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PROCURADURÍA 91 JUDICIAL I PARA ASUNTOS ADMINISTRATIVO-

RIOHACHA
Doctora:
CEILIS YELEG RIVEIRA RODRIGUEZ
Juez Primero Administrativo Mixto del Circuito Judicial de Riohacha
E. S. D.

Referencia
Medio de Control: REPARACION DIRECTA
Demandante: GUSTAVO ADOLFO RAMIREZ MELO Y OTROS
Demandado: NACION-MINISTERIO DE DEFENSA-EJERCITO NACIONAL
Radicación: 44-001-33-40-001-2014-00126-00

Respetado Doctora:

Esta Agencia del Ministerio Público, dentro de la oportunidad legal correspondiente, presenta a
consideración de su despacho su concepto en el proceso de la referencia, a fin de que obre a su
disposición en el momento procesal de proferir sentencia:

I ANTECEDENTES
1.1 La demanda.
1.1.1 Supuestos fácticos.

Se señala con la demanda que GUSTAVO ADOLFO RAMIREZ MELO ingresó día 14 de
febrero de 2011, al Batallón Cartagena de Riohacha, a prestar el servicio militar obligatorio, como
soldado regular, en pleno uso de sus facultades mentales, físicas y psicológicas, habida cuenta que
para ingresar a una Institución de esa naturaleza, los aspirantes son sometidos a exámenes
médicos de rigor; que si bien, el conscripto pudo alguna vez consumir sustancias alucinógenas
(cannabis) antes de ingresar a las filas, este fue de uso recreativo mas no adictivo y fue durante las
actividades propias de la vida cástrense cuando desarrolló una adicción al uso de sustancias

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psicoactivas; que en agosto de 2011, bajo trastornos producidos por esta patología escapó del
batallón, y esta situación no fue reportada a su familia, sino que sorpresivamente su señora madre
lo encontró en un estado deplorable deambulando en la calle 1ra de Riohacha; que la demandada
fue conocedora de esta situación a tal grado que lo envió al Centro de Atención y Rehabilitación
Integral de Barranquilla-CARI el 25 de septiembre de 2011 y, dado de alta el 28 de octubre de
2011, por no presentar síntomas psicóticos; que estuvo en el lugar materno hasta cuando fue
llamado a reincorporarse en la filas; que la entidad demandada el 18 de abril de 2012 entregó
armas de dotación militar al soldado, y estando en actividades propias del servicio, bajo trastorno,
abandona el área de acuartelamiento, sin medir la consecuencias dada su patología mental; que el
día 20 de Junio de 2012, después que el Juzgado 20 de Instrucción Penal Militar considerara
imputar el delito de Deserción en Concurso Ideal Heterogéneo con Peculado sobre Bienes de
Dotación, ese mismo Juzgado ordena la cesación de todo procedimiento penal militar en su
contra dada su condición patológica y ordena le sea tramitada la baja por el mismo motivo; que,
en la mencionada providencia, en sus consideraciones, hace relación a la indebida forma en la que
fue vinculado RAMIREZ MELO al ejército, señalando entre otras, que dicho soldado era
consumidor de sustancias alucinógenas desde antes de ingresar al ejército, que no era apto para
ingresar a la institución Militar, así como que denota incapacidad para laborar en sociedad; que tal
Juzgado encuentra que por no reunir las condiciones mínimas para pertenecer al Ejército
Nacional y por haber sido mal incorporado a las filas militares procede exonerarlo de cualquier
responsabilidad; que dado esta afirmación, contradictoria para los familiares, ya que el joven que
entró a las filas no es el mismo con quien hoy conviven elevaron el día 26 de julio de 2013,
solicitud de copias de los exámenes médicos de ingreso y egreso, de las historias clínicas de
sanidad militar y tratamientos de rehabilitación por consumo de sustancias Psicoactivas, solicitud
no contestada vulnerándole los derechos fundamentales; que ante la negativa radicaron acción de
tutela fallada el 4 de Marzo de 2014, medidas que también fueron desacatadas solicitando
incidente de desacatado, el día 30 de mayo de 2014, el cual fue fallado por el Juzgado Único de
Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de Riohacha; que de igual manera, presentó el día 7
de Noviembre de 2013 petición al CARI de Barranquilla y en respuesta el médico psiquiatra
confirma la fecha de ingreso, la remisión a la unidad de sanidad militar y su tratamiento

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farmacológico, citas de control y recomendaciones, señalando que no existían evidencias que el
paciente haya regresado a la institución a culminar su tratamiento; se señala que la demandada
habiendo remitido al soldado a esa institución, lo abandonó pese a su condición mental, al darle la
baja sin importar las observaciones que en la historia Clínica realizó el Psiquiatra tratante; se
señala que de septiembre a junio cuando se le dio de baja, surtieron 6 meses en los que se
evidenció el descuido en la atención médica y psiquiátrica del Batallón hacia RAMÍREZ MELO y
que Sanidad Militar, nunca lo volvió a remitir siquiera a citas de control; que pese a no ser el
régimen que compete calificar (Militar), pero con el fin de establecer secuelas, dado el abandono y
la negativa a responder del Batallón Cartagena, la madre gracias a la caridad de las personas que la
rodean pudo obtener recursos para que la Junta de Calificación de Invalidez Regional del Cesar,
calificara la perdida de la capacidad laboral, y esta Junta califica las secuelas del trastorno mental y
de comportamiento debido a las sustancias Psicoactivas en un 29% de pérdida de la capacidad
laboral; que el núcleo familiar del demandante ha sufrido en todo sentido, tanto psicológicamente,
al ver la condición de su hijo y hermano, que económicamente, su situación es precaria, a tal
punto que la madre, ha perdido oportunidades laborales por encargarse de él, tanto es así que no
tienen siquiera para brindarle tratamiento de rehabilitación; que el día 11 de junio de 2014 se
presentó solicitud de conciliación, llevándose a cabo la audiencia el 13 de agosto de 2014.

1.1.2. Pretensiones.
Se solicita con la demanda se declare a la entidad demandada administrativamente responsable de
los hechos de la demanda; que se condene a pagar los daños causados al demandante en calidad
de víctima directa y a su familiares; que como consecuencia de lo anterior, se paguen los perjuicios
materiales, morales y a la vida en relación ocasionados a los demandantes determinados por la
falla en el servicio, por la falta de diligencia y cuidado, por error craso, y por causar un daño que
no se está en la obligación de soportar; se deprecan 100 salarios mínimos por concepto de daño
moral para el afectado directo y para la madre de la víctima directa y 50 salarios mínimos para sus
hermanos; en la misma proporción, se solicita el reconocimiento del daño en la vida de relación;
un lucro cesante consolidado de $ 4.356.588 y uno cesante futuro de $ 32.836.536.22.

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1.1.3. Fundamento Jurídico de las pretensiones.

Luego de señalar la diferencia existente entre la clase de vínculo que se crea para el Estado frente
al soldado conscripto y el voluntario o profesional, se señala el régimen de responsabilidad
aplicable en estos casos, esto es, el objetivo como daño especial y riesgo excepcional y por falla
del servicio, siempre y cuando de los hechos y de la pruebas allegadas al proceso se encuentra
acreditada la misma; expone que en el caso que nos ocupa existe un factor de responsabilidad
imputable al Batallón Cartagena, en tanto que desvinculó de la institución en estado debilidad
manifiesta a un soldado conscripto, que ingresó a prestar su servicio militar obligatorio en buenas
condiciones de salud tanto físicas como psicológica, dado que para ingresar a la institución cada
conscripto debe presentar un examen de rigor, al que también fue sometido el hoy demandante;
que la providencia del Juzgado 20 de Instrucción Penal Militar de fecha 20 de junio de 2011,
manifiesta errores en el manejo del ingreso, pero nunca dio explicaciones, ni siquiera sumarias del
porque fue incorporado, a pesar de que se solicitó historia clínica completa y exámenes de ingreso
y egreso el ejército, como consta en los hechos y anexos, incluso por vía judicial; que el Batallón
Cartagena, lo abandona a pesar de conocer el daño al que el demandante se sometió, mientras era
deber del Estado vigilar, entre otras la salud psicofísica del soldado que se vinculó a prestar el
servicio militar obligatorio; de tal suerte el Batallón Cartagena es responsable por la falta de
servicio médico y psicológico que produjo la agudización de la enfermedad mental que sufrió y
padece hoy el demandante, porque el normal funcionamiento de la atención médica y psiquiátrica
genera responsabilidad contractual, pues surge, de manera exclusiva, de la relación entre el
soldado conscripto y el Batallón Cartagena, que es naturaleza legal y constitucional; que de este
modo el daño ocurrido es imputable a esta institución del Estado, en virtud del carácter
obligatorio del servicio que constitucionalmente se presta a la Nación, la cual desatendió su deber
legal de garantizar y salvaguardar la integridad psicofísica del actor, en tanto, tenía el deber de
vigilar la manera en que el médico tratante en psiquiatría realizaba el tratamiento que inicio y que
incluso, de exigirle resultados en la recuperación del mismo, además de hacerle seguimiento al
conscripto para regresarlo al entorno social en condiciones satisfactorias; que los demandantes
han sufrido un perjuicio grave, todo lo cual se encuentra demostrado por los hechos y por el

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deplorable estado de salud del entonces soldado; de igual manera está aprobado la relación de
causalidad entre la conducta y el daño a saber que el actor estuvo vinculado al Ejercito Nacional y
antes de entrar estaba en perfectas condiciones y luego de la falla del servicio médico psiquiátrico,
se produjo la enfermedad que padece denominada trastorno mental y de comportamiento; con
relación al daño a la salud se tiene que el actor como soldado regular al prestar el servicio militar
obligatorio y, que estando en esta condición desarrolló una adicción a las sustancias psicoactivas y
el batallón en mención conocedor de esta situación no brindó el soporte médico psiquiátrico
requerido, a pesar de mostrar conducta atípicas a la vida militar, exponiéndolo a un riesgo de
gravísimas consecuencias, entregándole armas de dotación propios del servicio y posteriormente,
tramitándole la baja sin ninguna señal de tratamiento y recuperación, entregándole a la familia y a
la sociedad una persona mentalmente enferma; que lo anterior muestra de manera evidente, que
tanto jurídica, fáctica jurisprudencial y probatoriamente los demandantes sufrieron una grave
lesión que tiene como causa la falta de responsabilidad del ejército nacional que violó el principio
Iura Novit Curia relacionado con el acuartelamiento obligatorio, por lo que deben ser
indemnizado de manera integral todos los demandantes.

1.1.4. Argumentos de defensa.

La parte demandada contesto la demanda de manera extemporánea.

II CONSIDERACIONES DEL DESPACHO

2.1 Problema jurídico.


El problema jurídico, en este caso, se contrae en determinar, si hay lugar a endilgar
responsabilidad patrimonial de la parte demandada por la agudización de la enfermedad mental
que padece el señor GUSTAVO ADOLFO RAMIREZ MELO, como consecuencia de la falta de
atención médica y psiquiátrica mientras prestó el servicio militar obligatorio o si por el contrario,
se encuentra estructurada alguna causal de exoneración con la cual se pueda absolver de
responsabilidad a la entidad demandada.

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2.2 Material probatorio que obra en el proceso.

En la audiencia inicial del 4 de octubre de 2016 y de pruebas del 6 de diciembre del mismo año se
ordenó tener como pruebas las aportadas por las partes.

2.3 Análisis jurídico.

Responsabilidad del Estado por daños a los conscriptos1

Inicialmente se asimiló a la responsabilidad objetiva, es decir, el Estado respondía bajo este título
frente a toda clase de situaciones en las cuales una persona obligada a prestar servicio militar sufría
un daño. Con el tiempo el Consejo de Estado ha construido la responsabilidad por conscripción
con fundamento en el régimen de responsabilidad objetiva y subjetiva.

El Consejo de Estado ha distinguido entre el soldado conscripto y el profesional. El primero es


quien en virtud de una imposición constitucional se ve obligado a prestar el servicio militar sin
recibir por ello contraprestación o beneficios prestacionales, en tanto que el profesional es aquel
que de manera voluntaria establece un vínculo con el Estado de carácter legal y reglamentario bien
sea en virtud de un contrato o de un nombramiento con su debida posesión. En el caso de los
soldados profesionales, como consecuencia de las prestaciones laborales adquiridas, en principio
la administración no incurre en responsabilidad extracontractual por los daños inherentes a la
prestación del servicio; éstos se manejan bajo la indemnización a forfait, salvo en los eventos en
los cuales el daño sea el producto de una falla del servicio o del sometimiento del soldado a un
riesgo diferente al que asumió voluntariamente2.

En ese sentido esa misma corporación ha sostenido que la responsabilidad patrimonial del estado
sin nexo laboral se configura cuando el daño se produce de forma independiente a la prestación
ordinaria o normal del servicio porque ha sido causada por una falla de servicio, evento en el cual

1 Ruiz Orejuela, W. (2013). Responsabilidad del Estado y sus regímenes. Segunda edición. Bogotá: Ecoe Ediciones.
2
Sentencia de agosto 8 de 2005. C.P. María Elena Giraldo, exp. 1620.
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el funcionario o el militar en su caso que la sufre o sus damnificados tienen derecho a ser
indemnizados en su plenitud3

Como situaciones de falla en el servicio se encuentra, por ejemplo: 1.-El militar que muere cuando
pasa por un puente en construcción y no hay aviso; 2- El militar que muere porque otro en horas
del servicio y en estado de alicoramiento le propina un tiro; 3- Militar que perece en accidente de
tránsito debido a la falta de sostenimiento del vehículo oficial que lo transportaba; 4- Militar que
perece en accidente de avión debido a que fue defectuosamente reparado4, las cuales se considera
pueden ser aplicables a los conscriptos.

En el tema de los conscriptos se sostiene que el Estado debe devolverlos en la misma situación en
la cual ingresaron a prestar el servicio militar obligatorio. Por ello, en principio toda vulneración a
los derechos que no pueden ser objeto de restricción o daño debe ser reparada, es decir, a la
integridad personal o al derecho a la vida, precisamente por la situación de sujeción en la cual se
encuentra debido a una imposición legal y constitucional.

Así entonces, con fundamento en el régimen objetivo, la jurisprudencia ha distinguido entre el


título de daño especial y riesgo excepcional. En cuanto al primero ha dicho que éste se aplica en
los eventos en que el conscripto es sometido a una carga que resulta en la ruptura de principio de
igualdad frente a las cargas públicas pero el daño es sufrido con ocasión de la prestación del
servicio militar obligatorio y en razón del servicio, en tanto que frente al riesgo excepcional la
jurisprudencia suele considerar su aplicación en los eventos frente a los cuales el conscripto es
sometido a un riesgo de naturaleza especial o excepcional con ocasión de la prestación del servicio
y directamente relacionado con el ejercicio de una actividad peligrosa o el uso de un instrumento
de tal condición5

3
Consejo de Estado, MP: Ramiro Saavedra, radicación 15724.
4
Consejo de Estado, sentencia de 30 de marzo de 2006, radicación 15441, MP: Ramiro Saavedra.
5
María Elena Giraldo, agosto 8 de 2005, exp. 16205.
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En otro sentido, la responsabilidad con fundamento en la falla del servicio por los daños sufridos
por los conscriptos surge cuando la causa del daño es la consecuencia de la falta de diligencia y
cuidado del Estado en la guarda y protección de la integridad personal y del derecho a la vida del
conscripto.

Por otra parte, frente al suicidio, el Estado no responde en todos los casos con fundamento en la
noción según la cual, debido a la especial situación de sujeción, debe el Estado garantizar la vida e
integridad del conscripto. En efecto, el Estado sólo responde en el evento en que el suicidio haya
sido la consecuencia del maltrato sufrido o por la presencia de falencias síquicas o sicológicas
conocidas por la institución y no tenidas en cuenta o en los casos en los cuales, una vez,
manifestada la intención de suicidio por parte del conscripto, no se adoptaron las medidas
conducentes para impedirlo6.

Precedente en caso de daño a la integridad psicofísica de soldados conscriptos.

En esa oportunidad7se debatía, un caso similar al que ahora ocupa nuestra atención, vale decir, si
el Ejército Nacional era responsable del daño consistente en la agudización de la enfermedad
mental que padecía el demandante como consecuencia de la falta de atención médica y psicológica
de que fue víctima mientras prestó el servicio militar obligatorio.

En suma, se expuso que el Estado es responsable de reparar el daño causado en virtud de la


omisión respecto del cumplimiento de las normas que lo obligan a garantizar la prestación del
servicio de salud a los soldados conscriptos, comoquiera que en tanto la administración pública
imponga la obligación de prestar el servicio militar, debe garantizar la integridad psicofísica del
soldado pues éste se encuentra sometido a su custodia y cuidado.

En el caso concreto observó la Sección Segunda que en el libelo la responsabilidad no se


estructuraba bajo el argumento según el cual, los padecimientos mentales era una consecuencia
6
Consejo de Estado, sentencia de agosto 10 de 2000, radicación 12648, CP: María Elena.
7 Sección Tercera, Subsección B doce (12) de abril de dos mil doce (2012). CP: Stella Conto Díaz Del Castillo. Exp. 22537.

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directa de la prestación del servicio militar obligatorio, o que se hayan originado en razón del
mismo, por el contrario, se alega que, con independencia de la causa de la enfermedad, la Nación
era responsable de la agudización de sus padecimientos y, por tanto, de la pérdida del 53% de su
capacidad laboral, porque no le prestó la atención médica debida mientras estuvo bajo el cuidado
del Ejército, en razón de su condición de soldado conscripto, a pesar de la notoriedad de los
primeros síntomas.

Hechas las precisiones anteriores, en virtud de lo expuesto y con fundamento en las pruebas que
obraban en el expediente, se concluye que la entidad demandante es responsable del daño
antijurídico causado a los demandantes en primer lugar, porque los soldados conscriptos deben
aprobar un examen de capacidad psicofísica para efectos de determinar si reúnen las condiciones
exigidas para el ingreso y permanencia en el servicio, de manera que, por expresa disposición del
artículo 47 del Decreto 094 de 1989, el padecimiento de una enfermedad mental constituye una
causa “de no aptitud para ingreso”; se infirió que si se dio la incorporación fue porque aprobó el
examen de capacidad psicofísica, en el que se verificó, entre otros aspectos, que para ese
momento no padecía ninguna enfermedad mental y en segundo lugar, que estaba probado que los
primeros síntomas de la enfermedad que padecía el demandante aparecieron mientras prestó el
servicio militar obligatorio y en tercer lugar, que estaba probado que aunque sus superiores se
percataron de los síntomas indicados, no hicieron nada para que recibiera la atención médica
debida, y por el contrario, le propinaron castigos físicos y psicológicos, y lo ridiculizaron frente a
sus demás compañeros; que además y a pesar de la evidente sintomatología que presentaba el
actor y del conocimiento que de la misma tenían sus superiores, el Ejército Nacional omitió dar
cumplimiento a las normas con fundamento en las cuales debía prestarle atención médica y
psicológica e, incluso, apartarlo del servicio en razón de su deteriorado estado de salud.

Por todo lo anterior, resulta razonable inferir que la omisión en que incurrió el Ejército Nacional
mientras la víctima prestó el servicio militar obligatorio, sí agravó su estado de salud y, por tanto,
influyó significativamente en la pérdida de su capacidad laboral, porque se probó que la víctima
aprobó el examen de capacidad psicofísica para ingresar al servicio militar obligatorio,

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oportunidad en la que se verificó, entre otros aspectos, que para ese momento no padecía ninguna
enfermedad mental; que los primeros síntomas de su dolencia aparecieron mientras prestó el
servicio militar obligatorio; que a pesar de lo anterior, no recibió la atención médica y psicológica
requerida; y que el actor demandaba desde sus inicios una atención médica especializada,
tendiente a evitar el agravamiento de la enfermedad, lo que no ocurrió.

En virtud de lo expuesto, la Sala concluye que el demandante debe ser reparado por el daño
causado en razón de la falta de atención médica y psicológica a que tenía derecho durante la
prestación del servicio militar obligatorio, pues existen indicios suficientes que permiten deducir
que dicha omisión agravó su estado de salud y, por tanto, influyó significativamente en la pérdida
de su capacidad laboral.

2. 4 Caso concreto.

Dadas las particularidades del caso en concreto y antes de entrar a estudiar el problema jurídico,
es necesario, establecer si ha operado o no el fenómeno de la caducidad.

Caducidad.

Se tiene como hechos probados los siguientes:

1. El señor GUSTAVO ADOLFO RAMIREZ MELO ingresó día 14 de febrero de 2011, a


prestar servicio militar obligatorio en el Batallón Cartagena ubicado en la Ciudad de
Riohacha, La Guajira.
2. En agosto de 2011 escapó del Batallón y es encontrado por su progenitora deambulando
en la calle 1ra de Riohacha y es remitido a la ESE CENTRO DE ATENCIÓN Y
REHABILITACIÓN INTEGRAL DE BARRANQUILLA- CARI, donde ingresa el 25
de septiembre de 2011 (conforme la epicrisis de la misma fecha, estaba consumiendo
basuco, canabis y alcohol por lo que presentaba conductas de ambulación, agresividad,

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hablaba solo, se reía solo) y egresa el 28 de octubre de 2011 en virtud a que no presentaba
síntomas psicóticos.
3. Posteriormente, luego de haberse reincorporado en las filas y de haberle entregado armas
el 18 de abril de 2012, abandona el área de acuartelamiento
4. El día 20 de junio de 2012 el Juzgado 20 de Instrucción Penal Militar ordena la cesación
de todo procedimiento penal en su contra por el delito de Deserción en Concurso Ideal
Heterogéneo con Peculado sobre Bienes de Dotación dada su condición patológica y
ordena le sea tramitada la baja por el mismo motivo; decisión que le fue notificada el
mismo día.
5. Los familiares elevaron el día 26 de julio de 2013, solicitud de copias de los exámenes
médicos de ingreso y egreso, de las historias clínicas de sanidad militar y tratamientos de
rehabilitación por consumo de sustancias Psicoactivas, documentos que fueron entregados
en virtud del cumplimiento de una orden de tutela proferida el 4 de marzo de 2014 y del
correspondiente incidente desacato que culminó el 9 de julio de 2014.
6. El día 7 de noviembre de 2013 solicito información a la ESE CARI de Barranquilla.
7. El 25 de abril de 2013, la Junta de Calificación de Invalidez Regional del Cesar califica en
29% la perdida de la capacidad laboral, esto es, una incapacidad relativa permanente, en
virtud de la enfermedad mental diagnosticada de psicosis por uso de sustancias
psicoactivas.
8. El día 11 de junio de 2014 se presentó solicitud de conciliación, llevándose a cabo la
audiencia el 13 de agosto de 2014.

En el presente caso, la caducidad no puede empezar a contarse desde la ocurrencia de los hechos,
como quiera, que dada la naturaleza del presunto daño, como lo es, el psiquiátrico, no es posible
establecer la fecha de la ocurrencia de la acción u omisión causante del daño, porque la pregunta
sería, la omisión victimizante se produjo a su ingresó al Batallón el día 14 de febrero de 2011? o
fue en agosto de 2011? cuando escapó del batallón y es encontrado por su progenitora
deambulando en la calle 1ra de Riohacha consumiendo basuco, canabis y alcohol? o fue cuando
luego de ser reincorporado abandona el área de acuartelamiento?.

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Luego, al no existir claridad, se debe aplicar la segunda hipótesis que trae el ordinal i) del artículo
164 de la Ley 1437 de 2011, vale decir, cuando el demandante tuvo o debió tener conocimiento
del daño si fue en fecha posterior y siempre que pruebe la imposibilidad de haberlo conocido en
la fecha de su ocurrencia.

Así las cosas, el interrogante a resolver es ¿cuándo tuvieron los demandantes conocimiento del
daño antijurídico, vale decir, de la psicosis por uso de sustancias psicoactivas endilgado a la
entidad demandada?

En criterio de esta Agencia, este concomimiento, no pudo ser en agosto de 2011 cuando escapó
del Batallón y es encontrado por su progenitora deambulando en la calle 1ra de Riohacha, habida
cuenta, que en esa época aún no existía un diagnóstico del trastorno; tampoco cuando egresa el 28
de octubre de 2011 de la ESE CARI, porque, tal como está probado, esta información solo la
obtienen los demandantes en virtud de una acción de tutela y de un incidente desacato que
culminó el 9 de julio de 2014.

Una fecha clave en este caso, lo constituye el 20 de junio de 2012 cuando se emite y notifica el
fallo del Juzgado 20 de Instrucción Penal Militar que ordena la cesación de todo procedimiento
penal en su contra, precisamente, por su condición patológica.

Si se toma esta fecha como punto de partida, para empezar a contar los términos, habilitantes para
ejercer el medio de control de reparación directa, inevitablemente, este devendría caduco, como
quiera, que si contamos los dos (2) años, a partir del día del conocimiento del daño, vale decir, del
conocimiento de la psicosis por uso de sustancias psicoactivas, que lo sería a partir del día
siguiente de la notificación del fallo del 20 de junio de 2012, se tendría como fecha fatal el 20 de
junio de 2014, fecha que fue suspendida el día 11 de junio de 2014 cuando se presentó solicitud de
conciliación prejudicial, esto es, faltando 9 días para que culminara el plazo, el cual se reinicia el 13
de agosto de 2014, fecha en que se da la constancia de haberse agotado la conciliación como

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requisito de procedibilidad, luego, el nuevo plazo, vencía el jueves 21 de agosto de 2014 y la
demanda fue presentada el 9 de septiembre de 2014.

No obstante lo anterior, en criterio de esta Agencia, surge el interrogante ¿es el 20 de junio de


2012 fecha en que se expide y notifica el fallo por la Justicia Penal Militar que ordena la cesación
de todo procedimiento penal, la fecha en que los demandantes tuvieron conocimiento de la
psicosis por uso de sustancias psicoactivas? y la respuesta, según las pruebas que obran en el
proceso, no puede ser otra que negativa, habida cuenta, que revisado el expediente, a folio 38, se
constata que el fallo, se sustenta, entre otras pruebas, en los informes psicológicos del 7, 26 y 29
de julio de 2011, 12 de agosto de 2011 y 4 de febrero de 2012, en los cuales, el diagnóstico
psicológico fue un trastorno de adaptación y si bien, se hace referencia a que RAMIREZ MELO
era consumidor de sustancias alucinógenas desde antes de ingresar al Ejercito, lo que le permitió
concluir al Juzgador, que ese trastorno, le impedía continuar con la prestación del servicio militar
de ahí la decisión de cesar todo procedimiento, sin que el juzgador sustentara su decisión en la
psicosis por uso de sustancias psicoactivas, en consecuencia, huelga concluir, que no es posible,
que en ese momento, los demandantes tuviesen conocimiento del presunto daño.

En criterio de esta Agencia, los demandantes realmente conocieron del presunto daño cuando
obtienen copias de los exámenes médicos de ingreso y egreso, de las historias clínicas de sanidad
militar y tratamientos de rehabilitación por consumo de sustancias Psicoactivas, en virtud de una
orden de tutela que culmina con el correspondiente incidente desacato el 9 de julio de 2014 o
cuando la ESE CARI de Barranquilla da respuesta a la petición de fecha 7 de noviembre de 2013
o incluso, en atención a las particularidades del caso, cuando el 25 de abril de 2013, la Junta de
Calificación de Invalidez Regional del Cesar califica en 29% la perdida de la capacidad laboral del
actor en virtud de la psicosis por uso de sustancias psicoactivas, luego, si contamos los dos años, a
partir del día siguiente, de cualquiera de estas fechas, el medio de control de reparación directa no
ha fenecido. Verbigracia, si tomamos la más distante, esto es, la del 26 abril de 2013 tendrían
entonces los demandantes hasta el 26 de abril de 2015 para presentar la demanda y esta
efectivamente, fue presentada el 9 de septiembre de 2014, sin que para este conteo incida o tenga

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relevancia los dos (2) meses y dos(2) días, en que este término estuvo suspendido (del 11 de junio
al 13 de agosto de 2014) en virtud del agotamiento de la conciliación como requisito de
procedibilidad.

Fondo del asunto.

Como se evidencia en este caso, el régimen de responsabilidad aplicable es el subjetivo, vale decir,
falla probada del servicio, por ello, es necesario hacer el estudio bajo la presencia de los tres
elementos estructurales -daño antijurídico, factor de imputación y nexo causal.

Daño antijurídico

A folio 127 a 142 del expediente se encuentra la Historia Clínica de Ingreso y las hojas y notas de
evolución médica a nombre del señor GUSTAVO RAMÍREZ de la ESE CARI, dónde,
reiteradamente, se señala que el diagnóstico (DX) fue: F23.1 y F12.8. Veamos, a manera de
ejemplo, la nota del médico psiquiatra del 4 de octubre de 2011, 8:50 a.m.:

"paciente masculino de 24 años con DX: 1) F23.1 2) F12.8 consciente, alerta, manejable en el servicio, sin
hostilidad ni agresividad, menos logorreico, no tiene ideas delirantes, pensamiento disgregado, pobre autocrítica, pobre
conciencia de enfermedad, juicio de realidad debilitado, prospección incierta, come y duerme bien ”

Pues bien, revisado el expediente en su totalidad, en especial, la Historia Clínica de Ingreso y las
hojas de evolución médica, se constata que no existen documentos que permitan establecer a qué
tipo de diagnóstico (DX) corresponde las referencias F23.1 y F12.8, sin embargo, a folio 43 a 46
se encuentra el dictamen del porcentaje de la perdida de la capacidad laboral del demandante
rendido por la Junta Regional de Calificación de Invalidez del Cesar8, en el que en el ítem 5.3
señala que en la historia clínica-psiquiatría se encuentra el de DX. “Trastorno mental por uso de
sustancias psicoactivas 25/09/20 (bazuco, canabis, alcohol)” , no obstante, no existe la certeza de que tal
trastorno mental corresponda al DX F23.1 y F12.8, por lo cual, este despacho, tal como lo ha

8
Formulario de Dictamen para Calificación de la Pérdida de la Capacidad Laboral y Determinación de la Invalidez.
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permitido la jurisprudencia9, efectúa una indagación en la literatura científica sobre este tema y
encuentra que el diagnóstico F23.1 corresponde a un trastorno psicótico agudo polimorfo con
síntomas de esquizofrenia10 y F 12.8 corresponde a trastornos mentales y del comportamiento
debidos al consumo de cannabinoides.11

Por otra parte, a folio 37 a 42, se encuentra el fallo del 20 de junio de 2012 del Juzgado 20 de
Instrucción Penal Militar, que señala:

“El hoy sindicado SLR RAMIREZ MELO GUSTAVO ADOLFO antes de ingresar a las filas castrenses y aun
estando en ellas, presentaba graves problemas de adicción a estupefacientes, prueba fehaciente e indiscutible de ello es el dictamen
psicológico practicado a dicho joven el cual no fue uno sino varios los que la psicóloga practicó a este joven y desde julio 07 de
2011 venía solicitando se le efectuara el desacuartelamiento de este soldado petición que nunca fue atendida por el personal
encargado de esos procedimientos así mismo señala Ia DRA MARIAM LORENA MERCADO IGUARAN, que
dicho soldado era consumidor de sustancias alucinógenas desde antes de ingresar al Ejercito lo que soporta en los diversos
exámenes que se le efectúan tal como lo es entrevista personal y aplicación CAQ y BDI los que conllevaron a determinar la
existencia de un TRASTORNO DE ADAPTACIÓN que le impedía continuar con la prestación de su servicio militar
por lo tanto se deduce en la presente investigación que el SLR. RAMIREZ MELO GUSTAVO ADOLFO en el que
consta que el soldado no era apto para ingresar a Ia Institución Militar, así como denota Ia incapacidad para laborar en
sociedad.

Este Juzgado de Instrucción Penal Militar encuentra que por no reunir las condiciones mínimas para pertenecer al Ejército
Nacional y por haber sido mal incorporado el SLR RAMIREZ MELO GUSTAVO ADOLFO a las filas militares
procede manifestar que se debe exonerar de cualquier responsabilidad al inculpado, porque mal podría imputársele la comisión
de un delito absolutamente militar, cuando fue indebidamente incorporado a las filas militares. Sin lugar a dudas, el SLR
RAMIREZ MELO GUSTAVO ADOLFO es una persona adicta a estupefacientes (para este caso cocaína) que por
ningún motivo debe portar o tener derecho a hacer uso de las armas de fuego, que representa además un peligro tanto para las
Fuerzas Militares como para la sociedad misma, y esto se colige de los resultados del dictamen pericial obrante en autos en el
que se establece que el Soldado no era ni es apto para estar en las filas militares”

De las anteriores pruebas, se constata la existencia del daño, vale decir, padecimientos tanto de
naturaleza psiquiátrico y como psicológica, siendo los primeros, denominados en el metalenguaje
científico F23.1 y F12.8, trastorno psicótico agudo polimorfo con síntomas de esquizofrenia y
trastornos mentales y del comportamiento debidos al consumo de cannabinoides,
respectivamente, o simplemente, como lo denominó la junta de calificación “Trastorno mental
por uso de sustancias psicoactivas” y desde el punto de vista psicológico un Trastorno de
Adaptación.

9
La jurisprudencia acepta la literatura científica como criterio hermenéutico del material probatorio en aquellos casos en los que éste no
resulte suficientemente conclusivo. (Sentencia del 28 de agosto de 2014. C.P: Stella Conto Diaz del Castillo, Exp. (28804).
10
https://www.psicoactiva.com/cie10/cie10_14.htm
11
https://www.psicoactiva.com/cie10/cie1.htm
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Factor de imputación

Tal como lo ha indicado la jurisprudencia el Estado es responsable de reparar el daño causado en


virtud de la omisión respecto del cumplimiento de las normas que lo obligan a garantizar la
prestación del servicio de salud a los soldados conscriptos, como quiera que en tanto la
administración pública imponga la obligación de prestar el servicio militar, debe garantizar la
integridad psicofísica del soldado pues éste se encuentra sometido a su custodia y cuidado.

Así las cosas, y una vez corroborado la existencia del daño debe indagarse si con las pruebas que
obran en el proceso, ese daño, puede imputársele a la acción u omisión del ejército nacional.

Analizada la demanda se observa que el demandante pretende la reparación del daño causado, por
dos aspectos:

1. En tanto que fue desvinculado de la institución en estado debilidad manifiesta, por


cuanto, en su criterio, ingresó a prestar su servicio militar obligatorio en óptimas
condiciones de salud tanto física como psicológica, dado que para ingresar a la institución
cada conscripto debe presentar un examen de rigor.
2. Responsabilidad por la falta de servicio médico y psicológico que produjo la agudización
de la enfermedad mental que padece el demandante.

En cuanto al primer aspecto, si bien es cierto, comparte esta agencia, que su desvinculación se
produjo en circunstancias de debilidad manifiesta, como quiera que si bien el fallo del Juzgado
Penal Militar, lo absuelve de los delitos endilgados por considerar que no era apto para ingresar y
permanecer en la Institución Militar, lo cierto, es que lo abandona a su suerte, sin ninguna clase de
prestaciones, empero no existe prueba en el expediente, que corrobore el aserto del demandante,
en el sentido, que entró a prestar el servicio militar obligatorio en óptimas condiciones, por el
contrario de los dictámenes psicológicos que sustentaron la absolución, se constata que el

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consumo de sustancias psicoactivas era una actividad realizada por el actor desde antes de su
incorporación al ejército nacional; Ahora bien, y no obstante que la indebida incorporación fue el
sustento del Juzgado 20 de Instrucción Penal militar para la absolución, ello no permite endilgar
responsabilidad extracontractual a la entidad demandada, por cuanto de tal desatención también
es culpable el actor quien como se observa a folio 73 al llenar el formato en el cual se establecían
datos básicos tales como apellidos y nombres completos, lugar y fecha de nacimiento, cédula,
dirección, nombre de los padres, nivel cultural, afición deportiva, número de botas, talla de
camuflado, estatura, peso, estado civil; en el espacio de problema de sanidad y enfermedades
omitió manifestar, este aspecto, que sin duda alguna, hubiese sido vital para determinar su ingreso
o no a la institución.

En relación con el segundo aspecto, esto es, responsabilidad por la falta de servicio médico y
psicológico que produjo la agudización de la enfermedad mental que padece el demandante, que
concuerda, con el problema jurídico, determinado por su despacho, esta Agencia es del criterio,
que probatoriamente, si existe tal omisión.

Ciertamente, la entidad demandada tenía conocimiento de los trastornos producidos por el


consumo de sustancias alucinógenas a tal grado que envió al actor al Centro de Atención y
Rehabilitación Integral de Barranquilla-CARI el 25 de septiembre de 2011 y, si bien, fue dado de
alta el 28 de octubre de 2011, por no presentar síntomas psicóticos; su deber era, garantizar su
tratamiento, porque efectivamente, si bien, al momento de la salida los médicos tratantes
consideraron que no existían síntomas psicóticos, previamente, habían diagnosticado tal como se
constata de la historia clínica y en las hojas de evolución médica, un trastorno psicótico agudo
polimorfo con síntomas de esquizofrenia (F23.1) y trastornos mentales y del comportamiento
debidos al consumo de cannabinoides (F12.8), y en el plan de tratamiento (justificación o
recomendación) folio 126, se señala como tratamiento intrahospitalario dar los medicamentos de
OLANZAPINA12 tableta de 10 mg y ÁCIDO VALPROICO13 cláusula de 250 mg, no obstante,

12
La OLANZAPINA se usa para tratar los síntomas de la esquizofrenia.
https://medlineplus.gov/spanish/druginfo/meds/a601213-es.html
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se omite este seguimiento, o por lo menos no existe en el plenario prueba que permita constatar
que el tratamiento se llevó a cabo o que los medicamentos fueron entregados en el interregno de
salida, esto es, desde el 28 de octubre de 2011 al 20 de junio de 2012, fecha, ultima, en que el
Juzgado 20 cesa todo procedimiento penal en contra del actor, por el contrario, lo reincorpora a
las filas y el 18 de abril de 2012 le entrega armas y equipos de dotación militar.

Tal como se observa a folio 38 del expediente el fallo de absolución del Juzgado 20 Penal Militar
se sustenta en los informes psicológico del 7, 26 y 29 de julio de 2011 y 12 de agosto de 2011, vale
decir, en fechas anteriores al diagnóstico, sin embargo, Sanidad del Batallón Cartagena, si tenía
conocimiento de esta situación tal como se expresa en el concepto psicológico de junio 7 de 2012
a folio 114: “Con historia de tratamiento psiquiátrico después de haber tenido un permiso a casa de sus padres, donde
consumió sustancias psicoactivas que perjudicaron su conducta; al presentarse al batallón y ante su negación al tratamiento
farmacológico recibe valoración psiquiátrica e internación para el seguimiento e ingesta del tratamiento mismo” y en la
declaración que rinde la psicóloga a folio 129: “… fue remitido a psiquiatría y el especialista recomendó la
hospitalización para lograr la adherencia al tratamiento, luego de esta situación, se presentó nuevamente al batallón, sin
ninguna dificultad…”, por lo que no es explicable, la no continuación del tratamiento y el no acatamiento de
las recomendaciones dadas por el Psiquiatra de la ESE CARI, desatención, que es precisamente, la que se
reclama.

Debe precisarse, que si bien, como se observa en los conceptos psicológicos antes referenciados, el actor
fue valorado por orden del Comandante de la compañía en virtud de actitudes inadecuadas que presentaba
debido, básicamente, a la abstinencia por consumo de sustancias psicoactivas, incluso antes de ingresar a
prestar el servicio militar, lo que desencadena una supervisión y un seguimiento psicológico que concluye,
desde mucho antes de su ingreso a la ESE CARI, en la recomendación, totalmente, desatendida, del
desacuartelamiento, salvo para la absolución dentro del proceso penal militar, no obstante, se repite, lo que
aquí se reprocha es la omisión en la atención médico-psiquiátrica a que tenía derecho durante la prestación
del servicio militar obligatorio el actor luego de que le fuese diagnosticado el trastorno psicótico agudo
polimorfo con síntomas de esquizofrenia (F23.1) y trastornos mentales y del comportamiento

13
El ÁCIDO VALPRÓICO se utiliza solo o con otros medicamentos para tratar ciertos tipos de convulsiones. El ácido valpróico
también se utiliza para tratar manías (episodios de ánimo anormalmente excitado, frenético) en las personas con trastorno bipolar
(desorden maníaco-depresivo; una enfermedad que ocasiona episodios de depresión, episodios de manía y otros ánimos
anormales). https://medlineplus.gov/spanish/druginfo/meds/a682412-es.html
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debidos al consumo de cannabinoides (F12.8), pues en este caso, existen indicios, no rebatidos por la
entidad demandada, que permiten deducir que dicha omisión agravó su estado psiquiátrico y por tanto
cooperó en la pérdida de su capacidad laboral en un 29%.

Nexo causal.

Ahora bien, si bien en este caso, no existe prueba de malos tratamientos ni de malos
comportamientos en contra del demandante por el contrario la psicóloga del Batallón Cartagena,
en el concepto de junio 7 de 2012, señala que éste le manifestó que el trato había sido justo y que
era él quien había fallado con su comportamiento14 y si bien, el problema de estupefacientes venía
desde antes de haberse incorporado a las filas militares, sin duda su trastorno psiquiátrico, se
agravó en el tiempo en que estuvo prestando el servicio militar, y más concretamente, en el
interregno que siguió a su reincorporación, deserción de las filas, detención preventiva sin
beneficio de libertad provisional, cesación de todo procedimiento o absolución por el delito
investigado y su posterior baja, que corrió desde el 28 de octubre de 2011 hasta el 20 de junio de
2012, extremos, que corresponden a su salida de la ESE CARI y la expedición del fallo del
Juzgado 20 Penal Militar.

Debe indicarse que el Juzgado 20 Penal Militar sustenta la absolución, precisamente, en que no
existía dolo de parte del señor RAMIREZ MELO para cometer un delito netamente militar,
cuando fue indebidamente incorporado a las filas militares, argumentos, que no son de recibo en
torno a la responsabilidad estatal, como quiera que, si bien, en este caso, tal como en su momento
se dijo, se patentizaron omisiones, éstas provinieron de ambas partes, adicionalmente, no existen
pruebas en el expediente que indiquen ni razones para pensar que por fuera de las filas el
demandante no hubiese continuado con el consumo de estupefacientes y consecuentemente
haberse producido un trastorno mental, empero en lo que si no queda duda desde la óptica
probatoria es que hubo un descuido u omisión en el servicio médico del Ejército Nacional, habida
cuenta, que la institución castrense no siguió el tratamiento y los controles sugeridos por el

14
Folio 114.
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médico psiquiatra tratante de la ESE CARI, muy por el contrario, luego de su reincorporación, le
asigna funciones de fusilero, le entrega armas de fuego y demás implementos de dotación de las
fuerzas militares y cuando éste abandona el cuartel, le inician proceso penal, lo privan de su
libertad y aunque, posteriormente, lo absuelven y le dan de baja, precisamente, por presentar una
patología de tipo psicológico lo abandona a su suerte, irrespetando, el principio de solidaridad que
debía tener esa institución por una persona que no obstante no tenía las condiciones para estar en
las filas, lo estuvo, precisamente, por una omisión compartida, al momento de la incorporación.

Luego el nexo causal, es evidente, porque si, hipotéticamente, hacemos desaparecer la falla en el
servicio médico en cuanto a que no siguieron con el tratamiento ni le suministraron los
medicamentos que le fueron recetados por el médico psiquiatra de la ESE CARI, no se hubiese
producido el trastorno que, actualmente, padece el actor que le redujo su capacidad laboral en un
29%

En virtud de lo anterior, es claro que la entidad demandada no puede responder por la


producción del daño endilgado directamente, esto es, por el trastorno como quiera que se repite,
no existe prueba en el expediente que permita establecer que el padecimiento se produjo estando
en la filas pero si debe responder por el estado de agravamiento de su trastorno y por dejarlo a su
suerte, conociendo la situación de debilidad manifiesta en que se encontraba el soldado,
exponiéndolo a enfrentarse a la vida civil sin ningún tipo de prerrogativas máxime si en este caso,
existe una valoración por parte de la Junta de calificación del Cesar en donde se indica que tiene
una incapacidad médica parcial.

Indemnización por perjuicios

En cuanto a la indemnización por perjuicios se sugiere tener en cuenta lo señalado por la jurisprudencia de
la Sección Tercera15, según la cual, cuando la víctima sufra un daño a la integridad psicofísica sólo podrá
reclamar los daños materiales que se generen de esa situación y que estén probados, pruebas que en este

15
Sentencia del 14 de septiembre de 2011 C.P. Enrique Gil Botero, Exp 19031.
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caso brillan por su ausencia, no obstante la misma jurisprudencia16, accede al lucro cesante, cuando se
pruebe tal como sucede en este caso, que la omisión en que incurrió el Ejército Nacional sí agravó el
estado de salud del actor y, por tanto, influyó significativamente en la pérdida de su capacidad laboral, y
como quiera que el Ejército Nacional no demostró que hubiera adoptado medidas encaminadas a evitar la
incapacidad laboral condena por este concepto tomando el salario mínimo legal mensual vigente a la fecha
de la providencia, ante la falta de cualquier otro elemento de juicio que permita deducir suma distinta para
efectuar la liquidación, más el 25% por concepto de prestaciones sociales como base para la liquidación; los
perjuicios morales, asimismo, de conformidad con los parámetros jurisprudenciales de esa misma Sala y,
por último, el daño a la salud por la afectación de este derecho constitucional siempre que tales
pretensiones coinciden con las demandadas en el libelo, lo que no sucede en este caso.

III CONCEPTO

Por las anteriores razones, considera esta Procuraduría Judicial debe accederse a las súplicas de la
demanda.

De usted me suscribo,

EDWIN JOSE LOPEZ FUENTES


Procurador 91 Judicial l para Asuntos Administrativos

16
Sentencia del 12 de abril de 2012. CP: Stella Conto Díaz Del Castillo. Exp. 22537

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