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ONGs de derechos humanos solicitan a la Fiscal

de la CPI que proceda a un examen preliminar


sobre la situación en México
Viernes 12 de septiembre de 2014

La FIDH, la CMDPDH y la CCDH presentaron hoy ante la Fiscalía de la Corte Penal


Internacional (CPI) un informe sobre torturas, graves privaciones a la libertad y desaparición
forzada cometidas en Baja California entre los años 2006 y 2012 por las fuerzas armadas y de
seguridad del Estado.

Las informaciones presentadas en el informe demuestran que estos hechos constituyen crímenes de lesa
humanidad de competencia de la CPI. La comunicación fundamenta el carácter sistemático y generalizado
de estos crímenes, que respondían a una política gubernamental, implementada por las autoridades
militares, principalmente, y de cuerpos policiales a través del ataque a civiles, con el objetivo de presentar
“avances y logros” en la lucha contra el crimen organizado.

“Los crímenes cometidos por las fuerzas de seguridad en México son crímenes de lesa
humanidad que no pueden quedar sin castigo.” señaló Karim Lahidji Presidente de la FIDH. “La CPI
es competente para evaluar estos crímenes y, ante la prevalencia de impunidad de los más altos
responsables por estos crímenes, proceder a una investigación” añadió.

La información presentada revela que las autoridades, principalmente militares, cometían estos hechos
siguiendo un patrón específico: detenían civiles sin orden judicial en sus casas, los sometían a torturas en
instalaciones militares, les obligaban a firmar hojas en blanco que serían utilizadas para su auto-
incriminación o para incriminar a otros, y se les implantaban drogas y armas como “evidencia”. En
múltiples ocasiones se los presentaba ante los medios de comunicación como responsables. Estos hechos
ocurrían con conocimiento, aquiescencia e incluso participación directa de los principales oficiales
militares y policiales de Baja California. En todos los casos documentados por las organizaciones las
víctimas resultaron absueltas de los cargos por falta de pruebas, o esperan sentencia en procedimientos
plagados de pruebas contradictorias y cuestionables. Por el contrario, ningún alto mando militar o policial
ha enfrentado cargos penales ante tribunales judiciales mexicanos por los crímenes cometidos contra los
civiles, incluidos actos de tortura.

Preguntas y respuestas sobre México y la CPI

En la información presentada a la Fiscalía se incluyen casos que ejemplifican este patrón de conducta en
donde hay un aproximado de 100 víctimas. Es la segunda comunicación que presenta la FIDH y la
CMDPDH ante la Fiscalía de la CPI sobre la comisión de crímenes de lesa humanidad perpetrados en
México en el marco de la llamada “guerra contra el narcotráfico” y viene a completar una primera
comunicación presentada en octubre de 2012.

Las organizaciones consideran que en México existe una base razonable para sostener que se cometieron
crímenes de competencia de la CPI, los cuales continúan sin investigación o castigo. Por ello, las
organizaciones han solicitado a la Fiscalía que proceda, tal como le obliga el Artículo 15 del Estatuto de
Roma de la Corte Penal Internacional, a conducir un examen preliminar sobre los crímenes de lesa
humanidad, de tortura, privación grave de la libertad y desaparición forzada con miras a decidir sobre la
apertura o no de una investigación en México.

“Ante la falta de respuesta de las autoridades mexicanas al clamor por justicia de las víctimas
de estos hechos, no queda otro recurso que la CPI para asegurar que los crímenes graves
cometidos en México no queden en la impunidad”, declaró Paulina Vega, Vice-Presidenta de la FIDH
e integrante del Consejo Directivo de la CMDPDH.

“La población de Baja California ha sufrido, en colectivo, el impacto de estos operativos en


contra de los ciudadanos inocentes. Una investigación seria para llevar a juicio a los máximos
responsables es necesaria para que este tipo de acciones no se cometan de nuevo y que la
tortura deje de formar parte de la forma de actuación de los cuerpos de seguridad del Estado”
señaló Raúl Ramírez Baena, director de la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos del Noroeste.

El Estatuto de Roma entró en vigor para México el 1 de enero de 2006. En diciembre de ese año el
Presidente Felipe Calderón anunció su estrategia de seguridad, llamada “guerra contra el narcotráfico”,
caracterizada por autorizar a las fuerzas militares funciones propias de la Policía, sin contemplar límites
en su uso. Esta estrategia produjo elevados niveles de violencia por parte de las fuerzas armadas y, en
respuesta, de los grupos del crimen organizado. Si bien el discurso en materia de seguridad ha cambiado
desde que el Presidente Peña Nieto entró en funciones en diciembre de 2012, las estadísticas evidencian
que la violencia no cesa y los crímenes cometidos en este contexto no han sido investigados ni
sancionados los más altos responsables.

Desde 2006, las quejas de tortura atribuidas a las fuerzas armadas y de seguridad se han incrementado en
un 500%, según el Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Asimismo, según cifras
oficiales y del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre Desaparición Forzada de Personas, se tiene
registro de miles de casos de desapariciones; se han detenido arbitrariamente bajo arraigo más de 8,000
personas según cifras de la Procuraduría General de la República y se han ejecutado arbitrariamente a
más de 70,000 personas según los datos del Relator de Naciones Unidas sobre Ejecuciones Extrajudiciales
después de su visita a México en 2012.

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