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antecedentes
[1.1] ¿Cómo estudiar este tema?
[1.4] Iluminismo
TEMA
Etnomusicología
Esquema
Ideas clave
Para poder abordar los objetivos del tema, a lo largo del mismo nos centraremos en dos
pilares transversales:
Para estudiar este tema deberás leer las Ideas clave y las páginas 19-21 del artículo:
Myers, H. P. (2008). Etnomusicología. En F. Cruces (Ed.), Las culturas musicales.
Lecturas de etnomusicología (pp. 19-21). Madrid: Trotta. Disponible en el aula virtual
en virtud del artículo 32.4 de la Ley de Propiedad Intelectual.
Por ello, en la actualidad se acepta con cierto consenso que la visión más adecuada es
aquella que define la etnomusicología en términos del modo en que la música debe de
estudiarse. El cambio de perspectiva se traza desde la consideración de la música como
sistema inmanente a su conceptualización como elemento de cultura. En este sentido,
la etnomusicología puede definirse como un campo de estudios cuya finalidad más
destacada es la investigación de todas las tipologías musicales para comprender
su estructura y las significaciones que sus usuarios les atribuyen, llegando de este modo
a un conocimiento más profundo del ser humano. El trabajo etnomusicológico consta
de una tarea en la que, partiendo de la interpretación de esas significaciones, se
formulan hipótesis y generalizaciones sobre la manera en que la música contribuye a la
construcción de una cultura y, a la inversa, cómo una cultura es formada en términos
de música.
En estos desplazamientos, los científicos podían tomar contacto directo con los
miembros de otras culturas. Por ejemplo, el pastor calvinista francés Jean de Léry
publicaba en 1578 la obra Histoire d'un voyage fait en la terre du Brésil
incluyendo en ella una descripción de la música de una sociedad no europea basándose
en las observaciones de primera mano que obtuvo en su viaje de 1558.
«Aunque esas ceremonias que tienen duraron tanto, casi dos horas, estos
quinientos o seiscientos hombres salvajes no cesaron en ningún momento de
bailar y cantar, había una suma de tal naturaleza que, dado que ellos no saben
lo que es el arte de la música, aquellos que no los han oído nunca creerían que
podían cantar tan bien juntos.
La experiencia de Jean de Léry o de Lafitau, y con ellos muchos otros, no hubiera sido
posible sin el desarrollo de la empresa colonial. El afán de encontrar nuevos mundos
tenía como principal motivación la apertura de nuevos mercados, la incorporación de
nuevas áreas de explotación colonial y, a corto plazo, el enriquecimiento de los hombres
que se sumaron a las diversas circunnavegaciones realizadas durante estos siglos.
En esta última tesitura podemos encontrar la figura del fraile franciscano Bernardino
de Sahagún (1499-1590), quien a partir de 1529 estudió la cultura azteca en México
llegando a escribir un destacado tratado, la Historia de las cosas de la Nueva España.
Esta monumental obra se compone de tres tomos en las que se detallan los dioses y
cosmogonías aztecas, su historia, sus peculiaridades culturales y políticas, acabando
con una historia de la conquista española de Nueva España. Aunque su finalidad última
era didáctica, el fraile franciscano compuso uno de los primeros pasos de lo que hoy
denominamos ciencias sociales, configurándose como una especie de etnografía avant
la lettre. Su tratado marcó las pautas iniciales de la investigación cualitativa mediante
su método de trabajo con encuestas, que Fray Bernardino denominaba «minutas», y de
equipos de encuestadores sobre el terreno supervisados por un jefe de equipo,
convirtiéndolo así en uno de los padres de la etnografía actual.
«Los Tultecas eran altos, de más cuerpo que los que ahora viven, y por ser tan
altos, corrían y avanzaban mucho, causa por la cual les llamaban
tlanquacemilhuique, que quiere decir, que corrían un día entero sin descansar.
Eran también buenos cantores, y mientras cantaban o danzaban, usaban
atambores, y sonajas de palo que llamaban aiacachtli: tañían, componían y
ordenaban de su cabeza cantares curiosos: eran muy devotos, y grandes
oradores; adoraban un solo señor que tenían por Dios, al cual le llamaban
Quetzalcoatl» (María, 1830, p. 112).
Puedes leer el texto original del anterior fragmento en la siguiente dirección web:
https://www.wdl.org/es/item/10096/view/3/252/
En su texto, aludía Fray Bernardino a unas «sonajas de palo que llamaban aiacachtli»:
se da la circunstancia que aún hoy se usa un instrumento sonajero en México llamado
ayacachtli. Es posible que en algunas de las ilustraciones originales del tratado
aparezca este instrumento, tal como vemos en la imagen siguiente:
Figura 4. De Sahagún, libro octavo: de la manera de las casas reales, fo. 28.
1.4. Iluminismo
La etapa del pensamiento del iluminismo es esencial para el desarrollo de lo que más
tarde sería la etnomusicología. Durante este período los viajes con la finalidad de
conquista daban paso a las expediciones comerciales. En este contexto, el encuentro
con el otro se entiende dentro de un modelo que comprende la relación entre
identidad y alteridad en un proceso dialéctico cuyos términos son el
relativismo y el universalismo:
Relativismo
Universalismo
Para Rousseau, el sentimiento se establecía como atributo humano universal tan solo
corruptible a partir de la originaria bondad intrínseca por naturaleza del «buen
salvaje». Las muestras musicales «exóticas» podían proponerse, entonces, como
ejemplos de estos ideales civilizatorios tensados por los extremos de la razón y los
sentimientos.
En el siglo XIX, se publicaron otros importantes trabajos, pero sobre todo se dio un
destacado impulso de actividad y reflexión que supuso un vuelco cognitivo y teórico
sobre la música. Un protagonismo especial en esta acometida correspondió a los
folkloristas que surgieron desde finales del siglo XVIII y principios del XIX. Si bien el
iluminismo trataba de alcanzar una visión más universalista de todos los objetos
humanos, los trabajos sobre el repertorio popular campesino se contextualizaron en el
siglo XIX en su contribución al desarrollo de los nacionalismos europeos y el
correspondiente deseo de preservación del patrimonio musical propio. Esta idea se
llevaba a cabo mediante el doble trabajo de recopilación in situ e investigación
filológica, y la consiguiente publicación de cancioneros para uso práctico tanto en la
composición de música culta como en su interpretación a cargo de agrupaciones
corales.
Ya a finales del siglo XVIII los escritos de Johann Gottfried von Herder (1744-1803),
filósofo y crítico literario alemán, supusieron un importante impulso a la valorización
de las recopilaciones de cantos populares. Herder planteó un punto de vista relativista
al proponer la no existencia de ideales de gusto en tanto que este depende de cada
cultura y momento histórico. Dando un especial relieve a las naciones como marco
cultural, el arte de la canción popular (Volklied) manifestaría el espíritu del pueblo
(Volkgeist), específico a cada nación. Herder define dicho espíritu como una fuerza
creativa que surge del inconsciente en cada pueblo y se manifiesta en las creaciones
propias de este a través, sobre todo, de la lengua, así como también de la poesía, la
historia, el derecho y, por supuesto, la canción popular. El espíritu del pueblo constituía
una visión de la naturaleza en tanto que esta se materializa en los objetos humanos que
son, a la vez, fruto de su dialéctica con el medio.
Figura 6. Béla Bártok usando el gramófono para grabar las canciones populares cantadas
por campesinos checos en 1908.
Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bartok_recording_folk_music.jpg?uselang=es
A finales del siglo XIX y principios del XX el folklore musical confluyó con otras formas
de pensamiento, como el evolucionismo y el positivismo, y otros desarrollos
metodológicos que conducirían hacia la musicología comparada y la antropología de la
música.
De Léry, J. (1611). Histoire d'un voyage fait en la terre du Brésil: dite Amérique.
Éditeur: Jean Vignon (A Genève). Recuperado de
http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k580169/f62.image.r=Histoire%20d'un%20voyag
e%20fait%20en%20la%20terre%20du%20Br%C3%A9sil%20.langES
De Sahagún, B. (1577 d. c.). Historia general de las cosas de Nueva España (Vol. II).
Libro octavo: de los reyes y señores. Recuperado de
https://www.wdl.org/es/item/10096/view/2/561/
María, C. (1830). Historia general de las cosas de Nueva España, que en doce libros y
dos volúmenes escribió Bernardino De Sahagún (Vol. 3, p. 112) [Notas y suplementos
de Carlos María de Bustamante]. Recuperado de
https://archive.org/stream/historiagenerald03saha#page/112/mode/1up
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No dejes de leer…
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.txistulari.com/index.php?option=com_wrapper&Itemid=380
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Milagro es un pueblo de Nuevo México, donde los campesinos que viven al borde de la
miseria por la sequía se ven amenazados por un poderoso grupo financiero que decide
construir allí un centro de recreo. Herbie Platt, un asombrado antropófago neoyorkino
asiste a las acciones de los vecinos para obstaculizar el proyecto mediante actuaciones
que muestran las características de la vida rural de ese territorio.
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=iWnR1L6aqrw
+ Información
A fondo
Nettl, B. (2007). Reflexiones sobre el siglo XX: el estudio de los «Otros» y de nosotros
como etnomusicólogos. Trans, 7.
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.sibetrans.com/trans/articulo/213/reflexiones-sobre-el-siglo-xx-el-estudio-
de-los-ldquo-otros-rdquo-y-de-nosotros-como-etnomusicologos
Webgrafía
Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.sibetrans.com/
Bibliografía
Bohlman, P.V. (1988). The Study of Folk Music in the Modern World. Bloomington
/Indianapolis: Indiana University Press.
Crivillé, J. (1983). Historia de la música española: El folklore musical (Vol. 7). Madrid:
Alianza Música.
De Sahagún, B. (1577 d. c.). Historia general de las cosas de Nueva España (Vol. III).
Libro décimo: del pueblo, sus virtudes y vicios, y otras naciones. Recuperado de
https://www.wdl.org/es/item/10096/view/3/252/
Test
1. Las bases por las que la etnomusicología ha ido desarrollándose hasta alcanzar su
institucionalización como disciplina son…
A. La literatura de viaje durante el iluminismo y el desarrollo del folklore en el
siglo XIX.
B. La literatura de viaje de las grandes exploraciones geográficas y conquistas
coloniales, la visión del racionalismo sobre la música en el mundo y el desarrollo
del iluminismo.
C. La literatura de viaje de las grandes exploraciones geográficas y conquistas
coloniales, la visión del iluminismo sobre la música en el mundo y el desarrollo
del folklore en el siglo XIX.
D. El pensamiento geográfico durante las conquistas coloniales, la visión del
iluminismo sobre la música en el mundo y el desarrollo del folklore en el siglo
XIX.
5. Durante la etapa del iluminismo los viajes de conquista dieron paso a los viajes por
motivos…
A. de expedición diplomática.
B. de expedición comercial.
C. de expedición geográfica.
D. de expedición cultural.
10. ¿Qué autor compiló entre 1919 y 1922 su Cancionero musical popular español
(1958); ejerciendo una enorme influencia en el estudio del folklore musical hispano?
A. Antonio Machado y Núñez.
B. Francisco Asenjo Barbieri.
C. Felipe Pedrell.
D. Higini Anglès.
TEMA
Etnomusicología
Esquema
Ideas clave
Es importarte entender que no fue hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XIX
que se hizo evidente la necesidad de definir las anteriores experiencias con la música de
los «otros» en términos del lenguaje y la visión del método científico. No es extraño a
ello el auge del positivismo científico y el modelo de las ciencias naturales como bases
para toda construcción de conocimiento. Por esta razón estudiaremos cierto recorrido
que permitirá adquirir una incipiente visión de la etnomusicología como disciplina a
través del paradigma de la musicología comparada.
Para la comprensión de esta temática, y para poder abordar los objetivos del tema, es
esencial que a lo largo del mismo se asuman las condiciones históricas de este
desarrollo marcado por dos tipos generales de cuestiones:
» Los aspectos epistemológicos vinculados con la aproximación a la antropología y el
positivismo científico.
» Los antecedentes históricos de la etnomusicología.
Para estudiar este tema deberás leer las Ideas clave y las páginas 41-57 del artículo
de: Von Hornbostel, E. M. (2008). Los problemas de la musicología comparada. En F.
Cruces (Ed.), Las culturas musicales. Lecturas de etnomusicología (pp. 41-57).
Madrid: Trotta. Disponible en el aula virtual en virtud del artículo 32.4 de la Ley de
Propiedad Intelectual.
El libro de Richard Wallaschek, Primitive music: an inquiry into the origin and
development of music, songs, instruments, dances, and pantomimes of savage races,
publicado en 1893, se considera una de las primeras panorámicas de la música
confeccionada bajo un criterio universalista. Su metodología basada en el examen
de un rasgo musical particular a través de un conjunto de culturas constituía un
ejemplo de los principios defendidos por aquellas ciencias inspiradas en la teoría
evolucionista.
En una serie estratigráfica, los estratos de la parte inferior son siempre más
antiguos que los de la parte superior. Los estratos pertenecientes a la misma época se
caracterizan por un contenido similar cuyos elementos deben cumplir el mismo
principio, dándose una correlación estratigráfica. El hilo conductor de estas ideas fue el
concepto de evolución cuya idea central se edificaba sobre un principio tecnológico y
económico determinista, a saber: «[…] tecnologías similares aplicadas a medios
similares tienden a producir una organización del trabajo similar, tanto en la
producción como en la distribución, y ésta a su vez agrupamientos sociales de tipo
similar, que justifican y coordinan sus actividades recurriendo a sistemas similares de
valores y de creencias» (Harris, 1979, p. 3).
Con su obra Wallaschek refleja el ambiente de su época proclive a la idea del holismo
y de la explicación de los hechos mediante una aproximación global, no solamente
en cuanto al objeto, sino también al método caracterizado por el uso sistemático de
la comparación y el planteamiento de los problemas a través de la influencia sobre el
estudio de la música de la antropología evolucionista.
Naturalismo anticreacionista
Progreso indefinido
Selección natural
Edward Burnett Tylor (1832-1917), uno de los primeros impulsores de esta escuela
antropológica, entendió la cultura humana como el producto de una evolución natural
sujeta a leyes que regían las facultades mentales del animal humano en su estado
social; en este sentido, se trata de un saber de tipo nomotético, es decir, orientado a
las leyes generales. Teniendo en cuenta que el método comparativo es una
aplicación de la regla general de la lógica inductiva, el descubrimiento y formulación de
esas leyes podrían alcanzarse a través de la comparación de casos en que los rasgos
estudiados estuvieran presentes o no y buscar si las variaciones que manifiestan en
estas diferentes combinaciones de circunstancias prueban estadísticamente la
existencia de una relación universal de dependencia o causalidad.
Estadios evolutivos
1 2 3
Salvajismo Barbarie Civilización
A finales del XIX una importante experiencia de investigación sobre la música de los
nativos americanos se había afianzado en Norteamérica, siendo la etnógrafa Alice
Cunningham Fletcher (1838-1923) una de las pioneras más destacadas en este campo.
«La evidencia de la unidad esencial de toda la música, desde los más primitivo
hasta el más avanzado, es acumulativo. El Navajo aúlla su canción a los dioses
de la guerra directamente a lo largo de la línea del acorde mayor; Beethoven
hace el primer tema de su gran Sinfonía “Eroica” de exactamente el mismo
material. Los Tigua hacen su “Dance of the Wheel” de un acorde mayor y su
relativo menor; Wagner en Lohengrin hace cantar “Mein lieber Schwan” a una
melodía compuesta por exactamente los mismos ingredientes. En resumen,
solo hay un tipo de música en el mundo. Pero hay grandes diferencias entre las
etapas de desarrollo representado por el salvaje y por el músico moderno; y
hay también diferencias etnológicas resultantes de la física y peculiaridades
mentales de las razas; sin embargo, esencial y fundamentalmente, la música es
precisamente el mismo fenómeno para el salvaje como lo es para el
representante más avanzado de la cultura moderna» (Fillmore, 1899, p. 318;
trad. Raventós).
Hacia finales del XIX, Leo Frobenius (1873-1938), partiendo de ideas anteriores, había
definido las áreas nucleares de difusión con el término Kulturkreise (círculo
cultural), consistentes en una serie de aspectos que representaban el conocimiento
común del ser humano de la civilización primigenia.
Figura 4. Mapa de difusión cultural de Egipto, por Grafton Elliot Smith: ejemplo de cartografía difusionista
de la práctica de la momificación
Fuente:
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Grafton_Elliot_Smith_Cultural_Diffusion_Map_from_Egypt.
jpg?uselang=es
El relativismo cultural postula la idea de que cada cultura debe entenderse dentro
de sus propios términos y subraya la inconveniencia de establecer un punto de vista
único, válido universalmente, en la interpretación de las culturas. Sin embargo, esta
idea tuvo que abrirse paso entre la concepción etnocéntrica imperante. En el ámbito de
la música, el relativismo encontró sus primeros aliados en el campo de la acústica.
Los textos en los que Ellis propuso la aplicación de su sistema al estudio de las escalas
no occidentales, como en su obra On the Musical Scales of Various Nations (Londres,
1885), significaron una ruptura o una puesta en entredicho del etnocentrismo
contenido en la consideración occidental de las escalas musicales. Sobre una base
experimental, Ellis lograba mostrar como la escala no es ni natural ni única, y ni tan
solo necesariamente se funda en las leyes de Helmholtz, sino que existen una gran
diversificación de ellas, sujetas a la artificiosidad y el capricho. Es tanto como decir que
los sistemas musicales son artificiales y, por lo tanto, «culturales» y relativos. En un
marco presidido por la idea de la superioridad de la tradición culta occidental en
función de los postulados evolutivos, tal afirmación suponía un canto a la igualdad de
todos los sistemas musicales y, en consecuencia, a la relatividad de las culturas.
Sin embargo, los que se consideran mejores trabajos en esta línea durante esta época
fueron los de los ya citados Alice C. Fletcher y Francis la Flesche. Ambos trabajaron
desde principios del decenio de 1880 en la reserva de los Omaha, en el condado de
Thurston, Nebraska, siendo el mismo La Fletche un omaha. Fruto de su colaboración es
el legado de 44 cilindros conteniendo grabaciones de canciones de este pueblo y que
constituyen una preciosa fuente para el estudio de la música de los nativos americanos.
Musicología
Musicología histórica
Musicología sistemática
Musicología comparada
las cuales las potencias europeas buscaban la resolución de los planteados por la
carrera expansionista en África. En Norteamérica, el último grupo de indios de las
llanuras, de origen sioux lakota, intentó oponerse por la fuerza a la dominación de los
blancos, desarrollando de forma hostil el movimiento religioso sincrético y de
resistencia conocido como la danza de los espíritus (Ghost Dance), culminando con
la infame masacre de Wounded Knee en 1890. Así pues, en la década de 1880 la
praxis colonial supuso la búsqueda de la supremacía política y cultural de Occidente, un
empeño que actuó como motor de proyectos académicos de gran envergadura, de
grandes iniciativas de sistematización de los saberes en un nivel de implicación
universal.
Transcripción de una canción de los indios bella coola, interpretada por el nativo
Nutsiluska, a cargo de Carl Stumpf:
El primer director del archivo fue Erich von Hombostel, desde 1905 a 1933. En la
década de 1920, se trasladó al Conservatorio de Berlín, y luego, en la década de 1930,
entró a formar parte del Museo de Etnología (ahora el Museo Etnológico de Berlín).
Actualmente es una de las instituciones más importantes que recogen las grabaciones
de sonido de la música tradicional que se da en todo el mundo. De particular
importancia son las colecciones históricas únicas del período entre 1893 y 1954.
Escucha el fonograma Kham Hom (Dulce hogar), del citado conjunto siamés, en la
grabación realizada por Carl Stumpf (Berlín, 1900) a través del aula virtual o en la
siguiente página web:
http://ieg-ego.eu/en/mediainfo/kham-hom
Mientras, en América, tras la muerte de Fillmore en el año 1898, justo cuando sus
teorías empezaban a ser cuestionadas, iniciaba su carrera otra de las destacadas
estudiosas de las músicas amerindias, Frances Densmore (1867-1957). Su labor da
testimonio del optimismo tendido hacia el poder del comparativismo lanzado por su
sueño nomotético y una analítica musical minuciosa basada en cálculos y reseñas
estadísticas; hasta 1950, prolongado sus ilustres predecesores y predecesoras, se
sucedieron sus estudios y análisis musicales, tribu a tribu, mientras que, como veremos
en temas posteriores, los aromas de la cocina musicológica iban transmutando.
Por otro lado, en su haber se cuenta la aportación fundamental del desarrollo del
archivo fonográfico. Volveremos a encontrar algunos de los nombres ya aparecidos en
este apartado en los temas sucesivos.
Lo + recomendado
No dejes de leer…
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.raf.ifac.ufop.br/sumarios-n11.html
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Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=VBTi62W9oIU
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.loc.gov/item/00694139
+ Información
A fondo
En este artículo publicado en la revista Kairos, la autora presenta una reflexión teórico-
metodológica acerca de la utilización del método comparativo aplicado en ciencias
políticas y ciencias sociales. Sus apreciaciones son perfectamente extrapolables al
campo de la musicología.
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.revistakairos.org/k27-07.htm
Webgrafía
Smihsonian Folkways
Página web de una de las escasas colecciones de sonogramas históricos realizados por
miembros de la escuela de Berlín. En este caso, se trata de una colección de registros
tomados por Erich M. von Hornbostel a lo largo de su carrera en Alemania y Estados
Unidos y depositados en la Smithsonian Center for Folklife and Cultural Heritage que
se acoge en la Smithsonian Institution, el museo nacional de los Estados Unidos. La
página forma parte del site de la Smithsonian Folkways Recordings, un sello sin ánimo
de lucro fundado por dicha institución. La web ofrece la posibilidad de escuchar
muestras de todos los cortes de la colección integrada por ejemplos de los cinco
continentes.
Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.folkways.si.edu/the-demonstration-collection-of-em-von-hornbostel-and-
the-berlin-phonogramm-archiv/islamica-world/music/album/smithsonian
Bibliografía
Ellis, A. J. (1885). On the Musical Scales of Various Nations. Journal of the Royal
Society of Arts, 33, 485-527.
Fletcher, A. C., La Flesche, F. & Fillmore, J. C. (1893). A study of Omaha Indian music.
Cambridge- Mass: Peabody Museum of American Archaeology and Ethnology.
Helmholtz, H. von (1863). Die Lehre von den Tonempfindungen als physiologische
Grundlage für die Tbeorie der Musik. Braunschweig: F. Vieweg.
Stumpf, C. (1901) Tonsystem und Musik der Siamesen. Beiträge zur Akustik und
Musikwissenschaft, 3, 69-146. Recuperado de http://vlp.mpiwg-
berlin.mpg.de/library/data/lit38599?
Wallaschek, R. (1893). Primitive music. An inquiry into the origin and development of
music, songs, instruments, dances, and pantomimes of savage races. Londres,
Longmans: Green & Co.
Test
1. ¿Con qué denominación es conocida la primera escuela de las ciencias del hombre?
A. Antropología difusionista.
B. Antropología evolucionista.
C. Correccionalismo estratigráfico.
D. Antropología cultural.
TEMA
Tema 3. La antropología y la etnomusicología
TEMA 3 – Esquema
Musicología comparada en Musicología comparada en
Norteamérica: Fletcher, Fillmore, Europa y en el exilio:
Densmore Hornbostel, Sachs…
Cientifismo/evolucionismo/difusionismo
2
antropológico
Bronislaw Malinowski:
Gerge Herzog: síntesis observación participante
Ideas clave
Para poder abordar los objetivos del tema, a lo largo del mismo nos centraremos en dos
pilares transversales:
» Los desarrollos de las diversas corrientes antropológicas en la etnomusicología.
» El transcurso histórico de la etnomusicología como antropología de la música.
Para estudiar este tema lee el apartado Ideas clave disponible a continuación.
Cuando Hornbostel y Sachs llegaron a Norteamérica hacia 1933 huyendo del nazismo
hallaron un ambiente de investigaciones musicales algo distinto del que habían dejado
en el Berlín prebélico. Allí entraron en contacto con la actividad desarrollada por los
discípulos de otro emigrante alemán ilustre, el antropólogo nacido en Westfalia, Franz
Boas (1858-1942).
Durante los años 1883 y 1884, Boas participó en una expedición científica entre los
esquimales de la isla de Baffin, y tras otra en 1887 expedición por la región canadiense
de la Columbia Británica y otros territorios norteamericanos, se instaló en los Estados
Unidos. En 1899 se convirtió en profesor de antropología en la Universidad de
Columbia (Nueva York) en la que dirigió el departamento de antropología más
influyente del país. Desde allí Boas pudo contribuir a la formación de toda una nueva
generación de antropólogos.
Cuando Boas llegó a América había ya un notable trabajo sobre los nativos. Por su
parte, los trabajos musicológicos ya comentados de Alice C. Fletcher contaban con un
voluntario estilo descriptivo fruto de su inmersión en misiones de campo y su contacto
con los indígenas, sobre todo su colaborador nativo omaha Francis la Flesche. El tipo
de observaciones efectuadas favorecía el desarrollo de cierto estilo contextual. En este
ambiente, las ideas de Boas pudieron revertir desde el pensamiento puramente
antropológico al campo de lo musical a partir de la reflexión sobre lo más granado de la
musicología comparada: su evolucionismo y comparativismo. Desde su destacada
posición institucional, Boas fue crítico con el evolucionismo y el difusionismo
en base a su escepticismo frente al argumento de que los mismos hechos en lugares y
El motivo del desacuerdo era la base lógica del evolucionismo que partía de la
suposición de que los mismos fenómenos se debían siempre a las mismas causas, lo
cual parecía improbable atendiendo al hecho que una misma secuencia causal tendría
necesariamente que explicar en todas partes el desarrollo de esos mismos fenómenos;
frente a esto, Boas pensaba que la comprobación de que muchos elementos se
presenten en lugares distantes no basta para dar por establecida la uniformidad de la
historia, por lo que a los paralelismos universales de base puramente lógica cabría
oponer el estudio de secuencias específicas en áreas bien definidas (Boas 1896; Harris
1979, pp. 224-225).
Por otro lado, este interés en la intensificación del trabajo empírico para enraizar las
investigaciones sobre bases más sólidas suponía enfatizar el trabajo no simplemente
ocasional sobre el campo, contrariamente a lo común de la musicología comparada de
los estudiosos berlineses en los que se privilegiaba, sobre todo, el trabajo de despacho a
través de análisis y comparaciones sobre registros sonoros tomados por otras personas.
La perspectiva particularista boasiana comportaba también una profunda crítica al
paradigma comparativo en tanto que suponía una erosión al reclamo operado por el
archivo sonoro como lugar privilegiado de la exploración musicológica.
La perspectiva boasiana se desplegó durante la primera mitad del siglo XX, y aún con
posterioridad, diseminándose a través de numerosos y distinguidos discípulos, al
tiempo que tansfiriéndose por diversas vías a la arena musicológica. Hacia 1933 era ese
el ambiente que Hornbostel y Sachs encontraron cuando llegaron a Norteamérica. Sin
embargo, esta afirmación no debería hacernos caer en la reducción de vislumbrar una
imagen simplemente dual y dicotómica de la disciplina, puesto que la realidad es
mucho más compleja que la que puede proporcionar la linealidad de una narración. En
este sentido conviene recordar el siguiente párrafo del etnomusicólogo Ramón Pelinski
acerca de la visión reductiva que supondría entender el desarrollo de la
etnomusicología como una cuestión de simple enfrentamiento entre dos posturas, la
musicología comparada y los estudios musicales basados en la antropología:
La misma posición ecléctica fue desarrollada por George Herzog, otro ilustre húngaro
emigrado a Norteamérica, pero en razón de una verdadera síntesis obrada por sus
múltiples experiencias e influencias que le permitió asentar un pie en cada uno de las
dos escuelas más en boga, la musicología comparada y la antropología boasiana, se le
puede considerar como un enlace entre ambas.
Accede a la página de los archivos musicales de Indiana University a través del aula
virtual o en la siguiente dirección web: http://www.indiana.edu/~libarchm/
El archivo solo ofrece en abierto algunas muestras de su copioso catálogo, como, por
ejemplo, los siguientes:
» Los Gaiteros de San Jacinto (noviembre, 1964). Camino Largo (tradicional). Gaita
corrida. Cartegena (Bolívar), Colombia. Recuperado de
http://www.indiana.edu/~libarchm/index.php/atm-collections/highlights/george-
list-colombia-collections-1960s.html
» Rara dance music. Three bamboo trumpets. c. 1939. Haiti. Recuperado de
http://www.indiana.edu/~libarchm/index.php/atm-collections/highlights/harold-
courlander-haitian-collections.html
El enfoque de Herzog influyó tanto en sus alumnos, como David McAllester (1913–
2006), como en colegas como la misma Helen Roberts. No obstante, gracias a su
monografía Enemy Way Music (1954), fue David McAllester a quien se atribuyó la
paternidad de la etnomusicología americana. El aclamado trabajo de McAllester
versaba sobre la música de una ceremonia navajo, en la que la descripción etnográfica
de los acontecimientos musicales y la transcripción y análisis de las producciones
ocupan un lugar equivalente. Esta consideración atribuida a McAllester aparece bien
justificada en la siguiente argumentación:
Sobre la traza de todos estos cambios aun cabría registrar la propuesta de una nueva
designación de la disciplina. Aunque hay noticias de que el término «etnomusicología»
ya había aparecido en Polonia en la década de 1930, generalmente se atribuye la
creación del término a Jaap Kunst (1891-1960), un funcionario colonial holandés
destinado a Indonesia y, a su vez, estudioso de la música javanesa del gamelán, la
célebre agrupación de gons y metalófonos de ese archipiélago. Kunst había utilizado el
término en el subtítulo de su libro Musicologica: A study of the nature of ethno-
musicology, its problems, methods and representative personalities (1950), mientras
que posteriores ediciones del mismo fueron titulados simplemente Ethno-
musicology (1955), y ya más tarde Ethnomusicology (1959). El término fue
aceptado de inmediato por la naciente Society for Ethnomusicology que se
estableció en 1955 en los Estados Unidos y que venía a renombrar la American Society
for Comparative Musicology, fundada en 1930.
En definitiva, durante el período que media entre 1900 y 1950 se produjo un cambio
fundamental en el ámbito etnomusicológico. En los trabajos de esta época se había
optado por el uso sistemático del trabajo de campo y el uso de los postulados
antropológicos como base para el estudio de la música, contestando con ello los
postulados evolucionistas: era la evidencia de que la disociación entre el trabajo teórico
y el empírico que se percibía en la mayor parte de los textos evolucionistas, ya eran
historia.
«El sonido musical no puede ser producido excepto por gente para otra gente,
y aunque podemos separar los dos aspectos conceptualmente, uno no está
realmente completo sin el otro. El comportamiento humano produce la
música, pero el proceso es continuo; el comportamiento en sí está conformado
para producir sonido musical, y por lo tanto el estudio de uno desemboca en el
otro» (trad. Raventós).
«Por comodidad, podemos comenzar con el tercer nivel, el del sonido musical
en sí mismo. Este sonido posee una estructura, y esa estructura puede
pertenecer a un sistema, pero no puede existir independientemente de los
seres humanos; el sonido musical debe considerarse como el resultado del
comportamiento que lo produce.
[…]
Pero el comportamiento se sustenta a su vez en un tercer nivel, el nivel de la
conceptualización sobre la música. A fin de actuar dentro de un sistema
musical, el individuo debe primero conceptualizar el tipo de comportamiento
que producirá el sonido deseado. Esto no se refiere solo al comportamiento
físico, social o verbal, sino también a los conceptos de lo que es o debería ser la
música; comprende cuestiones como la distinción entre sonido y ruido, las
fuentes de donde se obtiene la música, las de la habilidad musical individual,
la dimensión apropiada y la implicación del grupo que canta, etc.
[…]
Sin conceptos acerca de la música, no se puede producir un comportamiento, y
sin un comportamiento el sonido de la música no puede ser producido. Es a
este nivel que se descubren los valores relativos a la música y son precisamente
estos valores los que penetran en el sistema para determinar el producto final.
[…]
Se produce así una retroalimentación constante entre el producto y los
conceptos acerca de la música, y esto es lo que da cuenta tanto del cambio
como de la estabilidad que puede manifestarse dentro de un sistema musical.
La retroalimentación, por supuesto, forma parte del proceso de aprendizaje
tanto para el músico como para el no-músico, y es continua» (Merriam, pp.
32-33; trad. Raventós).
Concept ualización
Conceptualización de la música
Se refiere a lo que la música es o tendría que ser para una sociedad, esto es, la distinción
entre música y ruido; si el contexto del sonido determina su aceptación o rechazo; en
qué actividades de la sociedad la música puede tener lugar; la manera en que la música es
percibida, clasificada y evaluada por los miembros de la cultura; si la música debe o no
escucharse por sí misma o como algo utilitario; cuál es el origen de determinadas
canciones; si la música es algo que puede suscitar emoción; de quién es la propiedad de la
música, etc.
El sonido en sí mismo
Aspecto musicológico del modelo: la estructura de la música y el sistema musical
específico de la cultura en cuestión.
Esta orientación culturalista fue compartida con ciertos matices y otras influencias por
John Blacking. Este autor se mostró preocupado por el hecho que el trabajo sobre los
sistemas musicales incompletamente formalizados, como lo son los que habitualmente
trata la etnomusicología, ha mostrado que su validez como conocimiento suele estar
limitada por el filtro del analista, quien, sumergido en un aprendizaje normativo, no
puede alcanzar una interpretación objetiva de los hechos. Para Blacking, es posible
abordar la cuestión siguiendo un método según el cual los modelos serían elaborados
por los informadores mismos y evaluados por ellos: el rol del analista se reduce al de
catalizador de un proceso de modelización por parte de los actores. Todo ello, suponía
para Blacking la intensificación de su labor etnográfica, desarrollando la influencia de
la antropología británica en su interés por la observación participante en el trabajo de
campo.
» La comprensión de los diferentes sistemas musicales del mundo solo es posible por
el conocimiento del contexto cultural total y de los procesos cognitivos subyacentes a
esta organización cultural (2006, p. 55).
En este marco teórico, la capacidad del lenguaje se define a partir de dos dimensiones:
una estructura superficial, que coincide con el enunciado tal como lo proferimos y
percibimos, constituyendo lo relativo al uso o ejecución, y una estructura profunda
que corresponde a las reglas interiorizadas, inconscientes y aprendidas de la gramática
por las cuales el sujeto genera las estructuras superficiales. Mediante ambas
dimensiones el hablante-oyente puede crear un número indefinido de expresiones que
no hemos oído jamás a partir de un conjunto finito de reglas gramaticales aprendidas.
«A no ser que el análisis formal comience con un análisis de la situación social que
genera la música, carecerá de sentido» (2006, p. 123).
Herzog, G. (julio-septiembre, 1935). Plains Ghost Dance and Great Basin Music.
American Anthropologist, 37(3), 403-419.
Lo + recomendado
No dejes de leer…
Martí, J. (1992). Hacia una antropología de la música. Anuario Musical, 47, 195-225.
Para conseguir una comprensión más global de este tema, te recomendamos la lectura
del artículo de Martí, J. publicado en Anuario Musical.
Accede al artículo a través del aula virtual en virtud del artículo 32.4 de la Ley de
Propiedad Intelectual
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Propiedad Intelectual
No dejes de ver…
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://aso.gov.au/titles/historical/torres-strait-islanders/clip1/
Escucha un registro sonoro captado en esta misma expedición a través del aula virtual o
desde la siguiente dirección web:
http://aso.gov.au/titles/music/1898-torres-strait-recordings/clip1/
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=f22VsAlOwbc
Audiovisual que recoge una ejecución de la danza venda llamada Tshikona, considerada
como «danza nacional» del pueblo venda. Blacking observó cómo esta danza se llevaba
a cabo en todas las ocasiones sociales importantes. Se realizaba incluso en zonas
urbanas habitadas por miembros de este pueblo. La danza quería expresar el valor del
grupo social y, para ello, buscaba lograr la participación del mayor número de
personas, y, en su música, incorporar el mayor número de notas en una sola pieza del
repertorio venda.
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=2XjkS6Sq2NA
+ Información
A fondo
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.qualitative-research.net/index.php/fqs/article/view/466
Webgrafía
Se trata de una página web dedicada a los estudios de John Blacking sobre la música
del pueblo venda. En ella se puede escuchar en audio streaming algunas de las piezas
recogidas por el mismo Blacking.
Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
https://music.washington.edu/john-blacking-venda-music
Bibliografía
Boas, F. (1888). The Central Eskimo. Sixth Annual Report of the Bureau of Ethnology
to the Secretary of the Smithsonian Institution, 1884-1885. (pp. 399-670). [EBook
#42084] Washington: Government Printing Office. Recuperado de
http://www.gutenberg.org/files/42084/42084-h/42084-h.htm#index
Herzog, G. (1938). Music in the thinking of the American Indian. Peabody Bulletin, 1-5.
McAllester, D. (1954). Enemy way music: A study of social and esthetic values as seen
in Navaho music. Cambridge: Harvard University Press.
Actividades
Para realizar esta actividad, deberás leer las páginas 89-134 del siguiente texto:
Velasco, H. y Díaz, A. (2006). Una primera aproximación al modelo de trabajo en
etnografía. Acciones, objetos, transformaciones. En H. Velasco (Dir.), La lógica de la
investigación etnográfica: Un modelo de trabajo para etnógrafos de la escuela (pp.
89-134). Madrid: Trotta.
Disponible en el aula virtual en virtud del artículo 32.4 de la Ley de Propiedad
Intelectual.
Se entregará un resumen de dicho capítulo con impresiones personales acerca del tema.
Test
2. ¿En base a qué cuestiones Boas fue crítico con el evolucionismo y el difusionismo?
A. Por su escepticismo frente a la idea de que diferentes hechos en lugares y
tiempos separados entre sí pudieran provenir de leyes particulares que dirigirían
al grupo social, rechazando con ello las generalizaciones típicamente
evolucionistas.
B. Por su escepticismo frente a la idea de que los mismos hechos en lugares y
tiempos separados entre sí pudieran provenir de leyes universales que dirigirían
al individuo, rechazando con ello el relativismo típicamente evolucionista.
C. Por su escepticismo frente a la idea de que diferentes hechos en lugares y
tiempos separados entre sí pudieran provenir de leyes particulares que dirigirían
al grupo social, rechazando con ello el relativismo típicamente evolucionista.
D. Por su escepticismo frente a la idea de que los mismos hechos en lugares y
tiempos separados entre sí pudieran provenir de leyes universales que dirigirían
el espíritu humano, rechazando con ello las generalizaciones típicamente
evolucionistas.
4. ¿Qué razones propuso Jaap Kunts para sugerir el término de etnomusicología para
nombrar la disciplina?
A. La valoración de la noción de comparación y de distanciamiento respecto de la
antropología particularista y el método etnográfico en tanto que los
investigadores de esta disciplina establecían comparaciones más allá de lo que lo
hacían otras y no constituían para la etnomusicología una cuestión secundaria en
sí misma.
B. El distanciamiento respecto de la noción de evolucionismo y la valoración de la
antropología cultural y el método comparativo en tanto que los investigadores de
esta disciplina no establecían generalizaciones más allá de lo que lo hacían otras y
no constituían para la etnomusicología una cuestión central en sí misma.
C. El distanciamiento respecto de la noción de comparación y la valoración de la
antropología cultural y el método etnográfico en tanto que los investigadores de
esta disciplina no establecían comparaciones más allá de lo que lo hacían otras y
no constituían para la etnomusicología una cuestión central en sí misma.
D. La valoración de la noción de comparación y de distanciamiento respecto de la
antropología particularista y el método comparativo en tanto que los
investigadores de esta disciplina establecían generalizaciones más allá de lo que
lo hacían otras y no constituían para la etnomusicología una cuestión secundaria
en sí misma.
4
TEMA
Tema 4. Estructuralismo y formalismo
Esquema
TEMA 4 – Esquema
Musicología comparada
Lingüística Antropología
Antropología transcultural
2
SEMIOLOGÍA DE LA
MÚSICA: Análisis paradigmático:
JEAN-JACQUES NATTIEZ
Nicolas Ruwet
JEAN MOLINO
Transcripciones sinópticas:
ETNOMUSICOLOGÍA Constantin Brăiloiu
SISTEMÁTICA:
SIMHA AROM
Ideas clave
Para poder abordar los objetivos del tema, es esencial que a lo largo del mismo se
asuman los principios que sustentan la aplicación de los métodos de la lingüística en el
ámbito del análisis musical. Conviene tener en cuenta las dos dimensiones de esta
aplicación:
» Los aspectos epistemológicos que se desprenden de esta vinculación.
» Los aspectos metodológicos que se transfieren de un campo al otro.
Para estudiar este tema lee el apartado Ideas clave disponible a continuación.
» En el siguiente vídeo: Talking Drum Class, los estudiantes de una escuela primaria
en Hohoe (Ghana) aprenden a tocar el tambor parlante, una tradición de largo
recorrido y una herramienta de comunicación en la cultura ewe.
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=zDsnlzl8T68
Por su parte, el modelo que mejor asumió la segunda tendencia fue el semiológico.
Desde los años 70 del siglo pasado, la semiología se fue presentando como una
alternativa a la tendencia antropológica de la etnomusicología a través de la
consideración de la música como un sistema de signos y, por lo tanto, accesible a un
tipo de análisis vinculado a una ciencia, la lingüística, que connotaba el rigor y la
sistematicidad de una ciencia entonces considerada piloto entre las ciencias humanas.
No fue hasta la formalización de la semiología musical que la pertinencia de las
antiguas analogías entre el lenguaje y la música se pudo afirmar para articular en un
plano metodológico el carácter lingüístico de la música.
Según la noción propuesta por Saussure, el signo lingüístico no une simplemente una
cosa y un nombre, sino una imagen acústica y un concepto; Saussure propuso
designar a imagen acústica como significante (que distingue una dimensión de
expresión), el concepto como significado (que distingue una dimensión de
contenido) y signo para designar todo el conjunto y la relación. La semiosis, que
anteriormente se ha definido como cualquier forma de actividad, conducta o proceso
que involucre signos, designa más concretamente la relación entre estas dos entidades,
significado y significante, un tipo de relación que se caracteriza por un proceso de
reenvío. Este proceso, que en Sauusure se presentaba de una forma muy estática, fue
estudiado también, bajo una perspectiva más dinámica, por Charles Sanders Peirce
(1839-1914), filósofo fundador del pragmatismo y de la semiótica moderna.
S I I2 In
Todo ello se produce en un marco en que este reenvío es infinito: «esta proliferación de
interpretantes se produce cuando un objeto cualquiera es puesto para alguien en
relación con sus vivencias», de modo que «hay significación cuando un objeto es puesto
en relación con un horizonte» (Nattiez, 1975, p. 32; trad. Raventós). El objeto del signo
es de hecho un objeto que no existe más que dentro de y por la multiplicidad infinita de
los interpretantes por los cuales el utilizador del signo procura hacerlo visible. Este
concepto de signo retoma, entonces, el concepto ya formulado por San Agustín por el
cual el signo es aliquid stat pro aliquo (algo que está en lugar de otro).
Para dar cuenta de estos tres polos del objeto musical, Nattiez retomará el esquema de
niveles diferenciados con que Jean Molino los había caracterizado como una poiética
(vertiente del creador), una estésica (vertiente del oyente) y un nivel neutro (realidad
material de la obra):
A tenor de esta perspectiva, la semiología pone de nuevo a discusión una cuestión que
siempre ha sido inquietante para la estética de la música: la música, ¿es un lenguaje
semántico, o al contrario asemántico? y, en el caso de serlo, ¿cómo es su semanticidad?
La respuesta de la semiología va depender de su posición en la siguiente lógica:
» Si la música es asemántica, esta característica supone que la música se significa a sí
misma.
» Si es semántica, supone que la música reenvía en cualquier caso a lo no-musical.
Situaciones analíticas
1. Obra inmanente. El análisis inmanente del objeto se concentra exclusivamente en
las configuraciones inmanentes de la obra.
2. Del nivel neutro al proceso poiético: poiética inductiva. Se parte de un análisis de
nivel neutro para sacar conclusiones sobre la poiética.
3. Del proceso poiético al nivel neutro: poiética externa (o deductiva). Se parte de
un documento o un dato poiético y se analiza la obra a la luz de estas informaciones.
4. Del nivel neutro al proceso estésico: estésica inductiva. Se parte de un análisis de
nivel neutro para explicar lo que se sugiere en la percepción de la obra.
5. Del nivel estésico al nivel neutro: estésica externa. Se puede partir de una
información recogida entre los auditores para saber cómo la obra ha sido percibida.
6. Análisis que combinan los tres niveles.
Por último, en este modelo, por tal como el análisis de nivel neutro deviene un
importante componente metodológico, la semiología musical se apoya esencialmente
en un tipo de analítica lingüística estructuralista conocido como análisis paradigmático.
Se podría afirmar que esta analítica, desarrollada en primera instancia por Nicolas
Ruwet en un artículo publicado en la Revue belge de Musicologie (1966) de gran
influencia en Molino-Nattiez y en Arom, constituye uno de los elementos
fundamentales con los que se ha identificado la semiología musical. Debido a esta
importancia, en otra sección de este tema volveremos sobre la cuestión de los
procedimientos del análisis paradigmático.
Hacia la mitad del siglo XX se generalizó una distinción entre el análisis émico (emic)
y el ético (etic) que, proviniendo de la distinción lingüística entre fonémico y
fonético, se situaba en la profundización en la comprensión de la alteridad y las otras
culturas. El término fue introducido por el lingüista Kenneth Pike (1912–2000), al
trazar las dicotomías existentes entre el nivel de las distinciones de sonido consideradas
significativas en un sistema lingüístico (fonémica) y aquellas que configuran todas las
determinantes sean o no significativas para aquel sistema (fonética). Transferida al
campo antropológico, la perspectiva emic supone la utilización de las categorías propias
de la cultura, pueblo o individuos investigados, mientras que la perspectiva etic es la
que se desarrolla a partir de las categorías propias del investigador, interpretando
desde ellas la realidad de las personas investigadas.
¿En qué puntos la semiología musical privilegia uno u otro enfoque?, ¿la semiología
musical plantea un estudio de tipo emic o etic? Partiendo de esta problemática, Nattiez
argumentaba que la semiología musical lograba balancear ambas perspectivas:
mientras que el análisis del nivel neutro se corresponde a una perspectiva ética,
orientada hacia la universalidad de sus contenidos en base al fondo de humanidad
compartida por todas las culturas, los dos niveles estésico y poiético son
necesariamente aproximaciones émicas, de carácter local y circunscrito a las
características de cada cultura. Por lo tanto, relacionando estos procesos de producción
y de recepción con la materia sonora, el etnomusicólogo puede entonces mostrar cómo
en una cultura la música se articula con el sistema de pensamiento que de la forma más
global integra a dicha cultura. Nattiez pensaba, entonces, que la semiología musical
superaba de esta forma la tradicional yuxtaposición entre antropología -
correspondiente a la visión émica- y musicología -correspondiente a la visión ética- o
entre contexto cultural y objeto sonoro, que caracterizaba la etnomusicología
antropológicamente orientada de su tiempo.
de los postulados peirceanos, sino de los desarrollos de esta disciplina en el sentido más
formalista de la fonética estructural.
Figura 3. Relevancia del análisis musical frente a la descripción etnográfica (basado en Pelinski, 1995).
Los elementos más alejados del centro son de poco interés para el etnomusicólogo dado
que su incidencia en cuanto a medios de validación de los datos que configuran el
sistema musical se debilita en proporción a su distancia de dicho centro (Arom, 1985, p.
21; citado en Pelinski, 1995). De este modo, Arom reduce al mínimo las informaciones
etnográficas relativas al contexto de la práctica musical, así como todas las
consideraciones de orden estético, asignándoles una mera función de validación nativa
de lo analizado por el propio investigador. Al contrario, otorga un papel central a lo que
en el modelo de Molino-Nattiez se designaba como análisis de nivel neutro. Estas
consideraciones provienen de la aplicación al terreno musical de la perspectiva
funcionalista de la lingüística, sobre todo el principio básico por el que el objeto de
estudio son las funciones desempeñadas por los elementos, las clases y los mecanismos
que intervienen en el proceso musical. Según Arom cinco de estos conceptos tomados
de la fonología funcionalista son suficientes para permitir el análisis y la modelización
de gran número de sistemas musicales formalizados y transmitidos por vía oral:
» Unidad distintiva o fenómeno.
» Segmentación.
» Clase paradigmática o paradigma.
» Conmutación.
» Clase de equivalencia.
1985, p. 220; citado en Pelinski, 1995). Entonces, en tanto que alude al hecho de que
todo sistema implica un código que es necesario descubrir a través de los mensajes
concretos, se hace necesario desvelar qué es aquello significativo, pertinente, en la
diversidad de los mensajes, así como con qué criterio se decide sobre la cualidad de
pertinencia de un parámetro. Así, un análisis musical se considerará culturalmente
pertinente si en la delimitación de las unidades, las pruebas de conmutación, el juicio
de equivalencia funcional, etc., reciben la confirmación o reposan sobre un juicio
cultural de identidad o de equivalencia. En la propuesta de Arom, la obtención de
este tipo de afirmaciones, juicios o proposiciones nativas dentro de un marco dialógico
constituirá una gran parte del propio trabajo de campo etnográfico.
La noción de pertinencia adquiere, pues, una gran importancia en Arom en tanto que
garantiza la validación cultural de los resultados por parte de los nativos. Al mismo
tiempo, logra balancear las perspectivas emic y etic ya que, si bien los útiles de análisis
provienen de la cultura occidental original del investigador, y en este sentido la
perspectiva Simha Arom es etic, el papel del juicio cultural de identidad o de
equivalencia contribuye a desarrollar la perspectiva etic en un modelo de análisis
musical del nivel neutro que se orienta al estudio musicológico de las culturas que
constituyen el objeto tradicional de la etnología.
Según Nattiez, «la distinción derivada de Saussure entre sintagma y paradigma fue
probablemente la primera herramienta lingüística utilizada para la construcción de una
semiología musical (ya que) permitió tratar a la música como un sistema de signos que
mantienen relaciones intrínsecas entre ellos, sobre la base de una taxonomía de
unidades claramente identificadas» (Nattiez, 1986, p. 23; trad. Raventós).
Según este esquema, lo que sería significante en cualquier elemento lingüístico se daría
por oposición a otros elementos que podrían funcionar o actuar como equivalentes: la
noción de identidad se deriva entonces de la de diferencia en el contexto de la
interrelación de los elementos. Por ello, tal y como había argumentado Saussure, la
lengua no es una sustancia, una colección de términos positivos cuya identidad puede
ser interrogada, sino un sistema formalizado como una red de diferencias dentro de
la cual cada término obtendría un valor por su contraste con los otros: la lengua es una
forma y no una sustancia. En consecuencia, el método de investigación adecuado a
esta teoría será aquel que permita vislumbrar esta forma, incluso a través de métodos
de visualización.
En este análisis, en primer lugar, se trataba de reducir los enunciados de este mito a
oraciones breves que contienen un sentido esencial; por ejemplo, en «Edipo mata a su
padre Layo», o «Eteocles mata a su hermano Polinices», se trata de la muerte de un
pariente. Estas oraciones se numeran asignando la misma cifra (I, II, III…) a aquellas
que tienen un contenido similar, como en el anterior ejemplo. Estas oraciones con el
mismo número se reúnen en grupos llamados mitemas, los cuales representan el
elemento constituyente del mito. Se constituye así una sobreposición de filas
(horizontales) y columnas (verticales): en las primeras se sigue el orden temporal
sucesivo de unas secuencias respecto de otras, mientras que las segundas disponen las
oraciones pertinentes a cada uno de los mitemas para configurar, por ejemplo, el
siguiente esquema:
I II III VI
Cadmo busca a su
hermana Europa,
raptada por Zeus
Cadmo mata al
dragón
Los espartanos se
exterminan
mutuamente
Lábdaco (padre de Layo) =
«cojo» (?)
Edipo mata a su
padre Layo
Layo (padre de Edipo) =
«torcido» (?)
Edipo inmola a la
Esfinge
Edipo = «pie-hinchado»
(?)
Edipo se casa con
Yocasta, su madre
Etíocles mata a su
hermano Polinices
Antígona entierra a
Polinices, su
hermano, violando la
prohibición
Mediante este tipo de análisis el acento no recae únicamente sobre el flujo horizontal
del habla, lo que en Jakobson configura el eje de combinación paradigmática, sino las
estructuras verticales y estables de la lengua que configuran el eje de selección
integrado por los elementos que se hallan en relación paradigmática. En la dimensión
del sintagma, el flujo transcurre en un eje temporal diacrónico, mientras que la
dimensión paradigmática conforma un sistema temporal sincrónico, un orden
permanente que constituye un espacio semántico, el del imaginario cultural del cual el
mito parte. Mientras la sincronía corresponde al tiempo reversible del sistema
lingüístico en el que se establecen relaciones paradigmáticas, el tiempo irreversible
de la diacronía trata del dominio del discurrir temporal, propio del habla, en el que se
establecen relaciones sintácticas. Encontramos pues, un estudio del mito en dos
niveles: el nivel narrativo -habla-, y el nivel de la estructura profunda -lengua-, siendo
el estudio de este último el que puede mostrar ciertas relaciones paradigmáticas que
son independientes del orden narrativo y que constituyen el verdadero sujeto del
estructuralismo, el modelo.
Por otro lado, y a través de esta evidencia, Brăiloiu deducía la existencia de un modelo
subyacente o un sistema de reglas capaz de mantener el cambio a través de cierta
variación:
De esta forma Brăiloiu sugiere como la ejecución es un hecho individual cuyas posibles
variaciones no llegan a afectar al sistema de reglas en la base del modelo, el cual es una
construcción colectiva.
Esta propuesta de representación visual de la música fue retomada por Nicolas Ruwet
en su método de visualización paradigmática. Su trabajo más influyente es Méthodes
d'analyse en musicologie, publicado en 1966 y reeditado en 1972.
Ruwet entiende como enfoque analítico el punto de vista por el cual, en la relación
entre código y mensaje, se parte de este hacia el desvelamiento del código, el conjunto
dado de mensajes. Por ello, tratará de deducir las unidades, las clases de unidades y
reglas de sus combinaciones (código). Para ello, los métodos de análisis que Ruwet
propone ponen en evidencia las influencias de Brăiloiu, del análisis del mito en Lévy-
Strauss y de la lingüística estructural en algunos de sus desarrollos. Sus nociones
fundamentales, como veremos, son segmentación y paradigmatización. El
objetivo del análisis es, en base a la localización de las repeticiones y las
transformaciones, recortar las unidades clasificadas para evidenciar las analogías que
muestra su agrupamiento sobre un mismo eje paradigmático.
Etapa 1
Etapa 2
Etapa 3
Etapa 4
Ruwet, en su citado trabajo, aplica este procedimiento analítico a piezas del repertorio
medieval profana, como en esta estampie del trovador provenzal Raimbaut de
Vaqueiras, Kalenda maya, a partir de una transcripción de Gennrich.
Figura 8. Análisis paradigmático de Kalenda maya (Ruwet & Everist, 1987, p. 27).
Ruwet toma en cuenta todos los elementos que pueden mostrar cierta ambigüedad y
explicita el criterio seguido en cada caso. Por ejemplo, puede tener en cuenta posibles
tipos de transformación entendidos como variantes rítmicas o melódicas, como se da
en B y B' o D y D' en el anterior ejemplo. En cualquier caso, el análisis muestra con
claridad la existencia de unidades que satisfacen los criterios de repetición, o bien de no
superposición y de autonomía, derivando de ahí su conclusión: que la característica
más llamativa de la sintaxis musical es para Ruwet el papel central de la repetición y,
por extensión, la variación o la transformación de segmentos repartidos en diversos
puntos de la cadena sintagmática que muestran relaciones de equivalencia. Así, el
análisis paradigmático muestra su viabilidad cuando es capaz de basar la asignación de
unidades en su totalidad en la repetición en tanto que cualquier elemento repetido o
variado se define como tal unidad.
» La técnica de grabación.
» La aplicación del análisis paradigmático.
Figura 10. «Enregistrement en playback des chants de harpe ngbaka, Rép. Centrafricaine»
(Aubert, 1988, p. 198).
Una vez transcritas las partes polifónicas o polirítmicas o cualquier otro elemento del
contínuum sonoro, entra en juego la técnica del análisis paradigmático. Evidentemente,
la técnica se funda sobre el criterio de repetición, pero añadiendo el criterio de
conmutación. Esta operación consiste en sustituir entre sí los diferentes elementos
que pertenecen a un mismo paradigma con el objetivo de definir aquellas unidades que
pueden o no intercambiarse o conmutar en un mismo punto del sintagma musical. Los
segmentos que puedan conmutarse se consideraran miembros de una misma clase de
equivalencia. La imagen de la experiencia de campo conducida a través de estos
parámetros es descrita por Arom en los siguientes términos:
Figura 11. Análisis rítmico proveniente de los pigmeos aka (Arom, 2001, p. 217).
El autor, partiendo de esta muestra inicial de dos ritmos, «recolecta» una serie de
producciones que, a juicio de los ejecutantes, es «la misma»:
Entonces, ¿cuál es el criterio pertinente que sostiene este grupo como una clase de
equivalencia, pudiéndose conmutar entre sí?
Vemos como el análisis en Simha Arom aparece como una disciplina experimental, sin
ninguna conclusión que no sea sometida a la validación sobre el terreno y a expensas
del juicio nativo. De esta forma, en la obra de Arom se plantea una doble dimensión del
trabajo: como una monografía, contribuyendo al conocimiento de las polifonías y
polirítmias centroafricanas, pero también como propuesta metodológica, utilizando,
desarrollando y modificando la técnica del análisis musical paradigmático.
Para conseguir una comprensión más global de este tema, deberás leer las páginas 191
a 194 el artículo: Raventós, J. (2013) Etnomusicología, en tono filosófico. Una
reflexión musical sobre el debate entre el pensamiento analítico y el continental.
Brocar: Cuadernos de investigación histórica, 37, 183-206. Recuperado de
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4518911
Figura 13. Hoja de codificación de una muestra cantométrica (Lomax, 2001, p. 306).
Lomax, A. (1968). Folk song style and culture. Washington DC: American Association
for the Advancement of Science.
Ruwet, N., & Everist, M. (1987). Methods of Analysis in Musicology. Music Analysis,
6(1/2), 3–36. doi: http://doi.org/10.2307/854214
Lo + recomendado
No dejes de leer…
Para conseguir una comprensión más global de este tema, deberás leer el artículo
Martínez, J. L. (2001). Semiótica de la música: una teoría basada en Peirce.
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=176563
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http://www.sibetrans.com/trans/articulo/298/relaciones-entre-teoria-y-metodo-en-
etnomusicologia-los-modelos-de-j-blacking-y-s-arom
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http://www.circulobellasartes.com/revistaminerva/articulo.php?id=215
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https://www.youtube.com/watch?v=ApZVPIP1uhg
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A fondo
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.sibetrans.com/trans/articulo/297/el-pasado-anterior-tiempo-estructuras-
y-creacion-musical-colectiva-a-proposito-de-levi-strauss-y-el-etnomusicologo-brailoiu
Webgrafía
Página web del museo de Etnografía de Ginebra, Suiza, en el que se acogen la mayoría
de sonogramas de todo el mundo que Constantin Brăiloiu recopiló a lo largo de su vida.
Esta colección se integra en los Archives Internationales de Musique Populaire (AIMP),
los cuales cuentan con más de quince mil muestras de todos los continentes.
Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.ville-ge.ch/meg/musinfo_ph.php
Página web de la Association for Cultural Equity, cuya misión, inspirado por el ejemplo
de Alan Lomax, es estimular la conservación, investigación y difusión del patrimonio
cultural de la música tradicional del mundo, con el fin de conectar a personas y
comunidades mediante su herencia creativa. Sus contenidos incluyen la casi totalidad
de sonogramas que Lomax pudo recolectar en sus viajes.
Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.culturalequity.org/index.php
Bibliografía
Nattiez, J.-J. (1986). La sémiologie musicale dix ans après. Analyse musicale, 2, 22-33.
Molino, J. (1975). Fait musical et sémiologie de la musique. Musique en jeu 17, 37-62.
Test
2. ¿En qué aspectos radica la analogía estructural que permitía hablar de la música
como sistema?
A. En la consideración de que el sonido percibido, entendido como comunicación,
responde a estructuras o reglas de producción, entendidas como habla.
B. En la consideración de que el sonido percibido, entendido como habla,
responde a estructuras o reglas de producción, entendidas como lengua.
C. En la consideración de que el sonido percibido, entendido como lengua,
responde a estructuras o reglas de producción, entendidas como habla.
D. En la consideración de que el sonido percibido, entendido como habla,
responde a estructuras o reglas de producción, entendidas como herramientas de
comunicación.
5
TEMA
Esquema
TEMA 5 – Esquema
Tema 5. El desarrollo de la antropología de la música
2
Lingüística semántica
Antropología cognitiva Hugo Zemp
Análisis componencial
Hermenéutica y fenomenología
Etnomusicología fenomenológica Jeff Todd Titon
Ideas clave
Para poder abordar los objetivos del tema, es esencial que a lo largo del mismo se
asuman los principios que sustentan la aplicación de los métodos de la lingüística en el
ámbito del análisis musical. Conviene tener en cuenta las dos dimensiones de esta
aplicación:
» Los aspectos epistemológicos que se desprenden de esta vinculación.
» Los aspectos metodológicos que se transfieren de un campo al otro.
Para estudiar este tema deberás leer las Ideas clave y las páginas 37-39 del libro:
Angrosino, M. (2012). Etnografía y observación participante en Investigación
Cualitativa. Madrid: Morata Recuperado de
https://issuu.com/ediciones_morata/docs/angrosino/35?e=6993150/9352273
El impulso recibido por la antropología de la música a partir de los años cincuenta, del
cual A. Merriam y J. Blacking dan cumplido testimonio durante las décadas de los
sesenta y setenta, tuvo como resultado el logro de un importante corpus experiencial,
metodológico y conceptual que pudo reforzar los fundamentos de la disciplina
etnomusicológica. En este período, entendido en sentido amplio como la vertiente
culturalista de la etnomusicología, la antropología de la música recibía el influjo de dos
tipos de factores interrelacionados:
Respecto del primer punto, cabe decir, a título de ejemplo, que el prestigio de John
Blacking a partir de mediados de los setenta pudo forjarse, más que por su influyente
trabajo de reflexión, ya comentado en un tema anterior, en el hecho que durante los
años 1956-1958 emprendiera su intensivo trabajo de campo entre los vendas en el norte
del Transvaal (Sudáfrica).
Por lo que hace a las sucesivas tendencias antropológicas, cabe apuntar cómo su propia
dinámica acarreó como consecuencia que la etnomusicología adoptara formas diversas
de aproximación al hecho musical reflejadas en sus aspectos conceptual y
metodológico.
Ya hemos visto anteriormente como a partir de la segunda década del siglo XX el signo
distintivo en los departamentos universitarios de antropología, y con ellos todas las
disciplinas que tomaban la etnografía como método, se cifraba en torno al trabajo de
campo y a la técnica que más la caracteriza, la observación participante, según el
modelo que había establecido Bronislaw Malinowski. En este sentido, la identificación
de la praxis etnomusicológica se vinculó a dicho modelo. Por otro lado, las diversas
tendencias antropológicas fueron adaptadas a los propios propósitos de la
etnomusicología: al particularismo boasiano, concretado más tarde por el
planteamiento influenciado por Freud conocido como cultura y personalidad,
pasando por el funcionalismo británico de Malinowski, el estructuralismo de
Lévy-Strauss o la antropología transcultural de Morgan, les sucedieron otras
direcciones que fueron enormemente influyentes en el desarrollo de la
Gran parte de una etnografía empieza a gestarse fuera del campo. En esta fase se diseña
la formulación esencial de la investigación a partir de las observaciones y las reflexiones
iniciales. A partir de ahí, la selección del escenario y búsqueda de localizaciones, o
mapeo, se realiza intencionalmente en base a los objetivos planteados. A esta fase
pertenece también el muestreo, es decir, la selección de las unidades de investigación.
La exploración del tema comporta conocer lo que se ha hecho sobre éste en diversos
medios, así como la compilación de la bibliografía relevante para armar el arsenal
teórico del que se parte.
La segunda fase se plantea como un tanteo al escenario del estudio integrado por
personas inmersas en una situación social. Es esencial negociar el ingreso a este
escenario a través de un contacto previo con algún miembro del grupo humano
implicado.
Todo el proceso etnográfico debe de enmarcarse, a su vez, en alguna teoría que permita
ordenar los datos bajo algunas ideas directrices. Es en este nivel que es conveniente
atender los sucesivos aportes teóricos y metodológicos de la disciplina antropológica y
Uno de los fundadores de la antropología cognitiva fue Ward Hunt Goodenough (1919-
2013). Este autor postuló hacia mediados del siglo XX la necesidad de articular una
antropología capaz de compaginar el rigor científico de los estudios comparativos con la
profundidad y adecuación de los análisis de sign0 particularista, en definitiva, fundar
una nueva etnografía, que buscara ir más allá del esfuerzo generalizador y a la vez
Figura 2. Grupo de flautas del género ’au tahana, la música instrumental más importante y más antigua de
los 'are'are. (Zemp, 1971. p. 4).
» rapi 'au: intervalo de segunda menor, el más básico en el sistema musical de los
conjuntos de flautas de pan 'are'are.
» suri 'au: la octava de la escala equiheptafónica.
» hoa ni 'au: inervalo de tercera neutral, es decir, más ancha que una tercera menor
y más estrecha que una tercera mayor.
» hari 'au: equivalente en Occidente a la segunda mayor (Zemp, 1990, pp. 6-10).
Fiel a los principios del análisis componencial, Zemp abordaría el análisis semántico
del lexema au contenido en todos estos términos, llegando a la conclusión que,
dependiendo del contexto lingüístico o extralingüístico, se puede traducir como
«bambú», «instrumento musical» (hecho de bambú), «música instrumental»,
«conjunto de flauta de pan», «música» (incluyendo canto, pero no ritmos de tambor)
(Zemp, 1990. p. 6). De esta forma, los géneros musicales y los instrumentos vienen
definidos émicamente, según la conceptualización y las taxonomías indígenas,
identificando y traduciendo una determinada etnoteoría musical formulada a través de
la adquisición y análisis del vocabulario local.
conducta y la acción humana, como podría ser la conducta ritual. La cultura, por
tanto, se hace, se practica, utilizando y manipulando objetos que adquieren valor
simbólico; subyacente a todo ello se da el concepto de símbolo, entendido como la
representación perceptible de una idea con diversos rasgos asociados por
una convención socialmente aceptada. La conducta humana, en general, es vista
así como «acción simbólica» (Geertz, 1989, pp. 24-25). Por otro lado, se entiende que la
cultura no puede constituir algo tan simple como un conjunto de patrones estancos y
encapsulados en dominios semánticos: cualquier aspecto de la cultura tiene que
presentar ramificaciones y vínculos con otros ricos y variados aspectos.
En este contexto, el papel de algo tan ambiguo como del símbolo así definido sería este:
configuran dicho comportamiento, incluyendo los mitos, el arte, las creencias, las
formas rituales. Todos estos fenómenos, una vez contextualizados, son susceptibles de
indagación empírica dirigida a la elucidación de relaciones asociativas entre los objetos
involucrados.
La obra principal de Steven Feld, Sound and Sentiment, constituye una etnografía
musical orientada en el sentido de la antropología simbólica por cuanto su objetivo es
la demostración de que los modos expresivos de los kaluli relacionados con la voz y el
canto funcionan como representaciones de un mito, el mito de «el muchacho que se
convirtió en un pájaro muni» (Feld, 1982, p. 14; trad. Raventós).
Figura 4. Mapa perteneciente al folleto (p. 25) del CD: Various Artists, (2001). Bosavi. Rainforest Music
from Papua New Guinea. Smithsonian Folkways Recordings.
Fuente:http://media.smithsonianfolkways.org/liner_notes/smithsonian_folkways/SFW40487.pdf
Steven Feld sostiene que la experiencia musical de los kaluli no se puede entender sin
referencia a su cosmología, su ecología ambiental, las relaciones sociales, los rituales y
la experiencia colectiva de la emoción. Sus formas expresivas están constituidas por
analogías con la naturaleza de tal manera que, a través de complicados procesos
metonímicos y metafóricos sobre cantos de pájaros y sonidos del agua, conforman la
gran parte de su cultura musical (Feld, 1982, p. 41). Por lo tanto, la terminología y
conceptualización de la forma musical de la canción kaluli se relaciona
Todos estos aspectos se muestran en la ceremonia gisalo, usada por el autor para
capturar en ella la naturaleza de la experiencia musical kaluli en los términos
siguientes:
En los lugares en que las canciones abruman de tristeza y dolor, los anfitriones
estallan en lágrimas y fuertes gemidos lastimeros. Esto puede desencadenar
una reacción en cadena de lamentos en toda la casa. Enfurecido por la pena
que le han hecho sentir, uno de los anfitriones se pone de pie, agarra una
antorcha de un espectador y se abalanza hacia la pista para apagar el parpadeo
de la antorcha sobre el hombro del bailarín. El bailarín continúa como si no
fuese afectado por la quemadura, pudiendo volver a ser quemado
repetidamente. Los anfitriones se sientan de nuevo y lloran o van a la terraza
trasera de la casa comunal a llorar en soledad.
Figura 5. Imágenes pertenecientes al folleto (p. 14-15) del CD: Various Artists, (2001). Bosavi. Rainforest
Music from Papua New Guinea. Smithsonian Folkways Recordings.
Fuente:http://media.smithsonianfolkways.org/liner_notes/smithsonian_folkways/SFW40487.pdf
Lo que este episodio dramático sugiere a Feld es que la estructura y el contenido de las
modalidades sonoras y códigos de los kaluli pueden ser vistos como medios expresivos
para la articulación de sentimientos y emociones compartidas. Todas estas elaciones
aparecen también en otra de las manifestaciones musicales kaluli, la música
instrumental del tambor ceremonial, estudiada por Feld de una forma que puede
mostrar más detalladamente la aproximación etnográfica del autor al fenómeno
musical.
Para conseguir una comprensión más global de este tema, deberás leer las páginas 194
a 196 del artículo: Raventós, J. (2013) Etnomusicología, en tono filosófico. Una
reflexión musical sobre el debate entre el pensamiento analítico y el continental.
Brocar: Cuadernos de investigación histórica, 37, 183-206. Recuperado de
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4518911
En este texto se comenta como en la cultura kaluli los nativos expresan sussentimientos
a través de un sonido que siempre es mediado por las aves. En la siguiente imagen se
muestra un pájaro tibodai (Pitohui cristatus), cuyo canto es identificado en el toque del
tambor a las intensas «pulsaciones emocionales» que en ciertas condiciones, evoca la
voz de un niño pequeño muerto llamando al padre (Feld, 2001, p. 347).
En 1987, Timothy Rice propuso un «nuevo» modelo basado en el de Merriam, pero más
complejo y difícil de entender, ya que incluye diversos niveles y subniveles. La
propuesta de Rice surgía de dos fuentes:
De esta forma, el modelo de Rice se movía de manera flexible entre distintos niveles
de interpretación: los niveles de Merriam (1964), y los procesos formativos de
Geertz.
Por lo que hace a la antropología de Geertz, su propuesta se refería a las formas por las
que el humano encara la necesidad de caracterizar individuos y grupos mediante el
desarrollo de estructuras simbólicas en virtud de las cuales «las personas son
percibidas no cómo meros o simples miembros del género humano, sino como
representantes de ciertas claras categorías de personas, de clases específicas de
individuos» (Geertz, 1989, p. 301). En Geertz, los procesos formativos de las
estructuras simbólicas se refieren a estos procesos de categorización que sirven al
humano para su propia orientación en el mundo; en Rice, no obstante, el autor cree
poder transferir el sentido de estos procesos al campo de la vida musical. En su modelo,
Rice reconoce, por una parte, la importancia del estudio diacrónico de los procesos
históricos, junto con la presencia y recreación constante en el presente de formas
musicales previas. Por otra parte, caracteriza como procesos «socialmente
mantenidos» a los modos en que las instituciones sociales y los sistemas de creencias
mantienen o alteran las músicas, sin reducirlos a meras relaciones causales de contexto
o de interdependencia de las partes del sistema, al estilo del funcionalismo. Por último,
la atención dirigida al individuo se mueve entorno de posturas humanistas en donde la
experiencia y creatividad individuales son aspectos destacados a tener en cuenta.
Adaptación y
Construcción Mantenimiento
experiencia del
histórica social
individuo
En definitiva, este modelo permitía integrar los tres niveles de Merriam (sonido,
concepto y conducta), yuxtaponiéndolos a los procesos formativos expuestos. En vistas
a la investigación, Rice articulaba así una forma de relacionar todo tipo de tendencias
etnomusicológicas actuales y pasadas, puesto que resumía las tres grandes fases por las
que había pasado la historia de la etnomusicología: «[...] desde un interés por las
cuestiones históricas y evolutivas en su temprana fase de la “musicología comparada”, a
un interés por la música dentro de la vida social después de The Anthropology of
Music, y a un interés por el individuo dentro de la historia y la sociedad en la fase más
próxima o reciente» (Rice, 1987, p. 476; trad. Raventós).
Por otro lado, la referencia a Geertz traza en gran parte el modo de propensión
etnomusicológica hacia el procedimiento de la «descripción densa» (Thick
Description) desarrollada por este antropólogo. Con este concepto, Geertz proponía
una forma de proceder orientada a desentrañar estructuras de significación en «textos»
culturales y en determinar su campo social y alcance en un estilo inspirado por las
prácticas interpretativas de las humanidades (Geertz, 1989, p. 24).
Con este concepto, Geertz quería enfatizar el hecho de que el análisis que propone
consiste en desentrañar las estructuras de significación que hallamos ya desde el
comienzo de cualquier observación de un hecho. El antropólogo se halla inmerso en un
trabajo de discernimiento, cuándo por ejemplo, siguiendo el mismo caso que el autor
expone, debemos de decidir si un simple guiño es tan solo un tic que alguien sufre o
una señal que esa persona emite para alguien (1989, p. 21). Entonces, dice Geertz:
Esta perspectiva se opone a aquella que considera la cultura como un paquete cerrado y
acabado de rasgos culturales, a la manera de la antropología cognitiva. En cierto modo,
Geertz reaccionaba ante esta escuela. Se opone a la caracterización de la cultura como
compuesta de estructuras psicológicas con las que los individuos guían su conducta,
una cosa es decir que la cultura «se hace» psicológicamente mediante las estructuras
cognitivas, y otra que estas estructuras «son» la cultura, el acerbo de conocimientos
alojados en las mentes de los miembros de una cultura necesitan poseer para ser
cómo la música funciona como objeto simbólico dentro de una cultura. Además, puede
abordar su estudio en diversos niveles jerárquicos y englobantes de interpretación:
Construcción histórica
Finalidad del estudio orientado
Mantenimiento social
a los procesos formativos
Creación y experiencia individuales
Análisis musicales
Finalidad del estudio orientado
Análisis del comportamiento
a los procesos analíticos
Análisis cognitivo
Esta cita recoge la contraposición entre la explicación que es el objetivo de las ciencias,
y la comprensión que tipifica el conocimiento de las humanidades; mientras que las
ciencias se ocupan de la recogida de datos, la formulación de hipótesis y leyes
universales, las humanidades, por otra parte, se ocupan de las personas. El objetivo es
la «comprensión a través de la interpretación» (Titon, 1997, p. 89).
Ya desde el año 1978, Kenneth A. Gourlay (1919-1995) ofreció diversos artículos en los
que daba carta de naturaleza a este giro autoreflexivo. Gourlay expone cómo el
etnomusicólogo mismo es el «eslabón perdido» en toda exposición empírica, lo cual
conlleva su «deshumanización»: no es la ciencia, dice Gourlay, la que comienza con la
observación, evalúa los datos y organiza los resultados, sino el etnomusicólogo (1978, p.
8). Por ello, éste debería ser un nuevo factor crítico en toda discusión metodológica: «el
etnomusicólogo está allí y existe como parte de la situación social» (Gourlay, 1978, p. 9;
trad. Raventós).
Figura 11. Antrhopologists! Antrhopologists! (1984), viñeta del dibujante Gary Larson (1950), publicada en
The Far Side, la famosa colección de cómics creada por él mismo.
Fuente: https://anthropology.net/
Toda esta discusión suponía una nueva perspectiva cuya propuesta trataba de reducir la
distancia y los condicionamientos supuestos en las relaciones humanas efectivamente
establecidas en el trabajo de campo. La cuestión trataba de dar respuesta a una crítica
fundamental vertida sobre el trabajo de campo, en particular, y, en general, sobre la
capacidad del antropólogo para representar en su monografía escrita todas las
complejidades derivadas del estudio de una cultura, es decir, el estudio de la alteridad
cultural. Dicho de otra forma, lo que estaba en juego era la posibilidad real de afrontar
esta representación desde un modo emic, o bien, si en realidad este modo emic no era
más que una forma pretenciosa de eludir el siempre etnocentrista modo etic.
Por otro lado, también se empezaban a verter críticas sobre la adecuación del trabajo de
campo como simple técnica de recolección de datos para sustentar fines externos a la
misma experiencia de campo, en lugar de buscar aquellos aspectos que pudieran
conectar las observaciones y el trabajo hacia unos fines internos a la propia experiencia
del campo. Finalmente, se hallaba bajo sospecha la posibilidad misma de la
representación cultural, es decir, la posibilidad, a partir de la interacción con los
otros, de construir una imagen o idea fidedigna de la realidad. Como veremos en un
apartado posterior, la radicalización de este punto marcará el surgimiento de la
antropología posmoderna.
En este contexto, el volumen colectivo Shadows in the Field, editado por Gregory F.
Barz y Timothy J. Cooley vino a proporcionar en 1997 cierta reivindicación del trabajo
de campo en etnomusicología a través de una fecunda crítica y reconceptualización
dirigida a sus aspectos más problemáticos. El campo (the field) ya no es un llano
perfilado y prístino a los ojos del observador, sino que conlleva sombras, las sombras
que se proyectan desde la propia manera de ser de los humanos y sus condiciones para
el conocimiento:
«¿Por qué nos centramos en el trabajo de campo cuando el debate más vivo
entre las ciencias sociales en los últimos años, especialmente en América del
Norte, se refería a la adecuación y la legitimidad de nuestros medios para
describir el "Otro" cultural en la escritura? [...]
En este primer informe de respuesta de los etnomusicólogos a las recientes
críticas a la empresa etnográfica, cambiamos deliberadamente el enfoque de la
"crisis" de la representación (texto) hacia la experiencia (trabajo de campo
ampliamente definida)» (Cooley, 1997, pp. 3-4, trad. Raventós).
Dos de los autores de Shadows in the Field hallan las bases filosóficas de esta postura
en formas de pensamiento de orientación subjetiva, de tipo humanístico y
complementaria al enfoque puramente analítico. El ya citado Timothy Rice adapta la
hermenéutica fenomenológica del ya citado filósofo Paul Ricoeur (1913-2005)
para efectuar una mediación entre la experiencia de campo y el método de campo
(Cooley, 1997; 15). En este trabajo de reconceptualización, Rice basa sus puntos de vista
en los momentos de experiencia transformativa en su contacto con la música búlgara y
en su proceso personal de convertirse en un maestro de gaida (gaitero) (Rice, 1997).
Por su parte, Jeff Todd Titon (1942), a partir de sus experiencias de autorreflexión en el
trabajo de campo etnomusicológico, propone una epistemología de la etnomusicología
en la que el trabajo de campo se define como la actividad de «conocer gente haciendo
música», es decir, una experiencia dialógica y una manera participativa de conocer y
«ser-en-el-mundo» a través de la práctica musical (Titon, 1997).
una nueva comprensión del mundo o la cultura a la que hace referencia la música que
de este modo actúa como un símbolo (Rice, 1997, p. 115).
Rice considera que esta perspectiva configura un dilema del que va a depender la
fundación intelectual de la disciplina ya que alienta la antinomia entre la objetividad (la
teoría y el análisis musical) y la subjetividad (la experiencia musical). Por ejemplo, Rice
construye su etnografía de la música búlgara May It Fill Your Soul: Experiencing
Bulgarian Music (1994), sobre la experiencia musical compartida con Kostadin, su
maestro de gaida búlgara; la comunicación establecida es entendida por Rice no como
a través de la superación de «fronteras» culturales, sino a partir de la metáfora
hermenéutica de «fusión de horizontes», como experiencia de transformación
mutua consistente en el compartir los saberes y capacidades asentados sobre las
propias convicciones (Rice, 1994, p. 85; 1997, p. 115). Con ello, Rice desafía las
categorías establecidas de insider/outsider, o emic/etic, para proponer una visión
colaborativa, desafiando asimismo el límite entre el campo y el propio hogar, lo que
sugiere que el campo es una creación metafórica del investigador (Cooley, 1997, p. 16;
Rice, 1997, p. 109). Su concepto de arco hermenéutico comienza con la idea de que el
outsider no es un investigador que estudia «el otro», sino es una persona interactuando
con otra para llegar a un entendimiento mutuo.
Puedes escuchar un fragmento de un track del CD que acompaña el libro May It Fill
Your Soul, de Timothy Rice (1994) en la siguiente dirección:
» Varimezov, K. (19179). Gergebunarsco horo. Solo de gaida. En May It Fill Your Soul
[CD]. Recuperado de http://www.ce-review.org/99/17/sounds/sound3.wav
Este maestro de gaida fue el que instruyó a Rice y a quien el autor considera su partner
dialógico para la constricción de la etnografía.
Jeff Todd Titon sitúa su propia perspectiva haciéndola remontar a los años en que
varios etnomusicólogos invitaron músicos de varias partes del mundo a las
universidades estadounidenses donde enseñaron a ejecutar sus instrumentos a los
estudiantes y formaron conjuntos con ellos. De este modo, los estudiantes pudieron
tener la experiencia de hacer música no occidental del mismo modo en que lo hacían en
los conjuntos y bandas occidentales, pudiendo abandonar la metodología de
transcripción y el análisis para concentrarse hacia una experiencia de la música de
primera mano (Titon, 1997, p. 91). Esta aproximación experiencial supuso la
posibilidad de adoptar modelos de estudio de la tradición fenomenológica y
hermenéutica:
«El deseo me obliga a hacer música. Siento este deseo como una presencia
afectiva, un residuo de placer construido a partir de mis experiencias
anteriores con la música y la danza que me hace buscar más con el fin de
conocerla mejor. Se trata de una curiosidad que invade todos mis sentidos
corporales y siento que se encarna en ellos: una curiosidad encarnada. El
conocer cómo la gente produce música comienza con mi propia experiencia de
la música. Toco el fiddle, el banjo o la guitarra con otros, escucho música;
siento su presencia; me mueve, a nivel interno; me muevo, externamente. La
música me sobrecoge con deseo. Siento su poder afectivo dentro de mí. Ahora
he pasado de lo que los fenomenólogos llaman la "actitud natural", la forma
normal y cotidiana de estar o ser en el mundo, no para adoptar un modo
analítico, sino para adoptar una forma autoconsciente. Siento que la música
entra en mi y me mueve. Y ahora la música se hace más fuerte, tan grande
hasta el punto de que cualquier otra cosa es imposible, excluida. Mi “sí-
mismo” (self) desaparece. No hay análisis; ya no hay autoconciencia. Esta
ruptura es una reducción fenomenológica, lo que Husserl llama epoché. Es una
forma radical de la suspensión. Ya no me siento a mí mismo como un ser
separado; más bien, me siento a mí mismo como "música-en-el-mundo" (to be
music-in-the-world). Eventualmente, la música me hace retornar a través del
deseo de mi mismo. Es decir, el ser de ese deseo me devuelve a mí mismo, re-
presenta el yo a través de la conciencia. Mi "yo" retorna; soy consciente del “sí-
mismo”, veo que yo y otros están haciendo la música que escucho.
Cuando reparo que estoy haciendo con otros la música que escucho, me
gustaría saber de estos otros. Para entendernos, debemos conocernos unos a
otros. ¿Cómo podemos saber del uno al otro? ¿Quién eres tú? Si fueras un
objeto podría intentar conocerte como conozco a otros objetos. Pero eres una
persona haciendo música y yo pretendo conocerte como persona […]
Buscamos conocernos unos a otros a través de la experiencia vivida. A través
de la experiencia intersubjetiva común, entramos en el mundo de la
interpretación. La interpretación convierte el sonido en música y al ser en
significado.
Esta larga cita de Titon expone las bases para una epistemología fenomenológica de la
música que fundamentalmente supone vivir el trabajo de campo no únicamente como
medio de transcripción, análisis, interpretación y representación (aunque también sea
todo eso) sino como «una oportunidad reflexiva y un diálogo continuado con mis
amigos los cuales, entre otras cosas, “retrabajan” continuamente “mi trabajo” para
convertirlo en “nuestro” trabajo» (Titon, 1997, p. 94; trad. Raventós).
Barz G. F. & Cooley, T. J. (eds.) (1997). Shadows in the Field. New perspectives for
Fieldwork in Ethnomusicology. New York: Oxford University Press.
Feld, S. (1982). Sound and Sentiment: Birds, Weeping, Poetics, and Song in Kaluli
expression (2º ed.). Philadelphia: University Of Pennsylvania Press.
Feld, S. (2001). El sonido como sistema simbólico: el tambor kaluli. En Cruces, F. (ed.),
Las culturas musicales: lecturas de etnomusicología (pp. 331-356). Madrid: Trotta.
Rice, T. (1994). May It Fill Your Soul: Experiencing Bulgarian Music. Chicago-
Londres: The University of Chicago Press.
Ricoeur, P. (2001). El modelo del texto: La acción significativa considerada como texto.
En Ricoeur P., Del texto a la acción. Ensayos de hermenéutica II (pp.169-195). Buenos
Aires: Fondo de Cultura Económica.
Zemp H. (1971). 'Are'are. Flutes de pan mélenésiennes (Vol. 1) [LP. LDM 30 104].
París: Disques Vogue-Collection Du Musée De L'Homme.
Lo + recomendado
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http://www.revistamusicalchilena.uchile.cl/index.php/RMCH/article/view/11946
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'Are'are Music
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http://www.der.org/films/are-are.html
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A fondo
Este texto es un capítulo de la obra del antropólogo Victor Turner (1920-1983) La selva
de los símbolos: aspectos del ritual ndembu, publicada en 1967. Este estudio es uno de
los clásicos de la antropologia simbólica. La obra consta de una serie de artículos acerca
del sistema ritual del pueblo ndembu, habitantes del noroeste de Zambia, al sur de
África Central. En este capítulo, su autor aborda el tema desde una doble perspectiva,
tanto desde un punto de vista teórico, sobre simbolismo, como descriptivo, sobre
aspectos del ritual.
Accede a las páginas a través del aula virtual en virtud del artículo 32.4 de la Ley de
Propiedad Intelectual
Webgrafía
CREN
Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://archives.crem-cnrs.fr/archives/fonds/CNRSMH_Zemp/
Actividades
Se entregará un texto que incluya ambas partes resumen de dicho capítulo con
impresiones personales acerca del tema.
Test
10. ¿En qué términos filosóficos entiende Jeff Todd Titon el trabajo etnomusicológico?
A. Titon entiende la etnomusicología como el estudio de la gente haciendo
música, constituyéndose, en una perspectiva fenomenológica, como caso
paradigmático de «ser-en-el mundo» en el ámbito de la música.
B. Titon entiende la etnomusicología como el estudio de la gente haciendo
música, constituyéndose, en una perspectiva hermenéutica, como caso ejemplar
de «ser-en-el mundo» en el ámbito de la música.
C. Titon entiende la etnomusicología como el estudio de la gente haciendo
música, constituyéndose, en una perspectiva simbólica, como caso paradigmático
de «ser-en-el mundo» en el ámbito de la música.
D. Titon entiende la etnomusicología como el estudio de la gente haciendo
música, constituyéndose, en una perspectiva cognitiva, como caso ejemplar de
«ser-en-el mundo» en el ámbito de la música.
[6.5] Transcripción
6
TEMA
Esquema
TEMA 6 – Esquema
Análisis Transcripción
2
+ fonético
orgánico Erich M. Von Hoja de codificación - fonémico
Hornbostel
mecánico
En función del objeto
matemático Mieczyslaw
Notación
Modelos lingüísticos
descriptiva
Notación
prescriptiva
Ideas clave
Para estudiar este tema lee las Ideas clave disponibles a continuación.
El presente tema se ordena en cuatro partes. Las tres primeras se dedican a algunos
aspectos del análisis, mientras que la última trata específicamente de la transcripción
musical.
El tema finaliza con una revisión de los principales aspectos que caracteriza la
aplicación de la transcripción musical en la musicología comparada y en la
etnomusicología. Una parte del texto de destina a la exposición de los consejos que en
su día vertieron Hornbostel y su ayudante Otto Abraham sobre los métodos de
transcripción y que aún rigen hoy en día como una importante referencia. Completa el
tema otras consideraciones debidas a aportaciones teóricas sobre la cuestión, así como
las diversas tipologías de transcripción musical que se han desarrollado en nuestro
ámbito de estudio.
Para poder abordar los objetivos del tema, es esencial que a lo largo del mismo se
asuman l0s principios que sustentan la perspectiva científica aplicada al estudio de la
música, por lo que conviene tener en cuenta los siguientes aspectos:
» No existe un método único y válido para toda necesidad analítica: toda propuesta
está sujeta a falsación ulterior y/o mejora.
» Todos los procedimientos y métodos son descritos desde el punto de vista de su
justificación referida a unos objetivos englobantes y su pertenencia a una
perspectiva de la disciplina.
En el modo analítico, se tiende a buscar y definir una estrategia única que sea válida
para cualquier música, operando con este objeto de acuerdo a diversas concepciones,
orientaciones y estrategias. Entre ellas, cabe señalar la descomposición del todo
musical en sus partes constituyentes para generar una gramática musical, o bien, el
desglose de los parámetros físicos del sonido (alturas, duraciones, intensidades,
timbres, texturas, etc.), para articular relaciones significativas que puedan explicar la
dinámica interna del discurso musical. De un modo general, esta actividad se orienta
hacia el objetivo de lograr una correcta clasificación de los géneros musicales en su
diversidad humana; se trataría de trazar en el ámbito de la música el proyecto ya
presente, en Aristóteles, de especificar científicamente toda realidad.
Por otro lado, ante la enorme diversidad de su objeto de estudio, hasta el momento no
se ha trazado un método analítico estándar para la disciplina, por lo que, al tratar de
analizar una amplia gama de géneros musicales, repertorios y estilos las propuestas
oscilan entre dos polos extremos: o bien se decantan hacia un enfoque más «objetivo»,
o bien buscan apoyarse en metodologías «nativas» o «subjetivas», a la medida de la
materia musical tratada. Los partidarios de los métodos de análisis «objetivos»
sostienen que existen ciertos universales o leyes perceptivas o cognitivas en la música,
por lo que es posible la construcción de un marco analítico o un conjunto de categorías
aplicables en todas las culturas. Los defensores de análisis «nativo», o en todo caso de
un cuño más subjetivista, argumentan al modo particularista, es decir, asumiendo que
todos los enfoques analíticos incorporan intrínsecamente juicios de valor y que, para
entender la música, es fundamental la construcción de un tipo de análisis situado
dentro del contexto cultural. El grupo de orientaciones y trabajos que abordamos en
Aunque dispongamos de una idea de los tipos de fenómenos que podemos esperar
encontrar en el mundo no-occidental, no podemos estar seguros de los fenómenos
totalmente inesperados que también podemos hallar.
Por ello, es necesario que los sistemas de descripción musical utilizados contengan el
menor número posible de tipos de características que puedan conllevar unos juicios
formulados sobre la base de un solo tipo de música; conceptos tales como tonalidad, el
metro y clases específicas de forma deben utilizarse en la medida de lo que van a
facilitar y no oscurecer la percepción de fenómenos similares, pero genéticamente no
relacionados como estilos musicales (Nettl 1964, p. 167).
Otra característica del análisis etnomusicológico se vincula al hecho que cada fenómeno
o evento musical se presenta como un discurso sonoro que da lugar a una forma de
representación concreta denominada transcripción. De ahí que, a menudo, análisis y
transcripción aparezcan como tareas co-implicadas. Esta práctica será abordada en la
última parte del presente tema.
Quizás el primero de los sistemas analíticos objetivos fue el desarrollo de los cents por
parte de Alexander J. Ellis (1885), ya comentado en un tema anterior, por los cuales la
división de la octava en 1200 unidades, o cents (100 cents en cada semitono
temperado) se erigía como un medio para analizar y comparar los sistemas de
diferentes músicas. Ellis presentó su investigación declarando que las escalas musicales
no responden a un hecho acústico per se sino a preferencias humanamente organizadas
(Stock, 2007, p. 306). Otro ejemplo de análisis objetivo dirigido a la aprehensión de
universalidad en música son los trabajos del citado Mieczyslaw Kolinski (1901- 1981).
Este autor fue un epígono de la escuela comparativista y, como tal, el análisis musical le
sirvió para delimitar similitudes musicales que serían consideradas como marcadores
de «similitudes básicas en la constitución psicofísica de la humanidad» (Kolinski, 1957,
p. 1, trad. Raventós).
No fue hasta los años 70 que apareció la primera reflexión con una cierta
sistematicidad sobre los métodos de análisis en el ámbito etnomusicológico. Se trata
del artículo de Marcia Herndon (1942-1997) «Analysis: The Herding of Sacred Cows?»,
publicado en Ethnomusicology (1974). La autora se quejaba de la falta de discusión en
los círculos etnomusicológicos sobre los méritos relativos de los métodos de
transcripción y análisis de la música cuyas ideas han sido presentadas por sus
practicantes en términos de modelos. La autora describía diversos modelos
analíticomusicales de los cuales es interesante retener tres de ellos:
» Orgánico.
» Mecánico.
» Matemático (Herndon, 1974, p. 221).
musical, hasta ejemplos de uso del análisis discriminante, una técnica estadística
cuyo objetivo es obtener una función capaz de clasificar a un nuevo individuo a
partir del conocimiento de los valores de ciertas variables discriminadoras.
Los mismos autores, con el objetivo de proporcionar una demostración del poder de
las técnicas estadísticas para la comparación y la clasificación, acuden a una de sus
técnicas para analizar músicas de los cultos Ketu de Bahia, Brasil, y Rada, de
Trinidad, derivados de prácticas religiosas de pueblos africanos. Concretamente,
utilizan la prueba t-Student, o Test-T para evaluar si las medias extraídas del cálculo
de algunos intervalos utilizados por ambos grupos son estadísticamente diferentes
unos de otros y apoyan la posibilidad de una discriminación precisa entre las
muestras de ambos grupos (Freeman-Merriam, 1956, pp. 468-480).
A estos modelos hay que añadir aquellos modelos lingüísticos que, como ya se ha
visto en un apartado anterior, se centran en las analogías entre música y lenguaje. En
razón de esto se ha argumentado que el lenguaje y la música se abren a la posibilidad
del análisis de carácter semiótico con el objetivo de poder beneficiarse de cierta
uniformidad en el enfoque analítico (Feld, 1974, pp. 197-198). No es necesario reiterar
aquí lo dicho en el apartado dedicado a este tema; simplemente conviene recordar el
esfuerzo iniciado hacia mediados de los 70 que tomó como puntos cardinales el
estructuralismo lingüístico y antropológico, condensándose en el modelo
semiológico de J.J. Nattiez, así como en la imaginación analítica, de cuño
paradigmático, de S. Arom. También cabe citar el desarrollo del modelo cognitivo
émico de la etnociencia y del análisis componencial, representado sobre todo
por H. Zemp.
Una vez descrito este resumido inventario de modelos analíticos, conviene tener en
cuenta ciertas precauciones o prevenciones que desde un punto de vista más práctico
Bruno Nettl aconseja desde sus primeros textos (1964, pp. 131-165). Por supuesto, en
todo proyecto musical analítico, la descripción de la composición individual es lo
primero, tanto lógica como metodológicamente: antes de emprender la descripción de
corpus musicales extensos, es necesario estudiar los problemas en una escala
individual. Pero para ello es conveniente desembarazarse de algunos presupuestos
derivados del abrumante predominio del pensamiento analítico orientado hacia el
estudio de la música occidental. Así, en tanto que el análisis deviene una descripción
sobre la estructura de una pieza de música, y de la interrelación de sus diferentes
secciones, en la mayoría de los casos, de hecho, lo que se busca es la identificación de
esta estructura en un molde preconcebido de características de ciertas formas
específicas para mostrar el encaje o no de la pieza individual en esas formas. El hecho
Por todo ello, Nettl defendió la perspectiva del modelo mecánico como manera de
estudiar los diversos enfoques y proporcionar algunas pautas para la descripción de las
piezas musicales individuales y la de estilos musicales enteros. El conocimiento de este
desarrollo es interesante puesto que sitúa la problemática en los términos de la
vinculación en este campo de la teoría y la práctica. En este sentido, Nettl partió de la
crítica de los procesos de pensamiento de la musicología que Charles Seeger (1886-
1979) había vertido acerca de la distinción entre la música como un evento y la música
como parte de la tradición (1951), y entre el conocimiento que se puede obtener de la
música directamente (música-conocimiento, ‘music-knowledge’) y el conocimiento que
proviene de hablar o escribir acerca de ella (speech-knowledge) (1953). Mientras que la
música-conocimiento quizás podría ser suficiente para la comprensión de una pieza o
un corpus musical en sí mismo, el speech-knowledge es preciso para ocupar el nivel
crítico necesario en vistas a la comparación. Sin embargo, Seeger mostraba un elevado
grado de pesimismo sobre la posibilidad de usar el lenguaje para dar sentido musical, lo
que no le impidió reconocer su necesidad:
Nettl ofreció una lista de rasgos musicales a tener en cuenta en toda descripción de
las músicas del mundo, la cual es resumida seguidamente.
1. Material tonal
» El primer paso consiste en abordar la descripción de la escala, es decir, los tonos
que aparecen, sin la consideración de su papel en la melodía; la primera
clasificación de las escalas es simplemente una enumeración, contar los tonos de
la escala para ver si la escala es bitonal, tritonal, tetratonal, pentatónica,
hexatonal o se limita a una escala heptatónica.
» Tener en cuenta las reduplicaciones de las octavas. En la música occidental,
aquellas no se incluyen en el concepto de la escala, pero tal vez sea el caso en las
diferentes culturas que se investigan.
» Para nuestros propósitos, el modo es la manera en que se utilizan los tonos de
una escala. Por lo tanto, cuando se dice que una canción utiliza ciertos tonos,
hemos dado su escala; pero cuando decimos que ciertos tonos son importantes,
en tanto que solo aparecen antes o después de otros, y cumplen unas funciones
específicas, se ha dado al menos una descripción parcial de modo.
» Los criterios acústicos basados en la idea de que ciertas relaciones interválicas
provocará una sensación de centro tonal por el efecto inevitable de las leyes
acústicas, no se pueden probar fácilmente entre los miembros de culturas no
occidentales; por ello, los criterios acústicos tradicionales no hacen una gran
contribución a la descripción de la música no occidental
» En otras músicas se deben usar las clasificaciones locales como, por ejemplo, los
ragas hindúes.
» Los siguientes son algunos de los criterios que se han utilizado para identificar el
centro tonal y para distinguir una jerarquía de tonos en una pieza:
o La frecuencia de aparición de las notas es el criterio más ampliamente
utilizado.
o La duración de las notas se utiliza a veces: las notas largas, aparezcan o no con
frecuencia, pueden considerarse centros tonales.
o La presencia de ciertos tonos en los extremos de una composición o en sus
subdivisiones otorgan peso tónico a dichos tonos.
o El énfasis rítmico de un tono.
2. Contorno melódico
» Por lo general es descrito por términos muy generales, como «arco», «péndulo»,
«descenso gradual», «ascenso gradual», etc.
» Si bien un sistema más comprehensivo de clasificación sería útil, una
comprensión general de los términos tiene ventajas sobre los sistemas
especializados y rígidos que a veces oscurece en lugar de amplificar la concreción
de la música que se describirá.
3. Ritmo
» El estudio de la duración como función rítmica es más fácil de describir que los
patrones de acentos. Así, convendrá abordar una descripción del ritmo teniendo
en cuenta lo siguiente:
o Contar los diferentes valores de las notas y describir sus funciones y su
contexto.
o Identificar sus fórmulas y patrones repetidos.
o Las estructuras métricas pueden ser difíciles de describir, pero es útil
distinguir entre las piezas que muestran lo siguiente:
Una unidad métrica que se repite durante toda la pieza.
Una unidad métrica que diverge de vez en cuando.
Ausencia de una unidad métrica como patrón único.
» Conviene recordar que el concepto de «estructura rítmica» es un concepto
fundamentalmente limitado a la música occidental y derivado de tipos de poesía
occidental, p0r lo que es necesario lo siguiente:
o Evitar acercarse a la estructura métrica de forma intuitiva.
o Identificarla mediante el uso de criterios objetivos como los patrones de
acentos y los patrones de valores rítmicos repetidos.
» Sobre el tempo, conviene marcarlo mediante su indicación metronómica (M. M.).
4. Forma
» La forma en música se entiende como la interrelación de las secciones y la
estructura total de la pieza, incluyendo la interrelación de los elementos
melódicos y rítmicos. La descripción de la forma musical enfrenta dos principales
problemas:
o La identificación del material temático, en el que se basa el resto de una pieza.
5. Textura
La música occidental hace distinciones más claras entre la polifonía, en la que la
interrelación de dos o más voces como melodías es de suma importancia, y la
armonía, en el que la sucesión de intervalos o acordes simultáneos es más
determinante. Sin embargo, incluso en la música occidental toda la polifonía tiene
aspectos armónicos, al igual que en la música armónica se da cierto interés en la
relación melódica entre las voces.
Para investigar esta interrelación entre las voces conviene hallar la respuesta a estas
cuestiones:
» Decidir si una voz es más importante que las otras: dos voces pueden ser de igual
importancia o uno pueden acompañar a la otra.
» ¿Hay voces paralelas?
» ¿Hay imitación?
» ¿Hay variaciones?
» ¿Hay velocidades diferentes?
» ¿Cuál es el número de voces?
» ¿Todas se cantan?
» ¿Se ejecutan en instrumentos o en una combinación de estos?
» Determinar los intervalos entre las voces.
» Determinar el cometido que cada intervalo cumple dentro de su unidad métrica,
frase o sección, y con los intervalos vecinos. Por este tipo de examen podemos
llegar a definiciones estructurales de consonancia y disonancia, basados no en las
propiedades acústicas de los intervalos, sino en la posición que ocupan en la
música.
6. Performance
La forma de actuación ha sido reconocida desde las primeras descripciones de la
música no occidental como un aspecto esencial del estilo musical, pero no siempre
se ha definido adecuadamente. Por lo general, el timbre y la calidad vocal, o la
ornamentación se incluyen aquí.
» Ornamentación: no se debe distinguir entre ornamentos esenciales y no
importantes ya que en la música no occidental no suele ser posible distinguir
como secundarios los trinos, los giros, etc. En vista de este hecho, el término
«ornamento» puede ser admitido para indicar ciertos rasgos melódicos ya que
puede tener cierta virtud descriptiva, pero el concepto de ornamentación como un
aspecto especial, no esencial o facultativo de la música no puede ser aceptada sin
pruebas de los antecedentes culturales de la música en cuestión.
Frente a esta selección de factores de análisis, cabe tener en cuenta que el tema de la
altura ha sido tratado con cierto detalle por dos razones relacionadas: la altura es el
elemento fundamental para la melodía y la armonía, por tanto, un aspecto que abarca
en sí misma muchas cuestiones, y también porque si se quiere entender cómo se cultiva
la música en diferentes tradiciones es necesario explorar las ideas acerca de los tonos y
su organización. Aunque también es cierto que, en culturas como las africanas, la
misma música ha conllevado centrar sus análisis en el factor de su organización
temporal, en la etnomusicología se ha otorgado un papel analítico central a los
términos básicos de la altura, es decir, a los sistemas de tonos o notas musicales y a la
formación de intervalos y escalas. A continuación, abordamos algunos ejemplos de
técnicas analíticas de base, teniendo en cuenta que se cuentan a miles y que aquí solo se
proponen como herramientas a modo de primera aproximación.
El primer paso en la elaboración del diagrama interválico consiste en: unir los nombres
de las notas que conforman el intervalo, y que se hallan representadas en forma de
escala, mediante unas líneas que se alargan en una gradación de intervalos melódicos
formando espacios más grandes y más pequeñas en función de los tonos y semitonos
con que cuentan. Ver figura 2.
La información restante se registra marcando el nombre de las notas a través del código
siguiente:
Tónica, definida generalmente como la nota que ocurre con mayor frecuencia. (En
la música maorí, el 'Oro', o nota de entonación).
Parte pasajera, asociada a ocasiones concretas como, por ejemplo, al inicio de una
frase.
Nota de inicio. (Si la nota de inicio es indeterminada, nota más cercana al sonido
que puede tomarse como tono del mismo).
Nota de finalización. (Si una pieza termina con sílabas gritadas o habladas, la
última nota cantada se toma como la de finalización).
Nota más aguda respecto del sistema temperado. (En lugar de ello podría
utilizarse su medida en cents).
Nota más grave respecto del sistema temperado. (En lugar de ello podría
utilizarse su medida en cents).
» Hay dos notas principales; una segunda mayor por encima y por debajo de la tónica,
respectivamente.
» Estos intervalos llevan el grueso del movimiento melódico: el intervalo sol-la
aparece siete veces, tanto en forma ascendente como descendente, mientras que el
de fa-sol lo hace tres veces en forma descendente y cuatro en forma ascendente.
Cualquier otro movimiento aparece una sola vez.
» El movimiento del intervalo sol-la es el doble que el de fa-sol, por lo que la nota
superior la lleva el doble de movimiento que la inferior fa.
» Hay dos notas auxiliares a la tónica (transitorias), que no están vinculados a otras
notas, en las distancias desde la tónica de un semitono por encima y por debajo,
respectivamente.
» La estructura de la pieza es tal que los intervalos usados siempre deben volver a la
tónica.
En la opinión del autor, la información que se expresa en este diagrama lo hace de una
forma mucho más económica que en su forma verbal, al tiempo que resulta adecuada a
los aspectos que se quieren tomar en consideración en el repertorio estudiado:
Por otro lado, observamos como McLean debe decidir cuestiones diversas como, por
ejemplo, cual es el centro tonal de cada pieza analizada, o la frecuencia de ocurrencia de
cada tono, por lo que, en realidad, cualquier análisis debe concebirse como una
combinación de técnicas.
En la página que se cita a continuación encontramos dos ejemplos del género vocal
palestino mu'annā. Se interpreta por una especie de troupes de poetas en el marco de
un evento especial.
http://www.barghouti.com/folklore/voice/
Un ejemplo sonoro del Maqām Bayāt se halla en una página dedicada a los maqāmāt:
http://www.maqamworld.com/maqamat/bayati.html
Los ejemplos son estos en re, tocados por un violín, un oud y un buzuq:
http://www.maqamworld.com/mp3/maqamat/violin/maqam_bayati_D.mp3
http://www.maqamworld.com/mp3/maqamat/oud/maqam_bayati_D.mp3
http://www.maqamworld.com/mp3/maqamat/buzuq/maqam_bayati_D.mp3
Figura 8. Comparación popular árabe frente a la canción popular israelí (Cohen-Katz, 2006, p. 194).
Los valores asociados a MQ designan por números (en el eje horizontal) la cantidad
promedio global de presencia de frases melismáticas indicadas en la tabla de la
izquierda, mientras que en el eje vertical se cuantifica el porcentaje de las frases
musicales que contienen los valores de MQ. Mediante esta técnica, las autoras
muestran una diferencia clara entre las canciones de los pueblos israelí y árabe con
respecto al grado de presencia de melismas que sirve para señalar en sus respectivos
estilos los grados de presencia o ausencia de características que, en un contexto de
constantes intercambios, los usuarios utilizan para construir sus concepciones del
carácter musical «oriental» en comparación con el «occidental» (2006, pp. 185–89).
El sistema ideado por Ellis fue una de las primeras herramientas analíticas de la
musicología comparada y se basó en la conversión de frecuencias a cents (¢) mediante
el uso de tablas logarítmicas. Un cent se concibió como una centésima parte de un
semitono temperado, de modo que una tercera menor equivale a 300¢, una quinta
perfecta, 700¢, y una octava, 1,200¢. La ventaja del cálculo interválico en cents reside
en su simplificación y reducción a un valor comparable. Examinando uno de estos
semitonos, por ejemplo, el formado por el intervalo la-sib, en diferentes puntos de la
gama del piano ilustrará el hecho de que, si se expresa en cents, cada semitono
temperado es el mismo, mientras que difiere si el mismo intervalo es expresado como
una frecuencia en hercios (Hz.). Expresado en Hz., cada semitono es diferente,
mientras que su valor en cents expresa la relación de las frecuencias, que es la misma
para cada semitono temperado. En definitiva, el cálculo interválico mediante cents
expresa el mismo intervalo musical independientemente de la gama de frecuencias, lo
que facilita la comparación de los intervalos musicales entre diferentes sistemas de
afinación. En lugar de hacer derivar la escala de la serie de armónicos, y, por lo tanto,
de poder derivar de ello un carácter «natural» y por ende más acertado que otros, la
medición mediante cents expresa el carácter de constructo de cualquier escala, de
manera que el sistema tonal occidental debería de considerarse como una más entre
muchas soluciones igualmente válidas para el problema de cómo distribuir las
relaciones de altura.
«La solución de este problema -uno de los más complejos, de hecho, tal vez el
problema central y fundamental de la musicología comparada- es tanto más
complicada y difícil, ya que tal cuestión pertenece a la psicología, a la
etnología, a la sociología no menos que a la musicología comparada» (en
Blum, 1991, p. 10; trad. Raventós).
A finales del siglo XIX Helmholtz y Ellis habían mostrado como las mismas
propiedades del oído humano podría servir como base para la articulación de muy
diferentes sistemas musicales. Por su parte, Hugo Riemann (1849-1919) resolvía la idea
de «pensamiento musical» en los términos de cómo los seres humanos forman
concepciones tonales (Tonvorstellungen) que se rigen por categorías generales que
muestran la universalidad de los principios tonales occidentales. Así, esta dependencia
de nuestro pensamiento musical en los términos de la Tonvorstellungen fue reconocido
en las primeras contribuciones de Hornbostel a la musicología comparativa para hacer
hincapié en el considerable esfuerzo que sería necesario hacer para superar esta
dependencia y concentrarse en factores puramente melódicos (Blum, 1991, p. 11).
derivados exclusivamente del elemento melódico: las melodías de las músicas extrañas
a la tradición armónica occidental deben ser analizadas como «melodía pura», es decir,
sin relación con un marco armónico o con el «almacén» fijo y predeterminado de tonos
en el que se basan las melodías occidentales. Por ello, el trabajo analítico de Hornbostel
se orientó en primer lugar hacia la identificación de los principios generales de los
sistemas no armónicos que presentaban las grabaciones recopiladas en el archivo
sonoro. En este sentido, Hornbostel estableció la prioridad del estudio de la melodía
con el objetivo de determinar la escala como factor principal de un determinado
sistema musical. En su artículo «Melodie und Skala» (1913), Hornbostel expone el
siguiente principio:
«En los puntos de inicio y fin de los motivos y estrofas, en los puntos limítrofes
del ámbito, en los puntos donde cambia la dirección melódica y en los centros
de gravedad del movimiento, la melodía halla sus anclajes, y, en sus relaciones,
la totalidad de las cuales proporciona la uniformidad tonal, la tonalidad, se
determina dónde buscar los arquetipos de las escalas» (Hornbostel, 1913, p.
23; trad. Raventós).
Como medio para representar gráficamente este tipo de análisis, Hornbostel ideó una
especie de diagrama de relaciones de altura que adoptaba la forma de una escala
sinóptica capaz de describir la jerarquía de tonos de una melodía, incluyendo los que
se producen más allá de la octava, tal y como se observa en la figura 10.
La escala sinóptica de Hornbostel se dispone comenzando con la nota más baja hasta la
más aguda. Se respetan las reglas de transcripción en relación con signos diacríticos
como + y – para indicar tonos más agudos o graves respecto de la nota de altura más
próxima a dicho sonido. Para expresar el relieve melódico de los diversos sonidos se
sugiere el uso de valores rítmicos asignados a las notas aludidas resignificados según el
siguiente código:
Tabla 2a. Valores rítmicos como código para expresar el relieve melódico.
El calderón invertido indica los cierres parciales (las semicadencias) y/o la nota
de inicio (en el caso de que esta función sea decisiva para el significado
melódico).
Tabla 2b. Valores rítmicos como código para expresar el relieve melódico.
Ya que a veces es difícil llegar a una decisión en cuanto a qué tono debe ser considerado
como la tónica y cuál como su dominante, en tanto que se da una relación de los tonos
sobre un fondo tonal no siempre tónico, se aconseja que ambas funciones se señalen
mediante signos de redonda escritos uno al lado del otro. Las appoggiaturas
que solo aparecen como notas de paso se unen mediante signos de ligadura a las notas
a las que pertenecen. Si aparecen ciertos tonos solo cuando la melodía asciende, y otros
solo cuando desciende, esto se indica mediante la colocación de las plicas en uno u otro
sentido, de esta forma o esta . El recitativo se distingue por una R escrita por
encima del pentagrama. Cuando diversas partes de la escala solo se utilizan en
diferentes secciones de la melodía, como ocurre en las transposiciones o modulaciones,
las partes respectivas de la escala se separan mediante una barra de compás (Abraham-
Hornbostel, 1994, p. 454).
Este énfasis en la melodía, así como los métodos analíticos de Hornbostel y sus
suposiciones subyacentes, se utilizaron y se desafiaron a partes iguales por un brillante
conjunto de continuadores, como George Herzog o Mieczyslaw Kolinski, entre otros/as.
Por un lado, esta creencia sobre la percepción de la octava tiene su correlato teórico en
el que quizás sea el concepto más personal de Kolinski, el concepto de tint: en
referencia a este concepto, su clasificación melódica se conoce como tint theory.
El concepto de tint se refiere a una propiedad común de los sonidos que comparten la
misma denominación a octavas distintas.
«Así vemos que la propiedad del sonido que es idéntica en los tonos de octava
y diferente con respecto a otros intervalos constituye otra dimensión de la
percepción auditiva claramente distintas de las dimensiones de altura,
volumen y timbre. He sugerido el término tint para esta propiedad de sonido;
por ejemplo, el tint Do sería la propiedad común a todos los Do, el tint Re la
propiedad común a todos Re, etc., mientras que Do y Re representarían
diferentes tints. Como un asunto de hecho, este término podría reemplazar
simplemente el vago y ambiguo término altura (pitch), de uso frecuente en el
mismo sentido» (Kolinski, 1967, p. 11; trad. Raventós).
Resumiendo mucho, en esta teoría los doce componentes del ciclo de quintas se
consideran tints, de manera que, al caracterizar un tipo tonal, su identidad y
complejidad va a depender del tamaño de la porción del ciclo de quintas requeridas
para colocar los tints de que puede componerse una pieza, es decir, lo lejos a través del
ciclo de quintas que se tiene que ir para obtener todas las notas. Por ejemplo, un tipo
que contenga los siete tonos diatónicos que se corresponden a la escala occidental,
pertenecerá a un tipo tonal llamado Hepta, ya que contendrá siete tints del ciclo de
quintas (fa-do-sol-re-la-mi-si) mientras que una pieza que contenga las notas do re mi
fa sol, pertenecerá, no a la escala diatónica mayor de Do -lo que sería el caso en la teoría
occidental- sino al tipo tonal llamado Tri, ya que incluye una sección del ciclo de
quintas compuesta por tres tints, do-sol-re.
La información contenida en esta scale formula (figura 14) se interpreta como sigue:
«En la parte vocal de Zaodahy todas las notas adyacentes de la escala están
conectadas por pasos ascendentes y descendentes (lo que se especifica por una
ausencia de conexiones); lo mismo es el caso de la tercera mayor sol-si (que se
indica mediante una ligadura), mientras que la tercera menor la-do y la cuarta
sol-do solo se producen de forma ascendente (lo que se indica mediante
flechas curvas apuntando hacia la derecha).
[…] el calderón señala la nota final, mientras que el calderón invertido señala
la nota inicial.
[…] En lo que respecta a las diferenciaciones en importancia estructural de los
tonos mostrados a través de un conjunto de símbolos, el análisis de la función
de la nota sol en la voz y en particular en la parte instrumental de la pieza
sugiere fuertemente su papel como centro tonal. Por el contrario, los otros
tonos empleados en la canción parecen ser de una importancia estructural
similar y por lo tanto no presentan una marca mutuamente distintiva
mediante diferentes símbolos» (Kolinski, 1976, p. 2; trad. Raventós).
En otro ejemplo relativo a unas canciones populares polacas, la level formula es de 35º:
22º, lo que muestra que el promedio del tono inicial se encuentra a 35º por encima del
tono más bajo, y, en consecuencia, a 65º por debajo de la más alta, lo que nos permite
considerar que el descenso máximo inicial es igual a 35º, y el ascenso máximo inicial es
igual a 65º. Por otro lado, el tono final está en 22º del rango total por encima del tono
más bajo y, por consiguiente, a 78º por debajo de la más alta; así que podemos
considerar que el máximo ascenso final es igual a 22º y el máximo descenso final es
igual a 78º. Por otra parte, vemos que, restando ambos promedios (35º-22º) el tono
final está en 13º por debajo del tono inicial, de manera que el cambio de nivel es igual a
-13º. En definitiva, este método parece adecuada para los objetivos de una comparación
Por su parte, los diagramas de movimiento melódico fueron definidos por Kolinski de
la forma siguiente: «Mi uso de diagramas tiene como objetivo facilitar la identificación
de forma objetiva de patrones definibles de construcción melódica en el marco de una
clasificación que abarca todas las configuraciones melódicas concebibles» (Kolinski,
1976, p. 6; trad. Raventós).
En definitiva, todos los ejemplos de métodos de análisis musical que han sido
reseñados como representativos de la musicología comparada sirven al objetivo más
general y compartido de abordar extensas comparaciones entre culturas musicales
diversas. La técnica fundamental y básica para tales comparaciones consistió en la
elección de alguna característica cuantificable susceptible de ser considerada
importante para el conjunto de sistemas musicales en su dimensión de universalidad, y,
en consecuencia, la construcción de herramientas estadísticas capaces de sostener
dicha cuantificación en vistas a la elaboración de las teorías científicas que den razón de
dicha universalidad musical a través de sus manifestaciones de diversidad. La
musicología comparada representa, así, la emergencia y la consolidación de una base
para el desarrollo de los modelos analíticos en etnomusicología.
El método cantométrico salió a la luz, en sus primeros balbuceos, en 1959, fecha en que
Lomax presentó su artículo «Folk Song Style» en American Anthropologist. En este
texto, Lomax expone que un estilo musical constituye un producto cualitativo final
surgido de un conjunto de acciones que responden a una intención cultural. Por lo
tanto, dicho producto podrá ser descompuesto en un conjunto de elementos que dan
cuenta de todos los aspectos culturales involucrados y los factores formales que los
concretan. Aplicada a una formulación comparativa, esta perspectiva tendría que
proporcionar las bases para la diferenciación de grandes familias estilísticas
correspondientes a grandes zonas culturales del globo. La hipótesis que Lomax busca
demostrar es que, en todas las culturas, el estilo de canto simboliza y refuerza ciertos
aspectos destacados de la estructura del grupo; en tanto que cantar es un arte
especializado de la comunicación que expresa un profundo contenido social, la
fenomenología diferenciada de esta práctica puede ser mostrada a través de un método
de análisis de cuño comparativo con base estadística.
Esta hipótesis floreció, en última instancia, en una herramienta en forma de tabla con
la que medir y comparar todos los estilos de canto del mundo. Se trata de la conocida
hoja de codificación, ya presentada en un apartado anterior. Mediante esta hoja se
valoran una serie de parámetros de una interpretación musical que se corresponderían
con ciertos rasgos culturales si lo contenido en la hoja puede correlacionarse con dichos
rasgos mediante un estudio estadístico. Esta cuestión ya ha sido comentada en un
apartado anterior, por lo que, en el presente tema centraremos la atención en el
desarrollo de la técnica descriptiva implicada en la hoja de codificación que constituye
el corazón del método cantométrico.
Figura 16. Fragmentos de presentación sumaria de la hoja de codificación (Lomax, 1968, p. 22).
Siguen los puntos de codificación para la organización social de las actividades del
grupo de canto:
1. Ø No hay cantantes.
3. Un cantante con una audiencia que danza o grita, etc., que puede
oírse. En la práctica, se omite este punto codificando todos los solos como L/N.
5. L/N Unísono social con un líder dominante. Se codifica aquí si una sola voz
dominante, un líder, destaca por encima del efecto general de unísono social. La
voz de este líder dominante suele ser más estridente y más fuerte que los otros. A
haber alternancia regular; en otros casos, el líder puede cantar una sola vez, con
el coro cantando el resto de la pieza. En cualquier caso, el líder debe cantar al
menos una frase completa o subfrase solo.
Si, no obstante, el líder comienza y los otros cantantes fluctúan hacia la misma
frase, mejor que L+N, codificar como L/N o N/L. Si existe superposición de vez
en cuando o si una parte entra directamente en la parte superior del «cierre» de
la otra parte, debe codificarse como L+N y L/N o N/L.
11. N/L Alternancia con superposición: coro-líder. El mismo caso que L/N,
aunque aquí el grupo domina más que el líder. Aunque a veces puede apoyar el
líder, su parte es muy activa. El grupo canta la mitad de las veces.
Si una voz individual se puede oír en alternancia con el resto del grupo hay que
codificar como W y L+N, L/N o N/L, lo que sea más apropiado. Cuando la
situación es tan compleja que el codificador no puede decidir si los cantantes
están bien coordinados entre sí o no, debe codificar como L//N y W (véase más
arriba).
Baste este texto como ejemplo de las cuestiones implicadas en cada línea; obviamente,
la reproducción aquí de todo el libro de codificación resultaría una carga demasiado
farragosa, por lo que para presentar una visión conjunta de los treinta y siete
parámetros se muestra a continuación una versión de la ya comentada presentación
sumaria de la hoja de codificación con algún añadido aclaratorio tomado de dicho libro.
En muchos casos, cada línea se subdivide en trece grados posibles del parámetro en
cuestión. Las primeras cuatro líneas involucran a la organización del grupo vocal e
instrumental que ha producido el evento sonoro, considerando el rol de los diversos
componentes del grupo con la finalidad de conseguir un particular resultado musical
(heterofonía, voz acompañada, etc.). Los parámetros cinco al nueve son relativas al
nivel de cohesión del grupo (integración tonal y rítmica). El parámetro diez introduce la
consideración del texto verbal cantado, tomando como medida el nivel de repetibilidad.
Los parámetros once al catorce evalúan el proceso rítmico y métrico de la pieza. Lomax
dedica un amplio número de parámetros, del quince al veintitrés, a las características
de la melodía. Inicia tomando en consideración el perfil melódico que, sintetizando, se
reduce a cuatro tipos principales: en arco, en terraza, ondulante y descendente. Los
siguientes parámetros de este grupo tienen en cuenta la forma melódica, la longitud y el
número de las frases, la posición de la nota final, el ámbito melódico, el tamaño de los
intervalos, el tipo de polifonía y el grado de presencia de ornamentación melódica.
Después de haber considerado lo que llama características dinámicas (tempo, volumen,
rubato), Lomax pasa a la evaluación de la ornamentación (glissando, melisma, trémolo,
golpe de glotis …), un rasgo estilístico que es indicativo de un estilo particular en la
misma en la que lo son las cualidades de la voz, al análisis de las cuales se dedican los
últimos seis parámetros (elección del registro, nasalización del sonido, tensión y
carácter duro o ronco de la voz, ataque más o menos acentuado, pronunciación más o
menos precisa de las consonantes) (Magrini, 2002, pp. 100-105).
Se muestra a continuación (tabla 3) una versión de la lista sumaria de los treinta y siete
parámetros del método cantométrico:
Individualizado y Grupal e
poco integrado integrado
Figura 18. Fotografía tomada por Lomax de la cantante ibicenca María Ribas en julio de 1952 (Lomax
2003, p. 139).
6.5. Transcripción
De una forma general, el término transcripción debe ser entendid0 como el registro
de un evento en particular en un medio que no es el original. Bien sea una anotación,
también en notación occidental, o una grabación de una actuación, se trata de una
especie de transliteración, una representación de los signos de un sistema, en nuestro
caso, del sistema musical en su dimensión aural, mediante los caracteres de «otra»
escritura. Toda la cuestión trata de la posibilidad de explotar algún tipo de homología
estructural entre las «inscripciones» o «textos» en cuestión. Entonces, la transcripción
se asemeja al acto de la edición, en el sentido que esta actividad supone la elección
entre una serie de opciones que sintetiza un acto de interpretación informado por la
crítica hacia en objeto en cuestión. Muchos textos utilizan la transcripción musical para
ejemplificar canciones de tradición oral, pero este simple acto no esconde el hecho que
la transcripción musical es ya una forma de análisis.
Figura 19. Ejemplo de transcripción musical de una pieza de la tradición egípcia por Guillaume-André
Villoteau (1826, p. 155).
El mecanismo tuvo pocos seguidores hasta que en la década de 1940 los dispositivos
melográficos comenzaron a ser desarrollados en varios países, siendo el de Charles
Seeger, perfeccionado en UCLA, el más logrado y utilizado. El famoso melógrafo
Modelo C de Charles Seeger logró analizar electrónicamente el sonido produciendo
una cinta en la que se mostraba simultáneamente un gráfico de tono, otro de amplitud
y otro de espectro. El melógrafo imprimía gráficos con informaciones que por primera
Figura 24. Una canción bella coola transcrita por Stumpf (1886, p. 413).
Figura 25. Georg Schünemann y Carl Stumpf grabando cantantes tártaros, 1916. Fuente:
http://www.sammlungen.hu-berlin.de/dokumente/8249/
como «la línea G-S», en la que se contrapondría un enfoque hacia lo general del
original o hacia lo específico del mismo (Hood, 2001, p. 83).
Hay que tener en cuenta que, aunque Bartók se decantaba por la mayor fidelidad al
original sonoro, a pesar del obstáculo de la escasez de signos disponibles en el sistema
de notación occidental, reconoce de entrada que nada reemplaza con suficiente éxito a
la grabación misma (1979, p. 199). En palabras de Bartók: «el estilo del canto del
campesino está lleno de peculiaridades, a menudo muy característico y digno de la
grabación con precisión» (1967, p. 59; trad. Raventós). La notación convencional se
hace necesaria en aras del estudio y constituye una de las representaciones posibles del
fenómeno musical; su limitación viene dada por el hecho que solo puede registrar las
alturas y duraciones, lo que se relaciona también con los límites de la capacidad
perceptiva de la mente humana. Entonces, la transcripción musical en Bartók se
traduce en una lucha entre los límites de la representación y la propia capacidad de
percepción humana. El camino de la exhaustividad en la transcripción musical no sería
el que tomaría la etnomusicología como prescripción general.
» IV. Cálculo. El cuarto apartado proporciona una detallada guía para el cálculo de
cents, mostrando para ello cuadros de conversión logarítmica y otras orientaciones
matemáticas.
» V. Escala sinóptica.
El contenido del texto revela que los autores tuvieron en mente un campo semántico
ampliado respecto del término estricto de transcripción y que en sus objetivos se
contaba la voluntad de sistematización, llegando a convertirse en un referente esencial
para toda propuesta renovadora.
Para observar algunas imágenes del tonómetro de Appunn se puede visitar el site del
departamento de Historia de la Ciencia de la Universidad de Harvard, en la sección The
Collection of Historical Scientific Instruments, en la siguiente dirección:
http://waywiser.rc.fas.harvard.edu/view/objects/asitem/items$0040:3435
1. Edición de notas
» Aspectos generales. Las modificaciones y ampliaciones de la notación estándar
deben elegirse de manera que hagan posible la representación de la música que se
transcribe con la mayor precisión posible. Pero la notación estándar debe
modificarse lo menos posible. La sencillez y la precisión de la notación no deben
quedar ocultas por una masa de signos diacríticos. Esos signos diacríticos deben
poder ser aprendidos y recordados con facilidad. Se debe buscar un compromiso
entre la claridad y la precisión objetiva.
Siempre que sea posible, las notas para emplazamientos vagos o inexistentes se
pueden obtener mediante la comparación con pasajes similares. El hecho de que
las notas insertas de este modo son conjeturas se debe indicar mediante su
colocación entre paréntesis.
Los valores duracionales de los grupos de notas deben ser escritos de tal manera
que sea posible producir la mayor claridad. Por ejemplo, no se debe escribir:
Figura 37. Ejemplo de como no escribir los valores de duración (Abraham-Hornbostel, 1994, p.
437).
Si no más bien:
Figura 38. Ejemplo de como sí escribir los valores de duración (Abraham-Hornbostel, 1994, p. 437).
Figura 39. Corchete horizontal para unir agrupaciones mixtas (Abraham-Hornbostel, 1994, p. 437).
Los ritmos de percusión deben ser anotados de manera coherente utilizando los
mismos valores de las notas, por tanto:
Figura 40. Ejemplo de como anotar los ritmos de percusión (Abraham-Hornbostel, 1994, p. 437).
Términos tales como allegro, andante, etc., son entonces superfluos y deberían
ser evitados debido a su ambigüedad. En la descripción del tempo en piezas en
ritmo libre se debe recurrir a las indicaciones tales como «más lento», «más
rápido», etc. Términos como, por ejemplo, «marcha», solo pueden justificarse
cuando los propios músicos lo usan para describir su ejecución y cuando se pueda
determinar que se trata de la función real de la pieza.
La ubicación del texto de la canción bajo la melodía aporta mayor claridad si las
sílabas se distribuyen coincidiendo verticalmente con sus notas correspondientes.
Los grupos y períodos melódicos individuales son designados con letras situadas
por encima del pentagrama en el comienzo de cada uno. Las secciones más largas
se indican con letras A, B, C, etc., mientras que los períodos más cortos, motivos o
medidas independientes con minúsculas a, b, c, etc. Las formas variantes, los
motivos o períodos se escribirían A1, A2, etc. (no A ', A ", A"'!). En su primera
aparición en la sección se debe marcar A1, no A.
En caso de que la transcripción sea incompleta se debe indicar con «etc.». En caso
de que la transcripción no se inicie en el comienzo de la melodía, deben colocarse
elipsis al principio de la transcripción.
Las variantes ligeras, aquellas que consisten, por ejemplo, en los cambios de tono
individuales, se pueden indicar por encima de las notas respectivas. Los cambios
de tono se pueden indicar como sigue:
Cuando no es posible seguir totalmente el curso de cada voz que podría ser útil
para anotar ciertos pasajes cortos en los que se escuchan una voz auxiliar o
secundaria, se pueden señalar mediante signos especiales tales como la notación
mensural.
» Textos de las canciones. Los textos de las canciones no solo son significativos
en sus aspectos literarios y lingüísticos, sino también en su relación con la
melodía. Para acomodar esta a un texto, a menudo los cantores prolongan u
omiten sílabas. Un motivo musical puede ser melódico o rítmicamente alterado,
aumentado o acortado u organizado para cuadrar con el texto. En lenguajes
tonales como el chino, el ewe, etc., la relación entre la sílaba y su altura musical
presenta una problemática especial a la investigación. Muchas veces la formación
de un esquema melódico depende del texto y a menudo este debe ser tenido en
cuenta para conocer aspectos del ethos musical. Por lo tanto, siempre que sea
posible, el texto deberá acompañar a la melodía, siendo especialmente adecuado
obtener una transcripción fonética con consideraciones filológicas.
2. Técnicas de transcripción
En la actualidad el fonógrafo, cuyas ventajas se han discutido con frecuencia y
extensivamente, se utiliza generalmente en la colección de ejemplos de la música de
otros pueblos. Cuando por alguna razón la grabación con el fonógrafo es imposible,
hay que depender del oído y escribir manualmente lo que se escucha. Este método
no debe ser ignorado por completo. Cuando se lleva a cabo con el cuidado y la
escrupulosidad necesaria en determinadas circunstancias, puede ser el método
preferido. Es más eficaz cuando el propio investigador aprende a realizar las
canciones y piezas instrumentales suficientemente bien y se pueden interpretar ante
los nativos. En este caso, conviene asegurarse de que la aprobación obtenida no se
basa en la cortesía o la falta de interés. Por este medio se puede juzgar con la mayor
certeza lo que los nativos encuentran más esencial en su música. Su punto de vista a
menudo es bastante diferente a la de los europeos.
Figura 50. Criterios de transcripción usados en la colección Música de tradició oral a Catalunya (Crivillé-
Vilar,1991, pp. 38-39).
Figura 51. Ejemplo de transcipción de una balada perteneciente al CD Música de tradició oral a Catalunya
(Crivillé-Vilar, 1991, p. 222).
Por lo que hace al desarrollo de la reflexión teórica, el trabajo de Charles Seeger (1886-
1979) «Prescriptive and Descriptive Music-Writing» ha ejercido una gran influencia
desde su publicación en The Musical Quarterly en el año 1958, sobre todo a la hora de
clarificar los objetivos del trabajo de la transcripción dentro del complejo de estudios
más global.
«Las notaciones presentas aquí se diferencian de todas las otras conocidas por
mí, a excepción de la colección de melodías Zuni que ya he publicado, en ser
notaciones de interpretaciones y no de piezas de música. Esta diferencia es de
importancia, no implica una distinción menor que la existente entre los hechos
de observación y las teorías sobre ellos. Un hecho de observación es algo que
se observa; una teoría es la idea de lo que se observaría de algo en condiciones
especificadas. Una actuación musical es un hecho real abierto a la observación
como cualquier otro; una pieza de música es un ideal del evento que cualquier
actuación logra más o menos completamente» (1908, p. 26; trad. Raventós).
A partir de esta idea, hacia finales de los 50, Charles Seeger caracterizó esta diferencia
en los términos de transcripción «prescriptiva» y «descriptiva» (1958); un uso
prescriptivo alude a la idea de notación musical, mientras que un uso descriptivo
denota específicamente el tipo de transcripciones etnomusicológicas.
Seeger plasma su idea de esta forma: «distinguir entre los usos normativos y
descriptivos de la escritura de la música, es decir, entre un modelo de cómo se hará con
el sonido en una parte específica de la música y un informe de lo que en realidad una
interpretación específica ha hecho con el sonido» (Seeger, 1958, p. 184; trad.
Raventós).
Hugo Zemp, en sus diversos trabajos sobre las flauta de pan 'are'are abordó
problemáticas de transcripción en las que combinaba el gráfico de la ejecución con la
notación. En el siguiente ejemplo, los esquemas que representan a la flauta de pan por
encima de las notas muestran los tubos que son soplados para conseguir las notas
deseadas, siguiendo la idea general de la antigua tablatura. Las líneas verticales
representan los tubos; las líneas destacadas son los tubos soplados, simultáneamente o
Figura 52. Pieza de flauta de Pan de ocho tubos titulada Meo (Zemp, 1981, p. 401).
Para finalizar, se presentan dos ejemplos del uso combinado de los auxiliares
tecnológicos y de Internet para la representación gráfica de las músicas que pueden
oírse simultáneamente. En ambos casos se muestra como los recursos actuales son
generalmente un desarrollo más sofisticado de las bases de la transcripción
etnomusicológica que aquí se han sintetizado:
Figura 54. Captura de pantalla de la página web consignada. A veces, de una forma un tanto anacrónica, a
tal imagen se la denomina sonograma. Fuente:
http://ehess.modelisationsavoirs.fr/ethnomus/diphonique/hai1.html
conocido como música carnática, la Karnāṭaka saṃgīta del sur del subcontinente
indio.
En definitiva, aunque las grabaciones en audio o vídeo de gran calidad y los recursos
tecnológicos disponibles hacen menos necesarias que en el pasado las transcripciones
manuales, la transcripción en etnomusicología sigue siendo un instrumento de trabajo
universalmente aceptado en tanto que contribuye a objetivar, cuantificar y analizar los
datos musicales que se barajan. Constituye por tanto una de las bases para la validación
de la etnomusicología como disciplina rigurosa (Ellingson, 1992, p. 110). Pero para ello,
se hace necesaria mantener cono horizonte de su práctica la reflexión sobre cómo y
para qué transcribir las músicas.
Blum, S. (1991). European Music Terminology and the Music of Africa. En Nettl, B. and
Bohlman, P. (Eds.), Comparative Musicology and Anthropology of Music (pp. 3-36).
Chicago y Londres: The University of Chicago Press.
Crivillé i Bargalló y J- Vilar, R. (1991). Música de tradició oral a Catalunya (Vol.1, serie
1) [CD]. Barcelona: Fonoteca de Música Tradicional Catalana.
Hornbostel, E. M. von (1913). Melodie und Skala. Jahrbuch der Musikbibliothek Peter,
19, 11-23.
Lomax, A. (1959). Folk Song Style. American Anthropologist. New Series, 61(6), 927-
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Lomax, A. (1968). Folk Song Style and Culture. New Brunswick (NJ): Transaction
Books.
Lomax, A. (2003). Alan Lomax: Selected Writings 1934-1997. New York: Routledge.
Qureshi R. B. (1987). Sound and Contextual Input: A Performance Model for Musical
Analysis. Ethnomusicology 31(1), 56-86.
Seeger, Ch. (1953). Preface to the description of a music. Proceedings of the Fifth
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Seeger, Ch. (1957). Toward a Universal Music Sound-Writing for Musicology. Journal
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Seeger, Ch. (1958). Prescriptive and descriptive music writing. The Musical Quarterly
44(2), 184-195.
Stock, J, (2007). Alexander J. Ellis and His Place in the History of Ethnomusicology.
Ethnomusicology, 51(2), 306-25.
Lo + recomendado
No dejes de leer…
Transcripción y notación
Para conseguir una comprensión más global de este tema, deberás leer las páginas 79 a
91 del texto «Transcripción y notación», de Mantle Hood.
Accede a las páginas a través del aula virtual en virtud del artículo 32.4 de la Ley de
Propiedad Intelectual
Hornbostel, E. M. von (1951). Canciones de Tierra del Fuego. Revista musical chilena,
7(41), 71-84.
Este documento es un ejemplo sencillo del tipo del plan analítico propuesto por Erich
M. Von Hornbostel. El autor analiza los aspectos que considera significativos de la
música de los onas y los yaganes, pueblos del archipiélgo de Tierra de Fuego, en el
extremo meridional del continente americano. El análisis comparado de las canciones
fueguinas lo llevó a concluir que este repertorio formaba parte de un supuesto estilo
indígena americano.
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.revistamusicalchilena.uchile.cl/index.php/RMCH/article/view/12109/124
66
Accede a las páginas a través del aula virtual en virtud del artículo 32.4 de la Ley de
Propiedad Intelectual
No dejes de escuchar…
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://tagg.org/Clips/HTML5/MalamasPrigkipesaAll_VP8.webm
Accede a la animación a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://ehess.modelisationsavoirs.fr/ethnomus/quintina/seq1.html
+ Información
A fondo
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://resonancias.uc.cl/es/N%C2%BA-37/ceros-y-unos-en-la-musicologia-software-
y-analisis-musical.html
Actividades
En este trabajo se propone realizar un trabajo en equipo (de tres o cuatro miembros)
que tenga como objetivo la comparación de dos objetos musicales seleccionados del
entorno de las personas miembros del grupo. Como en el trabajo anterior, puede ser
una pieza musical extraída de una manifestación de la cultura popular, de una
manifestación musical de algún colectivo formado por personas inmigrantes o una
muestra de música realizada por niños y niñas. El grupo deberá consensuar los
objetivos del trabajo dentro del cual se incluirán los trabajos de transcripción y análisis
pertinentes. Por ejemplo, se pueden comparar algunos objetos musicales de la misma
región para confirmar o no la existencia de elementos comunes, o bien, al contrario,
comparar muestras obtenidas de regiones diferentes para mostrar sus coincidencias y
divergencias.
Se entregará un informe que incluya las partes reseñadas. Se incluirán todas aquellas
partituras, esquemas y gráficos que se consideren necesarios.
Test
7
TEMA
Tema 7. Oralidad
Esquema
Oralidad Escritura
TEMA 7 – Esquema
Primaria Secundaria
2
de estudio de la oralidad.
Recepción: La oralidad en el 3. Articulación del paradigma de la oralidad como
estudio de folklore y la
etnomusicología en España objeto de estudio científico y penetración en la
etnomusicología.
Aspectos de la oralidad en la
música
Versión y variante
variabilidad
Ideas clave
Para estudiar este tema deberás de leer, además de las Ideas clave, las páginas 11 a 24
del libro: Nettl, B. (1985). Música folklórica y tradicional de los continentes
occidentales. Madrid: Alianza Editorial. Disponible en el aula virtual en virtud del
artículo 32.4 de la Ley de Propiedad Intelectual.
» La mayor parte de las culturas musicales del mundo integran la comunicación oral.
» Algunos de los factores sociales son sus funciones de almacenamiento y transmisión.
Para la comprensión de esta temática, y para poder abordar los objetivos del tema, es
esencial que a lo largo del mismo se asuman las condiciones históricas de este
desarrollo marcado por tres tipos generales de cuestiones:
» La articulación histórica en una escala de larga duración del surgimiento de la
oralidad como objeto de investigación.
» Los aspectos epistemológicos vinculados a la oposición oralidad/escritura en tanto
que toma de conciencia de su dialéctica.
Dentro de esta complejidad, el substrato común que dibuja una manifestación oral es la
focalización de la atención sobre la voz y el oído. Por otro lado, en tanto que la voz y el
oído se vinculan al intercambio de información, la perduración y supervivencia de las
formas culturales según el modo de la oralidad impone un destacado papel a los medios
de desarrollo de la memoria humana. Así pues, voz, oído y memoria son los
principales conceptos de la oralidad. Pero una cosa es la realidad de lo oral, y otra el
discurso sobre la oralidad; las reflexiones y teorías de lo oral van a formularse como
respuesta a los vínculos que se perciben entre estos tres términos, al mismo tiempo que
dicha formulación no podrá entenderse fuera de su contraposición con la escritura.
Dentro de este marco de relaciones, es posible remontar la reflexión sobre la oralidad
hasta ejemplos tomados de la antigüedad grecolatina.
En la época de Platón, a caballo entre los siglos V y IV a.C., los griegos, después del
desarrollo de su alfabeto alrededor de 720-700 a. C., ya habían interiorizado
efectivamente la escritura (Ong, 1987, p. 32). En el Fedro y la Carta VII, no obstante, el
filósofo expresó serias reservas hacia la escritura. En el siguiente fragmento del Fedro,
que contiene el mito del rey de Egipto Thamus y la divinidad Theuth (274e-275b),
Platón carga su crítica hacia la cuestión de la memoria y el carácter de simulacro del
pensamiento que imputa a la escritura:
Este texto ilustra hasta qué punto la definición o consideración de lo oral se ha hecho
depender de su confrontación con lo escrito. Aporta un testimonio de los problemas
generados por una encrucijada en la historia humana, cuando la interiorización de la
escritura alfabética chocaba por primera vez con la oralidad. Platón acusaba a la técnica
de la escritura de funcionar en contra de lo propiamente humano, de procesar el
conocimiento de una forma mecánica, insensible a las dudas y destructora de la
memoria, en resumen:
» Es inhumana al situar «fuera del pensamiento» lo que en realidad solo puede existir
dentro de él.
El discurso del Volkgeist, que se correspondería a una idea alemana de cultura a partir
de Herder, no sería ajena a la política y al desarrollo cultural de esa época en el ámbito
de las sociedades occidentales. A partir de ahí, por ejemplo, en el caso específico de
Alemania, la recopilación y el estudio de los Volkslieder pueden vincularse con las ideas
culturalmente esencialistas que Johann Gottlieb Fichte (1762-1814) proponía en
1806, en sus Discursos a la nación alemana (Reden an die deutsche Nation,
Berlín 1808), en el marco del Berlín ocupado por Napoleón. Fichte animaba una
especie de fusión cultural de clases, las cultas y las populares, con el objetivo de
posibilitar una base para la unificación nacional a través de una pedagogía dirigida a la
articulación de un «pueblo» que habría asimilado lo mejor de cada una de sus
tradiciones. Con ello, Fichte compone un sujeto esencialista para este recorrido del
ser alemán que no es el ser individual sino el colectivo, la nación. En el marco de la
recepción y generalización del arte y la cultura románticas, la idea del vínculo de la
creación oral con el sujeto esencialista penetró en las naciones occidentales; en este
sentido, la recolección se entiende como la búsqueda de la supervivencia y el testimonio
de estos productos singulares.
Esta fase se relaciona con la fundación de una nueva disciplina, el folklore, en los
términos que ya han sido tratados en el tema 1. Sin embargo, conviene recordar que
entre sus rasgos pertinentes se cuentan las nociones de tradición y oralidad, hasta el
punto que su mismo perfil disciplinario se define como el estudio de los productos
culturales transmitidos oralmente (Molino, 2007, p. 479).
Desde el punto de vista de las realizaciones del folklore, cabe destacar ciertos aspectos.
En Alemania, el trabajo recopilatorio de los folkloristas fue reconducido hacia los
intereses de la musicología comparada berlinesa, mientras que en el resto de Europa se
dio una mayor continuidad hasta bien entrado el siglo XX; en Francia, Jérome Bujeaud
en 1866 publicaría Chants et chansons populaires des Provinces de l’Ouest, y en 1889
el historiador de la música Julien Tiersot publicaría su Histoire de la chanson
populaire en France; en Inglaterra, destacan los trabajos de Cecil Sharp o Percy
Aldridge Graninger, así como los del primero en territorio norteamericano; en España,
un gran interés en el folklore surgió entre pequeños grupos de intelectuales, en
particular en los territorios españoles con el regionalismo incipiente, como el País
Vasco, Cataluña y Galicia, donde el mayor número de colectores gozaban de una faceta
más literaria, por lo que el interés en la canción popular a menudo se restringió a los
textos literarios (Martí, 1997, p. 107); en el ámbito de la Europa del este destacarán
autores de los que ya hemos tenido ocasión de comentar, como los húngaros Zoltan
Kodaly y Bela Bártok, además del rumano Constantin Brăiloiu.
habiendo consagrado una parte importante del trabajo al estudio de la canción, en que
la música y la poesía se entremezclan estrechamente, los folkloristas constituyeron el
primer acercamiento científico a la tradición oral (Molino, 2007, p. 480).
El poeta contaba con un repertorio de epítetos para echar mano según la necesidad
métrica; el hecho de repetir fórmula tras fórmula, uniendo partes prefrabricadas como
«un obrero de línea de montaje» (Ong, 1987, p. 30), es la base de la teoría formularia
de la poesía épica. Por otro lado, a medida que el trabajo de Parry era continuado por
estudiosos posteriores, se hizo evidente que solo una diminuta fracción de las palabras
en la Ilíada y la Odisea no representaba partes de fórmulas. De entre estos
continuadores destaca en primer lugar Albert B. Lord, quien en The Singer of Tales
(1960), amplió y completó la obra de Parry mediante la comparación a través y de
prolongadas entrevistas y grabaciones extensas de los relatos orales de cantantes épicos
servo-croatas en diversos trabajos de campo en los Balcanes. Lord, mediante su estudio
hizo conocer ampliamente la teoría de Parry y mostró como la poesía homérica contaba
con fórmulas predecibles que se agrupaban alrededor de temas uniformes, tales como
el consejo, la reunión del ejército, el desafío, el saqueo de los vencidos, el escudo del
héroe, etc. (Lord, 1960, pp. 68-98, cit. en Ong, 1987, p. 31). Por su parte, Eric A.
Havelock, en su trabajo Preface to Plato (1963) expuso algunas teorías sobre la
composición de ambas epopeyas: según el autor, después de ser moldeadas oralmente
durante siglos, ambas fueron puestas por escrito en el nuevo alfabeto griego alrededor
de 700-650 a. de C., siendo las primeras composiciones extensas consignadas en ese
alfabeto (Havelock, 1963, p. 115).
La conclusión formulada por Ong a toda esta amalgama de aportaciones fue no solo
que, en tiempos homéricos, «todo el mundo intelectual oral o el mundo del
pensamiento dependía de la constitución formularia del pensamiento», sino que toda la
problemática tratada constituye una imagen para toda cuestión sobre la oralidad: una
constelación de cuestiones similares «se halla en la narración oral y demás discurso
oral por todo el mundo» (Ong, 1987, p. 31). Por otro lado, la oralidad también incide no
solo en los modos de expresión sino también los procesos de pensamiento. Al restringir
las palabras al sonido, el uso de fórmulas, como las expresiones hechas «divide y
vencerás» o «fuerte como un roble», y de la mnemotecnia para traerlas a la conciencia,
supone el principio epistemológico de que «uno sabe lo que puede recordar» (Ong,
1987, pp. 40 y ss.).
Sin embargo, la realidad es más compleja y no se aviene a una gradación del todo o
nada. Con respecto la relación oralidad/escritura se han registrado culturas totalmente
orales, culturas basadas en lo escrito y otras de tipo mixto. A pesar de ello, el término se
puede aplicar a la música de una comunidad que se ha transformado a partir de épocas
anteriores exclusivamente orales, como ocurre en el caso de los citados griots y
griottes.
Figura 3. Carátula del álbum Songs of Aboriginal Australia and Torres Strait. Fuente:
http://media.smithsonianfolkways.org/liner_notes/folkways/FW04102.pdf
Accede al listado de pistas a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.folkways.si.edu/songs-of-aboriginal-australia-and-torres-
strait/world/music/album/smithsonian
También Bruno Nettl ha ilustrado esta cuestión a través del ejemplo de la música
clásica de Irán, en la que se comenzó a introducir la notación antes de 1900, y aunque
los radif básicos (una especie de motivos melódicos que se acercan a la noción de
modo) se aprendan con frecuencia de versiones escritas, en 1970 todavía era
predominantemente oral (1983, p. 296). La dialéctica entre sociedades orales y
alfabetizadas no debe pensarse en términos dicotómicos, sino en una continuidad, se
funden entre sí, y la idea de los elementos puros y no contaminados de la cultura oral es
un mito (Finnegan, 1977, p. 24). De esta forma, en el ámbito de lo oral en general, y
musical en particular, los aspectos que han de reclamar la atención del observador son
los siguientes:
De una u otra forma, lo que une estos puntos es la teoría musical, tanto en un sentido
formal como cultural, que, aunque no se manifieste explícitamente, se mantiene de
forma implícita. Es posible que un repertorio consista en un vocabulario de unidades,
tal vez motivos melódicos o rítmicos, líneas musicales que acompañan a las líneas
poéticas, fórmulas cadenciales, acordes o secuencias de acordes: las unidades más
pequeñas de contenido pueden ser las principales unidades de transmisión. Las
posibilidades para el cambio configuran cuatro tipos de recorridos que Nettl muestra
mediante el siguiente gráfico:
Por lo que hace la selección de lo que determina la forma de la música y los recursos
para su supervivencia, se puede diferenciar dos niveles: el nivel de transmisión,
semejante al nivel de la «larga duración» en historia, y el nivel de la ejecución, en el que
se da la experiencia efectiva de la música. Jean Molino expresa en el siguiente esquema
los factores por los que la música de tradición oral se perpetua como objeto y como
proceso:
La persona recibe una formación mediante la que desarrollar los medios para la
composición, la improvisación o la interpretación de la música; gracias a este saber
memorizado, esa persona tiene a su mano un saber práctico mediante el cual puede
producir una obra, transmitida por la tradición o que el mismo ha compuesto y
memorizado, esta obra es recibida por ciertos oyentes, los cuales no son
necesariamente distintos de los productores de música y que disponen también de un
saber práctico; la obra es transmitida a otros, en particular a las generaciones
siguientes (Molino, 2007, p. 484).
En primer lugar, las ideas de Parry-Lord han servido para delimitar las unidades de
transmisión compatibles con los condicionantes inherentes a lo oral, es decir,
compatibles con alguna forma de recurso nemotécnico para facilitar la memorización.
Una persona que canta necesitará reconocer ciertos marcadores del discurso musical
(markers) delimitados previamente, lo que en la teoría de la oralidad constituyen las
fórmulas, a la vez que la audiencia se mantiene expectante ante su encuentro ya
experimentado en anteriores canciones (Bohlman, 1988, p. 15). El concepto de fórmula
puede ampliarse aplicándolo a aspectos distintos de las actuaciones musicales, como el
ritmo del texto, la melodía, el batido rítmico en el acompañamiento, etc. Todos estos
elementos pueden funcionar como característica sobresaliente en el sentido en que las
fórmulas estándar anclan puntos de orientación en la reconstrucción de los cantos, o
bien, pueden servir también como estereotipos. Pueden actuar también en el sentido de
convenciones o motivos.
vez, así como una melodía tonal bien construida implica su propia armonía, los
patrones de acordes, proporcionados por una sección rítmica por lo general de piano,
bajo y batería, implica sus propias melodías preexistentes (Gillespie, 1991, pp. 148-150).
Otra cuestión pertinente que surge de todo este proceso es el tema de su aprendizaje y
la pertinencia social de su ejercicio. Sin duda que la tipología de sociedad conlleva
formas de aprendizajes también específicos. Generalmente, la oralidad primaria se
asocia al tipo de adaptación ecológica y económica de los cazadores-recolectores
que cuentan con agrupaciones humanas con efectivos reducidos. En África, por
ejemplo, el aprendizaje de la música y de la danza en este contexto empieza bien
pronto, en los primeros días de su existencia sobre la espalda de la madre (Molino,
2007, p. 485): como dijo Arom, «la música se aprende como se aprende la lengua
maternal» (1985, pp. 52-55; trad. Raventós). En este tipo de cultura se da el «ciclo
corto» en el que la distancia es mínima entre productor, obra y receptor, por lo que en
principio todos los miembros de la comunidad participan en la actividad musical,
aunque teniendo en cuenta el reparto de roles por edad o sexos. De esta forma, el
aprendizaje se logra por impregnación, imitación y ensayo y error, llegando a constituir
parte del acervo de los saberes prácticos de las personas (Molino, 2007, p. 485).
Figura 6. Un adulto de zemio (República Centroafricana), toca el harpa zande observado por niños (Stone,
2009, p. 334).
Esta situación típica cambia a medida que se pasa a organizaciones sociales más
complejas, aunque sea con incipientes recursos de economía productiva, como las
tribus de horticultores o agricultores que cuentan con una cierta estratificación social y
algún tipo de jefatura sobre un reino o imperio. En el ámbito de la música, estas
sociedades cuentan con una mayor especialización y diversos grados de
profesionalización de los músicos, que son reconocidos como tales y que se mantienen
al servicio de alguna personalidad. En estos casos, la distancia entre productor, obra y
receptor aumenta. Por ejemplo, también en África, se ha registrado el caso del reino
Gun de Porto-Novo, en Benín (la antigua Dahomey), que contaba con grupos de
música y una especie de ballet de court ejecutado en palacio por las mujeres del rey
(Rouget, 1996). Entonces, en una situación de transmisión oral de la música, las
competencias puestas así en evidencia ¿son movilizadas por el individuo o por la
colectividad?
Puedes escuchar una muestra de las grabaciones de algunas de las piezas que se
interpretaban en el palacio de Porto-Novo en la página de Gallica.
Accede a la grabación a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k88122323/f1.media
En la actualidad estamos lejos de considerar la creación colectiva tal como fue valorada
en la época Romántica. Los antiguos estudiosos del folklore vieron la fuerza de la
creatividad de la comunidad en la misma falta de fiabilidad de la oralidad, proliferando
su tendencia a considerar lo que Nettl llamó reelaboración comunal (Nettl, 1985, p.
15). La evidencia empírica muestra ejemplos de ambos tipos hasta el punto que no es
posible asignar la predominancia de uno u otro tipo. En este sentido, es revelador un
texto crítico de Ramón Pelinski titulado «Oralidad: ¿un débil paradigma o un
paradigma débil?», en donde el autor muestra el caso de los «cantos personales» de
los inuit del caribou (es decir, esquimales) como un ejemplo de creación individual,
que, además, no muestra rastro alguno de la teoría formularia de Perry-Lord.
de un continuo rico y matizado, en el interior del cual serían situados los fenómenos de
oralidad y lo escritura» (2000, p. 80).
Para completar la comprensión de este punto, deberás leer las páginas 73-81 del
citado capítulo de Pelinski, «Oralidad: ¿un débil paradigma o un paradigma débil?»,
del libro: Pelinski, R. (2000). Invitación a la etnomusicología: quince fragmentos y un
tango. Madrid: Akal. Disponible en el aula virtual en virtud del artículo 32.4 de la Ley
de Propiedad Intelectual.
Uno de los aspectos más fructíferos de la mirada hacia la música oral lo constituye el
tema de la variabilidad de los materiales musicales. Se trata de una característica
esencial de la música de tradición oral ya que, siendo transmitida de individuo a
individuo, los materiales sonoros y verbales reciben todo tipo de alteraciones, bien sea
intencionadamente o no. Por ello, en épocas pasadas el objeto de la música oral se ha
pensado bajo el prisma de un cierto organicismo, tal y como ejemplifica Bela Bartók en
este fragmento: «La música popular es como un ser viviente que cambia de minuto a
minuto» (1979, p. 44).
Para completar la comprensión de este punto, deberás leer los siguientes textos:
» Las páginas 156-162 del libro: Manzano, M. (1991). Cancionero leonés (Vol. I-1).
León: Diputación Provincial de León.
» Las páginas 99-109 del capítulo: Martí, J. (1996). La Filla del Marxant: tradición
oral y folklorismo. En, El folklorismo: uso y abuso de la tradición (pp.99-109).
Barcelona: Ronsel.
Páginas disponibles en el aula virtual en virtud del artículo 32.4 de la Ley de Propiedad
Intelectual.
La comparación de ambos textos permite observar ciertas cuestiones acerca del estudio
de la variabilidad musical. El estudio de Manzano ilustra una forma, podríamos llamar,
canónica y ejemplar de abordar la cuestión: entre los objetivos compartidos por la
mayoría de folkloristas a la hora de abordar el fenómeno de la variabilidad se cuenta la
posibilidad de cotejar y comparar las diversas transcripciones que se han efectuado en
épocas distintas en los diversos cancioneros para observar las supervivencias actuales,
los cambios y transformaciones que ha ido sufriendo la pieza a lo largo del tiempo. Por
su parte, el artículo de Martí expone una perspectiva crítica de esta visión del fenómeno
de la variabilidad. Mientras que el texto de Manzano se centra en una cuestión musical
interna y analítica, el de Martí integra una reflexión a propósito de los problemas que
vinculan la variabilidad con la sociedad en el que dicho fenómeno ocurre, en este caso,
con el tema del folklorismo, es decir, la forma que tiene la sociedad urbana actual de
abordar los vestigios de la cultura tradicional.
Solo recientemente, ya entrado el último cuarto del siglo XX, se ha registrado una
mayor diversificación de intereses. Además del deseo y el soporte público de las
instituciones para preservar los vestigios del sobreviviente patrimonio musical de
tradición oral, se ha logrado dimensionar la compilación y el registro científico, el uso
de técnicas analíticas y la reflexión teórica junto con las transcripciones de las
grabaciones de campo.
Para completar la comprensión de este tema, deberás leer los siguientes textos:
» Las páginas 115-129 del libro: Crivillé, J. (2004). Historia de la música española
(T. 7): el folklore musical. Madrid: Alianza.
» Las páginas 19-47 del libro: Manzano, M. (1995). La jota como género musical.
Madrid: Alpuerto.
» Las páginas 15-28 del libro: Pelinski, R. (2011). La danza de Todolella. Memoria,
historia y usos políticos de la danza de espadas. Valencia. Institut Valencià de la
Música-Generalitat Valenciana.
Páginas disponibles en el aula virtual en virtud del artículo 32.4 de la Ley de Propiedad
Intelectual.
Por último, el libro de Ramón Pelinski recoge la forma más reciente de abordar el
estudio de la tradición musical oral por tal como acoge en su quehacer algunos de los
postulados críticos de la actual etnomusicología. Frente a una mirada analítica, la cual
Bohlman, P. V. (1988). The Study of Folk Music in the Modern World. Bloomington:
Indiana University Press.
Finnegan, R. (1977). Oral Poetry: Its Nature, Significance, and Social Context.
Cambridge -Nueva York: Cambridge University Press.
Katz, I. J. (1974). The Traditional Folk Music of Spain: Explorations and Perspectives.
Yearbook of the International Folk Music Council, 6, 64-85.
Manzano, M. (1991). Cancionero leonés (Vol. I-1). León: Diputación Provincial de León.
Martí, J. (1997). Folk Music Studies and Ethnomusicology in Spai. Yearbook for
Traditional Music, 29, 107-140.
Molino, J. (2007). Qu’est-ce que l’oralité musicale? En Nattiez, J.-J. (Dir.), Musiques.
Une encyclopédie pour le XXI siècle. L’unité de la musique (Vol. 5, pp. 477-527). Arles-
Paris: Actes Sud/Cité de la musique.
Parry, M. (1928). L’Epithète traditionelle dans Homère. París. Les Belles Lettres.
Stone, R. M. (2009). The Garland Handbook of African Music. Second Edition. Nueva
York y Londres: Routledge.
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No dejes de leer…
Este texto corresponde a una de las autoras más celebradas en el campo del estudio de
la oralidad. Ruth Finnegan, desde su identidad antropológica, expone su experiencia de
campo en el ámbito de sus estudios sobre las músicas en diversos contextos de África,
Oceanía y Europa. El relato proporciona una rica reflexión sobre la problemática
interdisciplinaria que se traza por parte de una especialista en oralidad que busca
acceder a la oralidad musical.
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.sibetrans.com/trans/articulo/224/por-que-estudiar-la-musica-
reflexiones-de-una-antropologa-desde-el-campo
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Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=OKrZjIonRhM
+ Información
A fondo
Este artículo de José Antonio Gómez Rodríguez, publicado en el volumen Sulcum sevit.
Estudios en homenaje a Eloy Benito Ruano (Oviedo, 2004), constituye un estudio de
las relaciones mantenidas entre compositores españoles del siglo XX y el trabajo del
folklore en clave identitaria y de representación de la identidad hispana.
Webgrafía
Página web del programa radiofónico Músicas de tradición oral, de Radio Clásica, la
cadena musical de Radio y Televisión Española (RTVE). Organizado en forma de
podcast, es posible escoger la producción deseada según la amplia temática que, por su
longevidad, el programa ha conseguido reunir.
Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.rtve.es/alacarta/audios/musicas-de-tradicion-oral/
Test
5. ¿En relación a qué conceptos Johann Gottlieb Fichte compuso su idea de un sujeto
esencialista?
A. En relación al individuo y la nación, no el ser colectivo.
B. En relación al colectivo y la nación, no el ser individual.
C. En relación al colectivo y el ser individual, no el ser colectivo.
D. En relación al colectivo y la persona, no el ser individual.
8. ¿En qué tipos de sociedades orales se da una mayor especialización y diversos grados
de profesionalización de los músicos?
A. Se da en las tribus de horticultores o agricultores que cuentan con una cierta
estratificación social y algún tipo de jefatura sobre un reino o imperio.
B. Se da en las tribus de cazadores y recolectores que cuentan con una cierta
cooperación social y algún tipo de jefatura sobre un territorio.
C. Se da en las tribus de cazadores y recolectores que cuentan con una cierta
estratificación social y algún tipo de jefatura sobre un reino o imperio.
D. Se da en las tribus de horticultores o agricultores que cuentan con una cierta
cooperación social y algún tipo de asamblea sobre un territorio.
8
TEMA
Tema 8. Ritual
Esquema
CRITERIOS DESCRIPCIÓN
TEMA 8 – Esquema
Fases
- Émile Durkheim
Sacro/profano Separación, marginalidad, reintegración
- Religión civ il
Crisis, reparación, reintegración
- Max Weber
- Desencanto del mundo Performativa
Racional/irracional - Complementariedad de
lógicas instrumentales y Música y ritual
2
simbólicas
Funcionalismo / modelos dramáticos
- ClaudeLév i-Strauss
Eficacia sim bólica B. Lortat-Jacob
- Víctor Turner
Música como: señal, regulación y movilización
Creencia Sacro/profano
Communitas
Liminalidad
Drama social Ciudad, cultura urbana, música popular
Antropología urbana +
Etnomusicología urbana
Ideas clave
Para estudiar este tema lee las Ideas clave disponibles a continuación.
Dentro del conjunto de procesos musicales existen manifestaciones que constituyen por
sí mismas una forma de acción ritual, ceremonial o festiva. Desde el punto de vista
antropológico, la categoría de ritual alude a cualquier acto o sucesión de actos sociales y
colectivos, no instintivos y predecibles, sujetos a la repetición, a la intensificación de la
percepción a través de múltiples canales de expresión, al comportamiento estilizado y a
un orden concreto, aunque integren ciertos episodios de desorden predecible y
controlado. Dentro de este cuadro general, la fiesta difiere del ritual y la ceremonia por
su mayor predisposición a la manifestación espontánea y una orientación hacia la
diversión. Desde esta perspectiva, el análisis etnomusicológico consiste en el análisis de
manifestaciones musicales como elementos del conjunto global de acciones de un
ritual, un ceremonial o una fiesta, y se dirige a la comprensión del papel de la música en
tales acciones.
Para poder abordar los objetivos del tema, a lo largo del mismo nos centraremos en la
comprensión de los criterios que ordenan el objeto de estudio:
» Los criterios determinantes para la explicación del ritual y del conjunto de rasgos y
propiedades que caracterizan la acción ritual, ceremonial y festiva.
» Los aspectos funcionales que presenta y vehicula la música en contextos ritualizados
y festivos.
» Los criterios que rigen las manifestaciones urbanas de la música como objeto de
estudio.
Para conseguir una comprensión a nivel introductorio de este tema, deberás leer el
texto de la página web de la UNESCO dedicada al Patrimonio Cultural Inmaterial
titulado:
No es fácil caracterizar con una sencilla descripción lo que se entiende por ritual como
objeto socio-antropológico, debido a la gran heterogeneidad que presentan este tipo de
manifestaciones a través de todas las culturas. En principio, se puede entender el ritual
«como comportamiento formalizado y socialmente prescrito» (Winthrop, 1991, p. 242;
trad. Raventós).
Ya que se considera que no existe una única variante que dé cuenta de todas las
manifestaciones que engloba el ritualismo, algunos autores prefieren partir de la
descripción de un conjunto de rasgos formales básicos que pueda establecer una
demarcación con respecto a otras categorías de acción social. Este conjunto de rasgos
será detallado al final de este apartado.
Por otro lado, una vez caracterizada la especificidad del ritual, cabe diferenciar los
criterios que se consideran determinantes para la explicación de tales fenómenos a
partir de la postura adoptada con relación a diversas problemáticas que se piensan
como constitutivas de la actividad.
Sin embargo, los críticos de esta visión han señalado su concepción esquemática y
reduccionista, es decir, ni la modernidad se caracteriza por la hegemonía de los
procesos racionales, ni la acción simbólico-ritual es una acción exclusiva y
necesariamente irracional. Se tiende pues a explicar el ritual desde el punto de vista de
la complementariedad, y no tanto desde la inconmensurabilidad entre lógicas técnico-
instrumentales y rituales-simbólicas.
La tercera de las problemáticas tiene que ver con la manera de entender la eficacia
simbólica del ritual. Más allá de la dicotomización entre acciones supuestamente
racionales o irracionales: ¿cómo y qué cosas ocurren por y en el despliegue ritual? De
nuevo, la tradición interpretativa iniciada por Durkheim ilumina gran parte de estas
cuestiones: el efecto del rito es la recreación periódica de un «ser moral», es decir, la
«sociedad», produciendo una experiencia de vinculación a una totalidad revestida de
poder moral o «sacralidad», a la cual los individuos se sienten pertenecer. Se produce
así la construcción y la reproducción de las identidades colectivas. La consecución
de estos efectos se explica a través del concepto de eficacia simbólica, entendido
como el modo propio de operar de los rituales.
resumen, el ritual funciona en la medida en que hacemos como que nos lo creemos
(Lévi-Strauss, 1987, p. 224).
Figura 2. Ejemplo de ejecución de un ritual: tres hombres cantantes huli, en Papua Nueva-Guinea, dos de
ellos tocando un tambor topoké, interpretan una pieza de curación, tawé pilakou, buscando su eficacia
simbólica en presencia del enfermo (Duvelle, 2010, p. 122).
Las fases que Turner caracteriza como etapas de la actividad ritual se describen como
sigue:
1. En la primera fase de separación, las personas abandonan el grupo y comienzan a
pasar de un lugar o estatus a otro.
2. La segunda fase de marginalidad es la más interesante. Se trata del período
comprendido entre una y otra fase, que constituye una espacie de limbo durante el
cual las personas abandonan un lugar o un estado, pero todavía no han entrado o se
han unido al siguiente. Es la fase liminar del rito de transición.
Figura 3. Ritual ndaye sion; jóvenes mbum (Camerún), ejecutan una danza de iniciación, acompañadas
por diversos tambres, en una situación liminar de communitas (Duvelle, 2010, p. 122).
representatividad de la cultura: a tal ritual, tal cultura. Sin embargo, los antropólogos
dedicados al estudio de las grandes ciudades y de comunidades antiguamente
coloniales sometidas a un proceso de incorporación a la modernidad global, se han
visto confrontados a la realidad de «un mundo donde las “fronteras abiertas” son más
sobresalientes que las “comunidades cerradas”» (Rosaldo, 1993, p. 45, trad. Raventós).
Como respuesta a estas objeciones, Victor Turner, a partir de sus ideas iniciales,
articuló en su fase final de estudios el concepto de drama social, adaptando
aspectos del teatro a su teoría (Turner-Bruner, 1986). El concepto se basa en que
los sistemas socioculturales jamás son lógicos y están llenos de contradicciones y
conflictos, los cuales pueden recibir una respuesta a través de actividades
ritualizadas o, incluso, festivas y celebrativas. De hecho, en numerosas sociedades
de tradición oral se da la creencia popular que las desgracias y catástrofes son obra
de espíritus maléficos (Desroches, 2005, p. 538). Turner pensó el concepto en el
marco más general de una antropología de la experiencia, orientada a la
comprensión del significado de la acción social, concibiendo los rituales como
performances transformativas por medio de las cuales los individuos y grupos
enfrentan las crisis sociales. Los dramas sociales tienen un carácter reflexivo, en
tanto que buscan dar sentido a los conflictos, y suelen abordarse desde el marco de
la cosmovisión y los mitos fundantes, los cuales pueden ser dramatizados en el
proceso ritual. De este modo, la experiencia vivida se conecta con la pasada y se
proyecta hacia el futuro. Por ello mismo, los dramas sociales, con un grado de
ritualidad variable, también se pueden localizar en sociedades con niveles
superiores de tamaño y complejidad.
Un drama social asume una forma procesual, marcada por diversas etapas o fases
que constituyen relaciones en el tiempo, como una secuencia que transita de un
estado de crisis hasta la transformación reintegradora de algo o de alguien:
representar o describir algo producen las acciones sociales mismas, es decir, crean
poder sobre la realidad social en el momento mismo de la enunciación. El término
performatividad, en última instancia, se refiere a los procesos mediante los cuales se
constituyen las identidades y las realidades sociales a través de la puesta en escena de la
vestimenta, del gesto, de la mirada, de la interacción verbal, dentro de cualquier
situación social, incluyendo la celebración, la fiesta y el ritual.
A partir de todas estas cuestiones, la descripción del conjunto de rasgos básicos que
demarcan la celebración, la fiesta y el ritual de otras categorías de acción social, y el
estudio de la forma en que se manifiestan en cada caso, constituyen, en definitiva, la
manera actual de abordar estos fenómenos presentes en todos los tipos de sociedades.
Orden: son por definición eventos organizados, tienen un principio y un fin, y una
secuencia de momentos o elementos que no excluyen el desorden o la espontaneidad.
En los casos donde el orden constituye el modo dominante, las reglas y guías suelen ser
explícitas, quién hace qué, cómo y cuándo, prescrito por la tradición o la convención.
Tiempo y espacio singulares: los rituales y las fiestas fragmentan el fluir de la vida
cotidiana, se realizan en tiempo y espacio acotados, imponiendo un límite con respecto
a lo ordinario.
En tanto que contienen de una forma u otra alguna práctica musical, todos estos
aspectos albergan en sí mismos evidencias implícitas y explícitas de las relaciones entre
la música y la cultura. Es por ello que, en etnomusicología, el ritual y la fiesta constituye
uno de los aspectos más abordados en las etnografías musicales. En el siguiente
apartado se va a repasar como se ha realizado el estudio de la música desde esta
perspectiva y como puede adaptarse al estudio de la música en contextos ritualizados y
festivos de la cultura urbana.
Son raros los cultos u rituales religiosos que se desarrollan sin música. Sea a nivel del
acompañamiento de las fases ceremoniales, como en el caso del culto católico, de la
búsqueda de una transcendencia, como en el budismo, en el sufismo, en el islam, o en
el hinduismo, de la invocación de las divinidades, como en los rituales de trance y de
posesión, la música baliza, estructura, controla, interpela, embellece, etc., el evento en
cuestión (Desroches, 2005, p. 540).
Sin embargo, la cuestión del ritual solo se articuló como objeto de reflexión en el
momento en que los estudiosos occidentales de la música, habituados a concebirla
como un producto puramente justificado por su finalidad estética, toman contacto, sea
en contextos «exóticos» o «folclóricos», con otras colectividades y sociedades que
utilizan la actividad sonora y musical de una forma más conexa a su propia necesidad
existencial. Se habla entonces de las funciones de la actividad musical, de las cuales la
ritualidad es un aspecto. Mientras que, para las personas usuarias de la música en
situación ritual, la sabiduría y corrección del acto trata del cómo realizar las cosas de
una manera adecuada, los observadores se interesan por los aspectos funcionales de la
música. Se afirma, por ejemplo, que la canción popular es generalmente funcional,
como en la canción de cuna o de trabajo: la disciplina de la estética legitimaba esta
visión, fundando el propio objeto de la música sobre el concepto de obra de arte y de
autonomía estética.
De este modo, el término función alude a una realidad que es accesible al investigador
mediante sus análisis, y en este sentido es de tipo etic, mientras que el término uso
corresponde a la propia evaluación de los nativos respecto de un fin práctico, y en este
sentido es emic.
Por ejemplo, las relaciones entre la música y el trance, entendido como estado alterado
de conciencia, lejos de manifestarse según rasgos universales y desconocidos, o al
menos no verbalizados por los usuarios, presentan perspectivas ricas y variadas que
llaman la atención e intrigan a los etnomusicólogos, tanto por lo que hace a su
expresión como por su reenvío extramusical que da sentido a su realización (Desroches,
2005, p. 543).
Este relativismo cultural resuena en uno de los trabajos más completos sobre música y
ritualismo, La musique et la transe. Esquisse d’une théorie générale des relations de la
musique et de la possession, del etnomusicólogo francés Gilbert Rouget, cuya primera
edición data del año 1980 (París, 1990). Según el autor, en las ceremonias de posesión,
que consisten a menudo en danzar al son de una música identificada a la divinidad que
viene a poseer al sujeto del trance, el poseído se muestra públicamente como tal, y vive
de esta manera su identificación como poseído gracias a la música y a la danza,
logrando el reconocimiento social de su nueva cualidad (1990, pp. 557-558). Una
ceremonia de posesión no tendría ningún sentido si este cambio o nueva identidad
Este proceso precisa de diversas fases en las cuales la música adopta diversos tipos de
relevancia:
«Un ritual de posesión es una arquitectura del tiempo que comporta diferentes
fases a las que se unen diferentes músicas […] Es en la dinámica de la
ceremonia que es importante considerar las relaciones de la música y el trance
[…] En última instancia se trata de preguntarse qué papel juega la música en la
preparación del trance, en la entrada en trance, en su mantenimiento y en la
salida del trance» (Rouget, 1990, p. 64; trad. Raventós).
En estos casos, la música opera también como medio para construir o estructurar el
contexto experiencial. Para interpretar este mundo sonoro, hemos de formalizar lo
normativo y describir su realización, siempre considerando los hechos de la
performance (Canzio, 1992, p. 81). En este sentido, es válido el modelo articulado por
el etnomusicólogo francés Bernard Lortat-Jacob (París, 1994).
Estos usos son puestos de manifiesto, por ejemplo, en los trabajos de Regula B.
Qureshi, especialista en la música sufí. El sufismo es frecuentemente descrito como la
rama «mística» del islam, un movimiento espiritual originado en el siglo IX d.C. Su
filosofía fundamental es que la persona puede devenir una unidad con Allah a través de
la eliminación del ego. Por ello, en las performances públicas de los derviches, es
decir, de los devotos perteneciente a las cofradías sufíes, la entrada en éxtasis en
diversas fases bajo la guía del maestro juega un importante rol en el desarrollo de sus
ceremonias, en las que tiene lugar una destacada contribución de la música en la
experiencia espiritual individual y colectiva.
Los cantos sufíes proveen la veneración de los santos como mediadores entre la
divinidad y la humanidad, y ofrecen la oportunidad de alcanzar la unión con Allah; la
palabra sama significa en árabe ‘audiencia escuchando’ y conlleva la consideración de
que la escucha de la música combinada con la poesía de naturaleza mística sea la forma
correcta de promover la unión mística entre el público y la divinidad. Por lo tanto,
mediante el sama «toda la corte de los santos vuelve a la vida, ya que ella invoca su
presencia y confirma la legitimidad de los sheikhs vivientes, sus descendientes
espirituales» (Qureshi, 1992, p. 133; trad. Raventós). Además de promover el acceso al
éxtasis, la ceremonia sufí trata del poder inmediato que transmite el llamado espiritual
y emocional de canciones sama, el poder de la música para promover el poder de los
santos y de la divinidad (Qureshi, 1992, p. 149).
En otras latitudes del globo, las relaciones entre el trance y la música se llevan a cabo
mediante la práctica de la santería, una forma de religiosidad popular cubana.
Muchos descendientes de los yorubas africanos que fueron llevados a la isla como
esclavos, se congregan alrededor de un templo-casa (ilé-ocha), encabezados por un
padrino o de una madrina religiosos. Las mujeres sacerdotes son conocidos como
iyalochas; los sacerdotes masculinos, como babalochas. El rango más alto es el
babalawo, y está reservado a los hombres, como lo estuvo en África. En cada ileocha,
por lo general hay una habitación (igbodú) que contiene los objetos mágicos dedicados
a las divinidades orishas; en ellas, los creyentes aún danzan los patrones rítmicos para
invocar a los orishas. Estos patrones siguen un orden preestablecido; los instrumentos
musicales más importantes utilizados en los rituales de santería son los tambores
batá de dos cabezas (Olsen-Sheehy, 2000, p. 108).
Para completar la comprensión de este tema, deberás leer el siguiente texto: Rodríguez,
V. E. (2002). Instrumentos de música y religiosidad popular en Cuba: los tambores
batá. Trans. Revista transcultural de música 6. Recuperado de
http://www.sibetrans.com/trans/articulo/229/instrumentos-de-musica-y-
religiosidad-popular-en-cuba-los-tambores-bata
¿Se pueden extrapolar las anteriores ideas a los contextos modernizados de la cultura
urbana contemporánea? En contraste con las comunidades tradicionales estudiadas
por la etnomusicología, se observan otros tipos de vínculos que agrupan a los sujetos
urbanos, así como una tipología de manifestaciones específicas. En el siguiente cuadro
(figura 5) se muestra una mínima clasificación de manifestaciones ritualizadas y
festivas que genera la sociedad urbana.
Participación en actividades
(bares, discotecas, raves, conciertos, festivales
ligadas a las culturas del ocio y
musicales, etc.)
al ciclo de fin de semana
El primer caso alude a la comunión de unos colores deportivos con una canción, el
equipo del Liverpool Football Club y la canción You'll never walk alone. La canción fue
grabada originalmente para el musical de Broadway, Carousel de 1945. En la obra, hay
un suicidio de un atracador que se ve acorralado por la policía, y su compañera llega a
oír sus últimas palabras. Para consolarla, una amiga le canta la canción, que se volverá
a escuchar al final de la obra, en una fiesta de graduación, interpretada por la
compañera y un coro. El musical logró un gran éxito, adaptándose también al cine, y
renombrados intérpretes cantaron versiones de la canción, como Frank Sinatra Elvis
Presley, Johnny Cash, Nina Simone o Barbra Streisand. El grupo de Liverpool Gerry
and the Pacemakers adaptó la pieza en 1960, logrando el primer puesto de las listas de
éxito británicas del año 1963. Poco tiempo después, los seguidores del Liverpool
Football Club adoptaron You'll never walk alone cantándola al principio de cada
partido, lo que fue cristalizando como una verdadera tradición de los aficionados del
club. La frase que da título a la canción aparece en el escudo del club, así como en una
inscripción en una de las puertas de su estadio.
Figura 6. Imagen de la interpretación colectiva de You'll never walk alone en el diario The Guardian.
Fuente: https://www.theguardian.com/uk
La pieza adaptada por los seguidores del Liverpool responde a su condición de canción
emblemática en tanto que la comunidad inestable, latente y dispersa del público del
partido se transforma mediante su sincronización a través del canto, como comunidad
física explícita y objetiva con ideas e intereses que se vinculan a los individuos
particulares. De nuevo, en este caso, se produce la asunción del vínculo humano
esencial y genérico de la communitas como modalidad de relación social cercana a la
sacralidad y caracterizada por su carácter liminal y anti-estructural debido a la
igualación social que produce la performance. Por ello, funciona como una llamada a
los valores más profundos y esencialistas del colectivo y, a causa de esa condición, no se
puede utilizar con ligereza o falta de consideración; cada colectivo tiene una sola
canción emblemática, y cada persona puede sentirse partícipe de diversos colectivos y,
como tal, las canciones de este tipo pueden ir más allá de su ámbito para formar una
cierta globalidad de pertenencias en la vivencia del «usuario» (Ayats, 1997).
Los ejemplos que siguen a continuación corresponden a situaciones en las que la mayor
parte de los participantes lo hacen a través de la televisión. Se trata de situaciones que
han proliferado desde mediados del siglo XX y que los comunicólogos Daniel Dayan y
Elihu Katz (1995) han conceptualizado como «acontecimientos mediáticos» (media
events). Estos acontecimientos, que pueden ser conmemoraciones, campeonatos
mundiales, olimpiadas, festivales, centenarios y todo tipo de fastos, conllevan una
«visualización festiva de la televisión» (1992, p. 11) y, generalmente, en ellos se da el
uso de canciones emblemáticas en algún momento de la retransmisión.
Un ejemplo de este caso es la canción Amigos para siempre (Friends for life), tema
oficial de los XV Juegos Olímpicos de Barcelona (1992), compuesta por Andrew Lloyd
Webber, con textos de Don Black e interpretada por Sarah Brightman y Josep Carreras
en la ceremonia de clausura de dichas olimpiadas. La función de esta canción, de
carácter multilingüe, fue solventar la dificultad de unir la emotividad de una audiencia
tan efímera como grandiosa y multicultural, 1200 millones de personas, en un acto con
voluntad integradora y cargado de los valores supuestamente universalistas que
defiende el olimpismo. Durante toda la retransmisión se fueron dando señales que
apuntaban a ese momento como culminante de la celebración. La audiencia pudo
sentirse vinculada emocionalmente a través de los valores elementales de amistad y
solidaridad que expresa esta canción en consonancia con los valores olímpicos.
Figura 7. Fotograma del vídeo: el público coreando la interpretación de Amigos para Siempre. Fuente:
www.youtube.com
Figura 8. Imagen de la revista musical Billboard: Sir Elton John interpreta Candle In The Wind en el
funeral de Diana, Princesa de Gales. Fuente: http://www.billboard.com/
Por otro lado, la música popular urbana contiene sus propias dimensiones festivas y
ritualizadas. Todas las fiestas urbanas incluyen, en algún momento de la programación,
actividades de baile o conciertos por parte de algún intérprete o grupo musical. Pero es
habitual también que diversos promotores de la industria del ocio organicen conciertos;
en este caso, es difícil considerar tales eventos como simples actividades de consumo
cultural disociadas de sus dimensiones festivas y ritualizadas.
A través de la forma que tienen los participantes de evaluar los conciertos de pop-rock,
se puede comprender el carácter de acción colectiva de estos acontecimientos:
Así pues, en el concierto pop-rock la música actúa como forma productiva del contexto
necesario para estructurar la experiencia festiva: de esta forma, los conciertos «apuntan
al uso tradicional de la música como medio ritual de coordinar los movimientos y
comportamientos de un grupo humano» (Cruces, 1995, p. 381). Los primeros estudios
sociológicos sobre este tipo de manifestaciones en la música popular y propiamente
urbana fueron llevados a cabo a partir de los años setenta por algunos de los miembros
del Centro de Estudios Culturales Contemporáneos de la Universidad de Birmingham.
Ya que esta escuela fue decisiva para el desarrollo de los estudios de música popular,
estas implicaciones de la música, lo urbano y lo ritual serán tomada en cuenta en el
tema dedicado a la música popular.
Las ciudades modernas encarnan el dilema que Clifford nos invita a denominar
«modernidad etnográfica»: dilema, puesto que señala un sentimiento de pérdida de
autenticidad que arruina cierta esencia o fuente, modernidad, puesto que la condición
de desarraigo y movilidad que enfrenta es un destino crecientemente común, y
etnográfica porque todo ello acontece de forma descentrada entre tradiciones
dispersas:
En este sentido, ha sido de gran utilidad para determinar el marco social urbano el
«análisis de redes». El concepto de red, que sirve para extraer de un sistema más
amplio conjuntos más o menos complejos de relaciones, alude a las diversas formas de
vinculación que establecen los individuos en sociedades complejas, y su análisis
permite abordar las relaciones sociales de una forma más adaptable al conjunto de
estructuras cada vez más variables que caracteriza al complejo urbano (Hannerz, 1986,
p. 187). En una estructura como la ciudad, un individuo participa en diversas redes
(grupos de parentesco, de amistad, de vecindad, laborales, políticos, de diversión, de
tránsito, etc.) y cada una de ellas es susceptible de articular formas ritualizadas,
diferenciadas, teniendo en cuenta que cada ciudadano puede decidir su grado de
participación y su forma de inserción en la fiesta en función de su propia elección.
Austin, J. L. (1982). Cómo hacer cosas con palabras: palabras y acciones. Barcelona:
Paidós.
Bell, C. (1997). Ritual. Perspectives and Dimensions. New York: Oxford University
Press.
Duvelle, Ch. (2010). Aux sources des musiques du monde. Musiques de tradition orale.
París: UNESCO. Recuperado de
http://unesdoc.unesco.org/images/0018/001899/189985f.pdf
Qureshi, R. B. (1992). Localiser l'Islam. Le sâ'ma dans la cour royale des saints chisht.
Cahiers de musiques traditionnelles, 5, 127-150.
Rosaldo, R. (1993). Culture and Thruth. The Remaking of Social Analisys. Londres:
Routledge.
Turino, T. (1993). Moving away from silence. Chicago: Chicago University Press.
Lo + recomendado
No dejes de leer…
Este texto, que cuenta con la colaboración de Pedro García Pilán, corresponde a uno de
los autores más destacados en el campo de estudios de la fiesta en España, sobre todo
de la zona valenciana, Antonio Ariño Villarroya. Desde la práctica de la sociología y la
antropología, los autores presentan una especie de estado de la cuestión del estudio de
la fiesta en España. Se constata cómo la fiesta, durante las décadas de los ochenta y los
noventa, adquiere su estatus de objeto legítimo de estudio, así como las
transformaciones experimentadas por el ritual festivo en condiciones de modernidad.
También exponen la plasmación de estas transformaciones operadas sobre el objeto y el
sujeto de estudios en la proliferación y revisión de metodologías. El consiguiente
cambio epistemológico se centra en la necesidad de repensar conceptos clave, como
ritual, tradición o comunidad. En definitiva, el texto de Ariño y García constituye un
interesante ejemplo del trabajo actual sobre la fiesta, la celebración y el ritual desde el
prisma antropológico.
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2519990
No dejes de ver…
La ceremonia sema
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=Qdi-it43j30&feature=youtu.be
desplegada en una amplia gama de estilos, ha acudido a los mecanismos del ritual y el
drama social, aunque con resoluciones dispares y a menudo trágicas, para llevar a cabo
esta finalidad participativa.
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=9u4v7R9yF0ov
+ Información
A fondo
Este capítulo pertenece al libro de Catherine Basset Músicas de Bali a Java. El orden y
la fiesta (Madrid, 1999). El volumen constituye un estudio de las relaciones entre la
organización social de las sociedades del arroz de Indonesia, el universo musical
indonesio del gamelán, el orden cósmico indo-búdico. En el capítulo propuesto, que
ocupa las páginas 116-140 del libro, la autora desgrana la experiencia de su periplo
musical por Bali, Java y Sunda, describiendo las músicas y fiestas que jalonan la vida de
los indonesios e indonesias.
Este texto de Ruth Finnegan es uno de los capítulos de conclusiones del libro de la
misma autora The hidden musicians: music-making in an English town, publicado en
1989 (Cambridge: Cambridge University Press). Este volumen es un estudio de los
músicos amateurs de una ciudad de centro-sur de Inglaterra, Milton Keynes, y
constituye una extensa reflexión sobre la investigación en música urbana. La autora
aplica las formas de observación de la antropología y la etnomusicología para
comprender la práctica musical que albergaba la localidad que ella misma habita,
explorando mediante métodos de trabajo de campo antropológicos muchos tipos
distintos de música: los mundos musicales de la música clásica, el jazz, el rock, las
bandas de metales, folk y country, además de sus diversas convenciones sobre
composición, performance y apoyo del público, o incluso sobre la propia naturaleza de
la música. La autora ve toda esta expansión de «mundos» musicales a través de la
metáfora del sendero, como redes entrelazadas de oportunidades a través de los cuales
las personas negociaban sus vidas, formulaban su realidad social y mantenían vivas las
instituciones de la moderna cultura inglesa. De esta forma, el texto de Finnegan
Webgrafía
Misteri d’Elx
Página web oficial del patronato del Misteri d’Elx- Patrimonio de la Humanidad. El
Misteri d’Elx, también llamado localmente La Festa d'Elx, es un drama sacro cantado,
cuyo origen se remonta al siglo XV, que recrea diversas escenas de la vida de la virgen
María. La obra se divide en dos actos o jornadas, y se escenifica cada 14 y 15 de agosto
en el interior de la Basílica de Santa María de Elche (Alicante). En el año 2001 fue
declarada como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por
parte de la UNESCO. Es considerada una de las fiestas religiosas más destacadas de la
península. La web propuesta contiene información, imágenes y vídeos del evento en el
que se puede comprobar los principales elementos festivos y musicales de una
celebración religiosa con densidad histórica. También la web es un ejemplo del
tratamiento de la adaptación del acontecimiento a la cultura contemporánea, sobre
todo en lo que comporta a sus relaciones con la cultura del ocio y el turismo.
Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.misteridelx.com/es/
Bibliografía
Grimes, R. L. (1990). Ritual Criticism. Case Studies in its Practice, Essays on its
Theory. Columbia, SC: University of South Carolina Press.
Redhead, S. (Ed.) (1993). Rave off: Politics and Deviance in Contemporary Youth
Culture. Averbury: Hampshire.
Rietveld, H. (1993). Living the Dream. En Redhead, S. (Ed.), Rave off: Politics and
Deviance in Contemporary Youth Culture (pp. 41-90). Averbury: Hampshirepágs.
Thornton, S. (1996). Club Cultures. Music, Media and Subcultural Capital. Cambridge:
Wesleyan University Press.
Actividades
Para realizar esta actividad, deberás leer las páginas 128-143 y 156-164 del siguiente
texto: Coffey, A y Atkinson, P. (2003). Encontrar el sentido a los datos cualitativos.
Medellín: Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquía. Disponible en el aula
virtual en virtud del artículo 32.4 de la Ley de Propiedad Intelectual.
Se entregará un resumen de dicho capítulo con impresiones personales acerca del tema.
Test
2. ¿En qué contexto de estudios surgió la primera gran formulación del ritual como
elemento de la cultura?
A. Surgió en el contexto de los estudios sociológicos y antropológicos sobre
religión, con la obra de Émile Durkheim, Les formes elementaires de la vie
religieuse, publicada en 1912.
B. Surgió en el contexto de los estudios sociológicos y psicológicos sobre religión,
con la obra de Émile Durkheim, Les formes elementaires de la vie religieuse,
publicada en 1912.
C. Surgió en el contexto de los estudios sociológicos y antropológicos sobre
religión, con la obra de Claude Lévi-Strauss, Antropología estructural, publicada
en 1958.
D. Surgió en el contexto de los estudios sociológicos y psicológicos sobre religión,
con la obra de Claude Lévi-Strauss, Antropología estructural, publicada en 1958.
6. ¿Cómo se relacionan entre ellos los términos función, uso, emic y etic?
A. El término función alude a una realidad accesible al investigador mediante sus
análisis, y en este sentido es de tipo etic, mientras que uso corresponde a la
propia evaluación de los nativos respecto de un fin práctico, y en este sentido es
emic.
B. El término uso alude a una realidad accesible al investigador mediante sus
análisis, y en este sentido es de tipo emic, mientras que función corresponde a la
propia evaluación de los nativos respecto de un fin práctico, y en este sentido es
etic.
C. El término función alude a una realidad inaccesible al investigador mediante
sus análisis, y en este sentido es de tipo emic, mientras que uso corresponde a la
propia evaluación de los nativos respecto de un fin práctico, y en este sentido es
etic.
D. El término uso alude a una realidad accesible al investigador mediante sus
análisis, y en este sentido es de tipo etic, mientras que función corresponde a la
propia evaluación de los nativos respecto de un fin práctico, y en este sentido es
emic.
10. ¿En qué cuestión debe centrarse en primer lugar la investigación de la fiesta, la
celebración o el rito en un contexto urbano?
A. Debe centrarse en primer lugar en la determinación de la red social en que se
encuadra cada música con la finalidad de captar las funciones y estructuras
concretas atribuidas por los diversos participantes según sus propios contextos.
B. Debe centrarse en primer lugar en la determinación de la clase social en que se
encuadra cada música con la finalidad de captar las estructuras y relaciones
sociales concretas atribuidas por los diversos participantes según sus propios
contextos.
C. Debe centrarse en primer lugar en la determinación del marco social en que se
encuadra cada evento con la finalidad de captar las funciones y significados
concretos atribuidos por los diversos participantes según sus propios contextos.
D. Debe centrarse en primer lugar en la determinación de la red social en que se
encuadra cada evento con la finalidad de captar las estructuras y relaciones
sociales concretas atribuidas por los diversos participantes según sus propios
contextos.
TEMA
Tema 9. Identidad frente a clase social
Esquema
SUBJETIVIDAD OBJETIVIDAD
TEMA 9 – Esquema
Marx Esencialismo -
Interacccionismo primordialismo
1968: Berger-Luckmann
simbólico
Fenomenología
2
Movimientos sociales Constructivismo - instrumentalismo
Homología –
Etnicidad
estructuralismo
Nacionalismo
Interpelación -
Clase social
L. Althuser
Género
Narratividad -
P. Ricoeur
Ideas clave
Para estudiar este tema lee las ideas clave disponibles a continuación.
Además, deberás de leer las siguientes páginas:
» Las páginas 177 a 180 del libro: García, N. (1990). Culturas híbridas. Estrategias
para entrar y salir de la modernidad. México: Ed. Grijalbo.
» Las páginas 286 y 287 del libro: Pelinski, R. (2000). Invitación a la
etnomusicología. Quince fragmentos y un tango. Madrid: Akal.
Páginas disponibles en el aula virtual en virtud del artículo 32.4 de la Ley de Propiedad
Intelectual.
modelos teóricos que han sido usados por diversos autores en su revisión de la cuestión
identitaria en el estudio de la música.
Para poder abordar los objetivos del tema, a lo largo del mismo nos centraremos en los
siguientes puntos:
» Las dicotomías que se trazan como consecuencia de la contraposición entre visiones
esenciales-objetivistas y constructivistas-subjetivistas de la identidad.
» La aplicación de la noción de identidad a cuestiones tales como la etnia, la clase
social, el nacionalismo o el género.
» Los útiles teóricos que se han barajado para la fundamentación del estudio
identitario en la música.
Tratando de gustos culturales, es muy normal que estas se manifiesten, por ejemplo, en
la asociación de productos con territorialidades, como cuando se vincula las pizzas con
Italia, los valses con Viena, el cuscús con el Magrib o la gaita con Galicia, Asturias,
Irlanda o Escocia. Todos estos productos gastronómicos y musicales tienen el poder de
constituirse como poderosos símbolos de identidad ya que, al asociarlos, identificamos
lo uno por lo otro. Sin embargo, ¿son las pizzas, la pintura de Leonardo o las notas de la
canción Bella Ciao un componente objetivo de la identidad italiana esencial?, o al
revés, ¿es que los italianos, y todos los demás, otorgamos subjetivamente un valor
representativo de la cultura a estos productos, hasta el punto de creer que configuran
una identidad esencial italiana? Lo cierto es que, independientemente de la respuesta
que demos a esta pregunta, la idea de que la identidad se basa en cuestiones esenciales,
legitimadas por algún tipo de primordialismo, se pierde en la historia.
Como si el mundo entero sufriera su propia crisis de identidad, el concepto no hizo más
que crecer en las décadas siguientes. En el año 1966, los sociólogos Peter L. Berger y
Thomas Luckmann publicaron La construcción social de la realidad (1968) en el que,
como extremo opuesto al constructivismo radical, desarrollaron desde posiciones
fenomenológicas las líneas directrices del constructivismo social.
Dando por sentado que el elemento social es la condición necesaria y suficiente para la
construcción de conocimientos, el constructivismo social postula que la realidad es una
construcción colectiva y, por tanto, ubica el conocimiento dentro del proceso de
intercambio e interacción social:
» La realidad se construye socialmente y aparece como una construcción humana que
informa acerca de las relaciones entre los individuos y el contexto.
» El individuo aparece como un producto social, que se define por las sedimentaciones
del conocimiento que forman la huella de su biografía, ambiente y experiencia.
» Las ciencias sociales deben analizar los procesos por los cuales lo anterior se
produce.
La idea básica, que la conciencia del hombre está determinada por su ser
social, es aquí una derivación de los postulados de Karl Marx. Sin embargo, en el
constructivismo no es la clase social el concepto básico utilizado para clasificar la
estructura social; en tanto que los autores enfatizan el efecto configurador de lo real
como una cuestión subjetiva, el lugar es ocupado por el concepto de identidad.
Mientras que, por ejemplo, en el marxismo la producción se concebía como un proceso
en el que se realiza la identidad del hombre, y la esencia de este se identifica en su
naturaleza de productor, se hace posible pensar la clase social como el tipo de concepto
que puede dar cuenta de la clasificación objetiva de los grupos sociales. De igual
forma, en la antropología, uno de los factores más significativos para la clasificación
tipológica de las sociedades humanas es el que vincula las formas de su organización
política a sus formas de adaptación productiva, categorizándolas como sociedades de
cazadores-recolectores, de pastores o de agricultores. Frente a ello, el concepto de
identidad apela a los más variados factores subjetivos derivados de las condiciones de
interacción entre unos y otros.
En su novela Las uvas de la ira (The Grapes of Wrath, 1939), John Steinbeck describe
una escena en la que la idea de política de clases se entremezcla con la de identidad en
un nivel fundamental de la construcción de la subjetividad de la persona y del grupo.
sequía y la pobreza encuentran algún momento para reunirse y cantar, trabando con
ello su identidad como grupo:
«Al atardecer ocurría algo extraño: las veinte familias se convertían en una
sola, los niños acababan siendo hijos de todos. La pérdida del hogar se
transformaba en una única pérdida y el sueño dorado del oeste era un solo
sueño. Y podía ser que la enfermedad de un niño llenara de desesperanza los
corazones de veinte familias, de un centenar de personas; que un parto en una
tienda tuviera aturdidas y calladas a cien personas a lo largo de la noche y les
invadiera por la mañana la dicha del nacimiento. Una familia que la noche
anterior se sentía perdida y atemorizada rebuscaría entre sus pertenencias
para encontrar un regalo para el recién nacido. A la caída de la tarde, sentadas
alrededor de las hogueras, las veinte llegaban a ser una. Se integraban en las
unidades de los campamentos, de los atardeceres y de las noches. Aparecía una
guitarra envuelta en una manta… y las canciones, que eran de todos, sonaban
en las noches. Los hombres cantaban las letras y las mujeres tarareaban las
melodías.
Todas las noches se creaba un mundo, completo, con todos los elementos: se
hacían amistades y se juraban enemistades, un mundo completo con
fanfarrones y cobardes, con hombres tranquilos, hombres humildes, hombres
bondadosos. Todas las noches se establecían las relaciones que conforman un
mundo; y todas las mañanas el mundo se desmontaba como un circo» (1998,
p. 187).
También desde los sesenta, la sociedad civil tomaba un creciente conciencia sobre
cuestiones identitarias formalizadas alrededor de conflictos como el feminista, el de los
grupos de adscripción sexual no heterosexual, de las minorías étnicas, de las
identidades construidas alrededor de la religión, el de las adscripciones políticas, de las
identidades en situaciones de emigración e integración en sociedades diferenciadas, de
las cuestiones derivadas del interculturalismo y el multiculturalismo, y un largo
etcétera. En estas condiciones, la cuestión identitaria ya no se circunscribiría
exclusivamente al ámbito académico, sino que la visión más dinámica de la identidad
que iba surgiendo en este contexto sería adoptada y adaptada por los movimientos
sociales en vistas a la crítica social y las praxis de transformación de la sociedad. La
identidad, por lo tanto, a partir de los años 80 del siglo pasado se convirtió en un
concepto científico y, a la vez, conflictual, es decir, una categoría para las luchas y
reivindicaciones sociales.
Figura 1. Líderes de los derechos civiles marchan del monumento a Washington al monumento a Lincoln
(1963). Fotografía de Rowland Scherman- U.S. National Archives and Records Administration. Fuente:
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/c/c3/1963_march_on_washington.jpg
El concepto integró una importante derivación política que aún se mantiene. Para las
ciencias sociales y humanas, cada uno de estos espacios de lucha por el reconocimiento
y valorización de la propia condición sería un lugar susceptible de estudio acerca de la
articulación de identidades colectivas, sociales y culturales. La perspectiva ya no será la
del ser, una noción que conserva a los objetos en su modo esencialista, sino la del
devenir, un modo que nunca da por terminado el ser de cualquier cosa, sino que
comporta el proceso de su permanente cambio y transformación dirigido a su nunca
conquistado ser. Para el constructivismo, entonces, las identidades se negocian, son
objeto de negociación entre los diversos agentes implicados a través de sus propias
relaciones efectuadas a base de manifestaciones performativas de muchos tipos,
incluyendo el simple intercambio verbal, con la finalidad que sus propias distinciones
sean reconocidas por los de «fuera» y los de «dentro».
Figura 2. Carro Amish en una carretera en el condado de Lancaster, Pennsylvania. Los reflectores y
triángulo son imposiciones de las leyes de tránsito. Fuente:
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/4/43/Traditional_Amish_buggy.jpg
Teniendo en cuenta todas estas consideraciones, ¿qué lugar tiene preparada la cuestión
de la identidad en el ámbito de la música para que este concepto acoja la importancia
que tiene actualmente en la etnomusicología? Una respuesta es que, en la perspectiva
identitaria, la etnomusicología se dirige a la exploración de las formas por las cuales un
grupo dominante puede utilizar la música para reforzar su hegemonía, o, al contrario,
por las que una población subordinada se sirve de las manifestaciones musicales en su
lucha por el mantenimiento de su identidad resistente. A la inversa, puede también
explorar cómo algún grupo social pretende rechazar cualquier elemento de
estigmatización social o marginalización a través de sus reivindicaciones identitarias
expresadas mediante muestras performativas. El papel de la música es un aspecto
destacado en cualquier manifestación etnicitaria o nacionalista. Un ejemplo de esta
dinámica, como sugiere Nettl forzando la generalización, es la adopción internacional
de alguna versión de la armonía funcional como expresión de la hegemonía de la
cultura occidental, cuya contrapartida en los pueblos colonizados, es usar la música y la
danza como una forma principal de afirmación de su identidad, tal como se da en los
nativos americanos (Nettl, 2005, pp. 256-257). Al mismo tiempo, en tanto que los
movimientos sociales son, en parte, manifestaciones de reivindicación identitaria, la
etnomusicología encuentra en este marco conflictual otra oportunidad de exploración.
Tal es el caso, por ejemplo, de las manifestaciones musicales de reivindicaciones de
género, en sus múltiples dimensiones de tipo no heterosexual.
Por otro lado, el impulso inicial del estudio de la identidad en la música popular había
correspondido a la línea anglosajona de estudios culturales (cultural studies), es decir,
los autores y autoras seguidores/as de la escuela de Birmingham, es decir,
influenciados por las investigaciones del Centro de Estudios Culturales
Contemporáneos (o CCCS, Centre for Contemporary Cultural Studies), de la
Universidad de Birmingham. Los estudios de esta escuela acerca de las relaciones entre
música e identidad se encuadraron en lo que se denominó teoría subcultural. Por
ejemplo, en el volumen colectivo Resistance Througt Rituals (Hall-Jefferson 1976), los
autores y autoras de la escuela de Birmingham presentaban los movimientos musicales
juveniles de mediados del siglo XX en adelante como manifestaciones subculturales,
es decir, como dependientes de una forma de cultura dominante, pero en oposición
crítica y resistente a ella. De forma paradigmática, la teoría subcultural entendía la
expresión de estos grupos (teddy boys. mods, rockers, hippies…) como manifestaciones
predominantemente mediadas por el ritual y el «estilo» en las formas de vestir, de
peinarse, gustos musicales, etc. Frente a la cultura dominante, la juventud podía
rebelarse a través del «estilo» vital y estético de alguna de las tendencias en boga,
siendo así una resistencia mediada simbólicamente a través de la cual crear y
afirmar su constructo identitario (Hall-Jefferson, 2014, pp. 117-276).
Figura 3. Foto de la portada de la traducción castellana del libro Resistance Througt Rituals (Hall-
Jefferson 2014).
Sin embargo, Peter Manuel recuerda que la música no es simplemente un reflejo pasivo
de los fenómenos socio-culturales más amplios, sino que puede desempeñar un «papel
importante […] en la expresión y, en considerable medida, ayudar a dar forma a la
identidad andaluza moderna» (1989, p. 48; trad. Raventós). Para ello, los intérpretes
del flamenco han buscado materializar la construcción de un nuevo sentido de
autocomprensión del grupo a través de la creación de nuevos géneros de música que
Como comenta Peter Manuel, en la medida en que los gitanos siguen constituyendo la
mayoría de los cantantes del flamenco, el género sigue siendo un importante foco y la
inspiración para la comunidad gitana. Los y las vocalistas gitanas parecen ser sensibles
al valor identitario y la significación que le otorga su comunidad, reconociendo que son
los representantes más visibles e incluso influyentes de su gente. Por ello, el gitanismo,
el espíritu gitano, impregna muchos textos de flamenco en forma de temas de la
libertad, la persecución, la tradición gitana y las referencias a otros gitanos. Desde
mediados de la década de 1970, los músicos han utilizado conscientemente el flamenco
como un vehículo explícito y concentrado de la identidad gitana. La música de Camarón
de la Isla es particularmente notable por su gitanismo, sin necesidad de recurrir
explícitamente a consignas político-sociales (Manuel, 1989, p. 54). No obstante,
siguiendo el argumento de Peter Manuel, podemos buscar a un nivel más profundo el
trabajo de la música de Camarón operado sobre la identidad.
Camarón de la Isla, José Monge Cruz (1950-1992), grabó en 1989 el disco Soy gitano, el
cual llegó a convertirse en el más vendido de la historia del flamenco (CD, Álbum,
Philips 842 050-2). En cuatro de las canciones, incluyendo la primera que da nombre al
disco, colaboró la británica Royal Philharmonic Orchestra. El trabajo se grabó en
Londres, en los mismos estudios Abbey Road, con la compañía discográfica Philips-
PolyGram, una división del influyente Universal Music Group, uno de los más
grandes grupos de sellos discográficos de la industria musical.
«Para Jones, el flamenco, como el blues, provienen del dolor, y cuanto más
dolorosos son, más profundidad tienen. Ese dolor y esa profundidad son las
que convierten al flamenco en algo auténtico y muy diferenciado de lo que se
hace musicalmente en el resto de Europa. Ésa es la razón esencial de haber
seleccionado una noche flamenca para este 25º aniversario del festival de
Montreux» (Jurado, 1991).
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=P-qC2XnOLVg
Este estribillo hace alusión a que en las bodas gitanas es común que los hombres se
rasguen la camisa como símbolo de la honra de la novia que ha superado la prueba de
su pureza, pero también alude a la pobreza. No obstante, Camarón canta en un nuevo
marco de dignidad y reconocimiento. Frente la triple estigmatización del género, la
renovación del género en su plano musical emprendida por Camarón buscó al mismo
tiempo trascender los límites del flamenco expandiéndolos hacia regiones
El modo de análisis de los grupos étnicos que comparten los diferentes autores de la
edición de Barth presenta tres presupuestos teóricos:
1. Los grupos étnicos son categorías de adscripción e identificación de los propios
individuos.
2. Los procesos en que participan se explican por la generación y conservación de los
grupos étnicos.
3. El foco de investigación se centra en los límites étnicos y sus persistencias.
Por todo ello, la etnicidad se define como aquella forma de identidad autoconsciente
que sustancializa y naturaliza uno o más atributos y los asigna a colectividades como su
innata posesión y legado mito-histórico. En este sentido, la etnicidad comporta una
visión etnocentrista y primordialista de la sociedad. Pero, por otra parte, esta
conceptualización ha permitido a los antropólogos concentrarse en el carácter
situacional y contextual de la etnicidad para ver más claramente sus dimensiones
políticas, tales como la capacidad de estructurar las relaciones entre grupos y para
servir de base para la movilización política y la estratificación social. No obstante, esta
concepción encuentra también sus propios límites en el hecho que considera los grupos
Afirma Anderson (1993, p. 26) que «no hay emblemas de la cultura moderna del
nacionalismo más imponentes que los cenotafios y las tumbas de los soldados
desconocidos». Sin embargo, acuñó el término unisonancia (unisonality) para describir
las formas en las que ciertas canciones como, por ejemplo, los himnos nacionales, (o
también las canciones emblemáticas que hemos tratado en el anterior tema) encarnan
la nación cuando se cantan juntos por los ciudadanos de la nación. Recordemos la
función que la pieza You'll Never Walk Alone cumple entre los asistentes al estadio del
Liverpool Football Club. La unisonancia es la realización física de la comunidad
imaginada en forma de eco: «Nada nos une a todos fuera del sonido imaginado» (1993,
pp. 204-205).
Figura 4. Beyoncé interpreta el Himno Nacional en una inauguración del Presidente Obama (The New
York Times, 22 de enero de 2013). Fuente:
https://static01.nyt.com/images/2013/01/21/us/politics/vídeo-inauguration-beyonce/vídeo-
inauguration-beyonce-articleLarge.jpg
Para completar la comprensión de este tema, deberás leer los siguientes textos:
El trabajo de Josep Martí i Pérez constituye una síntesis de los aspectos esenciales del
concepto de etnicidad, abordado con la ayuda de algunos ejemplos del contexto vital
del autor en la cultura catalana de finales del siglo XX. De todo el conjunto de aspectos
básicos que se congregan en la génesis cultural de la etnicidad, el autor destaca tres de
ellos: la consciencia, el proceso y el contraste. Consciencia, porque el nexo de identidad
entre producción sonora y grupo étnico es intencionado, proceso porque una música no
es étnica por naturaleza, sino que lo deviene y contraste porque la idea de diferencia es
fundamental para dicho proceso. El texto se construye como un desarrollo de la
relación entre estos tres aspectos y, por ello, constituye una interesante introducción al
tema de la etnicidad
Por su parte. el artículo de Alejandro L. Madrid versa sobre los procesos etnicitarios de
los mascogos, un pueblo de afrodescendientes (black seminoles) habitan en el norte del
estado maxicano de Cohauila, en la línea fronteriza con EEUU. Uno de los elementos
con los que los mascogos cuentan para negociar su identidad es la expresión musical
del capeyuye, un conjunto de cantos a capela con temas religiosos, también llamados
spiriuals, que se acompaña con aplausos. Esta identidad se desarrolla en tres niveles,
individual, colectiva y transnacional, como resultado de la diáspora afro-seminola. De
forma más concreta, el autor aborda las formas de entendimiento y representación de
la negritud entre los mascogos como elemento de etnicidad. Este trabajo constituye un
valioso ejemplo del tratamiento de las nociones de identidad y etnicidad como factores
explicativos de los procesos culturales en música.
Puedes visionar Tribu mascogos de Coahuila tercera parte para observar ejemplos de
capeyuye y del discurso etnicitario que lo acompaña. Se trata de la parte final de un
documental del gobierno mexicano sobre los mascogos.
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=jcoaZ7r7Cs0&feature=youtu.be
Las construcciones de género, como la etnia o la clase social, tienen una implantación
que condiciona fuertemente la realidad. Si se observa el papel del género en la historia
de la música y en la historiografía musical, aparecen cuestiones no planteadas con
anterioridad que ponen en cuestión algunos lugares comunes vinculados a la
adecuación de determinados cánones musicales, la atribución de roles respecto a los
instrumentos y a los protagonistas de la escena musical, o la toma en consideración de
las relaciones de poder en la representación actual del pasado histórico. El género
como constructo identitario supone que los factores que lo condicionan en una
determinada sociedad no son reflejo de ninguna realidad natural y apriorística,
vinculada al sexo y al cuerpo, sino que constituyen construcciones configuradas
culturalmente. En la perspectiva del género, el esencialismo es aquel discurso que,
partiendo de hechos biológicos, apuesta por la prioridad de estos sobre el pensamiento,
mientras que la postura contraria otorga esta prioridad al pensamiento y la cognición
La autora toma como referencia algunos estudios folklóricos que sugieren que, por lo
general, los hombres y las mujeres ocupan esferas expresivas separadas o, bien,
complementarias. También entre los antecedentes expuestos por Koskoff se cuenta la
obra colectiva editada por Rayna R. Reiter Toward an anthropology of women (1975).
Encuentra significativa una reducida cita de Merriam en The Anthropology of Music
(«la música refleja, y en algún sentido simboliza, los roles hombre-mujer»), y el hecho
de que Lomax descubriera algunas correlaciones entre sanciones sexuales y estilos
vocales en diversas culturas (Koskoff, 1987, p. 4).
Por su parte, Marcia Herndon y Susane Ziegler recogieron una parte de los esfuerzos de
un grupo de trabajo del International Council of Traditional Music que a mediados de
los 80 se había formado para debatir y promover, sobre bases teóricas y metodológicas
contrastadas, investigaciones etnomusicológicas acerca del papel del género en la
sociedad y en la música. En el artículo de Herndon «Biology and Culture: Music,
Gender, Power, and Ambiguity» (1990), la autora expone que el estudio de la música y
el género en la etnomusicología no habría de comportar simplemente la descripción de
los dominios, estilos y tipos de performances típicas de músicos masculinos y
femeninos en los distintos entornos sociales. Más bien, el enfoque del género como
estrategia metodológica, habría de permitir examinar las cuestiones, los problemas y
las interrelaciones desde un nuevo punto de vista, el de la construcción del género
dentro de los parámetros de la ya comentada identidad insubstancial.
Las publicaciones comentadas dan idea de la emergencia durante el último cuarto del
siglo XX de una voluntad expresa de afrontar la cuestión del género desde una
perspectiva intercultural: sin duda, la idea del género estaba por entonces en el
ambiente, pero donde más en las arenas políticas y en algunos departamentos de
filosofía. Tras la revolución sufraguista, desde los años 20 en adelante se produjo un
decaimiento del feminismo que no remontaría hasta los años 60, en el período
conocido como la segunda ola del feminismo, centrado en el tema más o menos
banalizado de la liberación de la mujer. En esta época, Rayna R. Reiter, concibió la
antropología del género como una tarea orientada al objetivo de «proveer
información y teoría de las bases de la igualdad o desigualdad sexual, y contribuir al
análisis que debe acompañar la acción para el fundamental cambio social» (1975, p. 19;
trad. Raventós). Poco a poco, la mayoría de disciplinas incorporaron su particular
perspectiva de género. Sin embargo, el tratamiento filosófico del feminismo siguió
desarrollándose de la mano de filósofas como Luce Irigaray, Hélène Cixous y Teresa de
Laurentis, cuyo objetivo no fue luchar por la igualdad, sino conquistar, a través de un
feminismo de la diferencia, el espacio propio de lo femenino desde donde llevar a
cabo el propio proyecto identitario: «No basta con la fórmula “añada mujer y remueva”.
Hay que rehacer la receta si es que hay que incluir los nuevos ingredientes», dijo Cèlia
Amorós (2000, p. 12).
» Las páginas 15-24 del siguiente libro: Ramos, P. (2003). Feminismo y música.
Introducción crítica. Madrid: Narcea. Disponible en el aula virtual en virtud del
artículo 32.4 de la Ley de Propiedad Intelectual.
cualquier persona que ha hecho votos de celibato. La visión tradicional del rol
de género masculino en las sociedades occidentales hace hincapié en el poder,
la fuerza, la agresividad, la competitividad, y la lógica, mientras que el papel
femenino implica la crianza, la cooperatividad, la emoción.
Otras culturas tienen diferentes números y tipos de roles de género, que puede
tener poco o nada que ver con el sexo biológico, y que puede ser temporal o
permanente. Dentro de ellos, el papel de género masculino puede involucrar a
la crianza, la emoción y la cooperatividad, y el de las hembras puede ser lógico
- como, por ejemplo, en la cultura de los indios Pueblo. El poder puede estar
unido a cualquier género, o puede ser accesible a todos. […]
A través de los patrones culturales, se animan los comportamientos preferidos
para niños y niñas, hombres y mujeres. Mientras que la biología puede dar
forma a los roles de género, ella no los dicta» (1990, pp. 11 y 26; trad.
Raventós).
Marcia Herndon parte de la exposición más general de las relaciones de género entre
los cherokees para llegar más concretamente a la cuestión musical, y en este sentido,
encuentra que el patrón de equilibrio y armonía en las relaciones entre los sexos no es
atípico respecto del de los nativos de América del Norte. En general, no hay instancias
de un sistema jerárquico de género, dándose una tendencia hacia la cooperación entre
individuos. Para el cherokee, existe también el imperativo cultural de incorporar una
respuesta equilibrada a cualquier situación que, para las actividades musicales, incluye
la división de funciones que se considere adecuada para cada situación que comporte
cuestiones de género.
Este principio se aplica a las siete categorías de música que se distinguen entre los
cherokees, una de ellas vinculada a la dimensión sagrada y ceremonial, en el que se
reflejan las actitudes sobre el género y el sexo biológico. La categoría relacionada con lo
sagrado y lo ceremonial incluye todas las fórmulas rituales para la curación, la
adivinación, o la calibración de las fuerzas elementales: la música, concretamente, está
conectada con la curación. El más destacado es el «mago», o especialista ritual, que
puede ser un hombre o una mujer, y su participación musical fluye, dependiendo de la
necesidad, desde la murmuración y el simple parloteo hasta el canto.
Para asegurar el éxito del ritual, el mago, hombre o mujer, en términos de género debe
asumir un estado neutral, no significativo en términos de biología (sexo) ni de cultura
(género). Para una maga femenina está prohibido su ejercicio durante el período
menstrual; de esta forma, el género queda anulado, borrado, solo es funcional fuera de
la situación ritual. Para Herndon esto se debe a que la actividad del mago, sobretodo el
acto ritual-musical de curación, es un ritual de transformación para restaurar la
armonía, y requiere, por tanto, de una respuesta equilibrada a la situación y de plena
responsabilidad. Por lo tanto, su acción ritual y musical siempre equivale a un riesgo, a
recibir críticas, ser puesto en entredicho o ser objeto de rumores indeseables como
magos y magas; lo que realmente realiza el ritual, la manipulación del poder de
transformación, se considera algo realmente serio, por lo que otras consideraciones,
como el género, deben quedar de lado.
Otro aspecto proporcionado por Herndon del equilibrio entre géneros a través de la
participación musical es la danza ceremonial que se produce antes de un partido de
ballgame, un juego de pelota masculino en el que se usan unos sticks con pequeñas
redes para recoger la bola. El juego comporta serios aspectos ceremoniales y rituales
que lo acompañan, incluyendo bailes y ciertos tabúes. La fotografía siguiente reproduce
En la ceremonia antes del partido, hombres y mujeres colaboran para el éxito del juego:
en los hombres, la intención de estas canciones es la de construir el poder con el que
van a disputar en el juego al día siguiente y en las mujeres, de debilitar el poder de los
hombres del equipo contrario. El líder de la danza de las mujeres (izquierda) bate un
tambor de agua, y el mago sacude una maraca al lado de la danza de los hombres
(derecha). Los jugadores, llevando sus sticks, bailan en círculo en sentido antihorario
alrededor del fuego.
Figura 7. Transcripción de los cantos de mujeres cherokee (first song) (Mooney, 1890, p. 118).
La letra, en la lengua nativa de la familia iroquesa, insta a los hombres a jugar para
ganar la recompensa. La traducción, parece que bastante libre, de Mooney, ha sido a su
vez retraducida al castellano, con lo que el sentido debe de ser aproximativo.
Puedes visionar el citado principio del film de Ingmar Bergman Trollflöjten (1975) para
comprender lo dicho en el texto. El fragmento ocupa desde 1:oo minutos hasta 8:02.
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=l17SQeytHN8
La secuencia «narra una historia» que dota de un nuevo sentido a la obra de Mozart en
tanto que pieza de repertorio operístico. ¿Qué ocurriría si durante toda la Obertura se
mostraran sujetos con la misma apariencia física que la niña rubia y de ojos azulados
que encabeza la serie de primeros planos de rostros?: este simple cambio podría ser
fuente de una nueva trama narrativa para la interpretación de la intención de
Bergman en la película, totalmente inversa a la que se presenta en realidad. Este es el
papel de la narrativa: el acto de narrar señala, articula y aclara el carácter
común de la experiencia humana ya que todo lo que se cuenta sucede en el
tiempo, arraiga en él, se desarrolla temporalmente, y lo que se desarrolla en el tiempo
puede narrarse. El tiempo se muda en humano en cuanto es articulado de forma
narrativa. Esta es la tesis sobre la identidad narrativa que defiende Paul Ricoeur en su
magna obra, en tres volúmenes Temps et Récit (1983-1985), y que ha hallado un
enorme eco en las ciencias humanas y sociales.
Algunos autores, como Frith o Vila, reaccionaran ante esta teoría afirmando la vuelta
en ella del esencialismo, que es precisamente lo que se quería evitar: el reduccionismo
estructuralista en el que se desemboca venía dado porque la homología estructural,
basándose en una relación estructural estática entre música y sociedad, no
permitía a los protagonistas negociar el sentido de las prácticas musicales, y, por tanto,
el sentido de su identidad no dejaba lugar a los agentes sociales para
negociar el sentido musical (Vila, 1996).
Para abordar desde otra óptica los recursos de identificación musical en la popular
music, la alternativa a la homología fue el concepto de interpelación, acuñado por el
filósofo marxista Louis Althusser en su artículo «Ideología y aparatos ideológicos del
Estado», originalmente publicado en La Pensée en 1970. La noción fue adoptada y
posteriormente reformulada por Richard Middleton como «los mecanismos que ponen
al público de una ejecución musical en la posición particular de destinatario de un
mensaje, esto es, de interpelado» (como se citó en Pelinski 2000, p. 167). En Althusser,
la interpelación había sido descrita como el proceso por el cual la ideología,
encarnada en las principales instituciones sociales y políticas (los «aparatos ideológicos
del Estado» y «aparatos represivos del Estado»), constituye la naturaleza misma de los
individuos convirtiéndolos en sujetos de «…» que responden al llamado de dichos
aparatos mientras intervienen en sus interacciones. Así que, mientras la homología
sugería una equivalencia estática, la interpelación, más dinámica, suponía un proceso
bidireccional entre música y oyente, surgiendo cierta autonomía entre las partes
implicadas (Vila, 1996).
Figura 9. Un hombre con una chaqueta Heavy Metal, con parches de bandas de heavy metal incluyendo
Metallica, Guns N 'Roses, Iron Maiden, Slipknot y Led Zeppelin. Fuente:
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/e0/HeavyMetalJckt.jpg
Frente a estos problemas teóricos, fueron los mismos Simon Frith (1990) y Pablo Vila
(1996) quienes extendieron y aplicaron en su propuesta el concepto no menos abstracto
de narrativa. Según Pelinski, Simon Frith propuso que la narratividad da la
posibilidad de considerar la identidad de dos maneras: como representación
fantástica, o lo que quisiéramos ser en vez de lo que somos, y como sentimiento
real, que se materializa corporalmente al hacer música y escucharla (como se citó en
Pelinski 2000, p. 171):
Amorós, C. (2000). Presentación (que intenta ser un esbozo del “status quaestionis”).
En Amorós, C. (Ed.), Feminismo y Filosofía (pp. 9-112). Madrid: Síntesis.
Barth, F. (Ed.) (1976). Los grupos étnicos y sus fronteras. La organización social de
las diferencias culturales. México: Fondo de Cultura Económica.
Herndon, M. (1990). Biology and Culture: Music, Gender, Power, and Ambiguity. En
Herndon, M. y Ziegler, S. (Ed.), Music, Gender, and Culture (pp. 11-26).
Wilhelmshaven: Florian Noetzel Verlag.
Jurado, M. (7 de julio de 1991). Montreux grita olé y come paella. El País. Recuperado
de http://elpais.com/diario/1991/07/07/cultura/678837601_850215.html
Ricoeur, P. (1996). Tiempo y narración III. El tiempo narrado. México: Siglo XXI Ed.
Vila, P. (1996). Identidades narrativas y música. Una primera propuesta para entender
sus relaciones. TRANS-Revista Transcultural de Música, 2. Recuperado de
http://www.sibetrans.com/trans/articulo/288/identidades-narrativas-y-musica-una-
primera-propuesta-para-entender-sus-relaciones
Lo + recomendado
No dejes de leer…
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.aamusicologia.com.ar/REV1.html
No dejes de ver…
Feminismo y Música
Feminismo y Música es un reportaje producido por la UNED y emitido por RTVE que
se basa en el libro de la musicóloga Pilar Ramos López Feminismo y música.
Introducción crítica (2003). Se aloja en la web de RTVE.es A la Carta. Tanto el
reportaje como el libro no tratan de relatar una simple historia de las mujeres en la
música, sino de abordar el papel de las representaciones de género en todo discurso
sobre música.
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/uned/uned-22102010-prog-2/907815/
+ Información
Webgrafía
World Music Network (WMN), fundada en 1994, es una de las empresas líderes en la
escena de la llamada World Music. Consta de cuatro marcas o labels: Music Rough
Guides, Think Global, Riverboat Records e Introducing. Su página web es una de las
referencias para toda cuestión relativa a la World Music, y constituye un portal que
cuenta con todo tipo de recursos para poner al día al usuario sobre el tema. También,
como label, continúa lanzando artistas y compilaciones innovadores y llevando a cabo
la introducción de nuevos oyentes a la gran variedad de sonidos globales.
La idea y la escena de la World Music surgió como una invención de Occidente a partir
de encuentros con otras culturas, aunque, al mismo tiempo, ostenta el poder de evocar
la diferencia cultural dando voz a los sin voz. Esta página web, a través de los diversos
espacios que alberga, nos permite el acercamiento a repertorios y músicos que,
partiendo de sus propuestas identitarias, se dirigen a otro nivel global de identificación
que integre tanto la diferencia, la autocrítica respecto al papel de Occidente en el
mundo, así como todo lo que une en este marco crítico a las diversas sociedades y
culturas.
Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.worldmusic.net/
Bibliografía
Actividades
Trabajo: Monografía
Una monografía es un documento que trata un tema en particular porque está dedicado
a utilizar diversas fuentes compiladas y procesadas. Es típicamente el género de la
escritura antropológica que se afirma desde principios de los años 1920, y constituye el
medio por el cual se traduce en forma escrita los resultados de la investigación.
Tradicionalmente, se adopta un estilo descriptivo, normalmente de una forma
impersonal, y un enfoque sincrónico que se realiza en el uso del llamado presente
etnográfico. En este trabajo se propone diseñar un proyecto de investigación
orientado a la realización de una monografía.
Test
de la representación
TEMA
Esquema
TEMA 10 – Esquema
Discurso Multiculturalismo o Nuevo trabajo de
Nuevas escrituras
posmoderno hibridación campo
El estatus de la realidad
Crítica al realismo
Diálogo intercultural
2
Crisis del yo y del antropológico
Reflexión retórica
sujeto
Poscolonialismo- Crítica a la autoridad
repatriación etnográfica
Crisis de la razón
Búsqueda de fórmulas
Crisis de la
para la representación
Crisis de las grandes representación
cultural
narrativas
Ideas clave
Los cambios producidos a nivel mundial durante la segunda mitad del siglo XX han
comportado paralelamente nuevos discursos y transformaciones en las formas de
pensamiento y en las disciplinas que tienen como misión reflexionar y explicar estos
cambios. El rótulo que frente a otros pretendientes se ha erigido como representativo
de esta transformación ha sido el de posmodernismo. Por otro lado, siguiendo la norma
inquebrantable de la etnomusicología, este discurso posmoderno ha sido también
adaptado como pensamiento válido y legitimado para el desarrollo de la disciplina a
finales del siglo XX y principios del XXI.
En este apartado no podremos abarcar todas las aristas que conforma el poliedro
posmoderno, por lo que la atención se focalizará hacia los puntos nodales que integran
esta cuestión: la crítica dirigida al pensamiento moderno del yo y del sujeto, del
fundamento de la realidad, de la confianza hacia la ciencia y la escritura científica como
forma de representación objetiva, y de la antropología como ciencia de la
representación cultural. En la otra parte de la balanza, la aceptación de la hibridación
cultural y del autoextrañamiento se erigen como estrategias para una nueva escritura
antropológica a la altura de las condiciones trazadas por el posmodernismo. Estos
aspectos serán primero abordados de una forma general para concretarse después en
ejemplos etnomusicológicos que permitan comprender el movimiento en su conjunto.
Para poder abordar los objetivos, conviene tener en cuenta que el tema se desarrollará a
partir de dos perspectivas relacionadas:
Para conseguir una comprensión a nivel introductorio de este tema, deberás leer el
artículo: García, N. (diciembre, 2003). Noticias recientes sobre la hibridación. Trans.
Revista Transcultural de Música, 7. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=82200702
El autor es una de las citas obligadas en el tema de la hibridación cultural. En este texto
busca justificar tanto la proliferación del estudio de la hibridación, como el modo en
que, sobre el trazo de las cuestiones de las que trata el pensamiento posmoderno, este
concepto puede modificar las ideas de identidad, cultura, desigualdad,
multiculturalidad, etc., así como las dicotomías de tradición/modernidad, local/global,
etc.
El pensamiento de Nettl puede hacerse extensivo a los cambios que han sufrido las
disciplinas sociales y humanísticas que tienen el cometido de reflexionar precisamente
sobre las citadas transformaciones que ostentan el poder de modificar el sentido de las
disciplinas. Esta complejidad de realidad y representación ha sido descrita a
menudo como una crisis estable de la cual se ha tomado consciencia desde el último
cuarto del siglo XX.
aquí el hecho que su mismo discurso, con su énfasis en el rechazo a los grandes relatos
totalizadores, su cuestionamiento de los fundamentos últimos y de las esencias puras, y
su reivindicación de la mezcla y el pastiche, por nombrar lo más llamativo, a menudo
parece conducir a su propio aniquilamiento como pensamiento. Ante esto, y ya que
referirse al posmodernismo supone cierta imprecisión, lo mejor es copiar las
estrategias posmodernas para mostrar desde el ejemplo su estilo peculiar. Lo mejor es
partir de algunas imágenes para extraer de ellas su lección epistemológica, utilizando,
si es posible, algunas dosis de provocación y otras de inspiración literaria.
Blade Runner es una película de culto de Ridley Scott (1982) cuya acción tiene lugar en
Los Ángeles en un siniestro 2019. Un grupo de replicantes, una especie de robots de
apariencia totalmente humana que habitan por lo general en el espacio exterior, llegan
a la Tierra para oponerse al destino que les preparó su creador: que su vida solo esté
programada para durar cuatro años. Ante la mínima sospecha, para determinar si son o
no replicantes, son sometidos a pruebas por los blade runner, un tipo de policía
especializado en su eliminación. Una replicante, Rachel, muestra al blade runner
Deckart una foto de su madre, un objeto que le hace sentir que posee un pasado
«verdadero», una historia como los humanos. Los replicantes quieren ser personas
«reales», pero la prueba de realidad es una imagen fotográfica, una
construcción, un producto que resulta significativo de un modo u otro, y que, como se
ha visto en el anterior tema, sirve para crearse una identidad (Lyon, 1994, p. 12). A
menudo, se ha destacado que Blade Runner es una película en gran medida centrada en
torno a la idea de lo que define nuestra humanidad.
» Recelo frente a las metanarraciones del tipo ilustrado, como la idea de progreso, de
racionalidad, de cientifismo, etc., que sustentan el sueño de un sistema explicativo
completo, único y cerrado, alimentado generalmente por oposiciones binarias
(hombre/mujer, verdad/mentira, autenticidad/simulacro …).
«La etnomusicología actual, lejos de temer el diálogo con estas ideas, se nutre
de ellas para articular nuevos problemas, en los que la música, más allá de
buscar su identidad en rasgos sónicos, simboliza pensamientos y prácticas
políticas, sociales y culturales de nuestro tiempo» (Pelinski, 2000, p. 285).
La imagen que se desprende de las ideas de Appadurai es la de una realidad global que
es fundamentalmente un constructo de paisajes relacionados según sus flujos
constituyentes de capital, personas, ideas, etc., y recorridos por individuos concretos
que los habitan haciéndolos funcionar. Esta formulación de Appadurai obtuvo un gran
eco en la etnomusicología y en los estudios de música popular ya que este objeto
constituye uno de estos flujos culturales integrado en los diversos paisajes.
Por teoría poscolonial se entiende un conjunto de estudios que lidian con el legado
de las colonizaciones desde el siglo XVI hasta el XIX, interrogándose sobre los diversos
aspectos de las sociedades que lo han sufrido y sus relaciones con el mundo
colonizador. La crítica poscolonial trata de deshacer la herencia ideológica del
colonialismo no solo en los países colonizados, sino también descolonizar Occidente, en
el sentido de descentrar tanto la soberanía intelectual que ejerce como metrópoli, como
el etnocentrismo del hombre blanco occidental cuando se piensa como norma de lo
humano.
El trabajo de Turino versa sobre los indios aimaras de Conima (Perú) que, desde su
contexto rural andino, emigran a la ciudad de Lima. Conima es un distrito rural
relativamente aislado en la orilla norte del lago Titicaca, en el altiplano peruano. El
estudio se concentra en el tipo de zampoña o flauta de pan andino, denominada siku en
lengua aimara, utilizada por los conimeños en sus actividades relacionadas con fiestas y
celebraciones, y sitúa su exploración en el contexto dinámico de la migración rural-
urbana. Como consecuencia de esta movilidad, en la ciudad emergen, en el lugar de la
identidad delimitada de su comunidad de origen de la ayulla (poblado), nuevas
identidades sociales que sintetizan elementos montañeses, comportamientos urbanos,
la cultura internacional del rock, etc. Turino, mediante la comparación entre el
contexto original y su transposición urbana, expone el proceso en los términos de
atribuciones de nuevos significados identitarios y sociales adaptados a las condiciones
ambientales dadas, como «un proceso de búsqueda y creación de un tipo de espacio
para vivir: participar, ser reconocidos y disfrutar» (1993, p. 251; trad. Raventós). El
estudio revela cómo la música sostiene y crea significados para un pueblo que lucha en
medio de las convulsiones sociales dramáticas del Perú poscolonial contemporáneo.
Sikuri es el nombre que reciben los interpretes andinos de siku, así como los conjuntos
formados por estos instrumentos. Puedes observar la performance de una agrupación
de sikuris realizada en Lima en el año 2011.
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=1jJ5K8uG1B0&feature=youtu.be
Figura 3. Fotografía de portada del libro de Rosana Guber El salvaje metropolitano: reconstruccion del
conocimiento social (Buenos Aires, 2002). Fuente:
http://image7.casadellibro.com/a/l/t0/97/9501227197.jpg
En todo ámbito etnográfico, esta transformación se hace visible a través de las nuevas
formas de describir y exponer toda esta complejidad mediante renovadas formas de
escritura y estrategias de representación. Este será el tema del siguiente apartado.
En este libro se reflejan muchos aspectos que el autor había presentado ya en un texto
anterior Etnomusicología en la edad posmoderna (2000), ya citado en diversas
ocasiones en el presente tema. Una parte de este texto está dedicada a presentar las
reflexiones críticas que en la nueva etnografía música se dirigen tanto a la
experiencia del trabajo de campo como su representación interpretativa en
la forma de textos. Con respecto a este último punto, Pelinski ofrece una relación
comentada de aquellas estrategias, o «nuevas políticas de la representación», que han
sido adoptadas en diversos contextos etnomusicológicos como medio de expresión para
esta representación interpretativa. Por su parte, la reflexión en clave posmoderna de la
experiencia del trabajo de campo será abordado en el siguiente apartado.
La etnografía está de principio a fin atrapada en la red de la escritura, y por ello pone
toda la retórica textual al logro de su efecto representativo:
«Las etnografías realistas se escriben para aludir un todo por medio de las
partes o los focos de atención analítica que constantemente evocan una
totalidad social y cultural. Otros aspectos de la escritura realista son la
atención minuciosa al detalle y las demostraciones redundantes de que el
escritor compartió y experimentó todo ese mundo cultural distinto. De hecho,
lo que da al etnógrafo autoridad y al texto una ubicua impresión de realidad
concreta, es la pretensión del autor de representar un mundo como sólo puede
hacerlo el que lo conoce de primera mano, lo cual forja el vínculo íntimo entre
escritura y el trabajo de campo etnográficos» (Marcus-Fischer, 2000, p. 50).
En el ámbito de los estudios musicales, Barz y Cooley han advertido que, como
trabajadores y trabajadoras de campo individuales, en la etnografía se unen sus
«sombras» con las de los demás, pasadas y presentes, en una red de historias: historias
personales, historias del campo académico, e historias de aquellos a los que estudia, por
ejemplo (Barz-Cooley, 1997, p. 5). Es ilustrativa la crítica que el musicólogo ghaniano
Kofi Agawu vertió sobre la etnomusicología africanista (2003).
Así, también Agawu señala que la misma serie de cuestiones que se plantean desde una
perspectiva poscolonial pueden ser pertinentes a otras áreas de la investigación
musicológica (2003, p. 23). Este es el caso de la ya comentada musicología feminista o
los estudios de música gay y lesbiana. Este campo de estudios constituye un empeño de
proponer una aproximación alternativa al estudio del hecho musical, el cual, como
parte de los estudios de género, tome en cuenta la subjetividad de aquellos «otros» que
han sido tradicionalmente excluidos y ocultados por la historia musical. A esta
aproximación pertenece el trabajo pionero de Philip Brett, Elizabeth Wood y Gary C.
Thomas, Queering the Pitch: The New Gay and Lesbian Musicology (1994). La
relevancia de estos estudios se halla en la ya comentada cuestión del género en tanto
que el término refleja una preocupación hacia las distinciones entre los atributos
naturales o biológicas de las personas, por un lado, y los atributos construidos,
contingentes, culturales o históricas, por otro. Ya en 1979 Richard Dyer señalaba en su
artículo «In Defence of Disco» (1979) que, aunque vilipendiada por los marxistas
debido a su carácter de mercancía, la música disco de finales de los 70 tenía un gran
potencial para contribuir a la formación de la identidad gay, y, en consecuencia, un
gran potencial crítico (Dyer, 1979, p. 21). Dryer contrastaba el erotismo enfatizado
sobre la totalidad del cuerpo en ambos sexos de la música disco con las cualidades
fálicas y machistas del rock. Al mismo tiempo, este «materialismo» de la música disco,
su abundante uso de los recursos musicales y tecnológicos, hacían mantener al usuario
en contacto con el mundo real, negando la trascendencia que podría ofrecer el arte
académico, por lo que, en su conjunto, estos atributos del disco podrían crear
experiencias para un cuestionamiento de las prácticas sexuales y económicas
hegemónicas (Dyer, 1979, pp. 22-23).
En definitiva, todos estos ejemplos muestran que los etnomusicólogos ya no hablan del
otro, sino hablan del otro entre ellos. En este sentido los discursos poscoloniales y
posmodernos buscan el desmontaje de las dicotomías que, el discurso de las potencias
coloniales, han producido a fin de ejercer hegemonía sobre un otro supuestamente
inferior, exótico, irracional o marginal. De un modo más positivo, la teoría poscolonial
normaliza la hibridación frente a la idea de identidades cerradas, y esto hace posible
el modo más ético de construcción de la identidad (Agawu, 2003, p. 18).
«¿Cuáles son las características del nuevo trabajo de campo? La interacción cara
a cara permanece como una piedra angular de este. Lo “etno'” en
etnomusicología siempre se ha referido a las personas, cualquier persona,
cualquier grupo, tal cual sea constituido. En último extremo, sino en todos los
casos, juzgamos el éxito en nuestra disciplina a través de nuestra capacidad de
“escribir a través de la cultura” (etnografía). La música es nuestro camino hacia
las personas, y si algo distingue a la etnomusicología contemporánea de las
épocas anteriores de la disciplina, es nuestra práctica de “hablar con ...”, de
“hacer música con...”, experimentar la vida con las personas sobre cuyas
prácticas musicales escribimos [...]: el trabajo de campo es experiencia, y la
experiencia de las personas haciendo música es el núcleo de la teoría y método
etnomusicológico» (Barz-Cooley, 1997, p. 14; trad. Raventós).
Appadurai, A. (1990). Disjuncture and difference in the global culture economy. Theory
Culture Society, 7, 295-310.
Barz, G. F. y Cooley, T. J. (Eds) (1997). Shadows in the field. new perspectives for
fieldwork in ethnomusicology. Oxford-Nueva York: Oxford. University Press.
Lyotard, J.-F. (1989). La condición posmoderna. Informe sobre el saber. Madrid: Ed.
Cátedra.
Turino, T. (1993). Moving Away from Silence: Music of the Peruvian Altiplano and the
Experience of Urban Migration. Chicago: The University of Chicago Press.
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No dejes de leer…
Figura 5. Rodolfo Valentino ejecuta una figura de tango (Pelinski, 2000, p. 197).
No dejes de ver…
Videoclip de la pieza Here's to You Ararat, del grupo Armenian Navy Band, dedicada al
monte Ararat, situado en Turquía, cerca de la frontera con Armenia. Se trata de una
original agrupación musical fundada por el percusionista y cantante de origen armenio,
Arto Tunçboyacıyan, e integrada por doce músicos armenios cuya música se ha
calificado a menudo como «folk de vanguardia». Presenta una fuerte influencia del jazz
aunque utiliza todo tipo de instrumentación folclórica. El líder, Arto Tunçboyacıyan,
creció en la diáspora armenia, en las afueras de Estambul, desde donde el cultivo de la
música de su cultura de procedencia le permitió reivindicar una identidad nómada que
muestra creativamente en sus composiciones hibridadas. En este sentido, a pesar de
escapar a cualquier clasificación al uso, a menudo se ha señalado cómo en la música de
la Armenian Navy Band la tristeza y la soledad del jazz y el blues afroamericano se
mezclan con el melancólico espíritu armenio, aunque sin abandonar la alegría, el amor
y el consuelo.
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.musicofarmenia.com/armenian-navy-band-ararat
+ Información
A fondo
En estas páginas del libro citado, David Harvey ofrece una útil panorámica de las ideas
que fundamentan las cuestiones fundamentales que caracterizan a la problematización
del posmodernismo.
Accede a las páginas a través del aula virtual en virtud del artículo 32.4 de la Ley de
Propiedad Intelectual
Webgrafía
Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.sowetostringquartet.co.za/
Bibliografía
Brett, P., Wood, E. y Thomas, G. C. (1994). Queering the Pitch: The New Gay and
Lesbian Musicology. Nueva York: Routledge.
Martí, J. (2000). La musicología como crítica cultural. En Martí, J., Más allá del arte.
La música como generadora de realidades sociales (pp. 285-293). Sant Cugat del
Vallès (Barcelona): Deriva.
Test
4. ¿En términos de qué imagen Arjun Appadurai clasifica las vías por las que circulan
por todo el mundo flujos culturales de intercambio global continuo?
A. En los términos de la imagen de «horizonte».
B. En los términos de la imagen de «paisaje».
C. En los términos de la imagen de «espacio».
D. En los términos de la imagen de «campo».
[11.4] La biomusicología
11
TEMA
Esquema
TEMA 11 – Esquema
Tema 11. Neoevolucionismo y universales de la música
Musicología evolutiva-biomusicología
2
Orígenes de la música y del
Musilengua Hmmmm…
lenguaje
«Canto» animal
Musicología comparada Biomusicología
Universales en la música
Ideas clave
Para estudiar este tema lee las Ideas clave disponibles a continuación.
Para conseguir una comprensión más global de este tema, deberás leer el artículo de:
Montes, B. C. (2009). Evolutionary musicology. Hacia una aceptación de la
biomusicología. Paradigma: Revista Universitaria de Cultura, 8, 3-7. Recuperado de
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3110495
La musicología comparada muestra en estos decenios del nuevo siglo una nueva
juventud apoyada por el vigor contemporáneo de la biología, la neurociencia y la
ciencia cognitiva. En todas estas disciplinas recorre una savia cientifista que solo puede
mirar de reojo los últimos desarrollos del posmodernismo, cuyos postulados retiene y
reflexiona, pero de los que se aleja renovando la perspectiva científica que caracterizaba
a la musicología comparada.
Los rótulos que compiten por la denominación de este nuevo movimiento oscilan entre
las etiquetas de musicología evolutiva y biomusicología. Las diferencias entre
estos rótulos se limitan a los detalles y a la organización de la disciplina en tanto que
orientada de esta forma científica. Los intereses se concentran en las consecuencias de
la aplicación del concepto de evolución al ámbito de la cultura en general, y la música,
en particular, a partir del cual se hace necesaria la cuestión del origen de la música, la
cuestión de sus posibles funciones adaptativas, así como la vieja comparación como
método para hallar correlaciones ya no solo entre las diversas culturas humanas y sus
sistema musicales, sino también entre las prestaciones que el sonido ofrece a los
animales y los posibles paralelos humanos en el marco de su escala evolutiva.
Para poder abordar los objetivos del tema nos centraremos en dos pilares transversales:
Richard Dawkins acuñó el término universal darwinism en una publicación del año
1983 en el que sugería que el darwinismo es una teoría general de la evolución de todos
los sistemas abiertos y complejos cuyos principios esenciales podrían ser concebidos no
solo como fenómenos biológicos, sino que podrían ser aplicados a otros sistemas
evolutivos, incluidos los culturales y sociales.
Esta orientación parece desarrollar hasta sus extremos la idea, ya presentada por el
antropólogo Clifford Geertz, de que la evolución de nuestro cuerpo biológico y la de
nuestro sistema nervioso central sugiere que no existe una naturaleza humana
independiente de la cultura; según Geertz, el detallado control genético que guiaba la
conducta en los animales inferiores dio paso en el género Homo a una mayor
flexibilidad y generalización del control genético que, para actuar adaptativamente,
tendría que ser contrarrestado por la capacidad de gestionar toda la información
adicional necesaria proporcionada por el caudal acumulado de fuentes culturales y
símbolos significativos: «Sin hombres no hay cultura por cierto, pero igualmente, y esto
es más significativo, sin cultura no hay hombres. En suma, somos animales
incompletos o inconclusos que nos completamos o terminamos por obra de la cultura»
(Geertz, 1989, p. 55).
Más modernamente, en su obra How the Mind Works (1997) el psicólogo experimental
Steven Pinker, canadiense de Montreal, rechaza la música como adaptación. De hecho,
ha comparado la música a «un exquisito dulce preparado» (2001, p. 683), un «auditory
cheescake» en la edición original, afirmando que la música es en realidad un rasgo no
adaptativo que ha persistido como parasitando otros rasgos más prácticos y
seleccionados; como Kant, reitera que la música no es ningún fenómeno cognitivo
destacado, aunque estimula importantes funciones cognitivas auditivas y
espaciomotoras. En palabras del mismo Pinker:
«Hasta la fecha se han hecho muchas sugerencias —la música une al grupo
social, coordina la acción, intensifica el ritual, libera tensiones—, pero pasan
de largo por el misterio sin explicarlo. ¿Por qué los sonidos rítmicos unen al
grupo, disipan la tensión, etcétera? En lo que respecta a las causas y los efectos
biológicos, la música es inútil. No muestra la presencia de signos que indiquen
que está diseñada para alcanzar un objetivo, como sería la longevidad, tener
nietos o una percepción y predicción exactas del mundo. La música parece ser
una pura tecnología del placer, un cóctel de drogas de entretenimiento que
ingerimos a través del oído para estimular una masa de circuitos del placer al
mismo tiempo» (2001, p. 675).
Según Bruno Nettl, los actuales hitos bibliográficos de esta tendencia son los volúmenes
de Nils L. Wallin, Björn Merker y Steven Brown, The Origins of Music (2000) y el de
Steven Mithen The Singing Neanderthals: the Origins of Music, Language, Mind and
Body. (2005), traducido al castellano con el desafortunado título Los neandertales
cantaban rap: los orígenes de la música y del lenguaje (2007), en los que se relatan
temas que van desde los orígenes de la música a la variedad de sus funciones sociales y
biológicas entre los humanos, su relación con el lenguaje, los universales de la
expresión musical, el surgimiento y desarrollo de las capacidades musicales, la
arqueología musical, etc. Toda esta variedad temática tiene lugar en un espacio de
apertura interdisciplinaria en la que confluyen perspectivas combinadas de la
neurociencia, la psicología cognitiva y la teoría evolutiva en sus desarrollos actuales.
Uno de los principales valedores de esta tendencia es Ian Cross, actual director del
Centre for Music and Science at the University of Cambridge. En su investigación,
Cross explora las bases biológicas y culturales para la musicalidad humana entendiendo
que la música, aunque sea un fenómeno cultural, tiene primariamente una
materialidad radicada en los sonidos que la componen y en las acciones que dan
lugar a ellos o son evocadas mediante ellos, que está indisolublemente
condicionada por nuestras biologías y neuropsicologías. En consecuencia, en
tanto que la teoría de la evolución moderna considera a la selección natural como uno
de los principales agentes que moldea el curso de la evolución de las especies, Cross
sostiene que la comunicación musical, en base a dicha materialidad, participaría de las
presiones selectivas que el ambiente ejerce sobre los organismos para favorecer la
permanencia de aquellos individuos con mejores características adaptativas (Cross,
2003, pp. 19-20).
Para lograr una comprensión más concreta de las cuestiones que Cross desarrolla
acerca de dichos atributos deberás leer el artículo: Cross, I. (abril, 2003). Música,
cultura y evolución. Resumen del trabajo presentado en la III Reunión Anual de
SACCoM: Música y ciencia. El rol de la cultura y la educación en el desarrollo de la
cognición musical, realizada en la Ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires,
Argentina. Recuperado de
http://www.saccom.org.ar/2003_reunion3/actas/IanCross.pdf
En un tema anterior hemos visto como en ausencia de escritura musical, la única forma
posible de transmitir música de una persona a otra era a través de la oralidad
primaria, según la terminología propuesta por Walter Ong. Según esto, la música y la
palabra han estado asociadas culturalmente desde el principio de la humanidad inscrita
a la memoria social y a la transmisión de información y conocimientos. Entonces, ¿es
posible que en los albores de la oralidad primaria se articularan intensas relaciones
entre las diversas formas de dicha oralidad?
Según los autores de la musicología evolutiva es posible que en los inicios no existiera
una diferencia notable entre la música y otros sistemas de comunicación, lo que se
puede constatar en la actualidad cuando en ciertas culturas no occidentales de tradición
oral la música está asociada estrechamente a actividades grupales y rituales en las que
es casi imposible disociar música y acto, así como lenguaje y música (Cross, 2009, p.
13).
Desde el clásico punto de vista darwiniano, los poderes afectivos de la música surgirían
a partir de su asociación con los procesos de selección sexual, siendo empleado durante
el cortejo mediante un discurso construido a base de apasionadas exposiciones que de
hecho serían profundamente musicales, como reflejándose en las «cadencias de la
oratoria»: Darwin vio en la música un precursor de la lengua, una base para la
aparición del lenguaje, siendo una capacidad que constituye un medio ideal para la
comunicación del afecto cuyas últimas raíces yacerían en su valor adaptativo en
relación a la selección sexual; sin embargo, este efecto no dependería simplemente de
los sonidos reales, sino también en la naturaleza de las acciones que producen los
sonidos (Cross, 2009, pp. 3-4).
Esta sugerencia darwiniana relativa a una asociación entre los poderes del sonido, la
acción musical y el lenguaje es la que va a reaparecer en el pensamiento evolucionista
de la música en los últimos años al entender que esta actúa típicamente influyendo en
los comportamientos a nivel de grupo (Cross, 2009, pp. 4 y 30). Sin embargo, se refuta
el hecho de que el lenguaje pueda haber derivado de la música, pues esta hipótesis no
permite explicar las propiedades únicas del lenguaje (Mithen, 2007, p. 45), pero se va a
entender que, ya que la música y el lenguaje comparten demasiados rasgos, ambas
expresiones constituyen formas específicas dentro de un continuo performativo. En
palabras de Cross: «Por lo tanto la música puede ser considerada como poseedora de
atributos que complementan los del lenguaje, y ambos se consideran como diferentes
» Los que consideran que la protolengua era de carácter «compositivo»: para estas
teorías, la protolengua constaría de palabras con una gramática limitada o
inexistente, referidas a conceptos mentales del tipo de «carne», «fuego», «caza» y
similares, que se enlazarían unos con otros de formas muy arbitrarias, lo que
significaría la evolución de la gramática. El representante principal de esta tendencia
es el lingüista Dereck Bickerton.
» Los que consideran que era de carácter «holístico»: en esta teoría, cuya principal
representante es Alison Wray, se considera que el precursor del lenguaje fue un
sistema de comunicación compuesto por mensajes antes que, por palabras, de forma
que cada expresión homínida se asociaría de forma única con un sentido arbitrario,
aunque sin llegar a ser palabras, es decir, sin llegar a componerse a partir de
unidades más pequeñas. Esto conllevaría la evolución del lenguaje a través de la
segmentación de los mensajes holísticos.
Para lograr una mejor comprensión de las hipótesis de Steven Mithen sobre los
orígenes comunes del lenguaje y la música, y algunas de las consecuencias evolutivas de
este hecho, deberás leer las páginas 250-252, 343-348 y 371-374 del manual:
Mithen, S. (2007). Los neandertales cantaban rap: los orígenes de la música y del
lenguaje. Barcelona: Crítica. Disponible en el aula virtual en virtud del artículo 32.4 de
la Ley de Propiedad Intelectual.
11.4. La biomusicología
Musicología Musicología
Neuromusicología
evolutiva comparada
Las áreas del cerebro
Función y uso de la
Orígenes de la música. implicadas en el
música.
procesamiento musical.
Características
Las presiones de
La ontogenia de la capacidad universales de los
selección que subyacen
musical y las habilidades sistemas musicales y el
a la evolución de la
musicales. comportamiento
música.
musical.
La evolución de la
música y la evolución
humana.
Tabla 1. Las tres ramas principales de la biomusicología con sus componentes (adaptado de Wallin, Merker
y Brown, 2000, p. 5).
Por ejemplo, los hilobátidos (hylobatidae), una familia de primates hominoideos que
incluye al siamang y a todas las especies de gibones, producen durante más de un tercio
del día intensos solos y/o duetos que pueden escucharse a kilómetros de distancia.
Estos cantos varían dependiendo de la especie y del sexo; en algunas especies el macho
emite solo cantos matutinos, pero en la mayoría de los casos «cantan» un dueto con su
pareja.
Según Thomas Geissmann, las investigaciones revelan que entre los siamang
observados en varios zoológicos la actividad de dúo se correlaciona positivamente con
la actividad de aseo y la sincronización del comportamiento, mientras que aparece
negativamente correlacionada con la distancia interindividual entre compañeros. En
conclusión, estos resultados sugieren que la producción de duetos coordinados por
parejas siamang está realmente relacionada con la unión de pares (Wallin, Merker y
Brown, 2000, p. 111).
Figura 1. Siamang emitiendo vocalizaciones. Se aprecia el gran saco gular que utiliza para amplificar los
sonidos. Fuente: https://www.flickr.com/photos/suneko/373310729/
Creemos que, para los antepasados humanos, las presentaciones musicales podrían
tener funciones similares, en parte, para defender el territorio, y todos estos
desempeños podrían haber formado la base evolutiva de las capacidades musicales de
los humanos modernos. Las ventajas evolutivas son lógicamente muy evidentes: los
grupos mejoran necesariamente si defienden sus territorios formando alianzas con
grupos vecinos, y esta defensa territorial y la constitución misma de la alianza
requieren formas de comunicación de información creíbles dirigidas hacia sí mismos y
hacia los individuos no miembros del grupo; esta comunicación debería transmitir
información sobre las habilidades de los emisores capaces de disuadir a los intrusos y
atraer a los aliados. Todo ello ha sugerido la hipótesis de que la música y la danza
evolucionaron para comunicar de manera creíble toda esta información (Hagen y
Si bien muchos tipos diferentes de evidencia pueden ser presentados para reforzar los
argumentos sobre los universales, estos no deberían basarse exclusivamente en la
psicología cognitiva, el desarrollo infantil, los hallazgos mediante la neuroimagen, los
argumentos evolutivos o las comparaciones entre el comportamiento humano y animal.
Todos estos hallazgos pueden proporcionar un apoyo crítico a los argumentos sobre
universales musicales, pero la evidencia básica debe provenir de la síntesis de
información de las músicas de tantas culturas como sea posible. Por ello, los
universales musicales se configuran de nuevo como el dominio propio de la musicología
comparada y como uno de sus productos más importantes.
Teniendo en cuenta estas cuestiones, Steven Brown y Joseph Jordania han propuesto
una tipología de universales musicales ordenada en cuatro categorías que, a modo de
ejemplo sin pretensión comprehensiva alguna, abarcan una amplia variedad de
características, incluyendo tono, ritmo, estructura melódica, forma, estilo vocal,
dispositivos expresivos, instrumentos, contextos de rendimiento, contenidos y
El «universo de los universales» es cada vez más amplio, al mismo tiempo que su
consideración obliga a confrontar otras cuestiones esenciales como las que se han
definido en este tema: los orígenes de la música, la comparación entre culturas y la
dinámica del cambio musical a través del tiempo y el lugar o la biomusicología (Brown
y Jordania, 2013, p. 243). Su resurgimiento responde a la periódica salida a la
superficie del pensamiento que en nombre de un absoluto impersonal y racional arrasa
con cualquier experiencia concreta en el marco de un acontecimiento particular,
entendido como algo finito destinado a sucumbir, haciendo entrar todo fenómeno «en
el torbellino omniabarcante de lo universal» (Vidarte y Rampérez, 2005, p. 19).
Cross, I. (2007). Music and cognitive evolution. En Barrett, L. y Dunbar, R. (Eds.), The
Oxford Handbook of Evolutionary Psychology (pp. 649-667). Oxford: Oxford
University Press.
Mithen, S. (2007). Los neandertales cantaban rap: los orígenes de la música y del
lenguaje. Barcelona: Crítica.
Wallin, N. L., Merker, B. y Brown, S. (2000). The Origins of Music. Cambridge (Mss.):
Massachusetts Institute of Technology.
Lo + recomendado
No dejes de leer…
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://dx.doi.org/10.15517/rbt.v61i1.11109
No dejes de ver…
Los coyotes del Museo Viviente de Virginia aúllan respondiendo a la sirena de una
estación de bomberos vecina.
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=-jpvGQmpnLQ&feature=youtu.be
+ Información
A fondo
The singing Neanderthals. The origins of music, language, mind and body,
de Steven Mithen
Lorenzo, G. J. (2007). The singing Neanderthals. The origins of music, language, mind
and body, de Steven Mithen. Teorema: Revista internacional de filosofía, 26(1), 139-
141.
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4357518
Webgrafía
Zoomusicology.com
Página web que recoge los temas de interés que configura la llamada zoomusicología.
Esta disciplina estudia los aspectos musicales de los sonidos de los animales,
constituyendo por ello una valorización y un análisis de las cualidades estéticas de los
sonidos de los animales no humanos.
Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.zoomusicology.com/index.html
Test
8. Según Wallin, Merker y Brown, ¿cuáles son las tres ramas principales de la
biomusicología?
A. Se articula a través de la musicología sistemática, la neuromusicología y la
musicología comparada.
B. Se articula a través de la musicología evolutiva, la neuromusicología y la
psicología de la música.
C. Se articula a través de la musicología sistemática, la neuromusicología y la
musicología evolutiva.
D. Se articula a través de la musicología evolutiva, la neuromusicología y la
musicología comparada.
10. ¿Qué son los «patrones predominantes» según Steven Brown y Joseph Jordania?
A. Es una de las cuatro categorías de una tipología de universales musicales la
cual se aplica a todos los sistemas o estilos musicales como medias estadísticas.
B. Es una de las cuatro categorías de una tipología de universales musicales la
cual se aplica a todos los sistemas o estilos musicales como variantes cognitivas.
C. Es una de las cuatro categorías de una tipología de universales musicales la
cual se aplica a todos los sistemas o estilos musicales como universales
cognitivos.
D. Es una de las cuatro categorías de una tipología de universales musicales la
cual se aplica a todos los sistemas o estilos musicales como universales
estadísticos.
12
TEMA
Esquema
TEMA 12 – Esquema
Tema 12. Música popular
2
Géneros en la música popular
Cuestiones involucradas
El rock&roll:
Autenticidad: la expresión
estudio de caso como historia,
Estética: lo oculto y lo popular auténtica y lo falso como simple
musicología y estudio
comercio.
sociocultural
Ideas clave
Para estudiar este tema lee las ideas clave disponibles a continuación.
En definitiva, el desarrollo de los estudios de música popular se revela cada vez más
como un campo autónomo de estudios, contando con asociaciones especializadas como
la IASPM, The International Association for the Study of Popular Music, con
representación en España a través de la branch IASPM España —Grupo de trabajo en
música popular urbana, integrada en la SibE-Sociedad de Etnomusicología—.
Para poder abordar los objetivos del tema, a lo largo del mismo nos centraremos en dos
pilares transversales:
» Las características de la popular music como disciplina y campo de estudios.
» La plasmación de estas características en temáticas concretas presentadas a título de
ejemplo: la relación de la popular music con los medios de comunicación, la
aplicación de la idea de estética a este campo, el papel de la noción de autenticidad, y
el estudio de los inicios del rock&roll como ejemplo de caso.
Simon Frith parte del hecho de que en la base de cualquier distinción crítica entre la
música «seria» y la «popular» descansa una presunción sobre el origen del valor
musical. Por ello, con el objetivo de establecer un enfoque sociológico constructivista
que permita una estética de la música popular, examina la cuestión de los juicios de
valor vertidos sobre la música pop, así como la función de estos en la configuración de
la experiencia de la escucha de este tipo de música. Frith rechaza la noción
ampliamente difundida de que «la música seria importa porque trasciende las fuerzas
sociales, la música popular es estéticamente inútil porque está determinada por ellos».
Por el contrario, Frith pregunta sobre la naturaleza del vínculo entre ciertos grupos
sociales o subculturas a ciertos tipos de música. Frith también argumenta en contra de
la noción de música popular como esencialmente una función comercial de «incluso si
los gustos del pop son los efectos del condicionamiento social y la manipulación
comercial, la gente todavía se los explica a ellos mismos en términos de juicio de valor».
La música popular para Frith no solo revela el gusto, sino que la crea. La experiencia de
la música pop configura una estética por la cual está más abierta a la apropiación
personal que otras formas de cultura. Por otra parte, si bien es una función que permite
la formación de una identidad personal, la música popular sigue determinada «allá
afuera» y crea una comunidad imaginada de afiliación a su alrededor con la que la
gente puede identificarse a través de la música.
Esta relación romántica del rock y del folk se halla en la base de un famoso suceso
acaecido en el año 1966 en el Royal Albert Hall de Londres durante un concierto de Bob
Dylan. Después de una primera parte en solitario, Dylan apareció en escena con una
banda electrónica, The Hawks (más tarde, la legendaria The Band). Cuando la banda,
después de ofrecer un repertorio electrificado se dispuso a iniciar la última pieza, la
canción Like a Rolling Stone, un asistente le increpó llamándole Judas, dando voz al
descontento que el cantante provocó entre su público folk por la electrificación de su
último álbum Highway 61 Revisited (1965).
La electrificación de Dylan se entendió como una traición a los valores del público folk,
como una apuesta inauténtica por el valor comercial de la música de masas.
Figura 1. Bob Dylan y el mítico Robbie Robertson, de The Hawks, con guitarras eléctricas en 1966.
Fuente: http://theband.hiof.no/band_pictures/bobrobbie66dagb.html
En la década de 1950, en Estados Unidos, por primera vez una música se dirigía
directamente a los adolescentes, quienes, ávidos de nuevas experiencias, encontraron
en los nuevos sonidos las intensas sensaciones que buscaban. Para los estudiosos y
estudiosas de la música popular, el surgimiento del rock&roll constituye un caso
ilustrativo de primer orden para entender el funcionamiento y el dinamismo de la
música en nuestro marco más mediático y capitalista.
Elvis grabó esta pieza en el mejor momento de desarrollo de su estilo rockabilly. Este
término es una contracción de las palabras rock y de una variedad poco sofisticada de
folk, el hillbilly, a su vez un apelativo poco amable dirigido a los rudos habitantes de los
Apalaches. Parece ser que al inicio de su carrera Elvis admiró al cantate hillbilly
Mississippi Slim. De hecho, la primera vez que Elvis tocó en la radio fue en el programa
de radio de Slim a los 12 años.
La forma en que Elvis tocaba la guitarra rítmica cuando empezó, correspondía al estilo
country. Antes de considerarse como el «rey del rock&roll», Elvis era visto como un
cantante country o hillbilly, por lo que, con sus acompañantes, el guitarrista Scotty
Moore y el contrabajista Bill Black, fue conocido como «The Hillbilly Cat» y «The King
of Western Bop».
Figura 2. Scotty Moore, Elvis Presley y Bill Black, en Beaumont, Texas, en un concierto el 21 de junio de
1955. Fuente: http://www.elvispresleymusic.com.au/pictures/img/elvis/50s/55/1955-june-21-
beamont.jpg
Elvis, Scotty & Bill contribuyeron de forma destacada a la creación del rockabilly,
una canción de tempo rápido impulsado por un constante ritmo de fusión del country y
del rhythm&blues.
Observamos como el sonido característico del inicial estilo rockabilly de Elvis se basa,
aparte de la velocidad, en la conjunción de una guitarra, una batería y el slap del
contrabajo (variante más agresiva del pizzicato, obtenido tirando vigorosamente de la
cuerda y soltándola posteriormente) que ofrece una destacada función rítmica. La voz
solista se trata con efectos de eco y reverberación, al mismo tiempo que improvisa los
énfasis en las sílabas según la situación, consiguiendo una expresión más sensual.
Hound Dog
Para lograr una mejor comprensión de las cuestiones implicadas en el análisis del
surgimiento del rock&roll, deberás leer el texto de Keir Keightley (2006) «Reconsiderar
el rock», en las páginas 157-163 del libro: Frith, S., Straw, W. y Street, J. (Eds.)
(2006). La otra historia del rock: aspectos clave del desarrollo de la música popular:
desde las nuevas tecnologías hasta la política y la globalización. Barcelona:
Robinbook. Disponible en el aula virtual en virtud del artículo 32.4 de la Ley de
Propiedad Intelectual.
Para una profundización histórica del tema, deberás leer las páginas 31-44 del texto
de Gillett, Ch. (2003). Historia del Rock: el sonido de la ciudad, desde sus orígenes
hasta el soul. Barcelona: Robinbook. Disponible en el aula virtual en virtud del artículo
32.4 de la Ley de Propiedad Intelectual.
Frith, S. (2001). Hacia una estética de la música popular. En F. Cruces (Ed.). Las
culturas musicales. Lecturas de Etnomusicología (pp. 413-435). Madrid: Trotta.
Manuel, P. (1988). Popular Musics of the Non-Western World. New York: Oxford
University Press.
McLuhan, E. (1996). The source of the term, «Global Village». McLuhan Studies: Issue
2. Recuperado de http://projects.chass.utoronto.ca/mcluhan-
studies/v1_iss2/1_2art2.htm
Middleton, R. (1990). Studying Popular Music. Milton Keynes & Philadelphia: Open
University Press.
Lo + recomendado
No dejes de leer…
El tema del género musical es una de las cuestiones teóricas que debe abarcar la
popular music. No obstante, es una cuestión repleta de obstáculos. El autor se
pregunta, en este caso, si el género musical al que pertenece determinada canción es
una propiedad intrínseca del objeto sonoro o bien es una cualidad contingente que
emerge cuando alguien lo usa para alguna finalidad. Para esclarecer el problema, el
autor se basa en el utillaje necesario para su análisis en términos de los procesos de
categorización cognitiva.
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.eumus.edu.uy/amus/lopezcano/articulo.html
No dejes de ver…
Semilla de maldad
La fecha de estreno del film, 25 de marzo de 1955, se considera uno de los días que
marcaron el nacimiento del rock&roll por la aparición en la primera escena de Bill
Haley & His Comets interpretando Rock Around the Clock. Por el efecto
desencadenante que tuvo sobre la juventud, por primera vez una canción de rock and
roll sería la nº 1 del país. Es una película de contenido social sobre relaciones entre
maestros y alumnos en una escuela interracial de la ciudad. Se recuerda en ella el
inusual papel de un miembro negro de las Bahamas, interpretado por Sidney Poitier,
como un estudiante rebelde y con talento musical. En 2016, la película fue seleccionada
por la Biblioteca del Congreso de los EE. UU. para ser preservada en el National Film
Registry como «cultural, histórica o estéticamente significativa».
Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=F_6IjeprfEs&feature=youtu.be
+ Información
A fondo
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.sibetrans.com/trans/articulo/232/salsa-identidad-y-globalizacion-
redefiniciones-caribenas-a-las-geografias-y-el-tiempo
Webgrafía
Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.iaspm.net/
Página web de la IASPM España, rama española de IASPM que se creó en 1999, y que
se fusionó en el año 2004 con el grupo de trabajo en música popular urbana de la SIbE-
Sociedad de Etnomusicología.
Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.sibetrans.com/grupos/iaspm/presentacion
Test
1. ¿Cómo denominó Umberto Eco aquellas personas, que ante la cultura de masas,
muestran cierta actitud aristocrática negando la posibilidad de compartir la cultura de
modo tal que pueda llegar y ser apreciada por todos a través de los medios?
A. Integrados.
B. Utópicos.
C. Apocalípticos.
D. Revisionistas.
9. El desarrollo musical del género del rock&roll es deudor de una realidad más
compleja, ¿cuál?
A. La interacción cultural entre las comunidades indígenas y blancas de EE.UU.
B. La interacción cultural entre las comunidades negras y blancas de EE.UU.
C. La interacción cultural entre las comunidades negras e inmigradas de EE.UU.
D. La interacción cultural entre las comunidades rurales y urbanas blancas de
EE.UU.
10. ¿A partir de qué genero el rock&roll se configuró como una adaptación para el
público americano joven en general?
A. A partir del country.
B. A partir del rockabilly.
C. A partir del blues.
D. A partir del rhythm&blues.