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Los desastres, producto de fenómenos adversos, ocurren generalmente sin previo aviso y
afectan preferentemente a los sectores menos protegidos de la sociedad. En efecto, los
desastres naturales, han demostrado que en las áreas donde las condiciones de vida son más
difíciles y donde las viviendas son de menor calidad, es donde se observa con mayor magnitud
el impacto de un desastre. En algunos casos, la ocurrencia de desastres, puede ser anticipada
con varias horas, e incluso días, como en el caso de las erupciones volcánicas, mientras en otros,
ocurren intempestivamente, como en el caso de los sismos.
La mayor parte de los volcanes activos en el mundo están en América Latina y el Caribe, y
millones de personas viven en pueblos y ciudades situados en los alrededores. A través de la
historia, varios de estos volcanes han demostrado su gran capacidad de destrucción. Del mismo
modo, nuestro país no está lejos de esta realidad, siendo actualmente el Volcán Tungurahua uno
de los centros volcánicos más activos del Territorio Ecuatoriano, con una altura de 5.016 metros
sobre el nivel del mar, el mismo que está ubicado en la Provincia del mismo nombre, a 35 Km.
al SE de la ciudad de Ambato. Además, en su base septentrional se asienta la ciudad de Baños
de Agua Santa.
Las poblaciones por su escenario geográfico son muy propensas a los efectos de la erupción
volcánica, lo que en ocasiones como ésta, puede causar pérdidas de vidas humanas y pérdidas
económicas por lo que es impórtate:
Analizar los Impactos Producidos en la Población ante el Proceso Eruptivo del Volcán
Tungurahua; en lo Social, en lo Económico y en lo Político.
Las capacidades locales de planificación y organización para atender la emergencia se han ido
construyendo paulatinamente. La presencia de divergencias y de coordinación poco fluidas
entre los organismos científicos y entidades nacionales responsables para proporcionar la
información adecuada y a tiempo, se han tenido que ajustar. Actualmente, se ha reforzado la
tarea de los equipos locales de alerta temprana y de monitoreo del volcán.
A nivel del país, en general, son necesarios programas que aborden las características y
condiciones de las diversas zonas del país y la situación de riesgo en que viven ciertos sectores,
para que eduquen y adviertan a la ciudadanía, empezando por la niñez y juventud, sobre los
peligros de vivir en zonas de riesgo y sobre las ventajas de habitar en zonas seguras. Deben
coordinar entre sí todas las instituciones gubernamentales y no gubernamentales, dedicadas a
atender situaciones de emergencia similares. Los Ministerio de Educación, Salud e Inclusión
Económica y Social, y Policía, deberían ser las instituciones llamadas a cumplir con la tarea
educativa de prevención de riesgos.