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GENIUS LOCI – EL ESPIRITU DEL LUGAR

Genius loci es un concepto Romano. De acuerdo a las creencias Romanas antiguas, cada ser independiente tiene
su «Genius», su espíritu guardián. Este espíritu da vida a la gente y a los lugares, los acompaña desde el
nacimiento hasta la muerte y determina su carácter o esencia. Aún los Dioses tienen su «Genius», lo que ilustra
la naturaleza fundamental del concepto.
El Genius denota lo que una cosa es o lo «que quiere ser», según las palabras de Louis Khan . No es necesario
hacer un recuento histórico del concepto de «Genius» y su relación con el «Daimon» de los griegos. Es suficiente
expresar que el hombre antiguo experimentó su medio como algo consistente en caracteres definidos. En
particular, reconoció que es de una gran importancia existencial llegar a tener buenos términos con el «Genius»
de la localidad en donde su vida tiene lugar.
En el pasado, la sobrevivencia dependía de una buena relación con el lugar, tanto en forma física como
psicológica. En el antiguo Egipto, por ejemplo, el campo no era cultivado solamente de acuerdo a las corrientes
del Nilo, pero la variada estructura del paisaje sirvió como modelo para el trazado de los edificios públicos, los
cuales deberían dar al hombre el sentido de seguridad, simbolizándole un orden eterno en su medio.
El «Genius Loci» ha permanecido como una realidad viviente durante el curso de la historia, a pesar de no haber
sido expresado como tal. Artistas y escritores han encontrado inspiración en el carácter local y han explicado el
fenómeno, tanto en el arte como en la vida cotidiana, cuando se han referido al paisaje o a los ambientes
urbanos. Por ello Goethe dice: Es evidente que el ojo está educado por las cosas que ha visto desde su niñez, así
los pintores venecianos deben ver todo más claro y con más regocijo que otra gente.
En 1960, Lawrence Durrell escribió: Tu tienes que conocer a Europa lentamente, degustando sus vinos, sus
quesos, y el carácter de los diferentes países, de esta forma te das cuenta que la determinante fundamental de
una cultura, es después de todo, el espíritu del Lugar.
El turismo moderno demuestra que la experiencia de diferentes lugares es de una gran importancia; aunque
este valor hoy tienda a perderse. En efecto, el hombre moderno ha creído por un largo período de tiempo, que
la ciencia y Ia tecnología lo habían liberado de su directa dependencia hacía los lugares.
Esta creencia era sólo una ilusión: pues la contaminación y el caos del medio ambiente aparecieron de repente
como un castigo, obligándolo a reconsiderar el problema del Lugar en su verdadera importancia. Se ha usado la
palabra morar, para indicar la relación total entre el hombre y el lugar. Para entender totalmente lo que la
palabra morar implica, es útil retornar a la distinción entre 'espacio' y 'carácter'. Cuando el hombre mora, él está
simultáneamente localizado en un espacio y expuesto a un cierto carácter del ambiente. Las dos funciones
psicológicas involucradas pueden ser llamadas 'orientación' e 'identificación'. Para ganar una fundamentación
existencial, el hombre debe poder orientarse él mismo y debe saber donde está. Pero además, debe
identificarse él mismo con el medio, esto es, debe conocer cómo él, es un cierto lugar.
Al problema de la orientación se le ha dado una considerable importancia en los trabajos teóricos más recientes
del planeamiento y de la arquitectura. Nuevamente nos referimos al trabajo de Kevin Lynch, en donde los
conceptos de «nodo», «senda» y «distrito», denotan la estructura espacial básica del objeto de la orientación
humana. La interrelación percibida entre estos elementos, constituye una «imagen del medio» y Lynch expresa:
«Una buena imagen del medio da a su poseedor un sentido importante de seguridad emocional .» De acuerdo
con ello, todas las culturas han desarrollado 'sistemas de orientación', 'estructuras espaciales que facilitan el
desarrollo de una buena imagen del medio'.
El mundo puede estar organizado alrededor de un conjunto de puntos focales, o estar quebrado en diversidad
de regiones conocidas, o estar unido por caminos que se recuerdan ".;,A menudo estos sistemas de orientación
están basados o se han derivado de la estructura natural dada. Donde el sistema es débil, la imagen formada
llega con dificultad, y el hombre se siente «perdido». El terror de verse perdido viene de la necesidad que tiene
un organismo móvil, como el humano, de estar orientado en su entorno.
Estar perdido es evidentemente lo opuesto al sentimiento de seguridad que distingue el morar. La cualidad del
medio ambiente que protege al hombre contra el sentirse perdido la llama Lynch «imageability» , habilidad de la
imagen, que significa: que la forma, el color o los arreglos que facilitan la construcción de la identidad vivida,
fuertemente estructurada, es altamente útil en la imagen mental del medio » Aquí Lynch asume que los
elementos que constituyen la estructura espacial son «cosas» concretas con «carácter» y «significado». Sin
embargo, él mismo se limita en la discusión al hacerla sólo de la función espacial de estos elementos,
dejándonos con un entendimiento frag-mentario del morar. Sin embargo, el trabajo de Lynch constituye una
contribución esencial de la Teoría del Lugar.
Su importancia también consiste en el sentido de que sus estudios empíricos de estructuras urbanas concretas,
confirman los principios generales de organización definidos por la psicología de la Gestalt y por las
investigaciones de los niños hechas por Piaget. Sin quitarle importancia a la orientación, debemos definir que el
morar, por encima de todo, supone la identificación con el medio ambiente. De este modo, identificación y
orientación son aspectos de una relación total, aunque tengan una cierta independencia dentro de la totalidad.
Es posible tener orientación sin existir una verdadera identificación; uno puede transitar y estar bien, sin tener
que estar en el propio hogar. Y es posible a su vez, sentirse en casa, sin estar familiarizado completamente con la
estructura espacial del lugar. Así, el lugar sólo se experimenta con un carácter general gratificante. Una
verdadera pertenencia se da, cuando se supone a las dos funciones psicológicas totalmente desarrolladas.
En las sociedades primitivas se encontró que aún, los más pequeños detalles del ambiente eran conocidos y
tenían significado; permitiendo el que su estructura espacial pudiera complejizarse cada vez más. En las
sociedades modernas, sin embargo la atención se ha centrado exclusivamente en la función «práctica» de la
orientación, en donde la identificación ha sido dejada al azar. Como resultado, el morar en un sentido
psicológico, ha sido sustituido por la alienación. Por ello es urgente el propiciar un entendimiento completo del
concepto de 'identificación' y del de 'carácter'. En nuestro contexto, 'identificación' significa el llegar a ser
'amigos' con un medio particular.
Sostiene que un hombre Nórdico debe estar familiarizado con la neblina, el hielo, y los vientos helados; él tiene
que gozar con el sonido crujiente de la nieve bajo sus pasos y tiene que experimentar un valor poético con el
estar inmerso en esta vasta neblina, como Hermann Hesse lo hizo cuando escribió estas líneas: «un extraño
camina en la niebla! Solitarios son cada piedra y matorral, ningún árbol ve al otro árbol, todas las cosas están
solas...»
Afirma, igualmente que los Árabes, a diferencia, tienen que estar familiarizados con la extensión infinita del
desierto arenoso y el quemante sol. Esto no significa que su asentamiento no lo proteja a él de las «fuerzas» de
la naturaleza; un asentamiento en el desierto en efecto, lo primero que logra es excluir a la arena y al sol y,
después complementa la situación natural. Pero esto implica que el medio ambiente se experimente como
significativo.
Remite a Otto Bollnow quien dice: cada disposición es un acuerdo. Esto es, que cada caracter consiste en una
correspondencia entre el mundo interior y el exterior y entre el cuerpo y la psique '''. Para el hombre urbano
moderno la familiaridad con el medio natural se reduce a relaciones fragmentarías que lo llevan a tener más una
identificación con las cosas artificiales hechas por el hombre, como son las calles y las casas.
ALDO ROSSI - HAY QUE CONSIDERAR AL MONUMENTO Y LA BELLEZA HUMANA COMO UNA CONTINUIDAD

No creo que haya tanta diferencia entre los monumentos antiguos y modernos,lo que importa es la continuidad
de las ciudades. Para el autor de La arquitectura de la ciudad, un texto clásico para el estudio de la arquitectura
moderna, "un monumento como la mezquita de Córdoba es la continuidad, por que se ha ido transformando
con el tiempo". Aldo Rossi criticó el exceso de conservadurismo al que llegan en ocasiones los Estados.En este
contexto, el arquitecto se refirió al proyecto que está realizando en el casco antiguo de Sevilla. Se trata de
transformar en viviendas el claustro de Nuestra Señora de los Reyes. "Es una idea muy interesante usar parte de
las ciudades monumentales con una función diversa. La vivienda es un problema real, por encima de la
transformación de este tipo de edificios en centros culturales o museos. La ciudad y, dentro de ella, el
monumento siguen su propia evolución con la vida que les dan, en este caso, sus habitantes".

Se presentan en esta exposición de la sala MOPU algunos de los proyectos más innovado res del arquitecto,
como el cementerio de San Cataldo, en Módena, en el que emplea varios pórticos que rodean y cierran todo el
recinto. En la zona central, sobre el eje del cementerio, se suceden, desde el pórtico de entrada, una
construcción cúbica, vacía, abandonada; a continuación, un gran triángulo formado por filas de paralelepípedos
que progresivamente crecen en altura hasta una alta chimenea en forma de cono.

El teatro del mundo es un proyecto construido sobre una balsa, que fue transportado por un remolcador hasta
Venecia para ser colocado junto al edificio de la Aduana. El proyecto trataba de rememorar los teatros
venecianos del siglo XVI que circulaban sobre el mar.

Aldo Rossi no cree que la figura del arquitecto se diluya entre el amplio grupo de profesionales de todo tipo que
colaboran en la actualidad en cualquier construcción pretenciosa. "Hace 10 años cabía esta polémica, pero hoy
creo que está claro que el arquitecto tiene que dar una forma a lo utópico. El arquitecto es el que crea", afirma.

En la sala de exposiciones del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, que ha organizado la muestra, Rossi
defendió con pasión su trabajo: "La transformación de un espacio o su posibilidad de transformación es la parte
más importante de la arquitectura".
ALDO ROSSI - URBANISMO DEFENSIVO

Este paradigma refiere a las acciones de salvaguarda del patrimonio histórico, cultural y material, en el cual
predomina más un deseo de conservación que de transformación.
Esto se traduce en una actitud que tiende a la prohibición más que a la propuesta. Se actúa preferentemente en
lo existente, privilegiando la cautela en los centros históricos, en las áreas arqueológicas y en las áreas naturales
escasamente intervenidas por el hombre.
Se plantea el complejo juego entre cambio y memoria, siendo frecuentemente rígido en la asunción de lo nuevo.
Probablemente la operación más característica de este paradigma fue la Reforma del Centro de Bolonia de
comienzos de la década del 70, bajo la dirección del arquitecto Cervellatti.
La operación se realizó en el centro histórico de la ciudad, sobre más de 100 manzanas. En la primera etapa se
hizo un relevamiento tipológico para determinar los tipos históricos predominantes.
En la etapa de ejecución se liberaron los centros de manzana, creando en ellos espacios verdes, a veces con
escuelas elementales (jardín de infantes, guarderías) y se eliminaron de las viviendas agregados que se
consideraban abusivos, reequipándolas con nuevas baterías de baño y cocina.
Por último fueron restauradas una por una, y con técnicas artesanales, las fachadas, para conseguir una
idealizada imagen medieval (en Montevideo se realizó una intervención similar en el Palacio Santos, incluso se
trajo tierra de color desde su lugar de origen en Europa).

ALDO ROSSI - NUEVO URBANISMO URBANO

Este paradigma pone el acento en la forma física, la cual se reconoce como un valor a ser controlado y
recompuesto.
El territorio se describe como una cosa concreta, con sus diversas modalidades de generación e historicidades,
con actuaciones urbanísticas de distinta naturaleza que apuntan a completar un asentamiento concebido por
fragmentos, los cuales serán recompuestos según una concepción de reequilibrio del territorio.
Predominarán las operaciones de calificación de las distintas partes del territorio, incluso de las periferias,
donde se recrean dispositivos y valores urbanísticos propios de las áreas centrales.
A comienzos de los años 70 se realiza, en las afueras de Milán, el Barrio Gallaratese, con tres edificios de
Aymonino y uno de Aldo Rossi. La tipología de los edificios fue la de las casas en galería, típicas de los centros de
las ciudades de la Lombardía.
Los tres bloques de Aymonino se juegan a una imagen de diversidad, asimetría y color, que busca recrear la
variedad de los centros residenciales tradicionales. El bloque de Rossi por el contrario, se maneja con la
uniformidad de una composición obtenida a partir de piezas arquetípicas.
También a comienzos de los 70 Aldo Rossi diseña la Ampliación del Cementerio de Módena. El antiguo
cementerio es neoclásico y como se acostumbraba por aquellos arquitectos, estaba diseñado como una ciudad
ideal de los muertos.
Rossi realiza la ampliación con el mismo criterio pero de acuerdo con los componentes que había identificado en
“La Arquitectura de la Ciudad”.
La Trama fue un trazado ortogonal y dentro de ella se ubicaron el Tejido en forma de filas de nichos y tumbas, y
los Monumentos: un cubo correspondiente al osario (fosa común de los huesos) y un cono, que corresponde a la
chimenea del crematorio.
Para los nichos utilizó la misma imagen que el bloque del Barrio Gallaratese, solo que con más color y con techo
a dos aguas, para enfatizar el concepto de casa. Con este tratamiento trata de demostrar la eficacia del método
compositivo neorracionalista, el cual no diferencia si la residencia es para vivos o para muertos.
A fines de los 70, se plantea en Berlín una operación de reconstrucción de la ciudad a gran escala, encarada
como exposición internacional de arquitectura (IBA) aún en desarrollo.
Los criterios generales son los de recomponer la forma urbana del Berlín histórico afectado por la guerra,
mediante la construcción de viviendas de interés social y sus equipamientos.
En cada sector de la ciudad se debe atender a las preexistencias, manteniendo las características tipo–
morfológicas así como las relaciones de altura y alineación.
La primera etapa se va a desarrollar entre 1977 y 1990. Tras la caída del Muro de Berlín, las operaciones se
radicaron preferentemente en los sectores que éste había afectado y en lo que había sido Berlín Oriental.
En 1980 Rob Krier dirige la recomposición de una manzana en la zona del Tiergarten Sur, sector sur del Parque
Central de Berlín, sobre la Rauchstrasse.
Esa zona antes de la guerra era una zona de embajadas y de villas de clase alta. Sólo había quedado en pie el
antiguo edificio de la Embajada Noruega sobre uno de los ángulos de la manzana.
La reconstrucción se realiza con edificios de vivienda implantados como bloques, cada uno en su propio espacio
verde, la mayoría con detalles en la parte superior que recomponen el aspecto de los miradores de las villas.
En la esquina contigua a la Embajada Noruega, un edificio de Aldo Rossi, con mirador propio, recompone el
ángulo con forma de L, opuesta a la de la embajada.
En el otro extremo de la manzana, Krier completa la composición con un edificio en cada esquina unidos por un
tercer edificio curvo como entrada al espacio verde en el interior de la manzana.
manzana.

FUENTES:

Norberg-Schulz, Christian. Genius loci: Towards a phenomenology of architecture. Rizzoli (New York)
1980, 213 p.

JAMES STEVENS CURL. "Norberg-Schulz, Christian." A Dictionary of Architecture and Landscape Architecture.
2000. Encyclopedia.com. (May 10, 2010). http://www.encyclopedia.com/doc/1O1-NorbergSchulzChristian.html

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