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TEMA 1

UNA VISIÓN DESDE


LA ECONOMÍA
Autor Invitado
Lic. Guillermo Luciano

Licenciado en Economía (Universidad del Salvador)


Ex Profesor Adjunto Ordinario de la
Cátedra de Economía II de la
Licenciatura en Nutrición
Facultad de Bromatología
Universidad Nacional de Entre Ríos

Revisión
Cr. Miguel Ángel Angerosa
Cr. Nicolás E. Zonis

Profesores Adjuntos de las Cátedras de


Economía I y II de la
Licenciatura en Nutrición
Facultad de Bromatología
Universidad Nacional de Entre Ríos
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UNA VISIÓN DESDE LA ECONOMÍA

INTRODUCCIÓN

Uno de los temas que más preocupan a nuestra sociedad hoy es el consumo descontrolado
que tienen los países ricos sobre los recursos naturales estratégicos, sin considerar las
consecuencias que esto tiene para el planeta y las futuras generaciones. Si a esto se suma que
se malogran un volumen equivalente de recursos aprovechables, por el manejo irresponsable
de los detritus de los procesos industriales, el panorama de los próximos años resulta
inquietante.

Simultáneamente, es la primera vez en la historia de la humanidad que grandes mayorías


aceptan resignadamente ser privadas de los bienes esenciales, sin provocar el colapso de
la sociedad que los excluye. Esto es diferente a lo que sucedía en la antigüedad, donde las
sociedades que no daban respuestas al conjunto de sus individuos colapsaban y desaparecían.

Podríamos decir entonces que el actual sistema de integración social, económica y política
de los distintos países de la tierra avanza hacia un futuro por lo menos incierto que estaría
caracterizado por:

* La distribución de la riqueza cada vez más regresiva o sea que los que más tienen, acumulan
cada vez más y los que menos tienen, cada vez tienen menos.

* El consumo descontrolado de recursos naturales, estamos consumiendo en pocos lustros


el total de las reservas de recursos planetarios, estratégicos para la sobrevivencia, como la
biodiversidad, la atmósfera o el agua potable.

LA ECONOMIA ES UNA CIENCIA SOCIAL

Hay muchas formas de ver la condición de la Economía como Ciencia Social, para
no abundar en un concepto que se desarrollará a lo largo de este texto. Decimos que
la Sociedad aparece cuando los individuos, en la búsqueda de la resolución de sus
problemas de sobrevivencia, deben asociarse en grupos que exceden los límites de los
núcleos familiares.

En ese momento aparecen los temas que conforman el núcleo de nuestra ciencia y que
a continuación referiremos.

Desde que existe la humanidad, han estado presente siempre dos problemas que
configuran el núcleo de la ciencia económica: cómo se producen los bienes que conforman
el excedente social y cómo se distribuyen.

En los albores de la sociedad humana, los individuos se auto proveían de los elementos
que necesitaban para subsistir y reproducirse, pero con el correr del tiempo, adquirieron
la capacidad de generar un número mayor que los necesarios para la subsistencia.

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TEMA 1

EL EXCEDENTE

Es entonces cuando aparece un excedente que queda disponible para otros fines, a decidir por
el conjunto social. De esta clase de bienes, que se denominan excedente social y de su destino,
se ocupa nuestra ciencia.

Durante milenios la producción del excedente se resolvió por la recolección y la caza y su


asignación la efectuaban los líderes grupales, a través de la autoridad que emanaba de su fuerza,
de su astucia o simplemente de costumbres ancestrales.

Posteriormente la agricultura revolucionó la forma de la organización humana, ya que


volúmenes desconocidos hasta entonces de alimentos y bienes, permitieron hacer mas
complejas las relaciones del grupo social y aumentar dramáticamente el número de individuos
que los conformaban.

EL MERCADO

Luego las diversidades de intereses, amplitud de los escenarios geográficos, y la cada vez
más numerosa nómina de miembros, fue generando una de las instituciones más antiguas que
reconoce la historia humana: El Mercado.

El Mercado ha estado presente a lo largo de milenios, desde el inicio de las sociedades


registradas, resolviendo en parte uno de los dos problemas que ocupan a nuestra ciencia: cómo
se distribuyen los bienes.

El Mercado ha sido también un gran facilitador en la misión de asignar los recursos, dado
que es una de las formas más eficaces que tienen los hombres para expresar sus preferencias
individuales.

Pero finalmente el gran salto en la historia humana respecto a la producción de bienes se


produjo con la Revolución Industrial, y a partir de allí se conformó un nuevo universo de
relaciones sociales que dieron lugar a la sociedad moderna.

Los grandes agregados económicos, los complejos problemas generados en la producción de


bienes, las elaboradas técnicas necesarias para su administración y finalmente, y por sobre todo,
la inédita manera de apropiarse y alternarse en la cúspide de la organización humana; todo esto
ha quitado la transparencia a los fenómenos ligados a lo Económico ya referidos, como son la
forma en que la sociedad produce y distribuye los bienes.

No nos olvidemos que el 2% de los hombres controla el 50 % de toda la riqueza generada por
la humanidad y que el 10% cuenta con el 85% del total (Fuente: Naciones Unidas).

Si pensamos esta ciencia en términos de quantum de productos, complejidad de mercados y


relaciones productivas, nos resultará imposible entender por qué la Ciencia Económica aparece
recién en 1776, como se acepta convencionalmente, con la monumental obra de Adam Smith
“Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations”. Investigación Acerca de la Naturaleza
y causa de la Riqueza de las Naciones - puesto que todos los fenómenos enunciados en el
párrafo anterior, estaban presentes antes de esa fecha.

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UNA VISIÓN DESDE LA ECONOMÍA

En el detalle de la evolución del pensamiento de la ciencia que desarrollaremos intentaremos


ver que en el cuerpo de debate conocido como: El Discurso de los “Economistas Clásicos” que
se inicia con Smith y culmina con Carlos Marx, se presenta un universo completo, con principio
y final, referido a la estructura del sistema de producción inaugurado en las postrimerías del
siglo XVIII.

La profecía de Marx acerca del colapso inevitable de este modo de organización social y sobre
todo su análisis descarnado de las implicancias éticas que tiene la vieja teoría del valor – trabajo,
esbozada por los fisiócratas y desarrollada por los clásicos en el esquema analítico marxista,
es superada con el pragmatismo de los nuevos economistas “neoclásicos”. Esta corriente que
consolida Alfred Marshall, el insigne fundador de la Escuela Económica de Cambrigde, se
resuelve drásticamente al sostener que el centro de la ciencia económica no está ocupado
por la Teoría del Valor sino por los temas referidos al Dinero, dado que éste es la constante
omnipresente en todos los fenómenos económicos.

El encanto que la economía tuvo siempre para las mentes matemáticas se expresaba en la
historia de la ciencia, periódicamente con planteos que no recogían mayores adeptos.

Pero fue en este período donde las teorías de Jeremías Bentham enunciadas tempranamente
en el siglo XIX, y a su vez basadas en los viejos planteos de los Hedonistas Griegos, que sostenían
que el hombre es una máquina de placer, y que en su búsqueda está la explicación de sus actos
y de este modo encontraron el marco adecuado para su formulación.

Francis Edgewoth (1845 – 1926) en su libro “Psicología Matemática” propuso la resolución del
tema económico aceptando el supuesto que cada hombre es una “perfecta máquina en busca
de placer” y desarrolla complejas ecuaciones matemáticas para explicar su conducta.

Muy lejos están estos planteos de los primigenios postulados de Adam Smith acerca de la
naturaleza moral de la conducta de los hombres.

En la actualidad nada queda de la claridad conceptual y de la expresión de los primeros


economistas.

Si hacemos un inventario de los términos económicos habituales en las crónicas especializadas


de los diarios, nos encontraremos con decenas y decenas de palabras y expresiones en ingles,
latín, francés e incluso italiano que se utilizan habitualmente para designar hechos o fenómenos
generalmente sencillos, casi diríamos comprensibles y cotidianos, que si fueran nombrados en
castellano, todos entenderían. Esto lamentablemente no es así, ya que aparecen habitualmente
en los diarios términos como deffault, ex ante, ex post, Libor, ceteris paribus, crossover, paper,
passing, etc., aunque la lista podría llenar varias páginas.

LAS LEYES ECONÓMICAS

Cuando pensamos en leyes de la ciencia siempre lo hacemos valorando a éstas como sentencias
inapelables, que son el resultado del descubrimiento de las normas de conducta implícitas en
los fenómenos analizados.

Este enfoque tiene que ver con las leyes de las ciencias duras, que en realidad se han
establecido al descubrir las relaciones esenciales de las cosas en el mundo físico- matemático y
sus conductas inalterables ligadas a ellas.

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Estas leyes rigen el universo mas allá de la presencia de una inteligencia que las elabore y un
caso típico es la Ley de la Gravedad que afecta la vida de todos los seres, aún antes de que
Newton desentrañara sus misterios.

Sin embargo las leyes de la economía se ajustan a las normas que rigen la sociedad o sea a
construcciones culturales de los hombres, las que sólo tienen vigencia en los períodos en que
son establecidas y aceptadas.

Una de las formas mas eficaces para lograrlo es dificultar el acceso a la ciencia de los no
especialistas y eso se logra en primer lugar encriptando su conocimiento con un lenguaje
inentendible por las personas comunes.

Esto oculta el verdadero objeto de la Economía y dificulta su comprensión. Tal vez una respuesta
a este problema sea que esa dificultad tiene como fin el impedir el acceso de los ciudadanos
comunes a sus contenidos, ya que esto significaría la posibilidad de que dichos ciudadanos
quisieran modificar o subvertir algunos problemas de la situación actual de la sociedad.

La regresividad de la distribución del ingreso es la norma de todos los países en la actualidad


y a pesar de eso el orden social vigente se reproduce permanentemente, recreando una y
otra vez en forma corregida y aumentada las condiciones que lo generaron y que garantizan
su perpetuación.

Ya no es posible actuar como si fuéramos prescindentes de la responsabilidad de conservar


los limitados recursos con que cuenta el planeta, como una forma de garantizar uno de los
mandatos primordiales de los seres vivos, como es la reproducción de la especie.

Mientras la humanidad en estado primitivo extraía los bienes naturales de un modo que hoy
consideraríamos “sustentable” y hasta “orgánico” en la actualidad lo hace generalmente de un
modo predatorio e insostenible.

El hombre primitivo disfrutaba a través del nomadismo de territorios infinitos para extraer
los bienes necesarios para la vida, en la actualidad la mayor parte de los elementos esenciales
para la vida se encuentran en proceso de agotamiento. Recordemos también que en
la antigüedad todos los miembros del grupo eran necesarios y funcionales para lograr su
subsistencia, mientras que en la actualidad, producto del avance tecnológico y del paradigma
de la sociedad moderna que es la ganancia, cada vez son menos los invitados al universo de
la abundancia y más los excluidos.

Finalmente en la antigüedad las sociedades que no sustentaban a todos sus miembros,


cualquiera fuera su rango en ella, terminaban por colapsar, mientras que en la actualidad vemos
la dualidad de realidades de opulencia, que coexisten en tiempo y espacio, con marginación
extrema. Recordemos que aún en la cerrada estructura de castas de la India los seres que se
ubicaban en la base de la pirámide social, los parias, lograban alimentarse y cobijarse dentro
de ella, a diferencia de la actualidad que aún en las sociedades desarrolladas, es común el
espectáculo de seres humanos revolviendo la basura para poder comer.

Aunque esto en términos históricos sea insostenible, en el corto plazo crea una ilusión de
permanencia por aquello que dijo alguna vez John Maynard Keynes (1883 – 1946): “... a quien
le importa el largo plazo si a largo plazo estamos todos muertos...”

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DEL PATERNALISMO AUTORITARIO
AL MERCADO EXCLUSOR

A continuación veremos que la historia de la Economía como Ciencia Social, es la


historia de la resolución de dos interrogantes, presentes siempre en la organización
humana:

* ¿Quién realiza el esfuerzo para la obtención del excedente social (entendiendo por
excedente aquellos bienes que no son consumidos en el proceso de su obtención)?

* ¿Quién se apropia de este excedente?

EL MERCANTILISMO COMO DOCTRINA

Finalmente, la ética del lucro, y el beneficio se imponen como paradigma social,


estamos ahora a principios del siglo XV.

Los mercaderes avanzan a partir de su control sobre la riqueza, en la imposición de


criterios a toda la sociedad.

Es así que su influencia pasa a ser tan determinante que sus valores, sin serlo, se
imponen con la fuerza de una doctrina filosófica.

El mercantilismo pasa a ser El Mercantilismo, a pesar de ser una doctrina sin profetas
ni propuestas filosóficas.

El pragmatismo se apodera del criterio colectivo, lo útil y apreciado para la sociedad


es lo útil y apreciado para el individuo. La posesión de riquezas es el objeto de la vida
de las personas y, por ende, el objeto del Estado es la promoción de las acciones que
promueven el incremento de su propia riqueza.

Acumular oro, plata y otros metales preciosos pasa a ser la motivación de los
individuos.

En primer lugar, el mecanismo es el mismo que hace ricas a la personas, o sea el


comercio, para eso el Estado debe promover las exportaciones de bienes a cambio
de monedas y metales preciosos y debe restringir la compra en el extranjero que
signifique la salida de los mismos.

El proteccionismo pasa a ser la doctrina de aceptación general, esto impuesto como


Ley por los comerciantes, los que desean que los territorios en los que desarrollan su
actividad no sean habilitados más que para ellos.

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Simultáneamente, el conocimiento y la innovación pasan a ser considerados prioritarios


por quienes en ellos ven una vía apta para el enriquecimiento.

Los Estados Nacionales se van consolidando por las políticas de frontera cerrada,
impulsadas por el Mercantilismo, y así se lanzan por todo el mundo a la caza de riquezas,
sin reparar los medios.

Los ricos Estados Europeos compiten entre sí para apropiarse de la riqueza de los
pueblos de América a los que expropian brutalmente, como es el caso de México o
Perú, primero en sus riquezas en oro y plata y luego esclavizando a sus habitantes.

En nombre del objeto supremo de la acción del Estado, que es la acumulación


de riquezas, las civilizaciones enteras son arrasadas, culturas destruidas, pueblos
esclavizados y el tráfico de hombres se hace una práctica corriente.

Aldo Ferrer – uno de los mayores historiadores de la economía latinoamericana - estima


en su “Historia de la Economía Argentina”, que en el primer siglo de la colonización de
América, la población indígena disminuyó de 60.000.000 de individuos a 6.000.000.
Semejante holocausto del que hemos perdido memoria es muestra cabal de los
“valores” impulsados por quienes propiciaban el nuevo orden mundial.

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LOS ECONOMISTAS CLÁSICOS

ADAM SMITH
1723-1790
Nació en Kirkcaldy, Escocia, fue uno de los más importantes pensadores de la Ciencia
Económica y es el típico autor que todos comentan y pocos leen, lamentablemente, porque
hacerlo es adentrarse en el mundo intelectual de los sabios del siglo XVIII, lo que constituye
una experiencia fascinante.

El conocimiento de su vida y la lectura de la “Teoría de los Sentimientos Morales y Riqueza de


las Naciones”, nos da la oportunidad de conocer a uno de los autores más interesantes de la
Ciencia que nos ocupa.

Smith, enseñaba Filosofía Moral, un muy amplio cuerpo conceptual que hoy designamos en
parte como ciencias sociales, estaba integrado por los siguientes campos: teología natural, o
sea la explicación del universo a partir de una concepción iusnaturalista, ética, jurisprudencia
y «Utility», es decir, Política y Economía.

Sostuvo Smith que:

“El verdadero precio de todas las cosas, lo que todas las


cosas cuestan realmente al hombre que quiere adquirirlas,
es el esfuerzo y la molestia que supone adquirirlas”.
Dijo Smith, que el hombre era un ser egoísta que buscaba permanentemente su satisfacción
personal, pero que cuando se reunía con otros hombres a considerar problemas referidos a la
organización social, era capaz de acordar criterios altruistas y justos para todos los hombres,
y que en esta conducta paradojal descansaba la posibilidad de una sociedad mejor.

El gran quiebre que produce la revolución industrial en las concepciones sociales radica en
que por primera vez en la historia, el hombre no es asignado por nacimiento ni cualquier otro
determinismo a un rol preestablecido en la sociedad, es el libre albedrío y su ambición, lo que
lo conduce en el laberinto de la estructura social en la que vive.

Las viejas instituciones de la esclavitud y la servidumbre ya no son eficaces para proveer al


nuevo orden de los individuos, es necesario un nuevo sujeto social, cuyo rol estará definido a
partir de la nueva forma de producir los bienes económicos.

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TEMA 1

La máquina requiere a un individuo activo, que ligue su suerte al resultado de su trabajo,


que para mejorar su ingreso deba producir más y que cuando no se requiera más su tarea, se
pueda prescindir de él.

En definitiva, nuevas categorías sociales se inauguran, los hombres dejan la seguridad que
por cientos de generaciones les habían provisto sus autoritarios vínculos y son lanzados a la
incertidumbre del mercado de trabajo, donde si no se consigue un salario, no hay comida, ni
vivienda, ni futuro.

El nuevo orden avanzaba sin freno demoliendo la vieja sociedad. Todos advertían lo que
pasaba, hasta que llegó Smith y levantando sus brazos en un gesto protector, anunció:

…. “¡Calma Sres. no desesperarse, que el nuevo mundo que asoma contiene en si mismo las
claves de un orden social desconocido hasta el presente, que traerá la mayor prosperidad nunca
soñada por el hombre!”

Todos estaban deslumbrados, pues era la canción que ansiaban escuchar, y para colmo, el
representante de este nuevo orden, exponía sus teorías económicas con una lógica sencilla y
sólida, que a todos convencía. En un mundo donde reinaba la incertidumbre y el desconcierto,
su mensaje era un bálsamo para los espíritus temerosos de sus congéneres.

Con Smith se supone que había llegado la hora de la libertad, de la movilidad social, del
progreso sin límites, del bienestar económico para todos, en fin una vez más en la historia
humana alguien proclamaba el bienestar prometido.

La clave estaba en la competencia, que si funcionaba libremente, la sociedad se ajustaba


perfectamente, como si una mano invisible la condujera.

Smith dice: “todos los hombres son egoístas, pero si dejamos actuar el mercado y la competencia,
en el afán de autosatisfacerse el hombre alcanzará el óptimo de bienestar social”.

De alguna manera, por segunda vez en la historia humana, se propone una utopía que
entusiasma a todos. Así como las muchedumbres sometidas adoptaron rápidamente el
mensaje de Jesucristo, los desconcertados y temerosos ciudadanos de los albores de la
sociedad industrial se aferraron a la teoría de Smith para encontrar tranquilizadoras certezas
acerca del futuro.

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LOS ECONOMISTAS CLÁSICOS

THOMAS ROBERT MALTHUS


1776 - 1834
Nació en Surrey, Inglaterra, y fue junto con Ricardo, el primer economista que refutó la idílica
visión Smithiana sobre el devenir de la historia a partir de la instalación de la economía de
mercado.

En un tiempo en que el mundo intelectual europeo se maravillaba con las enseñanzas del
profesor Smith, Malthus se atrevió a oponerse, no desde el panfleto sino desde el análisis. La
suya no fue una mera actitud crítica, sino que avanzó desde el universo sintetizado por Smith,
hacia una visión superadora y compleja de su teoría.

Con Malthus, y luego con Ricardo, la ciencia económica abandona la edad del candor para
entrar en la madurez de los temas que luego la desvelarían.

El primer lugar le corresponde a Malthus con su Teoría de la Población. Según ésta, el mundo
finalmente colapsaría en hambrunas y miserias porque al irse multiplicando la humanidad por
la creciente vocación reproductiva de las clases humildes, la demanda de alimentos superaría
con sus permanentes requerimientos, la capacidad de generarlos de las tierras cultivables.

Esta observación, en una época donde no había ni registros ni estadísticas más allá de las
parroquiales, poseía una fineza de percepción notable y se anticipaban más de cien años a
las preocupaciones de igual índole que signaron el siglo XX.

Las previsiones de Malthus incluso hoy tienen cruel vigencia en un mundo en que la mitad
de los seres humanos carecen de los elementos básicos que garanticen su existencia digna y
en el que rápidamente agotamos recursos estratégicos como el agua potable, la fauna marina
y la fertilidad de los suelos.

Hoy estamos todos involucrados en el espejismo de pensar que el hombre puede producir
todos los alimentos que necesita.

La revolución verde de los cincuenta y el actual boom de la agricultura de labranza cero


a partir de los herbicidas sistémicos han instalado la falsa concepción que el problema del
hambre está resuelto, que podemos producir todos los alimentos que necesitamos y que sólo
se trata de distribuirlos mejor.

Nada más ajeno a la verdad, el actual incremento de la producción mundial de cereales se


basa en la utilización de las técnicas de cultivo más agresivas y destructivas que ha empleado
el hombre. Estas técnicas de cultivo se basan en la exterminación de la biodiversidad, de los

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recursos de fertilidad; de la contaminación masiva de los acuíferos con herbicidas, insecticidas


y fungicidas y de la consiguiente desertificación de millones de hectáreas, hoy fértiles, que
están amenazadas por estas tecnologías que solo encuentran la razón de su existencia en el
incontrolado e incontrolable afán de lucro de las empresas del sector.

Malthus formuló un vaticinio que hoy resulta estremecedor:


“el crecimiento de la raza humana es exponencial mientras
que el de los alimentos es lineal y por lo tanto en el futuro
la humanidad luchará por el control de alimentos escasos
para todos”.

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LOS ECONOMISTAS CLÁSICOS

DAVID RICARDO
1772 – 1823
Nació en Londres, Inglaterra, de una familia emigrada desde Holanda. Junto a Malthus, son
los primeros economistas que le ponen freno a la idílica utopía de Adam Smith.

El tema básico, hasta David Ricardo, es la sólida coherencia que Adam Smith otorga al nuevo
orden económico establecido por el modo de producción industrial, a partir de su desarrollo
teórico sobre la acción de la competencia en la sociedad.

Él, junto con Malthus, terminan con la candorosa visión de los primeros tiempos que proponía
que finalmente el hombre había logrado una forma de organización social que culminaría con
los conflictos sociales y, por distintas razones, advierte el problema que a partir de allí rondará
hasta hoy el centro de la escena: Los mecanismos a través de los cuales se distribuye la riqueza
lograda por la actividad económica.

Ricardo advierte que el límite natural, que se opone a las utilidades de la actividad industrial, es
el paulatino incremento en los precios de los bienes que componen la canasta de subsistencia
de los obreros.

En la medida que los salarios crecen por la competencia, este aumento se traslada a los precios
de los alimentos y al aumentar la demanda de éstos (los alimentos) su precio sube. Esto aumenta
las ganancias de los terratenientes que por esta razón son los que se terminan quedando con
las utilidades del proceso productivo y, según afirmaba Ricardo, los terratenientes no están
interesados en invertir en desarrollos tecnológicos sino solamente en acumular, por lo tanto
la dinámica económica se frenará y vendrá el estancamiento y la crisis.

Si bien este nuevo modo de producción es eficaz para producir más y diversos bienes, fracasa
en su deficiente capacidad de distribuir el resultado de este esfuerzo en la sociedad.

La riqueza finalmente, afirma Ricardo, terminará en manos del sector más estático de la
sociedad: los terratenientes, quienes por actitud la inmovilizarán, acumulándola e impidiendo
de ese modo la imprescindible reinversión que necesita el sistema económico para su
reproducción.

Consecuentemente, el proceso de progreso inaugurado por este nuevo orden social se


estancará y es aquí donde encontraremos las razones para su otro gran aporte teórico: la Teoría
De Las Ventajas Comparativas. Esta teoría sostiene que los países se deben especializar en
producir aquellos bienes para los que están mejor dotados y comprar, a otros países, aquellos
en los que son menos especializados.

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TEMA 1

Este problema ya ha sido advertido por otros pensadores, pero es Ricardo quien le da la
entidad teórica que instala el tema en el centro del debate de la Ciencia.

Que los países deben aprovechar las ventajas que otorga la madre naturaleza y especializarse
en la producción de aquellos bienes para los que están mejor dotados y, al igual que Smith,
anunciaba que los hombres buscando su beneficio personal, lograrán, sin proponérselo, el
beneficio social.

Ricardo proclamaba que los países, produciendo aquellos bienes que mejor sabían y podían,
aportaban mayor riqueza a la disponibilidad universal.

“Al aumentar los ingresos del sector obrero estos deman-


darán más alimentos y entonces la ganancia irá a parar a
mano de los terratenientes, quienes lo acumularán sin
ponerlo nuevamente en inversiones industriales, lo que
paralizará la economía y traerá estancamiento”.

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LOS SOCIALISTAS UTÓPICOS

Abandonando el mundo ideal de Smith, y habiendo avanzado por las visiones de Ricardo
y Malthus hacia una mirada más escéptica y realista, la doctrina económica ha ganado una
perspectiva crítica que es profundizada por quienes se anticipan en pensar un mundo con un
nuevo paradigma.

El mundo que se presentaba, algunas décadas después de establecido el modo de producción


industrial, nada tenía que ver con los equilibrios sociales y las satisfacciones de las mayorías
que habían pronosticado sus exegetas, muy por el contrario, lo que se ofrecía al observador
era por lo menos preocupante.

En la Europa, incipientemente industrial, multitudes de campesinos eran arrojados a las


ciudades por los terratenientes, que los expulsaban de sus tierras para poner ovejas. La
lana, requerida por los nuevos telares mecánicos recientemente desarrollados, demandaba
infinitamente más cantidad de fibras textiles que los viejos telares manuales.

Los desplazados se hacinaban en ciudades sin ninguna infraestructura para contenerlos, en


un escenario dantesco de miseria.

Los nuevos agentes económicos, los industriales, reclutaban mano de obra para sus fábricas
entre las multitudes de hambrientos ex campesinos, los que no constituían la clase de
operarios que los industriales requerían.

La nueva dirigencia industrial buscaba que los ingresos de sus asalariados estuvieran en
relación a su productividad, o sea, en definitiva, que trabajaran lo más posible cobrando
lo menos posible, inaugurando de este modo un nuevo tipo de vínculo social que perdura
lamentablemente en algunos países, hasta hoy.

Surge abruptamente en Europa, una nueva clase social: los asalariados, y los requisitos
para ser aceptados en ella eran la laboriosidad, que no era precisamente la virtud que había
caracterizado a los siervos de la gleba*.

Los nuevos amos, entonces, preferían a los niños, porque no estaban contaminados por
las viejas malas costumbres, especialmente para trabajar en los telares, porque sus pequeños
dedos eran más eficaces para meter hilos en la urdimbre.

Si bien los niños eran más inquietos y tenían una irrefrenable tendencia a jugar, esto era
fácilmente neutralizado encadenándolos a las máquinas, incluso hasta en los breves momentos
en que comían su mendrugo.

Las jornadas laborales eran de 14 horas o más, de lunes a domingo, y por supuesto, no se
conocían las protecciones sociales.

Si un operario en su trabajo sufría un accidente y le era, por ejemplo, amputada una mano,
simplemente se lo arrojaba a la calle y era inmediatamente reemplazado por otro que
ansiosamente esperaba su oportunidad de conseguir algún ingreso.
* Así se denomina a los campesinos de la Edad Media. De acuerdo a las leyes medievales, un campesino no era dueño de sí mismo, todo (in-
cluida la tierra que trabajaba, sus animales, su casa y hasta su comida) pertenecía al Señor feudal. En esta organización social, los campesinos
estaban obligados a trabajar para su señor, que les concedía a cambio una parcela de tierra para cultivo propio.

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Las ciudades carentes de toda infraestructura eran cloacas abiertas; la basura, los líquidos
nauseabundos y los animales muertos dificultaban el tránsito y las ratas disputaban el espacio,
en las miserables y colmadas viviendas, a sus habitantes. Los barrios pobres ofrecían dantescos
inventarios de todas las miserias y las diferencias sociales resaltaban impúdicamente. Los
alimentos escaseaban más que nunca, porque las tierras y mano de obra que antes los
producían, tenían otro destino, pero la Teoría De Las Ventajas Comparativas de Ricardo
apuntaba a resolver este problema proponiendo que los países industriales se dedicaran a
proveer manufacturas y el resto materia prima y consumidores.

En ese contexto era lógico que nuevos teorizadores sociales buscaran otras respuestas,
pues era cada vez más evidente que había mucha distancia entre los primigenios ideales y las
actuales realidades.

De cualquier manera era tan potente la eficacia del nuevo modo de producción que a nadie
se le ocurría que éste pudiera ser reemplazado por alguno demasiado diferente.

En este contexto social, los valores como la solidaridad, el respeto a la dignidad humana y la
misericordia, estaban completamente ausentes, y por allí vendría la primera respuesta.

Surge así un grupo de pensadores que se les conoce como Socialistas Utópicos, aunque esta
denominación les fuera asignada con posterioridad, y se debió a que Marx y Engels diferenciaron
su pensamiento denominándolo Socialismo Científico, al ser éste una construcción ideológica
que sigue un sistema lógico en su resolución.

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LOS SOCIALISTAS UTÓPICOS

KARL MARX
1818 - 1883
Nació en Tréveris, Reino de Prusia. Propuso, junto su amigo personal y socio intelectual,
Friedrich Engels (1820 /1895) un nuevo método para el análisis de los procesos históricos al
que denominaron Materialismo Dialéctico.

Su idea se basaba en considerar que la sociedad humana se determina, según se organiza


para producir los bienes y que sobre esta relación fundamental se construyen todas las
otras relaciones sociales, conformando la superestructura completa de instituciones que la
caracterizan en cada tiempo histórico.

La estructura social entonces se conforma de modo de garantizar la reproducción y


perpetuación del modo de producción que la origina; la educación, los medios de difusión
de ideas, el sistema jurídico, las fuerzas militares y policiales y hasta la religión se ajustan al
objetivo.

El sistema educativo y los medios de difusión refuerzan mutuamente el conjunto de ideas que
respaldan el orden vigente, actuando como agente propagandístico de la ideología dominante.

Las leyes contribuyen a dar permanencia al orden establecido y disciplinan al conjunto social
a ajustarse a la normativa imperante. El sistema de seguridad se diseña para defender los
intereses y las leyes que custodian el orden vigente, etc.

Pero Marx no se detiene allí, sino que avanza sobre la historia y dice que el modo de
producción industrial, o la economía de mercado, o el capitalismo, como él sintetiza, está
basado en la expoliación que sufren los trabajadores a manos de sus patrones.

Carlos Marx transformó la vieja sentencia acerca de que es lo que otorga valor a las cosas,
en un teorema de irrefutable solidez:

Si lo que da valor a las cosas es el trabajo humano empleado en lograrlas, quienes tienen
fundamental derecho a ellas son los proletarios.

Y si es el esfuerzo de los trabajadores (o proletarios) lo que hace posible el progreso de la


maquinaria industrial, ¿por qué no son ellos quienes tienen su control?

Dijo Marx, entonces, que los trabajadores generan el 100% del valor de las cosas que
producen, pero como retribución no reciben una recompensa equivalente, sino que los
capitalistas, pagan como salario un porcentaje menor, reteniendo para sí una parte del valor

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generado, al que él llamó plusvalía. Por lo tanto, el modo de producción industrial está basado
en una exacción: el robo de una clase social a otra, y por esto es inevitable una lucha entre
ellas, en la que él pronostica triunfarán los trabajadores inaugurando una nueva era con
un nuevo modo de producción: el Socialismo, donde se suprime la propiedad privada y los
trabajadores toman el control de las decisiones sociales.

Finalmente Marx, recala en Londres, como tantos otros librepensadores, donde completa su
monumental obra El Capital, en la que desarrolla detalladamente sus teorías con la colaboración
de su amigo y mecenas Federico Engels.

La estructura del pensamiento marxista alcanza una complejidad y solidez conceptual inédita
hasta entonces en las Ciencias Sociales.

Sus detractores entonces pasan a denostarlo y perseguirlo, no refutando teóricamente sus


postulados, sino combatiéndolo básicamente por el carácter revolucionario de sus ideas.

Es entonces que la Ciencia Económica se completa, en tanto y en cuanto teorema, llegando a


las últimas conclusiones posibles.

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LA ESCUELA NEOCLÁSICA:
EL NEOLIBERALISMO

Si la economía se aleja del debate ideológico pierde instantáneamente su significado, porque


se trata precisamente de la verificación de las ideas del hombre sobre la forma de producir y
distribuir el excedente social.

Si pretendemos tomarla exclusivamente por sus aspectos instrumentales, en el sentido


que propone la escuela neoclásica, o sea, estableciendo implícitamente con la introducción
de la lógica matemática, que el sujeto de estudio (el hombre y sus relaciones referidas a la
producción y distribución del excedente social) no está regido en sus acciones por el libre
albedrío, estaremos diseñando un rango del conocimiento asimilable a la ciencia ficción ó a las
creencias religiosas.

El neoclasicismo económico, en ocasiones, se expresa en modelos de un reduccionismo


extremo, que carecen de sustento real y reformula la economía como una ciencia dura,
cumpliendo de este modo el objetivo, siempre buscado por la ideología dominante de no ser
cuestionada, dado el carácter que le otorga esta estrategia, de tratar de parecer como una
verdad revelada.

La gran trampa que permite esta deformación es la asimilación de la herramienta matemática


en el análisis económico. La tentación es fácil ya que los fenómenos económicos generalmente
se cuantifican, expresándose en cifras.

Entonces, ¿qué tendrá de malo utilizar de esta forma la herramienta matemática?


¡Absolutamente nada! Lo malo es pensar que la sociedad ajusta su conducta a esta lógica
conceptual. La sociedad humana no funciona algebraicamente. Es imposible expresar en una
ecuación las variables sociales, so pena de construir representaciones patéticas.

Al sacar el dilema del valor del centro de la discusión, la teoría arranca para un nuevo destino.

Ya no se trata de esa incómoda ciencia que en su génesis y objeto cuestiona el orden


económico vigente sino de una disciplina domesticada, estéril como ciencia social y sólo
justificada para perpetuar un sistema económico determinado.

Nace el Neoliberalismo. Los viejos conceptos centrales inaugurados por los fisiócratas y
desarrollados por Smith, son relanzados en forma de postulados básicos y recitados con más
convicción que los propios textos religiosos por los cultores de la nueva doctrina:

Primer postulado: La competencia no debe ser alterada por ningún artificio (intervención
estatal, acción humana, etc.) que la afecte porque el costo a pagar será la ineficiencia global
del sistema y la interrupción de su camino a la satisfacción universal.

Friedrich August Von Hayek, uno de los máximos defensores del neoliberalismo
sostiene:

“…la mínima intervención del Estado y la máxima libertad de los


agentes que intervienen en la actividad económica…”

31
TEMA 1

Segundo postulado: Si se modifican artificialmente los volúmenes de dinero circulante


se alteran los equilibrios básicos entre oferta y demanda y se producen desarreglos que
terminarán con el correcto sendero hacia el desarrollo y el bienestar.

Pero veamos por un momento cuáles son las consecuencias de estas postulaciones:

- En el Primer Postulado, si el Estado no interviene para regular las acciones sociales, los
sujetos económicos, léase personas, empresas, etc., deberán competir en el cumplimiento de
todos sus objetivos. Entonces la pregunta es: ¿pueden competir en igualdad de condiciones?
En el mundo ideal de Smith, al menos teóricamente, esto era posible, en el mundo actual
definitivamente no.

La norma de la economía actual no es la competencia sino los grandes agregados económicos.

Tomemos las áreas fundamentales de la vida humana: la salud, la educación, la seguridad, la


vivienda, etc.

Si el Estado no interviniese ¿quién está en condiciones de proveerse de la salud, la educación


de sus hijos, la seguridad pública etc.?

- La segunda postulación es igualmente engañosa: si la inflación es la madre de todos los


males económicos y la inflación se produce porque el volumen de dinero disponible crece más
que la producción, entonces la acción básica a realizar es: limitar la emisión de moneda. Si el
Estado, que es quien tiene la capacidad de emitir moneda no lo hace, ésta se transforma en
un bien escaso y el Estado pierde a su vez la capacidad de financiar gastos.

Esto en buen romance significa que al hacerse el dinero escaso los que lo poseen cobran
más caro por él (intereses) y los que no lo tienen deben penar esta circunstancia y ni siquiera
pueden acudir al Estado para resolverla porque aquel tampoco puede emitir. Es un diseño
social en el que los Bancos y los grandes agentes económicos son cada vez más poderosos y
los chicos cada vez más pobres.

En la Argentina el momento apologético de esta doctrina fue


durante la dictadura militar instaurada en 1976. En aquel
entonces sus mentores agotaban los espacios de los medios
de comunicación con el mensaje: Achicar el Estado es
agrandar la Nación.

32
LA ESCUELA NEOCLÁSICA: EL NEOLIBERALISMO

JOHN MAYNARD KEYNES


1883 - 1946
Nació en Cambridge, Inglaterra. Al igual que Malthus, y salvando las distancias, Keynes había
advertido, en circunstancia de la crisis económica mundial iniciada en 1929, que en realidad
no funcionaban los mecanismos automáticos de ajuste que conducirían en cualquier situación
la economía a su óptimo desempeño.

Sus detractores respondieron que funcionar funcionaban, sólo que a veces lo hacían en el
largo plazo.

Entonces Keynes acuñó su frase célebre: …. ”a quien le importaba el largo plazo si en ese
entonces todos estaremos muertos”.

Demostró, además, que en determinado momento la economía se instalaba en equilibrios no


deseados, donde reinaba el desempleo y la parálisis de la actividad, sin que se desencadenasen
espontáneamente los remedios a esa situación, y ninguna mano invisible pusiese las cosas de
nuevo en su lugar.

La importancia del discurso keynesiano no radica tanto en su propuesta sino en que logró
instalarla en la historia concreta y cambiar los parámetros teóricos.

Aristócrata inglés, hijo de Neville Keynes, profesor de Economía en Cambrigde, educado


en el prestigioso Eton College, había demostrado tempranamente una excepcional habilidad
para ganar dinero, amasando una notable fortuna especulando con inversiones bursátiles y
deslumbrando a sus compatriotas con agudas observaciones. Por ejemplo, anticipándose a
los motivos que llevaron Europa a la segunda guerra mundial con su libro: Las Consecuencias
Económicas de la Paz.

La circunstancia de la segunda guerra mundial eximió a la Teoría Keynesiana de demostraciones


teóricas.

El gasto del Estado en la adquisición de pertrechos bélicos puso a funcionar los mecanismos
de la economía de EEUU, llevándola a niveles de actividad desconocidos y haciendo obvios
los, hasta entonces, teóricos postulados de Keynes.

Muchos políticos actualmente aman a Keynes, lo que ocurre es que siempre les ha venido de
maravillas la Tesis keynesiana porque si de las recesiones se debe salir emitiendo y gastando
moneda, esto significa que el Estado tiene carta blanca para hacerlo, y esto se presta para

33
TEMA 1

desarrollar acciones asistencialistas y populistas, tan eficaces en las gestiones electorales,


sobre todo en los países pobres.

Keynes, con el peso de su autoridad intelectual y social, termina


con el dogma sostenido por los Neoclásicos que…”el Estado
no debe intervenir en la economía” inaugurando una nueva
etapa en el capitalismo que dura hasta nuestros días.

EPÍLOGO

Hemos hecho una más que rápida recorrida por el pensamiento económico desde el origen
de la Escuela Clásica. En la actualidad nuevos horizontes se abren para la teoría económica
con las perspectivas que aportan pensadores como Amartya Sen, nacido en Shantiniketan,
India, de quién recomendamos la lectura de: “ Economía y derecho de alimentación” y
“ Sobre ética y economía”, y los nuevos economistas que hablan del desarrollo sustentable,
de quienes recomendamos su lectura para quienes quieran profundizar en estos temas.

34
LAS PERSPECTIVAS
DEL SIGLO XX

EL COLONIALISMO Y SUS CONSECUENCIAS EN LA RESOLUCIÓN


ALIMENTARIA.

EL COLONIALISMO

Durante el siglo XX se consolidó la tendencia de las diferencias estructurales en la distribución


de los beneficios del desarrollo económico. Estas asimetrías y diferencias se originaron en una
multiplicidad de factores, difíciles de analizar en este módulo.

Podríamos decir que no fue sólo por una “mala gestión” en las economías de los pueblos
afectados, sino también una consecuencia directa de la destrucción de sus culturas
ancestrales, de sus organizaciones políticas, del sometimiento a la esclavitud y servidumbre
de sus miembros, y en el final, en un proceso de apropiación de los recursos naturales de sus
territorios.

Detengámonos un momento, muy brevemente en América una de las regiones afectadas


por el colonialismo y tratemos sintéticamente de reconstruir las razones que la llevaron a esta
situación.

AMÉRICA

Si analizamos América, bastaría con reiterar la cita que ya hicimos del Dr. Aldo Ferrer, en su
libro “La Economía Argentina”, donde afirma que durante los primeros cien años posteriores a
la llegada de los colonizadores españoles la población de América pasó de sesenta millones a
¡seis millones! Esta cifra no es sólo un dato cuantitativo sino una dolorosa realidad.

La Colonización trajo como consecuencia civilizaciones enteras arrasadas y esclavizadas en


la explotación minera, sociedades destruidas, culturas devastadas y sistemas de apropiación
de las riquezas.

Es notable destacar que durante los quinientos años posteriores a la llegada de los españoles
a América, los barcos vinieron de Europa cargados con lastre y volvieron llenos de metales
preciosos y frutos de la tierra. Paradójicamente el único beneficio en nuestro inventario es
que ahora, además, las naciones centro y sudamericanas les deben cifras fabulosas de dinero:
“la deuda externa”, que impide a nuestros países resolver sus problemas con recursos propios.

35
TEMA 1

FAO/ FOOD AND AGRICULTURE ORGANIZATION OF THE UNITED


NATIONS. (ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA
AGRICULTURA Y LA ALIMENTACION).

HELPING TO BUILD A WORLD WITHOUT HUNGER. (AYUDANDO A


CONSTRUIR UN MUNDO SIN HAMBRE).

En su presentación este organismo se reconoce a sÍ mismo


en el texto siguiente:

“La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura


y la Alimentación conduce las actividades internacionales
encaminadas a erradicar el hambre. Al brindar sus servicios
tanto a países desarrollados como a países en desarrollo, la
FAO actúa como un foro neutral donde todos los países se
reúnen en pie de igualdad para negociar acuerdos y debatir
políticas. La FAO también es una fuente de conocimientos y de
información. La Organización ayuda a los países en desarrollo
y a los países en transición a modernizar y mejorar sus actividades agrícolas, forestales y
pesqueras, con el fin de asegurar una buena nutrición para todos. Desde su fundación, en
1945, la FAO ha prestado especial atención al desarrollo de las zonas rurales, donde vive el
70 % de la población mundial pobre y que pasa hambre”.

La FAO busca que el incremento en la producción de los alimentos se logre a través de


prácticas productivas que: sean sustentables, garanticen la calidad e inocuidad de los
alimentos y permitan mejorar las condiciones de salud de la población.

En 1945, después de la Segunda Guerra Mundial, los países desarrollados impulsaron la


creación de organizaciones destinadas a paliar las consecuencias dramáticas del orden
económico vigente.

Pero desde el inicio, y a pesar de su declaración de principios, la supremacía de las naciones


más ricas impuso sus condiciones, a pesar de declaraciones como las consignadas. La FAO no
ha podido, en mas de cincuenta años de existencia, resolver el problema del hambre.

Para esto basta leer las conclusiones del primer congreso en Roma, en la década del
cincuenta, en el que se aconseja a los países que sufren el flagelo del hambre abrir sus
puertas al comercio internacional, eliminando las barreras arancelarias.

En la práctica las recetas, con que este organismo ha pretendido resolver el problema del
hambre, no atienden a las razones que lo provocaron sino a elaborar recomendaciones que
profundizan en su ejecución las causas que lo generaron. Esto es a pesar que en esos organismos
trabajan cientos de funcionarios, muchos de los cuales lo hacen en nombre de sinceras vocaciones
personales. Podríamos decir que, en todo caso, actúan como bomberos apagando estallidos
sociales productos del hambre, y morigerando sus efectos en situaciones extremas.

36
LAS PERSPECTIVAS DEL SIGLO XX

Fijémonos que una de las causas mas evidentes de la miseria de los países pobres, -es
precisamente que los países ricos-, subsidian sus producciones primarias y compiten con ellos
en los mercados internacionales, impidiéndoles obtener ingresos razonables y genuinos por
sus productos.

Todos sabemos las consecuencias que tuvieron para los países pobres, productores de bienes
primarios, la competencia con los países industrializados y sus sectores agrícolas subsidiados,
sobre todo en la segunda mitad del siglo XX.

No debemos tampoco dejar de mencionar la estrecha colaboración de esta organización


con otras entidades internacionales, como el Banco Mundial (BM) con quien comparte una
visión desarrollada a la luz de las ideologías de los países centrales, principales responsables
del actual orden económico.

Citaremos al ex vicepresidente del BM, Lawrence Summers quien, en 1992, refiriéndose a la


necesidad de trasladar las “industrias sucias” al sur, dijo:

“... Entre nosotros, ¿no debería el Banco Mundial alentar una mayor transferencia de industrias
sucias al Tercer Mundo? Numerosos países se encuentran muy limpios, por lo que sería lógico
que recibieran industrias sucias (...) Una cierta cantidad de contaminación debería ser realizada
en países con costos más bajos, con menores salarios, por lo que las indemnizaciones a pagar
por los daños serán también más bajas que en los países desarrollados. Creo que la lógica
económica que existe en la exportación de un cargamento de basura tóxica a un país con
salarios más bajos es impecable y debemos tenerla en cuenta. Las sustancias cancerígenas
tardan muchos años en producir sus efectos, por lo que esto sería mucho menos llamativo en
los países con una expectativa de vida baja, es decir, en los países pobres donde la gente se
muere antes de que el cáncer tenga tiempo de aparecer”.

No extraña entonces que, a pesar de la intención de este organismo para terminar con el
problema del hambre, no logre su objetivo.

Existen problemas estructurales en los que la FAO no incide significativamente, como los
problemas relacionados con el comercio mundial y específicamente la política agrícola de los
países del hemisferio norte, suscripta por la OMC (Organización Mundial del Comercio), que
fomenta políticas que en la práctica consolidan la persistencia de la desnutrición y del hambre
en el sur.

La deuda externa incide sobre la seguridad alimentaria, en particular los programas de


ajuste estructural que el FMI (Fondo Monetario Internacional) impone a los países pobres
que provocan la desnutrición y la malnutrición en los países deudores.

Las patentes que reservan los beneficios de los adelantos tecnológicos en la producción
agrícola, en particular las modificaciones genéticas de las plantas que son propiedad de
empresas agroalimentarias del Norte, les otorgan una protección universal que afecta el
acceso a la alimentación.

De cualquier manera la opinión que aquí se enuncia no significa que los organismos
internacionales sean inútiles, por el contrario el debate entre los pueblos es el único camino
para resolver estos conflictos. Este camino únicamente será fructífero si la ideología propuesta

37
TEMA 1

por los países dominantes es neutralizada por nuevas visiones que cambien el paradigma
de la organización socioeconómica actual (la ganancia) por otro inspirado en el respeto y la
fraternidad universal.

De cualquier manera, el mundo ha ido avanzando también en la creación de normas y


acuerdos orientados a garantizar la seguridad alimentaria en general y el uso de técnicas y
substancias que son de uso corriente en la agricultura.

En el balance de los hechos y los resultados, el Neoliberalismo, predominante hoy en el


mundo, ha llevado a la civilización a la era conocida como Globalización, la que ha servido para
profundizar estos problemas y conflictos.

En este sentido es que hemos creído pertinente incluir la interesante perspectiva del Dr.
Miguel Teubal, quien nos ha autorizado a transcribir el siguiente texto de su autoría. Cabe
agregar que el Dr. Teubal ha sido investigador del CONICET y Profesor Titular de Economía
Agraria de la UBA y es autor de numerosos libros e investigaciones; es además un economista
de reconocimiento internacional por sus aportes al estudio de esta problemática

38
LECTURA OBLIGATORIA

AGROALIMENTACION Y GLOBALIZACION
- MIGUEL TEUBAL -

El agro tuvo dificultades tradicionalmente para incorporarse al mercado, quizás debido


a que constituye no sólo un “sector productivo” sino también –y fundamentalmente– un
medio de vida de numerosos sectores de la comunidad. En este sentido, el capital, en su largo
historial, siempre encontró dificultades para subordinar a los productores agropecuarios,
en forma efectiva, a su lógica de acumulación. Esta situación se explica parcialmente por
variados factores sociales y “naturales” que imponen límites a la acumulación de capital en la
agricultura; límites que la manufactura, e incluso los servicios, no poseen (véase Georgescu
- Roegen, 1969). Más allá de los elementos sociales que pudieron haber incidido sobre estos
procesos, y que tienen su importancia, está la serie de factores “naturales” que imponen
límites a la capacidad del capital para controlar el proceso productivo: agentes climáticos,
el ciclo biológico de la producción, características del suelo, etcétera. Todos estos factores
son limitativos al aumento de la productividad del trabajo mediante la aplicación de nueva
maquinaria y equipo característicos del capitalismo industrial.

No puede producirse cualquier producto agropecuario en cualquier parte, tampoco en


cualquier momento: existen factores de suelo, climáticos, o bien aquellos vinculados al
ciclo biológico, que limitan el accionar del proceso de acumulación en el medio rural. En
consecuencia, los procesos agropecuarios sólo pueden ser construidos en forma paralela,
no en línea como ocurre en el proceso industrial, y todos comienzan en la fase apropiada del
ciclo climático de cada lugar (Georgescu-Roegen, 1969: 524)* Asimismo, como destacaremos
más adelante, por lo general los alimentos tienen la característica de ser perecederos y, por
esta razón, no siempre son fácilmente asequibles al transporte, al comercio y a procesos de
globalización.

Ciertamente, una tendencia característica del capitalismo industrial es la intensificación del


control del capital sobre el proceso productivo; control que, como decíamos, se ve limitado en
el agro por factores “naturales” inherentes al proceso productivo al que hacemos referencia.
El agro se basa históricamente en estaciones fijas para la siembra y la cosecha, períodos
reproductivos en la producción animal y de plantas de diversa naturaleza, todo lo cual limita
las inversiones de capital y determina la naturaleza de las innovaciones tecnológicas aplicables
al sector.

Según algunos autores, estos factores motivaron que, a lo largo de la historia del capitalismo,
el capital haya tenido un menor control relativo sobre el agro, permitiendo la supervivencia de
productores independientes, sean éstos campesinos o de tipo farmer.

Sin embargo, la persistencia de pequeños y medianos productores campesinos y agropecuarios


en la historia del agro mundial no se debe sólo a estos factores sino también a sus luchas
por la supervivencia, que han impactado continuamente en el medio rural (véase Wolf, 1973
(1969); entre otros).

(*) La producción agropecuaria impone indefectiblemente que tanto el capital como el trabajo se mantengan ociosos en algún
momento del período productivo (Georgescu- Roegen, 1969:525)
LECTURA OBLIGATORIA

La cuestión agraria que se debatió a fines del siglo XIX tenía que ver con la resistencia de
los medianos y pequeños productores agropecuarios frente al embate del capitalismo en sus
diversas manifestaciones. Hacia la segunda mitad del siglo XX, esta cuestión asume nuevas
dimensiones frente a la irrupción de grandes empresas transnacionales y a los intentos de
subordinación de los productores agropecuarios a grandes complejos agroindustriales que
integran ampliamente los circuitos del capital, con la consiguiente pérdida de autonomía de
los productores agropecuarios. La integración vertical que se produce en la mayoría de las
cadenas agroalimentarias denota una nueva arremetida en contra de la autonomía relativa
de los productores tanto del primer mundo como del tercer mundo. Esta integración vertical
es uno de los elementos adicionales que influye en la pérdida de control de los productores
y campesinos rurales sobre sus propios procesos laborales y el producto de su trabajo
(Heffernan, 1998)*

A lo largo de muchas centurias, el campesinado fue, en gran medida, autosuficiente: producía


sus propios medios de subsistencia y de reproducción, notablemente apartaba cada año
la semilla que utilizaría el año siguiente; o sea, se proveía de recursos propios para seguir
produciendo. Kautsky destaca cómo el proceso de descampesinización en Europa estuvo en
gran medida asociado a que, en forma creciente, el campesinado se vio obligado a realizar la
venta de una parte de su producción en el mercado, muchas veces para poder pagar la renta
en dinero que requerían los señores feudales. La creciente mercantilización de la producción
agropecuaria involucraba presiones de diversa naturaleza que influían sobre sus condiciones
de vida, sobre el deterioro en el uso del suelo e incluso sobre su supervivencia misma.**

Sin embargo, las clases agrarias en general, desde el campesinado hasta los terratenientes,
subsistieron a lo largo de los siglos sin entrar en el mercado o entrando en él en forma limitada.
Según Meiskins Wood, hasta el siglo XVI, en el caso inglés “muchos campesinos tenían acceso
a los medios de producción, a la tierra, sin tener que ofrecer su fuerza laboral como una
mercancía en el mercado. Asimismo, terratenientes y funcionarios, con la ayuda de diversos
poderes y privilegios ‘extra económicos’, extraían trabajo excedente de los campesinos en
forma de rentas o impuestos. O sea, mientras las personas podían comprar y vender toda clase
de objetos en el mercado, ni los campesinos propietarios que producían, ni los terratenientes
y funcionarios (del aparato estatal) que se apropiaban de lo que otros producían, dependían
directamente del mercado para sus condiciones de auto-reproducción: las relaciones entre
ellos no estaban necesariamente mediadas por el mercado” (Meiskins Wood, 1998: 18).

En la Inglaterra de los siglos XVII y XVIII, cuando ya se había eliminado la fragmentación y


parcelización del Estado que había caracterizado al feudalismo, el agro comienza en forma
creciente a depender de prácticas capitalistas: reducción de costos, aumentos de productividad,
especialización, acumulación e introducción de innovaciones, etc. Así, la pérdida de capacidad
para producir su propio alimento refleja la pérdida que paulatinamente tuvo el campesinado
para mantener su autonomía relativa.

(*)La integración de los productos agropecuarios en este circuito implica la mercantilización de ese producto, pero no necesari-
amente que la explotación agropecuaria se transforme en capitalista. Así mismo, la plena participación de la cadena agro-industrial
involucra una mayor integración del productor en el circuito del capital pero con cada vez menor independencia.” (Poltrias, 2000:4)

(**) El mayor desarrollo agrario de Inglaterra con relación a Francia es señalado por Brenner y Meiskins Wood como una pre-
condición importante de la Revolución Industrial. Según estos autores, a fines del siglo XVIII, a la hora de la Revolución Francesa la
población rural de ese país, principalmente campesina, era del 85 al 90 % de la población total, a diferencia de Inglaterra donde se
había producido una intensa descampesinización. Hacia 1850, cuando la población urbana de Inglaterra y Gales ascendía al 40,8
% de la población total, la de Francia seguía siendo del 14,4% (y la de Alemania el 10,8%) (Meiskins Wood, 1998:15).
LECTURA OBLIGATORIA

A la par de la difusión que van teniendo las prácticas inherentes al mercado desde los
orígenes mismos del capitalismo, la cuestión de la tierra, la dicotomía entre los dueños de la
tierra y los trabajadores –entre los que producían la riqueza y aquellos que la acumulaban–
se transforma en una cuestión de fundamental importancia (Hobsbawm, 1980 (1962)). Estas
contradicciones se manifestaban en los albores de la revolución francesa y de la revolución
industrial y a lo largo del siglo XIX. Si bien existían campesinos o productores rurales
independientes, muchos de ellos estaban sometidos a trabajo forzoso: eran virtualmente
siervos, negros esclavos, estaban subordinados al sistema de encomiendas (en las Américas)
o a otras formas de sujeción laboral no libres. En menor medida, podían ser arrendatarios
o aparceros. En América, las plantaciones esclavistas del Caribe, del norte de Sudamérica
(particularmente de Brasil) y del sur de lo que se transformaría en los EE.UU. eran importantes
productoras de azúcar, tabaco y, después de la revolución industrial, algodón. La colonia trajo
consigo una serie de relaciones “no libres”, por ejemplo, la esclavitud y la semiesclavitud en el
medio rural del continente americano.

En sus orígenes, la globalización (mundialización) en materia agropecuaria tiene que ver


con el comercio exterior de productos agropecuarios. Tras el descubrimiento de América se
potencia la difusión de nuevos cultivos y animales, aptos para la alimentación de la población
europea, y se introducen en aquella región ciertos cultivos originarios de Europa, Asia y África,
como la caña de azúcar. En el siglo XVII, el comercio del azúcar y la difusión de su consumo
tienen un vínculo muy estrecho con el surgimiento del capitalismo industrial, así como con
la profundización y expansión de mercados basados en el trabajo asalariado. “El capitalismo
mundial emerge sobre el pedestal de las agriculturas coloniales donde plantaciones esclavistas
en gran escala prefiguran el auge del sistema fabril, y los sistemas coloniales generan gran
parte del capital originario que habría de nutrir el auge de la moderna industria. (…) Las
formas capitalistas de producción (y de consumo) surgen en primer lugar en la agricultura, y
el comercio alimentario mundial se constituye y sigue siendo esencial para la organización del
capitalismo a escala mundial” (McMichael, 1998b: 99).
LECTURA OBLIGATORIA

42
LA REVOLUCION VERDE Y LA
BIOTECNOLOGIA

Finalmente dos fenómenos ocurridos durante el siglo XX alteraron dramáticamente la forma


de la producción agrícola, ambos vinculados al ingreso al sector de grandes grupos económicos.
Éstos comenzaron a aplicar nuevas técnicas basadas en la utilización de desarrollos científicos
específicos, herbicidas, insecticidas, funguicidas, fertilizantes sintéticos e ingeniería genética,
además de grandes volúmenes de combustibles fósiles y agua para riego.

Al primero de estos fenómenos se lo conoce como la revolución verde.

En 1943, la Fundación Rockefeller y el Ministerio de Agricultura de México decidieron


financiar, a Norman Borlaug de la Universidad de Minnesota, un programa para la obtención
de variedades de trigo de alto rendimiento.

El aumento de los rindes con las variedades obtenidas fue notable, pasando en el caso del
trigo de 0.75 Tm/ha hasta 8 Tm/ha.

El impacto inmediato que tuvo este desarrollo fue tal que a Borlaug se le concedió el Premio
Nobel de la Paz.

Pero pronto comenzaron a apreciarse los costos y problemas de estas nuevas técnicas. En
el caso de los países pobres el costo de las semillas y del resto de los componentes de las
tecnologías conexas generó mayor dependencia tecnológica y económica y, por supuesto,
no resolvió el problema del hambre que, como hemos dicho, no está originado en los rindes
agropecuarios sino en la distribución de la riqueza y recursos en el mundo.

Estos sistemas significaron fuertes transferencias de dinero de los países pobres a los ricos,
aumentando las condiciones estructurales del hambre.

El otro fenómeno es la aparición de la Biotecnología.

LA BIOTECNOLOGÍA

Técnicamente la Biotecnología es “…toda aplicación tecnológica que utilice sistemas


biológicos y organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de productos o
procesos para usos específicos”. - Convenio sobre la Diversidad Biológica - FAO - 1992.

“…Las técnicas basadas en el ADN comprenden el aislamiento, amplificación, modificación


y recombinación del ADN; la ingeniería genética para obtener organismos modificados
genéticamente (OMG); el uso de marcadores y de sondas en la cartografía genética y la
genómica funcional y estructural; y la identificación inequívoca de genotipos por medio de la
caracterización del ADN”.

“…La transgénesis ofrece muchas posibilidades en los microorganismos, con aplicaciones


que van desde la producción (por medio de procesos industriales y agro elaboración) de
vacunas y medicamentos recombinantes, como la insulina, las hormonas del crecimiento y el
interferón, hasta la obtención de enzimas y proteínas especiales. Las vacunas recombinantes
tienen numerosas aplicaciones: no sólo se pueden producir de manera económica, sino que
también presentan la ventaja de la inocuidad y la especificidad y permiten establecer una

43
TEMA 1

distinción fácil entre los animales vacunados y los infectados naturalmente. La modificación de
organismos activadores permite mejorar las propiedades organolépticas y la duración de los
productos lácteos y cárnicos, además de conseguirse tasas de fermentación más previsibles
para facilitar la mecanización”.

Transcribimos estos párrafos de documentos oficiales de la FAO, al sólo efecto de poner


en evidencia que estos desarrollos tecnológicos están cada vez mas lejos de las posibilidades
económicas de los países pobres.

En este sentido es que se destaca que las multinacionales, que controlan actualmente el
mercado mundial de granos, tienen mas poder económico que muchos de los países donde
desarrollan sus políticas. Este poder económico se manifiesta en que facturan individualmente
más que los PBI de muchos países pequeños y en que los recursos que afectan a la investigación
y nuevos desarrollos son inalcanzables para éstos.

Además, un afianzado sistema legal internacional de marcas, patentes y señales, pone el


control de estas tecnologías en manos de estas gigantescas empresas monopólicas e incluso,
según ellas pretenden, ya no sólo sobre las semillas transgénicas sino también sobre todos los
productos que se elaboren con ellas.

Todo esto que mencionamos se realiza sin tomar en cuenta los problemas ecológicos
y ambientales derivados del uso indiscriminado de herbicidas sistémicos, fertilizantes,
funguicidas, insecticidas etc., que no sólo contaminan masivamente suelos y reservorios de
agua sino que significan un uso insustentable de recursos como la fertilidad, por ejemplo,
además del agua dulce, planteando un escenario mas que preocupante para las generaciones
que nos sucederán.

En este entorno se utiliza masivamente maquinaria agrícola que necesita combustible;


además, sistemas de riego, represas, canales, etc., que alteran severamente los ecosistemas
donde se instalan.

Como ejemplo basta mencionar que para fabricar fertilizantes y productos químicos se
emplea petróleo y la agricultura moderna es un gigantesco sistema de conversión de petróleo
en alimentos y, por ende, insustentable en el tiempo, dándose ahora la paradoja de que el
perro se muerde la cola, a saber:

a) la producción agrícola es uno de los principales consumidores de petróleo a través del


uso de maquinarias, equipos de riego y fertilizantes derivados del petróleo.

b) como el petróleo se agota hay que buscar sustitutos.

c) el sustituto elegido es el biodiesel.

d) para producir cereales destinados al biodisel hay que aumentar la producción de


combustibles (porque es un insumo básico en la producción agrícola).

Por lo tanto se reinicia el ciclo una y otra vez y los únicos que salen beneficiados son los grandes
monopolios cerealeros y las compañías petroleras, además de las industrias automotrices.

44
LA REVOLUCION VERDE Y LA BIOTECNOLOGIA

Además, tenemos que destacar que este enfoque de la agricultura “industrial” significa
alejarla cada vez mas de los que necesitan acceder a los alimentos, o sea de los países pobres.
Durante toda la historia humana la agricultura doméstica o artesanal proveyó de alimentos
a los sectores mas sumergidos de la población mundial, que paliaban de esta forma su
incapacidad de incorporarse formalmente a la economía de mercado. En la actualidad el
avance en el control de las tierras productivas por parte de los grandes agregados financieros
lleva a la creación de grandes latifundios, que desplazan a los pobladores ancestrales de las
tierras adquiridas a los cinturones de miseria de las ciudades aledañas.

La Argentina está orientada a participar activamente en este proceso.El 13 de febrero de


2007 se promulgó la ley 26.093 reglamentada por el decreto 109, que abre las puertas al
ingreso del biodiesel y de los capitales a este asociados.

Por supuesto que estos procesos serán determinantes para el futuro de nuestro país y nos
debemos un gran debate acerca de este tema.

El gran desafío de la humanidad hoy es conciliar el progreso y estas nuevas tecnologías con
una forma de organización social que incluya a todos los habitantes de planeta y que a la vez
sea sustentable.

LA FINANCIARIZACIÓN DE LA PRODUCCION

Una de las mas significativas transformaciones que sufrió el capitalismo durante el siglo XX
fue el traslado del eje en la obtención de ganancias.

Durante la primera mitad, los años de oro, las empresas crecían al impulso de las utilidades
obtenidas por la venta de los productos que fabricaban.

El motor del capitalismo eran los empresarios Schumpeterianos* que con su visión y su
espíritu innovador ofrecían nuevos productos atentos a las demandas sociales. Henry Ford
encarna un emblema de esta clase de industriales.

En la segunda mitad del siglo XX, por la coincidencia de dos factores derivados de la segunda
guerra mundial: la desaparición de los Estados beligerantes que ya no demandaban enormes
volúmenes de insumos para la guerra y la disponibilidad financiera, por las ganancias de las
empresas que habían trabajado a pleno abasteciéndolos de pertrechos; determinan que los
accionistas, en su afán de resultados económicos, presionaran a los ejecutivos de las empresas
para que lograran ganancias a cualquier costo.

Esto hizo que muchas empresas utilizaran sus activos financieros en forma especulativa. De
ésta manera, el modo de obtención de ganancias se trasladó de las gerencias industriales y de
producción a las gerencias financieras. Así la enorme multiplicación de los activos financieros
pasó, poco a poco, a controlar la economía.

Los gerentes financieros se convirtieron en actores claves de los procesos económicos.


La mayoría de las veces desconociendo los procedimientos industriales en busca ya no
(*)Joseph Alois Schumpeter (1883 – 1950). Uno de los mas prestigiosos e influyentes economistas del Siglo XX. Es reconocido como
uno de los mayores especialistas en historia del pensamiento económico.

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TEMA 1

de la consagración como empresarios eficaces e innovadores sino del lucro instantáneo,


proveniente de operaciones bursátiles y financieras.
La sobre oferta de capitales financieros también comenzó a operar en el agro y así como
desaparecieron los empresarios típicos de los cincuenta también comenzaron a retirarse los
agricultores tradicionales, que a fuerza de sudor y jornadas interminables, habían instalado
este prototipo social en el imaginario colectivo.

Durante la década de los 90 comenzaron a aparecer los fideicomisos operados por gerentes
de finanzas que, a través de la contratación de ingenieros agrónomos y personal idóneo,
ingresaron en el negocio agropecuario con una escala y metas financieras desconocidas hasta
entonces en el sector.

Esta transformación, que está operando plenamente en este momento, provoca una de las
mas notables consecuencias socioeconómicas sobre el sector agropecuario, que se expresan
en la cada vez mayor concentración de la propiedad de la tierra y en el desplazamiento
permanente de pequeños y medianos productores del campo a las ciudades.

No es ajeno a este fenómeno el diferencial de costos. Por ejemplo, dado que los árboles
en esta región crecen diez veces mas rápido que en el norte de Europa, el costo de la materia
prima forestal es más bajo. Esto es así, porque sus costos financieros son mucho menores por
la diferente productividad que existe entre las tierras del hemisferio norte y las de los países
del Sur.

Pongamos como ejemplo lo que está pasando con las tierras forestales en la Cuenca del
Plata. La región ribereña, conocida como la franja arenosa del río Uruguay, tiene una aptitud
para la producción de pino y eucalipto que prácticamente duplica las tierras de los países
nórdicos, tradicionalmente forestales.

Los árboles que en Suecia, Finlandia y Noruega demoran casi un siglo en lograrse aquí, en
cambio, se pueden aprovechar a partir de los diez años de plantados, además el valor de las
tierras forestales es por lo menos diez veces menor.

Esto significa que cuando las empresas hacen el VAN (Valor actualizado neto) de los flujos de
fondos y las TIR (tasa interna de retorno) de los proyectos foresto – celulósicos, las utilidades
planeadas para ellos aquí son mucho mayores y, por lo tanto, lo suficientemente estimulantes
como para que estén viniendo masivamente los grandes actores del sector a la región.

Además, y redondeando su estructura de costos favorables, aquí no se hacen cargo de los


costos de reposición de los recursos naturales que utilizan y destruyen de este modo el aire,
el agua y la fertilidad de los suelos.

A esto se le suma el agravante que, a diferencia de lo que ocurre en sus propios países, no
tienen limitaciones para adquirir enormes latifundios, concentrando la propiedad de la tierra
y desplazando a miles de habitantes rurales hacia las ciudades.

Este proceso de “financiarización” de la producción agropecuaria, que en la práctica significa


enajenación de recursos y utilidades, si no es controlado se ve como una de las mayores amenazas
sobre las economías de los países pobres o en vías de desarrollo, dado que a través de él perderán
el control de sus recursos naturales, última esperanza de resolver su futuro bienestar.

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LA REVOLUCION VERDE Y LA BIOTECNOLOGIA

EL USO SUSTENTABLE DE LOS RECURSOS ECONOMICOS

Este es uno de los grandes temas que los especialistas, profesionales y técnicos involucrados
en las acciones económicas tendrán que debatir en los próximos años.

Hasta ahora hemos venido funcionando con las visiones y perspectivas desarrolladas en los
albores de la civilización industrial, que se han administrado como si los recursos productivos
que el hombre utiliza fueran ilimitados y su reproducción y disponibilidad estuvieran
garantizados eternamente.

Generalmente, las sociedades han actuado como si las consecuencias de los procesos
industriales fuesen independientes de quienes los desarrollan e implementan. Actualmente
esta concepción está perdiendo adeptos ya que legiones de ciudadanos comunes se
transforman, día a día, en defensores del medio ambiente.

El debate que se inicia se desarrollará entre otros campos, fundamentalmente en el de las


precisiones conceptuales, involucradas en el principio de la “Responsabilidad Empresaria”.

Si nos detenemos a analizar el desarrollo de este concepto veremos que tiene origen en la
percepción que poseen las propias empresas de las consecuencias que sus acciones generan
sobre la naturaleza, los seres humanos y el universo en general.

De hecho los recursos naturales involucrados en los procesos industriales de aparente


disponibilidad infinita como el aire, el agua, etc., se utilizaban, y generalmente se siguen
utilizando, sin pagarlos ni reponerlos, como si su disponibilidad fuera eterna. A esto se le
agrega que los desechos producidos por la propia actividad industrial se vuelcan, aún hoy, al
ambiente, refiriéndolos como “externalidades” del proceso en cuestión. Estos desechos, una
vez que superan la frontera física de la fábrica o la planta industrial, pasan a ser responsabilidad
no de quien los genera sino de quien los recibe, debiendo éste último hacerse cargo de
absorberlos, procesarlos y asumir sus consecuencias.

Además de los efectos inmediatos también están los indirectos y mediatos, como son los
residuos químicos de la agricultura, que se van depositando sobre las tierras fértiles, los que
en el momento de ser liberados son declarados “inocuos” o “inofensivos”, como ocurrió con
el DDT, para luego comprobarse sus consecuencias nocivas. Esto también puede darse con
la utilización indiscriminada de los glifosatos.

En la industria moderna, donde la utilización de substancias químicas y sintéticas en


sus procesos son lo corriente, los agentes involucrados en los mismos pasan a tener
responsabilidades sociales que los exceden y comprometen.

Día a día se replantean los roles de las empresas, sus funcionarios y trabajadores, en la medida
que pueden ser considerados partícipes necesarios de acciones que pueden o podrían tener
consecuencias nefastas para todos.

En este contexto se inició el tema de la Responsabilidad Empresaria. No desde la perspectiva


de los ciudadanos afectados sino desde las visiones de las propias empresas que advirtieron
que sus acciones estaban empezando a ser consideradas y tenidas en cuenta por la sociedad
que las reciben con una mirada atenta y crítica respecto de sus consecuencias.

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TEMA 1

Debemos tener en cuenta que el postulado de la Responsabilidad Empresaria no arranca


tanto desde la perspectiva de prevenir las consecuencias sociales y ambientales de los
procesos industriales sino de una cuestión relacionada más con la imagen de la empresa en el
medio donde desarrolla su actividad y consecuentemente sus resultados económicos.

LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA

Finalmente quizás nos parece oportuno referir que las acciones de todos los agentes que
intervienen en los procesos productivos tienen responsabilidades en estos temas.

Pero es evidente que un carácter especial la tienen los que ejercen algún tipo de contralor
sobre procesos que involucran alimentos, agua potable, medicamentos etc.

Pretender que podemos ser parte, sin intervenir en el “arte” de las acciones mencionadas, es
lo mismo que aceptar la argumentación de quienes justifican su inocencia en el involucramiento
en crímenes de guerra con la expresión…” yo solo cumplía órdenes”.

El conocimiento, a la vez que abrirnos al entendimiento, también nos mete en el mundo de


las responsabilidades sociales. Así como cuando se pierde la inocencia, ésta jamás vuelve a
ser recuperada; cuando adquirimos conocimiento, quedamos, mal que nos pese, involucrados
con las implicancias de nuestros saberes.

El conocimiento de alguna manera es nuestra liberación pero también nuestra prisión,


porque nos obliga a asumir responsabilidades sobre las consecuencias de nuestros actos.

A medida que nos informamos nos vamos dando cuenta que los consumos cotidianos de las
personas en las sociedades modernas referidos a su alimentación, al aire que respiramos, etc,
no son inocuos.

Muy por el contrario, y a pesar de lo que hemos creído durante muchos años, una de las
principales fuentes de enfermedades de los hombres en la civilización moderna encuentra su
origen en esta clase de situaciones.

De hecho todos hemos asistido a las modificaciones conceptuales dramáticas en la valoración


de substancias utilizadas en la vida cotidiana, ya sea en la alimentación, en la vestimenta
y en los enseres de uso doméstico etc. que en determinado momento se las consideraba
inocuas para el hombre y que, con el transcurso de la investigación científica y estudios sobre
las consecuencia de su uso, se ha determinado que son nocivas y algunas extremadamente
peligrosas.

El DDT que se utilizó entre otras cosas para combatir la pediculosis con su aplicación
directa en la cabeza de los niños, terminó siendo un veneno temible para los seres vivos y la
naturaleza, que hoy se encuentra prohibido en todo el mundo o la forma en que se usaba el
cloro en particular y los venenos clorados en general, o el tabaco, o la creosota que todavía
se sigue usando en nuestro país en la preservación de maderas y que ha sido prohibida en
muchos países.

También en esta lista no podemos omitir los elementos que se utilizan para conservar alimentos,
que se han usado tradicionalmente en la industria alimenticia, o los colorantes, o los envases.

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LA REVOLUCION VERDE Y LA BIOTECNOLOGIA

El inventario es interminable y mayor aún si incorporamos en el análisis sustancias sintéticas


que hoy son de uso corriente en la agricultura, sobre las que se tienen más interrogantes.

En estos términos es que las responsabilidades individuales de los agentes involucrados en


la producción de elementos que utilizan los hombres y muy especialmente los que los deben
controlar exceden la esfera de sus obligaciones laborales para inscribirse en el marco más
general de la ética social.

En este sentido la Organización Internacional de Estandarización (ISO) ha establecido la


Norma ISO 26000:2010 sobre Responsabilidad Social. En el siguiente link podrá acceder a
más información acerca de la misma.

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TEMA 1

ALGUNAS REFLEXIONES FINALES

El siglo XX ha sido sin duda el siglo de la lucha por la tierra y la reforma agraria en América
Latina. Entre las reformas agrarias mas importantes se encuentra la de México, a comienzos
del Siglo XX, que derivó en un cambio sustancial del régimen agrario existente hasta ese
momento. Pero también están las de Cuba, Bolivia y Nicaragua que formaron parte de
importantes transformaciones o revoluciones sociales. Otras reformas más moderadas
fueron impulsadas, tras el triunfo de la Revolución Cubana, en el marco de la Alianza para el
Progreso, en Perú, Chile, Ecuador y Colombia. Varios movimientos de reforma agraria fueron
abortados (Guatemala en 1954, Brasil en 1964) y muchos terminaron siendo “congeladas” o
desbaratadas (la de Bolivia del ‘ 52). Todos tuvieron como antecedente las luchas campesinas
que se manifestaron a lo largo del siglo. En la Argentina, fue una problemática que, en lo
esencial, y hasta hace muy poco, estuvo ausente.

Según Cristóbal Kay “los cambios institucionales involucrados (en la reforma agraria, MT)
contribuyeron sin duda al desarrollo del capitalismo. Tanto los mercados laborales como de
tierra se hicieron más flexibles y mejoraron las oportunidades de inversión en la agricultura
(...) El principal legado de la reforma agraria tiene que ver con el papel que tuvo en acelerar
el ocaso de la oligarquía terrateniente y en eliminar los resabios institucionales que impedían
el desarrollo del mercado y la plena comercialización del agro. Los principales beneficiarios
fueron los agricultores capitalistas. Aunque la mayoría de los campesinos obtuvieron algunos
beneficios, para la mayoría la promesa de la reforma agraria se mantiene inconclusa” (Kay 1988,
citado en Teubal, 2003b). Para éste y otros autores, superada la etapa de la industrialización
por sustitución de las importaciones en América Latina y ante el auge del neoliberalismo,
habrían de concluir los movimientos en pro de la reforma agraria. Entre otros factores, se
trataba de ir dejando de lado los programas de desarrollo que incluían programas de reforma
agraria, a favor de aquellos destinados a la expansión de productos de exportación a fin de
facilitar el servicio de las deudas externas (Huizer 1999: 1, citado en Teubal, 2003b).

Sin embargo, contrario a lo pronosticado, hacia fines del milenio la cuestión de la tierra y la
reforma agraria adquieren una nueva entidad, y sigue viva en muchos países. En México, El
Salvador, Guatemala, Bolivia, Brasil, Paraguay y en Ecuador surgen nuevas demandas al calor
del auge del movimiento campesino, en algunos casos enmarcados en fuertes identidades
étnicas, indigenistas y comunitarias. El acceso a la tierra en las últimas décadas del milenio se
transformó en una de las mayores demandas de las organizaciones rurales, fundamentalmente
campesinas, en México, Brasil, Colombia, Perú, Bolivia y Paraguay.

Estas demandas se manifiestan en el marco de cierta autonomía del Estado y de las


organizaciones estatales o paraestatales establecidas durante anteriores reformas agrarias o
utilizadas como instrumentos de control social y político en muchos países. Su lucha también
se enmarca no sólo en una lucha contra los terratenientes sino también en contra de grandes
empresas transnacionales que controlan sectores claves del sistema agroalimentario en su
globalidad.

También en nuestro país hay un resurgimiento de la lucha por la tierra, quizás por las
consecuencias del modelo agrario impulsado en décadas recientes. Se trata de una cuestión
que no necesariamente tiene que ver con los movimientos para su adquisición o colonización;
más bien tiene que ver con una lucha para no perder la tierra y casi invariablemente con el
modelo agroalimentario en vigencia.

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ALGUNAS REFLEXIONES FINALES

La lucha por la tierra se manifiesta en todas las regiones del país en donde se expande la soja
y el modelo de agricultura industrial: la región pampeana, Córdoba, Santiago del Estero, y en
regiones en donde se hallan asentados desde hace siglos las comunidades indígenas.

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