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No hay consenso claro sobre que es la filosofía. Se establece una dicotomía entre ciencia y
filosofía La filosofía carece de resultados válidos y comprobables, no hay una unanimidad
acerca de lo conocido definitivamente, no tiene un carácter de conocimiento progresivo,
avanza circularmente. La clase de certezas que busca la filosofía es acerca de la esencia de las
cosas. Mientras que la ciencia maneja y tiene un dominio de conocimientos ciertos y
universalmente aceptados y la validamos ya que ayuda al progreso de la sociedad en todos los
ámbitos, tiene un carácter progresivo en el conocimiento. Esta dicotomía también se da ya que
necesitamos demostraciones y la filosofía es especulativa. Sin embargo, la filosofía bien
trabajada tiene relación con las ciencias, tiene un método, no es pura palabrería. El origen de la
filosofía es anterior al origen de las ciencias.
La palabra filósofo se trata del amante del conocimiento Busca la verdad pero no la
posesión de ella, esta es la esencia de la filosofía, filosofía quiere decir ir de camino, a
diferencia de aquel que estando en posesión del conocimiento se llamaba sapiente o sabio.
Sus preguntas son más importantes que las respuestas y cada respuesta se convierte en una
nueva pregunta.
Este ir de camino puede provocar una gran plenitud. Esta plenitud no se basa en certezas
enunciables, si no en la realización histórica del ser del hombre, al que se le abre el ser mismo.
La filosofía lleva a una actividad viva del pensamiento y la reflexión sobre este pensamiento.
No hay un único sentido de la filosofía. En la antigüedad la filosofía y su sentido era el
conocimiento de las cosas divinas y humanas, se busca aprender a morir Es el esfuerzo
reflexivo por alcanzar la felicidad. El saber de todo saber, que no se limita a ningún dominio.
Hoy, su sentido es: Apresar la realidad conversando conmigo mismo y mantener despierta la
razón. La filosofía es aquella concentración mediante la cual el hombre llega a ser él mismo al
hacerse participe de la realidad Es algo que nunca acaba, se repite todo el tiempo,
rehaciéndose constantemente mientras los hombres sigan siendo hombres.
El comienzo no es lo mismo que el origen. El comienzo es algo histórico y único, se nos impone
y conlleva para las generaciones siguientes una serie de supuestos que se dan por hecho.
Vendría ser algo cronológico y lineal.
Por otro lado, el origen es el impulso que nos lleva a filosofar, en cualquier lugar y momento
histórico. Es aquello latente, es constructivo desde el ser humano, el individuo. Este origen no
es único, como en el comienzo, si no que es múltiple.
1. Primero, Platón decía que el origen de la filosofía era el asombro, ya que es el impulso
que nos lleva a investigar el Universo. El asombro nos impulsa a filosofar(Aristoteles).
Al admirar cobro conciencia de que no se, por lo tanto, BUSCO el saber. Admirar
implica conocer.
2. Cuando ya he satisfecho mi asombro y admiración, se anuncia la duda. Ante el
examen crítico de la razón no hay nada cierto. Las percepciones sensibles son
engañosas y no concuerdan con lo que existe realmente fuera de mi, por lo tanto,
filosofando me apodero de la duda, preguntándome donde estará la certeza que
escape a toda duda y resista toda crítica. Por último, ni siquiera el perfecto engaño
puede engañarme acerca de mi existencia mientras me engaño al pensar, asi que ,
pienso y luego existo (Descartes)
3. Epicteto plantea que el origen de la filosofía esta en cuando nos damos cuenta de
nuestra debilidad e impotencia. Nos damos cuenta de nuestra “Humana condición”
estamos sometidos al destino de la naturaleza (moriremos), estas son las situaciones
límites, no podemos escapar y no podemos alterarlas, aunque lo intentemos en la
cotidianeidad. La conciencia de estas situaciones límites es después del asombro y de
la duda, esta conciencia provoca a su vez, que seamos conscientes de nuestro propio
ser. Estas situaciones límites empujan al individuo a filosofar, a interrogarse sobre la
vida, ante el dolor, flaqueza, culpa, muerte. Las amenazas nos empujan a asegurarnos,
la dominación de la naturaleza, la ciencia, y la sociedad humana deben garantizar la
existencia.
El hombre se congrega en sociedad para poner límites y en la ayuda mutua conseguir
la seguridad. Aunque aquí también subsiste un límite. La justicia y la libertad solo
pueden estar seguras cuando dentro de un Estado, los ciudadanos se asistan los unos a
los otros, esto nunca ha sido así, por tanto, la seguridad es una ilusión. Aun así, en el
mundo existe aquello que inspira confianza (tradición, familia, amigos, patria, etc)
aunque no absoluta.
Las situaciones límites (muerte, desconfianza, destino, culpa) me enseñan lo que es
fracasar. Estas tienen el impulso fundamental que mueve a encontrar en el fracaso, el
camino que lleva al ser. Dicho de otra manera, el ser humano busca la salvación, las
religiones le proporcionan una garantía de la verdad, la filosofía no puedo hacerlo, aun
así todo filosofar es superar el mundo.
Cada vez nos comprendemos menos y nos alejamos unos de los otros, nos ignoramos. Ese
dolor de la falta de comunicación no nos afectaría filosóficamente si estuviéramos seguros de
la absoluta soledad de la verdad. Pero yo solo existo en compañía del prójimo, sin él, no soy
nada. Solo en la comunicación soy yo mismo.
Por lo que la actitud filosófica tiene su origen en el desconcierto que produce la ausencia de la
comunicación ya que toda filosofía impulsa a la comunicación, quiere ser oída. En la
comunicación se alcanza el fin de la filosofía interiorizarse del ser.
La filosofía nace de la pregunta ¿Qué existe? Hay ante todo muchas clases de entes Pero,
¿Qué es el ser propiamente tal, es decir, el ser que lo contiene todo, del cual brota todo lo que
existe? La respuesta a esta pregunta es totalmente múltiple, (presocráticos y su arché) en
todos los casos, se ha dicho que el ser es un ente existente en este mundo y que tendría el
peculiar carácter de salir de él, todo lo demás. Pero todas resultan falsas cuando pretenden ser
únicas y explicar por su concepción fundamental todo lo que existe, porque todas interpretan
el ser como algo que me hace frente como un objeto al cual me dirijo mentandolo. Lo que
pensamos, aquello de que hablamos, es siempre algo distinto de nosotros, no se refiere solo a
objetos, cosas, lo biológico, sino que tiene que ver con algo que va mas allá de eso, va mas allá
de la relación sujeto vs objeto. Más bien se da en la SEPARACIÓN de sujeto y el objeto, esto
sería lo circunvalante.
Por lo que, mediante a la pregunta de ¿Qué existe? Y estas ideas que no se pueden traducir a
objetos, los filósofos se dan cuenta de que hay una existencia de entes que se expresan
mediante la multiplicidad (hay muchas cosas) que pueden no acabar nunca, dejándonos
atrapados en una descripción interminable, pero ¿Qué le da consistencia a estos objetos
interminables? ¿Habrá algo que le da sentido a esta multiplicidad? Más bien, se pregunta por
el fundamento de lo que existe.
El objeto es distinto al ser. Hablamos del ser sin saber lo que es, nos remitimos a un objeto
para entenderlo pero no vemos al ser en su esencia, como algo indefinible. El ser no puede ser
ni objeto ni sujeto, ya que el ser está en la separación de estos y al salir de ellos es llegar al ser
trascendente y lo circunvalante. Lo circunvalante mismo no se convierte en objeto, pero se
manifiesta en la separación del yo y el objeto. Lo circunvalante es, pues, aquello que al ser
pensado se limita siempre a anunciarse. Es aquello que no se nos presenta del todo ello
mismo, sino en lo cual se nos presenta todo lo demás. Como la idea no nos presenta ningún
conocimiento sobre un objeto nuevo, puede ser una operación un tanto extraña, pero gracias
a su forma nos abre las infinitas posibilidades de oír las manifestaciones del ser.
Filosofar sobre lo circunvalante, significaría penetrar en el ser mismo. Esto solo puede tener
lugar indirectamente. Por lo tanto, lo circunvalante lo podemos pensar pero no conocer EL
SER. Lo circunvalante, concebido como el ser mismo, se llama trascendencia (Dios) y el mundo;
concebido como lo que somos nostros mismos, la vida, la conciencia en general, el espíritu y la
“existencia”
Intelectos: Hacemos uso de nuestra facultad de conocer nos relacionamos con las
cosas y las comprendemos, conocemos a estos objetos y les intentamos dar una
validez y universalidad. Los objetos que conocemos nos afectan e inciden en nosotros
en varias dimensiones, la de nuestra existencia, del conocimiento. Pero existe un límite
en el conocimiento, no es infinito.
Condición viviente: No solo conocemos las cosas, sino que también las sentimos,
estamos sometidos al ámbito de la percepción, percibimos las cosas ¿En qué
consiste el acto de percibir? Tiene relación con nuestra experiencia.
Existimos: Existir no es lo mismo que estar, vegetar. Yo existo y hablo de mi existencia
como algo mas allá de lo material Trascendencia, que es un modo en donde se
realiza las preguntas que están más allá del ámbito racional y de la percepción de los
objetos, la trascendencia refiere a nuestra situación histórica que es la que define
nuestra dimensión trascendental. EL SER NO PUEDE ENTENDERSE COMO UN OBJETO.
Más hablar solo podemos de lo que toma forma de objeto, lo demás es incomunicable. Tomar
el objeto en cuanto tal por el verdadero ser es la esencia de todo dogmatismo, y tomar el
símbolo en cuanto cuerpo material por real es en particular la esencia de la superstición.
Cuando pensamos lo “circunvalante” al filosofar sobre el, volvemos a hacer un objeto de lo
que por esencia no es ninguno. No es mi saber, sino la conciencia sobre mi mismo lo que
cambia. Este salto nos libra de las cadenas del pensamiento determinado, no porque renuncie
a éste, sino porque lo lleva hasta su extremo. La conciencia de la separación del sujeto y el
objeto, como hecho fundamental de nuestra existencia pensante, y de lo circunvalante, que se
hace presente en esta existencia, es lo único que nos aporta la libertad de filosofar. . (¿sería
salir de la caverna para platon?)