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Hyman P. Minsky
I. CONSIDERACIONES PRELIMINARES
Ya son pocos los que dudan de que la Argentina se encamina hacia una crisis
económica, política y social sin precedentes. Son aun menos los que todavía creen que
el actual modelo económico esta en condiciones de impedirla o de contenerla.
Pero son muchos los que, frente a esta situación, adoptan una actitud abiertamente
fatalista, y comparan las crisis de las sociedades humanas - como la que padece nuestro
país en estos momentos - con fenómeno naturales, contra los cuales nada se podría
hacer. Piensan, estos fatalistas, que estamos frente a una situación límite, en la cual la
única actitud sensata consistiría en salvar de la mejor manera posible los intereses
individuales propios o, en el mejor de los casos, los sectoriales. En cuanto a los
problemas colectivos, habría que desentenderse de ellos, porque serian insolubles e
incontrolables.
Esta actitud proviene del predominio, desde hace unas dos décadas, de la ideología
monetarista, presentada como el único camino posible para un desarrollo exento de
riesgos de inflación. Vale la pena señalar que actualmente las recetas de ajuste que
propicia el monetarismo están en decadencia en el mundo entero, incluso en el F.M.I.
aunque en la Argentina esta noticia no se ha difundido demasiado (como tampoco se ha
difundido adecuadamente la fundamental propuesta de Juan Pablo II de un jubileo total
de la deuda externa en el año 2000).
Desde luego, los monetaristas siguen insistiendo en que su miope ideología representa
el único camino "sano".
No puedo extenderme sobre este tema. Lo he hecho, desde distintos ángulos, en otros
trabajos. Este documento se propone ir directamente a la solución del "impasse"
monetario y económico actual. Se formularan aquí soluciones monetarias y económicas
perfectamente conocidas (si bien olvidadas por completo, en muchos casos, por algunos
integrantes de ese singular gremio que formamos los economistas) y avaladas por una
amplia experiencia practica, invariablemente positiva, en varios países que cruzaron por
grandes dificultades, iguales o peores que las nuestras. Los problemas que ofrece su
aplicación a la Argentina son de carácter político, no técnico.
En otras palabras, "los principales obstáculos que se deben superar" para implementar
tales soluciones no se refieren a los aspectos prácticos, sino a los ideológicos. Lo cual
no significa en modo alguno restar importancia a estos últimos, por el contrario, toda la
Historia demuestra que los prejuicios y la desconfianza ante cualquier innovación,
presunta o real, desempeñan un papel preponderante en la vida de los hombres.
Obviamente, no. En este terreno, lo único que se puede modificar es el orden de las
prioridades. Por lo general, en las épocas estables las medidas monetarias son la simple
consecuencia de una determinada política económica.
Aquí se impone actuar en primer termino, con mano de hierro y de una manera
fulminante, en el campo monetario. En efecto, la desmonetización de la economía, la
desfinanciación de las empresas, el descalabro del sector bancario, la insuficiencia de la
recaudación fiscal y la ruptura de la cadena de pagos en el plano comercial, que se
agravan día por día, con su secuela laboral inevitable, el desempleo creciente y masivo,
implican el colapso inevitable de todo el sistema a carta plaza si no se toman a tiempo
las medidas necesarias.
No repetiré aquí, por ser muy conocidas, las criticas, en general bien fundadas, que se le
han hecho desde los mas diversos ángulos al modelo económico y social que impera en
la actualidad en la Argentina... si bien no por mucho tiempo mas.
Señalare tan solo que dicho modelo, aprobado en forma plebiscitaria el 14 de mayo de
1995 por el 96% de los votantes (del PJ, del FREPASO y de la UCR, que coincidieron
en considerarlo intocable) se sostuvo durante cuatro años, aunque con crecientes
dificultades, gracias a una conjunción de factores muy favorables, que permitieron
maquillar el déficit fiscal y los pavorosos costos reales de todo el proceso:
b) fin de la ola de ventas internas y puesta en marcha de una recesión que se agrava mes
tras mes, como consecuencia: 1) del deterioro creciente del salario real, a causa de la
inflación en dólares, con la consiguiente erosión del poder de compra de la mayoría de
la población, y 2) del proceso de exclusión social implantado en la Argentina por la
Revolución Informática. que permitió un aumento del 35% del PBI y simultáneamente
una triplicación de la desocupación, a causa de la eliminación de puestos de trabajo
provocado por la racionalización de los procesos productivos y de servicios; ese
proceso, es obvio, reduce cada vez mas el mercado interno;
c) declinación de las exportaciones al Brasil, donde se abre camino una recesión ya
incipiente, que obliga a ese país a tomar sin ninguna vacilación (y no se lo puede criticar
por esas medidas proteccionistas), aun si, estas se oponen al espíritu y a la letra del
Tratado de Asunción, que consagro el MERCOSUR;
e) liquidación casi total de las "joyas" en cuestión, lo cual termina de hacer inviable la
continuación del modelo vigente.
Pretender que una economía funcione en tales condiciones seria tan cuerdo como
sostener que un hombre, que necesita aproximadamente cuatro litros y medio de sangre
para vivir, puede subsistir con un litro y medio. Y así como una persona en estas ultimas
condiciones necesitaría una inmediata transfusión de sangre para tener una mínima
chance de sobrevivir, del mismo modo una economía como la nuestra, con la tercera
parte de la moneda que se requiere como mínimo para mantener una economía de
mercado, necesita emitir los dos tercios restantes en forma perentoria, bajo riesgo en
caso contrario de una "muerte súbita" en el plazo arriba indicado (seis a diez meses).
Como es obvio, emitir el vo1umen de dinero necesario para que la economía argentina
pueda seguir funcionando es lisa y llanamente imposible en las condiciones creadas por
la ley de convertibilidad. Sin embargo, algunos consideran ese marco regulatorio como
el único punto de partida posible, pues temen las temibles consecuencias que produciría
en forma inmediata su derogación lisa y llana, moviéndose en el marco de esa ley, si se
quisiera producir una expansión de la oferta monetaria, seria forzoso en primer termino
enmendarla, autorizando la modificación de la paridad 1 dólar US = 1 peso, para llevar
esa paridad, como mínimo, así fuera por etapas, a 1 dólar US = 1,30 pesos.
Pero ante el mas mínimo rumor de una devaluación del 30%, se lograría únicamente la
formación inmediata de inmensas colas de personas frenéticas y al borde de la
desesperación frente a las casas de cambio y los bancos, que agotarían la totalidad de las
reservas en divisas extranjeras (esencialmente dólares oro) del país. ¿En Cuanto tiempo?
El estrictamente necesario para poder retirar sus depósitos a la vista, sus colocaciones a
plazo fijo y en caja de ahorro y los distintos bonos, letras y otros titulos-valores del
Estado argentina, así como todas las acciones del mercado bursátil nominadas en pesos.
Desde luego, las grandes empresas pasarían sus activos de pesos a dólares con rapidez
incomparablemente mayor, y los colocarían en plazas mas seguras. La consecuencia
seria la bancarrota instantánea del sistema bancario privado y su forzosa
renacionalizacion, para que pudiera seguir funcionando de alguna manera.
En este nuevo contexto, todos los grupos del "establishment", aun los mas
conservadores y refractarios a cualquier cambio, percibirán muy pronto que este ciclo se
encuentra en su fase terminal. De aquí en mas, si esos grupos desean seguir operando en
este país, deberán efectuar una drástica "reingenieria" de sus estrategias, en el marco de
nuevas reglas de juego, que serán muy distintas de las actuales. No es seguro que todos
quieran hacerlo. Pero quienes lo hagan deberán aceptar tasas de beneficio civilizadas y
políticas que no impliquen el saqueo del patrimonio nacional, pues una vez matada la
gallina de los huevos de oro, nadie puede pretender que los siga poniendo.
Por otra parte, téngase presente que si no se diera un fuerte golpe de timón y no se
rectificara rápidamente el rumbo actual, en los próximos tiempos, en la mejor de las
hipótesis, sobrevendría de una manera obligada un agudo "default" (cesación de pagos
externos); Teniendo en cuenta que el único deseo de los acreedores es cobrar la mayor
cantidad posible, si se produjera el "default" en cuestión, o su simple amenaza, el Sr.
Cavallo habría perdido su virtud esencial- la de ser un buen pagador- y en ese caso tanto
les daría lo mismo el actual ministro de economía que cualquier otro.
Aclaremos que en cualquiera de las dos hipótesis (permanencia del Sr. Cavallo o
recambio), los organismos internacionales de crédito - dado que ya no existe un
prestamista de ultima instancia, como se vera luego . no prestaran un solo centavo mas
ni moverán un solo dedo para impedir que se produzca en el plano local una hecatombe
monetaria, financiera y económica de una magnitud hasta ahora desconocida. Quienes
crean que se puede atemorizarlos y obtener concesiones señalándoles las inevitables y
catastróficas repercusiones sociales y políticas de esa falta de créditos en el plano local,
se equivocan. Es necesario ser totalmente realistas, de la trampa mortal en que se ha
convertido la convertibilidad no se sale con ilusiones ni con medias tintas.
El autor mantiene - con respecto a nuestro país y en las duras condiciones actuales,
aclaremos - una posición claramente keynesiana, privilegiando por sobre todas las cosas
el nivel del empleo y la reactivación econ6mica. A estos objetivos ineludibles se deben
supeditar todos los instrumentos disponibles del arsenal económico. La salida es
clarisima, y consiste en llevar de nuevo el índice de monetización a niveles razonables.
Para aclarar el panorama, señalemos en primer lugar que se debe rechazar de plano
cualquier devaluación, directa o indirecta, del peso argentino, cuyas consecuencias,
serian terroríficas en forma inmediata. Por ende, de una devaluaci6n, ni hablar. En
efecto, lejos de remonetizar los circuitos económicos, estos se desmonetizarian aun mas,
como lo demuestran, sin ninguna excepción, todas las devaluaciones realizadas hasta la
fecha.
El motivo real del sólido apoyo prestado hasta ahora por el "Grupo de los 8" y demás
sectores del "establishment" al actual ministro de economía es justamente que temen - y
con razón, desde su punto de vista - que cualquier recambio abriría en forma casi
inmediata las compuertas a una devaluación que lo arrasaría todo hasta sus mismos
cimientos. Pues, mas que cualquier otro país... salvo los Estados Unidos, los pasivos de
esos sectores están casi totalmente dolarizados cuando no están nominados directamente
en marcos alemanes, yenes, francos suizos, oro u otras divisas duras (lo cual es aun
peor). Mientras tanto, sus activos locales están en pesos. Capear el temporal en esas
condiciones es simplemente utópico.
No menos impolítica seria esta medida para los numerosos que creyeron a pie juntillas
en el carácter perenne de la ley de convertibilidad. Su nivel de endeudamiento en
dólares es menor que el de los sectores arriba mencionados, pero de cualquier manera,
se verían fuertemente afectados en sus deudas pagaderas en incomodas cuotas
mensuales dolarizadas. En caso de que la devaluación se transformara - como es
prácticamente seguro en una incontenible estampida inflacionaria, esas cuotas se
volverían impagables Teniendo en cuenta que en dólares se pagan casas, departamentos,
alquileres coches - (televisores, heladeras. otros artículos electrodomésticos,
maquinarias, hardware y software, etc.). es fácil imaginar el efecto político de semejante
decisión. No habría ministro de economía ni gobierno capaces de aguantar sus
consecuencias, junto con un desempleo que ya afecta total o parcialmente a la mitad de
la población, y que amenaza por eso mismo a buena parte del resto. En ese momento,
todo se vuelve "fusible"... y todo funde.
A la luz de esta situación, seria una verdadera locura tirar por la borda la única ventaja
real que nos puede dejar la convertibilidad, reemplazando una moneda dura, mejor
dicho, semi dura, como el dólar, por una moneda absolutamente blanda, que iniciaría de
inmediato una carrera incontenible hacia la desvalorización total. No por eso mejoraría
en lo mas mínimo la balanza comercial (pues el comercio exterior, de todos modos, se
hace y se seguirá haciendo en dólares por un plazo aun indefinido) ni la balanza en
cuenta corriente, que por el contrario se desbarrancaria por completo, a causa de la
escasez y el alto costo en pesos de las divisas.
En este contexto, la única solución sensata, viable y conveniente para el país consiste en
reemplazar una moneda dura por otra todavía mas dura y digna de confianza que la
actual, al mismo tiempo que se remonetiza la economía por métodos no inflacionarios.
No hay problemas técnicos que impidan alcanzar ambos objetivos. El primero se logra
vinculando el peso con una "canasta" de monedas duras y "commodities". El segundo,
emitiendo una moneda no convertible: es un método avalado, como lo veremos, por una
amplia y prolongada experiencia internacional, que pertenece a tramos muy conocidos
de la historia económica de nuestro tiempo.
De aquí en mas, todo país que experimente dificultades financieras, padezca crisis
económicas o entre en "default" deberá arreglárselas por su propia cuenta como mejor
pueda. La Argentina, en particular, con su economía "globalizada" a cuestas (síntoma de
inestabilidad, según lo reconoce ahora el F.M.I.), va a la deriva, en un estado de
convulsión y desorientación evidente. Su situación es parecida a la de un navío que se
encuentra al garete, sin combustible, sin timón, sin rumbo, sin piloto, sin destino.
Conviene señalar que esta línea de pensamiento proviene de una larga tradición, que no
se puede calificar como nacional, pero que esta profundamente arraigada en vastos
sectores sociales (a los cuales Arturo Jauretche llamaba, con un termino ya clásico,
"cipayos").
Me refiero a la infundada creencia que el ahorro externo puede (y debe) sustituir el
ahorro interno, y que sin la entrada de capitales externos no hay desarrollo posible en
una economía "globalizada", como la actual- El razonamiento sigue así: la posibilidad
de que haya inversiones externas depende del pago puntual de las sumas pactadas. Por
ende, hacer "buena letra con los acreedores, reales o ficticios, seria la condición sine qua
non para que los capitales externos continuaran acudiendo solícitos a cumplir con su
papel de auténticos benefactores del pueblo argentino. Sin esas filantrópicas e
indispensables inversiones externas, estaríamos "perdidos".
Este planteo pretende no tomar en consideración una verdad muy obvia, aunque cruda:
de acuerdo con lo que vimos, a estas playas del Atlántico Sur no llegara un dólar mas
del sector financiero, salvo para maquillar el incumplimiento de los pagos. Desde luego,
el único objetivo de esta cosmética consiste en salvar las apariencias, vale decir, en
mantener la farsa de un deudor fiel y sumiso, y de un acreedor omnipotente pero
tolerante, a condición que a la larga se cumplan los compromisos pactados. (¿Pactados
por quien?) (¿Por las dictaduras militares? (¿Por sus continuaciones civiles?) Aquí
tendríamos que introducirnos en el escabroso tema de la "continuidad jurídica de los
Estados"... que los Estados desconocen cuando la relación de las fuerzas internacionales
les permite ignorarla.
Pero veamos la otra cara de la moneda, mas cercana a nuestra realidad, e infinitamente
mas dura. La sustitución del ahorro interno por el externo en cualquier proporción
significativa implica un desahorro neto para el país "en términos" reales. Esto es así
porque los capitales internacionales realizan siempre hábiles y precisas maniobras, que
les permiten quedarse con el pan y con las tortas, contando siempre, es obvio, Con la
abnegada colaboración de sus representantes locales.
1) la atracción irresistible de los capitales hacia los negocios promovidos por firmas
extranjeras locales; a pesar de afluir masivamente y cubrir la casi totalidad de los fondos
necesarios, estos capitales nativos quedan siempre en inferioridad de condiciones frente
a las firmas extranjeras;
3) la sobrefacturacion de los insumos importados, que representan mas del 60% del total
de insumos utilizados por las empresas multinacionales instaladas en nuestro país.
(circunstancia que genera una fuerte dependencia con respecto a los componentes
importados y las tecnologías del exterior) y la subfacturacion de los productos
terminados que se exportan, lo cual permite exportar beneficios en forma invisible y
reducir en gran escala las utilidades declaradas. De esta manera, se comienza estafando
a los ahorristas argentinos, y se termina defraudando al fisco.
Como se ve, el negocio de las "inversiones externas" es ruinoso para el país, que se
convierte en una provincia tributaria, a la manera de las provincias periféricas del
Imperio Romano, condenadas a pagar un tributo en forma permanente a sus
conquistadores, sin contrapartida real, salvo la satisfacción de ser "protegidas" por el
Senado y el Pueblo de Roma. y no lo decimos solo en el caso de nuestro país, sino
también para otros países en situación parecida, como el Brasil, cuya deuda externa
aumento casi en un 120 % entre 1989 y 1994, y es actualmente de 151.000 millones de
dólares. El aumento proporcional de nuestra propia deuda externa durante el mismo
periodo fue similar. Conclusión: mas pagamos, mas debemos.
No es de extrañar que, ante este cuadro aterrador e insostenible, el Santo Padre sostuvo
en "Tertium Millenium Adveniens" y también en un discurso pronunciado en Asis -
donde vivió uno de los grandes santos de la Cristiandad, protector de la Naturaleza - la
necesidad impostergable de un jubileo de toda la deuda externa desde el año 2000. Esta
propuesta, sin duda alguna trascendente, ha pasado "desapercibida" para los medios
masivos de comunicación. Estos, regidos con mano férrea por intereses evidentemente
no apostólicos, la han soslayado, completando esa política de desinformación con
profusión de detalles sobre la vida de las "modelos" y el relato de otras frivo1idades,
que intentan desviar la atención de los atormentados argentinos de sus gravisimos
problemas actuales.
La fase de ascenso del cuarto gran ciclo de la economía de mercado (1948 -1973), que
se suele vincular en forma juustificada con el nombre del economista ruso Nikolai
Kondritieff, fue la etapa del llamado "neocapitalismo". Este significo en los países del
Primer Mundo (y en algunos países del Tercero, aunque no en la misma medida) un
cuarto de siglo de prosperidad. Durante ese periodo, se desarrollo la "sociedad de
consumo", en el marco del "Estado del Bienestar" ("Welfare State"). Sus rasgos mas
salientes fueron los aumentos de los salarios reales, que permitieron la extensión del
consumo y del crédito de compra de bienes y servicios en vastos estratos de la
población, y la aparición de los salarios indirectos o diferidos, como lo son el aguinaldo,
los programas de asistencia medica y social, los planes de edificación de viviendas
populares, el turismo social, los planes de jubilaciones y pensiones, etc. En este marco
favorable, la demanda y la actividad económica crecieron en enorme escala.
Esta etapa se vio marcada perdurablemente por la aplicación de las teorías de ese
economista genial que fue John Maynard Keynes (1883 - 1946), basadas justamente en
el fomento de la demanda global, a través de una inyección de dinero a la economía en
proporciones adecuadas para mantener esa demanda en un cierto nivel. Cuando la
inversión privada resultaba insuficiente, debía suplantarla la acción del Estado, a través
de dos métodos acoplados estructuralmente, es decir, complementarios: el gasto publico
con déficit fiscal, que Keynes llamaba "déficit spending", y la compresión de la tasa de
interés, para que los empresarios obtuvieran dinero a bajo costo (lo cual los impulsaría a
invertir) y los consumidores dispusieran de crédito barato, con el fin de promover un
mayor consumo, completando el circuito desde el otro extremo.
Esta oleada de bienestar consumista y expansiva, signada por las teorías keynesianas,
fue reemplazada a partir de mediados de la década del 70 por otra oleada subconsumista
y recesiva, tenida por las teorías monetaristas. Tal evolución (o mejor dicho, involución)
del sistema capitalista esta vinculada con los "ciclos" de innovación tecnológica que
representan, como lo demostró el gran economista austríaco Joseph Schumpeter, sus
auténticos marcapasos.
Al mismo tiempo el poder se desplazo en el plano global hacia los grupos financieros
internacionales. Estos nuevos exponentes del poder real no se casan con nadie, ni
siquiera entre ellos mismos. Se debe adivinar lo que quieren a partir de lo que no hacen
ni dicen. Sin embargo, al igual que la Esfinge que custodiaba el acceso a Tebas en un
paso de montaña, e interrogo a Edipo en marcha hacia su trágico destino, dichos grupos
precipitan al abismo a quienes pretendan ignorarlos y no sean capaces de descifrar el
enigma y el problema decisivo que plantea su existencia para la economía global en este
mundo trágico de hoy. Una cosa es segura: desconocer sus singulares características es
asegurare de antemano la derrota.
En nuestro país el circulante en poder del publico, a la vista o colocado a interés (M2),
es la tercera parte del existente en los países centrales. y no se conoce ninguna economía
basada en el dinero que pueda funcionar sin dinero, aun durante periodos breves. Como
es del todo imposible emitir una moneda convertible, pues el desbarranco seria
inmediato, se debe emitir forzosamente, en las condiciones totalmente controlada. que
luego se verán, una moneda no convertible. La he llamado "Bancor", en obvio homenaje
a Keynes. Desde luego, será siempre: 1 Bancor = 1 peso.
Esta medida, es obvio, será combatida con saña, por los representantes de la usura
bancaria y extrabancaria de nuestra plaza financiera, los cuales verán desaparecer un
floreciente negocio, que les rinde extraordinarios beneficios, al mismo tiempo que
asfixia al país. Tales representantes gritaran a voz en cuello que la medida en cuestión es
"emisionista" e "inflacionaria", a pesar - según lo veremos luego - de su efecto
fuertemente reactivador de la economía y de su carácter netamente deflacionario. Estos
aspectos que deberán ser explicada en forma amplia y detallada al publico al ponerse en
marcha el nuevo modelo económico y el nuevo sistema monetario.
Debe recordarse - para quienes se escandalicen ante el respaldo que se prevé para el
Bancor - que el "Rentenmark" estaba respaldado por una hipoteca de primer grado sobre
toda la propiedad territorial alemana, tanto rural como urbana, tanto estatal como
privada- Al mismo tiempo, estaba avalado por un préstamo de 200 millones de libras
esterlinas oro, concedido por el Banco de Inglaterra a Schacht a través de famoso
Gobernador, Sir Montague Norman, que actúo en ese caso a la manera un clásico
prestamista de ultima instancia. ¿Cual es el respaldo del Bancor? Esta moneda
inconvertible queda respaldada ahora se dice, en términos mas técnicos, securitizada o
colateralizada - mediante aval de un impuesto adicional de aproximadamente un 1,5 %
anual por sobre la actual contribución territorial, que grava el valor venal de la tierra.
Este impuesto, aconsejado por la mas ortodoxa doctrina tributaria y aplicado en países
como Australia, Nueva Zelandia y Canadá, obligara a explotar las tierras.
improductivas, de cuya valorización se benefician, sin merecerlo, sus actuales
propietarios, pues no necesitan arriesgar el menor capital para que sus propiedades
acrecienten su valor.
Al mismo tiempo, por la forzosa oferta de tierras que producirá, ese impuesto reducirá
los precios de los campos, volviéndolos mas accesibles para quienes quieran comprarlos
y trabajarlos realmente.
El Bancor, en este contexto, queda definido como una obligación - o cédula - con
garantía {colateral) hipotecaria. ((En el derecho comercial de los Estados Unidos se lo
designaría como una "collateralized-mortgage-obligation" = CNIO.) Por el respaldo del
cual se lo dota, el Bancor se convierte en una moneda interna inconvertible aun mas
dura que el peso argentino convertible. Este, a su vez, será "endurecido" todavía mas
mediante la definición de una nueva convertibilidad y de una nueva paridad, que
implica una revaluacion.
¿De que manera entrara en circulación el Bancor? A través de los pagos de sus
obligaciones, efectuados por las municipalidades, las provincias y el Estado Nacional, a
los cuales el Instituto Emisor girara Bancors en determinadas proporciones. Las mismas
surgirán de un nuevo Pacto Federal Fiscal, que deberá tener sanción parlamentaria y
dará prioridad absoluta a la reactivación de la actividad económica regional, la
defensa .y la ampliación de las fuentes de trabajo existentes y la creación de otras
nuevas. Esta nueva metodología reemplazara con enormes ventajas la tentativa de
reactivar la economía a través de una improbable expansión del crédito bancario a las
pequeñas y medianas empresas y de una financiación externa que es quimérica, según lo
vimos.
También se pondrán al día con Bancors las deudas con las empresas del Estado en un
100%, con las empresas provinciales y los contratistas y proveedores nacionales,
provinciales y municipales en un 70%, cancelándose el resto en pesos en este ultimo
caso. Se pagaran con Bancors todas las deudas vencidas del Estado Nacional, de las
provincias y los municipios, en 10 cuotas mensuales iguales y sin interés. Se cancelaran
de igual manera los abultados montos correspondientes a juicios perdidos por el sector
publico, tanto con empresas como con jubilados y particulares en general.
A) Al retirar de la circulación como medio de pagos del Estado una gran cantidad de
pesos, reemplazándolos por Bancors, se provoca una gran astringencia monetaria y, por
ende, se reduce considerablemente la capacidad de compra de las divisas extranjeras.
por consiguiente, esta emisión de una moneda no convertible en divisas presiona los
tipos de cambio del pesos a la baja, no al alza.
Los Bancors en circulación podrán ser utilizados para el pago de impuestos, tasas y
aranceles nacionales, provinciales y municipales, así como de bienes y servicios del
sector publico. Al recibirlos, el Estado, a través del Instituto Emisor, los destruirá, y el
B.C.R.A. los reemplazara por la emisión de igual cantidad de pesos, que el sector
publico utilizara para cancelar sus propios gastos. Todos los Bancors que circulen
todavía después de transcurridos cinco años de su emisión serán rescatados a la par, en
cuatro cuotas anuales igua1es y sin interés. Con tal fin, se emplearán los pesos que se
reservaran en un Fondo Especial de Securitizacion, a los cuales se sumaran, en caso
necesario, fondos provenientes de los superávit fiscales generados por la ampliación de
la recaudaci6n fiscal. No olvidemos que esta es siempre proporcional al aumento de la
reactivación económica inducida por tales medidas
Volver a Keynes
Como se advierte con facilidad, esta metodología recurre lisa y llanamente al "déficit
spending" keynesiano, que tan buen éxito tuvo durante casi tres décadas en los países
donde fue aplicado en la segunda posguerra. Obsérvese que el "New Deal' de Franklin
Roosevelt (anterior a 1a aparición, en 1936, de la "Teoría General" de Keynes) que
contribuyo decisivamente a la lucha contra la gran crisis de los años 30, fue también, en
los hechos, un formidable "déficit spending", es decir, un fabuloso aumento del gasto
publico, que se autofinancio con los resulta dos fiscales de la reactivación económica
que indujo. No es posible imaginar siquiera lo que habría ocurrido en los Estados
Unidos si Herbert Hoover hubiese sido reelecto en 1932 y se hubiesen continuado
aplicando en ese país las recetas monetaristas manejadas por este torpe presidente, que
agravaron la crisis iniciada a partir del "crack" de Wall Street, el 24 de octubre de 1929,
llamado el "Jueves Negro" ("Black Thusday").
Agreguemos que la gigantesca emisión de dólares realizada por Reagan para financiar la
"Guerra de las Galaxias" fue en los hechos un formidable "déficit spending" keynesiano
bajo un disfraz monetarista. Esa política colosalmente deficitaria permitió generar 16
millones de nuevos empleos en el periodo de la "reaganomics", mal remunerados, pero
empleos al fin.
Los "Bancors" recurren nuevamente a este planteamiento económico, con una evidente
ventaja: lejos de poder ser utilizados para tirar abajo la cotización de la moneda local en
el mercado de cambios, la hacen subir para la notoria astringencia que provoca su
circulación como medio de pago interno no convertible, al retirar una enorme masa de
dinero convertible de la circulación.
Volvemos a señalar que este método fue implementado durante varios años en Francia y
Alemania - mientras fue necesario - por dos economistas liberales ortodoxos y de
derecha como Jacques Rueff y Ludwig Erhard. Por supuesto, estamos hablando de dos
grandes patriotas que colocaban a su país por encima de todo y de todos. En
consecuencia, señores críticos de la "derecha" económica local, con mas de 70 años de
atraso a cuestas: sírvanse abstenerse de hablar de temas que no entienden o ignoran.
Mediante la inyección de estos fondos en la economía, y sin que eso le cueste al país un
solo centavo de intereses, pues se trata de un enorme autoprestamo que se hace a si
mismo, recuperable con el propio aumento del PBI, se pone fin a la actual insolvencia
del Estado argentino a nivel nacional y aun mas provincial y municipal. También se
pone fin a la crisis de las llamadas "economías regionales", que es en realidad la crisis
de la economía nacional, de la cual daré un solo ejemplo: en el Parque Industrial de la
ciudad de Salta, sobre 35 plantas fabriles instaladas y que alguna vez estuvieron en
pleno funcionamiento, han quedado abiertas solamente 2 (dos).
Las medidas propuestas, que nada tienen de improvisadas, junto con otras que
constituyen su natural complemento, y que mencionaremos luego - terminaran de una
manera drástica con el flagelo del cierre de fuentes de trabajo y con la desocupación,
principal problema de la mayoría de los argentinos. Esas medidas liquidaran, a la vez, la
tremenda contracción del mercado interno, que golpea incluso a las mayores empresas
del país, y asfixia y destruye a las medianas y a las pequeñas. Lo cual hace imposible
seguir gobernando en la Argentina, por falta de recursos fiscales legítimos. Oponerse sin
fundamentos validos a esas medidas absolutamente ortodoxas, avaladas por una
experiencia de décadas, significa oponerse a los mas vitales intereses individuales y
colectivos de la sociedad argentina
Son muchos todavía los que toman como un dato de la realidad, definitivo e
irremediable, nuestra insolvencia, que en los hechos ha sido prefabricada. Sobre esa
base se dirigen a los países solventes, en especial Alemania y Japón, en busca de un
ansiado apoyo financiero. En lo relativo a Alemania, que esta invirtiendo 100.000
millones de dólares por año para reconvertir su región oriental y cuya política monetaria
es tradicionalmente muy conservadora y restrictiva, resulta utópico pensar que pueda
aportar sumas significativas ala reactivación de nuestro país y aun mas si se tiene en
cuenta que esta potencia central de la Comunidad Europea esta entrando en una etapa
fuertemente recesiva.
Distinto seria el caso del Japón, que dispone de los mayores excedentes líquidos en
dólares de toda la economía mundial, y que podría ver con buenos ojos una propuesta
seria como podría ser la de anticipar - por ejemplo -10.000 millones de dólares para una
obra de tan gigantesca magnitud como la canalización del Río Bermejo, desde su
entrada a territorio argentino en Salta hasta su desembocadura junto con el Carcaraña
cerca de la ciudad de Santa Fe. Esa obra, perfectamente estudiada en sus menores
detalles desde hace varias décadas (hay una Comisión Nacional del Bermejo en la
Cámara de Diputados que dispone de una documentación abundante sobre el tema),
generaría 12 millones de hectáreas de tierras cultivables, por riego directo o con cultivos
de secano. Se trataría de una nueva y privilegiada Pampa húmeda, en los cual se podría
reubicar a millones de compatriotas, con trabajo y vida digna. De esta manera nos
reencaminaremos hacia nuestro propio país. Desde luego, los japoneses, en forma
enteramente justificada desde su punto de vista, pedirían un altísimo precio, en intereses
y en tierras tomadas como garantía y en pago, por la financiación que aportarían.
Pero ¿hace falta realmente pedir ayuda a un país que es un verdadero paradigma en
materia de autofinanciación, como el Japón, para poner en marcha una obra de esta
envergadura? ¿No nos conviene acaso autofinanciarla nosotros mismos, a costo cero,
con 10.000 millones de dólares de los 60.000 millones que es imperioso emitir a breve
plazo? Decimos "a costo cero" porque esa obra gigantesca, que es posible terminar en
menos de dos anos, puede ser habilitada por tramos, y se autofinancia inmediata y
totalmente, aun antes de su terminación, por la incalculable valorización de las tierras
cruzadas por el canal principal y los secundarios. Al mismo tiempo, se daría trabajo en
ella, en forma inmediata, a centenares de millares de trabajadores, con evidentes
ventajas sobre cualquier plan habitual de construcción de viviendas. Pues una vez
construidas esas viviendas, quienes las ocupan deben tener algún trabajo para poder
mantenerse. En cambio, en este caso se preparan al mismo tiempo las viviendas, y el
medio de vida de quienes, las ocupan la tierra.
Por otra parte, una cosa seria efectuar la obra con capitales extranjeros, los cuales -
como es lógico - se llevarían la "crema" del negocio, y otra es hacerlo con capitales
propios. La inversión de 10.000 millones de dólares de fondos argentinos en el Centro-
Norte del país produciría una formidable reactivación de toda la economía en esa región
fundamental y en el resto del país, y la posterior reinversion de las utilidades en la
misma región, o en otras, según las prioridades establecidas a través de una decisión
común. ¿Por que no lo hemos hecho hasta ahora, pudiendo hacerlo? Porque hemos
adquirido - o nos han inculcado - una mentalidad de miserables y menesterosos. Y
porque la otra cara de la indigencia de los humildes es la indiferencia de los poderosos.
Torniquete y transfusión de sangre
La medida monetaria recomendada tiene sin la menor duda una prioridad absoluta en la
actualidad, a raíz del violento estrangulamiento o cuello de botella en que ha caído la
economía argentina a causa de su desmonetización, y que la coloca ante la inevitable
perspectiva (en el marco del modelo actual, y solo en este, desde luego) de un colapso
inminente. Para emplear un símil biológico, poner en marcha la nueva política
monetaria que recomendamos equivaldría a un torniquete aplicado a un herido con una
grave hemorragia, seguido por una urgente transfusión de sangre en la cantidad
necesaria.
Ya se han señalado los motivos por los cuales deben descartarse de plano las tentativas
de superar la creciente crisis en curso por medio de una devaluación, única arma,
insistimos, de la cual parecen disponer algunos colegas en situaciones límite como la
actual. En este terrero, la confusión reinante es total, y sus consecuencias son realmente
fatídicas. Algunos, a pesar de que deberían saberlo, desconocen o fingen desconocer que
la desmonetizaci6n es la insuficiencia de circulante para poder realizar
satisfactoriamente todas las transacciones que requiere la economía real para su normal
desenvolvimiento. Tampoco recuerdan que una economía se desmonetiza cada vez mas
a medida que se desarrolla un ciclo inflacionario o, peor aun, hiperinflacionario.
For ende, una emisión lisa y llana del circulante habitual no "solamente no pondría fin a
la desmonetización actual, sino que lo aceleraría y agravaría hasta el paroxismo. Se
podría designar este paradójico fenómeno de la economía, en el cual intervienen e
interactuan el sector real y el monetario, como "la trampa de la desmonetización".
La única forma real de zafar de esta trampa (que puede ser mortal para un país como el
nuestro, y lo seria si las condiciones actuales se mantuvieran) consiste en emitir una
nueva moneda, libre de los problemas - a la vez políticos, sociales y psicológicos - que
determinaron el descrédito y la creciente inviabilidad de la moneda anterior. Todos los
planes de estabilización monetaria realizados con éxito hasta ahora comenzaron siempre
con una moneda nueva, que a su vez refleja nuevas relaciones de poder.
Por consiguiente, debe quedar perfectamente en claro que cuando hablo de una reforma
monetaria capaz de resolver esta situación insostenible, me estoy refiriendo obviamente,
al mismo tiempo, a la transformación del "Sistema de alianzas" que desemboco en una
situación social y política altamente inestable, que se ha vuelto intolerable y no puede
continuar. Porque en estos momentos críticos se pone justamente de manifiesto con total
crudeza "que en esta sociedad, donde podría haber tanta abundancia y donde existe tanta
escasez y miseria, lo económico y lo político están indisolublemente ligados.
Algunos ejemplos de reformas monetarias realizadas con pleno éxito deberían ser
suficientes para corroborar lo que se acaba de leer. El primero que daré, es el de los
bolcheviques rusos, que en 1919, en pleno "comunismo de guerra", se vieron obligados
a poner en circulación una nueva moneda, el "Chervonetz", dotado de un aspecto
aparentemente sólido, por su autolimitacion de la emisión, que les permitió salir de la
hiperinflacion galopante en que habían caído.
Desde luego, solo una alianza política suficientemente fuerte y sólida, con un verdadero
proyecto de país, que nos abra al porvenir - en lugar de encerrarnos en una jaula en una
actitud suicida, arrojando las llaves a través de los barrotes - puede hacer posible y
viable este cambio fundamental, que no admite postergación, bajo pena de un colapso
de grandes proporciones en caso contrario.
Ya hemos señalado la finalidad de esta canasta: reemplazar una moneda dura por otra
aun mas dura. solo de esta manera se puede asegurar que un plan monetario de
estabi1izacion tendrá un éxito que jamas se logra reemplazando una moneda fuerte por
otra débil.
Como punto de partida, recomendamos calcular la canasta mencionada de tal modo que
resulte una paridad inicial: 1 peso = 1,20 dólares US.
Esto implica una revaluacion inicial del peso argentino en un 20%. Su objetivo es licuar
toda la deuda de nuestro país nominada en dotares (estatal y privada) en la misma
proporción. Esta quita, decidida por la República Argentina. es por lo menos tan
legitima y legal como los aumentos de las tasas flotantes de interés decididos en forma
unilateral por los organismos internacionales de crédito y los financistas privados, por si
y ante si.
Según lo he dicho, así como una devaluación del 20% aumenta la deuda de los
particulares y del Estado, una revaluacion de 120% la licúa en la misma proporción.
Observemos que el Plan Real del Brasil, iniciado con una paridad 0,80 real = 1 dólar
US, significo justamente, en los hechos, una revaluacion (los brasileños la llaman
"apreciación", que es lo mismo) del 25% del signo monetario del Brasil. Esa medida, un
verdadero regalo, gratifico sumamente al "establishment" de ese país, en especial al
paulista, y a su clase media, y volcó la elección presidencial de 1994 en favor del Prof.
Cardoso.
Sin embargo, debe tenerse en cuenta la ambivalencia y el carácter hasta cierto punto
incoherente de la política monetaria del actual gobierno del Brasil. En efecto este, una
vez en el poder, debió complacer también al poderoso sector exportador, cuyos intereses
se empalman en una amplia franja con los del sector industrial, pues ahí las
exportaciones de productos no tradicionales predominan sobre las del sector primario.
Por tal motivo, después de la revaluacion inicial, el gobierno de Fernando Henrique
Cardoso se vio obligado a pasar a una política de minidevaluaciones sucesivas (el
conocido "crawling peg"). Pero eso no mejoro de una manera decisiva la situación, pues
desde julio de 1995 se inicio en ese país una marcada desaceleración de la oleada
compradora de los primeros meses (en realidad, el comienzo de la recesión, en mucho
menos tiempo que en la Argentina). Esa nueva situación lo obligo a adoptar medidas
proteccionistas, contrarias al espíritu y a la letra de los acuerdos del MERCOSUR.
a) Aumentar en un 60%, como mínima, los actuales salarios nominales (como lo hizo
audazmente el Dr. Arturo Frondizi en 1958, con un fuerte efecto reactivador). Teniendo
en cuenta el deterioro de los salarios reales en un 35 % desde el l° de abril de 1991 hasta
ahora, esta medida significa mejorar esos salarios reales en un 25%.
c) Cancelar en la forma indicada mas arriba todas las deudas del Estado en el orden
nacional, provincial y municipal con proveedores, contratistas y acreedores en juicios
perdidos por el Estado.
d) Generar de este modo un "shock" de liquidez que termine con el cierre progresivo y
generalizado de la industria y del comercio, y fomente la reapertura o la apertura de
millares de empresas y negocios de toda índole en todo el país. Esto no solo producirá a
corto plazo (entre un año y dos) una situación de pleno o semipleno empleo, sino que
provocara el reingreso a la Argentina de un gran numero de trabajadores de países
hermanos limítrofes (entre uno y dos millones de personas) que encontraban
ocupación .y buenos sueldos en este país, Como ocurrió hasta la era de Martínez de Hoz
y sucesores.
Todo esto debe hacerse con capitales propios, que - lo reiteramos - el país se prestara a
si mismo, en condiciones infinitamente menos onerosas y mas viables que cualquier
hipotético y poco probable préstamo externo.
Este conjunto coherente de medidas constituye en su conjunto un programa económico
y social destinado a permitir que los argentinos puedan vivir y prosperar en su propio
país.
Son cada vez mas los que están comenzando a comprender que el logro de este objetiva
fundamental es imposible sin liberarnos del cepo monetario y financiero que en este
momento agarrota la economía argentina, actúa como una verdadera trampa para sus
propios creadores, y vuelve literalmente imposible continuar con el actual modelo.
Desde luego, solo saldremos de esta situación, que tiene efectos terroríficos para la
mayoría, si se produce un cambio decisivo de actitud. Se podría hablar de una
conversión cultural y espiritual, que consiste en recuperar el derecho de decidir nosotros
mismos nuestro propio destino.