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La pubertad es una fase continua del desarrollo funcional gonadal y el “despertar” del eje,
desde el feto hasta la maduración sexual
completa y fertilidad. En esta etapa aparecen
los caracteres sexuales secundarios y el brote
de crecimiento adolescente, se alcanza la
fertilidad y hay cambios psicológicos intensos,
todo esto por estimulación de las gónadas por
las gonadotropinas hipofisiarias y el aumento
de esteroides gonadales.
En el mundo moderno se da una
discrepancia, pues la madurez reproductiva
se alcanza cada vez a edades menores, y la
psicosocial a edades mayores.
Asociaciones fetales
Un bajo peso al nacer seguido de una ganancia rápida de peso en la lactancia conduce a
talla alta en la infancia y desarrollo puberal temprano; una malnutrición prenatal y PEG
(pequeño para edad gestacional) tienden a adelantar la edad de la menarquia y adrenarquia
(nutrición postnatal aumentada que lleva a sobrepeso).
Se ha asociado el exceso de tejido adiposo (ganado especialmente en niños con bajo peso
al nacer) y la pubertad precoz, al igual que enfermedades en la adultez como síndrome
metabólico y riesgo cardiovascular .
La exploración física con palpación de las gónadas o mamas es el método más preciso para
evaluar el desarrollo puberal. La detección del inicio de un desarrollo mamario de estadio 2
en una niña con sobrepeso mediante la exploración física puede resultar difícil incluso para
un observador formado (aunque el estadio 3 suele ser obvio). Son posibles los errores en la
evaluación de tejido mamario en niñas obesas o la fase del agrandamiento testicular.
Prenatales: Las madres que fuman muchos cigarrillos, (no marihuana), conducen a
pubertad más precoz en los hijos varones. El consumo de té materno,provocaba una edad
de menarquia y pubertad más tardía en niñas, al igual que las hijas de madres que se
mantuvieron más activas físicamente durante la gestación.
Estrés: El maltrato sexual se asocia con un inicio más precoz de la pubertad y una
menarquia temprana, el maltrato infantil de varios tipos se asocia con retraso de la pubertad
y menarquia. La guerra se ha asociado con pubertad tardía masculina.
Trastornos relacionados con pubertad temprana: Se ha asociado con mayor riesgo de
cáncer de mama, carcinoma hepatocelular. La pubertad más tardía se ha asociado con
mayor riesgo de glioma o linfoma no hodgkin.
FEMENINO: El desarrollo de las mamas y sus glándulas apocrinas modificadas está
principalmente bajo el control de los
estrógenos ováricos; el crecimiento
del vello púbico y axilar depende de
los andrógenos secretados por la
corteza suprarrenal y el ovario.
Hay aromatasa en el tejido adiposo,
y los estrógenos producidos en
exceso podrían estimular el
desarrollo mamario a una edad más
precoz en niñas obesas. Las niñas
peripuberales también presentan
valores elevados de andrógenos,
especialmente justo antes del inicio de la pubertad y en los primeros estadios, pero también
hay una secreción reducida de LH, lo que indica que el desarrollo puberal central quizás no
sea la causa de sus signos físicos.
El desarrollo mamario puede ser unilateral durante algunos meses, lo cual NO se debe
confundir con cáncer de mama. Una agenesia hereditaria o espontánea de la mama no
permite el aumento de tamaño glandular ni de la grasa, independientemente del grado de
estimulación estrogénica. La hipertrofia mamaria virginal, un incremento extremo y rápido
del tamaño de la mama al inicio de la pubertad, es infrecuente pero se atribuye en parte a
una mayor sensibilidad a la acción de los estrógenos o al aumento de la síntesis local de
estrógenos y factores del crecimiento.
Los cambios en el diámetro de la papila del pezón son secuenciales y están ligados a los
estadios del desarrollo puberal. El diámetro de la papila del pezón (3-4 mm) no aumenta
mucho durante los estadios 1-3 del vello púbico o mama, pero sí se incrementa después del
estadio 3 mamario, constituyendo así un método objetivo para diferenciar el estadio 4 del
estadio 5 (diámetro final, 9 mm aproximadamente).
La mucosa vaginal pasa de rojiza y brillante a ser más apagada y engrosada cuando las
células de revestimiento se cornifican y la secreción transparente o blanquecina aumenta en
los meses previos a la menarquia como resultado de la acción de los estrógenos. El pH
vaginal disminuye cuando se acerca la menarquia debido al aumento de ácido láctico
producido por lactobacilos de la flora vaginal. La longitud de la vagina aumenta desde unos
8 cm al inicio de la pubertad a 11 cm en la menarquia. Se produce el
engrosamiento,protrusión y aparición de rugosidades en los labios. En el área del monte de
Venus se deposita grasa y los labios mayores adquieren un aspecto arrugado.
**En ocasiones, los labios menores aumentan tanto de tamaño en uno o los dos lados que
surge la sospecha de un tumor; el aumento de tamaño asimétrico de un labio mayor durante
la infancia es un trastorno prepuberal o de la pubertad inicial.
Desarrollo ovárico: La cohorte máxima de células germinales en el ovario fetal tiene lugar
a las 16-20 sem. Los folículos primordiales comienzan a aparecer a las 20 sem,y los
folículos primarios continúan rápidamente; constituyen la reserva vital de folículos, que
disminuye con el desarrollo y los años.
Durante la vida fetal y la infancia se da un crecimiento folicular hasta el estadio antral
grande, pero antes de la menarquia todos los folículos en desarrollo están condenados a la
atresia. Casi nunca hay folículos preovulatorios grandes antes de la pubertad.
El ovario prepuberal cambia con la secreción pulsátil de gonadotropinas, y se observa un
aspecto multiquístico con más de 6 folículos de al menos 4 mm de diámetro. En la
prepubertad el volumen ovárico es de 0,2-1,6 ml en la ecografía, e iniciada la pubertad, el
volumen aumenta a 2,8-15 ml.
El útero crece hasta los 16 años bajo la influencia del estradiol, la progesterona, la hormona
del crecimiento (GH), y IGF-1. El cuerpo del útero aumenta durante la progresión puberal
desde una forma tubular hasta una estructura bulbosa; la longitud del útero pasa de 2-3 cm
a 5-8 cm; y el volumen se incrementa desde 0,4-1,6 hasta 3-15 ml.
Se encuentra un tamaño uterino reducido en pacientes con síndrome de Turner, exposición
infantil a la radioterapia y anomalías en los genes HOX y WNT. Un menor tamaño del útero
se asocia con mayor riesgo de aborto espontáneo y fracaso de la implantación.
Se ha planteado que las mediciones ecográficas uterinas ayudarían al clínico a diferenciar
la telarquia prematura de la pubertad precoz.
** endometriosis de inicio precoz es que el trastorno resulta de restos müllerianos.
Testículos: Los testículos están activos en el período prepuberal, aunque en un nivel bajo.
A lo largo de la pubertad aumentan de tamaño, por el crecimiento de los túbulos seminíferos
asociado al inicio de la actividad espermatogénica y la mitosis de las células de Sertoli, y
aumenta la producción de testosterona. Las células de Sertoli son el tipo celular principal en
los cordones seminíferos en la prepubertad y al inicio de esta, pero en los adultos
predominan las células germinales. Durante la progresión a lo largo de la pubertad, las
células de Sertoli dejan de tener mitosis, se diferencian en células de Sertoli de tipo adulto y
forman uniones oclusivas con el desarrollo de la barrera hematotesticular.
Aunque hay células de Leydig al inicio de la gestación y en período neonatal de secreción
de testosterona, en la infancia el tejido intersticial está compuesto principalmente por células
de tipo mesenquimatoso indiferenciadas. Con el desarrollo puberal y las concentraciones
crecientes de LH aparecen las células de Leydig de tipo adulto. Se ha planteado que las
tres fases de maduración de las células de Leydig se corresponden con etapas de mayor
producción de testosterona: de la semana 14 a la 18 de vida fetal, de 2 a 3 meses después
del nacimiento, y de la pubertad a la etapa adulta.
Las vesículas seminales aumentan de tamaño hasta contener 3,5-4,5 ml, o el 70% del
líquido seminal. El flujo sanguíneo medio de los testículos se incrementa y alcanza las cifras
adultas (medido por ecografía Doppler), con un volumen testicular superior a 4 ml.
FISIOLOGÍA NORMAL
Entre la primera infancia y los 8-9 años (prepuberal), el eje hipotálamo-hipófiso-gonadal
permanece latente, se refleja en las concentraciones plasmáticas indetectables LH y
hormonas sexuales.
Entre 1-3 años antes de que la pubertad sea evidente, se puede demostrar la existencia de
niveles plasmáticos bajos de LH durante el sueño. Esta secreción de LH se produce de
manera pulsátil y refleja una descarga endógena episódica de GnRH.Los pulsos nocturnos
de LH continúan incrementándose en amplitud y, en menor medida, en frecuencia. Esta
secreción pulsátil de gonadotropinas es la responsable del aumento de tamaño y la
maduración de gónadas y de la secreción de hormonas sexuales. La aparición de los
caracteres sexuales secundarios en el inicio de la pubertad es la culminación visible de la
interacción mantenida del hipotálamo, la hipófisis y las gónadas en el período peripuberal.
Hacia la mitad de la pubertad, los pulsos de LH se hacen evidentes incluso durante el día y
se producen a intervalos de 90-120 minutos.
La pubertad precoz central es siempre isosexual y tiene su origen en la activación del eje,
con la consiguiente secreción de hormonas sexuales y la maduración sexual progresiva.
En la pubertad precoz periférica aparecen algunos de los caracteres sexuales
secundarios, pero no se produce una activación del eje normal. En este último grupo, los
caracteres sexuales pueden ser isosexuales o heterosexuales («contrasexuales», fenotipo
contrario al esperado, suele mediarse por andrógenos llevando a virilización).
Puede inducir maduración del eje y desencadenar el inicio de una pubertad central. Este
tipo mixto de pubertad precoz se produce con frecuencia en enfermedades como la
hiperplasia suprarrenal congénita, el síndrome de McCune-Albright y la pubertad precoz
masculina familiar, cuando la edad ósea alcanza el intervalo puberal (10,5-12,5 años).
PUBERTAD PRECOZ CENTRAL: comienzo del desarrollo mamario antes de los 8 años en
las niñas y por el comienzo del desarrollo testicular (volumen ≥4 ml) antes de los 9 años en
los niños, como resultado de una activación precoz del eje.
Es 5-10 veces más frecuente en niñas y es habitualmente esporádica. Aunque alrededor del
90% de las niñas tiene una forma idiopática, puede demostrarse una alteración estructural
del SNC en hasta el 75% de los niños con pubertad precoz central.
Más allá de su etiología, que por esto tiene que ser específicamente abordada, la pubertad
precoz central puede afectar el crecimiento lineal y el potencial de crecimiento del niño.
CLÍNICA: El desarrollo sexual puede comenzar a cualquier edad y por lo general sigue la
secuencia observada en la pubertad normal. En las niñas los primeros ciclos menstruales
pueden ser más irregulares que en la pubertad normal. Los ciclos iniciales son
anovulatorios, pero se ha comunicado un embarazo tan precoz como a los 5,5 años.
En los niños biopsias testiculares han mostrado la estimulación de todos los elementos y se
ha observado espermatogénesis con tan sólo 5-6 años.
En niñas y niños, la altura, peso y maduración ósea están avanzados. La elevada velocidad
de maduración ósea produce un cierre temprano de las epífisis y la talla final es menor.
Sin tratamiento, alrededor del 30% de las niñas y un porcentaje aún mayor de niños
alcanzan una talla adulta por debajo del percentil 5. El desarrollo mental es generalmente
compatible con la edad cronológica. La conducta emocional y los cambios de humor son
frecuentes, pero los problemas psicológicos graves son poco habituales.
Aunque el curso clínico es variable, se pueden identificar tres patrones principales. La
mayoría de las niñas (especialmente <6 años al inicio) y una gran mayoría de los niños
tienen una pubertad rápidamente progresiva, caracterizada por una rápida maduración
física y ósea, lo que lleva a una pérdida de potencial de talla. Un porcentaje cada vez más
importante de niñas (>6 años al inicio, idiopática) tienen una variante lentamente
progresiva, caracterizada por una maduración ósea y un crecimiento lineal paralelos, con
preservación del potencial de talla. La pubertad precoz central no sostenida o que regresa
de forma espontánea es bastante infrecuente. Esta variabilidad en la historia natural de la
precocidad sexual subraya la necesidad de una observación longitudinal en el inicio del
desarrollo sexual antes de considerar un tratamiento.
Pruebas de Laboratorio:
Las concentraciones de hormonas sexuales habitualmente son adecuadas a la fase puberal
en ambos sexos. A pesar de la disponibilidad de pruebas sensibles y específicas para medir
las hormonas sexuales (cromatografía líquida/espectrometría de masas en tándem), las
concentraciones plasmáticas de estradiol en las niñas son bajas o indetectables en la
primera fase de precocidad sexual. En los niños, los niveles de testosterona plasmática
suelen ser detectables o estar claramente elevados en el momento en el que los padres
buscan atención médica siempre que se obtenga una muestra a primera hora de la mañana.
La maduración ósea está acelerada de forma variable, con frecuencia más de 2-3 DE. La
ecografía pélvica muestra un aumento progresivo del tamaño de los ovarios, seguido de un
aumento del fondo del útero y posteriormente de todo el órgano hasta un tamaño puberal.
Una RM suele demostrar un aumento fisiológico del tamaño de la hipófisis, al igual que en la
pubertad normal, y a veces revela la presencia de patología del SNC.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Las causas orgánicas del SNC de la precocidad sexual son más probables en los niños
varones y en aquellas niñas con un desarrollo mamario rápido, que presentan niveles de
estradiol >30 pg/ml o <6 años de edad.
En todos los niños de estos grupos se debería realizar una RM cerebral o hipofisaria. En
concreto, no se dispone todavía de criterios específicos para solicitar un estudio de imagen
cerebral en niñas mayores de 6 años, aunque algunos autores recomiendan realizar RM en
todos los niños con pubertad precoz de origen central.
Las causas no dependientes de gonadotropinas de pubertad precoz isosexual deben
considerarse en el diagnóstico diferencial, en las niñas, éstas incluyen tumores ováricos,
quistes ováricos con funcionamiento autónomo, tumores suprarrenales feminizantes,
síndrome de McCune-Albright y fuentes exógenas de estrógenos. En los niños, debería
considerarse la hiperplasia suprarrenal congénita, los tumores suprarrenales, los tumores
de células de Leydig, los tumores productores de gonadotropina coriónica humana, la
exposición a andrógenos exógenos y la pubertad precoz familiar masculina.
TRATAMIENTO
Prácticamente todos los niños; y las niñas con pubertad precoz rápidamente progresiva son
candidatos a tratamiento. Las niñas con pubertad precoz central idiopática lentamente
progresiva no parecen beneficiarse de la terapia con agonistas de GnRH en términos de
pronóstico de talla.
Los niños que fueron pequeños para la edad gestacional pueden presentar un mayor riesgo
de talla baja en la edad adulta y pueden requerir un tratamiento más agresivo de la pubertad
precoz, posiblemente junto con un tratamiento con hormona del crecimiento humana.
Las células gonadotropas hipofisarias requieren una estimulación pulsátil, más que
continua, por parte de la GnRH para mantener la liberación continua de gonadotropina, esto
proporciona la base lógica para emplear agonistas de GnRH en el tratamiento de la
pubertad precoz central. Gracias a que son más potentes y tienen una mayor duración de
acción que la GnRH nativa, estos análogos de GnRH (tras un breve período de
estimulación) «desensibilizan» las células gonadotropas de la hipófisis frente al efecto
estimulador de la GnRH endógena y detienen eficazmente la progresión de la precocidad
sexual central.
Las formulaciones de acción prolongada de los análogos de GnRH, que mantienen
concentraciones bastante estables de fármaco durante semanas o meses, constituyen las
preparaciones de elección para el tratamiento de la pubertad precoz central.
1) acetato de leuprolida, a dosis de 0,25-0,3 mg/kg (mínimo 7,5 mg) por vía intramuscular
una vez cada 4 semanas.
2) preparados de acción prolongada de leuprolida depot que permiten la administración de
las inyecciones (11,25-30 mg intramusculares) cada 90 días.
3) histrelina, un implante subcutáneo de 50 mg cuyos efectos duran 12 meses.
Otras opciones de tratamiento, que se suelen reservar para los niños que no toleran los
productos recogidos antes, son las inyecciones subcutáneas de leuprolida acuosa,
administradas una o dos veces al día (dosis total de 60 mg/kg/24 h), o la administración
intranasal del agonista de GnRH nafarelina, 800 mg dos veces al día. La posibilidad de un
cumplimiento irregular en la administración diaria, así como la variabilidad de la absorción
intranasal de la nafarelina, pueden limitar el beneficio a largo plazo de estas preparaciones
sobre la talla adulta.
*Los antagonistas de la GnRH no se han estudiado y no están aprobados por la FDA. Los
antagonistas orales de la GnRH también están en fase de investigación. *
En las niñas, el desarrollo mamario puede regresar en aquéllas en estadio II-III de Tanner.
Con mayor frecuencia, el tamaño de las mamas permanece sin cambios en las niñas en
estadio III-V del desarrollo, o puede incluso aumentar ligeramente debido al depósito
progresivo de tejido adiposo. La cantidad de tejido glandular disminuye.
El vello púbico suele permanecer estable en las niñas o puede progresar lentamente
durante el tratamiento, reflejando el incremento gradual de los andrógenos suprarrenales.
La menstruación, si está presente, desaparece.
La ecografía pélvica muestra una disminución del tamaño ovárico y uterino.
En los niños, se produce una disminución del tamaño testicular, una regresión variable del
vello púbico y una disminución de la frecuencia de las erecciones. Aparte de una
disminución reversible de la densidad ósea , no se han documentado efectos adversos
graves de los análogos de GnRH en los niños tratados por precocidad sexual.
En la RM, aparece como una masa pediculada pequeña unida al tuber cinereum o al suelo
del tercer ventrículo o, con menos frecuencia, como una masa sésil cuyo tamaño no varía
durante años. Los hamartomas hipotalámicos, especialmente su variante sésil, pueden
asociarse con crisis gelásticas o psicomotoras.
Otra gran variedad de lesiones o agresiones sobre el SNC, que generalmente afectan al
hipotálamo por cicatrización, invasión o presión se ha asociado con la precocidad sexual
dependiente de gonadotropina: cicatrices postencefalitis, meningitis tuberculosa, esclerosis
tuberosa, TEC grave e hidrocefalia aislada o asociada a mielomeningocele.
Las neoplasias que producen pubertad precoz son los astrocitomas, los ependimomas y los
tumores de la vía óptica. Estos últimos (típicamente gliomas ópticos lentamente progresivos
o indolentes) son altamente prevalentes (15-20%) en los niños con neurofibromatosis tipo 1
y constituyen el principal factor etiológico de la precocidad sexual central (alrededor del 3%)
de niños con neurofibromatosis 1. Aproximadamente un 50% de los tumores de la región
pineal son tumores de células germinales o astrocitomas; los demás comprenden una gran
variedad de tumores con diferentes tipos histológicos. En los niños varones, los tumores de
células germinales pineales o hipotalámicos pueden producir pubertad precoz por secreción
de gonadotropina coriónica humana (hCG), que estimula los receptores de LH de las células
de Leydig de los testículos.
A menos que se preste una cuidadosa atención a los signos precoces de desarrollo puberal
en estos niños, la combinación del déficit de hormona del crecimiento y el efecto promotor
del crecimiento de los esteroides sexuales con frecuencia produce una velocidad de
crecimiento normal a expensas de una edad ósea rápidamente acelerada y de un potencial
de talla adulta mermado.
Tratamiento: Los análogos de GnRH son eficaces para detener la progresión puberal en
esta población de pacientes. Sin embargo, el déficit concomitante de hormona del
crecimiento (y/o el déficit de hormona tiroidea) debe ser diagnosticado y tratado de forma
precoz para mejorar el pronóstico de talla adulta. De forma paradójica, puede desarrollarse
un hipopituitarismo con déficit de gonadotropinas como consecuencia tardía de la
radioterapia a dosis altas sobre el SNC, en pacientes con o sin antecedentes de pubertad
precoz, que puede requerir tratamiento sustitutivo con esteroides sexuales.
Estos niños tienen las manifestaciones habituales del hipotiroidismo, incluido el retraso del
crecimiento y de la maduración ósea. La causa del hipotiroidismo es con frecuencia una
tiroiditis de Hashimoto, habitualmente no diagnosticada, especialmente en niños con
necesidades especiales y aquellos con trisomía 21, en los que los síntomas de un
hipotiroidismo profundo pueden ser más difíciles de reconocer.
El aumento de tamaño de la silla turca, típico del hipotiroidismo primario de larga evolución,
puede apreciarse en una radiografía craneal o una RM. Los niveles plasmáticos de TSH se
encuentran muy elevados, con frecuencia por encima de 500 mU/ml, y los niveles de
prolactina y estradiol se encuentran ligeramente elevados.
Aunque la FSH es baja y la LH indetectable, cuando se miden con pruebas específicas,
parece que las excesivamente elevadas concentraciones de TSH interaccionan con el
receptor de FSH, por lo que se inducen efectos similares a los de FSH en ausencia de los
efectos de LH sobre las gónadas. El efecto parecido a la FSH es suficiente para inducir la
secreción ovárica de estradiol, mientras que en los varones se produce el aumento del
tamaño testicular sin una secreción sustancial de testosterona. De esta manera, la pubertad
precoz asociada con hipotiroidismo se comporta como una forma incompleta de pubertad
dependiente de gonadotropinas.
El tratamiento del hipotiroidismo logra un rápido restablecimiento bioquímico y clínico. En
los meses posteriores al inicio de la administración hormonal tiroidea puede producirse la
progresión hacia una pubertad central con un aumento rápido de la edad ósea, una
complicación que podría justificar el retraso de la pubertad con análogos de la GnRH. La
macroorquidia (volumen testicular >30 ml) puede persistir en los hombres a pesar del
tratamiento adecuado con tiroxina.
En los niños la pubertad precoz es menos frecuente, el aumento de los testículos en los
niños es bastante simétrico. Se sigue de la aparición de crecimiento fálico y de vello púbico,
como en la pubertad normal. La histología testicular ha mostrado la presencia de túbulos
seminíferos grandes con hiperplasia mínima o nula de las células de Leydig; estos hallazgos
podrían simplemente reflejar que las biopsias se obtuvieron en un estadio precoz del
desarrollo puberal.
En las niñas y los niños, cuando la edad ósea alcanza el intervalo de edad puberal normal,
comienza la secreción de gonadotropinas y la respuesta a la GnRH se convierte en puberal.
La pubertad precoz central predomina sobre la pseudopubertad precoz previa
(independiente de gonadotropinas).
En las niñas, las menstruaciones se vuelven regulares, pero habitualmente no del todo, y se
ha demostrado fertilidad. En estos pacientes la progresión de la pubertad es variable. Los
quistes ováricos funcionantes suelen desaparecer; la indicación de aspiración o resección
quirúrgica de los quistes es excepcional, aunque se puede producir una torsión ovárica.
En las niñas con secreción persistente de estradiol, los agentes que interfieren con el paso
final de la biosíntesis de estrógenos (inhibidores de la aromatasa como el letrozol [1,25-2,5
mg/día oral]) o los antiestrógenos (como el tamoxifeno, 5-20 mg/día orales) limitan, de forma
variable, los efectos de los estrógenos en la pubertad y la maduración ósea.
Estos mismos compuestos también se han empleado en niños combinados con
antiandrógenos (como espironolactona, 50-100 mg dos veces al día; flutamida, 125-250 mg
dos veces al día, o bicalutamida, 25-50 mg/día). Estos compuestos no están aprobados por
la FDA para esta indicación; el tamoxifeno, la flutamida y la bicalutamida pueden ser
hepatotóxicos y la espironolactona a dosis elevadas puede causar excepcionalmente
hiperpotasemia. El tratamiento asociado con análogos de GnRH de acción prolongada está
indicado sólo en los pacientes cuya pubertad ha cambiado de un mecanismo independiente
de gonadotropinas a uno predominantemente dependiente de gonadotropinas.