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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador

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AGRADECIMIENTOS

A Dios por darme la vida y ayudarme a tener pensamientos positivos y sensibles frente al
envejecimiento.

A mi madre por ser el modelo de la vejez activa, sabia y además mi guía y luz en mi camino.

A mi esposo e hija por ser el soporte y la fortaleza en mis decisiones diarias.

A mis hermanos por ser personas nobles que siempre están ahí cuando más los necesito.

Al Excelentísimo Ayuntamiento de Castro Urdiales (Cantabria-España), que través de la Concejalía


de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad ha brindado la oportunidad de editar y distribuir este
manual de gerontología entre organizaciones de adultos mayores de Latinoamérica, pudiendo así
contribuir a la capacitación y sensibilización de recursos humanos en la atención de este creciente
sector de población en nuestra Región.

A Federación Iberoamericana de Asociaciones de Personas Adultas Mayores- FIAPAM por tener


en su mente a los Adultos Mayores de Latinoamérica y de todo el mundo y pensar en las
necesidades de los países menos desarrollados.

A la Asociación Nacional de Adultos Mayores de Honduras-ANAMH, por ser tan especiales y


sabios en permitirme acercarme y disfrutar de sus conocimientos.

A Honduras por permitir desempeñarme frente a una población tan vulnerable como son los
adultos mayores y por darme la oportunidad de proyectarme en el área de la Gerontología.

MSc. Gladys Elena Gaviria


Gerontóloga

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PRESENTACIÓN
La labor de atender y proporcionar cuidados a las personas adultas mayores es una experiencia
digna y merecedora de reconocimiento social e institucional. No obstante no deja de ser, en
numerosas ocasiones, una tarea solitaria e ingrata bajo la cual subyacen situaciones desfavorables
que van a conducir a que el cuidador presente alteraciones físicas, mentales, afectivas,…viéndose
afectada su situación social, familiar, laboral,...

El cuidado de personas mayores dependientes ha sido identificado como uno de los acontecimientos
normativos que más estrés puede producir en la vida de las personas responsables de su atención.
Dentro de las dificultades que expresan los cuidadores, la carencia de recursos formativos y
habilidades en el ámbito profesional es uno de los factores que más afectan al desarrollo de su labor,
traduciéndose en temor e inseguridad a la hora de afrontar su labor diaria. En este sentido, existe una
estrecha relación entre la sobrecarga que experimenta el cuidador y el deterioro en los cuidados que
administra a la persona dependiente, así como entre el estrés del cuidador y el maltrato a los
ancianos, entendido en el más amplio sentido de la palabra: agresividad e insultos, falta de cuidados,
negligencia, abandono,…

Somos conscientes que Latinoamérica es una región que envejece. Este proceso se está dando en
un contexto de pobreza y desigualdad social y a un ritmo mayor del que se ha dado en los países
desarrollados. Hoy más que nunca se hace necesaria la capacitación de recursos humanos en la
atención a la población adulta mayor, siendo dicha capacitación una garantía de calidad de atención y
de que la labor profesional se lleve a cabo respetando la dignidad y los derechos de las personas
mayores atendidas. Tal y como recoge entre sus recomendaciones la Estrategia Regional de
Implementación para América Latina y El Caribe del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre
Envejecimiento, muchos países de la región acusan una falta de personal capacitado y sensibilizado
para atender a las personas mayores. Sin duda una de las vías para la promoción de una vejez digna
es garantizar que aquellas personas que a nivel profesional brindan cuidados y atención a la
población mayor estén debidamente capacitadas y motivadas para un óptimo desempeño de su labor.
Esta inquietud, compartida por FIAPAM, se ha plasmado en el proyecto “Fomento de la
capacitación en atención gerontológica de personas mayores dependientes en Latinoamérica”,
iniciativa que se lleva a cabo con el respaldo del Ayuntamiento de Castro Urdiales (Cantabria-España)
y con la colaboración de la Asociación Nacional de Personas Adultas Mayores de Honduras-ANAMH.
Todos estamos fuertemente comprometidos para que el trabajo con este colectivo particularmente
vulnerable sea llevado a cabo siguiendo los Principios de Naciones Unidas en favor de las personas
de Edad: independencia, participación, cuidados, autorrealización y dignidad.

El objetivo de esta intervención es editar y distribuir entre organizaciones de adultos mayores de 13


países de la Región este Manual de Gerontología “Aprendiendo a cuidar al adulto mayor y a su
cuidador” con la finalidad de que sea tomado como material de referencia en actividades de
capacitación en atención a adultos mayores dependientes, dotando a aquéllos que participen en ellas
de los conocimientos y habilidades necesarias para un óptimo desempeño profesional en el ámbito de
la atención a la población adulta mayor dependiente. Este manual, escrito por la gerontóloga Gladys
Elena Gaviria, miembro del Grupo Básico de Trabajo de FIAPAM, quiere ser un aporte más de
FIAPAM a esta necesidad cada día más apremiante en nuestras comunidades.

Modesto Chato
Presidente de FIAPAM

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INTRODUCCIÓN

“Nuestro tiempo necesita hoy más que nunca la sabiduría del viejo. Una sabiduría que nos conduzca
al mundo de la libertad y de la paz.”

La longevidad constituye un gran logro de las sociedades humanas, pero para su


disfrute se hace necesario garantizar la buena salud y el bienestar durante toda la
vida, el acceso a la atención preventiva y curativa, incluida la rehabilitación de
manera que se alcance la mayor autonomía e independencia en todo el transcurso
vital. Esto incluye la formación y capacitación del personal necesario y los recursos
que permitan atender necesidades especiales de los adultos mayores

El envejecimiento de la población en América Latina es un proceso generalizado. En


todos los países de la Región, la proyección de población de 60 ó más años
presenta un incremento sustancial, pasando de un 8% en el año 2000 a 14.1% en
2025, y a 22.6% para el 2050.

Este porcentaje también será mayor en las mujeres que en los hombres,
particularmente en el área urbana. En nuestros países, los posibles impactos
negativos del envejecimiento demográfico no se relacionan sólo con su faceta
cuantitativa sino también con el escenario social, económico y cultural en que este
proceso está teniendo lugar, que se caracteriza por una alta incidencia de la
pobreza, una persistente y aguda inequidad social, una baja cobertura de la
seguridad social y una probable tendencia hacia el deterioro de las estructuras
familiares de apoyo a los adultos mayores.

En lo que respecta a la pobreza, se ha estimado que la proporción de población en


esta condición es de 44%, y esta cifra es superior al 70% en países como Honduras
y Nicaragua (CEPAL, 2006). A estos antecedentes sobre pobreza, debemos agregar
que América Latina tiene la peor distribución de ingresos del mundo y no hay
indicios de que pueda mejorar esta situación en el corto plazo.
A este contexto se suman los cambios institucionales, como el caso de los procesos
de reforma de los sistemas de seguridad social y leyes laborales y/o los sistemas de
salud, que en la mayoría de los países, se acompañan del traslado de la
responsabilidad desde el Estado al sector privado, antes consideradas de bien
social.

Sin embargo, este es el escenario que más reclama crear alianzas estratégicas y dar
un nuevo paso en nuestro proceso de reflexión, de poner en común nuestros análisis
e ideas, de discutir propuestas, de alcanzar consensos y acuerdos en torno a
nuestra común preocupación como integrantes de la sociedad civil: mejorar la
calidad de vida de las personas mayores, desde una perspectiva de desarrollo
humano, con énfasis en la diversidad e integralidad de este sector.

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En el transcurso de mi vida Gerontológica, me he dado cuenta que uno de los


factores que más influyen en la vida diaria de los adultos mayores en el estado
biológico, psicológico y social, es el cuidador.

Una de las tareas más ardua y desagradecida es él tener que cuidar a alguien que
sea familiar o no, y no ser tratado con la delicadeza y las consideraciones que ello
requiere.

En consecuencia es necesario ofrecer sistemas de intervención muy diversificada


para atender esta población la del cuidador y la del paciente

La familia en general, y las mujeres en particular, son las principales suministradoras


de cuidados de aquellas personas adultas que los necesitan, muchas de estas
personas cuidadoras altruistas se sienten sobrecargadas, tanto por la cantidad de
trabajo que esto significa, como por el nivel de estrés emocional que comporta.

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN A LA GERONTOLOGÍA


MÓDULO I
 Capítulo 1. El ser humano desde la concepción Pág. 7-9
 Capítulo 2. Reseña histórica de la vejez Pág. 10-15
 Capítulo 3. Introducción a la gerontología Pág. 16-25

BIOLOGÍA Y PSICOLOGÍA DEL ENVEJECIMIENTO


MÓDULO II  Capítulo 1. Cambios biológicos en el envejecimiento Pág. 26-35
 Capítulo 2. Aspectos psicológicos del envejecimiento Pág. 36-65

Pág. 66-77
MÓDULO III ASPECTOS SOCIALES DEL ENVEJECIMIENTO

Pág. 78-92
MÓDULO IV EDUCACIÓN PARA LA SALUD

DESARROLLO CULTURAL. TIEMPO LIBRE, Pág. 93-102


MÓDULO V RECREACIÓN Y OCIO

EL CUIDADO DEL ADULTO MAYOR Y DEL CUIDADOR

MÓDULO VI  Capítulo 1. Cómo cuidar a nuestros adultos mayores Pág. 103-135


 Capítulo 2. La familia y el cuidado de los adultos mayores Pág. 136-141

 Capítulo 3. El cuidado del cuidador Pág. 142-181

GLOSARIO Pág. 182-185

BIBLIOGRAFÍA Pág. 186-187

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MÓDULO I

Introducción a la Gerontología
Capítulo 1
El SER HUMANO DESDE LA CONCEPCIÓN
“La especie humana es el resultado de la evolución. Tenemos la ineludible responsabilidad de su
continuo crecimiento y mejoramiento”.

EVOLUCIÓN DEL SER HUMANO

Bill Lawren ha descrito la evolución como el “más paciente de los ingenieros, que
diseña una y otra vez los organismos pieza por pieza en los más mínimos detalles de
desarrollo, usando la perspectiva grandiosa y gradual del tiempo geológico como si
fuera una mesa de dibujo”. Los seres humanos constituimos la forma mas avanzada
que ha aparecido en el curso de la evolución y todavía seguimos evolucionando.

Todos los organismos tienen ancestros; por lo tanto, ellos poseen historia evolutiva.
Todos los tipos de plantas y animales presumiblemente evolucionaron a partir de un
solo organismo y por lo tanto comparten una solo filogenia o historia. La evolución ha
desarrollado tal vez hasta cuatro mil millones de especies diferentes en los tres mil
millones y medio de años en que ha existido la vida.

Darwin presentó muchas pruebas respecto de la selección natural en su libro el origen


de las especies, según decía…. “las especies no han sido creadas por separado.” Y la
selección natural ha sido el agente principal del cambio. ”El proceso de la vida es un
proceso dinámico, donde entran en juego dos fenómenos el de la evolución y el de la
involución; se entiende por EVOLUCIÓN el desarrollo y la transformación; por
INVOLUCIÓN la modificación retrógrada hacia el no desarrollo, la no-transformación.

El desarrollo de un individuo es un proceso de evolución-involución que ocurren al


mismo tiempo siendo sus grados diferentes; este proceso inicia desde la madre antes
de formarse el individuo; en este proceso entran en juego múltiples factores como:
genéticos, físicos, biológicos, ambientales, sicológicos y socio-económicos, antes de
la fecundación.

Al ocurrir esta por el espermatozoide en el óvulo, formándose el huevo, luego el


embrión y posteriormente en feto, ocurren cambios especialmente de tipo evolutivo
aunque también aparecen de forma lenta y en grado mínimo, cambios involutivos
como es por ejemplo la aparición de la ATEROMATOSIS, placas de grasa que se
depositan en las arterias en el recién nacido.
Los cambios en el proceso de la niñez, la infancia y la pubertad, se caracterizan
especialmente por ser cambios de tipo evolutivo donde hay un aumento en el

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desarrollo celular, en el crecimiento y diferenciación celular y en la especialización de


éstas para cumplir las funciones necesarias del proceso de la vida.

Nace un niño, con su primer grito ha llegado a este mundo y vive ya como un ser
independiente fuera del cuerpo de la madre. Pero a pesar de ello el neonato es un ser
indefenso e inerme, un ser que no puede valerse por sí mismo. Al revés de muchos
animales que ya desde sus primeras horas de vida independiente se hallan guiados
por una serie de instintos heredados, el niño no es capaz de vivir solo, sino que debe
aprender aún las funciones vitales más importantes.

Esta es la situación inicial, con la que comienza el desarrollo del recién nacido, por lo
tanto, apenas se le puede atribuir una vida psíquica ni siquiera en su forma más
rudimentaria. Con toda seguridad, no existe aún una vida anímica consciente, pero se
hallan presentes ya una serie de vivencias afectivas de tipo inconsciente vaga y
desarticulada, cuyo origen se debe a la percepción de estímulos exteriores.

¿Que órganos sensoriales actúan en el recién nacido? El oído es rudimentario, el


niño es casi sordo y solo reacciona frente a estímulos muy fuertes, que además, le
producen una reacción de alarma. Esta demostrado que percibe el calor y el frío
siendo el llanto la respuesta al último. El sentido del tacto, por lo menos de un modo
incipiente, lo mismo que el gusto y el olfato. Todas las percepciones del mundo
exterior se limitan a las funciones del desarrollo espiritual, sienten el amor y, a su vez,
sufre cuando siente de alguna manera la falta de amor hacia él.

En la etapa de la lactancia o primera infancia que va desde los 0 a los 3 años el niño
entra a depender del mundo externo y puede durar un año, pero hay quienes se
extienden hasta los dos años e incluso a los tres años. Esta etapa trata del espacio
definitivo no sólo para el desarrollo físico, sino también para el psicológico, ya que
ambos van unidos.

El primero depende de las normales funciones fisiológicas, como son la comida, el


sueño, el ejercicio. Paralelamente el desarrollo psicológico se desprende del ambiente
sano, acogedor, tanto por parte de los padres como del hogar. Si falla uno de estos
factores o los dos el niño crecerá anormalmente en ambos campos y su evolución
será deficiente. Durante estos tres primeros años, la personalidad del ser humano,
aunque no lo parezca comienza a sentar sus bases a través de dos factores
importantes: el fenómeno de identificación oral que dura desde el nacimiento hasta los
quince meses de vida aproximadamente y el comienzo de la autovaloración que
abarca desde los 15 meses hasta los tres años.

En la etapa preescolar o segunda infancia que va desde los 3 a los 6 años se


presenta la afirmación de sí mismo conquista de la personalidad a través del
desarrollo intelectivo y emotivo, y la formación de la conciencia moral y religiosa. En
cuanto a la inteligencia el niño se vuelve curioso y quiere saber él porque de las
personas y de las cosas, pregunta, indaga y no se cansa de hacerlo. Otra cosa que le
afirma así mismo es la afectividad que se vuelve supremamente sensible podríamos

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decir que es hambriento de cariño, de afecto y de seguridad. Además lleva un raro


apegamiento a los papas, especialmente a la madre, llamado complejo de Edipo.

En la etapa escolar o tercera infancia que va desde los 6 hasta los doce años se
presentan características de los que se ha denominado la infancia adulta, de este
período se ha dicho que es: Época de adquisición de la habilidad, Tiempo de gran
actividad y progreso en la esfera psicológica y social, Gran oportunidad para la
delineación de la personalidad, días más aptos para la educación, Fase para soportar
una frustración, afrontar situaciones nuevas y evaluar la realidad social, Paso de la
actividad emotiva a la actividad del pensamiento, despertar del uso de la razón

La afectividad es sumamente emocional, a los siete años presenta muchos


sentimientos, a los ocho años surge una tendencia al desequilibrio entre sí mismo y
los demás, y a los nueve años más independiente y mejor equilibrio, a los diez años
estalla fácilmente en ira, pero también es franco y feliz, a los once años el niño ya se
siente un hombre grande y fuerte y se siente tentado a actuar como adulto.

Con el desarrollo de las glándulas sexuales termina la especialización celular en la


adolescencia; el fenómeno involutivo también ocurre como antes se ha anotado, por
ejemplo una niña recién nacida nace con 100.000 oocitos primarios (células que al
evolucionar se transforman en los óvulos), en la pubertad y la adolescencia solamente
existen 10.000 oocitos.

En el proceso de la juventud y la adultez el fenómeno evolutivo disminuye


gradualmente y se inician los fenómenos involutivos los cuales pueden acelerarse
anormalmente por otros factores como la malnutrición, el stress condiciones adversas
ambientales, por ejemplo el cigarrillo aumenta los fenómenos involutivos que
normalmente ocurren. NO SE SABE EXACTAMENTE DONDE SE INICIA EL
ENVEJECER. Es difícil precisar cuando termina la adolescencia, ser adulto quiere
decir asumir los papeles propios de esta etapa de la vida, tales como la adquisición de
la independencia económica, el desempeño de una profesión, el matrimonio, la
paternidad y la asunción de una serie de responsabilidades civiles. No se llega a la
edad adulta, a la misma edad en unos medios culturales o en otros. La vida adulta
ofrece diversa oportunidades para auto realizarse, diversas formas de cooperación
social. Es maduro un adulto cuando ha llegado a la madurez fisiológica y ha
desarrollado ya ciertas actitudes.

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Capítulo 2

RESEÑA HISTÓRICA DE LA VEJEZ


Enséñanos a contar nuestros días, para que dediquemos nuestros corazones a la sabiduría
(Salmo, 90:12)

Conocer el objeto de una ciencia, desde un análisis histórico es darle a éste una
ubicación clara y precisa; y además enseñar en sus relaciones y no en su particular
intrasistema. El conocer la historia del fenómeno de la vejez, nos permitirá tener
mayor seguridad en el abordaje de la ciencia Gerontológica.

El concepto de experiencia ha enmarcado al viejo dentro de la sabiduría a través de la


historia, lo que hace importante analizar la teoría del conocimiento científico que nos
plantea: G: Bachelard ” Frente a lo real, lo que cree saberse claramente ofusca lo que
debiera saberse. Cuando se presenta ante la cultura científica, el espíritu jamás es
joven. Hasta es muy viejo, pues tiene la edad de sus pre-juicios... la opinión piensa
mal; no piensa; traduce necesidades en conocimientos. Al designar a los objetos por
su utilidad, ella se prohibe el conocerlos... el espíritu científico nos impide tener
opiniones sobre cuestiones que no comprendemos sobre cuestiones que no sabemos
formular claramente”.

En la Biblia se define al anciano como “hombre prudente por su experiencia, por eso
es digno de honor y respeto, una vejez es premio a la virtud.”

Es importante analizar como aquella época donde no se media el conocimiento por la


teoría asimilada, sino que era la experiencia práctica, el conocimiento vivencial el que
daba la sabiduría, se consideraba al viejo con honor y respeto, porque no era la
información sino a la formación lo que hacían de ellos hombres prudentes por su
experiencia, el pensamiento se convierte así en medio eficaz para asimilar la
experiencia y no equivocar el conocimiento por la experiencia, como lo hacen algunos
utópicos de la vejez actual. “Álzate ante una cabeza blanca y honra la persona del
anciano“ ( Levítico 19,32), “Está en las canas el saber y en la ancianidad la sensatez”
( Job 12,12).

Entre el período bíblico se tiene otra consideración importante de analizar como es


que la honradez no es la de los muchos años, ni se mide por el número de otros, la
prudencia es la verdadera canicie del hombre y la verdadera ancianidad es una vida
inmaculada. (Sabiduría 4, 8-9).

Aquí se ven las virtudes del hombre como posibilidad en cualquier grupo humano, ya
que ellas se pueden adquirir sin la necesidad de llegar a viejo lo que las distingue
entre los seres humanos es su diferencia misma como seres individuales que viven en
proceso evolutivo relativo a cada uno.

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La Biblia en el salmo 90 dice: “Los años de nuestra vida son de sesenta a ochenta si
hay vigor, aunque la mayor parte son de trabajo y vanidad”. Y más de 2000 años
después, el Servicio de Salud Pública de USA, se hace eco de esta cita bíblica y lo
ratifica diciendo que un norteamericano nacido en 1974 tiene una probabilidad
máxima de vida de unos 78 años.

Entre el período bíblico se tiene otra consideración importante de analizar como es


que la honradez no es la de los muchos años, ni se mide por el número de otros, la
prudencia es la verdadera canicie del hombre y la verdadera ancianidad es una vida
inmaculada. (Sabiduría 4, 8-9).

El concepto de experiencia ha enmarcado al viejo dentro de la sabiduría a través de la


historia, lo que hace importante analizar la teoría del conocimiento científico que nos
plantea: G: Bachelard ” Frente a lo real, lo que cree saberse claramente ofusca lo que
debiera saberse. Cuando se presenta ante la cultura científica, el espíritu jamás es
joven. Hasta es muy viejo, pues tiene la edad de sus pre-juicios... la opinión piensa
mal; no piensa; traduce necesidades en conocimientos. Al designar a los objetos por
su utilidad, ella se prohibe el conocerlos... el espíritu científico nos impide tener
opiniones sobre cuestiones que no comprendemos sobre cuestiones que no sabemos
formular claramente”.

VEJEZ PRIMITIVA

En algunas civilizaciones existe mucha distancia entre los mitos creados y sus
costumbres reales, especialmente en el viejo dentro de las sociedades primitivas. En
algunas se mistifica la vejez.. Entre los esquimales se habla del anciano milagroso, en
otros el viejo como curandero, mago, y dioses llenos de vigor y sabiduría. En las
sociedades rudimentarias la situación del viejo era bastante precaria y aunque en su
mayoría eran patriarcas, el viejo era despojado de la autoridad y respeto que poseía
frente a los hijos. La última etapa de la vida era utilizada como venganza frente al
padre, quien a traves de castigos físicos y mentales, solo lograban desarrollar el
sentimiento de odio de sus hijos conviertiéndose así la vejez en la etapa escogida
para ser verdugos de sus propios padres.

Los navajos, quienes viven al Noroeste de Arizona, consideran la relación entre el


saber y el poder mágico, lo que asegura a ciertos viejos respeto y autoridad.

Dice Sierosheusci, “incluso en casas acomodadas he visto esqueletos vivientes,


arrugados, semidesnudos o desnudos del todo, escondiendosen en rincones de los
que solo salen en ausencia de los extraños para acercarse al juego y disputar a los
niños los restos de comida.”

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La transmisión de la cultura de generación a generación no es únicamente la


transmisión de una información, sino que básicamente, la cultura se transmite de la
personalidad misma, (José Begler).

Las tribus semi-nómadas han vivido y viven la mayoría en condiciones de miseria, los
niños al igual que los viejos, eran descuidados, motivo por el cual mostraban poco
apego hacia sus madres.

El papel del viejo en las culturas primitivas, donde la estabilidad económica permite el
sustento para todos varía considerablemente. Al igual que los navajos existen otras
tribus que permiten buena condición de vida al viejo,lo que corrobora un poco la teoría
de Margaret Mead quien dice: “Cada cultura crea distintamente la estructura social en
la cual el espíritu humano puede encerrarse, con seguridad y comprensión, y
clasificar, volver a urdir y descartar los modelos de la tradición histórica que comparte
con muchos pueblos vecinos”.

PERÍODO OCCIDENTAL GRIEGO

Cambios prolongados de la vejez han sido discutidos desde que Hipócrates


enumeró las enfermedades, de las cuales las personas eran sujetas. Dice “el cuerpo
humano era animado por un calor innato: la muerte era el resultado de la evaporación
de este calor.” La realidad de los viejos en la Grecia arcaica era como ser
privilegiado. En tiempos heroicos, existía un grupo de viejos cuya función era guiar al
rey, en algunos casos tenían a su cargo la responsabilidad de impartir justicia, aunque
se dice que los errores cometidos tenían altos costos.

Para Homero la vejez está asociada con la sabiduría, el tiempo le ha permitido


experiencia y el arte de la palabra autoridad. Se puede decir que los viejos tienen un
papel más honorífico que eficaz en la Grecia feudal. Como ocurre en otras disciplinas,
es en la filosofía donde podemos encontrar claros antecedentes de la gerontología.
Así Platón, Platón (427-347 a. C.) dice que la condición necesaria para afrontar con
serenidad y sabiduría el envejecimiento, sería él haber llevado una vida íntegra en las
etapas anteriores de la vida. Presenta una visión individualista e intimista de la vejez,
resalta la idea de que se envejece como se ha vivido y de la importancia de cómo
habría que prepararse para la vejez en la juventud. Así, pues, Platón es un
antecedente de la visión positiva de la vejez, así como de la importancia de la
prevención y profilaxis.

Por el contrario, Aristóteles (384-322 a. C.) Presenta lo que podríamos considerar


unas etapas de la vida del hombre: la primera, la infancia; la segunda, la juventud; la
tercera- la más prolongada-, la edad adulta, y la cuarta, la senectud, en la que se llega
al deterioro y la ruina. Considera a la vejez como una enfermedad natural. Aristóteles
tiene una imagen más negativa de la vejez. Critica la forma arbitraria en que funciona
el senado compuesto por viejos, quienes según él no están sometidos a leyes escritas
o instituciones que impidieran este tipo de manejo. Anota el alto índice de

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competibilidad en el viejo y agrega que la compasión es debilidad. Vemos que estas


dos visiones antagonistas y contradictorias de la vejez, que se dan ya en Platón y
Aristóteles, van a verse representadas a todo lo largo de la historia del pensamiento
humano. Así por ejemplo Cicerón sigue la idea positiva de Platón; y Séneca sigue la
línea de pensamiento de Aristóteles.

Cicerón (106-43 a. C.) en su obra “ De senectute” presenta un panorama positivo de


la vejez planteado, a través de ejemplos de personajes históricos griegos y romanos,
las realizaciones logradas por personas de edades avanzadas se recrean en las
virtudes que adornan a los mayores. Así dice: “las facultades que se refieren al
mundo del espíritu crecen con la edad en los varones mejor dotados y de más clara
inteligencia......dado que los ancianos son los que poseen entendimiento, razón, y
capacidad reflexiva....no es con la fuerza corporal y, la agilidad o la rapidez como se
hacen grandes las cosas, sino por medio del pensamiento, la superioridad de la
mente y la preeminencia de la propia opinión, cualidades de las que la vejez no sólo
no se ve despojada, sino de las que suele encontrar enriquecida en mayor medida
que antes”. (Lehr, Ursula, 1980). Por el contrario Séneca (4-65 d. C) siguiendo la
línea de pensamiento de Aristóteles, considera que la vejez es una enfermedad
incurable y que lleva consigo la decrepitud mental y física.

Ursula Lehr (1980) (4) anota: Se establecen 4 motivos que influyen negativamente
sobre el proceso de envejecimiento: La negación de una actitud remuneradora, el
quedar condenado a la pasividad, El debilitamiento corporal, las molestias y los
achaques físicos, El verse despojado de los placeres, la renuncia al sentirse
excluido de las experiencias agradables y de las alegrías de la vida, Conciencia, por
último, de la cercanía de la muerte.

El envejecimiento es hoy día primariamente, destino social, secundariamente


modificación funcional u órganica (Thomae,1969).

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL ANCIANO

La posición del viejo en la sociedad varía según la estructura de ésta y las tradiciones.
En China se conserva la tradición de familias grandes habitando bajo el mismo techo,
lo que permite la cohabitación del viejo abuelo con los nietos e hijos. El papel del
abuelo en la educación de los nietos es importante, a su vez colabora en los
quehaceres domésticos.

La vejez en Africa “no se considera que una persona es anciana a partir de una edad
cronológica determinada, sino tras la aparición de las canas o el nacimiento de los
nietos. A los ancianos se les trata con deferencia y se añaden títulos honoríficos a su
nombre: se les llama generalmente padre (tata) Mbuta mayor o incluso niculumtu
“cabeza vieja”. Los viejos son los verdaderos cimientos de la aldea. Debido a la
concepción africana del mundo, el ser viejo es una etapa de la existencia a la que

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todos aspiran. “Cada vez que un anciano muere es una biblioteca que se muere.”
(Maliano Amadou)
El viejo de Israel “los Kibbutz” está representado frente a los extranjeros por un
veterano que se le llama “vatikim”, a quien consideran la persona más segura y digna
de representar a su comunidad. El nivel de educación del Vatikim, permite su
condición en la sociedad, lo que responde al nivel general del pueblo judío. El tipo de
sociedad que existe entre ellos evita en el viejo el aislamiento ya que se vive bajo
proximidad durante décadas. El hobby o intereses diferentes de actividad personal,
nos dicen algunos gerontólogos franceses, están íntimamente relacionados con la
educación que hayan recibido, y lo que permite haber sido motivado desde pequeño,
haciendo siempre del tiempo libre algo útil y de satisfacción personal.

LA SOCIEDAD Y LA VEJEZ

El proceso histórico, tiene gran influencia en la condición del viejo, debido al tipo de
sociedad que se establece a sus necesidades e intereses. Además de establecer o
crear conductas determinadas en el individuo quien está en permanente interacción
con la sociedad y cuya influencia en el comportamiento humano es indiscutible. El
viejo cae dentro de este proceso social, en su caso con una imagen negativa muy
difundida en la sociedad. Existe gran tendencia hoy día en hablar de las personas
viejas como “grupo problema” y a prestarles una atención especial, ubicándolos al
lado de los “grupos marginados”, llegando en algunos casos a asociarlos con los
minusválidos físicos psíquicos.

De esta manera se relega al viejo a una extraña condición, lo que aparece como una
arbitrariedad social, ya que esta clasificación se da sólo por una edad cronológica, lo
que en miras de las ciencias sociales se hace cada día más difícil, ya que no es la
edad cronológica sino el individuo, el medio ambiente, lo que determina la edad
mental. El estudio del hombre no puede desligarse de ninguna manera de la realidad
social en que se desenvuelve, que influye en todos y cada uno de los aspectos, sobre
la base de la comprensión y conocimiento de la relación dialéctica (hombre-sociedad)
puede analizarse y entenderse el hombre, en este caso el viejo.

Para el marxismo, la relación del hombre y la sociedad depende de la forma como


los pueblos encaran su subsistencia y su relación con la naturaleza, la que determina
las distintas ciencias de los pueblos y sus períodos históricos. Erich Fromm a su vez,
se ocupa del problema de los elementos comunes en la personalidad de los
individuos de una misma cultura, a los que designa con el nombre de carácter social.
Fromm define el carácter social como el núcleo que se ha desarrollado como
resultado de las experiencias básicas y los modos de vida comunes del grupo mismo.
Pablo Damiani sostiene que la función subjetiva del carácter de una persona normal,
es la de conducirlo a obrar de conformidad con lo que es necesario desde el punto de
vista práctico y también a experimentar una satisfacción psicológica derivada de su
actividad. De acuerdo con lo que nos dice Damiani, vale la pena pensar en el grado
de satisfacción del viejo frente a las actividades o no-actividad que le es asignada por
el medio y de acuerdo con esto, su posibilidad de vivir una vejez sana.

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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Es importante advertir que no existe un único factor que determine la longevidad, sino
una constelación de factores biológicos, sociales, psicológicos, el conjunto de los
cuales se puede definir como status de élite, según estudios realizados en Alemania
se ha comprobado que las personas con una inteligencia elevada, con seguridad
económica y bienestar físico tienen una mayor promedio de vida. Se sugiere pues: el
mantenimiento de un rol social satisfactorio y pleno de sentido si queremos aumentar
la esperanza de vida. Este rol no necesariamente ha de ser el trabajo, ya que éste
bien ha ocupado gran parte de la vida en una sociedad capitalista. Existen otras
formas de producción y de sentido social que habrá que empezar a despertar o crear
en los viejos.

Kastembaum dice, que una persona está más o menos integrada, dependiendo de la
frecuencia con que pueda responder a las siguientes preguntas de manera afirmativa.
Esperan las personas muchas cosas de usted, estar en ciertos sitios, a ciertas horas,
asumir algunas responsabilidades, llevar a cabo ciertas empresas ¿Lo que usted hace
y cómo lo hace tiene importancia en el mundo? La conciencia de sentirse bien
integrado a la sociedad da seguridad, ya que se siente ser “alguien”. El individuo
requiere encontrar en el medio ambiente una satisfacción a las necesidades que le
permitan estar integrado a él, ya que la insatisfacción por la privación constante
genera hostilidad y ésta se vuelca inevitablemente entre los más próximos.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFÍCAS

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BLEGER, José. Psicohigiene y Psicología institucional. Buenos aires. Ed. Paidos.

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Colombia 1986.

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Capítulo 3

INTRODUCCIÓN A LA GERONTOLOGÍA
Quien tiene una naturaleza calmada y feliz, apenas si notará las premuras de la edad.
(Platón, 427-347 a.C)

DEFINICIONES

Etimológicamente, la palabra GERONTOLOGÍA, procede del término griego geron,


gerontos/es o los más viejos o los más notables del pueblo griego; a este término se
une el término logos, logia o tratado, grupo de conocedores. Por ello, la gerontología
se define como “ciencia que trata de la vejez”, y así también se recoge en el
diccionario de la Real Academia Española. Históricamente, la gerontología es una
joven disciplina que – a pesar de que Metchikoff utiliza el término en su sentido actual
en 1903 - se ha desarrollado, prácticamente, en la segunda mitad del siglo XX.
Como señala Birren (1996), la gerontología supone un sujeto de conocimiento muy
antiguo pero es una ciencia extraordinariamente reciente. Se ha desarrollado en la
segunda mitad del siglo pasado porque es cuando comienza a producirse un
fenómeno extraordinariamente importante: el envejecimiento de la población. Este
fenómeno ha sido debido a dos factores esenciales: de una parte la mortalidad ha
disminuido a la vez que se ha incrementado la esperanza de vida y todo ello, junto a
una fuerte caída de la tasa de natalidad, aspecto éste último que parece que está
cambiado en este siglo XXI.
La vejez ha sido ya abordada en los textos antiguos: así como señala Lehr (1980), en
el Antiguo Testamento se destacan las virtudes que adornan a las personas mayores,
su papel de ejemplo o modelo, así como de guía y enseñanza. La vejez ha sido una
edad que ha desempeñado diferentes papeles a lo largo de la historia de la
humanidad, papeles que van desde lo más respetado hasta lo más subvalorado,
(Castillo y Vélez 1984). La evolución social conlleva a cambios de estructura, valores
de los que los viejos no se escapan, aún en tiempos lejanos. Es así como se han
dividido las opiniones desde el período Bíblico hasta el contemporáneo.
Pero si hablamos del comienzo de la investigación científica en gerontología, tenemos
que hablar del siglo XVII, y en concreto de Francis Bacón, con su trabajo History of
Life and Death (Historia de la vida y de la muerte). En este texto, Bacon plantea una
idea precursora que se cumpliría tres siglos después, a saber, que la vida humana se
prolongaría en el momento en el que la higiene y otras condiciones sociales y
médicas mejorasen.
Sin embargo, aunque podemos contar con estas ideas geniales, no es hasta el siglo
XIX cuando el trabajo científico en gerontología comienza. El francés Quetelet es el
primero que expresa claramente la importancia del establecimiento de los principios
que rigen el proceso a través del cual el ser humano nace, crece y muere. Francis
Galton, británico, altamente influido por Quetelet, trabaja en las diferencias

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individuales sobre características físicas, sensoriales y motrices, datos que presenta


en su obra Inquiry into human faculty and its developments (Estudio sobre las
facultades humanas y su desarrollo).
También hay que resaltar a Stanley Hall, psicólogo norteamericano, que en su obra
Senescente, the last half of life (Senectud, la última mitad de la vida) trata de
contribuir a la comprensión de la naturaleza y las funciones de la vejez, ayudando al
establecimiento de la ciencia de la gerontología contradiciendo el modelo deficitario
tan al uso entonces. Uno de sus descubrimientos empíricos es el de haber resaltado
que las diferencias individuales en la vejez son significativamente mayores que las
que aparecen en otras edades de la vida. Hasta aquí cuatro autores que pueden ser
considerados paradigmáticos en una investigación inicial científicas sobre la vejez y el
envejecimiento, y que por tanto, son antecedentes de la gerontología.
La historia reciente de la gerontología científica se inaugura con el norteamericano
Cowdry (1939) y, concretamente, con el texto por él dirigido Problems of Aging
(Problemas del envejecimiento). En esta obra al tratamiento de las condiciones
médicas y físicas de la edad se incorporan aspectos psicológicos y sociales, por lo
que puede ser considerado un primer tratado de gerontología. Es también en 1939,
bajo los auspicios de la MacyFoundation, cuando se funda en Estados Unidos la
primera asociación para la investigación del envejecimiento (Club for Research on
Aging).

Pero es después de la Segunda Guerra Mundial cuando se desarrollan la mayor parte


de asociaciones de gerontología, comenzando por la norteamericana (Gerontological
Society) en 1945. La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología es creada en
1948, y por las mismas fechas o poco después otras muchas asociaciones europeas
y latinoamericanas, entre las que destaca la Asociación Internacional de Gerontología
fundada en Lieja en 1948.También en estas fechas empiezan a publicarse órganos de
expresión de la gerontología científica, comenzando por el Journal of Gerontology
publicado en 1946, una de las revistas de mayor reconocimiento e impacto.
La gerontología tiene un doble objetivo: desde un punto de vista cuantitativo, la
prolongación de la vida (dar más años a la vida, retardar la muerte), y desde un punto
de vista cualitativo, la mejora de la calidad de vida de las personas mayores (dar
más vida a los años).
Según Laforest (1991) las tres características principales de la gerontología son: la
gerontología es una reflexión existencial, pertenece a lo humano en cuanto tal. Es,
asimismo, una reflexión colectiva. Debido a los fenómenos demográficos de los dos
últimos siglos, ya no es sólo el individuo el que envejece sino también, la sociedad. Y
es esencialmente multidisciplinaria.
Desde una perspectiva práctica y social observamos que la gerontología recoge un
conocimiento científico amplio, diverso y con numerosas aplicaciones. Kart (1990)
señala que la gerontología ha de relacionar la investigación básica y la aplicada. Dada
la variedad de perspectivas que convergen, ha de tener un enfoque interdisciplinario
en el estudio del envejecimiento. Engloba a ciencias como la geriatría, la gerontología

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social, la biología del envejecimiento, la psicología del envejecimiento,… y a todas


aquellas ciencias y disciplinas que tienen por objeto el estudio científico del
envejecimiento, cualesquiera que sean los contenidos, variables o factores que
incluyan, tanto si se refieren al envejecimiento individual o social.
La Gerontología, o Ciencia de la Vejez, es considerada como la ciencia madre, y se
divide en cuatro apartados:
1. Gerontología biológica o experimental:
Es también llamada del envejecimiento. Es una ciencia multidisciplinaria que pretende
conocer tanto los íntimos mecanismos del envejecimiento como su etiopatogenia. Su
desarrollo como ciencia pasó por dos fases: la primera meramente empírica y
especulativa, sacaba conclusiones deductivas, y la segunda, es experimental, ligada a
la demostración de sus teorías.
En el objetivo de retardar el envejecimiento, o “envejecer más y mejor”, ocupa un
lugar destacado la gerontología biológica preventiva, que se divide en diferentes
apartados: prevención farmacológica. Con la utilización de medicamentos como los
antioxidantes, vitaminoterapia E, magnoterapia, etc. Prevención dietética-higiénico-
psicológica. El clima y la ecología también tienen una gran influencia en el
envejecimiento. De ahí se explica la alta longevidad de poblaciones que viven en
determinadas zonas del mundo: Valles Altos de Ecuador, Valles aislados del
Caucazo, algunos núcleos aislados de las Islas de la Polinesia, etc.
2. Gerontología clínica o geriatría:
Según Rubies Ferrer (1989), clásicamente se define la geriatría como “la ciencia
médica cuyo fin es el diagnóstico de las enfermedades de la vejez, su curación,
rehabilitación y reinserción del enfermo en su hábitat (casa o institución) a esto hay
que añadir la prevención de dichas enfermedades”. También Richard y Munafo (1993)
hacen referencia a la gerontología clínica o geriatría, integrando en ella la
recuperación o adaptación funcional del anciano, y, en ésta, la rehabilitación y la
terapia ocupacional.
3. Gerontología social:
Es la que corrientemente se conoce como Gerontología. Es también
multidisciplinaria. En ella intervienen los siguientes profesionales: trabajadores
sociales, economistas, abogados, arquitectos y políticos. Como ciencias auxiliares
cuenta con la demografía y la epidemiología. Abarca según Rubies Ferrer, todos los
problemas sociales, políticos, económicos y sanitarios del ambiente relativo a los
viejos.
4. Gerontopsiquiatría o psicogerontología:
Estudia los aspectos psicológicos y psiquiátricos del anciano. Se destacan las
demencias y las depresiones como patologías características que van a marcar la
muerte del anciano. La psicogerontología es, para Richard y Munafo (1993) la ciencia

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que trata de describir, explicar, comprender y modificar las actitudes del sujeto que
envejece. Esta visión hace referencia a los aspectos psicológicos de la persona de
edad, más que a los psiquiátricos. Siempre hay que tener en cuenta que la
aproximación teórica y práctica de la Gerontología es bio-psico-social. Esto implica lo
que ya mencionamos anteriormente, su interdisciplinaridad
La diversidad de conocimientos que requiere el abordaje del viejo, la vejez y el
envejecimiento, nos lleva como hemos visto a la interdisciplinaridad, y como
consecuencia a una formación gerontológica amplia, sin cerrarnos a la exclusiva
especificación de nuestra área de conocimiento.
El gerontólogo ha de integrar los distintos saberes base de la gerontología.
Finalmente hay que señalar que los problemas gerontológicos concretos pueden
necesitar soluciones mono o interdisciplinarias y el trabajo, o no, en equipo;
dependiendo de la naturaleza del problema, pero siempre hay que estar preparados
en el campo de la gerontología para participar en decisiones con otros profesionales.

Antecedentes históricos de la Gerontología

A mediados del siglo XIX cuando surge el impulso hacia la fisiología y las ciencias
experimentales, los estudios sobre la vejez se hacen más sistemáticos. Empieza de
esta manera a existir preocupación por los ancianos recluídos en los hospicios y
Nascher un Norteamericano a principios del siglo XX inicia estudios de Geriatría,
(rama de la Gerontología que estudia la patología de la vejez.) y por ello es
considerado como el padre de esta rama, gracias a esta especialidad médica y a
una rama paralela la Gerontología apareció posteriormente hacia el año 1943 la cual
estudia las causas y razones del envejecimiento en busca de soluciones para las
necesidades y aquellos problemas que derivan del aumento de edad, individual, y/o
colectivamente. (Castillo y Vélez 1986).

Hoy la humanidad ha ganado años, especialmente en los países industrializados;


concretamente en Suecia, la edad promedio llega a los 80 años y nosotros, pese a los
rigores del clima, a las endemias tropicales, a la desnutrición, a los accidentes y
demás factores negativos estamos pasando por los 66 años de promedio de vida.

Cuando los países son jóvenes su población es fundamentalmente infantil. Las


múltiples razones en el progreso de un país, implican así mismo el cambio en la curva
o pirámide de población, cuyo vértice recibe hoy un número mayor de personas que al
principio. Como ocurre con la población infantil, los gerontes no producen o lo hacen
en forma insuficiente y la gran mayoría no logra lo necesario para suplir sus más
elementales necesidades. En nuestros países latinos el problema gerontológico
comienza a ponerse de manifiesto.

La población de personas de más de 49 años, momento que considero inicio de la


Edad Geriátrica o Tercera Edad, va en aumento. Las personas de 55 años, edad de
jubilación comienzan, a crear problemas: por su elevado número, por ser insuficiente

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el ingreso que reciben, por falta de en qué ocupar el tiempo y por no ser considerados
útiles. Sin pensar en los problemas de invalidez con la carencia de centros, de
consultorios, de hospitales Geriátricos, clubes para personas mayores o clubes de
salud, de hogares o residencias para gerontes en sus distintos niveles y servicios
especializados.

Antecedentes científicos

Algunos autores consideran que es Francis Bacon (1561-1626) y concretamente, su


trabajo (Historia de la vida y de la muerte) el que inaugura la investigación científica
en Gerontología en el siglo XVII. En este texto, Bacon plantea una idea precursora
que se cumplirá tres siglos después, a saber, que la vida humana se prolongaría en
el momento en el que la higiene y otras condiciones sociales y médicas mejorasen.
Sin embargo, aunque podemos contar con estas ideas geniales, no es hasta el siglo
XIX que el trabajo científico en Gerontología comienza.El francés Quetelet (1796-
1874) es el primero que expresa claramente la importancia del establecimiento de
los principios que rigen el proceso a través del cual el ser humano nace, crece y
muere.

Francis Galton (1832-1911), británico, altamente influido por Quetelet, trabaja en las
diferencias individuales sobre características físicas, sensoriales y motrices, datos
que presenta en su obra (estudio sobre las facultades humanas y su desarrollo).
(Ballesteros, 2000)

El ruso Pavlov (1894-1936) en sus estudios sobre el sistema nervioso central y los
procesos reflejos y de condicionamiento, en la comparación de jóvenes y viejos, pone
de relieve el más lento condicionamiento de los organismos mayores, lo cual atribuye
a una menor conductibilidad de las vías nerviosas.

Envejecimiento natural

Es importante tener en cuenta a la luz de los estudios recientes sobre este aspecto,
pues el término se refiere no a una etapa en la vida de un ser que deba aparecer a
determinada edad, sino a todo un proceso que avanza desde el mismo comienzo de
la vida y se prolonga hasta su terminación, cuyo aumento se determina con la edad
cronológica; envejecer es simplemente vivir; no se puede de otra manera prolongar la
existencia. Envejecen cosas, plantas, animales, ciudades, poblaciones y el mismo
universo.

El ser humano es un ser “envejeciente” como proceso de la existencia que implica


modificaciones; así se tiene que aceptar porque es una certeza incontrovertible. A
través del envejecimiento aparecen: la longevidad potencial que corresponde a 105
años, longevidad promedio que es la esperanza de vida al nacer, longevidad
efectiva la que cada quien logra alcanzar y longevidad diferencial involucra las
variantes de envejecimiento que existen entre las personas

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Cuando se comienza a envejecer

Existen diferentes tesis acerca del momento de comienzo del envejecimiento. Algunos
gerontólogos afirman que este proceso tiene como punto de partida la fertilizacion del
óvulo pues toman en consideracion los cambios en el huevo fecundado y la placenta
así como la involución de las estructuras fetales; otros estiman que el envejecimiento
del ser humano se inicia entre la segunda y tercera década de la vida; mientras que
un tercer grupo asegura que sobreviene en etapas tardías de la existencia como
(Makinodan y sus seguidores).

Sin embargo, es evidente que si en el proceso del crecimiento y el desarrollo


predomina el anabolismo, en la senectud, por el contario impera el catabolismo. Para
definir el envejecimiento con fines prácticos, nada mas acertado que los expuesto por
Robbins: “Cambios de estructura y función suelen ocurrir despues de alcanzar la
madurez reproductora resultan en una disminución de la capacidad para adaptarse y
en consecuencia para controlar insultos ambientales o internos que traen por
consecuencia un aumento de probabilidades de muerte con el tiempo. Esta definición
incluye las 4 condiciones cardinales del fenómeno de envejecimiento: universalidad,
carácter progresivo e irreversible, naturaleza intrínseca (propiedad del organismo) y
carácter perjudicial”.
Para Robbins existen dos grandes problemas que se deben considerar:
• Se envejece con rapidez muy diferente, pues mientras encontramos
individuos que a los 70 años o menos, ya estan depauperados física y
mentalmente, existen otros que a los 80 gozan de una excelente salud
aparente.
• Hay que diferenciar entre los cambios que dependen solo de la edad y los
producidos por procesos morbosos.
Desde una perspectiva demográfica el envejecimiento de la población no es más que
el aumento de la proporción de los individuos considerados viejos con respecto a la
población total. La restricción de nacimientos o desaceleración del crecimiento
demográfico, llamado control natal dictado por la planificación familiar. Para que esta
merezca ese nombre debe incluir todas las personas de la familia en las etapas de la
vida en las cuales se encuentran y no solamente a la pareja en capacidad de
procrear, debe responder a las demandas individuales en el seno familiar y evitar
negativas consecuencias.

Los programas de planeación familiar deben incluir el asumir los riesgos de las
políticas y medidas que se tomen, como en este caso, donde la disminución de la
natalidad es una de las causas del envejecimiento poblacional.

Esperanza de vida y mortalidad.

San Martin y Pastor, consideran que la esperanza de vida al nacer es una cifra teórica
que puede aumentar por la variación de la edad que fallece la gente, sin significar

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necesariamente una mayor longevidad individual. Por lo general la esperanza de vida


a partir de los 60 años en los sexos, oscila con una diferencia de 4 años favorable a
las mujeres. Este fenómeno universal se debe a la mayor exposición por parte de los
hombres al riesgo de morir por la mayoría de las causas a lo largo del su vida. La vida
humana tiene límites de duración . En general los datos de mortalidad son los que
más se usan universalmente para los ancianos por ser los mas completos, aunque no
por ello se puede decir que son absolutamente confiables. La realidad impone que
casi siempre la vejez va acompañada de tres o cuatro enfermedades crónico
degenerativas que dificultan en la mayoría de las ocasiones el reconocimiento de la
causa básica de muerte. Cuanto mayor sea el valor de la proporción de muertes de
personas mayores de 50 años así estarán los patrones de salud de la población
respectiva.

El descenso de la mortalidad infantil gracias a las medidas sanitarias tiene gran


influencia en el crecimiento y mantenimiento de una población y hasta puede
considerarse como nacimientos suplementarios. La baja mortalidad va unida al
aumento de la esperanza de vida al nacer que significa mortalidad a más largo plazo;
estos dos factores deben considerarse en el aumento de la longevidad dentro del
núcleo de población que se considere; por otra parte siendo por múltiples razones
menor la mortalidad en la mujer, quien además cada día participa más y mejor en el
mercado de trabajo, contribuye a aumentar la población económicamente activa, con
lo cual disminuye buena proporción de población dependiente o inactiva,
denominación ésta que corresponde a quienes no participan del mercado de trabajo
(niños, viejos, amas de casa e inválidos) índice de envejecimiento de una población.

La migración y la vejez poblacional

La población joven que abandona el país o su pueblo en busca de trabajo, deforma la


estructura demográfica de su comunidad porque por una parte disminuye la fuerza de
trabajo ( población activa) y por otra la posibilidad de aportar hijos al sitio que deja.
Los adultos jóvenes que no emigran, aún cuando sea alta la fecundidad no logra
llenar el vacío de los emigrantes y habrá en total, menos hijos. En cuanto a las
personas adultas mayores no emigran; lo hacen solamente en casos excepcionales
cuando de la ciudad vuelven al campo en busca de vida más tranquila o por ser su
lugar de origen. Cuando falta procreadores la población envejece; esto es lo que
caracteriza la población europea.

Envejecimiento biológico

Con el avance de la medicina y la mejoría de la calidad de vida, se está produciendo


un aumento progresivo del grupo de personas mayores en nuestra sociedad. La
mayoría de ellos son personas con muchas potencialidades por desarrollar, a los
cuales nuestra sociedad tiende a desestimar por el solo hecho de haber llegado a
cierta edad cronológica. A medida que sobrepasamos los 65 años aumenta
progresivamente la probabilidad de que en los próximos años aparezca una limitación
en la funcionalidad.

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A medida que envejecemos ocurren dos fenómenos paralelos, una declinación


fisiológica normal y un aumento en la prevalencia de ciertas enfermedades. Aunque
estos proceso se influencian entre sí, existe una declinación fisiológica que es
independiente del desarrollo de enfermedad. El envejecimiento es un proceso
continuo, heterogéneo, universal, e irreversible que determina una pérdida progresiva
de la capacidad de adaptación. En los individuos mayores sanos, muchas funciones
fisiológicas se mantienen normales en un estado basal, pero al ser sometidos a estrés
se revela la pérdida de reserva funcional.

Características del envejecimiento

Universal. Propio de todos los seres vivos.


Irreversible. A diferencia de las enfermedades, no puede detenerse ni revertirse.
Heterogéneo e individual. Cada especie tiene una velocidad característica de
envejecimiento pero, la velocidad de declinación funcional varía enormemente de
sujeto a sujeto, y de órgano a órgano dentro de la misma persona.
Deletéreo. Lleva a una progresiva pérdida de función. Se diferencia del proceso de
crecimiento y desarrollo en que la finalidad de éste es alcanzar una madurez en la
función.
Intrínseco. No debido a factores ambientales modificables. En los últimos 2000 años
se ha observado un aumento progresivo en la expectativa de vida de la población, a
medida que se ha logrado prevenir y tratar mejor las enfermedades, y se han
mejorado los factores ambientales, la curva de sobrevida se ha hecho más
rectangular. Se observa una mayoría de la población que logra vivir hasta edades
muy avanzadas con buena salud, y muere masivamente alrededor de los 80 años.
(Castillo y Velez, 1986).

Teorías de envejecimiento

Cuales son las denominaciones y clasificaciones más comunes y sobre la base de


que condiciones se establecen. Pero, ¿por qué las personas envejecen? Muchas son
las formas de conceptuar el envejecimiento y la vejez desde la biología, la psicología
o la sociología.
Hay que enfatizar, de entrada, que ninguna de estas teorías por separada será capaz
de explicar adecuadamente el envejecimiento, ya que, como se ha resaltado
repetidamente, los cambios que el tiempo conlleva en el organismo humano son de
todo tipo (bioquímicos, celulares, sistémicos, intelectuales, afectivos familiares,
laborales, etc.), y las razones para dichos cambios son múltiples; por tanto, ninguna
teoría biológica, psicológica, o social, en exclusiva, permitirá dar cuenta del producto
interactivo y tal vez sinérgico de tales cambios complejos. (Ballesteros, 2000). Existen
tres bloques de teorías como son biológicas, psicológicas, y sociales.

Teorías biológicas: Teorías genéticas, teorías celulares, teorías sistémicas, teorías


de los eventos vitales biológicos, de los desgastes, de los desechos, Austad (1997)
biólogo apuesta por una sola teoría genética explicativa del envejecimiento y la
senescencia, la pregunta candente que permanecería tras la probable manipulación

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genética del envejecimiento es la siguiente: ¿Qué efectos tendría sobre los sistemas
psicológicos y sociales el control genético del envejecimiento?

Teorías psicológicas: teorías del desarrollo, enfoque del ciclo vital, teoría de la
actividad, teoría de la continuidad.

Teorías sociológicas: teoría de la desvinculación, teoría de la subcultura, teoría de la


modernización.

Evidencias del control genético de la longevidad:

• Existen patrones de longevidad específicos para cada especie animal.


• Existe una mucha mejor correlación en la sobrevida entre gemelos
monocigotos, que entre hermanos.
• La sobrevida de los padres se correlaciona bien con la de sus hijos.
• La relación peso cerebral –peso corporal x metabolismo basal x temperatura
corporal, mantiene una relación lineal con la longevidad en los vertebrados.
• En los dos síndromes de envejecimiento prematuro (S. de Werner y progeria),
en los cuales los niños mueren de enfermedades relacionadas al
envejecimiento, hay una alteración genética autosómica hereditaria.

En el ámbito celular es conocido el fenómeno de la APOPTOSIS, o muerte celular


programada. En el hombre, las células de piel obtenidas de recién nacidos se puede
dividir 60 veces, células de adultos viejos se dividen 45 veces, y las células de sujetos
con Síndrome de Werner se dividen 30 veces solamente. Hasta la fecha se conocen 4
grupos de genes en los cromosomas 1 y 4, que dan información sobre cese de la
división celular (genes inhibidores.)

Se sabe también que existen oncogenes estimuladores del crecimiento, los cuales al
activarse determinan división celular infinita, lo que resulta en una célula inmortal
cancerosa.En conclusión, existe fuerte evidencia de un control genético del proceso
de envejecimiento, tanto en el ámbito celular como del organismo en su totalidad.

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MÓDULO 2

Biología y Psicología del envejecimiento

Capítulo 1
CAMBIOS BIOLÓGICOS EN EL ENVEJECIMIENTO

Llegar a adulto mayor se caracteriza por ser un proceso dinámico en el ámbito físico,
psíquico y social; Íntimamente ligados entre sí; enmarcados en la historia del viejo y
de la sociedad en que vive. El conocimiento del proceso normal de envejecimiento,
de las enfermedades más comunes en los adultos mayores, con la visión objetiva de
la dimensión del viejo en el ámbito psíquico y socio cultural; Lograr que el estudiante
asuma una posición integral y creadora en los diferentes niveles de atención en salud
como son: La promoción, la prevención, y participación activa en la curación,
recuperación y rehabilitación. El adulto al entrar en la vejez sufre cambios importantes
en el ámbito físico, psíquico y social. Con los principales cambios físicos lo que
comúnmente se conoce con MENOPAUSIA en la mujer y ANDROPAUSIA en el
hombre.

En la mujer se inicia con múltiples cambios hormonales que hacen que su


menstruación sea irregular en cantidad y en frecuencia, hasta que en determinado
momento no presenta más sangrado vaginal, además presenta calores, cansancio
fácil, su temperamento se vuelve más susceptible; en otros apartes se desarrollará
más profundamente todas esta alteraciones en que se inicia el proceso de
envejecimiento. En el hombre se inician también cambios en su conducta en el ámbito
sexual, es decir un temor hacia la impotencia, con cambios en su temperamento y a
nivel físico. En la MENOPAUSIA Y ANDROPAUSIA se inician gradualmente y de
maneras características los fenómenos involutivos, el fenómeno evolutivo es poco, es
en este momento donde se inicia la etapa de la vejez. Siendo el envejecimiento un
proceso que dura toda la vida.

EN EL ASPECTO FÍSICO, existen manifestaciones objetivas de envejecimiento:

Arrugas, atrofias y gravitación de la piel


Disminución de la talla
Disminución de la fuerza muscular
Contracciones buco faríngeo
Descenso testicular y crecimiento escrotal
Descenso del pezón en la mujer
Pliegue cútaneo del dorso de la mano y tiempo de borramiento
Pliegue cútaneo en la palma de la mano
Visualización marcada de los músculos externos cleidomaistoideo
Semiflexión de las rodillas y rotación de los pies hacia fuera
Presbiacucia

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Aumento del ángulo de la erección peniana


Engrosamiento de los vellos de las cejas y fosas nasales
Descenso del párpado superior
Oleaje de la piel del dorso de la mano, que se extiende a los brazos y es muy
evidente en el abdomen, a los ochenta años
El signo del “tejado“ gravitación de la piel en las posaderas del anciano.
Las orejas despegadas con sus lóbulos que pueden imprimir vaivén.
Las arrugas triangulares ó en forma de cruz en la nuca.

SEMIOLOGIA NORMAL DEL VIEJO

Es prioritario definir que es un viejo sano “aquella persona con alteraciones


morfológicas y funcionales en el límite entre lo normal y lo patológico, en equilibrio
inestable y con adaptación de la capacidad funcional a las posibilidades reales de
rendimiento”. (Pietro de Nicola,1985).

La semiología o el conocimiento de estado normal del viejo tiene muy pocas


variaciones en general comparado con la del joven; por lo tanto, haremos énfasis en
los cambios considerados normales con el envejecimiento, además se enseñará a
conocer los signos físicos indispensables para considerar al viejo normal.

Signos vitales

Son aquellos signos, hallazgos objetivos, medibles o cuantificables, que nos indican si
el viejo esta vivo o como está en funcionamiento, de una manera muy general, su
organismo. Es posible que los signos vitales no reflejen un estado patológico
(morboso o enfermedad), como puede observarse según la reacción habitual a la
enfermedad de cada individuo. Los signos vitales más importantes son el pulso, la
temperatura, la frecuencia respiratoria, la presión arterial, y el estado de conciencia.

EL PULSO es la contracción y la expansión de una arteria, la cual puede palparse por


medio de los dedos índice y corazón, indica la cantidad de veces que el corazón
bombea o se contrae en un minuto. Lo normal en los viejos es de 60-90 por minuto.

LA TEMPERATURA es el grado de calor corporal, se puede tomar en la boca, axila,


en la ingle, y en el recto.
La temperatura normal del viejo es de 36.7 a 37.4 oral o rectal.

LA FRECUENCIA RESPIRATORIA es el número de veces que se inspira en un


minuto, puede hacerse colocando la mano del examinador en la parte media del tórax
o por la expansión del tórax a la observación
La frecuencia respiratoria normal en los viejos es de 16 a 24 por minuto.

LA PRESIÓN ARTERIAL es la producida por la sangre sobre la pared de las arterias.


Los valores normales en los viejos oscilan entre 160-120 la sistólica y entre 70-95 la

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diastólica. Generalmente se toma en la mano derecha o izquierda siendo la diferencia


entre las dos normalmente menos de 20 nmhg.

La actitud ante la valoración del estado físico de un anciano debe ser respetuosa,
tranquila, y segura.

El estado de conciencia normalmente nos muestra a un viejo alerta y despierto,


ubicado un tiempo, lugar y espacio es decir, sabe que día es, en donde está, camina
coordinadamente, habla coherentemente, responde a estímulos sensitivos y
dolorosos.

A nivel de los órganos de los sentidos se ve en los ojos la presbiopía, el aro senil
colocación azulada periférica de la córnea o blanca, puede apreciarse normalmente
congestión o coloración amarillosa de la esclera, los párpados inferiores caídos, a
nivel auditivo se observa una hipoacusia ligera, oír poco. Hay disminución de la
sensación olfatoria a los olores fuertes y ligera disminución del gusto (sabor en las
comidas).

En el cuello se puede observar alteraciones del sistema nervioso, cardio-circulatorio, y


respiratorio; obsérvese por ejemplo masas, rigidez, movimientos respiratorios,
retracción supraclavicular y esternal de la piel o de importancia de la falla cardíaca,
una ingurgitación yugular a los 45 grados de levantada la cabecera de la cama, es
decir que las venas yugulares se observan bien llenas en el cuello.

El tórax en la parte anterior se observa aplanado, en su parte posterior con ligera


cifosis (curvatura sobresaliente) el cual se mueve con el ciclo respiratorio (de
inspiración y expiración) debe observarse si es fácil respirar.

Se llama disnea a la dificultad subjetiva para respirar (llamada comúnmente asfixia),


ortopnea como la incapacidad para respirar bien al permanecer acostado, taquipnea
al aumento de la frecuencia respiratoria.

El ritmo del pulso si es regular e irregular, la presión arterial si esta elevada o es


convergente, si se observa tortuosidad de las venas, si hay edemas, hinchazones y
cambios en la coloración de la piel; puede reflejarnos problemas a nivel del sistema
cardio respiratorio.

Es importante saber si la orina es de aspecto y cantidad normal lo mismo que las


materias fecales; además si hay dolor, sangrado anormal ó alguna otra alteración.
Siempre se le debe preguntar al viejo sobre su estado de salud, anotando las
alteraciones a nivel de la digestión y sus relaciones sexuales.

Observar además su comportamiento, su manera de relacionarse con sus familiares


o seres queridos, con los que lo rodean, su posición frente a cambios de ambiente,
sus necesidades afectivas, su actividad diaria. La piel se observa normalmente

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arrugada, flácida y seca; el cabello encanece, es menos denso en algunas zonas; la


piel en las zonas expuestas al sol se mancha con lunares lisos o carrasposos.

FISIOPATOLOGIA DEL VIEJO

Los seres vivos evolucionan, con el tiempo en dos fases diferentes: una que tiene
lugar desde la concepción del nuevo ser hasta la fase reproductivamente competente,
donde las funciones celulares se perfeccionan día a día, se especializan cada vez
más, y otra, a partir de ésta, donde los cambios, van conduciendo progresivamente a
la desadaptación y a la muerte. (Autores varios, 1984).

Dentro del proceso de envejecimiento se producen fisiológicamente cambios tanto en


la esfera orgánica como en la mental. Dichos cambios que son normales, con el paso
de los años predisponen a una serie de eventos fisiopatológicos que llevan al adulto
mayor a presentar variadas enfermedades. La duración de la vida humana, no ha
aumentado durante milenios, la posibilidad máxima de vida humana se sitúa a los cien
años. (Gannon).

Podemos definir el envejecimiento como la disminucion de la capacidad de


adaptacion por pérdida de tejidos y/o reserva funcional de los distintos órganos como
consecuencia del tiempo.

Es claro que en el proceso de envejecimiento influyen factores intrínsecos, y


extrínsecos. De los primeros destacamos la herencia (de los padres longevos, hijos
longevos) y el sexo ( la mujer tiene de cuatro a ocho años más esperanza de vida que
el hombre). De los factores extrínsecos tenemos el regimen de vida, la higiene, la
alimentación, clima, ocupación.

Los primeros signos de envejecimiento que aparecen en la edad de los 45 a los


60 años son:

• Fatiga psicofísica donde el viejo se queja de que el trabajo le rinde menos.


• Disminuye la memoria
• Disminuye la capacidad de concentración.
• Disminuye la agudeza visual, hay menos eficacia cardiopulmonar y por esto
siente disnea de esfuerzo.
• Hay hipertrofia prostática, haciéndole orinar al viejo en las noches.
• Hay disminución de la potencia sexual.

Aparecen lo que se llaman los signos biohumorales que son ligeros aumentos de
sustancias presentes en la sangre; esto no significa enfermedad, pero predice la
evolución de la gota, diabetes, trombosis, arteriosclerosis; se observa que hay un
ligero aumento en el colesterol, el ácido úrico, la glicemia y de los factores de la
coagulación sanguínea.

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Envejecimiento cerebral,

Hasta un parámetro no muy apropiado se altera con el paso del tiempo como lo es el
de peso del cerebro así: a los veinte años el peso promedio en el hombre es de 1400
grs. y en la mujer de 1260 grs. que se reduce a 1180, 1060 grs. A los 90 años
respectivamente, también se observa adelgazamiento de las circun-voluciones con
ensanchamiento ventricular, lo que se denomina atrofia cerebral. (Reichel 1987.)

Hay además disminución de las reservas de oxígeno; de la actividad enzimático y de


respiración celular como además de la producción de ATP; estos fenómenos
producen un aumento en la glucólisis anaerobia, es decir que hay una anoxia. Si hay
cambios del Ph extracelular se produce vasoconstricción de las arterias cerebrales y
si hay cambios del Ph intracelular se produce vasodilatación de las arterias
cerebrales. Tambien hay alteraciones microscopicas que son más o menos
constantes como son:

• Rarefaccion neuronal, alteraciones gliales, por la pérdida neuronal. Hay


disminución de dendritas, los astrocitos de mayor tamaño se ven hinchados.
• Hipofuscina, el cual es el pigmento que se acumula intraneural a partir de
cierta edad.
• Placas seniles, como un ovillo de fibrillas con una sustancia hialina en el
centro, que parecen fundamentalmente en el hipocampo.
• Alteraciones vasculares, los cuales son la merma del flujo sanguineo
cerebral del 20% al 30%

Envejecimiento y enfermedades mas comunes

Sistema inmunológico

El sistema inmune se altera con la edad de forma importante, ha sido muy debatida la
contribución potencial de éste deterioro sobre las enfermedades propias de la edad.
Incluso la pérdida de competencia inmunológica se ha puesto en relación con la
patología del envejecimiento. Por los estudios realizados se confirma la idea de que el
envejecimiento altera el sistema inmune. La inmunidad del anciano presenta cambios
que se traducirán en efectos clínicos mediados por su respuesta frente a los agentes
infecciosos.

Estos cambios se traducen en un aumento de la tasa de infecciones, alteraciones


auto inmunes diversas e incapacidad de ejercer control adecuado de clones celulares
malignos.
Las enfermedades más comunes del Sistema inmune son: Infecciones de vías
urinarias y vías biliares. La fiebre tifoidea. Tétano y la tuberculosis.

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Sistema cardiovascular

A nivel del sistema cardiovascular es sumamente difícil discernir entre los cambios
propios de la edad y las alteraciones derivadas de diferentes patologías que se
manifiestan a través de los años

Hay un aumento del trabajo del corazón, aumenta la frecuencia cardíaca con
tendencia a la hipertensión arterial, hay disminución de la presión venosa, esto por
disminución de la elasticidad. Esclerosis (aumento del tejido conectivo) de las venas y
rigidez de las arterias con alargamiento, tortuosidad y dilatación.

El primer cambio es el deterioro de la reserva funcional, que se evidencia por el


descenso en la fuerza de contracción, el flujo del corazón, el volumen de expulsión, la
fracción de eyección ventricular, los signos, síntomas de las enfermedades
cardiovasculares son a menudo atípicas, por lo que se ha tenido como norma general
orientativa de que las quejas ligeras de dolor y disnea
(dificultad para respirar) en el viejo son tan serias como las quejas severas sobre
estos mismos síntomas, en gente joven tres enfermedades principales serían:
hipertensión, cardiopatía isquémica insuficiencia cardíaca congestiva.

Las enfermedades más comunes del Sistema cardio-vascular Insuficiencia cardíaca


congestiva. Angina de pecho e infarto de miocardio. Hipertensión arterial.
Enfermedades del sistema circulatorio periférico: enfermedades arteriales, de las
venas ó insuficiencia venosa (varices).

Sistema respiratorio

Junto al envejecimiento aparecen alteraciones anatómicas y funcionales del sistema


respiratorio. El cambio más típico del pulmón envejecido es la pérdida de elasticidad
debida a las alteraciones de la elastina. El efisema senil no es más que la alteración
alveolar periférica por una menor cantidad de elastina.

La colágena aumenta el número de enlaces entre sus sub-unidades convirtiéndose


con la edad en una proteína más rígida lo que contribuye a la alteración de las
propiedades mecánicas que se observan en el pulmón del anciano. Las
modificaciones principales con la edad en las vías son: esclerósis atrófica de la pared
bronquial, menor eficacia del transporte mucociliar, aumento de la vascularización
mucosa con frecuente anastomosis.
El volumen, peso y consistencia del pulmón disminuyen con la edad, las cavidades
alveolares están dilatadas y confluyen formando cavidades efisematosas; las
capilares disminuyen en calibre y cantidad, las arterias pulmonares están endurecidas
y engrosadas; en la caja toráxica aparecen alteraciones óseas, cartilaginosas,
musculares, (del diafragma y las intercostales); hay rigidez de las articulaciones
costovertebrales, y alteraciones en la columna vertebral.

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Las enfermedades más comunes en el sistema respiratorio son: Enfermedades


pulmonares obstructivas crónica, asma. Insuficiencia respiratoria aguda: edema
pulmonar, embolia pulmonar, infarto pulmonar. Enfermedades infecciosas
pulmonares: pulmonía o neumonía. Enfermedades pulmonares relacionadas con los
antecedentes laborales del viejo: silicosis, asbestosis, neumoconiosis, siderosis,
bisinosis, neumonitis por hipersensibilidad. Enfermedad maligna: carcinoma primario y
secundario de pulmón

Sistema renal

En el hombre hay una pérdida progresiva de nefronas con el tiempo. El peso renal
desciende de 250-270 grs. En el joven a 180-200 grs, En el viejo. A partir de la cuarta
década hay un deterioro gradual del flujo plasmático renal (FPR), de la filtración
medular y de la capacidad de reabsorción tubular. Estas alteraciones en condiciones
estables, no ocasionan síntomas ni signos de disfunsión renal; solo se ponen de
manifiesto cuando los riñones de un anciano tienen que responder a cambios
hemodinámicos rápidos o intensos. En la vejez, la incidencia de las enfermedades
renales va en aumento progresivo.

Sistema digestivo

En el aparato digestivo se presenta atrofia y degeneración celular, hay esclerosis en


algunas zonas o aumento desordenado en el tejido conjuntivo; e inflamaciones
crónicas silenciosas y progresivas; disminuyen los jugos gástricos, pancreáticos,
intestinales, y salivares, disminuye la absorción intestinal y la tonicidad de la
musculatura del tubo digestivo; hay alteraciones en el color y esmalte de los dientes;
hay caída de los dientes por atrofia del hueso alveolar, hay esclerosis y atrofia en la
mucosa bucal y las glándulas salivares.

Las enfermedades mas comunes del Sistema digestivo son: Diarrea y estreñimiento,
Enfermedad ácido péptica. Abdomen agudo. Síndromes de absorción defectuosa y
patología ano-rectal.. Parasitosis y enfermedades infecciosas. Ictericias: colecistitis,
litiasis,(cálculos). Enfermedades malignas: cáncer, adenocarcinoma de colon, etc.
Enfermedades del páncreas: Pancreatitis crónica, tumores malignos, etc.

Sistema osteomuscular

Entre los 30 y los 80 años se pierde un 30 a 40% de la masa muscular. Dicha pérdida
no es lineal y se acelera con la edad. La fuerza muscular disminuye así mismo con los
años. En el envejecimiento de las articulaciones ocurre alteraciones en el cartílago
intrarticular, es decir aparece inflamación y desgaste de tejido por disminución de la
elasticidad; a nivel de las vértebras, disminuye la altura de los discos intervertebrales
y alteraciones del núcleo pulposo, como su aumento de consistencia, densidad;

Hay engrosamiento subsinovial y capsular con separación de fragmentos sinoviales;


es decir se presenta con el envejecimiento artrosis y osteoporosis, esta más

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notoriamente en las mujeres, por rarefacción de los traumas óseos, adelgazamiento


de las trabéculas en el hueso esponjoso; en el hueso compacto aparece aumento de
las lágrimas de resorción y esponjosidad en las vertientes endo-osteales produciendo
una disminución en la elasticidad y resistencia con mayor tendencia a las fracturas.

Las enfermedades más comunes del Sistema osteomuscular: Osteoporosis senil.


Artritis: osteoartritis, artritis degenerativa o senil, artritis gota, artritis reumatoide.
Fracturas. Enfermedades malignas osteomusculares

Sistema genito-urinario

A nivel de las alteraciones de la fisiología de los genitales se presenta en los hombres


una fase de excitación y erección retrasada, pero como mecanismo compensatorio, la
eyaculación y la erección se prolongan; Las contracciones de expansión, alcance del
chorro y la cantidad de líquido seminal están disminuidos. En las mujeres las
contracciones vaginales y de los músculos pélvicos, están disminuidas así como
también la lubricación vaginal, con un retraso en la fase de excitación. (Velez y
Garcés 1986.)

Enfermedades más comunes del Sistema genito-urinario son:


Insuficiencia renal, Enfermedades del riñón y la vejiga: glomérulo nefritis crónica, píelo
nefritis, nefroangioesclerosis, cistitis, cistocele (vejiga caída), prostatismo vesical.
Enfermedades del aparato genital masculino y femenino: adenoma prostático,
carcinoma de mama, atrofia vulvar progresiva, vaginitis senil, prolapso genital.
Tumores de riñón – vejiga

Sistema endocrino

Con el avance de la edad, las glándulas endocrinas al igual que los demás órganos se
modifican de forma lenta y progresiva. Se ha tratado de relacionar este sistema con el
envejecimiento pero se ha demostrado que este tiene relativamente menos
importancia en la contribución a las manifestaciones de la edad. En el anciano existe
un deficit funcional de determinadas glándulas e insuficiencias, que inciden sobre el
eje hipotalámico hipofisosuprarrenal.
Las enfermedades mas comunes del Sistema endocrino son: la Diabetes mellitus.
Las Enfermedades de las tiroides y la Desnutrición

En el Sistema nervioso las enfermedades más comunes son: Estado de


alteración de la conciencia: el estupor, el estado de coma, y el embotamiento y
somnolencia. Enfermedades cerebro-vasculares: isquemia-infarto cerebral, hemorra-
gia intracraneana, Trastornos extrapiramidales: síndrome Parkinsoniano, temblor
senil, corea senil Enfermedades psiquiátricas: demencia senil, neurosis, sicosis,
Alzheimer.

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Las enfermedades más comunes en los organos de los sentidos son:

Ojos: defectos de refracción (presbicia: capacidad del cristalino para enfocar a varias
distancias, miopía, hipermetropía), cataratas, glaucoma,

Oídos: tapones de cerumen, otoesclerosis.

La salud oral: varices sub-linguales, leucodema, pigmentación oscura excesiva,


lengua blanca pilosa, aumento tisular.

Enfermedades de la piel y anexos.


Enfermedades de piel: (neoplasias en cara y prurito senil, úlceras).
Herpes zoster
Alteraciones en el pelo y en las uñas.

CARACTERÍSTICAS DE LAS ENFERMEDADES EN LOS ADULTOS MAYORES

Algunas de las características más importantes de las enfermedades en los adultos


mayores son las siguientes:

• Son enfermedades que aparecen en un organismo en estado de involución por


tanto debilitado física y psíquicamente, generalmente son enfermedades de
mayor severidad, con mayor repercusión funcional y mayor número de
complicaciones.
• En la mayoría de las ocasiones, la personas mayores no presenta una sola
enfermedad, sino varias confluyen en el tiempo, es lo que se llama
pluripatología.
• En la persona mayor hay cierta patología de alto nivel invalidante (trastornos
podológicos, incontinencia urinaria, trastornos depresivos) que no son referidas
ni por el paciente, ni por su entorno en toda su magnitud, solo aflora una parte
del problema, pero ante determinada circunstancias se puede poner de
manifiesto toda su carga invalidante.
• De forma habitual, las enfermedades se manifiestan con síntomas o signos
diferentes a los que observamos en adultos más jóvenes. En general, la
sintomatología es más solapada, anodina y con frecuencia atípica.

Este hecho viene condicionado por las modificaciones que el envejecimiento produce
en el organismo, la confluencia de enfermedades, la menor percepción del dolor, la
dificultad para expresar claramente las propias sensaciones, etc. Como se verá al
analizar los grandes síndromes geriátricos, en muchas ocasiones, lo que se observa
ante una enfermedad es un deterioro funcional inespecífico en forma de confusión
mental, caídas, cansancio, incontinencia. El pronóstico de las enfermedades guarda
relación con el estado previo del paciente

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En numerosas ocasiones se encuentran problemas psicológicos o socio familiares


que condicionan la situación del mayor, y a veces son éstos los elementos
fundamentales a solucionar.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Autores varios. Fisiopatología del envejecimiento. Revisión monográfica.


Publicaciones Europharma, (1984.)De Nicola Pietro. Geriatría.

GANNON. Fisiología de Ganonn.

MARROQUIN, S. GUILLERMO, Adaptación al cambio permanente. (1983)

REICHEL, William. Aspectos clínicos del envejecimiento. Ed. El Ateneo, Buenos aires,
(1981.)

RODRIGUEZ, R Pilar, VALDIVIESO, S Carmen. El servicio de ayuda a domicilio. Ed.


Médica Panamericana.2002.

VÉLEZ, Clara Cecilia y GARCÉS Gilberto. Enfermedades más comunes en la


Tercera edad. Julio (1986)

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Capítulo 2

ASPECTOS PSICOLÓGICOS DEL


ENVEJECIMIENTO
“El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender.”
Plutarco

La preservación de las facultades mentales puede ocurrir, en algunos casos hasta


edades avanzadas pero es inevitable que ocurra cierto grado de deterioro en la
novena o décima década, en los más afortunados o antes en la generaliridad de los
casos. Por regla general aquellas personas con actividades intelectuales o creativas,
que tratan de mantenerse activos dentro de su profesión por el mayor tiempo, sufren
efectos del envejecimiento, pero es difícil determinar si es producto del propio
esfuerzo o una capacidad congénita. El cambio más característico, con la edad es la
pérdida de la memoria. Este cambio afecta mucho más los hechos recientes que los
pasados. Condiciones que se tornan repetitivas porque olvidan lo que acaban de decir
minutos antes. Los sucesos pasados o remotos ofrecen menos dificultades y los
pacientes pueden mostrarse desorientados en tiempo y espacio, sólo porque olvidan
lo que se les ha dicho o mostrado recientemente, del medio ambiente que los rodea.

Este fenómeno es particularmente importante para evaluar pacientes recientemente


admitidos a los hospitales puesto que pueden ser catalogados como “confusos
cuando solo se trata de la natural desorientación que les produce el encontrarse en un
ambiente nuevo”. (Cross 1997). Los adultos mayores se tornan olvidadizos dejan los
objetos abandonados o cometen errores peligrosos como dejar estufas o planchas
prendidas, etc., por lo tanto la capacidad de aprendizaje está disminuída pero es muy
difícil determinar cuando esta especie de amnesia es patológica.

Otra característica que presenta es la pérdida de interés y la falla para aceptar ideas
nuevas, que los torna aprehensivos y conservadores respecto a las nuevas ideas o
situaciones. Muchos en forma consciente o no, se retiran gradualmente del centro de
los acontecimientos en la conformación de uno de los mecanismos más importantes
conocidos como “desligamiento”, este aspecto es muy discutible, negativo para la
mayoría de los tratadistas, pero bien podría ser un mecanismo positivo, para
adaptarse a circunstancias nuevas, con capacidades disminuidas que lo someterían a
una nueva sobrecarga emocional o al ridículo.

Los adultos mayores por otra parte, tienden a ser deprimidos, pesimistas y terminar
por creer que nada bueno se deriva de ninguna cosa. Esto puede ser el producto de
experiencias traumáticas previas. Por esto mismo casi nunca reconocen que se
efectúan cambios efectivos en su estado de salud. Debe si diferenciarse de los
estados de nihilismo progresivos que son patológicos. (Idler 1997). Las personas
viejas suelen perder la capacidad de adaptación y caen en la rutina, muchas veces
porque los pequeños hábitos regulares son la mejor defensa contra la falta de
memoria.

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Los cambios de carácter que se suceden, por los cuales algunos adultos mayores se
tornan posesivos, egocéntricos, y “aniñados” en su comportamiento suelen traducir
mecanismos compensatorios de su declinación física. En estas tendencias, casi
siempre, es posible reconocer trazas de la sicología previa de la persona. Este cuadro
un poco oscuro, no debe hacer olvidar algunas de las compensaciones que trae el
envejecimiento desde el punto de vista de la serenidad, sabiduría, capacidad de
juzgamiento, y liberación de la tendencia compulsiva por competir, que muchas veces
pueden compensar otros defectos.

Debe recordarse que las capacidades son conservadoras en la medida en la cual se


le use. Todos estos cambios pero específicamente el desligamiento se refleja en
todas las actitudes sociales del anciano, más, cuando se les analizan en todas las
épocas que proceden de cerca o siguen a la jubilación. Esta parece ser una de las
etapas esenciales en el ser humano, cuando las circunstancias lo hacen renunciar a
su trabajo o a toda la vida.

Esto hace que el adulto mayor tienda más y más a perder el contacto con a sus
antiguos compañeros de trabajo y se aparte de todas las actividades de tipo social
que su trabajo involucraba. Esta actitud se refleja en cierta medida en las relaciones
familiares, sobretodo en las ciudades grandes o cuando los hijos han migrado del
campo. Los padres se encuentran solos, no tienen interés para movilizarse para
visitar a sus hijos o pariente, y estos algunas veces no disponen del medio o tiempo
para hacerlo con frecuencia. El panorama de la soledad de los viejos se acentúa y
esto repercute en la aparición de síndromes depresivos.

Sin embargo existe un aspecto positivo en el proceso de desligamiento y es, las


variaciones que imponen la actitud hacia la muerte: En forma normal parece que
disminuye el temor al mismo tiempo, a la declinación de las facultades físicas y
psíquicas y a las necesidades sociales de la persona. Esta actitud hacia la muerte,
por otra parte parece ser neutra en la mayoría de los casos, ya que es considerada
como una situación a la cual no se puede escapar. Las personas adultas mayores se
adaptan, gradualmente a ella por diversas razones, por la creencia de una vida
después de la muerte, o por el convencimiento de la reencarnación o por el retorno al
estado primitivo, es decir, a lo que éramos antes de nacer, la actitud varía con
diversas sociedades, pero en todas ellas es notorio que las entidades más fuertes,
religiosas, médicas, etc. tienen una relación directa con el problema de la muerte.
(Betancur, 1986).

Hay cincos grupos de actitudes hacia el envejecimiento, conocidos como las cinco
estrategias de ajuste en la vejez: (Betancur,1986).

Actitud constructiva, Es el estado más cercano al ideal en una sociedad moderna.


Constituye la respuesta a los individuos bien adaptados que gozan de la vida y tienen
relaciones afectivas estables, y cordiales con parientes y a amigos. Producto de
medios ambientes estables, con una niñez feliz y relativamente pocos traumatismos

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emocionales. Con puntos de vistas flexibles y tolerantes sin prejuicios sobre grupos
minoritarios posiblemente porque la vejez constituye, a su vez un grupo minoritario,
aceptan que el retirarse es una etapa normal y no presentan angustia hacia la muerte.
Generalmente presentan una historia ocupacional estable, miran su vida pasada sin
remordimiento y sin aprehensión hacia el futuro.

Actitud dependiente, es aún socialmente aceptable, pero tiende a la pasividad y


dependencia en el lugar de actividad y autosufiencia, como la anterior.

No presentan rasgos neuróticos pero se sienten contentos de retirarse y disfrutan de


las diversiones y tienden a gastar más de lo que pueden. La dependencia se
establece respecto a la esposa, cuando son casados quien constituye la parte
dominante de la sociedad conyugal. Sus relaciones con otras personas ofrecen una
mezcla de dependencia, oportunismo, o recelo, tratando de evitar todas las
conexiones que pueden perturbar su confort y su seguridad. Tienen buena visión de
sí mismos y combinan sus sentimientos de satisfacción general con una tendencia
hacia la irrealidad e impracticabilidad.

Actitud defensiva, esta representa un mecanismo compensatorio menos adecuado.


Puesto que posee muchos de los rasgos neuróticos encontrados en la gente joven.
Sin embargo el mecanismo funciona, aún si se tiene en cuenta, que para el individuo
y las personas que lo rodean los beneficios tienen que ser pagados a un precio muy
alto. Estas personas son emocionalmente sobre controladas, dependientes de hábitos
fijos, convencionales y compulsivos, en sus actividades.

La historia ocupacional suele ser estable, se comprometen activamente en


actividades sociales y hacen planes cuidadosos para el futuro, pero a pesar de que
trabajan duro, parece que lo hacen más por razones extrínsecas, defensivas, que por
encontrar el trabajo, y las demás actividades intrínsecamente interesantes y
productivas. Suelen ser autosuficientes y rechazan la ayuda para demostrar que no
son dependientes de otros. Son difíciles de interrogar y son evasivos cuando se trata
de discutir problemas familiares y sociales. Expresan conceptos estereotipados, lo
que ellos creen que los surta más aceptable desde el punto de vista social, no lo que
piensan en realidad.

Estos paciente tienden a rechazar la jubilación y fabrican un horario de trabajo que los
mantiene activos todo el tiempo mirando con temor la relativa inactividad de la vejez.
Tienden a idealizar a los padres, tienen un sentido del deber hipertrofiado y están
más conscientes respecto a los problemas de la vida que de los propios. Presentan
prejuicios fuertes contra los grupos minoritarios y su actitud frente a la vejez es
pesimista y en lo general sostienen envidia de la gente joven, aunque no estén
descontentos de su juventud y los logros de su vida. Pero para ellos la vida tiene
termino solo cuando se ven forzados a ellos. En los prospectos de la vejez y la muerte
son ignorados por medio de una actividad constante.

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Actitud hostil, este grupo de pacientes “airados” tiende a culpar las circunstancias y
a otras personas por sus propias faltas, son agresivos, se quejan de las otras
personas, y se muestran a la vez competitivas y suspicaces. Aunque no tienen una
franca tendencia a la depresión, miran a la vejez como una época de pobreza y de
privación, tienen fuertes uniones con los hábitos, actitudes inflexibles respecto a los
valores y sostienen puntos de vista irreales, respecto a sí mismos y al mundo
circundante, llegan al borde paranoia, miran a la vejez como una simple circunstancia
de la cual se pierde el poder, se deteriora toda la economía y que culmina en la
muerte sin ninguna ventaja tratan de envolverse en una cantidad de actividad que les
aleje lo más posible, del día de la jubilación.

La gran mayoría se derrumba cuando esto ocurre, porque fallan en formarse una
actitud objetiva realista respecto a ella. Sostienen puntos de vistas poco realistas
respecto a su propias actitudes y motivaciones. Estas personas tienen a menudo una
historia de inestabilidad en sus trabajos, se han movido, casi siempre desde los
estrados inferiores con numerosos conflictos en su vida. Tratan de compensarlo
manteniéndose activos pero aferrados a patrones rígidos de disciplina. La historia de
sus vidas refleja grados variables de incompetencia y fracaso, es frecuenten que
muestren ansiedad, pesimismo, depresión, sentimiento de culpa, malos planes
financieros, falta de ambición, falta de realismo, rechazo de autocrítica, falta de
confianza en otras personas y temor por la dependencia. Generalmente, han tenido y
dado poco amor. Paradójicamente en la vejez suelen ser dependientes de sus
esposas e hijos pero los miran con el patrón de una persona perfeccionista. Al mismo
tiempo envidian a los jóvenes y son hostiles hacia otros. No ven nada bueno en la
vejez y tiene temor de la muerte.

Actitud de odio, contra sí mismos, difieren de las anteriores, en cuanto a la dirección


que le imprimen a su odio, que en este caso se ha vuelto contra sí mismo. Son
críticos contra sus propias vidas, no tiene ambiciones y no desearían vivir sus vidas
de nuevo. Se han movido lentamente en sus trabajos, dependientes, sin iniciativas,
con tendencias depresivas, incapaces de asegurarse un estado financiero importante
o estable e incapaces de tomar responsabilidades. Generalmente con historias
matrimoniales de fracaso, puede que acepten la idea de vejez pero son incapaces de
construir nada positivo respecto a ella; tienden a exagerar su propia inadecuación
física y emocional. Son pesimistas y se sienten como las víctimas de las
circunstancias. Sus relaciones sociales son pobres, no tienen interés en otras
personas, derivan poca satisfacción de las relaciones sexuales y se sienten en
general solo e inútiles. No le temen a la vejez puesto que sienten envidia de la gente
joven. No tiene temor de la muerte puesto que la ven como la única liberación de una
vida poco satisfactoria.

Pérdida del significado o sentido de la vida

Dice VICTOR FRANKL que el vacío existencial es la neurosis masiva de nuestro


tiempo; ella se produce cuando el propio ser, la propia existencia, carece de
significación. Una vivencia tal acerca del propio Yo, puede desencadenar una serie de

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síntomas depresivos. Pues bien, es posible que la persona adulta mayor caiga en ese
tipo de depresión a causa de que su vida, tal como es percibida por el propio
protagonista, carece de significado. Uno podría preguntarse. ¿Qué es primero, la
depresión o la pérdida del sentido de la vida?

Es cierto, sin embargo, que esta experiencia negativa de sí mismo, no se aprecia en


personas mayores y ancianas que sean más intelectuales o que permanezcan
mentalmente activas. Estos hombres y mujeres, ancianos pero mentalmente activos,
son también capaces de enfrentarse a la muerte con mayor serenidad que aquellos
otros cuya vida carece de sentido según su propia percepción.

Pérdida de la facilidad de adaptación

Al llegar a una edad mayor, la persona va viendo cómo los ambientes van cambiando
para ella, y cómo otros le son lejanos o por lo menos le ofrecen menos interés. En
realidad esto ha pasado siempre y en cada una de las etapas evolutivas del individuo:
nunca los intereses han sido ni serán los mismos para todos o la mayoría de las
personas, sean de la edad que sean; pero ahora, a esta edad, el problema se
agudiza, pues viene sazonado de otros tintes de marginación social. Por eso el
anciano se encuentra sin las herramientas que le permitan un trabajo de adaptación:
son las motivaciones o refuerzos sociales. Al carecer de dichas herramientas le es
difícil adquirir hábitos nuevos, y por lo tanto, adaptarse a las nuevas circunstancias.

Así, puede aparecer como persona algo rígido, "chapada a la antigua", aferrada a su
sola experiencia tan importante para él o ella, pero que siente que la sociedad no se
la valora en la forma que la persona anciana considera que sería lo justo. La
agresividad y fácil irritabilidad (verbal o gestual) que muestran algunas personas
mayores, podría estar relacionada con este sentimiento de la propia difícil adaptación,
sentimiento que se ve agravado por la pérdida de autonomía económica sufrida por
muchos ancianos.

Hacia una salud psíquica preventiva

Ante todo, el adulto mayor, la persona de tercera edad, el anciano, es protagonista de


su propia vida y de su propia salud física y psíquica. Evitar en este campo, como en
todos, actitudes paternalistas en las que la solución viniera desde otras esferas ajenas
a los mismos protagonistas, es ya una buena medida preventiva. Todas las instancias
de la sociedad deben relacionarse y conectar entre sí para producir "redes de
seguridad" en beneficio de los seres más desvalidos, pero cuidando que los mismos
sujetos sean (dentro de lo posible) agentes de su propia liberación.
Envejecimiento y alteraciones afectivas

Hay cuatro grandes grupos de alteraciones asociadas al envejecimiento:

• Problemas relacionados con las pérdidas afectivas, más frecuentes en la vejez


que en otras épocas de la vida, y que a menudo producen depresión y
reacciones de duelo.

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• Trastornos físicos, incluyendo deficiencias sensoriales.


• Trastornos cerebrales orgánicos, incluyendo demencias.
• Trastornos mentales de cualquier tipo, que son exclusivos de la vejez y que
puede haberse desarrollado en épocas anteriores de la vida (por ejemplo
trastornos de ansiedad, sexuales o alimentarios.)

Estas cuatro categorías de problemas no son excluyentes, entre sí y, por tanto, el


anciano puede presentar problemas asociados a una o más de ellas. Si se tiene en
cuenta tanto las frecuencia como el amplio abanico de perdidas afectivas que se
producen en la vejez, no es extraño que la depresión sea el trastorno mental más
habitual en los adultos mayores. Así mismo, la tasa de intentos de suicidio (más
frecuentes que los suicidios consumados), son bastante elevadas.

Se estima que los varones mayores de 65 años cometen cuatro veces más intentos
de suicidios que los menores de 25 años, si bien este patrón no se cumple en el caso
de las mujeres. La aparición de trastornos y discapacidades físicas es también más
frecuente en la vejez, lo que desde luego suele tener consecuencias afectivas
negativas. Piénsese, por ejemplo en la aparición de una deficiencia sensorial (pérdida
de agudeza visual, sordera etc.) o en un trastorno como la artritis reumatoide.

La presencia de este tipo de alteraciones disminuye las posibilidades de autonomía


funcional, incrementa las necesidades de dependencia y al, mismo tiempo, fomenta el
aislamiento social, con la consiguiente pérdida de oportunidades para obtener las
gratificaciones o refuerzos propios de la interacción social. Si a todo ello se agrega el
hecho de que la mayor parte de las veces estos trastornos son crónicos, lo que
significa que se hallan presentes, que disminuyen la calidad de vida, y que pocas
cosas pueden hacer el adulto mayor para evitar su aparición, están fuera de su control
personal, la instauración de una sintomatología depresiva es casi inevitable.
(Ballesteros, 2000).

En realidad, todo lo que se acaba de mencionar son elementos de vulnerabilidad


para el desencadenamiento de un trastorno depresivo, según la teoría de la
indefensión aprendida, una de las formulaciones más relevantes sobre la depresión
de los últimos años. Se ha señalado que la depresión adquiere forma algo diferente
cuando se presentan en adultos mayores, ya que los síntomas somáticos o
fisiológicos son más frecuentes e importantes que los estrictamente emocionales o
psicológicos.

Los adultos mayores toleran menos el estrés que se deriva de los acontecimientos
vitales amenazantes y mantienen un comportamiento de alerta sobre el
funcionamiento de su cuerpo, lo que puede aumentar la conciencia de sus síntomas
físicos y, como consecuencia, la preocupación y el malestar. Además, los síntomas
depresivos típicos, especialmente los físicos, se mezclan con los cambios normales
que se producen con el envejecimiento (alteraciones del sueño, del apetito, pérdida
de energías, descenso de la actividad física).

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Esto significa que se solapan los síntomas depresivos y los problemas físicos
asociados con el envejecimiento, lo que puede llevar a que el médico ignore los
síntomas depresivos y no haga diagnóstico adecuado de este trastorno, enmascarado
tras una sintomatología predominantemente física. Pero también puede suceder que
el adulto mayor niegue el origen depresivo de sus síntomas físicos, lo que de nuevo
llevaría a un diagnóstico erróneo y a la consiguiente ausencia de un tratamiento
adecuado.

Es fundamental que los profesionales de la salud nos ocupemos no solo de alargar la


vida de los adultos mayores sino de dotarla de la más alta calidad posible. En este
sentido, en la última década se han redoblado los esfuerzos por mejorarla calidad de
vida de los adultos mayores. La investigación sobre los cambios cognitivos que se
producen en el envejecimiento forma parte de esos esfuerzos.

Conocer cómo operan los procesos de conocimiento en la vejez y cuáles son las
alteraciones mentales prevalentes en esta importante fase de la vida debe servir
para diseñar e implementar programas de intervención cuyo objetivo prioritario sea
mejorar la calidad de vida de nuestros mayores. (Betancur, 1986). Si hay algo
comunmente aceptado en psicología de la vejez es que existe una marcada
variabilidad en el comportamiento cualquiera que sea éste (la memoria, la atencion, la
extraversión, la rapidez en la carrera) en otras palabras en la medida en la que se
envejece los seres humanos son menos parecidos entre sí. Cuando se ha visto a
un viejo solo se ha visto a un viejo, esto es muy importante por que las personas
tendemos a la generalización de tal forma que así como es un estereotipo común el
de que todos los jóvenes son unos irresponsables también lo es que todos los viejos
estan llenos de achaques y sufren demencias. Ambas frases estan muy lejos de la
realidad. Cada persona envejece de una manera distinta. La clasificación mas
relevante en los últimos años establece tres tipos o formas de envejecimiento: la
vejez normal, la vejez patológica, y la vejez con éxito (Fernandez-
Ballesteros,1998). La vejez normal es aquella que cursa sin patologías físicas o
psicológicas inhabilitantes, por el contrario, la vejez patológica sería el resultado de un
organismo quebrantado por la enfermedad y la discapacidad. Finalmente, la simple
observacion de los adultos mayores pone de relieve, también la existencia de una
vejez con baja probabilidad de enfermar y de discapacidad asociada a un alto
funcionamiento cognitivo y capacidad física funcional y compromiso con la vida (
Rowe y Kahn,1997). A este tipo de vejez se la ha llamado vejez con éxito o vejez
competente.

El aprendizaje y la memoria

Las personas son, durante toda su vida, sujetos de aprendizaje. El proceso de


socialización convierte al organismo humano en un ser social, adaptado a un mundo
complejo que resulta ser una fuente para su desarrollo personal. La socializacion es
un largo proceso de aprendizaje de hábitos, conocimientos, aptitudes, actitudes,
sentimientos, emociones, estilos de comportamiento y cualquier otra cosa que
conforma lo psicológico del ser humano y que lo convierte en un ser social.

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Pero el ser humano no es un ente pasivo que solo reacciona frente al medio
ambiente; a través de los sentidos, la persona capta la información del ambiente,
opera internamente con ella y responde a esa información con comportamientos de
mayor o menor ajuste o adecuación. A lo largo de la historia de la psicología ha
habido distintas formas de predecir y explicar el comportamiento; así, desde las
teorías del aprendizaje se ha hecho especial énfasis en lo exterior, los estímulos y
como estos tienen efectos sobre el comportamiento, cuales son los principios básicos
del aprendizaje y, en base a ello, como lograr que las personas puedan cambiar
comportamientos inadecuados que les causen (a ellos y/o a sus allegados)
sufrimientos o malestar.

La gente popularmente suele considerar que los adultos mayores presentan deficit
cognitivos, que tienen fallos de memoria y que son incapaces de aprender
(Fernández-Ballesteros,1992a)

EL APRENDIZAJE, si las personas creen que los adultos mayores son incapaces de
aprender nuevas cosas cabe preguntarse si esto es cierto o no y en que medida. Dar
respuesta a este interrogante es de máximo interés por muchos motivos, uno porque
si con el paso del tiempo se perdiera la capacidad de aprender ello sería un desastre
para la adaptación y el desarrollo humano en una sociedad envejecida.
Por otro lado, la cuestión es importante para la investigación básica. Un modo de
entender los procesos de aprendizaje contrastado, es decir grupos de personas que
aprenden bien y con otros que tiene dificultades de aprendizaje. Los organismo
aprenden de diferentes maneras: aprendizaje asociativo, que se produce cuando
establecemos nuevas asociaciones entre un estímulo y una respuesta. Aprendizaje
por observación, tambien llamado aprendizaje modelado o vicario en los que el
comportamiento se adquiere por observación e imitación de modelos.

El poder del aprendizaje vicario o por observación ha sido comprobado en personas


mayores en múltiples investigaciones, asi por ejemplo, en la publicidad dirigida a las
personas mayores suele utilizarse personajes bien conocidos que presentan todas las
características propias del rol del modelo. La investigación sobre el aprendizaje
modelado en la vejez es importante por cuanto puede ayudar a la eliminación de
falsas concepciones sobre la vejez así como de promover estilos de vida saludables.
Las investigaciones sobre los efectos del paso de la edad en el aprendizaje han
demostrado lo siguiente:

• Los adultos mayores pueden adquirir nuevas habilidades y nuevos


conocimientos pero les llevará un poco más tiempo que a los más jóvenes.

• Se han identificado algunos procesos sensibles a la edad implicados en


algunas tareas, que pueden variar en función de los individuos y de
circunstancias específicas de estos

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Aprendizaje de habilidades perceptivo-motoras, atarse el nudo del zapato, dibujar


un triángulo, conducir un coche, requieren de una coordinación compleja que
comprende procesos perceptivos y motores, está comprobado que la capacidad de
aprendizaje de los adultos mayores en habilidades complejas se pueden desarrollar
con rapidez, si estan motivados, esto es importante porque en ocasiones los adultos
son los peores enemigos de sí mismos con el “yo ya no sirvo” se autorestringen sus
posibilidades de aprendizaje y de disfrutar de nuevas distracción y desarrollo personal
(esta aspecto tiene que ver con el autoconcepto y sus relaciones con la autoeficiencia
percibida y el bienestar en la vejez).

Aprendizaje verbal, una de las manifestaciones más claras de los seres es el


lenguaje. Así una vez que el lenguaje ha sido adquirido, éste media en multitud de
procesos psicológicos en nuestra memoria, en la resolución de problemas, en
nuestras capacidades de planificación. La tarea más frecuentemente utilizada en este
aprendizaje es de pares asociados y se ha establecido que la edad afecta este
aprendizaje de pares asociados. Pero lo más importante es descubrir las posibles
explicaciones de este hecho. A que puede deberse el peor rendimiento de esta tarea
de los adultos mayores, existen varias hipótesis como las siguientes:

• Existen evidencias de que al menos parte de este declive se debe al general


enlentecimiento del procesamiento de informacion a nivel neural, que ocurre
con la edad.
• Otros dicen que pueden ser no por el aprendizaje de la respuesta sino del
estímulo. Pudiera predecirse que en el aprendizaje del estímulo median
operaciones mentales que tienen que ver con otros procesos mediacionales
como asociar a cada estímulo una imagen, o asociarle a otro tipo de estímulo
mas significativo para el sujeto).
• Los peores rendimientos de los mayores se deben a la dificultad de la tarea.

LA MEMORIA

La memoria sigue siendo la función superior más ampliamente estudiada en el ámbito


del envejecimiento normal. Puede ser debido a que la queja subjetiva más
generalizada en los personas mayores tiene que ver con su rendimiento amnésico.
Hay que puntualizar que algunos aspectos de la memoria deterioran con el paso de
los años, pero otros se hallan bien preservados, como vamos a ver en las siguientes
investigaciones y teóricas que vamos a plasmar y comentar a continuación.
Partiendo del esquema de Hunt (1997), en el que muestra los diferentes sistemas que
conforman nuestra memoria, podemos hablar en primer lugar de la MEMORIA
SENSORIAL (un almacén específico que conserva por un breve espacio de tiempo
los estímulos que llegan a nuestros sentidos); la MEMORIA A CORTO PLAZO
(MCP), un almacén de capacidad limitada (generalmente se evalúa por series de
números o de palabras) que retiene la información a la que hemos atendido por un

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breve espacio de tiempo; y la MEMORIA A LARGO PLAZO (MLP), o almacén


general de información.
Forma parte de la MCP la MEMORIA DE TRABAJO, consiste en un sistema de
capacidad limitada, que implica por un lado un almacenamiento temporal de cierta
información, y por otro, la capacidad de ejecución de una tarea de procesamiento
(que requiere, a su vez, atención, selección y manipulación de determinados
estímulos) (Baddeley ,1986).
La MLP se divide también en EPISÓDICA, almacén de hechos concretos, recuerdos
que forman parte de nuestra experiencia personal y que son activamente recuperados
utilizando información contextual sobre cómo y cuando ocurrieron; SEMÁNTICA, que
se refiere al conocimiento sobre el mundo, organizado y acumulado conceptualmente,
y por tanto muy relacionado con el lenguaje; y por último memoria
PROCEDIMENTAL, función de memoria relacionada con las destrezas y habilidades
que una vez aprendidas no requieren esfuerzo consciente para ser recuperadas.
En 1987, Schacter también diferenció entre MEMORIA IMPLÍCITA y MEMORIA
EXPLÍCITA. Esta clasificación de la MLP se relaciona sobre todo con la
intencionalidad del sujeto implicada en el recuerdo y en su recuperación. Según esto,
la memoria explícita requiere intención para recordar, y por ello produce toma de
conciencia de lo que se ha hecho y del recuerdo que se ha producido, mientras que la
memoria implícita no implica recuerdo consciente.
Siguiendo este esquema, vamos a ir plasmando diferentes investigaciones en torno a
lo que ocurre en el envejecimiento con respecto a los diferentes sistemas de memoria.
Cabe preguntarse: ¿qué cambios se producen durante el envejecimiento sobre cada
sistema de memoria?

En definitiva, parece que en los adultos hay mas quejas de memoria que problemas
reales de memoria, y que los problemas de memoria tienen mucho que ver la
atención, la velocidad y las estrategias de procesamiento. Es como si los adultos les
importara menos su rendimiento y se esforzarán menos en retener, e incluso a veces
parece que se les ha olvidado como retenerlo, pero cuando el material les interesa,
significa algo para ellos, se les da pistaso se les refresca como organizarlo, vuelven a
mostrar una memoria similar a la que anteriormente mostraban.

Los trabajos realizados hasta la fecha permiten afirmar que no existen apenas déficits
en la memoria sensorial asociados al envejecimiento (Poon, 1985). Algunos de los
estudios realizados sobre esta memoria sensorial visual indican que con el aumento
de la edad se produce un incremento en el tiempo requerido para identificar un
estímulo visual, que se relaciona más, con aspectos atencionales y perceptivos, que
con déficit de memoria (Hultsch y Dixon, 1990).
En lo que se refiere a MCP, sí parece haber un deterioro significativo en la memoria
de trabajo a partir de los 70 años que algunos autores asocian o explican por un
deterioro más general en habilidades cognitivas.

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En un trabajo realizado por Dobbs y Rule (1989) se encontraron grandes diferencias


en memoria de trabajo asociadas a la edad, diferencias que aparecían sobre todo
cuando las tareas requerían una mayor manipulación de la información. Según estos
autores, éstas podrían ser mejor explicadas por un declinar de la habilidad general de
procesamiento, sobre todo en aspectos relacionados con la velocidad y la agilidad con
que este procesamiento se lleva a cabo, que por un déficit específico de memoria.
Esta idea se vio reforzada porque encontraron que esta caída de la ejecución
aparecía negativamente relacionada con el nivel educativo de los sujetos.
También Brébion, Smith y Ehrlich (1997), cuando analizan memoria de trabajo con
una tarea típica de procesamiento de sentencias, concluyen que existe un
procesamiento similar entre jóvenes y mayores, y que las diferencias aparecen
porque los viejos necesitan un tiempo más largo para concluir la tarea y recuerdan
menor número de palabras. Según esto, los viejos darían prioridad al procesamiento a
costa de la rapidez y el almacenamiento.
En la memoria a largo plazo no hay grandes déficits asociados a la edad, aunque,
cuando la complejidad de la tarea aumenta, el recuerdo también se va deteriorando;
además los problemas parecen estar más relacionados con la recuperación que con
el reconocimiento. Los aspectos de la MLP que aparecen como más afectados
durante el envejecimiento son los episódicos (información ligada al contexto) y los
procedimentales (información sobre destrezas). Sin embargo, según se desprende de
los trabajos realizados hasta la fecha, la memoria semántica (independiente del
contexto) no se pierde (Calero, 2000).
Sharps y Gollin (1987) realizaron un estudio para determinar las características del
contexto que determinan respuestas erróneas en ancianos, y concluyeron, que las
demandas de la tarea influyen en los resultados obtenidos en pruebas de memoria.
Podríamos pensar que en el envejecimiento las dificultades en el procesamiento de
información afectan a la capacidad de almacenamiento de información relacionada
con el contexto. Dichas dificultades se manifiestan sobre todo en la recuperación de
dicha información, ampliadas conforme aumente la complejidad de la tarea y facilitada
cuando se dan indicios de ayuda para su codificación semántica.
En lo que se refiere a memoria explícita e implícita hay pocas evidencias de declive
en las tareas de memoria implícita, mientras que sí hay evidencia de declive en
memoria explícita, es decir, las personas mayores tienen más problemas cuando se
les exige un esfuerzo intencional y voluntario para recordar (Hultsch y Dixon, 1990).
Como hemos expuesto en este apartado, en general los problemas de memoria se
dan en aquellas situaciones en las que interviene la percepción y atención (memoria
ligada al contexto); implican procesamiento más complejo o requieren nuevos
aprendizajes. Por ello, casi todos los trabajos realizados sobre las relaciones entre
ejecución en tareas de memoria y edad apelan a dificultades en el procesamiento
general de información (Junque y Jódar, 1990) y a una menor tasa de aprendizaje en
personas de edad avanzada para explicar sus resultados.

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Es como si a los ancianos les importara menos su rendimiento y se esforzaran menos


en retener, e incluso a veces parece que se les ha olvidado cómo retenerlo, pero
cuando el material les interesa, significa algo para ellos, se les dan pistas o se les
refresca cómo organizarlo, vuelven a mostrar una memoria similar a la que
anteriormente mostraban (Calero, 2000)
No dejemos de tener presente que esta capacidad cognitiva se debe de estimular y
entrenar para poder prevenir pérdidas amnésicas y para optimizar la “memoria” que
cada persona mayor preserva.

Una de las mas extendidas concepciones lleva a pensar que los adultos mayores
presentan deficit en su memoria, es cierto que aproximadamente la mitad de las
personas mayores de sesenta y cinco años y más, informa tener problemas en el
recuerdo o que con frecuencia se olvidan de los números de teléfono que se les
acabo de dar, o del nombre de una persona. Sin embargo, aunque ello sea así en
ocasiones, olvidos que, en edades anteriores, se atribuían al cansancio o la falta de
atención o la dificultad de la tarea, a partir de los sesenta y cinco años son
achacados a la vejez

Como señala Baddeley (1984) sin memoria seríamos incapaces de ver, oir o pensar.
No dispondríamos de lenguaje para expresar nuestros própositos y de hecho,
tampoco tendríamos ningun sentido de identidad personal. En resumen, sin memoria
seríamos vegetales, cadáveres desde el punto de vista intelectual.

Mnemónicos: son aquellos procedimientos para mejorar la memoria que proceden del
saber popular formalizado en un complejo sistema en el que se integran facilitadores
de un mejor procesamiento y posterior recuperación de la información

El Entrenamiento cognitivo, es una acción terapeútica efectiva para el adulto mayor.


Podemos afirmar que:

• Los adultos mayores sanos, mejoran significativamente en las habilidades


entrenadas, y esta mejora es estructural, o sea afecta a la habillidad
subyacente y se mantiene por un tiempo. (Willis,1989).
• Los adultos mayores mejoran sobre todo cuando el entrenamiento implica una
participacion activa, metacognitiva e instruccional. (Willis,1987; Denney,1989)
• Las mejoras son tales que se consigue que los sujetos posean una ejecucion
igual a su comportamiento previo; por lo que en palabras de Willis, podríamos
hablar mas de reversibilidad que de plasticidad. (willis,1989).

En programas de memoria se ha comprobado lo importante que es seguir un


tratamiento multidimensional para conseguir la generalización de efectos
(Backman,1989 y 1996). También se ha comprobado que es fundamental realizar una
evaluación inicial, dada la gran variabilidad interindividual de los efectos conseguidos
por el entrenamiento, atribuibles al papel mediador que en la compensación poseen
los recursos previos presentes en los sujetos (Backman,1989).

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Los entrenamientos tienen no solo un papel rehabilitador, sino también preventivo,


puesto que su aplicación en adultos mayores sanos parece disminuir el riesgo de
demencia (Jorn,1994).

En el aspecto psíquico: Las manifestaciones subjetivas de vejez son: temor a la


soledad, pensamiento constante en la muerte, temor a la dependencia, tristeza, y
sentimiento de inutilidad y carga para los demás. Hay pérdida de autoestima,
movilidad, cónyuge, de las amistades íntimas, las funciones corporales, de la utilidad,
la independencia económica y actividad física. Las personas de avanzada edad,
muchas veces se ven marginadas en su centro de trabajo. Optan por retraerse y
aislarse o confinarse en una habitación, donde establece un esquema de vida rígido
carente de valores, lo conducen a sentirse sólo, abandonado, expulsado
prácticamente del contexto social.

La inteligencia emocional, es un conjunto específico de aptitudes que se hallan


implícitas dentro de las capacidades abarcadas por la inteligencia social. Las
emociones aportan importantes implicaciones en las relaciones sociales, sin dejar de
contribuir a otros aspectos de la vida. Cada individuo tiene la necesidad de establecer
prioridades, de mirar positivamente hacia el futuro y reparar los sentimientos
negativos antes de que nos hagan caer en la ansiedad y la depresión. En el ámbito de
la psicología admite la consideración de inteligencia porque es cuantificable:
constituye un aspecto mensurable de la capacidad individual para llevar a cabo
razonamiento abstracto y adaptación al entorno; la inteligencia emocional se pone de
manifiesto cuando operamos con información emocional.
La inteligencia emocional es, por tanto, un conjunto de talentos o capacidades
organizadas en cuatro dominios:
• capacidad para percibir las emociones de forma precisa (es decir, capacidad
de percepción).
• capacidad de aplicar las emociones para facilitar el pensamiento y el
razonamiento.
• capacidad para comprender las propias emociones y las de los demás
(empatía).
• capacidad para controlar las propias emociones.
Estas habilidades como todas, pueden ser aprendidas con el tiempo y la práctica.
Las últimas investigaciones han aportado pruebas convincentes de la inseparabilidad
esencial de la emoción y el razonamiento: sin sentimientos, las decisiones que
tomamos pueden no ser las que más nos convienen, aunque hayan sido tomadas con
aparente lógica. Cualquier noción que establezcamos separando el pensamiento y los

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sentimientos no es necesariamente más adaptativa y puede, en algunos casos,


conducir a consecuencias desastrosas.
El concepto de inteligencia emocional tiene un precursor en el concepto de
Inteligencia Social, del psicólogo Edward Thorndike quien en 1920 la definió como "la
habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres, muchachos y
muchachas, y actuar sabiamente en las relaciones humanas".
La expresión "inteligencia emocional" la introdujeron por primera vez en el campo de
la psicología en 1990 los investigadores Peter Salowey y John D. Mayer definiéndola
como "la capacidad de percibir los sentimientos propios y los de los demás, distinguir
entre ellos y servirse de esa información para guiar el pensamiento y la conducta de
uno mismo".
Este concepto sería presentado mediáticamente por Daniel Goleman en 1995 con un
libro de gran éxito. En su libro La inteligencia emocional en la empresa (1998) se
refiere a la "inteligencia emocional" como "la capacidad de reconocer nuestros propios
sentimientos y los ajenos, de motivarnos y de manejar bien las emociones, en
nosotros mismos y en nuestras relaciones". Considera cinco aptitudes emocionales,
clasificadas a su vez en dos grandes grupos: Aptitud Personal (Auto-conocimiento,
Auto-regulación y Motivación) y Aptitud Social (Empatía y Habilidades Sociales).

La historia de la inteligencia humana puede explicarse como el empeño del cerebro


humano en buscar formas eficientes de comunicarse consigo mismo. Cuando el
primer ser humano trazó la primera línea, precipitó una revolución en la conciencia
humana; una revolución cuyo estadio evolutivo más reciente está constituido por el
mapa mental.

Una vez que los seres humanos se dieron cuenta de que eran capaces de exteriorizar
sus "imágenes mentales" internas, la evolución fue más rápida. Con las primeras
representaciones hechas por los primitivos aborígenes australianos en las cavernas,
los trazos iniciales se fueron convirtiendo paulatinamente en pinturas.

A medida que las civilizaciones evolucionaban, las imágenes comenzaron a


condensarse en símbolos y, más tarde, en alfabetos y guiones; así sucedió con los
caracteres chinos o los jeroglíficos egipcios. Con el desarrollo del pensamiento
occidental y la creciente influencia del imperio romano, se completó la transición de la
imagen a la letra. Y posteriormente, a lo largo de dos mil años de evolución, el poder
nada desdeñable de la letra adquirió primicia sobre la momentáneamente escarnecida
imagen.

Así pues, los primeros seres humanos que hicieron marcas estaban señalando,
literalmente, un salto gigantesco en la evolución de nuestra inteligencia, porque así
exteriorizaban los primeros indicios de nuestro mundo mental. Al hacerlo, no sólo
fijaban sus pensamientos en el tiempo y en el espacio, sino que además capacitaban
el pensamiento para que pudiera abarcar esas mismas dimensiones. Entonces, la

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inteligencia humana ya pudo empezar a comunicarse consigo misma a través de las


extensiones infinitas del tiempo y del espacio.

En su evolución, los símbolos, las imágenes y los códigos terminaron por configurar la
escritura, y ese principalísimo avance fue la clave de la aparición y de la evolución de
civilizaciones destacadas, tales como las de Mesopotamia y de China, cuyos
habitantes disfrutaron de evidentes ventajas sobre aquellos otros pueblos que todavía
estaban por llegar al estadio de la escritura, y por ese motivo no tuvieron acceso a la
sabiduría y al conocimiento que nos legaron las grandes mentes del pasado.

Si efectivamente escribir es la mejor manera de adueñarse de tal información, de


analizarla y de transmitirla, ¿por qué hay tantas personas que tienen problemas en los
campos del aprendizaje, el pensamiento, la creatividad y la memoria? ¿Por qué se
quejan de una incapacidad básica, de pérdida de la confianza en sí mismas, de
disminución del interés y de reducción de sus poderes de concentración, memoria y
pensamiento? Entre las reacciones habituales ante tales problemas cabe incluir la
auto denigración, la disminución del rendimiento, la apatía y la aceptación de reglas
rígidas y dogmáticas, factores todos que obstaculizan aún más el funcionamiento
natural del cerebro.

Hemos convertido la palabra, la oración, la lógica y el número en los pilares


fundamentales de nuestra civilización, con lo cual estamos obligando al cerebro a
valerse de modos de expresión que lo limitan, pero que son los únicos correctos.

Los grandes cerebros usaron efectivamente una mayor proporción de su capacidad


natural y de que (a diferencia de sus contemporáneos que usaban un pensamiento
más lineal) estaban empezando a volverse intuitivamente de los principios del
pensamiento irradiante y de la cartografía mental e inteligencia mental.

La inteligencia emocional, según Goleman "Es la capacidad para reconocer


sentimientos en si mismo y en otros, siendo hábil para manejarlos al trabajar
con otros".
Principios de la Inteligencia Emocional:
1. Recepción: Cualquier cosa que incorporemos por cualquiera de nuestros
sentidos.
2. Retención: Corresponde a la memoria, que incluye la retentiva (o capacidad
de almacenar información) y el recuerdo, la capacidad de acceder a esa
información almacenada.
3. Análisis: Función que incluye el reconocimiento de pautas y el procesamiento
de la información.
4. Emisión: Cualquier forma de comunicación o acto creativo, incluso del
pensamiento.

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5. Control: Función requerida a la totalidad de las funciones mentales y físicas.


Estos cinco principios se refuerzan entre si. Por ejemplo, es más fácil recibir datos si
uno esta interesado y motivado, y si el proceso de recepción es compatible con las
funciones cerebrales. Tras haber recibido la información de manera eficiente, es más
fácil retenerla y analizarla. A la inversa, una retención y un análisis eficientes
incrementarán nuestra capacidad de recibir información. De modo similar, el análisis
que abarca una disposición compleja de las tareas de procuramiento de información,
exige una capacidad para retener (recordar y asociar) aquello que se ha recibido. Es
obvio que la calidad de análisis se verá afectada por nuestra capacidad para recibir y
retener la información.
Estas tres funciones convergen en la cuarta es decir la emisión o expresión ya sea
mediante el mapa mental, el discurso, el gesto u otros recursos, de aquella que se ha
recibido, retenido y analizado.
La quinta categoría, la del control, se refiere a la actividad general del cerebro por la
cual éste se constituye en "desertor" de todas nuestras funciones mentales y físicas,
incluyendo la salud general, actitud y las condiciones ambientales. Esta categoría es
de particular importancia porque una mente y un cuerpo sanos son esenciales para
que los otros cuatro funcionen – recibir, retener, analizar y emitir puedan operar en la
plenitud de su potencial.
La inteligencia emocional en el trabajo, El autor de Inteligencia Emocional Daniel
Goleman (1999), (citado por Fernando Sánchez 2000) determina que las condiciones
intelectuales no son la única garantía de éxito en el ámbito profesional del trabajo,
sino tan sólo un factor, que unido a las necesidades emocionales cubiertas del
personal como equipo, desarrollará el desempeño y los resultados de todo líder y
trabajador motivándolo emocionalmente a ser productivo.
Una vez que una persona entra en una Organización para que pueda dar lo mejor de
si, hacer bien su trabajo, que no sólo de su talento sino que además lo haga con
entusiasmo y compromiso, se necesita primero, que tenga sus útiles de trabajo y que
sepa qué es lo que tiene que hacer. Segundo, que sepa como hacerlo. Tercero, que
sienta que lo que esta haciendo tiene un valor significativo, que él esta contribuyendo
y que se le reconozca por ello afectivamente.
Hablaremos entonces de los 5 Poderes mentes y almas", recomienda Rosabeth Moss
Kanter, quien en la Conferencia Internacional de la ASTD, se convirtió en el centro de
la atención al asegurar, en su conferencia, que para poder enfrentar con éxito una
sociedad cambiante se requieren de cinco poderes, los cuales están asociados con
nuestros dedos de la mano..
Estos cinco poderes, que personalmente he integrado en un concepto que llamo "La
Mano del Poder Humano", son: el poder de la voz, el poder de la imaginación, el
poder de la alianza, el poder del compromiso y el poder de la contribución. Los he
distribuido asociándolo con lo que representa cada uno de nuestros dedos. El pulgar,
que nos sirve para pedir una cola y a la vez comunicarnos, representa el poder de la
voz; el índice, dedo que levantamos para pedir la palabra e indicar que deseamos

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compartir algo, representa el poder de la imaginación, pues al levantar nuestro índice


estamos listos para compartir nuestras ideas; el dedo corazón, que esta más cerca de
las demás personas cuando extendemos nuestra mano para servirles, para
retribuirles, es el que uso para hablar de poder de la retribución; el anular representa,
por ser el dedo donde se coloca el anillo de matrimonio, el poder del compromiso; por
último el meñique que unidos al de otra persona para hacer la "liga", representa el
poder de la asociación.
• El Poder de la Voz:
Por muy buena que sea una idea, un método, un concepto, una teoría, éste no tiene
vida si no es articulado. Los mejores pensamientos pueden morir por no ser
compartidos. Moss Kanter afirma que más que organizaciones de aprendizaje, lo que
más necesitamos es organizaciones de educación, donde la voz de quienes más
saben o están preparados se traduzca en el vehículo para facultar a cada vez más
personas en las competencias claves. En cuanto a este poder, se resalta la habilidad
para hablar varios idiomas y la de conversar activa y productivamente.
• El Poder de la Imaginación:
Las empresas y las personas que manejarán con éxito el siglo venidero serán las que
en su actuar, generen conductas cónsonas con la imaginación que, como seres
humanos, somos capaces de desarrollar y usar para creer en imposibles,
visualizarlos, diseñarlos, crearlos y ponerlos en práctica en nuestras realidades. Las
personas que con su imaginación vislumbren un presente y futuro diferente, más
rápido, más efectivo, más rentable y más placentero, serán las que estarán guiando
las acciones de liderazgo en el nuevo milenio.
• El Poder de la Retribución:
El último poder tiene que ver con el emergente tópico de la inteligencia existencial o
espiritual y su influencia en el ámbito laboral. Moss Kanter comenta que cada vez,
más empresas están realizando acciones sociales de retribución a las comunidades
con las cuales interactúan. La razón es que el personal desarrolla un sentido de
conexión con la gente que eleva el espíritu y la motivación, aumentando la
identificación con la firma y la productividad global.
• El Poder del Compromiso:
La lealtad aún existe y que son una ventaja competitiva para las personas y empresas
que la poseen. Resaltó que para contar con personas comprometidas se necesita
cumplir con ciertas condiciones que despierten el poder del talento humano: la
propiedad del trabajo, la identidad para con la empresa y sus proyectos, la autonomía
de acción, la libertad de compartir ideas y hacer cambios, además de la posibilidad de
permitirle al empleado el adueñarse del proceso.

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• El Poder de la Asociación:
Cada vez más surgen en mayor cantidad y rapidez las alianzas entre personas, entre
empresas, entre personas y empresas, entre países, entre entidades de diversos
tipos. Lo hacen buscando aprovechar y potenciar sus diferencias, aprovechar la
creatividad de uno y el capital de otro, el talento de uno y la acción de otro, los
contactos de uno y la fuerza de otro. Las alianzas, aún cuando no siempre exitosas
nos permiten salir adelante con efectividad en mercados y sociedades en crisis como
las actuales. El poder de la asociación es el poder de crear, desarrollar y mantener
alianzas que permitan obtener resultados de manera más efectiva y productiva.

Las competencias Emocionales, El mismo Goleman y demás autores definen el


éxito de gerentes líderes y trabajadores en personas de alto nivel de desempeño,
destrezas, habilidades técnicas y emocionales, bien desarrolladas alcanzando
capacidad de dar sentimientos que cada vez se hacen más competitivos y necesarios
en la familia, la gerencia y la sociedad.
Las competencias emocionales que más se repitieron como decisivas en el éxito de
los líderes y sus empresas, fueron clasificadas en cuatro categorías, contando con
varias competencias cada una para presentar así, las 20 Competencias Emocionales
Claves, las cuales mencionaremos y comentaremos a continuación:
• Auto-conciencia: La habilidad para reconocer y comprender los propios
estados emocionales, sentimientos, rasgos, así como su efecto en las demás
personas. Las competencias que se miden y desarrollan en esta categoría son:
la auto-confianza, la capacidad para despertar estados emocionales alegres y
llenos de buen humor.
• Auto-regulación: La habilidad para controlar y redireccionar impulsos y
estados emocionales negativos, unido a la capacidad para suspender juicios y
pensar antes de actuar. Las competencias que se miden y desarrollan en esta
categoría son: Auto-control, confiabilidad, conciencia, adaptabilidad, orientación
a resultados e iniciativa.
• Empatía: Las habilidades para sentir y palpar las necesidades de otros y de la
propia organización, unida a la apertura para servir y cubrir las inquietudes de
quienes le rodean. En esta categoría se miden y desarrollan: la empatía, la
conciencia organizacional y la orientación al servicio.
• Socialización: Engloba el dominio de estrategias y formas de relacionarse
afectiva y efectivamente con las demás personas, creando redes de relaciones,
construyendo climas agradables, abiertos y efectivos en sus conversaciones.
Las competencias en esta categoría son: desarrollo de persona, liderazgo,
influencia, comunicación, gerencia del cambio, manejo de conflictos,
construcción de redes y la cooperación en equipo.

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Las 7 “eses” de la Persona Competitiva y Feliz.

• Saludable: Cuida su salud, se ejercita y alimenta adecuadamente para contar


con la energía requerida en su trabajo intelectual, emocional y físico. Realiza
un chequeo médico frecuente para prevenir y atender cualquier potencial
afección. Está lleno de vitalidad y contagia energía.
• Sereno: Gerencia las respuestas emocionales que generan sus sentimientos y
estados de ánimo, es firme cuando ha de serlo, pero emplea autocontrol,
paciencia y tacto en su actuar. Evita que su amígdala cerebelosa produzca
arranques de ira que afecten sus relaciones humanas. Disfruta de la
tranquilidad y domina técnicas de autorelajación.
• Sincero: Actúa en sus conversaciones y acciones basado en la ética,
honestidad y justicia. Es abierto para expresar sus puntos de vista, empleando
su verdad asertiva y respetuosamente, con franqueza y firmeza pero con
consideración.
• Sencillo: Se maneja en sus relaciones personales y profesionales con
humildad y simplicidad, no deja de conocer su valor y sus logros, pero
reconoce que puede aprender de todo ser humano y que sus éxitos se los
debe a otras personas. Evita la pompa y los lujos excesivos, pues sabe darle el
justo valor a lo material, dentro de un clima de abundancia y prosperidad.
• Simpático: Es cortés, amable, educado en su hablar, evita los vicios
comunicacionales del cinismo, sarcasmo, burla, humillación, discriminación,
generalización y juicios sin sustentación. Busca ser asertivo, pero considerado
y respetuoso del clima de sus conversaciones, fluyendo con buen humor,
alegría y disfrute en su interacción humana.
• Servicial: Emplea el poder de la retribución y del servicio para llegar dentro de
las necesidades de otros, haciéndose cargo de las inquietudes de quienes le
rodean en su familia, trabajo y vecindad. Sabe que a través del servicio logra
una elevación espiritual que le beneficia en otros ámbitos de su vida, por lo que
ve al servicio como algo honroso y valioso para su vida y la de los demás.
• Sinérgico: Coopera y crea climas de cooperación y ayuda mutua en sus
equipos de trabajo, tanto en la familia, el gremio o la empresa. Se maneja a si
mismo como una parte clave de un equipo y no como una pieza indispensable.
Esto le hace tomar consciencia de la importancia de la coordinación, el apoyo,
la humildad para aprender, la visión común, la creatividad y la libertad para
generar impecabilidad en las acciones que toman los diferentes equipos
humanos a los que pertenece.
La competitividad de una persona, depende de su equilibrio intelectual – lingüístico,
emocional y corporal, de manera que el desarrollo de estas 7 eses pueden contribuir a
elevar los niveles de perfección en nuestros procesos diarios, ayudándonos a vivir la

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vida que merecemos y deseamos. Esperamos nos sirva para inspirar la continuación
o inicio de caminos de mejoramiento y transformación. No importa cuan viejos y
expertos seamos, no importa cuan bien formados académicamente nos sintamos,
siempre hay un camino para mejorar, para reevaluar, para reiniciar, para redireccionar
nuestra misión de vida y nuestros valores dentro de nuestra familia, nuestra profesión
y nuestra sociedad.

Habilidades técnicas cognoscitivas y emocionales


Es notorio y evidente que dentro del entorno, existe un alto grado de insatisfacción
emocional originado por los resultados de nuestro sistema, tal insatisfacción está
presente en las opiniones que expresan los diferentes sectores de la comunidad, a
través de los medios de comunicación y conversaciones cotidianas interpersonales.
La insatisfacción apunta tanto a la calidad como a la cantidad, a las condiciones
ambientales, conocimientos, Procedimientos, capacidades y destrezas, técnicas como
conjunto que se emplean en el arte y ciencia, por medio de la educación, formación y
entretenimiento. Según los grandes filósofos Platón, Marco Fabio, Juan Amós y otros
determinan la Educación como:
El objeto de la educación es proporcionar al cuerpo y al alma toda la perfección y
belleza de que uno y otra son susceptibles. La educación tiene por fin el
perfeccionamiento y el bienestar de la humanidad. La educación verdadera y natural
conduce a la perfección, la gracia y la plenitud, de las capacidades humanas.
Estos grandes cerebros no se equivocaron cuando escribieron estas grandes
verdades, porque para que la sociedad trasmita la herencia cultural y emocional a la
demás sociedad y los contenidos de una buena educación cognoscitiva, en ideas,
sentimientos, tradiciones, costumbres, hábitos, técnicas, podríamos definir la
educación como la suma total de procesos por medio de los cuales una sociedad o
grupo social trasmite sus capacidades y poderes reorganizando y reconstruyendo las
emociones para adaptar el individuo a las tareas que desempeñara en el proceso
psicológico, potencial y social, este proceso consiste en abarcar la vida entera del
hombre en toda su extensión, la cual es cambiante al pasar por una serie de etapas
sucesivas, infancia, adolescencia, juventud, madurez y senectud.
Es así como se forma el sistema físico, psíquico y emocional dentro de lo social,
político y cultural, por está razón es importante mejorar nuestras habilidades,
capacidades y disposición para ejecutar con gracia, amor, paciencia y tolerancia las
tareas, funciones, toma de decisiones en el organismo, empresa o institución donde
servimos como entes receptores y transmisores de Valores Humanos Universales.
Estos valores significan cambios cualitativos importantes dentro de cualquier
sociedad, pueblo o nación, por eso en el mundo debemos hacer que esta sociedad
sea orientada hacia el cambio y la transformación social para obtener como producto
final el pleno desarrollo de la personalidad y el logro de un hombre sano, culto, critico
y apto para convivir y funcionar en una sociedad democrática, justa y libre basada en
la familia como célula fundamental y en la valorización del trabajo, capaz de participar

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activa, consciente y solidariamente con los procesos de transformación social,


consustanciados en los valores de la identidad nacional y con la comprensión,
tolerancia, convivencia y actitudes que favorezcan el fortalecimiento de la paz entre
las naciones y los vínculos de integración y solidaridad.
Al hacer referencia a recientes investigaciones por expertos en la materia pudimos
analizar que además de ser de gran importancia en este tiempo de crisis, violencia
familiar, extrafamiliar, ciudadana y poblacional, las emociones son componentes del
ser humano que nos permiten sentir que estamos vivos. Imaginémonos por un
instante como sería nuestra vida si no tuviéramos emociones, la personalidad no
tendría sentido, seríamos seres vacíos. Las emociones son estados afectivos, de
expresión súbita y de aparición breve, pueden según David Golemar y otros, crear un
impacto positivo o negativo sobre nuestra salud física, mental y espiritual.
Determinaremos cada uno de estos estados, cómo influyen en nosotros y cuáles son
sus consecuencias:
Emociones que afligen: Son aquellas que promueven o mantienen los procesos de
enfermedad a través de una serie de conexiones psiconeuroinmunológicas.
• La Ira o Rabia, la cual abarca tres etapas.
1. Desconfianza ante el medio que rodea la persona.
2. Sentimiento de molestia o rabia como tal.
3. La conducta expresiva como gritar, agredir, romper o tirar objetos.
• La Depresión, es decir, la tristeza acompañada de una visión negativa de si
mismo, el mundo que lo rodea y su futuro, esta afecta cualquier proceso de
recuperación de cualquier otra enfermedad.
• La Ansiedad, que consiste en una preocupación constante y excesiva por los
acontecimientos en nuestra vida diaria.
• La Represión o Negación, es donde la persona no expresa o no toma
conciencia de que existe algo que le causa molestia o dolor emocional, siendo
grave para nuestra salud integral.
Para controlar de mejor forma las emociones, tanto positivas como negativas las
cuales forman parte de nuestra vida, y que es normal que las sintamos, ya que sin
ellas aquellos Grandes Cerebros no contarían en la historia, ni tampoco los
Retención, Recepción, Análisis, Emisión y controlen funciones de nuestro cuerpo en
forma íntegra, de la misma forma La Inteligencia Emocional en el Trabajo,
Competencias, Habilidades Técnicas y Cognoscitivas son indispensables en nuestro
crecimiento personal, familiar y empresarial, para llenarnos de conocimientos y
aprender a manejarnos en ciertas y determinadas circunstancias aplicando y
practicando pensamientos y sentimientos saludables como estos:

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• Sonríe: Este cambio en los músculos faciales produce una serie de cambios
bioquímicos que cambian nuestra emoción y favorece la salud.
• Reenfoca el problema: Trata de encontrarle lo positivo a lo que sucede,
recuerda que las situaciones difíciles son una gran oportunidad para aprender y
que has experimentado situaciones conflictivas en el pasado y pudiste seguir
adelante.
• Practica Ejercicio: Como mínimo 20 minutos continuos al día.
• Expresa tus Sentimientos: Sean molestia o dolor conversando con la persona
involucrada (con personas amigas o de confianza) o escríbele una carta donde
desahogues tus emociones.
• Gerencia con Vitalidad: Como abriendo un camino en busca de la salud
integral del profesional competitivo y satisfecho.

LA SOLEDAD

“Uno de los males más frecuentes en el estado de los adultos mayores del
mundo”.la soledad aísla, deteriora, no permite la visibilidad de las personas
mas sabias y expertas.
De acuerdo al Diccionario de la Lengua Española y al Diccionario de Sinónimos y
Antónimos de la Universidad de Oviedo, la palabra soledad tiene tres acepciones:

• Carencia de compañía.

• Lugar desierto o tierra no habitada.

• Pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de


alguna persona o cosa.
Y hay seis sinónimos para la palabra soledad:

• Abandono: Acción y efecto de abandonar o abandonarse.

• Aislamiento: Separación de una persona, una población o una cosa,


dejándolas solas o incomunicadas. Falta de comunicación, desamparo.
Acción y efecto de aislar o aislarse.

• Alejamiento de un lugar: Acción y efecto de alejar o alejarse.

• Melancolía: Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente. Monomanía


en que dominan las afecciones morales tristes.

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• Pena: Castigo de una falta o delito. Cuidado, aflicción grande. Dolor,


tormento corporal, Dificultad, trabajo.

• Pesar: Sentimiento o dolor interior. Dicho o hecho que causa disgusto.


Arrepentimiento de algo que no debió hacerse o decirse.
Antónimos para la palabra soledad, hay dos:

• Alegría: Sentimiento grato y vivo, producido por un motivo placentero, que


por lo común se manifiesta con signos externos. Persona o cosa que
causa alegría. Falta de sensatez.

• Compañía: Unión y cercanía entre personas y cosas o estado en el que se


encuentran juntas. Persona o personas que acompañan a otra u otras.
Sociedad o reunión de varias personas unidas para un mismo fin,
generalmente industrial o comercial.
La soledad es un tema recurrente en las manifestaciones culturales, formando parte
importante de la experiencia humana. Ha sido un tema de interés psicológico desde la
década del '50; Desde 1980 comenzó a ser un tema de investigación empírica,
motivado por la creación de escalas de medición de la soledad válida, entre las que
se destaca la Escala de Soledad UCLA, creada por Rusell en 1980.
La soledad ha sido relacionada con temas tan importantes como trastornos
psiquiátricos, entre los cuales están la depresión, ansiedad, alcoholismo y suicidio.
También se relaciona con variables cognitivas, entre las más cuales se pueden
mencionar “estilo atribucional”, “auto-conciencia”, “expectativas”; asimismo, se
encuentran vinculados a la soledad las “habilidades sociales”, como la “auto-
revelación”, “atención personal” y “hostilidad”, entre otras.
Young definió a la soledad como la ausencia o percepción de ausencia de relaciones
sociales satisfactorias.
Page, manifiesta que esta definición enfatiza la importancia de la cognición, emoción
y conducta, considerando que la emoción y conducta de los solitarios son
comúnmente una función de sus pensamientos y atribuciones, los que se deben
comprender para entender su comportamiento.
Peplau & Perlman definen a la soledad como una respuesta a la discrepancia entre
las relaciones interpersonales deseadas y las existentes. Estos autores también
señalan características esenciales de la soledad, que son:

• Es el resultado de deficiencias en las relaciones sociales.

• Representa una experiencia subjetiva (que no necesariamente es sinónimo


de aislamiento social, ya que uno puede estar solo sin sentirse solitario o
sentirse solo cuando uno está en grupo)

• Es desagradable y emocionalmente angustiante.

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En otras investigaciones, Peplau & Perlman, concluyen que las características que la
mayoría de las investigaciones atribuyen a la soledad son:

• La soledad es una experiencia aversiva, similar a otros estados afectivos


negativos tales como depresión o ansiedad.

• La soledad refleja una percepción subjetiva del individuo, de deficiencia en su


red de relaciones sociales. Esta deficiencia puede ser cuantitativa (sin muchos
amigos) o cualitativa (falta de intimidad con otras personas).

Weiss, en 1973 propuso una tipología para la soledad; El plantea que existen dos
tipos distintos de soledad: La soledad emocional y la soledad social. La primera
consiste en la falta de una relación intensa o relativamente perdurable con otra
persona (por ejemplo, en personas recientemente divorciadas o viudas, etc.), estas
relaciones pueden ser de tipo romántico o relaciones personales que generen
sentimientos de afecto y seguridad. La soledad social involucra la no-pertenencia a
un grupo o red social, y pueden tratarse de un grupo de amigos que participen juntos
en actividades sociales o de cualquier grupo que proporcione un sentido de
pertenencia, basado en el compartir preocupaciones, trabajo y otra actividad.

EL PROCESO DEL DUELO EN EL ADULTO MAYOR


El proceso de duelo se inicia inmediatamente después o en los meses siguientes a la
muerte de un ser querido. El período de tiempo o de duración varía de persona en
persona, no siempre el mismo, y varia dependiendo del grado de impacto en el
momento de la pérdida, por la personalidad del individuo, y por los recuerdos internos
y externos que se posean de la persona fallecida. Además de estar determinado por
la identidad y el rol de la persona fallecida, por la edad y sexo de la persona que sufrió
la pérdida, por las causas y circunstancias en que esta ocurrió, y por las
circunstancias sociales y psicológicas que afectan al sobreviviente.
Como todo proceso, el duelo cursa etapas las cuales han sido definidas por diferentes
autores. En general, todos coinciden en que el duelo se desarrolla en cuatro etapas
dinámicas:
La primera etapa se denomina de “Impacto y Perplejidad o Shock”.
Esta etapa se inicia cuando nos enfrentamos a la noticia de la muerte. Puede
prolongarse desde minutos, días y hasta seis meses. Se intenta defender del impacto
de la noticia. El adulto mayor se enfrenta a una realidad que no logra comprender y
que capta toda su atención, por lo que el consuelo no será bien recibido. Es el mismo
quien debe verificar y confrontar la realidad. Tampoco hay que sobreprotegerlo y no
forzarlo a realizar actividades que no quiere, ni tampoco hay que dejarlo en un reposo
absoluto por un tiempo prolongado. Por otro lado, experimenta sentimientos de pena y
dolor, incredulidad y confusión. También presenta trastornos del apetito por defecto o
por exceso, así como también nauseas e insomnio.

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La segunda etapa se denomina de “Rabia y Culpa”; hay una angustia intensa,


acompañado de un desorden emocional. La muerte ya ha sido aceptada como un
hecho real. El adulto mayor comienza un proceso de búsqueda de quien ya no está y
empieza a expresar los sentimientos por éste.
Una tercera etapa seria la de “Desorganización del Mundo, Desesperación y
Retraimiento”. Esta etapa puede durar hasta dos años. Se intensifica la pena y
llanto. Surgen los sentimientos de culpabilidad, resentimientos, soledad, añoranza y
auto reproche. El Adulto mayor siente rabia lo cual lo mantiene resentido y le impide
su readaptación a la nueva realidad y tienen comportamientos o conductas no
meditadas. Sueña con el fallecido, se retira socialmente, suspiros constantes,
hiperactividad y frecuenta los mismos lugares del fallecido. Presenta sensaciones
físicas, como el estómago vació, tirantes en tórax o garganta, hipersensibilidad a los
ruidos, vivencias de despersonalización, sensación de ahogo y boca seca. También
pensamientos de preocupación, presencia del fallecido, alucinaciones visuales y
auditivas. No hay que esperar que el adulto mayor cambie su conducta o reprima su
tristeza, al contrario, hay que permitirle la realización del duelo, para que sea capaz
de enfrentar los sentimientos de dolor y tristeza.
Y la cuarta y última etapa se denomina de “Reestructuración del mundo,
Reorganización y Sanación”. La reestructuración puede durar hasta dos años. El
anciano toma conciencia de la pérdida, acepta el vacío y lo incorpora como una
ausencia presente. Reaparece la paz y el sentido de vivir, y se atenúa las emociones
y sentimientos. Vuelve a sentir la calidez de quienes lo rodean. Comienza atener una
visión más realista del ser perdido.
Se habla de elaboración del duelo, cuando ya se ha aceptado la pérdida y el
recordar no causa dolor. El expresar abiertamente la pena que se siente es algo
natural y deseable, y supone una buena salida psicológica en términos de la
elaboración del duelo recientemente vivido. Por su parte, el proceso de duelo posee
tareas las cuales deben llevarse a buen término para desencadenar una buena
elaboración de éste. Se debe aceptar la realidad de la pérdida, luego sufrir pena y
dolor emocional, para después ajustarse al medio sin la persona desaparecida en el
sentido de construir una nueva vida estable y satisfactoria, y finalmente quitar la
energía emocional del fallecido reduciéndola hacia otras relaciones en el sentido de
recuperar la capacidad de amar en un sentido mas amplio.
Si ahora caracterizamos los duelos patológicos éstos se producen cuando las tareas
del proceso no han sido vividas y finalizadas. El duelo anormal puede presentarse de
diversas maneras, que van desde el retraso del duelo o la ausencia, hasta un duelo
muy intenso y prolongado, que puede incluso asociarse a conductas suicidas o
síntomas psicóticos.
Estos adultos mayores muestran signos de pesadumbre en forma grave y retardada.
Aquí el problema es preguntarse por que el paciente es incapaz de superar la pérdida.
Existen distintas explicaciones al respecto. Por un lado, se puede ver una fuerte
dependencia debido al apego del adulto mayor a su cónyuge difunto. O bien el adulto

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mayor no mantiene estrecha relación con otro miembro de la familia a quien transferir
algunos de los lazos que lo vinculaban a su cónyuge.
Como también es probable que las relaciones de duelos patológicos anteriores, si las
hubo, hayan sido ambivalentes. Como resultado de este tipo de duelo se puede
desencadenar una depresión, la cual en el adulto mayor puede ser mortal. Esta está
determinada por la personalidad del adulto mayor como también por su historia vital.
Éste tipo de depresión afecta el sistema orgánico central, endocrino e inmunológico,
paralizando el continuo proceso de crecimiento y el intelecto. Además se presenta
una declinación del funcionamiento del organismo, deterioro de las funciones físicas,
baja de las defensas, con lo cual puede ser presa fácil de cualquier enfermedad. Se
presenta alteración de algunos neurotransmisores como la serotonina, noradrenalina
y dopamina.
El ánimo se resiente y el adulto mayor está constantemente cansado. La pérdida de la
salud física puede llevar a una baja de autoestima, una mayor dependencia y una
disminución de la movilidad. Es importante en este caso, tener en cuenta que el
anciano que vive un duelo patológico nos dará algunas señales de alerta, como puede
ser la pérdida de la energía, el sentirse viejo, la anedonia o pérdida de las ganas de
disfrutar. Así como también puede presentar insomnio, disminución del apetito y baja
de peso cuantificable. Es común que tengan pensamiento de muerte, un fuerte
retraimiento social, algún tipo de sentimiento de culpa, un cambio en el estado de
ánimo, como también dolores físicos y quejas sobre su salud.
Duelo y melancolía.
El duelo y la melancolía son reacciones frente a una pérdida. Freud toma la palabra
'duelo' en sus dos acepciones: como dolor ('dolere') y como combate entre dos
('duelum'), ya que el duelo implica un combate doloroso entre dos: por un lado el yo
que se resiste a abandonar sus lugares de satisfacción, y por el otro el principio de
realidad que insiste en la pérdida.
Freud se pregunta porqué el duelo resulta doloroso, y al respecto señala que en él
podemos encontrar tres afectos: angustia, que es la reacción ante un peligro, y
aparece repentinamente, desencadenando el duelo. Luego el dolor que es el displacer
producido por un acumulación de una cantidad no tramitada. Lo doloroso del duelo
está en una sobrecarga de las representaciones del objeto perdido teniendo en
cuenta que el yo es sensible a todo lo que le traiga un recuerdo del objeto perdido.
Luego, esa sobrecarga deberá ser descargada poco a poco, y el dolor va cediendo.
Además, el dolor viene también porque el objeto perdido ya no nos ama más. Y la
tristeza aparece al final de este trabajo doloroso, cuando lo perdido queda registrado
como tal, pasando a integrar el pasado. Luego el yo se siente liberado e inviste un
nuevo objeto, mediante el proceso de sustitución.
Este mecanismo suscita dos cuestiones: una sustitución como consecuencia de una
represión primaria, pues se sustituye algo que preexistió. Y cada duelo
inevitablemente convoca a duelos anteriores, o sea, hay un resto inelaborable en

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cada duelo, que retornaría por repetición en otros duelos. Podemos decir entonces
que el duelo es, por regla general, la reacción frente a la pérdida de una persona
amada u objeto significativo.
La melancolía, por su parte, Freud la singulariza en lo anímico por una desazón
profundamente dolida, una cancelación del interés por el mundo exterior, la pérdida
de la capacidad de amar, la inhibición de toda productividad y una rebaja en el
sentimiento de sí que se exterioriza en autorreproches y autodenigraciones y se
extrema hasta una delirante expectativa de castigo. El examen de realidad ha
mostrado que el objeto amado ya no existe más, y de él emana ahora la exhortación
de quitar toda libido de sus enlaces con ese objeto.
Cada uno de los recuerdos y cada una de las expectativas en que la libido se
anudaba al objeto son clausurados, sobreinvestidos y en ellos se consuma el
desasimiento de la libido. En el duelo hallamos que inhibición y falta de interés se
esclarecían totalmente por el trabajo del duelo que absorbía al yo. En la melancolía la
pérdida desconocida tendrá por consecuencia un trabajo interior semejante y será la
responsable de la inhibición que le es característica.
La melancolía implica una imposibilidad de realizar el trabajo de duelo, o sea, de
perder el objeto. La melancolía no necesariamente se desencadena por una pérdida
real y, aunque sea así, el melancólico sabe a quién perdió, pero "no sabe lo que con
él ha perdido". La diferencia importante con el duelo es la pérdida de la autoestima
(que también hay en el duelo, porque uno deja de ser amado) en la medida en que tal
pérdida de autoestima se traduce en autorreproches y en una consecutiva espera de
castigo delirante. Aparece un delirio de insignificancia y un sentimiento de culpabilidad
("yo me lo merezco").
Duelo en el adulto mayor.
Es importante tener en cuenta que en esta etapa del desarrollo las reacciones del
duelo serán más sostenidas en el tiempo, esto debido a que el adulto mayor tiene
más dificultades para adaptarse a los cambios. La pérdida es el tema predominante
en la vida emocional. Para el adulto mayor la muerte no solo le pone término a la vida,
sino que ahora esta más presente que nunca.
John Bowlby (1980) plantea que esa actitud de búsqueda o vuelta a la dependencia,
se debe a la expresión de la respuesta instintiva a la separación que observamos en
la infancia. Este impulso no solo se provoca cuando perdemos a la figura de apego
más importante en cualquier etapa de la vida, sino que es específico de los seres
humanos. Esto produce una disminución de la capacidad para el duelo. La
dependencia que presenta el anciano lo lleva a desarrollar conductas no patológicas y
adaptativas a la pérdida.
También necesitan un sustituto que les brinde seguridad, ya que la pérdida de la
persona querida amenaza esta seguridad. No obstante, en otros casos, no parece
haber un intento de búsqueda de sustituto, presentándose conductas
autodestructivas, en un aparente intento de reunión con la persona perdida, sin

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mostrar signos de dolor por esta pérdida. El adulto mayor en condición de


dependencia, parecería estar más preparado para su propia muerte que la del objeto
de su dependencia.
Viudez.
La viudez en está etapa esta acompañada de la soledad, entendida como la crisis que
se produce por la pérdida de personas queridas. Esta es una de las experiencias más
duras a las cuales se ve enfrentado el senescente, el hecho de perder al ser con
quien ha compartido una larga etapa de su vida. Es importante el papel que juegan
los hijos en esta situación, ya que son ellos quienes deben tratar de aliviar esta
soledad.
Durante el primer año de condolencia o duelo, el cónyuge puede estar deprimido,
angustiado y hasta tener reacciones fóbicas, lo que no implica totalmente el hecho de
estar desarrollando un cuadro patológico. Otro punto importante a destacar es el
hecho de que debido a que el ciclo de la vida de los hombres es más corto, y estos
suelen ser mayores que sus esposas, la situación de viudez es más normal entre las
mujeres mayores. Lo cual acarrea una serie de conflictos, no sólo por la muerte del
cónyuge sino además por el hecho de tener que enfrentar ahora la vida sola.
Si el marido, en este caso, ha sido la principal fuente de sustento ya sea económico,
afectivo o de otra índole, su muerte suele implicar cambios en el nivel de vida. Incluso
el despertarse adquiere otro significado cuando nos damos cuenta que a nuestro lado
ya no hay nadie. Las mujeres viudas aprenden a funcionar en su propia casa sin la
presencia de su marido. Ellas además enfrentan numerosos estresores que desafían
los recursos adaptativos.
También tiene fuertes fluctuaciones en sus recursos financieros. La mayoría de las
mujeres siente que la pérdida del esposo es una pérdida de apoyo emocional. Por su
parte los hombres viudos, tienden a sufrir de intensa depresión luego de la muerte de
sus esposas, lo cual se traduce en la búsqueda rápida de una nueva pareja para
casarse. La persona viuda, entonces, debe reconstruir una identidad cuyo elemento
esencial pudo haber sido la persona casada durante la mayor parte de su vida adulta.
Como plantea el psiquiatra Colin Parkes (1972), “aun cuando las palabras siguen
siendo las mismas, cambian de significado. La familia no es lo que era. Ni el hogar, ni
el matrimonio.”
Tratamiento Psicoterapéutico.
Como una manera de tratar el proceso de duelo normal desde la terapia se debe
fomentar el deporte así como también el establecer una nuevas relaciones y realizar
otras actividades ajenas a lo cotidiano. Más específicamente el tratamiento
psicoterapéutico debe apuntar a favorecer la revisión de la relación personal con el
fallecido, ayudar al paciente a expresar el dolor y la angustia, a reconocer las
alteraciones cognitivas, afectivas y de conductas secundarias al duelo, así como
también, encontrar una representación intrapsíquica del fallecido para evitar
interpretaciones con mucha carga de conflicto. Además debe potenciar los

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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mecanismos de adaptación del paciente, debe permitir la transferencia, y por último,


debe facilitar la transmisión de la dependencia del fallecido a otras fuentes de
gratificación cuando sea necesario.
Si ahora nos centramos en el tratamiento para enfrentar el dolor de la depresión en el
adulto mayor producido por el duelo patológico, el tratamiento farmacológico será
administrarle fármacos en pequeñas dosis que actúan sobre la serotonina y la
noradrenalina. Y el tratamiento terapéutico suele ser difícil ya que están
constantemente rememorando la pérdida. La familia, un sacerdote o los servicios de
una organización pueden ayudar para reestablecer un puente con el mundo exterior.
Es importante por esto que el terapeuta mantenga contacto con los familiares para así
conocer como afectó la pérdida a nivel familiar y para que estos conozcan la situación
del adulto mayor, y así ser un apoyo y una compañía.

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MODULO III

ASPECTOS SOCIALES DEL ENVEJECIMIENTO


“El mundo es como nosotros pensamos que es”
Principio de la filosofía Huna.

Gerontosociología

El proceso de envejecimiento y la vejez, o tercera edad, vistos bajo el prisma


sociológico lleva a consideraciones cuyo centro de interés es el hombre y sus
relaciones con los demás.

La Gerontosociología mira lo que el hombre hace y cómo lo hace como ser social y
que aprende él en la convivencia con sus semejantes. De suerte, una sociedad
humana es el resultante de intrincadas relaciones de factores genéticos, del ambiente
biofísico y de la cultura.

Cultura es un término conceptuado como el conjunto de conocimientos que el hombre


adquiere durante su existencia, y que pueden ser creencias, costumbres, técnicas
diversas o normas de conducta. Todos los rasgos culturales, pero en especial las
normas de conducta, se adquieren por una de dos posibilidades, aprendizaje y
experiencia, y a veces por ambas; para ello cada individuo debe estar en estrecha
relación con determinado grupo social. Es obvio que e esa relación del hombre con el
ambiente y con la sociedad surja el estrés, que no siempre es indeseable. Según San
Martín , hay buen estrés (ecuestres), que es aquel, que contribuye a la armonía de
las funciones orgánicas y el equilibrio de sus relaciones con el exterior, y el mal estrés
(diestrés) que es el conjunto de condiciones de vida que las sociedades industriales
actuales ofrecen a la población, como el crecimiento , el consumo de lo superfluo en
detrimento de lo necesario y la urbanización intensa, que menoscaba la agricultura,
afea el paisaje y rompe el equilibrio ecológico.

Pautas de interacción:

El hombre experimenta ese juego constante de bueno y mal estrés como una vivencia
bajo ciertas pautas de su interacción con otros humanos. (Fonseca) identifica dichas
pautas de interacción como aquellas que se desarrollan dentro de la familia, en el
ámbito de acción de los otros poderes educadores porque la familia lo es, como la
escuela y la iglesia, en las relaciones laborales, de trabajo u ocupación cotidiana y en
el área del desempeño del papel sexual, es decir, en la adquisición de una
personalidad masculina o femenina. (Brocklhurst) menciona roles o papeles de
trabajo, familia, asociación y papeles informales. Así pues, resulta fácil comprender
que el ser social del hombre es muy complejo. La complejidad procede del hecho
mismo de que el hombre se desenvuelve simultáneamente en cierto grupo familiar,

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educativo, de amigos, o de compañeros de labor, debiendo identificarse con cada uno


de ellos, ya sea bajo un estrés agradable o lo contrario.

Papel social y status

Cada uno de los grupo mencionados guarda ciertas expectativas respecto al


individuo, según sea su edad, sexo, educación o empleo, lo que en Sociología se
denomina status. Un solo individuo tiene tanto status como a grupos pertenezca;
cada status exige el desempeño de un papel. Frank López expresa varias acepciones
de este término, entre ellas, lo que la sociedad espera de la persona, la opinión que
ésta tiene sobre la manera que ha de conducirse y también cuáles deben ser sus
actividades. Aquí cabría preguntar: ¿Qué espera del anciano la sociedad.? ¿Qué idea
tiene él de cuál ha de ser su conducta?, ¿Tiene el anciano un papel definido en la
sociedad?.

Todo parece indicar que a su paso por las diferentes edades, el hombre va
cambiando de papeles a desempeñar; en la vejez, es status, y por lo tanto el papel
que le corresponde, está en función de qué tanto sea capaz de desligarse de un cierto
grupo, el laboral por ejemplo, y qué tanto pueda adaptarse a otros grupos sin
padecer mal estrés; por ejemplo su familia o un grupo de asilados.
(Barnard, 1981). Sin embargo, el status del anciano variará conforme a lo que la
sociedad exija o esté dispuesta a darle, como el jubilarse acierta edad, aún cuando su
condición física y mental sean buenas, o disfrutar de canonjías y privilegios por el solo
hecho de tener cierta edad valorada como avanzada.

El papel social sólo existe cuando se cumplen los deberes y derechos que implica.
Cuando la persona alcanza el derecho de jubilación, pareciera lógico que tuviera él
deber de seguir produciendo en la medida de sus capacidades, o por lo menos, el de
transmitir su experiencia a los jóvenes. Pero en la realidad no sucede así; lo usual es
que al dejar el trabajo el viejo entra en desventaja porque pierde status laboral. Este
tipo de status declina aún más, a la que afecta el status, porque con bastante
frecuencia el monto de las pensiones es exiguo y no tiene en cuenta procesos
inflacionarios ni el aumento en el costo de la vida. (Ferrara, 1972.)

La vida laboral

El retiro del trabajo produce un gran impacto psicológico; llevando muchas veces a
graves y progresivos problemas de depresión, ocasionado por pérdida de su
identificación dentro de la sociedad, se siente que no es nadie y pierde su
sociabilidad. Tiene restricciones económicas al recibir una pensión inferior al ingreso
percibido por trabajo remunerado, como también dispone de mayor tiempo libre, se
siente inútil sin saber como llenarlo. Cuando el ser humano envejece, ve con recelo
que se acerca el momento de retirarse de los centros laborales, de las actividades
retribuidas con dinero y de las satisfacciones que a través de éste y del desempeño
del trabajo mismo ha podido obtener en su vida de adulto joven, como sería haber

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ocupado cargos de jefatura u otras investiduras de alto rango. Es posible que se


resiste a jubilarse. (Ewald, 1971).

La ideología del viejísmo

Nuestra sociedad da una imagen equivocada de esta etapa de la vida, por el retiro
forzado del trabajo y los cambios biológicos la consideran como viejísmo, como una
etapa de decadencia de lo físico y lo mental, dando al adulto mayor una imagen de
incapacidad, de inutilidad social y de rigidez, ahí que acepten su deterioro como algo
fatal que los lleva a superación por grandes temores a ser rechazados. (Bize,1973).

Ausencia del rol

Las etapas de niñez, adolescencia y adultez tiene sus roles perfectamente


establecidos, pero no existe una definición socio-cultural del conjunto de actividades
que serían específicas de los adultos mayores y cuyo desempeño los haría sentirse
útiles, conseguir reconocimiento social, elevando su autoestima. En muchos casos el
compañero(a) ya partió y deben enfrentar los desajustes emocionales de la viudez,
unidos en la mayoría de los casos, con la independencia de los hijos.

Cada persona mayor busca que hacer, ver tareas más o menos valiosas para él pero
sin garantía que serán reconocidas socialmente, esto hace que unos pocos logren su
que hacer y que muchos otros deban resignarse al estrecho mundo de las cuatro
paredes de su hogar donde viven un transcurrir sin anhelos, sin entusiasmo, sin
horizontes.

Es una sociedad de familia nuclear.

Ya en la mayoría de los lugares ha perdido vigor la antigua familia extensa, la familia


de la casa grande, casi patriarcal, en la que compartían naturalmente abuelos, padres
e hijos, y a veces tíos y primos. Era casi obvio que las distintas generaciones
compartieran vivienda, alimentación, recreación y conversación. Abuelos y nietos se
cruzaban en los pasillos y habitaciones de la casa, y se transmitían de unos a otras
tradiciones, costumbres, inquietudes y problemas. El abuelo, el "adulto mayor", era
figura importante en esa transmisión de cultura, y él se sentía importante; en la familia
extensa había un sitio para él, y en ese sitio cumplía un rol que era irreemplazable. En
la sociedad actual no hay espacio para ese tipo de familia; esta se ha reducido al
núcleo mínimo de padres e hijos (muy pocos). ¿Qué rol pueden desempeñar muchas
personas mayores en un lugar donde ya no se les da cabida?

Es una sociedad en la que se ha prolongado la vida cronológica

Hoy el ciclo de vida es más largo que antaño, la gente vive más tiempo que
antiguamente, la adolescencia es también más larga que antes. Pero no se ha
resuelto el modo de vida, el cómo vivir estos años de prolongación. ¿La biografía de

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las personas que viven más tiempo, es también una biografía más intensa e
interesante, o el individuo la siente como estéril y vacía de contenido?

Es una sociedad en la que existen signos de sensibilidad y solidaridad

A pesar de algunos de los factores negativos que hemos nombrado hasta ahora,
existen otros que son positivos: muchos jóvenes, y también adultos, tienen clara
conciencia de la igualdad básica entre todos los seres humanos, sean hombre o
mujer, o de la raza y condición social que sean. Se ha desarrollado con fuerza la
toma de conciencia respecto a la defensa de los derechos humanos en general, y de
los derechos de la mujer en particular; hay un mayor sentido de justicia y de que la
existencia de multitudes azotadas por el hambre, que apenas sobrevive en
condiciones inhumanas, es una flagrante injusticia que clama al cielo. Junto a esta
mayor sensibilidad que se percibe en ciertos sectores de la población, se ha
desarrollado también una mayor sensibilidad hacia la defensa de la naturaleza y del
equilibrio ecológico.

Es así como podemos clasificarlos es tres grupos a las personas mayores:

Normal
Es la persona que ha logrado un bienestar y vida satisfactoria en la etapa de adulto
mayor, representa alrededor del 56% de la población mayor de 65 años y se
caracteriza por:
• Ha asumido la vejez
• Sano física y psíquicamente
• Independiente
• Ha causado en forma positiva y creativa la experiencia acumulada
• sabe que hacer con su vida, buena autoestima
• Tiene actividad de crecimiento personal
• Tiene compañía y afecto (pareja, familia, amigos)
• Seguridad económica
• Vivienda

Frágil
Es la persona que no ha logrado una vida plena en el transcurso de su vejez y se
encuentra en una situación de riesgo, este grupo representa aproximadamente al 28%
de la población de adulto mayor y se condiciona por:
• Que no ha asumido la vejez
• Sufre algún daño físico o psíquico
• Dependiente
• No tiene actividad creativa para él
• Mala autoestima
• Carente de afecto
• Problemas económicos
• No tiene posibilidad de vivir independientemente

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• Maltrato o sobreprotegido (que lo inutiliza)


• Tiene temores de pobreza, enfermedad, soledad.

Postrado o terminal
Es la persona muy dañada, sin posibilidad de superación, dependiente absoluto o
institucionalizado. Representa un porcentaje aproximado al 16% de la población
mayor con un porcentaje de más o menos el 4% de ella, recluida en algún hogar de
ancianos.

Aspectos sociales que inciden negativamente:


• Debilitamiento de la capacidad física, que provoca una deficiente respuesta
social, limitación de autonomía funcional muchas de las cuales podrían
haberse prevenido.
• Pérdida de la actividad económica: disminución del ingreso.
• Desvalorización social: ausencia del rol social del viejo.

Significados de la etapa de vejez para los adultos mayores:


• Alrededor del 20% de los adultos mayores da significado negativo a la vejez
como una etapa de declinación y pérdidas.
• Alrededor del 60% percibe el envejecer como un proceso natural, asumiendo
los cambios en aceptación y resignación.
• Alrededor del 20% percibe la vejez como una etapa diferente, no
necesariamente mala. En la que el individuo debe buscar la mejor forma de
vivirla, predican una actitud combativa y de esfuerzo personal para lograr el
máximo bienestar posible.

Resignación frente a la vejez

Agrupa alrededor del 5% de los adultos mayores viven su envejecer conformándose


con lo que les sucede sienten que no pueden hacer mucho por cambiar la situación
que les toca vivir. Se conforman con lo logrado, pero no consideran tener futuro.

Aceptación sabia de la vejez

Agrupa cerca del 30% de los adultos mayores reconocen sus propias limitaciones y
las aceptan con naturalidad, están satisfechos con su vida.

Aprovechan las oportunidades que les ofrecen. Utilizan sus capacidades


Su estado de ánimo es positivo, esperan más del futuro.

El temor y la angustia de envejecer

Incluye cerca del 20% de las personas mayores. Temen un futuro próximo de
sufrimiento y deterioro. Se sienten frustrados e insatisfechos con su vida presente.
Tienen susto de la muerte. Su ánimo es de tristeza, abatimiento, desesperación, se

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lamentan de lo perdido, sienten resentimiento y envidia. La incertidumbre de lo que


vendrá les impide disfrutar del presente.

Apoyo y bienestar

El apoyo tiene un doble efecto sobre el bienestar sicosocial.

• Efecto Directo: Al permitir que el individuo se sienta parte integrante de un


conjunto de personas unidas por lazos de solidaridad y responsabilidad mutua,
con los que puede contar en caso de necesitarlas; también le permite satisfacer
sus necesidades de pertenencia y afecto y darle un sentido a su vida mediante
el amor que da y recibe de otros.

• Efecto Indirecto: Atenúa y protege de los efectos disturbadores de las


condiciones estresantes, al aumentar la capacidad de respuesta frente a las
situaciones cotidianas.

Forma de apoyo social:

• Apoyo cognitivo: Facilita al individuo enfrentar las circunstancias de la vida al


recibir consejo e información.

• Apoyo emocional: Al expresar emociones y recibir cobijo, consuelo y aliento,


dar afecto y simpatía, amar y apoyar a otro sentirse amado, tranquilizar,
alentar, y dar consuelo.

• Apoyo instrumental: Al ser asistido con cuidados de ayuda material o bienes


que pudiera requerir para salir adelante, crear condiciones de vida más
favorables.

Agente o actores que proveen apoyo

Una modalidad instrumental y organizada


Relaciones interpersonales

Relaciones interpersonales: los miembros de la familia son agentes socialmente


definidos como los principales proveedores de apoyo.
También hay otras instancias donde se puede establecer este tipo de relación
personal: grupo de amigos, vecinos, clubes de ancianos, profesionales, y proveedores
de servicios. Es importante avalar una política social de fomento y apoyo a la creación
de redes de relaciones personales a las que de puede integrar los adultos mayores.

Dos categorías de proveedores de apoyo:

Familiar
• Ayuda práctica al intercambio de bienes y servicios

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• Apoyo afectivo y sentido de pertenencia


• Responsabilidad mutua con la seguridad de apoyo necesario en caso
requerido.

No familiar
• Conversar, intercambiar experiencias y entretenerse.

La responsabilidad primordial se da entre los miembros de la familia nuclear


• Padres por hijos
• Cónyuges entre sí

Hijos adultos atienden primeramente su hogar y en menor escala a sus padres


ancianos. Los adultos mayores reconocen la obligación primordial de sus hijos a su
propia familia, por lo que acuden a ellos sólo en caso de emergencia. La relación de
los adultos mayores con su familia es de intercambio.

El mantener relaciones interpersonales únicamente con familiares no sería suficiente


para experimentar un alto nivel de bienestar; además se requeriría de vínculos con a
lo menos un amigo.

En la vejez, al estudiar las interacciones anciano -familia- sociedad se deben


tener en cuenta los siguientes factores:

El impacto individual de la distribución del ingreso del país, el ambiente sociocultural y


psicológico donde vive, los cambios que afectan su comportamiento y su auto
percepción, la familia y sus contactos sociales que le sirven de apoyo, la identificación
con grupos étnicos o religiosos, organizaciones políticas o de masas que le brindan
apoyo social , el efecto del aumento de la población de la tercera edad sobre la
sociedad, la salud, como determinante de bienestar. La familia es un grupo
insustituible y el viejo debe permanecer en ella el mayor tiempo posible, pues
desvincularlo de su medio constituye un factor de alto riesgo social. (Bloch, 1980).

Las mayores consecuencias familiares de la vejez están dadas por la carga


socioeconómica en familias reducida, aumento de los coeficientes de dependencia
familiar, aumento de las demandas de servicios de salud con el consiguiente
compromiso de algún miembro de la familia para servirle de acompañante y la
reducción de la actividad económica en este sector poblacional, cambios de la
dinámica familiar y limitaciones de la responsabilidad social de la mujer, dado que es
generalmente ella el adulto maduro que asume el mayor peso de la responsabilidad
familiar en la atención del anciano.

El abordaje de la familia, permite atender al anciano no aisladamente, por el contrario,


como profesional de la salud nos debemos interesar por el anciano como por su
familia, por el medio en el cual se gestó, creció, se desarrollo, envejeció, y donde
finalmente esa persona, que actualmente es anciano o está en vais de llegar a serlo,

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va a morir; todo ello en beneficio del mismo, su familia, la comunidad y toda la


sociedad.

La salud del anciano es una responsabilidad de todos y no solo del sector de salud,
tanto el anciano como su familia, la comunidad, lo sociedad y el estado tienen igual
responsabilidad en el mantenimiento y recuperación de la salud del viejo. Los
aspectos demográficos de la longevidad generarán desafíos multidimensionales en
materia de políticas y programas. Particularmente donde no se hayan resuelto los
temas básicos de la pobreza y del desarrollo, puede parecer inconcebible que se le
preste atención a la salud y el bienestar de las personas mayores.

Pero más allá de argumentar desde una estricta perspectiva de ética social es preciso
reiterar las enormes posibilidades que presenta la longevidad de la población para los
países de las Américas. Al aplicar lo que ya se sabe sobre el envejecimiento de
nuestra sociedad, pueden enfrentarse de forma racional los desafíos del próximo
siglo, en vez de hacerlo en forma improvisada.

De esa manera es probable que podamos mantener bajo los costos de la atención de
salud, legitimar nuevos papeles y funciones productivas para las personas mayores,
incrementar el fondo de recursos humanos necesarios para el desarrollo económico y
social, estimular la organización y el crecimiento de nuevos mercados y servicios, y
satisfacer mejor las necesidades de todas las personas, independientemente de su
edad. Pero todos debemos trabajar conjuntamente para crear el potencial de una vida
más larga.

Algunas variables que miden la incorporación social

Envejecimiento patológico Envejecimiento normal

Depresivo Creativo
Pasividad Actividad
Aislamiento Integración
Dependencia Autonomía

Es evidente que la reinserción social está relacionada con múltiples factores, que
definen la inclinación a un envejecimiento patológico o normal.

A este fenómeno se antepone el acontecimiento de la jubilación. La sociedad, que


durante toda la vida organizó la movilización de las fuerzas vitales de una persona
alrededor de un proyecto social, enmarcado fundamentalmente dentro del trabajo y la
familia, anuncia de pronto dos novedades, “Haz sido un buen servidor del tiempo y
haz sabido organizar este tiempo en función de la sociedad “pues” muy bien ahora te
entrego tu tiempo.”

Este regalo constituye para muchos, un regalo envenenado. Investigaciones


realizadas muestran, que tan solo un 5% de los jubilados saben como auto

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administrar su tiempo. La sociedad no tiene más proyectos con él, no tiene necesidad
de él, puede ocuparse por si mismo en lo que mejor le parezca, no tiene ningún
interés al respecto. Esta actitud contradictoria de la sociedad produce un gran
sentimiento de inutilidad, sobreviniendo la crisis de la jubilación. De forma brusca el
individuo deviene en:

Un “antiguo”: Antiguo trabajador, productor, combatiente.


Un “inactivo”: Por oposición al joven y activo.

De esta forma el envejecimiento social se va imponiendo, independientemente del


criterio individual respecto a la edad. Otra forma de envejecimiento social es la
observación de otros, por ejemplo, cuando comienza a tratar al individuo como viejito,
abuelo, cuando le ceden el asiento en el transporte público. También existe el
envejecimiento por auto- observación, cuando aparece la primera arruga, la piel
menos brilloso, ante estos hechos las personas terminan siendo ancianos.
(QUINTERO Y TRUJILLO, 1997).

El síndrome de la abuela esclava

El síndrome de la abuela esclava, es una enfermedad grave, que afecta a mujeres


maduras sometidas a una sobrecarga FISICA y EMOCIONAL y que origina graves y
progresivos desequilibrios, tanto somáticos como psíquicos;

• Manifestaciones físicas: Hipertensión arterial, Padecimientos metabólicos como


la diabetes. Sofocos, taquicardias, dificultad para respirar, mareos, hormigueos,
desvanecimientos, (molestias paroxísticas).Cansancio (debilidad y
decaimiento).Caídas fortuitas.

• Manifestaciones emocionales: Malestar general, disconfort, Ansiedad, Tristeza,


desánimo, falta de motivación, A veces sentimientos de culpa por su malestar,
En momentos de crisis piensan en el suicidio como única salida.
Es un fenómeno muy frecuente en nuestra sociedad y además esta reconocido por
O.M.S como MALOS TRATOS hacia la MUJER. La importancia de este síndrome
radica; puede llegar a ser potencialmente mortal., el altísimo grado de sufrimiento que
provoca y el gran deterioro de la calidad de vida de la propia afectada y de su entorno
familiar.
Entre los factores que predisponen a padecer este síndrome, podemos resaltar los
siguientes: Realizar trabajos o actividades extra-domésticas además de sus
obligaciones de ama de casa (cuidado de los nietos).Familia numerosa. Tener
familiares incapacitados o enfermos a su cargo. Acumulación de obligaciones. El perfil
psicológico y social de las mujeres que padecen o pueden padecer este síndrome,
destacamos: Mujeres de mediana edad, Con excesivo sentido del deber y la
responsabilidad. No suelen quejarse de la situación con la debida elocuencia o
expresividad, Pueden ser de cualquier clase social.

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Estamos frente a un problema con un difícil diagnostico, debido a que la paciente


suele negar que está sometida a estrés por razones familiares o culturales, aunque
sabe que tiene demasiadas responsabilidades cree que puede con todo y piensa que
su malestar se debe a otra cosa. Por su parte la familia se mantiene ajena a esta
situación (no quieren ver la realidad), consideran que la única culpable es la abuela,
que se niega a delegar responsabilidades, e incluso que la abuela se ha vuelto
desinteresada y distraída “esta chocheando”
El tratamiento de esta enfermedad consiste en; liberar a la abuela de cargas, buscar
el equilibrio entre sus capacidades y responsabilidades, cariño y comprensión familiar.
Y además ayudar a estas mujeres a reconocer sus límites, tanto físicos como
emocionales.
¿A quién se recurre para cuidar a los niños?
La delegación del cuidado de los hijos en otra mujer de la familia, que suele ser la
abuela materna, es una de las estrategias de compatibilización familia-empleo más
utilizadas en nuestro país.
¿Como se delega en las abuelas?
Ocasionalmente: cuando hay que dejar a los hijos de forma puntual, esta situación
no genera grandes problemas.
Sistemáticamente: la abuela es la principal responsable del cuidado de los nietos,
esta situación genera estrés y sobrecarga, y es la que puede originar que las abuelas
empiecen a padecer este síndrome.

La abuela también tiene estrés.

Como es bien sabido, el estrés no es exclusivo de determinadas profesiones.


Situaciones donde las responsabilidades superan las capacidades, originan estrés
(muchas abuelas se encuentran en esta situación). De entre todos los posibles
factores que afectan en el origen de situaciones de estrés, los “microeventos” o
sucesos vitales menores, que son los pequeños problemas y contrariedades que
ocurren cotidianamente y las situaciones repetitivas a lo largo del tiempo. Ocasionan
situaciones indeseables, estresantes
¿Como respondemos ante situaciones de estrés?
Respuestas físicas

• Pulso rápido, aumento de la sudoración.

• Estomago contraído, dientes apretados, respiración entrecortada y rápida..

• Brazos y piernas en tensión.

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• Incapacidad para estar quieto.

Respuestas psíquicas

• Incapacidad para concentrarse, dificultad para tomar decisiones.

• Pérdida de la confianza en uno mismo, preocupaciones y ansiedad, miedo


irracional o pánico.

• Irritabilidad o tendencia a ponerse colérico.

• Anhelos insaciables.

Respuestas de conducta

• Aumento en el empleo de los medicamentos...

• Tics nerviosos o manías, agresividad..

• Distracción, proclividad a los accidentes.

• Comer en exceso o falta de apetito...

• Insomnio...
Consecuencias del estrés

• Cansancio emocional: sentimientos de agotamiento.

• Despersonalización: actitud fría y distante (encerrarse en sí misma, mal


carácter...).

• Baja realización personal: insatisfacción y descenso de la autoestima.


Cualquier persona que este sometida a situaciones de estrés, puede padecer estas
consecuencias, y por supuesto las abuelas sometidas a sobrecarga también, de ahí
los síntomas que se manifiestan en esta enfermedad.
¿Porque se sienten comprometidas las abuelas? ¿Porque no se liberan de estas
cargas? ¿Porque asumen estas situaciones como suyas?....
Por la educación y valores aprendidos, porque se sienten responsables del
permanente cuidado de la familia y porque es una forma de seguir sintiéndose útiles.
¿Porque es la abuela y no el abuelo?
Nuestra cultura androcéntrica nos ha enseñado que la mujer es la cuidadora natural.
Los hombres asumen el rol de cuidador solo cuando no existe o no está disponible un

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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miembro femenino de la familia. El abuelo tiene otras funciones más ociosas con los
nietos (juegos, paseos, cuentos etc...).
¿Que es una abuela feliz?

• Aporta bienestar a la familia.

• Ayuda a sus hijos y familiares en función de sus capacidades físicas y


emocionales.

• No tiene responsabilidades directas con sus nietos de forma sistemática.

• Tiene libertad para decidir que hacer con su tiempo.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
BARNARD, Ch. Como elegir su vida, como elegir su muerte. Barcelona, España:
Editorial Argos Vergara,1981

BIZE, P.R y VALLIER, C. Una vida nueva: La tercera edad. Bilbao, España. Ediciones
mensajero,1973.

EWALD, W. Jr. El medio ambiente y el hombre. 1984.

FERRARA, F.A. y cols , Medicina de la comunidad. Buenos Aires, Argentina. Editorial


intermédica, 1974.

QUINTERO, G. Danauy y TRUJILLO, Omar. Aspectos sociales del envejecimiento.


Cuba. 1997
Encarni Liñan. Psicóloga

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MÓDULO 4

Educación para la salud


“La vida no se mide por el número de respiraciones que haga, sino por los momentos que nos
dejan sin respiración”.

Salud de los adultos mayores.

Capítulo 1. El Programa Nacional de Atención al Adulto Mayor. Estado


actual y perspectivas.

Capítulo 2. Principios de enfermería: podología, bioética, cultura


alimentaría, actividad física, Primeros auxilios.

PRINCIPIOS DE ENFERMERIA INTEGRAL EN EL ADULTO MAYOR

La atención de enfermería descrita tendrá su aplicación en todas las situaciones de


valencia del adulto mayor, incluyendo al grupo de los cuidadores como parte
importante en su cuidado.

El objetivo es que el estudiante logre:

− Diferenciar, desde una perspectiva integral, el envejecimiento normal y el patológico


en un adulto mayor.
− Detectar problemas o desviaciones de salud
− Plantearse diagnósticos e intervenciones.
− Clasificar el sistema de enfermería a utilizar
− Conocer y aplicar los cuidados básicos de enfermería geriátrica
− Fortalecer prácticas de autocuidado para los adultos mayores y sus cuidadores.
− Ofrecer apoyo a los cuidadores

Cuidados de Enfermería en el Adulto Mayor

En el estado de salud de un adulto mayor influyen distintos factores tales como:


influencia genética, habilidades cognoscitivas, edad, sexo, ambiente, estilos de vida,
localización geográfica, cultura, religión, estándar de vida, creencias y prácticas de
salud, experiencias previas de salud, sistemas de apoyo, entre otras dimensiones. Al
valorar a un adulto mayor es necesario hacerlo en una perspectiva integral para
identificar los problemas físicos, psicológicos y sociales que presentan ellos y sus
cuidadores.

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Concepto

El envejecimiento es parte del continuo del hombre en el ciclo vital, sus efectos varían
de un individuo a otro, puede desarrollarse en forma paulatina y en un momento
determinado mostrar sólo algunas características. La enfermedad no debe
considerarse como un fenómeno de envejecimiento, sin embargo, cuando se identifica
una desviación de salud es importante sospechar la asociación con otros trastornos,
ya que la interacción constituye una característica de este proceso; la clasificación del
envejecimiento ha cambiado en los últimos años y en nuestro país se considera
adulto mayor al que tiene 65 años y más, sin diferenciación con las edades más
avanzadas.

VALORACION DE ENFERMERIA EN EL ADULTO MAYOR

Variaciones normales durante el envejecimiento

Paso 1: ¿Qué Valorar?

Existen muchas dimensiones para valorar al adulto mayor: física, actividades de la


vida diaria, estado mental, psicoafectiva y social o familiar. Para facilitar el
aprendizaje, el desarrollo siguiente sigue este mismo orden de precedencia.

1) Valoración Física

Ojos

− Observar “ojos hundidos” y laxos, lo que se produce por una pérdida de las
estructuras de soporte del ojo
− Observar sequedad y pérdida de brillo ocular
− Observar formación del arco senil, debido a depósitos de colesterol
− Reducción del lagrimeo
− Aumento de la presión intraocular
− Reducción en la reacción pupilar ante la luz y en la adaptación a la oscuridad
− Valorar la necesidad de usar lentes por disminución de la agudeza visual (cerca y
lejos), la tolerancia a la luz brillante, los campos visuales, y la acomodación del
cristalino
− Reducción de la percepción viso-espacial
− Reducción en la diferenciación entre el verde y el azul, mientras que mejora la
percepción de los colores cálidos como el amarillo y el naranja

Oído

− Valorar la necesidad de utilizar audífonos por pérdida de la agudeza auditiva


(disminuye la capacidad de percibir, localizar y discriminar los sonidos, debido a la
disminución de las células ciliadas del órgano de Corti a partir de los 50 años)

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− Valorar el control postural reflejo


− Reducción de la habilidad de desplazarse en la oscuridad
− Presbiacusia, es decir, aumenta la intensidad del sonido
− Reducción de la tolerancia a los tonos altos
− Aumenta la capacidad de reacción ante un estimulo, lo cual se incrementa en los
mayores de 70 años
− Valorar el riego de caer por pérdidas del equilibrio y del control postural

Boca

− Pérdida del sentido del gusto por sequedad de las mucosas


− Pérdida del apetito
− Reducción de la agudeza de las papilas gustativas
− Reducción de la sensación del calor o frío
− Reducción de la sensibilidad del reflejo tusígeno
− Valorar la deglución (se dificulta con la edad)
− Reducción del reflejo del vómito
− Valorar la habilidad masticatoria (disminuye con la edad)
− Valorar el deterioro dental (pérdida de piezas)
− Valorar la necesidad de utilización de prótesis dentales
− Valorar la salud oral, son frecuentes las caries, las enfermedades periodontales,
alteraciones en la mucosa oral, xerostomía, los trastornos de la lengua, la reabsorción
del reborde alveolar y el aumento de la incidencia de cambios malignos (Misrachi, C,
1999)

Nariz

− Reducción del sentido del olfato por una disminución de la vascularización de los
senos paranasales
− Observar el crecimiento del cartílago nasal e hipertrofias de las vellosidades del ala
de la nariz

Aparato Respiratorio

− Reducción del volumen respiratorio


− Reducción de la perfusión periférica
− Aumento del diámetro anteroposterior y la rigidez torácica
− Reducción del movimiento ciliar y de la eficacia de la tos
− Reducción de la distensibilidad muscular; hipoventilación de los alvéolos con la
consiguiente disminución a la tolerancia del ejercicio
− Reducción de moco producto de la resequedad de las membranas mucosa lo que
predispone a las infecciones respiratorias
− Valorar frente a un cuadro respiratorio la mecánica de la tos y favorecer la
hidratación para fluidificar las secreciones.

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Sistema Cardiovascular

− Aumento de la presión sistólica con un ligero aumento de la presión diastólica;


hipotensión ortostática.
− Reducción de la frecuencia y del gasto cardíaco, entre un 30 y 40% durante el
esfuerzo físico
− Reducción de la circulación arterial, Palpar pulsos periféricos fácilmente palpables
(pulsos pedios más débiles)
− Valorar la presencia de insuficiencia venosa especialmente en las extremidades
inferiores, lo que aumenta el riesgo de úlceras, estasis, varices, edemas e
inflamaciones.

Aparato Gastrointestinal

− Reducción de la producción de saliva, ácido gástrico, enzimas digestivas y moco


intestinal.
− Reducción de la motilidad intestinal, debido al envejecimiento neuronal en el
sistema nervioso central y a los cambios del colágeno.
− Reducción del peristaltismo esofágico
− Reducción de la tolerancia alimentaria producto de la disminución de la flora
bacteriana
− Valorar el patrón de eliminación (estreñimiento)
− Valorar la presencia de incontinencia fecal, asociada a tres causas principales:
impactación fecal, enfermedad subyacente y enfermedad neurológica
− Observar prognatismo (pérdida de altura facial)
− Valorar síntomas de esofagitis o reflujo gastroesofágico, producto de la dilatación
esofágica.
− Existe una sensación de plenitud gástrica precoz
− Reducción del tamaño del hígado y de la capacidad de metabolizar ciertos fármacos
− Observar signos de malnutrición
− Valorar las preferencias y gustos alimenticios

Aparato Renal

− Reducción de la perfusión renal


− Valorar el patrón de eliminación (nicturia)
− Valorar la presencia de síntomas y/o signos de incontinencia urinaria, (de estrés,
urgencia, inaplazable, rebosamiento y funcional), las cuales pueden presentarse en
forma única o simultánea
− Valorar la dificultad para iniciar y terminar el chorro de orina en el varón, debido a
una hipertrofia prostática

Sistema Reproductor Femenino

− Estrechamiento y acortamiento de la vagina


−Reducción en la producción de estrógenos

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−Cambios en la flora y ph vaginal.


−Reducción de la lubricación vaginal
−Observar atrofia vulvar
−Reducción y aclaramiento del vello pubiano, Observar el aplastamiento de labios
mayores y menores
−Reducción del tejido mamario volviéndose péndulas, elongadas y/o flácidas
−Valorar presencia de: vaginitis, dispaneuria y hemorragias.
−Valorar irritaciones a nivel vulvar

Sistema reproductor masculino

−Reducción del tamaño y de firmeza de los testículos


−Aumento del tamaño de la glándula prostática
−Aumento del diámetro del pene
−Reducción de la producción de testosterona

Sistema Musculoesquelético

−Reducción de los movimientos voluntarios rápidos


−Reducción de la amplitud de los movimientos debido a la rigidez muscular
−Existe una respuesta diferida ante los reflejos (constricción y esclerosis de tendones
y músculos).
−Reducción de la masa muscular, no asociándose a pérdida de fuerza
−Reducción de la estatura 2.5 a 10 cm (pérdida de agua el tejido cartilaginoso y un
estrechamiento discos vertebrales).
−Observar cambios artrósicos en las articulaciones
−Reducción y desmineralización de los huesos (osteoporosis y fragilidad ósea),
siendo los huesos más propensos a la fractura: cadera, cuerpos vertebrales, hombro y
muñeca.
−Observar postura de flexión generalizada, se inclina la cabeza y cuello, los hombros
cuelgan, se acentúa la curvatura dorsal y las rodillas se doblan (fibrosis de los tejidos
periarticulartes y ligamentos)
−Valorar el uso de silla de rueda, bastones, etc.

Sistema Tegumentario

−Observar piel más fina y floja destacándose las prominencias óseas de antebrazos,
pantorrilla y dorso de manos y pies; más pálida con depósitos de pigmentos (pecas).
−Obsevar la resequedad y descamación de la piel producto de la disminución del
número, tamaño y función de las glándulas sudoríparas.
−Observar la presencia de manchas hiperpigmentadas en las regiones expuestas al
sol
−Observar las púrpuras seniles (aumento de la fragilidad vascular).
−Observar la presencia de arrugas, pliegues y ptosis secundario a la disminución de
la elasticidad

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−Frialdad en las extremidades debido a un enlentecimiento en las funciones de


termorregulación, sensación del dolor, presión y vibración.
−Reducción en el proceso de cicatrización. Reducción del crecimiento del cabello y
aparecimiento de “canas”
−Reducción del vello pubiano y axilar, después del climaterio
−Observar la presencia de “telangectiasia senil”, son pequeños tumores diseminados
de color escarlata.
−Reducción de la velocidad de su crecimiento de las uñas
−Valorar la turgencia cutánea

Sistema Neurológico

−Reducción de la velocidad de conducción de algunos nervios


−Reducción del sentido del olfato
−Reducción del sentido postural
−Reducción de la sensación táctil y de la sensibilidad a las temperaturas extremas
−Valorar el patrón de sueño
−Reducción del rango, intensidad y duración de la voz

2) Valoración de las actividades de la vida diaria


Los adultos mayores generalmente prefieren vivir separados de sus hijos, sin
embargo las enfermedades y el grado de autovalencia de ello hacen necesario la
ayuda con las actividades de la vida diaria. Es necesario llegar a un justo equilibrio y
aprender a equilibrar la dependencia de la independencia por parte de los adultos
mayores. Los cuidadores requieren de los conocimientos para poder sobrellevar este
nuevo estado de sus familiares.

Se consideran actividades de la vida diaria:


−Actividades Básicas: como alimentarse, bañarse, vestirse, deambular, comunicación
y el control de esfuerzos.
−Actividades Instrumentales: limpiar, cocinar, lavar la ropa, usar el teléfono, ir de
compras, control del dinero, usar el transporte público, trabajo casero (jardinería),
control de la medicación, subir las escaleras, entre otras actividades.
Es importante valorar estos aspectos en los adultos mayores ya que influye
directamente en la calidad de vida de ellos y sus cuidadores.

3) Valoración del Estado Mental

El estado mental es la total expresión de las respuestas emocionales de la persona,


del ánimo, la función cognitiva y la personalidad. Está absolutamente ligado al
funcionamiento del individuo lo que comprende la motivación e iniciativa; la formación
de expectativas o metas, el planeamiento y desarrollo de tareas y actividades; el
autocontrol y la integración de la retroalimentación de las múltiples fuentes de
energía.

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El foco de la valoración está en la identificación de las fortalezas del adulto mayor y


sus capacidades para interactuar con el medio. El estado mental del adulto mayor no
presenta una declinación en su inteligencia a menos que exista un desorden
neurológico o se desarrolle alguna alteración sistémica. La capacidad para resolver
problemas que tiene el adulto mayor probablemente puede declinar por desuso, pero
su imaginería no presenta cambios significativos. La memoria remota es más eficiente
que la reciente, pero esto es función del patrón general de salud que presenta la
persona.

Con la edad hay una declinación en la síntesis y el metabolismo de los


neurotransmisores, en momentos de estrés el metabolismo es inadecuado para
responder a una presión tan alta como puede serlo una enfermedad aguda o un
desequilibrio metabólico. Esto se puede observar claramente en la hospitalización
aguda de un adulto mayor que pude presentar un delirium como una forma de mostrar
su inadaptación a este fenómeno.

En cuanto a las tareas cognoscitivas del adulto mayor incluyen llegar a la aceptación
de su propia muerte y la de sus seres cercanos; aprender a tener una vida feliz
aceptando sus enfermedades y limitaciones físicas.

En resumen, los dos aspectos que se deben valorar son:


a) Cambios en las funciones mentales: cognitivas, proceso de pensamiento, memoria
y confusión
b) Depresión

Para examinar el estado mental se recomienda valorar una serie de aspectos tales
como: apariencia y comportamiento, habilidades cognitivas, estabilidad emocional,
lenguaje y expresión oral. Para valorar la función cognitiva se recomienda utilizar una
escala de medición cuantitativa de esta función, llamada Mini-Mental-State (de
Folstein ME, McHugd FR, 1975). Este instrumento a través de 28 preguntas de fácil
aplicación permite detectar enfermedades orgánicas y discriminar a los adultos
mayores normales de los que tienen demencia u otras patologías como: esquizofrenia
y desordenes afectivos.

4) Valoración Psicoafectiva

La valoración de la situación psicoafectiva y del desarrollo se focaliza principalmente


en una esfera subjetiva, en donde adquiere vital importancia la autovaloración del
estado de salud y del grado de apoyo social que posee de sí mismo el adulto mayor y,
por otro lado, la valoración objetiva del profesional de enfermería que apunta a la
detección de la psicopatología y de los déficit de autocuidado.

Afectividad

Una de las principales tareas afectivas del adulto mayor es revisar los logros de la
vida. Ellos logran una sensación de satisfacción e integridad del ego cuando sienten

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que los sucesos vitales de su vida han sido positivos. La espiritualidad se aumenta en
esta etapa de la vida lo cual se traduce en una mayor filosofía de la vida. Con esto es
posible experimentar una sensación de importancia, lo cual puede ayudarle en su
aceptación y autoestima.

La sexualidad en esta edad esta llena de mitos y creencias y a su vez se le da menos


importancia que a otros aspectos de la salud de los adultos mayores. Es importante
destacar que la expresión de sexualidad de ellos gira en torno a la expresión de
ternura, afectividad, cariño, respeto, compresión, expresiones verbales y no verbales
y la ayuda mutua. Sin lugar a dudas que en la expresión de la sexualidad influyen los
aspectos físicos, psicológicos, socioemocionales y el manejo que hayan tenido de su
sexualidad durante toda su vida.

En cuanto a los cambios descritos en la sexualidad de los adultos mayores se destaca


que disminuye la frecuencia o deseo de la actividad sexual relacionado con viudedad
o otras parejas sexuales; entorno sexualmente restrictivo; depresión; enfermedades
debilitantes (Seidel, H, 1997)..

En las mujeres la libido y la capacidad orgásmica no disminuyen con la edad, existe


una reducción de la lubricación vaginal y puede existir dispaneuria. Además se
describe en la literatura que existe una mayor capacidad de disfrute sexual (Tucker, S
et al, 1997).

En el hombre existe mayor dificultad para llegar a una erección que para llegar a un
orgasmo, disminuye el número de eyaculaciones, reducción de la cantidad y
viscosidad del líquido seminal, existe una mayor duración de la fase de excitación y la
meseta del orgasmo; la fase de resolución puede durar de 12 a 24 horas y la líbido y
sensación de satisfacción no suelen cambiar con la edad.

5) Social y Familiar

El significado que el adulto mayor y la sociedad le da ha esta etapa dependerá en


gran medida de la cultura en que se encuentren. Por ejemplo, para la cultura oriental
el adulto mayor es el ser más sabio y respetado, lo cual refleja un concepto de vejez
muy distinto al de la cultura occidental.

Los adultos mayores no sólo deben enfrentarse a los cambios físicos e intelectuales
propios de su ciclo evolutivo, sino que también al cambio en su estilo de vida, de roles
y de responsabilidades sociales. Sin lugar a dudas que la adaptación a esta serie de
cambios requiere de una capacidad individual y del apoyo externo.

Es importante valorar a la familia que otorga los cuidados al adulto mayor e indagar
en aspectos como:

− ¿De qué manera afrontan los cambios en las necesidades del adulto mayor?
− ¿De qué manera solucionan sus problemas de salud?

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− ¿Buscan ayuda en forma oportuna?


− ¿Cómo manejan el estrés?
− ¿Ofrecen sensación de bienestar al adulto mayor?
− ¿Son capaces de satisfacer los requerimientos de cuidado del adulto mayor?
− ¿Van a cuidar ellos o trasladar a un lugar de estadía a sus familiares adultos
mayores?
De esta manera es posible indagar más sobre la dinámica familiar y es posible hacer
un diagnóstico de las potencialidades y carencias de la familia con el objetivo de fijar
los lineamientos de la intervención de enfermería.

NUTRICIÓN Y ENVEJECIMIENTO

El conseguir un adecuado estado nutritivo en las personas mayores es un objetivo


primordial en la atención socio-sanitaria de esta población e imprescindible para
conseguir en estas personas una adecuada calidad de vida.

Cada vez más publicaciones relacionan aspectos nutritivos de la persona con la


morbilidad y la mortalidad asociada a distintos aspectos de la práctica de la medicina.
Concretamente el déficit proteico altera mecanismos del organismo en forma y grado
que todavía no son del todo conocidos pero relacionados directamente con la
esperanza de vida. Los estados carenciales de distintos nutrientes son mas
frecuentes en las personas mayores. Estos problemas nutricionales pueden dar lugar
a alteraciones orgánicas importantes. Estas alteraciones pueden ser de tipo
inmunológico (los anticuerpos se elaboran en el organismo a partir de las proteínas),
lo que favorecerá la aparición de patologías relacionadas con déficits inmunológicos o
de otro tipo.

En la siguiente tabla se agrupan las patologías asociadas a deterioro inmune que


presentan como una posible etiología la deficiencia nutricional.

1. CONDICIONES ASOCIADAS CON LA DESNUTRICION EN EL ANCIANO

1. Alteración de la inmunidad
2. Ulceras por presión
3. Anemia
4. Caídas
5. Deterioro cognitivo
6. Osteopenia
7. Alteración en el metabolismo de los fármacos
8. Sarcopenia
9. Síndrome del eutiroideo enfermo
10. Descenso de la máxima capacidad respiratoria
El establecimiento de unos requerimientos nutritivos para personas mayores no
deberá tener diferencias importantes con el establecimiento de los requerimientos
nutritivos del adulto joven. Estos variaran en función de las características de las
distintas personas: parámetros biológicos, funcionales, actividad física, etc.…,

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incluyendo en ellas las modificaciones inducidas por el propio proceso de


envejecimiento y la presencia de patologías si las hubiera. Por tanto, se debe estudiar
el proceso biológico del envejecimiento y las circunstancias que frecuentemente
rodean esta etapa de la vida. Estas van a influir de forma importante en la
alimentación de las personas mayores. La nutrición sin embargo solo sufrirá cambios
importantes ante la presencia de enfermedades.
¿Porque mezclamos alimentación y nutrición? ¿Que diferencias hay?

2. ALIMENTACIÓN-NUTRICIÓN

Alimentación es tan solo la forma y manera de proporcionar al cuerpo humano unas


sustancias que son indispensables. La alimentación es la consecuencia de una serie
de actividades conscientes y voluntarias en virtud de las cuales el ser humano se
proporciona sustancias aptas para su consumo, las modifica partiéndolas,
cociéndolas, etc... Y acaba introduciéndolas en la boca, masticándolas y
deglutiéndolas también de modo voluntario y consciente. El hecho de que este acto
sea voluntario y consciente quiere decir que es influenciable por la cultura, situación
económica, social, estado físico, mental, etc...

Los alimentos son digeridos en el aparato digestivo transformándose en sustancias


nutritivas que son absorbidas y luego transportadas a los tejidos y utilizados por éstos.
Estos pasos se realizan de manera involuntaria e inconsciente. Esta actividad
involuntaria es ya la NUTRICIÓN. Se entiende pues por nutrición el conjunto de
procesos merced a los cuales el organismo recibe, transforma y utiliza las sustancias
químicas contenidas en los alimentos. Estas sustancias químicas constituyen los
materiales necesarios y esenciales para el mantenimiento de la vida. Se trata de una
actividad inconsciente I O e involuntaria. Este conjunto de procesos se encuentra
afectado fundamentalmente por patologías concretas y algo por los procesos propios
del envejecimiento.

Podríamos decir que:

1. Hay muchas maneras de alimentarse y sólo una de nutrirse.


2. Puesto que la alimentación es voluntaria y consciente, es susceptible de ser
influenciada por la educación, situación socioeconómica, estados confusionales,
pérdidas de memoria, etc...
3. La nutrición del hombre depende esencialmente de su alimentación. El proceso de
envejecimiento podría producir alteraciones físicas en el sujeto que modificaran la
utilización de los alimentos por parte del organismo. No debemos olvidar nunca que:
Una dieta perfectamente diseñada no nutre si a quien va dirigida no se la toma

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3. ASPECTOS DEL ENVEJECIMIENTO QUE INFLUYEN EN LA ALIMENTACIÓN-


NUTRICIÓN Y VICEVERSA

Las personas mayores son más susceptibles que los adultos jóvenes a los trastornos
nutricionales y mayormente debidos no solamente a un solo factor sino a una
combinación de factores:

• El envejecimiento va acompañado de una serie de cambios fisiológicos que


describiremos a continuación que modifican los requerimientos nutritivos y que
modifican además la utilización de los alimentos por el organismo.
• La coexistencia de enfermedades físicas y/o mentales frecuentes a esta edad
pueden incrementar o disminuir por un lado los requerimientos nutricionales y
por otro pueden limitar la capacidad individual para obtener la adecuada
alimentación.
• El aislamiento social que puede aparecer como resultado de la enfermedad o
del envejecimiento o los cambios culturales, puede limitar el acceso a los
alimentos apropiados.
• La gran cantidad de personas mayores que viven con ingresos miserables que
no les permite adquirir alimentos suficientes

4. CAMBIOS FISIOLÓGICOS EN EL ENVEJECIMIENTO.

Hay que partir de la base de que el envejecimiento es diferente de un individuo a otro


e incluso en el mismo individuo de un órgano a otro. El envejecimiento diferencial es
responsable de una acentuación de la variabilidad interindividual, que tiene como
consecuencia práctica el no poder establecer normas concretas en las pautas
alimenticias solo por la edad de la persona.
De todas maneras y a nivel general se produce una modificación de la composición
del cuerpo:

1. Variaciones de peso y talla: Se estima que la talla disminuye un centímetro por


década a partir de la edad adulta. El peso aumenta entre los 40 y los 50 años
decreciendo a partir de los 70 años.

2. Modificación en la composición corporal:


-Aumento del tejido adiposo y disminución de tejido muscular, masa magra (6,3%
cada década a partir de los 30 años)
-Disminución del volumen plasmático (8%)
-Disminución del agua corporal total (17%)
-Disminución del agua extracelular (40%)
-Disminución de la densidad ósea (entre un 8 y un 15%) en especial entre las mujeres
entre 45 y 70 años.

3.- Disminución de la sensibilidad del centro de la sed y de los osmoreceptores, lo


cual produce una tendencia a la deshidratación. Hidratar al paciente constituye la
primera y más eficaz medida terapéutica a tomar. En terapéutica, habrá que tener

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especial cuidado con el uso de diuréticos, no solo por problemas de deshidratación


sino también por los trastornos electrolíticos que se puedan producir.

4.- Atenuación de la respuesta inmune, tanto humoral como celular. Relacionándose


este dato con una mayor frecuencia de infecciones, patología autoinmune y
malignizaciones en el anciano. La utilización de reacciones inmunitarias para la
detección de determinadas patologías, como la desnutrición, tiene escaso valor en
este grupo de pacientes.

5.- Disminución de la capacidad de homeostasis interna y de adaptación externa a los


cambios. Se produce un descenso en la eficacia de los mecanismos de control
(normalmente regulados por hormonas y por el sistema nervioso autónomo) que se
reflejan por un enlentecimiento de las respuestas complejas que requieren la
coordinación entre diferentes sistemas orgánicos (equilibrio hidro-electrolítico, ácido-
base, glucemia, temperatura, tensión arterial...).

6.- Existe una tendencia natural al estreñimiento debido a distintos factores:


alteraciones del tubo digestivo, baja ingesta de líquidos, hábitos sedentarios,….

7. Cambios morfológicos (atrofia) y funcionales del aparato digestivo (disminución de


la secreción y de la motilidad), lo que origina además de estreñimiento alteraciones en
la digestión y absorción de nutrientes y por tanto menor aprovechamiento de los
alimentos ingeridos. Con estos cambios se asocian déficit de algunas vitaminas del
grupo B (la B12) que junto a una menor ingesta de alimentos proteicos y ricos en
hierro aumentan el riesgo de anemia tipo mixto. Se observan también cambios en la
flora bacteriana intestinal lo que influye en la absorción de algunos nutrientes y una
importante disminución de la barrera defensiva.

5. CAMBIOS EN LA FUNCION GASTROINTESTINAL CON EL ENVEJECIMIENTO

Boca
Se mantiene salivación en ancianos sanos y edéntulos
Disminuyen olfato y gusto
Menor potencia masticadora

Esófago
Menor tono del esfínter esofágico superior
Retraso en la relajación tras la deglución
Incremento en la presión de contracción faríngea

Estómago
No existe atrofia gástrica fisiológica, la secreción gástrica es normal
No cambia la secreción de pepsina
Aumenta la prevalencia de infección por Heliobacter pylori.
La secreción de gastrina sérica se incrementa en infectados por Heliobacter pylori
Aumenta el tiempo de vaciado gástrico para líquidos, no para sólidos

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Intestino Delgado
Probable disminución de la absorción de calcio
Disminución en la concentración de receptores para la vitamina D

Páncreas
Disminuye la secreción tras la estimulación repetida
Disminuye el peso y aumenta la fibrosis del parénquima
Las manifestaciones de insuficiencia no se detectan hasta una disminución del 90%
de la reserva funcional

Flujo esplánico
Disminuye con el envejecimiento
Aumenta la susceptibilidad a hipoxia e hipovolemia

Motilidad gastrointestinal
El tránsito intestinal puede enlentecerse
Existe una mayor sensibilidad a los niveles de la hormona tiroidea

8.- La "intolerancia a los hidratos de carbono" aumenta con la edad. Convendría aquí
recalcar que la intolerancia a la lactosa se produce normalmente por ausencia de
lactasa que es un enzima que desgloba en el intestino la lactosa en glucosa y
galactosa. Esta enzima es adaptable, de forma que un individuo que no consume
habitualmente lactosa es incapaz de hidrolizarla por falta de lactasa.

6. FACTORES DE DESNUTRICIÓN EN LAS PERSONAS MAYORES

Los factores de desnutrición pueden tener dos orígenes:

a) Trastornos en la ingesta, es decir en la alimentación originada como ya hemos visto


por infinidad de factores que abarcan desde la falta de interés por vivir hasta
patologías que originen deterioro mental y por tanto incapacidad de ingerir alimentos.

b) Trastornos nutritivos, originados por distintas patologías, por los medicamentos


utilizados para tratar dichas patologías o por el propio proceso de envejecimiento.
La alimentación del anciano es algo más que la ingestión de alimentos, la
alimentación ha de ser un vehículo para nutrirle, mantenerle bien tanto física como
sicológicamente y también para proporcionarle placer y distracción, a veces la única
que puede tener. Los hábitos alimentarios mantenidos a lo largo de la vida pueden
modelar la calidad e incluso la duración de la misma.

Concretamente el mantenimiento de una dieta con déficit proteico (concretamente de


proteínas de origen animal) puede alterar muchos mecanismos del organismo y se ha
relacionado directamente con un descenso en la esperanza de vida. Para poder
comprender lo que en nuestra sociedad puede estar ocurriendo con gran parte de

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nuestros ancianos, deberíamos pensar sobre estos dos párrafos referentes a grandes
poblaciones:

* El estado de desnutrición crónica ha sido el estado normal de tantas gentes durante


tanto tiempo que apenas se empieza ahora a descubrir que algunas de las
características nacionales son en realidad las características de una permanente
necesidad, la necesidad de alimentos (OMS 1963).

* La alimentación es uno de los factores que con más seguridad e importancia


condicionan no solo el desarrollo físico, sino la salud, el rendimiento y la productividad
de los hombres y con ello el desarrollo de las actividades y sus posibilidades de
mejorar en el futuro.
MATIA F U N D A Z I O A
Hay muchos factores dentro del propio proceso de envejecimiento, de las
circunstancias que le rodean y de las patologías habituales que influyen en la nutrición
originando distintos problemas

BIBLIOGRAFÍA

1. GARCÍA SÁNCHEZ, F.M., RUIZ RUIZ, M.D., FRUNS JIMÉNEZ, I., LÓPEZ
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11. Guía de Práctica Clínica de Nutrición Enteral Domiciliaria. Consejo Interterritorial


del Sistema Nacional de Salud. Ministerio de Sanidad y Consumo. 1998

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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MÓDULO 5

Desarrollo Cultural. Tiempo libre, recreación y ocio


“Desolada y llena de calamidades está la tierra, porque nadie reflexiona en su corazón”

Tiempo libre y recreación


Uno de los problemas que se plantean hoy en nuestra sociedad, es el cambio de
contexto que se ha presentado con la prolongación de la vida, constituyendo como
tarea prioritaria la educación de la comunidad en general sobre la etapa de
envejecimiento con una imagen positiva.

Se ha cometido el grave error en las familias y en los asilos que al estar con los
adultos mayores se les ha negado un derecho dentro de la sociedad y es permanecer
activos y útiles e independientes.

Esta situación a conllevado a una asistencia de tipo paternalista que les brinda los
aspectos de supervivencia de un individuo, es decir: alimentación, vestido y
alojamiento.

Pero esta visión debe cambiar, y con esta preocupación de mejorar, se tienen que
impulsar programas que tengan como objetivo principal la conservación física y
mental del adulto mayor, mediante la elaboración de actividades analizadas, ya que la
aplicación terapéutica de la ocupación constituye un puente que salva la distancia
entre la incapacidad y la capacidad.

El ocio y la recreación, en el adulto mayor, han de entenderse y apreciarse como algo


más allá de lo simplemente personal, en cuanto al empleo del tiempo libre ha de verse
más bien como una acción que proyectada desde lo social puede crear las
condiciones que faciliten la elevación de la calidad de vida de estas personas, y
contribuya al desarrollo de estilos de vida más saludables y autónomos a esta edad.

Numerosas investigaciones han mostrado que la tercera edad no tiene


necesariamente que ser un período de la vida en el que predomine o se haga
inevitable un deterioro fatal de las capacidades físicas e intelectuales, ya que si los
sujetos muestran la necesaria motivación y la intención de mantener un estilo de vida
activo y productivo, y se les propician las condiciones para desenvolverse en un
entorno rico y estimulante, en el cual se favorezcan experiencias de aprendizajes y se
reconozcan y estimulen los esfuerzos por alcanzar determinados logros, en cuanto a
participación en actividades de diversa índole, la senectud puede evitarse o
demorarse.

Un enfoque simplista del ocio y de la recreación en la tercera edad, nos llevaría a


considerarlas como una mera opción individual del tiempo libre, y dejaríamos de
apreciar su carácter desarrollador, por los niveles de participación y de actualización

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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que pueden generar; sobre todo si se les considera como recurso potenciador,
herramientas de acción social que permiten elevar el bienestar y la calidad de vida de
las personas de la tercera edad. Los sujetos que envejecen adecuadamente utilizan y
disfrutan de todas las posibilidades que existen en su entorno social y en sus propias
personas, y están preparados para aceptar, sin claudicar, las propias limitaciones, la
disminución de sus fuerzas y la necesidad de recibir algún tipo de ayuda; pero no
renuncian a mantener, dentro de rangos razonables y posibles, determinados niveles
de independencia y autodeterminación.
En la tercera edad, la actividad física-intelectual y el interés por el entorno canalizadas
a través de actividades de recreación y ocio productivo, favorecen el bienestar y la
calidad de vida de los individuos.
Recientemente encontré en internet un trabajo sobre la recreación en el adulto mayor,
que brindaba la siguiente definición:
“... la recreación es un proceso de acción participativa y dinámica que facilita entender
la vida como una vivencia de disfrute, creaciones y libertad, en el pleno desarrollo de
las potencialidades del ser humano para su realización y mejoramiento de la calidad
de vida individual y social, mediante la práctica de actividades físicas, intelectuales o
de esparcimiento”.
Visto el problema desde este ángulo, las estrategias para el desarrollo de programas
de ocio y recreación con el adulto mayor, tendrían una función potenciadora de lo
individual y lo social, ya que a diferentes niveles y en diferentes formas contribuirán a
satisfacer diversas necesidades individuales y actuarán como medio de integración
social del adulto mayor.
El ocio y la recreación, desde esta visión, resultan generadores de beneficios
múltiples para las personas adultas mayores, entre ellos podemos mencionar los
siguientes:
• Potenciar la creatividad y la capacidad estética y artística
• Favorecer el mantenimiento de un funcionamiento psicomotriz adecuado
• Fomentar los contactos interpersonales y la integración social
• Mantener, en cierto nivel, las capacidades productivas
• Hacer frente a las disminuciones y limitaciones físicas
• Mantener equilibrio, flexibilidad y expresividad corporal
• Servir como medio de distensión y enfrentamiento activo al estrés y las
tensiones propias de esta etapa de la vida
• Contribuir al mantenimiento del sentimiento de utilidad y autoestima personal
• Fomentar la creatividad y productividad en el uso del tiempo libre

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• Mantener o desarrollar la capacidad del disfrute lúdico y la apertura hacia


nuevos intereses y formas de actividades
• Fomentar la comunicación, la amistad y el establecimiento de relaciones
interpersonales ricas y variadas
• Propiciar el bienestar y la satisfacción personal.
Las modalidades de recreación que pueden ser instrumentadas, dejando siempre
abierta la opción de libre elección, serían:
• Recreación artística y cultural
• Recreación deportiva
• Recreación pedagógica
• Recreación ambiental
• Recreación comunitaria
• Recreación terapéutica

Los tipos de recreación artística, cultural, deportiva y pedagógica tienen por finalidad
principal el mantenimiento, desarrollo y recuperación de habilidades diversas; servir
de estímulo de la creatividad y posibilitar experiencias que contribuyan al bienestar y
autoestima de los participantes. Por otra parte, estas actividades propician el
establecimiento de relaciones interpersonales y la integración social de los sujetos,
con independencia de sus favorables efectos sobre la salud y el bienestar psicológico.
La recreación ambiental, además de propiciar el disfrute de las relaciones con el
medio ambiente, propicia la identificación con este, y fomenta el desarrollo de una
cultura sostenible y la motivación por su preservación.
En el caso de la recreación comunitaria, esta se orienta a la creación o fortalecimiento
de redes de apoyo social, especialmente para las personas que viven solas, o tienen
escasos recursos.
La recreación terapéutica, puede estar orientada a personas con problemas
funcionales, físicos o psicológicos y puede ser ella misma vehículo o instrumento de
rehabilitación o complemento de programas diseñados a estos fines.
En fin, de lo que se trata es de emplear las actividades de ocio y de recreación para el
fomento de estilos de vida en el adulto mayor, que propicien su salud y bienestar y lo
impliquen en acciones que le sirvan como instrumento para el crecimiento la
autodeterminación personal y su adecuada inserción en la vida comunitaria y social.

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Recreación

La transformación de la naturaleza para producir bienes y servicios es el rasgo más


específico de la especie humana. Este hecho, socialmente estructurado, constituye el
origen de trabajo, y es a través de él como la eficacia o la dirección de ese esfuerzo,
lo que hace que la historia de un pueblo se escriba de una u otra manera. En
definitiva, es el trabajo el motor más importante de la historia. Pero para que esta
consideración sea del todo cierta, habría que extender el concepto trabajo a un
conjunto de actividades humanas que a veces no tienen las características que una
primera mirada atribuye a las específicas del trabajo.

Las hazañas bélicas, las invasiones, las conquistas y colonizaciones, los viajes
marítimos y los descubrimientos, tienen en sí los aspectos de disciplina y continuidad
que caracterizan la actividad del trabajador, pero tiene también la participación
emocional y el sentido creativo que surge de la inclinación humana por el juego y el
deporte. Ese complemento de trabajo y juego deportivo es lo que da a la vida la
plenitud que, cuando es individual, se traduce en el éxito y en la realización de una
persona, y cuando es colectiva, constituye una época brillante en la historia de un
pueblo.

La actividad deportiva surge de esa armonía entra la disciplina y la creatividad, que es


el binomio sobre el que se orienta también la cultura. Sin embargo, mientras que los
fenómenos culturales establecen una comunicación de los hombres a través de la
palabra o de la imagen, el deporte lo hace a través de la acción y del movimiento.

Ambos son aspectos esenciales de esa necesidad radical que el ser humano ha
tenido siempre, en todos los tiempos y lugares, de comunicar con sus semejantes.
Por eso la recreación como la cultura, está lleno de significaciones subconscientes
destinadas a establecer una determinada comunicación específica.

De ahí que las señas de identidad de un pueblo puedan descansar en esas


significaciones. La recreación y la cultura son, aspectos de la misma necesidad
humana, de un vivir colectivo. Así lo entendieron los griegos en el alborear de nuestra
civilización y así volvió a ser entendido en el ritornello helénico del renacimiento y en
el de la ilustración.

Esas faltas de ejercicio corporal hacen que la calidad de vida se degrade


paulatinamente. Las malformaciones producidas por las posturas viciosas en el
trabajo nos atenazan, y poco a poco nos transforman en adultos precoces. De ahí la
necesidad del ejercicio, el deporte o de cualquier actividad física regular, como
premisa vital y medio de contrarrestar estas agresiones.
Millones de personas adultas, en todos los países del mundo, realizan algún tipo de
ejercicio físico, deportivo, o recreativo, ya sea andar, correr, nadar, montar bicicleta,
asistir a clases de gimnasia, etc. Por doquier han surgido iniciativas de grupos,
sociedades, y organizaciones privadas que prestan apoyo, estructura y organización
para satisfacer este interés creciente de la sociedad.

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La recreación como elemento o medio para el desarrollo de los valores sociales:

• La significación de los valores


• El Origen de los valores
• Realización individual
• Necesidad de actividad
• Necesidad de reconocimiento, jerarquía y de autoestima.
• Necesidad de la aceptación del grupo
• Necesidad de una experiencia nueva e interesante
• Necesidad de expresión

Tiempo libre

El adulto mayor al llegar a la jubilación, tras una vida prolongada de largas jornadas
de trabajo intelectual, en la industria, o en el campo, no posee experiencia en algo
que casi no conocieron durante su vida laboral. EL TIEMPO LIBRE, que ahora tiene
al jubilarse.

Los escasos recursos económicos y el bajo nivel cultural en algunos son condiciones
de gran importancia ya que las actividades que la sociedad oferta, culturales o
recreativas, requieren de un mínimo de recursos que en la mayoría de los casos no se
tienen. Por ello al hablar de tiempo libre no puede ser el mismo para el niño, el joven o
el abuelo.

Las personas adultas mayores que residen en su medio, en su comunidad, tiene


problemas para organizar su tiempo libre, ya que conservan sus relaciones
interpersonales y pueden seguir tomando decisiones que afecten a la colectividad.
Un campo de acción vital es la participación de la comunidad.

¿Cómo emplear el tiempo libre? Como todo, siendo adulto mayo: útil, placentera y
satisfactoriamente. Conseguir esa trilogía de oro es difícil pero necesario.

La ocupación del tiempo libre puede renovarse siempre, pero no alterarse ni


perturbarse frecuentemente. El ritmo de la vida en los adultos mayores no es la
monotonía, la rutina, o el tedio; al contrario, al resultar de una buena disposición de
su actividad, debe anular la rutina y el tedio y traer la variedad plácida y satisfactoria
alternada, dentro del equilibrio entre sus ideas, sus sentimientos y sus acciones, que
no deben dispensarse a golpes de una buena imaginación aleteadora como una
murciélago en la noche.

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Terapia ocupacional
La terapia ocupacional es una disciplina que tiene relación con las llamadas ciencias
biológicas, sociales y humanas.

Es la disciplina que estudia e investiga el proceso de desarrollo de la persona y sus


competencias para interactuar socialmente profundizando en el conocimiento y
análisis de la ocupación, como expresión vital social del ser, aplicando la actividad
como medio preventivo.

• La terapia ocupacional parte del conocimiento y reconocimiento de que las


personas adultas mayores, poseen habilidades, destreza y potencialidades que
les permiten desempeñarse en actividades con sentido, es decir, acordes a sus
intereses y expectativas.
• Al encontrar un equilibrio entre las características personales, las demandas
de la actividad y el medio ambiente familiar y social, se considera el
desempeño ocupacional como realizante.
• Para la terapia ocupacional la persona adulta mayor, es activa por naturaleza y
se considera la ocupación del tiempo libre como un elemento facilitador y
promotor de autonomía, organización y participación social, aumenta sus
sentimientos de productividad y eficiencia, a la vez permite su integración
social y familiar, mejorando niveles de interacción, comunicación y sentido de
pertenencia.
• Se debe estimular a la persona para una escogencia ocupacional a fin de
realizar un balance entre habilidades, valores e intereses y demandas del
trabajo, para así plantear y permitir un puente entre los aprendizajes anteriores
de todo tipo y otra perspectiva de vida ocupacional

PARA QUIEN ES LA TERAPIA OCUPACIONAL:

Para la y el ser humano, entendido como la unidad bio-psico-social, en quien el


proceso de salud enfermedad es la norma de vida.

A quien los cambios surgidos a raíz de situaciones de la vida, le modifican su hacer y


su estar, por lo que estos deben ser analizados, entendidos en su complejidad y de
acuerdo con lo definido, atendidos.

Quien a través de lo que hace , el conjunto de ocupaciones- actividades que decide


realizar a lo largo de su vida trabajo profesional, rutinas diarias como el aseo, vestido,
alimentación, actividades de ocio: ir al cine, al teatro, al club, practicar deportes
consigue adaptarse progresivamente y dominar el entorno en el que esta inmerso. De
esta forma se da respuesta a las necesidades vitales y además se expresan los
intereses, valores y creencias, conformando la identidad persona-social.

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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QUE SE BUSCA CON LA ATENCIÓN EN TERAPIA OCUPACIONAL

Que las personas a través de sus propia acción, apoyadas y guiadas por la terapia
ocupacional, pueden influir en su proceso, para hacerse mejores personas, en
términos de auto desarrollo y autocrecimiento o sea hacerse plenamente humanos,
con calidad de vida.

• La actividad y la interacción, son esenciales.


• El desarrollo interno de las personas, es indispensable.

CUAL ES EL OBJETO DE ESTUDIO DE LA TERAPIA OCUPACIONAL

La ocupación humana:

• Porque la actividad históricamente ha generado el cambio y este es la base


de la cultura.
• La cultura, mas que una realidad es un concepto.
• La actividad humana está en la base de la subsistencia y de las
organizaciones propias de la especie humana.
• Las actividades humanas, en las que se conjuga la inteligencia y el
desarrollo de destrezas, son las que han permitido a las y los seres
humanos buscar y hallar satisfacción y logro.
• La ocupación no como la vinculación inmediata entre el hacer y la
satisfacción de una necesidad básica y propia.
• La recuperación de los elementos lúdicos que implican la ejecución directa
y la disminución de la separación entre lo artístico y artesanal.
• Por tanto la ocupación humana escapa de una explicaron estructural, nace
y se nutre de las necesidades humanas de transformar, compartir y marcar
su huella.

CUALES SON LOS MEDIOS QUE SE UTILIZAN EN TERAPIA OCUPACIONAL

• La ocupación humana como elemento que ayuda al proceso de evolución


continua, en el crecimiento de la persona.
• El medio ambiente, como facilitador del desempeño de actividades,
enmarcadas dentro de un espacio de tiempo y energía.
• La relación que se establece entre la persona y su proyecto, entre la persona y
el terapeuta, entre la persona y otras personas, en las cuales se transforman.

MANEJO DE LA OCUPACIÓN CON FINES TERAPÉUTICOS


Manejo equilibrado de los diferentes tiempos:

• Descanso o reposo

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• Ocio
• Actividades con responsabilidad
• Autocuidado, personal y del entorno
• Trabajo o producción
La actividad es un elemento preventivo, cuando se analiza que por medio de esa
ejecución, se puede conservar o recuperar el estado de salud.

ACTIVIDADES DE INTERÉS DE LOS ADULTOS MAYORES


• Recreativas y culturales, Paseos, fiestas y convivíos. Practica de algún
deporte. Asistencia a eventos culturales
• Ocupacionales, aprendizaje de actividades u oficios, aprendizaje de principios
administrativos contables.
• Educativas: cursos sobre diferentes temas, preparación para la jubilación.

ACCIONES COMUNITARIAS PARA LOS ADULTOS MAYORES


• Círculos de abuelas o abuelos
• Microempresas
• Comités de emergencias comunitarias
• Comité de apoyo comunitario
• Comités de tradiciones religiosas
• Comités culturales

Características de los grupos de adultos mayores


• Cantidad de miembros
Lo primero que caracteriza a un grupo de adultos mayores es su número. El número
de adultos mayores debe tener tal proporción que no se convierta en un
conglomerado pues este impide una buena interacción y logro de objetivos comunes
ya que el conglomerado es de efímera duración, sin estructura interna, por lo mismo
donde no hay una clara división de roles y pauta y con tantos objetivos como
miembros lo componen.

Un grupo de adultos mayores donde quieran lograrse resultados efectivos, debe de


tener un número de integrantes que pueda manejar entre ellos relaciones y objetivos
que den frutos, que pueda darse unidad de criterios y una activa vida interna.
El grupo ideal debe permitir que los adultos mayores se conozcan, compartan ideas,
gustos, expectativas, y que tengan relaciones duraderas. En fin, fundamentalmente es
el tipo de grupo que nos describe el sociólogo Cooley denominado por él como
primario para diferenciarlo de los grupos secundarios donde es difícil la interacción y
el logro de metas comunes por su elevado número de miembros. En Gerontología, el
ideal es trabajar con grupos de carácter primario.

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• Calidad de miembros- identidad del grupo

Dentro de los grupos de adultos mayores y para un mejor éxito en la labor


Gerontológico con ellos, es indispensable tener en cuenta los diversos grados de
educación, cultura, experiencias, status socio- económico. Es la característica llamada
estratificación. Sería un error en la planeación de un programa con grupos de adultos
mayores dejar a un lado esta especial característica.

Un grupo de adultos mayores debe conocerse a sí mismos, darse cuenta que es


viable una interacción, una comunicación, la utilización de medios, gracias e intereses
y metas comunes propias de su mismo estrato socio-cultural y económico.

Cada grupo tiene ciertas características que le son propias y que le distinguen de los
otros grupos. Estas variaciones confieren a cada grupo por separado su carácter
peculiar y único. Por ejemplo, todos los grupos de adultos mayores son en muchos
aspectos semejantes a los otros grupos, pero difieren en su composición, finalidades,
organización, y en otros aspectos.

Esta clasificación de la estratificación socio-económica y cultural, es la que da la base


de la estructura del grupo que de por sí es compleja pues implica un sistema de
estratificación social o jerarquía en la cual varios viejos están situados arriba o abajo.
Pudiera decirse que los grupos de tercera edad al igual que los movimientos sociales
se generan por las contradicciones arraigadas en nuestro concepto socio-político que
relega o margina al adulto mayor de la dinámica socio cultural, desconociendo sus
capacidades, oportunidades, y conocimientos, que se han desarrollado a lo largo de la
historia e igualmente restringe el apoyo, valoración y atención que esta población
merece como ciudadanos y como forjadores que fueron de una sociedad y una
cultura.

Buena parte de nuestros viejos carecen de un rol propio, de un espacio social


adecuado, de un sistema de seguridad social, vivienda, apoyo familiar y de asistencia
económica, salud, y recreativa.

Criterios para orientar una política de cambios

• Promover, motivar e incorporar a la acción institucionalizada del estado


nuevos recursos provenientes de la comunidad organizada.
• Asistir a la familia para que se encarguen de sus adultos mayores, dándoles el
soporte de servicios adecuados para motivarlos a ayudar y apoyarlos.
• Facilitar la adaptación y preparación de los que envejecen tanto a sus
cambiantes condiciones personales, enlentecimiento, fragilidad, duelos, como
la restricción en las oportunidades sociales.

Las acciones y tareas las debe asumir la sociedad, la familia y los propios adultos
mayores. A la sociedad le corresponde, crear un ambiente adecuado para quienes
envejecen al:

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• Proveer programas de asistencia para que los frágiles puedan seguir viviendo
en su propio hogar.
• Abrir horizontes de crecimiento y desarrollo al preocuparse por definir un
contenido al rol de viejo, y por abrirles oportunidades para que cumplan tareas
significativas.
• Crear programas de asesoría profesional a fin de mejorar la capacidad de los
adultos mayores para enfrentar problemas de aceptar y adaptarse a los que les
toca vivir.

A la familia le corresponde, darse cuenta del valor que tiene el apoyo social que
puede intercambiar con sus miembros envejecidos y brindarlo.

Al individuo que envejece le corresponde:

• Prepararse y educarse para un mejor envejecer


• Sobreponerse y asumir un papel activo- creativo en la construcción del propio
bienestar.
• Asumir con ánimo positivo las pérdidas y limitaciones inevitables.
• Aprovechar y participar al máximo en relaciones interpersonales y obtener el
apoyo social que se le brinda, ya sea cognitivos, emocional e instrumental.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Colombia. 1996.

Comfort, Alex. UNA BUENA EDAD. LA TERCERA EDAD. ED. Blume.1986

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de Oriente. 1985.

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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MÓDULO VI

El cuidado del adulto mayor y del cuidador

Capítulo 1
CÓMO CUIDAR A NUESTROS ADULTOS MAYORES

EL ASEO COTIDIANO, HIGIENE Y BAÑO

Cuando hay dificultades en el baño

Bañarse o ducharse es una de las actividades que antes se ve afectada cuando una
persona mayor comienza a manifestar dificultades para ser independiente. Para
muchos cuidadores la hora del baño, la ducha o el aseo supone una situación difícil
que provoca que el familiar al que cuidan se queje o se comporte de forma agitada o
agresiva, especialmente si padece demencia. Mantener la higiene y bañar a la
persona que se cuida es, en múltiples ocasiones, una de las tareas que más tensión
produce a los cuidadores.

Sin embargo, la actitud de los cuidadores tiene una influencia fundamental en que
esta actividad se continúe ejercitando. A veces, al detectar que su familiar ya no
puede desenvolverse como antes y para evitar accidentes, tienden a proporcionarle
toda la ayuda posible, haciendo por él o ella más de lo estrictamente necesario. Esto,
en muchos casos tiene, además, consecuencias negativas para los propios
cuidadores, quienes llegan a hacer tareas muy pesadas que en bastantes ocasiones
podrían evitar o al menos retrasar.

Qué hacer para ayudar en el aseo personal y el baño

Bañar o lavar a otra persona no es una simple tarea mecánica, sino que requiere
otras destrezas. Significa estar atento a todas las actividades que realizamos y a
cómo responde la persona a la que estamos ayudando. También requiere paciencia,
flexibilidad y amabilidad por parte del cuidador. Las siguientes recomendaciones le
pueden ser de ayuda para actuar en consecuencia.

Mantener un entorno agradable y funcional

El cuarto de baño debe necesariamente seguir manteniéndose como una habitación


privada. Si es posible, debe ser preparada especialmente para personas con alguna
dificultad en el movimiento. Existen muchos elementos sencillos que pueden
introducirse en el baño para favorecer la independencia de las personas mayores.

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Especialmente importantes son todos los que disminuyen sus posibilidades de


caídas dentro y fuera de la bañera:

• Elementos antideslizantes dentro de la bañera.


• Alfombrillas de goma.
• Asientos de baño que se fijan en la bañera (se pueden adquirir en ortopedias y
tiendas especializadas).
• Barras asideras fijadas sobre la pared.

Para personas que tienen problemas de movilidad importantes, es aconsejable


realizar cambios arquitectónicos como eliminar la bañera y poner una ducha sin
desnivel de entrada que disponga de suelo antideslizante y sumidero. A la hora de
decidir qué ayudas son las más necesarias y adecuadas para su caso, tenga en
cuenta a la persona que cuida para que opine, en la medida de lo posible, sobre qué
cambios habrían de hacerse para mejorar su seguridad. Esto puede aumentar
notablemente la eficacia de las modificaciones que se introduzcan y la sensación de
su familiar de que sigue teniendo control sobre su propia vida.

A continuación encontrará otras recomendaciones para crear un entorno agradable


durante el baño:

• Mantener las puertas cerradas durante el baño.


• Preparar con anterioridad los complementos necesarios: toalla, jabón, cremas,
etc.
• Asegurar que el cuarto de baño esté suficientemente caliente.
• Utilizar toallas de gran tamaño. Si es posible calentarlas con precaución sobre
un radiador o estufa.
• Utilizar música con aquellas personas a quienes les relaja.
• Utilizar una luz suave, sin excesivo brillo.
• Evitar ruidos molestos o intensos.
• Hablar suavemente.
• Utilizar productos y aromas familiares.
• Tener en cuenta las preferencias de su familiar.
• Utilizar sillas de baño con asiento acolchado y apoyo para los pies.

Respete al máximo la autonomía personal

Intente descubrir qué es capaz de hacer su familiar durante el baño. Pregúntele u


obsérvele durante el baño o ducha, ayudándole únicamente cuando él o ella se lo
soliciten o cuando usted considere que exista un riesgo para su seguridad (entrar o
salir de la bañera, por ejemplo). En muchos casos la persona puede hacer algunas de
las actividades del baño: secarse, enjabonarse, o actividades más sencillas, como
sujetar el jabón o la toalla. También se le pueden ofrecer alternativas para cooperar,
por ejemplo, diciéndole: ¿Te desabrochas tú la camisa o prefieres que te ayude?

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Fomentar que la persona haga por sí misma el mayor número posible de tareas de
aseo personal es la mejor forma de respetar su autonomía.

Crear rutinas para la higiene y el baño

Es importante que el baño o la ducha tengan lugar siempre a la misma hora del día.
Elija un momento concreto del día para el baño, teniendo en cuenta no sólo las
necesidades de su familiar sino también las suyas (cuando disponga de más tiempo,
se encuentre más descansado, etc.).

Explicar lo que va a hacer

Vaya diciendo a su familiar cada uno de los pasos que va a seguir. Por ejemplo, «voy
a enjabonarte el peso con cuidado». En algunos casos las instrucciones verbales
pueden ser suficientes («Ahora no te olvides de coger el champú para lavarte el
pelo», «Levanta la pierna y métela en la bañera»). Cuando sea necesario ayudarle
físicamente, hágalo, pero intente siempre que haga lo máximo posible.

Prestar toda su atención

Cuando se está ayudando en el baño a una persona, ésta puede sentirse vulnerable e
indefensa. Por esta razón, es necesario estar atento a sus sentimientos y reacciones.
Escuche atentamente lo que le dice. Ante un comentario que indique que el agua está
fría, actúe en consecuencia, aunque usted opine de forma distinta. Si le dice que le ha
hecho daño al pasarle la esponja, admítalo y dígale que intentará tener más cuidado.
Es importante que tenga en cuenta que si la persona tiene la sensación de que
controla la situación, se sentirá mucho más cómoda. Comprenda que para quien está
recibiendo la ayuda es una situación delicada y puede sentir pudor. Si le cubre todas
las partes del cuerpo que no se están lavando directamente en ese momento le hará
sentirse mejor.

Hacer accesibles los útiles de baño

Disponga de los útiles de baño, de modo que sean accesibles. En muchas ocasiones
las personas mayores no utilizan la esponja o el gel de baño sencillamente porque les
resulta muy difícil acceder a ellos (se tienen que mover mucho o hacerlo de modo que
les resulta incómodo). Usted pude decidir con su familiar la mejor forma de colocar los
elementos necesarios para el baño de manera que él los pueda utilizar (gel, champú,
cepillo de baño, esponja, jabón, toalla y albornoz).

Anticipar las situaciones difíciles

Piense cómo resolver situaciones difíciles durante el baño. Para ello puede ayudarle
lo siguiente:

• Si su familiar se resiste a bañarse, en algunos casos, puede ser útil darle una
razón para el aseo: «Tienes el pelo sucio. Es necesario lavarlo». Si se sigue

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resistiendo, inténtelo cuando su familiar esté de mejor humor y dispuesto a


cooperar.

• Es preferible que sea una sola persona la que se responsabilice del aseo
de su familiar, a ser posible quién tenga más confianza con él o ella y,
preferiblemente, alguien de su mismo sexo.

• Si durante el baño la persona mayor reacciona con agresividad, se puede


intentar distraerla, por ejemplo, intentando mantener una conversación sobre
algo que usted sepa que le gusta. Agradezca cada intento por cooperar, por
ejemplo, diciéndole algo agradable.

• Manténgase tranquilo. Hable a su familiar despacio, en un tono amable y


personal. No muestre prisa. Tenga en cuenta que los movimientos de las
personas mayores son más lentos y que necesitará tiempo si quiere que sea él
o ella quien realice algunas tareas de la higiene personal.

¿Debe ser el baño o ducha la única forma de aseo?

Un baño completo o ducha son las mejores formas de mantener la higiene personal y
siempre que sea posible es preferible cualquiera de ellas. En cualquier caso, lo
importante es recordar que los objetivos de la higiene personal son mantener la
limpieza corporal y evitar los malos olores. Por tanto, pueden utilizarse otras formas
de aseo distintas como el baño en la cama o baño de toalla. Posiblemente, usted ya lo
ha utilizado parcial o totalmente en alguna ocasión. En el recuadro siguiente se
describe brevemente cómo realizar este tipo de baño.

COMO REALIZAR UN BAÑO DE TOALLA O CAMA

• Explique a quien va a bañar, paso a paso, lo que va a hacer a continuación.


• Prepare la situación, procurando que la habitación tenga una temperatura
adecuada y que la persona se sienta cómoda.
• Una vez que ya se ha desvestido, con o sin su ayuda, vaya lavándole, poco a
poco, preguntándole que tal se siente.
• Procure siempre secar la zona que acaba de lavar y arroparle para que no
tenga sensación de frío.
• Lávele de abajo a arriba, empezando por los pies, las piernas, los genitales, el
tronco, los brazos y terminando en la cabeza, lavándole la cara, el cuello y las
orejas. Utilice distintas esponjas para diferentes partes del cuerpo.
• Muévale con cuidado, ladeándole suavemente para facilitar la total limpieza del
cuerpo.
• Recuerde que es muy importante estar atento a las sugerencias y peticiones
que le pueda hacer su familiar.
• Hágale ver la sensación de confort como consecuencia de estar limpio, puede
decirle lo bien que huele y lo bien que se debe sentir.

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• Procure que no se resfríe.


• Cúbrale con un albornoz seco y ayúdele a vestirse poco a poco.

MOVILIDAD

Por qué es importante la movilidad


Las dificultades para moverse o andar son frecuentes entre las personas mayores.
Cuando sufren un grave deterioro de su salud o se agudiza alguna enfermedad que
ya padecen, puede verse afectada su movilidad. Las dificultades para moverse no son
importantes solamente para quienes la sufren, sino también para las personas que les
cuidan. En muchas ocasiones, los cuidadores pueden llegar a tener problemas de
salud por ayudar a su familiar a moverse (por ejemplo, dolores de espalda). Por ello,
es fundamental prevenir los problemas de movilidad de las personas mayores.

Qué hacer para favorecer la movilidad de su familiar


Actuar a tiempo
En muchas ocasiones la inmovilidad aumenta poco a poco, de modo que muchas
veces los familiares se van acostumbrando a ella y cuando deciden hacer algo el
grado de inmovilidad es ya muy elevado y las posibilidades para intervenir son
escasas.

Crear oportunidades para fomentar la actividad


Aproveche y cree oportunidades para fomentar la movilidad y los desplazamientos de
su familiar. A veces, sin darse cuenta o tratando de hacer la vida más fácil a la
persona mayor. Esta forma de actuar que, en la mayoría de los casos, pretende evitar
esfuerzos a las personas mayores reduce también las posibilidades de que se
muevan. De esta forma, poco a poco, pueden ir perdiendo facultades y,
consiguientemente, quien les cuida tendrá que hacer cada día más cosas. Aunque al
principio suponga algún esfuerzo tanto para la persona mayor como para quien le
cuida, a la larga es mejor animar y ayudar (dándole el brazo, ofreciéndole un bastón,
etc.) para que se mueva y continúe efectuando sus desplazamientos habituales
durante el mayor tiempo posible.

Ofrecer seguridad
Muchas personas tienden a evitar que su familiar se mueva por temor a que se
accidente. En bastantes ocasiones tienen razón y deben tomarse precauciones
(acompañar a la persona, evitar alfombras, etc.) para que los desplazamientos sean
seguros. Sin embargo, una actitud que muestre seguridad y confianza cuando la
persona se mueve puede también ayudar a prevenir muchos accidentes. Expresiones
como «Ve despacio, verás como puedes llegar al comedor», ayudan a que la persona
mayor vaya recuperando poco a poco la confianza en sus propias posibilidades.

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Utilizar ayudas adecuadas


Posiblemente usted sepa que existen muy diversas ayudas para facilitar los
desplazamientos de personas con dificultades de movilidad: bastones, muletas,
andadores, etc. En principio, si usted cree que su familiar necesita alguna, lo mejor
sería comenzar con aquella que le permita la práctica de las capacidades que aún
tiene. Desde este punto de vista, si su familiar se desplaza muy torpemente y el
bastón no es suficientemente seguro, es probable que necesite alguna ayuda que le
dé mayor seguridad en sus desplazamientos, como unas muletas o un andador, y que
le permita continuar caminando. En cualquier caso, si usted quiere favorecer la
autonomía de su familiar consulte en un centro de personas mayores o en el centro
de salud y pida consejo antes de adquirir cualquier tipo de ayuda técnica.

Animar al ejercicio físico


La práctica de una tabla de gimnasia diaria adecuada a las características de la
persona a la que cuida es una buena medida para mantener sus capacidades.
Sugiéraselo y acuerde con ella el momento del día más adecuado para ambos y
anímese a hacerla también. Piense que siempre existen ejercicios apropiados para
cada persona, en función de su estado de salud. Solicite al médico o personal
especializado información sobre los ejercicios más adecuados para su familiar.

Efectuar cambios posturales


Puede ocurrir que su familiar tenga unas posibilidades muy reducidas para moverse y
deba permanecer la mayor parte del tiempo en cama. En este caso, se aconseja una
rutina diaria de cambios posturales de tal manera que se adopten las cuatro posturas
básicas a lo largo del día: boca arriba, boca abajo, sobre el costado izquierdo y sobre
el costado derecho. Consulte al médico o enfermera acerca de los movimientos que
su familiar puede hacer y cómo debe usted moverle.

AGRESIÓN, ENOJOS DE IRA

Qué es el comportamiento agresivo

«Mi madre, desde que se ha puesto enferma, a menudo, se enfada conmigo», «Me
intentó golpear el otro día», o «Me dice cosas horribles, insultándome y culpándome
de todo lo malo que sucede». Estas son algunas afirmaciones que, con cierta
frecuencia, hacen quienes cuidan a personas mayores que padecen de algún tipo de
dependencia. Todas estas frases reflejan muestras de agresión o enojo del familiar al
que se está cuidando, que se convierten en un problema para los cuidadores en la
medida en que tiendan a repetirse y superen la disposición de éstos para tolerarlos.
Además, si se repiten, llegan a deprimir, cansar y provocar sensaciones de angustia
al cuidador, ya que al cansancio derivado de cuidar a la persona mayor se une, en
este caso, el ser tratado con malos modos.

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Las razones por las cuales las personas se comportan agresivamente son diversas:
defensa ante la sensación de que se está invadiendo su espacio personal (por
ejemplo, ayudar a una persona en el aseo diario puede provocarle vergüenza u otras
sensaciones desagradables), sentimientos de incapacidad o frustración al no poder
realizar las actividades más básicas (vestirse, desplazarse, comunicarse), reacción
ante una acción del cuidador (por ejemplo, el cuidador principal sale de casa y la
persona mayor lo vive como si le abandonara), depresión, cambios en el entorno
inmediato (cambio en los horarios u otra rutina cotidiana), efectos de alguna
medicación, dolor. Seguidamente, se ofrecen sugerencias basadas en la experiencia
de cuidadores que, ante este problema, han actuado consiguiendo reducir el
comportamiento agresivo de su familiar.

Qué hacer para prevenir y reducir la agresividad

• No utilizar la medicación como primera medida


Frecuentemente, las personas mayores tienen que tomar medicamentos para tratar
enfermedades u otros problemas tales como dificultades para dormir, depresión,
ansiedad, etc. Cuando estos son numerosos pueden tener efectos no deseables que
hacen aconsejable valorar nuevamente su utilidad por parte del médico. Así, una
primera recomendación es que, ante problemas de comportamiento difíciles como la
agresión, no se recurra a la medicación como primera forma de abordar el problema,
al menos hasta que otras posibles soluciones, como las que aquí se van a sugerir,
hayan sido probadas. En cualquier caso, consulte con su médico y explíquele el
comportamiento observado y pregúntele si puede ser efecto de la medicación.

• Fomentar la independencia
Intente fomentar, hasta donde sea posible, la independencia en la vida diaria de la
persona que está cuidando. De esta forma aumentará su confianza y seguridad en sí
misma. Una de las causas de la agresividad es la frustración que provoca el hecho de
tener que aceptar que ya no es tan independiente como antes.

• Mantener rutinas en la vida diaria


Procure introducir el menor número posible de cambios en la vida de la persona a
quien está cuidando. Posiblemente los cambios en la rutina diaria le provoquen
malestar o confusión, y esto puede hacer que reaccione con agresividad. Si ha de
realizar cambios, introdúzcalos de forma progresiva.

• Ignorar la agresividad
No preste atención a su familiar mientras esté siendo agresivo o insultante. Procure
no mostrar ni siquiera desaprobación o molestia por este comportamiento. Esta
recomendación obedece a que, en muchas ocasiones, la atención que
proporcionamos a una persona mientras se comporta de una determinada manera es
un motivo en sí mismo para que continúe comportándose así.

Las conductas agresivas –insultos, quejas culpabilizadoras- se producen al regresar


las cuidadoras. Se podría pensar que si la persona que le cuida limitará la actividad

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de salir de casa y se quedará todo el tiempo con su marido, se reducirían los


comportamientos agresivos de éste. Sin embargo, esta no es una solución porque los
cuidadores también tienen que atender sus propias necesidades. Es preferible, por
tanto, que el objetivo de los cuidadores sea llevar una vida lo más satisfactoria
posible, proporcionándose a sí mismos pequeños placeres (por ejemplo, salir de
compras, dar un paseo) sin que ello dé lugar al comportamiento agresivo del familiar.
No hacerlo así, sería someterse a una situación que, sin ser intencionadamente
buscada, se convierte en una forma de «chantaje emocional».

• Premiar la amabilidad
Elogie y recompense a su familiar cuando actúe de forma beneficiosa para todos.
Cuando se comporte de forma constructiva, es decir, permanezca tranquilo, se dirija a
los demás pidiendo o preguntando algo amablemente o mostrando colaboración de
una manera pacífica y no agresiva, escúchele con atención, respondiendo de forma
amable a su petición o pregunta. La clave del éxito de esta forma de actuar está en
que todas las personas que conviven con quien muestra comportamientos agresivos
se hayan puesto de acuerdo en cómo tratar con él o ella, es decir, en demostrarle lo
agradable que es para el resto de la familia su actitud cooperativa.

• Buscar alternativas que impidan la agresividad


Una buena forma de impedir que nuestro familiar se comporte de forma agresiva es
conseguir que realice actividades incompatibles con dicho comportamiento, es decir,
proporcionarle alternativas de actuación. Por ejemplo, si su familiar está empezando a
hacer comentarios con tono agresivo, puede decirle en un tono tranquilo: «Me voy a
sentar a tu lado, para que me cuentes qué pasa» o, si la forma de agresión es física
(pellizcando, dando manotazos, etc.), procure que tenga las manos ocupadas.

Cómo actuar cuando su familiar se muestre agresivo


Hasta ahora, las recomendaciones que se han hecho tenían como fin impedir que
llegue a producirse un comportamiento agresivo. En este apartado se van a ofrecer
pautas sobre como actuar cuando su familiar ya se está comportando de forma
agresiva.

• Mantener la calma
Permanezca tranquilo. Siguiendo con el ejemplo del recuadro anterior, la cuidadora
además de tratar de que su familiar realice alguna actividad incompatible con el
comportamiento agresivo, decidió que durante todo el tiempo que durara el aseo su
actitud sería calmada, emplearía una voz más afable que de costumbre y explicaría
de una forma muy simple lo que iba haciendo en cada momento. Además, la elogiaría
y diría frases agradables siempre que actuara de forma no agresiva.

• Informar de lo que va a hacer


Explíquele en todo momento qué va a hacer, paso a paso. Así, evitará malas
interpretaciones. Por ejemplo, si se va a acercar a su familiar puede decírselo para
evitar que se sienta amenazado. Si sale de la habitación para buscar un vaso de agua
para ofrecérselo, también puede decírselo.

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• Distraerle
Distraiga su atención con cualquier actividad o comentario (especialmente, en
personas con demencia). La idea es hablar acerca de cualquier otra cosa, de una
forma tranquila, con frases sencillas, como si no hubiera ocurrido nada, ya que en un
tiempo muy breve, su familiar habrá olvidado que estaba enfadado y el motivo de ello.
El objetivo es conseguir que se olvide del enfado y distraerle con otra actividad.

• Preguntarle
Sugiérale que, en lugar de comportarse de forma agresiva, diga lo que le ocurre.
Pregúntele en un tono amable cuál es el problema, dígale que usted está dispuesto a
escucharle y que juntos intentarán solucionarlo. De cualquier forma respete si la
persona no quiere hablar y déle tiempo para que se calme.

• Evitar riesgos
Elimine objetos peligros de la vista que puedan causar daño a alguna otra persona
presente o a la propia persona mayor.

• Controlar la situación
Asegúrele que no se le hará daño. Y, en último caso, si la violencia persiste,
agárrele suavemente por los brazos. No es necesario ningún otro caso físico.

¿Qué no hacer cuando su familiar se muestra agresivo?


Estas son algunas formas de responder que preferiblemente nunca deben tener
lugar cuando una persona se muestra amenazante, insultante o comienza un ataque
de ira, ya que de actuar de esta forma tendería a agravar el problema.

• Reaccionar impulsivamente
No se tome la agresividad como algo personal. Aunque nunca está justificada la
agresividad, es importante recordar que la persona que está manifestando
agresividad depende de sus cuidados y que el motivo de ello puede ser que se sienta
frustrada, sola e incapaz.
• Enfrentarse
No se enfrente. No pida de momento una explicación ni manifieste sus quejas.
(Especialmente, si su familiar tiene algún deterioro mental, de poco sirve intentar
razonar).

• Gritar
No levante la voz. Actuar así contribuirá a aumentar su enfado.

• Tocarle de forma inesperada


No inicie movimientos bruscos para tocarle. No se acerque rápidamente hacia él, ni
tampoco por detrás. Estas acciones pueden ser mal interpretadas.

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• «Ser alarmista»
No aumente los sentimientos de amenaza o alarma, ni piense que sólo le ocurre a
usted. Pensamientos como ¡Dios mío, por qué me pasará esto a mí!, ¡va a acabar
conmigo!, ¡un día va a ocurrir una tragedia!, Sólo contribuyen a agrandar el problema
produciéndole un mayor malestar.

• Alertar a otras personas


No llame a muchas personas en busca de ayuda. Si tiene que pedir ayuda en una
situación dada, es preferible que se dirija a una única persona.

• Provocar
No responda al comportamiento agresivo con «amenazas», «bromas», «tomaduras
de pelo» o ridiculizándole.

• Sujetarle
No utilice restricciones físicas (sujetar, atar) que hagan que su familiar se sienta sin
posibilidad de escapar.

INSOMNIO
CUANDO SU FAMILIAR NO PUEDE DORMIR

Sueño y envejecimiento
La dificultad para conciliar el sueño y para dormir de forma continuada son quejas
frecuentes entre las personas mayores. A medida que avanza la edad, de forma
natural, se producen ciertos cambios en el sueño: una disminución en el tiempo total
de sueño, un aumento en la cantidad y duración de los despertares nocturnos, una
disminución del sueño profundo y un aumento de la somnolencia y fatiga diurna. En
principio, es normal que ocurran todos estos cambios y, por ello, no les debe dar
mayor importancia.

Qué ocurre cuando se duerme mal


Como es sabido, dormir sirve para descansar tanto de la actividad física (subir
escaleras, pasear, ordenar la casa, etc.) como la actividad mental diaria (tomar
decisiones, pensar, concentrarnos, recordar, etc.). Dormir mal tiene algunas
consecuencias negativas tales como cansancio, fatiga, pesadez y, ocasio-nalmente,
dolores en las extremidades. La somnolencia, la falta de reflejos, las dificultades para
concentrarse y para recordar las cosas son igualmente consecuencias de no dormir
bien. Además, es posible que las personas que duermen mal, al levantarse parezcan
nerviosas, irritables, decaídas y fácilmente emocionables. Estas molestias pueden
deberse a un insuficiente número de horas de sueño. Sin embargo, también es
posible que se deban a una mala calidad del sueño: es preferible dormir cinco horas
profundamente, sin interrupciones, que ocho horas con despertares y sueño poco
profundo.

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En muchas ocasiones, la persona mayor que sufre problemas de sueño duerme un


número suficiente de horas, pero es la calidad del sueño la que resulta insuficiente.
Por lo tanto, si su familiar tiene problemas con el sueño, probablemente será
necesario encontrar «fórmulas» para que duerma mejor y no sólo para que
duerma más.

Razones por las cuales se duerme mal


Los cambios normales que se producen en el sueño cuando nos hacemos mayores
no son las únicas razones por las que se duerme mal. Con frecuencia existen también
otras razones que se unen a estos cambios y que dan lugar a problemas de sueño.
Algunas de estas razones son las siguientes:

• Factores ambientales
La temperatura de la habitación, la dureza del colchón o compartir la habitación o la
cama influyen en la calidad del sueño. Aquellas personas mayores que cambian de
domicilio o de habitación y cuyo entorno varía (por ejemplo, porque rotan entre las
casas de los hijos) tienen más problemas para dormir. También los posibles ruidos
nocturnos provocan una disminución de la cantidad de sueño profundo y aumentan la
frecuencia de despertares nocturnos.

• Falta de actividad
Las personas mayores que reducen sus actividades y realizan poco ejercicio físico
tienen más problemas de sueño. Además suelen «dar pequeñas cabezadas» durante
el día, lo que dificulta el sueño profundo y reparador durante la noche.

• Cambios de hábitos
Si los horarios para dormir varían frecuentemente puede entorpecerse un patrón
regular de sueño y facilitarse que durante el día se «den cabezadas. Todo ello impide
que durante la noche el sueño tenga una calidad suficiente.
• Consumo de productos excitantes

El consumo de bebidas alcohólicas, café y tabaco afecta negativamente al sueño. Así,


las bebidas alcohólicas predisponen a que la persona que las consume se despierte
durante el sueño profundo. El consumo de café y tabaco también alteran el sistema
nervioso, produciendo un sueño más fragmentado. Asimismo, una alimentación
insuficiente o inadecuada puede provocar periodos de insomnio.

• Consumo de medicamentos
Algunos medicamentos de uso común entre las personas mayores afectan al sueño.
A esto se suma que los medicamentos que se utilizan para combatir el insomnio
pueden perder su eficacia en un plazo muy breve de tiempo y, como consecuencia, el
problema llega a cronificarse.

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• Circunstancias vitales
Algunas situaciones difíciles por las que pasan las personas mayores, tales como las
enfermedades, el fallecimiento de familiares o amigos, los cambios de domicilio o,
incluso, cambios en el propio funcionamiento mental y físico pueden alterar el sueño.

• Preocupaciones y tristeza
Factores emocionales como las preocupaciones (por ejemplo, porque existe algún
problema familiar no resuelto), inquietudes (por ejemplo, tener miedo de que pueda
entrar en casa alguien a robar) o un estado de ánimo decaído, dan lugar a dificultades
para conciliar el sueño. Además estas preocupaciones pueden convertirse en ideas
que «dan vueltas en la cabeza», llegando a obsesionar e impidiendo a la persona
quedarse dormida.

Qué hacer para que su familiar duerma mejor

• Buscar las causas


Observe si existe alguna circunstancia especial que hace que su familiar no pueda
dormir. Si es así, cambiar esta circunstancia será el primer paso para solucionar el
problema del dueño. Por ejemplo, si existe ruido ambiental o si su familiar tiene
preocupaciones que no le permiten dormir, pueden adoptarse medidas para
solucionarlo.

• Consultar con el médico


Pregunte si la medicación que toma su familiar tiene efectos sobre el sueño. Incluso,
consulte si los medicamentos que utiliza para dormir son necesarios, ya que los
medicamentos para conciliar el sueño pueden perder su eficacia si se toman de
forma continuada e incluso pueden llegar a producir efectos no deseados, tales
como una disminución del rendimiento intelectual. La mayor parte de los
medicamentos contra el insomnio dejan de ser útiles en un plazo muy breve de
tiempo, provocando, además, que el problema sé cronifique.

• Preparar la habitación para dormir


El lugar de descanso debe ser silencioso, con una temperatura adecuada y bien
ventilada. Evitar los ruidos es muy importante, porque a las personas mayores les
suele resultar difícil conciliar el sueño una vez que se despiertan.

• Utilizar el dormitorio sólo para descansar


Siempre que las condiciones de la casa lo permitan, intente que el lugar de descanso
se utilice sólo para descansar y dormir. Evite que en el dormitorio se realicen otra
serie de actividades distintas, como comer, ver la televisión, leer, hablar por teléfono,
etc.

• No permanecer en la cama despierto


Intente reducir el tiempo que su familiar permanece en la cama. A veces, la gente
mayor suele pasar bastante tiempo en la cama, a pesar de dormir poco. Esto puede

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agravar las dificultades. Recuerde que lo importante es dormir mejor, no dormir más.
Ahora bien, es posible que encontremos resistencia a abandonar la cama y que
nuestro familiar nos diga que uno de los beneficios de haber alcanzado la vejez es
haber quedado libre de ocupaciones y, por tanto, no tener que levantarse tan pronto
como se despierta. Incluso es posible que si se levanta temprano se desanime porque
no tenga nada que hacer. Si es así, una idea es proponerle actividades sencillas
acordes a sus capacidades para que pueda realizarlas cuando se levante por la
mañana.

• Comer saludablemente
Trate de evitar que su familiar tome comidas copiosas antes de acostarse, así como
cualquier tipo de excitante (té, café, alcohol) durante las horas anteriores a acostarse.
Una buena solución es cenar pronto o tomar una merienda-cena y al acostarse, tomar
un vaso de leche templada.

• Realizar actividades relajantes


Procure que realice alguna actividad relajante antes de irse a la cama. Escuchar
música, tomar un baño, rezar o leer algo distraído pueden ser actividades que
favorezcan el estado de relajación y así faciliten el sueño.

• No dar demasiada importancia a no dormir


Procure que su familiar no se preocupe demasiado por no poder conciliar el sueño. Si
le cuesta dormir, usted puede sugerirle que no se obsesione con volver a quedarse
dormido y que ponga en práctica algunas de las medidas que aquí se sugieren.

• Practicar la relajación
Aprender a relajarse ayudará a su familiar a dormir mejor. Un sencillo ejercicio de
respiración profunda podrá resultar muy útil.

• Mantener horarios fijos


Procure que su familiar mantenga un horario fijo para acostarse y levantarse. Entre
todas las sugerencias que pueden darse para facilitar el sueño y conseguir que pueda
volver a dormir una vez que se despierta por la noche, mantener un horario fijo para
acostarse y levantarse es una de las más importantes.

• Consultar con profesionales


Si el problema persiste, usted puede considerar la posibilidad de acudir a un
profesional para que le ayude a solucionar este problema. Sugerencias para que su
familiar mantenga un horario fijo para acostarse y levantarse:

• Intente que se vaya a la cama cuando sienta sueño. Si es una hora adecuada
para acostarse anímele a que se acueste antes de que se le pase el sueño.
• Consiga que no utilice la cama para otro fin (leer, ver la TV) que no sea el de
dormir. Es importante que su familiar asocie la idea de acostarse con quedarse
dormido rápidamente.

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• Si las condiciones de salud de su familiar lo permiten, intente que utilice el


despertador y se levante cuando lo oiga, independientemente de cómo haya
dormido. De esta forma, conseguirá que se acostumbre a un determinado
horario para levantarse.
• Trate de que su familiar disminuya el número de «cabezadas» o siestas
durante el día todo lo que sea posible y que no permanezca en la cama por la
mañana una vez que se ha despertado.

INACTIVIDAD Y TRISTEZA

Cómo afecta la tristeza a la necesidad de cuidados


«Mi marido ya no disfruta de la vida como antes. No le interesan las cosas que antes
le gustaban. Se aburre, no tiene ganas de hacer nada. Todo le cuesta un gran
esfuerzo y por eso nunca hace nada. Dice que ya no le importa a nadie. Aunque le
animo, apenas quiere salir de casa».

Comentarios como el anterior son frecuentes. Algunas personas mayores que están
enfermas se ven a sí mismas incapaces de hacer cualquier cosa, tienen sentimientos
de soledad y sienten que nadie se preocupa de ellos, incluso en el caso de que
existan familiares que les cuidan. Estar enfermos y tener que depender de otras
personas, cediéndoles a ellas la iniciativa de organizar la propia vida, favorece que
aparezcan sentimientos de tristeza. Estos sentimientos, a su vez, pueden dar lugar a
una «incapacidad excesiva» en la vida diaria, es decir, las dificultades para
desenvolverse, producidas por alguna enfermedad, pueden ser aún mayores como
consecuencia de sentirse triste y deprimido. Así, por ejemplo, aunque dos personas
padezcan la misma enfermedad, si una de ellas está deprimida y la otra no, es muy
probable que la que está deprimida tenga menos capacidad para cuidarse por sí
misma que la que no lo está.

En definitiva, si una persona que necesita cuidados tiene además sentimientos


de tristeza, probablemente tendrá más necesidad de ayuda por parte de los
demás. Como resultado, puede parecer incluso más deteriorada de lo que
correspondería a su estado de salud. En el caso de que su familiar tenga estos
sentimientos de tristeza, habrá podido comprobar que éstos también le afectan a
usted de una forma importante. De hecho, muchos de los cuidadores que se sienten
mas «tensos» son aquellos que cuidan a personas que lloran, están irritables, tristes o
«apagadas». Por todo ello, es importante también para el bienestar del propio
cuidador que la persona a la que cuida muestre el menor aislamiento y pasividad
posibles y que no se aleje de todo aquello que anteriormente le gustaba.

Cómo se relaciona la tristeza con la inactividad


La mayor parte de las personas, a lo largo de su vida, tienen la ocasión de comprobar
cómo la tristeza y la inactividad se acompañan mutuamente. Veamos mejor que
significa esto a través del ejemplo que presentamos a continuación:

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“Luis sufrió una embolia hace casi un año quedando limitada su movilidad, su
capacidad de comunicarse y, en general, su independencia para la vida diaria. Antes
de comenzar este problema hacia una vida bastante activa, realizando diversas
actividades con la familia, en el «hogar para pensionistas» al que acudía diariamente
y con los amigos de toda la vida. Desde que comenzaron sus problemas físicos ha
sufrido considerables pérdidas: dificultades para entenderse con otras personas,
excepto con su mujer, y dificultad para desplazarse. Ha reducido, por tanto, su
actividad social, ve menos a los amigos; ya no cocina –su gran afición- ni lee el
periódico porque le resulta incómodo. En definitiva, ha reducido considerablemente
muchas de las pequeñas satisfacciones cotidianas que le hacían sentirse bien.
Actualmente, dice sentirse sin ganas de hacer nada, cansado, «apagado» y «tristón».
Sus familiares deciden consultar con el médico que ha comentado a la familia la
posibilidad de que sufra un problema de depresión”.

Probablemente, el estado de ánimo de la persona del ejemplo anterior se mantenga


así mientras no se introduzcan algunos cambios en su vida. Además lo más probable
es que, si no se toman medidas, su estado de ánimo empeore en los próximos
meses. Las personas nos sentimos tristes si no recibimos pequeñas satisfacciones
diarias que nos hacen mantener un estado de ánimo alegre. A su vez, el hecho de
estar triste lleva a sentirse peor y a no tener ganas de realizar actividades. Esto, a su
vez, aumenta la tristeza y así sucesivamente va empeorando, produciéndose una
espiral de inactividad-tristeza de la que no es fácil salir.

En definitiva, es posible que su familiar, debido al deterioro de su salud, haya perdido


capacidad para realizar pequeñas actividades cotidianas de las que antes disfrutaba.
De esta forma puede comenzar un círculo o espiral de inactividad-tristeza del que le
resulte difícil salir. La forma de vencer esta situación es interrumpir en algún momento
esta espiral de inactividad y tristeza. Para ello en las siguientes páginas se ofrecen
algunas recomendaciones que pueden ayudar a que nuestro familiar supere su
estado de tristeza.

Qué hacer ante la inactividad y la tristeza

• Tener control sobre la propia vida


Muchas personas que están tristes no encuentran sentido a su vida y no ven ninguna
razón para seguir viviendo. Además, pueden sentir que han perdido el «control» sobre
su vida. Lo que antes hacían de forma rutinaria con total autonomía, ahora es en gran
parte tarea del cuidador (éste decide el cuándo y el cómo de las cosas, qué comer,
cuándo dormir, cuándo bañarse). La persona mayor, ante esta nueva situación, se
siente menos capaz que antes y emocionalmente se siente frustrada. Por esta razón,
conseguir que tenga responsabilidades es siempre una buena manera de ayudarle
a vencer la tristeza. Por ejemplo, puede continuar siendo responsable de algunas
tareas de la casa, encargarse del cuidado de las plantas, tener un animal de
compañía o cualquier otra actividad agradable para él o ella. Así, mejorará su salud
física y mental.

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• Sentirse útil
Asegúrese de que las actividades que su familiar intente llevar a cabo sean útiles para
él o los demás, de forma que pueda sentirse satisfecho de su labor. No es
conveniente que haga tareas demasiado complicadas, porque los pequeños fracasos
podrían desanimarle.

• Realizar actividades agradables


Intente que su familiar realice actividades agradables como parte de su vida diaria.
Diseñe con él un plan que implique aumentar estas actividades. Elijan aquéllas que
son divertidas, interesantes o recompensantes para él o ella y anímele a participar y
ponerlas en práctica. Probablemente pronto observará que su estado de ánimo va
mejorando, a medida que aumenta el número de actividades agradables que realiza.
Probablemente, usted ya conozca cuáles son esas pequeñas actividades que
entretienen y distraen a su familiar. En caso contrario, necesitará descubrir qué
actividades pueden ser gratificantes para él. A veces éstas son muy sencillas:
escuchar música, estar con amigos o leer una revista. Otras veces serán algo más
complejas. Algunas actividades que pueden ser del agrado de su familiar:

1. Salir a la calle.
2. Ir de compras.
3. Leer o escuchar historias.
4. Escuchar música (averiguar qué tipo de música).
5. Ver la televisión
6. Reírse.
7. Comer con amigos o familia.
8. Preparar o comer aperitivos y dulces
9. Ayudar en las tareas domésticas (doblar la ropa, recoger la ropa, etc.).
10. Estar con la familia.
11. Vestirse con su ropa favorita.
12. Escuchar sonidos de la naturaleza.
13. Recibir o enviar cartas y postales.
14. Salir de excursión.
15. Tomar café, té, refrescos con amigos.
16. Recibir cumplidos.
17. Ejercicio físico (caminar).
18. Dar un paseo en coche.
19. Asearse o arreglarse (maquillarse).
20. Recordar y hablar sobre hechos pasados.
21. Cuidar plantas.
22. Cuidar animales domésticos.
23. Otras que usted ya conoce.

Acudir a grupos de actividades


Contemple la posibilidad de que su familiar se incorpore a grupos de actividades. Son
muy útiles para aumentar la motivación, la autoestima, las relaciones personales, la
actividad y prevenir la depresión. La oportunidad de hablar con otras personas y el ser

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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estimulado para la realización de actividades ayuda a prevenir y superar la tristeza. Si


el estado de salud de su familiar lo permite, una de las posibilidades más sencillas es
animarle a que acuda a centros sociales, sean éstos para personas mayores o
abiertos a personas de todas las edades.

En el caso de que su familiar padezca demencia, recuerde que son muy útiles
actividades tales como escuchar música, practicar jardinería o realizar tablas de
ejercicio físico.

• Facilitar que se relacione con otras personas


Anime a la persona que cuida a que se relacione con los demás. Trate de que no se
aísle y de que hable con otras personas. Pídale a un amigo o amiga que venga a
visitarla, que hable con ella y que intente despertar su interés por la cosas.

• Escucharle y hablar con él o ella


Déle su apoyo, escuche sus sentimientos e intente entenderle. Hable con él o ella y
pruebe a descubrir aquello que le puede seguir motivando y gustando. Haga que se
sienta que participe de las conversaciones de la familia.

• Fomentar la actividad física


Intente que la persona que está cuidando haga algún ejercicio físico. Es una forma
muy positiva de afrontar la tristeza y la inactividad.

• Consultar con profesionales


Cuando los sentimientos de tristeza y malestar sean muy severos y frecuentes
consulte con un profesional de salud mental, a ser posible especializado en personas
mayores.

• No insistir ni impresionar
Por último, cuando su familiar tenga sentimientos de tristeza, malestar y se muestre
inactivo es contraproducente actuar de determinadas formas. Especialmente
importantes son las siguientes recomendaciones:

• No debe insistir constantemente a su familiar sobre la necesidad de que debe


hacer algo para salir del estado de tristeza, ya que de esta forma sólo logrará
aumentar sus sentimientos de frustración y desánimo.
• No presionar constantemente para que le atienda un profesional, de ese modo
sólo conseguirá que se aísle más.

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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INCONTINENCIA URINARIA
DIFICULTADES PARA RETENER LA ORINA

Consecuencias de la incontinencia
La incontinencia urinaria o pérdida involuntaria de orina de forma regular y en lugares
inadecuados es un problema que produce un gran malestar, además de favorecer la
aparición de algunos problemas psicológicos como la depresión o la ansiedad.
Asimismo, la persona que sufre incontinencia suele aislarse de los demás. En
bastantes ocasiones, tanto los cuidadores como las personas que sufren
incontinencia piensan que no puede hacerse nada por mejorar esta situación y que
es preferible hablar lo menos posible de un tema que les provoca sentimientos de
vergüenza y que daña su dignidad como personas. Aunque se sabe que el
envejecimiento puede afectar a la capacidad de retener la orina, nunca debería
considerarse que la incontinencia sea algo normal en la edad avanzada. Ante este
problema se recomiendan algunas pautas que pueden, si no eliminarlo totalmente, si
al menos, reducir sus consecuencias y disminuir su gravedad.

Cómo prevenir los problemas de incontinencia


En bastantes ocasiones, la incontinencia no se produce de forma súbita sino que es
precedida de algunas «señales» que indican la futura aparición de un problema de
incontinencia. En el recuadro siguiente se mencionan algunos de estos síntomas.
Observe o pregunte a su familiar si le ocurren algunos de ellos.

Si su familiar tiene alguno de los siguientes síntomas:

• Es incapaz de esperar unos minutos una vez que tiene deseo de orinar.
• No tiene la sensación de que se llena la vejiga.
• Cuando comienza a orinar no tiene la sensación física de estar haciéndolo.
• Acude muy pocas o muchas veces a orinar al cabo del día.
• Acude varias veces al baño por la noche.
• Orina unas gotas sin llegar a tener la ropa húmeda.
• No es capaz de parar de orinar, una vez que ha empezado a hacerlo.
• Tiene una excesiva sequedad vaginal.

Sugiérale que siga estas recomendaciones:


• Vaciar por completo la vejiga cada vez que tenga ganas de orinar.
• Mantener una higiene personal adecuada.
• Realizar la limpieza de las zonas íntimas de delante hacia atrás.
• No reducir la cantidad de líquidos, puesto que es muy importante la
hidratación. Es recomendable beber diariamente algo más de un litro y
medio de líquidos, siempre que no exista contraindicación médica para ello.

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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Qué hacer si su familiar tiene dificultades para retener la orina.


En el caso de que su familiar tenga un claro problema de incontinencia y no pueda
retener voluntariamente la orina, le sugerimos lo siguiente:

Enfrentarse al problema no ignorarlo


A veces, cuando empieza a surgir un problema de incontinencia, se mantiene oculto
porque la persona que lo padece siente vergüenza, ve su dignidad en peligro y no
quiere hablar de ello. En estos casos, es conveniente estar atento y dialogar con ella,
ya que se trata de un problema que le preocupa y ambos querrán buscar una
solución. Actúe siempre de manera discreta, sin dar demasiada importancia a la
incontinencia y tratando de evitar a su familiar cualquier sentimiento de vergüenza o
humillación. Enfadarse o ser crítico es siempre contra-producente.

Consultar al médico u otros profesionales


El médico debe informar si existen causas médicas que justifiquen la incontinencia.
Antes de poner en práctica cualquier tipo de acción para combatir la incontinencia,
debe valorarse el problema para que se determine la causa y el posible tratamiento
médico. Si las razones médicas no justifican por completo el problema de
incontinencia de su familiar puede seguir las siguientes pautas.

Crear un ambiente facilitador


• Procure crear un entorno agradable y adecuado para que su familiar acuda al
baño. Seguir las siguientes recomendaciones le puede ser útil.

• Cómo crear un entorno agradable que facilite el uso apropiado del cuarto de
baño.

• Una temperatura agradable en el cuarto de baño favorecerá su uso. Por el


contrario, si hace frío será más probable que se evite ir a él.

• Por la noche, la desorientación es mayor. Coloque un piloto luminoso para


indicar el camino al baño.

• Elimine obstáculos que dificulten el acceso al baño (muebles, alfombras).

• Algunos elementos del mobiliario del baño facilitan acudir a él. Barras asideras
para levantarse una vez utilizado el váter y una taza más alta de lo habitual que
facilite levantarse son buenas recomendación.

• También puede utilizar un color diferente en la puerta del baño o poner un color
diferente en la puerta del baño o poner un cartel en la puerta que indique
BAÑO, un dibujo o algo similar (para personas con confusión mental).

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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• Mantener hábitos
Una de las mejores formas de evitar los problemas de incontinencia es procurar que
su familiar vaya regularmente al cuarto de baño y vacíe la vejiga aunque no esté llena.
Conocer los hábitos de su familiar para ir al baño, le ayudará a anticipar sus
necesidades. Así, es importante saber cuándo acostumbra a orinar: al despertarse,
por la noche, a determinada hora de la mañana, un cuarto de hora después de haber
comido, después de dar un paseo, antes de irse a dormir, etc. Intente que mantenga
estas costumbres. En cualquier caso, procure conseguir que su familiar vaya al baño
cada cierto tiempo (cada dos o tres horas).

• Ayudar a crear hábitos


Si su familiar no tiene un hábito para acudir al cuarto de baño, entonces ayúdele a
crearlo. Establezca un horario ajustándose al ritmo de sus evacuaciones. De esta
manera creará un hábito rutinario y facilitará a su familiar una evacuación controlada
de la orina. Lo normal es ir al baño de 5 a 8 veces al día.

La evacuación de la orina es aconsejable, al menos, en los siguientes momentos del


día:

• Al levantarse por la mañana.


• Antes de cada comida.
• Antes de ir a dormir.
• Una vez por la noche si es necesario. Se aconseja, cada vez que se vaya al
baño por la noche, beber medio vaso de agua.
• Durante el resto del día, una vez cada 2 ó 3 horas.

Usted puede ayudar a su familiar a crear este hábito recordándole y animándole a que
vaya al baño en el momento correspondiente. A continuación, facilítele asistencia sólo
si se lo pide. Es decir, se trata de preguntar a su familiar a la hora establecida si tiene
o no la necesidad de evacuar y de ayudarle (a ir al baño, a evacuar, etc.) solamente si
es necesario. Si logra evacuar la orina dentro del horario establecido, reconózcaselo
con palabras afectuosas. El reconocimiento de estos pequeños éxitos es muy
importante para que él o ella se sientan bien y consiga nuevamente el objetivo
deseado.

Cómo crear el hábito de acudir regularmente al cuarto de baño a orinar:

• Recuérdele que es hora de ir al baño.

• Pregúntele si está seco o mojado. Esté atento a su respuesta. Incluso con


personas que tienen problemas de confusión mental es importante realizar un
esfuerzo para que se den cuenta de sí están secos o mojados.

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• Acompáñele al baño, incluso aunque se encuentre húmedo, pero no le preste


ayuda a no ser que él o ella se lo pida, ya que el objetivo final es conseguir que
tenga iniciativa y responsabilidad.

• Mantenga la intimidad de la situación. Déjele unos minutos solo, si ello es


posible.

• Si orina en el baño, hágale ver de una forma afectuosa el éxito obtenido.

• Si usted tiene que estar con su familiar mientras orina, mantenga una
conversación sobre cualquier tema, para que se sienta cómodo y la situación
no resulte violenta.

• Si no logra evacuar correctamente, no haga comentarios agradables, ni


tampoco desagradables. Simplemente, acompáñele hasta su habitación o
cualquier otro lugar. Vuélvalo a intentar cuando sea el momento adecuado
según el horario previsto.

• Al establecer un horario de evacuaciones es importante que éste sea realista y


no coincida con otras actividades que usted debe realizar.

• Realizar ejercicios de control muscular


Una vez que su familiar ha adquirido nuevamente el hábito de acudir al baño, procure
que retenga la orina cada vez durante períodos más largos. Es posible que pueda ir
reteniendo poco a poco más líquido en la vejiga y de esta manera se fortalezca y
llegue a tener más capacidad para retener la orina.

En algunos casos la incontinencia se debe a la debilidad de los músculos que hacen


que se abra o cierre la vejiga. El funcionamiento de ésta puede ser normal, pero los
mecanismos de cierre, al estar debilitados, no pueden retener la orina durante mucho
tiempo. Cuando ocurre esto, se nota fácilmente, ya que al realizar algunas acciones
que implican esfuerzo como estornudar, subir escaleras, coger peso, reír, levantarse,
se produce una presión en la zona inferior del abdomen que abre el mecanismo de
cierre de la vejiga y hace que se expulse la orina. En estos casos, existen ejercicios
para el control de esfínteres (músculos que controlan el que la vejiga se abra o
cierre). Consulte con su médico si estos ejercicios pueden ayudar a reducir el
problema de incontinencia de su familiar.

A continuación se muestra uno de estos ejercicios:

“Sentarse con las nalgas completamente apoyadas en una silla. Apretar una nalga
contra la otra, y al mismo tiempo presionar durante unos segundos, contrayendo
desde abajo hacia arriba como si intentara aguantar la orina. Es un movimiento corto.
Fijarse si los músculos se contraen, si es así, se habrá hecho correctamente. Cada
vez que se realice, conseguir que se concentre por completo en el ejercicio. Una vez

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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que lo ha realizado, debe descansar completamente hasta la siguiente vez. Esperar


unos segundos y volver a intentarlo. En cada una de las contracciones realizar un
esfuerzo, sosteniendo la contracción durante unos segundos. Si la contracción se
pierde, relajar completamente y comenzar nuevamente. Repetir el ejercicio varias
veces cada vez que se practique”.

Este ejercicio puede hacerse también de pie o tumbado. Debe practicarse varias
veces al día y todos los días hasta que adquiera el hábito.

• Utilizar ayudas auxiliares


Cuando no existe otra solución, deben utilizarse ayudas auxiliares para atenuar las
consecuencias de la incontinencia. Si este es su caso, puede consultar con su médico
o enfermera sobre cuáles serían las mejores ayudas. En general, las ayudas más
frecuentes son las cuñas y los pañales especiales para personas mayores
encamadas.

Recomendaciones higiénicas para el uso de pañales:

• Revise con frecuencia los pañales y cámbielos cuando sea necesario.


Recuerde que el contacto prolongado de la orina con la piel aumenta el riesgo
de infección y favorece la irritación en la piel.

• Limpie y seque bien la piel e toda l área cada vez que cambie la compresa
pañal.

• Aplique crema protectora o vaselina por toda la zona que abarca el pañal.

• Compruebe diariamente que no haya enrojecimiento o irritación cutánea en


alguna parte de su piel.
• Vigile el color y olor de la orina por si hubiera infección.

Recomendaciones durante el cambio de pañales:

• Si su familiar debe llevar pañales y permanece encamado usted puede


tratar de que colabore en la medida de sus posibilidades en el cambio de
los pañales. Ello contribuirá a respetar y fomentar su dignidad como
persona y a ejercitar sus capacidades.

Para proceder al cambio de pañales con su familiar se sugiere realizar lo siguiente:

Pregúntele si está seco o mojado.

• Si usted debe cambiar el pañal, pídale (mediante palabras o gestos) que


colabore con usted moviéndose para facilitar el cambio (en la medida de
sus posibilidades.

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• Anímele a que haga por sí mismo o colabore con usted en todo lo que
pueda durante el cambio (secarse, aplicarse crema, etc.). En caso de que
su capacidad sea muy limitada, pídale su colaboración sólo al final.

• Muéstrele su satisfacción por las pequeñas ayudas que le presta a usted


durante el cambio.

Es posible que piense que seguir estas sugerencias le llevará más tiempo que
cambiar usted solo a su familiar, sin contar con su ayuda. Tal vez usted tenga razón.
Quizás anima a incorporar estas sugerencias durante el cambio de pañales y es
perseverante en su utilización contribuirá a mantener el respeto y la dignidad de su
familiar.

AGITACION

Qué es la agitación

Cuando hablamos de agitación nos referimos a un estado de intranquilidad, excitación


y/o conductas repetitivas que la persona no puede controlar y que carecen de una
finalidad aparente. Cuando se trata de un problema de agitación estas
manifestaciones están presentes de forma continuada.

Una persona presenta agitación cuando se comporta repetidamente de alguna o


algunas de las siguientes maneras:

• Se muestra inquieto/a.
• Anda con pasos rápidos.
• Se frota las manos.
• Repite preguntas.
• Muestra movimientos de balanceo.
• Se araña o rasca la piel continuamente.
• Golpea la puerta con el pie.
• Juega con los tiradores de las puertas.
• Cambia los muebles de lugar.
• Intenta escapar de la casa.
• Abre todos los grifos.
• Agita los brazos.
• Hace ruidos sin finalidad aparente.
• Gime, se lamenta o solloza.

Ante un problema de agitación lo principal es buscar las circunstancias que hacen


que la persona se comporte de esta manera. Una vez que conocemos tales

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circunstancias es mucho más fácil tomar medidas para corregirlo. En las páginas
siguientes pueden encontrarse algunas de las causas más comunes del
comportamiento agitado y la forma de superarlas.

Causas de la agitación

• Problemas de salud
En ocasiones, algunos problemas de salud o el consumo continuado de determinados
medicamentos pueden causar agitación, por lo que es conveniente consultar con el
médico. Esto es especialmente importante si los síntomas de agitación son
repentinos y se acompañan de otros síntomas (por ejemplo, confusión y taquicardia).
Si la causa es un problema médico, un tratamiento adecuado hará que desaparezca.

• Limitaciones físicas y de comunicación


Algunas personas que han sufrido un problema cerebro vascular (embolias,
trombosis, etc.) y, como consecuencia, tienen dificultades para comunicarse con los
demás (expresarse o comprender) pueden mostrarse agitados. También, pueden
comportarse de forma agitada algunas personas que padecen enfermedades que
limitan su movilidad física y que, por no poder desenvolverse con independencia, se
sienten frustradas. En estos casos, la independencia, se sienten frustradas. En estos
casos, la agitación suele desaparecer con el tiempo o ser menos intensa a medida
que la persona asimila sus limitaciones físicas.

• Demencia
Las personas que padecen demencia en una fase temprana o media, son conscientes
de que su memoria empeora progresivamente. Darse cuenta de que no pueden
recordar nombres de personas conocidas, localizar objetos familiares, escribir de
forma inteligible o encontrar la palabra precisa es muy frustrante para ellos. Durante
estas fases suele ser frecuente que la persona se muestre agitada o, incluso,
agresiva. Este tipo de agitación provocada por la frustración reaparece
ocasionalmente en fases avanzadas de la enfermedad.

• Alucinaciones
En algunas ocasiones, las personas que padecen demencia y se encuentran en fases
avanzadas de la enfermedad, se muestran agitados sin que exista una causa
aparente. Puede ser debido a que están reaccionando ante una alucinación visual o
auditiva que les causa pánico (por ejemplo, dando palmadas al aire). Algunos
cambios en el entorno de la persona, en la rutina diaria o, incluso, movimientos
rápidos de objetos o personas pueden provocar también este pánico.

• Exceso de atención de los demás


Es posible que la persona que se comporta de forma agitada reciba mucha atención
de sus familiares por este comportamiento. Las razones por la que puede buscar
atención son variadas: aburrimiento, falta de actividad y estado de ánimo deprimido.
Si hay razones para pensar que la persona actúa así con objeto de captar atención,

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siempre que la agitación no sea muy intensa o peligrosa para él o ella o los demás, la
mejor solución es ignorar tal comportamiento no hablándole, ni intentando razonar,
etc. Puede que, al principio, al no recibir atención muestre una mayor agitación. No se
preocupe. Es normal que aumente la agitación para obtener la misma atención que
recibía antes. Es muy importante, además de no prestar atención a su familiar,
cuando manifieste agitación, que sea usted especialmente amable y atento cada
vez que se muestre tranquilo o agradable. Esta misma forma de actuar debe seguir
todas las personas que rodean al familiar.

Cómo actuar cuando su familiar se muestre agitado

• Transmítale calma
Muéstrele comprensión y seguridad, ya que ello hará que su familiar se sienta mejor.
Acérquese a su familiar con calma y ánimo tranquilizador. Háblele en un tono
pausado, disminuya la estimulación ambiental (apague o baje la TV o radio, cierre la
ventada, pida a sus familiares que bajen la voz y limiten los movimientos, retire los
objetos peligrosos de la vista) y no le presione. Háblele sosegadamente. Asegúrese
de que lo que le está diciendo coincide con la forma en que se lo dice, es decir, no
diga algo tranquilizador («Calma», «tranquilo») mientras está mostrando nerviosismo
o fastidio por esta misma situación. Reduzca el movimiento. Presione suavemente el
brazo, pierna o parte del cuerpo donde se manifiesta la agitación y pídale a su
familiar, con amabilidad, que cese el movimiento, reduciendo el contacto
progresivamente hasta que cese la agitación.

• Distráigale
Si su familiar tiene problemas de memoria y se olvida de los sucesos rápidamente,
entreténgale cuando está intentando recordar lo que le preocupaba para que de esta
forma cese su agitación y sufrimiento.
Qué hacer para prevenir la agitación en personas con confusión mental

Para prevenir la agitación en personas con confusión mental son útiles las siguientes
recomendaciones:

• Consulte con el médico


Si su familiar toma algunos medicamentos, especialmente, para la tensión arterial o
para el sistema nervioso, consulte con el médico ya que, en ocasiones, la agitación se
debe al consumo de estas medicinas.

• Adecúe el ambiente
Mantener una buena iluminación (natural o artificial) en los lugares donde
habitualmente esté su familiar.
Poner música suave. Si se usan auriculares ayudarán a aislarse del ruido.
Favorezca la orientación en la casa. Sitúe indicadores para facilitar que su familiar se
sienta seguro.

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• Favorezca la tranquilidad
Se pueden utilizar cintas de relajación. Preferiblemente con auriculares ya que ayudan
a aislarse del ruido. También es recomendable evitar excitantes. Especialmente las
bebidas como el café, té, colas, o bebidas alcohólicas.

• Fomente la práctica de actividades


Es útil que haga tareas constructivas como jardinería (por ejemplo, regar plantas),
tareas de lavandería (por ejemplo, doblar ropa) o de clasificar (por ejemplo, con una
baraja de cartas) que ayudan a que su familiar se mantenga tranquilo.

También puede resultar útil ofrecerle objetos para que se entretenga. A veces, un
simple monedero es suficiente. Anímele a realizar ejercicio físico, por sencillo y pasivo
que sea éste. Un pequeño masaje también puede tener efectos muy beneficiosos.

• Evite traslados
Evite a su familiar siempre que sean posibles los traslados de domicilio. En caso
contrario, trate de paliar los efectos negativos del traslado procurando una similitud
entre los diversos domicilios. Por ejemplo, puede hacer que se parezca su dormitorio
en las distintas casas, incluso trasladando algunos objetos fáciles de transportar (un
cuadro, un silla, etc.).

• Si se produce al atardecer
Durante la última parte de la tarde y noche, algunas personas mayores experimentan
un aumento en la agitación. Para prevenir y reducir la agitación puede actuar de la
siguiente manera:

• Encienda las luces antes de que se haga de noche. También es conveniente


dejar iluminada la zona que va desde el lugar en el que se encuentra hasta el
baño.
• Deje encendida una luz o piloto de noche de modo que su familiar pueda
orientarse si se despierta.
• Procure reducir la actividad ambiental al final de la tarde, pedir a otros
familiares que tengan sus actividades en otro extremo de la casa, si ello fuera
posible, bajar el volumen de la radio o televisión, e

DEAMBULACIÓN
LAS IDAS Y VENIDAS

Qué es la deambulación

En ocasiones, la persona mayor, especialmente cuando padece algún tipo de


demencia, permanece andando durante mucho tiempo, aparentemente sin motivo
alguno. Si usted consigue que se siente, volverá a levantarse enseguida y no cesará

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de moverse, yendo de un lado a otro. Esta forma de comportarse, llamada


deambulación, implica andar sin un motivo u objetivo concreto. En principio, la
deambulación no tiene por qué ser un problema y sólo comienza a serlo cuando se
produce en lugares inadecuados y con consecuencias negativas, tales como
mostrarse agresivo con otras personas, tener riesgo de caídas, sufrir un accidente o
exponerse a una temperatura desaconsejable.

¿Cómo saber si su familiar tiene problemas de deambulación?

Las personas que tienen problemas de deambulación:

• Se sienten inquietas.
• Son incapaces de permanecer sentadas.
• Andan por el mismo lugar repetidas veces.
• Se balancean de un pie a otro.
• Suelen intentar salir de la habitación dónde se encuentran.
• Tocan los tiradores de las puertas u otros objetos repetidas veces.
• Buscan sensaciones táctiles y auditivas (dan palmadas o hacen rodar
objetos).

No es necesario que todos estos comportamientos se den en una misma persona


para que se pueda hablar de de ambulación, basta que se produzcan tan sólo algunos
de ellos.

Si a la persona a la que cuida le sucede esto, probablemente usted se sentirá


preocupado por tener que estar constantemente pendiente para evitar que
desaparezca o provoque algún incidente. También, es bastante probable que las
dudas acerca de la seguridad que su casa ofrece a su familiar y los sentimientos de
responsabilidad ante cualquier situación conflictiva que pueda darse, le provoquen
malestar. Además, si la deambulación se produce continuamente durante el día y la
noche, no tendrá suficiente tiempo para descansar.

Causas de la deambulación

La deambulación, común entre personas que sufren algún tipo de demencia, puede
ser debida al deterioro de la memoria y a la incapacidad para razonar. Sin embargo,
este problema no afecta sólo a personas con demencia, sino también a aquellas que
tienen un grado importante de dependencia por otras causas. En general, la
deambulación se produce como resultado de las condiciones en las que vive la
persona y el deterioro en el funcionamiento de su memoria. Algunos factores que
favorecen la aparición de la de ambulación son los siguientes:

• Soledad
Algunas personas mayores que tienen sentimientos de soledad buscan en el
movimiento una forma de comunicación. Por este motivo, es más común entre

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personas que han perdido a su cónyuge. A veces la sensación de desvalimiento se


debe a que el cuidador no está presente.

• Aburrimiento y frustración
Algunas personas que tienen necesidad de actividad física reaccionan mediante la
deambulación. También puede ser una respuesta ante el olvido de una acción que la
persona quería hacer.

• Desorientación
La deambulación puede darse en lugares que resultan desconocidos. Se produce
cuando existe un cambio de domicilio (traslado, rotación entre la casa de los hijos,
vuelta de un hospital o de una residencia) y suele agravarse por la noche, ya que el
silencio y la oscuridad hacen que se pierda el contacto con la realidad, o que se
malinterpreten las sombras, las forma de los objetos o se reaccione ante ruidos
inesperados.

• Captar atención
Si la persona no recibe una atención suficiente de sus familiares o siente que se le
dedica poco tiempo, la de ambulación se convierte en una forma de atraer más
atención de su familia. Esto es especialmente cierto en personas que ven pasar las
horas sin hacer nada, tienen sentimientos de soledad o se sienten abandonadas.

• Molestias físicas
Una persona que siente dolor puede empezar a moverse para distraer la mente de la
sensación dolorosa. También puede ser que tenga necesidad de ir al baño o que
sienta frío o calor. Este tipo de motivos es especialmente importante en personas con
demencia, debido a los problemas que tienen para comunicar sus necesidades.

• Problemas de vista u oído


A veces una pérdida de vista u oído hace que la persona se sienta confusa, siendo la
deambulación una reacción ante ello.

¿Qué hacer ante el problema de la deambulación?

Algunas otras recomendaciones generales son las siguientes:

• Crear un ambiente seguro


Reduzca riesgos innecesarios, por ejemplo, instalando alarmas o cerrojos. Si la de
ambulación sucede por la noche es peligroso que su familiar abra la puerta de la calle
pueda salir. Para evitarlo, cierre la puerta de la casa con llave. Asegúrese de que el
ambiente sea agradable para su familiar. Una luz adecuada, un ambiente sin ruidos
estridentes, en el que haya objetos conocidos para él o ella, le ayudará a sentirse
cómodo, previniendo la aparición de comportamientos de de ambulación.

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• Mantener rutinas y orden


Mantenga las rutinas y tenga las cosas ordenadas en su sitio habitual. De esta
manera la persona se sentirá orientada, le resultará fácil localizar su situación y los
objetos que busque. Es importante fijar horarios establecidos para la comida, el uso
del baño, etc.

• Utilizar señales de orientación


Indique, si es necesario, con colores y letras las diferentes habitaciones de su casa (el
baño, la cocina, el comedor, etc.). Por la noche puede utilizar un piloto luminoso para
ayudar a su familiar a orientarse.

• Mantenerse localizado
Si usted tiene que salir, asegúrese siempre de que su familiar sepa dónde puede
localizarle, por ejemplo, anotando en una pizarra los detalles de sus movimientos
(dónde está, cuándo regresará, número de teléfono en el que localizarle, etc.).

• No prestar atención a la deambulación


Una de las medidas que puede resultar más efectiva para disminuir la de ambulación
es no prestar atención a la persona cuando se encuentra andando de un lado para
otro, siempre y cuando esto no sea peligroso para nadie. Por el contrario, cuando se
encuentre haciendo otras actividades distintas de la de ambulación, por ejemplo, si
permanece tranquilamente sentado, reconózcale y elogie su actitud tranquila. Esta
forma de actuar contribuirá a que en el futuro su familiar realice actividades más
constructivas y favorables para él y los demás.

• Dirigir a zonas seguras


Puede dirigir a su familiar hacia zonas seguras para la deambulación. Por ejemplo, si
su casa tiene zona exterior, un patio o jardín cerrado, puede acompañarla a que
camine por esa zona. Piense que en algunas ocasiones es preferible dejar que la
persona siga deambulando, es decir, aceptar la situación y si la persona está andando
por un lugar seguro y no hay peligro para él ni para otras personas, puede dejarle que
continúe, aunque es conveniente que esté atento a lo que ocurre.

• Favorecer la actividad
Intente que su familiar se mantenga activo, haciendo tareas que le interesen y
distraigan. Procure que practique sus aficiones favoritas (jugar a las cartas u otros
juegos de mesa, realizar algunas tareas para el cuidado de plantas, ayudar en la
preparación de la comida, etc.). Una buena forma de calmarle es salir con él a dar un
paseo por la calle o un parque, siempre y cuando sus condiciones físicas lo permitan.

• Fomentar la comunicación
La relación con otras personas aleja los sentimientos de soledad. Favorezca que la
persona a la que cuida converse con otras personas o con usted mismo. Será
gratificante para ambos.

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• Fomentar el ejercicio
Para controlar la deambulación, anime a su familiar a dar paseos al aire libre, o
realizar una sencilla tabla de gimnasia. Esto es muy recomendable no sólo para
quienes anteriormente tenían costumbre de hacer ejercicio o llevaban vidas muy
activas, sino en todos los casos, ya que previene algunas enfermedades y facilita que
por la noche se duerma mejor. Los ejercicios físicos deberían ser muy sencillos y
graduales.

• Orientar en el tiempo y el lugar


En momentos en los que se produce la deambulación, hable amistosamente a su
familiar con paciencia y comprensión, recordándole si fuera necesario el lugar donde
se encuentra, quien es usted y la hora que es. Es importante, para que la persona no
se sienta confusa o distraída, decirle por ejemplo: «Enrique, es la una de la
madrugada, ¿ves lo oscuro que está?» «Papá, soy Alicia, tranquilo, estás en tu casa y
ésta es tu habitación».

• Distraer
Cuando la persona esté deambulando, intente distraerle de ese comportamiento
hablando de otras cosas, cogiéndole de la mano o del brazo y conduciéndole a un
lugar seguro. El objetivo es conseguir que abandone la de ambulación y pueda
entretenerse con otra actividad, por ejemplo, hablando del pasado, viendo fotografías,
etc.

• Utilizar tarjetas de identificación


Procure que la persona a la que cuida lleve siempre consigo una tarjeta de
identificación, ya que en los casos de extravío debido a la de ambulación, siempre
podrá ser conducida a casa.
ALUCINACIONES

ACCIONES E IDEAS DELIRANTES

Qué son las alucinaciones y las ideas delirantes


Las personas que sufren alucinaciones ven u oyen cosas que no son reales y que los
demás no pueden ver u oír. Pueden sentir, oler o tocar cosas que no existen. También
pueden mantener ideas erróneas acerca de la realidad, que en ocasiones toman la
forma de sospechas («mi hija me roba el dinero») o ideas de culpa («soy una mala
persona»). Si la persona a la que cuida sufre alucinaciones, usted puede sentirse
desconcertado al comprobar que algo que no existe lo da por cierto y, en cambio, no
es capaz de retener información, como la hora del día o cómo vestirse
adecuadamente.

«Le llevas a pasear en coche y pide socorro gritando que le raptas. Grita, llora y
golpea las puertas del automóvil. Te acusa de querer matarle o de robarle. No te
reconoce, te toma por un extraño y cree que quieres pegarle».

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Situaciones como esta no es muy frecuente entre las personas mayores, aunque
cuando ocurren causan un gran malestar a ellas mismas y a sus familiares.
Básicamente, las alucinaciones se producen en personas con demencia en una fase
avanzada de la enfermedad, aunque también pueden estar originadas por otras
causas (ciertos medicamentos, depresión severa, lesión cerebral, un cambio de
residencia, etc.). Cuando ocurren provocan en los familiares un grave conflicto,
porque éstos no saben cómo actuar ante una situación que les produce un intenso
impacto emocional (depresión, ganas de llorar, ira...) y físico (cansancio).

Qué hacer cuando se presentan alucinaciones

A continuación, encontrará algunas sugerencias que los cuidadores han encontrado


útiles para tranquilizar a sus familiares cuando tienen un episodio de alucinaciones.

• Mantener la calma
Si permanece tranquilo podrá transmitir tranquilidad a la persona que en ese
momento se encuentra asustada por las alucinaciones que sufre.

• Identificarse
Diga su nombre, sitúese frente a su familiar, permanezca dentro de su campo visual,
así él o ella podrá reconocerle y sentirse más confiado y protegido por alguien que no
le es extraño.

• Hablar de forma suave


Diríjase a él o ella en un tono de voz suave. También puede tranquilizar a su familiar
mediante contacto físico. Además, puede decirle, por ejemplo: « ¿Quieres que te coja
la mano (o que te dé un abrazo)?».
• Prestar atención y proteger
Escúchele para que se sienta atendido y protegido. Dígale, por ejemplo, que usted se
va a hacer cargo de los problemas y de comprobar que todo marcha bien.

• Asegurar que no sucede nada


Demuéstrele que no está ocurriendo lo que él piensa. Hágalo no sólo con palabras,
sino también con acciones, por ejemplo, registrando la habitación y diciéndole que no
hay nadie y prometiéndole cuando vaya a salir de la habitación que volverá en unos
minutos para comprobar que todo sigue en orden.

• Distraer
Procure que realice otra actividad para que deje de preocuparse por lo que le acaba
de pasar (puede decirle por ejemplo: «Vamos a la cocina; tomaremos un vaso de
leche caliente o algo similar».

• Utilizar medios auxiliares


Utilice medios que le puedan ayudar a prevenir las alucinaciones. Por ejemplo, puede
utilizarse una pequeña luz de noche o un timbre para que avise si le ocurre algo.

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• Explicar la situación
Si las alucinaciones ocurren en público no se avergüence, guarde la calma y explique
la situación a las personas presentes. Recuerde que nadie es culpable de lo que está
sucediendo, tan sólo es una manifestación más de la enfermedad. No hay nada por lo
que avergonzarse.

• Dejarlas pasar
Si las alucinaciones no entrañan un peligro para su familiar u otras personas, puede
ser una alternativa dejar, simplemente, que ocurran.
Ver ejemplo a continuación:

Carlos sufre alucinaciones y se pone a hablar a alguien que no existe realmente. Su


hija ha observado este comportamiento y se ha dado cuenta de que la estrategia que
mejor funciona es no hacer nada, puesto que para su padre no supone un riesgo y no
se altera cuando imagina que hay alguien y habla con él y tampoco es un riesgo para
el resto de la familia. Aunque para su hija esta situación antes era triste, ahora piensa
que actuando de esta manera su padre se siente bien y no supone un problema grave
para el resto de la familia.

Qué no hacer ante la presencia de alucinaciones.


Si su familiar tiene una alucinación no actúe de la siguiente manera:

• Discutir
No discuta con la persona que sufre alucinaciones ni tampoco niegue que lo que ve u
oye sea real. No sólo no le convencerá de ello, sino que hará que se sienta aún más
nervioso y frustrado.

• Responderle
No es necesario que le diga que está de acuerdo con él, ni tampoco que discrepe;
simplemente no le conteste o déle una respuesta que no le comprometa (por ejemplo,
sí su familiar oye voces, usted puede decir: Yo no oigo las voces que oyes tú, pero me
imagino que te harán sentir miedo).

• Ser especialmente cariñoso


Aunque es importante prestar atención y atender las necesidades de la persona que
cuidamos, no sea demasiado cariñoso en estas ocasiones. Reserve sus
manifestaciones de afecto para estados de ánimo más positivos. Por ejemplo, cuando
su familiar ya se encuentre más calmado.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Fernández, María Izal; Montorio C, Ignacio; Díaz V, Pura. (2002) CUANDO LAS
PERSONAS MAYORES NECESITAN AYUDA. IMSERSO. ED. Artegraf.

Patterson, R.L (1990). Orientación de la familia del anciano. En L.L Carstense y C.


Edelstein (eds): Gerontología Clínica. Barcelona: Martinez-Roca.

Díaz Veiga, P., Montorio, I.,e Izal, M.(1995) programas de intervención psicosocial
dirigido a familiares. Solidaridad intergeneracional. Apoyo informal. Madrid:
IMSERSO.

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Capítulo 2

LA FAMILIA Y EL CUIDADO DE LOS


ADULTOS MAYORES

La familia y el cuidado de los adultos mayores

La mayor parte de los adultos mayores de edad avanzada disfrutan de una salud que
les permite vivir de forma independiente y realizar múltiple actividades y tareas sin
depender de nadie. Sin embargo, algunas de ellas requieren ayuda para
determinadas actividades necesarias para su vida diaria. Las necesidades de estas
personas pueden incluir desde una ayuda mínima hasta un grado importante y
continuo de ayuda, por ejemplo la higiene personal, También puede ser necesario
proporcionarles ayuda para que mantengan una adecuada relación con sus
semejantes y con el mundo en el que viven. En general, la gente que vive hasta una
edad muy avanzada suele acabar requiriendo, en algún grado, ayuda de otros
miembros de la familia, amigos, o vecinos para distintas facetas de su vida diaria.

En la mayor parte de los casos, la familia cuida con dedicación y afecto a los
familiares, respondiendo así a sus necesidades. Aún cuando la ayuda que
proporcionan las instituciones, es importante, los miembros de la familia son sin duda
una fuente principal de apoyo y ayuda para las personas mayores. Todos sabemos
que la ayuda que proviene de la familia es en principio, la mejor que se puede ofrecer
a los adultos mayores y que recibir esta ayuda es una buena forma de que los adultos
sientan que sus necesidades físicas, sociales y afectivas están resueltas. Sin
embargo, quienes cuidan no siempre están preparados para responder ante las
tareas, tensiones, y esfuerzos que supone el cuidado. Cuidar implica muchas y
variadas actividades. Es difícil, señalar cuales son con exactitud estas tareas ya que
depende de cada familia y de la persona a quien se cuida.

Algunas de las tareas más frecuentes son:

Tareas habituales de un cuidador

• Ayuda en las actividades de la casa (cocinar, lavar, limpiar, planchar, etc.)


• Ayuda para el transporte fuera del domicilio (acompañarle al médico)
• Ayuda para el desplazamiento en el interior del domicilio
• Ayuda para la higiene personal (peinarse, bañarse).
• Ayuda para la administración del dinero y los bienes.
• Supervisión en la toma de medicamentos.
• Ayuda en cuidados de enfermería
• Llamar por teléfono o visitar regularmente a la persona que se cuida
• Resolver situaciones conflictivas derivadas del cuidado (por ejemplo, cuando
se comporta de forma agitada)

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• Hacer por su familiar pequeñas tareas de la vida cotidiana, por ejemplo llevarle
un vaso de agua, acercarle la radio, etc.)

Por qué prestamos ayuda a nuestros familiares


La mayor parte de las personas que cuidan a un familiar están de acuerdo en que se
trata de un deber moral que no debe ser eludido y que existe responsabilidad social y
familiar, unas normas sociales, que deben ser respetadas. Ahora bien, no es está la
única razón que nos lleva a cuidar a otra persona. Los cuidadores también señalan
otros motivos para prestar cuidados.

• Por motivación altruista, es decir, para mantener el bienestar de nuestra


familiar porque se entienden y comparte sus necesidades.
• Por reciprocidad, ya que antes nos cuidaron ellos.
• Por la gratitud que nos muestra la persona cuidada
• Por sentimientos de culpa del pasado
• Para evitar la censura de la familia, amigos conocidos de que no se cuidara al
familiar en casa

Quienes son las personas que cuidan


En la mayor parte de las familias, un único miembro de esta asume la mayor parte de
la responsabilidad del cuidado normalmente, esta responsabilidad recae en mujeres,
esposa, nuera, hija. Hasta tal punto es así que ocho de cada diez personas que están
cuidando a un familiar mayor son mujeres de 45 a 65 años de edad. Algunas otras
características de las familias que cuidan a personas mayores son:

• En cada familia hay un cuidador principal que suele responder a las


circunstancias de cada familia, sin que se haya llegado a ello por un acuerdo
explicito entre personas que componen la familia.
• Cuando se asume el cuidado del familiar se piensa que va a ser una situación
temporal, aunque frecuentemente, acaba siendo una situación que dura varios
años con una creciente demanda de cuidados por parte del familiar mayor.
• Los cuidadores habitualmente mujeres, deben atender también las
necesidades del resto de su familia, decidir dónde y cuándo invertir los
esfuerzos y energías es difícil, sobre todo cuando las demandas de las otras
personas son elevadas.

También, dependiendo de cuál sea el parentesco o la relación entre el cuidador y la


persona cuidada, existen diferencias en la forma en que se vive y acepta la situación
de cuidado. El parentesco es un factor muy importante para comprender y atender el
sentimiento y la experiencia que viven los cuidadores.

La esposa o el esposo como cuidadores.


Cuando un matrimonio, uno de los miembros de la pareja sufre un deterioro de salud
y necesita ayuda para sus actividades de la vida diaria, el cuidador principal suele ser
el miembro de la pareja con mejor salud. Aceptar la ayuda la esposa o la esposa es

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más fácil que de otros familiares, amigos, o vecinos o instituciones, ya que la ayuda el
cónyuge se ve tanto como obligación transmitida de generación a generación, como
una muestra de cariño y agradecimiento por los años de convivencia. En el caso de
que los cuidadores sean hermanos o hermanas de la persona dependiente, también,
es más fácil aceptar la ayuda.

Las hijas y los hijos como cuidadores


Cuando los cuidadores son la hija o el hijo de la persona cuidada, existe un vínculo
natural familiar entre ambos que favorece la disposición del cuidado, en la mayoría de
las ocasiones, representa un fuerte impacto emocional darse cuenta de que el padre,
la madre o ambos ya no pueden valerse por sí mismos cuando hasta hace poco eran
totalmente independientes. Además, a los hijos les resulta difícil aceptar la situación
de cuidar a sus padres ya que implica normalmente algo imprevisto que puede
imposibilitarles realizar algunas actividades que pensaban llevar a cabo en un futuro
inmediato.

Las consecuencias de cuidar a un familiar


El cuidado de un familiar mayor, generalmente, es una experiencia duradera que
exige reorganizar la vida familiar, laboral y social, en función de las tareas que implica
cuidar. Así quienes atienden a familiares de edad avanzada suelen indicar que su vida
se ha visto afectada de diversas maneras desde que empezó esta actividad. Veamos
cuales son estos cambios:

Relaciones familiares
Uno de los cambios que los cuidadores manifiestan de forma más clara respecto a su
situación se refiere a las relaciones familiares. En efecto, pueden aparecer conflictos
familiares por el desacuerdo entre la persona que cuida y otros familiares en relación
con el comportamiento y actitudes de estos últimos hacia la persona mayor o por la
forma en que se proporcionan los cuidadores.

A veces el malestar con otros miembros de la familia es debido a sentimientos del


cuidador principal acerca de que el resto de la familia no es capaz de apreciar el
esfuerzo que realiza otro cambio típico en la familia es la inversión de los papeles, ya
que por ejemplo la hija se convierte en la cuidadora de su madre variando así la
dirección en la que se produce el cuidado habitual de padres e hijos. Este cambio de
papeles requiere una nueva mentalidad respecto al tipo de relación que existía
anteriormente entre padres e hijos y exige al cuidador, en definitiva, un esfuerzo de
adaptación. Especialmente intenso es el cambio en la relación entre quien cuida y la
persona cuidada cuando está última padece demencia en una fase media o
avanzada.

Relaciones emocionales
Los cuidadores se ven expuestos a un buen número de emociones y sentimientos.
Algunas de ellas son positivas, como los sentimientos de satisfacción por contribuir al
bienestar de un ser querido. Pero también, frecuentemente, son negativas, como la

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sensación de impotencia, sentimientos de culpabilidad, soledad, preocupación o


tristeza.

Consecuencias sobre la salud


También los cuidadores manifiestan que una situación de cuidado prolongado afecta
su salud. Se encuentran cansados y tienen la sensación de que su salud ha
empeorado desde que comenzaron a cuidar a sus familiares mayores.

Consecuencias laborales
Además de los cambios en las relaciones familiares y en el estado físico y psicológico
del cuidador, cuidar puede tener otras consecuencias. Los cuidadores que trabajan
fuera de casa suelen experimentar un conflicto entre las tares de cuidado y las
obligaciones laborales, al tener la sensación de estar incumpliendo tanto en el trabajo
(por absentismo, falta de puntualidad, etc.) como el cuidado del familiar. Incluso, no es
raro que el cuidador sé vera obligado a restringir su jornada laboral o a renunciar a su
trabajo.

Dificultades económicas
También son frecuentes las dificultades económicas, ya sea porque disminuyen los
ingresos o porque aumentan los gastos derivados del cuidado del adulto mayor.

Disminución de las actividades


Por último, los cuidadores manifiestan que la situación de tener a su cargo una
persona mayor provoca una reducción del número de actividades sociales y de ocio
que realizan, lo que les produce sentimientos de aislamiento de sus conocidos y del
mundo que les rodea.

En definitiva, la cantidad de trabajo que supone el cuidado de una persona mayor, la


presión psicológica, y el esfuerzo invertido en dar respuesta a todos estos problemas
cotidianos es común a todos los cuidadores. Por este motivo, quienes cuidan a
familiares mayores suelen sufrir problemas de salud, psicológicos sentimientos de
malestar, depresión, sensación de sobrecarga) y sociales (relaciones familiares
tensas, problemas laborales). Conocer cuales son estos cambios es muy útil para
comprobar hasta que punto cuidar a nuestro familiar esta afectando nuestra vida y en
consecuencia, poner en práctica posibles soluciones para mejorar, en la medida de lo
posible, esta situación.

Cuidar a distancia
En algunos casos, las personas que cuidan a un familiar viven lejos de éste. La mayor
parte de las veces, esta situación ocurre entre padres e hijos, bien porque viven en
diferentes ciudades o en puntos alejados dentro de una misma ciudad, bien porque
los padres se han trasladado a una residencia. Cuidar a los padres en la distancia
plantea problemas específicos desde un punto de vista práctico y emocional. Una
situación conflictiva que puede plantearse cuando el cuidador y su familia viven lejos
uno de otros es tener que decidir si los padres deben trasladarse a vivir cerca de los

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hijos. La distancia es muchas veces motivo de preocupación para los hijos e incluso
de sentimientos de culpa por no poder atender suficientemente a los padres.

Otra forma de cuidar a distancia cuando se ingresa a una institución o residencia, el


ingreso familiar no significa que ya haya cesado la responsabilidad del cuidador, sino
que comienza una nueva etapa en la que seguirá desempeñando este mismo papel
aunque de una forma distinta. Cambian algunos aspectos entre el cuidador y su
familiar, así como también las responsabilidades del cuidador; desaparecen algunos
motivos de preocupación y surgen otros nuevos, por ejemplo el esfuerzo que supone
visitas a residencias a veces alejadas, la preocupación ante la atención que puedan
estar recibiendo el familiar en la residencia, el coste económico. Ante esta nueva
situación la persona encargada de cuidar también experimentará nuevos sentimientos
en ocasiones ambivalentes o contradictorias.

El bienestar del cuidador depende de:

 La salud del cuidador


 La ayuda que recibe de otros familiares
 La ayuda que recibe de las instituciones
 El apoyo emocional, agradecimiento y reconocimiento de otros
familiares
 La información que tiene sobre como cuidar y resolver los problemas del
cuidado.
 Su capacidad para actuar ante algunos comportamientos difíciles,
molestos, o de pasividad que pueden manifestar la persona cuidada
(agitación, enfados, inactividad, alucinaciones, insomnio, depresión.)
 Su forma de enfrentarse a la situación de cuidado y superar situaciones
difíciles.

Es conveniente poner límites al cuidado cuando las personas a quienes se cuida se


comportan de alguna de las siguientes formas:

• Se niegan a gastar su dinero en servicios necesarios (por ejemplo, contratar


a un auxiliar, enfermera u otra persona para que le cuide).
• Originan un gasto económico injustificado a la familia (por ejemplo, hacer
demasiadas llamadas telefónicas).
• Se quejan «amargamente» en situaciones inevitables.
• Culpan al cuidador por errores que éste comete de forma involuntaria.
• Fingen síntomas para captar más atención (por ejemplo, cuando la persona
que les cuida sale de casa).
• Hacen reproches a los cuidadores cuando éstos ponen límites razonables a
sus peticiones.
• Culpan a otros de problemas causados por ellos.
• Prolongan conversaciones mediante charlas sin fin.
• Censuran a los cuidadores por pequeños errores.

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• Despiertan a los cuidadores por la noche más de lo necesario.


• Piden más ayuda de la necesaria.
• Rechazan ayudas que facilitarían las tareas del cuidado (sillas de ruedas o
muletas, barras asideras al baño).
• Empujan o golpean a los cuidadores.
• Piden una cantidad de ayuda superior a la capacidad del cuidador (por
ejemplo, cuando éste tiene problemas de salud).

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Capítulo 3

EL CUIDADO DEL CUIDADOR

Los cuidadores que cuidan de sí mismos

Los efectos de cuidar a un familiar varían de una persona a otra debido a las
diferencias que hay, tanto entre los cuidadores como entre las personas que reciben
los cuidados. No es lo mismo, por ejemplo, un cuidador o cuidadora que recibe el
apoyo del resto de la familia que otra persona que se encuentra sola ante la tarea de
cuidar a su familiar, como tampoco es lo mismo cuidar a una persona con demencia
que a alguien que tiene problemas para moverse. Igualmente, es distinto cuidar a
alguien que vive en casa que seguir cuidando a una persona cuando ha ingresado en
una residencia. Y, así, podríamos seguir enumerando un sinfín de diferentes
situaciones que afectan a los cuidadores.

Los problemas, situaciones y demandas de cuidado que vienen afrontando la mayor


parte de los cuidadores son muy diferentes. No obstante, suelen tener una
característica común: pueden llegar a ser situaciones de tensión o estrés que
conllevan fatiga, problemas físicos, sentimientos de impotencia, sentimientos de
culpa, irascibilidad, tristeza, etc. En resumen, pueden ocasionar un desgaste físico y
emocional más o menos continuado.

Muchas de las personas que tienen la experiencia de cuidar a un familiar suelen aludir
a dos motivos por los que han decidido cuidarse más a sí mismos. El primer motivo es
mantener su propia salud y bienestar. Cuidar a una persona supone un exceso de
trabajo y, como consecuencia, no se encuentra tiempo suficiente para atender las
propias necesidades. Es posible que no se descanse lo suficiente, que no se dedique
tiempo a disfrutar de actividades agradables, que se hayan reducido al máximo las
salidas con amigos o, incluso, que apenas se salga de casa. No es extraño que
muchas de las personas que cuidan a un familiar mayor, en determinados momentos,
se sientan cansados y tengan sentimientos de malestar, soledad y tristeza. El
segundo motivo para cuidar más de uno mismo es el propio bienestar de la persona
a la que se cuida. Usted mismo, posiblemente, habrá experimentado que en los días
en que se encuentra más relajado, descansado y de buen humor le resulta más fácil y
menos costoso realizar las tareas que implica atender a su familiar. Esto significa que
cuando mejor se encuentre, mejor podrá atender a su familiar y, por tanto, también él
o ella se encontrarán mejor.

Ahora bien, usted puede pensar « ¿cuidarme yo? ¡Si todo el tiempo lo dedico a cuidar
a mi familiar!». Este comentario y otros similares («ni un día entero puedo irme de
excursión, ni de vacaciones, ni de nada», «estoy siempre agobiada», «voy corriendo a
todas partes, siempre me falta tiempo» son frecuentes entre los cuidadores. Es
normal pensar así, no les falta razón. Sin embargo, también hay personas que llegan

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a la conclusión de que es importante cuidar de sí mismas y para ello se proponen


hacer algunos cambios en su vida. Si usted también decide hacer lo mismo, le
invitamos a leer detenidamente las siguientes páginas.

Cuándo cuidar de uno mismo

Lo que sigue a continuación son pautas de actuación que ponen en práctica los
cuidadores que deciden cuidar de sí mismos. Veamos como actúan.

• Pararse a pensar
Dedican un tiempo a reflexionar hasta qué punto puede ser necesario cuidarse más,
incluso lo comentan con familiares y amigos.

• Utilizar señales para darse cuenta de que se debe «frenar» y pararse a


pensar
Muchos cuidadores, poco a poco, sin apenas darse cuenta, se van exigiendo más en
cuanto a cuidar de su familiar y terminan olvidándose de ellos mismos. Esto puede
llegar a ser perjudicial para ellos y también para la persona a la que cuidan.
Afortunadamente, nuestro propio organismo tiene mecanismos para información de
que le estamos exigiendo demasiado y lo hace a través de una serie de «señales»
que actúan como una luz roja que nos indica que algo funciona mal. Estas «señales»
nos informan de que estamos demasiado cansados o superados por alguna situación
y que es el momento de cuidarnos mejor.

Algunos cuidadores llegan a tener tanta práctica que, cuando se sienten desbordados,
piensan «esto es una señal para tomarme un respiro y pararme a pensar sobre cómo
recuperarme». Por ejemplo, cuando les duele la cabeza o notan que se enfadan
fácilmente, lo toman como una señal de que deben prestarse más atención a sí
mismos. Para saber cómo le está afectando cuidar de su familiar y si es conveniente
que comience a dedicarse más atención a usted mismo, le proponemos un ejercicio
que puede orientarle. A continuación se presenta una lista de posibles «señales» de
agotamiento y estrés. Después de leerla, marque aquellas que se aplican a su caso y,
de esta forma, podrá saber hasta qué punto usted necesita cuidarse.
Posibles señales de alerta:

• Problemas de sueño (despertar de madrugada, dificultad para conciliar


el suelo, demasiado sueño, etc.).
• Pérdida de energía, fatiga crónica, sensación de cansancio continua,
etc.
• Aislamiento.
• Consumo excesivo de bebidas con cafeína, alcohol o tabaco. Consumo
excesivo de pastillas para dormir u otros medicamentos.
• Problemas físicos: palpitaciones, temblor de manos, molestias
digestivas.
• Problemas de memoria y dificultad para concentrarse.

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• Menor interés por actividades y personas que anteriormente eran objeto


de interés.
• Aumento o disminución del apetito.
• Actos rutinarios repetitivos como, por ejemplo, limpiar continua-mente.
• Enfadarse fácilmente.
• Dar demasiada importancia a pequeños detalles.
• Cambios frecuentes de humor o de estado de ánimo.
• Propensión a sufrir accidentes.
• Dificultad para superar sentimientos de depresión o nerviosismo.
• No admitir la existencia de síntomas físicos o psicológicos o justificarlos
mediante otras causas ajenas al cuidado.
• Tratar a otras personas de la familia de forma menos considerada que
habitualmente

Cómo actúan los cuidadores cuando deciden cuidarse

• Piden ayuda a sus familiares


En muchas ocasiones es necesario pedir ayuda a otras personas. Ahora bien, usted
puede pensar «¿qué les pida ayuda? ¡Pero si es su obligación!» Desde luego, tiene
usted razón, la responsabilidad de cuidar no tiene por qué ser exclusivamente suya.
Sin embargo, seguramente estará también de acuerdo en que no se puede imponer u
«obligar» a nadie a asumir esta responsabilidad. Es algo que las personas hacemos
de forma voluntaria porque creemos que debemos hacerlo. Y, por este motivo, es más
fácil que otras personas de la familia Colaboraron en el cuidado en la medida en que
se cuente con ellas y lleguen a ver que su colaboración es importante. Ahora bien,
llegar a conseguir que nos ayuden a veces no es una tarea fácil. De hecho, muchos
cuidadores que cuentan con la ayuda de los demás han tenido que «ganársela». La
forma con han conseguido que otras personas les ayuden puede ser de utilidad para
quienes necesitan recibir ayuda.

• Como piden ayuda


Los cuidadores que más colaboración consigue de otros familiares, son normalmente,
los que dicen claramente qué clase de ayuda necesita y no esperan a que los
otros lo adivinen. No suponen que los demás tienen que descubrir o «adivinar»
cuáles son sus necesidades, sino que dicen de forma concreta qué necesitan de
los demás para atender a su familiar y a sus propias necesidades. (Por ejemplo, tener
tiempo libre para descansar). También, los cuidadores consiguen más ayuda cuando
tienen en cuenta que algunas personas están más dispuestas a ayudarles que
otras, que no todas pueden ofrecer lo mismo y, por tanto, intentan adaptarse a las
posibilidades de la persona concreta a la que solicitan la ayuda. Por último, muchos
cuidadores han descubierto que es importante que quienes les ayudan sepan lo que
esto significa para ellos y, en consecuencia, intentan expresar de alguna forma su
satisfacción, agradecimiento, etc. Por la ayuda recibida. De esta forma es más
probable que los demás continúen colaborando en el cuidado.

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• Cuando encontrar ayuda no es fácil


Ahora bien, es posible que, a pesar de todo, otras personas de la familia no parezcan
dispuestas a ayudarnos o directamente se nieguen a hacerlo. Aunque no es fácil
mantener el ánimo de estas circunstancias, el pensar que estas personas pueden
tener sus razones para actuar así, aunque nosotros las desconozcamos, pueden
ayudarnos. Estas razones son diversas. Algunos miembros de la familia posiblemente
no son capaces de ver el problema en toda su magnitud e importancia, o tal vez
se sienten culpables por no colaborar más en el cuidado del familiar dependiente
y, por ello, tienen a «escaparse» o desentenderse de la situación. En estos casos,
algunos cuidadores buscan otras soluciones, como pensar qué otras personas podría
ayudarles, intentarlo de nuevo y, de esta forma, es más probable que consigan ayuda
y que se vean positivamente sorprendidos.

• Una «fórmula»: las reuniones familiares


También puesto que la responsabilidad de cuidar a una persona, en principio, afecta a
toda la familia, una buena fórmula para distribuir esta responsabilidad puede ser las
reuniones familiares para tratar este tema. De esta forma es posible hablar
abiertamente sobre las necesidades que se derivan del cuidado y acordar qué puede
hacer cada uno de los miembros de la familia para contribuir a esta tarea. Aunque en
muchos casos estas reuniones son promovidas y organizadas por los propios
familiares, en aquellos casos en los que las relaciones familiares sean conflictivas
puede ser conveniente que sea un profesional (gerontólogo, psicólogo) quien
promueva la reunión y actúe como mediador para llegar a aun acuerdo sobre cómo
distribuir la responsabilidad de cuidar al familiar de la mejor forma posible.
Obviamente, cada familia es distinta y no existe una única «fórmula» que sirva para
solucionar todos los casos. Pero, de cualquier forma, las anteriores ideas pueden
resultar útiles si se adaptan a cada caso particular.

• Recurren a servicios, instituciones y asociaciones de ayuda para el


cuidado de las personas mayores
Es frecuente oír a los cuidadores decir que nadie puede cuidar mejor a su familiar que
ellos mismos. Probablemente esto sea cierto, ya que conocen bien a sus familiares y
el tiempo que les han dedicado les ha enseñado a hacerlo cada vez mejor. Sin
embargo, como ya hemos dicho, es necesario para los cuidadores tener momentos de
«respiro» y también períodos de descanso más prolongado o vacaciones. Aunque los
familiares y amigos pueden facilitar en parte este tiempo libre, en ocasiones esto no
es suficiente y resulta necesario otro tipo de soluciones. Aquí las opciones son
diversas. Dependiendo de la situación económica de cada uno, del lugar de
residencia y de las diferentes necesidades, se puede considerar la posibilidad de
contratar a una persona para que atienda al familiar durante unas horas al día, Hogar
para la Tercera Edad o Asociación de Familiares, utilizar Servicios de Estancia
Temporal en residencia o Servicios de Estancia diurna, acudir a un Centro de Día
privado, solicitar ayuda de voluntarios, etc.

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• Entran en contacto con organizaciones y asociaciones


Las asociaciones para familiares pueden ser de gran ayuda para usted. Estas
organizaciones, que existen en muchas ciudades, actúan como grupos de apoyo para
aquellas personas que cuidan a familiares, ofreciéndoles información sobre
enfermedades y medicación, sugerencias prácticas sobre problemas que plantea el
cuidado, ideas para afrontar el estrés, apoyo emocional, etc.

• Se informan sobre cómo cuidar a las personas mayores


Cuando se les pregunta, algunos cuidadores responden que es posible aprender algo
más sobre cómo cuidar a su familiar. Para ello, cuando ven una oportunidad de
hacerlo, intentan aprovecharla, por ejemplo, asisten a grupos para familiares o
sesiones informativas sobre el cuidado de personas mayores dependientes o bien
consultan guías semejantes a ésta, en las que pueden encontrar orientaciones sobre
cómo actuar ante determinados problemas que plantea el cuidado de personas
mayores

• Consultan a profesionales
Médicos, gerontólogos, geriatras, personal de enfermería, son profesionales que
pueden ayudar a los cuidadores a resolver situaciones difíciles. Por eso, es
aconsejable recurrir a ellos cuando detectemos «señales» de alerta de las que
hablábamos anteriormente, cuando la situación nos «supera» o cuando no sepamos
cómo resolver un problema concreto. Es importante no esperar a que la situación sea
desesperada para recurrir a un profesional, sino hacerlo antes de que esto llegue a
ocurrir.

• Cómo solicitar ayuda profesional


Cuando solicitamos ayuda a profesionales o instituciones es conveniente cuidar cómo
lo hacemos para conseguir la máxima ayuda es importante que seamos capaces de
transmitir claramente cuál es el problema o la necesidad que tenemos.
Con este fin, algunas personas, se preparan con anterioridad para el momento de la
consulta. Piensan cómo van a explicar su problema de la forma más clara posible,
escribiendo, incluso, una lista de preguntas que desean hacer e intentando ser lo más
precisos posible. Ya durante la consulta, intentan explicar el problema de forma
ordenada y, si una vez echo esto, el profesional que están consultando no parece
haberlo comprendido bien o no «se hace eco» de los que se le ha planteado, intentan
explicárselo nuevamente para conseguir que lo entienda. Como ya hemos dicho en
otro momento, no debemos esperar que los demás «adivinen» lo que necesitamos,
aunque se trate de profesionales. Haciéndolo de esta forma facilitará que los
profesionales a quienes consulte le orienten en la dirección más adecuada. Piense,
además que normalmente no estará pidiendo un favor sino solicitando una
información o una atención a la que tiene derecho.

• Ponen límites al cuidado


Algunos cuidadores llevan su responsabilidad al extremo, prestando una cantidad de
cuidado superior a lo necesario. En unos casos, los cuidadores, acostumbrados a
atender a su familiar, piensan que pueden hacerlo mejor o más rápidamente que

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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cualquier otra persona. Una buena forma de combatir esta tendencia a cuidar más de
lo que es necesario consiste en dejarse ayudar. En otras ocasiones, es la persona
que está siendo cuidada quien demanda más cuidados y atención de lo necesario. En
este caso, por el bien de ambos, el cuidador puede poner límites sabiendo decir no.

• Dejarse ayudar
Implica no solo saber aceptar la ayuda de otras personas (familiares, amigos,
vecinos), sino también aceptar el modo en que los demás nos ayudan. Si usted es
el cuidador o cuidadora principal de su familiar y, por tanto, tiene más experiencia en
las tareas que implica su cuidado, puede sugerir a los demás cómo hacerlas mejor en
lugar de intentar que las hagan exactamente como usted. De esta forma, además de
evitar conflictos, se consigue más fácilmente que los demás colaboren con nosotros
en el cuidado.

• Saber «decir no»


Es importante poner límites al cuidado cuando se nos solicita más atención del
necesario. Algunas personas, al tener que soportar los sufrimientos de su
enfermedad, exigen más ayuda de la que necesitan, mientras que otras dirigen la ira
derivada de sus molestias físicas hacia quien está más cerca de ellos, esto es, la
persona que se dedica a cuidarlas. Muchas veces, estas demandas excesivas se
producen de forma tan gradual que los cuidadores apenas llegan a darse cuenta de
ello, siendo conscientes únicamente de que se sienten continuamente molestos y
frustrados con la persona a quien cuidan, pero sin comprender las razones por la que
se sienten así.

Para resolver este tipo de situación, hay que pensar en poner límites para que siga
existiendo una buena relación con la persona a la que cuidamos. Saber «decir no» de
forma adecuada, de manera que no nos sintamos mal por ello ni tampoco
ofendamos a la otra persona, es fundamental.

Cómo decir no o rechazar peticiones


• Decir simplemente no. Dar alguna razón, pero no excusarse.
• Asumir la responsabilidad de decir no.
• Repetir simplemente el no ante la insistencia de los otros.
• En caso de que dudemos cuál debe ser nuestra respuesta, podemos
solicitar más información y pedir tiempo para pensar.

Planifican el futuro
Anticiparnos a los problemas es una buena forma de cuidar de nosotros mismos y del
familiar a quien cuidamos. Prever las situaciones difíciles es algo que puede evitarnos
muchos problemas y una buena fórmula para ello es planificar el futuro. Es
conveniente hacerlo cuanto antes, implicando al familiar que recibe el cuidado en
todas las decisiones que sea posible (legales, económicas, o de otro tipo) y tomando
decisiones antes de que la situación sea crítica (traslado a una residencia,
agravamiento de una enfermedad, etc.).

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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En cualquier caso, hay que tener en cuenta que muchos de los dilemas a los que se
enfrentan las personas que cuidan a un familiar no tienen una única solución. Una
misma situación (por ejemplo, ingreso del familiar en una residencia, distribución del
cuidado entre los miembros de la familia, herencia, etc.) puede resolverse de distintas
formas, cada una de las cuales tendrá ventajas e inconvenientes.

Mantener reuniones familiares


Una buena forma de resolver problemas es que todos los miembros de la familia
se reúnan y expresen libremente lo que creen que es mejor respecto a cada decisión
que se esté debatiendo (por ejemplo, los hermanos pueden hablar sobre cómo se van
a encargar del cuidado de los padres en distintos momentos, cómo va a participar
cada uno de ellos en este cuidado, etc.). De esta forma se evita tomar decisiones
precipitadas y cometer algunos errores en el futuro.

Consultar con otras personas


Consultar con profesionales, amigos, etc. Acerca de decisiones importantes, como,
por ejemplo, en qué condiciones puede ser conveniente el ingreso en una institución.

Asegurar la atención de nuestro familiar


Disponer los planes necesarios para asegurar que nuestro familiar siempre estará
atendido. A veces ocurre que, por diversos motivos, una persona que viene cuidando
a su familiar no puede seguir haciéndolo. Esto, que puede ocurrir durante un tiempo
limitado o de forma continuada, crea una difícil situación que debe resolverse. Hay
familias en las que algunos de sus miembros se responsabilizan de que en caso de
que el cuidador principal no pudiera seguir haciéndose cargo de su familiar, éste pase
a ser atendido por otra persona de la familia o ingresará en una residencia.

Utilizar un mediador
Pedir la colaboración de un «mediador». En algunos casos, especialmente si existen
desacuerdos marcados entre los familiares acerca de algunas decisiones (cuáles van
a ser las responsabilidades de cada uno de ellos en el cuidado, administración de
asuntos económicos, traslado a una residencia, etc.) puede ser conveniente que
alguien ajeno a la familia, por ejemplo un amigo de la familia, un profesional, actúe
como mediador para guiar las conversaciones, favorecer el intercambio de opiniones
y orientar en la toma de decisiones.

Cuidar de la propia salud


Cuidar de otra persona implica una serie de exigencias que pueden perjudicar
notablemente al cuidador, tanto física como Psicológicamente. A veces, en la tarea de
cuidar se descuidan aquellas actividades que nos permiten recuperarnos del
cansancio y las tensiones de cada día. Por eso, los cuidadores que mejor se sienten
son lo que mantienen unos hábitos de vida que les llevan a estar en las mejores
condiciones físicas y psicológicas para cuidar de sí mismos y de su familiar. A
continuación se mencionan algunas recomendaciones que pueden ayudar a los
cuidadores a mantener una vida saludable.

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Dormir lo suficiente
Dormir es una de las necesidades vitales. Sin un sueño reparador, las personas
podemos tener una multitud de problemas: falta de atención, propensión a los
accidentes, irritabilidad, quedarse dormido en situaciones peligrosas, etc. Para los
cuidadores la falta de sueño es un problema frecuente, porque muchas veces cuidar
de un familiar significa tener que atenderle también por la noche y, en consecuencia,
su bienestar físico y psicológico se ve alterado. Todo ello puede ocasionar un
aumento de la tensión emocional del cuidador y llegar a afectar a su forma de
relacionarse con sus familiares y, en último término, dar lugar a estrés y sentimientos
de culpa por no tratarle tan bien como le gustaría.

Existen distintas razones por las que el cuidador no puede dormir lo suficiente. En
cada caso, la solución será diferente. Si la causa del problema es que el familiar
necesita ser atendido por la noche, en el caso de que vivan otras personas en casa,
se pueden hacer turnos para aliviar el trabajo que supone esta atención continua, o
bien contratar los servicios de profesionales durante algunos días a la semana.

También puede ser que usted tenga demasiadas tareas que hacer durante el día y
que, por ello, no disponga de tiempo para dormir lo suficiente. Si es así, piense que no
necesariamente ha de hacer absolutamente todo lo que se propone cuando se
levanta por la mañana, sino sólo aquello que es estrictamente necesario y dedique
algunos momentos del día a descansar. Esto le hará sentirse mejor y, además, le
ayudará a rendir más. Puede ser una buena idea descansar durante los momentos
del día en los que su familiar descansa (por ejemplo, la hora de la siesta). Otra causa
frecuente de que el cuidador no pueda dormir lo suficiente es la de ambulación
nocturna de su familiar.

Hacer ejercicio con regularidad


El ejercicio físico es una forma muy útil para combatir tanto la depresión como la
tensión emocional. Es una forma saludable de eliminar las tensiones que se van
acumulando a lo largo del día. Sin embargo, entendemos que no le resulte fácil
encontrar un momento para ello y que solamente pensar en tener que encontrar
tiempo para hacer algún tipo de ejercicio le suponga ya un problema y una sensación
de incomodidad. Por esta razón, a continuación le sugerimos algunas ideas que
pueden ayudarle a incorporar la costumbre del ejercicio físico de una forma sencilla.

En primer lugar, no debe pensarse que hacer ejercicio supone necesariamente ir a un


gimnasio, practicar un deporte, etc. Existen formas más habituales de hacer ejercicio
físico compatible con nuestras posibilidades. Por ejemplo, como todos sabemos,
caminar es una de las formas más sencillas de hacer ejercicio y, por ello, se pueden
aprovechar las salidas necesarias a la calle (para comprar, hacer gestiones,
«papeleos», etc.) para caminar un rato, incluso dando un rodeo para caminar durante
más tiempo. Igualmente, si las condiciones físicas de su familiar lo permiten, pueden
salir a pasear juntos, aunque sea durante un breve espacio de tiempo, o bien pueden
hacer una sencilla tabla de gimnasia en casa. La bicicleta estática también es una
buena opción para hacer ejercicio cuando salir de casa resulta difícil.

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Evitar el aislamiento
Muchos cuidadores, como consecuencia de un exceso de trabajo, se distancian de
sus amigos y familiares cuando la persona a la que cuidan requiere una dedicación
intensa. Esto puede llevar a una situación de aislamiento que aumenta en el cuidador
la sensación de «sobrecarga» y estrés y que le puede ocasionar problemas físicos y
psicológicos.

Para evitar que esto ocurra, una buena solución es que el cuidador disponga de algún
tiempo libre para hacer actividades que le gustan, mantener alguna afición, estar con
otras personas. Si usted tiene dificultades de tiempo y es necesario que otras
personas le sustituyan durante algún tiempo para quedarse cuidando de su familiar, le
recordamos que pedir ayuda puede dar muy buenos resultados. En cualquier caso, es
importante mantener las amistades de siempre y dedicar un tiempo a estar con ellas.
Además de pedir ayuda a otras personas, las sugerencias que vienen a continuación
también pueden ser útiles para combatir el aislamiento.

Salir de casa
Dedique algún tiempo a estar fuera de casa. Tal vez al leer esto usted piense «me
parece muy bien, pero ¿con quién dejo a mi marido (padre, hermana, etc.)?».
Evidentemente no es fácil, pero es importante buscar alternativas, ya que si no
contamos con momentos para estar fuera de casa, visitar a alguien, pasear, estar con
amigos, etc., podríamos llegar a tener la desagradable sensación de vivir
«atrapados». Para que esto no ocurra, podemos pensar qué familiares o amigos
podrían quedarse en algunos momentos del día con nuestro familiar. Anímese a
pedirles que lo hagan. También, dentro de su misma familia, ocasionalmente algunas
personas le pueden facilitar que descanse durante un fin de semana. Le recordamos
que puede recurrir al centro de servicios sociales de su barrio o Ayuntamiento y
asociaciones de voluntarios, solicitar los servicios de ayuda a domicilio, estancias
temporales, etc. En cualquier caso, lo aconsejable es que estos momentos de
descanso tengan lugar con cierta regularidad, para que le sea posible descansar y
recuperarse.

Mantener aficiones e intereses


Muy frecuentemente, las personas que cuidan familiares mayores tienden a centrarse
de forma casi exclusiva en las necesidades de éstos y a emplear la mayor parte de su
tiempo en atenderles, sin reparar en sus propias necesidades. Sin embargo, aunque
resulte difícil, lo ideal es mantener un equilibrio entre las propias necesidades e
intereses personales y las obligaciones que implica cuidar a un familiar.

Por eso, en el caso de que se hayan ido abandonando aficiones, actividades, contacto
con amistades, etc., es conveniente que poco a poco se vayan incorporando otra vez
a nuestra vida. Así, se puede empezar por hacer una lista de actividades que nos
gustaría hacer y, a partir de ahí, elegir las que resulten más viables y comenzar
haciendo éstas. Gradualmente se podrán ir seleccionando otras actividades de

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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nuestro agrado para incorporarlas a nuestra vida y, de esta forma, conseguir que el
disfrute personal sea una parte natural de nuestra vida.

Descansar
Las personas que están cuidando a una familiar se ven sometidas a lo largo del día a
un esfuerzo continuo. Por ello, es importante que intenten introducir en su vida diaria
momentos de descanso sin necesidad de salir de su casa ni dejar solo a su familiar.
Nos referimos a formas sencillas de distraerse y «tomar un respiro» para relajarse.

Por ejemplo, respirar profundamente durante unos instantes, mirar durante un tiempo
a lo lejos por la ventana, pensar durante unos momentos en algo agradable, hacer
una breve interrupción en el quehacer cotidiano para descansar, darse una pequeña
satisfacción como tomar un refresco, etc. También puede ser muy útil practicar alguna
técnica de relajación. Tal vez usted conoce alguna, pero si no así, éste puede ser un
buen momento para aprender. Al final de este capítulo, se explican distintas técnicas
de relajación que se pueden aprender fácilmente dedicándoles una mínima cantidad
de tiempo.

Organizar el tiempo
La falta de tiempo es una de las mayores preocupaciones de los cuidadores: tiempo
para sus propias necesidades, para cuidar a su familiar, para atender a otras
personas de la familia, para sus responsabilidades laborales, para estar con amigos,
etc. El tiempo siempre es limitado y ejerce una gran presión sobre los cuidadores, que
se sienten en muchas ocasiones «superados» por múltiples obligaciones y tareas que
deben realizar a la vez. Intentar combinar de la mejor manera posible nuestras
obligaciones, necesidades y cantidad de tiempo del que disponemos es algo que sin
duda, puede ayudarnos a aprovechar mejor el tiempo y, como consecuencia, a vivir
mejor. Para ello, se proponen seguidamente algunas ideas basadas en la experiencia
de cuidadores que han intentado poner en práctica «fórmulas» para aprovechar su
tiempo al máximo:

Como organizar el tiempo

 Preguntarse « ¿Es necesario hacer esto?». De esta forma se puede decidir


qué actividades son importantes y, por el contrario, a qué actividades se puede
decir «no».
 Marcarse objetivos realistas antes de comprometerse.
 Contar con otros miembros de la familia. Consultarles, pedir su opinión, ver
con ellos en qué pueden ayudarnos e incluir esta ayuda en nuestro plan de
vida.
 Hacer partícipe a su familiar de los cambios y decisiones.
 Elaborar un plan de actividades.

Como hacer un plan de actividades

• Hacer una lista de todas las tareas que se deben realizar.

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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• Ordenarlas según su importancia, empezando por las más importantes.


• Anotar para cada tarea el tiempo aproximado que necesita dedicarle.
• Hacer otra lista con las actividades que le gustaría realizar.
• Ordenarlas según su importancia para usted.
• Anotar para cada actividad el tiempo aproximado que necesita para
realizarla.
• Haga ahora una única lista con las tareas que debe realizar y las que le
gustaría realizar siguiendo un orden de importancia.
• Si no hay tiempo para todas las tareas y actividades que ha anotado,
posponga para otro momento las que están en los últimos lugares de la lista
y, cuando disponga de tiempo extra, dedíqueselo a ellas.

Aprendiendo a sentirse bien


Los sentimientos que se experimentan cuando se está cuidando a una persona mayor
son diversos, pudiendo ser tanto sentimientos positivos como negativos hacia la
persona que se cuida y hacia uno mismo. Mientras que los positivos favorecen
nuestra sensación de bienestar, los sentimientos negativos pueden tener efectos
perjudiciales. Ahora bien, lo deseable no es no tener sentimientos negativos, puesto
que es lógico y natural que aparezcan, sino ser conscientes de que existen,
reconocerlos y, finalmente, saber cómo controlarlos.

Los cuidadores que reconocen que es normal tener pensamientos o emociones


negativas hacia la situación en la que se encuentran y hacia su familiar son,
precisamente, los que no se sienten culpables por ello. Al reconocer y aceptar estos
sentimientos negativos les resulta más fácil expresarlos. De esta forma, no «contienen
o reprimen las emociones» por sistema, sino que, saludablemente, las expresan en
algunas ocasiones y las comparten con amigos, familiares, otros cuidadores, etc.

Puesto que reconocer nuestros sentimientos es el primer paso para tener control
sobre ellos, vamos a ver seguidamente cuáles son los más frecuentes entre los
cuidadores, por qué motivos aparecen y, posteriormente, qué se puede hacer para
controlarlos. Los sentimientos más habituales entre las personas que cuidan a algún
familiar mayor son el enfado, la tristeza y los sentimientos de culpa.

Controlar el enfado e irritabilidad


Los cuidadores pueden sentir enfado o irritación por diversos motivos: determinadas
formas de comportarse de la persona a la que cuidan, falta de colaboración de otros
familiares o la sensación de «estar atado» a la situación de cuidar. Se trata en todos
los casos de reacciones normales, fácilmente comprensibles para cualquiera. Como
tales, pueden expresarse y ser compartidos con otras personas. Aunque en algunas
situaciones mantener la calma no sea fácil para la mayor parte de nosotros, si usted
desea actuar de esta manera puede serle muy útil seguir unas determinadas pautas.

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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Cuando se sienta enfadado puede actuar de la siguiente manera:

• Piense que los comportamientos irritantes o molestos de su familiar pueden


ser una consecuencia de su enfermedad y no un intento de molestar. No
interprete inmediatamente que su intención es ofenderle.
• Piense que lo que resulta molesto no es la persona en sí misma, sino tan
solo su comportamiento en un momento determinado.
• Ponga en práctica procedimientos para conseguir que los comporta-mientos
de su familiar dejen de ser molestos.
• Comente sus experiencias con otras personas que tienen problemas
semejantes. Le ayudará a sentirse mejor.
• Sea consciente de que está enfadado y reconózcase el derecho a estarlo.
• Exprese sus frustraciones, temores, resentimientos o malestar sin llegar a
perder el control. Las «explosiones» de ira suelen ser consecuencia de
sentimientos negativos acumulados a lo largo del tiempo.

Aliviar la tristeza y la depresión


Es posible que usted sienta tristeza por el declive de las capacidades físicas y
psicológicas de su familiar, por la pérdida de compañía o de apoyo que antes tenía en
él o ella o por la diferencia entre cómo era anteriormente su vida y cómo es ahora.
Estos sentimientos son lógicos y naturales. Además, otras circunstancias de su vida
(cansancio, conflictos familiares o con su pareja, falta de contacto con otras personas,
etc.) pueden contribuir a que aumenten sus sentimientos de desánimo. Si
frecuentemente usted tiene estos sentimientos pueden ayudarle las sugerencias que
se recogen en el siguiente recuadro.

Ante sentimientos de desánimo o tristeza puede actuar como sigue:

• Identifique en qué situaciones o momentos se siente triste o deprimido. Evite, si


puede, estas situaciones y, si ello no es posible, intente cambiarlas.
• Continúe haciendo actividades que le resultan gratificantes (leer, charlar con
amigos, pasear, escuchar música, hacer pasatiempos, etc.). La actividad es
enemiga natural de la depresión.
• No pretenda hacer más de lo humanamente posible. No se marque metas
excesivas. Evite decirse a sí mismo frases que comiencen por «debería».
• Dese tiempo. No pretenda resolver todos sus problemas a la vez. Aborde un
problema cada vez y, si es complicado, divídalo en partes más pequeñas para
resolverlo.
• Busque el lado positivo de las cosas que ocurren a su alrededor.
• Mantenga su sentido del humor.
• Haga ejercicio físico, si es posible al aire libre. Obtendrá beneficios físicos y
psicológicos.

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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Alejar los sentimientos de culpa

Es posible que usted, como otras personas en su misma situación, tenga sentimientos
de culpa en algunas ocasiones. Hay diversos motivos que provocan fácilmente estos
sentimientos. Por ejemplo, ser demasiado exigente con uno mismo es una causa
frecuente de que se experimenten sentimientos de culpa; si un cuidador piensa que
tiene que resolver todas las necesidades y deseos de su familiar, es muy probable
que pueda cumplirlos todos y que, finalmente, se sienta culpable por ello. En estos
casos el cuidador suele pensar en la forma «debería» («debería ser capaz de
hacer...» «Debería atenderle más», «debería tener más paciencia», etc.). Además,
existen otras razones frecuentes por las que los cuidadores se sienten culpables y
que se encuentran en el recuadro siguiente.

Razones por las que los cuidadores tienen sentimientos de culpa

• Sentimientos, actitudes y comportamientos ocurridos en el pasado con la


persona que actualmente se está cuidando.
• Pensar que se es responsable de la enfermedad del familiar.
• Desear que el familiar muera (para que deje de sufrir o para «liberarse» el
cuidador de la situación).
• Manifestar enfado o disgusto ante comportamientos molestos del familiar (por
ejemplo, porque repite las mismas preguntas o se comporta agresivamente).
• Pensar que no se atienden todas las demandas del familiar y, en cierto modo,
se actúa en contra de su voluntad.
• Discusiones o disputas con otros familiares que no colaboran con el cuidado.
• Descuidar otras obligaciones familiares o personales.
• Vivir lejos de la persona que requiere nuestros cuidados («cuidar a distancia»).
• Plantearse que el familiar ingrese en una residencia, pensando que esto
significa sacrificar el bienestar del familiar al bienestar de uno mismo.
• Actuar de forma contraria a nuestros valores. En general, se supone que las
personas no debemos ser egoístas. Por esta razón, cuando los cuidadores
dedican tiempo a estar con otras personas, a sus aficiones, a disfrutar, etc.,
pueden sentirse culpables.

Aunque es difícil hacer desaparecer por completo los sentimiento de culpa, siempre
es posible, al menos, intentar que disminuyan.

Como alejar los sentimientos de culpa


• Deténgase a pensar si se siente culpable en algunas ocasiones por algo
relacionado con su familiar y en qué situaciones ocurre esto.
• Acéptelos como algo normal y piense que son comprensibles.
• Exprese estos sentimientos. Hable con otras personas (familiares, amigos,
otros cuidadores) sobre ellos.
• Busque las razones de estos sentimientos. Puede serle útil analizarlos con
otras personas.

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• Admita sus limitaciones para satisfacer todas las necesidades de su familiar.

Una última forma de prevenir los sentimientos de culpa consiste en equilibrar nuestras
obligaciones y derechos como cuidadores. Piense que, como cuidador, usted también
tiene sus derechos.

Los derechos de los cuidadores

• El derecho a dedicar tiempo y actividades a nosotros mismos sin


sentimientos de culpa.
• El derechos a experimentar sentimientos negativos por ver enfermo o estar
perdiendo a un ser querido.
• El derecho a resolver por nosotros mismos aquello que seamos capaces y el
derecho a preguntar sobre aquello que no comprendamos.
• El derecho a buscar soluciones que se ajusten razonablemente a nuestras
necesidades y a las de nuestros seres queridos.
• El derecho a ser tratados con respeto por aquellos a quines solicitamos
consejo y ayuda.
• El derecho a cometer errores y ser disculpados por ello.
• El derecho a ser reconocidos como miembros valiosos y fundamentales de
nuestra familia incluso cuando nuestros puntos de vista sean distintos.
• El derecho a querernos a nosotros mismos y admitir que hacemos lo que es
humanamente posible.
• El derecho a aprender y a disponer del tiempo necesario para aprenderlo.
• El derecho a admitir y expresar sentimientos, tanto positivos como
negativos.
• El derecho a «decir no» ante demandas excesivas, inapropiadas o poco
realistas.
• El derecho a seguir propia vida.

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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Ejercicios de relajación
A continuación se describen algunos ejercicios de relajación. Estos ejercicios son muy
sencillos y aprenderlos le ayudará no sólo a mantener la calma en numerosas
situaciones difíciles de su vida, sino también a sentirse mejor en general.

Puede empezar por leer todos ellos y después practicar el que más le guste o el que
le parezca más fácil. Una vez que lo haya aprendido, vaya incorporándolo poco a
poco a su vida cotidiana. En este momento se podrá decir que conoce una técnica
de relajación que puede utilizar cuantas veces desee. Usted puede decidir si le
interesa aprender más de una, en cuyo caso dispone de dos ejercicios más cuya
práctica le llevará a conocer otras técnicas de relajación.

RELAJACIÓN

Ejercicio 1: Respirando lenta y profundamente


Póngase en una posición cómoda (sentado o tumbado) en un lugar tranquilo. Afloje
cualquier prenda de vestir que le oprima: zapatos, cinturón, etc. Cierre los ojos. Ponga
atención a su respiración, fíjese si respira por la nariz o por la boca. Ahora preste
atención a su cuerpo, notando si existe alguna zona en la que sienta tensión. Sienta la
tensión, pero no intente hacer que desaparezca. Ahora vuelva a fijar su atención en
su respiración déjese respirar lenta y profundamente, tomando el aire por la nariz y
expulsándolo por la boca. Mientras expulsa el aire, ponga atención a su cuerpo,
especialmente a sus músculos. Es posible que tenga sensación de calor en ellos (por
ejemplo, manos y brazos calientes), o también es posible que los note más ligeros o,
por el contrario, más pesados. Cualquiera que sean las sensaciones que note, disfrute
de ellas mientras continúa respirando lenta y profundamente.

Practique este ejercicio durante unos minutos cada día.

RELAJACIÓN

Ejercicio 2: La palabra
Póngase en una posición cómoda, cierre los ojos y respire lenta y tranquilamente
como en el ejercicio. Mientras sigue respirando lentamente, piense en las palabras
«calma», «relax», «tranquilo», «relajado», «calmado» u otra similar. Elija una de ellas.
Esta palabra servirá de llave para su relajación. Tómese el tiempo necesario para
elegirla. Una vez elegida la palabra, repítala mentalmente. Siga respirando lenta y
tranquilamente. Ahora, tome aire y al expulsarlo diga mentalmente la palabra que ha
elegido. Tome aire otra vez y, mientras lo expulsa, vuelva a repetir mentalmente la
palabra elegida. Hágalo de una forma lenta, tranquila. Continúe respirando lentamente
y, al expulsar el aire, repita mentalmente la palabra. Lleve a acabo este ejercicio
durante unos minutos. Es posible que mientras esté practicando este ejercicio
aparezcan pensamientos o imágenes que le distraen. No se preocupe por ello.
Simplemente vuelva otra vez de forma tranquila a repetir la palabra elegida. Continúe

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respirando tranquilamente y mientras expulsa el aire repítase mentalmente la palabra


que ha elegido.
Lo aconsejable es que practique este ejercicio durante algunos minutos seguidos
cada día. Además puede repetirlo siempre que lo desee, siendo especialmente
recomendable que lo practique en cualquier momento del día o la noche en el que
sienta que las preocupaciones, problemas o sentimientos desagradables le están
molestando o empezando a molestar.

Recuerde:
• Póngase cómodo.
• Cierre los ojos.
• Respire lenta y tranquilamente.
• Elija su palabra clave («calma», «relax», «tranquilo»).
• Tome aire y al expulsarlo repita mentalmente la palabra elegida.
• Después de unos minutos, abra los ojos.

RELAJACIÓN

Ejercicio 3: El mar
Siéntese en posición cómoda. Cierre los ojos. Respire lenta y tranquilamente,
concentrándose en su respiración, sintiendo cómo el aire entra en su cuerpo y cómo
sale de él. Mientras continúa respirando lentamente, piense en una playa tranquila.
Imagínese la orilla del mar. Vea cómo el agua del mar se acerca y se aleja de la
arena, imagínese el movimiento ondulante y tranquilo del mar.

Siga respirando tranquila y profundamente como en el ejercicio 1 y mientras respira


de forma rítmica, pausada y tranquila, imagine cómo el agua se acerca y se aleja de
la orilla al ritmo de su respiración. Se acerca a la arena cuando usted toma aire y se
aleja cuando usted suelta el aire. Tome aire y vea cómo el agua se acerca a la orilla,
expulse el aire y el agua se aleja. Sienta cómo una sensación de calma y tranquilidad
le va invadiendo poco a poco. Es posible que al principio le resulte algo difícil imaginar
esta escena como a usted le gustaría. No se preocupe por ello. Simplemente vuelva a
intentarlo. Poco a poco le resultará cada vez más fácil. Practique este ejercicio
durante algunos minutos seguidos. A ser posible, practíquelo diariamente, a una hora
del día en la que pueda hacerlo sin que le molesten, o también en cualquier momento
del día o la noche en el que sienta que las preocupaciones le empiezan a invadir.

Recuerde:
• Póngase cómodo.
• Cierre los ojos.
• Respire lenta y tranquilamente.
• Piense en una playa tranquila.
• Imagine que el mar se acerca a la playa cuando usted toma aire y se aleja
cuando usted expulsa aire.
• Después de unos minutos, abra los ojos.

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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¿Qué puedo hacer para cuidarme mejor?

En este recuadro encontrará un listado de todas las recomendaciones que se han


sugerido a lo largo de este capítulo. Léalo y piense cuál o cuáles de ellas le pueden
resultar útiles.

1. Pararme a pensar si debería cuidarme más 


2. Comprobar mediante el listado de «señales de alarma»
Cómo me está afectando el cuidar de mi familiar
3. Pedir ayuda a amigos y familiares 
4. Solicitar ayuda a instituciones (ayuntamiento, centro de
servicios sociales, etc.) o profesionales (gerontólogos,
geriatras, médico, etc.) 
5. Planificar el futuro:
• Anticipar posibles problemas 
• Mantener reuniones familiares para la distribución
de las tareas relacionadas con el cuidado de
mi familiar 
6. Cuidar la salud
• Buscar alguna forma de dormir más 
• Hacer más ejercicio físico 
• Buscar tiempo para relacionarme con otras personas 
• Salir más de casa 
• Hacer actividades que me gustan 
• -Buscar momentos para descansar a lo largo del día 
• -Elaborar mi propio plan de actividades 
7. Aprender a sentirme bien:
• Cuando me enfado 
• Cuando estoy triste 
• Cuando me siento culpable 
• Aprender a relajarme 
8. Asumir mis derechos como cuidador y defenderlos 

RECUERDE

• Los cuidadores que se cuidan están en las mejores condiciones físicas y


psicológicas para mantener su bienestar y seguir cuidando de su familiar.
• Existen distintas «señales» de alarma que indican al cuidador que necesita
cuidar más de sí mismo (por ejemplo, cansancio continuo, irritabilidad o
facilidad para enfadarse, problemas físicos como palpitaciones, etc.).

Son varias las formas en las que el cuidador puede cuidar de sí mismo:
• Pedir ayuda.
• Reunir a servicios, instituciones y asociaciones.
• Poner límites a la cantidad de cuidado que presta.

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• Cuidar su propia salud.


• Saber cómo afrontar los sentimientos negativos y controlar el estrés.
• Una de la mejor forma de conseguir que el cuidado de nuestro familiar se
produzca en las mejores condiciones posibles y de prevenir problemas, es
planificar el futuro.

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CÓMO MEJORAR LA COMUNICACIÓN CON NUESTROS


FAMILIARES

Por qué es importante una buena comunicación


Los cuidadores valoran positivamente que exista una buena comunicación con el
familiar al que cuidan, ya que esto favorece una buena relación y facilita las tareas del
cuidado.

Ventajas de una buena comunicación


• Mantiene un buen clima familiar.
• Hace sentirse mejor tanto al cuidador como a la persona a quien se cuida.
• Fomenta la autonomía de la persona cuidada.
• Facilita la resolución de conflictos familiares.
• Ayuda a que la persona cuidada entienda mejor lo que se le pide.
• Reduce la irritación o agitación que pueda sufrir su familiar y le ayuda a
calmarse.

Qué hacen los cuidadores que mantienen una buena comunicación con su
familiar.
Los cuidadores que tienen una buena relación con sus familiares poseen una buena
capacidad para comunicarse con ellos. Algunas de las razones por las que consiguen
comunicarse de una manera efectiva y satisfactoria con sus familiares son los
siguientes:

• Eligen un lugar adecuado para hablar


Permanecer sentados en un lugar cómodo, en un ambiente tranquilo y poco ruidosos,
sin el ruido de una televisión predispone a una agradable comunicación. Sentarse al
lado o enfrente de su interlocutor y si es posible a la misma altura para que puedan
verse bien facilitará que ambos se sientan a gusto.

• Escuchan atentamente
Prestan atención a lo que la otra persona dice y la forma en que lo dice. Escuchar a
alguien cuando habla hace que se sienta comprendido y, también, hace que la
persona que escucha se convierta en alguien importante y de confianza ante los ojos
del otro.

• Observan a su familiar
Valoran en qué situación se encuentra su familiar. Una observación cuidadosa se
puede ayudar a interpretar adecuadamente cuál es el estado emocional de nuestro
familiar en ese momento, qué necesidades tiene o cómo se siente.

• Buscan temas de conversación


Las personas mayores disfrutan mucho hablando tanto de su pasado como del
presente. Por este motivo, puede fomentarse la conversación con la persona que se

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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cuida, preguntándole sobre historias y recuerdos de experiencias pasadas, música o


películas antiguas, viendo con él o ella fotografía, periódicos, libros con ilustraciones,
atlas, y ojeando revistas con fotos turísticas, en especial de lugares que conoce. Es
aconsejable no limitarse únicamente a temas del pasado. También, es muy
importante que se comenten temas de actualidad de los periódicos, revistas o
televisión. Es igualmente aconsejable hablar de los temas favoritos de nuestro
familiar: su trabajo, antes de la jubilación, su habilidad cuidando las plantas o el
huerto, los amigos y anécdotas de su infancia, etc., así como pedirle opinión sobre
hechos que están pasando en el país. También se le pueden leer noticias de las
revistas y periódicos que le interesan.

• Utilizan un lenguaje sencillo


Se expresan de un modo fácil de entender por cualquier persona.

• Dejan tiempo para responder


Si en una conversación sólo habla una persona, la otra probablemente no se sentirá
bien, pues no tiene la posibilidad de expresar sus opiniones o sentimientos. Por ello,
es importante darle la oportunidad de intervenir.

• Evitan generalizar
Evitan el uso de términos del tipo «siempre», «todo» o «nunca». Son expresiones que
se usan muchas veces para juzgar el comportamiento de otras personas a partir de
un solo hecho. Por ejemplo, si a nuestro familiar se le han olvidado algunas veces las
llaves de casa no le diremos «siempre te olvidas de todo». Esta frase hará que se
juzgue a sí mismo como alguien inútil para cualquier cosa y no como quien
simplemente se ha olvidado algunas veces las llaves.

• Aceptan el NO por respuesta


En ocasiones, nuestro familiar no está de acuerdo con las sugerencias que se le
hacen o no está dispuesto a cambiar algo como desearíamos. Respétele, al igual que
usted, tiene derecho a elegir lo que quiere hacer con su vida. Por ejemplo, en una
ocasión especial nuestro familiar ha decido «saltarse» el régimen de comidas que
tiene que seguir y pide que le den un alimento no permitido en el régimen. En ese
momento le recordamos la conveniencia de no tomarlo y su respuesta es que lo va a
hacer y argumenta que «ya es mayorcito» para tomar sus propias decisiones. En
este caso nuestra respuesta puede ser no insistir y, con amabilidad, decirle que
excepcionalmente nos parece bien, aunque le recordemos que está mejor de salud
desde que sigue el régimen.

• Buscan un momento oportuno para hablar


A la hora de comunicarse con la persona que usted cuida, tenga en cuenta si ella está
receptiva y dispuesta a escucharle. Piense también en su propio estado de ánimo. Si
usted está enfadado o alterado, dialogar con su familiar será más difícil, mientras que,
si usted espera, a estar más tranquilo, a la hora de hablar con él o ella evitará
enfrentamientos.

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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Cómo transmitir afecto a su familiar


El apoyo y los mensajes reconfortantes que reciben las personas mayores de sus
familiares hacen que se sientan seguros, protegidos, les evita aislarse de su entorno y
favorecen su sensación de bienestar y autoestima. También es importante
transmitirles afecto porque les ayuda a superar algunas de las dificultades a las que
se enfrentan diariamente.

Las sugerencias que se han incluido en el apartado anterior son un buen primer paso
para comunicar afecto, pero, además, nuestros familiares se sentirán apoyados
cuando seguimos las siguientes pautas:

• Facilitar la expresión de sus emociones


La expresión de las emociones y preocupaciones es el primer paso para resolver una
situación difícil ya que predispone a la persona que las manifiesta a actuar y resolver
problemas. Facilite la expresión de sentimientos a su familiar mediante frases como:
«Comprendo que...», «entiendo lo que sientes...», me hago cargo de...», etc.

• Comprender sus sentimientos


Es importante demostrar que se han entendido sus emociones y preocupaciones, que
podemos ponernos en su lugar, que entendemos cómo se está sintiendo en ese
momento y nos hacemos cargo de las razones que tiene para sentirse así. De esta
manera, su familiar puede sentirse mejor ante posibles sinsabores y usted será una
persona de confianza para él o ella.

• Tranquilizar y quitar importancia


Una forma de quitar importancia a sucesos molestos es hacer ver a quien le ocurren
que sus sentimientos y preocupaciones se deben a circunstancias concretas y
no generales. Así, por ejemplo, si su familiar se siente fastidiado porque no encuentra
las gafas, las llaves o por otro olvido y usted responde con expresiones del tipo «te
dejas todo en cualquier parte» hará que aumente su malestar. Por el contrario,
expresiones como «tranquilo, es normal que te lo hayas olvidado», «en una situación
así no es extraño», «con todo lo que ha ocurrido, no es raro que dejes las cosas en
otro sitio» ayudan a quitar importancia a lo ocurrido, a buscar soluciones y a sentirse
bien.

• Ser positivo y mostrar interés


Mostrar interés por las necesidades y deseos de su familiar y reconocimiento por
los esfuerzos que realiza con expresiones del tipo «veo que lo has hecho tú sola» o
«me alegra que te apetezca hacer esto», hará que se sienta querido y piense que se
valoran adecuadamente sus méritos y esfuerzos. Recibir ánimos por lo que se hace
bien tiene un valor inapreciable para todas las personas y es fundamental para
favorecer la sensación de valía y utilidad de su familiar.
• Ayudar a solucionar situaciones difíciles
Se trata de hacer ver a nuestro familiar que detenerse en los problemas, fracasos y
fallos no conduce sino a sentirse mal. Es preferible alentar en él o ella la idea de que
los fracasos pueden tomarse como un desafío y un reto, extrayendo de ellos las

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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consecuencias positivas. Animarle a que mantenga una actitud dirigida a la solución


de problemas, sugerirle cómo puede mejorar o resolver alguna situación difícil, así
como prepararle ante nuevos fracasos y fallos, ayuda a mantener sus sentimientos de
valía personal.

• Evitar juzgar y aconsejar


Ayudar a solucionar situaciones difíciles no equivale a juzgar y aconsejar. Antes es
necesario escuchar pacientemente a nuestro familiar y atender cómo se está
sintiendo en ese momento (triste, desorientado, confuso). Ser juzgado suele hacer
sentirse mal a la persona que es juzgada.

• Utilizar contacto físico y sonrisa


Especialmente cuando a nuestros familiares les cuesta trabajo ver u oír, si se les
coge de las manos mientras se les habla, se les toca, acaricia o sonríe se sentirán
reconfortados. En definitiva, cuando un cuidador habitualmente actúa de las formas
anteriores para transmitir afecto a su familiar de más edad, consigue que éste tenga
una mejor opinión de sí mismo y se sienta mejor.

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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Comunicación con personas con


problemas visuales

La comunicación con personas mayores que tienen deficiencias visuales producidas


por cataratas, glaucoma, degeneración macular u otros problemas de visión puede
plantear algunas dificultades. Por ello, en estos casos es conveniente seguir una serie
de recomendaciones que van a favorecer la comunicación.

PROBLEMAS EN LA COMUNICACIÓN CON PERSONAS CON PROBLEMAS


VISUALES

• Se reduce la posibilidad de utilizar señales no verbales (sonrisa, gestos,


movimientos).
• La lectura y la escritura se hace más difícil.
• Se mal interpretan los mensajes más fácilmente.
• Cuanto más complejos o extensos sean los mensajes más difícil será que se
comprendan
• La persona se aísla.

Cómo comunicarse con personas con capacidad visual disminuida

• Pregúntele si la iluminación es adecuada. Una iluminación apropiada permitirá


que su familiar pueda verle mejor y «captar» lo que usted hace mientras habla.
• Sitúese enfrente y cerca de la persona con quien habla, evitando que ésta
tenga enfrente una lámpara, foco de luz o ventana, ya que no podrá ver más
que su silueta.
• Proporcione indicaciones de que usted está escuchando. Expresiones como
«sí, sí...», «entiendo» o gestos como apretarle suavemente la mano harán
saber a su familiar que le está escuchando.
• Adviértale cuando usted entra o sale de una habitación para que sepa cuando
puede dirigirse a usted.
• Descríbale brevemente los lugares y las personas que forman parte de la
conversación. De esta manera podrá seguirla mejor.
• Asegúrese de que su familiar está utilizando las ayudas ópticas adecuadas
(graduación correcta de gafas, lupas especiales para leer, etc.), así como las
ayudas técnicas que le ayuden a compensar su deficiencia visual (números de
teléfono de uso frecuente escritos con números grandes sobre una pizarra o
agenda especial, etc.). Suele ser conveniente consultar con profesionales que
le recomendarán ayudas acordes a las necesidades de su familiar
(Organización Nacional de Ciegos, ONCE).

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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Comunicación con personas con problemas auditivos


La comunicación con personas que han perdido la capacidad de oír con normalidad
es especialmente difícil. No obstante, pese a los posibles problemas, es posible
mantener una adecuada comunicación si se emplean «fórmulas» para facilitarla.

PROBLEMAS EN LA COMUNICACIÓN CON PERSONAS CON PROBLEMAS


AUDITIVOS

• Se oyen peor los sonidos agudos.


• Se mal interpretan los mensajes más fácilmente.
• Se hace más difícil la comunicación no verbal (gestos, expresiones), ya que las
personas con dificultades auditivas centran su atención en los labios del otro y
no atienden a otras señales.
• Al no entender lo que se les dice, las personas con este problema pueden
volverse recelosos y desconfiados.
• Tienden a estar de mal humor.
• La persona se aísla

Cómo comunicarse con personas con capacidad auditiva disminuida

• Elija para hablar lugares que sean silenciosos.


• Capte su atención antes de hablar (tocándole si es necesario).
• Sitúese enfrente de la persona con quien habla y mientras habla mírele a la
cara.
• Asegúrese de que usted tiene suficiente iluminación sobre la cara y no sobre
su espalda, para facilitar que así su familiar pueda leerle los labios.
• Hable despacio y vocalizando de forma clara.
• Utilice frases sencillas y cortas.
• No cambie rápidamente de tema.
• No hable demasiado alto. Basta con hablar con volumen ligeramente más alto
de lo habitual. Hablar muy alto puede tener un efecto contrario al que pretende.
• Acompañe lo que dice con gestos.
• Escuche con sumo cuidado si su familiar da señales de que le entiende.
Hágale preguntas si es necesario para comprobar que le ha entendido.
• Asegúrese de que su familiar está utilizando las ayudas técnicas adecuadas
para compensar su deficiencia auditiva (audífonos «sonotones»).
• Realice modificaciones en el hogar para compensar la deficiencia auditiva. Por
ejemplo, teléfonos especiales (teléfonos en los que al recibir la llamada se
enciende una luz), amplificadores de volumen en el teléfono, etc.). Es
conveniente consultar con profesionales que le recomendarán ayudas acordes
a las necesidades de su familiar (terapeutas ocupacionales).

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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Comunicación con personas que han sufrido un


accidente cerebro-vascular
Algunas lesiones provocadas por accidentes cerebro-vasculares (trombosis, embolias,
derrames cerebrales) hacen que sea más difícil la comunicación con personas que
han padecido estos problemas. La mayor o menor dificultad para comunicarse
dependerá de la localización y del alcance de la lesión. En cualquier caso, un efecto
inmediato es una mayor o menor incapacidad para manejar el lenguaje mediante
palabras, gestos o por escrito (conocida como afasia).

No necesariamente todas las personas que han padecido un accidente cerebro-


vascular tienen los mismos problemas de comunicación. Hay personas que tienen
problemas para expresarse, lo que se denomina afasia expresiva y que se caracteriza
por la incapacidad para utilizar adecuadamente las palabras, frases o la gramática,
de tal forma que el lenguaje de estas personas se asemeja a un «telegrama». En
otras personas el problema de comunicación está relacionado con la capacidad de
entender a los demás, tanto si se trata lenguaje hablado como escrito (afasia
receptiva). Además de los problemas de comunicación, los accidentes cerebro-
vasculares suelen conllevar problemas en la memoria y el recuerdo, así como
frustración, aislamiento, depresión y bruscos cambios de humor.

A pesar de las evidentes dificultades de comunicación que se producen con las


personas que tienen este tipo de problemas, siempre es posible mejorarlas si se
emplean «estrategias» apropiadas.

Cómo comunicarse con personas que han sufrido accidentes


cerebro-vasculares

• Elija lugares tranquilos para hablar.


• Capte la atención de su familiar antes de hablar (tocándole si es necesario).
• Háblele algo más despacio de lo normal. Si es necesario, déle tiempo para que
encuentre las palabras o ideas.
• Escuche con paciencia, sin mostrar nerviosismo.
• Acepte como normal que su familiar se exprese casi «telegráficamente».
• No trate de adivinar rápidamente lo que intenta decir.
• Emplee frases positivas. Es preferible decir «hazlo de esta manera» en lugar
de «no lo hagas así».
• Utilice palabras sencillas, frases simples y cortas.
• Haga preguntas que requieran respuestas sencillas (si o no, o una cantidad
limitada de elecciones).
• Utilice gestos y expresiones para acompañar lo que usted le está diciendo.
• Anime todos los intentos de comunicación que realice su familiar sean del tipo
que sean (palabras, gestos, por escrito, etc.).
• Si no le entiende, haga preguntas que requieran sí o no hasta entenderle.

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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• Recuerde que su familiar es un adulto. Háblele como tal.


• Ya que la capacidad de expresarse de su familiar puede variar de un día a otro,
sea paciente cuando no pueda utilizar una palabra que ha empleado en
anteriores ocasiones.
• Acuda a servicios de rehabilitación o profesionales especializados (logopedas,
psicólogos) que pueden mejorar la capacidad de comunicación de su familiar y
ayudarle a usted a comunicarse de una forma más efectiva con él o ella.

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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Comunicación con personas con demencia

La comunicación es el puente que siempre debe permanecer entre el cuidador y el


familiar, con demencia. De esta forma, el enfermo puede permanecer conectado
consigo mismo y con el mundo que le rodea. Los cuidadores que han logrado
mantener una buena relación con un familiar que padece esta enfermedad utilizan
consistentemente diferentes estrategias.

Problemas en la comunicación con personas con demencia

• Tienen dificultad para expresarse y para comprender.


• Olvidan rápidamente lo que se les dice.
• Repiten lo mismo una y otra vez.
• Cuentan historias que no tienen lógica.
• Pueden no recordar los nombres de los familiares ni saber quiénes son éstos.
• Pueden describir un objeto, pero no saber su nombre.

Cómo comunicarse con personas con demencia

• Piense que los problemas de su familiar se deben a la enfermedad y no a


que voluntariamente quiera irritarle a usted o «sacarle de quicio».
• Capte su atención y proporciónele seguridad (sonríales, tómele del brazo o
déle un abrazo).
• Llame a su familiar por su nombre, situándose frente a él y hablando despacio.
• Elija temas agradables de conversación, háblele sobre aquello que a él o ella
le gusta y le es agradable. Hechos y acontecimientos del pasado que hayan
sido de interés para su familiar, pueden ser temas adecuados, ya que le
gustará hablar de ellos.
• Utilice un trato apropiado. Háblele como a un adulto, no como si se tratara de
un niño. Esto significa evitar las palabras, frases y el tono de voz que
empleamos con los bebés y los niños. También, significa evitar la tendencia a
utilizar la palabra «nosotros» como cuando, por ejemplo, se dice «parece que
hoy tenemos buen aspecto». A menos que se quiera realmente decir
«nosotros» no es conveniente utilizarlo, siendo preferible utilizar frases como
«tienes buen aspecto», que significaría lo mismo pero expresado de una
manera adulta.
• Es preferible que le diga a su familiar lo que debe hacer y no lo que no
debe hacer. De esta manera hará más fácil que le entienda. Así, es preferible
decirle «quédate en el salón» que «no te muevas del salón».
• Haga preguntas sencillas. Evite realizar preguntas cuando la enfermedad se
encuentre en estado avanzado. Pero si lo hace, limite las alternativas de
respuesta. Algunos ejemplos de preguntas adecuadas son: « ¿Quieres una
manzana?» (a la vez que se la muestra), « ¿Te gustaría dar un paseo?»
(pregunta que se responde sencillamente con sí o no). Evite preguntas más

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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complejas, ante las que son posibles diversas respuestas. Por ejemplo, « ¿Qué
quieres comer?» ya que tiene tantas posibles respuestas que puede dificultar
que su familiar responda.
• Simplifique lo que quiere decir. Utilice palabras familiares y conocidas. Evite
largas parrafadas que contribuirían a una mayor confusión de su familiar. Una
información sencilla y breve ayudará a que se sienta orientado y seguro.
• Escúchele pacientemente pensando que va a comprenderle. Aunque, en
ocasiones, no le pueda entender pese al empeño que pone, otras veces podrá
entenderle.
• Mantenga la calma. Intente sonreír y mostrar sentido del humor. Una
respuesta de impaciencia o agresividad, sólo lleva a provocar un conflicto. En
situaciones donde la persona mayor parezca preocupada y tensa, el cuidador
debe responder con tranquilidad. Es preferible utilizar diferentes palabras y
frases, pensando qué es lo que puede querer su familiar y manteniendo la
calma. Puede acompañar todo ello de una sonrisa y tocar a su familiar o
cogerle suavemente de las manos para tranquilizarle.
• Una respuesta de impaciencia y fastidio es inadecuada porque la persona
mayor no está orientada en el tiempo y por lo tanto no entiende la
respuesta. Además es importante saber que si hace siempre esa misma
pregunta se debe a que es importante para él y no porque voluntariamente
quiera molestar. En la otra respuesta, el cuidador mantiene la calma y contesta
a la pregunta indicando una actividad (hora de comer) y lo hace de forma
pausada utilizando un lenguaje claro y sencillo, mientras le sonríe. De esta
manera su padre se sentirá orientado y seguro.
• No intente razonar ni aplicar la lógica con su familiar. A veces, la persona
que padece demencia vive en su propio mundo, siguiendo su propia lógica y
realizando acciones de difícil comprensión para las personas que no sufren tal
enfermedad (por ejemplo, ponerse la ropa interior sobre la exterior). A veces
puede ser conveniente seguir la realidad que vive el enfermo aunque realice
actos que no sean lógicos para los demás. Mientras su actividad no sea
peligrosa para él o para los demás miembros de la familia, deje que la continúe
aunque no sea del todo lógica ni comprensible para usted. Esto transmite
seguridad a su familiar.
• Elimine la utilización de la expresión « ¿no recuerdas?». El enfermo de
Alzheimer va perdiendo la memoria con el tiempo. Por esta razón habrá cosas
que no pueda recordar y se sentirá frustrado. Sea comprensivo en estos
momentos. Preguntarle si recuerda algo le pone en un aprieto. Es necesario
vigilar y evitar las expresiones que examinen la capacidad de memoria de su
familiar. Así, utilizar expresiones tales como ¿Cuándo hiciste...? o ¿Cuánto
tiempo hace que...? pueden causarle frustración. Por ejemplo, es preferible
decir «aquí está tu prima Carmen» en lugar de « ¿No recuerdas a tu prima
Carmen?».
• Déle la oportunidad de responde. Lo que parece un silencio largo e inútil
para usted, puede significar que su familiar está concentrándose,
comprendiendo lo que acaba de decirle y buscando una respuesta. Si no

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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responde en 1 ó 2 minutos, repita usted su pregunta o comentario exactamente


de la misma manera en que lo hizo anteriormente, empleando las mismas
palabras, ya que así le facilitará que lo acabe de entender.
• Ayúdele a comunicarse a través de la lectura. Una de las actividades de
más interés y que más amena puede resultar para su familiar si padece esta
enfermedad es la lectura. Leerle durante un rato un pequeño texto es también
una forma de comunicación.

• Mejorar la comunicación a través de la lectura

• Respetar los gustos de su familiar, por ejemplo averiguar si prefiere


acontecimientos sociales, textos históricos, novelas, etc.
• Utilizar libros cuyo contenido le sea familiar, así los comprenderá mejor y
disfrutará más.
• Elegir historias divertidas, alegres e interesantes.
• Leer las historias con un tono ameno, esto conseguirá que pueda seguirnos.
• Elegir el momento adecuado según el estado anímico de su familiar.
• No prolongar demasiado la sesión de lectura y tener en cuenta la capacidad de
atención de la persona mayor.
• Considerar la existencia de cualquier déficit sensorial. Es necesario conocer si
su familiar sufre algún problema visual o auditivo y las implicaciones que esto
puede tener sobre la lectura.

RECUERDE

• Una comunicación eficaz ayuda a un mejor entendimiento entre la persona


mayor el familiar que le cuida, evitando problemas de relación derivados de
informaciones mal expresadas o mal entendidas.
• Usted puede comunicarse mejor con la persona a la que cuida si la tiene en
cuenta, poniéndose en su lugar, dándole el tiempo necesario para que
responda y prestando atención a lo que le dice.
• Si tiene que decir a su familiar algo importante elija el momento y lugar
adecuado.
• Transmitirle nuestro afecto hará que nuestro familiar se sienta seguro. Permita
que exprese sus sentimientos, sea sensible ante ellos y ayude a que actúe de
una manera dirigida a solucionar los problemas.
• Respete las negativas de su familiar y no juzgue su comportamiento a partir de
que anteriormente haya ocurrido algo similar.
• Tenga en cuenta las dificultades sensoriales (vista u oído) o problemas de
memoria, atención, etc. de su familiar cuando se comunique con él.

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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COMO CUIDAR PARA FAVORECER LA INDEPENDENCIA Y


AUTOESTIMA DE NUESTRO FAMILIAR

Los riesgos del cuidado y de la ayuda


El cuidado de las personas mayores constituye una de las principales preocupaciones
de sus familiares. Los cuidadores generalmente se encuentran con dificultades en
actividades de la vida diaria como caminar, bañarse, vestirse, comer, realizar tareas
domésticas que son más frecuentes a medida que empeora el estado de salud.

El cuidado y la ayuda pueden generar dependencia


Sin embargo, el deterioro de la salud no es la única causa por la que las personas
mayores dejan de hacer actividades que han hecho a lo largo de toda su vida. Las
actividades y la forma de actuar de los familiares y otras personas cercanas
ante el deterioro de la salud de la persona mayor tienen una gran influencia
sobre el grado de autonomía e independencia que ésta muestra.

Frecuentemente, los familiares tienden a responder a los problemas de autonomía


de las personas a las que cuidan haciendo las cosas por ellos. En muchas
ocasiones, ponen toda su atención y esfuerzo para ayudar a sus familiares mayores
en todo aquello en lo que tienen dificultades. Así por ejemplo, cuando una persona
tiene dificultades para desplazarse, el cuidador se apresura a ayudarla, cuando es
posible que con menos ayuda y algo más de tiempo hubiera podido hacerlo ella sola.
Los sentimientos de pena, de temor o de responsabilidad, junto a no desear ver sufrir
al familiar son algunas razones que pueden llevar a prestar ayuda inmediata o
excesiva.

En definitiva, cuando las personas de más edad tienen alguna incapacidad para
realizar las actividades de la vida diaria, suelen recibir con prontitud la atención y «la
ayuda» de quienes les cuidan. De esta forma, nuestros familiares mayores, cuando se
comportan de modo dependiente, consiguen la atención y el apoyo de los que les
cuida. Por tanto, no se favorece que se esfuercen por ser autónomos e
independientes. En definitiva, las actitudes y los comportamientos de los cuidadores
resulta, entonces, decisivos para favorecer la independencia de sus mayores.

A continuación, veamos dos ejemplos de personas que muestran distintas actitudes y


comportamientos ante el cuidado de sus familiares mayores con problemas de
dependencia. En el primer ejemplo, se fomenta la dependencia y en el segundo la
independencia. Cada una de estas dos formas de pensar sobre los problemas de
autonomía de las personas mayores tiene distintas consecuencias sobre la forma en
la que cada cuidador va a tratar a estas personas y por consiguiente en la
independencia y autonomía de éstas.

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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Luisa, que cuida a su madre con problema de artritis, piensa «en realidad ya no puede
bañarse sola. Está demasiado torpe y enferma. No hay más que verla. De ahora en
adelante, tendré que bañarla yo».

¿Qué implicaciones tiene este comentario?

Cuando dice «ya no puede bañarse», presupone que su madre no puede valerse por
sí misma.
Cuando dice «tendré que bañarla yo» se obliga a dedicar más tiempo al cuidado.
Así, no permite que la persona a la que cuida realice las actividades que todavía
puede realizar de forma independiente. La persona mayor perderá progresivamente
sus habilidades por falta de práctica.

Carmen que cuida a su madre, quien padece una enfermedad que dificulta su
movilidad piensa: «La verdad es que está muy torpe, pero una persona como ella, que
siempre ha sido tan limpia... seguro que todavía puede hacer alguna cosa para
bañarse. A lo mejor, enjabonarse o secarse con la toalla. Todo lo que sea capaz de
hacer por sí misma, es mejor que lo continúe haciendo. Ella se sentirá mejor y yo
también. Tendré que estar atenta y comprobar lo que puede hacer sola y ayudarle
sólo en lo que realmente necesita»

¿Qué implicaciones tiene esta forma de pensar de la cuidadora?

Cuando dice «la verdad es que está muy torpe», es consciente de las limitaciones de
la persona que cuida.
Cuando dice «seguramente, hay algo que puede hacer todavía», deja abierta la
posibilidad de que pueda valerse por sí misma en alguna medida.
Cuando dice «La observaré durante el baño para comprobar lo que puede hacer»,
averigua hasta qué punto realmente necesita ayuda.
Así, al ayudarla sólo en lo que necesita y animarla para que haga lo que todavía
puede hacer pasa a la acción, decidiendo con precisión en qué va a consistir su
ayuda y qué va a dejar hacer a su madre. La persona mayor continúa poniendo en
práctica las capacidades que posee y sintiéndose autónoma y segura para
determinadas actividades.

A continuación se muestran otras frases que reflejan actitudes y comportamientos de


los familiares, unos fomentan la autonomía personal y otros pueden aumentar la
dependencia de las personas cuidadas.

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Comentarios de los cuidadores que favorecen dependencia e independencia

Favorecen la dependencia Favorecen la independencia

Aseo personal
«No te preocupes por tu «Podrías afeitarte. Creo que
aspecto. No vas a salir» estarás mejor»

Incontinencia
«Te voy a cambiar de ropa. «Puedes cambiarte de ropa.
Estás mojada» Cuando termines te ayudo a
limpiar la silla»

Actividad
«Es mejor que te quedes en « ¿Qué tal si te levantas y
cama. Total, no tienes nada andas un poco?»
Que hacer»

Alimentación
«Yo te daré la comida. «Hoy vamos a comer antes
Vamos a llegar tarde» para que nos dé tiempo
A llegar a la hora»

Higiene y baño
«Déjame a mí la toalla. «Te doy la toalla para que te
Te seco yo» vayas secando por arriba.
Mientras, yo te voy secando
las piernas»

Vestido
«Déjame que te vista. «Elegimos la ropa que te vas
Tardamos menos» a poner y poco a poco te la
Vas poniendo. Llámame sí te
Hace falta ayuda»

El cuidado puede afectar a la autoestima de la persona a quien se cuida


La autoestima es la confianza que tenemos en nosotros mismos y que nos hace
sentirnos útiles y valiosos ante nosotros mismos y los demás. Las enfermedades y
hacerse mayor pueden llevar a que la autoestima disminuya. Además, las personas
mayores que necesitan cuidados pueden ver reducidas sus posibilidades de tomar
decisiones y de organizar su vida por sí mismas, lo que afecta a sus sentimientos de
valía personal.

Los cuidadores están generalmente preocupados porque la atención que se ofrece a


sus familiares sea de la mejor calidad posible, y en ese empeño a veces toman
decisiones por ellos o no tienen en cuenta la importancia de respetar cuestiones como

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el pudor o la intimidad en situaciones como el baño o el vestido. Estos


comportamientos pueden llevar a que las personas mayores se sientan cada vez más
incapaces y vayan perdiendo la confianza en sí mismas.

La actitud y la forma de actuar de los cuidadores pueden contribuir entonces a que las
personas mayores, aún con grandes niveles de dependencia, mantengan la confianza
en sí mismas y en su dignidad como personas. Por ejemplo, algunos familiares
tienden a resolver los asuntos de las personas mayores (gestiones en el banco,
consultas en el médico) sin que éstas participen en modo alguno. «No te preocupes
por nada», «Eso te lo arreglo yo»..., son comentarios que ilustran esta forma de
actuar...

Sin embargo, los cuidadores que fomentan la autoestima tienen en cuenta a las
personas que cuidan y les ofrecen su ayuda para que ellas continúen organizando y
resolviendo su asunto. «Si necesitas ayuda para ordenar los papeles del banco,
dímelo y te ayudaré en lo que no entiendas», «no te olvides de que tienes que
consultar algunas cosas al médico. Si quieres puedo ir contigo». Estas frases
ejemplifican formas de actuar de los cuidadores que ofrecen su ayuda para que sus
familiares continúen siendo responsables de todo aquello que les afecta.

¿Cómo potenciar la autonomía?


Esperamos que, en este momento, hayamos sido capaces de transmitir la enorme
importancia que su forma de pensar y actuar tiene para favorecer la independencia
de su familiar. Si es así en las páginas siguientes encontrará algunas ideas que han
resultado útiles a otras personas para mantener y desarrollar comportamientos
autónomos.

Es posible que, en este momento, usted se esté preguntando si el seguir estas


recomendaciones no le llevarán, en realidad, más tiempo para cuidar a su familiar.
Estas dudas son muy razonables ya que ciertamente es posible que al principio le
lleve algo más de tiempo. Sin embargo, este esfuerzo se verá recompensado en la
medida en la que, probablemente, aumentará su satisfacción al ver como su familiar
mantiene cierta autonomía y se siente mejor al verse a sí mismo como una persona
útil que puede realizar actividades que le permiten mantener su dignidad. Es una
cuestión de paciencia y tiempo. No darse por vencido y ser persistente es el
mejor camino para favorecer la autonomía de la persona a la que cuida. Si actúa así,
verá que, en poco tiempo, dedicará menos esfuerzo para ayudarle en las actividades
de la vida cotidiana. Las sugerencias que encontrará a continuación pueden ayudarle
a conseguirlo.

Observe y trate de encontrar todo lo que su familiar pueda hacer solo


Los cuidadores dedican mucho tiempo y esfuerzo a aliviar los problemas y dificultades
de las personas que cuidan. Esto les puede llevar a prestar más atención a las
dificultades que a las capacidades de sus familiares.

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Sin embargo, los cuidadores que favorecen la autonomía, aunque no olvidan las
limitaciones de las personas mayores son «expertos» en detectar y potenciar las
posibilidades y habilidades de la persona a la que cuidan. Actividades como
lavarse, peinarse o bañarse se aprenden en la infancia y se practican diariamente, por
lo que son actividades muy bien aprendidas. Esto significa que aunque una persona
mayor tenga dificultades para realizar una actividad como, por ejemplo, bañarse, no
habrá olvidado todo lo que implica bañarse y, por tanto algunos pasos de esta
actividad sí podrá realizarlos con independencia. Puede que no sea capaz de
desnudarse por completo o entrar en la bañera pero sí de enjabonarse o secarse
algunas partes del cuerpo. Lo que tratamos de decirle es que si quiere descubrir las
capacidades de la persona a la que cuida, podrá hacerlo observando todas las
tareas (enjabonarse, secarse, meterse las mangas de la chaqueta, abotonarse, etc.)
que su familiar todavía realiza cuando está haciendo alguna actividad de su cuidado
personal (lavarse, vestirse, etc.). Este análisis detallado le resultará más útil cuanto
mayor sea el grado de dependencia de su familiar.

No haga por su familiar nada que éste pueda hacer por sí mismo
Es preferible actuar de tal forma que su familiar continúe haciendo todo lo que pueda
por sí mismo. No piense que no puede hacer alguna cosa sin antes comprobar que
realmente no puede. Por ejemplo, si su familiar va a salir del coche y presenta cierta
dificultad para moverse permita que, aún con esfuerzo, sea él o ella quien salga del
coche por sus propios medios. Además, si usted ha comprobado que es capaz de
hacerlo recuérdeselo y anímele a repetirlo en la próxima ocasión.

Ayúdele en las tareas que le resulten más difíciles (abrochar botones, por ejemplo),
pero colabore con él (animándole, diciéndole como hacerlo) para que continúe
haciendo por sí mismo tareas que le resulten más sencillas (ponerse o quitarse
prendas, por ejemplo). Si, en lugar de hacerlo así, usted hace las cosas por él, su
familiar acabará olvidando cómo hacerlas. Sabemos que actuar así no es fácil, sobre
todo cuando comprobamos que nuestro familiar sufre algo por el esfuerzo que tiene
que hacer se muestra molesto por nuestra aparente «comodidad». Si su familiar pone
objeciones o dificultades ante esta forma que tiene usted de actuar, responda
teniendo en cuenta las sugerencias que se presentan a continuación.

Como responder a las objeciones y dificultades de su familiar para ser más


independiente
Cuando a las personas se les exige un esfuerzo o se trata de cambiar sus
costumbres, muchas veces responden negándose, protestando o enfadándose con el
cuidador. «Si siempre me has bañado, porque no lo haces ahora...; «tú no sabes
como estoy, si lo supieras no me pedirías que hiciera...», son algunas reacciones
cuando se les pide que hagan algunas tareas de su cuidado personal. A veces, sobre
todo cuando existe un deterioro mental, su familiar puede llegar a mostrar enfado
intentando agredirse a sí mismo o a usted. En lugar de responderle directamente a
sus objeciones, le será más útil seguir las siguientes sugerencias:

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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Responderle con frases que muestren confianza en sus posibilidades:


• «Sé que te cuesta, pero yo sé que puedes hacerlo».

Proponerle la actividad como algo que se pone a prueba y en lo que usted le está
ayudando:
• «Vamos a probar lo que puedes hacer. Yo te ayudaré».
• Sea constante. Si no consigue la colaboración de su familiar en los primeros
intentos, repase las sugerencias que se tratan en este capítulo de la guía, deje
pasar un tiempo e inténtelo de nuevo.

Ayude a su familiar sólo lo necesario


Los cuidadores saben que no resulta fácil ser paciente y constante. Sin embargo,
piense que aunque inicialmente puede resultar más incómodo para nosotros, es la
mejor ayuda que podemos ofrecer a la persona que cuidamos.

Recuerde que si su objetivo es conseguir que su familiar desarrolle al máximo sus


capacidades, es importante que le proporcione únicamente la ayuda que necesita,
dejándole siempre el tiempo necesario para que lo haga. Cuando su familiar necesite
algo de ayuda para desenvolverse en su vida diaria puede optar por una de las
posibilidades siguientes:

Ayudarle verbalmente
Usted puede ayudar a que su familiar haga una actividad diciéndole concretamente
lo que quiere que haga. Si, por ejemplo, quiere fomentar la autonomía en el vestido,
en lugar de decirle «Vístete sola», sería mejor decirle «ahora coge la blusa y mete el
brazo izquierdo por la manga izquierda».

Ayudarle a empezar
En algunos casos es necesario proporcionar una ligera ayuda física, tal como darle
una palmadita en la espalda, tocarle ligeramente el hombro o el brazo, etc. Este tipo
de ayuda se debe acompañar de alguna frase de ánimo. Así por ejemplo, si queremos
ayudar a nuestro familiar a que coma solo podemos decirle: «coge la cuchara» y a la
vez tocarle el hombro. Cuando coja la cuchara debe mostrar a su familiar su
satisfacción «muy bien, veo que puedes hacerlo solo». A continuación otro ejemplo:

AYUDA A EMPEZAR

Antonia de 82 años ha sido sometida recientemente a una operación quirúrgica.


Durante el tiempo que ha permanecido hospitalizada, sus familiares le han dado de
comer. Una vez en casa, su nuera y cuidadora habitual quiere que ésta vuelva a
alimentarse con autonomía.

Ayuda inadecuada Ayuda Adecuada


Decirle solamente que «llene Pedirle que llene la cuchara
la cuchara» Tocar a la persona guiándola
mínimamente para que llene

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la cuchara y reconocerle el
esfuerzo realizado una vez
conseguido el objetivo.

Ayudarle a hacer la actividad


A veces cuando las capacidades de las personas mayores son mínimas, no es
suficiente animar con palabras o con un ligero «empuje físico». Se hace necesario en
estos casos prestarle asistencia física durante la actividad. Una forma de actuar en
estos casos sería animarle para que realice la acción describiendo ésta («ahora coge
la cuchara»), simultáneamente guiarle físicamente desde el inicio hasta el final de la
acción (coger la mano de la persona mayor y llevarla hacia la cuchara) y, finalmente,
felicitar a la persona cuando se haya completado la acción deseada.

Prepare la situación para que sea más fácil


Algunas veces ocurre que cuando los familiares comprueban que la persona mayor
tiene un problema (como por ejemplo, dificultades para entrar y salir de la bañera)
comienzan a hacer los cambios que, a su juicio, pueden ayudarle (por ejemplo, poner
unas «barras asideras» que facilitan la entrada y la salida de la bañera). Sin embargo,
en ocasiones se sorprenden cuando comprueban que tal modificación no obtiene el
resultado apetecido (en este caso que la persona utilizase las barras «asideras» a la
hora de bañarse). Para conseguir que los cambios ayuden a su familiar se indican a
continuación algunas sugerencias.

Mantenga rutinas siempre que pueda


Las cosas que se hacen siempre en el mismo lugar y momento del día son las que
más fácilmente se continúan haciendo. Si, por ejemplo, su familiar tiene la costumbre
de desayunar todos los días en la cocina y para ello debe caminar unos metros de
pasillo, usted podría mantener esta costumbre comentándole lo bueno que es para él
o ella que comience el día dando ese pequeño paseo, y acompañándole durante el
desayuno. O bien, si usted quiere que vuelva a bañarse con la mayor independencia
posible, fije con él o ella un momento del día para ayudarle en el baño y sea constante
en su cumplimiento.

Tenga en cuenta la preferencia de la persona mayor


Las posibilidades de que una persona haga algo aumentan en la medida en la que
ella haya decidido hacerlo y no «se lo den hecho». Esto también ocurre con su
familiar. Si usted quiere animar a su familiar para que vuelva a hacer algo que ha
dejado de hacer debe tener en cuenta las circunstancias y el modo en el que lo hacía
anteriormente. Pensemos, por ejemplo, que ha dejado de afeitarse y usted piensa que
es bueno para él que lo siga haciendo. Usted piensa que es más seguro que se afeite
con maquinilla y que lo haga en un lugar en el que haya suficiente luz natural.
Posiblemente su reflexión sea adecuada. Pero ¿qué pasa con su familiar? Con toda
seguridad tiene sus preferencias. ¿Se afeitaba todos los días?, ¿Dónde y cuándo lo
hacía? Las respuestas a preguntas como éstas le ayudarán a crear una situación
favorable para que vuelva a afeitarse.

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En definitiva, tenga en cuenta a su familiar al animarle a ser más activo. Consúltele


los cambios que ha pensado y trate con él las posibles ventajas o inconvenientes de
los mismos. Es posible que el estado mental de su familiar no permita esa
conversación. Tenga en cuenta, entonces, sus gustos e intereses anteriores, eso le
ayudará a crear situaciones en las que se encuentre cómodo y se desenvuelva con
toda la independencia que le sea posible.

Procure evitar cambios bruscos en el ambiente


El orden y la rutina en las actividades y sucesos de la vida diaria contribuyen a que las
personas mayores se sientan más seguras y se desenvuelvan con más
independencia en su entorno habitual. Por ejemplo, si las rutinas habituales como
levantase de la cama, comidas, etc. se realizan habitualmente a la misma hora, se
ayudará a la persona a anticiparlas y a que participe en ellas en la medida de sus
posibilidades. Cuando se deba cambiar la rutina (cambios de medicación, de
domicilio, etc.), informe a su familiar y hágale sentirse seguro sin grandes
explicaciones. Esto es especialmente importante en el caso de que su familiar esté
afectado por demencia.

Tenga en cuenta la seguridad, pero piense también en la autonomía


En muchos casos los cuidadores de personas dependientes están muy preocupados
por evitarles cualquier posible riesgo. Pero a veces ocurre que, junto con los riesgos,
se eliminan también oportunidades para la autonomía. Un hijo o una hija que
comienza a hacer la compra diaria a su padre después de que éste haya tenido un
problema de salud, que no le permite cocinar después de que éste se hay quemado
en una ocasión, etc. constituyen ejemplos de este tipo de situaciones. Estos
comportamientos, que generalmente son vistos por las personas mayores como un
gesto de atención y de interés hacia ellos, significan un aumento de las tareas para
los cuidadores y un fomento de la dependencia de las personas mayores que
seguramente puede y debe evitarse. Lograr este equilibrio entre la seguridad y la
independencia de su familiar no es fácil. Sin embargo, merece la pena intentarlo.
Algunas ideas que pueden fomentar la autonomía sin riesgos son:

Pensar en las consecuencias


Antes de comenzar a hacer alguna actividad por la persona mayor deténgase a
pensar sobre sus consecuencias para usted y para ella.

Facilitar la tarea
Busque y ponga en práctica cambios que lleven a que la persona mayor inicie la
actividad y la realice completamente o en parte. Así, por ejemplo, en el caso de la
compra, él o ella puede responsabilizarse de parte de las tareas (compras diarias),
mientras que usted puede participar en otras más costosas (compra semanal). En
cualquier caso, anímele y hable con él o ella para el reparto de responsabilidades.

Adaptar la vivienda
Contemple la posibilidad de efectuar cambios para que el domicilio sea más seguro.
Especialmente importantes son la instalación eléctrica de la casa y adaptaciones en la

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cocina (aumentar los puntos de luz, agrandar los números de los mandos de los
electrodomésticos, etc.) y en el cuarto de baño (suelos antideslizantes, barras de
seguridad, etc.).

Utilizar ayudas técnicas


Asimismo, puede consultar acerca de ayudas técnicas acordes a las necesidades de
su familiar. Existen ayudas técnicas para la movilidad, la alimentación, la higiene, etc.
Puede obtener información sobre ayudas técnicas en centros específicos para
personas mayores (Centros de día, hogares, etc.), en establecimientos de productos
especializados para personas mayores o en ortopedias.

Dé a su familiar la oportunidad de ejercitar sus capacidades


Cada persona mayor, aunque sea dependiente, es distinta de todas las demás. Por
tanto, cada una de ellas tiene unas limitaciones y unas capacidades que deben ser
consideradas a la hora de favorecer su autonomía. Es posible que cuando usted lea
esto piense «¡Si no puede hacer nada, necesita ayuda para todo!?». Posiblemente, no
puede hacer algunas de las cosas que hacía antes (salir solo a la calle, por ejemplo) o
necesita ayuda para moverse o para su cuidado personal (bañarse o vestirse. Pero si
usted valora que su familiar sea autónomo tendrá que permitir que haga por sí solo,
aunque sea de modo dificultoso y lento, aquellas actividades (por ejemplo, levantarse
despacio de la silla, caminar con bastón), o parte de ellas (por ejemplo, secarse al
salir del baño), que todavía es capaz de hacer. Es importante para ello que respete el
tiempo que su familiar necesita para hacer las cosas, reconozca el esfuerzo que
hace y anímele a continuar haciéndolo.

Premiar la autonomía
Las personas mayores dependientes ganarán progresivamente más autonomía en la
medida que obtenga reconocimiento por sus intentos para ser más independientes.
Usted puede hacer que su familiar sea cada vez más autónomo si le hace saber su
satisfacción por lo que es capaz de hacer inmediatamente después de que lo haya
hecho. Por ejemplo, si su familiar se ha esforzado arreglándose por sí mismo para ir a
la calle muéstrele, antes de salir, su satisfacción, describiéndole el motivo de su
felicitación («cuánto me alegro de ver cómo te has arreglado tú solo») al tiempo que le
da una palmadita en la espalda o le agarra suavemente la mano.

¿Cómo potenciar la autoestima de su familiar?

Las personas mayores que tienen una buena opinión de sí mismas están más
satisfechas con su vida y tratan de mantener su independencia el mayor tiempo
posible.

Los cuidadores pueden influir mediante su trato cotidiano para que sus familiares
conserven sus sentimientos de utilidad y de valía personal. Las siguientes
recomendaciones pueden ayudar a conseguirlo.

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Permita que su familiar tome las decisiones que le afectan


Su familiar sentirá que continúa ejerciendo control sobre su vida, en la medida que
continúe tomando decisiones acerca de cuestiones que le afectan. Si hay que toma
una decisión, anímele a hacerlo, no lo haga usted. Pregúntele habitualmente acerca
de sus preferencias y opiniones en relación con las decisiones que haya que tomar en
su vida diaria (horario, actividades, etc.).

Si usted u otra persona próxima (familiares, médicos, etc.) consideran que su familiar
tiene que hacer cambios en su vida para estar mejor (hacer más cosas por sí
mismo, asumir responsabilidades, etc.), consúltelos con él para que los vea como
objetivos propios. Ayúdele a darse cuenta de las consecuencias positivas que para él
tendía realizar esos cambios, ofrézcale su ayuda y respete su decisión. Algunas de
las situaciones en las que también es especialmente necesaria esta consulta son:

• Cuando hay que hacer cambios en la casa.


• Cuando es necesario utilizar servicios y ayudas externas a la propia familia
(contratar a una persona que le cuide, solicitar o contratar un Servicio de Ayuda
a Domicilio, solicitar o contratar un Centro de Día, contratar teleasistencia,
etc.).
• Cuando es necesario un traslado a cada de un hijo o hija, a un apartamento
adaptado o una residencia.

Incluso si su familiar presenta una gran dificultad para mantener una conversación, es
aconsejable explicarle de una manera sencilla las decisiones o cambios que hay que
adoptar y la razón de los mismos.

Haga que su familiar se sienta útil


La autoestima de las personas mayores mejorará si continúan sintiéndose útiles y
necesarias para las personas que quieren. Por eso es muy importante que usted le
proponga tareas o pequeños encargos que sabe que puede hacer y le reconozca los
esfuerzos que hace para realizarlos.

Si su familiar es una persona que necesita mucha ayuda, puede resultarle útil
simplificar las tareas que le pide. Cualquier tarea por pequeña que sea puede
hacerse de forma gradual, paso a paso. Por ejemplo, si su familiar sufre demencia y
tiene problemas para recordar, usted puede pedirle que realice una actividad como
preparar la ensalada, diciéndolo de forma gradual los pasos que tiene que seguir
(lavar la lechuga, partirla, coger los tomates de la nevera, etc.). Es importante que le
anime después de cada paso y antes de continuar con el siguiente.

Procure que su familiar asuma responsabilidades


Es importante que tenga las responsabilidades que puede asumir. Para ello, puede
resultar útil que continúe teniendo ciertas obligaciones en su vida cotidiana,
acordes a su nivel de capacidad. Recoger su habitación diariamente, poner o quitar la
mesa, cuidar de las plantas pueden ser ejemplos de pequeñas responsabilidades.
Tenga en cuenta que le resultará más fácil conservar costumbres que crearlas. Por

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eso, si su familiar ha tenido siempre una determinada responsabilidad que todavía


puede ejercer (comprar el pan, cerrar con llave la puerta de la calle por la noche, etc.)
usted puede contribuir a que se mantenga valorándola y haciéndole saber la
importancia de que lo realice.

Respete su intimidad
Muchas de las tareas relativas al cuidado llevan consigo una gran proximidad física
entre la persona mayor y su cuidador (baño, vestido, etc.). Esto puede suponer que,
a veces, los cuidadores tengan dificultades para hacerlas compatibles con el respeto
a la intimidad de la persona a la que cuidan. Costumbres como llamar a la puerta de
su habitación o el baño y esperar respuesta, indicar a la persona mayor que nos llame
cuando necesite ayuda para completar el baño el vestido, tener en cuenta sus deseos
de permanecer a solas, son ejemplos que pueden servir de orientación a los
cuidadores con el fin de salvaguardar la intimidad de la persona que cuidan.

RECUERDE

• Los familiares con su forma de actuar pueden mejorar la independencia y


autoestima de las personas mayores que cuidan. Los cuidadores que fomentan
la autonomía:
• Actúan para que las personas mayores hagan todo lo que puedan por sí
mismas.
• Prestan la ayuda adecuada a las capacidades de las personas que cuidan.
• Adaptan los lugares a sus necesidades.
• Respetan y premian sus intentos de independencia.
Para favorecer la autoestima, los cuidadores proporcionan oportunidades para que los
adultos mayores:
• Se sientan útiles
• Tomen sus propias decisiones
• Asuman responsabilidades
• Conserven su intimidad personal.

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GLOSARIO

Aproximación a la definición de: ancianidad, vejez. Senectud.

Anciano, toda persona mayor de 65 años, de acuerdo a la edad media de jubilación


(Comisión Nacional de Senescencia).

Anciano, dícese de la persona que tiene muchos años y lo que es propio de ellos
(Enciclopedia universal).

Senectud, la edad senil, último período de la vida que comienza a los 60 años.
(Enciclopedia universal.)

Vejez, no solo un fenómeno biológico sino también un hecho cultural, al cual la


sociedad le asigna su lugar y su papel teniendo en cuenta su idiosincrasia individual,
su impotencia, y su experiencia (Simón de Beauvoir.)

Vejez, proceso desfavorable de cambio, ordinariamente ligado al paso del tiempo,


que se vuelve perceptible después de la madurez y concluye invariablemente en la
muerte. (Lansing, Gerontólogo de USA).

Vejez, condición parafisiológica que se caracteriza por un conjunto de modificaciones


anatómicas, fisiológicas y sociales que se presentan en el ser humano por acción del
tiempo. ( Finrelstein, doctor especialista.)

Ancianidad, como el deterioro de ciertas capacidades y de la transformación de


ciertas funciones en los individuos de más de 65 años.
Carmen Parros, socióloga).

Senescencia, conjunto de todas las modificaciones morfológicas, fisiológicas,


bioquímicas, y psicológicas consecutivas a la acción del tiempo sobre los seres vivos.
( Binet y Bourliere ).

Vejez, derivado de viejo, procede del latín veclus, vetulusm, que a su vez, viene
definida por la persona de mucha edad.

Edad cronológica, edad actual que tiene años desde su nacimiento.

Edad biológica, impresión en la extensión del daño que tiene un individuo, según su
apariencia, debido al paso de los años.

Sobrevida, duración de la vida de un individuo; número de años medidos desde el


nacimiento hasta la muerte. Es influenciada por el ambiente y por lo tanto puede ser
alterada.

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Expectativa de vida, es una predicción matemática ( cálculo) del número de años de


vida que le queda a una persona a una determinada edad.

Longevidad- Máxima sobrevida, número teórico del máximo de años que puede
sobrevivir la especie en condiciones ideales; es intrínseca y fija genéticamente; es
específica a la misma especie

Definición de Atchley (fuerzas sociales en los últimos años de vida.)


Años intermedios de los 40 a los 50 años.
Madurez tardía de los 60 a los 70 años
Vejez sobre los 80 años.

Vejez, o ancianidad es una etapa de la vida llamada tercera edad por algunos
autores. En cualquier forma, es la culminación del proceso de envejecimiento cuyo
principal factor lo constituye el tiempo, que incide por el mayor trabajo acumulado a
partir del normal funcionamiento del organismo y representado por el deterioro de
algunas glándulas y sus funciones.

La senectud corresponde a la cuarta edad cuando se presenta la senilidad. Casi


siempre implica alguna patología (enfermedad severa o benigna. En casos felices
esta es de especial y sana longevidad.

La vejez como un estado del individuo supone una etapa de la vida la última.
Finalmente el envejecimiento es un largo proceso que ocurre si lo vemos desde una
amplia perspectiva desde el nacimiento hasta la muerte. La vejez, procede del latín
veclus, vetulusm que a su vez viene definido por la persona de mucha edad.

Envejecimiento puede ser definido como cualquier cambio temporal en un objeto o


en un sistema que puede ser bueno, malo o indiferente a un determinado juez u
observador.

La vejez está en función del tiempo que transcurre para un determinado organismo
frecuentemente mediado según su edad.

La vejez se dice que comienza desde la concepción y el ser humano experimenta una
serie de cambios a lo largo de la vida, tras una etapa relativamente corta de desarrollo
físico que coincide con la infancia y la adolescencia.

Vejez, o ancianidad es una etapa de la vida llamada tercera edad y desde 2002
después de la Asamblea mundial de Envejecimiento se les dice Personas Mayores o
Adultos Mayores por algunos autores. En cualquier forma, es la culminación del
proceso de envejecimiento cuyo principal factor lo constituye el tiempo, que incide por
el mayor trabajo acumulado a partir del normal funcionamiento del organismo y
representado por el deterioro de algunas glándulas y sus funciones. Es un estado de
carencia física y psíquica leve marcada que estudia la Gerontología y protege la
gerocultura que constituye, la educación para envejecer sana y dignamente. La

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primera estudia las causas del envejecimiento y la segunda hace la prevención o


profilaxis mediante la instrucción desde temprana edad, la Geriatría se preocupa del
diagnóstico.

Nutrición enteral domiciliaria es la administración de Fórmulas Enterales por vía


digestiva, habitualmente mediante sonda, con el fin de corregir o evitar la desnutrición
de los pacientes atendidos en su domicilio. Se entiende por sonda tanto las
nasoentéricas como las utilizadas en ostomías.

Fórmulas Enterales son aquellos productos constituidos por una mezcla definida de
macro y micronutrientes que se administran por vía digestiva. Con carácter general se
entiende que se trata de fórmulas nutricionalmente completas, por lo que
habitualmente se utilizan como única fuente nutricional.ATIA F U N D A Z I O A
Fórmula nutricionalmente completa es aquella que contiene la cantidad suficiente
de todos y cada uno de los nutrientes requeridos para cubrir la totalidad de las
necesidades de la persona a la que se le prescribe, con la dosis indicada.

Complementos (Suplementos) son aquellos productos que se utilizan en el


tratamiento de situaciones metabólicas especiales, diseñados para complementar los
alimentos de consumo ordinario que son insuficientes para cubrir las necesidades de
un paciente. Son fórmulas no necesariamente completas ni necesariamente
equilibradas, por lo que no deben constituir una fuente exclusiva de alimentación.

Módulos son preparados enterales constituidos normalmente por un solo nutriente.


La combinación de varios módulos puede utilizarse para llevar a cabo una nutrición
enteral completa. Se utilizan para pacientes con requerimientos especiales de energía
y/o nutrientes.

Requerimientos especiales de energía o nutrientes: Se considera que un paciente


presenta necesidades especiales de energía y/o nutrientes cuando su situación clínica
o patología de base modifican su gasto energético, metabolismo protéico o presenta
déficits o pérdidas de algún nutriente aislado y la administración de estos nutrientes
estabiliza o mejora el curso de la enfermedad.

Alimentos de consumo ordinario: Sustancias o productos de cualquier naturaleza,


sólidos o líquidos, naturales o transformados que, por sus características,
aplicaciones, componentes, preparación y estado de conservación, son susceptibles
de ser habitual e idóneamente utilizados para la normal nutrición humana

Alimentos para usos médicos especiales: Son los destinados a la alimentación


exclusiva o parcial de pacientes con capacidad limitada o deteriorada para ingerir,
digerir, absorber o metabolizar alimentos ordinarios o ciertos nutrientes contenidos en
ellos o que tienen necesidad de otros nutrientes especiales determinados
médicamente y cuyo tratamiento alimentario no puede realizarse sólo por la
modificación de la dieta normal, por otros alimentos para regímenes especiales o por
la combinación de ambas cosas.

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Estado nutricional correcto: Es aquella situación en la que la composición y función


de los compartimentos corporales están respetados y, en el caso de individuos en
crecimiento, se mantienen el peso y el desarrollo adecuados.

Desnutrición: Trastorno de la composición corporal, consecutivo a un aporte de


nutrientes insuficiente respecto a las necesidades del organismo, que se traduce
frecuentemente por disminución del compartimento graso y del nivel de proteínas en
sangre y que interfiere con la respuesta normal del huésped frente a la enfermedad y
el tratamiento, que se detecta clínicamente por pruebas bioquímicas y
antropométricas.

Desnutrición severa: Estado patológico en el que el índice de masa corporal (IMC)


es inferior a 18,5 y/o el peso respecto al ideal es menor del 75% y/o la albúmina
inferior a 2,5 g/dl. Se consideran excepciones a estos criterios las personas
previamente obesas y aquellas cuyas cifras de albúmina están por debajo de los
valores indicados a causa de patologías no relacionadas con el estado nutricional.
IMC= Peso/Talla2 (Kg/m2).

Disfagia severa: Trastorno estructural o neuromuscular de la deglución o el transito


esofágico, que dificulta gravemente la ingestión de alimentos y conduce a la
desnutrición.

Malabsorción severa: Situación clínica producida por alteraciones de los procesos


de digestión y/o absorción de uno o varios nutrientes que causa desnutrición. Los
tipos de fórmulas que tenemos ahora en el mercado suponen un grado de avance
importante respecto a lo que teníamos en años anteriores. El problema fundamental
que era el de la tolerancia y la aceptación de la dieta se ha ido minimizando pudiendo
ahora mismo elegir distintas marcas comerciales con distintos sabores en la mayor
parte de los tipos de fórmulas.

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Manual de Gerontología: Aprendiendo a cuidar al Adulto mayor y a su Cuidador
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