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TICONA POSTIGO
LAS CONDICIONES DE LA ACCIÓN Y EL NUEVO CÓDIGO PROCESAL CIVIL VÍCTOR
TICONA POSTIGO * - PERÚ (Lima)
"No os dejéis, ante todo, seducir por el mito del legislador. Más bien pensad en el Juez,
que es verdaderamente la figura central del derecho. Un ordenamiento jurídico se
puede concebir sin ley, pero nunca sin juez (...) Es bastante más preferible para un
pueblo el tener malas leyes con buenos jueces, que malos jueces con buenas leyes. No
llegaré hasta el extremo de aconsejaros que repudies el derecho legal, pero tenga la
conciencia tranquila al encomendaros que no abuséis, como nosotros lo estamos
haciendo, y, sobre todo, cuidad mucho de la dignidad, el prestigio, la libertad del juez,
y de no atarlo demasiado corto en sus manos. Es el Juez, no el legislador, quien tiene
ante sí al hombre vivo, mientras que el hombre del legislador es desgraciadamente una
marioneta. Y sólo el contacto con el hombre vivo y auténtico, con sus fuerzas y
debilidades, sus alegrías y sus sufrimientos, con su bien y su mal, puede inspirar esa
visión suprema que es la intuición de la justicia".
Francisco Carnelutti. (III Congreso Internacional de Derecho Procesal Civil, Venecia, 15
de abril de 1960)
SUMARIO: 1. Introducción.- 2. Las condiciones de la acción.- 3. La legitimidad para
obrar.- 4. La legitimidad para obrar y el Código Procesal Civil.- 5. El interés para obrar.-
6. El interés para obrar en el Código Procesal Civil.
1. INTRODUCCIÓN
La propuesta que nos hace el nuevo Código Procesal Civil, vigente desde el 28 de julio
de 1993, viene constituyendo un reto histórico para todos los integrantes de nuestra
sociedad, y, en particular, para jueces, abogados, justiciables y auxiliares
jurisdiccionales.
Este reto debemos seguir afrontando con sincera y firme voluntad de cambiar para
hacer verdaderamente eficaz la forma de hacer justicia civil en nuestro país. Y en esta
dirección, resulta de suma importancia la difusión y adecuado conocimiento de las
nuevas normas, instituciones y categorías procesales que reconoce y sistematiza el
Código. El propósito de este artículo es precisamente compartir algunas reflexiones y
conclusiones preliminares sobre una categoría procesal de vital trascendencia: las
condiciones de la acción y, su regulación y aplicación conforme a la nueva normatividad
procesal y a la luz de la doctrina que la informa.
Para un eficaz y adecuado saneamiento del proceso se requiere el conocimiento y
manejo cabal de cinco categorías procesales básicas: a) los presupuestos procesales
(competencia del juez, capacidad procesal de las partes y requisitos de la demanda), b)
las condiciones de la acción (legitimidad e interés para obrar), c) los juicios de
admisibilidad, procedibilidad y fundabilidad sobre la demanda y la pretensión, d) los
tres filtros o diques que tiene nuestro proceso civil para depurarlo de vicios y defectos
que ulteriormente puedan obstar a una sentencia sobre el fondo del litigio; y, e) la
nulidad procesal(1).
Los filtros o diques(2) configurados en el nuevo proceso civil, están constituidos por: a)
la calificación de la demanda, b) la resolución de excepciones, y, c) el saneamiento del
proceso. En estos tres filtros el Juez va ampliando su espectro de examen y análisis
sobre los presupuestos procesales, las condiciones de la acción, los juicios de
admisibilidad y de procedibilidad, el debido proceso y otras causales de nulidad.
Las dos condiciones de la acción deben ser objeto de examen judicial en los tres filtros
ya señalados.
En la hipótesis que el juez, al calificar la demanda (primer filtro), verifica que el actor
carece manifiestamente de legitimidad para obrar o de interés para obrar, tiene el
deber de rechazar liminarmente la demanda, declarándola improcedente (Art. 427°
incs. 1 y 2).
El demandado, en el segundo filtro, denuncia la ausencia o defecto de una de estas dos
condiciones cuando propone las excepciones de: falta de legitimidad para obrar, falta
de agotamiento de la vía administrativa, litispendencia, cosa juzgada, desistimiento de
la pretensión, conclusión del proceso por conciliación o transacción, caducidad,
prescripción extintiva y convenio arbitral.
En el, tercer filtro si el demandado no ha propuesta las excepciones señaladas en
párrafo anterior, el juez de oficio y vía saneamiento del proceso (ope judicis), debe
examinar y pronunciarse sobre los hechos referidos a aquellas, esto es, que debe
examinar que en el proceso concurran los tres presupuestos procesales y las dos
condiciones de la acción, ordenando la subsanación o, en su caso, la conclusión y
nulidad del proceso, salvo en cuanto a los hechos relacionados con las excepciones de
prescripción extintiva y de convenio arbitral, las que solamente pueden ser propuestas
y resueltas a instancia del demandado o, en su caso, del reconvenido (ope exceptionis).
2. LAS CONDICIONES DE LA ACCIÓN
Sobre la explicación de la naturaleza jurídica de las condiciones de la acción, en la
doctrina, se han formulado dos teorías irreconciliables, de cuyos fundamentos
esenciales haremos una breve referencia:
A) La primera teoría, postulada por CHIOVENDA, ALSINA, DEVIS ECHANDIA, entre otros,
sostienen que las condiciones de la acción vienen a estar constituidas por los
presupuestos materiales de la sentencia de fondo favorable y, además, son los
requisitos que el Juez debe examinar y establecer en su decisión final para que el
demandante pueda obtener una sentencia favorable(3). Esto significa, según esta
teoría, que el actor debe probar la concurrencia de las condiciones de la acción como
requisito sine qua non para obtener una sentencia favorable y, consiguientemente,
tutela para su pretensión.
Según esta vertiente doctrinaria, las condiciones de la acción son tres: a) derecho (ley,
norma jurídica, voluntad abstracta de la ley o posibilidad jurídica); b) legitimidad para
obrar (denominada también como legitimatio ad causam, legitimación sustantiva,
legitimación en la causa, calidad para obrar, cualidad para obrar); y, c) interés para
obrar (denominada también como interés procesal, interés en obrar, interés en
accionar, necesidad de tutela jurisdiccional). Asimismo, esta teoría sostiene que las
condiciones de la acción no deben ser examinadas por el juzgador al momento de
calificar la demanda o inmediatamente después sino únicamente en el momento de
expedir sentencia. Esta posición doctrinal se halla dentro del contexto de la teoría de
la acción como "derecho concreto", según la cual, solamente tiene acción quien tiene
derecho sustantivo; tesis que, como sabemos, se inspira en la concepción de la acción
como elemento del derecho sustantivo lesionado(4).
B) La segunda teoría(5) postula que las condiciones de la acción son aquellos requisitos
exigibles para el ejercicio válido y efectivo de la acción, como derecho abstracto a
iniciar y seguir un proceso. Tales condiciones son dos: a) la legitimidad para obrar; y, b)
el interés para obrar las mismas deben ser examinadas por el juzgador cuando califique
la demanda (si falta en forma manifiesta alguna de las condiciones, rechazará
liminarmente la demanda), cuando resuelve las excepciones (como sabemos, las
excepciones están dirigidas a denunciar la ausencia o defecto de un presupuesto
procesal o de una condición de la acción), y, también, cuando sanee el proceso. Si al
calificar la demanda, resolver las excepciones o sanear el proceso, la ausencia o defecto
de una de estas condiciones no se manifiesta, excepcionalmente el juez podrá
pronunciarse sobre aquella ausencia o defecto al expedir sentencia, conforme le
autoriza el Art. 121°, último párrafo.
También para LIEBMAN(6) las condiciones de la acción son el interés para accionar y la
legitimación; y, a este respecto nos dice: "Las mismas son, como ya se señalado, los
requisitos de existencia de la acción, y deben por eso ser establecidas en juicio
(aunque, de ordinario de manera implícita) preliminarmente al examen de fondo. Sólo
si concurren estas condiciones puede considerarse existente la acción y surge para el
juez la necesidad de proveer sobre la demanda, para acogerla o rechazarla. Las mismas
por eso pueden también definirse como las condiciones de admisibilidad de la
providencia sobre la demanda, o sea como condiciones esenciales para el ejercicio de
la función jurisdiccional respecto de un concepto caso específico deducido en juicio".
"La ausencia aún de una sola de ellas induce carencia de acción y puede ser puesta de
relieve aun de oficio, en cualquier grado del proceso".
Si los presupuestos procesales permiten constituir válidamente el proceso, las
condiciones de la acción permiten al juez emitir un pronunciamiento válido sobre el
fondo del litigio, como bien lo hace notar el maestro Juan MONROY GALVEZ(7). Para la
hipótesis en que concurren los presupuestos procesales pero con ausencia de
cualquiera de las condiciones de la acción, el proceso no será nulo (en estricto sentido),
sin embargo no podrá expedirse pronunciamiento válido sobre el fondo de la litis: la
sentencia tendrá el carácter de inhibitoria.