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Letras y más letras

Los niños en la educación básica primaria tienen formación académica en la interpretación del código,
es decir, el reconocimiento, caracterización y diferenciación morfológica y fonética de cada uno de los
caracteres que forma nuestro alfabeto. La comprensión de texto, la lectura global, la interpretación de
lo leído, no cobra la importancia y relevancia que debe dársele en los primeros años de formación.

Los estudiantes en bachillerato son lectores lentos, que se sumergen en la lectura e interpretación del
código, perdiendo la conexión entre palabras y no encontrando el sentido de las oraciones y las frases,
y por su puesto de los párrafos.

Así mismo sucede con su escritura, la cual suele ser, repetitiva, pobre en vocabulario, de difícil
comprensión e incoherente.

Todo esto genera un gran obstáculo para los estudiantes en el contexto de las ciencias naturales,
donde ellos deben saber interrogar, describir, proponer, argumentar y realizar planteamientos
hipotéticos que orienten a la búsqueda de una respuesta a un enigma.

La falta de comprensión en la lectura y la dificultad lectora y escritora llevan a fracasos repetitivos, que
alimentan la frustración y la apatía por las prácticas que exigen en ellos una mayor agudeza como
leedor y la formulación de textos escritos con planteamientos coherentes, propositivos y con
formulación de análisis e indagación como en el caso de la hipótesis.

Es así como los chicos en bachillerato muestran un distanciamiento claro y poca motivación por el
aprendizaje de las ciencias naturales que genera en ellos tantas dificultades y decepciones.
Desaprender: Tarea difícil

Las ideas de los niños se modifican al confrontarlas con nuevas experiencias, y al razonar sobre las
opiniones que les dan otras personas.1 El niño aprende cuando modifica sus ideas y añade a ellas
nuevos elementos para explicarse mejor lo que ocurre a su alrededor2.

Los niños tienen conocimientos adquiridos: “saberes previos” o “preconceptos”, los cuales son
fundamentados en experiencias vividas, preguntas resueltas por personas cercanas a ellos o por
cualquier medio de comunicación. En la educación actual estos conocimientos que el niño tiene cobran
un gran peso e importancia, por que se ha podido concluir que estos saberes deben marcar la ruta de
la estrategia de enseñanza que debe implementar el docente con sus estudiantes. Pero más allá de
esa ruta, encontramos en algunas ocasiones, si no en todas, la necesidad de reestructurar, modificar,
ampliar, complementar o ayudar a modificar esos saberes adquiridos.
La enseñanza de las ciencias encuentra un gran obstáculo en este territorio, los conceptos y las ideas
formadas por los niños cobran en ellos una validez muy difícil de cuestionar y de negar, es así como
los docentes de ciencias naturales, debemos emprender la tarea de buscar estrategias que permitan
a los niños a través de la práctica encontrar sus propios errores, conclusiones a las que ellos mismos
deben llegar, ayudados, acompañados y motivados con sus compañeros de clase, quienes a su vez
hablan el mismo lenguaje y tienen percepciones del mundo muy parecidas entre sí, facilitando de esta
manera la interlocución de sus descubrimientos en la realización de las practicas.

Por lo tanto uno de los retos en la enseñanza de las ciencias naturales, es orientar un cambio
conceptual en los niños, el cual no será posible sin un cambio metodológico, de esta manera las
estrategias de enseñanza deben incluir actividades que asocien el cambio conceptual con la práctica
de aspectos clave de la metodología científica3.

1 (Posner et al, 1982). Se ha encontrado que estas ideas, en algunas ocasiones son muy difíciles de modificar,
por eso uno de los temas de investigación en enseñanza de la ciencia más importantes en la actualidad es el
que trata de responder a la pregunta: ¿en qué condiciones se cambia una concepción o un conjunto de
concepciones por otras?
2 CANDELA M, María Antonia. “Cómo se aprende y se puede enseñar ciencias naturales”.

3
OEI, Op. Cit.
Un problema que no es problema

La definición de Krulik y Rudnik (1980)4 resume bien este consenso: "Un problema es una situación,
cuantitativa o no, que pide una solución para la cual los individuos implicados no conocen medios o
caminos evidentes para obtenerla".
En la enseñanza de las ciencias naturales los problemas son situaciones que se plantean, con el fin
de aplicar una solución que se conoce, la cual obedece a un procedimiento que también se conoce y
a la aplicación de unas series operacionales y ecuacionales que del mismo modo se conocen. Es
decir, el problema no existe.

De esta manera el estudiante está siendo preparado, no para solucionar verdaderos problemas como
lo hacen los investigadores, sino para aplicar una serie de pasos e igualdades que el profesor ya
conoce y que los explica de tal modo que su obviedad resulta indiscutible. Así mismo no estamos
formando una visión investigadora con capacidad para enfrentar situaciones no previstas, por el
contrario estamos preparando estudiantes para solucionar contextos repetitivos que implican la
inducción y así, ante cualquier pequeña alteración fácilmente tropiezan con obstáculos imposibles de
abordar, llegando pronto a asumir el fracaso y probablemente la renuncia.

Los educandos que formamos no son de mente abierta y con espíritu de indagar, experimentar,
ensayar determinar el error y volver a comenzar hasta encontrar la respuesta a la situación
problemática planteada. En otras palabras nuestros aprendices son estudiantes de lápiz y papel
preparados sin una visión cualitativa para abordar experiencias no previstas.

La enseñanza de las ciencias naturales debe ser orientada como una construcción de conocimientos
resultado de la búsqueda de la solución a una circunstancia adversa, no conocida, ni prevista, es decir
un verdadero problema, lo cual implicaría un trabajo de investigación dirigido en aula de clase.
Hablemos claro

El operativismo y mecanicismo en la resolución de problemas de ciencias naturales le ha venido


restando importancia a la fundamentación de lo que se hace. El análisis, la discusión, el planteamiento
y la argumentación han sido desplazados por la aplicación de ecuaciones, formulación de pasos
procedimentales y la búsqueda de una respuesta previamente programada.

Los estudiantes tanto de primaria como de secundaria muestran grandes limitaciones y dificultades en
el momento de expresar sus ideas y argumentarlas. Los docentes de manera frecuente vemos
frustradas nuestra programación y planeación de clases en el momento en que nos estrellarnos con
la actitud pasiva, hermética y apática de nuestros educandos, que se niegan a ser partícipes activos,
propositivos y argumentativos en el desarrollo temático y en las actividades programadas.

En la actualidad los métodos de enseñanza de la lectura y escritura al igual que en las matemáticas,
han demostrado la importancia que tiene la verbalización de los procesos mentales que se realizan.
Es decir, la trascendencia que tiene expresar de manera oral y en voz alta mis pensamientos y las
acciones que estoy ejecutando o planeo ejecutar como resultado de un proceso mental.

La capacidad para expresar las ideas, argumentarlas, discernirlas y discutirlas con las de los demás,
amplían la visión y percepción que se tiene en un contexto, al igual que propicia el análisis y la
búsqueda de caminos alternos. Esta es una de las rutas a seguir y que deben ser seriamente
consideradas como estrategia para la enseñanza de las ciencias naturales.

Las limitaciones en el salón de clases

Los docentes de la mayoría de los colegios, tanto en básica primaria, como en secundaria, nos
encontramos seriamente afectados por una larga y pesada lista de carencias y excesos que al
sumarlas a las anteriormente mencionadas son la explicación de la dificultad en el desarrollo de la
enseñanza y aprendizaje en las ciencias naturales. Mencionaré los que son objeto de mi experiencia
laboral en colegios del distrito y colegios de barrio.

o Los espacios físicos limitan el desarrollo de ambientes de aprendizaje que permitan, faciliten
y propicien el desarrollo del pensamiento científico a través de prácticas experimentales. La
gran mayoría de colegios, especialmente los de primaria, carecen de laboratorios y espacios
al aire libre donde se puedan realizar clases programadas con intenciones metodológicas de
observación, indagación, medición, experimentación, etc.

o Los tiempos disponibles, no son los ideales para el desarrollo de clases de ciencias naturales,
donde la pretensión de las mismas apunta a procesos de aprendizaje que requieren de
observación, descripción, anotaciones, mediciones y repeticiones de prácticas
experimentales.

o La falta de instrumentación y elementos adecuados, que además de ser indispensables en el


desarrollo del aprendizaje de las ciencias naturales, suelen ser también elementos
motivacionales en los aprendices.

o La falta de acceso a las nuevas tecnologías, continuamos desarrollando clases de tablero. Sin
laboratorios, salas de informática, simuladores experimentales, video, tableros digitales, etc.

o Las dificultades presupuestales, que anulan por completo salidas pedagógicas, visitas a
lugares que ofrecen oportunidades de aprendizajes significativos, etc. Agotando así año a año
el uso de afiches, láminas y libros a los cuales debemos recurrir para hablar de un páramo,
de los diferentes ecosistemas, etc.

o El número de estudiantes, que limita la identificación de las individualidades en los procesos


de aprendizaje y por ende las estrategias que deben implantarse para superarlas en el menor
tiempo posible. Pues existen estudiantes con deficiencias lecto escritoras, otros dificultades
comprensivas, otros de tipo matemático, otros motivacionales, etc.
o El cumplimiento de trabajo no pedagógico. Nuestro sistema educativo le resta cada vez más
importancia a lo que realmente debe ser nuestra labor docente, y esto es el trabajo con los
estudiantes en sus procesos de aprendizaje. Cada vez es mayor el número de requisitos de
trabajos adicionales a la planeación, atención a padres de familia, asistencia y parcelación;
entre ellos encontramos: los proyectos transversales, proyectos de aula, el PEI, el DOPA,
prevención y atención de desastres, primer respondiente, el SIE, la auditoria, el PRAE, el
PIGA, la formación por ciclos, etc. La lista es interminable, lo cual nos roba el tiempo que
debemos invertir en el desarrollo y creación de estrategias, materiales y metodologías para
activar prácticas de enseñanza que nos permitan solventar los déficit presupuestales,
estructurales y materiales de los colegios, al igual que las otras dificultades a las que nos
enfrentamos en nuestro quehacer diario.

 La educación no es como la pintan

En nuestra formación profesional como docentes de ciencias naturales no somos formados para
solventar las grandes dificultades que presenta el trabajo de la enseñanza. Nuestra preparación
universitaria debería contemplar asignaturas como: elaboración de materiales didácticos a bajo costo,
planeación y programación de clases con baja intensidad académica, psicología con énfasis en
problemas de violencia familiar, abandono, etc.; psicología motivacional para niños con dificultades de
aprendizaje por procesos educativos interrumpidos; psicología de padres de familia: cómo abordar un
padre violento y agresivo; uso de espacios inadecuados en la enseñanza de las Ciencias naturales.

Los docentes no estamos enfocados en la enseñanza especifica de nuestra área de formación y eso
le resta peso a nuestro trabajo en el salón, tampoco hemos sido preparados de manera integral para
resolver un sin número de situaciones que se nos presentan en nuestro día a día de servicio. No
tenemos las suficientes herramientas didácticas y metodológicas que nos faciliten abordar las
diferentes carencias y dificultades a las que nos enfrentamos a diario y que faciliten nuestra labor.

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