You are on page 1of 42

ROBERT OWEN

1771-1858

Antes de convertirse en una de las primeras figuras


que marcaron el socialismo europeo, Robert Owen vivió
personalmente los problemas de la naciente sociedad
industrial. Desde los diez años trabajó en una fábrica
de algodón. A los diecinueve, dirigía una fábrica de hi-
lados en Manchester y había contribuido al perfeccio-
namiento de las técnicas del tejido.
En 1798, se casó con una mujer rica lo cual le per-
mitió convertirse en copropietario de la fábrica de New
Lanarlc. De este modo encontró un terreno de experi-
mentación, una ocasión para poner en práctica las re-
formas sociales inspiradas en su conocimiento directo
de la miseria del proletariado industrial. Su esfuerzo se
dirigió especialmente a la reducción de las horas de tra-.
bajo (jornada de diez horas)\ a la mejora del hábitat
(ciudad modelo, en medio de un espacio verde) y a la
puesta en práctica de la escolaridad obligatoria, de
acuerdo con los métodos modernos 1 • Se deben a Owen
las primeras escuelas maternales de Inglaterra. Esta-
ba convencido de la absoluta maleabilidad del hombre
l. Aplicada por Owen antes de la existencia de la legislación
del trabajo. ceSe burlaron de este invento como si se tratara de
una utopía comunista», escribe Marx en El capi.tal.
2. Cf. Marx, El capital, ed. Pléiade, t. I; pág. 937. Owen ha
puesto los cimientos de cela educación del futuro el único y exclu-
sivo método para producir hombres completos>>.

111
y su teoría de la educaci6n es ta pzedra anguiar de todo Su crítica del liberalismo económico y sus propues-
su sistema: la educación es necesaria al hombre que tas de reforma lo sitúan en el origen del tradeunionis-
quiere dominar la máquina y explotar las posibilidades mo y de la teoría del socialismo de Estado.
de la revolución industrial 3; al mismo tiempo, contri~
buye a la mejora del rendimiento individual'·
New Lanark s-e convirtió' pronto en un lugar de pe~
regrinación para los reformadores sociales de la Gran HOMBRE NUEVO, HÁBITAT NUEVO
Breta·ña. En cuanto a Owen, esta experiencia le permi~
tió dar un nuevo desarrollo a sus .teorías, expuestas en
una serie de obras, como: · El hombre es una organización compuesta de diver-
A New View of Society, or Essays on the Principie sas facultades corporales e intelectuales, y experimen-
of de Formation of Human Character (1813); ta necesidades o inclinaciones físicas y morales, sensa-
Report to the County of Lanark (1816); ciones, sentimientos y convicciones. En la sociedad ac-
The Book of the New Moral World (1836). tual, no existe ningún acuerdo entre esas diferentes in-
En ellas describe su modelo de establecimiento ideal, clinaciones; el hombre se encuentra obligado a actuar
higiénico, ordenado y formativo: se trata de unas pe- movido por sensaciones o sentimientos que con fre-
queñas comunidades semirrurales de 500 a 3.000 indivi- cuencia se oponen a su inteligencia *.
duos, federadas entre ellas. Cuando su carácter esté formado, de manera que se
Para Owen, este modelo no debía ser sólo teórico. convierta en un ser racional, rodeado de circunstancias
Para realizarlo, compró, en 1825, 30.000 acres de tierra conformes a las leyes naturales, todas esas necesidades
en el estado de Indiana (Estados Unidos) y fundó la y sentimientos se encontrarán en estado de armonía *.
colonia de New Harmony. Tres años más tarde, había En el momento en que estos hechos y leyes de la
perdido las cuatro quintas partes de su fortuna y tenía naturaleza sean plenamente comprendidos y general-
que volver a Europa. mente adoptados en la práctica, se convertirán en el
medio para formar un nuevo carácter de la especie hu-
mana*. Los hombres* se harán racionales [1].
3. Perfectamente consciente del papel alienante de la máqui-
na, Owen es sin embargo un progresista militante. En su Memo-
ria a los Soberanos ali.ados... en interés de las clases obreras ...
llama significativamente la atención sobre «los efectos extraordi- Una nueva era
narios que resultan de la introducción de motores perfeccionados,
por el progreso de las ciencias, en las manufacturas de Europa y
de América; introducción que ha influido ya materialmente so- Ha llegado el momento en que debe producirse un
bre el valor del trabajo manual, sobre la salud, sobre la situación cambio; debe comenzar una nueva era. El espíritu hu-
y la felicidad de las clases obreras» (pág. 1).
4. «Con los mismos medios el niño puede ser también educa- mano que, hasta ahora, ha estado envuelto en las ti~
do, colocado, empleado y ayudado por unos poderes mecánicos, nieblas de la más grosera ignorancia * debe al fin ilu-
químicos o que se deban a los descubrimientos de las ciencias. minarse*. Ha llegado el momento en que todas las na-
En estas circunstancias, cualqui-er niño nacido dentro de la clase
trabajadora será un núcleo importante para la sociedad» (ídem, ciones del mundo, en que los hombres de todas las ra-
pág. 8).
zas y de todos los climas, deben ser conducidos a este
112
113

~~ _. ·\
género de conocimiento*. No habrá más que un idio- refectorios y todo lo que puede contribuir a una ali-
ma y una nación *. mentación económica y agradable.
Los grandes inventos modernos, las mejoras pro-
gresivas y el progreso continuo de las ciencias y de
las artes técnicas y mecánicas (que, bajo el régimen Edificios públicos en el centro
del individualismo, han aumentado la miseria y la in-
moralidad de los productores industriales), están desti- A la derecha de ese edificio central, se halla una
nados, tras haber causado bastantes sufrimientos, a construcción cuya planta baja está ocupada por el par-
destruir l~ pobreza, la inmoralidad y la miseria. Las má- vulario, y el primer piso, por una sala de conferencias
quinas y las ciencias están llamadas a hacer todos los y un lugar destinado al culto.
trabajos fatigosos e insanos *. A la izquierda, se encuentra un edificio que dispo-
ne de una escuela para los niños de más edad y una
sala para el comité, situadas ambas en la planta baja;
en el primer piso, una biblioteca y una sala de reunión
Un establecimiento nwdelo ...
para lo:¡; adultos.
El espacio libre que queda en el interior de los cua-
Para realizar los principios que integran la ciencia drados se destina al ejercicio y a los esparcimientos, y
social, sería deseable que el gobierno estableciese va-
rios núcleos o asociaciones modelo, que contuvieran de tiene árboles.
500 a 2.000 habitantes albergados en edificios apropia-
dos para producir y conservar una variedad de pro-
División del hábitat
ductos, y para dar a los niños una educación adecua-
da '~ [2]. Cada una de esas pequeñas ciudades nuevas Tres de los lados de los cuadrados están formados
sería un modelo en la medida en que se sostendría, se por viviendas, destinadas principalmente a las perso-
gobernaría a sí misma, educaría y ocuparía a todos sus nas casadas. Cada vivienda tiene cuatro habitaciones y
miembros * [3]. es lo suficientemente espaciosa corno para recibir a un
hombre, a su mujer y a dos niños.
El cuarto lado está ocupado por los dormitorios para
...sobre un plano cuadriculado todos los niños que excedan de los admitidos por fami-
lia, así corno, llegado el caso, a los niños de más de tres
He dibujado un plano sobre el cual se distingue un años.
conjunto de cuadrados formados por edificios. Cada cua- En el centro de este cuarto lado se encuentran los
drado puede recibir 1.200 personas y está rodeado de pisos d,e los vigilantes de los dormitorios. En uno de
1.000 a 1.500 acres de terreno. los extremos está situada la enfermería y una especie
En el interior de los cuadrados se encuentran los de hospedería para los forasteros *.
edificios públicos que los dividen en paralelogramos. En el centro de los dos primeros lados están los pi-
El edificio central contiene una cocina pública, unos sos del superintendente, de los ministros del culto, de

1.14 115
los maestros de escuela y del médico, mientras que en te del día, proporcionalmente a sus fuerzas; todos los
el centro del tercero se localizan los almacenes de de- hombres estarán empleados en la agricultura, en la in-
pósito*. dustria o en cualquier otro sector útil a la comunidad *.

Espacios verdes que aíslan la indust·r ia Prospección de los terrenos

En el exterior, detrás de las casas y alrededor de Es preciso investigar a través de todo el país y lo-
estos cuadrados, se encuentran los jardines, rodeados calizar los lugares más propicios para la instalacivn
por las carreteras. de estos establecimientos, agrícolas e industriales a la
Inmediatamente detrás de los jardines, se sitúan a vez.
un lado los edificios consagrados a las actividades me- Todos los terrenos del reino susceptibles de ser ad-
cánicas e industriales. El matadero, los establos, etc ... , quiridos con este fin deberán estimarse en su justo pre-
están igualmente separados del establecimiento colec- cio y ser adquiridos por la nación *.
tivo por medio de plantaciones. Cuando se hayan adoptado estas disposiciones y se
Al otro lado, se encuentran los locales destinados al hayan llevado a buen término * se producirán unos re-
lavado y al planchado. A una distancia aún mayor de sultados admirables. El valor real de la tierra y del
los cuadrados, encontramos unas instalaciones agríco- trabajo subirá en tanto baja el valor de sus productos *.
las completamente equipadas para la producción de
malta, cerveza, harina, etc.
Rendimiento de este plan

El cuidado del hombre Este plan permitirá suprimir, dentro de una gene-
ración, las subvenciones que se conceden a los misera-
Para transformar radicalmente la condici{in y el bles, ya que se habrá destruido radicalmente el pau-
comportamiento de las personas desgraciadas, es pre- perismo o cualquiera otra degradación de esta especie.
ciso retirarlos del medio cuya nefasta influencia su- Gracias a él, se encontrarán los medios para aumen-
fren actualmente y situarlos en unas condiciones con- tar gradualmente la población de los distritos no po-
formes a la constitución natural del hombre* y que blados de Europa y de los Estados Unidos, siempre que
contribuyan a mejorar su suerte, lo cual conviene al el aumento sea juzgado necesario; se logrará que una
interés de todas las clases *. población mucho más considerable s1:1bsista con bienes-
Los niños mayores de tres años irán a la escuela, tar; en resumen: se habrá aumentado diez veces la
comerán en el refectorio y dormirán en los dormito- fuerza y el poder político del país en que se adopte [ 4].
rios; antes de dejar la escuela, habrán recibido todo
lo que les es n ecesario saber.
Se acostumbrará a los niños mayores a ayudar en
la jardinería y en el trabajo industrial durante una par-

116 117
[1] The Book of the New Moral World, Londres, 1836, abre-
viado y traducido por T. W. Thornton: Le livre du nouveau
monde moral contenant le systeme social rationnel, París, 1846
(págs. 23-24, 30).
[2] An Adress Delivered to the lnhabitants of New Lanark,
1816; traducido por ·el conde de La borde: lnstitution pour amé-
liorer le caractere moral du peuple, París, 1819 (págs. 8-9).
[3] Courte exposition d'un systeme social rat'ionnel, libelo di-
rigido en francés a Thiers, París, 1848 (pág. 2).
[4] Rapport au comité de l'association pour le soulagemen,t
des classes défavorisées employées dans /'industrie, 1817, en
A Supplementary Appendix to the First Volume of the Life of CHARLES FOURIER
Robert Owen, Containing a Series of Reports, Adresses, Memorials
(1803-1820), Londres, 1858 (págs. 57-64; traducción de la autora). 1772-.1837

«No creo que ningún hombre de este siglo haya te-


nido un mayor poder de imaginación que este viajante
de comercio», decía Charles Gide acerca de Fourier.
Y a aquel don debemos el modelo más detallado del
preurbanismo progresista: la falange .
Esta aglomeración ideal no es por otra parte sino
una pieza --la más célebre- de ·un sistema completo
del cual es indisociable. La construcción global de Fou-
rier tiene su origen en una despiadada crítica de la so-
ciedad contemporánea 1 y de su economía. Esta som-
bría visión es corregida por una concepción optimista
de la historia, que, después de haber atravesado estas
fases sucesivas: salvajismo, barbarie, patriarcado y ci-
vilización, terminará por realizar a través del garantis-
mo, del sociantismo y, en último lugar, del armonis-
mo' el gran principio natural de la «Armonía Univer-
l. Eng.els escribía en el Anti-Dühri ng: «Desvela despiadada-
mente la miseria material y moral del mundo burgu és.»
2. El patriarcado se caracteriza por la cultura y por la crian-
za. La barbarie ve como el clan o la tribu son r eemplazados por
la nación. 'Se forman ciudades e imperios, m ientras que la indus-
tria se desarrolla. La civilización se caracteriza por un des arrollo
sin precedentes de la industria. El garantismo se ca racteriza por
un conjunto de instituciones (bancos, factorías comunales, asilos
rurales, falansterios y ciudades obreras) que instauran la s olida-
ridad e ntre los miembros de la sociedad. El sociantismo o asocia-
ción simple o también serisofia, y el armonismo o asoci aci ón com-
puesta, generalizan cada vez más el principio de asociación.
1.18
119
sal». La «civilización» que reina el momento en que pueblos*. Busquemos el modo en que las artes podrían,
Fourier eseribe, es «Un azote pasajero», «Una enferme~ a través del embellecimiento y de la salubridad, condu-
dad infantil comparable a la dentición». Pero no podrá cir gradualmente a la Asociación 5 *.
ser superada sino mediante la reestructuración radical La Asociación nacería del estado de las cosas, en una
de la sociedad, que para desarrollar la producción, li~ ciudad construida bajo el régimen de garantía ·6 sensi-
berarse del pauperismo y realizar el hombre total$' de~ tiva, sobre la belleza y la salubridad*.
berá poner en práctica la asociación y la cooperación. Existen para los edificios unos métodos adaptados a
Se puede excluir a Fourier del preurbanismo pro~ cada período social: citaré sólo tres.
gresista, si se invoca el hedonismo que reina en las fa- En el cuarto período, la distribución bárbara, modo
langes, la dialéctica de los temperamentos que preside confuso. Interior de París, Ruán, etc.; calles estrechas,
su composición, la negación de la familia'· Pero nos casas amontonadas sin corrientes de aire ni claridad su-
par¡u:-en más significativos otros caracteres: la ruptura ficiente, disparate general sin ningún orden.
abSoluta que representa la aglomeración falangista con En el quinto período, la distribución civilizada,
respecto a las aglomeraciones del pasado, la manera de modo simplista * sólo se regulariza el exterior, en don-
integrarse a ella, el campo y , sobre todo, la racionali- de se disponen algunas alineaciones, algunos embelle-
ción y la clasificación sistemática de los lugares y de cimientos de conjunto: así varias plazas y calles de ciu~
las actividades. dades como Petersburgo, Londres y París que cuentan
La clasificación es, además, una verdadera manía con barrios nuevos*.
de Fourier: Se traduce en una terminología específica En el sexto período, la distribución garantista, modo
que hace fastidiosa la lectura de sus principales obras. compuesto, que somete tanto el interior como el exte~
Entre ellas, podemos citar: · rior de los edificios a un plan general de salubridad y
Théorie des quatre mouvements (1808); de embellecimiento, a unas garantías de estructura*.
Traité de l'association domestique (1822); (su obra Es una suerte de perfeccionamiento social cuyas con-
más importante); secuencias y cuya magnitud costará creer *.
Le Nouveau Monde industrie! et sociétaire (1829); Un arquitecto que hubiera sabido especular con el
La fausse industrie morcelée (1835-1836). modo compuesto, habría podido * convertirse en el sal-
5. La Asociación, que hace coincidir el interés general con el
interés particular, se realiza por medio de la atracción dentro de
EL F ALANSTERIO las sociedades armónicas; se opone al fraccionamiento de las so-
ciedades inferiores (patriarcado, barbarie, civilización) en las que
r eina la coacción. ,
6. Este término está ligado a la antropolgía fourierista. El
Los civilizados contemplan como superfluo lo que período garantista satisface Jos doce derechos del hombre y las
se refiere al placer de la vista, y rivalizan para afear doce garantías que hay que ofrecerle para el desarrollo d-e las
doce pasiones que forman el carácter radical del hombre: cinco
sus lugares de residencia a los que llaman ciudades y pasiones sensitivas; cuatro pasiones afectivas: amistad, ambición,
a mor, familia; tres pasiones distributivas: mariposean te (necesi-
3. Su imagen ha ejercido sin duda un atractivo sobre Marx. da d de variedad), cabalita (necesidad de intriga), compuesta (ne-
4. Ahí r eside la diferencia esencial entre la ciudad radiante cesidad de entusiasmo); y una decimotercera pasión, «hogareña»:
de Le Corbusier y el falansterio de Fourier. e l uniteismo.
120 121
vador del mundo social *. Era preciso que la naturale- edificios debe ser de por lo menos 6 toesas *: 3 toesas
za asignara a las artes alguna intervención en la cues- o más por edificio ; pero nunca menos de tres *.
tión de la Armonía: ha tenido que elegir * la arquitec- El espacio de aislamiento no se calculará más que en
tura*. el plano horizontal, incluso en los lugares en que la
pendiente sea muy fuerte.
El espacio de aislamiento debe ser al menos igual
Plan de una ciudad del sexto período 1 . a la mitad de la altura de la fachada 8 ante la cual está
situado, ya sea a los lados ya sea por detrás de la casa.
Hemos de trazar tres recintos: Así, una casa cuyos flancos tuvieran 10 toesas de altu-
-el primero contiene la ciudad o ciudad central, ra hasta la .cornisa, debería tener un terreno libre de
-el segundo contiene los arrabales y las grandes 5 toesas en cada flanco, sin tener en cuenta el del ve-
fábricas, cino que puede ser de la misma extensión. Si dos casas
--el tercero contiene las avenidas y el suburbio. vecinas tienen, una, 10 toesas de altura y la otra, 8, ha-
En cada uno ele los tres recintos, las construcciones brá entre ellas 5 y 4, total 9 toesas de aislamiento y
adoptan dimensiones diferentes, y no pueden levantar- terreno vacío, dividido por una verja.
se sin la aprobación de un comité de Ediles, que vigi- Para evitar las trampas sobre la altura real, tales
la la observancia de los estatutos del garantismo y si- como las buhardillas o pisos simulados, se contará como
gue sus normas. altura real del muro la que exceda el ángulo de 120" de
Los tres recintos están separados por vallas, césped círculo (ángulo de 30") a partir de la base (supuesta)
y plantaciones que no deben entorpecer la vista. del esqueleto del edificio.
Cada casa de la ciudad debe disponer, entre patios Las cubiertas deberán formar, por los lados, pabe-
y jardines, de tanto terreno vacío, al menos, como el llón, o frontones adornados. Estarán dotadas por todas
que ocupa en superficie edificada. partes de regueras que lleven el agua hasta el borde de
los muros, por debajo de las aceras.
En la c.alle, los edificios no podrán exceder en al-
El espacio libre tura, contada hasta la base del esqueleto, de la anchu-
ra de la calle: si no tiene más que 9 toesas de ancho,
El espacio vacío será doble en el segundo recinto o no se podrá levantar una fachada a la altura de 10 toe-
local de los arrabales, y triple en el tercero llamado su- sas, ya que se ha de reservar un ángulo de 45° en la fa-
burbio. (!hada, para permitir una vista amplia. (Si el ángulo del
Todas las casas deben estar aisladas y presentar radio visual fuese más obtuso, sucedería como con
una fachada regular por todos los lados, con adornos los palacios de Génova o con la puerta de Saint-Ger-
graduados de acuerdo con los tres recintos y sin que
se admitan paredes medianeras desnudas.
El espacio de aislamiento más pequeño entre dos 8. Fourier tenía la costumbre de pasearse por París provisto
de un metro con ayuda del cual media continuamente las facha-
das de los edificios. Conocía las medidas de todos los principales
7. El título es de Fourier. monumentos y plazas de Europa.

122 123
vais; para examinarlos, habría que llevar un canapé colectiva, de donde pronto nacería la asociación par-
y tumbarse boca arriba.) cial; por ejemplo, si un edificio reúne 100 familias 9 , no
El aislamiento por los lados será por lo menos igual instalaremos las 20 bombas que exigirían 20 casas en
a 1/8 de la anchura de la fachada que da a la calle, cada una de las cuales se alojasen 5 familias. Obtendre-
precaución necesaria para impedir la acumulación de · mos ya una economía de 19/20, o de 9/10, suponiendo
población en un solo punto *. que la bomba y los pilones fueran de mayores dimen-
Las calles deberán estar situadas frente a vistas siones.
campestres o a monumentos de la arquitectura pública Del mismo modo que la limpieza es difícil en unas
o privada : el monótono tablero de ajedrez queda des- casas hacinadas como las de nuestras capitales, resul-
terrado. Algunas calles se curvarán (serpentearán) para ta fácil en un edificio en el que los espacios vacíos man-
evitar la uniformidad. Las plazas deberán ocupar por tienen las corrientes de aire.
lo menos 1/8 de la superficie. La mitad de las calles de- Se evitarían, pues, los males de la insalubridad, lo
berá estar plantada de árboles diversos. cual es una ventaja muy importante.
El mínimo de las calles es de 9 toesas ; para dispo- La distribución indicada no provocará nuevos in-
ner las aceras, se · puede, si sólo son pasos de peatones, ventos sociales si no es mediante la competencia entre
reducirlas a tres toesas, pero se conservarán siempre los grandes edificios de que se compondrá. Si no son
las otras 6 toesas, en forma de cercado con césped o más que 4 ó 5 casas de 100 familias, como puede suce-
plantas, y vallado *. der en París o Londres, estos edificios, alejados unos
No iré más allá en los detalles, sobre los cuales ha- de otros¡ no producirían ninguna emulación econó-
bría muchas páginas que llenar para describir el con- mica.
junto de una ciudad garantista. Pero aquí tenemos un Pero, si la citada ciudad cuenta con 100 casas gran-
resultado a considerar: la propiedad, inherente a una des, todas vecinales y distribuidas de manera que se
ciudad semejante, de provocar la asociación de todas presten a las economías domésticas, pronto sus habi-
las clases, obrera o burguesa, e, incluso, rica. tantes se dedicarán a la industria, que empezará nece-
sariamente por el objetivo más importante para el
pueblo: la preparación y provisión de los alimentos.
Hábitat colectivo Veremos 2 ó 3 de las 100 familias establecerse como
fondistas; a otras especular, en otras ramas, con las
Destaquemos en primer lugar que no se podrían provisiones de la casa.
construir casitas: resultarían muy caras a causa de los Así se organizará la división del trabajo que, una
obligados aislamientos. Sólo los ricos se podrían per- vez introducida en la ciudad o· recinto central, se ex-
mitir esta satisfacción; pero el hombre que especula tenderá muy rápidamente por los recintos del arrabal
con los alquileres se vería obligado a construir casas
muy grandes, y sin embargo, muy cómodas y salubres, 9. «Las asociaciones de matrimonios o las ciudades obreras
corresponden al 6.• período, ·están fuera del marco de la civiliza-
a causa de la doble distancia exigida en patio cerrado. ción y si se generalizasen, llevarían rápidamente a este 6.• perío-
En esta clase de edificios, nos veríamos llevados sin do.» Introducción de los editores al opúsculo de Fourier titulado:
Modijications d introduire dans l'architecture des villes, París,
quererlo a tomar toda suerte de medidas de economía 1849.
124 125
y del suburbio, en donde la obligación de doble o triple tres, y para fundar una gran Armonía de 1.600 perso-
espacio de terreno vacío hará tanto más necesarias las nas, no podríamos emplear ninguno de nuestros edifi-
grandes edificaciones *. cios, ni siquiera un gran palacio como Versalles ni un
gran monasterio, como El Escorial *.
Las viviendas, plantaciones y establos de una so-
Una ciudad modelo ciedad semejante* deben diferir prodigiosamente de
nuestros pueblos o aldeas ocupados por familias que
Esos grandes edificios tendrán la ventaja de estar no tienen ninguna relación social y que operan contra-
bien aireados merced al espacio de aislamiento dotado dictoriamente: en lugar de ese caos de casuchas que
de plantas * y satisfarán los sentidos *. en nuestras aldeas rivalizan en suciedad y en fealdad,
Supongamos que Luis XIV, en lugar de edificar el una falange se construye como un edificio regular *.
triste Versalles, hubiese construido en Poissy una ciu-
dad de arquitectura compuesta *, todo el mundo lo
habría imitado*. Ningún propietario de la ciudad sus- Un prototipo experimental
tituiría hoy sus paredes por verjas o vallas *, y sin em-
bargo, ganaría con ello cien veces más de lo que per- El falansterio, o edificio de la falange experimental,
dería, ya que disfrutaría con la vista de cien jardines. deberá construirse con materiales de poco valor: ma-
Otro tanto ocurre con las demás disposiciones *; pero, dera, ladrillos, etc., porque, repito, sería imposible de-
para juzgar sobre este punto, habría sido precisa una terminar con exactitud en esta primera prueba las di-
ciudad experimental *. mensiones convenientes de cada seristerio o local de
Su fundador * habría tenido el doble honor de cas- relaciones públicas destinado a las series 11 , o de cada
tigar con el ridículo a todas las demás capitales* y de taller, cada tienda, cada establo, etc.
metamorfosear súbitamente el mundo social*. Veamos, por ejemplo, un gallinero o un palomar;
El vicio que* ha impedido llegar a esta concepción antes de construirlos, habremos calculado y previsto
es el espíritu de PROPIEDAD SIMPLE que domina la con cuidado cuántas gallinas y palomas debe criar una
civilización. No reina en ella ningún principio sobre la falange de tal grado; en cuántas especies y varieda-
PROPIEDAD COMPUESTA o sometimiento de las po- des debemos clasificar los géneros para coincidir con
sesiones individuales a las necesidades de la masa. las atracciones de los diversos grupos que cuidan los
animales, y para favorecer las rivalidades dentro de la
serie.
La comuna-tipo o f·a lange 10
lograr que Francia pase del estado 'civilizado' al estado 'societa-
El edificio que habita una falange no tiene ningún r io', sería preciso trasformar en comunas societarias -o falanste-
parecido con nuestras construcciones cívicas o campes- rios- las 40.000 comunas civilizadas que hoy existen.» (lbíd.)
11. «Los diferentes grupos enrolados al servicio de una in-
dustria cualquiera forman un regimiento de voluntarios, llamado
lO. «Para Fourier, el elemento de la sociedad es la comuna. Serie. La serie de grupos es la gran palanca de la organización
El estado de la comuna en un país determinado permite conocer societaria, la llave maestra de todas las soluciones armónicas.»
la naturaleza de la so.c iedad a la que pertenece ese país. Así, para ( l bíd.)

126 127
Pero como la primera falange no puede tener no- a ella afluirán miles de curiosos y le proporcionarán un
ción práctica alguna, cometerá necesariamente muchos beneficio que no puedo estimar por debajo de los 20
errores sobre las cantidades, dimensiones y comparti- millones*.
mentos: antes de llegar a datos exa~tos, es preciso tan-
tear*.
La primera falange será un esbozo, un apunte he- Funciones comunes
cho por cuenta del orbe, que se reembolsará 12 veces
el capital. Será, en alguna medida, una brújula para las El falansterio debe dar cabida, además de a los pi-
falanges que se fundarán en todas partes a partir del sos individuales, a muchas salas de relaciones públicas:
año siguiente *. se llamarán seriste1·ios o lugares de reunión y desarro-
llo de las series.
Estas salas no se parecen en nada a nuestras salas
Disociación de las funciones públicas, en las que las relaciones se operan sin gradua-
ciones. Una serie no admite en absoluto esta confu-
El centro del palacio o falansterio debe estar desti- sión. Siempre tiene, 3, 4 ó 5 divisiones, que ocupan, ve-
nado a funciones apacibles, comedores, sala de bolsa, cinalmente, 3, 4 ó 5 localidades; lo cual exige unas dis-
del consejo, biblioteca, estudio, etc. En este centro se tribuciones análogas a las funciones de los oficiales y
sitúan el templo, la torre de orden, el telégrafo, las pa- de los socios. Cada seristerio está también, comúnmen-
lomas mensajeras, las campanas de ceremonia, el ob- te, compuesto de 3 salas principales: una para los gru-
servatorio, el patio de invierno provisto de plantas re- pos del centro y 2 para las alas de la serie.
sinosas y situado detrás del patio de parada. Las 3 salas del seristerio deben contar además con
Una de las alas debe reunir todos los talleres rui- unos gabinetes adyacentes para los grupos y comités de
dosos como los de carpintería, forja, trabajos con mar- serie; por ejemplo, en el seristerio de banquete o co-
tillo; debe albergar también todos los conjuntos indus- medor, se precisan en primer lugar 6 salas muy des-
triales de niños, que son comúnmente muy ruidosos"'· iguales:
Mediante esta reunión se evitará uno de los enfadosos
inconvenientes de nuestras ciudades civilizadas, en las 1 de ala ascendente para la l. • clase . 150
que, en todas las calles, algún carpintero, algún herre- 2 de centro para la 2.• clase . 400
ro o un estudiante de clarinete rompen el tímpano de 3 de ala descendente para la 3.a . 900
cincuenta familias de la vecindad.
La otra ala debe dar cabida a la hospedería, con sus Esas 6 salas desiguales deberán disponer en sus pro-
cuartos de baño y sus salas de reunión para extranje- ximidades de varios gabinetes para los diversos grupos
ros, de manera que estos lugares no obstruyan el cen- que quieren aislarse de la mesa de género *.
tro del palacio ni dificulten las relaciones domésticas Los establos, graneros y almacenes deben estar si-
de la falange. La precaución de aislar a los extranje- tuados, si es posible, frente al edificio . El espacio si-
ros y de concentrar sus reuniones en una de las alas tuado entre el palacio y los establos servirá de patio de
será importantísima en la falange experimental, porque honor o lugar de maniobra, y debe ser grande. Para
128
129
dar una idea aproximada de sus dimensiones, estimo iange contemplará el más hermoso palacio civilizado
que la fachada del falansterio puede fijarse en 600 toe- como un lugar de exilio, como una mansión de idiotas
sas de París, de las cuales 300 se reservarán para el que, después de 3.000 años de estudios de arquitectu-
centro y el patio de parada, y 150, para cada una de ra, no han aprendido todavía a albergarse sana y cómo-
las alas y de los lados que unen con el centro *. damente*.
Nuestra torpeza en este aspecto llega a tal punto,
que los propios reyes, lejos de disponer de comunica-
Jardines del palacio ciones a través de galerías cerradas, no cuentan a me-
nudo ni con un soportal bajo el cual guarecerse de la
Detrás del centro del palacio, las fachadas laterales lluvia *. En la civilización no se conocen ni las calles-
de las dos alas deberán prolongarse de modo que for- galerías, ni las calles subterráneas, ni la vigésima par-
men y cierren un gran patio de invierno, que sirva de te de los atractivos materiales de los que goza en Ar-
jardín y de paseo, plantado de vegetales resinosos y monía el más humilde de los hombres*.
verdes durante todas las estaciones. Este paseo sólo El más humilde de los armonianos, un hombre que
puede concebirse como un patio cerrado, y no debe de- no tiene un ochavo, sube en su coche en un soportal
jar ver el campo. (La falange no precisa de paseos de caliente y cerrado; comunica desde el palacio con los
verano; veremos en el capítulo 9 que todo el cantón establos a través de unos subterráneos adornados y ta-
es un paseo.) pizados de arena; va desde su alojamiento a las salas
Para no dar al palacio una fachada demasiado gran- públicas y a los talleres, por calles-galerías calientes en
de, con una serie de desarrollos y de prolongaciones invierno y ventiladas en verano. En Armonía, se pue-
que entorpecerían las relaciones, convendrá (en una den recorrer en enero los talleres, los establos, los alma-
gran falange del grado 7 o X) redoblar los cuerpos cenes, las salas de baile, de banquetes, de asambleas,
de los edificios de las alas y del centro, y dejar en el etc., sin saber si llueve o hace viento, si hace calor o
intervalo de los cuerpos paralelos y contiguos un es- frío*.
pacio vacío de 15 a 20 toesas por lo menos, en cuyo es-
pacio se habilitarán unos patios alargados y atravesa-
dos por unos pasillos, dispuestos sobre columnas y si- La calle-galería
tuados a nivel del 1or piso, con vidriera cerrada, y ca-
lentados según el uso de la Armonía *. La calle-galería o peristilo continuo está situada en
el pr piso. No puede adaptarse a la planta baja, porque
hay que horadarla en diversos puntos con arcos para
Circulaciones climatizadas los coches *.
Las calles-galerías de una falange no reciben luz de
Las calles-galerías constituyen un método de comu- los dos lados; están unidas a cada uno de los cuerpos
nicación interna que bastaría por sí solo para desdeñar de vivienda; todos esos cuerpns dü¡ponen de una doble
les- palacios y las hermosas ciudades de la civilización. fila de camas, de las cuales, una recibe la luz del cam-
Cualquiera que haya visto las calles-galerías de una fa- po y la otra de la calle-galería. Ésta debe, pues, tener
130 131
la altura de los tres pisos que reciben la luz de ella
por uno de los lados.
Las puertas de entrada de todos los pisos de la l.a,
2.a y 3.a planta, dan a la calle-galería, que cuenta con
unas escaleras situadas espaciadamente para subir a
las plantas 2.a y 3.a.

VICTOR CONSIDERANT
1808-1893
Théorie de l'Unité universelle ou Traité de l'Association do-
m estique agricole 12, París, 1822, tomado de L'Harmonie uni-
v ers elle et le Phalanstere exposés par Fourier, recueil méthodique
de morceaux choi$is de l auteur, Librairie phalanstérienne, París, Politécnico e ingeniero del ejército, dejó, ambas pro-
1849 (tomo I, págs. 176-184, 255-259, 261-263).
fesiones en 1831 par:a consagrarse a las ideas de Fou-
rier y a su difusión. A la muerte de Fourier se convir-
tió en el jefe del movimiento falanstei'iano y en direc-
tor de su órgano: la falange.
En sus numerosas obras:
La destinée sociale (1834-1 838);
Manifeste de l'Ecole sociétaire ( 1841);
Exposition du systeme phalanstérien de Fourier
(1845);
Principe du Socialisme (1847);
se exponen las teorías de Fourier en forma más clara
y sintética que en los libros del p?·opio fundador .
Esto es particulannente cierto en lo que se refiere a
la organización del establecimiento urbano al que Con-
sidérant consagró la Description du Phalanstere (1 840).
El propio Considérant intentaría algunas experiencias
falansterianas , que est1wieron destinadas al-fracaso. La
más célebre fue la colonia de la Reunión, q11e fundó
cerca de Dallas, en tiempos de su exilio en los Estados
Unidos, a raíz de su participación en la tentativa insu-
rrecciona! de 1849.
12. El primer título es el que figura en la edición de sus
obras completas (1841-1845), mientras que el segundo es el que
llevaba la primera edición de esta obra

132 133
DEL CAOS AL ORDEN Superpoblación
En ese París hay un millón de hombres, de muje-
l. HOY res y de desdichados niños, amontonados en un círcu-
lo estrecho en el que las casas chocan y se aprietan, y
exaltan y superponen sus seis pisos aplastados; luego,
La ARQUITECTURA escribe la historia. seiscientos mil de esos habitantes viven sin aire ni luz,
-¿Queréis conocer y apreciar la civilización en que en casas que dan a patios oscuros, profundos, viscosos,
vivimos? Subid al campanario del pueblo o a las torres en sótanos húmedos, en desvanes abiertos a la lluvia,
de Notre-Dame.
a los vientos, a las ratas, a los insectos*. Y, de arriba
abajo, desde los sótanos a los cubos para las aguas su-
Caos arquitectónico cias, todo es deterioro, mefitismo, inmundicia y mise-
ria*.
En primer lugal', vuestros ojos quedarán heridos
por un caótico espectáculo :
Los muros se rebasan, chocan unos con otros, se «El hombre no está alojado»
mezclan, tropiezan de mil extrañas maneras; los teja-
dos con toda suerte de inclinaciones, de distintas altu- En nuestras ciudades, unas casuchas deterioradas,
ras, parece que se atacan; frontispicios desnudos, fríos, negras, feas, mefíticas * se arrastran en torno a los
ahumados, horadados por algunas escasas aberturas en- monumentos que la civilización ha sembrado aquí y
rejadas; un lío de cercados, unas construcciones de to- allá del mismo modo que, en un jardín mal cuidado,
das las épocas y de todos los estilos, que se tapan las unos caracoles de baba impura trepan por el tallo de
unas a las otras y se quitan entre ellas el aire, la vista una lila en flor. El emparejamiento del lujo con la mi-
y la luz. Es un combate desordenado, una espantosa seria: ése es el complemento del cuadro.
disputa arquitectónica. La civilización tiene pocos palacios, y miríadas de
Las grandes ciudades, y, sobre todo, París, constitu- tugurios, como tiene harapos para las masas, y trajes
yen un triste espectáculo para cualquiera que tenga de oro y de seda para sus escasos favorecidos. Junto a
la idea del orden y de la armonía, para cualquiera que la librea bordada de un agiotista, exhibe el sayal de
piense en la anarquía social que traduce en relieve, con sus proletarios y las llagas de sus pobres. Mientras le-
una fidelidad horrorosa, ese montón informe, ese bati- vanta y sostiene con grandes gastos una suntuosa ópe-
burrillo de casas recubiertas de buhardillas, armadas ra en la que unas armonías encantadoras acarician los
con sus adornos metálicos, con sus veletas oxidadas, oídos de sus ociosos, deja oír, en medio de las calles y
con sus innumerables chimeneas, que perfilan todavía de las plazas públicas, los cantos de miseria de sus
mejor la incoherencia social. la división de la que ha ciegos, los tristes lamentos de sus mendigos. Luego,
salido ese caos arquitectónico*. aquí y allá, no sabe crear sino egoísmo e inmoralidad,
¡Ved qué alojamientos tiene el hombre en la capi- puesto que la miseria y la opulencia tienen su inmo-
tal del mundo civilizado! ralidad y su egoísmo. ·
134 135
¡Oh, no, no! , en nuestros pueblos, en nuestras ciu- El orden
dades, el hombre no está alojado -puesto que llamo
hombre tanto al trapero que, por la noche, con la lin- ¡Ah! Se acabó la confusión de todas las cosas; la
terna en la mano, hurga y se busca la vida en el mon- odiosa mezcla de la ciudad y de la aldea civilizada; el
tón de basura que remueve con un gancho; tanto a él incoherente conglomerado de todos los elementos de
y a sus muchos hermanos de miseria como a los hom- la vida civil, de la vida agrícola, de la vida industrial;
bres de la bolsa y de los castillos-. Y llamo alojamien- la yuxtaposición monstruosa y desordenada de los ha-
to del hombre a una ·habitación sana, cómoda, limpia, bitáculos del hombre y de los animales, de las fábricas,
elegante y agradable * de las cuadras, de los establos; la promiscuidad de las
cosas, de las gentes, de los animales y de las construc-
ciones de todas las especies*. El Verbo de la Creación
ha resonado sobre el Caos; y se ha hecho el Orden.
II. MA~ANA: EL FALANSTERIO Los elementos confundidos en el Caos se han se-
parado y se han vuelto a reunir por géneros y por es-
pecies de acuerdo con un mandato de la Palabra. Con
Las relaciones sociales imponen, pues. a la arquitec- la Separación, con la Distinción del Orden, han surgi-
tura unas condiciones completamente distintas de las do la vida, la economía y la belleza, todas las armonías
de la vida civilizada. N o se trata de construir el cuchi- de la vida, todas sus magnificencias.
tril para el proletario, la casa para el burgués, el pa-
lacio para el agiotista o para el marqués. Se trata de
construir el palacio en el que el HOMBRE debe habi- La unidad de vivienda
tar. Es preciso construirlo con arte, con armonía y con
previsión; es preciso que disponga de pisos suntuosos Este es el panorama que contempla nuestra vista :
y de habitaciones modestas, para que cada cual pue- un espléndido palacio se levanta en el seno de los jar-
da acomodarse de acuerdo con sus gustos y con su for- dines, de los parterres y de los céspedes sombreados ;
tuna; luego hay que distribuir talleres para todos los parece una isla marmórea bañada por un océano de
trabajos, salas para todas las funciones de la industria verdor. Es la residencia regia de una población rege-
o del placer. nerada. ·
Y, en primer lugar, echemos una mirada a vuelo de Delante del palacio se extiende un vasto patio de
pájaro sobre el conjunto de las disposiciones arquitec- torneos. Es el patio de honor, el campo de reunión de
tónicas que resultan de las grandes condiciones del pro- las legiones industriales, el punto de partida y de lle-
grama social; henos aquí contemplando desde lo alto gada de las cohortes activas, el 'lugar de las paradas,
un campo falansteriano; miremos : de los grandes himnos colectivos, de las revistas y de
las maniobras.
El camino magistral que, a lo lejos, surca el campo
con sus cuadruples hileras de árboles suntuosos, está
bordeado de macizos de arbustos y de flores, y va a pa-
136 137
rar, 'bordeando las dos alas avanzadas del falansterio, que, desde el falansterio, las miradas se sumerjan en
al patio de honor, que por él queda separado de los el establecimiento agrícola, y que se escapen por enci-
edificios industriales y de las construcciones rurales. ma de sus tejados bajos, hacia las verdosas perspecti-
A un lado, el palacio de la población; en el centro, vas del campo y de los lejanos horizontes. En medio
la cabeza del movimiento, la gran plaza de las manio- del ancho abanico que este boquete monumental abre
bras; al otro lado, la ciudad industrial, los cobertizos a las miradas, los ojos se detienen en primer lugar en
para las cosechas, los tejados protectores de las máqui- un inmenso corral, encantador conjunto de lugares con
nas y de los animales, que secundan al hombre ,_;n la agua, de riachuelos que corren sobre la grava, de celo-
conquista de la tierra. sías que proyectan su sombra sobre el césped de unos
coquetos templetes, de parques sombreados, de paja-
reras con amplias divisiones agrupadas en la torre es-
La ciudad industrial belta del palomar, que se alza como un fastuoso obelis-
co en el punto central de las construcciones agrícolas.
En primera fila de la ciudad industrial, una línea de Los tejados rústicos de la lechería, de la heladería, de
fábricas, de grandes talleres, de ·almacenes, de grane- la quesería, se destacan a la derecha y a la izquierda
ros de reserva, yergue sus muros frente al falansterio. de los macizos dispersos cuya espesura los protege. La
Los motores y las grandes máquinas despliegan allí sus mirada percibe en torno los parques para los arados,
fuerzas; trituran, ablandan o t r ansforman las mate- para los rastrillos relucientes, los cobertizos para los
rias primas con sus órganos metálicos, y ejecutan por carr os barnizados, las cocheras para los vehículos cam-
cuenta de la falange mil operaciones maravillosas. Es pestres, con los colores distintos y contrastados de las
el arsenal de las creaciones activas y vivas de la inteli- series y de los grupos 1 ; la mirada descubre toda esta
gencia humana, el arca donde están reunidas las espe- artillería agrícola, más brillante que los arsenales que
cies industriales que el poder creador del hombre suma con tanto orgullo muestran las fundiciones militares
a las especies vegetales y animales, máquinas inventa- de Inglaterra y de Francia.
das por el primer Creador. Allí, todos los elementos do- Los parques, las cocheras, los talleres de herrería y
minados, todos los fluidos gobernados, todas las fuer- de carretería, los patios de servicio, están, a su vez, en-
zas misteriosas esclavizadas, todas las potencias de la marcados en los establos y en las cuadras reales, don-
naturaleza vencidas, todos los dioses del Antiguo Olim- de se albergan, por escuadrones, clasificados y dividi-
po sometidos a la voluntad del dios de la tierra, obede- dos según sus especies, sus títulos de valor y de san-
cen su voz, como servidores dóciles, y proclaman su gre, las razas caballares y bovinas que la falange man-
reino. tiene. El aire y el agua, sabiamente dispuestos y con-
ducidos en el interior y en el exterior, circulan a tra-
vés de esas masas de construcciones. separadas por ár-
El establecimiento agrícola boles, por comunicaciones combinadas y por patios de
servicio. La luz las baña y las penetra, y con el agua,
La línea de las grandes construcciones industriales
se abre en el centro para despejar la visión, y permite l. Cf. supra, en Fourier.

138 139
el aire, la luz y las atenciones celosas de las legiones se repliega sobre sí mismo, para evitar una superficie
ardientes a quienes por derecho corresponde su cuida- de frente demasiado grande, un alejamiento demasiado
do mantienen la limpieza, la ·salubridad y la vida en considerable de las alas y del centro, para favorecer,
toda su expansión y lujo. Alrededor de las construccio- en fin, la actividad de las relaciones mediante su con-
nes rurales, y ya dentro del campo, como fuertes avan- centración.
zados, los rediles y los parqlles de almiares de gramí-
neas y de forrajes.
¡He ahí el conjunto! * Clasificación de las funciones
Estudiemos ahora más de cerca las disposiciones ge-
nerales del palacio habitación, del·falansterio propia- Los talleres ruidosos, las escuelas chillonas, se re-
mente dicho *. legan a un patio extremo, al final de una de las alas;
el ruido queda reducido a este patio. Se evitan así esos
insGportables estrépitos de todo tipo que se expanden
Car acteres de la vivienda al azar en todos los barrios de las ciudades civilizadas,
en donde el yunque del herrero, el martillo del hojala-
El trazado general de mi dibujo a deriva del plano tero, el flautín, el clarinete, el cuerno de caza conspi-
de Fourier. Llena perfectamente todas las convenien- ran contra los oídos públicos juntamente con los chi-
cias sociales, todas las ventajas de comodidad, salubri- rridos del violín, la batahola de los coches, y todas esas
dad y seguridad. Es inútil decir que este trazado no zambras discordantes, agrias, desgarradoras o ensorde-
tiene nada de absoluto. Las configuraciones del terreno cedoras que hacen de casi todos los pisos de las gran-
y mil exigencias diversas lo desarrollan y lo modifican. des ciudades unos verdaderos infiernos; conspiran, en
Las fachadas, el estilo y los detalles ofrecen, en cada fin y por encima de todo, con el feroz, el inevitable, el
falansterio, infinitas variedades *. indomable piano.
Tenemos ante nosotros, según se mira al falanste- En el extremo del ala del otro cabo se encuentra la
rio, el cuerpo central, en cuyo centro se alza la torre hospedería destinada a los extranjeros. Esta disposi-
de orden; y las dos alas que caen perpendicularmente ción tiene por finalidad evitar los entorpecimientos en
sobre el centro y forman el gran patio de honor, en el el centro de actividad.
que se ejecutan las paradas y las maniobras industria- Las grandes salas de relaciones generales para la
les. Luego, los dos extremos de las alas, dispuestos en regencia, para la Bolsa, las recepciones, los banquetes,
forma de herradura, dibufan el camino principal que los bailes, los conciertos, etc., están situadas en el cen-
bordea el patio de honor y se extiende, a lo largo de tro del palacio, en los alrededores de la torre de orden.
la línea de batalla del falansterio, por entre este edifi- Los talleres, los pisos de dimensiones y de precios va-
cio y los edificios industriales y rurales situados más rios se reparten por todos los edificios. Los talleres se
adelante. encuentran en general en la planta baja, como eviden-
Los cuerpos del edificio son dobles: el falansterio temente conviene. Algunos, sin embargo, como los de
costura, de bordado y otras labores delicadas, pueden
2. Considérant trazó una perspectiva del falansterio. situarse en el primer piso.
140 141
Está claro que el centro del palacio será la parte cualquier estación se pueda recrear en él la mirada.
más suntuosa; los pisos caros, adornados riquísima- Alrededor circulan dos pisos de invernaderos precio-
mente y montados de forma principesca, bordean el sos, cuya ordenación se puede combinar con la de las
gran jardín de invierno, cerrado, detrás de la torre de grandes galerías y con la de las salas de baño. Es el
orden, por los repliegues cuadrados del doble cuerpo. jardín más rico y más lujoso de todos los jardines de
Los pisos más modestos se escalonan en las alas y en la falange; forma un paseo elegante, abrigado y cá-
los extremos. lido, en el que los ancianos y los convalecientes dis-
frutan mientras respiran el aire y el sol*.
Contra la segregación
La calle-galería
No obstante, la Armonía, sin aspirar a una igual-
dad contraria a todo orden natural y social, opera siem- Todas las piezas de la construcción armónica, pisos
pre con la fusión de las clases y la mezcla de las des- y talleres, y todos los cuerpos de edificios están unidos
igualdades. Para conseguirlo, se reserva, dentro de esta entre sí por una calle-galería que los abarca, circula en
disposición general, un engranaje que impide y previene torno al edificio y lo envuelve por completo. Esta cir-
hasta el más mínimo germen de desconsideración hacia cum-galería es doble: en la planta baja, está formada
un barrio: se introducen en el centro y en los alrede- por soportales que se extienden paralelamente al edi-
dores viviendas de precio módico, y se llevan algunas ficio como en el Palais-Royal; sobre las arcadas, por
de las más caras a los extremos. Por otra parte, las va- encima del techo de la galería inferior, se alza la del
riedades de gusto, de humor y de carácter dispersan primer piso. Esta última sube hasta lo alto del edificio
las diferentes clases de fortuna por todos los cuerpos y recibe la luz de unas ventanas altas y largas, y los
de edificios del falansterio, y no vemos en él un barrio pisos de las plantas superiores dan a ellas; o bien se
de Saint-Marceau * al lado de un barrio de Saint-Ger- detiene y forma una terraza en la planta superior.
main. Es inútil decir que las galerías están provistas de
cristales, ventiladas y refrescadas en verano, calientes
en invierno, y siempre abundantemente provistas de
Espacios verdes interiores aire y agradablemente templadas.
La calle-galería es ciertamente uno de los órganos
Los grandes espacios que se dejan entre los edifi- más característicos de la arquitectura sociaL La calle-
cios forman unos patios con plantas, refrescados por galería de un falansterio de alta Armonía es por lo me-
estanques y destinados a diferentes servicios. Están n os tan ancha y tan suntuosa como la galería del Lou-
adornados con arriates y con parterres interiores. Las vre. Sirve para las grandes comidas y para las reunio-
estatuas abundan en ellos y destacan su marmóreo n es extraordinarias. Adornadas con flores como los más
blanco sobre el verde de las plantas. hermosos invernaderos, decoradas con los más ricos
En el gran cuadrado central aparece el jardín de in- productos de las artes y de la industria, sus galerías
vierno, con árboles verdes y resinosos, a fin de que en y salones ofrecen a los artistas de Armonía admirables
142 .143
exposiciones permanentes. Es probable que a menudo y de incomodidades, de resfriados, de enfermedades de
se construyan enteramente con cristal. todas las especies, obtenida mediante una sola disposi-
Esta elegante galería da la vuelta alrededor de los ción de arquitectura social! *
cuerpos de edificios, de los jardines interiores y de los
patios del falansterio; ya fuera, ya dentro del palacio,
ya ensanchándose hasta formar una amplia rotonda, La torre
un atrio inundado de luz; proyecta a través de los pa- En el centro del palacio se yergue y domina la to-
tios sus pasillos levantados sobre columnas o sobre unos rre de orden. Allí se reúnen el observatorio, las cam-
ligeros puentes colgantes que reúnen las dos caras pa- panas, el telégrafo, el reloj, las palomas mensajeras, el
ralelas del edificio y se entronca en fin a las grandes es- vigía de noche; allí ondea al viento la bandera de la
caleras blancas y abre por doquier comunicaciones an- falange. La torre de orden es el centro de dirección y
chas y suntuosas. de movimiento de las operaciones industriales del can-
Esta galería * que une todas las partes del todo, tón ; ordena las maniobras con sus banderas, sus se-
que establece las relaciones del centro con los extre- ñales, sus espejuelos y sus bocinas, como un general
mos, es el canal por el que circula la vida dentro del
gran cuerpo falansteriano; es la arteria magistral que, del ejército situado sobre una alta loma.
desde el corazón, lleva la sangre a todas las venas; es, El templo y el teatro se alzan a la derecha y a la
al mismo tiempo, el símbolo y la expresión arquitectó- izquierda del palacio, en los dos entrantes que forman
nica de la alta vinculación social y de la armonía pa- los salientes de los extremos de las alas, entre el cuer-
sional de la falange, dentro de esta gran construcción po del falansterio y los jardines cuyas terrazas lo en-
unitaria en la que cada pieza tiene un sentido especial, vuelven y de cuyo seno emerge *.
en la que cada detalle expresa un pensamiento parti-
cular, responde a una conveniencia y se coordina con
el conjunto; y en la que el conjunto reproduce, com- Colectivización de lo cuotidiano
pleta, visible y corporizada, la ley suprema de la aso-
ciación, el pensamiento íntegro de armonía. En la falange se abona uno tanto a la vivienda como
Cuando se haya vivido en un falansterio, en el que al alimento, ya se tome un piso amueblado, ya ponga
una población de 2.000 personas puede entregarse a to- uno en él sus propios muebles. ¡Se acabaron los engo-
das sus relaciones civiles o industriales, acudir a sus rros, las muchas molestias de la casa, ligadas al insí-
funciones, ver su mundo, circular de los talleres a los pido sistema doméstico de la familia! En rigor, se pue-
pisos, de los pisos a las salas de baile y de espectáculo, de no tener en propiedad más que la ropa y el calza-
dedicarse a sus asuntos y a sus placeres al abrigo de do, y proveerse de ropa blanca y de todo los demás
toda intemperie, de todo insulto del viento, de toda mediante un abono *.
variación atmosférica; cuando se haya vivido dos días El seristerio • de las cocinas, dotado de grandes hor-
en este medio regio, ¿quién podrá soportar las ciuda- nos, de utensilios, de instrumentos mecánicos que abre-
des y los pueblos civilizados, con sus lodos, con sus
inmundicias? * ¡Qué economía de gastos, de molestias 3. Cf. supra, en Fourier.
145
144
cio, de repugnante, frecuentemente de feo, en los dul-
vian el trabajo, de fuentes con ramificaciones, empave- ces hogares de la civilización moral y perfeccionada.
sado con baterías resplandecientes, está dispuesto so-
bre patios interiores de servicio, por el lado del cam-
po. Los almacenes de llegada de mercancías, de depó- Distribución del agua
sito y de conserva, y las salas de la antecocina, están
cerca. El mismo pensamiento unitario preside el dispositi-
Las mesas y aparadores, cargados en las salas bajas, vo de todos los servicios. Es así, de modo análogo, como
se suben, a las horas de comidas, por medio de má- los depósitos superiores, situados en las buhardillas,
quinas y se llevan a las salas de banquete, sitas en el recibirán las aguas del cielo o se alimentarán median-
piso superior, cuyos suelos están provistos de una es- te equipos de bombas; y de ellos derivarán unas rami-
pecie de trampas destinadas a dar a las grandes ope- ficaciones de tubos flexibles y divergentes desde donde
raciones del servicio unitario la rapidez prodigiosa de el agua, proyectada con la fuerza de compresión produ-
los cambios de una ópera mágica. Esos ingeniosos me- cida por su altura, alimentará, durante los calores del
canismos, que la civilización emplea aquí y allá para verano, los surtidores, las pequeñas cascadas de los
que los disfruten sus ociosos, Armonía los utiliza pro- blancos estanques situados en los atrios, en las salas o
digándolos para que disfrute sin tope todo su pueblo. en las grandes escaleras; y las atrevidas fuentes de
los jardines y de los patios. Los tubos móviles se em-
plean en el servicio de riego de los accesos del falans-
Calefacción terio; sirven también para lavar los tejados, las facha-
das y, sobre todo, para evitar cualquier ocasión de in-
El calor que se pierde en el seristerio de las coci-
nas, se emplea para calentar los invernaderos, los ba- cendio*.
ños, etc. Después, bastan algunos caloríferos para dis-
tribuir el calor por todas las partes del edificio, galerías,
talleres, salas y pisos. Este calor dispuesto unitariamen- Iluminación
te es llevado a esas diferentes piezas por un sistema de La iluminación general, interior y exterior, está
tubos de comunicación, dotados de grifos por medio también regulada en la falange por la misma idea uni-
de los cuales se varía y gradúa a voluntad la tempera- taria. Nadie ignora que la mayoría de las grandes ciu-
tura en todos los lugares del palacio social. Un sistema dades y los establecimientos públicos están iluminados
de tubos interiores y concéntricos a los de los calorí- por este procedimiento. Los refractores lenticulares y
feros, lleva al mismo tiempo agua caliente a los seriste- parabólicos encontrarán un feliz empleo en esta orde-
rios, donde es necesaria, y a todos los pisos. Existe un nación unitaria de la luz, que multiplicará su potencia
servicio análogo para la distribución del agua fría. Se al combinar convenientemente los recursos de la catóp-
concibe fácilmente hasta qué punto estas disposiciones trica y de la dióptrica.
de conjunto favorecen la limpieza general, hasta qué
punto hacen circular la comodidad y contribuyen a eli-
minar del servicio doméstico lo que éste tiene de su-
147
146
III. CONCLUSIONES ECONóMICAS El verdadero problema
Y FILOSóFICAS La Academia se las ingenia cada año para encon-
trar temas de oposición para los alumnos de la escue-
Es, pues, un delirio y una locura proponerse la so- la de arquitectura, y ¡todavía no ha tenido la idea de
lución de este problema : encontrar las soluciones ar- proponer éste! Sin embargo, se trata de una concep-
quitectónicas más convenientes a las necesidades de la ción más fecunda, de una ~dea mil veces más elevada
vida individual y social, y constituir, según las exigen- que todas las ideas arquitectónicas que hayan sido eje-
cias de estas condiciones, el tipo de vivienda de una cutadas o solamente emitidas hasta ahora.
población de 1.800 personas; población que correspon- Ahí está la tareá social reservada al arte en la ca-
de a la unidad de explotación del suelo, y que constitu- rrera del progreso social: que un arquitecto deje el
ye la comuna rural, es decir, el alveolo elemental de la cuarto bocel, el cimacio y los órdenes, y se proponga
gran colmena social. resolver un problema arquitectónico planteado así:
Dado el hombre, con sus necesidades, con sus gus-
tos y sus inclinaciones natas, determinar las condicio-
El modelo-trasatlántico nes del sistema de constTucción más apropiado a su
· naturaleza:
¡ Cómo! ¿Eso· es una locura y un delirio? Y decís : Este arquitecto se encontraría, desde el primer mo-
es inaudito, extravagante, irrealizable * cuando tenéis mento, frente a la siguiente opción:
ante los ojos unas construcciones que albergan mil A. O una casa aislada para cada familia;
ochocientos hombres, que no se apoyan en tierra firme, B. O un edificio unitario para la reunión de las .
sobre la roca, sino que son móviles y navegan por el familias que componen la comuna.
océano a diez nudos por hora y que transportan sus La economía, el desahogo, la facilidad de las rela-
habitantes de Tolón a El Cabo, de El Cabo a Calcuta, ciones y de los servicios, los atractivos de todo tipo, to-
de Calcuta al Brasil y al Canadá; unas construcciones das las conveniencias materiales, sociales y artísticas
que desprecian los vientos de los grandes mares y los militarían por el segundo sistema.
huracanes de los trópicos, valientes y dignos navíos A partir de ese momento, al optar por la arquitec-
de línea, a fe mía*, altos de arboladura y cuadrados tura social, el artista estaría en la vía del cálculo de
de velamen? * los destinos; descubriría progresivamente, en tanto
¿Es, pues, más fácil albergar mil ochocientos hom- buscaba las bases de su proyecto, todas las condicio-
bres en medio del océano, a 600 leguas de cualquier nes de la vida social, que no son más que deducciones
costa, más fácil construir fortalezas flotantes, que alo- naturales y prácticas de las necesidades, de los gustos
jar en una construcción unitaria mil ochocientos bue- y de las inclinaciones innatas del hombre. Y, así, al es-
nos campesinos, en plena Champaña o bien en tierra pecular sobre la arquitectura que mejor se adapta a la
de Beauce? * naturaleza humana, encontraría necesariamente la for-
ma social que mejor se adaptase a esa misma natura-
leza.
.149
148
Todas estas cuestiones subsisten. No se pueden re-
solver unas sin determinar al mismo tiempo la solu-
ción de las otras *.
Preguntaos si sería más económico y más prudente
construir un gran edificio unitario para albergar una
población que deberá elevarse a mil ochocientas o dos
mil personas, o edificar de trescientas cincuenta a cua-
trocientas casitas aisladas y civilizadas, trescientos cin-
cuenta cuchitriles morales y filosóficos*. ÉTIENNE CABET
Añadid aún las tapias de vallado que, en régimen de 1788-1856
división se exigen para cercar las casas, los jardines y
los patios; pensad* que ahorraréis cuatrocientas coci-
nas, cuatrocientos comedores, cuatrocientas buhardi- Cabet, a quien Marx atribuye la invención del «CO-
llas, cuatrocientos sótanos, .cuatrocientos establos, cua- munismo utópico», desarrolló la 'visión de un socialis-
trocientos graneros *. Análoga reducción en una infini- mo de Estado en el Viaje por Icaria (1840) del que afiT-
dad de piezas y de talleres dispersos hoy en la aldea. In- maba, en el año de su muerte, que «es en realidad una
dependientemente de la economía de espacio y de cons- descripción de la organización social y política de1
una
trucción, añadid de dos a tres mil puertas, ventanas, comunidad; es un tratado científico y filosófico» •
vanos, con sus marcos, frisos y herrajes; pensad en el El Viaje describe largamente la capital, I cara, y la
mantenimiento ruinoso que cada una de esas casas ne- ordenación de las otras ciudades. L. Mumford ha podi-
cesita por año, en la escasa duración de esas construc- do justamente ver en este libro una proyección de la
ciones mezquinas, en las innobles reparaciones que pa- obra administrativa y centralizadora de Napoleón, y
decen incesantemente. Multiplicad el gasto de cada casa una idealización de París. Sin embargo, !cara simbo-
por su número, y estaréis en situación de pronuncia- liza mucho más las ideas progresistas de la época. Es,
ros*. en primer lugar, una consecuencia de la revolución in-
dustrial! de la que derivan los principios de racionali-
Description du Phalanstere et considérations sociales sur l'ar- zación, de higiene, de clasificación; y debe relacionarse
chitectonique, Librairie sociétaire, París, 2.• edición, 1848 (págs, con los modelos de Owen' (quien, por otra parte, ha-
39-40, 47-48, 56-68, 80, 83-84, 88-89). . o

bía influido sobre Cabet en Inglaterra), de Fourier y


de Considérant. Como en estos autores, las ideas de
eficacia y rendimiento desempeñan un papel impar-

l. Une colonie icarienne au.x Etats Unis, París, 1856.


2. «Sí, la máquina ll eva en sus entrañas mil pequeñas revo-
luciones y la gran revolución social.y política.n Voyage en !carie,
2.• ed., pág.el469.
3. Por papel que se concede a la educación y por la crítica
del trabajo industrial.
.1.51
150
tante, y son ellas, y no un cesarismo inconsciente, las encierra un vasto y soberbio jardín elevado, en forma
que justifican la severidad de los sistemas de coacci6n de terraza, de cuyo centro surge una inmensa columna
y de rep1·esión propuestos por Cabet. coronada con una estatua colosal que domina todos los
Éste pasó los últimos años de su vida en los E'stados edificios. A cada lado del río, observaréis un ancho
Unidos donde trató de realizar, con algunos emigrados muelle bordeado de monumentos públicos.
europeos, unas comunidades comunistas, construidas Alrededor de esta plaza central y lejos de ella, po-
de acuerdo con el modelo de su 1caria. déis distinguir dos círculos, uno de veinte y otro de
cuarenta que corresponden a otras plazas, que casi a la
misma distancia unas de otras y dispersadas por toda
la ciudad.
ICARIA Las calles son completamente derechas y anchas.
Hay cincuenta calles grandes que cruzan la ciudad pa-
I. DESCRIPCióN DE ICARA, CAPITAL DE ralelamente al río, y cincuenta que la cruzan perpendi-
ICARIA cularmente. Las demás son más o menos largas. Las
que están punteadas en negro, y .que llegan juntas a
las plazas, tienen árboles, como los bulevares de París.
Regularidad y geometrismo Las diez grandes señaladas en rojo, son calles de hierro;
todas las amarillas son calles con carriles artificiales y
-¡Ved! \ la ciudad, casi circular, está dividida en las azules son calles con canales 5•
dos partes más o menos iguales por el Tair· (o el Majes- -Y, ¿qué son -le pregunté- esas bandas rosas,
tuoso) cuyo curso ha sido canalizado entre dos muros anchas y largas, que veo por todas partes, entre las ca-
en línea casi recta, y cuyo lecho ha sido excavado para sas de dos calles?
recibir los navíos que llegan por el mar. -Son los jardines que se encuentran en la parte de
El puerto, sus conchas, y los almacenes que forman atrás de esas casas. Os los enseñaré inmediatamente.
casi una ciudad entera.
En medio de la ciudad, el río se divide en dos bra-
zos, que se alejan, se acercan y se reúnen de nuevo si- Unos barrios ...
guiendo la dirección primitiva, de manera que forman
una isla circular bastante grande. Prestad primero atención a esas masas que se dis-
Esta isla es una· plaza, la plaza central, con árboles tinguen por unos ligeros tintes de todos los colores y
plantados, en medio de la cual se alza un palacio que que comprenden toda la ciudad. Hay sesenta; son se-·
senta barrios (o comunas), más o menos iguales, y cada
4. El relato que constituye ·el Voyage incluye numerosos diá· uno representa la superficie y la población de una ciu-
logos, de los cuales éste es un ejemplo: el imaginario autor, Lord
William Carisdall, habla en primera persona. En otro lugar, cita dad comunal corriente.
las cartas que escribe desde Icaria; de una de esas cartas hemos
tomado, más adelante, los pasajes que se refieren a la «ciudad-
modelo».
5. Para la explicación de estos términos, ver págs. 156-157-158.
152
153
bien diferenciados ... Política y progresismo
Cada barrio lleva el nombre de una de las sesenta Para que se pueda profundizar completamente en
principales ciudades del mundo antiguo y moderno, y cada discusión, la Representación popular y cada asam-
reproduce en sus monumentos y en sus casas la arqui- blea comunal, es decir, el pueblo entero, se divide en
tectura de cada una de las principales sesenta nacio- 15 comités principales, de constitución, de educación,
nes. Encontraréis, pues, los barrios de Pekín, Jerusa- de agricultura, de industria, de alimentación, de vesti-
lén y Constantinopla, así como los de Roma, París y do, de vivienda, de estadística, etc. Cada gran Comité
Londres ; de suerte que Icara es realmente un com- comprende pues 1/15 parte de la masa de los ciudada-
pendio del universo terrestre. nos; y toda la inteligencia de un pueblo de hombres
educados e instruidos está continuamente en acción
para descubrir y aplicar todas las mejoras y todos los
... y clasificados perfeccionamientos .
Nuestra orgánización política es pues una repúbli-
¡Veamos el plano de uno de esos barrios ! Todo lo ca e incluso una democracia casi pura.
que aparece coloreado son edificios públicos. La escue-
la, el hospicio, el templo . Los rojos son grandes talle-
res, los amarillos, grandes almacenes, los azules son
los lugares de asamblea, los violetas, los monumentos. 11. MÉTODO DEL MODELO
· Observad que todos esos edificios públicos están
distribuidos de tal forma que hay alguno en cada calle,
y que todas las calles comprenden el mismo número La idea de un modelo
de casas con unos edificios más o menos numerosos y
grandes. Como quiera que todos los ciudadanos deben alojar-
He aquí ahora el plano de una calle. Dieciséis ca- se del mismo modo y lo mejor posible dentro de la co-
sas a cada lado, con un edificio público en medio y otros munidad, la representación popular decidió que, en
dos en los dos extremos. Las dieciséis casas exterior- nombre del pueblo, se concedería una magnífica recom-
mente son parecidas, de modo que se combinan para pensa y un busto en todas las casas de la república, a
formar un solo edificio. Pero ninguna calle se parece quien presentase el plano de una CASA modelo que
a las demás *. · fuese la más perfecta desde todos los puntos de vista.
En las asambleas, el pueblo ejerce todos sus dere- Y, cuando todos los planos fueron juzgados en un
chos *, realiza sus elecciones y sus deliberaciones *. concurso público, la representación popular adoptó el
Para facilitarle el ejercicio de esos derechos, el territo- plano premiado, y ordenó que a partir de aquel mo-
rio se divide en lOO pequeñas provincias, subdivididas mento las casas de la comunidad se construyeran de
en 1.000 comunas aproximadamente iguales en super- acuerdo con aquel plano.
ficie y en pobla'ción *. Y cada cual comprendió que de ahí resultaba la ina-
pr eciable ventaja de que todas las puertas, las venta-
155
154
nas, etc., serían iguales y de que todas las piezas que cuentran aberturas por donde escapar a unos canales
forman una casa, una granja, un pueblo y una ciudad subterráneos.
podrían prepararse en grandes cantidades*. El barro, recogido y barrido con ayuda de instru-
Se obtuvieron incluso los planos-modelo de una mentos ingeniosos y cómodos, no sólo es arrastrado a
granja, de varios talleres, de los hospitales, de las es- los mismos canales por las aguas de las fuentes, sino
cuelas, etc. que se emplean todos los medios que puedas imaginar
Otro tanto se hizo con los muebles y con cada clase para que se forme la menor cantidad posible de barro
de muebles. y polvo.
Como quiera que todas las ciudades de la comuni-
dad debían ser semejantes, se ofreció una inmensa re-
compensa y una estatua en todas las comunidades a Circulación
quien presentara el plano de la ciudad-modelo más per-
fecta. ¡Contempla en primer lugar la construcción de las
Y'otro tanto por lo que se refiere a las ciudades- calles! Cada una tiene ocho carriles de hierro o de pie-
provinciales, a la capital y a todos los monumentos *. dra para que circulen los coches de cuatro en fondo:
dos pueden ir en un sentido y dos en el otro. Las rue-
das no salen nunca de esos carriles y los caballos no
A. La ciudad modelo 6 salen nunca de la acera intermedia. Las cuatro aceras
están empedradas con piedras o guijarros, y las demás
bandas de la calle están soladas con ladrillos. Las rue-
Higiene física das no forman barro ni levantan polvo, los caballos
casi nada, ni tampoco las máquinas que van sobre
N o te hablaré de las precauciones tomadas con res- ruedas, como el tren.
pecto a la salubridad, a la libre circulación del aire, a Observa, además, que todos los grandes talleres y
la conservación de su pureza e, incluso, a su purifica- almacenes están situados a orillas de las calles-cana-
ción. En el interior de la ciudad, no hay cementerios, ni les y de las calles-ferrocarril; que los carros, siempre
manufacturas insalubres, ni hospitales: todos estos es- poco cargados, pasan sólo por esas calles; que por las
tablecimientos están en los extremos, en lugares airea- calles con carriles sólo circulan ómnibus, y que, in-
dos, donde haya agua, o en el campo. cluso, por la mitad de las calles de la ciudad, no circu-
Nunca podré indicarte las precauciones que se han lan ni ómnibus ni carros, sino sólo cochecitos tirados
tomado para la limpieza de las calles. Es muy sencillo por grandes perros que realizan el reparto diario entre
que las aceras se barran y se rieguen todas las maña- las familias.
nas, y que siempre estén perfectamente limpias; las Jamás se tira a la calle la basura de las casas o de
calles están adoquinadas o construidas de tal manera los talleres; nunca se transporta por las calles paja, ni
que las aguas no se estancan, ya que a cada paso en- heno, ni estiérco~, dado que todas las cuadras y sus
almacenes están en los extremos ; todos los carros y to-
6. Este subtitulo es del propio Cabet. dos los coches se cierran tan herméticamente que nada
156
157
para mujeres y otros para hombres; en ellos puede
de lo que contienen se puede escapar, y las descargas alojarse un momento el pudor sin temer por él ni por
se hacen con unas máquinas que no ensucian la acera la decencia pública.
ni la calle.
Unas fuentes situadas en todas las calles proporcio-
nan el agua necesaria para eliminar el polvo y refres- Standardización de los anuncios
car el aire.
Como ves, todo está dispuesto para que las calles es- No tendrás siquiera el placer o la molestia de ver
tén naturalmente limpias, sean poco cansadas 7 y fáci- tantos rótulos y letreros sobre las puertas de las casas,
les de limpiar. . ni tantos anuncios y carteles de comercio, que casi siem-
La ley (quizás te eches a reír, pero acabarás por ad- pre afean los edificios; verás hermosas inscripciones en
mirarlo), la ley ha decidido que el peatón esté seguro *. los monumentos, en los talleres y en los almacenes pú-
blicos, y también todos los anuncios útiles,. magnífica-
mente impresos en papeles de diversos colores, y dis-
Climatización puestos por los carteleros de la república en cuadros
destinados a tal uso, de manera que esos mismos anun-
Lds peatones están incluso protegidos de la intem- cios contribuyan al embellecimiento general.
perie; porqu~ todas las calles están dotadas de aceras
y todas las aceras están cubiertas con cristales, de modo
que protegen de la lluvia sin privar de la luz, y con Supresión del pequeño comercio
telas móviles que protegen del calor *.
La precaución ha llevado incluso a construir, de No verás tampoco esas ricas y elegantes tiendas de
trecho en trecho, unos refugios cubiertos, bajo los cua- toda clase que se ven en París y en Londres en las ca-
les se paran los ómnibus para subir y bajar los pasa- lles comerciales. Pero, ¡qué son las más bellas de esas
jeros sin temor a la lluvia ni al barro *. tiendas, los más ricos de esos almacenes y bazares, los
más grandes de esos mercados y ferias, comparados
con los talleres, las tiendas, los almacenes de Icara'! Fi-
Higiene moral gúrate que todos los talleres y tiendas de orfebrería o
de joyería, por ejemplo, de París o de Lon dres, se reu-
Aquí no verás ni tabernas ni ventorrillos, ni cafés, niesen en uno o dos talleres y en una o dos tiendas; fi-
ni cafetines, ni bolsa, ni casas de· juego o de lotería, ni gúrate que ocurriese lo mismo con todas las ramas de
lugares para vergonzosos o culpables placeres, ni cuar- la industria y del comercio, y dime si las tiendas de
teles ni cuerpos de guardia, ni policías, ni soplones, joyería , de relojería, de flores, de plumas, de paños, de
ni mujeres públicas, ni rateros, ni borrachos ni men- modas, de instrumentos, etc., etc. , no eclipsarían a to-
digos; pero descubrirás por todas partes unos EXCU- das las tiendas que existen en el mundo; dime si no
SADOS, tan elegantes como limpios y cómodos, unos experimentarías tanto, o, quizás, más placer al visitar-
las que cuando recorres nuestros museos y nuestros
7. Sic.
159
158
monumentos artísticos. Pues bien : ¡esos son los talle- cuarto para las herramientas de jardinería, y el jardín
r es y las tiendas de !cara! * en la parte de atrás *.
El primer piso dispone de un gran salón. Las demás
habitaciones son dormitorios *.
Todas las ventanas se abren hacia dentro y están
B. La vivienda modelo dotadas de balcones *.

Tejado-terraza
-Cuando supe que Icar había hecho .detener el
plan-modelo de una casa, tras haber consultado al co- -¡Qué hermosa vista! -exclamé al llegar a una
mité de vivienda y a todo el pueblo, tras haber hecho terraza, bordeada de una balaustrada y cubierta de flo-
examinar las casas de todo el país, esperé ver una casa res, que corona la casa y forma incluso un jardín deli-
perfecta en todos sus aspectos, sobre todo en lo refe- cioso y distinto desde el que hay una vista magnífica.
rente a la comodidad y la limpieza; sin embargo, mi -En las hermosas noches de verano - dijo la pa-
expectación fue incluso superada*. trona- casi todas las familias se reúnen en sus terra-
zas para tomar el fresco, mientras cantan, tocan músi-
ca o cenan*.
Casa individual Hay otra terracita provista de flores situada sobre
la galería que cubre la acera, y las flores de casi todos
Cada casa tiene cuatro pisos, sin contar la planta los balcones aumentan la gracia de la habitación y per-
baja; y tres o cuatro o cinco ventanas a lo ancho. fuman el ambiente *.
La planta baja está situada sobre los sótanos, las le-
ñeras y las .::arboneras cuya base se encuentra a cinco
o seis pies por debajo de la acera y la bóveda a tres o E quipo higiénico
cuatro pies por encima *: La madera, el carbón y todo
lo demás se transporta de los. coches a las piezas sub- No hay precaución que no se haya adoptado en
terráneas por medio de máquinas, sin tocar siquiera* cuanto a la limpieza. Las partes bajas, las más expues-
la acera*. tas a la suciedad, están revestidas de una porcelana
Luego*, todos esos ·objetos se suben en cestos o en barnizada o de una pintura que escupe la suciedad y
vasijas a la cocina y pisos superiores, a través de unos que se lava fácílmente. Las AGUAS potables y no po-
boquetes abiertos en la boveda, por medio de máqui- tables, traídas desde unos depósitos altos y subidas
nas*. hasta la terraza superior, se distribuyen por medio de
En la planta baja* un comedor, una cocina y todas tubos y grifos por todas las plantas e, incluso, por to-
sus dependencias*, una sala de baño, con una peque- dos los pisos, o son proyectadas con fuerza por máqui-
ña farmacia; un cuarto de trabajo para los hombres y nas lavadoras, mie.n tras que todas las aguas sucias y
otro para las mujeres; un corralito para las aves, un todas las inmundicias son arrastradas, sin que queden

160 161

~stancadas ni expandan mal blor, a unos anchos tubos C. El mobiliario modelo
subterráneos situados bajo las calles. Los lugares na-
turalmente más desagradables son aquellos a · los que
el arte ha dedicado mayores esfuerzos para preservar En este caso, dado que los muebles son exactamen-
de todo lo molesto ; pero en la república una de las te iguales, como las casas, cada familia no se lleva más
más hermosas estatuas, destinada a eternizar el nom- que algunos efectos personales, y deja -su casa amue-
bre de una mujer que inventó un procedimiento para blada para tomar otra igualmente amueblada *.
eliminar los olores fétidos, está en todas las casas, so-
bre la puerta de un cuartito encantador.
Incluso el barro que los pies pueden traer del ex- Ordenación
terior es objeto de una atención particular. Indepen-
dientemente de que las aceras estén extremadamente Todos estos pisos están provistos de alacenas, arma-
limpias, una infinidad de pequeños cuidados impiden rios, aparadores, estantes, etc., y todas las paredes es-
que un pie sucio manche los pisos; el umbral de la tán dispuestas de manera que esos muebles estén in-
puerta o de la escalera. La educación impone a los móviles, incrustados, apoyados o aplicados. Los mue-
niños, como uno de sus primeros deberes, la limpieza bles no consisten más que en unos estantes interiores
ante todo*. o en unos cajones con puertas por delante y, a veces,
¡Eso es una casa de Icaria! Y todas las casas de con unos anaqueles por encima, lo cual proporciona
las ciudades son exactamente iguales en su interior; una enorme economía de trabajo y de materiales* .
y cada una de ellas está habitada por una sola familia. Sabíamos que cada uno de los muebles había sido
Las casas. son de tres tamaños; de tres, cuatro o aprobado por una ley, y que había sido fabricado y su-
cinco ventanas en Ja fachada, según se destinen a fa- ministrado por orden del gobierno, y que cada fami-
milias de menos de doce personas, de veinticinco o de lia tenía una especie de atlas o de gran cartera que
cuarenta. Cuando la familia es más numerosa (cosa que contenía la lista o el inventario de ese mobiliario le-
sucede con frecuencia), ocupan dos casas contiguas que gal, con grabados y láminas que describían la forma
se comunican por una puerta interior; como las casas y la naturaleza de cada objeto.
sqn parecidas, la familia vecina cede normalmente de Pedimos ver ese curioso libro, y lo examinamos
buen grado su casa para ocupar otra, o bien el magis- con tanto placer como interés.
trado les obliga a hacerlo en caso de negativa, a me- -Cada uno de estos muebles -nos dijo la patro-
nos que la familia numerosa pueda encontrar otras dos na- ha sido elegido entre millares de la misma espe-
casas contiguas que estén vacías. cie, y se ha adoptado en un concurso, sobre la base de
un plan modelo: hemos preferido el más perfecto des-
de el punto de vista de la comodidad, de la sencillez, de
la economía de tiempo y de materiales; en fin, de la
elegancia y de la gracia : ¡vea el resultado! *
-Esta uniformidad no cansa -añadí.
-En primer lugar -dijo la dama- es un bien
162 163

L
inapreciable, incluso una necesidad, y la base de to-
das nuestras instituciones; en segundo lugar, se com-
bina en cada sitio según una variedad infinita. Mire: en
esta casa como en todas las demás, no hay dos habi-
taciones, dos puertas, dos chimeneas, dos papeles, dos
alfombras que se parezcan; y nuestros legisladores
han sabido combinar todas las bellezas de la variedad
con todas las ventajas de la uniformidad.
PIERRE-JOSEPH PROUDHON
1809-1863

Du Príncipe de 1' Art et de sa destination sociale


Voyage et aventures de Lord William Carisdall en !carie, tra- se vio interrumpido. por la muerte de Proudhon. Re-
duits de l'anglais de Francis A.dams (E. Cabet) par Th. Dufruit,
ediciones H. Souverain, París, 1840. Las páginas indicadas corres- dactado a toda pTisa, con ayuda de materiales absur-
ponden a la s-egunda edición, de 1842 (pág. 20-22, 365-366, 41-43, dos, por un autodidacta que confesaba: «está por enci-
44-46, 63-69, 71). ma de mis fuerzas, pero la cosa está en marcha y no
puedo echaTme atrás» 1, el libro consagra sus capítulos
más interesantes a Courbet y al problema del realismo.
Encontramos en la obra un capítulo sobre los «Mo-
numentos y modernos embellecimientos de París», que
abunda en las contradicciones y en los temas pequeño
burgueses característicos de Proudhon, pero que des-
cansa sobre tres ideas del urbanismo progresista: ne-
cesidad de una lucha contra la nostalgia por el pasado
con el fin de promover una forma global de existencia
moderna; necesidad de una racionalización del medio
de comportamiento y papel de la industria dentro de
la nueva ciudad'.
l. Correspondencia, t. XIII, pág. 132.
2. «El ingeniero admira en una máquina la solidez, la econo-
mía de resortes; en una palabra, la idea; la incorporación de
alguna moldura a las piezas, unos detalles de elegancia, de em-
bellecimiento... no significan nada para él. Su ideal reside en la
precisión de la fórmula, en su aplicación exacta y feliz. Si acudís
a las exposiciones de la industria, comprobaréis que resultan tan
brillantes que eclipsan a las exposiciones de pintura y de escul-
tura; ¿cuál es el ideal de esos industriales, de esos manufacture-
ros, de esos metalúrgicos ... ?: la calidad superior del producto, la
r educción al mínimo de los gastos de producción» (pág. 181).

164 165
MONUMENTOS DE P ARfS sostris; pero me cuesta trabajo imaginar que éstos hu-
biesen sido capaces de tamaña burrada ... Así, que en
esta plaza revolucionaria, que ha cambiado dos o tres
Peligros de la ciudad-museo veces de nombre, en la que tantas grandes escenas se
han desarrollado, sólo hemos sabido levantar dos fuen-
Corresponde a la dignidad de un pueblo civilizado tes mitológicas, bastante bonitas, por otra parte, y un
tener museos antiguos. Esto concierne a la historia, al obelisco egipcio ...
sentimiento de nuestro progreso, a la inteligencia del Nuestro arte es como un baratillo. Hacemos de una
arte en sus diversas épocas y, por consiguiente, en la iglesia un panteón de hombres ilustres; inscribimos so-
nuestra, al sentimiento de solidaridad con nuestros an- bre el frontispicio de esta iglesia una dedicatoria usur-
tepasados. patoria y falsa; porque la iglesia de Soufflot fue dedi-
Apruebo, por tanto, las restauraciones de catedra- cada a Santa Genoveva y era la segunda catedral de Pa-
les o de palacios, siempre y cuando los gastos no sean rís. Por el contrario, convertimos el templo de la Glo-
muy elevados; apruebo la adquisición de estatuas. Po- ria, paralelogramo imitado de los griegos, en una su-
ned esos objetos en vuestros museos, en vuestros salo- puesta. iglesia (la Magdalena), sin campanas, sin capi-
nes, en vuestros patios y jardines; pero no los pongáis llas, sin reloj, sin forma cristiana. El conjunto de nues-
en vuestras plazas públicas, porque en ellas sólo tienen tros monumentos denota un pueblo cuya conciencia
derecho a figurar los monumentos nacionales. está vacía y cuya nacionalidad está muerta. No tene-
¿Qué hace el obelisco de Luksor en la plaza de la mos nada en la conciencia, ni fe, ni ley, ni moralidad,
Concordia?* Habría que ponerlo en el centro del patio ni filosofía, ni sentido económico; sólo nos queda fas-
del Louvre *. to, pura arbitrariedad, contrasentido, disfraz, mentira
¡Qué pueblo tan singular somos! Hemos ido a bus- y voluptuosidad *.
car, con grandes gastos, tras pedir permiso al pachá
egipcio, árabe o turco, al pachá que se ríe de las anti-
güedades, uno de los obeliscos del templo de Luksor; Hacia una ciudad funcional
lo hemos levantado en medio de la plaza de la Concor-
dia, donde resulta tan extraño como un reclinatorio en Lo mejor de los adornos de París son, junto con el
la sala de la Bolsa ; y hemos tenido buen cuidado de mercado central, del que hablaré inmediatamente, los
poner en el pedestal de este singular monumento, a un squares de importación inglesa y los bancos de los bu-
lado, una inscripción que indica el año y el reinado bajo levares, iniciativa que tampoco es nuestra. En 1858, no
el cual se trajo el obelisco; y, al otro, la figura de las había ni un banco en París; por la misma época, los en-
máquinas que se emplearon para su erección. De tal contré por todas partes en Bruselas *.
suerte que parece que hemos transportado el obelisco Si el valor decorativo de un monumento consiste en
a París únicamente para darnos el placer de ver como que su fachada revele a qué fin se destina, las dos obras
un ingeniero, salido de nuestra Escuela Politécnica, maestras de la arquitectura de París son, sin lugar a
conseguía levantarlo. No pongo, por supuesto, la civi- dudas, la cárcel de Mazas y el mercado central *.
lización francesa por debajo de la de los egipcios de Se- El mercado central causó un gran escándalo entre

166 167

~
los académicos, alumnos y maestros. En efecto, se ha- La meta del arte consiste en enseñarnos a mezclar
bían eliminado las columnas, las pilastras, las cornisas, lo agradable con lo útil en todas las cosas de nuestra"
los áticos; no había capiteles, ni modillones, ni orlás. existencia; en hacer que de esta manera aumente para
ni estatuas, ni bajorrelieves, sino piedra en los cimien- nosotros la corn:odidad de los objetos y, de ahí, nuestra
tos, hierro desde el suelo hasta la cubierta, tejado de propia dignidad.
cristal y de zinc; nada de esto había sido previsto ni
por el Instituto ni por la Escuela. Por esta razón, el
mercado central era un monumento nacido de la bar- Acerca del hábitat individual
barie; era un robo perpetrado a los artistas, que son los
propietarios de los trabajos de la ciudad y del Estado; Lo primero que debemos cuidar es la vivienda. El
una usurpación de poder por parte de los modestos di- pueblo ha de estar bien alojado, lo cual es tanto más
bujantes, modeladores y fundidores de la fábrica de conveniente cuanto que es soberano y rey.
Mazieres. Sin ·embargo, la vivienda del ciudadano, del hom-
Pero el público se ha alineado al lado de los indus- bre medio no se ha encontrado todavía. No tenemos el
triales, frente a los artistas. Y tiene razón. El ideal de mínimum de vivienda, como no tenemos el mínimum
un mercado, en el que se amontonan unas materias de salario. Los artistas piden trabajo; es decir, palacios,
que se descomponen rápidamente, sería estar a cielo iglesias, museos, teatros, monumentos; su arte no ha
abierto; pero, como sea que la inclemencia de nuestro logrado darnos viviendas; por el contrario, el lujo de
clima no lo permite, lo mejor sería que la cubierta es- los edificios que nos imponen se ha convertido en un
tuviese en alguna medida suspendida arriba, mediante auxiliar de la miseria *.
alguna sujeción, como una lámpara cuelga del techo; Dejo a un lado la cuestión del bajo precio, sin el
al faltar un punto de apoyo, se puede recurrir a unas cual la vida no es más que una servidumbre. Si la re-
columnas que soporten el techo, pero que ocupen el pública no es el derecho -me decía un buen hom-
menor lugar posible; mucho aire, mucha agua: éste bre- me río de la república. Me refiero al arte y a
era el programa utilitario, sanitario. El ingeniero del las ciudades: si el arte y los ediles no son capaces de
mercado central lo comprendió: nada sobFa en sumo- darnos viviendas baratas, me río de la arquitectura y
numento; buscaba tan sólo lo sencillo y encontró lo de los ediles. Sin embargo, todavía estamos lejos de
grandioso. Da lo mismo que los académicos prefieran conseguirlo.
un amontonamiento de piedras, más o menos simétrico, En vano ponemos en esas casas monstruosas un
sin aire, sin luz, con el tifus flotando permanentemente, mobiliario más o menos suntuoso y artístico: aparado-
como sucede en esa especie de bastilla o de cárcel que res, armarios, mesas esculpidas, cuadros, estatuillas,
todavía subsiste frente a la iglesia de San Eustaquio, pianos, etc. ¡Qué hermosa compensación: tomamos la
o como también ocurre en los demás mercados de Pa- ficción por realidad!
rís, rodeados de muros: el público sabe ahora lo que Daría el museo del Louvre, las Tullerías, Notre-
puede y lo que debe ser un monumento de utilidad Dame con tal de poder vivir en mi casa, en una casita
pública, y no será engañado por los charlatanes de la hecha a mi gusto, en la que estuviera solo, en el centro
forma y del ideal, que carecen de conciencia y de ideas. de un cercado pequeño, no mayor que un décimo de hec-

168 169
tárea, y donde hubiera agua, sombra, césped y silencio.
Si se me ocurriese colocar una estatua, no sería ni un
Júpiter ni un A polo: no sabría qué hacer con esos se-
ñores; ni vistas de Londres o de Roma, ni de Constan-
tinopla o Venecia. ¡Dios me libre de estar en sitios se-
mejantes! Pondría lo que me falta: la montaña, las vi-
ñas, los prados, las cabras, las vacas, los corderos, los
segadores y los pastorcillos.
¿Cómo no alcanzamos a ver que esa profusión de BENJAMIN WARD RICHARDSON
obras de arte, de monumentos de arte, no tiene otra fi- 1828-1896
nalidad que mantenernos en nuestra indigencia? Si
nuestra educación estuviese acabada, si ejerciésemos
nuestros derechos, si viviésemos una vida libre, ¿ten- Médico inglés, autor de una serie de trabajos cientí-
dríamos acaso necesidad de escuelas de arte y de pre- ficos notables por su diversidad y originalidad, inves-
mios de Roma? ¿No nos produciría horror el nuevo tigó sobre la coagulación de. la sangre (The Cause of
París? Nos apretamos el cinturón y, a falta de consu- Coagulation of the Blood, 1858), la tisiología (On the
miciones más reales, nos alimentamos con espectácu- Hygienic of Pulmonary Comsumption, 1856) y la anes-
los. tesiología (On a Local Anesthesia by Ether Spray)
Lo que no hemos sabido realizar es una aglomera- -campo en el cual llegó incluso a inventar algunos
ción de mil pequeños propietarios que vivan en su pro- aparatos de reanimación-. Sus trabajos sobre t oxico-
pia casa y que exploten, cultiven, valoricen cada cual logía figuran entre los primeros que pusieron en evi-
su patrimonio, su industria y sus capitales, que se ad- dencia los efectos nocivos del alcohol y del tabaco. Pu-
ministren y se juzguen por sí mismos; ésta es la ver- blicó igualmente una obra sobre las Enfermedades de
dadera obra política, al lado de la cual, las demás son la vida moderna (1875). Se interesó, en fin, particular-
simplemente accesorias. mente, por la epidemiología y por la higiene.
Artistas, profesores y sacerdotes, académicos y filó- Le debemos la creación del Journal of Public Health
sofos: todos por igual cumplen con su deber; se han and Sanitary Review (1855-1859) y de la Social Scien-
convertido en instrumentos de la miseria y de la de- ce Review (1862). Su utopía Hygeia (1876), inspirada
presión. formalmente por la Utopía de Th. More , fue al princi-
pio una comunicación al congreso de 1875 de la Social
Science Association cuya sección de Salud presidía: ha-
bía preparado inicialmente un informe sobre las esta-
'1 11
dísticas de mortalidad, pero, en el ú,ltimo momento,
Du principe de l'art et de sa destination sociale par P. P . Prou- prefirió una memoria más suave sobre los medios que
1 dhon, Garnier Freres, París, 1865 (:págs. 331'¡, 345, 3413-3/:íO, 352-3/:ía),
preconizaba para luchar contra el deplorable estado sa-
nitario de las grandes ciudades.
Hygeia alcanzó inmed~atamente una difusión mun-

170
171
dial. Después de esta obra, Richardson public6 todavía Comunicaciones y espacios verdes
algunas otras, en particular:
-The Future of Sanitary Science (1877), La superficie de nuestra ciudad permite el estable-
-The Health of Nations (1887). cimiento de dos grandes calles principales o bulevares
que van de este a oeste y que constituyen las principa-
les vías de comunicación. Bajo cada una de ellas se en-
cuentra una vía férrea destinada al tráfico pesado. Las
HYGEIA calles norte-sur, que' cortan las principales vías de cir-
culación en ángulo recto, y las calles secundarias que
discurren paralelas a éstas, son muy largas y, como
La población de la ciudad puede estimarse en consecuencia de la escasa altura de las casas, están per-
100.000 personas que viven en 20.000 casas, construi- fectamente ventiladas y bien soleadas durante el día.
das sobre 4.000 acres de terreno, a razón de una media Están plantadas con árboles a ambos lados. Todos los
de 25 personas por acre. Puede que parezca una gran espacios situados entre las fachadas posteriores de las
población en relación con el espacio ocupado pero, dado casas, son jardines. Las iglesias, hospitales, teatros,
que el efecto de la densidad sobre la vitalidad no se bancos, salas de conferencias y otros edificios públicos,
manifiesta de manera determinante más que cuando de igual modo que ciertos edificios privados como los
alcanza un grado extremo, como en Liverpool y en almacenes de depósito y los establos, son independien-
Glasgow, podemos adelantar estas cifras. tes y ocupan el lugar de varias casas. Están rodeados
de un espacio dedicado a jardín y contribuyen no sólo
a la belleza de la ciudad, sino también a su salubridad.
Higiene y altura de las casas
La higiene de la población está garantizada contra La casa-tipo
los peligros de esta fuerte densidad gracias al tipo de
casa elegido, que permite asegurar una distribución ho- Los inmuebles se construyen con un ladrillo que
mogénea de la población. No están autorizadas en nin- ofrece grandes ventajas sanitarias: está barnizado y es
gún sitio las casas altas que ensombrecen las calles e totalmente impermeable al agua, de suerte que, duran-
implican una entrada única a varias viviendas. En los te las estaciones húmedas, las paredes no se saturan
barrios de negocios, que precisan de centros comercia- de agua, como en tantas de nuestras casas. Los ladrillos
les o tiendas, los edificios tienen cuatro plantas y, en están perforados transversalmente y, en cada uno de
algunas calles de los barrios del oeste, donde las casas sus extremos, hay una abertura en ángulo en la que no
están separadas, encontramos también edificios de tres se pone mortero, para que se comuniquen. Gracias a
o cuatro plantas; pero, de manera general, parece ne- este dispositivo en forma de nido de abeja, los muros
fasto exceder esta altura; las plantas no tienen más de encierran permanentemente una masa de aire que se
quince piezas; ningún edificio deberá sobrepasar los introduce por las aberturas laterales del muro exte-
60 pies*. rior *. Los ladrillos que forman los muros interiores
172 173

.
están vidriados en colores diferentes, a gusto de los ra de la cocina se distribuye por las habitaciones de los
propietarios ; están tan igualmente ensamblados que niveles inferiores, o sea que, en todo momento, se pue-
cualquier adorno suplementario resulta inútil *. de obtener agua caliente y fría para el lavado o para
la limpieza en cualquier habitación o dormitorio *. La
parte posterior de la cocina dispone de un aparato para
El tejado-terraza enlejiar la ropa y de todo el equipo preciso para los
trabajos del lavado; cuando éste se hace en la casa, el
Los cambios más r.a dicales introducidos en las casas espacio al aire libre del tejado constituye un maravillo-
de nuestra ciudad se refieren a las chimeneas, los teja- so lugar para secar la ropa.
dos, las cocinas y sus dependencias *. Todas las chime- En la pared de la parte posterior de la cocina se en-
neas * comunican con unos pozos centrales a los cuales cuentra el orificio superior del vacía-basuras. Este ori-
va a parar el humo que, después de haber atravesado ficio, abierto al aire a la altura del tejado, va a parar al
un horno de gas destinado a destruir el carbono libre, sótano de la casa. Se abre en cada planta por medio de
es decolorado y expulsado al aire libre. Así la ciudad una puerta corredera. El conducto para el carbón arran-
queda liberada de los humos y de los daños que pro- ca de la parte posterior de la cocina y se ventila igual-
duce. Los tejados de las casas presentan una ligera pen- mente por el tejado.
diente, pero no son lisos. Están recubiertos ya de as- En el descansillo del segundo piso * se encuentra
falto (cuya duración y facilidades de reparación ha de- un cuarto de baño que se alimenta con el agua caliente
mostrado la experiencia, incluso fuera de nuestra ciu- y fría de la cocina. El suelo del baño, de la cocina y de
dad imaginaria), ya de tejas planas. Estos tejados, ro- todas las plantas superiores está ligeramente sobreal-
deados de balaustradas de hierro bellamente pintadas, zado en el centro y cubierto de una baldosa gris. Las
constituyen, en cada casa, excelentes terrenos al aire habitaciones tienen suelo de madera y alrededor, a cin-
libre. En algunos casos, se cultivan en ellos flores. co pies del suelo, un rodapié de roble auténtico. Sobre
el suelo nunca habrá alfombras. Se mantiene brillante
y limpio merced a la utilización de las tradicionales ce-
La cocina-laboratorio ras de abeja y de trementina; gracias a esto, el aire se
purifica y ozoniza.
El ama de casa no debe extrañarse cuando sepa que
las cocinas de nuestra ciudad moderna y todas sus de-
pendencias están instaladas directamente bajo esos te- La función-sueño
jados-jardines; se encuentran, pues, en la planta alta
de la casa y no en la baja. Esta disposición es perfec- Si consideramos que un tercio de la vida del hom-
ta desde todos los puntos de vista, tanto sanitario como bre se emplea o debería emplearse en dormir, los dor-
económico. La cocina está muy bien iluminada, de modo mitorios han de ser objeto de un cuidado muy particu-
que cualquier suciedad es detectada inmediatamente. lar, de modo que estén perfectamente iluminados y ven-
Los olores de comida no se extienden nunca por las tilados y resulten espaciosos. Se calculan mil doscientos
otras piezas de la casa *. El agua caliente de la cal de- pies cúbicos por persona y se destierran de los espa-
174 175
cios consagrados al sueño todos los artículos que no Hospitales
sean indispensables, sean muebles o vestidos *.
Mientras nos paseamos por las calles principales
de la ciudad, encontramos, en veinte lugares equidis-
El zoning tantes, un edificio separado, rodeado de su propio te-
rreno: es el hospital-modelo. No se han regateado gas-
En algunas zonas de la ciudad, se levantan unos blo- tos para hacer de estas instituciones las mejores den-
ques concebidos, en lo esencial, de la misma manera tro de su categoría. Varios elementos contribuyen a su
que las casas de viviendas. Cada cual puede disponer éxito. Son pequeñas y se pueden trasladar fácilmente.
de un cuarto, mediante el pago de una módica suma La vieja idea del hospital -especie de almacén para
semanal. Allí, se puede trabajar tantas horas como se coleccionar las enfermedades en gran escala y cuyo
desee, sin derecho a transformar ese cuarto en lugar valor se mide por el número de camas- se ha aban-
de habitación. Cada bloque está bajo la responsabilidad donado aquí. También se ha abandonado la vieja cos-
de un superintendente y sometido al control de las au- tumbre de construir un hospital para siempre, a la ma-
toridades sanitarias. Así, la familia está aislada del tra- nera de un castillo normando.
bajo, y el trabajador tiene las ventajas de que hoy dis-
pone el hombre de leyes, el comerciante o el banquero,
o, para ser más exactos, dispone de las mismas venta- Cultivo del cuerpo
jas que el hombre o la mujer que trabaja en una fábri-
ca y vuelve a su casa para comer y dormir. Nuestra ciudad-modelo dispone, por supuesto, de
muchos baños, piscinas, baños turcos, terrenos de ejer-
cicios, gimnasios, bibliotecas, escuelas primarias, escue-
Lavanderías las de arte, salas de conferencias y lugares consagrados
a la diversión instructiva. El ejercicio físico constituye
Actualmente, el lavado es extremadamente peligro- una parte del programa de todas las escuelas primarias.
so en todas las ciudades de la Gran Bretaña. El parti-
cular que goza de buena salud carece de medios para
saber si su ropa o la de sus hijos no han sido mezcla-
das * con ropa perteneciente a individuos con enfer-
medades contagiosas '~ . En nuestra comunidad-modelo, Hygeia, a City of Health, Macmillan, 1876, Londres (págs. 18-23,
este peligro se evita enteramente mediante el estable- 30, 32, 39; traducción de la autora).
cimiento de lavanderías públicas bajo dirección muni-
cipal. Nadie está obligado a llevar su ropa a la lavan-
dería municipal; pero, si no lo hace, está obligado a la-
varla en casa.

176 177
FRANCEVILLE

DISCURSO DEL DOCTOR SARRASIN 3

El modelo higiénico
«Señores, entre las causas de enfermedad, miseria
JULES VERNE y muerte que nos rodean, hay que mencionar una a la
1828-1905 cual creo que es racional dar una gran importancia: me
refiero a las condiciones higiénicas deplorables en que
se encuentra la mayoría de los hombres ..Se hacinan en
Puede decirse que .Tules Verne se anticipó en el te- unas ciudades, en unas viviendas que a menudo care-
rreno de las máquinas y de los medios de comunica- cen de aire y de luz, dos agentes indispensables para la
ción. En contra de lo que cabría esperar, su fe en el po- vida. Tales aglomeraciones humanas resultan a veces
der creador de la técnica no le inspiró la visión optimis- verdaderos focos de infección. Los que en este ambien-
ta de una ciudad-máquina. En su relato Jornada de un te no encuentran la muerte, se ven afectados en su sa-
periodista americano en 2889 \ imagina una metrópoli lud; su fuerza productiva disminuye y la sociedad se
gigante cuyos inmuebles tienen varios kilómetros y en ve privada así de gran cantidad de trabajo que podría
la que sus habitantes están alienados por el empleo de aplicarse a los usos más preciosos*. ¿Por qué no reunir
aparatos que sirven para hacerlo todo. Las preferencias todas las fuerzas de nuestra imaginación para trazar
de Julio Verne se dirigen a una solución más humana el plan de una ciudad modelo, apoyándonos en datos
en la que la aportación esencial del progreso técnico rigurosamente científicos? ( ¡ Sí! ¡Sí! ¡Es verdad!)
se resuma en la higiene: es la Franceville de Los Qui- ¿Por qué no consagrar inmediatamente el capital de
nientos millones de la Bégum, inspirada notablemente que disponemos a la edificación de esa ciudad y a pre-
en la Hygeia de Richardson '. sentarla al mundo como una enseñanza práctica ... » *

l. Se publicó primero en inglés, en la revista americana The


Forum, en 1899, y, más tarde, en francés, en la serie de trabajos
aparecidos bajo el título Hi er et d emr!in.
2. El propio Julio Verne r econoce esta filiación en una nota
al capítulo 10 de la obra: «Estas prescripciones, así como la idea 3. Dirigido al Congreso de Higiene de Londres, después de ha·
ge n eral del Bienestar, las tomamos del sabio doctor Benjamín berse enterado de que había heredado los 500 mfllones de la
Ward Richardson, miembro de la R eal Sociedad de Londres.» Begum.

178 179
UN ARTíCULO DE LA «UNSERE CENTURIE», comprobar su estado y, en caso de incendio, disponer
REVISTA ALEMANA inmediatamente del agua necesaria. El suelo de esta
nave, situado a cinco o seis centímetros por encima del
nivel de la calle, estará pulcramente enarenado. Comu-
(El comité rector de Franceville ') se había conten- nicará directamente con las cocinas por medio de una
tado con proponer un cierto número de reglas fijas, a puerta y una escalera especial *.
las que los arquitectos habían tenido que plegarse: 7.0 La cocina, la antecocina y otras dependencias
estarán situadas, contrariamente a lo que es costum-
bre, en el piso superior y en comunicación directa con
La casa-tipo la terraza, que de esta manera se convertirá en un am-
plio anexo al aire libre *.
1.° Cada casa estará aislada dentro de una parce- 8.0 El plano de los apartamentos se deja a la fan-
la de terreno con árboles, césped y flores. Estará des- tasía de cada cual. Pero se proscriben implacablemente
tinada únicamente a una familia. dos elementos peligrosos que son causa de enfermeda-
0
2. Ninguna casa tendrá más de dos pisos; el aire des, verdaderos nidos de miasmas y laboratorios de ve-
y la luz no deben ser acaparados por unos en perjuicio nenos: nos referimos a las alfombras y a los papeles
de otros. pintados *. Las paredes irán revestidas de ladrillos bar-
0
3. Todas las casas se situarán a diez metros de la nizados *. Se lavarán como las lunas y los cristales,
calle*. corno los suelos y los techos. Ni un solo germen morbo-
0
4. Los muros se harán de ladrillos tubulares pa- so podrá emboscarse en ellos.
tentados, de acuerdo con el modelo*. 9.0 Los dormitorios serán diferentes de los cuartos
0
5. Los tejados formarán terraza, estarán ligera- de aseo. No nos cansaremos de recomendar que esta ha-
mente inclinados en los cuatro sentidos, irán cubiertos bitación, donde pasamos un tercio de nuestra vida, sea
de alquitrán y bordeados por una galería lo suficiente- la más grande, la más aireada y , al mismo tiempo, la
mente alta para que los accidentes resulten imposibles más sencilla. Sólo servirá para dormir *.
y se canalizarán cuidadosamente de forma que las aguas 10.0 Todas las habitaciones tienen su chimenea. En
de la lluvia se evacuen con rapidez. cuanto al humo, en lugar de que se expulse por los te-
0
6. Todas las casas estarán construidas sobre unos jados, se llevará por unas conducciones subterráneas
cimientos en bóveda que estará abierta por todos los hasta unos hornos especiales cuyo cuidado correrá a
lados y que formará bajo la primera planta de la vi- cargo de la ciudad *. Allí, en los hornos, se le quitarán
vienda una cámara de aire y, al propio tiempo, una las partículas de carbono que lleva y, en estado inco-
nave. Las conducciones de agua y los desagües estarán loro, será arrojado a la atmósfera a una altura de trein-
al descubierto, e irán aplicadas al pilar central de la ta y cinco metros.
bóveda, de modo que sea fácil en cualquier momento Éstas son las diez reglas fijas que se imponen para
la construcción de todas las casas particulares.
4. Es la ciudad-modelo cuya construcción ha iniciado el dOC·
tor Sarrasin
Las disposiciones generales se estudian con el mis-
mo cuidado.
180
:181

\
La ciuqad ortogonal truir y anular tan pronto como aparecen los miasmas
que emanan constantemente de una aglomeración hu-
Y, en primer lugar, el plano de la ciudad es esen- mana: ésta es la tarea principal del gobierno central.
cialmente sencillo y regular, de manera que pueda pres- A este fin, los productos de las alcantarillas se llevan
tarse a todo tipo de desarrollos. Las calles, que se cru- fuera de la ciudad, y allí son tratados mediante proce-
zan en ángulo recto, tienen árboles, están trazadas a dimientos que permiten su condensación y su trans-
distancias iguales, con una anchura uniforme y se porte diario al campo.
designan con números de orden. El agua corre por todas partes a chorros. Las calles,
Cada medio kilómetro, la calle se ensancha un ter- pavimentadas con madera embetunada, y las aceras de
cio y toma el nombre de bulevar o de avenida. En uno piedra, son tan brillantes como el suelo, de un patio ho-
de sus lados presenta como una trinchera descubierta landés. Los mercados de alimentación son objeto de
para los tranvías y para el ferrocarril metropolitano. En una vigilancia incesante. Esta atención sanitaria, que
todos los cruces habrá un jardín público *. tanto se necesita y que es tan delicada, se confía a
Para conseguir el derecho de residencia en France- hombres experimentados, a verdaderos especialistas,
ville, es preciso dar buenas referencias, ser apto para educados para este trabajo en las escuelas normales.
ejercer una profesión útil o liberal ya sea en la indus- Su jurisdicción llega incluso a las lavanderías *. Nin-
tria, en las ciencias o en las artes, y comprometerse a guna pieza vuelve a su propietario sin haber sido la-
observar las leyes de la ciudad. No se tolerarán los vada verdaderamente a fondo *.
ociosos. No hay muchos hospitales, ya que el sistema de
Existe un gran número de edificios públicos. Los asistencia domiciliaria es general*. Apenas hay que
más importantes son la catedral, un cierto número de decir que la idea de hacer de un hospital un edificio
capillas, los museos, las bibliotecas, las escuelas y los mayor que todos los demás y de amontonar en un mis-
gimnasios, dispuestos todos con lujo y atendiendo las mo foco de infección a setecientos u ochocientos en-
necesidades higiénicas dignas de una gran ciudad. fermos, no ha podido entrar en la cabeza del fundador
Es inútil decir que se obliga a los niños, a partir de la ciudad modelo *.
de los cuatro años, a seguir unos ejercicios intelectua- No acabaríamos nunca si quisiéramos citar todos
les y físicos que bastan para desarrollar sus fuerzas ce- los perfeccionamientos higiénicos y sanitarios que los
rebrales y musculares. Se les acostumbra a una limpie- fundadores de la ciudad han implantado. Cada ciudada-
za tan rigurosa que una mancha en el traje es para no recibe, al llegar, un folleto en el que, con lenguaje
ellos una verdadera deshonra. simple y claro, se exponen los principios más impor-
tantes de una vida regulada de acuerdo con la ciencia.
La higiene pormenorizada
La cuestión de la limpieza individual y colectiva
Les cinq cents millions de la Bégum, Editions P. J. Hetzel, Pa-
constituye la preocupación capital de los fundadores rís, 1879 (págs. 25-26, 100-103).
de Franceville. Limpiar, limpiar constantemente, des-
182 183

--~ _11,
lados y amueblados de la misma manera que los que
ocupamos en el albergue similar -pero mucho más
pequeño- de Hospenthol. Volvemos a encontrar el
mismo cuarto para vestirse y el mismo cuarto de baño,
y la sucinta simplicidad del mobiliario tiene las mis-
mas graciosas proporciones. Pero este albergue es cua-
drangular, como un colegio de Oxford: alrededor de
HERBERT-GEORGE WELLS cuarenta pies de altura, con cinco plantas de habita-
1866-1946 ciones por encima de los pisos de la planta baja. Las
ventanas dan ya al interior ya al exterior del cuadri-
El antiguo alumno de Huxley, socialista de la es- látero; las puertas dan a unos corredores iluminados
cuela fabiana y padre de la ciencia ficción se nos apa- artificialmente, con unas escaleras aquí y allá. Los co-
rece de una pieza en A Modern Utopia. Wells hizo de rredores están cubiertos con una especie de alfombra
esta obra una especie de suma ideológica -casi una de corcho; todo lo demás está desnudo. La planta baja
caricaturar- del preurbanismo progresista. Orden, cla- está ocupada por el equivalente de un club londinense:
sificación, higiene, apología del maquinismo, rendimien- cocinas y antecocinas, ·refectorios, salas de lectura, sa-
to: estos temas y motivaciones directrices se encuen- las de r euniones, salas para fumadores, bibliotecas y
tran en el libro puestos en práctica por la autoridad salones de peluquería. Una columnata provista de
particularmente apremiante de una clase de especialis- asientos da al patio interior, en medio del cual se ex-
tas. La originalidad propia de W ells consiste en haber tiende una zona de césped *.
dado a su modelo una dimensión, por primera ve21, pla- Este tipo de edificio cuadrangular es el elemento
netaria. que predomina en la Lucerna utópica, y se puede ir de
un extremo a otro de la ciudad, por galerías y colum-
natas cubiertas, sin tener que salir a la calle*.
LA ORDENACióN DEL PLANETA
Circulación
H asterías modelo Dos o tres grandes calles con sus tranvías, con su
pista para los ciclistas y con sus calzadas especiales
La casa en que vivimos es una de esas hosterfas para los transportes rápidos, convergirán en el centro
con tarifa mínima, reguladas y dirigidas en parte, de urbano, en donde las oficinas públicas estarán agrupa-
un cabo al otro del planeta, por el Estado mundial, ya das en torno a dos o tres teatros y a las tiendas más
que no existen empresas privadas. Hay algunos esta- importantes; allí también se encontrará la cabecera
blecimientos del mismo género en Lucerna. El nues- de línea de los trenes rápidos para París, Inglaterra y
tro cuenta con varios cientos de cuartitos que funcio- Escocia *. Y, si nos alejamos del centro de la ciudad,
nan y se limpian automáticamente, y que están insta- llegaremos al conjunto de las viviendas y de los rinco-
184 185

lL
nes campestres que será la caracte
las partes del globo *.

Belleza funcional

Caminamos durante un cierto tiempo y observamos


las diferencias entre el arte del ingeniero de este mun-
do y el de Utopía. Los raíles, los trenes en ruta, las tu-
berías subterráneas, el túnel de Urneloch son cosas
hermosas. La maquinaria, las vías, los muelles, las zan-
jas, los puentes de hierro, todas las invenciones de los
ingenieros no tienen por qué ser necesariamente feas .
La fealdad es la medida de la imperfección : un objeto
de fabricación humana es feo, en la mayoría de los ca- II
sos, en proporción a la pobreza de la mente que lo ha
construido; es más o menos feo o hermoso según que EL PREURBANISMO CULTURALISTA
el constructor haya entendido más o menos la necesi-
dad a la que responde* .
Pero, en Utopía, un hombre que emprende el esta-
blecimiento de una línea de ferrocarril es un hombre
cultivado; al igual que un buen escritor o un artista,
se esforzará por alcanzar la sencillez de la perfección.
Las traviesas, los raíles, los accesorios, tendrán esa gra-
cia, esa armonía que la naturaleza, ese gran ingeniero,
da a los tallos y a las hojas de sus plantas, a las articu-
laciones y a los gestos de sus animales. Juzgar a este
hombre como lo contrario de un artista, declarar artista
a cualquiera que haga cosas con las manos, y bruto a
cualquiera que se sirva de una máquina, no es sino una
fase pasajera de la estupidez humana. La vía del tran-
vía que seguimos es la impecable ejecución de un plan
perfecto.

A 11J odern Utopia, Londres , 1905; traducción frances a de H enry


D. Davray y B. Koziakiewicz: Une utopie mode1·ne, Me.rcure de
France, París, 1907 (págs. 235, 236, 238, 124, 125).

186

L
nes campestres que será la característica común a todas
las partes del globo*.

Belleza funcional

Caminamos durante un cierto tiempo y observamos


las diferencias entre el arte del ingeniero de este mun-
do y el de Utopía. Los raíles, los trenes en ruta, las tu-
berías subterráneas, el túnel de Urneloch son cosas
hermosas. La maquinaria, las vías, los muelles, las zan-
jas, los puentes de hierro, todas las invenciones de los
ingenieros no tienen por qué ser necesariamente feas.
La fealdad es la medida de la imperfección: un objeto
de fabricación humana es feo, en la mayoría de los ca- II
sos, en proporción a la pobreza de la mente que lo ha
construido; es más o menos feo o hermoso según que EL PREURBANISMO CULTURALISTA
el constructor haya entendido más o menos la necesi-
dad a la que responde *.
Pero, en Utopía, un hombre que emprende el esta-
blecimiento de una línea de ferrocarril es un hombre
cultivado; al igual que un buen escritor o un artista,
se esforzará por alcanzar la sencillez de la perfección.
Las traviesas, los raíles, los accesorios, tendrán esa gra-
cia, esa armonía que la naturaleza, ese gran ingeniero,
da a los tallos y a las hojas de sus plantas, a las articu-
laciones y a los gestos de sus animales. Juzgar a este
hombre como lo contrario de un artista, declarar artista
a cualquiera que haga cosas con las manos, y bruto a
cualquiera que se sirva de una máquina, no es sino una
fase pasajera de la estupidez humana. La vía del tran-
via que seguimos es la impecable ejecución de un plan
perfecto.

A M odern Utopía, Londres, 1905; traducción franc esa de Henry


D. Davray y B. Koziaki-e wicz: Une utopie moderne, Me.rcure de
France, Paris, 1907 (págs. 235, 236, 238, 124, 125).

186

-~

You might also like