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A LA SOMBRA DE UN AMO

“La libertad y el miedo van de la mano pero hay mucha gente que sólo quiere un amo justo”.

Puedes creer que la postura de sumisión te protege de posibles amenazas físicas y de


castigos emocionales. Y es una idea que te conduce a darle la espalda a tu propia realidad
hasta el punto de llegar a olvidar quién verdaderamente eres. Resulta ser el efecto camaleón
dirigido a su máxima expresión.

Descubrir que llegas a ceder hasta el punto de que llegas a perder tu propia identidad no es
sencillo. Hay hábitos emocionales y mentales que se apoderan de ti con el ánimo de custodiar
tu integridad, sin embargo, distorsionan la percepción de lo que ciertamente te llevaría a
preservarla.

La primera dificultad que aparece está en reconocer que tienes una tendencia a someterte.

Lo peor del tema es que la persona no distingue, y percibe con prevención o no distingue la
oveja del lobo. Suele no verse cuando te metes en la boca del lobo en tus elecciones vitales.

La sumisión llega a ser un manto muy sutil con el que tapas tus acciones y palabras, bajo la
obviedad de lo que la cultura constituye y de los roles que tradicionalmente se asumen. Sin
embargo, debajo de ello hay un conflicto de identidad profunda que distorsiona el ser uno
mismo y el relacionarse si hacerse daño unos a otros.
En la cercanía de la relación afectiva no siempre es sencillo descubrir el sometimiento de uno
de los miembros ya que esté aparece “disfrazado” o “justificado” en nombre del amor. Sin
embargo, se trata de un abuso de poder injustificable en tanto, paradójicamente, no aparece
como tal, sino como un exceso de amor.
En la relación de pareja hay uno que se arroga el derecho de tomar las decisiones ya sean de
orden económico o existencial.
La relación de sumisión se va “naturalizando” con el tiempo, como si fuera lógico que las cosas
funcionaran de esa manera. Y hasta tal punto se “naturalizan” que tanto el sometedor como el
sometido dejan de percibir claramente el rol que ejercen. También el sufrimiento del sometido
se “naturaliza”, de modo que llega a tomarse como algo que “debe ser así” porque,
inconscientemente, el sometido cree que merece vivir y sufrir como lo hace.
El sometimiento no necesariamente se da bajo una forma de violencia explícita (gritos,
desvalorizaciones, incluso maltrato psicológico y físico). También existen formas sutiles del
sometimiento difícilmente detectables por el entorno de la pareja. Por ejemplo, el sometido
siente temor a hacer algo que al otro pueda enfadarlo, se siente obligado a consultar todo, se
deja controlar, no llega a establecer límites ni intimidad personal ,deja de frecuentar a las
personas que a su pareja le molestan, teme contradecirlo y rara vez se anima a manifestar su
desacuerdo.

La búsqueda de autonomía es una tendencia natural en sujetos sanos. Más aún, cuando la
libertad se restringe, los humanos normales nunca nos damos por vencidos..

Cuando nos damos cuenta de que realmente nos han anulado (o de que lo están intentando),
dar el paso de pensar en nosotros mismos puede resultar complicado, en el sentido de que
vamos a necesitar sacar toda nuestra fuerza para no volver a caer en los chantajes
emocionales del otro y romper con esquemas que tenemos muy interiorizados. En esta
etapa, en la que uno de los miembros de la pareja se da cuenta y empieza a pensar en sí
mismo, empieza a cuestionarse muchas cosas: “¿por qué he aguantado esto?”, “seré capaz
de afrontar la situación y salir adelante solo/a?” o “¿cómo se lo cuento a las personas que
me quieren y piensan que tengo una relación maravillosa?” son solo algunas de las
cuestiones que pueden venir a la cabeza.
Algunas personas son capaces de salir solas de la situación sin ayuda, otras necesitarán el
apoyo de personas cercanas y/o la ayuda de un profesional.
Cuando las personas deciden hacerse dueñas de su vida y de sus decisiones , el crecimiento
personal no tiene límites.

Para poder superar esta situación es importante primero reconocer la existencia del
problema, si tienes dudas de si estás viviendo esta situación, pregúntate: ¿antepones las
necesidades de tu pareja a las tuyas propias?, ¿te cuesta exponer tus necesidades ante tu
pareja por miedo a su reacción?, ¿sientes que a su lado tus ideas valen poco. Una vez que
hayas reconocido la existencia del problema, si tienes la fuerza suficiente para

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