza de crisis fiscal o no? ¿Estamos dispuestos a
disminuir los niveles de evasión fiscal y cubrir cualquier caída de los precios del
petróleo? ¿Estamos dispuestos a que nos cobren o no? En términos de Cabrujas,
¿estamos alojados en el hotel o somos el hotel?
No se trata de esperar que el gobierno tome decisiones, ¿estamos dispuestos a
construir el país?, ¿estamos dispuestos a construir el crecimiento? Si no estamos
dispuestos, si queremos seguir siendo unos alojados en el hotel, pues no hay
perspectivas de crecimiento. Mientras no tengamos fuerzas sociales comprometi-
das en construir el crecimiento, seguiremos sin crecimiento.
Carlos Luis Villalobos / Crecimiento económico y bienestar social 190

Referencias bibliográficas

BALANDIER, Georges (1997): El desorden. La teoría del caos y las ciencias sociales. Elogio de la
fecundidad del movimiento. Barcelona (España): Gedisa editorial.
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Iesa (mimeo).
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económica. Caracas: Iesa (mimeo).
______ (1991): “La cuestión de los salarios en Venezuela”. En Sic, mayo, Caracas.
______ (1997): Teoría económica del capitalismo rentístico. Caracas: Ediciones Iesa.
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______ (2000): “Un buen número = una buena palabra”. En A. Baptista (ed.): Venezuela siglo
XX: visiones y testimonios. Caracas: Fundación Polar.
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MAZA ZAVALA, Domingo F. (1980): “La economía de la Venezuela contemporánea y sus proyec-
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Venezuela-Editorial Nuestro Tiempo, 7a edición.
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dad holandesa’”. Caracas: Cuadernos del Cendes, n° 8.
MORÍN, Edgar (1997): Introducción al pensamiento complejo. Barcelona (España): Gedisa edi-
torial.
SONNTAG, H. y MAINGON, T. (1992): Venezuela: 4-F 1992. Un análisis sociopolítico. Caracas:
Editorial Nueva Sociedad.
Comentario

Morales Edison Morales*

Después de escuchar la magnífica exposición de Carlos Luis Villalobos quisiera


agregar algunos comentarios a su ponencia, y marcar algunas afirmaciones im-
portantes que están relacionadas con el tema que nos ocupa: el crecimiento y el
bienestar social.
En algún momento Carlos Luis Villalobos mencionó el problema de que los eco-
nomistas estábamos encerrados en una ciencia que prácticamente partía del equi-
librio y volvía a llegar al equilibrio. Hoy debemos recordar la posición asumida a
nivel mundial por conocidos economistas, por ejemplo Stiglitz, a quien mencio-
naba Gastón Parra; también Amartya Sen con su frase muy difundida a nivel
mundial: desarrollo con libertad; la posición del PNUD, todas éstas son posicio-
nes que apuntan a que la agenda del desarrollo sea una cosa distinta a discutir
solamente el tema del crecimiento económico; se trata de la búsqueda de objeti-
vos más amplios. Esa búsqueda de objetivos más amplios nos lleva a pensar que
la agenda del desarrollo debe ser fundamentalmente la consecución de objetivos
sociales y del bienestar social de la población. Todo esto está en la agenda de
discusión de los economistas y de quienes no lo son.

* Profesor de La Universidad del Zulia.


Edison Morales / Comentario 192

Quisiera agregar también algunas cifras importantes que muestran la gravedad del
problema de la disminución del bienestar en la sociedad venezolana. Por ejemplo,
la pobreza aumentó dos veces en los últimos 20 años, y ello coincide con las
posiciones de ayer en las diferentes conferencias, en que eso está relacionado con
la caída en el crecimiento y particularmente con la caída de la inversión. La pobreza
extrema se triplicó en el mismo período; los grupos de altos ingresos se redujeron
de 10 a 1,5 por ciento, y los sectores medios de la población venezolana caye-
ron de 56 por ciento a 33 por ciento. La conclusión de esto es que aquí se empobreció
prácticamente todo el mundo, desde gente apoderada hasta la clase media.
El otro punto importante es que también en los dos últimos años de gobierno la
pobreza ha aumentado cuatro puntos porcentuales absolutos, lo que quiere decir
que la cosa continúa de manera progresiva.
¿A qué se debe esto? Ya se ha dicho: es la caída en el crecimiento asociada a una
disminución de la inversión, pero particularmente de la inversión privada, de
la inversión privada nacional y también de la inversión privada extranjera. Ello ha
tenido impactos muy negativos, sobre todo en el empleo y en la calidad del
empleo.
Nosotros observamos hoy cómo la población económicamente activa de Vene-
zuela aumenta anualmente en alrededor de 3 por ciento; pero resulta que la oferta
de empleo está aumentando a una cantidad mucho menor que ese porcentaje. Y,
por otro lado, también observamos que la calidad de los empleos es muy pequeña,
muy disminuida, y en consecuencia la mayor parte de la población ha recurrido
al sector informal de la economía. Por ejemplo, tenemos que de 1983 a 1992-93 el
sector informal oscilaba en torno de 40 por ciento; desde allí hasta ahora, hasta
el año 2000, el sector informal está en 54 por ciento del total de la población
económicamente activa.
¿Cuál es el resultado de esto? El resultado simplemente es un empobrecimiento
radical de la población venezolana; los que no encuentran empleo van al sector
informal, con todas las características que ya se han mencionado acá: ingresos
precarios, baja productividad y escasa protección.
El otro elemento es que también el empleo que más se ha visto afectada es el
empleo de los jóvenes, el empleo de la población que va de 15 a 24 años, y también
el empleo de mayores de 45 años. Esa presencia perversa de desempleo ha
originado que en los hogares la pobreza se refuerce, porque el padre queda sin
empleo y los jóvenes tienen que ir a buscar empleo, precisamente en el momento
de su mayor capacidad de iniciar su potencial de producción. En consecuencia,
ello redunda en que los pobres hoy en Venezuela tengan una menor capacita-
ción, una menor educación y, por supuesto, una menor salud.
Edison Morales / Comentario 193

¿Qué se impone ahora? Se impone que establezcamos una agenda para el desa-
rrollo económico de Venezuela que tiene que ser sostenible en el largo plazo, así
como incluir los intereses de todos los agentes económicos y sociales que hace-
mos vida en Venezuela.
Aparte de otras tantas consideraciones que imponen la globalización, la vulnera-
bilidad de las economías pequeñas, la precariedad en la soberanía de los Estados,
hay dos aspectos fundamentales que deben tratarse. El primero es que la política
social sea sostenida en el largo plazo; una política social que implique garantizar
equidad, pero también la inclusión de aquellos sectores empobrecidos de las
poblaciones. Ello implica un acceso amplio a los recursos y por supuesto también
a la protección social, lo que conlleva a que podamos tener una mayor igualdad
de oportunidades, pero no sólo de oportunidades económicas, sino también de
oportunidades sociales, y por supuesto políticas, que se reflejen en que los po-
bres tengan una mayor participación.
Y en segundo lugar, el otro elemento importante es que no puede haber recupe-
ración del bienestar social si no hay un crecimiento económico de calidad. El
crecimiento económico de calidad hoy no puede provenir del Estado. Ya mencio-
naba Víctor Fajardo en una conferencia que dio acá, que el total de empleados del
sector público es de 1.343.000 personas. Eso significa que aparte de la caída de la
renta petrolera per capita, no hay posibilidad de que a partir de un crecimiento
fundamentado por el Estado podamos recuperar el bienestar social de la pobla-
ción. Tiene que ser a partir de que el mercado funcione y que florezca también la
inversión privada.
Pero en todo esto el Estado tiene un papel muy importante. El Estado tiene dos
clases de funciones que son, por un lado, la promoción de la acción de los grupos
sociales; y por el otro lado, la restricción de la acción de los grupos sociales. Voy
a comenzar por la segunda.
La segunda tiene que ver con la estabilidad política y ello incluye que el Estado
debe garantizar legitimidad, debe garantizar también, por lo menos, la represen-
tación de los ciudadanos y, por supuesto, asegurar los canales de participación.
Todo ello reúne lo que podemos denominar la estabilidad política, que los soció-
logos y los politólogos conocen mucho más que nosotros. Ahora, ello redunda
por supuesto en paz social; y cuando hay paz social se puede actuar para que se
reduzca la pobreza o para que se recupere el bienestar social.
El otro elemento importante en este grupo de funciones de restricción de los
grupos sociales es la garantía del Estado de derecho, un sistema judicial probo
y por supuesto, como ya decía aquí Ángelo Lucenti, instituciones regulatorias
importantes que garanticen el funcionamiento del mercado. Con paz social y un
Edison Morales / Comentario 194

funcionamiento adecuado del mercado regulado por el Estado puede que poda-
mos movernos a una situación más positiva en la recuperación del bienestar
social. Las otras acciones del Estado son las políticas redistributivas; la prestación
de los servicios sociales, en cuanto a educación, salud, saneamiento ambiental,
infraestructura, seguridad social y atención a los grupos específicos más vulnera-
bles de la población. Todo esto significa capitalización de los recursos humanos,
lo cual habrá de influir necesariamente también en la reducción de la pobreza.
Comentario

Purroy
Miguel Ignacio Purroy*

He tenido la suerte de que mis dos antecesores han hecho unas excelentes expo-
siciones, y no me queda sino complementar lo dicho, eso sí, dándole un pequeño
giro a sus exposiciones en el sentido de decir que para mí la relación entre
crecimiento económico y bienestar es una relación no de una sola vía sino que es
una relación de doble vía; es una relación de interactuación, de condicionamiento
mutuo entre ambas cosas. Yo pienso que la falta de bienestar no solamente es un
producto de la falta de crecimiento, sino que también tiene efectos inhibidores
sobre el potencial de crecimiento de una economía.
Me gustaría empezar estos comentarios haciendo una reflexión sobre el excelente
repaso histórico que hizo el profesor Villalobos. Yo tengo una gran inquietud, una
duda muy grande sobre lo que pasó realmente a fines de los años 70; aquí se dan
explicaciones que creo que son válidas, el problema estructural del financiamiento
del Estado, el problema también estructural de la sobrevaluación de la moneda
venezolana, pero me parece que está faltando un elemento, sin quitarle, por su-
puesto, importancia a los elementos anteriores. Este elemento faltante tiene que ver
con el tema social, con el tema del bienestar; a fines de los años 70 y a principios de
los 80, vinculado como estaba al mundo productivo, industrial, recuerdo que había
una enorme capacidad de inversión y al mismo tiempo una enorme capacidad
ociosa, y no se invertía porque no había demanda, no había quien consumiera,
teníamos un mercado interno verdaderamente raquítico.

* Miembro del Consejo Editorial de la Revista BCV.


Miguel Ignacio Purroy / Comentario 196

El raquitismo del mercado interno tiene mucho que ver con el hecho de que a
pesar de que se creció en los años 40, 50, 60, 70, y que eso mejoró el nivel de vida
y los indicadores sociales, de ninguna manera se rompió un esquema básico de
inequidad que estaba incrustado en la economía y en la sociedad venezolana. Ese
esquema impidió que se generara ese círculo virtuoso que es típico de las socie-
dades capitalistas, en las cuales la inversión genera empleo, remuneración y la
ampliación del mercado.
De tal forma que sí, efectivamente se creció, se mejoró socialmente, pero había ahí
como una especie de plomo en el ala que tenía la sociedad venezolana para poder
realmente despegar, y entonces, ¿quién va a invertir si no hay quien compre?. Por
eso es que una proporción creciente del ahorro se fue derivando hacia el exterior,
porque no había posibilidad de utilizarla productivamente dentro del país.
Esto se hizo patente en la segunda mitad de la década de los sesenta cuando se
agotaron las fases iniciales de la sustitución fácil de importaciones; luego vino un
paréntesis en los años 70: todo el incremento del precio del petróleo, la Gran
Venezuela, el V Plan de la Nación, que nos hizo olvidar que ya estábamos inmersos
desde fines de los años 60 en una crisis importante que tenía mucho que ver con
la estructura social del país y con la inequidad y la desigualdad en la distribución
de los ingresos.
Todo esto hace que tengamos que mirar un poquito más en detalle qué pasa con
el bienestar y el crecimiento, qué interacciones hay. Podemos mirar desde varios
ángulos. Un primer ángulo, que para mí es obvio, es el hecho de que la falta de
bienestar en definitiva lo que significa es que hay una calidad deplorable, insufi-
ciente, de vida, en lo que se refiere fundamentalmente a educación, salud, condi-
ciones ambientales, urbanísticas; y todos éstos son elementos altamente inhibidores
de la productividad. Es imposible mantener un ritmo de productividad adecuado
en el país, con unas situaciones de vida, con una calidad de vida tan precaria, en
una gran masa de la población. Ése es un ángulo que me parece evidente.
Otro ángulo que no es tan evidente, es cuando uno empieza a ver el bienestar
con una visión un poco más global, y entonces se lo define como la capacidad de
ejercicio de la ciudadanía, como la capacidad y la existencia de derechos civiles,
de libertad política, y sobre todo de la libertad para agenciar. Éste es un concepto
que usa mucho Amartya Sen: la libertad que tiene cada ciudadano para agenciar,
para hacer de su capacidad productiva lo que realmente considera que debe hacer.
En definitiva, la pobreza es una privación de esta capacidad de agenciar, es una
privación de los derechos humanos fundamentales; para empezar del derecho
humano fundamental de poder tener un empleo. Eso es la pobreza, esa privación
de esos derechos humanos fundamentales.
Miguel Ignacio Purroy / Comentario 197

Yo creo que en Venezuela esta libertad ciudadana ha sido agredida por un sistema
político-partidista que invadió todas las esferas de la vida del país y por un Estado
interventor. Por supuesto que sobre el Estado interventor uno puede hablar mucho,
pero específicamente en el caso venezolano el tipo de intervención fue castran-
do por un lado esa libertad para agenciar de los ciudadanos, y también fue
castrando la cultura de responsabilidad ciudadana, que a mí me parece que es un
elemento fundamental para poder crecer de una forma moderna.
Y eso generó toda una cultura populista, en la que por un lado se tiene un Estado
que invade e inhibe todas las fuerzas creadoras de riqueza, y así tenemos un
ciudadano pasivo, un ciudadano que no entiende la relación elemental entre los
medios y los fines, entre el trabajo y el resultado de ese trabajo, que no tiene
ningún esquema racional de premios y castigos. Entonces, esa combinación de
cultura que por un lado proviene del Estado, y por otro lado proviene del ciuda-
dano, es enormemente negativa para potenciar y aprovechar el potencial de cre-
cimiento de un país.
Lo que quería simplemente decirles es que tenemos que verlo todo en un enfo-
que sistémico, un enfoque en el cual el ingrediente social de por sí tiene entidad
propia, tiene que estar abordado no como una simple consecuencia del creci-
miento, sino de verdad como un problema en sí que tiene entidad propia. Debe-
mos estar claros que sin un bienestar social incorporado en el mismo proceso de
crecimiento no podemos ir muy lejos; que el desarrollo de un país debe incorpo-
rar de forma intrínseca esa ampliación de la libertad, entendida como la capaci-
dad real para obtener los medios de vida dignos que sean posibles en un entorno,
además de las libertades civiles, porque la libertad es uno de los más poderosos
motores de creación de riqueza.
Preguntas y respuestas Moderadora: Alicia de Salom*

Moderadora

La crisis es una forma de despertar la imaginación y de oportunidad para reinventar


el futuro, además incentiva la reflexión y la conciencia. ¿Por qué en Venezuela no
crecemos? ¿Cómo podríamos despertar la imaginación y la conciencia?
El principal problema económico venezolano es que la economía se basa en un
factor monoproductor, ¿cómo podemos superarlo y bajo qué perspectivas se pue-
de garantizar un bienestar social?
¿Consideran ustedes que nuestro país tiene que aplicar una concepción hacia un
modelo neoestructural propuesto por la Cepal, una concepción económica que
cambia con las nuevas reflexiones sobre un modelo de país basado en un desa-
rrollo humano? ¿Venezuela está en esa vía?
Según los comentarios de Justino Rísquez, pareciera percibirse que el problema
del crecimiento económico tiene aspectos socioculturales, de mala gestión guber-
namental, ¿qué opinan ustedes de ello?

* Profesora de La Universidad del Zulia.


Quinta sesión / Preguntas y respuestas 199

Profesor Carlos Luis Villalobos

El problema de la concepción de la crisis aborda múltiples perspectivas y concep-


ciones. Una que estuvo bastante de moda hará unos 5, 8 años, es precisamente
ésta de que la crisis es una oportunidad para despertar las potencialidades, de que
la crisis obliga a que la gente despierte su imaginación. Pero eso ocurre si estamos
en un círculo virtuoso, si estamos en un círculo contrario normalmente eso no
ocurre: cada quien se atrinchera en sus propios intereses y mira el conjunto, toma
decisiones y hace sus cálculos a partir de sus propios intereses; de manera, enton-
ces, que se pierde el interés del colectivo. No puede haber así coherencia social.
Justino Rísquez señalaba los casos de China, Japón, Taiwan y Corea. En ellos encon-
tramos una organización familiar; su cultura no es la cultura del individualismo, es la
de la cultura familiar. Una de las razones del proteccionismo japonés innato es que
los grandes grupos económicos japoneses son grupos familiares y de allegados, de
tal manera que si yo tengo una empresa que le suministro a la otra, y viene una
empresa extranjera a pedirme suministro, yo primero consulto al grupo y luego le
doy respuesta a la empresa extranjera, si me dice no el grupo, digo no.
Algo semejante está ocurriendo en la China continental, en Taiwan y en Corea. De
manera que tenemos allí una preferencia por el interés familiar y no por el interés
individual al estilo del individualismo anglosajón. Fácilmente nos olvidamos que
cuando se habla de macroeconomía nos referimos a una macroeconomía norte-
americana, basada en el individualismo como concepción filosófica. De manera
que tratar de implantar el individualismo como concepción filosófica en una socie-
dad como la venezolana es un problema cultural de primera línea y de primera
importancia, porque nuestro pensamiento no está basado en el cálculo racional
individualista, pero todos los desarrollos de la teoría económica nos dicen que
tenemos que ser calculadores individuales racionalistas, y resulta que no somos
buenos calculadores individuales racionalistas, pero además, cuando esa moda
nos llega precisamente cuando estamos en crisis, esa introducción del cálculo indi-
vidual racionalista presiona hacia la fragmentación social y hacia que privilegie mis
intereses individuales o mis intereses de grupo. De manera que nos encontramos
en una situación bastante complicada acerca de cómo lograr un nuevo consenso
que permita procesar objetivos nacionales.
Si tratamos de ver a los países que tuvieron éxito en términos del proceso de
sustitución de importaciones y en términos de lograr una base industrial, encon-
tramos que eso sólo fue posible, o casi sólo fue posible, en Brasil. El problema es
cómo en una economía pequeña como la venezolana, y como decía Miguel
Ignacio Purroy, con un mercado pequeño, puede desarrollarse una industria
sustitutiva exitosamente. También está de por medio el problema de hasta qué
Quinta sesión / Preguntas y respuestas 200

grado de diversificación podemos aspirar, y hasta qué grado podemos diluir es-
fuerzos en distintos frentes, o si tenemos que escoger unos frentes en los que nos
podemos concentrar, y a partir de los cuales podemos desarrollar o plantearnos el
crecimiento económico.
La propuesta de la Cepal es una propuesta, entre otras, que si bien es cierto pone
énfasis en la equidad y el desarrollo humano, pone énfasis también en cómo
podemos lograr el desarrollo productivo. Pero esa propuesta no podemos aplicar-
la automáticamente al caso venezolano. Por no partir de lo que somos adaptamos
las modas, e igual que adaptamos el proceso sustitutivo de importaciones, luego
adaptamos el neoliberalismo. La cuestión, en suma, es mucho más compleja que
el simple adoptar un conjunto de recetas.

Moderadora

El Estado ha asumido un papel regulador en la economía: ¿cómo puede éste


determinar un bienestar social y un crecimiento económico, bajo las condiciones
inestables que actualmente vivimos?

Doctor Edison Morales

Para responder a esta pregunta quiero hacer referencia a algo mencionado por
Miguel Ignacio Purroy y Carlos Luis Villalobos. El problema es que el Estado no
puede determinar el bienestar social y el crecimiento económico. El papel del
Estado es el de mediador; el Estado tiene que ejercer una acción mediadora para
producir resultados sobre el crecimiento económico y, por supuesto, para producir
resultados sobre el bienestar social, y ello pasa por el hecho de que el Estado tiene
que ejercer su función de estabilidad política y hacer funcionar el Estado de dere-
cho a nivel interno. Su otro grupo de funciones se refiere a la redistribución
del ingreso, aportando todo lo que tiene que ver con educación, salud y la forma-
ción más eficiente de los recursos humanos. Es decir, la acción del Estado solamen-
te tiene que estar en el ámbito de la mediación en la consecución del crecimiento
económico y del bienestar social.

Moderadora

¿Qué mecanismos son necesarios aplicar en Venezuela para que haya un creci-
miento económico fundamentado no sólo en el desarrollo del sector industrial
petrolero?
Preguntas y respuestas 201

Doctor Miguel Ignacio Purroy

La verdad es que esta pregunta es bien difícil, pero es interesante porque nos
permite poner un ejemplo acerca de cómo tiene que estar imbricada la política
económica con la política social.
La única forma de verdad sostenible de tener una estructura productiva diversifi-
cada, es teniendo un tipo de cambio que se ajuste a esa estructura productiva
diversificada. Ahora, si lo que queremos tener es un desarrollo petrolero impor-
tante y una economía petrolera, nos podemos dar el lujo de tener un tipo de
cambio fuerte, vamos a llamarlo sobrevaluado, yo lo llamo fuerte; tiene esto im-
plicaciones sociales muy importantes, porque nos permite elevar el desarrollo
real por la vía de los bienes de consumo y tiene un claro efecto distributivo
positivo para el ingreso, mientras que si lo que se pretende es diversificar la
economía, como se pretendió en las últimas décadas, eso implica un tipo de
cambio más bien acomodaticio, débil, que genera luego inflaciones y que al final
crea pobreza porque tiene un efecto negativo para la distribución del ingreso.
Entonces, el dilema no es meramente técnico-económico, es un dilema social, el
tipo de cambio tiene un impacto social. Yo sí creo que nosotros debemos propen-
der hacia un tipo de cambio fuerte; creo que tenemos que reconocer que somos
una economía petrolera, pero creo que hay muchas formas de hacer economía
petrolera. Una forma mucho más inteligente que la que hemos hasta ahora aplica-
do es que alrededor de la industria petrolera hay muchísimas cosas que hacer,
que tienen que ver también con actividades productivas y de servicios, con agre-
gación de valor. Hay países que lo han hecho muy bien: Noruega, por ejemplo,
este país ha logrado crear un sector conexo a la industria petrolera que tiene una
capacidad internacional de competitividad verdaderamente extraordinaria. Aquí
hemos tenido unas políticas absolutamente erráticas, cuando la producción baja-
ba y subía se sometía a todo el sector industrial y de servicios conexos a una especie
de shock verdaderamente insostenible, lo cual hizo que fueran cayendo y cayendo
empresas. Prácticamente todo el sector conexo está hoy en manos de empresas
extranjeras, porque el Estado venezolano no se ocupó de crearle condiciones
razonablemente estables a este sector de la industria petrolera.
En suma, yo sí creo que se puede hacer mucho en ese campo y al mismo tiempo
no entrar otra vez en ese tobogán que tuvimos en los años 80 y 90, de devaluaciones,
inflaciones y empobrecimiento general.
Clausura
Clausura
Palabras de clausura

Chávez Jorge Chávez*

Al término de este Segundo Encuentro Nacional de Economía de la Revista BCV,


queremos dar las gracias a todas las instituciones y personas que hicieron posible
la realización del mismo. En primer lugar, al Comité Editorial de la Revista BCV,
con Asdrúbal Baptista a la cabeza, por habernos permitido vestir de gala a la
universidad y concretamente a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, en
este evento en el cual aspiramos haber estado a la altura del compromiso contraí-
do y donde también aspiramos a que se hayan disipado algunas dudas. Las re-
flexiones expuestas aquí en este encuentro deben ayudarnos a todos nosotros,
desde los distintos puestos de trabajo, bien como docentes, investigadores, em-
presarios y a las esferas del poder, para que encontremos realmente un horizonte
más loable para la mayoría de los habitantes que vivimos en este país, logrando
así ese crecimiento económico sustentable, abandonado durante dos décadas.
Quiero agradecer también al Directorio del Banco Central de Venezuela, muy
especialmente a su primer vicepresidente, Gastón Parra Luzardo, quien cada vez
más nos demuestra ser un universitario total. Desde los años de su jubilación
nunca ha abandonado el contacto con nuestra universidad y sigue demostrándolo
ahora desde un puesto tan importante como el que ocupa.
Estamos realmente agradecidos por esta oportunidad de haber realizado este
encuentro en el marco del convenio suscrito entre el Banco Central de Venezuela
y La Universidad del Zulia.

* Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de La Universidad del Zulia.


Jorge Chávez / Palabras de clausura 204

Damos las gracias también a todas las universidades que nos acompañaron en
este evento; gracias a los conferencistas, a los comentaristas y moderadores
de este encuentro, y también quiero hacer un reconocimiento muy especial a los
estudiantes que han estado aquí o en el auditorio de pregrado.
De igual forma quisiera señalar, porque estoy autorizado para ello, que las memo-
rias de este encuentro van a ser plasmadas en una edición especial de la Revista
BCV, y aspiramos tenerla al alcance de todos nosotros muy cerca del mes de
octubre de este año.
Con estas palabras de agradecimiento dejo clausurado este acto y manifiesto que las
puertas de la universidad, y concretamente de la Facultad de Ciencias Económicas
y Sociales, siempre estarán abiertas para temas de esta magnitud, no solamente en
el área económica, también en el área de la política, de la administración, de la
gerencia y de la cuestión social, tan importante para nosotros.
Gracias a todos por su asistencia y participación y hasta la próxima ocasión.
Autoridades Diego Luis Castellanos E.
Presidente

Manuel Lago Rodríguez


Armando León Rojas
Domingo F. Maza Zavala
Jorge Giordani
(Representante del
Ejecutivo Nacional)

Administración Diego Luis Castellanos E.


Presidente
Gastón Parra Luzardo
Primer Vicepresidente
Eddy Reyes Torres
Segundo Vicepresidente
Esta revista se terminó
de imprimir en los talleres de
Editorial Exlibris
Caracas, Venezuela
Octubre, 2001

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