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ASPECTOS Y PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES

DE LA REGULACIÓN ECONÓMICA EN CHILE.

I. Panorama general.

Nuestra Constitución incorpora una serie de normas y principios de carácter


económico que fijan el marco en que se desarrollan las actividades económicas, la
participación de los particulares y el poder regulador del Estado. En este contexto, el
presente trabajo pretende realiza un breve análisis de ciertas disposiciones
contempladas constitucionalmente en relación a la regulación del Estado en la
economía, los alcances que esto tiene y algunas reflexiones críticas de lo que esto
genera.

La Constitución consagra y protege un modelo económico determinado,


identificable con la economía social de mercado. Esto se ve reflejado por el privilegio
a la autonomía de los privados en el desarrollo de actividades económicas, por
contener un marco normativo que protege fuertemente la propiedad privada y la
preferencia al mercado como instrumento de asignación de los recursos económicos.
Lo anterior es sostenido por nuestra doctrina que entiende que la “”Economía Social
de Mercado es un orden económico, deliberado y conscientemente, configurado por
la autoridad, en función de ciertos fines, y cuyo principio rector es la libertad
económica expresada, preferentemente, en un régimen de competencia privada y en
un régimen de sana competencia””1.

II. Rol de los particulares y del Estado en la economía.

Así, el modelo económico que impone nuestra carta fundamental, tiene como uno
de los principios fundamentales en el aspecto económico a la libertad de empresa
(art. 19 Nº 21 CPR.), que otorga a los privados el rol principal dentro de la economía.
De esta manera son ellos, a quienes la Constitución entrega la iniciativa en el
desarrollo de las actividades económicas.

En este contexto, el Estado se ve restringido en su calidad de agente económico,


teniendo un rol subsidiario ante la iniciativa privada, tendiendo además una
capacidad reguladora de la economía muy acotada. De esta forma, podemos
entender que la Constitución establece un desequilibrio en el poder que entrega a los
agentes privados y al Estado dentro del desarrollo económico, lo que es
consecuencia del modelo económico que busca resguardar, el cual entrega un rol
económico abstencionista y neutral al Estado.

III. Principios constitucionales relacionados a la regulación económica.

La Constitución consagra una serie de preceptos que refuerzan el modelo


económico que busca consolidar. Estos preceptos establecen una serie de principios
de contenido económico y de carácter fundamentales y que, por lo tanto, gozan de
mecanismos jurídicos que los protegen.

1MONTT, Luis. Orden público económico y economía social de mercado: elementos para una formulación
constitucional. Materiales de trabajo, Facultad de Derecho, Universidad de Chile. p. 3
De esta forma, dentro de los principios que podemos destacar en nuestro
ordenamiento jurídico, relativos al trato que hace la Constitución a la regulación
económica podemos señalas:

1. Subsidiariedad y suplencia del Estado en la actividad económica.

Como ya dijimos, nuestro ordenamiento jurídico, motiva a que sean los


particulares quienes inicien actividades económicas y no el Estado, ya que su función
principal en el desarrollo de la actividad económica es el de asegurar y promover las
condiciones necesarias para su funcionamiento.

En este contexto, cuando los particulares no pueden o no tienen interés en


desarrollar actividades económicas, es el Estado el llamado a desarrollarlas en virtud
del principio de suplencia establecido en el art. 19 Nº 21 CPR., pero solo pueden
ejercer aquella facultad cuando una ley de quórum calificado lo autorice.

Por otro lado, como la función del Estado es el promover la iniciativa privada en la
economía, la libre competencia y un mejor funcionamiento de los mercados, es que
éste queda al margen de desarrollar actividades empresariales. Excepcionalmente,
cuando una determinada actividad requiere apoyo del Estado, éste y sus organismos
están obligados a intervenir en virtud del principio de la subsidiariedad consagrado
en el art. 19 Nº 21 CPR. La importancia de este ultimo principio radica en que ayuda
a prevenir la suplencia cuando los particulares sean incapaces de ejercer una
actividad particular o no pueden hacerlo, ya que el Estado actúa de tal manera que
fomenta la actividad que lo requiere. En estos casos en que el Estado desarrolla
actividades empresariales, esto en virtud de una ley de quórum calificado que lo
autorice, aquellas actividades quedan sometidas por regla general a la legislación
común que regule dicha actividad, sin perjuicio de las excepciones que la ley
establezca para casos particulares. Cabe reforzar la idea de que la intervención
estatal resulta justificada sólo “”en la medida que sea indispensable para obtener el
fin perseguido, procurando que su acción sea lo menos lesiva posible a los intereses
y fueros propios de los cuerpos intermedio o de las personas. Eso si, la
subsidiariedad es auxilio, ayuda, pero jamás suplantación, reemplazo o eliminación
por el Estado de los particulares que realizan actividades que primordialmente
corresponden a ellos””2.

Algunos casos que establece la propia Constitución en que el Estado puede


practicar actividades empresariales, encontramos por ejemplo el art. 19 Nº 9 CPR. el
que señala que el sistema de salud puede ser estatal o privado y el art. 115 CPR.
que señala que la ley podrá autorizar a los gobiernos regionales y a las empresas
públicas a asociarse con personas, ya sea naturales o jurídicas, con el fin de
propiciar actividades sin fines de lucro que contribuyan al desarrollo de la región.

2. No discriminación arbitraria e igualdad de trato en materia económica.

En virtud del art. 19 Nº 2 y 22 CPR. la Constitución asegura a todas las personas


igualdad ante la ley y relacionado con aquello, asegura la no discriminación arbitraria
en el trato que debe dar el Estado y sus organismos en materia económica. Estos
principios actúan como garantía tanto a personas nacionales como extranjeros que
quieran invertir en actividades económicas dentro del país, sin que exista una
discriminación entre dichos inversores.

Excepcionalmente y, sólo en virtud de una ley y mientras no exista discriminación,


se podrán establecer ciertos beneficios a favor de algún sector, actividad o zona
geográfica, o establecer gravámenes especiales que afecten a uno u otras. En
principio, el dueño de un capital tiene le derecho de invertirlo en el sector o industria
que considere conveniente, sin embargo existen ciertos negocios donde no es
posible participar de manera libre, como ocurre en el sector pesquero en donde
existen grandes restricciones respecto a las cuotas pesqueras.

2 RIBERA Neumann, Teodoro y VIGUERA Figueroa, Hernán. Reflexiones en Torno a la Libertad de Empresa en
la Constitución de 1980. p 13.
En relación a la inversión extranjera cabe mencionar que sólo excepcionalmente
caben algunas restricciones de dichos capitales, ya que por regla general se
establece una serie de normas en nuestro ordenamiento jurídico que fomenta esta
inversión, en particular cabe destacar el Estatuto de la Inversión Extranjera (Decreto
Ley Nº 600) y una serie de Tratados de Libre Comercio suscritos y ratificados por
Chile.

3. Derecho a la propiedad y de propiedad.

A lo relacionado con el tema tratado en el presente ensayo, en virtud del art. 19


Nº 23 y 24 CPR. nuestra carta fundamental establece garantías que protegen la
actividad económica. Por esto, cualquier persona puede iniciar una actividad
económica y tiene el derecho de propiedad sobre dicho emprendimiento y, por ende,
no puede ser privado de él, ya sea por otra persona o por algún organismo del
Estado, sino sólo en virtud de una ley que autorice la expropiación por causa de
utilidad pública o interés social calificado por el legislador (inc. 3º del art. 19 Nº 24
CPR.).

Este principio otorga al emprendedor seguridad jurídica a la actividad económica


que inicia, de manera que no podrá ser privado de aquello mientras actúe conforme a
las normas que regulan dicha actividad, salvo excepciones calificadas. Esto porque
la Constitución entrega al derecho de propiedad una importancia tal que, sobre este
descansa la iniciativa privada en materia económica, ya que en virtud aquel, es que
los particulares pueden desarrollar actividades económicas.

4. Libertad económica y libertad de la empresa, de su organización y dirección.

Nuestra Constitución reconoce a la libertad económica (art. 19 Nº 21 CPR.) como


una expresión de la libertad individual, por lo mismo, intenta que la intervención del
Estado en esta materia sea la menor posible, con el fin de que éste no limite la
iniciativa individual, evitando un Estado todopoderoso en lo económico y en lo social.
Para ello, la propia Constitución se preocupó de fortalecer el derecho de propiedad y
reconocerlo como un derecho que asegure la iniciativa individual a través de la
empresa privada como el principal motor de la economía, relegando la actividad del
Estado a un papel secundario dentro del desarrollo económico del país. Papel, que
sin perjuicio de ser secundario, es de gran relevancia puesto que es deber del
Estado orientar y planificar la economía mediante políticas que aseguren la libre
competencia, esto a través de un control necesario para velar por el buen
funcionamiento económico. Esto idea se ve reforzada con distintas normas
limitativas, las cuales restringen las actividades económicas por parte del Estado y
de sus organizaciones, siendo estas actividades del Estado empresario una
excepción.

La Constitución en el art. 19 Nº 21 CPR. reconoce el derecho a la libertad de la


empresa con e fin de resguardar la libre actividad económica que recae en los
particulares. También se refiere a este principio en el art. 19 Nº 16 CPR. en lo relativo
a las empresas como entidades propiamente tales, distintas de sus propietarios,
reconociendo así distintos elementos esenciales de una economía de libre mercado,
representado principalmente por el derecho fundamental a desarrollar cualquier
actividad económica, siendo la empresa la manera de ejercer aquel derecho.

La propia Constitución es la que establece las limitaciones a la libertad de


empresa, siendo estas el no ser contrarias a la moral, al orden público o a la
seguridad nacional, debiendo respetar las normas legales que regulen la actividad
económica respectico. De esta forma, el legislados no puede restringir la libertad de
empresa de manera arbitraria, sólo puede regular la actividad económica, ““mas no
entrabar o menoscabar su ejercicio en términos que contravenga la garantía general
del artículo 19, Nº 26.º de la Constitución””3.

El principio de la libertad de empresa incluye el de la libertad de su organización y


dirección. El primero se puede entender como la potestad para organizar el proceso

3 Ibid, p. 19
productivo, sin perjuicio que la ley pueda restringir esta libertad en ciertos casos
como, por ejemplo, en el caso de la venta de alcohol y cigarros a una determinada
distancia de establecimientos de educación. El segundo se refiere a la facultad de
tomar decisiones y competir en un mercado libre, incluyendo libertad de producción,
inversión y de fijar una política o estrategia comercial.

IV. Mecanismos jurídicos de protección frente a la actividad reguladora del Estado


en la economía.

Junto con los principios anteriormente destacados podemos mencionar ciertos


mecanismos de control que contempla nuestra carta fundamental de la actividad
reguladora. Así, nuestro ordenamiento jurídico contiene una serie de mecanismos de
control de legalidad del actuar de los órganos reguladores frente a eventuales
abusos ya sea por parte de competidores, terceros o de la propia autoridad
reguladora.

De esta manera, encontramos una serie de acciones de protección de


inversiones. Particularmente en el ámbito constitucional que nos atañe en este
ensayo encontramos al recurso de protección de garantías constitucionales del art.
20 CPR., el recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad del art. 93 CPR., el
recurso de amparo económico en relación a infracciones en que se incurran respecto
al art. 19 Nº 21 CPR., nulidad de derecho público en virtud del art. 7 CPR. y la acción
declarativa de mera certeza.

Esta serie de mecanismos refuerzan el hecho de que la Constitución busca


resguardar un modelo económico de libre mercado y los principios sobre los cuales
este descansa, entregando para ello, una serie de herramientas a los particulares
para que puedan proteger sus intereses frente a posibles abusos por terceros o
incluso el Estado.

V. Conclusión.
En base a lo expuesto, podemos entender que nuestra actual carta fundamental
está diseñada en base a una organización económica que privilegia la libertad e
iniciativa privada, garantizando un régimen jurídico de protección a la propiedad
como instrumento principal para el desarrollo económico, demostrando así una
conexión entre la constitución y la economía de libre social de mercado.

De esta manera, los principios a los cuales hicimos referencian adquieren una
gran relevancia dentro del modelo económico resguardado por la Constitución,
otorgando gran poder a los privados para el desarrollo de actividades económicas,
restringiendo la capacidad del Estado de desarrollarlas, quedando éste relegado en
aquella función. Por tanto, no existe un equilibrio entre los sujetos privados y el
Estado en el desarrollo de la actividad mercantil, desequilibrio que es consecuencia
del poder subsidiario que entrega la Constitución al Estado. Así, nuestro
ordenamiento jurídico contempla mas bien una declaración de principios a favor de
un orden económico liberal, impulsado por los agentes privados, con ciertas
excepciones que no alcanzan a contrarrestar dicho poder.

En este contexto se genera una consecuencia negativa en el ámbito económico.


Dado que la Constitución impulsa una economía de libre mercado, dotándola de una
fuerte protección en base a derechos y libertades económicas de los privados, en
donde el poder regulatorio del Estado queda disminuido, se ha generado una
excesiva privatización de los sectores de la economía, inclusive de los servicios
públicos, lo que ha llevado a que existan conductas atentatorias a estos derechos y
libertades de los particulares, en donde el Estado ha podido intervenir de manera
poco efectiva por el poder tan restringido que le entrega la Constitución en el papel
de la regulación económica.

La manera en que hemos abordado el tema analizado nos lleva a cuestionarnos


sobre la eficiencia y eficacia de la función del Estado dentro de la regulación
económica, siendo esta función neutral y abstencionista que no es suficiente para
hacer frente a los problemas que el modelo económico que consagra la Constitución
genera. De esta forma, parece necesario replantear el papel que debe jugar el
Estado en la regulación económica, sobre todo en las actividades del servicios
públicos, en donde la relevancia social de estos, se encuentra inmersa en mercados
imperfectos que dificultan una autorregulación del mercado.

BIBLIOGRAFÍA.

1. CONSTITUCIÓN Política de la República de Chile. Santiago, Chile, 1980 [en línea:


http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=242302; Consulta: 26 de octubre de 2018.]

2. MONTT, Luis. Orden público económico y economía social de mercado: elementos


para una formulación constitucional. Materiales de trabajo, Facultad de Derecho,
Universidad de Chile.

3. RIBERA Neumann, Teodoro y VIGUERA Figueroa, Hernán. Reflexiones en Torno a


la Libertad de Empresa en la Constitución de 1980.

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