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EL C O R R E O D E L A M O R

1 A R A C IO N E S A M O R O S A S
DECLAM ADO R A M O R Ü S
MANUALES DE CORRESPONDENCIA

EL CORREO DEL AM O R
y
Secretario de los Amantes

MEXICO
I

LO QUE ES EL AMOR

El amor es la fuerza de las fuerzas: aparece cuan­


do el hombre se halla en su mayor desarrollo y vigor
y desaparece cuando los años lo han rendido.
Entre las pasiones humanas es el amor, la más cá­
lida y la más rica. Sobre sus altares, todas las facultades
de la mente llevan su tributo, cada latido del corazón
ofrece sus ardores.
Todo lo que es humano puede ser arrastrado por
el torbellino del amor, y más de una vez se queja el
hombre porque no tiene más que una vida para ofre­
cer en holocausto a este dios.
Y sin embargo, quiere el amor también ser conquis­
tado como las demás fuerzas de la Naturaleza, y sin
perder un átomo de su energía ni una flor de sus guir­
naldas ha de ser guiado por la ciencia que todo lo en­
tiende y todo lo guía.
El rayo que aterra al salvaje en el polvo del mie­
do es guiado por el hombre civilizado por el alambre
del pararrayo; adora los collares de nuestras mujeres
y transmite el pensamiento humano desde el uno al
otro hemisferio. Pues bien, este otro rayo que más po-

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tente y más peligroso estalla en los huracanes del co­ la vida será corta para ellos para poder apagar la in­
razón humano, tiene que ser estudiado, guiado, rendido mensa sed de amor que los consume. Aman pronto
para que se pueda medir, pesar y gobernar. porque aman mucho, lo mismo que muchos hombres
El amor ha de ser la más querida, la más preciosa, de talento piensan a los diez años lo que otros no pien­
la más potente de las fuerzas civilizadas; ninguna otra san a los treinta.
pasión puede pretender la supremacía, donde él apa­
rece, ninguna otra puede resolver ese problema subli­ III
me de unir la suprema voluptuosidad con la suprema
virtud, de generar el bien de los futuros con el goce DESARROLLO DEL AMOR
de los vivientes, de transmitir la civilización a los veni­
deros en el dulce espasmo de un abrazo. Si se quie ie que sea el amor la verdadera alegria de
la vida y no un conjunto de voluptuosas mentiras, es
preciso ser sinceros en el piimer beso. Si, cuando amáis
II por primera vez, no es verdad, no es justo, no es natu­
ral que declaréis que aquello es vuestro único amor.
POR QUE SE AMA No juréis en falso, no os hagáis perjuro antes de cono­
cer lo que sea la verdad. A la eternidad de vuestros
Si preguntáis a un jovencito por qué ama a una juramentos responderá con sardónica risa la indiferen­
niña, en vez de responderos huirá avergonzado; si se cia de mañana y el arrepentimiento de pasado ma­
lo preguntáis a una jovencita se tomará de púrpura ñana.
y os responderá una impertinencia. Ellos aman, pero Antes de haber amado de verdad, seriamente can­
no saben por qué aman. Preguntáis a un precoz capu­ taréis en todos los tonos que la virtud no existe y que
llo de rosa por qué ha querido florecer en julio, en vez el amor es un sueño, y niños, viejos a la vez, renega­
de esperar las cálidas y voluptuosas brisas de septiem­ réis de un Dios, cuyo templo no conqcéis.
bre; preguntad a un pauporcino de enero por qué no ha Abandonados por una camarera que apagaba en
esperado las frescas brisas de marzo para perfumar el vuestra fresca y robusta juventud el calor de sus miem­
cojín de musgo donde ha hecho su n id o ... y el por bros marchitados por la lascivia, gritáis a la traición
qué no lo saben. y tomáis la lascivia por el amor; atados durante un
En los hombres ardientes, los primeros crepúsculos día al carro de una coqueta, maldecís a la fe traicio­
de amor aparecen más pronto, porque la Naturaleza, nada, si por un capricho se cortó la hebra de seda que
fecunda e impaciente, quiere dar pronto sus flores y toda juntamente con otros esclavos os ataba a ella. Vosotros

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mismos mentís sin saberlo y decís que el amor es una Las más rápidas y ardientes simpatías nacen de la
mentira. admiración, de la forma, o, lo que es lo mismo, del sen­
Sería bueno que el hombre y la mujer que se aman timiento de lo bello que se satisface con el objeto que
no juraran nunca. se desea y estamos por amar.
La mujer también se conmueve súbitamente por
IV las bellezas de las formas varoniles y puede amar a un
hombre únicamente porque es guapo; pero en ella el
DE LAS SIMPATIAS campo de la simpatía se ensancha en más altas esferas,
y el carácter y la inteligencia la seducen más que a
¿Cuáles son las verdaderas fuentes del amor? ¿Cuá­ nosotros. Hombres feísimos tuvieron la sobrehumana
les los caminos que conducen al sagrado templo? No voluptuosidad de ser amados, pero en la actitud de su
habría de haber más que una fuente única y un solo carácter, en su potente inteligencia, en su elevada po­
camino; pero son tantos los que se apiñan para entrar sición, tenían la fascinación, y ésta pertenecía al mundo
donde todos esperan encontrar un goce supremo que de lo bello. La mujer tiene en sí tanta potencia de tras­
no todos entran por la ancha carretera trazada por la misión de los elementos germinativos, y tan grande cú­
Naturaleza sino por puertas escondidas y caminos ex­ mulo de hermosura que puede pasarse de la de su com­
traviados, llegan a la meta y son infelices porque el pañero, por ello quiere ser conquistada por una fuerza
pecado de origen de sus amores los condena a una vida superior, quiere sentirse fascinada por algo ^ue brille,
peligrosa llena de penas y de amarguras. que relampaguee o que fulmine.
Todas las fuentes naturales del verdadero y gran­
de amor se resumen en una sola. Son gotas que se
destilan lentamente desde lo más profundo de nuestras
entrañas y en las entrañas mismas se emparejan y for­ ALGUNAS NOCIONES DE CORTESIA
man riachuelos que a su vez se reúnen en un polvo AMOROSA
álveo de nuestras venas hasta que brotan afuera en la
única cálida y vibrante oleada de la “simpatía”. I
Las impatía es la única y verdadera fuente del amor.
“ ¡Simpatía!” hermosísima entre las hermosas palabras, DE COMO HAY QUE VESTIRSE
del lenguaje humano! Padecer juntos es el melancólico
vaticinio de la vida, vivida entre dos; pero mejor aún, Cuando se quiere a una joven y se tiene deseo de
es sentir juntos, reír y llorar juntos. que ella también consienta en amarnos para después

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llevar juntos una existencia dichosa y honrada, es pre­ III
ciso ante todo aprender a saber dirigir, mantener y pre­
parar nuestros discursos y costumbres y también nues­ DE LA MANERA DE CONDUCIRSE EN
tros trajes. LA SOCIEDAD
Por lo tanto, antes de acercamos a una joven con el
propósito de casarse con ella, hay que vestirse con mu­ Al hablar con la novia hay que gastar un lenguaje
cho esmero pero siempre en conformidad con la posición honesto, moderado, sin bromas de mal género, sin co­
que uno ocupa, en no gastar más lujo de lo que nuestros meter ninguna acción indecente o descortés.
recursos nos lo permitan. Además, tiene uno que tener Es preciso tener también mucha atención, no tener
un carácter alegre, agradable y cariñoso. relaciones ni amistades con personas que podrían com­
Es así que podrá uno conquistar con más facilidad prometer vuestra honra, porque son viciosas, y aun
la amistad y el cariño de una joven honrada, evitando cuando vuestras inclinaciones no fuesen las mismas que
sobre todo que haga comparaciones respecto a nuestros las de ellas, sin embargo, por el mero hecho de fre­
modales y formas exteriores. cuentarlas daríais lugar a que la gente se formara mala
opinión de vosotros.
Pero si vuestra conducta es irreprochable siempre
II ds veréis respetado por todo el mundo.

CUALIDADES Y DEFECTOS IV

El no ser guapo ni tener un cuerpo bien hecho es DE COMO HAY QUE HACER PARA BUSCAR
así un defecto, pero un defecto que puede fácilmente ' UNA NOVIA
enmendarse con buenos modales, con mucha gracia en
el hablar y mucha sensatez. Cuando se desea buscar una novia, lo mejor que
En cambio si uno ha sido favorecido por la Natu­ puede hacer es frecuentar las reuniones donde acuden
raleza de aquellos dones que forman la hermosura del a ellas muchas jóvenes solteras.
cuerpo, sería un estúpido si se vanagloriara de ellos, Si llega a encontrar a la persona que según él, re-
porque esto significaría una corta inteligencia y pobre­ une las condiciones necesarias para ser su esposa, tiene,
za de nobles sentimientos. antes de declararse a la joven, que tomar serios infor­
La belleza se parece a una flor; hoy hermosa y per­ mes sobre los padres de la muchacha, sobre la posición
fumada, mañana marchita e inútil. que ocupa en la sociedad, y sobre sus cualidades perso-

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nales. Así se evita el caso de amar a una joven y ha­ cir la broma más ridicula e insensata del mundo, pues
llarse después en la imposibilidad de casarse con ella. uno de los caracteres esenciales del amor es precisamente
Es preciso también darse cuenta de la honradez no la injusticia.
sólo de la joven, sino también de toda su familia y saber 3
si dispone de medios iguales, menores o mayores que El amor no es más que la más descarada, prepoten­
los vuestros. te, irresistible y colosal de las injusticias. Por encima
Si la muchacha es más rica y más noble haced un de la verdad, de la virtud, del agradecimiento, de las
examen concienzudo de vuestras cualidades y méritos leyes escritas y de las costumbres, más fuerte aún que
y si vuestras prendas morales e intelectuales y vuestra las leyes, el amor dispensa sus favores a la más sublime
posición pueden igualar su riqueza y su nobleza podéis como a la más baja de las criaturas.
francamente declararle vuestro amor; si no, no; porque 4
así evitaréis más de un disgusto una vez casado con Pocos son los hombres sanos y vigorosos que se mue­
ella. ren sin haber poseído una mujer, muchos se mueren
Si en cambio la muchacha es pobre, antes de decla­ sin haber amado nunca a una mujer. Para ellos el amor
raros a ella estudiad detenidamente su carácter y las es como el hambre y la sed con esta sola diferencia:
prendas de su ánimo y si es honrada, tranquila y hu­ que en vez de apagarse con pan y con vino se satisface
milde, no dudad en casaros con ella porque resultará con una hembra.
una buena esposa y una excelente madre de familia. 5
Durante todo el tiempo de vuestro noviazgo no de­ ¡Oh, enamorados! no tengáis miedo de las tempes­
jaréis ni un momento de mostraros amable y respetuo­ tades, ni de los ciclones, ni de los rayos; no le temáis
sos con vuestra novia, y nunca os tomaréis la libertad al puñal, al veneno ni al terremoto, y haced burla de
de pronunciar una palabra incorrecta ni dar una broma la calumnia, del odio y de la envidia. Si queréis que
de mal género que pueda ofender su pudor. vuestro ardor sea eterno y siempre resplandeciente las
gemas de vuestro tesoro, temedle a un pequeño insecto,
CODIGO DEL AMOR el más formidable enemigo del amor: “la polilla del
aburrimiento”.
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Cada cual recibe la cantidad de amor que se me­ Amar por una hora es propio de cualquier animal;
rece; ni más ni menos. amar un día es cosa muy corriente en el hombre, pero
2 sólo los ángeles aman toda la vida y los dioses aman
Decir a los que aman: “Sed justos” equivale a de­ para siempre a una persona sola.

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Decir que no se puede amar más que una vez sola Es el deseo en el amor como un pajarito recién sa­
en la vida, es pronunciar una de las mayores fanfarro­ lido del nido que cae en manos de un niño. Tanto lo
nadas de que se hace culpable al amor, cada día. manosea y le da de comer que el pajarito se muere.
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El homicidio, en amor, no es más que una pesa­ Hay veces en que la lujuria es la madre del amor,
dilla, pera el pegar es pecado mortal y sacrilegio. pero con frecuencia es su verdugo.
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Cuando la ofensa puede matar al amor, es que el Decir: “Siempre te amo y te amaré lo mismo que
amor propio era más fuerte que el amor. ahora”, es jactancia de enamorados, es la mentira más
10 grande que se pueda pensar y decir. Siempre se ama
j Cuántas veces el amor no es más que amor propio de diferente manera y cada día, cada hora y cada mi­
acompañado y vencido por la concupiscencia! nuto el amor se transforma como sucede en todas las
11 cosas vivientes, cálidas y jóvenes que miden la existen­
En amor no hay ni mancha ni cobardía ni ver­ cia, las fuerzas y la juventud por la rapidez de las trans­
güenza. Su luz es tan intensa que todo lo hace resplan­ formaciones.
decer; su calor es tan grande que todo lo alienta; es 17
tan dulce que quita toda amargura. El que crea que dos besos se parecen y que dos cari­
12 cias pueden ser iguales, no ha leído siquiera el abece­
La mujer que amamos, séanos madre, hermana, hi­ dario del amor.
ja o esposa, siempre es un ángel. La mujer que no se 18
quiera no es más que una hembra aunque sea tan her­ El apretón de manos es el último y más vehemente
mosa como una Venus. saludo de amistad, pero es también con frecuencia el
13 primer paso en las conquistas amorosas.
Desde el momento en que el hombre y la mujer 19
han pronunciado juntos aquellas suaves palabras: “¡Te El amor miente en la mano con menos frecuencia
amo!” se vuelven, sin saberlo ellos mismos, sacerdotes que los labios y la mirada. La mujer, la más hipócrita,
de un templo en que tienen que custodiar el fuego sa­ no recela del apretón de manos porque lo considera
grado del deseo. En no dejarlo apagar por demasiado como la más inocente de las expresiones.
combustible o por falta de aire o por mucho frío, con­ 20
siste el secreto de amar eternamente. El amor, como el sol y todas las cosas de magnitud,

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nace y muere entre dos crepúsculos: el “quizá” de la 28
esperanza y el “quizá” del remordimiento. —¡Oh, hombre! ¿Quieres ser amado? Seas fuerte,
21 atrevido, temerario en la pasión, grande en el genio. La
I Cuántas veces y de cuántas maneras sabe una mu* Naturaleza te hizo el defensor de la familia, te hizo sol­
jer decimos con su mano terrible: “quizá” ! dado para amar y para vivir; es preciso que seas fuerte.
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El amor es una flor, el matrimonio un fruto. No Las mujeres más fáciles de conquistar son las más
hay que aspirar enteramente el perfume de aquella difíciles de conservar, mientras las que cuestan mucho
flor, ni coger más de una vez aquel fruto. trabajo para obtenerlas más fácilmente se guardan.
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En el código del amor no hay más que un crimen: ¡Ay de la mujer que en un año, en un mes, en un
“la mentira” ; no hay más que una pena: “la muerte”. día, satisface todos los deseos de un hombre! Dos aman­
24 tes, dos esposos, deben morir sin haber vaciado hasta la
El goce de los goces, el delirio de los delirios, la última gota de la copa del amor.
embriaguez de las embriagueces, la gema de las ge­ 31
mas, el tesoro de los tesoros, el infinito de los infinitos, Ay de la mujer que en ciertas ocasiones demuestra
siempre es el amor. saber más que el hombre, porque éste quiere ser maes­
25 tro y no discípulo de su compañera.
Para conquistar a un hombre basta ser medianamen­ 32
te bella, o tener un cuerpo hermoso; a veces basta tan Tener penetrante y misteriosa la mirada equivale
sólo ser una mujer. Para conquistar a una mujer es me­ a tener una letra de cambio pagable a la vista o poseer
nester ante todo agradarle. todas las cualidades del conquistador.
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Agradar a una mujer es una palabra que exprime Es posible ser celoso sin amor y se puede amar sin
la suma de cien virtudes o de mil artificios. ser celoso.
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¡Oh, qué mujer! ¿Quieres ser amada? Seas bella; La mujer que se vende al hombre no deja de ser
bella de cuerpo, bella de corazón o de mente. Eres en digna de lástima; el hombre que se vende a una mujer
el mundo de los vivientes la vestal de la forma, la guar- merece ser aplastado como un bicho asqueroso.
diana de los gérmenes: eres la trama de la vida; es 35
preciso que seas hermosa. La más bestial, la más insensata, la más ridicula y

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la más estúpida de las pasiones humanas es la celosía. 43
36 Es el amor la única cosa preciosa que con dinero
Más vale recibir un beso más, que diez cartas me­ no se compra. Lo que se compra con el oro es la lu­
nos. juria.
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Las mujeres escriben muy bien sus cartas amorosas, Para muchos, todo el amor consiste en el complexo,
pero todas juntas no valen ni una de sus miradas, ni pero para quien sabe amar verdaderamente, no es más
una de sus sonrisas, ni uno de sus suspiros. que una válvula de seguridad que nos impide morir.
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No conseguir nunca nada, padecer siempre y siem­
Si se escribiesen menos cartas j cuántos desengaños
pre amar es uno de los milagros del amor. Verlo todo
y cuántos remordimientos se evitarían y cuánta más fe­
con los ojos cerrados y no ver nada con ellos abiertos es
licidad habría en el mundo! La tinta de escribir es el otro de los prodigios del amor.
mayor enemigo del amor. 46
39 Ser feo y ser amado es la mayor de las voluptuosida­
Hay lágrimas que quieren decir: “Espera” . des humanas. Ser amado y hacer traición es el más
Hay lágrimas que quieren decir: “Espero”. cobarde de los crímenes.
Hay otras que significan: “Basta” . Es preciso saber 47
distinguir. Por mucho que la ciencia ande, siempre será un
40 arte el amor, por mucho que el genio se eleve siempre
A los veinte años, en amores anda uno una legua tendrá el amor alas robustas, por mucho que las rique­
cada cien días; a los cuarenta se andan cien leguas en zas y la gloria puedan labrar la dicha del hombre,
un día. A los dieciséis años y los cincuenta se pide el siempre nos dará el amor los mayores goces de la vida.
amor del mismo modo que pedir limosna.
41 ESTILO DE CARTAS Y MODO
Pedir nada, obtenerlo todo; he aquí el secreto de la DE ENVIARLAS
mujer que quiere ser largamente amada.
42 DEL PAPEL
Dar mucho, dar muchísimo, pero nunca darlo todo:
he aquí el secreto de la mujer que quiere ser largamen­ En las declaraciones y cartas de amor el papel que
te amada. se emplea es por lo general blanco, liso y posiblemente

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perfumado cuando la persona a quien se escribe es de DE LA FIRMA
distinción.
Puede emplearse también papel de color elegantí­ Comúnmente, excepto la primera declaración, no se
simo; pero es un papel muy caro y no todos pueden acostumbra poner la firma o si se pone esto se hace
gastarlo. hasta que el carteo llega a ser del todo confidencial,
Cuando entre los dos novios o dos enamorados el es decir cuando los dos enamorados se tutean. Enton­
carteo se prolonga por mucho tiempo, sea causa de la ces se pone tan sólo el nombre de pila o bien nada más
lontananza o por otra causa que impide corresponder que las iniciales.
con la persona amada, el papel puede ser sencillo y co­ En las cartas enteramente galantes entre dos perso­
rriente. Cuando la carta tenga que pasar por manos nas que se amen a escondidas o cultiven una relación
intermedias o sea entregada de mano a mano entonces “íntima”, nunca hay que poner el apellido para evitar
serios disgustos y hasta ruidosos escándalos si las car­
se buscará papel muy delgado para que pueda doblarse
tas caen en manos de personas a quien sea preciso ocul­
fácilmente, con el fin de que ocupe el menor espacio
tar la propia pasión.
posible. Así es más fácil poder entregar o recibir la
carta a hurtadillas.
ESTILO DE CARTAS
DEL SOBRE
En lo que se refiere al estilo, es algo difícil poder
dar consejos puesto que es en la libre expansión del
El sobre es indispensable cuando se trata de una
corazón que el amor ha de encontrar el lenguaje pro­
verdadera carta. En cambio por el billete amoroso que
pio a la condición y al sentimiento de la persona a
se entrega a hurtadillas no hace falta, y en ese caso
quien la carta va dirigida.
se dobla el papel muchas veces dándole proporciones
Pero habiéndonos propuesto, en beneficio de los que
mínimas.
no saben o saben muy poco, de encontrar las expresio­
Las cartas amorosas, por lo general, no llevan fe­
nes que puedan manifestar lo que siente un corazón
cha y así se evitan a veces serios disgustos. Sin embargo,
inflamado de amor, así los que se encuentran en tales
por el carteo de un país a otro, la fecha puede ser de
condiciones no tendrán que consultar este libro advir­
alguna utilidad en el caso de reproches por negligencia
tiéndoles de no copiar a la letra una carta, sino tomar
en escribir.
de ella algunas frases, arreglarlas según el grado de su
Si el billete o carta que se envía debe recibirse en instrucción, hacer en fin de ella una cosa suya.
el mismo día, sólo se indica la hora en que se escribe Dicho esto tenemos también que recomendar mu-
y el día de la semana.
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cho cuidado en la “ortografía” y “acentuación” y evi­
I
tar en absoluto palabras que puedan ofender el pudor
de la persona amada. LAS MIRADAS

Los ojos son el espejo del alma porque todas las


CORRESPONDENCIA SIMBOLICA sensaciones que uno experimenta, las manifiesta la ex­
presión de la fisonomía, cuyo reflejo reside en ellos.
No es tan sólo por medio de cartas que hombres Estudiad pues atentamente los ojos porque por las
y mujeres pueden cambiarse sentimientos de amor; hay miradas podréis adivinar cuál será vuestra sentencia.
otros recursos y tan eficaces como la frase escrita o ha­ He aquí en pocas palabras el valor y la significa­
blada. ción de las miradas:
Hay algo de sublime, de encantador, de misterioso
en las compensaciones que concede el amor, que nos lo.—Una mirada lanzada muy de prisa y acompa­
vemos en el deber de citar algunas, como argumenta­ ñada de cierto rubor, significa “timidez y de­
ción y ejemplo demostrativo de lo que significa “corres­ seo”.
pondencia simbólica”, es decir, cambio de signos con­ 2o.—La mirada lánguida, triste, significa “pasión”
vencionales mediante objetos u otra cosa, como por para la persona a quien ha sido dirigida.
ejemplo: 3o.—Mirada prolongada y alegre, significa que vues­
las miradas y el pañuelo; tra persona “agrada”.
el abanico; 4o.—Mirada lanzada de reojo y acompañada por
las flores, las cintas, los colores; imperceptible risa sardónica, significa “deci­
y otros objetos de uso del hombre y de la mujer. sión” y también “compasión”.
Vamos a dar, pues, una especial enumeración de las 5o.—La mirada lanzada de frente y acompañada
significaciones que se atribuyen a cada una de esas de una sonrisa franca y marcada, os dará la
cosas advirtiendo, sin embargo, que algunas veces suce­ certeza de una “buena acogida”.
de que la práctica no corresponde a la teoría, y que esta 6o.—Una mirada repetida con frecuencia y sin cam­
especie de “Vade mecum” del amador tenga que sufrir bio de expresión, significa que la persona que
modificaciones dictadas por las ocasiones y circunstan­ así nos mira quiere que también la miréis.
cias que le obliguen a estudiar nuevos medios para es­ Vuestras miradas cruzándose serán miradas de
tablecer una corriente eléctrica fascinadora que sirva “correspondencia”.
a mantener en continua comunicación de hablar. 7o.—La mirada lanzada y acompañada por un li-
— 20 — — 21 —
Retrocederlo con la mano derecha: Amo a otro.
gero sacudimiento de la cabeza significa que
Retorcerlo con la mano izquierda: No quiero tener re­
“se os tiene mucha lástima”.
8o.—La mirada lanzada de abajo arriba o bien con laciones con usted.
Anudarlo al dedo índice: Estoy comprometida.
altanería, significa “desprecio”.
Por toda la mano: Soy tuya.
Jugar con él: Te desprecio.
II

LENGUAJE DEL PAÑUELO


III
El pañuelo ha de ser blanco, de preferencia, y no
LENGUAJE DEL ABANICO
muy grande, y lo tendréis guardado en el bolsillo por­
que, es de muy mal gusto dejar que uno de sus picos
Con el abanico también se expresan muchos pensa­
asome por el bolsillo de la americana. Además, tenién­
mientos y por eso mismo es un objeto que los enamora­
dolo escondido producirá más efecto cuando llegue el
dos aprecian muchísimo.
momento oportuno de servirse de él.
He aquí los signos telegráficos que se pueden hacer
He aquí, en el simbólico lenguaje del amor lo que
con el abanico:
significa:
Llevar el abanico colgado de la mano derecha: Desea­
Pasarlo por los ojos: Tristeza; estoy triste.
ría tener novio.
Pasarlo por los labios: Desearía entablar corresponden­
Llevarle cerrado y colgado de la mano izquierda: Ya
cia con usted.
estoy comprometida.
Pasarlo por la mano izquierda: Te aborrezco.
Abanicarse muy de prisa: Mucho te amo.
Apoyarlo en la mejilla izquierda: No.
Abanicarse muy despacio: Me eres del todo indife­
Dejarlo caer en el suelo: Seremos amigos.
rente.
Pasarlo por el hombro: Sígueme.
Cerrarlo muy despacio: Te aborrezco.
Pasarlo por la oreja derecha: Eres infiel.
Dejarlo caer: Soy fiel.
Pasarlo por la oreja izquierda: Tengo una carta que
Llevarlo junto al corazón: Sufro mucho por culpa tuya.
entregarte.
Cubrirse con él parte del rostro: Sígueme.
Pasarlo doblado por los ojos: Deseo hablar contigo.
Contar las varillas: Tengo necesidad de hablarte.
Doblarlo por las puntas: Espérame.
Jugar con la borla: Amo a otro y me corresponde.
Retorcerlo con las dos manos: Indiferencia.
— 23 —
— 22 —
IV Avellano.—Augurio.
Azafrán.—Moderación; prudencia.
LENGUAJE DE LAS FLORES Azahar.—Virginidad.
Azucena.—Candidez.
El amor expresado a la persona amada por medio Beleño.—Defectos.
de las flores es una cosa encantadora. El amor, que es Bell adona.—H ipocresía.
el perfume y el encanto de la vida, no podría encontrar Boca de dragón.—Odio.
un intérprete más digno de él que las flores que son el Borraja.—Frialdad; brusquedad.
perfume y el encanto de la naturaleza. Campanilla blanca.—Consuelo.
Para los enamorados tienen las flores un lenguaje Campanilla morada.—Maledicencia.
y haciendo un ramo con ellas pueden decir a la persona Capuchina.—Niñería.
amada tanto como una carta sin contar que tienen Cardo.—Bochorno.
además la ventaja de no traicionar a quien de ellas se va­ Cedro.—Resistencia.
lió, como a veces lo hace una carta. Cerezo.—Retardo.
Ciruelo.—Cumple con lo prometido.
Adormidera.—Sueño. Clavel amarillo.—Desdén.
Ajenjo.—Amargura. Clavel rojo.—Amor puro, sincero.
Albahaca.—Pobreza. Clavel blanco.—Sentimientos nobles.
Alelí doble.—Hermosura. Dondiego de noche.—Timidez.
Alerce.—Audacia; atrevimiento. Dondiego de día.—Traición.
Almendro.—Júbilo grande. Dalia.—Agradecimiento.
Altea.—Dulce respeto. Enebro.—Amistad.
Amapola.—Ignorancia. Escorzonera.—Generosidad.
Anagálide.—Cuenta conmigo. Espliego.—Amor intenso.
Anís.—Agradecimiento. Fresa.—Expresión; bondad.
Apio.—Agonía; angustia. Genciana.—Frialdad.
Apocino.—Traición. Geranio.—T risteza.
Aquilea de mil hojas.—Heroísmo. Girasol.—V olubilidad.
Amarga.—Iré contigo a todas partes. Granada.—Sinceridad.
Artemisa.—Felicidad. Helécho.—Egoísmo.
Asfódelo.—Penas. Hiedra.—Falsedad.

— 24 — 25 —
Hinojo.—Necedad; idiotismo. Sándalo.—Virtud.
Jacinto.—Muerte. Sauce.—Vejez.
Jazmín.—Amabilidad. Sauce llorón.—Pesadumbre.
Laurel.—Gloria. Saúco.—Beneficencia.
Lirio.—Sencillez; ingenuidad. Tilo.—Amor.
Lirio del valle.—Tontería. Tomillo.—Trabajo.
Lila.—Emoción. Trébol.—Abnegación.
Loto.—Palabrería. T ulipán.—Atrevimiento.
Madreselva.—Unión. Valeriana.—Resistencia.
Madroño.—Buena reputación. Violeta.—Modestia.
Malva.—Modestia. Zarza.—Milagro.
Malvavisco.—Bondad. Zarza mora.—Victoria.
Margarita.—Destino. Zizanía.—Discordia.
Naranjo.—Castidad; generosidad.
Nardo.—Aventuras amorosas. PROPIEDAD SIMBOLICA DE LOS COLORES
Narciso.—Egoísmo. EN CINTAS O FLORES
Nogal.—Secreto.
Olivo.—T ranquilidad. ROJO.—Grandeza; opulencia; valor; cólera; violencia.
Ortiga.—Enemistad. ANARANJADO.—Alegría; satisfacción; reposo del al­
Palma.—Victoria. m a; buen gusto; dignidad.
Pensamiento.—Pienso en ti. AMARILLO.—Debilidad; tranquilidad; gustos modes­
Ponía.—Esplendidez. tos; virtudes domésticas; enfermedad.
Pino.—Determinación. VERDE.—Placer; esperanza; alegría; cambio ventajo­
Plátano.—Amistad sincera. so de condición.
Romero.—Sinceridad. VIOLETA.—Candor; ingenuidad; modestia; timidez;
Rosa.—Belleza. bondad.
Rosa amarilla.—Infidelidad. AZUL.—Virginidad; pudor; ciencia, humanidad; dis­
Rosa blanca.—Castidad. creción! caridad.
Rosa encarnada.—Robustez. NEGRO.—Dolor; tristeza; luto; catástrofe; desdicha;
Rosa de Alejandría.—Declaración. enfermedad; muerte.
Salvia.—Estimación. BLANCO.—Candor; calma de espíritu; honradez.
— 26 — 27 —
CONTESTACION DE LA JOVEN
DECLARACIONES AMOROSAS
Señor D. Enrique Delgado.
DECLARACION AMOROSA DE UN JOVEN A
Muy señor mío:
UNA SEÑORITA
Hace unos cuantos días que había notado su asi­
duidad para conmigo y usted habrá observado que no
Respetable señorita:
me importunaba.
He recibido su apreciada carta y con toda franque­
Desde el momento que la vi y pude oír su voz en­
za le confieso que no he quedado disgustada; al con­
cantadora, experimenté dos sentimientos a cual más
trario.
dulce: el placer y el cariño.
Hace muy poco tiempo que tengo el gusto de cono­
Creo inútil repetir aquí la impresión producida por
cer a usted, sin embargo, creo tener motivos suficientes
usted en mi ánimo, pues mi corazón demasiado le ha
para estimarle y usted sabe muy bien que la estima
hablado. Sus dulces miradas han sido las que me han
es la base fundamental de todo cariño. Por lo tanto,
dado el valor necesario para escribirla pidiéndole auto­
si nuestros caracteres irán de acuerdo y si podremos te­
rización para presentarme a su señor padre con objeto
ner la certeza de un porvenir dichoso, desde ahora mis­
de pedirle la mano de usted. Considero esta autoriza­
mo le prometo que seré su esposa.
ción como la mayor dicha de mi vida.
Preséntese a mi padre a quien hablaré yo antes de
Sí; señorita: desde el día en que cruzáronse nuestras
las intenciones de usted. Si él no tiene inconvenientes
miradas por primera vez me he sentido atraído hacia
en otorgarle mi mano comenzará para nosotros aquel
usted por una fuerza irresistible, fuerza que ahora se ha
delicioso período de noviazgo durante el cual podremos
convertido en amor profundo. Yo la única aspiración
conocemos y estudiar nuestras almas con objeto de crear­
que tengo es la de poder volverme el fiel compañero
nos nuestra dicha.
de su vida.
Deseando que la visita que usted hará a mi padre
Sin embargo, antes de formular mi petición desearía
tenga el resultado que ambos deseamos, queda de usted
tener la seguridad de que usted consiente en ello.
afectísima.
Es con ansia indecible que espero contestación a la
Carmen Vega.
presente para salir de la incertidumbre en que me
hallo. CARTA DE UN JOVEN A UNA SEÑORITA
De usted, afectísimo S. S.
Señorita:
Enrique Delgado.
— 29 —
— 28 —
Dispénseme si me tomo la libertad de dirigirle la yo no puedo aceptar así de pronto una declaración amo­
presente, pero yo no puedo por más tiempo callar la rosa sin tener antes el consentimiento de los de quien
impresión que probé desde el momento que vi a usted dependo y también porque una joven no debe ni pue­
por primera vez. de dejarse dominar por sentimientos que requieren una
No es posible ver a usted sin amarla y esto es pre­ seria y razonada reflexión.
cisamente lo que me ha pasado. Esto no quiere decir que yo lo desprecie, al contra­
Es tan vivo el deseo que tengo de amarla y tan rio; yo puedo prometerle que llegará el día en que mi
grande la esperanza de ser también amado que hasta cariño hacia usted igualará al suyo, pero es menester
me atrevo a creer que la contestación que usted dará dar antes tiempo al tiempo porque una primera impre­
a esta carta me será del todo favorable. Tan sólo así sión pronto desaparece y no me creo lo bastante sim­
podré llamarme satisfecho. pática para que mi recuerdo nunca se borre de su co­
Si no le soy desagradable y si su corazón está libre razón.
de todo compromiso, quiero hacerme la ilusión de que Reflexione usted lo que con tanta franqueza le digo
mi declaración no le molestará. Mi amor hacia usted y cuando ambos tendremos la completa seguridad de
es profundo, honesto y por lo tanto sincero. nuestro recíproco amor, entonces le permitiré de pedir
Reflexione usted cuán penosa es para mí esta in­ mi mano a mis padres.
certidumbre, y sea usted tan amable de contestarme Mientras tanto considéreme usted como su buena
en sentido favorable, para que pueda declararme su amiga.
admirador y enamorado. Dolores Rubio.
Luis Garrido.
PETICION DE CASAMIENTO
CONTESTACION DE LA SEÑORITA
Señor D. Raimundo Rubio.
Señor D. Luis Garrido.
Muy señor mío:
Muy señor mío: Plenamente convencido de que no es cosa digna de
Confieso con toda franqueza que la carta de usted un hombre honrado proceder a escondidas en asunto
me ha halagado mucho y hasta me ha dado el valor ne­ tan grave y deseoso de evitar justas reconvenciones, me
cesario para no rechazar su declaración porque quiero tomo la libertad de confesarle con toda franqueza el
creer que sus pretensiones serán honestas y sinceras. amor que siento por su amada hija, la señorita Dolores.
No obstante, usted lo comprenderá perfectamente, Confío en que tanto la honradez de mi familia co­

— 30 — — 31 —
mo la posición social de la que disfruto satisfarán com­ Esto es lo que más desea su afectísimo S. S.
pletamente las justas exigencias de usted, y veré reali­ Raimundo Rubio.
zada la más dulce de mis esperanzas.
Tengo motivos para creer que no soy del todo indi­ CARTA DEL NOVIO A LA JOVEN
ferente a su amable hija, pero no he juzgado todavía
oportuno declararle mi amor sin haber obtenido antes Amadísima Dolores: Puedo por fin, sin ofender la
el consentimiento de usted. delicadeza de tus sentimientos, ofrecerte mi mano y mi
En espera de su contestación que deseo favorable, corazón. En efecto, hoy mismo he recibido el tan desea­
queda de usted, atento S. S. do consentimiento de tu padre sin el cual nunca me
hubiera atrevido a declararte mi grandísimo amor.
Luis Garrido. Pero ahora que mis esperanzas han sido alentadas
por tu padre, estoy casi convencido de que tú también me
CONTESTACION DEL PADRE DE LA JOVEN permitirás que te dé pruebas de mi amor sin límites,
amor que quiero sea eterno.
Señor D. Luis Garrido. Desde este momento cuento tan sólo contigo por mi
Muy señor mío: felicidad.
No he contestado antes a su apreciable carta en Espero con ansia el instante de verte y hablarte pa­
la que me pedía la mano de mi hija Dolores, porque ra poderte repetir mil veces ¡Te am o !... ¡Te a m o !...
tratándose de un asunto tan delicado y de tanta tras­ Tuyo para siempre.
cendencia, era preciso que, como padre, tomara algu­ Luis.
nos informes, tanto sobre usted como sobre su aprecia­
ble familia. Dichos informes he conseguido obtenerlos DECLARACION DE AMOR Y PETICION
y es con verdadero placer que me complazco en noti­ DE CASAMIENTO
ficarle que han sido todo lo más favorable que podía
desear por la dicha de mi adorada hija. Señorita:
Por tanto será con verdadero placer que recibiré su No sé si las miradas que la he dirigido hayan podido
visita todas las veces que usted quiera favorecerme con revelarla del secreto de mi corazón, y a pesar de que
ellas. mis labios no hayan todavía pronunciado una palabra
Si usted puede obtener de mi hija el consentimien­ para descubrirlo, tengo ahora la imperiosa necesidad de
to que tanto desea, yo por mi parte contribuiré de to­ manifestarlo.
do corazón a formar la felicidad de ambos. Pero antes de todo la ruego creer en la honradez

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de mis intenciones, que no pueden ofender en nada pero he tenido que convencerme de que todos mis es­
la más pura virtud. fuerzos resultarían vanos. Es una pasión que nace de
Si la he dicho que la amo es porque estoy minado un alma que ya no existe que, para usted, con vehe­
por aquel deseo que todo joven honrado tiene que mencia palpita. Y es precisamente de este corazón y de
tener al declarar su amor a una joven tan virtuosa co­ esta alma que yo quisiera que usted fuera reina.
mo usted. Permítame pues, hermosísima señorita, que yo apro­
Desde este momento conoce usted el estado de mi veche de esta ocasión para asegurarle de mi respetuoso
corazón; conoce usted también mi situación económica cariño y declararme su apasionado admirador.
y por tanto le suplico se digne dar una contestación Vicente Lozano.
a esta carta para decirme si me está permitido guardar
alguna esperanza. Mientras tanto sufriré con resigna­ DECLARACION DE AMOR A UNA SEÑORITA
ción todos los padecimientos que el temor de una nega­ MUY JOVEN
tiva puede hacer experimentar a un corazón prenda­
do como el mío. Juanita:
Sin embargo, cualquiera que sea su contestación que­ No sé si he de llamar dichoso el primer instante en
dará siempre de usted, su afectísimo. que mis miradas se cruzaron con las tuyas porque des­
Julio Núñez. de entonces tengo el corazón oprimido y agitado; sin
embargo, a pesar de mis padecimientos siento un extra­
DECLARACION DE UN JOVEN QUE AMA ño placer en saborearlos y no los cambiaría por la ma­
POR PRIMERA VEZ yor de las felicidades si no proviniera de ti. ¿Cuál ha
sido la causa que ha esparcido por todo mi ser esta
Hermosísima señorita: dicha encantadora? Tan sólo nuestro casual coloquio,
El más delicioso sentimiento que hasta ahora haya cuando nos hemos encontrado en el paseo. El día, el si­
penetrado en mi corazón es, indudablemente, aquel que tio, la hora y hasta el minuto han quedado grabados
con voz imperiosa ahora me habla y me convence que en mi corazón y en mi memoria y más de veinte veces
una declaración de amor no puede de ninguna manera he vuelto a aquel sitio, he pisado la hierba que tus pies
ofender a la persona que se ama con toda sinceridad. pisaron y me ha parecido que el aire que allí respira­
Sí, amable señorita; yo la amo, y no puedo estarme ba estaba todavía perfumado de tu suave aliento.
callado por más tiempo. He luchado con toda la fuer­ Desde aquel día te amo: más que amarte te adoro
za de mi voluntad con objeto de borrar de mi corazón y de rodillas te lo confieso.
esta pasión que todo lo domina o al menos ocultarla, Ahora es a ti a quien toca decidir del porvenir, de

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— 35 —
la felicidad, de la vida de un hombre que sólo vive en OTRA DECLARACION
tu amor.
Es un corazón sensible y amante el que te ofrezco, Señorita:
sin embargo, nada haré sin antes haber obtenido tu ple­ Es en vano que haga esfuerzos para mitigar la lla­
no convencimiento. ma que me devora, porque en vez de calmarla no hago
Así es que por el momento no te pido más que un más que tomarla más vehemente.
favor, el de poder volver a hablarte porque estoy con­ Al manifestarla este tormento que me hace pade­
vencido de que cuando tú misma llegues a comprender cer sin descanso, tengo que añadir que es usted, seño­
la imensidad de mi amor y cuán grande es la estima rita, la causa de mi pesar porque sabiendo cuánto la
en que te tengo, no serás tan cruel de entregar a la amo, tendría que ser más buena y cariñosa conmigo y
desesperación a quien tanto te quiere. comprender la fascinación que ejerce sobre mi espíri­
Tuyo para siempre tu su hermosura.
Juan Redondo. Sí, señorita; estoy loco de amor por usted porque es
usted hermosa y buena. ¿Y puede haber en el mundo
RESPUESTA quién, conociendo las prendas de su corazón, no la ame,
no la adore? ¡ Imposible! Por eso la naturaleza fue de­
Caballero: rrochadora cuando la dispensó tanta gracia y tanta her­
Mucho me ha sorprendido la libertad que se ha to­ mosura.
mado usted de dirigirse a mí directamente tratándose de Acepte usted, señorita, esta afirmación de mi amor,
un asunto tan delicado como el amor. Debía usted em­ afirmación que brota de un corazón que es, sin duda,
pezar por consultar a mis padres, pues mi conducta el más sincero y el más leal de cuantos su hermosura
ha estado y está siempre subordinada a la voluntad de pudiera conquistar.
aquéllos y nada hago si no tengo su aprobación. Ade­ Soy de usted, etc.
más no tengo edad para poder hacer una elección digna
de ellos, y he de confiar en su experiencia y dejarme RESPUESTA NEGATIVA
guiar por el cariño de mis padres.
Si he tomado la pluma, lo he hecho para rogar a Caballero:
usted que cese en su correspondencia, si quiere que yo Considero como un deber responder a su carta y
pueda conservar en mi ánimo los sentimientos de mi lo hago con toda franqueza. Agradezco en el alma el
estimación de que parece usted digno. amor que me ofrece; pero me encuentro en la imposi­
Soy de usted atentamente. bilidad de corresponderle.

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Con la mayor admiración, su más sincero adora­
Es mucha la estimación que le tengo por sus bellas
cualidades y me honra mucho su predilección, pero dor, etc.
me veo en el caso de no poder aceptar sus relaciones
por motivos particulares que en nada pueden mortifi­
carle. Muy fácil le será encontrar quien le haga olvidar
RESPUESTA
a la que ha tenido el privilegio de llamar antes la aten­
ción de usted.
Es de usted, con toda consideración. Caballero:

La inesperada carta con la que usted me ha hon­


CARTA DE UN JOVEN A UNA SEÑORITA rado, merece mucha reflexión. Me parece si no me en­
PIDIENDOLE PERMISO PARA CORTEJARLA gaño, que hay frases en las que usted exagera demasia­
do, y no hay cosa en el mundo que tanto me ofenda
Señorita: como la exageración.
Desde el instante en que tuve la dicha de encontrar­ He temido por un momento, que todo lo que usted
la, un sentimiento irresistible me atrajo hacia usted y me dice en su carta no fuera más que pura galantería;
ahora me parece que la vida me será imposible si no pero estoy convencida, caballero, que ni mi conducta,
pudiera volver a verla. ni mis acciones admiten bromas de este género, como
Vengo pues a suplicarle que me permita ofrecerla tampoco ser yo objeto de una cruel diversión.
mis homenajes. Ya otra vez la pedí este favor; pero en Confieso que en la última parte de su carta hay
vano. expresiones que revelan la sinceridad, la honestidad y
¿Seré ahora más afortunado? Si mejor me conocie­ la delicadeza; sin embargo, el frío razonamiento no me
ra usted estoy convencido que me otorgaría mayor es­ permite admitir y aprobar, lo menos, por ahora, una pa­
timación. sión tan repentina.
A pesar de estas consideraciones, me agradará mu­
Soy joven, es verdad; sin embargo, he aprendido muy
chísimo verle a usted todas las noches cuando yo me
pronto a pensar y no tengo ya la ligereza de carácter
halle con mis amigas; pero a condición de que usted
propia de mi edad.
se abstenga de tratar un asunto que requiere mucho
Siempre ha vivido en mí, el gusto por lo bello y por
tiempo y grande prudencia, antes de que se pueda ha­
lo verdadero y es por eso que hoy me permito dirigir­
me a usted haciéndola dueña de disponer de mi cora­ blar de él a mis padres.
Mientras tanto, soy de usted, etc.
zón y de mi destino.
— 39 —
38 —
CARTA A UNA SEÑORITA, DESPUES DE Lo poco que antes de ahora nos hemos dicho me
HABER OBTENIDO DE SUS PADRES EL basta para tener confianza en el porvenir.
PERMISO DE CORTEJARLA Tuya.
María.
Adorable amiguita:
Hubiera sido mejor, quizá, consultar tu corazón an­ CARTA A UNA SEÑORITA A QUIEN NO SE HA
tes de pedirte el permiso de ofrecerte el mío; pero temí VISTO MAS DE UNA SOLA VEZ
faltarle al respeto que le tengo a tu cariñoso padre y,
al pedirle su consentimiento, no he pretendido valerme Señorita:
de él para forzar tus sentimientos. Os causará asombro, indudablemente, que yo me
Mi dicha depende en absoluto de ti, y no podré permita escribiros, habiéndonos visto una sola vez.
ser nunca dichoso si tú no quieres. Sin embargo, no se necesita más para prendarse
Y ahora que he cumplido lo que el deber me obli­ de vuestros encantos y yo, que he tenido la dicha de
gaba para con tu padre, te pido que me permitas veros una sola vez, me siento esclavo de un amor que
amarte sinceramente y convencerte de que el tierno tan sólo acabará con mi vida.
sentimiento que experimento por ti no terminará más Un pensamiento me atormenta y es que otro haya
que con mi vida. sido más afortunado, adelantándose.
Tuyo para siempre. Tranquilizadme, pues, señorita, si vuestro corazón
está libre; y en tal caso corresponded a este amor que
Luis. en mí ha nacido con toda la fuerza de la pasión y que
será inquebrantable y eterno.
RESPUESTA Soy vuestro S. S.
Q. V. M. B.
Querido Luis:
El respeto que has demostrado por mi padre me CARTA A UNA SEÑORITA A QUIEN
ha conmovido ,y me parecería faltarla si me opusiera NO ES FACIL PODER HABLAR
a sus deseos.
Recibiré con verdadero placer tus visitas, pero ten Señorita:
presente que no te concederé mi mano y con ella mi co­ La única excusa para hacerme perdonar de usted,
razón sino cuando tenga la prueba absoluta de un amor la libertad que me tomo al escribirla, la hallaré en la
sincero. dificultad de verla y más aún en la imposibilidad de

— 40 — — 41 —
hablarla. Si hubiera podido hallar ocasión para mani­ No tengas, te lo ruego, ningún recelo por mí por­
festarla cuanto la amo, tenga la completa seguridad que la dicha de hallarme a tu lado no me hará olvidar
de que no lo habría hecho; pues no sé si puedo aspirar
ni por un segundo el respeto que te debo.
a la dicha de ser correspondido. Espero ansioso tu contestación y confiado en tu
No me niegue usted esta gracia de la que depende amor tengo la completa seguridad que no me negarás
la tranquilidad toda de mi vida, y si soy tan afortunado algunos instantes de verdadera dicha.
de merecer su cariño, le ruego hacérmelo saber cuanto Tu tierno amante, e tc ....
antes. Soy de usted, etc., etc.
RESPUESTA
CARTA PIDIENDO UNA CITA
Querido:
Adorable Lolita: Antes de aceptar la cita que me pides he reflexio­
No puedes hacerte una idea de cuán dichoso sería nado largo tiempo, porque mi ánimo, asaltado por sos­
si pudiese pasar contigo algunos instantes sin que na­ pechas y dudas, se rehusaba en concedértela. Pero tam­
die espiara nuestros gestos ni escuchara las palabras de bién es verdad que se necesita mucha fuerza de vo­
amor que podríamos decirnos. luntad para poder resistir a las continuas seducciones
Si es verdad que tanto me amas como tantas veces de cariño.
me lo has repetido no debes negarme el favor que te El corazón que no habla ni reflexiona y que sólo
pido y aceptar en cambio el pedido que voy a propo­ siente y palpita violentamente, animado por la pasión,
nerte. no me ha permitido reflexionar por más tiempo y no
El domingo por la mañana, cuando salgas de casa he podido negarte lo que con tanto afán me pides.
busca un pretexto cualquiera para alejarte de tu tía, Así es que acepto, y el domingo a las nueve de la
o mejor aún, ve si puedes salir con la excusa de ir a mañana estaré según me dices, en la alameda d e ...
hacer una visita a algunas de tus amigas, y llegarte He dicho a mi tía que, si me lo hubiera permitido,
hasta la alameda d e ... donde estaré esperándote. iría de buena gana a ver a mi prima Conchita que está
¡Ah! ya estoy pensando en la dicha que disfrutaré algo delicada. Pensaré yo en avisarla, en el caso que
al poderte decir a solas: “ ¡Te amo! ¡te adoro!” y de se descubriera mi engaño.
apretar entre las mías tus manecitas que cubriré de Además de primas somos también muy amigas y
besos. tengo completa confianza en ella. Pues entonces queda
— ¡Lolita! si verdaderamente me quieres como di­ entendido que yo el domingo por la mañana acudiré
ces no me niegues el favor que te pido. a la cita y te diré un mundo de cosas que llenan mi
— 42 — — 43
corazón y que la pluma no sabe expresar. ¡A diós!... se ha visto como una sombra pasajera: usted es una
Te envío con el pensamiento un millón de besos en prueba de ello, pues han bastado algunos minutos para
espera de los que, según dices, quieres darme en ver­ decidir mi suerte.
dad sobre mis manos. En efecto, ¿quién hubiera podido resistir al encanto
Y, entendámonos de una vez, señorito, sobre mis que parece reinar en todos sus movimientos? ¿No con­
manos y nada más. ¿Entiendes? Sino no vendría, y du­ curría toda a seducirme? Entré en la reunión —y ese
daría de la promesa que me haces en tu carta de ser instante lo tengo grabado para siempre en mi cora­
conmigo muy respetuoso. zón— en el preciso momento en que usted tocaba di­
Tuya siempre, etc. vinamente una dulce melodía. ¡ Qué actitud tan delica­
da! La boca de usted exhalaba perfumes, y sus dedos
CARTA PIDIENDO UN COLOQUIO SECRETO de alabastro llenaban el aire de sonidos brillantes.
Ruego a usted se sirva decirme la acogida que hace
Señorita: a esta sincera declaración. El papel no es digno de en­
Siempre me figuré que el amor, tan bien descrito cerrar en sí sus preciosos pensamientos; el amante más
por los poetas, sólo era temible para espíritus afemina­ tierno, más respetuoso, debe recogerlos en su pecho co­
dos y novelescos; pero al ver a usted no he tenido más mo un bálsamo consolador. Dígnese usted, pues, otor­
remedio que convencerme de que mis opiniones teme­ garme una cita esta tarde en la verja de su jardín:
rarias eran completamente erróneas. un pañuelo colocado en su balcón, me anunciará su
Sí, todos mis orgullosos sofismas no han podido de­ consentimiento; entonces verá a sus pies al que se de­
fenderme de un encanto irresistible; había desafiado clara siempre su más tierno amante, etc., etc.
con atrevimiento al amor, pero él acaba de castigarme
desplegando a mis ojos deslumbrados todo su poder en CARTA DE RECRIMINACIONES
un objeto verdaderamente encantador. Y no cometeré,
pues, la injusticia de burlarme de los poetas, puesto Señorita:
que yo mismo podría servirle de modelo para sus bur­ No puedo disimular por más tiempo las vivas in­
las. quietudes que me atormentan; usted comenzó mi di­
Dudaré menos aún en adelante de esas pasiones cha aceptando mi amor y concediéndome el suyo...
que merecen depender del destino y que le hieren a uno y desde el momento en que la expresión de su senti­
en el alma. El dardo se ha hundido demasiado en mi miento hizo nacer en mi corazón las más halagüeñas
corazón para ser incrédulo todavía. Sí, se ama por una esperanzas, usted parece arrepentirse de un paso dado,
sola mirada; se adora por toda la vida a la mujer que quizás, sin reflexión. Usted parece querer volverse atrás,

44 — — 45 —
y desmentir juramentos que sus verdaderos sentimien­ pas de sentimiento al través de la falsa máscara del des­
tos reprueban secretamente. Esto es demasiada cruel­ pecho?
dad. Dígnese pues dirigirme una sonrisa y caeré a sus
Ahora no deja usted escapar ninguna ocasión para pies para otorgarle el perdón de sus caprichos.
inquietarme y ofenderme cuando puede. Soy de usted, etc.. . .
Hace algún tiempo que todas mis acciones son pues­
tas en ridículo por usted; si paso bajo sus ventanas me CONTESTACION
mira con aire irónico y “burlesco.
No soy más feliz en la conversación, porque usted Caballero:
siempre evita la mía. Ayer mismo mientras la estaba re­ Bien se merecía usted que yo fuese esa coqueta in­
firiendo algunos detalles del nuevo drama estrenado an­ sensible, cuyo retrato hace, aunque muy mal hecho.
teanoche, usted se separó bruscainente de mí sin darse la Muy bien haría yo en volverle la espalda cuando está
pena siquiera de disimular el aburrimiento que mi con­ usted conversando con mi amiga Paquita y la toma la
versación la producía; y luego, cuando otras personas se mano con tanta afectación. Pero a pesar de las injus­
pusieron a hablarla se mostró usted muy alegre y conten­ ticias de usted no soy yo mujer para vengarme en asun­
ta como siempre. Convenga usted en que esas transicio­ tos de amor por medios tan mezquinos. Esto es bien
nes no son agradables. que lo sepa usted caballero.
Si yo tuviera menos amor, tendría menos susceptibi­ Más de una vez hubiera podido yo reprenderle y
lidad. Todo lo que parece quitarle la más pequeña parte con muchísima razón, por sus reproches injustos, pero
del precioso cariño de usted, arroja la desesperación en nunca habría tenido la idea de disgustarle si usted no
mi alma; deje usted, pues, de fingir frialdad, si efectiva­ me hubiese sugerido tal pensamiento en sus terribles
mente no se ha enfriado su amor por mí. Pero, sobre ataques.
todo, no emplee usted una cruel coquetería que me Y debiera estar constantemente enojada con usted;
desespera. Me ha sometido sin reserva a su imperio, es pero la verdad es que sus enfermedades de espíritu me
verdad, pero me parece que no habría generosidad en dan lástima y me consideraría una mujer muy cruel si
aumentar aún el peso de las cadenas que voluntaria­ no tomara en consideración hasta qué punto llega la de­
mente he escogido. mencia de amor propio a que están sujetos la mayoría
Como no quiero que usted me ponga en lista de los de los hombres.
amantes descontentadizos, terminaré esta carta; algo Pero creo que ya es hora de acabar con recrimina­
amarguita, lo confieso, con nuevas seguridades de tener­ ciones completamente inútiles por la razón muy senci­
la. Pero después, ¿por qué no veré brillar nuevas chis­ lla que no tienen motivo de ser.
— 46 — — 47 —
Si tú supieras hasta qué punto tu lontananza me
Sepa usted, señorito, que se le adora, que se le ido­
aflige apuesto que no encontrarías medio alguno para
latra, que se sufre por su ausencia y que si desea de
vencer el sentimiento de piedad hacia mí, que se pose­
todas veras una reconciliación, yo se la ofrezco, pero
sionaría de ti.
con la condición que vendrá usted mañana a besarme
Es tanto lo que sufro que si lo contara nadie lo cree­
la mano, pero de rodillas.
ría, y como conozco la sensibilidad de tu ánimo, adivino
—¿Quedamos en eso?
lo que aún sufrirías también tan sólo pensando en mis
Soy de usted, etc.. . .
penas.
Pero ¿qué hacerle? No tengo nada más que tener
CARTA DE UN AMANTE AUSENTE
mucha paciencia, esperando que llegue pronto el día en
A SU NOVIA
que vuelva a estrecharte contra mi pecho, mientras pue­
da llamarte mía para siempre.
Querida Carmencita:
Tuyo, e tc ....
Creo que no pondrás en duda el gran dolor que ex­
perimento al hallarme tan lejos de ti, sobre todo des­
CONTESTACION
pués de las pruebas que te he dado de mi amor.
Sería muy difícil creer al uno sin estar convencido
Pedro mío:
de lo otro. Y esto es precisamente lo que hoy me con­
Las penas amorosas son muy difíciles de curar y
suela estando todavía muy lejos la esperanza de reci­
nadie puede siquiera aliviarlas con consuelos.
bir otros consuelos.
T ú eres víctima de ellas; pero tu vuelta, que espero
Si me atreviera a suplicarte de pensar constantemen­
será pronto, será el único remedio. Si sucediera lo con­
te en mí, lo haría para obtener de tu bondad que me
trario, es decir, si tú tardaras en volver así me darás
otorgaras tanta dicha que es el único bálsamo para mi
a conocer con tu constancia la lealtad de tu corazón.
corazón afligido.
Por mi parte no temas y vive tranquilo, que soy y
Pero me basta que tú sepas cuán necesaria es tu
seré siempre tuya, etc. . .
presencia para que mi ánimo disfrute de una verdadera
tranquilidad.
CARTA DE UN AMANTE A SU NOVIA POCOS
Tuyo por toda la vida, e tc ... .
DIAS ANTES DE LA BODA
OTRA
Amada día:
Si me pongo a pensar que está tan próximo el día
Querida Julia:

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de nuestra boda, late mi corazón con tanta vehemencia delicioso que me hace desear y temer a un tiempo, el
como si quisiera salirse del pecho. instante en que seré tuya.
Pocos días aún y después podré estrecharte en mis Mil sentimientos se acumulan en mi corazón y me
brazos y poner en tu cándida frente y en tus rosados la­ es imposible definirlos. Tengo también instantes de me­
bios todos los besos que ahora te envío con- el pensa­ lancolía, pero es una melancolía sublime y poética que
miento. Y entonces podré decirte: ¡Ahora eres mía, es más alegría que dolor de corazón.
pero siempre mía! ¡Ah! quisiera escribirte muchas, pero muchas cosas
Hay momentos en que ese día me asusta porque y sin embargo, no sé más que repetirte que te amo, que
temo que la dicha me mate. te adoro y que no deseo otra dicha en el mundo que
Hoy he ido a dar una ojeada a los últimos prepara­ la de ser tuya.
tivos que están haciendo en la casa que será dentro de Estoy convencida de que nuestros corazones no tie­
poco nuestro nido de amor, y quiero esperar que te nen más que un latir y que nuestras almas no forman
quedarás satisfecha cuando la veas. Los colores de las ta­ más que un alma sola.
picerías son los mismos que has escogido. Todas las Lloro de alegría pensando en el instante en que un
habitaciones que dan al jardín están inundadas por el solemne juramento nos unirá por toda la vida y que tú
sol de mi alma empañada; puedes creerlo, el sol mun­ podrás llamarme “tu esposa”.
do. ¡ Cuántos sueños he hecho allí! Pero te los diré de Desde aquel momento el objeto de mi vida será ha­
viva voz cuando estaré junto contigo, y podré estrechar certe el más dichoso de los hombres.
entre las mías tus blancas y pequeñas manecitas. Adiós, y hasta pronto. Te espero como siempre, es
Mientras tanto has de saber que yo no tengo más decir, con ansia amorosa.
que un deseo en el mundo, el de hacerte dichosa y que Tuya, e tc ...
así como te he amado, y te amo ahora mismo, te ama­
ré, por toda la vida. CARTA DE RECRIMINACIONES DE UN
Tuyo para siempre, e tc ... AMANTE A SU NOVIA POR SU
INDIFERENCIA
CONTESTACION
Adorable Concepción:
Amado mío: Convencido como estoy de que en ti sólo puedo
Tu carta me ha hecho estremecer de alegría. Yo encontrar la dicha en el mundo, en ti que eres la cria­
también durante estos pocos días que nos separan de tura más adorable que haya conocido, no conozco otra
nuestra unión estoy nerviosa y vivo en un organismo dicha que la de verte y serte agradable.

— 50 — — 51 —
Por lo que acabo de decirte puedes juzgar cuán pe­
noso ha de ser el estado de mi alma en notar tu fría alejarme sin motivos de una casa donde me colmaron
indiferencia sin que yo pueda adivinar por qué motivo de amabilidades y donde me fue concedido lo que más
me tratas tan cruelmente, a no ser que tú juzgues mi quería en el mundo? ¿He de abandonarte sin decir na­
cariño indigno de ti. da? ¿He de dar a conocer a tus padres el motivo que
Y sin embargo, no tengo valor para acusarte por­ me obliga a no volver más a tu casa? Y esa misma con­
que más bien prefiero considerarme como culpable en fesión ¿no te ofendería a ti y a ellos viniendo de parte
vez de acusarte de ingrata. de un hombre cuyo nacimiento y fortuna no pueden
Pero te suplico no prolongar por más tiempo mi su­ permitirle aspirar a conseguir tu mano?
plicio; contéstame con lo que me has hecho sufrir y No veo pues más que un remedio para salir del
da fin a mi dolor y a tu frialdad si no quieres, quitarme abismo en que me he precipitado y es que tu mano que
la vida de la cual no me cuido sino para ser un eterno a él me ha impelido, me salve. Si tú haces ver esta
adorador de tus gracias encantadoras a las que prodigo carta a tus padres, ellos mismos me alejarán prohibién­
mil besos con el pensamiento y con el corazón de tu dome la entrada en tu casa. Pues bien, todo podré su­
amante que te adora. frir si viene de ti: pero por mí solo no puedo huir.
Pero, ¿ qué estoy diciendo? ¿ Huir? ¿ Por qué?
OTRA QUE QUISIERA EXPRESAR ABANDONO ¿Es acaso un delito tener la naturaleza sensible y
SIN CONSEGUIRLO amar lo que se debe honrar? ¡No, hermosa Julia! Tus
atractivos han cegado mis ojos. Pero no hubiera per­
¡Julia! dido mi corazón sin el poderoso atractivo que las ani­
Es preciso que yo huya de ti, bien lo comprendo. ma, tu inalterable dulzura, tu tierna piedad para las
Más hubiera valido que lo hubiese hecho antes o bien penas ajenas, ese gusto exquisito que te hace sobrepujar
que nunca te viera. ¿Qué hacer, pues? Tú me habías entre todas las jóvenes, son los atractivos que en ti he
prometido amarme y a h o ra .. . , me veo en la más ne- descubierto y que son la causa de que yo te adore. Con­
cra desesperación. siento en que te pueda imaginar más bella, pero más
Si yo sufro, tengo por lo menos el consuelo de sufrir amable y más digna del amor de un hombre honrado
solo y no quisiera obtener una dicha que redundara en ¡eso nunca! No es posible y no lo será.
daño tuyo. Hay veces en que me hago la ilusión de que el des­
Pero viéndote como te veo todos los días, mi mal se tino haya puesto un lazo secreto entre nuestros gustos
agrava, y sufro penas que tú debes ignorar. Conozco, y nuestra edad. Aunque tan jóvenes nada hay de dife­
es verdad, el partido que debiera tomar, pero ¿cómo rente entre nosotros y todas nuestras inclinaciones se
parecen. Antes de hacer caso de los prejuicios del mun­
— 52 —
— 53 —
do consideremos que tenemos una manera exactamente CARTA DE UN JOVEN A SUS PADRES, PIDIEN­
igual de sentir y ver las cosas. ¿Y por qué no habría de DOLES CONSEJOS Y PARTICIPANDOLES QUE
imaginar en nuestros corazones ese mismo acuerdo que SE ENCUENTRA ENAMORADO
encuentro en nuestra manera de pensar?
Recuerda cuando nuestras miradas se cruzaban, los Mis queridísimos padres:
suspiros que salían al mismo tiempo de nuestros pechos En estos días difíciles para mí, porque en mi alma
y . .. esos besos que con el pensamiento nos enviábamos. se ha despertado una pasión de fuego, pienso más que
¿Y si ese recuerdo viniera de una voluntad divina y fué­ nunca en ustedes y recuerdo los sabios consejos que
ramos destinados el uno para el otro? usted me daba, querido padre, cuando juntos paseába­
P ero ... ¡perdóname! Yo me pierdo en un laberinto mos en ese humilde pueblo en que nací.
de ideas y tomo los sueños por realidad. Veo con ho­ Padre mío: me he enamorado profundamente de una
rror qué tormento se prepara para mi corazón; pero joven seductora y creo que a nadie mejor que a usted,
juzga tú por el favor que te he pedido si mis sentimien­ podría confiar mi pasión, porque siempre ha sido usted
tos eran y son puros. Imploro pues de ti toda clase de para mí, mi mejor amigo.
rigores como un amigo implora tu bondad. La joven a quien amo es un ángel de bondad, y
Sí, te prometo, mejor dicho, te juro hacer lo posible como ella me ama muchísimo así amará también a mis
para recobrar la razón, para calmar la agitación que padres a quienes amo con amor entrañable.
siento en mi corazón. Pero por piedad te pido que ya Padre mío: en aquellos días felices en que yo vivía
no me mires porque tus miradas tan dulces y encan­ con ustedes, muchas veces me dijo usted que día lle­
tadoras me dan la muerte; ocúltame tus gracias y hasta garía en que mi corazón buscaría otro corazón y que
tus gestos. ¡ Engaña, pues, la ávida imprudencia de mis cuando ese caso llegara no confiara a nadie mi pasión
ojos! Haz de manera que yo no oiga jamás tu voz tan sino a mis padres y que ellos me ayudarían con sus
dulce y penetrante que no puedo escuchar sin conmo­ consejos si los necesitaba, y santificarían mis amores
verme. ¡ Ay! Dime tú misma una última palabra, dame con su bendición paternal.
un consejo, un consuelo para que mi corazón vuelva Y ese momento ha llegado, padre. La mujer elegida
en sí. de mi corazón es digna, es buena y me ama como yo
amo a ella, y a nadie, absolutamente a nadie, he decla­
Tuyo, e tc ... rado hasta ahora mi pasión sino a ustedes; dígaselo
así a mi madre, este hijo a quien tanto quieren ustedes
y que tanto les quiere, les recuerda hoy la promesa que
le hicieron en los primeros años de su juventud y pide

64 — — 55 —
a su madre un beso de aquellos que imprimía en sus men que amarte intensamente y que aprecia cuanto
mejillas durante su infancia; y a usted, padre, suplica te rodea.
le envíe su bendición; no se la niegue a su hijo que le Yo te amo, María, con vehemencia, cualquiera con­
quiere mucho, etc. trariedad que sufras, me hace padecer horriblemente,
y más cuando soy yo la causa de ella.
CARTA DE UN JOVEN A SU NOVIA PIDIEN­ Así pues, cese tu enojo, cálmese tu inquietud y bri­
DOLE PERDON DE UNA INFIDELIDAD llen de nuevo en esos faros de luz los rutilantes rayos
en que envuelves a tu adorado amante que te idolatra.
Encantadora María: Contéstame que me quieres y me perdonas y piensa
Turbado y confuso, lleno de temor e incertidumbre, que mi amor no se puede mudar.
tomo Ja pluma para escribirte sin saber qué hacer para Tuyo, e tc ...
templar tus justos enojos y el amor y el cariño vuelvan
a brillar en esos bellos ojos, arrojando a la indignación CARTA DE UN AMANTE A SU NOVIA
que los domina y los abate. AUSENTE
Es cierto, vida mía, que prodigué algunas frases
galantes a tu amiguita, y que llevado de mi carácter Mi deseada Antonia:
le dirigí varias lisonjas que tú tradujiste, en tus arreba­ Los días transcurren con una pesadez tal, que si­
tadores celos, por frases amorosas y por lisonjas de ca­ glos me parecen desde que no te veo.
riño hacia ella. Todas las tardes vago por los jardines, paseos y si­
¿Es posible, adorable María, que en tu preclaro ta­ tios que me ofrecen tu gratísimo recuerdo y me presen­
lento hayas comprendido semejante cosa? tan las huellas de tus pasos como si fueran trazadas la
¿Es posible que hayas podido ver un amor vehe­ víspera, y sin embargo, ¡hace tres meses que estás au­
mente dande no había más que un afecto de pura amis­ sente de aquí con tus padres!
tad y galantería? Ayer salí al campo y recorrí el mismo trayecto que
Si esto te ha ofendido de tal manera, a tus pies me hiciéramos la última vez y todavía cogí algunas flore-
postro esperando tu absolución, no dudando que tu cillas del mismo sitio en que acostumbrábamos a sen­
benigno corazón me la dará. tarnos y en que la Naturaleza ha extendido su manto
Sé que la dulzura es la prenda más bella de tu carác­ de esmeralda para que nadie profane, sin duda, el de­
ter; sé que en este resentimiento que me demuestras licioso sitio en que mi amada acostumbraba poner sus
me pruebas el inmenso amor que tienes; por lo tanto plantas.
absuelve a este penitente que no ha cometido más cri­ El otro día estuve en el mar y contemplé el inmen­

— 56 — 57 —
so panorama que a la vista se extiende desde la roca que te devuelvo con igual ardor. No haré caso ya de
de granito que nos servía de asiento, pero ¡ qué diferen­ los que con fingida amistad por mi familia quieren ha­
cia! Parece que desde que tú no estás en ésta, le falta cerme desconfiar de tu carácter y de tu cariño con ob­
cierto no sé qué, que daba a todo más encanto. jeto de disminuir en mi ánimo el sentimiento que aprue­
El mar me pareció que no tenía sus olas sobre las bo por ti. Demasiado te amo para que pueda escuchar
rocas con la misma fuerza que antes que al estrellarse las palabras de esos pérfidos amigos. Ellos obtienen
en ellas se convertía en una nube de polvo formando precisamente el efecto contrario de lo que se propo­
pliegues de fantástica y caprichosa forma. nen porque yo en vez de olvidarte no hago más que
Todo ha perdido su encanto porque tú sola das vida amarte cada día más.
y animación a cuanto te rodea, y tienes el don de disi­ Y nuestra venganza la tendremos el día en que esta­
par las brumas que se anublan en la frente del que remos unidos para siempre; entonces verán a lo que
sufre. han servido sus calumnias.
Vuelve y llena de alegría este corazón que apenas Te amo cada día más y siempre seré tuya, etc.
palpita desde que no te ve y va perdiendo poco a poco
su sensibilidad y plegando sus alas, como la tórtola he­ CONTESTACION
rida va exhalando el último suspiro.
Ven, vida mía, que anhelante te espera tu amado, Adorable Luisa:
que desea verte. Lo que tú me dices en tu carta que he cubierto
Tuyo, e tc ... de besos, y los sentimientos que en ella me expresas
aumentan mi pasión por ti en modo verdaderamente
CARTA DE TERNURAS DE UNA JOVEN desconocido; pasión que se agiganta en mi corazón
A SU NOVIO mano a mano que adquiriendo el convencimiento de
que realmente me perteneces. ¿Cómo podría yo dudar
Querido Alberto: un momento siquiera de tu ternura cuando el exceso
Hay que confesar que el amor muchas veces vende de mi felicidad es precisamente una prueba de tu amor?
a un precio muy elevado sus placeres; sin embargo, Yo sé que verdaderamente me amas y por lo tanto ya
nada puede igualar la dicha de saber que el hombre no hago caso de las malignidades que puedan decir
amado es fiel. nuestros amigos porque nuestro amor es muy superior
Nuestro coloquio de anoche me ha como hechiza­ a ellas.
do y aún siento la sangre quemarme en mis venas. Yo No perdamos nuestro valor, pues tan sólo nuestra
estoy plenamente convencida de tu amor por mí, amor firmeza y nuestro amor, pueden llevamos hasta el puen-

— 58 — $9 —
CARTA DE UNA JOVEN A SU NOVIO
te deseado, donde encontraremos una dicha que no tie­
ne igual sobre la tierra. Mi amor:

¿Por qué eres celoso cuando sabes perfectamente


CARTA DE UN JOVEN A SU NOVIA que yo te pertenezco? Si tú supieras cuántas luchas me
cuesta tu amor, no dudarías siquiera un momento de
Amada Lolita: que te amo hasta la locura. Aquél que tú llamas “tu
rival” es sospechoso y cruel y ahora está furioso con­
Estoy muy contento de que tú tengas un carácter tra ti.
un poco singular; sin embargo, no puedo ocultarme la El medio más eficaz para que nuestro amor no ten­
pena que pruebo viéndote a los diez y seis años dar ga contratiempo y pueda perpetuarse sustrayéndose a
muestras de una frialdad que apenas conviene a una la vigilancia de ese importuno es que me dirás en tér­
mujer de cuarenta y seis años. minos bastante fríos y alegando el pretexto que mejor
A mi me gusta la ruidosa alegría propia de tu edad te parezca, que cesas toda relación conmigo.
y preferiría verte despreocupada en vez de ver rechaza­ Yo haré como si esa carta se me perdiera y la de­
das todas las caricias que intento hacerte. jaré en un sitio en que pueda ser hallada en seguida por
Permíteme, pues, que yo roce con mis manos tan alguien de la casa.
sólo tu adorada personita, tu cuello tan blanco como el De ese modo, nuestros tiranos van a creer haber he­
marfil y tus cabellos tan finos como la seda. Deja que cho un descubrimiento importante, se lo comunicarán
yo pueda con mi brazo rodear tu talle e imprimir en entre ellos y acabarán por creer que entre nosotros to­
tus labios de coral, miles y miles de besos. do se ha acabado.
Amame, te lo ruego, y piensa que la Naturaleza Esto es lo que tienes que hacer, pero en seguida,
ha dispuesto todas sus cosas para firmar la dicha de si quieres que nuestra correspondencia pueda continuar
los mortales. sin tener ya sustos ni temores.
Aprovéchate, pues, de las considerables ventajas de Te aseguro que ese paso en vez de disminuir nuestro
tu edad, la cual desaparecerá como un relámpago sin cariño no hará más que aumentarlo hasta que consi­
que nosotros podamos apercibirnos de su repentina des­ gamos vencer todos los obstáculos que se oponen a
aparición. nuestra felicidad y alcanzaremos nuestro objeto, esto
Este es el consejo que se atreve a darte el que te es, el de ser el uno del otro por toda la vida.
ama y te amará por toda la vida. La que tanto te ama.
Tuyo, e tc ...
— 61 —
— 60 —
CARTA DE UN JOVEN A SU AMADA Te baste saber que mi amor será eterno por ti y que
tú eres y siempre serás mi única esperanza y mi verda­
Adorada Mariquita: dero tesoro.
¡Sí, te lo juro; tú sola eres y siempre serás mi vida, Tuyo, etc.
mi alma! A ti únicamente he consagrado todo mi ser
y el amor que pruebo no puede ser más que eterno. CONTESTACION
Una prueba de lo que acabo de decirte son los mi­
les de besos que he dado a tu adorada imagen que he Amado Fulgencio:
recibido con gozo indecible y que desde ahora está co­ He recibido tu carta que me ha colmado de gozo
locada sobre mi corazón como ángel tutelar de nuestro porque comprendo por ella cuánto me amas, y besán­
amor que ha hecho de las almas un alma sola, puesto dola mil veces he bendecido la mano que la escribió.
que no hay criatura humana que pueda amar como yo Y yo también te amo mucho, más de lo que puedes
amo a mi ángel que como tú pueda corresponder a mi figurarte. A cada instante pronuncian mis labios tu
amor. nombre y al pronunciarlo pido a Dios, que me conce­
Yo soy dichoso de poder dedicarte todos mis pen­ da la gracia de tenerte junto a mí siquiera un minuto.
samientos y te aseguro que no pasa un día, no pasa ¡Oh! pero vendrá el instante tan deseado en que, no
una hora que no te vea con los ojos de la mente y ad­ un minuto sólo, sino toda la vida viviremos el uno al
mire tu espléndida hermosura. lado del otro en una felicidad sin límites.
Aunque algún cuidado venga de cuando en cuando Mientras tanto me consuelo besando tu retrato y lo
a entristecer mi alma, basta que tu bella imagen se pre­ beso con ardor, con pasión, porque me parece besar
sente a mi mente para que la alegría vuelva a brillar tu frente adorada.
en mi semblante. Me dices en tu carta que tienes constantemente mi
¡Oh! tú no puedes imaginar siquiera lo que yo te retrato sobre tu corazón. Yo hago lo mismo y si lo quito
amo y con cuanta impaciencia espero el día en que dos un instante para mirarle y besarle, mi corazón late más
“sí” pronunciados voluntariamente unirán para siempre fuerte como si quisiera regañarme. ¡Oh, sí! Yo soy di­
nuestras almas y nuestras existencias. chosa y . . . M ira; esta noche he soñado contigo. ¡Qué
Piensa tú también un poquito en la felicidad que felicidad tan grande!
nos espera. Me parecía que estabas jurándome que tu amor
Mi pluma no sabe trazar sobre el papel todos los pen­ era eterno y que confirmabas ese juramento con u n . . .
samientos amorosos que en mi cerebro se aglomeran y tengo vergüenza en decírtelo: pero tú me entiendes
que yo no quisiera que tú conocieras. ¿verdad? ¡Y yo te devolvía el beso!

— 62 — — 63 —
Amame siempre y no olvides a tu futura mujercita.
CONTESTACION
Tuya, e tc ...
Amado Luis:
CARTA DE UN AMANTE A SU NOVIA
Con indecible placer recibí ayer tu carta, carta que
REFIRIENDOLA UN ENSUEÑO
nunca me canso de leer a pesar de haberla ya leído y
vuelto a leer más de cien veces. ¡ Qué dichosa soy de
Mariquita mía:
haber entregado mi corazón a un hombre como tú,
tan bueno y cariñoso!
¡ Qué cosa más hermosa son los sueños! Parece men­
Todas las riquezas del mundo no serían bastantes
tira que la fantasía de un enamorado le consuele tam­
para hacerme tan dichosa como lo soy desde el día en
bién en el sueño. Escúchame: esta noche estaba yo sen­ que me escribiste tu primera carta. En aquel instante,
tado y tenía entre mis bra20S a la que adoro y ella me
el amor nos unió con su cadena de rosas. No dejo de
miraba complacida y me sonreía, mientras yo no me pedir a Dios que ese amor nunca cambie las rosas en
cansaba de contemplarla. espinas, si viniera a faltar en uno de nuestros cora­
De cuando en cuanto se despegaban nuestros la­ zones.
bios para dejar paso a estas sencillas palabras... “¿Me ¡ Desdichada de mí si esto sucediera! ¡ El dolor me
amas? —Sí, te amo mucho”. enloquecería! Pero ¡qué tonta soy con pensar en estas
Entonces se encontraban nuestros labios y . .. ¡adi­ cosas! ¿No es, acaso, nuestro cariño verdadero e in­
vina!. .. ¿puedo decirlo?.. . se confundían en un beso quebrantable? Entonces ¿por qué esos temores? Perdó­
tan ardiente que ambos quedábamos extasiados. Des­ name, pues, y dame un beso que yo te devolveré mil
pués tú me has abrazado y mientras yo rodeaba con mis de ellos.
brazos tu talle de avispa he despertado bendiciendo mi Mientras tanto le doy uno a tu retrato en anticipa­
ensueño que me había hecho pasar una noche tan di­ ción de los demás.
chosa. Sigue amándome y mucho porque en esto quiero
Pero después se amargó mi ánimo porque tuve que ser vencida.
convencerme de que los sueños, sueños son y tú estabas Tuya para siempre, etc.
muy lejos de mí.
Sigue amándome como yo te adoro.
Tuyo, e tc ...

— 64 — 65 —
CARTA MUY CARIÑOSA DE UNA JOVEN re, mi mente y mi corazón siempre quedarán libres;
A SU NOVIO que me quite todo lo que hace falta para escribir, yo
encontraré el medio de escribirte fuera de mi casa.
Amado Diego: Así es que esta carta la he escrito en casa de mi
amiguita Dolores, a quien confío todos mis secretos,
Cada día que pasa he de convencerme de que te amo como ella me confía los suyos.
más, y tanto es así que tu imagen no se borra un ins­ Tengo que dar por terminada la presente porque
tante de mi mente. ahora mismo vienen por mí.
Pero mientras mi pluma traza estos renglones hume­ Adiós, ámame siempre como yo te amo y piensa
dece mis párpados una lágrima y lloro como he llorado constantemente en mí, como yo lo hago pensando a
toda la noche.. . ¿Sabes por qué? Porque en mi casa cada instante en ti.
lo han descubierto. . .
No sé por qué el destino ha querido tan pronto rom­
per la misteriosa tela que envolvía nuestros corazones, CONTESTACION
turbándolos ahora con probables contrastes.
Pero también en el dolor es sublime el amor y yo Mi adorable Encarnación:
no puedo más que volverte a jurar que te amo con Nada hubiera podido serme más penoso que el con­
verdadera locura. tenido de tu carta y te juro que he padecido muchí­
Todas las veces que recibo tus cartas pruebo una simo sabiendo que tu madre te ha regañado severa­
verdadera delicia viendo el cariño que me tienes y me mente por culpa mía.
siento orgullosa de él. Nunca hubiera podido imaginar que tu madre, se­
Digan y hagan en mi casa lo que quieran, pero ¿po­ ñora de excelentes y rectos sentimientos, fuera contra­
drán mandar a mi corazón? Eso nunca, porque el co­ ria a nuestra unión.
razón es un don de Dios, quien nos lo dio para que Puede ser que alguien haya adivinado antes que
amáramos. ¿Debemos acaso dirigir nuestro cariño, a ella, que nos amamos y por envidia o maldad le haya
una persona que no se ama? dado falsos informes de mí, induciéndola a comportar­
Creo que esto sea contrario a la ley natural de las se de esta manera. ¡ Desdichada de la persona que haya
cosas; pero mi madre, después de haberme regañado sido, o pueda llegar a descubrirla! Valor, sin embargo,
me ha quitado papel, tinta y plumas y lo que es más y las lágrimas de fuego, quemarán en su hora a quien
grave atín, toda libertad. Pero no le hace; que grite nos echa en la desesperación.
todo lo que quiera, yo te amo, que me esclavice si quie­ Pero las malas lenguas comprenderán tarde o tem-

— 66 — — 67 —
prano su error y por lo tanto tengo la completa segu­ toda la vida, te encontraba al día siguiente hablando
ridad de que tu madre cederá a mis ruegos. con otra a quien seguramente repetías las mismas pa­
Mañana irc a hablar con ella y no saldré de tu ca­ labras que la víspera me habías dicho a mí. ¡ Goza aho­
sa sin antes haberla convencido. ra de tu traición! Y si el objeto de tu manera de com­
Lo que te pido por Dios es que no llores; cada una portarte conmigo ha sido el de hacerme un infeliz, lo
de tus lágrimas es una herida para mi corazón. has conseguido.
Tranquilízate porque yo espero poder vencer to­ Pero este es el capricho de mi negra suerte; he de
dos los obstáculos por muchos que sean. Pero antes es amarte, mientras debería huir de ti.
preciso que hable contigo que con tu madre. Si tú Tengo el infierno en mi corazón.
me amas ve si puedes encontrar el medio de que poda­ Si ya no puedes amarme, ten al menos lástima de
mos vemos siquiera un instante. mí. Esto es mi único consuelo después de tanta ingra­
Espero tu contestación con ansia indecible. titud.
Tuyo, e tc ... Tuyo, e tc ...

CARTAS DE CELOS O DE ABANDONO CONTESTACION DE LA JOVEN A LA CARTA


PRECEDENTE
CARTA DE UN JOVEN CELOSO A SU NOVIA
Victoriano mío:
Amada Josefa: Hay tanta injusticia en las recriminaciones que me
¿Es posible ser tan amable y tan pérfida al mismo haces, que si yo escuchara a la razón en vez que a mi
tiempo? ¡Cómo! ¿Tienes una fisonomía tan dulce y corazón, te dejaría por mucho tiempo en el estado de
un alma tan mala? ¿Es verdad, entonces, que esos ojos perplejidad en que me parece que te encuentras; pero
que cuando me miraban llevaban la dicha a mi cora­ aunque tú no padezcas más que una cuarta parte de lo
zón no se fijaban sino que para engañarme mejor? que me dices quiero rebajarme hasta el punto de justi­
¡Ay! ¿Por qué no puedo olvidar que te amé? ¿Por ficarme para tranquilizarte.
qué no puedo olvidar aquellos instantes de dicha en ¡Pobre infeliz!
que me prodigabas tus caricias y me jurabas amor Aquel fulano, es decir “el otro” con quien dices
eterno? haberme visto hablar es un tío mío, hermano de mi
¡Pérfida! ¡Ingrata! madre, llegado ayer por la mañana sin avisamos.
¡Yo, ya no vivo! Esta explicación ha de bastarte y te aseguro que si
Mientras un día que jurabas que me amarías por el motivo que te ha inducido a sospechar de mí no lle-

— 68 — 69 —
vara consigo la impresión de la susceptibilidad y del CARTA DE DUDAS DE UN JOVEN A SU NOVIA
cariño, habría cesado desde hoy mismo toda relación
contigo. Amada mía:
Pero si soy tan buena para perdonarte esta vez no
vayas a creer que te perdonaría una segunda, porque Si yo pudiera penetrar en lo más recóndito de tu co­
entonces te haría ver que tengo tanto amor propio co­ razón vería indudablemente el sitio que en él ocupo y
mo cariño te tengo. entonces mis temores desaparecerían para siempre.
Créeme, no se puede amar verdaderamente sin recí­ Pero como eso es imposible no tengo más remedio
proca estimación. que fiarme de tus protestas de amor que quiero creer
Tuya, e tc .. . serán sinceras.
No te creas que dude de que tus sentimientos sean
diferentes de los que tus labios expresan y sobre todo de
CARTA DE UN JOVEN ABANDONADO los que me has jurado en nuestro último coloquio; pero
POR SU NOVIA para mayor tranquilidad de mi pobre corazón te supli­
co que vuelvas a repetirlos en tu contestación a la pre­
¡ Paquita!: sente. ¡ Qué quieres! Es tan grande la dicha que pruebo
No puedo ver, sin quejarme, mi confianza engaña­ de ser amado por ti que casi no creo en ella y necesito
da por las lisonjeras apariencias que según parecía que siempre me repitas que es verdad que me amas.
debían llevarme hasta la felicidad.
No se puede mandar al corazón; pero el sentimiento CARTA DE UN VIUDO PIDIENDO RELACIONES
que lo invade le impone la obligación de expresarse con A UNA SOLTERA
toda franqueza. Engañar es lo mismo que arrancar el
vendaje que cubre los ojos del A m or... Este huye en­ Señorita:
tonces, y esa es su venganza. Si mi grande amor no me alentara, jamás me atre­
Me parece haber dicho lo bastante y en vez de aba­ vería a confesar la pasión devoradora que me consume.
tirme por tu maldad espero poder conquistar a una mu­ Al dar este paso, pienso también que ni mi edad, ni mis
jer más digna de mí, que llevará a tu alma los tormen­ condiciones especiales me incapacitan para poder dis­
tos del arrepentimiento. frutar de una felicidad de la que no pueda dudar, si
Entonces seré yo el que triunfe y mi felicidad con usted llegase a corresponder a mi cariño.
otra mujer será mayor de la que hubiera podido obte- Bien es verdad que no soy tan joven como usted;
»er de ti. pero puedo ofrecerle la certidumbre de una gran adhe-

— 70 — — 71 —
sión y de un amor sin límites. Cuando a mi edad tiene P R I N C I P E AZUL
uno los sentimientos que tengo y se declaran, es por­
que viven muy hondos en el corazón.
Si usted, desechando preocupaciones, acepta mi
amor, yo le juro que por su dicha haré todo lo posible.
Es con verdadera ansia que espero su respuesta y si
es favorable a mis deseos, puede usted tener la certeza
de que no habrá de arrepentirse jamás de haber creído
a mis palabras.
Con mi mayor respeto quedo de usted S. S. — DECLARACIONES
Q. S. M. B.
A M O R O S A S
Anhelos — Ilusiones — Espe­
ranzas — Inquietudes — Dolor
de Amar y no ser correspon­
dido — Luces que se Apagan
en las Almas.

— 72 — MEXICO
LA VIDA, EL AMOR Y LA MUERTE

Lógicamente, en cada vida debe haber amor que


la embellezca y la haga más llevadera. Un alma sin
amor es insensible a las emociones de la vida misma.
For lo tanto, creo, según mi poco entendimiento, que
la vida es como un surco abierto a la esperanza y el
amor la semilla fecundante que prodiga disgustos agra­
viantes unas veces y casamientos felices otras. Todo de­
pende de la asimilación de caracteres y el normal fun­
cionamiento de las células cerebrales de quienes, al des­
pertarse a la vida se despiertan al amor. Y está com­
probado que cuando la vida y el amor se amalgaman,
preparándose para un porvenir brillante, la muerte trun­
ca los anhelos más bellos y sublimes en holocausto
precisamente de una pasión veleidosa, agraviante, de
una pasión que coincide con los principios básicos de
la naturaleza. La muerte destruye todas las ilusiones
cuando la incomprensión no regula los sentimientos y
la fiebre del deseo sólo advierte en el amor un instru­
mento de engaño y no un sólido paliativo para las en­
fermedades del alma. La sinceridad es patrimonio elo­
cuente para los problemas sentimentales, pero rara vez
se pone en práctica, lo que indudablemente debe traer
sus consecuencias irremediables. U n caso reciente obli-

3
ga a pensar sobre este punto, deduciéndose de lo ocu­
capaces de constituir un hogar honesto bajo la mira­
rrido que el amor fue eje central para provocar un hon­
da de Dios. Los enamorados no deben destruir las vi­
do drama que dice bien a las claras el atraso moral
das con actos improcedentes sino embellecerlas, con­
y espiritual en que se vive. Una mujer joven —23
años— mata de un tiro a su hijita de cinco años duciéndolas por el camino del bien predicado por Je­
y luego se elimina con la misma arma. Es una carta, sús, ¡el Alfa y Omega del amor hacia la humanidad!
según la información policial, se cree que la joven ex­
plica las causas del impresionante episodio. Ante este Principe Azul.
hecho, no hace falta haber leído la carta para interio­
rizarse de los motivos de tan extrema resolución. La
joven, indudablemente, cedió al amor de un hombre
HORAS DE ENSUEÑO
que creyó sincero, pero que luego resultó lo contrario.
Quiso embellecer su vida con el amor y éste se tradujo
La misión que cada ser
en tóxico que provocó su muerte y la de su inocente
debe cumplir con empeño
hijita. ¡Dos vidas inmoladas por amor! Amor salvaje
son esas horas de ensueño
que germinó en un alma perversa que hizo de la mu­
que nos brinda la mujer.
jer un juguete para contar luego la “hazaña” en rueda
de amigos. Por eso que todo ser que viene al mundo
Amar para ser amado
eligiendo la vida para su progreso moral y espiritual,
sin encono, con largueza
no debe buscar la destrucción de otras vidas, sino embe­
ubicando la franqueza
llecerlas llevándolas por el camino de la decencia. Y
en el sueño idealizado.
creo firmemente que las lecturas perniciosas influyen
lo bastante para provocar el endurecimiento de los co­
Para que la vida misma
razones inaccesibles a todo sentimiento de amor hacia
sea un bello privilegio
la mujer. Por eso que es necesario creer, y afirmar a
buscando ese florilegio
la vez, que la civilización es una paradoja y que vivi­
que de dolor no se abisma.
mos en un siglo de atraso y de vergüenza. Este libro
de “DECLARACIONES AMOROSAS” no debe ser
Alejar todos los males
utilizado por quienes tienen un equivocado concepto
que anulan las emociones
del amor, porque en todas ellas prima un sentimiento
porque las crueles pasiones
humano, que es el que anhelo para los que se sientan
van malogrando ideales.
4
5
No hay que buscarla otra vea
para que vuelva al hogar,
Porque si es lindo soñar
siempre volverá a pecar
con una buena mujer
con soberbia y altivez.
es necesario tener
amor para no olvidar.
Porque si ella se aleja
del hogar bien constituido
Que si el amor nos desvela
señal que nunca ha querido
no hay que abusar en la lidia
con el deshonor que deja.
y no buscar la perfidia
ni del dolor la tutela.
Evitando todo mal
se siente amor a la vida,
Si Dios ha enviado al mundo
pues la fe queda destruida
al hombre y a la mujer
frente al drama pasional.
se le debe bien querer
cuando su amor es profundo.
Y si engaña la mujer
al novio que dice amar
No provocar su martirio
él la debe de olvidar
para que el mal la taladre
•vitando el padecer.
y acordarse que la madre
también amó con delirio.
Que si la vida es amor
y no malogra el empeño
Este es el punto inicial
las bellas horas d« ensu*u»
de todo hombre consciente,
alejan todo dolor.
no salpicarle la frente
con manchas de lodazal.
Pues, si hay hombres miserables
que pierden a la mujer
Y si la mujer casada
que hay, es humano creer
se desvía del camino
mujeres abominables.
que siga con su destino
por una senda extraviada.
Si ella, piadosamente

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cuida su honor de casada ron, pero modestamente. Poco tiempo duró la armonía
en vez de una bofetada en el hogar, pues ella se tomó irascible, casquivana y des­
hay que besarle la frente! amorada. El trató de hacerle comprender que no se des­
viara del buen camino, pero María Luisa nunca quiso
Príncipe Azul. obedecerle y de esa manera precipitó la tragedia que se
gestaba en el cerebro de Néstor. No había por qué dudar
que aquella mujer tenía un amante. Eso lo comprobó
aquel hombre bueno que amaba mucho a su esposa. Sin
AMOR SANGRIENTO embargo acicateado por los celos una noche, mientras el
pequeño hijito dormía, mató a balazos a María Luisa. Y
En un diario de hace por lo menos veinte años y luego de besar al inocente se eliminó él también. En
con este mismo título, nos hallamos frente a una crónica resumen, el amor los había unido y los celos se los llevó
digna de figurar en este libro para ilustración de las que a la tumba. Pero la mujer, en este caso, tuvo la culpa
se enamoran sin el afecto que deben sentir por el ser de lo acontecido. ¿Amaba María Luisa a Néstor? Indu­
amado. Dice así: dablemente que no, porque si hubiese sentido por él un
“La vida encierra los más impenetrables misterios del verdadero amor, no habría buscado refugio en los brazos
corazón humano. En el continuo bregar de la existencia, de otro hombre. He ahí la insensatez de las mujeres que
en el proceloso mar de la lucha aparece, siempre, el amor, se cruzan en el camino de los hombres para truncarles
faro que ilumina las almas y las encandila muchas veces. la vida sin ningún derecho”.
Los dramas íntimos, los de mayor angustia, donde fluc­ Hasta aquí la crónica de referencia. Y ahora cabe
túa la desesperanza, se hallan diseminados por todas par­ preguntar: ¿por qué María Luisa se casó con Néstor si
tes como hojas azotadas por el cierzo del desencanto. en realidad no sentía por él ningún cariño? La respuesta
Las ráfagas del desengaño penetran hasta lo más sensible surge de inmediato. Ella pertenecía a esa clase de muje­
de las pasiones y es cuando en ese choque de almas se res que se casan por capricho y no porque sientan cariño
produce el derrumbe de los efectos nacidos de un amor por un hombre. Y el amor debe epilogarse indefectible­
a primera vista. mente en forma sangrienta. Todo esto tiene que servir de
”Así, al azar, imprevistamente, se encontraron María ejemplo, pues, para todas aquellas que se enamoran sin
Luisa y Néstor. Al tiempuo, una noche, juntaron sus la­ el verdadero afecto que debe sentirse por el ser amado.
bios y se dieron un beso. Se amaban tanto que, de común ¡ El amor no debe ser,en modo alguno, el instrumento pa­
acuerdo, resolvieron formar un hogar donde aquel idilio ra aniquilar ilusiones, sino algo grande, sublime, un eli­
se viera coronado por la más humana alegría. Se casa­ xir para embellecer la vida!

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APASIONANTE.. . ñas, razón por la cual le confieso que le amo con de­
lirio, pues, no tengo ningún pretendiente. Y le contes­
Simpática Clorinda:
to tal como me lo pide para que vea que no le mien­
to. El amor debe ser brindado sinceramente y nadie
No puedo evitar la frase que tengo a flor de labios
tiene derecho a tergiversar su sentido moral. Sea feliz,
cada vez que nos encontramos. Porque en realidad Ud.
Rogelio, y piense que si Dios quiere seré su mujercita
es muy atrayente, apasionante, subyugadora. Y por ser
querida. Reciba el afecto cariñoso de,
así, por tener ese atractivo que encanta, es que he llega­
do a enamorarme de usted Clorinda. Le anticipo que no
Clorinda.
le declaro mi amor por un mero capricho de tal o cual
pretendiente suyo, sino porque tengo intenciones nobles
y si usted me acepta formalizaremos nuestro compromiso
a la brevedad posible. Por eso le ruego encarecidamente
NECESITO SU AMOR
que me conteste en seguida para saber a qué atenerme.
No soy muy optimista. Pero si Ud. me aceptara, le juro Srita. Ana:
que sería un hombre feliz. Eso le prueba que le amo,
Clorinda, con toda mi alma. Espero, pues, que me En el incesante ritmo del tumultuoso vivir se con­
conteste. cretan todas las pasiones humanas, todos los sentidos
Salúdale S. S. S. del alma. Soy un sonámbulo en el bullicio de los cora­
Rogelio. zones que sueñan y vivo desesperado por ver si obtengo
de Ud., gentil Ana, el amor que necesito para mi ser
que sufre tanto. No es un cariño absurdo el que siento
DELIRIO por su atrayente persona sino una pasión sincera digna
de ser correspondida. Ahora que sabe que necesito
Estimado Rogelio: su amor, responda si puedo abrigar la esperanza de ser
No es de ahora que venía observando su interés correspondido. La sé buena y confío en que Ud. tam­
por mí, ya que sus miradas han sido lo suficiente para bién se halle dispuesta a ofrecerme su infinita pasión.
hacerme comprender que me amaba.
Saludos de S. S. S.
Su carta confirma lo que pensaba, Rogelio, y te­
nía grandes deseos de que me escribiera. Estoy enterada Nerio.
de su noble corazón y sé que sus intenciones son bue­

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facilitó tu dirección. Quiero que no te ofendas al reci­
TAMBIEN LE AMO bir estas líneas en las que deposito el profundo cariño
que siento por ti. Y ya sabes adorada Nancy que en
Joven Nerio: el pueblo donde naciste hay un ser que te ama. Afectos
de
Es muy humana esa filosofía suya con la que enca­ Eladio.
beza su carta para expresarme su sincero amor. Con ese
mismo ritmo palpita mi corazón, joven Nerio, y ello se ¡QUE BUENO ERES!
debe a que también le amo desde la primera vez que
nos encontramos en el jardín y conversamos como dos Estimado Eladio:
viejos amigos. Si Ud. necesita mi amor yo también,
máxime teniendo en cuenta que el suyo viene hacia Al ausentarme de Junín sentí, por todas mis ami­
mí, como una vendimia del alma para nutrirla de emo­ gas, una profunda pena, pero por ti, porque quién
ciones. Acepto, pues, su cariño y le confieso a la vez sabe si te vería más experimentó mi alma una terri­
que jamás he de olvidarlo. Usted me fue simpático ble sensación de dolor. ¿Y sabes por qué, mi estimado
siempre, y esperaba su declaración de un momento a Eladio? Porque te amo pero en silencio, ya que tú
otro. Ahora me siento feliz. Retribuye sus saludos, jamás me dijiste nada que pudiera hacerme abrigar
una esperanza. ¡ Qué bueno eres Eladio al haberte acor­
Ana. dado de mí! Te juro que soy más feliz al saber que
me amas que si alguien me hubiera hecho un obsequio.
VIVIRE PARA T I Cuando vengas a la ciudad no dejes de visitarme, te
esperaré con los brazos abiertos. Te envía cariñosos sa­
Idolatrada Nancy: ludos tu adorable,
Nancy.
El mismo día en que tú te ausentaste para la capi­
tal había escrito una carta en la que te declaraba mi
amor. Cuando por la noche supe la noticia tuve un ES M I A N H E L O ...
gran desconsuelo. Siempre te distinguí entre las chicas
de este pueblo porque estoy enamorado de ti, bella Encantadora Susana:
Nancy, tan enamorado que si tú me aceptas viviré para
ti, consagrado enteramente a tu amor. Por eso he re­ Vibra mi alma con emoción intensa cada vez que
suelto escribirte aprovechando que tu amiga Delia me
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nos cruzamos. Y hay momentos que quisiera saludarla C A L V A R I O
pero temo que no retribuya mi saludo. Es mi anhelo
Susanita divina expresarle mi profundo cariño, decirle Blanca:
que la amo con locura y que sin su amor me sentiré Tú eres para mí algo así como la musa inspira­
sin ánimos de vivir. Su persona me encanta y su voz dora de mis ensueños azules. Y la evoco en mis horas
tiene la dulzura de una música sublime que llega hasta de cruel incertidumbre, cuando el calvario de mi vida
mí como una subyugante ensoñación. Usted dirá si soy es más torturador, porque así, llamándola, haciéndome
merecedor de su cariño, pues mi anhelo es hacerla com­ la ilusión que está frente a mis ojos, mis poemas resultan
pañera inseparable de mi vida. Reciba los afectuosos más interesantes, más llenos de honda emoción. Y en es­
saludos de quien la admira, te calvario que es mi vida, usted Blanca viene a ser la
Américo. estrella de mi esperanza que riela mis pasos por la en­
marañada selva del dolor. Profundamente enamorado de
su gentil personita, la sueño a cada instante y es la
figura central de mis líricos desahogos espirituales. Por­
ES DE M I AGRADO que Ud. también hace versos, Blanca, es que le escribo
en el idioma de los que sueñan con la amada presentida,
Joven Américo: con la dulce novia vestida de blanco. Nunca me atreví
a descender hasta el fondo de sus atrayentes ojos para
Su declaración llega justamente cuando más deseos comprobar si en el balcón de sus niñas se hallaba aso­
tenía de encontrar un novio. En Ud. me había fijado mada la esperanza que necesita mi alma. ¿Habrá un
varias veces y ya estaba convencida que me adoraba. Iugarcito en la suya para este amor mío tan sincero?
De mil amores habría correspondido a su saludo si Ud. ¿ Será posible que tenga tanta dicha este humilde soña­
se hubiera animado a saludarme. En cuanto a la res­ dor que engarza frases apasionantes? Que su respuesta
puesta que espera, le diré que su persona es de mi sea un paliativo para este terrible calvario. Estrecha sus
agrado que con mucho gusto acepto su amor. Ahora le dos manos su adorador,
corresponde a Ud. buscar la manera de amalgamar nues­ Florencio.
tras ilusiones para queremos apasionadamente. Lleguen
hasta su alma sensible y enamorada mis palabras de SERENIDAD
aliento. Y con ellas mis cariñosos saludos.
Florencio:
Susana. El sol iba hundiéndose en el ocaso, la quietud ves-
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peral reinaba en mi humilde salita de estudio, cuando en el cual suponía iba a llegar el terrible desencanto pa­
una paloma mensajera se posó en mis manos con su ra mi alma atribulada. Sin embargo llegó una esperanza
poética carta. La he leído como debe leerse toda co­ halagadora, una carta hecha poema por tus manos de
rrespondencia que signifique valor para las almas, que hada, por tus manos que ahora podré estrechar más
sueñan en un mañana venturoso, en la vida plena de los apasionadamente. No te imaginas adorable Blanca cómo
corazones que sangran. Si Ud. Florencio, se hubiese te evoqué mientras leía tu carta. Y lamenté no tener
asomado un poquito nada más a mi alma, habría obser­ una foto tuya para cubrirla de besos. ¡Eres encanta­
vado en ella un apasionante recuerdo para quien tanto dora! ¡Divina! Y cuando estemos juntos, corazón a co­
me ama. Si mi sublime y heroico portalira, engarzador razón, las palabras serán músicas hermosas sobre nues­
de frases que van cincelando la serenidad de su cerebro, tros labios para divinizar la vida. Porque mirándote
exuberante de proyecciones poéticas que llegan a mi co­ mucho quiero quemarme en el fuego de tus ojos cuyas
razón con la sinceridad real y constante de quien ama miradas han llegado a mi alma para apasionarla. Vi­
profundamente. Ese lugarcito por el cual me pregunta viremos la vida como debe vivirse: amándonos mucho
está reservado para Ud. hace mucho tiempo. Y cada vez y produciendo poemas como una prodigiosa vendimia.
que me propongo centralizar los personajes de mis cuen­ Besos sincaros de tu,
tos y novelas, lo recuerdo con cariño porque le amo. Florencio.
¿Por qué no nos hemos comprendido todavía? ¡Vaya
uno a saber! La vida, en sus aspectos múltiples, prolonga
en ocasiones la realización de un idilio: El nuestro ha
de ser dulce, suave, poético. Porque nadie, lo juro, podrá PASION FLORECIDA
malograr la serenidad de nuestro amor. Con esta espe­
ranza será menos doloroso su calvario. Siga teniéndome Querido Florencio:
como musa inspiradora de sus mejores trabajos. Cari­
ños de su admiradora. Tu segunda carta es también un poema donde vibra
Blanca. tu alma de notable portalira. Hay en ella una pasión
florecida, un romanticismo exento de cursilería, pero
que resulta realmente adorable. He reservado para tus
QUIERO Q U EM A R M E... cartas un pequeño cofre, inviolable para quienes no
tienen derecho a penetrar en la alcoba señorial de los
Adorable Blanca: enamorados. Luego, cuando tengamos muchas, hemos
Aguardaba con impaciencia tu billetito perfumado, de hacer un libro cuyo título podría ser: “Almas que
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sueñan”. Tú harás el prólogo y yo el epílogo, pero eso en el corazón de un hombre. Necesito luz en mi camino,
será cuando estemos bajo un mismo techo, en el rincon- encantadora Florinda, luz espiritual que le hable a mi
cito aquel de nuestras ilusiones. Porque en realidad son alma y le diga si puedo contar con su cariño. Sus ilu­
“almas que sueñan” las que tratan de acercarse para siones no quedarán defraudadas. Ya se convencerá.
quererse como lo ha dispuesto Dios. Besos de quien te Salúdala con cariño,
adora, Gastón.
Blanco-
HAY UN DRAMA EN M I VIDA

Estimado Gastón:
LUZ EN M I CAMINO Parece que Ud. hubiera sido impulsado a presentir
mi situación al hablarme de tempestades. Su carta,
Apreciable Florinda: aparte de constituir una declaración amorosa es un
documento a través del cual se advierte el alma gene­
Soy su admirador desde hace tiempo, desde que rosa de quien la ha escrito. Dice Ud. Gastón que nece­
Ud. vino a vivir en este barrio huyendo de quien sita luz en su camino y cree, ciegamente, que esa luz
sabe cuántas tempestades de la vida. Yo también soy puede proporcionársela esta pobre muchachita humilde
un predestinado a sufrir, a luchar, siempre con la espe­ que sufre las consecuencias de su mal momento. Porque
ranza de encontrar a una mujer de corazón bondadoso ha de saber Ud., distinguido joven, que hay un drama,
que ponga luz en mi camino. He advertido en sus ojos en mi vida, un drama que ha dejado a mi mente la
algo que no puedo explicarme todavía si es amor o visión de un porvenir lleno de nebulosidades. Usted sí,
amargura, pero que desearía que Ud. me contara sin Gastón, que es un hombre bueno y cariñoso. Y yo aun­
ocultamientos. Le amo, Florinda, le amo con sinceridad que lo ame no podré quererlo porque he sido engañada
vehemente, con pasión inconfundible. Al verme pasar vilmente y tengo una hijita de un año. ¿Comprende
también Ud. me ha mirado, pero ya le digo, algo raro ahora por qué notó ese algo raro en mis ojos? Por
advertí en sus ojos tan lindos como su carita atrayente. eso no me atreví a coquetearle, porque hay un drama
No sé si soy de su agrado, si Ud. ha leído en mis ojos en mi vida y tendré que resignarme con mi triste suerte.
el apasionamiento que hace vibrar mi alma. Pero de A Ud. que sabe amar le he confesado la verdad, supli­
cualquier modo le declaro mi amor sincero, espontáneo cándole que no lo comente en el barrio, pues ignoran
y noble; mi amor que no busca la soledad y el silencio mi pasado.
para desairar a la mujer que no advierte una falsedad Saludos de S. S. S. Florinda.

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¿Por qué no abrirte mi corazón si por el amor que me
tienes vas a reparar la falta que cometió un hombre mi­
AHORA LA QUIERO MAS serable? ¡Oh! Amor de mi vida, tú eres mi salvación y
la de mi inocente hijita que si Dios quiere reconocerá en
Amada Florinda: ti a un verdadero padre. Pero es necesario, Gastón, que
nos alejemos de este barrio, que nos vayamos a otro, ya
La revelación de su drama, lejos de inquietarme, ha casados, para reconstruir nuestras vidas. Mi madre está
provocado un considerable aumento de pasión hacia us­ contenta, te conoce y te admira, leyó tu carta y lloraba
ted, alma de mi alma y no me tomó de sorpresa su con­ al saber que yo había encontrado un hombre tan bueno.
fesión por cuanto algo me dio a entender esa tristeza su­ El sábado por la noche te esperamos sin falta para en­
ya que vi en sus ojos. Ahora la quiero más, Florinda, por­ tendemos mejor. De paso conocerás a mi hijita que se
que en su desgracia me parece más atrayente, más encan­ parece mucho a mí. Te envía muchos besos tu amada,
tadora. Y si Ud. quiere unirse a mi vida, le prometo dar
un nombre a esa inocente que olvidó síi padre desalma­ Florinda.
do. Nunca, amada mía, escuchará de mis labios una pa­
labra de reproche sobre su pasado. Que si un hombre in­
fame defraudó sus ilusiones, yo voy a hacerlas revivir con
mi profundo cariño. Vista la lealtad de mi corazón creo EQUIVOCADAM ENTE...
que no dudará de mí, que la amo inmensamente. Esa
hijita suya será una luz de esperanza en el hogar. Dios Estimada Juanita:
nos ayudará siempre.
Saludos cariñosos de Su respuesta a mi declaración amorosa me dejó estu­
Gastón. pefacto no por el rechazo, sino por la causa que lo moti­
va. Quiero aclararle, Juanita, que Ud. me interpreta equi
vocadamente, porque soy muy serio y no me guía ningún
interés hacia Lola. Si le hubiera tenido afecto a ella no
ERES M I SALVACION le habría escrito a Ud. en la forma tan apasionante como
lo hice. Comprendo que Ud. estaba en su derecho de
Gastón querido: escribirme tan enojada, pero ahora que sabe que todo es
producto de una mentira bien urdida, puede reflexionar
Con alegría inmensa leí tu carta que trae para mi sobre mi afectuosidad hacia su gentil persona y darme
vida un consuelo que no esperaba. ¿Cómo no adorarte
si a pesar de mi desgracia dices que me quieres más? — 21

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una contestación de acuerdo a sus sentimientos. Tenga mal momento cuando recibí su carta. Ahora yo también
la seguridad de que cuanto le he dicho en mi anterior es puedo asegurarle que mi amor será inquebrantable por­
solamente una parte del cariño que por Ud. siento, en­ que le amo tan sinceramente como usted y es muy difícil
cantadora Juanita. Nada de ficticio hay en mis palabras, que cambie de opinión. Le agradecería que no le diga
inspiradas con el afecto que merece Ud. encantadora nada a Lola, porque entiendo que el asunto es mejor
Juanita. Y con ese sentido práctico que tiene de las cosas darlo por terminado. ¿No le parece que digo bien? Pien­
un alma tan generosa como la suya ha de evitar, sin du­ se que hay un alma buena como la mía que le recuerda
da, que la mentira urdida para perjudicarme sea una con ternura.
causa eficaz para el derrumbe de mis ilusiones. Espero, Salúdolo afectuosamente S. S.S.
pues, que conteste mi carta anterior donde le expresaba Juanita.
que la amo sincera y apasionadamente.
Saludos cordiales de
Leopoldo. ES IN U TIL QUE INSISTA

Sr. Jacinto:
Por dos razones muy poderosas por cierto, rechazo
YA ME PARECIA las insinuaciones amorosas que Ud. me formula en su
última carta. Primero porque no pienso tener novio por
Apreciable Leopoldo: el momento y segundo porque quien ha de merecer mi
atención y preferencia no debe ser un hombre soberbio ni
Su carta me llegó justamente cuando yo misma había ha de pretender que lo amen a la fuerza, como Ud. in­
aclarado el asunto y estaba enterada que se trataba de tenta que yo haga según lo explica en los últimos párrafos
una mentira todo lo que me contaron de Lola con usted. de su carta. De modo que es inútil que insista porque no
Le ruego, por lo tanto, rompa mi carta anterior y haga voy a corresponderle. Por otra parte, quien así pretende
de cuenta que no la ha recibido. Ya me parecía, Leopol­ llegar a la conquista de una mujer no lleva intenciones
do, que un joven como Ud., culto y noble, intentara rea­ honestas, porque ya no es el amor que lo impulsa sino el
lizar conmigo una maniobra censurable por lo absurda deseo de decir: “—Soy dueño de esa mujer”. Medite so­
y antipática. La mentira partió de ella misma, de Lola, bre lo desagradable que puede suceder si intenta algo
que, según parece tenía interés en que Ud. fuera su no­ contra mí. ¿Comprende señor Jacinto? Soy pobre, pero
vio. Yo no quise reprochar su conducta porque me dio muy honrada.
lástima y la perdoné. Pero le garantizo que he pasado un Yolanda.

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NO SOY LO QUE SE PIENSA de borrarse algún día esa espantosa visión que deja
en mi alma un dolor inmenso, pero lo que sí puedo ase­
Sríta. Yolanda: gurarte que siento por ti tanto amor como él que sentía
por la mujer amada mi hermano que escribió su últi­
Creía que Ud. fuese un poquito más inteligente para mo poema abriéndose la cabeza de un balazo.
juzgar con serenidad de criterio mi carta anterior. Veo ¿Sabes, mi noble Pina, lo que se sufre cuando se
que me he equivocado y que debo considerarla una ama sin ser correspondido? Mi salvación está en ti,
mediocre cualquiera. Comprendo que he sido un poco alma generosa y buena, en ti porque tú, con una sola
exigente al declararle mi amor pero eso no es motivo su­ palabra, puedes animar mi espíritu tan atormentado,
ficiente para tratarme en la forma en que lo hace. Pierda tan castigado por el desengaño. Te amo, Pina, con
cuidado que no voy a molestarla más porque no soy lo cariño inconfundible, con amor inquebrantable.
que Ud. se piensa, pues francamente no me interesa el Y temo, dulce bien mío, que un rechazo tuyo pue­
amor que pueda ofrecerme. Soy como Ud., pobre y hon­ da colocarme en la misma situación de aquel que se
rado, y no he tenido malas intenciones, lo que hay es que anticipó a la muerte. No quisiera llegar a ese extremo,
no ha sabido interpretarme y ha pensado que yo mentía Pina, porque sería un triste calvario para mi idolatra­
al decirle que le amaba. Pero tenga presente que tarde o da madre. Conteste pronto. Salúdole con cariño,
temprano ha de arrepentirse de su actitud, porque su or­
gullo ha de conducirla al plano donde la incertidumbre Rodolfo.
castiga cruelmente. Eso es cuanto puedo decirle en con­
testación a su insultante carta que he roto apenas leída.

Jacinto. NO PIENSES EN M ORIR

MI SALVACION ESTA EN T I Mi buen Rodolfo:

Pina de mi alma: El cuadro que me describes de tu hermano suici­


da por el amor de una mujer que no supo comprender­
Tengo aún ante mis ojos la tremenda tragedia de lo, ha dejado un poco de angustia en mi corazón. Y
mi pobre hermano, soñador en la noche de la angustia, ante tu cruel incertidumbre te aconsejo que no pien­
que se fue a las estrellas porque no pudo conseguir el ses en morir, porque todo puede remediarse sin nece­
cariño de la mujer que tanto amaba. Y no sé si ha sidad de recurrir a una resolución tan extrema. Pues,

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con toda la franqueza de mi alma te digo que te amo Si me acepta, Graciela, me consideraré feliz, si es
Rodolfo, y nunca he de olvidarme de ti. Si hasta hoy lo contrario no me queda otro remedio que olvidarla.
nada había insinuado, fue porque tú anduviste con te­ Acepte mientras tanto los afectos de
mor para declararme tu inmensa pasión. La amistad
nuestra, siempre amable y cordial, será ahora más ca­ Enrique.
riñosa, más profunda. Y en apasionantes idilios hemos
de ir hacia el país de las ilusiones hasta consolidar el
dulce poema de nuestras almas. La vida es bella y de­
bemos vivirla, ya que el amor nos acompaña como NO PUEDE QUERERLO
un símbolo para ser la noble compañera de tu vida.
No dudes de mí, Rodolfo, que he de hacerte feliz para Joven Enrique:
mi misma felicidad. Te saluda cariñosamente tu,
He recibido su muy amable carta, la que agradez­
Pina co infinitamente por el honor que le dispensa a mi
humilde persona, lamentando muy de veras su apasio­
namiento.
Nunca se me ocurrió pensar que estuviese enamo­
DESDE HACE TIEM PO rado de mí, joven Enrique, ni llegué a darme cuenta
que usted tenía interés en hablarme. Muy a pesar mío
Atrayente Graciela: debo manifestarle que no puedo quererlo por la cir­
cunstancia de que hace apenas ocho días he dado pa­
Sintiendo por usted una profunda y sincera sim­ labra a otro joven, a quien, entre paréntesis, admiro,
patía y no siéndome posible apartarla de mi memoria y no me parece prudente desairarlo. No obstante cum­
le escribo estas líneas para expresarle que le amo desde plo con un deber elemental de cortesía contestando su
hace tiempo. Como usted anda siempre con apuro y atenta y afectuosa carta.
me resultaba imposible y además incorrecto hablarle de
mi amor en la calle, he creído más conveniente ha­ Saludos de S. S. S.
cerle llegar mi amable correspondencia, aunque no sé
cuál será su destino. Usted dirá si este cariño mío puede Graciela.
tener un lugareño en su corazón o si mi alma tendrá
que resignarse con su desengaño.

— 26 — — 27 —
BRINDEMOS, AM ADA...
camino del bien, por la ruta bellamente iluminada por
María del Carmen:
el amor y la esperanza. Y como tú dices, brindaremos
por la dicha inmensa que viene a nosotros en las dul­
Con las ansias sublimes que tú misma has hecho
ces horas del ensueño para llenarnos de ternura. Mis
despertar en mi alma al corresponder afablemente a
padres desean conocerte; pues, sin haberte visto nunca,
mi declaración de amor, he de ir hilvanando, ahora,
te aprecian porque tienen buenos informes tuyos. Ven
el dulce poema del cariño que será como un rosal en
a casa cuando quieras.
pleno florecimiento perfumando nuestras vidas. Brin­
Te saluda cariñosamente,
demos, amada, por esa dicha que nos espera ,ya que
María del Carmen.
tú y yo hemos llegado a comprendemos y estamos dis­
puestos a realizar nuestro ensueño. Esa respuesta tuya
fue como un maná para mi alma que no creía en la
dicha que tú le has proporcionado. Por eso digo Ma­
MIENTRAS DANZABAS...
ría del Carmen que ahora debemos brindar por la vida,
ya que ella nos enseñó a querer.
Distinguida Azucena:
Cariños de tu
No puedo, aunque quisiera, dejar de tutearla, y ello
Alejandro.
se debe a que la llevo en el alma, sitio de preferencia,
donde únicamente se colocan los seres que se idolatran.
Confieso que mientras danzabas sentía celos de tu com­
pañero de baile, pues te hablaba con marcada insis­
POR EL CAMINO DEL BIEN
tencia. Y lo más atormentador para mí es que tú son­
reías, al parecer festejando sus ocurrencias. Por eso creo
Alejandro mío:
llegado el momento de declararte mi amor, que lleva
en sí la esencia de la sinceridad. Deseo que me respon­
Si escribí aquella carta aceptando tu pasión fue
das con franqueza, que es el modo de proceder de toda
porque venía reservando para ti, un inquebrantable ca­
joven culta como eres tú.
riño, una fe decidida a consagrarte un lugar en mi
Dime, pues, Azucena, si soy merecedor a tu cariño.
alma. Y hacia esa dicha que nos espera y que tú tanto
Mi palabra es una sola: ¡ Te amo!
elogias, Alejandro, hemos de seguir avanzando por el
Aprecios sinceros de,
— 28 —
Guillermo.

— 29 —
LO LAMENTO MUCHO ha de saber que soy casada y no puedo aceptar de nin­
guna manera su declaración amorosa. Le ruego que
Apreciable Guillermo: no trate de molestarme ni en la calle ni por carta por­
que podría enterarse mi esposo e indudablemente se
Tiene usted mucha razón, el joven que danzaba produciría una desgracia.
conmigo me decía que estaba enamorado de mí, pero
yo le contesté que no pensaba tener novio todavía. En Hortensia.
cuanto a los celos suyos no los censuro por cuanto
comprendo que ellos son el producto de un apasiona­
miento sincero. Con esto no vaya a pensar que estoy
de acuerdo con su declaración. Lamentándolo mucho NO LO IGNORABA
debo decirle a usted lo que oyó de mis labios mi fes­
tejante que ya conoce: que aún no me he decidido a Divina Hortensia:
querer a nadie. Esto, lejos de ser una ofensa, es una
sinceridad que usted debe agradecer. Es la franqueza Antes de escribirle para expresarle mis sentimien­
que ha pedido, Guillermo. Más, no puedo decirle. tos amorosos, no ignoraba su estado civil; conozco a
Créame S. S. S. su esposo y sé que no le ama pues tiene una amante.
Por eso comencé a sentir por usted una pasión inmensa.
Azucena. Yo le juro divina Hortensia que no le miento con res­
pecto a su esposo y hasta puedo decirle quién es esa
personita que tanto lo retiene fuera del hogar donde
hay una mujer encantadora como usted que lo espera.
¡SOY CASADA! La invito a que haga sus averiguaciones con calma y
sin apresurarse demasiado, sólo así llegará a la com­
Joven Mariano: probación de la infidelidad de quien dice amarla mu­
cho. Entonces me dará la razón.
Comienzo por decirle que si usted se ha enamo­ Salúdale su adorador,
rado de mí yo no tengo la culpa, es lógico que cual­
quier hombre se enamore, pero debe hacerlo de una Mariano.
joven soltera y sin compromiso. Al declararme su amor
usted no se encargó de averiguar mi estado civil, pues

— 30 — — 31 —
falso el cariño que le prodiga su esposo. Decídase Hor­
¡ES UN IMPOSTOR!
tensia y seamos felices. Le ama,
Joven Mariano:
Mariano.
Ya hice las averiguaciones que Ud. me indicaba y he
llegado a la comprobación de que es un perfecto impos­
tor. No hay nada de lo que dice; lo que sucede es que
LE AMO SINCERAMENTE
Ud., enamorado de mí, le hace insinuaciones a mi esposo
para que se relacione con una mujer de su amistad, a la
Bella joven Dorotea:
que Ud. ha aleccionado para dar lugar a la intriga que
pretende tejer entre mi esposo y yo. Pero él —estoy segu­
Mi cordial vecinita:
ra— lo sobra a Ud. y le sigue la corriente para ver hasta
dónde llega su descarado cinismo y con qué intenciones
Desde la ventanita de mi cuarto de pensador y bohe­
lo hace. Cuídese, pues, de las consecuencias.
mio admiro su deslumbrante belleza que, le juro con to­
Hortensia. da sinceridad, ha llegado a deslumbrarme. Y no sólo la
admiro, sino que la amo, dulce y atrayente vecinita. Y
cuando Ud. me saluda entornando los ojos y moviendo
los labios con suavidad de seda, su boca se me antoja un
panal doyle pienso beber, si Ud. no me rechaza, el néc­
LE DIGO QUE LA ENGAÑA tar halagador y apasionante que tanto anhela mi alma.
No es una teoría de galán presuntuoso la que plasmo en
Hortensia de mi vida: esta carta sino un apasionamiento a toda prueba que Ud.
no dejará de comprender. Por eso vecinita linda, de ojos
Decídase a quererme porque todo lo que me atribuye sugestionantes y rítmico andar, le declaro mi sincero
a mí le corresponde a su esposo, pues le digo sinceramen­ amor. Conteste si puedo tener la dicha de ser su novio.
te que la engaña. Si él le habló de mí en la forma que Respetos de quien la admira,
Ud. me explica el impostor es él, porque al verse descu­
bierto trata de sacarse el lazo del cuello culpándole a otro Ismael.
de sus desvíos matrimoniales. Yo deseo su felicidad y por
eso insisto; además, no hay nada que temer, porque es

— 32 —
C U R IO S O ... ¿NO? inmensa pasión que necesita mi alma. Y sufro Ercilia, su­
fro porque quisiera tenerla siempre a mi lado y no sepa­
Joven Ismael: rarme jamás, pues, viéndole inclinar el terciopelo de sus
párpados y oyendo sus palabras, siento ansias de besarla
Aun cuando a Ud. le parezca mentira yo sabía antes y quererla mucho. ¿Será Ud. tan amable de decirme si
que su carta llegara a mis manos, que no dejaba de ad­ seré correspondido? Deseo hacerla feliz con mi cariño
mirarme. Precisamente me cercioré de ello, a hurtadillas, porque la adoro. Conteste a su admirador,
en distintas ocasiones que mis ojos se encontraron con
los suyos. A instancias de mi corazón quise, en más de Edgar.
una oportunidad, hablarle, decirle cuánto era el afecto
que había logrado tener en mi alma. Pero como eso no
era lo correcto, me limité a esperar su declaración. Veo
que su curiosidad no fue un mero entusiasmo del mo­ POR AHORA NO
mento, sino una pasión humanamente concebida en su
alma de bohemio romántico. Por eso le digo que yo me Joven Edgar:
sentiré feliz siendo su novia. Le amo, Ismael, y desde ya
le brindo la sinceridad de mi cariño. Todo cuanto Ud. dice en su carta es muy cierto como
Le saluda su, igualmente el concepto que tiene del amor. Yo también
vivo recordándole con ternura, y es tanto mi apasiona­
Dorotea. miento hacia Ud. que de buena gana le ofrecería, Edgar,
una palabra de amor. Pero por ahora no es posible, pues
mis padres que nada quieren entender se opondrán en
razón de la diferencia de edades. Sin embargo, le doy una
ATRACCION esperanza, téngame en su recuerdo y no olvide que tam­
bién le amo. Escríbame cuando quiera, pero le ruego se­
Encantadora Ercilia: creto a fin de no malograr nuestro romance, que deben
ignorar todos. Acepte con simpatía lo que le manifiesto
Se ha dicho, y con mucho fundamento, que el amor y vuelva a escribir.
no reconoce límites ni edades. Y eso está ampliamente Ercilia.
comprobado con la honda y sublime atracción que sien­
to por Ud., Ercilia querida, porque lleva en sus ojos la

— 34 — — 35 —
de nuestras almas. Vivir para amar y ser amada, he ahí
TAL COMO ME LO PIDE la belleza del espíritu, la seriedad de los seres libres de
egoísmos. T ú y yo nos adoramos, porque antes de escri­
Angelical Ercilia: bimos el amor había aunado nuestras aspiraciones. El en­
gaño recíproco no deja de ser una infamia; nosotros no
Su respuesta ha sido muy apasionante para mí por­ nos engañaremos nunca para que la vida resulte mucho
que ella tiene una sinceridad absoluta y me habla con más agradable todavía. Con el afecto de siempre se des­
profundo cariño. Era eso lo que anhelaba, el consenti­ pide tu,
miento de su corazoncito para tener en el mío una espe­ Ercilia.
ranza de su amado. Tal como me lo pide, encantadora
Ercilia, he de ser fiel a sus palabras, que para mí son sa­
gradas. Nadie sabrá nada de nuestro idilio, porque sen­
tiría en el alma que se malograran nuestros deseos. Sin ETERNO CANTAR
embargo podríamos vemos alguna vez siempre con la
precaución de no ser sorprendidos. ¿Comprende adora­ Simpática Mecha:
da Ercilia? No deje nunca de hacerme llegar sus cariño­
sas cartitas que yo contestaré con ternura. Soy feliz ahora No se extrañe si le escribo. Era necesario, ineludible­
que sé que vivo en su recuerdo. mente necesario que yo, su admirador de hace años, le
Afectos de su • escribiera una carta apasionada ahora precisamente que,
Edgar. según me manifestó su hermanita Lola, ha deshecho su
compromiso con Abelardo. No necesito decirle cuán
grande es el cariño que por Ud. siento porque eso no se
le pasó inadvertido nunca desde que tuvimos la opor­
AMOR DE UN DIA tunidad de conocemos en el casamiento de Riña. Claro
que Ud., simpática Mecha, nunca se dignó prestar aten­
Estimado Edgar: ción a mi eterno cantar, y cuando menos lo esperaba se
comprometió con Abelardo. Usted no podrá formarse ja­
Anoche soñé que íbamos por un parque, tomados del más una idea exacta de lo que he sufrido al enterarme de
brazo, y diciéndonos cosas bellas, sublimes, cosas que sus relaciones con él. Pero ahora que al parecer por cau­
llegaban al alma para emocionarla. Ahora me doy exac­ sas fútiles se han distanciado, espero adorable Mecha que
ta cuenta que el nuestro no es un amor de un día sino se digne complacerme trayendo un poco de calma a mi
de siempre, por lo apasionado y serio y por la sinceridad
— 37 —
— Se­
corazón angustiado. Bien sabe Ud. que no le miento y la tentativa, no cuesta nada. Disculpe, pues, y olvídese
que si me acepta no tendrá que arrepentirse. Así, pues, de a quien tanto ama.
Mecha, dígame si cuanto le digo es cierto y si seré co­ Mecha.
rrespondido. Mi respeto y mi cariño con afectuosos salu­
dos. Suyo.
Cristian. HAY MUJERES MALAS

Simpática Mecha:

CUANTO LO LAMENTO Para mí sigue siendo la misma mujer atrayente de


siempre porque no la olvidaré nunca a pesar de no ser
Distinguido Cristian: el dueño de su amor y de su alma. No sabía que su her­
mana fuera tan mentirosa, recién me entero de lo que es
Su carta me produjo indignación, no por Ud. sino capaz. Y en cuanto a lo que me dice de tratar de con­
por mi hermana, que es una intrigante. Y como no quie­ quistarla, le agradezco el consejo pero declino a ponerlo
ro que Ud. se quede mortificado ante mi rechazo, debo en práctica. No es ella el ideal de mi corazón, y en el su­
explicarle necesariamente lo que sucede. Desde que yo puesto caso que lo fuera, la borraría de mi memoria por
me relacioné con Abelardo mi hermana comenzó a tejer su alma perversa. Bueno, Mecha, téngame en cuenta en­
una serie de intrigas con el infame propósito de conseguir tonces por si alguna vez se enoja con su novio; ya sabe
que mi novio me dejara porque ella lo ama inmensamen­ que la amo apasionadamente y que no se arrepentirá de
te. Y con un descaro único me lo confesó llorando. ¿Se mí. Con gran afecto se despide de Ud. su adorador,
da cuenta Cristian por qué le dijo a Ud. semejante men­
tira? Abelardo y yo nos amamos siempre, y no será ella Cristian.
quién consiga arrebatármelo. Cuánto lo lamento Cristian
que Ud. por un instante haya acariciado la esperanza de
ser feliz con mi amor. Pero yo no tengo la culpa como SERA D IF IC IL ...
bien se lo explico, rogándole quiera olvidar este asunto a
fin deque no trascienda. ¿Por qué no intenta conquistar Distinguido Cristian:
el cariño de mi hermana? No sería extraño que le acep­
tara, porque como tiene tantos deseos de casarse a lo me­ Quiero que con esta carta se termine nuestra corres­
jor se olvida de mi novio y le toma cariño a usted. Haga pondencia, pues, podría enterarse mi novio y sería para

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mí un gran disgusto. Le repito que será difícil que me acudo a ti segura de encontrar aquel afecto que un día
enoje con mi novio por cuanto nos llevamos muy bien. me ofreciste. Te hago saber que estoy dispuesta a irme
Pero si por una de esas raras casualidades que a menudo contigo donde quieras con tal de alejarme de mi esposo
suelen ocurrir, mi hermana lograra convencerlo hacién­ al que no le tengo amor. No demores en responder esta
dolo suyo para siempre, entonces si Ud. no hubiese entre­ súplica mía, Miguelito querido, de lo contrario no sé
gado su amor a otra, yo misma llegaría hasta el altar de que va a ser de mi vida. Líbrame de este horrible su­
su alma para colocar en él mi ferviente adoración. Mien­ frimiento y te seré deudora de un favor grande. Cari­
tras tanto, y no teniendo quejas del noble Abelardo, no ños de tu,
es posible renunciar a su amor. Espero que no escriba
más. Adriana.
Saludólo atte. S. S. S.

Mecha.
LO QUE DEBES HACER

Mi buena Adriana:
VIVO SUFRIENDO
Frente al horrendo drama que me escribes en tu
Miguelito adorado: carta he meditado como debe hacerlo un hombre de mi
temple y mi carácter. Si cuando pudo ser y no fue ahora
Hacía tiempo que deseaba escribirte para explicarte menos que nunca porque eres casada y te debes exclusi­
lo desilusionada que estoy con mi marido. Hoy lo hago vamente a tu marido. Con esto no quiero decirte que
con la seguridad de encontrar en ti al compañero de ayer, debes ser esclava, no, de ninguna manera, porque no
al hombre que no supe comprender cuando noble y sería lógico ni prudente. Pero sí es mi deber manifestarte
apasionadamente pude ser dueña de su amor. Aún no se que si tu marido es malo tú debes hacerlo bueno co­
ha cumplido un año de mi matrimonio con Abel y ya menzando por quererlo mucho y dedicarte más al arre­
estoy harta de soportar sus procederes tan crueles. A su glo del hogar, que siempre desatiende la mujer que no
lado vivo sufriendo porque no le amo, y el solo anuncio ama. Tu obligación es buscar la manera de tomarlo
de su llegada me produce escalofríos. Como tú fuiste cariñoso contigo y evitar, lo que es posible que suceda,
quien trató de que yo fuera feliz y nunca quise com­ una tragedia pasional. Por lo pronto yo no me compro­
prenderte, hoy que me veo en tan angustiosa situación meto a nada contigo, pero si sigues mis consejos te

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admiraré siempre como a una santa madrecita. La mu­ porque hay quienes no los comprenden y se reirían o tra­
jer no debe concretarse únicamente a hacer las malas tarían de malograr la dicha que ahora hay en mi alma
sino también las buenas obras. Haz lo que te digo si y en mi hogar.
quieres que no te retire mi aprecio. Recibe Adriana los Agradecida por todo, te saluda tu noble amiga.
sinceros saludos de quien te desea buena.
Adriana.
Miguelito.

¡ESA ES M I OBRA1
¡COM O TE ADMIRO 1
Mi buena Adriana:
Querido Miguelito:
Recibí tu carta, que por cierto, trajo una satisfacción
¡Ojalá te imitaran todos los hombres, en tu proce­ inmensa para mi alma que no esperaba menos de ti
der y en tus sentimientos! Eres para mí el mejor amigo, que siempre fuiste generosa y buena. ¡Esa es mi obra!
porque con todo lo que me has dicho en tu carta he Humilde y sencilla al parecer pero grande por lo que ella
llegado a la reflexión y ya soy otra mujer. Veo que tu misma constituye en el sentir de los corazones. Nada
espíritu noble, lleno de humanismo sublime, es el que debes agradecerme porque nunca fui perverso con las
necesitarían muchos hombres que aman a la mujer por mujeres. En cambio ellas fueron para mí un motivo de
un simple pasatiempo y colocan escollos en su camino. sufrimiento por sus caprichos de alocadas. Porque no so­
¡Cómo te admiro Miguelito en ese aspecto de tu hom­ lamente hay hombres malos sino también mujeres, que
bría! Tus consejos me han llamado a la reflexión y colocan cieno en el corazón de sus novios y sus maridos
ahora amo mucho a mi maridito querido. El también y carecen de todo sentido de humanidad. Estoy contento
ha cambiado conmigo y es muy cariñoso. Y esta felici­ al saber que te amas con tu esposo y que son felices.
dad te la debo a ti que has rechazado la oportunidad ¡Así se es hombre! ¡Así se hace obra humanitaria!
de huir con quien tanto te lo pedía y me hablaste Aprecios de tu amigo,
como un hermano. Por eso no voy a olvidarme nunca
de ti ya que tan bien te has portado conmigo. Lo que sí Miguelito.
voy a pedirte que jamás digas que quise abandonar a
mi marido. Estos dramas íntimos deben quedar ignorados

— 42 —
SUS EN CAN TOS...
Ud. se halla enamorado de mí, profundamente. Y dice
que me admira por sencilla y humilde, que Ud. es igual
Srita. Aída:
pero que teme un rechazo porque es .pobre. Sin embargo
He sido siempre un admirador ferviente de la mujer le doy la razón por lo que manifiesta que el amor no
humilde y sencilla, exenta de coqueterías y vanidades tiene nada que ver con la pobreza. Su persona no me
que jamás conducen a nada bueno. Y porque Ud. reúne desagrada en modo alguno, pero, necesito pensarlo. Dé­
esas bellas cualidades tan necesarias en la mujer, se ha jeme reflexionar un poco, y tenga la seguridad de que
despertado en mi alma una pasión rayana en la locura. más adelante he de darle a Ud. joven Reinaldo mi
Le ruego que no insinúe una sonrisa, porque en realidad franca y definitiva respuesta. Porque a mí tampoco me
es locura lo que yo tengo por sus encantos que, le juro, gustaría hacerlo apasionar y que luego por cualquier
han logrado cautivarme. Al declararle que la amo no causa no pudiéramos entendemos. Una vez que lo piense
hago más que cumplir con mi corazón que, anheloso de entonces podre contestarle como se merece un joven cul­
una dicha, dice en latidos lo que yo le traduzco en to y humilde como Ud.
sentidas palabras de ternura. Evidentemente, no sé si Acepte en tanto los saludos de S. S. S.
tendré la suerte de agradarle, pues soy pobre y vivo de
mi modesto trabajo. Como es lógico, el amor no tiene Aída.
nada que ver con la pobreza, pero hay quienes no lo
entienden así. Por lo tanto le ruego me conteste si por
lo menos merezco ese honor.
Salúdale atte. S. S. S. SUBLIME PASION
Reinaldo.
Adorable Lala:

Jamás imaginé que en sus ojos lindos, admirables


por el hechizo sugestionante que ofrecen a los otros ojos
NECESITO PENSARLO
que se miran en ellos, hallaría la sublime pasión que
Joven Reinaldo: necesitaba mi alma para reconfortarse en un poema
ideal amalgamado en el Parque de los Ensueños. Es que
nunca me había detenido a observarlos con atención,
Su esquelita llegada hoy a mis manos ha dejado un
adorable Lala: No sé si me equivoco, pero me parece
poco de ternura en mi alma. Por ella me entero que
haber descubierto en sus apasionantes ojos un drama
— 44 —
— 45 —
de amor y de esperanza, el mismo que viven las almas que mi alma siente por usted Floreal de mi vida. Quisie­
que sueñan con el amado presentido en las horas ves­ ra quererlo, pero un gran inconveniente impide que se
perales, cuando florecen los jardines y la vida canta en unan nuestros corazones. Si Ud. consigue alejar de mi
las páginas del recuerdo. Usted, Lala, es para mí una alma la tristeza que me abruma, seré su mejor amiga y
eterna primavera porque le amo intensamente, delicio­ lo tendré siempre presente en mi recuerdo. Haga que
samente. Si soy yo el presentido que ha soñado, sublime no sufra tanto y lo admiraré mucho más.
muñequita, dígamelo cuanto antes para levantarle un Reciba con este saludo mi sincero afecto.
altar en mi corazón de muchachito sincero. He colocado
en estas líneas todo mi apasionante amor. Lala.
Un cordial saludo de quien le ama,

Floreal.
ESTAR EN TU ALMA

Encantadora Lala:
IGUAL QUE UN POETA
Aunque lo intenté, no pude dejar tu carta sin res­
Distinguido Floreal: puesta; bien sé que ni tú misma me lo hubieras perdo­
nado. Dices en ella que no es amor lo que sientes por
Es Ud. muy amable al dedicarle a mis ojos tan bellas mí, sino admiración por mi talento. Yo debo agradecer­
frases que colman la medida de los elogios. Y lo hace lo, Lala, porque es un elogio que también asomará a
igual que un poeta soñador cuando le ofrece a su amada tus labios como una floración de vida. Y si no me amas,
el madrigal en el que coloca su más humana ternura. ¿ por qué me admiras? ¿ Por qué hay en tus lindos ojos
El drama que Ud. ha advertido en mis ojos es el pro­ ese eterno drama de la tristeza? ¡Ah! No, encantadora
longado episodio de mi vida tan llena de amargura y Lala, tú debes decirme cuál es el inconveniente que te
desesperanza. Y lo ha provocado justamente el amado impide “quererme mucho” como me lo manifiestas en tu
presentido que tarda en llegar con sus preludios pasio­ perfumada cartita. Confiesas que no soy “tu presentido”
nales para librarme de esta tristeza que me abruma. Sin­ y luego hablas de “quererme”. Y si el que esperas no
ceramente le confieso que no es Ud. el presentido, llega, ¿por qué quieres ser mi amiga y no mi amada?
pero en cambio le admiro por el triunfo de su incom­ ¡Oh! si te decidieras a quererme, volcaría en la copa
parable talento. Como ve no es amor sino admiración del Ensueño todo el caudal de mi ternura. Mas, como mi

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anhelo es estar en tu alma, aliviaré tu amargura y tu razón a corazón, entonces mis labios hablarán más que
desesperanza para que seas por lo menos mi dulce novie- mis ojos y quien sabe si en ese instante no surca el mar
cita espiritual. Perdóname, Lala, si empleo contigo esta de la esperanza la goleta de nuestras ilusiones. Sigue
familiaridad, que no es posible evitar. Porque ya te lo conquistando triunfos y no te olvides de alejar esta tris­
dije en mi anterior; te amo profunda y sinceramente, teza que me abruma. Yo también quisiera triunfar como
y al verme reflejado «ti las niñas de tus ojos siento nc tú para ser tu novia espiritual.
estar a tu lado siempre, corazón a corazón, contemplan­ Retribuyo tus afectos.
do el magnífico panorama de la vida tan ingrata mu­
chas veces con los seres que aman. Hasta tu próxima, La- Lala.
la, en la que pondrás un poco de tu almita buena.
Afectos de quien no te olvidará nunca,

Floreal. VIVO DESESPERADO

Joven Amelia:

i IMPOSIBLE I Respetuosamente le escribo estas líneas para mani­


festarle que desde que la vi salir del cine, acompañada
Estimado Floreal: de su señora mamá, me pareció tan atrayente que sentí
en mi alma un gran afecto hacia usted. Desde ese ins­
Después de' leer tu simpática carta he sentido en mi tante vivo desesperado por su simpática personita. Le
alma un gran alivio. Porque tus palabras, amables y ca­ mego que no se ofenda, joven Amelia, pero yo quisiera
riñosas, tienen la santa virtud de emocionar en forma salir de la incertidumbre, es decir, deseo saber si tiene o
sorprendente. Dices cosas tan bellas, Floreal, que no me no su simpatía para tratar de acercarme a usted o hun­
canso jamás de leerlas. En cuanto al inconveniente, me dir en el olvido esta pasión que me devora. Porque, co­
pides un imposible; vivamos, mejor, este dulce y apa­ mo le digo, mi desesperación no tiene límites, pues le
sionante momento de nuestras vidas sin hacernos vencer amo sinceramente. Creo que no se negará a contestarme.
por la incertidumbre, que provoca, siempre, una tenaz Salúdala con todo respeto S. S. S.
amargura. No imagines nunca que llevo egoísmo en mi
Martín
alma si no te digo claramente que te amo. Si la Provi­
dencia nos depara una entrevista, así como tú dices, co-

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TENGO NOVIO amor como en sus años juveniles. Yo, señora Viviana,
me he enamorado de usted no por el interés de sus
Joven Martín: bienes porque desde ya renuncio a ellos, sino porque
llenar ese vacío que ha dejado en su corazón su aman-
Lamento que se haya apasionado tanto de mí, por­ tísimo esposo. ¿No ha simpatizado usted también con­
que tengo novio desde hace mucho tiempo. Y fue una migo? Soy un hombre de trabajo y sólo me guía el
casualidad que la noche que usted dice no nos acompa­ propósito de hacerla feliz. Formalmente le juro que me
ñó al cine, pues, lo hace habitualmente. Tenga paciencia guían muy buenas intenciones, rogándole quiera contes­
y no se desespere, son cosas de la vida que ocurren a tarme si acepta o no unirse a mí para vivir felices. Le
menudo y dejan amargas desilusiones. Pero por eso no saluda con cariño profundo S. S. S.
hay que perder las esperanzas de hallar una novia, y
tal vez mejor que yo. Mamá, a quien le hice ver su Orlando.
carta, lo lamentó mucho también y me aconsejó que le
contestara rogándole resignación. Este desengaño debe
animarlo a buscar otro amor, estimado joven, tratando
de olvidarme. Retribuyo sus respetuosos saludos y le VENGA A VERME
desea felicidad, S. S. S.
Señor Orlando:
Amelia.
Lo conozco a usted demasiado y lo sé bueno y tra­
bajador, de manera que no dudo de cuanto me dice
en su carta que es la fiel expresión de su alma enamo­
ES BELLO DESPERTAR rada. Hace muy poco tiempo que se me ocurrió fijarme
en usted, Orlando, porque, junto con su saludo, me ofre­
Señora Viviana: cía siempre una sonrisa amable. Eso me hizo pensar en
su enamoramiento, y esperaba de un' momento a otro
Desde que usted tuvo la desgracia de perder a su un mensaje. Y he despertado nuevamente al amor al
esposo, que era hombre bueno y a quien adoraba con encontrarme con un hombre que declara que me ama
locura, vive pensando en él y su ausencia la tiene por amor y no por interés. ¿Cómo no aceptarle si yo
completamente retraída. Pero esa vida suya es necesario también he simpatizado con usted y desde ya le reservo
vigorizarla, porque es bello despertar nuevamente al un lugar en mi corazón? Venga a verme Orlando ni

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bien esta carta llegue a sus manos. Muy gustosa he de GRATA SORPRESA
recibirlo porque le amo. Necesito un poco de amor para
volver a vivir. Idolatrada Sarita:
Lo saluda sinceramente,
Viviana. No se imagina usted la alegría que su carta trajo
a mi alma. Y fue para mí una grata sorpresa porque
en realidad no c ré a que me dispensara tan grande
honor. Interpreto como se debe los sentimientos de su
DELIRIO DE AMOR corazón, y en vez de conversar este asunto con mis
amigos me lo reservo para mí únicamente. He besado
Distinguido joven Tulio: su carta con cariño, Sarita, porque yo también la amaba
en silencio por el temor de ser rechazado. Desde aquella
Gomo no estoy atada a los prejuicios vulgares ni noche del baile precisamente me sentí enamorado de su
me interesa para nada la opinión de los otros, le es­ belleza a tal punto que hasta se lo comuniqué a mi
cribo para significarle mi honda pasión hacia usted, ro­ madre. ¡Si viera Sarita lo contenta que está ella tam­
gándole no interprete equivocadamente mis sentimientos bién con tan sublime y halagador acontecimiento! Créa­
de amor. Ignoro si alguna vez usted se ha fijado en mí me que no encuentro palabras para elogiar su actitud
pero lo único que puedo decirle es que yo lo amo como tan humana como sincera. En esta misma semana tra­
se ama una sola vez en la vida. Y este delirio de amor taré de verme con usted para conversar con más ampli­
tan apasionado hace que mi alma sueñe con un por­ tud. Retribuyo sus saludos con cariño invariable.
venir venturoso con el hombre que lo ha motivado
desde que lo vi por primera vez en el baile de los T ulio.
tranviarios. No quisiera que usted comentara con sus
amigos el envío de esta carta por cuanto ellos podrían
divulgarlo con un criterio absurdo, tal como lo hacen
la mayoría de los hombres que no aman por amor. YO QU IERO QUE SEPAS
Sé de su seriedad y por eso me decidí a escribirle. Con­
tésteme Tulio con franqueza. Acepte los saludos de Rita idolatrada:
quien le ama,
Desde ya estoy casi seguro que te vas a reír de mí
Sara. al leer esta declaración inía, pero yo quiero que sepas

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una vez por todas que mi amor hacia ti es inmensamente sembrado. Por eso le digo que no tiene por que tomar
grande y que tiende a ramificarse en mi alma de una ninguna resolución trágica, ya que mi palabra es igual
manera estupenda. Y eso ha de tener sin duda conse­ que una esperanza que ha de alentarlo en su justo
cuencias fatales si es que tu respuesta resulta lo con­ apasionamiento. Con esto quiero decirle que no se des­
trario de como yo pienso. Sí, adorable Rita, si tú no ilusione joven Clemente y tenga fe en mi palabra. Nada
aceptas mi amor que lo brindo sinceramente, estoy más me queda por decirle. Reciba los cordiales saludos
dispuesto a ser uno menos en el mundo. Piénsalo bien, de quien le desea felicidad.
Rita, antes de colocarme en una situación trágica. Si no
tienes compromisos y puedes llegar a tomarme cariño, no Rita.
te has de encontrar arrepentida de mí por cuanto he de
cumplir con mi obligación moral de hacerte mi querida
esposa. Te envía fervorosos saludos tu apasionado ad­
mirador.
TE EXIJO UNA PRUEBA
Clemente.
Simpática Sabina:

En tu carta me dices que estoy equivocado, que no


NO SE DESILUSIONE es indiferencia que tienes conmigo sino amor. Sin em­
bargo Sabina, y perdóname la franqueza, no puedo
Joven Clemente: creer en tus palabras. Para ello te exijo una prueba, sólo
así podría quedar tranquilo y seguro de que me amas.
Quiero aclararle que no acostumbro a reírme de De otro modo no es posible por cuanto tú te muestras
nadie ni a tutear a una persona con la cual no me liga esquiva a mis galanteos cada vez que nos encontramos.
ninguna amistad. Es un honor para mí el haberme Yo, francamente, te idolatro porque te juro que no he
escrito aun cuando por el momento no puedo aceptarle hallado en mi vida otra joven más agradable ni más
de ninguna manera. Pero no se desilusione, porque como hermosa. Esto te lo digo con toda la franqueza de mi
no tengo compromiso no sería difícil que más adelante alma. Por otra parte no acostumbro a mentir, y si te
pudiera darle una más agradable respuesta. ¿Compren­ he declarado mi amor ha sido para idolatrarte y no para
de joven Clemente? En el amor hay que tener mucha perder tiempo como hacen muchos. Creo que estarás in­
constancia y así con el tiempo se cosecha lo que se ha formada de mi seriedad y de mi conducta. Siendo así

— 54 — — 55 —
espero que te definas de una vez y me digas si me amas. PORQUE TE Q U IERO
Escríbeme pronto.
Salúdate con cariño tu adorador, Mi buena y adorable Sussy:

Teodoro. Tú, bien sabes, porque te lo he dicho repetidas veces


que te amo con un amor puro e inconfundible, y que
soy muy distinto a los mercenarios del amor. Sin em­
bargo, en todas tus cartas, dulces y apasionadas, no
AQUI LA TIENES te has pronunciado todavía como yo lo deseo. Para mí,
sigues siendo la amiga cordial y buena, pero no la su­
Teodoro mío: blime amada que sueño siempre y con quien anhelo
platicar amorosamente a la luz de la luna o bajo los
Eres injusto al dudar de mí, porque vuelvo a repe­ ardientes rayos de un espléndido sol de Primavera. Y
tirte que no hay tal indiferencia. Y no huyo a tus ga­ porque te quiero Sussy de mi alma, voy hilvanando
lanteos como tú dices, pues, lo que ocurre es que no palabras que constituyen el verdadero poema del amor
quiero que mis compañeras de fábrica se enteren que sentido, humano, del amor que tú me has inspirado
nos amamos. Esperaba una ocasión para decirte franca­ con tus ojos que se me antojan dos luces iluminando
mente lo que siento por ti pero como tú exiges una las rutas en el camino de mi vida. Esta situación no
prueba, aquí la tienes con mi juramento de no olvidarte debe prolongarse por más tiempo, pues, aunque a ti
jamás. Porque no es obligación hacer enterar a la gente te parezca lo contrario, sufro inmensamente al pensar
de nuestro idilio. ¿Es justo o no lo que yo digo, Teodoro que puedas ser de algún otro, dejándome a mí con la
mío? Por lo demás, puedes estar tranquilo que nunca amarga desilusión de este inmenso cariño. Necesito re­
tendrás que quejarte de mí, puesto que no mereces una confortar mi espíritu con tus frases amorosas, dulces,
mala acción. Ahora que tienes la prueba que me exigías con tus frases que sinteticen los anhelos de tu corazón.
querido Teodoro, es necesario que te tranquilices y no No voy en busca de la aventura, Sussy, como podrías
pienses que voy a olvidarte. Con la seguridad de mi amor imaginarte, sino en pos de una felicidad tan necesaria
te envío los más cariñosos y sinceros saludos. en mi vida de enamorado ferviente. Quiero que digas
Tuya, tu última palabra con respecto a esta situación abruma­
dora que me coloca al margen de una torturante in­
Sabina. certidumbre.
Morales.

— 56 — — 57 —
NO SOY UN ENIGMA i SIEMPRE IGUAL!

Mi noble amigo Morales: Adorable Sussy:

Las luces de la ciudad han abierto sus alas, blancas Confieso, francamente, que la incertidumbre conti­
como palomas inquietas, en tanto yo estoy leyendo tu núa castigando mi cerebro y sigues siendo un enigma que
cariñosa carta que, igual que las anteriores, es un dulce no alcanzo a descifrar. Porque, según tú, me amas, ase­
poema frente al ensueño de tu alma tan predispuesta gurándome que más adelante podremos platicar amoro­
al sentimentalismo culto, sentido y emocionante. Dices samente, sin que “nada ni nadie ponga reparos a nuestro
que como aún no te he dicho si en realidad te amo sigo idilio”. ¿Qué has querido significar con tales palabras?
siendo para ti una amiga cordial y no la amada por ti so­ ¿Es que hay alguien en tu vida que se opone a nuestra
ñada. Sin embargo, no soy una enemiga mi querido Mo­ felicidad? Eso es lo que necesito que me aclares adorable
rales, y bien debes comprender que si tu amistad me hu­ Sussy para tranquilizar mi cerebro y tener realmente la
biera sido molesta, habría roto tu primera misiva deján­ seguridad de tu amor. Bien comprendes que si los ojos
dote con el deseo de una respuesta. No te apenes amigo hablan, los labios apasionan más. Hasta tanto, esta situa­
mío que ya vendrán para nosotros las horas felices y nada ción será siempre igual, de duda y de martirio al no
ni nadie podrá poner reparos a nuestro apasionante idilio. poder tenerte al alcance de mi corazón para que sientas
Y porque sé, por experiencia, que no eres un mercenario sus latidos. Aclárame eso Sussy, no me dejes sufrir más.
del amor es que te sigo escribiendo con mucho cariño. Si Mi alma en un saludo.
la luz de mis ojos alumbran las rutas de tu camino, la de
los tuyos han iluminado mi alma desde el primer ins­ Morales.
tante que te vieron, joven y arrogante, amable y cariño­
so. Yo quiero que no llegues nunca a dudar de mi amor,
este amor que te profeso sinceramente y es como una
hoguera que no se apagará jamás. Ya tendremos tiempo LA VOZ DE M I ALMA
de sobra para platicar en las horas vesperales o a la luz
de la luna, mi querido Morales. Quejido amigo Morales:
Ten, pues, la seguridad de mi más afectuoso cariño.
Nada quería explicarte hasta más adelante, pues mi
Sussy. deseo era solucionar algo fundamental en mi vida y
luego hacerte una amplia explicación de lo que tanto

— 58 — — 59
te inquieta. Pero ante tus ruegos, que se justifican por­ cido en mí desde que una caída de ojos y una sonrisa
que me amas, la voz de mi alma debe llegar hasta ti para me hizo alimentar una bella esperanza. Necesito saber,
despejar tu cerebro y llevar tranquilidad a tu espíritu. Herminia, si puedo mantenerte en mi corazón o si debo
Hace tiempo tuve un pretendiente, pero como a buscar resignación en el olvido. Mis respetos para ti,
mí no me agradaba lo rechacé diciéndole que no tenía colegiala linda. Tu apasionado admirador.
intenciones de dar una seguridad de mi amor a nadie.
Pero él, furioso enamorado, me comunicó en una carta Silvio.
apasionante que aunque pasaran muchos años esperaría
mi resolución. Nunca le amé, te juro, pero él sigue
adorándome. He aquí por qué no he ido aún hacia ti
con los brazos abiertos. Y el temor de perdemos tú y yo
me detiene, mi querido amigo. Espera un poco más y M I AMOR ESTA EN T I
nos alejaremos de aquí para ser felices, como son nues­
tros deseos. Besos y cariños de tu apasionada, Estimado Silvio:

Sussy. Aun cuando jamás hemos cambiado una palabra,


creo que nos queremos como dos viejos amigos y vivire­
mos con el apasionamiento de las almas que sueñan.
Mi amor está en ti Silvio, precisamente desde aquella
SUEÑO CONTIGO vez que mis ojos te descubrieron en la esquina de la
escuela. Esperaba una oportunidad para sincerarme ante
Encantadora Herminia: ti; lo hago ahora que tú mismo me la brindas con tu
apasionante carta. No debes, entonces, buscar resigna­
Tus ojos de colegiala inquieta han logrado cautivar­ ción en el olvido sino cariño en mi alma que te idolatra.
me profundamente. Y, pensando que ya estás en la edad Desde hoy, pues, comienza la vida para nosotros, que
de amar, no he vacilado en declararme tu sincero adora­ hemos llegado a comprendernos. Yo también sueño con­
dor. Sueño contigo, Herminia, contigo que eres una en­ tigo, Silvio, contigo porque eres mi primer amor. Ya
cantadora muñequita que en la flor de la edad te exhibes comprobarás personalmente cuánto es de grande mi
en el jardín de la vida como una dulce promesa para mi amor hacia ti. Cordiales afectos de tu sublime colegiala,
corazón de enamorado. En tus horas de descanso quiero
que medites sobre ese amor tan vehemente que ha na­ Herminia.

— 60 — — 61
NECESITO QUE SEPAS... ella, y lo que a ti te han dicho es el producto de la ima­
ginación de tus propias amigas. Cuando noté en ti cierta
Lalito de mi vida: frialdad ya lo imaginé de inmediato que alguna intriga
se estaría tramando para que tú, en vez de quererme
Con profunda amargura te escribo estas líneas y ello como lo demuestras en tu carta, me tomaras odio. Ya
es debido a lo que me dijeron ayer mis amigas. ¿Es sabes que yo te amo con sinceridad y que jamás voy a
verdad que amas a Susana y que pronto van a com­ olvidarte por más intrigas que tramen contra nosotros.
prometerse? Así me contaron ellas, pero, no sé qué ha­ Personalmente te diré muchas cosas que tú ignoras y
brá de cierto en eso. De todas maneras yo necesito que que es necesario que sepas para la buena marcha de nues­
sepas cuán inmenso es mi amor hacia ti, Lito de mi tras relaciones. Con mi afectuoso saludo te envío el in­
vida. No pienses en ningún momento en que esto es variable cariño que te profeso.
broma, porque soy enemiga de la insinceridad que pro­
voca, a veces, intensas tragedias de amor. Si es verdad Lito.
que amas a Susana, te ruego que rompas esta carta y
no te acuerdes jamás que te he escrito. Ahora si ello
resulta una mentira que bien pudiera suceder, entonces
contéstame cuanto antes haciéndome saber, con toda se­ ESTOY ESPERANDO...
riedad, si me tienes cariño. Perdona esta imprudente
declaración y acepta mis saludos. Estimada Felá:

Honoria. De acuerdo a lo que Ud. me dijo aquella tarde que


nos encontramos de pura casualidad, estoy esperando
que me escriba a fin de saber si ha resuelto algo con
respecto al ofrecimiento de mi amor. No creo que se
j YA ME LO IMAGINABA! haya olvidado de su promesa, porque la sé muy seria
y un olvido podría ser motivo de censura teniendo en
Simpática Honoria: cuenta su cordial amabilidad. Espero, Felá, que no de­
more más tiempo en contestarme, pues la pasión que
Te contesto sobre tablas porque deseo aclarar algo siento por Ud. es inmensa y es necesario su parecer para
fundamental en este asunto y que tú no debes ignorar. definir esta situación. Me conoce bastante y no tengo
Es aquello que me dices de Susana, pues nada tengo con por qué hablarle de mis buenos sentimientos y de mi

— 62 — — 63
modestia. Estoy esperando, pues, su contestación a mi V A R I O S A U T O R E S
solicitud de amor. Le saluda afectuosamente S. S. S.

Riño.

NUNCA RESULTA T A R D E ...

Joven Riño: EL D E C L A M A D O R
Causas inesperadas motivaron mi incumplimiento,
pero le aseguro que en ningún instante me he olvidado AMOROSO
de mi promesa. Y como realmente estaba resuelta a
aceptar su cariño no me corría prisa tampoco. Ya ve
que para recibir una excelente respuesta nunca resulta
tarde, y cuando ella llega proyecta en el alma una in­
mensa satisfacción. Le doy las gracias por sus elogios, re­
tribuyendo en igual forma mis anhelos de pasión hacia Los Mejores Versos de Am or
su apreciable persona. Su situación queda desde ya de­
finida y puede tener confianza en mí si es que me ama
como dice. Le adoro yo también, RinoJNpor la belleza
de sus ojos y la bondad de su alma. Con la sinceridad
de siempre le saluda quien nunca dejará de quererlo,

Felá.

64 — MEXICO
V I S I O N

En la penumbra de la alcoba triste,


sin que nadie turbara nuestro ensueño,
la blanca rosa de tu amor me diste
como tributo a mi malsano empeño.

Poco después, cuando con triste llanto


reprochabas mis trágicos excesos,
volví a estrujar tu cuerpecito santo
y a ofender tus mejillas con mis beso*.

Tu divina figura es la culpable


de la crueldad con que yo te he tratado,
porque siendo tan bella, eres deseable,
y yo te amé con ansia, enamorado.

Por tu hermosura te besé en la boca


y por ella burlé tu real pureza;
la causa fue de que mi mente loca
olvidara un momento su nobleza.

Y esa es la causa que perdón no imploro


a tu leal corazón, que es tan amante;

— t —
llo ra.. . , no importa, pues tu justo lloro temblaron las palomas de tus senos,
más bella te hace ser, más incitante. . . y graznaron los buitres de mis ansias.

Ernesto R. AHUMADA De su niveo ropaje de novia


desaté cintas y rasgué cendales
SAUDADES DE T U CUERPO y vibraron sus carnes virginales
al fuego abrasador de mis caricias.
Tengo saudades de tu cuerpo. ¿Oíste
correr por la carne y por el alma Al desprenderle los azahares blancos,
mi deseo, tal como un ángel triste se desgranaron por su ebúrneo pecho,
que enlaza nubes en la noche en calma? ardientes, perfumados, sensitivos.

V a la saudade de tu cuerpo —¿sientes?— Y resbalando por sus tersos flancos,


Siempre conmigo; tiéndese a mi lado, formaron en las sábanas del lecho
diciendo y rediciendo que no mientes una hilera de puntos suspensivos...
cuando me escribes: “ven, mi dulce am ado..
Aurelio CABALLERO ACOSTA
Es tu cuerpo en la sombra esa ansiedad. . .
Beso sus manos y sus senos-sombra; EL FINGIDO DESMAYO
su luz me mira y es la oscuridad.. .
Bajo un sauce llorón que al borde había
Miro al sol para estar en tu reflejo. . . de un regazo de linfa transparente,
Es la noche este cuerpo que me asom bra... te vi una tarde de calor ardiente
Es la saudade un escultor muy viejo. suspirar con liviana picardía.

Antonio PATRICIO Te quitaste la ropa muy tranquila,


segura de que nadie te acechaba,
P E T A L O S aunque entre la floresta se agrandaba
buscando tus encantos mi pupila.
Al encontramos solos en la estancia,
de amor henchidos y de dicha plenos, Lo primero que vi, fueron tus senos,

4 5
menudos, blancos, de misterios llenos, C A S T I D A D
como esas flores del jardín de mayo.
Tenía la melena corta,
Después tu vientre de color de rosa la frente altiva,
y al ver de Venus la rizada rosa, la mirada absorta.
lancé un g rito ... y a ti te dio un desmaño.
Era por la melena rubia
Angel G. LUGEA y enérgica
joven leona de Nubia.

HORAS DE AMOR Y en el seno arisco


latía una invitación
¿Te acuerdas? Quise con impulso aleve, al mordisco.
sobre tu pecho colocar mi oído
y escuchar el dulcísimo latido En su organismo ardía una vasta
con que tu blando corazón se mueve. sensualidad;
mas la hembra era casta.
Prendí en mis brazos tu cintura breve
y hundí mi rostro en el caliente nido Y murió de belleza:
de tu seno, que es mármol encendido, amó tanto su cuerpo
carne de flores y abrasada nieve. a lo impuro reacio,
que lo dejó escondido en la montaña
¡ Con qué prisa y qué fuerza palpitaba rosa de topacio.
tu enamorado corazón! Pugnaba ¡Se ahorcó!
tu talle en tanto; mas con ansia loca,
El bosque tuvo gravedad de palacio...
bajo la nieve el corazón latía, Y cuentan que hubo lágrimas de oro
y en su gallarda rebelión quería en las orejas tibias del espacio.
saltar del pecho por besar mi boca.
José M. BENITEZ
(Anónimo)

6 7
EN EL HAREM Mi mano, deslizándose ávida y nerviosa sobre su
túnica, trataba de adivinar el escondido cuerpo que ba­
No le calman la fiebre de su vientre ardoroso jo mi caricia ondulaba, se plegaba, doblándose, se ar­
ni el placer solitario de afrentosa ignominia, queaba, se ponía rígido entre estremecimientos de la
ni las locas caricias que en amor caprichoso piel.
estrangula en las carnes de su esclava abisinia. Con sus ojos en delirio designaba el lecho, pero no
teníamos derecho a amamos antes de la ceremonia nup­
En las lúbricas danzas se desnuda y se agita cial y nos separamos bruscamente.
a la luz indecisa de un sutil pebetero
y un anhelo indecible y una angustia infinita Pierre LOUYS
martirizan sus carnes con sus garras de acero.
COMO DIOGENES
El Kalifa está viejo... Por el amplio serrallo
la Odalisca divaga voluptuosa y sensible Vi tu cuerpo onduloso, exuberante
con la sed lujuriosa de saciar su lascivia. como un lirio de amor,
acercarse insinuante
Y de todas sus ansias al supremo desmayo henchido de pasión
se retuerce en espasmo de un amor imposible y puse así en tus labios
en los brazos broncíneos de un eunuco de Libia! todo el encanto de mis besos sabios.
¡Busco un hombre! —dijiste—
Aurelio CABALLERO ACOSTA busco un hombre armonioso
de cuerpo, y alma triste
EL DESEO y en el placer hermoso. . .
Y apasionado yo estreché tu talle
Entró, y con los ojos entornados, apasionadamente, buscando sólo que tu boca calle.
unió sus labios a los míos y nuestras lenguas se encon­ Pero tú no callaste todavía
traron . . . Jamás había recibido en mi vida un beso co­ y trémula de gozo
mo aquél. pedías aún el hombre triste y bello
Estaba de pie, contra mí dispuesta a todo y encen­ que, en su espasmo, te apretase el cuello.
dida de amor. Una de mis rodillas, poco a poco, fue
subiendo entre sus muslos cálidos como para un amante. Emilio CARRERE

8 9
LAS BANDERAS ese cuerpo que tiene los adorables trazos
de una Venus vestida tan sólo de pudor.
Las lucientes cabelleras
de las amantes queridas Y gustar en tu boca, salomónicamente,
son lujuriosas banderas bajo la lengua, el beso más profundo y ardiente,
desplegándose guerreras hallar entre tus senos impensada merced,
sobre las carnes vencidas.
y subir por tus muslos, ondulante y certero
¡Ni redecillas ligeras hasta llegar al delta donde está prisionero
ni diademas de brillantes! el Nilo misterioso que calmará mi sed.
Las lucientes cabelleras
de las jóvenes amantes José Luis VELASCO
son lujuriosas banderas.

Y cuando chocan crujientes LLOVIA


las secas bocas ardientes,
se tuercen estremecidas Llovía; y en su carne las gotitas
las cabelleras lucientes brillaban con fulgores pudorosos,
de las amantes queridas. y sus senos pujantes, deliciosos,
se erguían con vigor de estalagmitas.
Maurice RO LLIN AT
Llovía; y un montón de internas cuitas
SONETO pugnaban de sus labios temblorosos,
por salir; y entre estros ardorosos
Este soneto quiere tener catorce brazos se anudaban nuestras ansias infinitas.
como catorce ramas de bugambilia en flor,
para cubrirte toda de férvidos abrazos Llovía; más que nunca apasionados
en el nupcial encanto de una noche de amor. hicimos caso omiso de la lluvia
que nos llegó a golpear de modo austero.
Catorce antenas ávidas de captarse en sus lazos
urgidos por el ansia de ceñirte mejor Llovía; y en mis nervios erizados

— 10 — 11 —
sólo imperaba la belleza rubia y se adormece el alma del paisaje,
del cuerpo entre mis brazos prisionero. en un rojo crepúsculo de seda.

Ramón Valentín HERNANDEZ La onda azul, ai morir, suspira queda;


gorjea un ruiseñor entre el ramaje
BESOS Y CEREZAS y un toro, ebrio de amor muge salvaje,
en la sombra nupcial de la arboleda.
Besé tus labios donde guardas loca
el enigma sutil con que embelesas, Tendió el cisne la curva de su cuello,
y gusté en el almíbar de tu boca y con el ala —cándido abanico—
el sangriento dulzor de las cerezas. acarició los senos y el cabello...

Besé tus senos como dos pichones Leda dio un giro, se quedó extasiada • ..
vibrantes de emoción a mis ternezas, Y el cisne levantó rojo, su pico,
y en el milagro de sus dos pezones como triunfal insignia ensangrentada!
reventaron sangrientas dos cerezas.
Francisco VILLAESPESA
Luego besé tu cuerpo inmaculado,
y en el ardor de lúbricas caricias EROTICA
te rendiste confiada en mis promesas.
La hoguera alucinante de tu alma,
Y rodó febrilmente por el prado, exótica en el fondo de tus ojos,
al desflorar tus púdicas primicias, musitaba sus lánguidos antojos
un reguero sangriento de cerezas!. . . en un divino luminar que ensalma.

Aurelio CABALLERO ACOSTA La lúbrica caricia que se posa


absorta sobre el rojo de tu boca
PAGANA con ansias infinitas te destoca
bajo un lampo de noche luminosa.
El cisne se acercó, trémula Leda
la mano hunde en la nieve del plumaje, Mi cuerpo junto al tuyo estrechamente

12 — — 13 —
se funde en un abrazo con fiereza, ganas nocturnas de fulgor altivo,
mientras dabas ai aire, vampiresa, y mi sueño de amor quedó cautivo
su cálida canción férvidamente. en un lampo de sedas vaporosas!

Antonio J. VIDAURRETA I Me besaron tus labios!. . . que son rosas


de un bermejo fragante, ardiente y vivo,
EL CUERPO DESNUDO y a su mágico roce fugitivo,
hubo en mi alma explosión de mariposa!
¿Qué divinidad morena ha encamado
en tu cuerpo, que es todo perfección? ¡ Me atrajeron tus brazos!. . . y en tus senos
¿De qué barro divino te han formado dos capullos tremantes y morenos,
que tu cuerpo es toda una tentación? bebió locura mi pasión inquieta.

El cuerpo desnudo debías llevar Y desde entonces, en mis sueños vagos,


como una mitológica deidad. . . fingen tu encanto, los azules lagos,
jQ ué bellos poemas podrían inspirar donde flota mi anhelo de poeta!
su euritmia y su serenidad!
Tirso W. CHAZARO
¿De qué friso griego te arrancaron
y de nuevo la vida te prestaron
para poder tu cuerpo modelar? AÑORANZA

¿Qué artista podría copiar tu belleza Lo recuerdo muy b ien ... Fue una aventura,
y en qué mármol impoluto la pureza un impulso carnal, una ansia loca
de las líneas de tu cuerpo sin par? de quebrar en mis brazos su cintura
y desflorar las rosas de su boca.
M. B. M A R T I
Mas al gozar sus vírgenes primicias
A TI en el ardor de sádicos excesos,
me embriagué del licor de sus caricias
I Me miraron tus ojos!. . . prodigiosas y me hastié de su carne y de sus besos...

— 14 — — 15
¡Después me abandonó!... Luego otro amante ¡ IRONIA!
y muchos más con ansia delirante
hicieron de su cuerpo vil mercado. Yo fui el primero quien con ansia loca,
lleno de ardor y de ilusiones lleno,
Y hoy brindando caricias por cerveza gustó de las delicias de tu boca
se muere de lujuria y de tristeza y se durmió en las curvas de tu seno.
hundida en los fangales del pecado!. ..
¡ Cuántas tardes, rendida a mis antojos,
Aurelio CABALLERO ACOSTA mis besos enjugaron tus pestañas!.. .
Besos que al exprimir tus labios rojos
ANFORAS DE VIDA hacían estremecer las entrañas!. ..

Bajo el misterio de la noche bruna Cuántas noches dijiste cual Julieta:


he besado las combas de tus senos “No te marches, mi pálido poeta,
y me he embriagado en sus contornos plenos que no canta la alondra todavía!”
de una sutil irradiación de luna.
Y hoy finges virtud a tu otro dueño,
¡Oh, tus senos divinos! ¡Oh, tus pomas al sentirme reír frunces el ceño
que destilan melíferas delicias y pasas indolente por la v id a ...
y tiemblan en las íntimas caricias
como dos eucarísticas palomas! Aurelio CABALLERO ACOSTA

Cuando el beso “creador”, fecundo rastro EN EL BAÑO


gire en tus formas de turgencias vivas
y germine en tu carne sempiterna, Oculto en la espesura del boscaje
la miro desnudar: su cuerpo leve
entonces tus dos copas de alabastro emerge de las sedas del ropaje
se tomarán en ánforas votivas como una estatua cincelada en nieve.
del manantial de la inmortal cisterna...!
Retoza el viento en sus cabellos; y entre
Aurelio CABALLERO ACOSTA el cruel recato de sus tersos flancos,
— 16 — — 17 —
¡qué divina la comba de su vientre
palpitando a los besos de mi boca,
y qué frescos sus senos... y qué blancos!
diera toda la sangre de mis venas...!
Un placer presentido, intenso, ardiente, Antonio J. VIDAURRETA
quema sus carnes; y se carbonizan
sus ansias en sus lúbricas ojeras. S A L O M E
Y al hundirse en las ondas del torrente, Son cual dos mariposas sus ligeros
las aguas como lenguas se deslizan pies, y arrojando el velo que la escuda,
por la felpa febril de sus caderas... aparece magnífica y desnuda
al fulgor de los rojos reverberos.
Aurelio CABALLERO ACOSTA
Sobre la oscura tez, lucen regueros
de extrañas gemas, se abre su menuda
DESEO boca, y prodigan su fragancia cruda
frescas flores y raros pebeteros.
La tersura del traje que te ciñe
modelando tus formas juveniles Todavía anhelante y temblorosa
te diseña sensual como una estatua del baile sensual, la intacta rosa
cincelada en un mármol de Carrara. de su virginidad brinda al Tetrarca.

Tu cadera gentil pregona el ritmo Y contemplando el pálido trofeo


de su andar inquietante y voluptuoso de Yokanán, el nubil cuerpo enarca
y en sus curvas de mórbidas durezas sacudido de hon or y de deseo.
se han prendido las sierpes del Deseo.
Efrén REBOLLEDO
Tu presencia me llena de una vaga
y ardorosa visión de fantasía POSESION
que trastorna mi mente enardecida...
Se nublaron los cielos de tus ojos,
Y, por verte desnuda entre mis brazos y como una paloma agonizante,

— 18 — 19 —
enlazaron de aquella virgen pura,
abatiste en mi pecho tu semblante que al sentirse también de amor cautiva,
que tiñó el rosicler de los sonrojos.
tan dulcemente se rindió, y sus pomas
Jardín de nardos y de mirtos rojos temblaron como cándidas palomas
era tu seno mórbido y fragante, junto a mi frente ardiente y pensativa.
y al sucumbir, abriste, palpitante,
las puertas de marfil de tus hinojos. Juan JOLFORIO LEI JA

Me diste generosa tus ardientes


labios, tu aguda lengua que cual fino LUJURIA
dardo vibraba en medio de tus dientes.
Cuando murmuras con nervioso acento
Y dócil, mustia, como débil hoja tu cuerpo hermoso que a mi cuerpo toca
que gime cuando pasa el torbellino, y recojo en los besos de tu boca
gemiste de delicia y de congoja. las abrasadas ondas de tu aliento.

Efrén REBOLLEDO Cuando más que ceñir, romper intento


una frase de amor que amor provoca
RECUERDO EROTICO y a mí te estrechas delirante y loca
todo mi ser estremecido siento.
Su cuerpo escultural y alabastrino
cuando hice entrada en nuestra alcoba rosa Ni gloria, ni poder, ni oro, ni fama,
lo tapó apresurada con el lino quiero entonces, mujer. Tú eres mi vida,
de las ropas del lecho, pudorosa. esta y la otra si hay otra; y sólo ansio

En la almohada su cara era una rosa gozar tu cuerpo, que a gozar me llama,
que me incliné a besar, y j oh qué divino ¡ver tu carne a mi carne confundida
néctar bebí en su boca deliciosa!... y oír tu beso respondiendo al mío!. . .
¡Aún gozo a su recuerdo peregrino!
Joaquín DICENTA
Ya en el lecho, mis manos, la cintura
— 21 —
— 20 —
TENTACION en la suave y tranquila erección de tus senos,
en tus gestos airados, en tus pasos serenos,
¿Por qué muestras detrás de ese cristal, en el ritmo ligero de tu marcha armoniosa,
como blancas magnolias, tus dos senos, en la curva del talle que se ensancha gloriosa
coronados con sendas rojas fresas
que me incitan a locos desenfrenos? en tus ojos, en toda tu clara juventud;
hasta cuando te alejas, entre la multitud,
¿ Y el agua que resbala por tu cuerpo en tus secretos íntimos vibrar las adivino
temblando como gotas de rocío,
que llegan a recónditos rincones desde una tarde cálida de tormenta y ardor,
y enloquecen de fiebre el cuerpo mío? en que un beso, irritado por el aire felino,
desencadenó todas las alas de tu amor.
¿Por qué? ¿Por qué me muestras incitante
lo que ha de alcanzar mi ardiente boca, Emite VERJiAEREN
que igual a la de Tántalo sediento
se requema en la fiebre cruel y loca?
EL S IL E N C IO ...
¡Apiádate de mí! ¡No me tortures!
Permite que mi labio febriciente, Por tus manos indolentes
recorriendo tu cuerpo tembloroso, mi cabello se desflora...
¡ beba al fin toda el agua, triunfalmente!. . . Sufro vértigos ardientes
por las dos tazas de moka
(Anónimo)
de tus pupilas calientes...
¡ Me vuelvo peor que loca
NUMERO por la crema de tus dientes
en las fresas de tu boca!. . .
Aun los que sienten, todo el encanto que exhalas
no piensan que en tu cuerpo escondes tantas alas En llamas me despedazo
tan sólo mi deseo las escucha, las toca por engarzarme en tu brazo:
y las besa en el pliegue riente de tu boca, y me calcina el delirio

— 22 — — 23 —
cuando me yergo en tu vida, ¡OH, LAS VAMPIRESAS!
toda de blanco vestida,
toda sahumada de lirio!... Norka la joyante, destrenzó su cuerpo
de jazmín y rosa, como serpentina;
Delmira AGUSTJNI y sonriendo apenas descubrió sus dientes
más blancos y puros que la nacarina.
DESEO
Sus carnes de espumas —imán del deseo—
¡ Mío temblaban debajo del deshabillé.
bésame! ¡Oh! ¡Labios sensuales! ¡Oh! senos erectos
El beso es el goce supremo de la vida. breves y fragantes como rosa t é . ..
Bésame en la boca
y que tus dientes muerdan su pulpa roja Y cayó en mis brazos... ¡Oh! ¡la vampiresa!
¡ para que mi corazón sangre en tus labios me dio el encanto de su hechicería,
y mi alma comulgue con la tuya! y su cuerpo magro, lujurioso y sano
Bésame. era una serpiente que se retorcía.
Tortúrame con el tormento divino de tus besos.
Cuando me besas Pasaron los años de aquella aventura
eres tú que palpitas en mi boca delirante pero aún me torturan instintos aviesos:
¡Y te saboreo len ta ... porque todavía siento palpitantes
dulce... las brasas lascivas de sus largos besos!
intensamente!...
Bésame. Adolfo LEON OSORIO
Con el beso caricia... mordisco...
voluptuosidad.. .
¡ Las llamas abrasan menos SOÑAR DESPIERTO
que tu boca en la mía!
¡ El beso es el supremo goce de la vida! ¡Soñé que te besaba! Que mi boca
Bésame. se juntaba a la tuya febrilmente
que en un ansia de amor intensa y loca
Mary CORYLE te besaba en el seno y en la frente.

24 — — 25 —
Soñé que tus encantos celestiales Rimamos todos los diminutivos
gemían rendidos en mis brazos, presos, y el divino soneto terminamos
que vibraban tus carnes virginales con un temblor de puntos suspensivos.
a las sádicas furias de mis besos.
Francisco VILLAESPESA
Soñé que tu pasión, tierna y sensible
te aproximaba a mí con un incierto DESEO
furor voraz de ardiente llamarada.
Yo no quiero besar tu linda boca
S oñé... No sé decirte... ¡Es imposible! porque anhele las mieles de tus besos;
Sólo puedo contarte que aun despierto quiero besarla, porque me provoca,
te miraba dormir sobre mi almohada! retándome a nerónicos excesos.

Aurelio CABALLERO ACOSTA Sé muy bien que tú quieres, niña loca,


saborear lujuriosos embelesos;
me lo dice tu cuerpo que provoca
SONETO retándome a nerónicos excesos.

El índice en el labio sonriente Y como es natural, a mí me toca


y la mirada prometiendo goces, saciar esos deseos que en ti están presos,
ante mí apareciste, de repente, no apurando las mieles de tus besos,
como al conjuro de mis propias voces. sino entregados, como en fiebre loca,
a brutales, gnómicos excesos. . .
Y replegando el cortinón de seda
carmesí, que a tu alcoba impide el paso, Ernesto R. AHUMADA
—Entra —dijiste—, con voz tan queda
como un temblor agónico de raso.
EROTICA
Y sobre moriscos almohadones,
nuestras carnes y nuestros corazones, Las dos niveas palomas de tu seno,
como dos paleados acoplamos. al sacrilego imperio de mi mano

— 26 — 27 —
huyeron de la jaula de tu veste
y de lujuria ebrias me arrullaron. . . Succioné con pasión sus labios rojos
y destilé la esencia de mi vida
En la penumbra de tus ojos hubo en el vivo cristal de sus entrañas!...
como un arder de cirios en la noche,
y la plegada rosa de tus labios Aurelio CABALLERO ACO STA
se abrió, como al impulso de un resorte. . .
O BLACIO N
Tus manos tibias y sedosas fueron
maravillosos lirios de lu ju ria... j Oh! tu boca, que es un nido
j Oh, cuánto puede la caricia ardiente de explosiones fragorosas,
en su elocuencia misteriosa y m u d a ...! do los ósculos se agitan
como silfos entre rosas.
Mayorino FERRARIA |O h ! tus ojos tenebrosos,
ojos bellos, ojos grandes,
LA ALQUIMIA DE LA VIDA
donde viven mis lujurias
como un cóndor en los Andes.
Blanca, con la blancura transparente
de un trozo de alabastro o marmolina; ¡Oh! los Gólgotas nevados
con raras contorsiones de serpiente, de tus senos, duros, fijos,
desnuda como daga damasquina. Conde mueren mis deseos
como rojos crucifijos.
En el lecho nupcial desmelenada,
ebria de amor y de ilusiones loca ¡Oh! tus manos ambarinas,
me ofrecía su pureza inmaculada, manos tersas, conventuales,
sus senos inviolados y su boca. blancura de alabastro
y de tocas monacales...
En la sombra el fuego de sus ojos
brillaba cual luciérnaga encendida ¡Oh! la euritmia de tu cuerpo,
tras el vago temblor de sus pestañas... lirio trágico y casual,
todo blanco, como un signo
dame todos los brevajes.
— 28
— 29 —
¡Oh! Friné de mis deseos, y sobre flores te encontré dormida,
Afrodita y centauresa, ¡parecías la dríada del boscaje!
cabalístico y fatal!
de tu boca de frambuesa...! Estabas tan radiante, con el seno
más escondido bajo nivea toca,
Adolfo LEON OSORIO que acercándome a ti de amores lleno,
besos furtivos arranqué a tu b o c a ...
¡IDILICA!
—¡ Qué atrevimiento el tuyo, y qué tunante,
Bajo la luz del sol, tibia y bermeja, dice ella con oculto regocijo:
blando el andar y la mirada errante, tu falta no perdono, y al instante
marcha en silencio la feliz pareja, que me devuelvas lo robado exijo.
con el gozo de amar en el semblante.
Y alargando su rubia cabecita
De pronto ella se para en el camino le presenta su boca perfumada
y dice con ingenua picardía: donde el feliz amante deposita
Te encuentro triste amado, y no adivino un beso que se esfuma en la enramada.
el por qué de esa ausencia de alegría.
Mas ella, eterno manantial de amores,
Y él responde así: Sabrás, hermosa aviva su pasión no satisfecha
que he cometido un crimen en sagrado: y con voz agitada de temblores
mientras dormías te robé una cosa, dice, siguiendo la amorosa endecha:
mas quiero devolverte lo robado.
—Bésame más, mi amor, pues tengo el gusto
de imponerte el castigo que me beses;
Y ella replica dulce y sonriente: ya que has devuelto lo robado, es justo
Explícame tan singular delito; ¡que me pagues también los intereses!
si tú te muestras ante mí contrito
la ardiente carne de tu cuerpo rosa. Y otra vez sus granados labios bellos
entreabiertos se ofrecen y amorosos,
Y habla el doncel con timidez fingida: y otra vez el amante bebe en ellos
Cuando bajé al jardín bajo el ramaje mil perfumes y néctares sabrosos.

— 30 —
y acaricia, acaricia los senos dulcemente,
Y riendo y besando a porfía,
la ardiente carne de su cuerpo rosa.
cruzan felices el jardín florido,
cortando aquí una flor con mano impía Albert SAMAIN
y allí inhumanos descolgando un nido.
¡SE QUE VAS A V E N IR !...
Pero la sangre se convierte en lava
cuando la hoguera del amor se extrema, Sé que vas a venir, amada mía. ..
y hay un instante en que el idilio acaba
¡Con qué ilusión, con qué ilusión te espero!
¡ porque empieza la carne su poema!
Está en reposo, adormecido, el cuarto;
está esperando, aderezado, el lecho.
Luis ARAQU ISTAIN
Yo espero contemplarte en esta sala,
tras el estor de pálidos reflejos,
M YRTILO Y PALEMONA
las regias hermosuras de tu imagen
las áureas desnudeces de tu cuerpo.
Myrtilo y Palemona, los niños preferidos
por los pastores, juegan en los prados floridos Espero tu llegada con gran ansia,
cada minuto se hace eterno
y ante sus correrías, y ante sus arrebatos
pues sé que han de curarse mis dolencias
huye toda la fila solemne de los patos.
con el bálsamo suave de tus besos.
Como gana Myrtilo el laurel en el juego,
Te adoro, te idolatro, amada mía.
a Palemona estrecha en sus brazos de fuego
Sé que vas a venir, lo sé y te espero
en la penumbra de mi cuarto alegre,
pero tiembla al sentir, tras la tela, escondidas
en la dulzura de mi blando lecho.
palpitar unas cálidas formas desconocidas.
Abierta el alma a la ilusión florida
Y como un dulce fruto entre sus dedos rudos y a la ventura de un placer de ensueño,
brotan bellos y nubiles los dos senos desnudos.
puesto mi pensamiento a tu memoria
y en tu lirismo mi adorada, puesto.
Cesa el juego; su pecho un gran misterio siente.
— 33
— 32 —
Guardo la vida entre mis brazos, guardo Muéstrame tus diamantes, tus diamantes,
sólo por ti la luz de mi cerebro, las sedas y los cofres de tu ofrenda,
y guardo para darte, en un abrazo y deja reposando ante mi tienda
la musical caricia de mis versos. la tropa de tus blancos elefantes.

No tardes; ven, te espero mujer-virgen, Y cuando ya en mis labios tremulantes


en donde mi alma toda se consume no encuentres más perfume que te encienda,
hambrienta de placer y de deseo, envuélvete en tus telas coruscantes
lo de una dicha embriagadora. Fuego y con tu blanca tropa de elefantes
huye, Belkis, del nido de mi tienda.

Efrén REBOLLEDO
Llegó el instante que mi pecho ansiaba;
el débil ruido de tus pasos siento.
Estrecho entre las mías, tu blanca mano VIDA UNIVERSAL
hecha de piel, de raso y terciopelo. . .
Ama la abeja el cáliz de la rosa,
La noche te acompaña. ¿Ves qué pronto la vida el olmo que sus pasos guía,
se ha oscurecido el éxtasis del cielo? el ruiseñor la noche silenciosa,
Ven, apaga la lu z ... ¡Dame tu vida! la pasionaria el despuntar del día.
Empiece nuestra gloria... T o m a ... Un beso. Insectos, plantas, pájaros y flores,
cumpliendo ignota ley, sienten amores;
José RICO ESTASEN y el alma racional que el bien ansia,
de libertad dotada,
busca su dicha con ardor profundo,
B E L K I S de ventura ideal enamorada.
Si pues todo en el mundo
Detén, Belkis, tu tropa de elefantes del fuego del amor vida recibe,
frente al caliente nido de mi tienda, quien vive sin amar, ¿dirá que vive?
y entra, maga gentil de mi leyenda,
con tus trajes de telas deslumbrantes. Antonio ARNAO

— 34 — — 35 —
LOS INVISIBLES ATOMOS DEL A IR E ... De ese modo yo recelo
morir de este mal extraño,
Los invisibles átomos del aire pues se aúnan en mi daño
en derredor palpitan y se inflaman; amor, fortuna y el cielo.
el cielo se deshace en rayos de oro; ¿Quién mejorará mi suerte?
la tierra se estremece alborozada; ¡La muerte!
oigo flotando en olas de armonía Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?
rumor de besos y batir de alas; ¡ Mudanza!
mis párpados se cierran. . . ¿ Qué sucede? Y sus males, ¿quién los cura?
— ¡Es el amor que pasa!. .. ¡ Locura!
De ese modo no es cordura
Gustavo Adolfo BECQJJER querer curar la pasión,
cuando los remedios son
OVILLEJOS muerte, mudanza y locura.

¿Quién menoscaba mis bienes? Miguel de CERVANTES SAAVEDRA


¡Desdenes!
¿Y quién aumenta mis duelos?
¡Los celos! BALADA EN HONOR DE LAS MUSAS
¿Y quién prueba mi paciencia? DE CARNE Y HUESO
¡ Ausencia!
De ese modo en mi dolencia A G. Martínez Sierra
ningún remedio me alcanza,
pues me matan la esperanza, Nada mejor para cantar la vida,
desdenes, celos y ausencia. y aun para dar sonrisas a la muerte,
¿Quién me causa este dolor? que la áurea copa donde Venus vierte
¡Amor! la esencia azul de su viña encendida.
¿Y quién mi gloria repuna? Por respirar los perfumes de Armida
¡ Fortuna! y por sorber el vino de su beso,
¿Y quién consiente mi duelo? vino de ardor, de beso, de embeleso,
¡El cielo! fuéranse al cielo en la bestia de Orlando,

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voz de oro y miel para decir cantando: Polymia intenta a Calíope proceso
¡ L a mejor musa es la de carne y hueso! por esos ojos en que Amor se quema.
U rania rige todo ese sistema:
Cabellos largos en la buhardilla, ¡L a mejor musa es la de carne y hueso!
noches de insomnio al blancor del invierno,
pan de dolor con la sal de lo eterno No protestéis con celo protestante,
y ojos de ardor en que Juvencia brilla; contra el panal de rosas y claveles
el tiempo en vano mueve su cuchilla, en que Tiziano moja sus pinceles
el hilo de oro permanece ileso; y gusta el cielo de Batríce el Dante.
visión de gloria para el libro impreso Por eso existe el verso de diamante,
que en sueños va como una mariposa; por eso el iris tiéndese y por eso
y una esperanza en la boca de rosa: humano genio es celeste progreso.
¡La mejor musa es la de carne y hueso! Líricos cantan y meditan sabios
por esos pechos y por esos labios:
Regio automóvil, regia cetrería, ¡La mejor musa es la de carne y hueso!
borla y muceta, heráldica fortuna,
nada son como a la luz de la luna E nvío :
una mujer hecha una melodía.
Gregorio: nada al cantor determina
Barca de amar busca la fantasía,
no el yacht de Alfonso o la barca de Creso. determina como el gentil estímulo del beso,
Da al cuerpo llama y fortifica el seso gloria al sabor de la carne divina.
¡La mejor musa es la de carne y hueso!
ese archivado y vital paraíso;
pasad de largo, Abelardo y Narciso:
Rubén DARIO
¡ La mejor musa es la de carne y hueso!
A M O R
Clío está en esta frente hecha de aurora,
Euterpe canta en esta lengua fina,
El amor es la vida, y la vida es amor;
Talía ríe en la boca divina,
engendra la locura y abre paso al delirio;
Melpóme es ese gesto que implora; purgatorio de goces y cielo de martirio;
en estos pies Terpsícore se adora, su dolor es tan fuerte, que su dicha es dolor.
cuello inclinado es de Erato embeleso
39 —
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Va abriendo paraísos y cerrando ataúdes... ya que toda mujer, porque Dios lo ha querido,
con puñales y flores hace ramos dorados... dentro del corazón lleva un hijo dormido!
Es el mayor pecado de todos los pecados,
y la virtud más grande de todas las virtudes. Gregoria M ARTINEZ SIERRA

El amor es perfume, y es néctar y es veneno; DEFINICION DEL AMOR


es camino de rosas y es camino de cieno;
es un rayo de luna besando un corazón. . . Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
Es débil como un niño, como un Hércules fuerte es un soñado bien, un mal presente,
el amor es la flecha que nos causa la muerte, es un breve descanso muy cansado.
y tiene el privilegio de la resurrección.
Es un descuido que nos da cuidado,
Joaquín DICENTA (hijo) un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
AMOR DE MUJER
Es una libertad encarcelada,
del Intermedio de “Canción de Cun<¿* que dura hasta el postrero parasismo;
enfermedad que crece si es curada.
¡Ay amor de mujer que así nos ilusionas,
a quien tanto ofendemos y que tanto perdonas, Este es el niño Amor, éste es su abismo.
¿de dónde te ha venido tu excelsa caridad? ¡ Mirad cuál amistad tendrá con nada
¡De qué, sencillamente, eres maternidad! el que en todo es contrario de sí mismo!
Tu corazón es pan que nos das en pedazos,
como niños nos diste las mieles de tu pecho: Francisco de QJJEVEDO
siempre es calor de cuna el calor de tu lecho,
aunque lo prostituya nuestra carne villana. VARIOS EFECTOS DEL AMOR
¡ Madre si eres amante, madre si eres hermana,
madre por pura esencia y madre a todas horas, Sucumbir, atreverse, estar furioso,
si con nosotros ríes, si por nosotros lloras, áspero, tierno, liberal, esquivo,

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alentado, mortal, difunto, vivo, nadie el daño impalpable..., nadie nota,
leal, traidor, cobarde y animoso, j Por Dios, no lo toquéis, que roto está!
no hallar fuera del bien, centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, Así suele la mano más querida
enojado, valiente, fugitivo, con leve toque al corazón trizar,,
satisfecho, ofendido y receloso. y el corazón se p a rte ..., y ya perdida
ve la berbena de su amor pasar.
Huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave, Júzgalo intacto el mundo, y él en tanto
olvidar el provecho, amar el daño, la herida fina y honda que no véis,
siente que cunde destilando llanto.
creer que un cielo en un infierno cabe, ¡ Por Dios, que roto está, no lo toquéis!
dar la vida y el alma en un engaño;
esto es amor: quien lo probó lo sabe. Sully PRUDHOMME

Lope Félix de VEGA CARPIO ¡COMO D U E L E ...!

EL VASO ROTO Con la plena certeza de que su amor es mío


a cada instante temo que me deje de amar.
Ese vaso en que mueren las verbenas ¡ Su amor es una llama y a veces tengo frío!
a un golpe de abanico se trizó, ¡M e enloquece el silencio y su amor es cantar!
debió el golpe sutil rozarlo apenas,
pues ni el más leve ruido se sintió. La duda lacerante que me torna sombrío
se diluye en su risa y me pongo a soñar;
Mas aquella ligera trizadura, mas después, implacable, adquiere nuevo brío
cundiendo día a día, fue fatal; y fustiga mi ensueño hasta verlo sangrar.
su marcha imperceptible fue segura
y lenta circundó el cristal. Quiero darme en caricias de infinita ternura
para ver en sus ojos el amor hecho llanto.
Por allí filtró el agua gota a gota
y las flores sin jugo mueren ya; ¡ Se me da toda entera y la quiero más mía!
— 42 — — 43 —
¡Es mi vida y por ella vivo larga agonía!... •orno un enorme horror, surgió un fantasma.
¡ Oh, Señor, cómo duele, cómo duele amar tanto. Acuérdate del ojo más opaco,
de la frente más lívida y más calva,
Malgri TOUT del presagio más triste de tus sueños,
de un miedo estrangulante como garra.
LA RIMA DE LOS AYES De la angustia de intensa pesadilla
que se siente caer como una lápida,
Cuando te hablen del luto más amargo, de la noche del Viernes doloroso...
de las desolaciones más amargas, y piensa luego en mí: ¡yo era el fantasma!
de la amargura de las negras hieles,
de la negra agresión de las nostalgias, ¡Ah, cuando oigas hablar de esos tormentos
de las almas más tristes y más torvas, cuyo amor anega las gargantas,
de las fuentes más torvas y más pálidas, que aprietan los sollozos delirantes
de las noches más turbias y más largas, como filosos garfios de tenaza.
de los ojos más turbios y más secos, ¡Ah, cuando oigas hablar de esas angustias
de las fiebres más bravas y más rojas, que atormentan las vidas desoladas,
de las iras más sordas y más bravas; como los vientos nubios que atormentan
acuérdate del tétrico enlutado, la desolada arena del Sahara.
de la lira siniestra y enlutada ¡Ah, cuando oigas hablar de esas pasiones!
envuelta en negros paños, como un féretro, que vuelca el corazón como la lava
lleno de sones y de voces vagas, —candente sangre de las hondas vetas
cual si gimiera un alma tenebrosa que vuelca la erupción como honda náusea—
en el hueco sonoro de una caja. ¡Ah, cuando oigas hablar de esas angustias!
que obscuros huecos en los pechos cavan,
¡Qué noche! Palideces de cadáver cual la enorme espiral de remolinos
tenían los fulgores de mi lámpara, que perfora en los golfos la resaca;
y como una grande ave prisionera diles que existe un lóbrego paraje,
latía el corazón, allá en la estancia, en la infinita latitud de mi alma,
que estaba fría y negra, triste y negra: con silenciosas noches de seis meses
¡Negra con la presencia de mi alma! cual la triste península Kamtchatka,
de un rincón donde había mucha noche, que allí vive la musa de los ayes,

— 44 — 44 —
mi concubina desolante y pálida, de los sonoros féretros que vibran
en cuyas carnes hostilmente frías de las liras siniestras y enlutadas,
se quiebra la Intención, como una espada. del pálido siniestro que te besa,
Que allí existe una cumbre siempre muerta del beso de huracán que hay en tu alma,
bajo el aire polar y que se llama del huracán que pone con un beso
monte de las tristezas y que moran sus negros labios en tu frente pálida,
familias de cipreses en sus faldas. de la estrella y la noche:
Que allí flotan lamentos de suicidas, de tu alma y de mi alma!
que allí ruge un mar de ondas acerbas
que enturbian los asfaltos y las naftas, Leopoldo LUGONES
y que en ella las almas desembocan
los tristes sedimentos de sus llagas. EL AMOR DE LAS SELVAS
Que allí brama la fiera que está oculta
tras el perfil de la frontera atávica, Yo apenas quiero ser humilde araña
que allí ladran los lobos formidables, que en tomo tuyo su hilazón tejiera
que allí retoña en su raíz la garra, y que, como explorando una montaña,
que allí recobra la siniestra célula se enredase en tu misma cabellera.
todos los cienos de su obscura infancia! Yo quiero ser gusano, hacer encaje;
dar mi capullo a las dentadas ruedas;
jAh, cuando oigas hablar de esos errantes
y así poder, en la prisión de un traje,
cuya leprosa piel quema y contagia;
sentirte palpitar bajo mis sedas...
cuando entres a esos lúgubres talleres
donde baten los hierros de las armas, ¡Y yo quiero también, cuando se exhala
cuando sueñes que un sapo te acaricia toda esta fiebre que mi amor expande,
con su beso de almizcles y de babas, ir recorriendo la salvaje escala
cuando recuerdes al Luzbel llorando desde lo más pequeño hasta lo más grande!
un llanto cruel como collar de brasas:
acuérdate del tétrico enlutado, Yo quiero ser un árbol: darte sombra;
cual las liras siniestras y enlutadas, con las ramas, la flor, hacerte abrigo;
que vibra como un féretro sonoro y con mis hojas secas una alfombra
que mantuviese prisionera un alma; donde te echaras a soñar conmigo...

— 46 — — 47
Yo quiero ser un río: hacer un lazo PEPA — JUANA
y envolverte en las olas de mi abismo,
para poder ahogar con un abrazo Sonata de la novia gallarda y campesina
y sepultarte en el fondo de mí mismo.
¡Dios te guarde, Pepa-Juana
Yo soy bosque sin trocha: abre el sendero, la garrida!
yo soy astro sin luz: prende la tea. Repulida,
Cóndor, boa, jaguar, ¡yo apenas quiero fragante flor aldeana;
ser lo que quieras tú que por ti sea! fruta en sazón, rica y sana,
incitante y olorosa
Yo quiero ser un cóndor, hacer gala de la huerta castellana,
de aprisionar un rayo entre mi pico; como Flérida, sabrosa...
y así soberbio.. . , regalarte un ala, Es tu silvestre hermosura
¡para que te hagas de ella un abanico! admiración y pecado,
criatura;
Yo quiero ser un boa; en mis membrudos al más justo atrae y altera
lazos ceñirte la gentil cintura; tu figura,
talle esbelto y espigado.
envolver las pulseras de mis nudos;
Es ánfora tu cintura
y morirme oprimiendo tu hermosura. . .
cimbrante y apretada
sobre la firme cadera
Yo quiero ser caimán de los torrentes;
modelada
y de tus reinos vigilar la entrada,
en la pulpa tersa y dura
mover la cola y enseñar los dientes,
de tu carne codiciada.
como un dragón ante los pies de un hada.
Y aunque en trance de casorio
Yo quiero ser jaguar de tus montañas,
con Gregorio, el rico, estés,
arrastrarte a mi propia madriguera,
y aunque el arisco Gregorio
para poder abrirte las entrañas... gruña de celos después,
¡y ver si tienes corazón siquiera...! bien sabes tú que eso es
lo que enardece de gusto
José Santos CHOCAN O
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y enciende en febril deseo de carcomido castaño
a cuantos en tomo ves que oscurece aquel rincón.
cuando, irguiendo aún más el busto, Yo sé que en él guardas toda
la ropa, por ti cortada
retadora y jaranera,
y cosida
con picaro contoneo
de tu boda,
y gentil tamborileo
que, puntada tras puntada,
de los pies,
habla de tanta velada
pasas triunfante y ligera
junto al crepitante hogar
por la acera
desde que fuiste pedida
a la vera
luego de ser cortejada.
de la mies.
Y quiero que me la muestres
¡Ay, gallarda y repulida
tu propia mano, y gozar
castellana!
de su intenso olor campestre,
la garrida,
aunque así al hacerlo, hayas
la galana.. .
de enrojecer de rubor. . .
Llévame tú de la mano
¡Compró el novio lo mejor!
al vetusto caserón
aldeano ¡Rica tela, encaje fin o !...
donde vives, Pepa-Juana. ¡ Buen corte es el de esas sayas
Por el macizo portón de merino!
entremos en la cocina ¡Qué primor
campesina de remates y jaretas,
de ennegrecida campana, qué alforzas, qué cadenetas,
en cuyo vuelo reposa qué bodoques y calados,
sobre el rojo fogaril cuánta y cuán fina labor!
limpia loza segoviana ¡Y esos pañuelos bordados
junto a la trébede ociosa en color!. ..
y junto al viejo candil. Déjame oler, Pepa-Juana,
Prende el panzudo velón tu equipo humilde y sencillo,
que tu abuelo marcó antaño tu blanca ropa interior,
en Riaza, y abre el arcón que trasciende a mejorana

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51 —
y a membrillo,
con el olor de tus senos más gustosa
palpitantes y morenos, y dulce que una m anzana...
magnolias aprisionadas Rica fruta castellana,
que oprimes y mortificas como Flérida, sabrosa.
en la cárcel de un justillo ¡Dios te guarde, Pepa-Juana!
entre rejas apretadas
de vainicas...
Arturo CUYAS DE LA VEGA
¡ Bien está!. . . Cierra el arcón,
DESPEDIDA
que ya al fin te dejo sola
con tu propio corazón...
Conque entonces, adiós, ¿no olvidas nada?
Cálmese tu confusión
Bueno, vete... Podemos despedirnos.
y la encendida amapola
¿Ya no tenemos nada que decimos?
de tu tez, Pe dejo, puedes irte ... Aunque no, espera,
florecida, espera todavía
por inefable emoción que pare de llover... Espera un rato.
hágase nardo otra vez, Y sobre todo, ve bien abrigada,
Pepa-Juana la garrida. pues ya sabes el frío que hace allí afuera:
Vuelva a su sitio el velón: un abrigo de invierno es lo que habría
tomo el paso, cierro el pico, que ponerte... ¿De modo que te he devuelto todo?
que llegó la despedida... ¿No tengo nada tuyo?
Junto al macizo portón, ¿Has tomado tus cartas, tu retrato?
ahora que Gregorio el rico
está lejos, por fortuna, Y bien, mírame ahora, amiga mía;
al resplandor de la luna, puesto que en fin, ya va uno a despedirse
zagala, como estoy preso ¡Vaya! no hay que afligirse;
en la augusta maravilla ¡vamos! no hay que llorar, ¡qué tontería!
de esta noche de Castilla,
¡ toma!, te robo este beso Y qué esfuerzo tan grande
en tu fragante mejilla necesitan hacer nuestras cabezas
ruborosa, para poder imaginar y vemos

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otra vez los amantes y al referirme a ti, que eras mi vida,
aquellos, tan rendidos y tan tiernos a ti, que eras mi fuerza, y mi dulzura,
que habíamos sido antes! diré: ¿cómo va aquélla?
Nos habíamos las vidas entregado
para siempre, uno al otro, enteramente, Nuestro gran corazón, ¡ qué pequeño era
y he aquí que ahora nos las devolvemos, nuestros muchos propósitos, ¡qué pocos!
y tú vas a dejarme y yo voy a dejarte, y sin embargo, estábamos tan locos
y pronto partiremos al principio, en aquella primavera.
cada quien con su nombre, por su la d o ... ¿Te acuerdas? ¡La apoteosis! ¡El encanto!
Recomenzar.. . v agar... ¡Nos amábamos tanto!
vivir en otra p a rte ... ¿Y esto era aquel amor? ¡Quién lo creyera!
Por supuesto, al principio sufriremos, De modo que nosotros —aún nosotros—
pero luego vendrá piadoso olvido, cuando de amor hablamos
único amigo fiel que nos perdona; ¿somos como los otros?
He aquí el valor que damos
y habrá otra vez en que tú y yo tomaremos
a la frase de amor que nos conmueve.
a ser como hemos sido,
¡ Qué desgracia, Dios mío, que seamos
entre todas las otras, dos personas.
lo mismo que son todos! ¡Cómo llueve!
Tú no puedes salir así, lloviendo
Así es que vas a entrar a mi pasado.
¡Vamos! quédate, mira, te lo ruego,
Y he de verte en la calle desde lejos,
ya trataremos de entendemos luego.
sin cruzar, para hablarte, a la otra acera,
Haremos nuevos planes,
y nos alejaremos distraídos
y aun cuando el corazón haya cambiado,
y pasarás ligera
quizá revivirá el amor pasado
con trajes para mí desconocidos.
al encanto de viejos ademanes.
Y estaremos sin vernos largos meses,
Haremos lo posible;
y olvidaré el sabor de tus caricias,
se portará uno bien. Tú, serás buena.
y mis amigos te darán noticias
Y luego... es increíble,
de “aquel amigo tuyo”. tiene uno sus costumbres, la cadena
Y yo a mi vez, con ansia reprimida liega a veces a ser necesidad.
por el mal fingido orgullo Siéntate aquí, bien mío;
preguntaré por la que fue mi estrella,

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recordarás junto de mí tu hastío, La orquesta parlaba sus mágicas notas;
y yo cerca de ti mi soledad. un coro de sones alado se oía;
galantes pavanas, fugaces gavotas
Paul GERALDY cantaban los dulces violines de Hungría.

ERA UN AIRE SU A V E... Al oír las quejas de sus caballeros,


ríe, ríe, ríe la divina Eulalia,
Era un aire suave, de pausados giros; pues son su tesoro las flechas de Eros,
el hada Harmonía ritmaba sus vuelos, el cinto de Cipria, la rueca de Onfalia.
e iban frases vagas y tenues suspiros ¡ Ay de quien sus mieles y frases recoja!
entre los sollozos de los violoncellos. ¡Ay de quien del canto de su amor se fíe!
Con sus ojos lindos y su boca roja,
Sobre la terraza, junto a los ramajes, la divina Eulalia, ríe, ríe, ríe.
diñase un trémolo de liras eolias
cuando acariciaban los sedosos trajes, Tiene azules ojos, es maligna y bella;
sobre el tallo erguidas, las blancas magnolias. cuando mira, vierte vivaz luz extraña;
se asoma a sus húmedas pupilas de estrella
La marquesa Eulalia risas y desvíos el alma del rubio cristal de Champaña.
daba a un tiempo mismo para dos rivales:
el vizconde rubio de los desafíos Es noche de fiesta, y el baile de trajes
y el abate joven de los madrigales. ostenta su gloria de triunfos mundanos.
La divina Eulalia, vestida de encajes,
Cerca, coronado con hojas de viña, una flor destroza con sus tersas manos.
reía en su máscara Término barbudo,
y, como un efebo que fuese una niña, El teclado armónico de su risa fina.
mostraba una Diana su mármol desnudo. Con los staccati de una bailarina
a la alegre música de un pájaro iguala,
Y bajo un boscaje del amor palestra, y las locas fugas de una colegiala.
sobre rico zócalo al modo de Jonia,
con un candelabro prendido en la diestra ¡Amoroso pájaro que trinos exhala
volaba el Mercurio de Juan de Bolonia. bajo el ala a veces ocultando el pico;

— 56 — — 57 —
que desdenes rudos lanza bajo el ala, ¿Fue en ese buen tiempo de duques pastores,
bajo el ala aleve del leve abanico! de amantes princesas y tiernos galanes,
Cuando a medianoche sus notas arranque cuando entre sonrisas y perlas y flores
y en arpegios áureos gima Filomela, iban las casacas de los chambelanes?
y el ebúrneo cisne, sobre el quieto estanque; ¿Fue acaso en el Norte o en el Mediodía?
como blanca góndola imprima su estela, Yo el tiempo y el día y el país ignoro;
pero sé que Eulalia ríe todavía,
la marquesa alegre llegará al boscaje,
j y es cruel y eterna su risa de oro!
boscaje que cubre la amable glorieta
donde han de estrecharla los bracos de un paje,
Rubén DARIO
que siendo su paje será su poeta.

Al compás de un canto de artista de Italia LA CASADA INFIEL


que en la brisa errante la orquesta deslíe,
junto a los rivales, la divina Eulalia, Y que yo me la llevé al rio
la divina Eulalia ríe, ríe, ríe. creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
¿ Fue acaso en el tiempo del rey Luis de Francia,
Fue la noche de Santiago
sol con corte de astros, en campos de azur,
y casi por compromiso
cuando los alcázares llenó de fragancia
se apagaron los faroles
la regia y pomposa rosa Pompadour?
y se encendieron los grillos.
¿Fue cuando la bella su falda cogía En las últimas esquinas
ccn dedos de ninfa, bailando el minué, toqué sus pechos dormidos,
y de los compases el ritmo seguía y se me abrieron de pronto
sobre el tacón rojo, lindo y leve el pie? como ramos de jacintos.

¿O cuándo pastoras de floridos valles El almidón de su enagua


ornaban con cintas sus albos corderos, me sonaba en el oído
y oían, divinas Tirsis de Versalles, como una pieza de seda
las declaraciones de sus caballeros? rasgada por diez cuchillos.

— 58 59 —
Sin luz de plata en sus copas La luz del entendimiento
los árboles han crecido me hace ser muy comedido.
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río. Sucia de besos y arena
yo me la llevé del río.
Pasadas las zarzamoras, Con aire se batían
los juncos y los espinos, las espadas de los lirios.
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo. Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Yo me quité la corbata. La regalé un costurero
Ella se quitó el vestido. grande de raso pajizo.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños. Y no quise enamorarme,
porque teniendo marido
Ni nardos ni caracolas
me dijo que era mozuela
tienen el cutis tan fino,
cuando la llevaba al río.
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Federico GARCIA LORCA
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos, LOCURA DE AMOR
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío. Un noble mago, rey de los placeres,
viendo el pesar horrible que me inquieta
Aquella noche corrí exclamó bondadoso: Di, ¿qué quieres
el mejor de los caminos, para vivir feliz, pobre poeta?
montado en potra de nácar ¿Quieres príncipe se r? ... ¿Quieres honores?...
sin bridas y sin estribos. ¿Quieres triunfar cual esforzado a tle ta ? ...
¿ Quieres ser el señor de los señores?. . .
No quiero decir, por hombre, ¿ Quieres el cetro que avasalla el m undo?. . .
las cosas que ella me dijo. ¿Quieres ceñir laureles triunfadores?...

— 60 — — 61 —
¿Quieres talento sin igual profundo?... ¡Todo lo que es pureza en los jardines.. .!
¿Quieres tener de Adonis la belleza?.. . y en los sueños sublimes de los bardos.. . 1
¿Quieres gozar de amor casto y fecundo?...
¿Quieres llenar tus arcas de riqueza?... — ¡Grave cosa es matar! —con dulce acento
¿Quieres la ciencia infame del protervo el noble mago a compasión movido
donde la humana perversión empieza? me dijo, y luego murmuró: —Lo siento,
Calló el mago, y alzando la cabeza, y aunque me extraña el crimen cometido
triste le contesté: — ¡Quiero ser cuervo!... te salvaré de la justicia airada
y aun he de darte seductor olvido
Como a un demente contemplóme el mago si antes me explicas con franqueza honrada
con extrañeza grande en la mirada, por qué quieres ser cuervo, gran poeta.
y con acento doloroso y vago Y contesté con emoción secreta:
así le dije con la voz turbada: — ¡ Para comerme el cuerpo de mi amada!

—Movido por el diablo de los celos, Catulle MENDES


ayer di muerte a mi gentil amada,
la de pupilas bellas cual los cielos, LA INQ U IETU D FUGAZ
la de la boca más fresca y sonriente
que el rosal que hace rosas mis anhelos He mordido manzanas y he besado tus labios,
cuando despunta el sol en el oriente. he abrazado a los pinos olorosos y negros.
Hundí, inquieta, mis manos en el agua que corre,
La maté por hermosa y por coqueta, que cruza la pradera, como una sierpe grave.
desgarré su belleza refulgente, He huroneado en la selva milenaria de cedros
destrocé de sus ojos la violeta y he corrido por todos los pedrosos caminos
y al mirarla morir, en mi delirio, que ciñen como fajas la ventruda montaña.
con afanes sangrientos de poeta ¡Oh, amado, no te irrites por mi inquietud sin tregua
y con locos empeños de martirio, ¡Oh, amado, no me riñas porque cante y me ría!
puse en su frente nítidos jazmines, H a de llegar un día en que he de estarme quieta,
en su seno de nieve un blanco lirio, ¡ay, por siempre, por siempre!
y le di por magníficos chapines con las manos cruzadas y apagados los ojos,
capullos de azucenas y de nardos... con los oídos sordos y con la boca muda,
— 62 —
y los pies andariegos en reposo perpetuo y estoy toda ungida de esencias de nardos,
sobre la tierra negra. y soy toda suave bajo el manto esquivo.
¡ Y estará roto el vaso de cristal de mi risa
en la grieta obstinada de mis labios cerrados! Y en mi boca pálida florece ya el trémulo
Entonces, aunque me digas “¡Anda!” ya no andaré. clavel de mi beso que aguarda tu boca,
Y aunque me digas “ ¡Canta!” no volveré a cantar. y a mis manos largas se enrosca el deseo
Me iré desmenuzando en quietud y en silencio como una invisible serpentina loca.
bajo la negra tierra.
mientras encima mío se oirá zumbar la vida ¡Descíñeme, amante! ¡Descíñeme, amante!
como una abeja ebria. Bajo tu mirada surgiré como una
¡Oh, déjame que guste el dulzor del momento estatua brillante sobre un plinto negro
fugitivo e inquieto! hasta el que arrastra como un can, la luna.
¡ Oh, deja que la rosa desnuda de mi boca
se te oprima a los labios! Juana de IBARBOUROU
Después será ceniza bajo la tierra negra.
LA H O R A
Juana de IBARBOUROU
Tómame ahora que aún es temprano
LA CITA
y que llevo dalias nuevas en la mano.
Me he ceñido toda con un manto negro
Tómame ahora que aún es sombría
estoy toda pálida, la mirada extática,
esta taciturna cabellera mía.
y en los ojos tengo partida una estrella.
¡Dos triángulos rojos en mi faz hierática!
Ahora, que tengo la carne olorosa
Ya ves que no luzco siquiera una joya, y los ojos limpios y la piel de rosa.
ni un lazo rosado, ni un ramo de dalias. Ahora, que calza mi planta ligera
Y hasta me he quitado las hebillas ricas la sandalia viva de la primavera.
de las correhuelas de mis dos sandalias. Ahora, que en mis labios repica la risa
como una campana sacudida a prisa.
Mas soy esta noche, sin oros ni sedas, Después... ¡ah, yo sé
esbelta y morena como un lirio vivo, que ya nada de eso más tarde tendré!
64 — — 65 —
Que entonces inútil será tu deseo Arrójame semillas. Yo quiero que se enraicen
como ofrenda puesta sobre un mausoleo. en la greda amarilla de mis huesos menguados.
¡ Tómame ahora que aún es temprano ¡ Por la parda escalera de las raíces vivas
y que tengo rica de nardos la mano! yo subiré a mirarte en los lirios morados!
Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca
y se vuelva mustia la corola fresca. Gabriela M ISTRAL
Hoy, y no mañana. Oh, amante, ¿no ves
aue la enredadera crecerá ciprés? AMO AMOR

Juana de IBARBOUROU Anda libre en el surco, bate el ala en el viento,


late vivo en el sol y se prende al pinar.
VIDA-GARFIO No te vale olvidarlo como al mal pensamiento:
¡le tendrás que escuchar!
Amante, no me lleves, si muero, al camposanto.
A flor de tierra abre mi fosa, junto al riente Habla, lengua de bronce y habla lengua de ave,
alboroto divino de alguna pajarera ruegos tímidos, imperativos de mar.
o junto a la encantada charla de alguna fuente. No te vale ponerle gesto audaz, ceño grave:
¡lo tendrás que hospedar!
A flor de tierra, amante. Casi sobre la tierra
donde el sol me caliente los huesos, y mis ojos Grata trazas de dueño; no le ablandan excusas.
alargados en tallos, suban a ver de nuevo Rasga vasos de flor, hiende el hondo glaciar.
la lámpara salvaje de los ocasos rojos. No te vale decirle que albergado rehúsas:
¡lo tendrás que hospedar!
A flor de tierra, amante. Que el tránsito así sea
más breve. Yo presiento Tiene argucias sutiles en la réplica fina,
la lucha de mi carne por volver hacia arriba, argumentos de sabio, pero en voz de mujer.
por sentir en sus átomos la frescura del viento. Ciencia humana te salva, menos ciencia divina:
Yo sé que acaso nunca allá abajo mis manos ¡le tendrás que creer!
podrán estarse quietas.
Que siempre como topos arañarán la tierra Te echa venda de lino; tú la venda toleras.
eir medio de las sombras estrujadas y prietas. Te ofrece el brazo cálido, no le sabes huir.

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Echa a andar, tú le sigues hechizada aunque vieras I N T I M A
¡que eso para en morir!
Tú no oprimas mis manos.
BALADA Llegará el duradero
tiempo de reposar con mucho polvo
El pasó con otra; y sombra en los entretejidos dedos.
yo le vi pasar.
Siempre dulce el viento Y dirías: —No puedo
y el camino en paz. amarla, porque ya se desgranaron
¡ Y estos ojos míseros como mieses sus dedos.
le vieron pasar!
Tú no beses mi boca.
El va amando a otra Vendrá el instante lleno
por la tierra en flor. de luz menguada, en que estaré sin labios
Ha abierto el espino;
sobre un mojado suelo.
pasa una canción.
¡ Y él va amando a otra Y dirías: —La amé, pero no puedo
por la tierra en flor! amarla más, ahora que no aspira
El besó a la otra el olor de retamas de mi beso.
a orillas del mar;
resbaló en las olas Y me angustiará oyéndote,
la luna de azahar. y hablarás loco y ciego,
.. . ¡ Y no untó mi sangre que mi mano será sobre tu frente
la extensión del mar! orando rompan mis dedos,
y bajará, sobre tu cara llena
El irá con otra de ansia, mi aliento.
por la eternidad.
Habrá cielos dulces. No me toques, por tanto. Mentiría
(Dios quiere callar.) al decir que te entrego
¡Y él irá con otra mi amor en estos brazos extendidos,
por la eternidad! en mi boca, en mi cuello,

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y tú, al creer que lo bebiste todo, — ¡ Echadle piedras, eh, sobre la cara;
te engañarías como un niño ciego. ha dado el corazón!

Porque mi amor no es sólo esta gavilla Ya está sangrando, sí, la cara mía,
reacia y fatigada de mi cuerpo, pero no de rubor;
que tiembla entera al roce del cilicio que me vuelvo a los hombres y repito:
y que se me rezaga en todo vuelo. ¡He dado el corazón!

Es lo que está en el beso, y no es el labio Alfonsina STORNI


lo que rompe la voz, y no es el pecho:
¡ es un viento de Dios, que pasa hendiéndome LA CARICIA PERDIDA
el gajo de las carnes, volandero!
Se me va de los dedos la caricia sin causa,
EL C L A M O R se me va de los dedos... En el viento, al rodar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
Alguna vez, andando por la vida, la caricia perdida, ¿quién la recogerá?
por piedad, por amor,
como se da una fuente, sin reservas, Pude amar esta noche con piedad infinita,
yo di mi corazón. pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
Y dije al que pasaba, sin malicia, La caricia perdida, ro d ará ... ro d ará...
y quizá con fervor:
—Obedezco a la ley que nos gobierna: Si en el viento te llaman esta noche, viajero,
He dado el corazón. si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
Y tan pronto lo dije, como un eco, que te toma y te deja, que te logra y se va.
ya se corrió la voz:
—Ved la mala mujer esa que pasa: Si no ves esa mano, ni la boca que besa,
Ha dado el corazón. si es el aire quien teje la ilusión de llamar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
De boca en boca, sobre los tejados, en el viento fundida ¿me reconocerás?
rodaba este clamor:
— 71
— 70
Tenía ya la tendencia a lo divino
que encierra el tesoro femenino,
Soy suave y triste si idolatro, puedo y soñé que en mis manos jugueteaba
bajar el cielo hasta mi mano cuando tu cuerpo de mujer que me embriagaba;
el alma de otro al alma mía enredo. pero una noche, jugando al amor, una
Plumón alguno no hallarán más blando. maldad me aconsejó la luna
y tomándote ardiente entre mis brazos
Ninguna como yo las manos besa, al quererte besar te hice pedazos,
ni se acurruca tanto en un ensueño, y ya rota mi fe fugaz y vana,
ni cupo en otro cuerpo, así pequeño, levanté de mis pies la porcelana
un alma humana de mayor terneza. estrellada al furor de mis excesos
y la bañé con llanto y con mis besos...
Muero sobre los ojos, si los siento Tus bellos ojos negros aún fulgían
como pájaros vivos, un momento, y tus labios ya rotos sonreían.
aletear bajo mis dedos blancos. Cuando volví a la vida sollozante
y busqué tus despojos anhelante,
Sé la frase que encanta y que comprende: ni eras una muñeca, ni yo un niño.
y sé callar cuando la luna asciende Eras un sueño de amor por mi cariño...
enorme y roja sobre los barrancos.
Y en la vida, así voy, por siempre amado,
SOÑE QUE ERAS UNA MUÑECA y en la senda de amor, siempre soñando.

Tuve un sueño de amor, sueño de armiño, Luis G. BAY ARDI


soñé que yo era un niño, CELOS
era como un polichinela enamorado
que de hinojos vivía a tu lado. Al saber la verdad de tu perjurio,
loco de celos, penetré en tu cu arto...
Tú eras una muñeca Dormías inocente como un ángel,
blanca, blanca como tu nombre; con los rubios cabellos destrenzados,
de mejillas rosadas, de labios rojos, enlazadas las manos sobre el pecho
de dientes perla y de brillantes ojos. y entreabiertos los labios...

— 72 — 73 —
Me aproximé a tu lecho, y de repente ella, leve,
oprimí tu garganta entre mis manos. mal envuelta con pelajes y con gasas.
Despertaste... Miraron tus ojos...
¡Y quedé deslumbrado, ¿Quiénes eran?
igual que un ciego que de pronto viese •Quienes fueran! Dos amantes, sólo una alma.
brillar del sol los luminosos rayos.. .1
Y en la estepa desolada,
¡ Y en vez de estrangularte, con mis besos los caballos relinchantes y nerviosos
volví a cerrar el oro de tus párpados! galopaban.. . galopaban.. . galopaban. . .

Francisco VILLAESPESA De repente,


desde el fondo de las sombras apretadas,
FUGA llegó el eco de un galope
que al galope de caballos contestaba.
En la estepa
desolada, —¿Son los lobos? — ¡Son los lobos!
bajo el cielo de una noche que exprimía Y las ráfagas
sus estrellas como lágrimas, de aquel viento parecían
contra el viento que gemía amargamente como aullidos de hambre y rab ia ...
como cuerda de guitarra Y las luces de los astros
que retuerce su sonido como ojos de amenaza. . .
bajo el dedo que lo arranca,
un trineo, ¡TABERNERO!
un trineo todo frágil y crujiente como cáscara,
iba en fuga por las nieves, ¡ Tabernero!
entre sueños y neblinas y suspiros de fantasmas. ¡Voy de paso!
dame un vaso
¡¿Y quién sabe la pareja de tu vino
que en el rápido trineo se escapaba?! que me quiero
El, macizo, emborrachar,
de ancho tórax y de atléticas espaldas; para dejar de pensar
— 74 — 75 —
en este cruel destino, que me hiere sin cesar.
que me hiere sin cesar... I ¡Tabernero, dame vino
¡Tabernero, dame vino del bueno para olvidar!
del bueno para olvidar!
Rubén C. NAVARRO
Tú que a todos envenenas
con tu brebaje maldito, LA CAIDA DE LAS HOJAS
¿cómo quieres comprender
lo infinito Cayó como una rosa en mar revuelto,
de las penas y desde entonces a llevar no he vuelto
que da al morir un querer? a su sepulcro, lágrimas ni amores;
Acaso nada te apura es que el ingrato corazón olvida,
porque tienes la ventura cuando está en los deleites de la vida,
de tener que los sepulcros necesitan flores.
una dulce compañera
que te espera Murió aquella mujer, con la dulzura
sin saber de un lirio y deshojándose en la albura
que algún día, no lejano, del manto de una virgen solitaria;
para nunca más volver. su pasión fue más honda que el misterio;
vivió como una enferma pasionaria.
Yo también tuve un amor,
que fue grande, ¡ quizás tanto ¡ Espera. . .!, me decía suplicante,
como lo es hoy mi dolor! todavía el desengaño está distante:
y también sentía el encanto no me dejes recuerdos ni congojas,
de una boca perfumada, aún podemos amar con mucho fuego;
que en la frente y en los ojos no te apartes de mí, yo te lo ruego...
y en los labios me besó! ¡espera la caída de las hojas!
Yo también tuve mi amada,
pero. . . ya no tengo nada Espera la llegada de las brumas,
porque Dios me la quitó.. .! cuando caigan las hojas y las plumas
Ya ves, qué amargo el destino en los arroyos de agua entumecida,

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cuando no haya en el bosque enredaderas ¿No ves cómo el amor late y anida
y noviembre deshoje las postreras e» todas las arterias de la vida
rosas fragantes al amor nacidas. que se me escapa y a ? ... Te quiero tanto,
que la pasión que mi tristeza cubre,
¡No te vayas, por D ios...! hay muchos nidos me llevará como una flor de octubre,
y rompen los claveles encendidos a dormir para siempre al camposanto.
con un beso, sus vírgenes corolas:
todavía tiene el alma arrobamientos, ¡Me da pena morir siendo tan joven,
y se pueden juntar dos pensamientos porque me causa celo que me roben
como se pueden confundir dos olas. este cariño que la muerte trunca!
Y me presagia el corazón enfermo
Deja que nuestras almas soñadoras que si en la noche del sepulcro duermo,
con los recuerdos de perdidas horas, no he de volver a contemplarte nunca.
ciernan y entibien sus alitas pálidas,
que se rompa nuestro amor en besos ¡N u n c a ...! ¡Jamás! En mi postrer regazo
cual se rompe en los árboles espesos, no escucharé los ecos de tu paso,
en abril, un torrente de crisálidas. ni el eco de tu v o z... ¡ Silencio eterno!
Si dura mi pasión tras de la muerte
¡ Ay. . . ! ¡ no te vayas...! triste fuera y ya no puedo cariñosa verte,
no acabar de vivir la primavera me voy a condenar en un infierno.
de nuestro amor que se consume y arde;
todavía no hay caléndulas marchitas ¡Ay! ¡tanto amor para tan breve instante!
y para que me llores necesitas ¿Por qué la vida cuanto más amante
esperar la caída de la tarde. es más fugaz? ¿ Por qué nos brinda flores,
flores que se marchitan sin tardanza,
Entonces, desplomando tu cabeza al reflejo del sol de la esperanza
en mi pecho que es nido de tristeza, que nunca deja de verter fulgores?
me dirás lo que en sueños me decías,
pondrás tus manos en mi rostro enjuto ¡No te alejes de mí, estoy enferma!
y anudarás con un listón de luto Espérame un instante.. . cuando duerma,
mis manos cadavéricas y frías... cuando ya no contemples mis congojas!
78 — — 79 —
] Perdona si con lágrimas te aflijo! estoy enfermo y pálido
Y cerrando sus párpados me dijo: de tanto no dormir,
¡ espera la caída de las hojas! que ya se han muerto todas
las esperanzas mías,
¡Ha mucho tiempo el corazón cobarde que son mis noches negras,
la olvidó para siempre! Ya no arde tan negras y sombrías
aquel amor de los lejanos días... que ya no sé ni dónde
Pero ¡ay!, a veces al soñarla siento se alza el porvenir.
que estremecen mi ser calenturiento,
sus manos cadavéricas y frías...! III

Fernando CELADA De noche, cuando pongo


mis sienes en la almohada,
NOCTURNO y hacia otro mundo quiero
mi espíritu volver,
I camino mucho, mucho,
y al fin de la jomada
¡Pues bien! yo necesito la imagen de mi madre
decirte que te adoro, se pierde con la nada
decirte que te quiero, y tú de nuevo vuelves
con todo el corazón; en mi alma a aparecer.
que es mucho lo que sufro,
que es mucho lo que lloro,
IV
que ya no puedo más,
y al grito que te imploro
Comprendo que tus besos
te imploro y te hablo en nombre
jamás han de ser míos,
de mi última ilusión.
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás,
II
y te amo, y en mis locos
Yo quiero que tú sepas y ardientes desvarios
que ya hace muchos días bendigo tus desdenes,

— 80 — ~ ~ 81 —
adoro tus desvíos, vivir bajo aquel techo,
y en vez de amarte menos, los dos unidos siempre
te quiero mucho más. y amándonos los dos;
V tú siempre enamorada,
yo siempre satisfecho,
A veces pienso en darte los dos una sola alma,
mi eterna despedida, los dos un solo pecho,
borrarte en mis recuerdos y en medio de nosotros
y hundirte en mi pasión; mi madre como un Dios.
mas si es en vano todo
y el alma no te olvida V III
¿qué quieres que yo haga
pedazo de mi vida? ¡Figúrate qué hermosas
¿qué quieres tú que yo haga las horas de esa vida!
con este corazón? ¡ Qué dulce y bello el viaje
por una tierra así!
VI Y yo soñaba en eso,
Y luego que ya estaba mi santa prometida;
concluido tu santuario, y al delirar en ello,
la lámpara encendida, con alma estremecida,
tu velo en el altar, pensaba yo en ser bueno
el sol de la mañana por ti, no más por ti.
detrás del campanario,
chispeando las antorchas, IX
humeando el incensario,
y abierta allá a lo lejos ¡Bien sabe Dios que era
la puerta del hogar... mi más hermoso sueño,
mi afán y mi esperanza,
V II mi dicha y mi placer;
bien sabe Dios que en nada
Qué hermoso hubiera sido cifraba yo mi empeño,
— 82 —
— 83 —
sino en amarte mucho esclavo de mi pasión;
bajo el hogar risueño ¡te equivocas, te equivocas!,
que me envolvió en sus besos fresco y fragante capullo,
cuando me vio nacer! yo quebrantaré tu orgullo
como el minero las rocas.
X Si a la lucha me provocas,
dispuesto estoy a luchar;
Esa era mi esperanza; tú eres espuma, yo mar
mas ya que a sus fulgores que en sus cóleras confía;
se opone el hondo abismo me haces llorar; pero un día
que existe entre los dos, yo también te haré llorar.
¡adiós por la vez última,
amor de mis amores, Y entonces, cuando rendida
la luz de mis tinieblas, ofrezcas toda tu vida
la esencia de mis flores, perdón pidiendo a mis pies,
la lira del poeta, como mi cólera es
mi juvenutd, adiós! infinita en sus excesos,
¿sabes tú lo que haré en esos
Manuel ACUÑA momentos de indignación?
¡Arrancarte el corazón
R E T O para comérmelo a besos!

Si porque a tus plantas ruedo Julio FLOREZ


como un ilota rendido,
y una mirada te pido JUSTICIA
con temor, casi con miedo;
si porque ante ti me quedo —¡ Señor Juez, un malvado, un asesino,
extático de emoción, un pérfido, un traidor,
piensas que mi corazón robóme con la paz de mi destino.. .!
se va en mi pecho a romper —¿Robó, decís?
y que por siempre he de ser —¡Mi amor!

— 84 — 85 —
—¿Cuál es su crimen? ya sólo vuestra será
—Inocente y puro ¿Y vos?
mi corazón le di. . .
— ¡Tu corazón! —No sé qué dirá
— ¡Creedme, señor Juez, que yo os lo juro! ¡mi tía la canonesa!
¡ Castigadlo, señor! —De obediencia sois modelo;
—¿Pero, el delito? mas vos, decid, vos, ¿me amáis?
—Engañador y falso ¡Oh sí! ya que me dejáis
despedazólo cruel. mirar, mirándoos, al cielo.
¡ Las horribles tinieblas de un cadalso
no bastan, señor Juez! — ¡ No me retardéis, pues, esa
—¡Deliras, infeliz. A un magistrado blanca mano, reina mía!
hablándole de amor! —¿Y si no place a mi tía
— ¡ Oh, ¿le daréis la muerte? Ved que es poco la canonesa?
comparado a su crimen tan atroz.
Una m uerte... Mil muertes no alcanzaban —Le placerá vive Dios!
a purgar su delito, señor Juez. . . . Y perdonadme, Clarisa,
¡M atar la fe y el porvenir bendito si he jurado desta guisa
de una infeliz mujer! estando cerca de vos. . .
— ¡Vete en paz, desdichada! Las pasiones
Mas ¡ay! que mi alma os ansia
no las juzgan los hombres, sino Dios.
y vos os mofáis así.. .
M atar el cuerpo es crimen en la tierra,
matar el alma, no!
—Yo os amara; ¿pero y
la canonesa mi tía?
Ramón de CAMPO AMOR
— ¡Ingrata! y aún apura
de su sarcasmo el rigor
LA CANONESA y ni la entibia mi amor
¡ ni la mueve mi ternura!
—Os idolatro, marquesa, Pues bien, muera yo y que aquí
de mi alma hicisteis presa: termine mi agonía...

— 86 — 87 —
— ¡No, no hagáis tal, por mi tía Y la primera vez que nuestros ojos
la canonesa.. . (y por mí). sus miradas magnéticas cruzaron,
sin buscarse las manos se encontraron
Amado ÑERVO y nos dijimos: “te amo” sin hablar.
Un sonrojo purísimo en tu frente,
AMEMONOS algo de palidez sobre la mía,
y una sonrisa que hasta Dios subía...
Buscaba mi alma con afán tu alma, así nos comprendimos. . . nada más.
buscaba yo la virgen que mi frente ¡Amémonos, mi bien! En este mundo
tocaba con su labio dulcemente donde lágrimas tantas se derraman,
en el febril insomnio del amor. las que vierten quizás los que se aman
Buscaba la mujer pálida y bella tienen yo no sé qué de bendición.
que en sueños me visita desde niño, ¡Amémonos, mi bien! Tiendan sus alas
para partir con ella mi cariño, dos corazones en dichoso vuelo;
para partir con ella mi dolor. amar es ver el entreabierto cielo
Como en la sacra soledad del templo, y levantar el alma en asunción.
sin ver a Dios se siente su presencia, Amar es empapar el pensamiento
yo presentí en el mundo tu existencia, en la fragancia del Edén perdido;
y como a Dios, sin verte, te adoré. amar es. . . ; amar es llevar herido
Y demandando sin cesar al cielo con un dardo celeste el corazón.
la dulce compañera de mi suerte, Es tocar los dinteles de la gloria,
muy lejos de ti, sin conocerte, es ver tus ojos, escuchar tu acento,
en el ara de mi amor te levanté. en el alma sentir el firmamento
No preguntaba ni sabía tu nombre. y morir a tus pies de adoración.
¿En dónde iba a encontrarte?. . . Lo ignoraba,
pero tu imagen dentro el alma estaba, Manuel M. FLORES
más bien presentimiento que ilusión.
Y apenas te m iré... tú eras el ángel PANTALLA
compañero ideal de mi desvelo,
la casta virgen de mirar de cielo, ¿Me preguntas ahora por qué estoy tan callado?
y de la frente pálida de amor. Porque llegó el momento, el gran momento,

88 — — 89 —
La hora de los ojos y las dulces sonrisas. . . Y nada más hablemos.
La noche.. . y esta noche cuánto amor por ti siento. ¡ Pero qué obscuridad. Si nada vemos.. .!
Contra tu pecho apriétame. Necesito caricias. Alza un poco, amor mío, la pantalla.
Si tú supieras todo lo que en mí está subiendo
De deseo, de orgullo, de ambición, de ternura, Paul GERALDY
Y de bondad. Mas oye: Tú no puedes saberlo.
Baja la pantalla. RETRATO DE M UJER
Mejor así estaremos.
Es en la sombra donde los corazones hablan: Ella es una muchacha muy gorda y muy fea;
Y los o jo s... ¿comprendes?, se ve mucho mejor pero con un gran contento interior.
Cuando en torno las cosas se empiezan a ver menos; Su vida es buena, como la de las vacas de su aldea,
Te amo mucho esta noche para hablarte de amor. y de mí posee mi mejor amor.
Apriétame en tu pecho...
Sobre tu pecho... ¡Cuánta dulzura mi amor halla! Es llena de vida como la mañana;
Y para acariciarte cómo ansio sus actividades no encuentran reposo,
Que llegue el turno m ío ... es gorda, es buena, es alegre y es sana;
Baja más la pantalla... yo la amo por flaco, por malo, por triste y por ocioso.
Pero no hablemos más. Juicio tengamos,
Estemos quietos. Dicha no hay ninguna, En mi bohemia, cuando verde copa
En este instante de pasión ferviente, se derramaba, demasiado henchida,
Como sentir tus manos en mi frente. ella cosió botones a mi ropa
Pero ¿qué es eso? ¿Quién nos importuna? y solidaridades a mi vida.
¡El café! Ponlo allá. Cierra la puerta.
¿De qué te estaba hablando? Ella es de esas mujeres madres de todos
'¿Tomamos el café? ¿Después?... ¿Ahora? los que nacieron tristes o viven beodos;
¿Quieres que te lo sirva yo mismo? de todos los que arrastran penosamente,
¿Eso prefieres? pisando sobre abrojos, su vida trunca.
Está fu erte... ¿Azúcar? ¿Un terrón no más quieres? Ella sustituyó a la hermana ausente
¿Quieres que lo pruebe? ¿Será un terrón bastante? y a la esposa que no he tenido nunca.
Esta es la taza tuya. Toma el café al instante.
Que se te enfría. Y calla. Cuando se pone en jarras, parece un asa

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de tina jo cada brazo suyo; es tan buena ama de casa celeste peso.
que cuando mi existencia vio manchada y helada y Mi pecho de varón duro,
(destruida tabla de esfuerzo,
la lavó, la planchó y luego, paciente, por ti se vuelve de plumas,
la cosió por dos lados a la vida cojín de sueños.
y la ha tendido al sol piadosamente. Navega en dulce oleaje,
ritmo sereno,
Rafael AREVALO M ARTINEZ ritmo de olas perezosas
el de tus pechos.
EL SUEÑO
De cuando en cuando una grande,
Apoya en mí la cabeza, espuma al viento
si tienes sueño. suspiro que se te escapa
Apoya en mi la cabeza, volando al cielo,
aquí, en mi pecho. y otra vez navegas lenta
Descansa, duérmete, sueña, mares de sueño,
no tengas miedo, y soy yo quien te conduce,
no tengas miedo del mundo, yo que te velo,
que yo te velo. que para que te abandones
Levanta hacia mí tus ojos, te abrí mi pecho.
tus ojos lentos, ¿Qué sueñas? ¿Sueñas? ¿Qué buscan
y ciérralos poco a poco —palabras, besos —
conmigo dentro; tus labios que se te mueven,
ciérralos, aunque no quieras, dormido rezo?
muertos de sueño.
Si sueñas que estás conmigo,
Ya estás dormida. Ya sube, no es sólo sueño;
baja tu pecho, lo que te acuna y te mece
y el mío al compás del tuyo soy yo, es mi pecho.
mide el silencio,
almohada de tu cabeza, Despacio, brisas, despacio,

— 92 — — 93 —
que tiene sueño. te serviré un café como tú quieras,
Mundo sonoro que rondas, escribirás las últimas palabras,
liaste silencio, y verás qué reposo el de tu cuerpo:
que está durmiendo mi niña, de tu sillón, un paso, y a la cama.
que está durmiendo Las almohadas creerás montón de flores,
al compás que de los suyos frescas hojas las sábanas...
copia mi pecho.
Que cuando se me despierte Y estarás dormitando todavía,
buscando el cielo cuando entraré con silenciosa planta
encuentre arriba mis ojos a nuestro cuarto; tocaré tu hombro,
limpios y abiertos. estirarás una pereza larga,
y ante tus ojos, de mis brazos puros,
Gerardo DIEGO rodará dulcemente la mañana.

ELLA DICE FERNANDEZ MORENO

—Esta noche no sales, te secuestro, LAS FLORES DEL R O M E R O ...


aquí está tu sillón, aquí tu lámpara,
tu pluma, tu tintero, tus cuartillas, Las flores del romero,
escribe, o lee, o sueña, o no hagas nada. niña Isabel,
Esta noche no sales, te secuestro, hoy son flores azules,
con mis tijeras cortaré tus alas. mañana serán miel.

Recorreré las piezas diligente, Celosa estás, la niña


iré, por ver la noche, a la ventana... celosa estás de aquel
Fastidiaos, diré, hondas tinieblas, dichoso, pues le buscas,
rústicas brisas, estrellitas pampas, ciego, pues no te ve,
esta noche no es para vosotras, ingrato, pues te enoja
su meditar llena de luz la casa. y confiado, pues
Aflojaré después las ropas mías, no se disculpa hoy
esponjaré mi cabellera blanda, de lo que hizo ayer.

— 94 — — 95 —
Enjuguen esperanzas
lo que lloras por él; —ni siquiera me miró—,
que celos entre aquellos con unos dedos muy finos
que se han querido bien algo muy tenue rompió.
hoy son flores azules, Silenciosa y sin mirarme,
mañana serán miel. la muerte otra vez pasó
delante de mí. —¿Qué has hecho?
Aurora de ti misma La muerte no respondió.
que cuando a amanecer Mi niña quedó tranquila,
a tu placer empiezas, dolido mi corazón.
te eclipsan tu placer, ¡Ay, lo que la muerte ha roto
era un hilo entre los dos!
serénense tus ojos
y más perlas no des,
que al sol le está mal
Antonio MACHADO
lo que a la aurora bien.
Desata como nieblas
SALMO DE AMOR
todo lo que no ves;
que sospechas de amantes
¡ Dios te bendiga, amor, porque eres bella!
y querellas después
¡Dios te bendiga, amor, porque eres mía!
hoy son flores azules,
¡Dios te bendiga, amor, cuando te miro!
mañana serán miel.
¡Dios te bendiga, amor, cuando me miras!
Luis de GONGORA
¡Dios te bendiga, si me guardas fe;
si no me guardas fe, Dios te bendiga!
UNA NOCHE DE VERANO.
¡Hoy que me haces vivir, bendita seas;
cuando me hagas morir, seas bendita!
Una noche de verano
—estaba abierto el balcón
¡Bendiga Dios tus pasos hacia el bien;
y la puerta de mi casa—
tus pasos hacia el mal, Dios los bendiga!
la muerte en mi casa entró.
¡Bendiciones a ti cuando me acoges;
Se fue acercando a su lecho
bendiciones a ti cuando me esquivas!
— 96 —
— 97
¡Bendígate la luz de la mañana CASTIGO
que al despertarte hiere tus pupilas;
bendígate la sombra de la noche, I
que en su regazo te hallará dormida!
¡Yo te juré mi amor sobre una tumba,
¡Abra los ojos para bendecirte, sobre tu mármol santo!
antes de sucumbir, el que agoniza! sobre su mármol santo!
¡ Si al herir te bendice el asesino, conjuré temerario?
que por su bendición Dios le bendiga!
¿Sabes tú que los hijos de mi temple
saludan ese mármol
¡Bendígate el humilde a quien socorras!
con la faz en el polvo y sollozantes
¡Bendígante, al nombrarte, tus amigas!
en el polvo besando?
¡ Bendígante los siervos de tu casa!
¡Los complacidos deudos te bendigan! ¿Sabes tú las cenizas de qué muerta
mintiendo has profanado?...
¡Te dé la tierra bendición en flores, ¡ No lo quieras oír, que tus oídos
y el tiempo en copia de apacibles días, ya no son un santuario!
y el mar se aquiete para bendecirte,
y el dolor se eche atrás y te bendiga! ¡No lo quieras o í r ! ... ¡Como hay rituales
secretos y sagrados,
¡ Vuelva a tocar con el nevado lirio hay tan augustos nombres que no todos
Gabriel tu frente, y la declare ungida! son dignos de escucharlos!
¡Dé el cielo a tu piedad don de milagro
y sanen los enfermos a tu vista! II

¡ Oh, querida mujer!. . . ¡ Hoy que me adoras, Yo te di un corazón joven y ju sto ...
todo de bendiciones es el día! ¡por qué te lo habré d a d o !...
¡Yo te bendigo, y quiero que conmigo ¡ Lo colmaste de besos; y una noche
Dios y el cielo y la tierra te bendigan! te dio por devorarlo!

Eduardo MARQUINA Y con ojos serenos... ¡el verdugo,

— 98 — — 99
hasta rozar los astros:
que cumple su mandato, tócale a mi venganza de poeta
solicita perdón de las criaturas dejarte abandonada en el espacio.
que inmolará en el tajo!. . .
ALMAFUERTE (Pedro B. PALACIOS)
¡Tú le viste serena, indiferente,
gemir agonizando,
mientras su roja sangre enrojecía LA ROSA DEL JARDINERO
tus mejillas de nardo!
de “Amores y Amoríos”
Y tus ojos.. . jmis ojos de otro tiempo,
que me temían tanto! Era un jardín sonriente;
ni una perla tuvieron, ni una sola:, era una tranquila fuente
¡eres de nieve y mármol! de cristal;
era, a su borde asomada,
III
una rosa inmaculada
de un rosal.
¿Acaso el que me roba tus caricias
Era un viejo jardinero
te habrá petrificado?
que cuidaba con esmero
¿Acaso la ponzoña del Leteo
del vergel,
te inyectó a su contacto?
y era la rosa un tesoro
¿O pretendes probarme en los crisoles de más quilates que el oro
de los celos amargos para él.
y me vas a mostrar cuánto me quieres, A la orilla de la fuente
después, entre tus brazos?. . . un caballero pasó,
y la rosa dulcemente
¡No se prueban así, con ignominias, de su tallo separó.
corazones hidalgos! Y al notar el jardinero
¡No se templa el acero damasquino que faltaba en el rosal,
metiéndolo en el fango! cantaba así, plañidero,
Yo te alcé en mis estrofas, sobre toda*, receloso de su mal:

— 100 — — 101
—Rosa la más delicada ¿Quién por ti sólo suspira?
que por mi amor cultivada ¿Quién te quiere? ¿Quién te mira
nunca fue; como yo?
rosa la más encendida, ¿Quién te miente que te ama
la más fragante y pulida con fe y con ternura igual?
que cuidé; ¿Quién te llevó de la rama,
blanca estrella que del cielo que no estás en tu rosal?
curiosa de ver el suelo
resbaló; ¿Por qué te fuiste tan pura
a la que una mariposa de otra vida a la ventura
de mancharla temerosa o al dolor?
no llegó. ¿Qué faltaba a tu recreo?
¿Quién te quiere? ¿Quién te llama ¿Qué a tu inocente deseo
por tu bien o por tu mal? soñador?
¿Quién te llevó de la rama En la fuente limpia y clara
que no estás en tu rosal? ¿espejo que te copiara
¿Tú no sabes que es grosero no te di?
el mundo? ¿Que es traicionero ¿Los pájaros escondidos,
el amor? no cantaban en sus nidos
¿ Que no se aprecia en la vida para ti?
la pura miel escondida
¿Cuando era el aire de fuego,
en la flor?
no resfresqué con mi riego
¿Bajo qué cielo caíste?
tu calor?
¿A quién tu tesoro diste
¿No te dio mi trato amigo
virginal?
en las heladas abrigo
¿En qué manos te deshojas?
protector?
¿Qué aliento quema tus hojas
¿Quién para sí te reclama?
infernal?
¿Te hará bien o te hará mal?
¿Quién te cuida con esmero,
¿Quién te llevó de la rama,
como el viejo jardinero
que no estás en tu rosal?
te cuidó?
— 103
— 102 —
+ * *
de la perfecta compañía.
Es sospechar, que para siempre, la soledad
Asi un día y otro día, de nuestra sombra está vencida.
entre espinas y entre flores,
el jardinero plañía Estar enamorado, amigos, es descubrir
imaginando dolores, dónde se juntan cuerpo y alma.
desde aquél en que a la fuente Es percibir en el desierto la cristalina
un caballero llegó, voz de un río que nos llama.
y la rosa dulcemente Es ver el mar desde la torre donde ha quedado
de su tallo separó. prisionera nuestra infancia.
Es apoyar los ojos tristes en un paisaje
Serafín y Joaquín ALVAREZ QUINTERO de cigüeñas y campanas.
Es ocupar un territorio donde conviven
los perfumes y las armas.
ESTAR ENAMORADO Es dar la ley a cada rosa y al mismo tiempo
recibirla de su espada.
Estar enamorado, amigos, es encontrar Es confundir el sentimiento con una hoguera
el nombre justo de la vida. que del pecho se levanta.
Es dar al fin con la palabra que para hacer Es gobernar la luz del fuego y al mismo tiempo
frente a la muerte se precisa. ser esclavo de la llama.
Es recobrar la llave oculta que abre la cárcel Es entender la pensativa conversación
en que el alma está cautiva. del corazón y la distancia.
Es levantarse de la tierra con una fuerza Es encontrar el derrotero que lleva al reino
que reclama desde arriba. de la música sin tasa.
Es respirar el ancho viento que por encima
de la carne se respira. Estar enamorado, amigos, es adueñarse
Es contemplar desde la cumbre de la persona de las noches y los días.
la razón de las heridas. Es olvidar entre los dedos emocionados
Es advertir en unos ojos una mirada la cabeza distraída.
verdadera que nos mira. Es recordar a Garcilaso cuando se siente
Es sorprender en unas manos ese calor la canción de una herrería.

— 104 — — 105
Es ir leyendo lo que escriben en el espacio Es empezar a decir siempre y en adelante
las primeras golondrinas. no volver a decir nunca.
Es ver la estrella de la tarde por la ventana Y es además, amigos míos, estar seguro
de una casa campesina. de tener las manos puras.
Es contemplar un tren que pasa por la montaña,
con las luces encendidas. Francisco Luis BERNARDEZ
Es comprender perfectamente que no hay fronteras,
entre el sueño y la vigilia. R I M A S
Es ignorar en qué consiste la diferencia
entre la pena y la alegría. I
Es escuchar a medianoche la vagabunda
confesión de la llovizna. Hoy la tierra y los cielos me sonríen,
Es divisar en las tinieblas del corazón hoy llega al fondo de mi alma el sol,
una pequeña lucecita. hoy la he visto... la he visto y me ha m irado...
¡ Hoy creo en Dios!
Estar enamorados, amigos, es padecer
espacio y tiempo con dulzura. II
Es despertarse una mañana con el secreto
de las flores y las frutas. —¿Qué es poesía? —dices mientras clavas
Es libertarse de sí mismo y estar unido en mi pupila tu pupila azul;
con las otras criaturas. —¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Es no saber si son ajenas o si son propias Poesía.. . eres tú.
las lejanas amarguras.
Es remontar hasta la fuente las aguas turbias I II
del torrente de la angustia.
Es compartir la luz del mundo y al mismo tiempo Los suspiros son aire, y van al aire.
compartir su noche oscura. Las lágrimas son agua, y van al mar.
Es asombrarse y alegrarse de que la luna Dime, mujer: cuando el amor se olvida,
todavía sea luna. ¿sabes tú adonde va?
Es comprobar en cuerpo y alma que la tarea
de ser hombre es menos dura. Gustavo Adolfo BECQUER
— 106 — — 107
EL SONETO DE CATORCE AÑOS
de tu mano, y un largo calosfrío
me recorre y penetra hasta los huesos.
Está la noche limpia y clara.
Entra la luna en tu aposento.
Tus pupilas caóticas y hurañas
¡Oh, si el espejo reflejara
destellan cuando escuchas el suspiro
tu atolondrado pensamiento!
que sale desgarrando mis entrañas.
Están abiertos los pulmones
Y mientras yo agonizo, sedienta,
para respirar el aire puro.
finges un negro y pertinaz vampiro
La brisa trae insinuaciones
que de mi ardiente sangre se alimenta.
para tu cuerpo prematuro.
Efrén REBOLLEDO
Estás alegre y triste y rara.
Algo en tu carne va a nacer.
L A C E R I A
(Bien te podrías llamar Sara,
tal vez Judit, quizás Ester.)
No codicies mi boca. Es de ceniza
y es un hueco sonido de campanas mi risa,
Y hay un misterio que se aclara
no me oprimas las manos. Son polvo, mis dos manos
entre la luna y la mujer.
y al estrecharlas tocas comida de gusanos.
Gerardo DIEGO
No trences mis cabellos. Mis cabellos son tierra
con la que han de nutrirse las plantas de la sierra.
EL VAMPIRO
No acaricies mis senos. Son de greda, los senos
que te empeñas en ver como lirios morenos.
Ruedan tus rizos lóbregos y gruesos
por tus cándidas formas como un río,
¿Y aún me quieres, amado? ¿Y aún mi cuerpo
y esparzo en su raudal crespo y sombrío (pretendes
las rosas encendidas de mis besos.
y largas, de deseo, las manos a mí tiendes?
En tanto que deshojo los espesos
¿Aún codicias, amado, la carne mentirosa
anillos, siento el roce leve y frío
que es ceniza y se cubre de apariencias de rosa?
— 108 — — 109 —
Bien, tómame. ¡Oh laceria! vaga, ebria de pasión y de coraje,
¡ Polvo que busca el polvo sin sentir su miseria! la bacante en las playas de Tarento.

Juana de IBARBOUROU ¡Vino y amor!, con delirante acento


dice, y desgarra su purpúreo traje;
ITE MISSA EST cae la arena, y el hirviente oleaje
sus formas besa en blando movimiento.
Yo adoro a una sonámbula con alma de Eloísa,
virgen como la nieve y honda como la mar; Del deseo en el sueño delicioso,
su espíritu es la hostia de mi amorosa misa piensa abrazar a aquel por quien delira,
y alzo al son de una dulce lira crepuscular. cierra el párpado amor de voluptuoso.

Ojos de evocadora, gesto de profetisa, Exánime después tierna suspira,


en ella hay la sagrada frecuencia del altar; finge su boca un ósculo fogoso,
su risa es la sonrisa suave de Monna Lisa, muerde la arena en su estertor... y expira...
sus labios son los únicos labios para besar.
Rafael de Zayaz ENRIQUEZ
Y he de besarla un día con rojo beso ardiente:
apoyada en mi brazo como convaleciente MAÑANA A LA LUZ
me mirará asombrada con íntimo pavor.
Dios está azul. La flauta y el tambor
La enamorada esfinge quedará estupefacta, anuncian ya la luz de primavera.
apagaré la llama de la vestal intacta, ¡Vivan las rosas, las rosas del amor,
¡Y la faunesa antigua me rugirá de amor! en el verdor con sol de la pradera!

Rubén DARIO ¡Vámonos al campo por romero,


vámonos, vámonos
LA M UERTE DE LA BACANTE por romero y por amor! . . .

Suelto el cabello que acaricia el viento, Le pregunté: —¿Me dejas que te quiera?
desnudo el seno y el mirar salvaje, Me respondió bromeando su pasión:

— 110 — 111 —
Sus ojos suplicantes me pidieron
—Cuando florezca la luz de primavera, una dulce sonrisa y por piedad
voy a quererte con todo el corazón. mis labios sonrieron a sus o jos.. .
Pero él me dijo: ¡más!
¡Vámonos al campo por romero,
vámonos, vámonos Sus manos suplicantes me pidieron
por romero y por amor! . . . que les diera las mías y en mi afán
de contentarlo, le entregué mis m anos..
—Ya floreció la luz de primavera. Pero él me dijo: ¡más!
¡Amor, la luz, amor, ya floreció!
Me dijo seria: —¿Tú quieres que te quiera? Sus labios suplicantes me pidieron
¡Y la mañana de luz me traspasó! que les diera mi boca y por gustar
sus besos, le entregué mi boca trém ula..
¡Vámonos al campo por romero, Pero él me dijo: ¡más!
vámonos, vámonos
por romero y por amor! . . . Su ser, en una súplica suprema,
me pidió toda, ¡ toda!, y por saciar
Alegran flauta y tambor nuestra bandera. mi devorante sed, fui toda suya...
La mariposa está aquí con ilusión. Pero él me dijo: ¡más!
Mi novia es la rosa verdadera
¡y va a quererme con todo el corazón! D ice >¿l :

Juan Ramón JIMENEZ Le pedí una mirada y al mirarme


brillaba en sus pupilas la piedad
DI CEN y sus ojos parece que decían:
¡No puedo darte más!
E lla d ice :
La pedí que sus manos me entregara
Sus ojos suplicantes me pidieron y al oprimir las mías con afán,
una tierna mirada y por piedad parece que en la sombra me decía:
mis ojos se posaron en los suyos... ¡ No puedo darte más!
Pero él me dijo: ¡más!
113 —
— 112
La pedía un beso, ¡un beso!, y al dejarme dentro de una serranilla
sobre sus labios el amor gustar, del marqués de Santillana,
me decía su boca toda trémula: o en la gracia soberana
¡No puedo darte más! de una estrofa de Zorrilla.

La pedí en una súplica suprema ¡O h Castilla, mi Castilla,


que me diera su s e r... y al estrechar mi rancio pueblo español,
su cuerpo contra el mío me decía: mis romances de Zorrilla,
¡ No puedo darte más! mi caña de manzanilla
hecha con hebras de sol!
• Manuel MAGALLANES MOURE T e aseguro que no envidio
otra patria ni otros suelos,
PANDERETA yo prefiero, como Ovidio,
el solar de mis abuelos.
Beban otros las burbujas
de esa champaña extranjera, Cambio toda la elegancia
yo prefiero las agujas de tus vestidos de Francia,
del vino de la ribera. todos los ricos tesoros
Sin desdeñar lo extranjero de tus plumas y tus pieles
en arte y vino prefiero por el ramo de claveles
lo netamente español. que te llevas a los toros.

Me gusta la manzanilla, Más que todos los sombreros,


las mujeres con mantilla más que todas las diademas
y el rasguear de una guitarra que inventaron los joyeros,
bajo el toldo de una parra me gusta la maravilla
en una tarde de sol, del marco de tu mantilla,
y en la austeridad severa sobre una capa bordada
de una estancia castellana, cuando te miro apoyada
sorprender una mañana tendida en la barandilla
toda el alma de Sevilla del delantero de grada.

— 114 — — 115 —
Me gustas por arrogante,
rae gustas por tu constante A sentir dentro del pecho esta duda que roe
desplante de chulería, y oír a todas horas aquel cuervo de Poe
me gustas por religiosa, que repite implacable: Nunca, nunca más. . .
me seduces por celosa
y me encantas por bravia. Pedro MATA

Te quiero por tu alegría, DIOS HARA LO DEMAS


por tu gracia macarena,
por tu mirada serena ¿Que es inútil mi afán por conquistarte:
y tus labios de amapola. que ni me quieres hoy ni me querrás...?
¡Te quiero por española! Yo me contento, Amor con adorarte:
¡y te adoro por morena! ¡Dios hará lo demás!

Pedro MATA Yo me contento, Amor, con sembrar rosas


en el camino azul por donde vas.
NEVER MORE T ú sin mirarlas, en su senda posas
el pie: ¡Quizás mañana las verás!
Colmados los deseos, la juventud perdida,
la carne sosegada, tranquilo el corazón, Yo me contento, Amor, con sembrar rosas
iba yo por el mundo buscando la escondida ¡ Dios hará lo demás!
senda que fue el encanto de Fray Luis de León.
Amado ÑERVO
Y de pronto viniste a perturbar mi vida,
a sacudir mis nervios con nueva crispación, R I M A S
a dar otra vez brotes a la rama aterida,
ardores a la sangre y aliento a la ilusión. Volverán las oscuras golondrinas
En tu balcón los nidos a colgar,
Y ahora que ya tengo la angustia de no verte Y otra vez con el ala a tus cristales
siempre el miedo constante y horrible de perderte, Jugando llamarán;
pensar que vas a irte y que no volverás. Pero aquellas que el vuelo refrenaban
Tu hermosura y mi dicha al contemplar,
— 116 —
— 117 —
Besarán a las flores hechiceras,
Aquellas que aprendieron nuestros nombres,
Y habrá belleza mientras tú no expires.
Esas.. . no volverán!
Que por ti que eres causa del anhelo,
Volverán las tupidas madreselvas
Que siente por la Gloria el alma mía;
De tu jardín las tapias a escalar,
Tiene mi pecho amor, dicha y consuelo,
Y otra vez a la tarde, aun más hermosas
La noche estrellas.. . claridad el día,
Sus flores se abrirán;
Y si no hubiera por desgracia un cielo
Pero aquellas cuajadas de rocío
Cuando murieras tú, se formaría.
Cuyas gotas mirábamos temblar
Y caer, como lágrimas del d ía .. .
Felipe URIBARR1
E sas... no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
Las palabras ardientes a sonar;
LO QUE YO QUIERO
Tu corazón de su profundo sueño
Tal vez despertará;
I
Pero mudo y absorto y de rodillas,
Como se adora a Dios en el altar,
Quiero ser las dos niñas de tus ojos,
Como yo te he querido, desengáñate,
las metálicas cuerdas de tu voz,
¡Así no te querrán!
el rubor de tu sien cuando meditas
y el origen tenaz de tu rubor.
Gustavo Adolfo BECQUER
Quiero ser esas manos invisibles
NO SE DECIRTE MAS
que manejan por sí la Creación,
y formar con tus sueños y los míos
Gloria tiene que haber mientras aspires
Al bien eterno que alcanzar esperas; otro mundo mejor para los dos.
En el Mundo habrá amor mientras tú quieras
Y en el cielo habrá luz mientras tú mires. Eres tú, providencia de mi vida,
mi sosten, mi refugio, mi caudal:
Las puras auras mientras tú suspires cual si fueras mi madre yo te amo. . .
Y habrá virtud hasta que tú te mueras, ¡y todavía más!

— 118 — — 119 —
II Quiero yo que sucumbas o enloquezcas...
¡ loca sí, muerta, sí, te quiero yo!
Tengo celos del sol cuando te besa
con sus labios de luz y de calor. . . Mi querida, mi bien, mi soberana,
del jazmín tropical y del jilguero mi refugio, mi sueño, mi caudal,
que decoran y alegran tu balcón! mi laurel, mi ambición, mi santa m adre.. .
¡y todavía más!
Mando yo que ni el aire te sonría,
ni los astros, ni el ave, ni la flor, Pedro Benjamín PALACIOS
ni la Fe, ni el amor, ni la esperanza,
ni ninguno, ni nada más que yo. COMPRENDELO, M I V ID A ...

Eres tú, soberana de mis noches, ¡ Oh, sí, muy bien comprendo tus razones,
mi constante, perpetuo cavilar: es toda una locura!
ambiciono tu amor como la Gloria. . . pero comprende tú las emociones
¡y todavía más del corazón que fluye su ternura
como fluye el perfume de las rosas.
III
Compréndelo, mi vida,
Yo no quiero que alguno te consuele mi corazón no sabe de esas cosas
si me mata la fuerza de tu am or.. . que arguyes incansable;
¡si me matan los besos insaciables, él lo ve todo amable,
fervorosos, ardientes que te doy! no piensa que la herida
sucederá al sueño
Quiero yo que te invadan las tinieblas, y es absurdo tu empeño,
cuando ya para mí no salga el sol. tan absurdo cual fuera
Quiero yo que defiendas mis despojos impedir al rosal qué floreciera.
del más breve ritual profanador.
Yo te doy la razón,
Quiero yo que me llames y conjures ¡es toda una locura!
sobre labios y frente y corazón. pero mi corazón,

120 — — 121 —
el corazón que te ama, .. .TU , DE TODAS LA MAS AMADA
no piensa en la amargura,
no comprende la sombra porque es llama, Al fin logré, Señora, hablarte cara a cara;
no comprende los lazos porque es viento al fin, de tu palabra oí la nota rara:
ni piensa en el mañana porque es ave. al fin huyó el abismo que cruel nos separara.

Es inútil tu intento Fue en una tarde fría —y en una recepción—


por advertir la herida, Madame de Pompadour —te proclamó el salón—
mi corazón tan sólo sabe y bella, como ella, te vio mi corazón. . .
que te adora. ¡ Compréndelo mi vida!
Temblé cuando tu mano, tocó la mano mía;
Malgré TOUT temblé cuando tu frase, brotó su m elodía...
y bella como ella, te vio mi corazón. . .

AUSENCIA Temblé cuando tu mano, tocó la mano mía;


temblé cuando tu frase, brotó su m elodía...
Mi corazón enfermo de tu ausencia —La música lloraba y el mundo se reía—.
expira de dolor porque te has ido.
¿En dónde está tu rostro bendecido? De tus pupilas negras, miré el profundo abismo
¿Qué sitios ilumina tu presencia? Y fueron tus pupilas un negro fatalismo,
Ya mis males no alivia tu clemencia, para mis sueños blancos, cargados de idealismo...
ya no dices ternuras a mi oído,
y expira de dolor porque te has ido, Pero en tu boca ardiente, ardiente y misteriosa,
mi corazón enfermo de tu ausencia. que hizo que en la sombra, te viera luminosa—
Es inútil que finja indiferencia, miré un supremo enigma, miré una extraña cosa.
en balde busco el ala del olvido
para calmar un poco mi dolencia, Porque tu boca es alma, y tu alma es encendida;
mi corazón enfermo de tu ausencia porque de rojos besos, tu boca es la guarida;
expira de dolor porque te has ido. porque tu loca boca, sorbió toda mi vida. . .

Efrén REBOLLEDO Perdón ¡oh gran Señora, por falta tan terrible!

122 — — 123 —
cuando solemne y pálida, —extraña flor temible—
Decirte que te amo, es algo incomprensible... gloriosamente pasas en medio de la turba. . .
Porque tus besos guardan un mundo de imposibles.
Eres una pregunta fatal, bestial y horrible,
Llamas serán tus ojos para mi senda obscura, que al par que me fascina, me atedia y me conturba,
¡Tu voz, tu cuerpo, y todo a todo me conjura! ¡ encierra lo imposible! ¡ Encierra lo imposible!
—Eres humana y bella, y cuanto ella, pura—.
Claudio de ALAS
¡Te sueño toda mía, sin frenos ni distancia!
y sin embargo, miro tu rostro y tu elegancia,
como a través de un cuadro del Gran Trianón de Fran- DESEOS
(c ia .. .
Yo quisiera salvar esa distancia,
ese abismo de amor que nos divide
y embriagarme de amor con la fragancia
Mas, a pesar de todo, te hablé yo cara a cara; mística y pura que tu ser despide.
y oí de tu palabra, la nota dulce y r a r a ...
(Aparentamos juntos, tristeza o fatalismo). Yo quisiera ser uno de los lazos
Nos atraemos juntos, pero algo nos separa... con que decoras tus ardientes sienes;
Señora: dame el brazo... ¡y vamos al abismo! yo quisiera en el cielo de tus brazos
beber la gloria que en tus labios tienes!
Eres ¡ay! la imposible, porque tienes un dueño;
tu cuerpo y tus palabras, son propiedad de El: Yo quisiera ser agua y que en mis olas,
sin embargo te anhelo, y a pesar de tu ceño, que en mis olas vinieras a bañarte
pienso que allá en tu fondo.. . quisieras ser infiel. para poder, como lo sueño a solas,
a un mismo tiempo por doquier besarte.
Yo sé que me presientes en medio de tu sueño,
y que tu carne sufre al peso de ansia cruel: Yo quisiera ser lino y en tu lecho,
pero es un imposible: te dio la vida un dueño, allá en las sombras con ardor cubrirte,
y eres en cuerpo y alma la propiedad de El. temblar con los temblores de tu pecho,
y morir del placer de comprimirte.
Me excitan tus ojeras, tu silencio me turba,
125 —
124 —
¡Oh! ¡Yo quisiera mucho más! Quisiera ORACION PAGANA
llevarte en mi como Ja nube el fuego,
mas no como la nube en su carrera Señor, aquí te entrego esta alma que me diste
para estallar y separamos luego! porque señor, ¡ no puedo ya vivir sin su amor!
¡ Mi vida pesarosa se ha tornado más triste
Yo quisiera en mí mismo confundirte, y como un jugo amargo se exprime mi dolor...!
confundirte en mí mismo y entrañarte;
yo quisiera en perfume convertirte, ¡Señor, la tierra toda ha copiado mi duelo;
convertirte en perfume y aspirarte. la tarde está sombría; se ha mustiado la flor,
y al escuchar mis quejas han detenido el vuelo
Aspirarte en un soplo como esencia,
las aves, y agobiado se calló el surtidor...!
y unir a mis latidos tus latidos,
y unir a mi existencia tu existencia,
El cisne en el estanque interroga al arcano
y unir a mis sentidos tus sentidos.
y hasta la linfa tiembla con su interrogación.
Aspirarte en un soplo del ambiente, Como una ala sombría se ha tendido mi mano,
y así verte sobre mi vida en calma, mientras brota en mis labios la postrera oración.
toda la llama de tu pecho ardiente
y todo el éter de lo azul de tu alma. La muerte me atalaya con su guadaña impía,
el sueño de mi vida se ha alejado veloz...
Aspirarte, m u jer... De ti llamarme, ¡ Señor, haz que él retom e.. .! ¡ Yo lo amo todavía. . . !
y en ciego, y sordo, y mudo constituirme, ¡Que me arrulle como antes el eco de su voz!
y en ciego, y sordo, y mudo consagrarme
al deleite supremo de sentirte, Mi cuerpo está temblando como lirio de fuego;
y la dicha suprema de adorarte! mi lengua dolorida, clama loca por él,
y a los cielos fustiga con su pagano ruego
Salvador DIAZ M IRO N donde ruedan mis besos como gotas de miel. . .

¡ Señor, haz que retome! ¡ Que venga a mí de nue-


(vo!
Y que no encuentre nada que su camino obstruya...

— 126 — — 127 —
Por él será mi entraña como un bello renuevo
que presto dará flores.. . ¡Seré suya! ¡Muy suya!

Pero si él retoma, Señor: ¿para qué quiero


la vida y los ensueños que con su amor forjé?
¡ Pensando en mi destino, de incertidumbre muero
y en mi pecho se apaga la estrella de mi f e .. .!

Señor, aquí te entrego esta alma que me diste


Señor, porque ya no puedo vivir sin su am o r...
Mi vida pesárosa se ha tornado más triste
¡ y como un jugo amargo se exprime mi dolor. . , !

Alicia LARDE

La impresión de este libro se terminó en el mes de agosto


de 1960 en México, D. F.

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