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Sin embargo, muchas veces se dice que hay animales sociales, animales que viven en
grupos o comunidades y que de otra manera sería imposible su supervivencia. En efecto,
estos animales requieren de sus iguales para sobrevivir ante un ambiente hostil, pero la
manera de su asociación es instintiva. Así nacen y así mueren, incluso, cuando llega a
existir una alteración en su ambiente natural, en su hábitat, la especie está en peligro de
extinción. Los animales difícilmente se pueden adaptar a un medio que no es el natural,
el propio de ellos. Ésta es una diferencia tajante con el ser humano, el cual tiene la ventaja
de adaptarse a un medio ambiente, de modificar el medio ambiente o usar los recursos
que provee ese medio para diseñar una vivienda o para proteger su cuerpo. Las
herramientas, el trabajo como una acción que busca la modificación de la naturaleza y el
trabajo en colaboración con los otros, ha permitido al ser humano sobrevivir, construir
aldeas, ciudades. Pero para lograr esto, se requieren de reglas no escritas que regulan las
acciones individuales. Las reglas impiden que la persona tenga un margen de maniobra
ilimitado sino que éste será regulado; las normas permiten la creación de un mundo
estrictamente humano; ellas se encuentran por encima de la voluntad de las personas; no
se ven pero ahí están, ejercen una fuerza en la voluntad de las personas, de manera que
impiden que cada quien haga lo que desea, sino que se hace lo permitido por ellas. Vivir
en sociedad es vivir con reglas; por tanto, con una moral.
Las normas son producto de un mundo social o humano que integra a los individuos, que
forma comunidades y sociedades, que permite organizarse para el trabajo, administrar a
una sociedad y a sus grupos, convivir con los semejantes. Sin normas y sin leyes es
imposible la vida en sociedad. Estas normas o nomos es lo que permite que las personas
intercambien sus productos, que trabajen y que puedan habitar en un determinado espacio
físico.
1.2 Diferencias entre acción individual y acción social
En la vida cotidiana, los seres humanos desarrollamos numerosas acciones, muchas son
de carácter individual y otras más de carácter social. En algunos casos, especialmente las
acciones sociales son pensadas cuidadosamente por el ejecutor, incluso en contadas
ocasiones puede llegar a calcular las consecuencias que pueden provocar. Otras acciones,
tanto sociales como individuales, no son razonadas sino que sólo se ejecutan bajo el
principio de que deben ejecutarse en ciertas ocasiones. Otras más, simplemente se
reproducen una y otra vez porque forman parte de la vida diaria. Veamos esto.
Las acciones estrictamente individuales, menciona Weber (2002) y que se realizan en el
espacio “individual” de la persona, son aquellas que se efectúan para cumplir un propósito
a mano del actor, por ejemplo, abrigarse cuando hace frío; abrir el paraguas o buscar un
techo para protegerse de una severa lluvia; colocarse el sombrero o un gorro para
protegerse del sol inclemente, o amarrar los cordones del calzado para no caer al piso;
despertarse a la hora indicada para realizar todas las tareas que deben efectuarse día con
día. Pero hay otras acciones individuales que se efectúan rodeados de personas, incluso
inmersos en una colectividad. El anonimato es su característica. Es cuando miles de
personas abren el paraguas cuando llega la lluvia en un estadio; o la gente que se forma
para comprar un boleto antes de ingresar al sistema de transporte colectivo, o a un
auditorio, o el caso de cientos que esperan la llegada de un tren para abordarlo y dirigirse
a su destino. Si alguien decide no abrir el paraguas ante la lluvia, o ingresar al tren eso no
afectará a los otros que sí lo harán. La acción de la persona que hizo lo contrario sólo
afectará a él como individuo.
En todos los casos ejemplificados, es el actor el que las efectúa y éstas no repercuten en
los otros sino sólo en él; pueden desplegarse en la individualidad de una habitación u
oficina, junto con una colectividad anónima, pero son acciones individuales. Las acciones
sociales tienen como referencia a los otros. Se trata de acciones con sentido y sentido
significa dirección. De manera similar al sentido de los automotores que transitan por una
avenida, los cuales guardan una dirección al norte, al sur, al oriente o al poniente. En
algunos lugares habrá doble sentido.
Insistamos: las acciones sociales tienen sentido porque se dirigen a los otros, ya sea
porque se efectúan con toda intención y se dirigen hacia otro u otros. Las causas pueden
ser diversas: derivadas de la tradición la cual apunta que éstas deben ser así, o porque la
furia llevó a perder la sensatez y los buenos modales y gritó a los cercanos, o golpeó a
una persona que considera su enemigo. También pueden expresarse de manera clara,
pensemos cuando se dicta sentencia o cuando se emite un dictamen de un trabajo
profesional a quien lo efectuó; o de manera oculta porque no se expresan abiertamente
sino que usa a terceros, o porque se omita sabiendo que se están efectuando o que se
harán. Lo común a todas estas acciones es que se dirigen a los otros, sean cercanos o
contemporáneos, sean amigos, familiares o vecinos; cercanos o lejanos. Las acciones que
realicen tanto una persona como muchas afectan directamente a los otros; llevan una
intención, se dirigen a un destinatario y pueden afectar negativa o positivamente. Una
acción social puede ser omisa o permitida, y se orienta básicamente porque se destina a
los otros. (Weber, 2002.)
Por último: hay acciones sociales que guardan relación entre medios instrumentados para
alcanzar un fin. Éstas implican que el actor o actores han analizado las consecuencias que
pueden provocar sus acciones y que están claros en lo que buscan o esperan encontrar.
Imaginemos a los estudiantes que van programando su trayecto escolar: terminar la
preparatoria, ingresar a la carrera de su elección, cumplir con todas las tareas programadas
en el plan de estudios, elaborará una tesis, continuará con una maestría, o buscará un
empleo. O una pareja que decide trabajar, ahorrar, comprar un departamento, unirse como
pareja, viajar, etc. Los medios para cumplir un fin.
Pero también se presentan las acciones basadas en una tradición arraigada entre los
integrantes de una comunidad, como aquella que describe García Márquez en Crónica de
una muerte anunciada. En ella, las tradiciones llevan a una boda y a distintas tragedias: la
mujer debe ser virgen hasta el matrimonio; una afrenta se paga con la muerte del
victimario. La tradición impone eso. O bien las acciones que responden a la emotividad,
a las emociones y que el actor no puede controlar: agredir verbalmente a alguien, golpear
a un cercano; quitar el saludo a una persona cercana por considerarla traidora, etc. Y
también se presentan las acciones sociales apegadas a los valores éticos, profesionales,
científicos. Para la comunidad respectiva, sea la de profesores que encuentran que un
estudiante copió un artículo de Internet y lo agregó en su tesis.
La honestidad del investigador se coloca por encima de las acciones y quien transgrede
la norma merece un castigo. Es el caso del científico que altera los resultados de su
experimento para concluir rápidamente con sus hallazgos. O las acciones poco
profesionales de ciertos médicos que deciden operar pacientes sin que sea indispensable
la intervención; o el mecánico que engaña al automovilista. En todos estos casos se
violentó la honestidad y probidad de la persona que investiga, opera o presta un servicio
automotriz. Si los afectados denuncian, se espera que los evaluadores efectúen una acción
social apegada a los valores profesionales. Lo que tienen en común las acciones sociales
es que pueden efectuarse en la soledad de un despacho, o en una oficina compartida, pero
el dictamen, evaluación o veredicto va destinado hacia otros y el principio que las rige es
el apego a los valores científicos, profesionales.
1.3 El ser social y el proceso de socialización.
La sociedad está formada por comunidades; éstas por grupos y éstos a su vez por
individuos. Entonces, qué es un individuo. Las respuestas son diversas. Por un lado, se
puede entender a un individuo como a un ser humano único, un ser singular por sus
características biológicas, lo que se conoce como fenotipo. Por otro lado, Durkheim
consideró que todo ser humano que nace es un ser egoísta, es él o ella y nada más. No
conoce el mundo humano que es un mundo cargado de cultura: normas, religión,
prácticas, ritos. El recién nacido sólo responde a sus necesidades biológicas. Ante un
llorido de él o ella, los adultos se dirigirán para atenderlo inmediatamente. Es un ser que
no conoce lo que es bueno y malo para sus mayores; es un individuo que no sabe de
comportamientos, ni de principios, sino que sólo vive.
Heller (1973), socióloga y filósofa húngara, hace la diferencia entre un individuo y un
ser particular. Mientras que el primero es ante todo naturaleza, porque responde a
llamados biológicos: comer, dormir, llorar, el segundo es un ser humano particular,
porque a lo largo de su proceso de vida, especialmente en sus primeros años, estará
obligado a incorporar las normas que un grupo o comunidad considera indispensables
para vivir. El grupo inicial, la familia, está formada por adultos y por menores. Es su
espacio de formación como particular; la naturaleza de los seres humanos se humaniza,
porque se transmiten y se asimilan las normas, los principios, los hábitos indispensables
para todo ser humano.
Se debe hacer hincapié que éste es particular. Es un individuo único biológicamente, pero
tiene numerosas cosas en común con sus cercanos. Están, en primer lugar, los hábitos,
eso que a diario se hace, lo que habitualmente se realiza en el hogar. El hogar es el nicho
que da cobijo a las personas, a las personas particulares que requieren de los otros. Y los
otros también demandan de él. El hogar es un pequeño mundo de vida, es un espacio
donde circulan alimentos, ropa y numerosos utensilios indispensables para la
reproducción del núcleo familiar. El hogar puede ser grande o pequeño, puede estar
construido con materiales de última generación o de varas y bajareque; puede ser una
residencia ubicada en una zona lujosa o puede ser una cueva en una zona aledaña a una
gran urbe; o puede tratarse de un castillo o un palacio, o un departamento, pero la
constante es la reproducción del mundo particular de los individuos particulares que
conviven en ese espacio. Éstos comparten tanto alimentos, utensilios, ropa, calzado, como
también ideas, principios, normas, valores hábitos, entre otros. Es el espacio de la
socialización primaria de los individuos; es donde dejan de ser individuos para convertirse
en particulares, en personas socializadas portadoras de normas y valores transmitidos en
el grupo familiar.
En la familia y en su hogar, el pequeño aprende a ser católico o budista, cristiano o testigo
de Jehová; son sus primeros pasos para incorporar lo que es bueno y lo que es malo para
el grupo familiar, como lo permitido y lo prohibido; lo debido y lo indebido. Todo lo que
el grupo familiar considera valioso es lo que el joven asimila y hace suyo en sus primeros
años de vida. Y también identifica lo que es desagradable. La persona particular a lo largo
de su vida conservará su singularidad biológica, pero como persona particular será un
individuo socializado; una persona que pertenece a un grupo, a una comunidad y a una
sociedad. Lo anterior indica que la socialización primaria se realiza en el grupo familiar.
Si volvemos a Durkheim (2001), él señaló claramente que la socialización de todos los
niños y niñas se realiza en un primer momento en el seno familiar. Pero llegará el
momento en que se requiere de otra instancia socializadora indispensable, porque es en
ella donde el pequeño aprenderá los principios generales de una sociedad. Si en la familia
incorporó aquello indispensable para un grupo, la educación que se transmite en la
escuela, como segunda instancia socializadora, aprenderá los valores, normas y hábitos
indispensables de una sociedad. Las distintas comunidades y los distintos grupos
formados por numerosas personas deberán apegarse a los principios generales de una
sociedad. Ahí conocerá los valores una nación o una patria, porque el niño durante varios
días del mes y del año se presentará en la institución educativa para que la educación ahí
transmitida logre su proceso de socialización.
Por ejemplo, en algunos casos los niños irán con uniforme, en otros no; deberá cumplir
el horario de entrada porque de no hacerlo pueden quedar fuera ese día. Los profesores
les enseñarán el himno de su país, la ubicación geográfica de éste, sus recursos naturales
y el nombre de sus estados, sus capitales y sus principales ciudades. Enfatizarán en los
recursos naturales y en las artes y oficios que le dan una identidad y un lugar mundial a
su país. Conocerá los principales bailes regionales y destacarán aquéllos que tienen
reconocimiento internacional, los grupos étnicos del país y, en nuestro caso, se le indicará
que el nuestro es un país multicultural formado por diversas etnias, lenguas, religiones,
entre otras. Será indispensable que conozca la historia del país, la de tiempos remotos
como la contemporánea.
En México y en Latinoamérica se hará hincapié en la historia precolonial y la colonial; se
reconocerá que tenemos raíces históricas y culturales profundas, aquellas que son difíciles
de olvidar y desaparecer porque se encuentran ancladas en la cultura de nuestro pueblo y
en la de cada grupo cultural. Eso que Bonfil llamó México profundo, el México
prehispánico que no ha desaparecido, sino que se rebela y logra reproducirse una y otra
vez. La escuela con sus contenidos y sus prácticas formadas por horarios, métodos
didácticos, formas de enseñar y evaluar, respeto a reglas generales y locales, entre otras,
irás formando a la persona en un ciudadano del siglo xxi. La escuela cumplirá con el papel
de socialización de comunidades secundarias indispensable en todos los niños que habitan
un país.
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