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¿Qué es la Neuropsicología?

La neuropsicología es el estudio de las funciones mentales superiores (memoria,


lenguaje, reconocimientos, movimientos sobreaprendidos, etc.) y de sus
relaciones con el cerebro. Históricamente ha sido una disciplina clínica y
experimental a la vez. Se desarrolló durante la segunda mitad del siglo XIX, con
investigadores como Paul Broca, Hughlings Jackson, Jean Martín Charcot y otros.

En su aspecto clínico, la neuropsicología intenta comprender la expresión del


comportamiento individual como expresión de una disfunción cerebral subyacente.
Se trata de pacientes que han sufrido lesiones cerebrales focales por accidente
vascular, traumatismo, tumor, etc., y también pacientes que padecen lesiones más
difusas como trastornos degenerativos (enfermedad de Alzheimer).
Su rápida evolución en los últimos años entre clínicos de varios sectores de la
salud (psiquiatría, neurología, psicología, fonoaudiología, terapia ocupacional) da
idea de la creciente sensibilidad profesional hacia los problemas prácticos de la
identificación, evaluación, cuidado y tratamiento de los pacientes con daños
cerebrales.

El diagnóstico neuropsicológico de un trastorno tarda en establecerse. Para ello se


utilizan diferentes pruebas que evalúan aspectos particulares del funcionamiento
cerebral. En general la evaluación sigue un proceso desde lo más global a lo más
específico y de las tareas menos a las más demandantes.

Cada función mental puede estar perturbada: el lenguaje en la afasia, los procesos
de reconocimiento en las diversas agnosias, la memoria en la amnesia, los gestos
elaborados en la apraxia, los trastornos del razonamiento y de las funciones
ejecutivas en el síndrome frontal, etc.

Uno puede pensar en distintas finalidades cuando un paciente es derivado para


una evaluación neuropsicológica: diagnóstico, cuidado del paciente, tratamiento e
investigación.

Diagnóstico: la evaluación neuropsicológica puede ser útil en la diferenciación


entre síntomas psiquiátricos y neurológicos, en identificar un posible trastorno
neurológico en un paciente no psiquiátrico, en distinguir entre diferentes
condiciones neurológicas, y en proveer datos conductuales acerca de la
localización de la lesión cerebral. Aunque en general el diagnóstico certero se
logra por medio del examen neurológico, los tests de laboratorio y las imágenes
cerebrales (tomografía axial computada, resonancia nuclear magnética), todavía
hay patologías en las cuales todos estos medios no alcanzan para un correcto
diagnóstico. La enfermedad de Alzheimer y otros procesos demenciantes, las
encefalopatías tóxicas, el trauma craneoencefálico leve son sólo algunos
ejemplos. Es aquí donde los hallazgos neuropsicológicos se tornan cruciales en el
diagnóstico.
La evaluación neuropsicológica también puede auxiliar en la estadificación de la
patología, la objetivación del cambio a través de la evolución natural o
modificada por tratamiento farmacológico u otros, el pronóstico, etc.
El rastreo o “screening” es otro aspecto del diagnóstico. Identifica en grandes
poblaciones sujetos con mayor riesgo de determinada patología o que requieran
estudios diagnósticos más extensos.

Cuidado del paciente y planificación: muchos pacientes son derivados para una
evaluación neuropsicológica con la finalidad de recibir información acerca de su
estado cognitivo y características de personalidad, generalmente relacionadas con
la adaptación a su déficit. El neuropsicólogo tiene la responsabilidad de describir el
paciente a sus cuidadores para que ellos comprendan su nuevo comportamiento y
puedan cuidar mejor del él.
La planificación racional de las actividades generalmente dependen de la buena
comprensión de las capacidades y limitaciones del paciente.
En muchos casos la evaluación neuropsicológica puede aclarar interrogantes
acerca de la capacidad del paciente para cuidarse por sí mismo, la confiabilidad
en la autoadministración de medicación, la habilidad no sólo para conducir un
automóvil sino también para manejar las contingencias del tránsito, o la
apreciación del dinero y de distintas situaciones financieras.

Rehabilitación y evaluación del tratamiento: la evaluación neuropsicológica es


una de las bases fundamentales en las que se basa el tratamiento (rehabilitación y
programas de reentrenamiento) apropiado de las disfunciones cerebrales de
causa orgánica. Estos tratamientos requieren de una constante puesta al día del
estado neuropsicológico actual del paciente para adaptar los programas y
objetivos a las capacidades y necesidades cambiantes.
Los datos neuropsicológicos también proveen información respecto de los efectos
del tratamiento farmacológico sobre la cognición un paciente. En estos casos son
valiosos los re testeos repetidos a lo largo del tiempo.
Las re evaluaciones también proveen información confiable respecto de los
cambios en la evolución de una enfermedad (en qué sentido se producen dichos
cambios, con qué velocidad de progresión, etc.).
Las evaluaciones pre y posquirúgicas son de incalculable valor para determinar la
eficacia de un procedimiento quirúrgico en cuanto a estado cognitivo.

Investigación: la evaluación neuropsicológica continúa siendo utilizada en el


estudio de la organización de la actividad cerebral y su transducción en
comportamiento, en investigaciones de trastornos cerebrales específicos, etc.
Las técnicas utilizadas en las investigaciones a menudo involucran su desarrollo y
estandarización.
La investigación en neuropsicología ha tenido una influencia directa en la práctica
clínica.

Generalmente los estudios cognitivos sirven a más de un propósito. Aunque la


evaluación en primera instancia pudo haber sido necesario para despejar dudas
diagnósticas o de otro tipo, el neuropsicólogo puede asimismo revelar otros
problemas que quizás hallan pasados inadvertidos al profesional derivador.

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