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Actividad N° 11
Comentan sobre las diversas variantes lingüísticas presentes en nuestra
sociedad nacional y latinoamericana.
La lengua conduce todas las experiencias vitales de las personas; las palabras llenan de contenido
significativo la vida, imposibles de ser apropiadas interiormente por hablantes que no pertenezcan a una
comunidad lingüística determinada (rasgos de identidad). El habla revela el modo de ser del pueblo, su
sentido de vida, ahí están difundidas sus actitudes, su ideología y sus aspiraciones; todo lo anterior se
revela en su vocabulario, en los rasgos morfológicos y sintácticos, en su pronunciación y entonación, en
este caso específico, del ser peruano.
Para ello, se explora la existencia de diversas teorías sobre el origen del español americano, el cual se
distingue del peninsular debido a la variación que presenta en todos los niveles de la lengua: fonético-
fonológico, morfosintáctico, léxico, sociolingüístico y pragmático-discursivo.
A. CASTELLANO ANDINO
Andino propiamente dicho.- corresponde geográficamente a las zonas de los valles andinos e
interandinos de norte a sur.
Altiplánico.- se localiza en la región de puno.
Litoral sur.- abarca Moquegua y Tacna.
Características:
Diferencia notoria entre el fonema vibrante múltiple /rr/ con el fonema vibrante simple /r/
Diferenciación fonológica entre el fonema palatal /ll/ del fonema velar /y/
El fonema /s/ es silbante
B. CASTELLANO RIBEREÑO
Amazónico.- corresponde a la hoya amazónica (Loreto, Ucayali, madre de dios y san martín)
Litoral norteño y central.- se extiende por la franja costera desde el norte hasta aproximadamente
chala en el sur.
Características:
Se da el yeísmo ( pollo - poyo)
2.2. EL QUECHUA: es la lengua más hablada, después del castellano, en toda la región andina. Se
habla en los departamentos del cuzco, Arequipa, puno, Apurímac, Huancavelica, Ayacucho,
Áncash, Huánuco, Pasco.
En primer lugar, el español o castellano hablado en el Perú presenta variación diatópica distinguiéndose,
principalmente, cuatro franjas verticales: una junto a la línea de costa que representa el español
ribereño y cubre la capital del país: Lima; una segunda de transición con el área andina; una tercera
que recorre la cordillera andina y una cuarta que ocupa el área amazónica. El español ribereño goza de
prestigio social por ser la variedad practicada por las clases altas limeñas aunque, en las últimas décadas,
han penetrado hábitos lingüísticos de la sierra y del ámbito rural en las grandes ciudades costeras como
consecuencia de los trasvases de población que provocó la industrialización a partir de 1940. El siguiente
mapa representa tales áreas.
léxico: churres por niños, shicapa por ladrón, shulana por rocío, calato por desnudo. También aparecen
en el plano fónico como lo demuestra la entonación particular de cada región o la realización de algunos
fonemas; así, por ejemplo, la /n/ puede ser velarizada [‘pãŋ] pan, las vocales se pueden
ensordecer lents por lentes y la /r/ puede realizarse como una fricativa asibilada [ʑ]:
[‘ka.ʑo] carro. Finalmente, la variación en el plano gramatical se manifiesta en las construcciones que
indican posesión: de María su casa, su casa de María y – la más estándar- la casa de María; el sufijo de 1ª
pers. del plural –nos por -mos: poníamos, pensábamos; o el uso de ser intensivo: quería era dormir.
Además se registra en dichos fenómenos variación social que refleja no solo diferencias económicas, sino
también étnicas, culturales, etarias, de género y de escolarización; en otras palabras, los jóvenes hablan de
forma diferente que los mayores; las mujeres que los hombres; los que viven en las regiones rurales y los
que viven en áreas urbanas; los más pobres y los más ricos. Todas estas variaciones se mezclan cuando los
Así, estos hablantes incorporan características morfológicas, sintácticas y fonológicas de sus lenguas
maternas. Por ello, las llamadas variedades adquisicionales poseen sus propios rasgos. En la selva
peruana, el español hablado como segunda lengua varía debido la gran diversidad de lenguas existentes en
esta región (cerca de 40 idiomas); por ejemplo, el pueblo matsiguenga no posee el fonema /d/ y
así pronunciará ruele mi rero por duele mi dedo. También hay que se considerar la importancia del español
andino en el conjunto del país, ya que sus hablantes, durante el siglo XX, emigraron a las grandes
ciudades del país, llevando consigo sus rasgos lingüísticos. Esa variedad, que se originó de la imposición
del castellano como lengua oficial durante la colonización, era una variedad exclusiva de hablantes
bilingües de quechua/aymara y castellano pero se transformó en la lengua materna de un porcentaje
importante de peruanos en el transcurso de varias generaciones. Su influencia abarca el uso de ítems
lexicales procedentes del quechua y del aymara, la pronunciación africada de /r/, la aparición de
diminutivos en pronombres, numerales y verbos o el uso del pretérito pluscuanperfecto de indicativo sin
valor de pasado sino para indicar sorpresa frente a un hecho desconocido: ¡había sido linda tu hermana!.
VII. EN HISPANOAMERICA
El español es la lengua más difundida y extensa del continente americano y el principal vehículo
de comunicación social en Hispanoamérica; desde México hasta Argentina se hablan numerosas
lenguas que ya se utilizaban desde antes de la llegada de los españoles y portugueses. Algunas de
ellas han desaparecido, otras aún se hablan. Fernández Moreno expresa que en el siglo XVI se
hablaban unas 2.000 lenguas entre los diez y cuarenta y cinco millones de indígenas. Esto se vio
afectado por la llegada de los europeos en los siglos XVI y XVII. Actualmente en Hispanoamérica
sobreviven unos cincuenta millones de indígenas, que hablan no más de 400 lenguas diferentes.
Argentina se ubica entre los de menor porcentaje.
La Constitución de México en 1917, asume que “la Ley protegerá y promoverá el desarrollo de
sus lenguas, para preservar y enriquecer a las mismas, y a los conocimientos y todos los elementos
que constituyan su cultura e identidad”.
La Constitución del Perú, de 1993, establece en su Art. 48 que “son idiomas oficiales el castellano
y, en las zonas donde predominen, también lo son el quechua, el aimara y las demás lenguas
aborígenes, según la ley”. Se requiere en consecuencia que el Estado apoye esas iniciativas, ya que
constituyen una contribución para una política lingüística pluralista y democrática. Entre las
indígenas se dividen en dos grandes grupos: las lenguas amerindias (que a su vez se subdividen en
dos grandes familia: Quechua y Aru) y las lenguas amazónicas (compuestas por 16 familias
lingüísticas que hablan 42 lenguas diferentes). En Perú, el 83% de la población tiene una lengua
indígena como lengua materna.
Bolivia registra un caso especial. Se ha tomado una política drástica respecto de las lenguas
indígenas. Con la Ley de Reforma Educativa de 1994, se incorporó la educación bilingüe
intercultural como política pública, sancionándose dos modalidades respecto de la lengua: la
obligación por parte de los indígenas para aprender español y la posibilidad de los
hispanohablantes de aprender alguna de las lenguas indígenas de país.
Paraguay se constituye en otro paradigma meritorio de análisis, respecto de su política lingüística.
La mayoría de la población, incluidos lo no indígenas, habla o entiende el guaraní. Éste, como
todas las otras lenguas de América latina, es una lengua muy antigua que se transmitía por tradición
oral. Durante los siglos XVI y XVII, los jesuitas utilizaron el guaraní para instruir y evangelizar a
la población indígena en sus misiones. La Constitución de 1992 determina en su Tit. I, Cap. I, Art.
140, que: “El Paraguay es un país pluricultural y bilingüe. Son idiomas oficiales el castellano y el
guaraní… las lenguas indígenas, así como las de otras minorías, forman parte del patrimonio
cultural de la Nación”. Es necesario mencionar que el guaraní ha sido reconocido también como
idioma oficial de trabajo del MERCOSUR, junto al español y el portugués, en julio de 2009.
En Venezuela, a pesar de que el idioma oficial es el castellano, también son de uso oficial los
idiomas indígenas, de acuerdo a lo establecido por la Constitución de 1999, y deben ser respetados
en todo el territorio de la República ya que son considerados “patrimonio cultural de la humanidad
y de la Nación”.
En Chile se han hablado alrededor de una quincena de variedades lingüísticas diferentes que
podrían considerarse lenguas distintas. Estas lenguas eran muy variadas y a diferencia de otros
países, no se encuentra ninguna gran familia: todos los idiomas autóctonos son lenguas aisladas o
bien pertenecen a pequeñas familias de 3 o 4 lenguas. Actualmente las lenguas indígenas habladas
son: Aimara, Mapudungun, Quechua, Rapanui, Kawésqar y Yagán. La ley 19253 (1993),
conocida como “Ley Indígena”, expresa que las lenguas autóctonas cuentan con reconocimiento
oficial para su uso y preservación, junto con el español, en las zonas en las cuales se hablan. Se
podrán usar como medio de instrucción, fomentar medios de comunicación, uso de los nombres
en el Registro Civil, según las normas de transcripción fonética que se señalen, y su promoción
artística y cultural.
La educación intercultural bilingüe se va consolidando en la práctica educativa. Casi todos los
países de Latinoamérica desarrollan programas similares, ya desde el Estado o desde la propia
sociedad. Existen pues, razones pedagógicas que fundamentan que un niño inicie su aprendizaje
desde la lengua materna y la de su propia experiencia cultural.
El futuro de la diversidad lingüística en América Latina ha de mantener el equilibrio entre la amplia
difusión del español y el absoluto respeto por sus lenguas y culturas minoritarias. La diversidad
lingüística es un patrimonio que Hispanoamérica no debe olvidar y está culturalmente obligado a
preservar.