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Luego del triunfo de la revolución de Ayutla, Juan Alvarez

fue designado presidente interino y ocupó este puesto del


4 de octubre al 11 de diciembre de 1855. Su gestión,
aunque muy breve, fue importantísima para el desarrollo
ulterior de los acontecimientos, ya que inició de hecho la
reforma liberal.

Durante su gestión se presentó la convocatoria para un


nuevo Congreso Constituyente el cual debería iniciar sus
actividades en febrero de 1856. También se dio a
conocer la famosa Ley Juárez o Ley de Administración
de Justicia y Orgánica de los Tribunales de la Nación
del Distrito Federal y Territorios, la cual suprimió todos
los tribunales especiales, menos los eclesiásticos y
militares, que cesarían en adelante de conocer de los
delitos civiles. La postura radical del gobierno de Alvarez
no agradó a todos aquellos que vieron en las reformas
una amenaza a sus intereses. La presión al gobierno se
desató las circunstancias obligaron al presidente a
renunciar. Fue sustituido por Ignacio Comonfort quien
de inmediato trató en vano de matizar el empuje liberal.

Una vez derrotada la dictadura de Antonio López de Santa Ana en 1855, Ignacio
Comonfort ocupó la presidencia por un corto período. De acuerdo a lo establecido en el
Plan de Ayutla convocó al Congreso Constituyente el 16 de octubre del mismo año, con la
finalidad de establecer una sede en Dolores Hidalgo

El Congreso se encontraba dividido entre dos facciones principales. Por un lado los
liberales moderados que eran mayoría, su plan era restablecer la Constitución de 1824
con algunos cambios, entre ellos destacaron Mariano Arizcorreta, Marcelino Castañeda,
Joaquín Cardoso y Pedro Escudero y Echánove. Por otra parte, los liberales puros1 que
pretendían realizar una nueva redacción de la Carta Magna, entre ellos destacaron
Ponciano Arriaga, Guillermo Prieto, Francisco Zarco, José María Mata y Santos Degollado.
Las discusiones fueron acaloradas y se prolongaron a lo largo de un año.2

El presidente Comonfort tuvo injerencia a través de sus ministros a favor de la facción


moderada, pues esta era la ideología con la que él mismo simpatizaba. A pesar de la
oposición del Poder Ejecutivo y de ser minoría, los puros lograron imponer sus
propuestas. Las reformas más discutidas eran: la que prohibía la adquisición de
propiedades a las corporaciones eclesiásticas, la exclusión de los eclesiásticos en
puestos públicos, la abolición de los fueros eclesiástico y militar (Ley Juárez), la
enseñanza laica, y la libertad de cultos.

Estas reformas eran contrarias a los intereses de la Iglesia católica. Durante el transcurso
de las sesiones del Congreso, una insurrección a favor del clero, apoyada por los
conservadores —acérrimos rivales de los liberales— tomó fuerza en Zacapoaxtla y Puebla.
El presidente Comonfort envió a las tropas federales y sometió a los rebeldes.3

Contenido

Constitución de 1857

La Constitución de 1857 estaba conformada por 8 títulos y 128 artículos, fue similar a la de
carta magna de 1824, implantó de nueva cuenta el federalismo y la república representativa,
la cual constaba de veinticinco estados, un territorio y el distrito federal. Apoyó la
autonomía de los municipios en los que se divide personales, sin la justa retribución y sin
su pleno consentimiento.

7. Libertad de expresión.
10. Libertad de portar armas.
12. No se reconocen títulos nobiliarios.
13. Prohibición de fueros a personas o instituciones, supresión de tribunales
especiales (Ley Juárez).
22. Prohibición de penas por mutilación, azotes, y tormento de cualquier especie.
23. Abolición de pena de muerte, reservada solo al traidor a la patria, salteadores de
caminos, incendiarios, parricidas, y homicidas con el agravante de alevosía,
premeditación o ventaja. Así como delitos del orden militar o piratería.
27. Ninguna corporación civil o eclesiástica tiene capacidad para adquirir o
administrar bienes raíces, a excepción de los edificios al servicio u objeto de la
institución (antecedente de la Ley Lerdo).
30. Definición de nacionalidad mexicana.
31. Obligaciones de los mexicanos.
36. Obligaciones de los ciudadanos.
39. La soberanía de la nación dimana del pueblo.
50. División de poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
124. Prohibición de alcabalas y aduanas internas.
128. Inviolabilidad de la Constitución.

Entre otras cosas, incluía un capítulo dedicado a las garantías individuales, y un


procedimiento judicial para proteger esos derechos conocidos como amparo. También
apoyaba la autonomía de los municipios, en que se dividen los estados desde un punto de
vista político. También la autonomía de los estados para elegir a sus gobernantes y tener su
propio conjunto de leyes.

REACCIONES
En diciembre de 1856, el papa Pío IX se pronunció en contra de la nueva redacción,
censurando la Ley Juárez y su antecedente, la Ley Lerdo: "Se quita todo privilegio del fuero
eclesiástico; establécese que nadie pueda gozar absolutamente de emolumentos que sean
una carga grave para la sociedad; prohíbese a todos que puedan ligarse con alguna
obligación que implique ora un contrato, ora una promesa, ora votos religiosos; admítese
el libre ejercicio de todos los cultos, y se concede a todos la plena facultad de manifestar
pública y abiertamente todo género de opiniones y pensamientos". En marzo de 1857 el
arzobispo Lázaro de la Garza y Ballesteros, declaró que los católicos no podían jurar la
Constitución.2

El ministro de Justicia Ezequiel Montes se entrevistó en la Santa Sede con el Cardenal


Secretario de Estado. El Papa aceptó la Ley Juárez y las enajenaciones de la Ley Lerdo,
pero exigió la capacidad de adquirir derechos políticos. Las negociaciones fueron
interrumpidas por la renuncia del presidente Comonfort.2

En México, el Congreso presidido por Valentín Gómez Farías y el titular del Ejecutivo
Comonfort juraron la Constitución el 5 de febrero de 1857, la cual fue promulgada el 11
de marzo. A pesar de que Comonfort ganó las elecciones, y que en diciembre debería
extender su mandato por un nuevo período presidencial, consideró que su popularidad
estaba seriamente afectada por las reformas constitucionales en materia religiosa. En
diciembre expresó su intención de dar marcha atrás a las reformas logradas por el poder
Legislativo.

Se comenzó a gestar un golpe de Estado, el general conservador Félix María Zuloaga


promovió a través de diversos escritos el desconocimiento de la Carta Magna. El 17 de
diciembre de 1857 se proclamó el Plan de Tacubaya cuyo objetivo era abrogar la
Constitución y convocar un nuevo Congreso Constituyente. Varios ministros del gabinete
presidencial renunciaron, el presidente de la Suprema Corte de Justicia Benito Juárez, y el
presidente del Congreso Isidoro Olvera fueron hechos prisioneros.

El 19 de diciembre, el presidente Comonfort se adhirió al plan diciendo: "Acabo de


cambiar mis títulos legales de presidente, por los de un miserable revolucionario".2 Los
estados de México, Puebla, San Luis Potosí, Tlaxcala y Veracruz se anexaron al Plan de
Tacubaya. Este último estado cambió de parecer, a través de una contrarrevolución, se
pasó al lado de los liberales, el acontecimiento fue un fuerte golpe estratégico para
Comonfort. Zuloaga desconfió del mandatario, pues pensó que éste regresaba al lado de
los liberales. Sin otra alternativa, Comonfort tuvo que recurrir a los puros, devolvió la
libertad a Juárez el 11 de enero de 1858. Durante diez días el palacio de gobierno fue
sitiado. Comonfort valoró la situación, decidió renunciar, con una guardia se dirigió a
Veracruz, y el 7 de febrero zarpó hacia los Estados Unidos. Benito Juárez asumió la
presidencia.11

Consecuencias

Juárez se vio obligado a trasladar el gobierno liberal a Guanajuato. Félix Zuloaga


estableció un gobierno conservador en la capital, a través de la promulgación de las
Cinco Leyes derogó las reformas liberales. De esta forma inició la GUERRA DE REFORMA.
Los estados de Jalisco, Guanajuato, Querétaro, Michoacán, Nuevo León, Coahuila,
Tamaulipas, Colima y Veracruz apoyaron el gobierno de Benito Juárez y la Constitución de
1857. Los estados de México, Puebla, San Luis Potosí, Chihuahua, Durango, Tabasco,
Tlaxcala, Chiapas, Sonora, Sinaloa, Oaxaca y Yucatán apoyaron al gobierno conservador de
Zuloaga.11
Después de que el partido liberal ganara la Guerra de Reforma (1858-1860), Juárez que
estaba al mando de la presidencia y su gabinete agregaron a dicha Constitución las Leyes
de Reforma que habían sido dictadas en Veracruz. Por causa de la guerra, la Constitución
permaneció sin efecto en gran parte del país hasta enero de 1861, cuando los liberales
regresaron a la capital. En 1862, a consecuencia de la Segunda Intervención Francesa en
México y de la creación del Segundo Imperio Mexicano, la vigencia de la Constitución fue
nuevamente interrumpida. En 1867 los liberales consiguieron la victoria, con la República
restaurada la Constitución tuvo nuevamente vigencia en el país.

El 5 de febrero de 1903 en protesta contra el régimen de Porfirio Díaz un grupo de


liberales colocó en el balcón de las oficinas del periódico El hijo de El Ahuizote un gran
crespo negro en señal de luto y la leyenda "La Constitución ha muerto", haciendo
referencia a la promulgada en 1857. Este acontecimiento fue un antecedente de la
revolución armada de 1910, que derrocó a Díaz y terminaría con la promulgación de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en 1917 durante el gobierno de
Venustiano Carranza.

RELACIONES ESTADO-IGLESIA

La gran mayoría de los diputados profesaban la religión católica; sin embargo entendían que
las necesidades nacionales exigían la separación entre el Estado y la Iglesia. En pleno debate
del Constituyente de 1856-1857, el papa Pío IX se pronunció, desde Roma, contra las leyes
promovidas por los liberales mexicanos, así como contra el proyecto de Constitución que se
estaba discutiendo.

No se logró establecer la libertad de cultos porque suprimía en forma evidente el monopolio de


la fe que había tenido históricamente la Iglesia católica en México. Sin embargo, el texto final
contuvo: la libertad de enseñanza (Artículo 3), la prohibición de autorizar la pérdida de la
libertad por causa de voto religioso (Artículo 5), le exclusión del dogma religioso como límite al
derecho de manifestación de ideas (Artículo 6) y a la libertad de prensa (Artículo 7), la
eliminación del fuero eclesiástico (Artículo 13), y la prohibición a las corporaciones civiles o
eclesiásticas para adquirir en propiedad o administrar bienes raíces, con la única excepción de
los edificios destinados inmediata y directamente al servicio u objeto de la institución (Artículo
27).

Entre los diputados el punto de división no era la religión sino la negativa de la Iglesia católica
a aceptar cambios que, por la experiencia de las nuevas organizaciones políticas, implicaban
la separación de la Iglesia y el Estado.

DERECHOS SOCIALES

En el seno de la Comisión de Constitución se planteó discutir preceptos que enfrentaran los


problemas de índole económica y social. Se pensó ante todo en resolver el problema de la
tierra, reglamentar y limitar el derecho de propiedad y proteger a los jornaleros del campo de
los abusos que los propietarios cometían con el solo título de la tenencia de la tierra. Entre
otros, los diputados constituyentes Ponciano Arriaga, Ignacio Ramírez, José María del Castillo
Velasco e Isidoro Olvera destacaron como precursores de los derechos sociales en el
constitucionalismo mexicano.
Por lo que se refiere a la cuestión agraria, Ponciano Arriaga se refirió en su voto particular al
problema de la enorme propiedad agraria que se venía acumulando y la miseria de los
campesinos. Y señaló:

“Mientras que pocos individuos están en posesión de inmensos e incultos terrenos, que
podrían dar subsistencia para muchos millones de hombres, un pueblo numeroso, crecida
mayoría de ciudadanos, gime en la más horrenda pobreza, sin propiedad, sin hogar, sin
industria ni trabajo. Ese pueblo no puede ser libre, ni republicano, y mucho menos venturoso,
por más que cien constituciones y millares de leyes proclamen derechos abstractos, teorías
bellísimas, pero impracticables, en consecuencia del absurdo sistema económico de la
sociedad.”

Por su parte, en lo que respecta a las condiciones de los trabajadores, Ignacio Ramírez, en el
uso de la palabra el 7 de junio de 1856, manifestó:

“El más grave de los cargos que hago a la comisión es de haber conservado la servidumbre
de los jornaleros. El jornalero es un hombre que a fuerza de continuos y penosos trabajos
arranca de la tierra, ya la espiga que alimenta, ya la seda y el oro que engalana a los pueblos.
En su mano creadora el rudo instrumento se convierte en máquina y la informe piedra en
magníficos palacios. Las invenciones prodigiosas de la industria se deben a un reducido
número de sabios y a millones de jornaleros: donde quiera que existe un valor, allí se
encuentra la efigie soberana del trabajo.”

Por su parte, José María del Castillo Velasco, en su voto particular sobre el municipio,
escribió:

“Hay en nuestra República, señor, una raza desgraciada de hombres que llamamos indígenas,
descendientes de los antiguos dueños de estas ricas comarcas y humillados ahora con su
pobreza infinita y sus recuerdos de otros tiempos. […] no sólo para los indios será provechoso
este repartimiento en la propiedad, sino para nuestra llamada clase media, porque es notable
que el pauperismo entre nosotros corroe y aniquila a los indígenas y a esa clase.”

Las propuestas sobre lo que más adelante en la evolución constitucional de México serían
conocidos como “derechos sociales” agrario y del trabajo no prosperaron en el texto de la Ley
Fundamental, básicamente porque no se les consideró propios de una Constitución, pero
mantendrían su legitimidad en la conciencia política.

Trascendencia
La Constitución de 1857 reafirma decisiones políticas fundamentales de la Constitución
Federal de 1824. Su originalidad reside, sobre todo, en la reforma de las relaciones Estado-
Iglesia, así como en la construcción de un sistema de defensa de la Constitución, para evitar
el caudillismo que caracterizó la vida pública mexicana de las primeras décadas de vida
independiente. Esos mecanismos de defensa ordinaria y extraordinaria de la Ley Fundamental
se activaron exitosamente en las convulsiones militares que desgarraron a los mexicanos
durante la Guerra de Reforma, la Intervención Francesa y el Imperio de Maximiliano.

La Constitución de 1857 fue baluarte en la defensa de la soberanía nacional y cimiento para la


construcción y consolidación definitiva del Estado-nación mexicano. Las decisiones políticas
fundamentales contenidas en ella permanecen vigentes hasta el día de hoy: república,
derechos del hombre, democracia representativa, federalismo y la concepción de la
Constitución como norma suprema del orden político y social.

La Constitución de 1857 refleja con claridad la filosofía política del liberalismo mexicano al
reconocer los derechos y las libertades públicas de los ciudadanos. La Ley Fundamental limita
el ejercicio de los poderes públicos y reconoce la preeminencia del poder del Estado como
organización de los ciudadanos sobre cualquier otra corporación.

El amparo emerge como una defensa ordinaria de la supremacía de la Constitución.


Pero también se introduce, en 1857, un complejo mecanismo de defensa extraordinario
de la Constitución ante peligros de gran magnitud como invasiones de potencias
extranjeras y golpes internos de Estado que implican el desconocimiento de la Ley
Fundamental. Este mecanismo consiste, por un lado, en la posibilidad de la suspensión
de los derechos individuales y el otorgamiento de poderes extraordinarios al presidente
de la República, que en ambos casos deben ser aprobados por el Congreso de la Unión.
Y por otro lado, en la defensa militar del orden constitucional desde los estados de la
federación, a través de la Guardia Nacional, que se organiza en cada uno de ellos bajo
el mando de los gobernadores.

Su influencia fue importante en la Constitución de 1917

Las disposiciones sobre derechos humanos pasaron casi íntegras a la Constitución de 1917,
actualizadas y enriquecidas con los derechos sociales, igualmente, las disposiciones sobre
soberanía y forma federal de Estado. La estructura del Estado federal no varió. Se buscó la
integración de un Ejecutivo equilibrado con el Legislativo bicamaral más bien basado en la
reforma del presidente Lerdo de Tejada. Se recogió el juicio de amparo y se aprovechó la
experiencia y el desarrollo jurisprudencial, por la interpretación de que la legalidad es un
derecho constitucional aplicable no sólo a leyes y actos de la autoridad, sino también a
sentencias judiciales.

En realidad fue, en todo momento, el punto de referencia de la Constitución vigente que sí


logró la inclusión de los derechos sociales.

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