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Investigación cualitativa: esta categoría incluye los estudios de metodología cualitativa y no está contemplada
por SIGN. Los estudios incorporados han sido evaluados a nivel metodológico, incluyéndose en esta
categoría aquellos estudios más rigurosos.
Grado de recomendación
Al menos un metanálisis, revisión sistemática de ECA, o ECA de nivel 1++, directamente aplicables
A a la población diana, o evidencia suficiente derivada de estudios de nivel 1+, directamente aplicable
a la población diana y que demuestren consistencia global en los resultados.
Evidencia suficiente derivada de estudios de nivel 2++, directamente aplicable a la población diana
B y que demuestren consistencia global en los resultados. Evidencia extrapolada de estudios de nivel
1++ o 1+.
Evidencia suficiente derivada de estudios de nivel 2+, directamente aplicable a la población diana y
C que demuestren consistencia global en los resultados. Evidencia extrapolada de estudios de nivel
2++.
D Evidencia de nivel 3 o 4. Evidencia extrapolada de estudios de nivel 2+.
Fuente: Scottish Intercollegiate Guidelines Network. Forming guideline recommendations. En: SIGN 50: A guideline developeers’
handbook: Edinburgh: SIGN; 2001 (1).
1. En ocasiones el grupo elaborador se percata de que existe algún aspecto práctico importante sobre el que se quiere hacer énfasis y para
el cual no existe, probablemente, ninguna evidencia científica que lo soporte. En general estos casos están relacionados con algún aspecto del
tratamiento considerado buena práctica clínica y que no se cuestionaría habitualmente. Estos aspectos son valorados como puntos de buena
práctica clínica. Estos mensajes no son una alternativa a las recomendaciones basadas en la evidencia científica sino que deben considerarse
únicamente cuando no existe otra manera de destacar dicho aspecto.
Tras una conducta suicida se recomienda realizar siempre una adecuada evaluación psicopatológica
DGPC y social que incluya las características psicológicas y contextuales del paciente, así como una
evaluación de los factores de riesgo y de protección de conducta suicida.
Toda la información recabada a lo largo del proceso de evaluación deberá ser registrada de forma
DGPC
adecuada en la historia clínica.
Es recomendable contar con la información del paciente y de otras fuentes, como familiares,
DGPC amigos, allegados y otros profesionales sanitarios o cuidadores.
La estimación del riesgo suicida de un paciente deberá hacerse mediante el juicio clínico del
DGPC profesional, teniendo en cuenta la presencia de factores de riesgo y protectores.
Aunque no validadas en España, también se recomiendan las escalas SAD PERSONS o IS PATH
D WARM por su facilidad de aplicación.
Al valorar a un paciente con varios intentos de suicidio se recomienda tener en cuenta que cada uno
C
puede tener razones diferentes y por tanto cada intento debe ser evaluado de forma independiente.
Se recomienda evitar todo tipo de actitudes negativas hacia las personas con conducta suicida
3 reiterada, favoreciendo una atención profesional basada en el respeto y la comprensión hacia este
tipo de pacientes.
Se recomienda explorar pensamientos suicidas en los pacientes en los que se sospeche ideación
3 suicida y presenten factores de riesgo de suicidio. Esto no aumenta el riesgo de suicidio.
Se recomienda que las preguntas a los pacientes sobre sus ideas de suicidio se formulen de forma
D
gradual. No deberán ser exigentes ni coercitivas, sino plantearlas de manera cálida y empática.
Si se confirma la presencia de ideación suicida será preciso realizar preguntas específicas dirigidas
3 a valorar la posibilidad real de suicidio (frecuencia y gravedad de las ideas, grado de planificación…).
En caso de ideación suicida se recomienda la derivación urgente al Servicio de Salud Mental, si:
–– Presencia de trastorno mental grave
–– Conducta autolítica grave reciente
Toda la información del paciente será recogida en la historia clínica, así como la justificación
3 razonada del tipo de derivación.
Se recomienda, una vez producido un episodio de conducta suicida, una adecuada comunicación
3 entre el Servicio de Salud Mental y el médico de Atención Primaria.
Se recomienda que todos los pacientes que acudan a un Servicio de Urgencias por una conducta
3 suicida sean catalogados en el triaje de tal forma que se asegure su atención dentro de la primera
hora desde su llegada.
Se propone la versión breve del cuestionario de Horowitz para ser formulado por el personal
3 encargado del triaje en el Servicio de Urgencias a aquellas personas que acuden por conducta
suicida y en las que no existe una afectación grave de su condición física.
Los profesionales no especializados en Salud Mental deberían recibir una adecuada formación en
D
la evaluación de pacientes que acuden por una conducta suicida.
La formación del médico de Urgencias en la atención a pacientes con conducta suicida debería
incluir aquellos aspectos considerados de su competencia, entre otros:
3 –– Evaluación del estado y capacidad mental del paciente y de su estado de ánimo
–– Habilidades en la detección de riesgo de suicidio inmediato
–– Conocimiento básico de las condiciones médico-legales de las situaciones de urgencia.
La evaluación del paciente con conducta suicida deberá realizarse en un ambiente de privacidad,
3 confidencialidad y respeto.
Se recomienda que los pacientes con un intento de suicidio sean valorados por un psiquiatra,
3 cuando así lo considere el médico de Urgencias Hospitalarias. En ocasiones, esta evaluación
podría diferirse, derivándose con carácter preferente a una consulta de Salud Mental.
Se recomienda la mejora en las siguientes áreas de atención a las personas con conducta suicida:
–– Comunicación entre pacientes y profesionales
3 –– Empatía
–– Acceso a la asistencia sanitaria especializada
–– Información sobre la conducta suicida a pacientes, cuidadores y público en general.
Recomendaciones generales
Se recomienda abordar la conducta suicida desde una perspectiva amplia, en la que se valoren
de forma integral las intervenciones farmacológicas, psicoterapéuticas y psicosociales de las que
3 el paciente pueda beneficiarse y contar con la implicación de los profesionales sanitarios de los
distintos niveles asistenciales.
Intervenciones psicoterapéuticas
Las técnicas psicoterapéuticas juegan un importante papel en el tratamiento de los pacientes con
3 conducta suicida, por lo que se recomienda garantizar su disponibilidad para aquellas personas
que las necesiten.
De modo general, en los pacientes con conducta suicida se recomiendan los tratamientos
B psicoterapéuticos de corte cognitivo-conductual con una frecuencia semanal, al menos al inicio
del tratamiento.
La psicoterapia empleada debería incidir siempre sobre algún aspecto concreto del espectro
B
suicida (autolesiones, ideación suicida, desesperanza o conductas suicidas).
Para el tratamiento farmacológico de pacientes adultos con depresión mayor que presentan
A
ideación suicida se recomienda preferentemente el tratamiento con antidepresivos del grupo ISRS.
Se recomienda el tratamiento con litio en pacientes adultos con trastorno bipolar que presentan
A conducta suicida, ya que además de su efecto estabilizador de ánimo añade una potencial acción
antisuicida.
Cuando se considere necesario finalizar el tratamiento con litio deberá hacerse de forma gradual,
D
al menos durante dos semanas.
En pacientes con trastorno bipolar y riesgo de suicidio que precisen tratamiento con
C anticonvulsivantes, se recomienda el tratamiento con ácido valproico o carbamazepina de forma
continuada.
Se recomienda la vigilancia de los pacientes con epilepsia que están siendo tratados con
C gabapentina, lamotrigina, oxcarbazepina y tiagabina, ya que puede aumentar el riesgo de conducta
suicida.
Terapia electroconvulsiva
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4
Generales
El manejo de la ideación y la conducta suicidas deberá incluir siempre:
–– Psicoeducación
–– Apoyo individual y familiar
–– Coordinación entre profesionales de diferentes niveles asistenciales
–– Atención a la posible patología de base y a comorbilidades
–– Hacer partícipe a la familia y allegados en el proceso de evaluación y tratamiento
–– Garantizar un ambiente de privacidad, confidencialidad y respeto.
2. Criterios de derivación
La decisión final sobre la derivación a otro dispositivo y el carácter de dicha derivación
(urgente o preferente) se realizará mediante una valoración global de estos criterios.
De forma general, se considera que al menos uno de los criterios debe ser positivo para
decidir la derivación urgente. Los motivos de dicha derivación deberán ser registrados
convenientemente en la historia clínica.
En algunos casos, y como medida de seguridad, será necesario hacer el traslado desde
Atención Primaria en ambulancia.
3. Triaje
Todos los pacientes que acudan a un Servicio de Urgencias Hospitalarias debido a una
conducta suicida deberían ser catalogados de forma que se asegurase su atención al menos
dentro de la primera hora desde su llegada.
4. Medidas de seguridad
Deberán adoptarse todas aquellas medidas de seguridad que impidan la fuga y la auto
o heteroagresividad. De forma general, a los pacientes se les debe pedir que entreguen
todo objeto potencialmente dañino y no debe haber medicamentos a su alcance. En
algunos casos será necesario avisar al servicio de seguridad y/o la policía. Debería existir
un protocolo específico de cómo registrar y retirar estos objetos potencialmente dañinos.
Cuando existe un riesgo inminente de conducta suicida, además de las medidas
anteriores, deberá valorarse la necesidad de contención mecánica, no dejar a la persona
sola y/o asegurar la supervisión y contacto regular con algún profesional del Servicio de
Urgencias Hospitalarias.