Professional Documents
Culture Documents
Hay muchos casos que se pueden señalar en nuestra práctica cotidiana, por
ejemplo: mencionar el caso de una persona que es sometida a la acción de la justicia
penal y le incautan un vehículo de motor como objeto del delito, y ese objeto del
delito es el vehículo de motor, pero quien tiene la custodia del vehículo es el sistema
de justicia.
El sistema de justicia tiene que tratar de que ese vehículo al momento que sea
devuelto por cualquier razón, esté en las mismas condiciones en que entró. Pero eso
no ocurre. Yo me he encontrado casos en los cuales la persona va a buscar el
vehículo y se encuentra con el chasis nada más. Pero eso no puede quedarse en el
aire, tiene que haber un sistema de consecuencias, de responsabilidad que no
solamente indemnice a la persona, sino que cree un patrón de conducta, de respeto
a la función misma que estamos ejerciendo.
AG: Este encierra un concepto bastante engorroso, tiene diferentes acepciones, pero
cuando hablamos de un “error judicial”, utilizando palabras del magistrado Francisco
Ortega Polanco en el “Diccionario de bolsillo”, no podemos pensar en algo casual, es
decir, no podemos decir que es algo involuntario, tiene que tratarse de un error
grosero, de un error que vaya más allá de lo cotidiano.
Me gusta explicarlo con ejemplos porque es la manera más fácil de entender, hay
un caso español que a mí me llamó mucho a la atención: un juez que computó un
plazo como día hábil en un recurso ante su tribunal y se trataba de un día que
universalmente no es laborable, como es el primero de mayo. Es como decir que en
República Dominicana un juez compute como hábil el día 27 de febrero, eso es un
error grave. Podrías confundirte quizás con una fecha no muy alegórica, pero una
fecha como esta, universal… En esos casos naturalmente tú debes retener un error
garrafal, un error grave que le está ocasionando un daño en este caso a un
particular, que le está cerrando la brecha a entrar al sistema de justicia a impetrar
derecho.
Creo que el concepto hay que evaluarlo bastante, incluso en la última sentencia en
la que se condena el Estado por la responsabilidad patrimonial hay una pequeña
confusión entre prisión injusta y error judicial, que no son las mismas cosas y que
de hecho llevan regímenes distintos. Cuando tú hablas del error judicial
necesariamente tienes que esperar que la sentencia en la cual se ha verificado el
error adquiera la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada, que va a ser
justamente la prueba para establecer que hubo un error judicial.
AG: En principio podríamos decir que sí, porque todavía la jurisdicción que la Ley
núm. 13-07 establece es el TSA. Sin embargo, hay que indicar cuando se trata de
la responsabilidad patrimonial en contra de los municipios y de las alcaldías. Al
principio decía que no sólo los poderes del Estado tienen un nivel de responsabilidad,
debido a que también lo tienen estas entidades autonómicas. La ley específica que
en el caso de los municipios la competencia será de las cámaras civiles en
atribuciones contencioso-administrativas municipales.
Los tribunales contenciosos de primera instancia, que tampoco se han creado, son
sumamente importantes, no solo lo digo porque el ciudadano podrá acceder
directamente sino también porque la Administración de Justicia marcharía más
rápido; porque también es un tema de respuesta y nosotros tradicionalmente, a
nivel del derecho privado, hemos tenido la cultura de tener una justicia tardía.
Repitiendo lo que han dicho algunos pensadores, eso sencillamente no es justicia, y
sobre todo cuando hablamos frente a la administración, que se supone que debe
haber una respuesta inmediata.
AG: Sí, es una pequeña espinita dentro del tema. Siempre se ha dicho ─y de hecho,
no solo la Constitución, sino la misma Ley núm. 137-11 del Tribunal Constitucional
describe y establece que es un órgano totalmente “apoder”─ que no podemos
encasillarlo en ninguno de los tres poderes del Estado, pero sigue siendo un ente
estatal y por lo tanto, podrá interactuar en algún momento con los administrados y
puede comprometer su responsabilidad patrimonial válidamente. En España ─que
es el símil que tenemos más cercano al nuestro─ ya tenemos varias decisiones en
las que se ha condenado al Tribunal Constitucional principalmente por dilació n
innecesaria.
Eso supone que en nuestro país en algún momento llegaremos allí, porque tenemos
un tribunal constitucional muy activo, que ya la gente se está empoderando de los
temas y en algún momento llegará a recargarse de trabajos y vendrá el tema de los
retrasos en los procesos y de las dilaciones fuera del plazo que dice la ley.
Por lo tanto, pudiera avistarse ya desde lejos una posible responsabilidad en este
sentido. Pero el problema mayor sería determinar a cargo de quien quedaría
establecer la responsabilidad porque estamos hablando de un órgano ‒como
dijimos‒ “apoder”. En España por consenso ha quedado a cargo del Consejo de
Ministros porque es el órgano superior estatal más alto que tiene, en República
Dominicana tenemos algo parecido. Así que habría que esperar para ver por cuál de
las tesis se descanta la jurisprudencia dominicana. Lo importante es establecer que
el Tribunal Constitucional, los jueces, los empleados no están exentos de esta
responsabilidad porque el mismo artículo 57 de la Ley núm. 107-13, no hace ningún
tipo de exclusión, todos los entes públicos están sometidos al mismo régimen de
responsabilidad patrimonial, lo que incluye también al Tribunal Constitucional.
AG: Nosotros hasta ahora, como decía hace un rato, tenemo s unos cuatro
precedentes a nivel de la jurisprudencia en primera instancia. El primero nació en
Santiago y al parecer no fue muy comentado porque se trató de un hábeas corpus:
una persona que estaba sufriendo prisión de manera ilegal y precisamente un
defensor público canalizó una acción de hábeas corpus, lo pusieron en libertad y
solicitó la indemnización.
Luego hubo otros casos, uno aquí en el Distrito Nacional en el Primer Tribunal
Colegiado en el cual se condenó al Estado a pagar 446 días de salario base de un
juez de primera instancia por prisión injusta; el de Monte Plata, que el Tribunal
Colegiado también produjo una sentencia en iguales términos; y el último, que desde
mi punto de vista fue el que por lo menos se llevó ante la jurisdicción materialment e,
el del Tribunal Superior Administrativo. Digo esto porque también entra un tema de
desconocimiento de la propia jurisdicción, porque ciertamente el Código Procesal
Penal le permite y le abre la puerta en el principio 28 ─de la indemnización─ en caso
de prisión injusta, aunque esto no es de la competencia del tribunal represivo porque
inmediatamente entró en vigencia la Ley núm. 13-07, se establece que quien es
competente para conocer la demanda en responsabilidad patrimonial del Estado es
el TSA o las cámaras civiles en el caso de los municipios, si aplicamos el principio de
la “ley posterior” vemos que lo establecido en el Código Procesal Penal habilitando
los tribunales represivos deja de existir.
Pero también hay una razón más, tanto en España como en nuestro país, yo no
puedo establecer el concepto de prisión injusta sino hasta que la sentencia es
irrevocable. He sostenido que la sentencia en primer grado y acogió la indemnizació n
por responsabilidad patrimonial puede ser revocada a nivel de la Cort e, y por lo
tanto la revocación de la prisión injusta fundamentada en la indemnización se iría
de cuajo también. Por eso es importante que lo conozca el tribunal designado para
esos fines y además el tribunal especialista, porque por más que aquí queramos
ajustarlos y nos apliquemos aquella frase ya en desuso de que “el juez es perito de
peritos”, lo cierto es que cuando un juez está habituado a conocer la materia penal
no tiene necesariamente el mismo conocimiento de un área tan poco manejada en
nuestro sistema como es el derecho administrativo.
Así que los principios básicos que la misma ley prevé son los que se deben aplicar y
no los del derecho represivo, como se ha hecho, porque cuando la Ley núm. 13-07
remite la competencia a las cámaras civiles, en relación a los municipios, ha dicho:
“la competencia es de las cámaras civiles, pero ajustadas a los principios del derecho
administrativo”, precisamente porque las reglas del juego son distintas.
Y en eso hay que llamar bien la atención. Yo lo digo cada vez que tengo la
oportunidad en la propia Escuela Nacional de la Judicatura, de hecho escribí un
artículo que va a salir ahora en Gaceta Judicial sobre el referimiento administrativo,
porque naturalmente hay una falta de formación académica a nivel administrativa
en nuestros jueces. Eso es una realidad y naturalmente cuando uno no conoce el
área puede cometer errores que eventualmente podrían comprometer la
responsabilidad del funcionario.
AG: Ese es un tema de discusión aún muy latente. Yo escribí un artículo hace seis
meses en Gaceta Judicialque justamente iba orientado hacia ese tema, antes de que
el Tribunal dictara la decisión yo venía aplicando el criterio de que la ley no es
inconstitucional. Los abogados lo habían propuesto varias veces en la Cámara,
diciendo que eso crea privilegios, que es injusto porque no pueden cobrar sus
acreencias, pero resulta que la ley no tiene ningún ribete de inconstitucionalidad
como lo ha dicho recientemente el Tribunal Constitucional, sino que crea un sistema
distinto para el cobro del crédito y eso es razonable. Eso es saludable po rque en
nuestro país lamentablemente hay una cantidad de acreedores indiscriminados que
embargan al Estado, pero cuando embargan retienen fondos que no pertenecen a
un particular sino a la colectividad.
Por ejemplo, si yo te notifico la sentencia diciéndote que ejecutes la decisión tal cual
como dice la Ley de Fondos Públicos ‒que te ha dado un mecanismo y te ha dado
plazos para tu hacerlo‒ y coloques la obligación en el presupuesto de la nación y tú
no lo haces, entonces yo puedo acudir al artículo 28.2 de la Ley núm. 107-13,
referente al silencio administrativo, que establece que el funcionario deberá dar
respuestas en los plazos establecidos. Si el funcionario no cumple con el mandato
de la sentencia estará cometiendo una omisión de la ley y por lo tanto,
comprometiendo su responsabilidad patrimonial. Es decir, yo tengo ahora un
mecanismo para actuar en contra de ese funcionario porque la Ley núm. 107-13
establece en el artículo 57 que no solamente por una acción sino también por una
omisión tu comprometes tu responsabilidad patrimonial, y cuando yo omito hacer lo
que la Ley de Fondos Públicos me dice que haga, evidentemente estoy cometiendo
una acción totalmente antijurídica y en contra del administrado.
AG: Yo estoy muy ilusionado, muy esperanzado con la Ley núm. 107-13 porque por
lo menos en la parte que corresponde a mi área, que es la Administración de Justicia,
he sentido un revuelo interesante y he estado trabajando en talleres con los
diferentes departamentos y con las áreas administrativas del Poder Judicial, una
inquietud que por cierto nació de la Dirección de Carrera del Poder Judicial, lo cual
dice mucho por allí. Eso me tranquiliza porque mi preocupación por lo que dice la
Ley núm. 107-13, significa que yo quiero cambiar o quiero hacer las cosas distintas
para no incurrir en el nivel de responsabilidad.
Entrevista realizada por Ramón Jorge al magistrado Argenis García del Rosario,
juez presidente de la Cámara Civil y Comercial del Distrito Judicial de La
Romana.