You are on page 1of 12

Facultad de Ciencias

Escuela de Psicología

ENSAYO INDIVIDUAL

“ABUSO SEXUAL INFANTIL INTRAFAMILIAR

¿MÁS COMÚN DE LO QUE PARECE?”

Docente: Mauricio Valdivia

Estudiante: Daniela Ortiz

Santiago, 21 de noviembre, 2016


ABUSO SEXUAL INFANTIL INTRAFAMILIAR ¿MÁS COMÚN DE LO QUE PARECE?

Introducción

El abuso sexual es definitivamente un tema significativo, no solo por el daño que


provoca a nivel personal, sino también social. Provoca sufrimiento y variados sentimientos
de culpa y rabia que terminan en la mayoría de las veces por dañar completamente la vida de
las personas abusadas en sus diferentes ámbitos.

En el siguiente ensayo destacaré el abuso sexual a menores de edad, ya que estos se


encuentran en los porcentajes más altos de abuso sexual, son engañados con mayor facilidad
y presionados, ya que ellos no pueden defenderse cuando se ocupa la fuerza física.

En el año 2014, estadísticas de la ONU establecieron a Chile como el tercer país a


nivel mundial, con más tasa de denuncias por abuso sexual a menores, indicando una tasa de
68,5% de abuso sexual contra menores por cada 100 mil habitantes, estas cifras son
preocupantes, las denuncias por violencia sexual han ido en aumento y según una
investigación realizada por el SENAME en el año 2016, el 75% de las denuncias de abuso
sexual tienen como víctima a menores de edad.

Con el pasar de los años, la gente ha comenzado a tomarle importancia a la denuncia,


sin embargo, es claro que la mayoría no denuncia el abuso sexual, por lo que las cifras que
se tienen hasta el minuto no muestran con claridad las verdaderas secuelas de dicho delito,
es por esto que en el presente ensayo se intentará investigar sobre el abuso sexual a menores
en al ámbito familiar, y demostrar que las cifras que se tienen no son más que un pequeño
alcance de esta grave situación, ya que en el caso de los abusos a menores y según una
hipótesis personal, enterarse de un abuso infantil es casi un milagro y por tanto la mayoría de
los casos son ignorados y no investigados.

Como es de común conocimiento, las víctimas de abuso sexual son mayoritariamente


mujeres, y los victimarios son mayoritariamente hombres. Existen diversos perfiles de
agresiones sexuales por lo que se debe ser muy cuidadoso a la hora de generalizar, sin
embargo, la mayoría de los abusos sexuales son cometidos por un familiar directo o conocido
de la familia, es dentro de sus propias casas y cerca de sus propios familiares donde los
menores están en mayor peligro de recibir un abuso sexual.
Desarrollo

La evaluación del riesgo se vuelve conflictiva, ya que cuando el abuso es cometido


por un integrante de la familia existe mayor riesgo de no ser protegido de manera adecuada,
es más, al parecer, cuanto más cercana sea la relación entre la madre y el abusador, menor
apoyo materno recibirá la víctima. Y esto no es lo peor, los menores abusados, mientras más
pequeños sean, no lograrán comprender un abuso sexual, por lo que no entienden lo que
sucede hasta que comienzan a saber más sobre las relaciones sexuales, muchos se ven
afectados en ese momento, luego de haber pasado años de los abusos y peor aún, haber
generado un lazo mucho más significativo con el victimario.

“El abuso sexual en cualquiera de sus formas, es el tipo de maltrato infantil más escondido
que muy poco se da a conocer en el ambiente médico, social y legal, a pesar de que la
frecuencia de casos se van multiplicando en los últimos años.” (Onostre, 2000. p,2)

A su vez, los seres humanos responden de modo diverso ante


situaciones extremas como es la agresión sexual, especialmente
cuando este fenómeno se presenta con características tan complejas
como la agresión sexual intrafamiliar o por parte de un conocido,
donde el vínculo tanto con la víctima como con su familia generan
una crucial confusión entre los planos del afecto y el cuidado de
quienes se encuentran dentro del mundo relacional más cercano, y
aquellos aspectos trasgresores de quien agrede, sustentado y
empoderado a partir del vínculo previo. (Núnez 2010, p.131).

De esta manera entonces, cuando el niño recién está aprendiendo que no debe confiar
en las personas desconocidas, se ve enfrentado a ser dañado por una persona que considera
dentro de sus vínculos más cercano, lo cual genera confusiones en el menor; y por tanto
mayores consecuencias negativas en el aspecto psicológico como se refiere a continuación.

Al menos un 80% de las víctimas sufren consecuencias psicológicas


negativas. El alcance del impacto psicológico va a depender del
grado de culpabilización del niño por parte de los padres, así como
de las estrategias de afrontamiento de que disponga la víctima. En
general, las niñas tienden a presentar reacciones ansioso-depresivas;
los niños, fracaso escolar y dificultades inespecíficas de
socialización, así como comportamientos sexuales agresivos.
(Echeburúa - de Corral, 2006, p.3)

Sin lugar a dudas el abuso genera un daño muy fuerte en el menor, a pesar de que este
no logre comprender un acto sexual. Lamentablemente el niño durante años ha sido visto
como una persona que no puede discernir bien, que no tiene poder de opinión, ya que no
entiende nada de lo que le pasa, sin embargo, el niño si sabe lo que está viviendo, y vive una
experiencia como cualquier persona, y la retiene como forma de protección hasta que tiene
las armas internas necesarias para expresarlo, como refiere Guerricaechevarria (2007)

“Respecto a la edad, los niños muy pequeños (en la etapa de preescolar), al contar con
un repertorio limitado de recursos psicológicos, pueden mostrar estrategias de negación de
lo ocurrido.” (p.6)

Según menciona Redondo y Ortiz (2005), Las manifestaciones verbales que se


manifiestan a un adulto, progenitor u otro adulto de confianza, que ha tenido experiencias
incómodas (tocamiento de genitales). A veces las revelaciones son vagas (mi tío besa
demasiado fuerte). Otras veces el niño lo expresa de una manera indirecta por carecer del
vocabulario adecuado (jugamos al juego de los abrazos). Pero los niños tienen miedo a
revelarlo por las amenazas que ha recibido (si se lo dices a tu madre te pegaré un puñetazo),
o le ha convencido para que no lo diga (si lo dices sabes que pensarán que eres un mentiroso).
Incluso algunos niños mayores se dan cuenta del trastorno que origina dicha revelación y se
retractan, ya que se sienten responsables de mantener la familia unida, de forma que se
sacrifican por la estabilidad familiar, aunque van a seguir siendo víctimas. (p.7)

Por lo que el abuso se descubre tarde, y no es esperado por el resto de los familiares,
ya que el menor no muestra de forma clara los supuestos síntomas que se aprecian en un
abusado y en el mayor de los casos, es descubierto por otras razones, según refiere García,
Loredo y Gómez (2009), quienes afirman que el abuso sexual más recurrente es el incesto,
pero que generalmente se mantiene en secreto, por lo que con frecuencia la solicitud de
atención médica o psicológica es por situaciones aparentemente no relacionadas, presencia
de vulvovaginitis o una infección de transmisión sexual (ITS), hiperemia o lesiones genito-
anales; versión del menor; embarazo no esperado en la edad de la menor; sospecha de un
familiar o hallazgo durante una exploración médica. (p.94)
Es importante consignar que, a medida que aumenta la edad, existe
menor latencia entre el inicio de la situación de abuso, la
comunicación a los familiares y el momento de consulta, sobre todo
en la adolescencia. También se puede apreciar que a partir de los 10
años de edad el número de consultas por ASI sobrepasa en forma
evidente al número de abusos recientes. Esta situación se explica, ya
sea por la demora en la comunicación del hecho a los familiares, por
la re-elaboración vivencial en esta edad de la experiencia abusiva en
la niñez o por un síndrome de estrés postraumático. En la viñeta
clínica se pueden apreciar las manifestaciones psíquicas
experimentadas en un adolescente como expresión tardía de abuso
sexual ocurrido en la infancia. (Almonte – Insunza - Ruiz, 2002, p.2)

Así también mencionan Baita y moreno (2015), quienes lo llaman, Atrapamiento y


acomodación por parte del menor abusado la cual se da como consecuencia de la repetición
crónica del abuso sexual infantil. El niño rápidamente entiende que no hay escapatoria real,
física, a la situación del as, y que todo intento conlleva el peligro del cumplimiento de las
amenazas del adulto que abusa de ella. Por otro lado, el abuso se da en la intimidad de su
propio hogar, de su propia cama, con lo cual la escapatoria se ve aún más imposibilitada.
Frente a estas evidencias, el niño comienza a acomodarse a la situación a través de diversas
estrategias psicológicas (entre ellas, la disociación). (p.66)

Así como también, los mismos autores se refieren a, El develamiento tardío,


conflictivo y poco convincente. Es común que el as ocurra durante años, y la primera
pregunta que salta en boca de los familiares (y muchas veces en boca de los agentes de la 67
intervención) cuando se descubre es: “¿Por qué no lo contó antes?”. Si el develamiento se da
en medio de un estallido o conflicto familiar, su surgimiento en dicho contexto posiblemente
lo haga poco creíble a los oídos de quienes lo escuchan. Lo primero que se piensa es que la
víctima tiene una suerte de agenda oculta y este pensamiento colabora en el descreimiento
de lo que dice. (p.67)
Por lo mismo entonces, las problemáticas de aviso infantil son difíciles de calcular
fundamentalmente por dos aspectos:

La escasa autonomía e imposibilidad de medios tanto del menor


como de las personas allegadas conocedoras del hecho para dar
conocimiento de la situación a la administración correspondiente y,
por otro lado, la elevada cifra de casos sin denunciar. Así pues, la
mayoría de información recogida sobre este hecho se obtiene de
testimonios de personas adultas, una vez efectuado el daño, una vez
que el sistema legal poco podrá hacer ya por cambiar la infancia de
dicho individuo. (Aguilar, 2009 p. 220)

La respuesta de los familiares ante la revelación del abuso puede


llegar a ser más intensa que la del propio menor, sobre todo en el caso
de que la madre tenga que afrontar el hecho de que su pareja ha
abusado de su hija. Todo ello puede generar una sintomatología
ansioso-depresiva (culpa, vergüenza, miedo, cólera) que repercuta
negativamente en la víctima e impida protegerle en el futuro de una
forma eficaz. (Echeburúa - Guerricaechevarría, 2011, p.473)

El ambiente familiar se ve afectado de sobremanera, todos terminan siendo dañados


de alguna forma y por tanto no siempre se tomas las decisiones correctas; por ejemplo,
cuando una madre se entera de que su hijo ha sido abusado por su pareja, cualquiera esperaría
que presente la denuncia correspondiente y que reaccione alejando a su hijo del victimario
de tal manera de protegerlo de un nuevo abuso, sin embargo esto no se da necesariamente de
esta manera, ya que existen una serie de factores con las que quien debiese proteger se golpea
en el momento de los hechos, por lo que una vez que el abuso fue visibilizado a nivel familiar,
esto no asegura en ningún caso que sea visibilizado a nivel judicial.
Ya que tal como plantea Sinclair y Martínez (2006) mientras la madre intenta
sobreponerse a su propio impacto, debe enfrentar diversos cambios y estresores vitales, tales
como:

1. Tomar decisiones en cuanto a la detención del abuso y las implicancias judiciales del
mismo.

2. Clarificar sus sentimientos hacia el abusador y decidir respecto a su relación con él.

3. Ser receptiva al sufrimiento del niño(a) víctima del abuso y a los sentimientos de sus otros
hijos frente a la revelación.

4. En caso de separarse del abusador, generalmente debe enfrentar una merma en su situación
económica y cambios significativos en su estilo de vida que la afectan a sí misma y a los
hijos. (p.29)

El sistema familiar entonces, según refiere Almonte, Insunza y Ruiz. (2002) ejerce
un papel protagónico y estructurante en el desarrollo psicológico normal o perturbado de
cada uno de sus miembros, papel que en cuya realización interviene la calidad del vínculo
afectivo, características de los patrones interaccionales recurrentes, y el cumplimiento de las
funciones de los miembros en los subsistemas que lo conforman. El ASI intrafamiliar con
frecuencia significa una transgresión de los límites transgeneracionales, lo que ocurre cuando
el abuso es realizado por una figura parental. En esta situación, en la víctima se produce una
perturbación en la formación valórica, derivada de la transformación del garante ético en un
transgresor de estos valores. Las consecuencias del ASI suelen resultar impredecibles para el
futuro de la familia y de cada uno de sus miembros. (, p.2)

La familia entonces se ve perjudicada de manera grave, según expone Baita y moreno


(2015) en relación al abuso sexual intrafamiliar, donde indican que el abuso sexual
intrafamiliar genera un conflicto de lealtades. En este caso no están en juego solamente las
relaciones afectivas del niño con el ofensor sexual, sino de este último con los otros miembros
de la familia. Si quien abusa es un padre, están en juego las relaciones afectivas de los otros
hijos y la madre. Si quien abusa es un abuelo o un tío, está en juego el universo emocional
del progenitor relacionado con quien abusó. No hay forma de que el descubrimiento del as
intrafamiliar no desate una fuerte e inevitable turbulencia. (p.42)
El área de las relaciones interpersonales es una de las que suele
quedar más afectada, tanto inicialmente como a largo plazo, en
víctimas de abuso sexual infantil. Destaca la presencia de un mayor
aislamiento y ansiedad social, menor cantidad de amigos y de
interacciones sociales, así como bajos niveles de participación en
actividades comunitarias. Se observa también un desajuste en las
relaciones de pareja, con relaciones de pareja inestables y una
evaluación negativa de las mismas, entre otras. También aparecen
dificultades en la crianza de los hijos, con estilos parentales más
permisivos en víctimas de abuso sexual al ser comparados con grupos
control, así como un más frecuente uso del castigo físico ante
conflictos con los hijos y una depreciación general del rol maternal.
(Pareda, 2010, p.2)

Entonces, estamos hablando de un daño potente que interrumpe la inocencia y genera una
serie de conflictos, como bien plantea Rodriguez (2012):

Las consecuencias psicológicas que se han relacionado con la


experiencia de abuso sexual infantil pueden perdurar a lo largo del
ciclo evolutivo y configurar, en la edad adulta, los llamados efectos
a largo plazo del abuso sexual. También es posible que la víctima no
desarrolle problemas aparentes durante la infancia y que éstos
aparezcan como problemas nuevos en la adultez.

Se habla de efectos a largo plazo cuando éstos se encuentran a partir


de los dos años siguientes a la experiencia de abuso, presentándose
aproximadamente en un 20% de las víctimas de abuso sexual infantil.
(p.59)
Conclusión

En conclusión, la respuesta a la pregunta formulada en este ensayo es un sí, el abuso


sexual se da en los lugares en los que los menores presentan más confianza, por lo que un
niño al parecer deba temerles más a los integrantes de su familia que los desconocidos que
pasan por afuera de su casa, las cifras son alarmantes, sin embargo, no se le ha tomado el
verdadero peso a la gravedad de que la población menor del país esté sufriendo abusos. Según
todo lo expuesto anteriormente, el daño que sufre un niño cuando atraviesa un abuso es casi
inimaginable, y la vulnerabilidad de su edad se convierte en un factor de riesgo perfecto, la
víctima perfecta para quien anhela satisfacer sus necesidades sexuales. El niño no va a
entender con claridad, por lo tanto, guardará silencio, y no solo eso, sino que, al decirlo, el
victimario puede optar por negar todo hasta el final, porque es solo un niño quien lo acusa, y
por tanto el menor, deberá defenderse, contando la historia dolorosa una y otra vez, por lo
cual, si todo salió como debía de salir, el niño ha vuelto a ser victimizado por parte del
sistema.

Sumado a lo anterior, en la mayoría de los casos que un niño confiesa haber sido
abusado, su palabra se pone en duda, y por tanto el daño se transforma en un problema aun
mayor, la incomodidad que siente un niño al confesar un abuso se acompaña en algunos casos
con que no les crean el abuso y, por tanto, el dolor y la impotencia por parte de la víctima
aumenten.

¿Pero que se puede hacer en estos casos? ¿No dejar que nadie se quede solo con tu
hijo, sin importar la confianza que tengas con esa persona?, y es que al parecer esto suena
cómico per podría haberles ahorrado problemas a millones de familias a nivel mundial, el
abuso sexual contra menores se ha convertido en un problema a nivel social y
lamentablemente la confianza en el sistema familiar al parecer puede traer conflictos
inimaginables.

Y más preocupante aun, la invisibilización de los abusos, nos hace sentarnos a pensar
y hacernos una idea de cuantos niños y niñas están siendo abusados en este momento sin que
nadie lo sepa ni ahora ni nunca, ¿Cómo se puede proteger a la población más vulnerable?, si
estos no tienen las herramientas para defenderse solos y ni siquiera recordarán con claridad
el delito. Y es que debido a la gravedad del asunto todos terminamos siendo responsables de
proteger, denunciar cuando es necesario, manejar los factores re riesgos y protectores, de tal
manera de acentuar los protectores, no minimizar ni quitarle importancia a lo ocurrido, que
aunque un delito de adorne y se justifique de manera bonita, sigue siendo un delito.

Se debe enseñar que un abusador no presenta características visibles, no tiene aspecto


de delincuente, no necesariamente es alcohólico o drogadicto, sino que puede ser una persona
respetada y admirada a nivel familiar, y tampoco es en todos los casos un hombre adulto. Las
cifras indican que los hombres abusan más, pero tampoco son bajos los abusos por parte de
las mujeres, por lo que el abusador, puede ser adolescente o adulto, y también hombre o
mujer.

De esta manera también, es de suma importancia comprender que el niño no tiene el


vocabulario aun para expresar un abuso, no sabrá cómo decirlo, por lo que es necesario estar
atento a otros indicadores que puede presentar y que serán clave a la hora de enfrentar un
abuso, los síntomas físicos pueden ir desde recurrentes infecciones urinarias hasta vestirse
con varias capas de ropa, y en cuanto a lo psicológico, pueden verse cambios como, trastornos
del sueño, hiperactividad, cambios en el rendimiento escolar y llegar incluso a intentos de
suicidio por parte del menor.

Es relevante que estas reflexiones , generen interés en los profesionales que pueden
intervenir en este tipo de casos, que se realicen nuevas investigaciones que permitan mejorar
y enriquecer los procedimientos que se siguen actualmente, tanto en el ámbito judicial, como
en la prevención de los abusos sexuales a menores, no debe existir descanso solo porque
existan más denuncias que antes, es un gran paso pero también es una prueba de que el abuso
sexual está instaurado en nuestra cultura y está dañando la infancia de gran cantidad de niños
del país.
Referencias

Aguilar, M. (2009) “Abuso sexual en la infancia” vol. 27, Recuperado el 10 de Noviembre


del 2016, Disponible en
http://revistas.um.es/analesderecho/article/view/118031/111571

Almonte, C. Insunza, C. y Ruiz, C. (2002) “Abuso sexual en niños y adolescentes de ambos


sexos.” Revista Chilena Neuro-psiquiatría (online). Recuperdao el 19 de Noviembre
del 2016, Disponible en
http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-
92272002000100003

Baita, S. Moreno, P. (2015) “Abuso sexual infantil, cuestiones relevantes para su


tratamiento en la justicia.” Unicef, Fiscalía y Ceju. Recuperado el 16 de noviembre
del 2016, Disponible en
https://www.unicef.org/uruguay/spanish/Abuso_sexual_infantil_digital.pdf

Echeburúa, E. y de Corral, P. (2006). “Secuelas emocionales en víctimas de abuso sexual


en la infancia.” Universidad del País Vasco. España. Recuperado el 17 de
Noviembre del 2016, disponible en http://scielo.isciii.es/pdf/cmf/n43-44/06.pdf

Echeburúa, E. Guerricaechevarría, C. (2011) “Psicología conductual.” Universidad del


País Vasco, España. Recuperado el 17 de Noviembre del 2016, Disponible en
http://www.ehu.eus/echeburua/pdfs/ASI.pdf

García, C. Loredo, A. Gómez, M. (2009) “Guía para la atención del abuso sexual infantil”
Acta pediátrica de México. Recuperado el 20 de Noviembre del 2016, Disponible en
http://www.medigraphic.com/pdfs/actpedmex/apm-2009/apm092e.pdf

Guerricaechevarría, C. (2007) “Asistencia a las Víctimas de Experiencias Traumáticas”


Universidad del País Vasco, España Recuperado el 17 de Noviembre del 2016,
disponible en
http://www.sociedadvascavictimologia.org/images/documentos/Materiales%20post
grado/7%20V%C3%8DCTIMAS%20DE%20AGRESIONES%20Y%20ABUSOS%
20SEXUALES/3%20Abuso%20sexual%20en%20la%20infancia%20(C.%20Guerri
caechevarr%C3%ADa).pdf
Núñez, L. (2010) “Evaluación de daño psíquico en niños preescolares que han sido
víctimas de agresión sexual a partir del test de apercepción infantil CAT-A”. Tesis
para optar al grado de magister en psicología. Universidad de Chile. Recuperado el
17 de Noviembre del 2016, Disponible en
http://repositorio.uchile.cl/tesis/uchile/2010/cs-nunez_l/html/index-frames.html.

Onostre, R (2000) “Abuso sexual en niñas y niños. Consideraciones clínicas (Bolivia)”


Revista Chilena Neuro-psiquiatría (online). Recuperado el 19 de Noviembre del
2016, Disponible en http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0370-
41062000000400016&script=sci_arttext&tlng=pt

Pareda, N. (2010) “Consecuencias psicológicas a largo plazo del abuso sexual infantil”.
Universidad de Barcelona. Recuperado el 14 de Noviembre del 2016, disponible en
http://www.papelesdelpsicologo.es/pdf/1846.pdf

Redondo, C. Ortiz, M (2005) “El abuso sexual infantil”, Boletín de la sociedad de pediatría
de Asturias, Cantabria, Castilla y León. Recuperado el 19 de Noviembre del 2016,
disponible en http://sccalp.org/boletin/191/BolPediatr2005_45_003-016.pdf

Rodriguez, Y. (2012) “Consecuencias psicológicas del abuso sexual infantil”. Universidad


Católica. Paraguay. Recuperado el 19 de Noviembre del 2016. Disponible en
http://pepsic.bvsalud.org/pdf/eureka/v9n1/a07.pdf

Sinclair, C. Martínez, J. (2006), “Culpa o Responsabilidad: Terapia con Madres de Niñas y


Niños que han Sufrido Abuso Sexual” Revista Chilena Neuro-psiquiatría (online).
Recuperdao el 19 de Noviembre del 2016, Disponible en
http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-
22282006000200003.

You might also like