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Vacunación e inmunización

Situación general

Desde la Cumbre del Milenio celebrada en 2000, la inmunización ha pasado a ocupar un


lugar central como una de las fuerzas que impulsan las actividades encaminadas a alcanzar
los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), en particular el objetivo de reducir la
mortalidad entre los niños menores de cinco años (ODM 4).

Hoy en día se está llegando con la inmunización a más niños que en ningún otro momento
de la historia: más de 100 millones de niños al año en el periodo 2005-2007. Además, los
beneficios de la inmunización se están extendiendo cada vez más a los adolescentes y los
adultos, protegiéndolos contra enfermedades que ponen en peligro la vida como la gripe, la
meningitis y ciertos cánceres que aparecen en la edad adulta. En los países en desarrollo se
dispone de más vacunas y se están salvando más vidas. Por primera vez en la historia
documentada, el número de niños que mueren cada año ha caído por debajo de los 10
millones, lo que se ha debido a la mejora del acceso al agua potable y al saneamiento, la
mayor cobertura de inmunización y la prestación integrada de intervenciones sanitarias
básicas.

Se han obtenido más vacunas y otras ya están en las últimas fases de los ensayos clínicos,
lo que hace del presente decenio el más productivo de la historia del desarrollo de vacunas.
Se dispone de más fondos para la inmunización gracias a mecanismos de financiación
innovadores. Y se están aprovechando mejor la creatividad, los conocimientos y la
experiencia técnica gracias al establecimiento de alianzas entre los sectores público y
privado forjadas para contribuir al logro de los objetivos mundiales relacionados con la
inmunización.

Sin embargo, en 2007, a pesar de los extraordinarios progresos realizados en la cobertura de


la inmunización durante el último decenio, 24 millones de niños, casi el 20% de los que
nacen cada año, quedaron sin recibir todas las inmunizaciones sistemáticas previstas
durante el primer año de vida. Llegar a esos niños vulnerables, que suelen vivir en zonas
rurales remotas y mal atendidas, entornos urbanos pobres, estados frágiles y regiones
afectadas por los conflictos, es indispensable para alcanzar los ODM de manera equitativa.

Para responder a esta situación, se ha puesto en marcha un gran esfuerzo mundial


encaminado a garantizar la inmunización de esos niños a los que es difícil llegar, en su
mayoría en África y Asia. Al mismo tiempo, se han lanzado nuevas iniciativas que
pretenden acelerar tanto el desarrollo como el despliegue de nuevas vacunas para salvar
vidas.

Es mucho lo que hay en juego. La OMS ha estimado que si todas las vacunas de que
disponemos hoy en día contra las enfermedades de la infancia se adoptaran de forma
generalizada, y si los países pudiesen incrementar la cobertura vacunal hasta un promedio
mundial del 90%, de aquí a 2015 podrían prevenirse dos millones de muertes más al año
entre niños menores de cinco años. Esto tendría una repercusión importantísima en el
progreso hacia el objetivo mundial de reducir la mortalidad infantil en dos tercios entre
1990 y 2015 (ODM 4). También serviría para reducir en gran medida la carga de
morbilidad y discapacidad debidas a enfermedades prevenibles mediante vacunas, y
contribuiría a mejorar la salud y el bienestar de los niños, además de reducir los costos de
hospitalización.

Pero incluso cuando se hayan alcanzado las metas mundiales, el éxito se medirá respecto de
un factor más: la sostenibilidad de los logros. Se están sentando sólidos cimientos, como el
fortalecimiento de los sistemas de salud y los programas de inmunización, nuevas alianzas
entre los sectores público y privado para la obtención de vacunas y para las actividades de
inmunización, nuevos mecanismos mundiales de financiación a largo plazo, estrategias de
administración innovadoras y sostenibles, y mejores estrategias de promoción y
comunicación, encaminados a velar por que los avances a largo plazo no se sacrifiquen en
aras de resultados a corto plazo.

Además, se necesitarán inversiones ininterrumpidas que permitan impulsar la investigación


y el desarrollo de vacunas que se necesitan con urgencia contra enfermedades como el
paludismo, la tuberculosis y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), que en
conjunto provocan más de 4 millones de muertes al año y una elevada carga de morbilidad,
principalmente en los países en desarrollo.

La presente edición de Vacunas e inmunización: situación mundial se centra en los grandes


adelantos realizados en materia de vacunas e inmunización desde 2000. En la parte 1
(capítulos 1 a 5) se examinan las repercusiones de la inmunización en las actividades
encaminadas a alcanzar los ODM, especialmente el objetivo de reducir la mortalidad entre
los menores de cinco años. Se analizan el desarrollo y el uso de vacunas y las medidas que
se han puesto en pie para velar por su inocuidad, su eficacia y su calidad. Se exponen los
progresos realizados y las dificultades para alcanzar los objetivos mundiales relacionados
con la inmunización, y se analizan el costo de aumentar la cobertura de inmunización para
alcanzar esos objetivos y los esfuerzos por asegurar que los logros sean sostenibles a largo
plazo. Por último, se examina cuáles serán los cambios más probables en el campo de la
inmunización después de 2015.
Reacciones local:

Tenemos dos procesos:

1. Procesos inflamatorios: La inflamación es un proceso tisular constituido por una


serie de fenómenos moleculares, celulares y vasculares de finalidad defensiva frente
a agresiones físicas, químicas o biológicas. Los aspectos básicos que se destacan en
el proceso inflamatorio son en primer lugar, la focalización de la respuesta, que
tiende a circunscribir la zona de lucha contra el agente agresor. En segundo lugar, la
respuesta inflamatoria es inmediata, de urgencia y por tanto, preponderantemente
inespecífica, aunque puede favorecer el desarrollo posterior de una respuesta
específica. En tercer lugar, el foco inflamatorio atrae a las células inmunes de los
tejidos cercanos. Las alteraciones vasculares van a permitir, además, la llegada
desde la sangre de moléculas inmunes (2, 7, 9).
2.
Clásicamente la inflamación se ha considerado integrada por los cuatros signos de
Celso: Calor, Rubor, Tumor y Dolor. Como veremos posteriormente, el calor y
rubor se deben a las alteraciones vasculares que determinan una acumulación
sanguínea en el foco. El tumor se produce por el edema y acúmulo de células
inmunes, mientras que el dolor es producido por la actuación de determinados
mediadores sobre las terminaciones nerviosas del dolor.

3. Procesos inmunológicos: El sistema inmunológico es la defensa natural del cuerpo


contra las infecciones. Por medio de una serie de pasos, su cuerpo combate y
destruye organismos infecciosos invasores antes de que causen daño. Cuando su
sistema inmunológico está funcionando adecuadamente, le protege de infecciones
que le causan enfermedad.

Los científicos han empezado a comprender el sistema inmunológico. Han podido


entender el proceso en detalle. Los investigadores están generando más información
sobre su funcionamiento y qué pasa cuando no anda bien.
MANTENIMIENTO DE LAS VACUNAS:

Para lograr el mejor efecto inmunizante y protector de las vacunas y minimizar sus posibles
reacciones adversas, las vacunas deben conservarse en frío (2-8°C) y evitando la luz.

La cadena de frío
Es un sistema organizado de transporte, almacenamiento y distribución de vacunas en las
condiciones térmicas recomendadas, de modo que se garantice el mantenimiento de la
potencia inmunizante desde su fabricación hasta su administración. Debe ser mantenida,
pues de ella dependen la efectividad y la seguridad de la vacunación.

La sensibilidad de las diferentes vacunas al calor es variada.

 Las vacunas de gérmenes vivos (triple vírica y varicela) son, en general, poco
resistentes al calor. Por ello, conviene situarlas en los estantes más fríos del
frigorífico (si los hubiera).

 Las vacunas inactivadas (difteria-tétanos-tos ferina acelular, polio inactivada,


hepatitis B, hepatitis A, Haemophilus influenzae tipo b, meningococo C,
neumococo, papilomavirus y gripe) son más resistentes al calor. Hay que colocarlas
en los estantes menos fríos del frigorífico. Pierden poder inmunizante por
congelación, y por este motivo deben ser rechazadas.

Normas generales de conservación de vacunas


Guardar las vacunas de modo que permitan la circulación del aire, dejando espacio entre las
cajas y evitando que éstas toquen las paredes interiores del refrigerador. Se recomienda que
las bandejas donde reposan las vacunas sean de malla metálica o con perforaciones en su
base, para evitar la acumulación de humedad en las bandejas.

La nevera debe descongelarse siempre que la capa de hielo acumulada en el congelador


supere los 5 mm de grosor. Una excesiva acumulación de hielo disminuye la capacidad
refrigerante del aparato

No colocar vacunas en la puerta del refrigerador. En este lugar, la temperatura es muy


inestable.

No abrir y cerrar el frigorífico muchas veces a lo largo de la jornada, ni dejar mucho tiempo
abierta la puerta. Comprobar que ésta quede bien cerrada.
Transporte de vacunas
Para transportes de corta duración de pequeñas cantidades de vacunas, como por ejemplo
entre el almacén principal y los puntos de vacunación o entre distintos puntos de
vacunación (domicilios, consultorios locales...), se debe usar un contenedor aislante –
nevera rígida tipo «camping»– provisto de acumuladores de frío, que deben dejarse a
temperatura ambiente durante 15-20 minutos, hasta que aparezcan gotitas de condensación
en su superficie.

Los acumuladores de frío no deben entrar en contacto con el embalaje de las vacunas, ya
que éstas podrían congelarse; pueden separarse con una placa de poliestireno, cartón grueso
rugoso o papeles arrugados.

Fotosensibilidad de las vacunas


Las vacunas son sensibles a la luz, por lo que deben almacenarse a oscuras y no dejarlos
expuestos a la luz.

Las más fotosensibles son: sarampión, varicela y BCG (tuberculosis).

Otras vacunas que deben preservarse de la luz son la VPI (antipoliomielítica inactiva
trivalente), SRP (triple viral: sarampión, rubéola, paperas), Hib (Haemophilus influenzae
tipo b), VHA (hepatitis A), gripe, neumococo y meningococo C.

Las vacunas que no son fotosensibles son: DTPa (difteria, tétanos, tos ferina) y VHB
(hepatitis B).

EFICACIA DE LAS VACUNAS:

Eficacia quiere decir la medida cuantitiva de la capacidad biológica de una vacuna a


proteger el hospedero humano en condiciones ideales

Las vacunas se evalúan de dos maneras: Evaluación de la eficacia y de efectividad. La


eficacia se evalúa en forma experimental , en el laboratorio, y una vez la vacuna halla
superado la evaluación de la eficacia se evalúa la efectividad (la vacuna se aplica en
condiciones reales). La evaluación de la efectividad se lleva a cabo realizando estudios en
una sociedad aleatoria y con condiciones reales. Los resultados primeros deben de ser
mejores que los segundos, porque el programa no se aplica correctamente o porque algunos
individuos rechazan la vacuna ofrecida.

Esta representa la reducción porcentual en la frecuencia de infecciones entre las personas


vacunadas en comparación con la frecuencia entre los que no fueron vacunados,
suponiendo que la vacuna es la causa de esta reducción. Estos estudios se llevan a cabo en
ámbitos comunitarios y los investigadores no tienen control sobre aquellos que deciden
vacunarse o no.

SEGURIDAD DE LAS VACUNAS:

as vacunas son seguras y eficaces. Dado que las vacunas se administran a millones de
personas saludables, incluidos niños, para prevenir enfermedades graves, están sujetas a
estándares de seguridad muy altos.

En esta sección, aprenderá más sobre la seguridad de las vacunas, y obtendrá respuestas a
las preguntas comunes sobre los efectos secundarios de las vacunas.

¿Cómo se evalúan las vacunas para su seguridad?


Las vacunas recomendadas y con licencia pasan por años de pruebas de seguridad, que
incluyen:

 Prueba y evaluación de la vacuna antes de obtener la licencia de la Administración de


Alimentos y Medicamentos (FDA, siglas en inglés) y recomendada para su uso por los
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, siglas en inglés)
 Control de la seguridad de la vacuna después de ser recomendada para bebés, niños o
adultos

Las vacunas se evalúan antes de ser recomendadas para su uso


Antes de que una vacuna se recomiende, se evalúa en laboratorios. Este proceso puede
tardar muchos años. La FDA utiliza la información de las pruebas para decidir si probar o
no la vacuna en las personas.

Durante un ensayo clínico, la vacuna se evalúa en personas voluntarias a vacunarse. Los


ensayos clínicos comienzan con 20 a 100 voluntarios, pero, con el tiempo, incluyen a miles
de voluntarios. Estas pruebas tardan varios años y responden a preguntas importantes
como:

 ¿Es segura la vacuna?


 ¿Qué dosis (cantidad) funciona mejor?
 ¿Cómo reacciona el sistema inmunitario a ella?
Durante el proceso, la FDA trabaja de cerca con la compañía productora de la vacuna para
evaluar su seguridad y eficacia. Todas las preocupaciones sobre su seguridad deben
abordarse antes de que la FDA autorice una vacuna.
Cada lote de vacunas se evalúa en cuanto a su calidad y seguridad.
Una vez que se aprueba la vacuna, continúa siendo evaluada. La compañía que fabrica la
vacuna evalúa los lotes para garantizar que la vacuna sea:

 Potente (funcione como debe)


 Pura (se hayan eliminado ciertos ingredientes utilizados durante la producción)
 Estéril (no contenga gérmenes externos)
La FDA revisa los resultados de estas pruebas e inspecciona las fábricas donde se elabora la
vacuna. De esta manera, se garantiza que las vacunas cumplan con los estándares de calidad
y seguridad.

INMUNIZACION PASIVA:

En la actualidad, los pacientes se pueden tratar con anticuerpos cuando están enfermos de
difteria o tienen una infección por citomegalovirus. Como medida preventiva, también se
puede emplear un tratamiento con anticuerpos después de la exposición a un patógeno, para
así tratar de impedir el desarrollo de la enfermedad (como en el caso del virus sincitial
respiratorio [RSV, por sus siglas en inglés], sarampión, tétanos, hepatitis A, hepatitis B,
rabia o varicela). El tratamiento con anticuerpos no se puede usar para casos de rutina de
estas enfermedades, pero podría ser benéfico para personas con alto riesgo, como las que
tienen deficiencias del sistema inmunológico.

Ventajas y desventajas de la inmunización pasiva:

Normalmente, las vacunas necesitan tiempo (semanas o meses) para producir inmunidad en
una persona, y podrían requerir varias dosis sobre cierto periodo de tiempo para que se
obtenga la protección máxima. Sin embargo, la inmunización pasiva tiene la ventaja de
actuar rápido porque produce una respuesta inmunológica en cuestión de horas, o días, es
decir, actúa más rápido que una vacuna. Además, la inmunización pasiva puede actuar de
forma efectiva en un sistema inmunológico deficiente, lo cual ayuda especialmente a
alguien que no responde a la inmunización.

Sin embargo, los anticuerpos tienen ciertas desventajas. En primer lugar, puede ser difícil y
costoso producir anticuerpos; aunque las nuevas técnicas pueden ayudar a producir
anticuerpos en el laboratorio. En la mayoría de los casos, los anticuerpos para las
enfermedades infecciosas deben recolectarse de la sangre de cientos o miles de donadores
humanos; o bien, deben obtenerse de la sangre de animales inmunes (como los anticuerpos
que neutralizan venenos de víbora). En el caso de los anticuerpos recolectados de animales,
el receptor podría generar reacciones alérgicas graves. Otra desventaja es que muchos
tratamientos con anticuerpos deben aplicarse mediante inyecciones intravenosas, lo cual es
un procedimiento que necesita más tiempo, y podría ser más complicado que la inyección
de una vacuna. Por último, la inmunidad que confiere la inmunización pasiva es a corto
plazo, y no conduce a la formación de células inmunes con memoria duradera.

En ciertos casos, pueden conjuntarse la inmunidad pasiva y la activa, por ejemplo, a una
persona mordida por un animal rabioso podría recibir anticuerpos de la rabia (inmunización
pasiva para crear una respuesta inmediata) y la vacuna contra la rabia (inmunidad activa
para obtener una respuesta duradera a este virus de reproducción lenta).

INMUNOTERAPIA INESPECÍFICA:

En pacientes expuestos a alergenos “no evitables” y con relevancia en la aparición de sus


síntomas alérgicos (habitualmente rinitis, conjuntivitis y/o asma). Para su indicación es
necesario haber demostrado la sensibilización alérgica tanto por medio de pruebas cutáneas
como la determinación en el laboratorio de IgE específica para el alérgeno responsable
(ácaros del polvo, pólenes, veneno de himenópteros) en el suero del paciente.
También se pueden tratar con inmunoterapia algunos casos de alergia alimentaria
(melocotón), ocupacional (harinas de cereales) o alergia al látex.

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