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Texto a reseñar: López Segrera Francisco 2016. Situación actual y perspectivas del
pos-neoliberalismo (Capítulo II) en América Latina: crisis del Posneoliberalismo y ascenso
de la nueva derecha. 1ª ed. Ciudad autónoma de Buenos Aires: CLACSO, 2016.
Desarrollo de las tesis: Segrera nos habla sobre la transición del neoliberalismo al
pos-neoliberalismo en América Latina, con excepción de Cuba, durante finales del siglo XX
y principios del XXI. El autor identifica tres izquierdas en América Latina: “De 1925 a 1959
La “izquierda marxista y la populista”; de 1959 a 1990 la “izquierda guerrillera”; y de 1990 al
2016 la “izquierda nacional-popular y pos-neoliberal”.” (Segrera, 2016: 37). La revolución
cubana deja de ser un modelo estratégico y táctico para fuerzas revolucionarias de la región a
partir de la caída del socialismo del este de Europa y la URSS. El progreso de la izquierda se
refleja, mediante elecciones, en el triunfo de proyectos pos-neoliberales en la región; sin
embargo, los golpes de estado fallidos en Ecuador, Venezuela y Bolivia, la victoria de Macri
en Argentina y el golpe de estado contra Dilma Rousseff demuestran que las élites de “nueva
derecha” no entregarán el poder.
En Argentina una de las fases más importantes del peronismo se da en 2002 cuando
Néstor Kichner se destaca por un “peronismo renovador” (Segrera, 2016: 49), debido a sus
políticas de corte neoliberal, las cuales disminuye la pobreza y desempleo debido al aumento
salarial y eliminando la deuda con el F.M.I. Según el autor, Kichner “anuló las leyes de Punto
Final y Obediencia Debida” (Segrera, 2016: 50), protegiendo los derechos humanos y juzgar
delitos castrenses. La primera mujer presidenta en 2007 (Cristina Fernández de Kichner) crea
la UNASUR, con Néstor Kichner como presidente, sin embargo, Néstor fallece en 2010
reeligiendo a Cristina de Kichner con el 54% de votos. Los gobiernos Kichneristas lograron
bajar el PIB del 94% al 8.4%, al igual que baja la pobreza en 2012 del 33.8% al 5.9%
(CEPAL). Tiempo después la derecha ingresará al poder tras doce años de Kichnerismo.
Segrera sostiene que en Ecuador, el gobierno de Correa significó una ruptura con el
neoliberalismo y el Consenso de Washington, formando parte del ALBA y reduciendo la
deuda externa. Durante la revolución ciudadana, sostiene el autor, se incrementó la ganancia
del precio de petróleo, “del 13 por ciento al 87 por ciento, lo que aumentó los ingresos
estatales en casi US$ mil millones.” (Segrera, 2016: 60), usando los fondos petroleros en
inversión de infraestructura y políticas sociales, sin embargo, Correa es criticado de mejorar
la infraestructura mediante el extractivismo. Según Segrera, Correa ha enfrentado retos serios
como la baja del precio de petróleo y la ayuda enviada a lugares afectados por el terremoto el
16 de abril del 2016.
El autor menciona que Centroamérica, a pesar de las mejoras, continúa siendo una
subregión de mayor violencia. Los gobiernos pos-neoliberales como los de Mauricio Funes y
Salvador Sánchez significan el fin de la derecha, enfrentando a la vez el déficit económico y
violencia. Por otro lado, durante la presidencia del sandinista Daniel Ortega, se mantienen
buenas relaciones con el Fondo Monetario Internacional, a pesar de su discurso anti-
neoliberal. Ortega ha logrado apoyo de empresarios privados, luchando contra
manifestaciones campesinas debido al trazo del Canal de Nicaragua auspiciado por una
empresa china.