De capa y guadaña ataviada
cual piltrafa roída y desteñida
llegaba a Santa Rosalía
la pesadilla de toda la cuadrilla
Sin apenas disimular el propósito que le
acometía,
ignorando a policía y recepcionista,
me la pelan las jerarquías, a todos les decía.
He venido para hacerme con su alma,
mas si alguno de ustedes logra convencerme
puede le dispense, al menos temporalmente.
Todas las áreas, apremiadas por tal amenaza,
temerosas se afanaban, pero una en
particular
por su osadía descollaba.
El equipo Mainframe quitándose las lagañas
de su importancia alardeaba, pues el back
es la parte que más necesita ser
contemplada.
QA por su parte, a las pruebas se remetía,
pues no es posible entregar nada sin una
garantía,
Además de tener que lidiar con la mentada
Guillermina.
Los desarrolladores, indiferentes, a su código
se avocaban,
Pues no hay peor amenaza que la de una
compilación errada.
Además, razonaban, vale más optimizar una
solución que
perder el orgullo del programador, que
en palabras del conocido vate Arriate define:
De tu arte a mi arte,
prefiero miarte...
Los PMS y demás jefes, hablaban a la vez,
con pompa y jaez,
y tras varias acusaciones y deliberaciones el
destino de unos cuantos
echaban al arnés.
Según su parecer, los desarrolladores serían
los primeros en expiar sus pecados,
pues no olvidaban la intemperancia que un
Jueves observaron.
La muerte arrogante la guadaña blandió,
y sin apenas seguir atendiendo,

a todos por chismosos al averno se los llevó.