You are on page 1of 6

JUAN CIANCIARDO

LOS FUNDAMENTOS DE LA EXIGENCIA DE RAZONABILIDAD:


Las leyes que regulan derechos fundamentales deben ser razonables, y también debe ser
razonable la interpretación que se hace de esas leyes. Lo primero es exigido por el art. 28 de la
Constitución Nacional, según la interpretación que ha hecho de él la Corte Suprema.
La exigencia de razonabilidad en la interpretación proviene sólo de la jurisprudencia
constitucional.
De acuerdo con los avances más recientes, la máxima o principio de razonabilidad o
proporcionalidad posee tres dimensiones o subprincipios:
 Adecuación: la ley en examen debe ser idónea para alcanzar la finalidad que el
legislador se propuso con su dictado.
 Necesidad: la medida adoptada debe ser la menos restrictiva de entre las que
tengan un grado similar de eficacia.
 Razonabilidad o proporcionalidad en sentido estricto: permite controlar que el
legislador haya hecho un balance adecuado de los beneficios y los costos de la
norma, y se abre y requiere, un análisis acerca de si se ha respetado el contenido
esencial del derecho afectado por la regulación.
Debe distinguirse, desde otra perspectiva, entre, de un lado, la interpretación
irrazonable de los principios y reglas infraconstitucionales, y, de otro, la
interpretación irrazonable de los principios y reglas con rango constitucional.

Requisitos de la razonabilidad:

a) ¿cuáles son los elementos que conducen a afirmar que determinada interpretación es
razonable o no lo es? el margen de lo razonable en la interpretación es amplio. La
interpretación irrazonable es una interpretación imposible, o arbitraria. Esto supone admitir,
de un lado, que la interpretación tiene un margen amplio de discrecionalidad y, de otro que
caben varias interpretaciones posibles, no arbitrarias y, por tanto, razonables.

Que una interpretación es imposible, o arbitraria, implica asumir, además, el carácter


valorativo de la interpretación.
¿Por qué interpretar exige valorar? Porque la tarea de interpretar exige tomar decisiones.
Tomar decisiones no es otra cosa que elegir, y elegir supone optar por aquello que se
considera valioso.

b) Existen dificultades a la hora de distinguir la interpretación irrazonable de una norma de


una interpretación razonable de una norma irrazonable.
Ejemplo: el caso Saguir y Dib. Se debatió si se autorizaba a que una persona de 17 años y 10
meses donara un riñón a su hermano consanguíneo. A la dadora le faltaban al momento de
la sentencia 2 meses para cumplir la edad señalada por la ley. La Corte decidió hacer lugar a
lo pedido y autorizo la ablación. El tribunal no afirmó la irrazonabilidad de la norma, sino
que la interpretación que había hecho de ella era irrazonable.

c) La jurisprudencia constitucional más reciente ha vinculado la exigencia de razonabilidad


en la interpretación con la nueva relación entre la Constitución y el incipiente sistema
jurídico internacional. El Derecho internacional de los derechos humanos ha vedado
determinadas interpretaciones de la Constitución Nacional. Ejemplo: Caso Giroldi, Se
discutía allí la constitucionalidad del límite al recurso de casación penal que imponía por el
art. 459, inc. 2°, del Código Procesal Penal de la Nación. Según el actor, dicho límite
contrariaba lo dispuesto en el art. 8°, inc. 2°, ap. h) de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos. Se establece en esa cláusula, concretamente, que: «Durante el proceso,
toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas: (...) h)
Derecho a recurrid del fallo ante juez o tribunal superior».
La Cámara Nacional de Casación Penal rechazó el planteo de inconstitucionalidad, y lo hizo
sobre la base de lo resuelto por la Corte Suprema en el caso «Jáuregui». El requisito de la
doble instancia en materia penal quedaba satisfecho con la posibilidad de interponer el
recurso extraordinario previsto en el artículo 14 de la ley 48.
La Corte se hizo eco de la opinión consultiva 11/90 dictada por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos el 10 de agosto de 1990, titulada «Excepciones al agotamiento de los
recursos internos». Para hacer esto último, el Tribunal argentino sostuvo que:
«la (...) “jerarquía constitucional” de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (...)
ha sido establecida por voluntad expresa del constituyente, “en las condiciones de su
vigencia” (artículo 75, inc. 22, 2° párrafo), esto es, tal como la Convención citada
efectivamente rige en el ámbito internacional y considerando particularmente su efectiva
aplicación jurisprudencial por los tribunales competentes para su interpretación y
aplicación. De ahí que la aludida jurisprudencia debe servir de guía para la interpretación de
los preceptos convencionales en la medida en que el Estado Argentino reconoció la
competencia de la Corte Interamericana para conocer en todos los casos relativos a la
interpretación y aplicación de la Convención Americana».
La Corte concluyó que el Código Procesal Penal era, en el punto discutido, inconstitucional.
El orden jurídico internacional determinó en el caso la irrazonabilidad de una de las
opciones interpretativas que ofrecía la Constitución, según la interpretación que había
hecho de ella la Corte Suprema.

d) Respecto de la interpretación irrazonable de los hechos, aparecen al menos dos


posibilidades netas: una selección irrazonable de los hechos relevantes para el caso; y una
valoración irrazonable de la prueba producida respecto de los hechos relevantes. Las dos
posibilidades dejan ver la conexión entre interpretación —esta vez, de los hechos— y
valoración.

LA DINÁMICA DE LAS RELACIONES HUMANAS COMO SUSTENTO DE LA RAZONABILIDAD:


Exigencia de razonabilidad:
-Existe una perspectiva sistemática, consistente en examinar porqué aquí y ahora, en un
sistema jurídico concreto, se exige que las leyes y su interpretación sean razonables. En el
caso argentino desempeña un rol fundamental el artículo 28 de la Constitución Nacional y la
interpretación que la Corte Suprema ha hecho de él.
-Las perspectivas extra-sistemáticas son, al menos, dos:
 una proviene de un análisis morfológico de la estructura de las normas jurídicas
 otra, a nivel iusfilosófico, de la respuesta a una pregunta más general, que,
prescindiendo de las perspectivas anteriores, indague acerca el porqué de una
exigencia que puede calificarse a estas alturas como universal.
Una ley será conforme con la Constitución o su interpretación será constitucionalmente
aceptable en la medida en que sean razonables. La evaluación de la razonabilidad es
clasificante: la norma irrazonable o la interpretación irrazonable no son normas ni
interpretaciones jurídicas. Determinar porqué se exige de la ley y de su interpretación que
sean razonables se vincula con la idea misma de Derecho.

Sergio Cotta: parte de un análisis del individuo en su obrar inmediato y no reflexivo. Se


propone verificar si una vez operada la reducción fenomenológica del individuo a lo que
resulta exclusivamente suyo resulta luego concebible la innecesariedad de su relación con
otro, en una situación de aislamiento y de insociabilidad.
Afirma que la causa de hacerse presente en el mundo el individuo estriba en su acción. Esta,
en su comienzo, presenta al agente como obrando algo totalmente espontáneo, casi “como
agua que se desliza en el mar”, porque es lo más propio de individuo; la acción de su cuerpo
basada en sus sentidos, en su mente y en su voluntad. Bajo todos estos aspectos el individuo
siente como propia la acción, se pertenece a sí mismo, y se desarrolla a sí mismo.
Consecuentemente, nada se observa más individual que la propia acción; nada más
intrínsecamente referible al sujeto, el cual en esa acción se advierte a sí mismo y se
constituye como tal sujeto, como autor, y no como objeto pasivo.

La verdad común no es otra que una solución razonable de las diferencias. Si la respuesta no
fuese razonable, sería indistinguible de la violencia, y en la misma medida no sería una
solución humana. Otro tanto ocurriría si se interpretase de modo irrazonable una solución
en sí misma razonable.

La vía jurídica no es una alternativa indiferente para el sujeto, es obligatoria, porque es la


única que trata al otro como fin, y no como medio, porque sólo ella, en definitiva, respeta su
dignidad.

Soluciones razonables: serán soluciones en la medida en que puedan darse razones que las
sostengan, razones que residirán en última instancia en determinados valores intangibles o
en acuerdos. Esas soluciones no sirven sólo para la resolución de un conflicto puntual, sino
que se plasman en materiales normativos que sirven como puntos de partida para la
resolución de múltiples conflictos de pretensiones sustanciales en lo similar, es decir,
análogos.
Frente a cualquier conflicto, la solución será verdaderamente tal si es razonable; a partir de
allí, cabe erigirla como norma de conducta conforme a la cual se arreglarán conflictos
similares al resuelto. Cuando esto último tenga lugar, la norma en cuestión deberá ser
interpretada en alguno de sus múltiples sentidos razonables. Una interpretación irrazonable
de la norma en sí misma razonable supondría un retroceso a la violencia, y en esa medida
una violación de la dignidad humana.

REY MARTINEZ

PRINCIPIO DE RAZONABILIDAD

En muchos sistemas constitucionales contemporáneos, el límite sustancial quizá más


importante para la legislación es el principio de “razonabilidad”. Se trata de un principio elaborado
por diversos tribunales constitucionales a través de la interpretación de las disposiciones
constitucionales, que establecen el principio de igualdad, o sea, la prohibición para el legislador
de distinguir (o discriminar) entre las personas.
En muchas Constituciones, el principio de igualdad es formulado como una regla específica, que
prohíbe algunas distinciones particulares determinadas; por ejemplo, según la raza, el sexo, la
opinión política, etc.
Diversos tribunales constitucionales entienden el principio de igualdad como un principio
genérico, del tipo: “los casos iguales deben ser tratados del mismo modo, y los casos
diferentes deben ser tratados en modos diversos”. Este principio, así formulado, supone
claramente el problema de decidir cuáles casos son (entre ellos) iguales y cuáles no lo son:
dicho de otro modo, cuáles distinciones son justificables y cuáles son discriminatorias. El principio
de razonabilidad es precisamente una respuesta a esta pregunta.
Según este principio, las distinciones realizadas por el legislador, para no ser discriminatorias,
deben ser razonables. Esto significa que, para distinguir, deben existir razones y en este tipo de
contexto, es obvio que “razones” no significa simplemente argumentos: significa “buenos”
argumentos, es decir, justificaciones.
Para decidir si un argumento es bueno (y si, por tanto, una cierta distinción legislativa está
justificada), hay que hacer un juicio de valor.
Las clasificaciones deben ser “razonables”, deben estar dirigidas al cumplimiento del propósito
de la ley.
Una clasificación razonable es aquella que incluye a todas las personas situadas respecto del
propósito de la ley. Este propósito puede ser la eliminación de un “daño” público o la
consecución de algún “bien” público.
La jurisprudencia del Tribunal Constitucional reduce la igualdad a un juicio de mera
razonabilidad.
Concepto de igualdad: Procede de Platón y sobre todo Aristóteles: “parece que la justicia
consiste en igualdad, y así es, pero no para todos, sino para los iguales, y la desigualdad
parece ser justa, y lo es, en efecto, pero no para todo, sino para los desiguales”.

Doctrina de la clasificación razonable: la Corte Suprema no requiere que cosas diferentes de hecho sean
tratadas en derecho como si fueran las mismas, sino que aquellos que estén similarmente situados, sean
similarmente tratados. Para ello, hay que mirar dentro de la clasificación al propósito de la ley. Una
clasificación razonable es aquella que incluye a todas las personas que están similarmente situadas respecto
del propósito de la ley y a ninguna otra que no lo esté. Este propósito puede ser la eliminación de un daño
público o la consecución de algún bien público y debe existir también un rasgo para el carácter definidor o
característico de la clasificación legislativa, es decir, aquel cuya posesión determina la inclusión o exclusión
del individuo en la clase especial. De esta manera, la relación de la clasificación con el propósito de la ley es
la relación del “rasgo” al “daño” o al “bien” que subyace en la norma.
Hay 5 posibles relaciones entre la clase definida por los individuos que poseen el rasgo y la clase
definida por los individuos afectados por el daño al que la norma da respuesta o al bien
perseguido por la misma. Los diagramas siguientes se configurarían a manera de universos, en
donde “T” representa a los individuos que poseen el rasgo (clasificación legislativa) y “M” a los
individuos afectados:

1- Todos los T son M y todos los M son T: clasificación perfectamente razonable.


MT

2- Ningún T es M: clasificación perfectamente irrazonable.

M T
3- Todos los T son M, pero algunos M no son T: clasificación insuficiente (underinclusive).

4- Todos los M son T, pero algunos T no son M: clasificación sobreincluyente (overinclusive).


M T

5- Algunos T son M; algunos T no son M y algunos M no son T: clasificación mixta de 3 y 4.

M T

Las dos primeras clasificaciones no ofrecen problemas. La clasificación n° 3 (underinclusive)


no incluye a todos los que están similarmente situados con respecto al propósito de la ley; se
produce por tanto una violación del requerimiento de igualdad. Por otro lado, la clasificación
(overinclusive) provoca una violación aún mayor, pues en la primera, todos los individuos
afectados están incluidos (aunque falten algunos), pero la última afecta a inocentes. La última
clasificación se da en algunas ocasiones y tampoco es muy afortunada porque contiene una
mezcla de las deficiencias de la inclusión deficiente y de la sobre inclusión.
La letra T se refiere a la clasificación legislativa: (rasgo), y la letra M se refiere a la clase integrada por
todos los individuos similarmente situados respecto del propósito de la ley y significa (daño o
perjuicio).

Doctrina de la clasificación sospechosa: La afirmación de la igualdad humana está estrechamente


asociada con la enérgica oposición a que las diferencias de credo, raza, nacimiento, etc., sean significativas
o relevantes a la hora de decidir cómo deben ser tratadas las personas. Sin embargo, suponer que toda
clasificación sobre estas características debiera ser nula es, además de radical, parcial en el sentido de que
no todas las clasificaciones son inconstitucionales, sino que requieren de un examen o análisis más estricto
de los motivos que las impulsan. Así, existirá una presunción de inconstitucionalidad contra las leyes que
empleen rasgos definitorios tales como: el color, la raza, el sexo, el credo religioso, etc., y, en consecuencia,
deben ser revisados con un juicio más estricto. Ya no se trata únicamente del requisito de identificar el
propósito de la ley, sino que también deberá evaluarse el propósito en sí mismo.
La Corte Suprema de los Estados Unidos utiliza tres estándares de revisión al enjuiciar la
constitucionalidad de una clasificación normativa:

1. Evaluación de la relación razonable: ha sido empleado por la Corte para el examen de las
relaciones socioeconómicas. Exige la razonabilidad de la relación entre los medios (la
regulación) y los fines perseguidos por la norma, asumiendo que toda legislación debe tener un
objetivo público legítimo; como es fácilmente deducible, los tribunales han mostrado una gran
deferencia hacia las clasificaciones legislativas en ese ámbito. Esta deferencia tanto hacia el
fin de la norma como hacia la selección legislativa de los medios convierte la existencia de
razonabilidad en un equivalente de una fuerte presunción de constitucionalidad.
2. Escrutinio estricto: las clasificaciones legislativas que afectan a derechos fundamentales o
sugieren prejuicios contra ciertas razas u otras minorías son examinadas por la Corte Suprema
de acuerdo con un análisis más cerrado. Bajo esta evaluación, la Corte no aceptará cualquier
objetivo gubernamental permisible como suficiente para apoyar una clasificación, sino que
requerirá que el autor de la norma demuestre que persigue un fin primordial, con un valor tan
grande como para justificar una limitación de valores constitucionales fundamentales. Si logra
demostrarlo, la Corte no admitirá la clasificación a menos que llegue a la conclusión de que tal
clasificación es necesaria para promover aquel interés primordial.
Actualmente las leyes que clasifican a las personas sobre la base de su pertenencia a una
minoría racial o por su origen nacional, son juzgadas sospechosas y sujetas a este estricto
escrutinio de revisión.
3. Evaluación intermedia: se ha aplicado primordialmente, a clasificaciones por género, a
diferencias de nacimiento y extranjería. Tribe identifica 6 técnicas concretas de esta:

1. Insistir en que los objetivos perseguidos por una clasificación son “importantes”, aunque no
lleguen a ser primordiales, como demandaría un escrutinio estricto.
2. Requerir que las reglas empleadas por el autor de la clasificación estén sustancialmente
dirigidas a la consecución de los objetivos invocados para defender aquellas reglas.
3. Enfocar la diferencia desde el prisma del grupo en situación de desventaja por sí mismo; este
enfoque requiere que el juez intente obtener la perspectiva de un grupo al que no pertenece.
4. Requerir una articulación actual, es decir, rehusar suplir la diferencia cuestionada con un
criterio dibujado en la imaginación judicial.
5. Limitar el uso de ideas adicionales posteriores para justificar la regla discriminatoria. En
especial, hay que comprobar si detrás de una regla para compensar, por ejemplo, pasadas
discriminaciones contra las mujeres, no está el “tradicional” modo de pensar sobre ellas.
6. Requerir que el esquema legal sea alterado tanto como lo permita la refutación en casos
individuales. El legislador no debe actuar al “por mayor” cuando ciertas materias sensibles
están en cuestión.

Todo esto es muestra de que la igualdad en la aplicación de la ley y en el contenido de la ley


son parte de una misma cosa. Dentro de la igualdad en el contenido de la ley, la igualdad es
exigencia de razonabilidad de la diferencia, pero también implica la aplicación de un estándar de
revisión más riguroso para las clasificaciones sospechosas (las adoptadas teniendo en cuenta la
raza, ante todo, pero también el género y otros factores).
La revisión de la finalidad de las normas y de la adecuación de la distinción establecida por la
misma norma a su propia finalidad, constituyen los presupuestos sobre los cuales se estará en
posibilidad de hablar de una igualdad en el contenido de la norma. Asimismo, son exigencias de
este “nuevo” alcance de la igualdad, la diferenciación y su fundamentación bajo el mandato —
implícito o explícito— de no discriminación.

Apuntes:

Cianciardo: Cuando realiza la interpretación del derecho constitución dice que hay un principio
dentro de la Constitución Nacional, que es un principio – valor. Tiene convicción de valor
porque es lo que legitima todo lo que es la práctica de la constitución.
Dice que el principio de razonabilidad esta fundado en el art 28 de la constitución.
“Articulo 28 – Los principios, garantías y derechos reconocidos en los anteriores artículos, no
podrán ser alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio”.
¿El principio de razonabilidad es no alterar Derechos, garantías y principios?
No menciona la palabra razón, ni razonabilidad.
Desde una interpretación literal podemos decir que este artículo NO tiene principio de
razonabilidad. Pero la dogmática argentina dice que AHÍ está el principio de razonabilidad.
¿Qué tendrá que ver razonabilidad con no alterar dentro del texto de la CN?
Para esto necesitamos un intérprete (el juez) quien va a observar lo que hace el conjunto de
legisladores.
Cianciardo define razonabilidad como proporción entre fines y medios.
Es una construcción doctrinaria, es algo que tuvieron que inventar en la práctica los jueces para
tener poder, ¿sino que poder tenían si no es el de la interpretación? Lo que sustituye el poder
de las máquinas y hace más técnico la labor del juez es este tipo de instituciones como la
Razonabilidad, ya que no es lo mismo que lo haga un integrante del Legislativo o Ejecutivo a
que lo haga un juez.

Rey Martínez habla de proporción entre daño y rasgo

Fallos Arenson y Repeto: La Corte suprema declara la inconstitucionalidad de los derechos del -

Razonabilidad: Carga de la prueba lo tiene el que genera la discriminación.

You might also like