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J

La conciencia inmediata en la práctica post-moderna de


la terapia gestalt
Margherita Spagnuolo Lobb.
Italia
Traducción María cruz García de Enterría.

Premisa.

Se ha escrito mucho sobre la consciencia inmediata 2 en


la psicoterapia de la Gestalt. (Sólo por citar algunos, véanse
Perls et al., 1951; Perls, 1969, Polster-Polster, 1973; Salonia,
1968, Yontef, 1993). ¿Podemos decir hoy algo nuevo? Cada
elección de un tema corresponde a una exigencia cultural: La
de precisar más –nunca, obviamente, del todo- la definición
de un concepto, de forma que incluya los nuevos valores y la
nueva problemática de nuestra vida cotidiana. Por ejemplo:
¿Qué quiere decir hoy para un terapeuta gestáltico la
atención a la consciencia inmediata en el proceso
terapéutico? ¿Qué función tiene la consciencia inmediata en
los ataques de pánico, o en los trastornos de la alimentación
(dos problemas epidemiológicos nuevos)? ¿Cómo influye,
sobre nuestro modo de comprender y enseñar la consciencia
inmediata del cliente y del terapeuta, el desarrollo de la teoría
y de la práctica gestáltica en la clave fenomenológica y/o
relacional?
Sin pretender reinventar el concepto de “consciencia
inmediata” en la psicoterapia de la Gestalt, trataré de
responder sólo en parte a estas preguntas con una
perspectiva post-moderna, con el deseo de que el lector
pueda así formar una figura de la originalidad que nos
distingue,

incluso hoy, de otros enfoques que se orientan también hacia


perspectivas fenomenológicas y racionales.

La “consciencia inmediata”
en la psicología de la Gestalt.

Es sabido que el concepto de awareness está entre los peor


entendidos y los más importantes de nuestro enfoque. El
primer malentendido viene de la propia lengia a la que se
traduce este concepto. En español el término awareness no
tiene una traducción exacta, como en otras lenguas; no es
posible traducirlo literalmente y, por tanto, suele utilizarse el
término inglés.
Partimos de una compleja definición de los fundadores
de la Psicoterapia de la Gestalt: “La consciencia inmediata
(awareness) está caracterizada por el contacto, la sensación,
la excitación y la formación de la Gestalt. su funcionamiento
es adecuado, pertenece a la psicología normal; cualquier
perturbación se pone bajo el signo de la psicopatología 3. La
consciencia inmediata se define en la psicoterapia de la
Gestalt como un estar plenamente presente, presente a los
sentidos, a la intencionalidad del contacto y a la carga de
excitación organísmica que caracteriza la normalidad”.. En los
años setenta, Enright (1970), digesta definición de awarness:
“…es una experiencia inmediata, que se desarrolla al mismo
tiempo que tiene lugar una transacción del organismo con su
ambiente en el presente y, que forma parte de ella. Aunque
incluye pensamientos y sentimientos, se basa siempre en las
percepciones actuales de la situación actual. La conciencia
inmediata supone cierta intencionalidad del sí-mismo dirigido
hacia el mundo; en su forma pura, se produce un
debilitamiento transitorio de la barrera que separa al sí-mismo
del otro, y el “objeto” de la consciencia parece momentánea-
mente incorporado al sí-mismo4.
Hoy podemos decir que el concepto de “conciencia
inmediata” (awareness) en nuestro enfoque representa una
versión revolucionaria del socrático “conócete a ti mismo” en
el que el poder intelectivo del conocimiento y control de uno
mismo está sustituido por: 1) la capacidad del ser humano de
“estar despierto”, presente a los propios sentidos, en cuanto
condición de normalidad; 2) la dirección experencial dada por
la intencionalidad de contacto (el modo en que el self está en
la frontera contacto con el entorno y contribuye a su
creación); 3) la fuerza y el coraje implícitos en la lectura
holística (corporal, mental y espiritual a la vez), de la carga
energética que acompaña a estar en la frontera, ya no visto
en clave prevalentemente intelectiva 5.

Por otra parte, la consciencia reflexiva (consciusness) está


vista en Terapia Gestalt… como una función protectora (“a
safe function”) que trata de agotar las tensiones internas
evitando el contacto a través del aislamiento (Perls et al.,
ed.cit.,p.51). La neurosis es, por tanto, mantener el
aislamiento (en el campo organismo/ entorno) por medio de
la función de la “consciencia reflexiva”. La conscien-cia
inmediata desarrolla una función opuesta, o, mejor, señala
cómo se desarrolla la función opuesta, la de estar
espontáneamente en la frontera contacto. Como sintetizan
Perls et al.,o.c., p. 349: “Llegar a un punto de máximo
funcionamiento automático y minimizar la consciencia
inmediata en la propia vida es dar la bienvenida a la mente
antes de tiempo”.

“Llegar a un punto de máximo funcionamiento automá-


tico y minimizar la consciencia inmediata en la propia
vida es dar la bienvenida a la muerte antes de tiempo”
(F. Perls et al 1951)

En las primeras teorizaciones y ejemplos sobre l conciencia


inmediata (awarness) encontramos el paso de la cultura
psicoanalítica (como decía Freud: “transformar en yo todo lo
que es ello”) a la cultura en la que rige la primacía de la
experiencia. En la perspectiva existencial propia de la
psicoterapia de la Gestalt, aparecida de los años cincuenta a
los sesenta, el valor de la experiencia (Erlebnis) se opone al
valor del conocimiento, la fuerza creadora del organismo (el
ajuste creativo) a la sublimación como única posibilidad de
adaptación a las exigencias de la comunidad y el holismo a la
necesidad del control del Yo sobre el Ello.
Hoy, ya lejanos históricamente del movimiento
humanístico, forma-mos parte de un movimiento cultural
centrado sobre la relación, o mejor, sobre la experiencia
(sobre la feno- menología) de la relación. La psicote-rapia de
la Gestalt, por tanto, está desarrollando en estos años un
aspecto de la consciencia inmediata (ya presente en los
textos fundadores, como hemos visto, y en consecuencia
coherente desde un punto de vista epistemológico) que
atiende al estar-con, la cualidad del estar en la frontera
contacto. esta perspectiva nos consiente salir de la óptica
intra-psíquica que ve la consciencia inmediata (awareness)
como un proceso ligado a la satisfacción de las necesidades
(óptica preeminentemente en gran parte de la práctica de l
psicoterapia de la Gestalt hasta este momento), para entrar
con pleno derecho a la perspectiva fenomenoló-gica racional
post-moderna. Nuestro lenguaje debería imponernos hablar
de óptica “situacional” o “de campo” (Robine, 2003), más que
“relacional”, en cuanto que nosotros, terapeutas de la Gestalt,
vemos la experiencia como parte de una situación, y por lo
mismo relacionada con una situación dada, con todos los
límites y la riqueza interpretativa que esto implica.
En síntesis, la consciencia inmediata es una cualidad del
contacto, el modo en que el self está presente (en el sentido
de awake) en la frontera-contacto, abierto o no a los sentidos,
disponible o no al riesgo que la intencionalidad requiere en
cada experiencia significativa. No es solamente la experiencia
del sí mismo, sino la experiencia del sí mismo en la frontera-
contacto.
Trataré ahora de señalar la importancia de la
consciencia inmediata en algunos aspectos fundamentales de
la praxis terapéuti-ca gestáltica: la hermenéutica de la terapia;
el objetivo de la terapia; el cambio que se favorece para
alcanzar ese objetivo; el apoyo específico y la co-creación de
la frontera.

La consciencia inmediata y la
hermenéutica de la terapia.

“La definición de un organismo es la definición de un


campo organis-mo/entorno. Y la frontera-contacto es, si se
puede decir así, el órgano específico de la consciencia
inmediata de la situación nueva del campo”.
(Perls et al., Terapia Gestalt:
Excitación y … ed.cit., pp. 43-44)

La hermenéutica de nuestro enfoque nos lleva a una


paradoja interesantísima y única: la paradoja del estar en una
situación y en un campo, conscientes de la relatividad de
nuestro diagnóstico y, al mismo tiempo, conscientes de no
poder hacer otra cosa que quedarnos en el campo. Nuestra
ánima fenomenoló-gica nos recuerda la imposibilidad de
salirnos del campo, cosa limitadora y enriquecedora al mismo
tiempo, visto que, como había subrayado Goodman muchos
años antes de Gadamer, no se puede comprender el libro (o
al otro) sin una mentalidad gestáltica y no se puede tener una
mentalidad gestáltica sin leer gestálticamente el libro (o estar
gestálticamente con el otro), (Sichera, 2001). El concepto de
consciencia inmediata da al terapeuta una mentalidad con la
cual estar presente en la frontera contacto y le permite evitar
fáciles lecturas diagnósticas del otro. Esta impostación
hermenéutica no podría, en efecto, más que basarse en un
presupuesto antropo-lógico preciso: la confianza en la
autorregulación del organismo y del contacto. Sólo creer en
una capacidad inserta en el ser humano de ir
espontáneamente hacia el contacto con el entorno y
realizarse gracias a ello, sólo la confianza en la capacidad
intrínseca del ser humano de hacer lo mejor posible en cada
momento y en cada situación, puede orientar la terapéutica
de la Gestalt hacia la permanencia en la relación terapéutica
sin depender de esquemas diagnósticos externos a ella, sino
dejándose guiar por la consciencia inmediata, es decir, del
estar plenamente presentes a la frontera-contacto con el otro
de forma que se encuentre cada vez una nueva solución
terapéutica, partiendo de la experiencia de la situación y, por
lo mismo, de cómo lo co-crean tanto el paciente como el
terapeuta.
“Un presupuesto antropológico preciso: la confianza en
la autorregulación del organismo y del contacto”

Ejemplo. Una paciente dice: “Yo no te importo nada” al


terapeuta que no ha respondido a las insistentes llamadas
telefónicas de la noche anterior. El fondo experimental del
terapeuta, en cambio, está todavía en el placer de la cercanía
experimenta-da con esa misma paciente durante la última
sesión. Es fácil que esta situa- ción genere rabia en el
terapeuta: sensación de estar manipulado por la pretensión
de la paciente de ser atendida por teléfono ya de noche, y
sensación de frustración porque la paciente parece que no
capta ni asimila las experiencias positivas de la sesión
anterior. En lugar de confiar exclusivamente en la rabia que
tal provocación suscita en el terapeuta siguiendo la vieja
mentalidad huma-nística que subraya la confianza en la
emoción del terapeuta(contra la supuesta neutralidad
reclamada por el psicoanálisis), el terapeuta de la Gestalt hoy
se plantea preguntas que se refieren al campo y a la situación.
Por ejemplo: “¿Cuál es el fondo del que sale esta frase?”
Ciertamente la paciente expresó en la última sesión el deseo
de cercanía y el miedo a que a una cercanía experimentada
con la persona significativa siga inmediata-mente la frialdad o
la lejanía, es decir, un comportamiento opuesto a la
necesidad espontánea que emerge en la persona. La fe del
terapeuta de la Gestalt en la intencionalidad organísmica del
contacto lo lleva a pensar y sentir la frase de la paciente
como una petición de contacto y no como una necesidad de
separación. Por lo tanto, una buena traducción de la frase de
la paciente sería: “¿Por qué no me has contestado al teléfono
anoche?. Pensaba que tú me habías hecho comprender que
puedo contar contigo. ¿Dónde estabas anoche? Eres como
los otros, tengo miedo de no poderme fiar e ti”.
La lectura antropológica positi-va de la psicoterapia de la
Gestalt ha-ce, pues, que el terapeuta asuma como fondo de
la propia consciencia inmediata un contexto de búsqueda
básica del contacto (por parte de am-bos, él mismo y el
paciente), en lugar de desquiciar las cosas y la posible
provocación del paciente. La lectura de la frase en términos
de desafío y, en consecuencia, la elección terapéu-tica de
“educar” a la paciente a la que se dictan las reglas en la
relación (no se puede telefonear por la noche, no se hace
terapia fuera de las sesiones, etc.) sería deletérea en este
tipo de experiencias (borderline) de la pa-ciente.

La consciencia inmediata y la finalidad de la psicoterapia.

El objetivo de la terapia es, pa-ra un terapeuta de la


Gestalt, la recu-peración de la espontaneidad del pa-ciente, al
contactar con el entorno, de su capacidad de estar
plenamente presente en la frontera-contacto. En efecto, la
presencia plena y espon-tánea es para nosotros, como se ha
dicho antes, un sinónimo de la consciencia inmediata. La
consciencia inmediata es la capacidad in-trínseca de cada
ser humano de experimentar en todos sentidos el propio
estar-con y estar-en, o sea, hacer contacto en una situación
dada.
En otras palabras, el fin de la terapia de la Gestalt es
que el paciente recupere la propia esponta-neidad de estar
en el mundo, la pro-pia capacidad de elegir deliberada-mente
(Función-yo) sobre la base de las seguridades corporales
adquiridas (función-ello) y de definiciones socia- les-o
relacionales-de sí mismo (función personalidad).

“En otras palabras, el fin de la terapia de la Gestalt es que


el paciente recupere la propia espontaneidad de estar en
el mundo”
Veremos ahora cómo soste-nemos este proceso y qué
cambio fa-vorecemos en la praxis terapéutica. Antes de que
el lector siga adelante, debo precisar que este objetivo no es
fácil, aun siendo compartido en gene-ral por las diversas
corrientes de la psicoterapia de la Gestalt, ha sido en-tendido
por ellas de forma diferentes: algunos lo identifican con la
recupera-ción de la consciencia inmediata del paciente, otros
con recuperar capacidades de contacto perdidas: Y en efecto,
las dos cosas coinciden, pero solamente si la consciencia
inmediata se entiende como cualidad del contacto, no como
capacidad de conocerse a sí mismo.

¿Qué cambia en el proceso terapéutico)

Los terapeutas de la Gestalt que nos identificamos con la


perspec-tiva fenomenológica relacional o si-tuacional-
creemos que el cambio terapéutico es algo que sucede el el
aquí-y-ahora de la relación terapéuti-ca y por tanto pensamos
que lo que cambia en el proceso terapéutico gestáltico es la
percepción de la fron-tera contacto entre el paciente y el te-
rapeuta. En consecuencia, es un cambio que se da no sólo
en el paciente sino también en el terapeuta, es una co-
creación de una nueva frontera-contacto.
He aquí un ejemplo tomado de una sesión terapéutica
con una pa-ciente borderline, en la última fase de la terapia.
P.- No sé por qué vengo a la te-rapia (quiere decir que le
resulta difícil venir, fatigoso, puesto que cada vez afronta un
viaje de 4 horas, y que si le sirve todavía de algo venir).
T.- ¿De qué depende el que continúes viniendo? Por
ejemplo, ¿de que forma depende de la relación?
P.- Depende de la relación cuando no me siento libre de
decirte las cosas que quisiera decirte. (Con esta afirmación
tan clara, la paciente me hace comprender que no se siente
del todo espontánea en nues-tra relación).
T.- ¿Cómo depende de mí, del terapeuta?
P.- Cuando me siento una niña llorona y quisiera decirte
que estoy bien (lo admite después de mucho andarse por las
ramas. Me está diciendo que, en nuestra forma de co-crear la
frontera-contacto, sentirse co-mo una niña llorona ella lo
percibe como una respuesta a mi modo de ser. Me pregunto
entonces:¿cómo le hago entender que no quiero dejarla irse).
T.- ¿De qué modo depende de ti no acabar la terapia?
¿Por qué no consigues introyectar las partes posi-tivas de
nuestra relación?
P.- Siento las cosas positivas, pero no es como quisiera.
T.- ¿Qué es lo que falta?
P.- Quisiera ver, de la otra parte, a una persona
disponible y que no se nefada.
T.- ¿Yo me enfado?
P.- No, tu no te enfadas. pero no sé…Me siento
enfadada y no con-sigo entroyectarle.
T.- Lo entiendo, pero ¿qué hacemos? ¿Podemos tirar al
mar es-ta rabia?
P.- No puedo echarla al mar, porque me quedaría
indefensa y los otros me invadirían. Pero me estoy dando
cuenta de que esta rabia no sirve de mucho, porque después
no tengo buenas relaciones con los demás.
T.- Y por eso te sientes peque-ña. Sucede cuando te
enfadas y te vuelve dependiente.
P.- Hacia los 3-4 años no comía, después me puse
enferma y pensaba que tenía el tifus…

Con este recuerdo la paciente me expresa el motivo de no


sentirse comprendida y de haber desarrollado la rabia que
provoca una dependencia infinita, precisamente porque es
una rabia que obstaculiza la capacidad sana de introyectar.
Después de esta sesión, la paciente no utiliza más la rabia
conmigo, y se expresa con gran afecto. Consigue dejarse
llevar por el calor y el afecto que, por otra parte, ha sabido
siem-pre que estaba en la frontera-con-tacto, y ahora ella
puede experimen-tar las cosas positivas, el grn afecto que
siente por mí, ya no tiene nece-sidad de usar la rabia para no
dejarse invadir. En términos de consciencia inmediata, tanto
la paciente como la terapeuta puede ahora estar con más
espontaneidad en la frontera-contacto entre ellas, con la
plenitud de su energía y de intencionalidad de con-tacto. Ella
puede decirme las cosas con las que se identifica (las sensa-
ciones corporales, los miedos, los de-seos, el afecto) y
sentirse plenamente paciente-en-terapia conmigo, mien-tras
yo puedo gozar de la ternura que siento por ella y alegrarme
con sus éxitos terapéuticos sin miedo a que esto pueda
provocar en ella una actitud de rechazo.

La consciencia inmediata en el proceso terapéutico: el


apoyo específico y la co-creación de la frontera-contacto.

Creo precisamente que este concepto base en nuestra


praxis cambia según la corriente gestáltica que se sigue. Para
quien sigue la perpectiva fenomenológica-situacio-nal es
importante la “experiencia en la frontera-contacto” – el
concepto correspondiente a lo que en otras psicoterapias se
llama “relación”
El terapeuta se orienta en el territorio del campo
terapéutico si-guiendo un mapa conceptual. Escoge aí cómo
poner en acto su propia inter-vención terapéutica, qué cosas
apoyar, cómo y cuándo apoyarlas. Un concepto general para
nosotros es apoyar al paciente para que haga mejor lo que
hace en la frontera-con-tacto con el terapeuta. Si, por ejemplo,
el paciente bloquea la exitación/enr-gía que lleva al self a la
frontera-con-tacto introyectado,nosotros le ayuda-mos a
establecer contacto a través de un introyectar sin ansiedad,
es decir, apoyamos su capacidad espontánea de introyectar
(Spagnuolo-Lobb, 2004). Cuando hablamos de apoyo
específico nos referimos a dos niveles: a) las técnicas
adoptadas para sostener el contacto en los diversos tipos de
interrupción (efr. Spagnuolo Lobb, 1990); b) atender a cómo
se man-tiene la interrupción en la relación terapéutica, en la
frontera-contacto entre terapeuta y paciente. Dicho de otra
manera, el terapeuta se pregunta:¿qué hago yo para que el
paciente me introyecte (o proyecte, o retroflecte, etc.)? O de
otro modo: ¿cómo contribuyo a mantener su es-quema de
relación conmigo?
Sintetizaré un fragmento de una reciente publicación
mías (Spag-nuolo Lobb, 2003, pp. 42 – 45) que puede ilustrar
cómo se integran estos dos aspectos en la praxis terapéutica
gestáltica.
Podemos concebir cada sesión terapéutica como un
proceso de contacto-retirada entre terapeuta y paciente. Éste
llaga a la sesión con una intencionalidad de contacto de la
que es más o menos consciente. El terapeuta se pregunta
sobre esta consciencia, partiendo de su propia
intencionalidad de la que, normal-mente, él sí es consciente.
Así es como el terapeuta se da cuenta de cómo y cuándo el
paciente pierde la espontaneidad en el proceso de contacto:
cómo y cuándo su estar-con produce ansiedad, se vuelve
estéril y repetitivo. Por otra parte, el paciente se da cuenta
intuitivamente de si el terapeuta lo ve, si ve la forma en que
hace o evita el contacto y en qué medida es posible para él
(paciente) cambiar la percepción de la frontera-contacto y
recuperar la plena cons-ciencia inmediata (awarness), o sea,
la espontaneidad al llevar a término la intencionalidad de
contacto.
Veamos con un ejemplo el desarrollo de la consciencia
inmedia-ta en la co-creación de un encuentro terapéutico. Un
poco antes y cerca del inicio de una nueva sesión, tanto el
paciente como el terapeuta activan el self (fare-comacting
phase): emer-gen las excitaciones y se inicia el proceso
figura/fondo. La intenciona-lidad inserta en la experiencia de
am-bos inicia y sostiene el proceso. Como afirma Perls el al,
(ed.cit., p.227): “el cuerpo es el fondo; el ape-tito o estímulo
ambiental es la figura”. Por ejemplo, en esta fase del precon-
tacto (fore-contacting phase), el pa-ciente podría pensar:
“¿Cómo reac-cionará mi terapeuta ante el cambio que he
sentido en la relación con mi marido?”; y el terapeuta, en la
misma fase:¿Cómo habrá desarrollado esta paciente lo que
sucedió en la última sesión?”. En la fase siguiente, la del
contacto (contacting), tanto el pacien-te como el terapeuta se
experimentan en la expansión de sí mismos hacia la frontera
contacto y están en la exitación que se desarrolla en este
proceso que, en una primera subfase (orienting subphase)
les conduce a explorar casi vagabundeando- la presencia del
otro en la búsqueda de posibilidades concretas de contacto.
Por ejemplo, la barba del terapeuta podría recordar a la
paciente la rigidez moral de su padre y esto podría llevarla a
contar al terapeuta el cambio ocurrido en la relación con el
mundo de su forma más bien cauta. Por otra parte, la
respiración coartada de la paciente podría alertar al terapeuta
sobre las reflexiones que ella está poniendo en acto. Este
“vagabundear” se vuelve entonces figura, mientras que el
deseo a las necesidades iniciales van al fondo. En la segunda
subfase (manipulating subphase), terapeuta y paciente, “ma-
nipulan” el entorno, escogiendo cier-tas posibilidades y
rechazando otras. Por ejemplo, la paciente podría elegir
hacer esta pregunta al terapeuta: “¿Has llevado siempre
barba?”, para comprender si para el terapeuta de-jarse la
barba es una elección pasa-jera y por tanto no rígida,
asumiendo que un hombre que siempre ha tenido barba,
como su padre, debe tener al-guna rigidez moral congénita.
En este punto, el terapeuta podría decidir si develar esa parte
de sí mismo y preguntar “no, no siempre. ¿De qué manera es
importante para ti este aspecto mío?”. Terapeuta y paciente
“manipulan” así el entorno, “atacan-do” ciertas partes del
campo y superando obstáculos. la paciente podría,
en este punto, aferrar activamente la posibilidad brindada por
el terapeuta y arriesgarse a estar plenamente en la frontera-
contacto con él: “Me siento diferente con mi marido y tengo
algo de miedo de decírtelo: tu barba me recuerda la rigidez de
mi padre”. Por su parte, el terapeuta podría también –
basándose en las evaluaciones diagnósticas y en su corriente
tera-péutica- arriesgarse a implicar su pro-pia persona en la
respuesta, en lugar de utilizar instrumentos terapéuticos pre-
confeccionados (como la técnica de la silla vacía, planteando
por ejemplo: “Pon a tu padre en la silla y háblale de tu cambio
con tu marido”). Creo que en este punto la perspectiva
relacional (o situacional) sobre la consciencia inmediata crea
una diferencia sustancial respecto a los mé-todos usados por
otros terapeutas gestálticos. El terapeuta se da cuenta de que
está sorprendido y decide explicarlo: “Estoy sorprendido y
lleno de curiosidad por esa percepción tu-ya”. En la tercera
fase, la de contacto final (final contacting) el objetivo final –el
contacto- se hace figura, y el en-torno y el cuerpo son ahora
el fondo. El terapeuta y el paciente están ocu-pados con todo
su ser en el acto espontáneo de contactar con el otro, la
consciencia inmediata (awareness) está al máximo, el self
está plena-mente presente en la frontera-con-tacto, mientras
que la capacidad de elección se ha relajado puesto que no
hay nada que escoger en ese mo-mento, todo debe ser,
simplemente, vivido. Terapeuta y paciente han preparado la
base (ground) para este momento importante de contacto ple-
no. En consecuencia, la paciente podría relajar los miedos y
decir al terapeuta: “He tenido pensamientos extraños y
excitantes esta semana. No me había pasado nunca; he
pensado que podría sentir atracción por otros hombres, me
he encontrado mirando a alguno con otros ojos… y me ha
parecido que también ellos me miraban de un modo que
nunca había notado… ¡Todo esto es muy excitan-te! Pero
también he estado nerviosa con mi marido: me parece que
estoy cambiando mi actitud con él”.

“El terapeuta y el paciente están ocupados con todo su


ser en el acto espontáneo de contactar con el otro, la
consciencia inmediata (awareness) está al máximo, el self
está plenamente presente en la frontera-contacto”

En este momento el terapeuta, que había decidido


explicar su curio-sidad a la paciente podría retirar su propia
implicación personal (retroflec-tado) y, por ejemplo, trabajar
sobre la relación de la paciente con el marido.
Pero sabe que esta intervención, aun siendo
metodológicamente correcta, privaría su encuentro de esa
atmós-fera especial que se ha creado. Si, al contrario,
continúa arriesgándose a estar plenamente presente en la
fron-tera como persona-terapeuta, siente (con consciencia
inmediata) que hay una fuerte implicación emocional en-tre
ellos y debe tomar una decisión sobre cómo usarla
terapéuticamente. Este es el momento crucial de la sesión
terapéutica (es al que Stern llama “new momento”; Stern el al.,
1998. p.911.) en el que encontrar la necesidad de contacto de
la paciente es lo que hace que el proceso tera-péutico sea
eficaz. El terapeuta debe decidir si, y en que medida, relajar
sus propias retroflexiones y confiarse a una cocreación
imprevisible de la frontera-contacto. La consciencia in-
mediata de las vibraciones con las que la frontera con la
paciente está caracterizada en ese preciso y hui-dizo
momento lo informa de que, en la experiencia de la paciente,
debe de haber alguna intencionalidad de con-tacto
relacionada con él. Así que de-cide dar un salto en el vacío y
pre-gunta: “¿Cómo es que me dices eso? ¿Cómo estoy
involucrado en tu cambio hacia los hombres?” Hay un breve e
intenso silencio; después la paciente dice:
“Creo haber oído, en la última sesión, que tu me dabas
un permiso. Permiso que siempre hubiera querido de mi
padre, y eso me ha permitido relajar mi sensualidad y
sexualidad con respecto a ti. No sé exactamente
cómo ha sucedido, quizá el modo en que me mirabas cuando
me dijiste que te gustaba como iba vestida. Hay algo más que
no te he dicho todavía: esta noche he soñado contigo; me
abrazabas de una forma tan dulce, cálida y totalmente
aceptadora que he sentido un placer sexual intenso en todo el
cuerpo. También ahora, al contartre el sueño, siento esa estu-
penda dulzura y me siento en paz y abierta a ti”.
El cambio nutriente, el contacto con la novedad ha
sucedido. El blo-que relacional, experimentado como un
bloqueo en la espontaneidad de establecer contacto con el
terapeuta, se ha disuelto gracias al apoyo que el terapeuta ha
dado en el momento justo, cuando la base estaba puesta
para el contacto pleno, cuando la consciencia inmediata de la
paciente podía alimentar el apoyo adecuado para
experimentar de una manera nueva y espontánea la frontera-
con-tacto, y la consciencia inmediata del terapeuta podía
sostener la energía, la excitación de la paciente orientada a la
realización de la necesidad de contacto con él. En la
psicoterapia de la Gestalt este es el modo como la
consciencia inmediata (awareness) del terapeuta y del
paciente apoya el cambio; apoyando la excitación del self en
la frontera-contacto para obtener la realización espontánea
(no ansiosa) de la intencionalidad de contacto inserta en cada
experiencia.
En la última fase, la del post-contacto (post contacting),
el terapeuta y el paciente se retiran de la frontera-contacto
para dejar que su-ceda, de forma no consciente, la di-gestión
y, por lo tanto, la asimilación de la novedad en la pre-
existente estructura experiencial. El proceso de asimilación es
siempre no-consciente e involuntario (como la digestión); será
consciente sólo en la medida en que haya un trastorno.

Conclusiones

Aun en la limitación de este trabajo, he tratado de


describir una evolución postmoderna del concepto de
“consciencia inmediata” en psico-terapia de la Gestalt y de
poner de relieve cómo esta nueva perspectiva se hace
evidente en algunos as-pectos de la praxis psicoterapéutica,
como en la hermenéutica, la finalidad, el objeto by en el
apoyo específico de la terapia.
Otro aspecto importante de la praxis que siento no haber
podido afrontar aquí es la semiótica de la “consciencia
inmediata”, es decir, el estudio de los signos en el paciente,
en el terapeuta y en la construcción de la relación- que
indican el camino al terapeuta. Sería también interesan-te y
oportuno describir el proceso de la consciencia inmediata en
los tras-tornos más recientes e inquietantes de nuestra
sociedad, como las ata-ques de pánico, los trastornos de la
alimentación y los comportamientos de riesgo.
Por lo tanto, este trabajo traza un camino que es posible
recorrer para ir a muchos lugares.

Notas
1.- Una versión más extensa de este artículo ha sido
publicada en Gestalt (Societé Francaíse de Gestalt ed),
vol.XVI, p 28. 2005.
2.- El término awareness, bien conocido por los gestálticos de
habla española, se ha traducido aquí por consciencia
inmediata (en lugar del menos exacto darse cuenta, o el más
duro a nuestros oídos de percatación), para dotar a la Terapia
Gestalt de habla española de un término propio y cuyo
significado ciene a ser “ la consciencia inme-diata e implícita
del campo”. una consciencia organística, a diferencia de la
consciencia organísmica, a diferencia de la consciencia
reflexiva (conscieouness) que implicaría sólo lo mental (N del
T).

3. E. Perls-R. Hefferline – P. Goodman. Terapia Getalt:


Excitación y crecimiento de la
personalidad humana. Madrid-Ferrol. Los li-bros del CTP,
2002. p.x.li.

4.- Texto editado por la traducción española del trabajo de


John B. Enright, “El adies-tramiento de la consciencia y los
profesio-nales de la salud mental”, publicado en J. Fagan I.
Shephered (comp.), Teoría y técnica de la psicoterapia
gestáltica. Buenos Aires. Amorrorta. Eds., 1973. pp. 252 –
262. (N. del T).

5.- Podeis ver mejor la conclusión del discurso filosófico


habitual en este contexto, cuando se habla de “interno” y el
“externo”. “Interno” significa “dentro de la piel”, “externo”
quiere decir “fuera de la piel”. Sin embargo, los que hablan el
“mundo exterior” incluyen al cuerpo como una parte del
mundo exterior. “Interno” significa entonces “dentro de la
mente” y no dentro del cuerpo” (Perls_Hefferline-Goodman,
Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento …, ed.cit., p.44).

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