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Versión digital de la Introducción
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2
ISBN 978-987-1856-55-8
ISBN: 978-987-1856-55-8
Íconos
LL
Leer con atención. Son afirmaciones, conceptos o definiciones destacadas
y sustanciales que aportan claves para la comprensión del tema que se
desarrolla.
PP
Para reflexionar. Propone un diálogo con el material a través de preguntas,
planteamiento de problemas, confrontaciones del tema con la realidad,
ejemplos o cuestionamientos que alienten la autorreflexión.
N
Pastilla. Incorpora informaciones breves, complementarias o aclaratorias de
algún término o frase del texto principal. El subrayado indica los términos a
propósito de los cuales se incluye esa información asociada en el margen.
CC
Cita. Se diferencia de la palabra del autor de la Carpeta a través de la inser-
ción de comillas, para indicar claramente que se trata de otra voz que ingre-
sa al texto.
Ejemplo. Se utiliza para ilustrar una definición o una afirmación del texto
principal, con el objetivo de que se puedan fijar mejor los conceptos.
AA
Para ampliar. Extiende la explicación a distintos casos o textos como podrían
ser los periodísticos o de otras fuentes.
KK
Actividades. Son ejercicios, investigaciones, encuestas, elaboración de cua-
dros, gráficos, resolución de guías de estudio, etcétera.
SS
Audio. Fragmentos de discursos, entrevistas, registro oral del profesor expli-
cando algún tema, etcétera.
EE
Audiovisual. Videos, documentales, conferencias, fragmentos de películas,
entrevistas, grabaciones, etcétera.
II
Imagen. Gráficos, esquemas, cuadros, figuras, dibujos, fotografías, etcétera.
WW
Recurso web. Links a sitios o páginas web que resulten una referencia den-
tro del campo disciplinario.
OO
Lectura obligatoria. Textos completos, capítulos de libros, artículos y papers
que se encuentran digitalizados en el aula virtual.
RR
Lectura recomendada. Bibliografía que no se considera obligatoria y a la que
se puede recurrir para ampliar o profundizar algún tema.
4
5
Índice
Las autoras............................................................................................ 7
Introducción............................................................................................ 9
Problemática del campo........................................................................ 10
Reflexiones acerca del aprendizaje de la asignatura en entornos virtuales.11
Mapa conceptual.................................................................................. 13
Objetivos del curso................................................................................ 15
Las autoras
Introducción
CC
Una geografía que interpreta el espacio geográfico como la expresión territorial
de las relaciones que las sociedades humanas establecen a lo largo del tiem-
po con los distintos ámbitos del planeta que habitan […] Sintéticamente, po-
demos decir que el espacio geográfico, objeto de estudio de la geografía, es
Naturaleza modificada por la sociedad. En consecuencia, el espacio geográfico
es una construcción social y la geografía que lo estudia, una ciencia social que
requiere también del conocimiento de la naturaleza (Chiozza y Carballo, 2006:9).
Mapa conceptual
Que el estudiante:
Objetivos
Que el alumno:
1.1. Introducción
En principio, el término Geografía es ampliamente usado con varios sentidos.
Por un lado, el académico, que tiene como objeto al espacio o territorio deter-
minado, según la corriente de pensamiento disciplinar. Por otro lado, es un
saber sobre el territorio asociado a una matriz cultural. También, se aplica a
las prácticas y experiencias geográficas que acompañan al desarrollo de la
humanidad así como de las prácticas sobre el espacio geográfico que realizan
diversos profesionales. Por ello, para algunos geógrafos, esta diversidad de
sentidos, o polisemia, contribuye a la confusión para reconstruir el campo y la
evolución histórica del conocimiento geográfico.
Cuando preguntamos qué es la geografía, las respuestas, generalmente,
están asociadas con las experiencias escolares; ello justifica que se la iden-
tifique con inventarios de datos, nombres, mapas de regiones y estadísticas,
algo muy diferente de lo que es la disciplina en el campo de la investigación
científica. Algunas personas podrían responder que los geógrafos tienen como
principal tarea la elaboración y empleo de mapas, relacionándola con itinera-
rios (guías de viajes, descripciones físicas del paisaje, etc.), en los que los
protagonistas son los lugares.
Esta percepción está alejada tanto de la moderna concepción de la geo-
grafía como de lo que en realidad hoy los geógrafos hacen, y en especial de
su producción científica. Esto no significa que el geógrafo no necesite obser-
var las características de los lugares donde se localizan los fenómenos socia-
les. El desarrollo de la disciplina fortaleció un desarrollo tanto teórico como
metodológico y técnico mucho más amplio del que podemos llegar a pensar.
La geografía y su devenir han acompañado a la propia naturaleza humana.
CC
Con el descubrimiento por los europeos de este mundo, que por desconocido
para ellos llamaron “Nuevo”, se inicia, desde luego, el conocimiento geográfico
del mismo. Por lo tanto, para historiarlo, en cualquier país de América, ha de
comenzarse desde la época en que fuera descubierto. Más si hemos de afinar
el concepto y entender por conocimiento geográfico no sólo la simple noticia
de la existencia de tierras hasta ese momento ignorada, sino la descripción
más o menos sistemática de esas tierras en escritos de carácter o al menos
de contenido geográfico, el plan de investigación varía. La historia de ese cono-
cimiento no es, por lo tanto, la del descubrimiento y exploración de un territo-
rio, sino la historia de las relaciones de carácter geográfico, escritas acerca de
él. Por lo que respecta a la América española, el origen y desarrollo del conoci-
miento geográfico marcha muy a la par con el proceso del descubrimiento, ex-
ploración y ocupación de su suelo. Descubridores y conquistadores, primero, y
funcionarios de toda laya, después, produjeron muchedumbre de relaciones,
memorias y crónicas de asuntos geográficos. (De Aparicio, 1958:3).
LECTURA RECOMENDADA
RR
Nadal, F y Urteaga, L. (1990), “Cartografía y estado: los mapas topográficos nacio-
nales y la estadística territorial en el siglo XIX “, [en línea]. En: Geocrítica, Universi-
dad de Barcelona, Barcelona. Año XV. Nº 88. Disponible en: <http://www.ub.edu/
geocrit/geo88.htm> [Consulta: 12/11/2012].
CC
En primer término, el mundo de experiencias espaciales que, como tal, perte-
nece a la propia naturaleza humana. En segundo lugar, la esfera de las repre-
sentaciones espaciales, como ordenación y racionalización de estas experien-
cias: esboza intelectualmente un tipo de representación social, que los
griegos, sus inventores, denominaron geografía. En tercer término, el mundo,
mucho más restringido y preciso, del proyecto moderno de integrar ese tipo de
experiencias como un campo de conocimiento o episteme, de acuerdo con los
términos de la modernidad.
PARA AMPLIAR
LECTURA RECOMENDADA
RR
Zusman, P., Lois, C. y Castro, H. (2008), Viajes y Geografías, Prometeo, Buenos
Aires.
II
Fuente: <http://www.quehistoriaeessa.com/2010_11_01_archive.html>.
Tendremos que esperar al siglo XV, con los viajes de exploración y la búsqueda
de nuevas rutas marinas, para la ruptura con la conceptualización y visuali-
zación de la imago mundi de tradición cristiana-occidental, que considera al
mundo centro del universo y a Jerusalén, el centro del mundo. Los mapas “T
en O” se denominaban así dado que la O representaba al oceanus; la terra
ofrecía esa forma ya que era cortada por los mares formando una “T”. Estos
mapas tenían una distribución de conocimiento geográfico y un poder simbóli-
co de concebir al mundo. El este u oriente eran ubicados hacia arriba, donde
se representaba al Paraíso. De allí la expresión orientarse, que viene de la
necesidad de ubicación, el oriente. Hacia abajo, el mapa incluía a Europa y
África, y al Mar Mediterráneo. En sentido norte-sur representaba desde la
península escandinava hasta el Nilo. En la Edad Media, se redescubren los
antiguos escritos griegos sobre la forma y el tamaño de la Tierra, conocimien-
to geográfico que repercutió en el desplazamiento de aquella cosmovisión
impuesta por siglos. Las consecuencias se harán notar con el avance en la
exploración de la Tierra y en la conformación del mundo moderno.
Otras culturas, como la china, desarrollaron su propia cartografía indepen-
dientemente de los conocimientos europeos. Estas representaciones, a dife-
rencia de los antiguos griegos –que dedujeron una tierra esférica– partían
de una tierra plana. La China del siglo III a. C. requirió un relevamiento de su
extenso territorio, cuyo cabal conocimiento, al igual que el censo de la pobla-
ción, eran vitales para la administración y el dominio del imperio. Antes que
Ptolomeo, el cartógrafo Chang Heng, en el siglo I d. C. ya había representado
un sistema de líneas perpendiculares –paralelos y meridianos– para hacer el
mapa del imperio, para trazar sus límites.
En Europa, tendremos que esperar hasta el siglo XIII para un desarrollo con-
tinuo de la cartografía. Portugal, luego de cierta estabilización política y de sus
fronteras hacia 1250, quedó volcado geográficamente hacia el inconmensura-
ble océano Atlántico y hacia el misterioso continente “donde no hace frío”, es
decir, África. Esto empujaría a la corona portuguesa a una empresa de larga
duración. A inicios del siglo XV el príncipe Enrique El Navegante creó la escuela
cartográfica y de navegación ubicada en el mítico promontorio sagrado, Sagres.
Estos primeros mapas de navegación, como reflejo de la realidad, adquie-
ren rigor a medida que la exploración del planeta y los instrumentos de medi-
II
LECTURA OBLIGATORIA
OO una mirada crítica “, [en línea]. En: Breves Contribuciones del Instituto
de Estudios Geográficos. Nº 22. Tucumán. Universidad Nacional de
Tucumán. 2010/2011. Disponible en: <http://dialnet.unirioja.es/
servlet/articulo?codigo=4061449> [Consulta: 02/01/2013].
II
Fuente: <http://fotosaereasantiguasdelima.blogspot.com.ar/>
1.
KK Argentina en el mapa
“Argentina está en el ombligo del mundo, según un planisferio oficial”.
Este es el título de un artículo periodístico del 4-11-12 publicado por
Clarín. En él, se analiza la difusión en las escuelas de un planisferio ofi-
cial reciente. Realice las siguientes actividades:
a. Descargue el artículo en el siguiente enlace: <http://www.
clarin.com/sociedad/Argentina-ombligo-mundo-planisferio-
oficial_0_804519660.html>.
b. Léalo y extraiga de su contenido las ideas principales sobre el rol de
la cartografía y la particularidad de este planisferio.
c. ¿Qué significa el subtítulo Terra Argentea?
d. Según los contenidos trabajados en esta unidad, ¿qué papel ha tenido
la cartografía y la geografía en la construcción de la realidad social o
visión del mundo? Ejemplifique.
e. En este caso, según lo analizado, ¿por qué este planisferio genera
polémica en la sociedad argentina?
son los primeros que se esfuerzan por establecer relaciones causales a esca-
la planetaria. No obstante, como recuerda Paul Claval (2001), fueron casos
excepcionales. Estos geógrafos eran estudiosos o curiosos que no respondían
a una formación común sino que provenían de trayectorias diversas.
El desarrollo de los estudios geográficos se acelera luego de la desapa-
rición (1859) de los mencionados pioneros alemanes. Por un lado, la cons-
titución de un espacio económico mundial unificado progresa rápidamente,
gracias a la navegación a vapor que reduce como nunca en la historia de la
humanidad la relación tiempo-distancia. La apertura del canal de Suez (1869)
aproxima Europa a los países de Asia meridional e, inclusive, acorta las dis-
tancias con Australia. La primera línea de ferrocarril transcontinental fue inau-
gurada en Estados Unidos en 1866. Así, el mundo se reduce y a la vez, se
expande.
Por otro lado, luego de 1870, el imperio alemán impone la geografía en la
enseñanza escolar; camino que luego tomarán Francia y el resto de los esta-
dos. En los tiempos de las escuelas nacionales –desde 1890 a 1950– tanto
en Europa como en América Latina se ve a la geografía revertir su forma clá-
sica, es decir, la ciencia de los paisajes y de las sociedades fue desplazada
por los estudios de geografía física, dejando de lado las transformaciones
urbanas e industriales del mundo.
Al finalizar el siglo XIX, se consolidarán las bases de la geografía huma-
na que tendrán una gran repercusión hasta la Segunda Guerra Mundial. La
antropogeografía de Ratzel (1844-1904) y el posibilismo de Vidal de la Blache
(1843-1918) son las corrientes y las personas (con sus historias particula-
res) que impactarán en la concepción científica de la geografía. El escenario
es complejo, como lo ilustra el caso de Eliseé Reclus (1830-1905), de militan-
cia anarquista, y contemporáneo a Vidal, que por sus exilios no se vinculó a la
geografía académica y expuso en su obra Nouvelle Géographie Universelle las
desigualdades sociales. Desde finales del siglo XIX, y dentro de un contexto
general de crítica al positivismo, asistimos a diversos proyectos de fundamen-
tar la especificidad de la geografía humana. Las lecturas posteriores de esa
evolución, muchas veces, son muy reducidas y responden a la reproducción
a modo de una historia sagrada que no permiten comprender la relación de
ideas e interrelaciones entre las diversas formas de abordaje.
CC
¿F. Ratzel, inspirador de la geografía humana?
En realidad, Ratzel ha renovado la manera de comprender a la humanidad y a
la actividad humana como hechos geográficos. Ha visto a los hombres como
realidades que cubren parcelas de la superficie terrestre, revestimiento viviente
digno de la observación del geógrafo que se halla al mismo nivel que el revesti-
miento vegetal o la “población” animal. Ha observado permanentemente a los
grupos humanos y a las sociedades humanas desarrollándose en los límites de
un cierto cuadro natural, ocupando siempre un lugar preciso sobre el globo, y
teniendo siempre la necesidad de alimentarse para subsistir, para crecer en un
determinado espacio.
Todo ello adquiere bajo la pluma de Ratzel un sentido nuevo; […]. Posee, en
un alto grado, el sentido de la realidad terrestre. Percibe los hechos humanos
sobre la tierra, no como un filósofo, ni como un historiador, ni como un simple
etnógrafo, ni como un economista; sino que el discierne las múltiples, comple-
jas y variables conexiones con los hechos de orden físico, altitud, topografía,
clima, vegetación…Observa a los hombres que pueblan el globo, que trabajan la
superficie, que buscan su vida y que hacen historia sobre la tierra; él los observa
con los ojos de un verdadero naturalista. (Brunhes, 1925:41-42).
sociales que la relación entre ser humano y medio establecía en un lugar con-
creto. De esta manera, integraba conceptos tales como lugar, alimentación y
organización social en un marco de rasgos naturales.
El trayecto de nuestra disciplina ha sido accidentado y sobre todo muy
cuestionado interna y externamente en el mundo científico. Ricardo Figueira,
en su introducción a La Geografía, ciencia humana (1977), ha rescatado los
conflictos por los que atravesó la disciplina desde sus primeros pasos. En sus
palabras, podremos identificar la compleja construcción histórica y el contexto
científico en que se desarrollan los supuestos básicos de la ciencia geográfi-
ca, los que por cierto irán mutando a través del tiempo al influjo de renovados
enfoques teóricos:
CC
En el panorama de las ciencias del hombre la geografía es quizá la única disci-
plina cuyo territorio suele aparecer difusamente fijado, cuando no efectivamen-
te discutido. La existencia de los geógrafos no parece ser, claro está, razón de
peso para confirmar la suya propia. Ellos mismos lo ponen en evidencia con la
casi infaltable afirmación de su entidad en toda discusión metodológica o teó-
rica. Braudel, un historiador de la escuela sociológica francesa, heredero del
pensamiento de Vidal de La Blache, señalaba al respecto: “La geografía (como
la historia) es una ciencia muy imperfecta, mucho más imperfecta que otras
ciencias de lo social. Tal vez tan imperfecta como la misma historia, esa otra
vieja aventura intelectual. Tampoco ella tiene métodos seguros ni, aún menos,
posee un dominio perfectamente reconocido”. ¿A qué se debe esta situación
de inferioridad de una ciencia que nació en el mismo ambiente y con la misma
vitalidad que la sociología o la antropología? (Figueira, 1977: 9).
LECTURA RECOMENDADA
RR
Lindon, A. y Hiernaux, D. (2006), Tratado de Geografía Humana, Anthropos,
Barcelona.
CC
La geografía, como ciencia que se ocupaba de la descripción y de la represen-
tación cartográfica de la Tierra, formaba parte de las matemáticas. Era una
ciencia matemática mixta, como la astronomía, la óptica o la música, entre
otras, y en las universidades se enseñaba dentro de la cátedra de matemáti-
cas. La obra que mejor representa la relación de la geografía del siglo XVII con
los problemas de la revolución científica es la Geografía general de Varenio, pu-
blicada en Leyden en 1650. (Capel y Urteaga, 1984: 12).
En líneas generales, se recoge como una constante en las obras de todos ellos el
reconocimiento de un tránsito de la búsqueda del conocimiento de la naturaleza
terrestre, que dará origen a las hoy llamadas ciencias de la Tierra, y abrirá el paso
hacia el interés del conocimiento de las relaciones humanas con el planeta.
Entre los cronistas de América, el padre Cobo –en su minuciosa descrip-
ción del mundo andino y su prolija enumeración de intercambio de plantas y
animales domésticos entre España e Indias– brinda importantes elementos
para comprender las características del mundo indígena y los primeros con-
tactos con los españoles. La obra de los cronistas de América, deslumbrados
a la vez por una naturaleza de rasgos desconocidos en sus países de origen
y por el mosaico de hombres y culturas cuyas realizaciones pueden comparar-
se sin desmedro con las de Europa, constituyen un capítulo esencial para la
historia de la geografía, que aún queda por escribirse.
CC
A principios del siglo XIX Humboldt y Ritcher determinan sus fundamentos [de
la geografía] y la convierten en una ciencia moderna. La enseñanza le concede
un importante lugar. En resumen, la geografía es una disciplina venerable, y a
todos nos es familiar desde nuestra infancia. Entonces, ¿por qué hablar de
nueva geografía? Desde hace principalmente cosa de una década esta vieja
disciplina ha experimentado una considerable mutación, muy poco conocida
fuera de un reducido número de iniciados (Claval, 1979: 13).
CC
1. Oponiéndose a la escuela determinista naturalista, Vidal planteará un mun-
do que evoluciona desde los organismos inferiores a los superiores con gra-
dos de libertad progresivos que en el caso de las sociedades humanas les
posibilita importantes niveles de dominio sobre el medio natural, de modo
que el medio condiciona a las sociedades pero no las determina.
2. La acción humana es social, por lo tanto colectiva, y no individual. Las deci-
siones sociales son, por otra parte, no un fruto del espontaneísmo o del azar,
sino conscientemente decididas y concertadamente ejecutadas.
3. En el espacio geográfico coexisten cambios y permanencias. Vidal le dio un
importante peso, en la explicación del espacio social, al segundo aspecto.
4. En relación con los procesos de cambio, el papel del geógrafo es entonces
descubrir las acciones sociales antes que la perpetuidad de las permanen-
cias geológicas o los comportamientos de los fenómenos naturales. De este
modo, el posibilismo de Vidal hace que la geografía se articule fuertemente
con las ciencias sociales y especialmente con la Historia en la comprensión
de los procesos sociales de construcción del espacio.
5. En el marco conceptual y en el trabajo sobre estudios de casos intentará
articular los elementos de la geografía “física” con la “humana” de modo de
no escindir la disciplina sino de demostrar la necesidad de integrar ambos
componentes.
LL siglo XX, se dio una batalla campal entre Richard Hartshorne (1899-
1992) y Friedrich Schaefer (1904-1953), debate que tuvo resonan-
cia internacional. El primero pensaba que el conocimiento geográfico
tenía un carácter singular y por lo tanto ideográfico, y que el objeto
de la disciplina debía centrarse en la descripción de las variaciones
espaciales y no en la generalización de leyes universales. En cambio,
Schaefer critica el excepcionalismo y no lo considera una postura
científica, él abre el debate hacia el positivismo lógico. En esa línea,
William Bunge (1928) publica su clásica obra Theoretical Geography
(1962), en la que expone dos principios claves que el método geográ-
fico debe considerar para lograr su lugar en la ciencia contemporánea:
a) la predictibilidad de los fenómenos geográficos y b) las generaliza-
ciones o leyes geográficas. Esta línea teórica dará el sustento epistemo-
lógico para el desarrollo de la geografía cuantitativa y neopositivista;
entre sus seguidores, tendremos a David Harvey, Richard Chorley y
Peter Haggett, entre otros.
les teóricos, puede citarse a Kevin Lynch, quien escribe un texto clásico, La
imagen de la ciudad. Una de las propuestas más innovadoras de este enfoque
son los mapas mentales, línea desarrollada por Peter Gould:
CC
A través de este desarrollo la geografía enlaza dos tendencias fenomenológi-
cas y existencialistas, que también influyen más o menos contemporáneamen-
te en otras ciencias sociales. Es el campo de la experiencia personal realmen-
te vivida lo que aparece ahora, y al avanzar por él se avanza también en la
crítica de las abstracciones de los modelos cuantitativos. Aparece así, otra
nueva geografía, una geografía crítica frente a las concepciones cuantitativas y
frente a la realidad social, y radical en el sentido de que pretende un cambio
que llegue a la raíz de los problemas. [...] Problemas nuevos aparecen con ello
como temas de estudio geográfico: la pobreza, la injusticia, el hambre, la enfer-
medad, la contaminación, la marginación social. [...] Se considera una tarea
necesaria la crítica del orden espacial existente y la reflexión sobre las nuevas
ordenaciones que ayuden a una mayor felicidad de los hombres. Para muchos,
el marxismo aparece como un marco teórico válido […] un marxismo con un
fuerte sesgo historicista, y en ello estos geógrafos coinciden con la otra gran
rama del movimiento radical, la llamada geografía humanista, que se basa
más directamente en el existencialismo y en la fenomenología. (Capel y Urteaga,
1984:46).
Hacia 1966 Yi-Fu Tuan propone un nuevo horizonte para la geografía estado-
unidense, y en general, en el campo disciplinar, la geografía humanista. Esta
propuesta aparece como un rechazo a la indagación de la geografía teorética
que se centra en la búsqueda de leyes científicas y que no prestan atención
a los cambios del ser humano.
La exploración del mundo de la experiencia humana se abre como un nuevo
campo de conocimiento geográfico y con ello la fenomenología.
2.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Lobato Corrêa, R. y Rosendahl, Z. (2012), Geografia Cultural. Uma antologia. Vol.
I, Editoria da Universidade do Estado do Rio de Janeiro, Rio de Janeiro.
Zusman, P. et ál. (eds). (2011), Geografías Culturales. Aproximaciones, intersecciones y
desafíos, Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires,
Buenos Aires.
CC
Se debe atacar frontalmente la vieja geografía. No se trata de crear un clima
de violencia, aún verbal, contra los que sostienen la geografía actual. Pero es
importante definirse, ya que no se puede estar a la vez del lado de la ciencia y
de la no-ciencia […].
La geografía tiene ya una larga historia. Todo lo que podía haberse hecho en el
cuadro pre-científico ya está hecho. La crisis que la geografía conoce en estos
tiempos significa que las condiciones de la ruptura están reunidas. Otra geo-
grafía, por lo tanto es posible; una ciencia del espacio social; de las ciencias
espaciales de la naturaleza; de las disciplinas teóricas, sistemáticas y progre-
sistas. La ciencia del tiempo social tiene más de cien años; la del espacio social
está por inventarse. Lograrlo constituirá una tarea difícil, que exige esfuerzos
sostenidos, largos análisis filosóficos y polémicas que probablemente quisiéra-
mos obviar. Sin embargo, el camino hacia la ciencia merece pagar este precio.
(Levy, 1975).
CC
Quisiéramos ofrecer al mundo el espectáculo de una unidad espiritual de la
que tan necesitado se halla. Ésta fue la aspiración de los tres maestros cuyo
nombre he inscrito a la cabeza de la presenta obra, como lo hice cuarenta
años atrás a la cabeza de mi tesis. Nuestro mundo material es prodigiosamen-
te distinto del que ellos describieron. Su mente era lo bastante abierta como
para permitirles aceptar las transformaciones experimentadas. Estaban en el
sentido auténtico y profundo del término humanistas. Después de Alejandro de
Humboldt, después de Karl Ritter, después de Eliseo Reclus, enseñaron a sus
discípulos que la Geografía humana era una disciplina humanista. Léanse los
Principes de Géografie humaine, de Vidal de la Blache; medítense las quince
páginas de introducción. […] Aportarle las nuevas evoluciones impuestas por
la diferencia de los tiempos es mantenerse fiel a ella. ¡Ojalá se me haya escu-
chado! (Sorre, 1967: XV).
3.
CC
En su sentido más amplio, el ámbito del espacio geográfico es la epidermis de
la Tierra, es decir, la superficie terrestre y la biosfera. En una acepción más
restrictiva, es el espacio habitable, allí donde las condiciones naturales permi-
ten la organización de la vida en sociedad. Hasta fecha reciente la oikuméne
coincidía más o menos con las tierras utilizables para la agricultura y la gana-
dería. Pero esta noción debe ser revisada. El espacio geográfico es el espacio
accesible al hombre, usado por la humanidad para su existencia. […] incluye
los mares y los aires. Es localizable, concreto, diríamos “trivial”. Aunque cada
punto del espacio puede ser localizado, lo que importa es su situación en rela-
ción con un conjunto en el cual se inscribe y las relaciones que mantiene con
los diversos medios de los que forma parte. Ese espacio geográfico se forma y
evoluciona partiendo de unos conjuntos de relaciones, que se establecen en el
marco concreto de la superficie de la Tierra. El espacio geográfico se presenta
como el soporte de unos sistemas de relaciones, determinándose unas a par-
tir de los elementos del medio físico, y las otras procedentes de las socieda-
des humanas que ordenan el espacio en función de la densidad de poblamien-
to, de la organización social y económica, del nivel de las técnicas, en una
palabra, de todo el tupido tejido histórico que constituye una civilización.
(Dollfus, 1982: 7).
CC
La discusión sobre el espacio es muy rica e interesante. Surgen muchas cues-
tiones cruciales alrededor de esta discusión. La primera es que dentro de la
geografía tenemos que tener cuidado de no repetir siempre lo mismo pero con
un nombre distinto. En el mundo anglosajón la palabra región no es muy usa-
da, la “Geografía regional” no es muy común; pero el concepto de lugar se ha
vuelto muy popular y surge una cuestión interesante que es cuando los geógra-
fos hablan del lugar y la teoría del lugar, se refieren a conceptos básicamente
diferentes a lo que se entiende por región, no le están dando un nuevo nombre
a una misma cuestión. Y en tal caso, ¿de qué serviría usar un nombre distinto
si estamos hablando de lo mismo?
La segunda cuestión que reviste gran interés es que en la teoría, el espacio y
la cartografía se usan como metáforas por medio de las cuales se describe la
realidad. Cuando Edward Soja habla del “giro o cambio espacial” se refiere a
la manera en que la teoría social trata de explicar las metáforas y entender la
realidad. Existen muchos libros actualmente que se refieren a “cartografías”.
Nuestro desafío como geógrafos es el siguiente: podemos usarlas como metáfo-
ras, pero lo que nos interesa es la realidad material que define el significado de
esas metáforas. Han surgido interesantes debates acerca de la relación entre el
espacio como una metáfora idealista y el espacio como resultado de una cons-
trucción y producción material. Aquí aparece un diálogo muy interesante que no
CC
Nuestra disciplina, en lo que va del siglo, se ha enfrascado en una interminable y ca-
si vacía discusión alrededor de la palabra “geografía”. Me parece que no hay nada
que reiterar de la continuación de ese debate. El debate central, el debate que per-
mite un debate ontológico, no es alrededor de un nombre de disciplina, sino alrede-
dor de un problema que sea ontológicamente trabajado. A mi juicio, ese tema es el
tema del espacio. Eso significa que hay que enfrentar, al mismo tiempo, lo que exis-
te frente a nuestros ojos como realidad actual y el tiempo. El tiempo debe ser data-
do de forma empírica, si queremos que sea compatible con esa otra categoría empí-
rica que es el espacio y que podría ser definido brutalmente como el conjunto de
cosas, de ideas y de relaciones fundadas en cosas e ideas. Pero no únicamente co-
sas e ideas de relaciones existentes, sino cosas e ideas de relaciones posibles. En
una época dada, ¿por qué no se puede trabajar, enfrentar una situación contra aque-
llo que llamábamos en el pasado “la realidad” con enorme pretensión? Si no dispo-
nemos de conceptos, fabriquémoslos. Que esa fabricación esté de acuerdo con la
sistematización de lo real del mundo. Así incorporamos la historia a nuestro racioci-
nio, y nos ponemos como geógrafos en el mundo, frente al mundo.
Tiempo-espacio que es, hasta hoy, el problema más grande de nuestra discipli-
na. [...] No se ha podido encontrar la solución, primero porque no incluimos la
cuestión de la técnica: la técnica y el tiempo; La técnica y el espacio. Las dos
cosas. La manera como definimos el acontecer en cada período histórico está
relacionada generalmente con lo que en cada período histórico es la técnica.
La construcción del espacio y la relación del hombre con la extensión es igual-
mente marcada en cada período histórico por la técnica correspondiente a ese
período histórico. De ahí que la casi totalidad, por no decir la totalidad, de los
estudios geográficos sobre el tiempo no tuvieran éxito, porque la ausencia de la
noción de técnica supone la imposibilidad de unir el tiempo y espacio, aunque
algunos geógrafos imaginen que han resuelto la cuestión. (Santos, 1997: 81).
4.
5.
den a la lógica locacional actual pueden ser considerados como energía fósil,
que incide sobre el sistema actual y puede en el futuro ser vivificado por su
incorporación al sistema como patrimonio cultural. Por ejemplo, las ruinas de
Ostia, las del Pucará de Quilmes o las de Machu Pichu, entre otras, que son
revalorizadas por el turismo.
El espacio geográfico es dinámico. Es un sistema en equilibrio sujeto a per-
manente transformación, impulsado por la dinámica social y la natural, cuyos
ritmos, al ser diferentes, deben ser coordinados para que el equilibrio, aunque
cambiante, pueda mantenerse.
En el espacio geográfico, sociedad y naturaleza están en transformación
perpetua e inevitable. Conocer sus dinámicas y tendencias a futuro es la más
delicada de las tareas del geógrafo y la culminación de su labor profesional,
cuyos logros pueden ser útiles a otros investigadores y a la sociedad en la
que se inserte.
La dimensión temporal tiene diversas manifestaciones en el espacio geo-
gráfico. Por un lado, el tiempo que transcurre ajeno a la voluntad del hombre:
la sucesión alternada de los días y las noches, la de las estaciones y el ciclo
anual, el tiempo biológico, etc. Por otro lado, el tiempo asociado a la distan-
cia guarda relación con la técnica de los medios de transporte y la velocidad
en la que se la recorre y el lapso de tiempo-reloj que se emplea en ello. La
distancia métrica se convierte en distancia geográfica, más o menos extensa
según la velocidad del medio de circulación que se emplee.
Pero hay otros tiempos que tienen que ver con las permanencias de los
sistemas sociales que interactúan con el espacio geográfico (naturaleza más
o menos modificada) y permiten establecer periodizaciones: períodos de esta-
bilización, de transformación o de sustitución de un sistema socio-espacial
por otro.
Ejemplos muy evidentes de la significación espacial de los cambios del sis-
tema sociocultural nos ofrecen los espacios geográficos surgidos de la coloni-
zación hispánica. Si tomamos por caso el espacio pampeano indígena cuyos
rasgos aparecen definidos por una sociedad nómade de cazadores y recolec-
tores que actúan sobre una llanura de abundantes pastos y animales silves-
tres, en función del uso de los recursos, se dibujan las sendas que recorren,
de aguada en aguada, sin establecer asentamientos permanentes, con una
tasa de reproducción muy baja, controlada por la disponibilidad de alimentos.
Con la instalación europea, se consuma la extinción violenta de las culturas
indígenas acompañada por la aparición de asentamientos estables (ciudades
y pueblos) conectados por un sistema social, con apropiación y división de la
tierra, introducción de animales y plantas cultivadas de origen foráneo y susti-
tución de la población por otra con una estructura social, económica y política
que mantiene su cohesión por la sujeción a los valores, normas y conductas
de la sociedad metropolitana. A lo largo de un extenso período de al menos
dos siglos, este espacio se consolida y expande trabajosamente desde el
litoral hacia el interior, repitiendo el modelado con variantes que hacen a las
condiciones de localización de diferentes lugares hasta que factores de largo
alcance, provenientes del exterior (es un sistema abierto), llevan a cambios
estructurales políticos y económicos de la sociedad (apertura del puerto de
Buenos Aires, creación del Virreinato del Río de la Plata) que motivan la transi-
ción hacia un nuevo período que, a diferencia del tránsito del período indígena
al período colonial –que entrañó la sustitución de la sociedad y el espacio indí-
gena por la sociedad y el espacio colonial–, el que ahora se inicia perfecciona,
acentúa y enriquece los rasgos del período anterior. Y así, podríamos seguir
el análisis a través del tiempo histórico y descubrir como en un palimpsesto,
los rasgos de la escritura en el espacio a lo largo de cada período: las ciuda-
des y los pueblos, las chacras y las colonias, los ferrocarriles y los puertos,
los caminos, carreteras y autopistas, los ramales del tren clausurados, los
pueblos abandonados, los complejos industriales, los clubes de campo...todo
está allí y no podemos explicar por qué ahí, si no identificamos a que perío-
do histórico pertenece, período en el que esos elementos eran funcionales al
espacio geográfico de la sociedad que lo modeló.
Sin una correcta lectura de los tiempos que se manifiestan en el espacio,
no podremos captar su esencia: ¿cuál es el centro de los negocios de una ciu-
dad metropolitana? ¿La desolación de las noches, el tedio y el silencio de los
sábados y los domingos? ¿O el hacinamiento, el ruido, el trajinar de las gen-
tes en las calles, la congestión de vehículos en las rutas de entrada y salida
de la ciudad en los llamados “días hábiles”? ¿Qué nuevo significado dan al
espacio el uso de Internet, el correo electrónico y el trabajo a domicilio? ¿Qué
tipo de espacio está configurándose con estas nuevas dimensiones del tiem-
po? Geógrafos, sociólogos, historiadores, filósofos y planificadores reflexionan
sobre este tema, entre los que podemos citar a Milton Santos, Marc Augé,
Jacques Le Goff, Kevin Lynch e Ilya Prigogine, entre otros.
El concepto de espacio geográfico fue evolucionando desde las propuestas
de comienzo del siglo XIX, entendido casi como sinónimo del espacio físico,
no obstante, sin descuidar las relaciones de sus componentes tanto natura-
les como sociales y sus interdependencias.
La geografía que hoy conocemos como disciplina científica no se ha cons-
truido de una día para otro. Su desarrollo y crecimiento han sido más que
complejos. Ha tenido momentos de gloria y reconocimiento mundial de sus
saberes, y también, períodos de oscuridad y olvido. Pero su tarea ha sido
constante y ha podido ofrecer al mundo, desde sus pasos iniciales, las herra-
mientas y conceptos para su aprehensión. La diversidad de la Tierra, sus dife-
rentes culturas, sus modos de vida, la pobreza, los conflictos geopolíticos, la
puja por los recursos vitales para sus sociedades, son cuestiones actuales
que los geógrafos intentan descifrar. Para ello, como desde sus comienzos,
entablará relaciones desde diferentes esferas científicas, tomará aportes del
campo de las ciencias naturales y sus fundamentos de las ciencias sociales,
sin perder de vista esta la imprescindible interrelación entre sociedad y natu-
raleza. La ambición de conocer el mundo a través del quehacer geográfico, ha
sido y es, extremadamente dinámica e inmensa, hoy enriquecida por el enfo-
que sistémico de los problemas y la aceptación del curso aleatorio que estas
relaciones pueden asumir en el futuro. Ante cualquier cambio o mutación del
sistema-mundo, el resto no permanecerá ajeno.
6.
KK Actividad integradora
a. Explique los factores que intervinieron en los procesos de institucio-
nalización de la geografía europea a fines del siglo XIX.
b. ¿Con qué escuela de pensamiento podrían asociarse el surgimiento
y el fortalecimiento de la Geografía Humana?
c. Defina “espacio geográfico” del modo más completo posible, sirvién-
dose de los elementos trabajados en esta unidad.
Referencias bibliográficas
Referencias web
Nadal, F y L. Urteaga (1990), “Cartografía y estado: los mapas topograficos
nacionales y la estadística territorial en el siglo XIX “, [en línea]. En:
Geocrítica, Universidad de Barcelona, Barcelona. Año XV. Número: 88.
Disponible en: <http://www.ub.edu/geocrit/geo88.htm> [Consulta:
12/11/2012].
Fotos aéreas del Cercado de Lima-Perú (entre 1930 y 1950) <http://
fotosaereasantiguasdelima.blogspot.com.ar/> [Consulta: 18/03/2013].
Descripción: blog con fotos del mencionado período.
Clarín.<http://www.clarin.com/sociedad/Argentina-ombligo-mundo-planisferio-
oficial_0_804519660.html> [Consulta: 18/03/2013]. Descripción:
“Argentina está en el ombligo del mundo según un planisferio oficial”.
Universitat de Barcelona web. <http://www.ub.es/geocrit/menu.htm>
[Consulta: 18/03/2013]. Descripción: menú de Geocrítica en el sitio web
de dicha universidad.
Página/12. <http://www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/21-206595-2012-10-
29.html> [Consulta: 18/03/2013]. Descripción: entrevista a Doreen
Massey, geógrafa y feminista, sobre la “geometría del poder”.
Ramirez, H. “La representación cartográfica de la superficie terrestre: una
mirada crítica “, [en línea]. En: Breves Contribuciones del Instituto
de Estudios Geográficos. N 22. Tucumán. Universidad Nacional de
Tucumán. 2010/2011. Disponible en: <http://dialnet.unirioja.es/servlet/
articulo?codigo=4061449> [Consulta: 02/01/2013].
Qué História é essa? <http://www.quehistoriaeessa.com/2010_11_01_archive.html>
[Consulta: 18/03/2013]. Descripción: sitio de historia, en portugués.
Objetivos
Que el estudiante:
2.1. Introducción
El propósito de este capítulo es provocar algunas reflexiones en torno al uso
naturalizado de conceptos básicos, nacidos en el núcleo de la Geografía
Humana: paisaje y región. Estos conceptos y otros, como escala y territorio,
han tenido –en sus raíces teóricas y empíricas– influencia de las ciencias natu-
rales en el marco del auge del positivismo que repercutió en todo el campo
científico. Este proceso legitimó no solo la cosmovisión occidental en su lectu-
ra de la realidad social, sino que también influyó en las formas de apropiación
espacial de los recursos, el territorio y las personas. El saber geográfico ha
dado un giro socrático y ha retomado, como actualizado, algunos supuestos
que hacen al quehacer de la geografía renovada y crítica.
Cada vez más, estas nociones de la tradicional Geografía Humana son uti-
lizadas en el campo de las ciencias sociales, aunque resignificadas.
La Geografía Humana propuso y formalizó científicamente las ideas básicas
que plantea el análisis geográfico: la localización, la fisonomía del paisaje, su
extensión, la posición, las condiciones del lugar, las relaciones sociedad medio,
la región como síntesis, entre otros. Todos estos atributos entendidos en la más
estricta interrelación de escalas dan sentido al estudio geográfico regional de
la escuela clásica. No obstante, lejos de considerarlos perimidos, podríamos
rescatar algunos de estos principios y confrontarlos con los actuales contextos
sociales, complejizándolos y dándoles una carga de significado más adecuada
a los presentes desafíos del análisis geográfico contemporáneo.
El espacio mundial es también un espacio de ideas. El papel de la Geografía
Humana ha sido y es central para el abordaje del análisis geográfico científi-
Varios geógrafos, durante las últimas décadas del siglo XX, investigan desde
diferentes posturas y objetos; su producción se diferencia en el ámbito de
la geografía por la forma en que encaran el tratamiento de los problemas
centrados en las cuestiones socioterritoriales. En este marco, por ejemplo, la
Geografía Cultural y la Geografía Social aportan nuevas miradas sobre el paisa-
je, el lugar y el territorio, que son valoradas no solo por la Geografía Humana
sino, fundamentalmente, por el campo de las ciencias sociales.
Ahora bien, el desafío del quehacer geográfico se posiciona en el estudio del
presente, según el enfoque y la mirada del contexto espacial. Después de un largo
periplo de evolución de ideas para la compresión de la organización social del
territorio podremos, a continuación, aproximarnos a algunos conceptos básicos.
1.
Las condiciones del sitio no determinan por ellas mismas los conflictos que
se desprenden del lugar ni tampoco es natural el tipo de impacto que el medio
puede ejercer una población determinada. Detrás, siempre ha habido una
valoración social (que depende de la matriz cultural y/o de la matriz política-
económica) en la selección del sitio en el que pueden jugar muchos factores,
pero esencialmente, veremos que se relaciona con el próximo componente
que interviene en los procesos de localización.
La posición es dicho tercer componente y, tal vez, el más relevante, porque
influye directamente en la selección del sitio. Como adelantamos en el capítu-
lo anterior, la posición no se vincula con el lugar concreto del asentamiento,
sino con la relación que este lugar mantiene con otros. Es el juego de esas
relaciones lo que determina la relevancia de la posición, y este es un dato
variable a lo largo del tiempo: solo aquellos lugares que ante las contingen-
cias cambiantes del devenir histórico han reafirmado las condiciones favora-
bles de su posición, mantienen su vigencia y acrecientan su significación en
el contexto relacional.
LECTURA OBLIGATORIA
2.
CC
La concepción de la Tierra como un todo, cuyas partes están coordinadas orgá-
nicamente, brinda a la geografía un principio de método cuya fecundidad apare-
ce mayor a medida que se extiende su aplicación. Si nada existe en forma ais-
lada en el organismo terrestre, si por todas partes se establecen leyes
generales de manera que no se pueda tocar algún sector sin provocar un enca-
denamiento de efectos sobre el resto, la tarea del geógrafo asume un carácter
diferente de aquel que le es, a veces, atribuido. Cualquiera sea la fracción de
la Tierra que él estudie para comprenderla, no puede circunscribirse solamente
a ella. Un elemento de orden general se introduce siempre en toda investiga-
ción local. La fisonomía no es, en efecto una consecuencia del juego de ele-
mentos regionales, sino que depende de influencias múltiples y, a veces, leja-
nas de las cuales no importa determinar el origen. Inclusive fuera de toda
relación de cercanía, la acción, cada vez más reconocida de las leyes genera-
les, se traduce por afinidades de formas o de climas, que sin alterar la indivi-
dualidad propia de la región, deja en ellas huellas análogas. Entre estas analo-
gías o “conformidades” […] varias podrían ser solamente aparentes, pero
otras son reales; están fundadas no sobre puros encuentros exteriores, sino
sobre relaciones de origen y de causas.
Entre ellas, el acercamiento o la relación se impone, ya que cada una aporta a la
otra su tributo de explicación; y el geógrafo está conminado así a proyectar sobre
el sujeto que estudia, toda la luz provista por la comparación de casos análogos.
La explicación solo le pertenece a la Tierra tomada en su conjunto. Por enci-
ma de miles de combinaciones que varían hasta el infinito la fisonomía de las
regiones, existen condiciones generales de formas, movimientos, extensión,
CC
Las formaciones socioespaciales pueden ser asimiladas como unidades geo-
gráficas coherentes, […] espacios más o menos perceptibles y delimitados,
pero […] suficientemente presentes en el “sentido común” para ser objeto de
representaciones colectivas.
Estas entidades forman una jerarquía compleja, [no] automática, desde la esca-
la micro-regional hasta la escala nacional. Comparables a edificios territoriales
que comparten infraestructura geo-económica y una estructura ideológica; las
formaciones socioespaciales son gobernadas por relaciones dialécticas […]
entre las diversas instancias económicas, ideológicas y políticas. [Estas forma-
ciones] son de hecho doblemente objetivadas, con algunas variantes en cuanto
al sentido de la forma, por la superposición aproximativa de los espacios indivi-
duales vividos y por el esfuerzo organizativo de los aparatos políticos e ideoló-
gicos (Estado, Región, Escuela, […]) que retoman por su cuenta, cuando no lo
inflexionan a su gusto, el discurso de la historia. […] las unidades socioespa-
ciales no encierran […] las ideas, las prácticas y las actitudes de los individuos
en una determinación estrecha. La trayectoria de cada actor social y la manera
muy personal con la que interioriza las informaciones [..] del medio garantizan
la variedad de los comportamientos individuales y de las relaciones [sociales y
espaciales]. (Di Meo, 1998: 75-76, traducción de las autoras).
otros sectores con el objetivo de luchar por la demolición del viejo edificio y
acondicionarlo para una reserva verde urbana propuesta por los vecinos de
los barrios aledaños y ONG; o algunos sectores municipales junto con inverso-
res externos propondrán como discurso el objetivo social de que se refuncio-
nalice el lugar para la instalación de un shopping, entre otros ejemplos. Cada
uno de estos reclamos y propuestas de uso del predio de la vieja fábrica son
lógicas y razonablemente coherentes con los intereses de cada grupo que los
formuló; son reclamos y propuestas relacionadas con el poder, y no con la
escala “escolar”, por lo tanto, estos intereses adquieren relevancia desde la
escala de actuación. No obstante, en cada una de las propuestas existe un
uso incompatible con el otro. Es evidente que la elección de la escala y del
recorte de las relaciones en juego no es neutra.
En el análisis del hecho geográfico y en su interpretación no se puede eludir
el tema de la escala que es la que nos permite comprender la relación entre
lo local y lo global. Un ejemplo de la importancia de la escala en el análisis
de los efectos del poder de decisión en la configuración del espacio nos lo
da la propuesta que hace Joan Eugeni Sánchez (1992), que trata en profun-
didad este tema.
PARA AMPLIAR
AA • Escalas relacionales:
-- Escala de la vida cotidiana, en el marco de la vida familiar e íntima.
-- Escala convivencial (barrio) involucra a los diferentes lugares donde
se desenvuelve la actividad normal de una persona como: residencia,
estudio, trabajo, recreación, etc., que originan movimientos pendu-
lares de origen y destino con diferentes ritmos (diarios, semanales,
estacionales, entre otros).
• Escalas político-administrativas y funcionales:
-- Escala local, es el territorio básico administrativo, y se toma gene-
ralmente, la escala del municipio
-- Escala del departamento –o partido, para la provincia de Buenos
Aires– corresponde a la tercera jerarquía en la subdivisión de los
territorios provinciales. Algunas veces, esta escala coincide con la
del municipio.
-- Escala provincial, subdivisión del primer orden dentro del Estado.
-- Escala nacional, abarca la totalidad del Estado.
-- Escala metropolitana: aquí el criterio de su definición se apoya en
la continuidad de la trama urbana de un aglomerado que excede
los límites político-administrativos del municipio generador de la
conurbación.
-- Escala comarcal: se refiere más a la heterogeneidad brindada por el
paisaje, tomando elementos de este, naturales, históricos y sociales;
por ejemplo, la cuenca del río Luján.
-- Escala regional económica, por ejemplo en el contexto europeo la
Unión Europea, en el contexto latinoamericano, el Mercosur o el
Pacto Andino.
-- Escala macronacional: los organismos internacionales como la
Organización de los Estados Americanos, que tiene influencia en
el conjunto de los estados que componen el continente americano.
-- Escala mundial o planetaria: es escala absoluta en el espacio geo-
gráfico.
LECTURA OBLIGATORIA
3.
KK Escala e ideas
a. La definición instrumental y metodológica de la escala está en estre-
cha relación con el tipo de abordaje teórica que se tenga del espa-
cio geográfico. En esta actividad, tomaremos el artículo de Cristina
Valenzuela “Contribuciones al análisis del concepto de escala como
instrumento clave en el contexto multiparadigmático de la Geografía
contemporánea” (la lectura obligatoria que precede a esta actividad),
para realizar una síntesis orientadora y valorar los contextos cientí-
ficos a la hora de utilizar el concepto. Lea atentamente el artículo y
complete el siguiente cuadro de síntesis.
Geografía radical o
crítica
CC
El paisaje, la distribución de las formas, el contacto entre ámbitos distintos, y
posteriormente las propias actuaciones humanas, serán reflejo de esta globali-
zación, haciendo distinto y particular a cada lugar o situación como medio o
ámbito de la vida humana como un todo” (Sánchez, 1992, p. 51).
LECTURA RECOMENDADA
RR
Frovola, M. y Bertrand, G. (2006), “Geografía y Paisaje”, en: Tratado de Geografía
Humana, Anthropos, Barcelona, 254-269.
Detrás de la noción de paisaje hay formas de pensar diferente entre los geó-
grafos. Podríamos sintetizar, siguiendo a Lobato Corrêa (2012) que existen
dos grandes momentos en la producción conceptual y empírica del paisaje: el
siglo XIX hasta 1970, y de 1970 hasta el presente. En el primero, el paisaje
se consideraba como una expresión sintética y material de la región. Desde
1970, su estudio pasó a disfrutar de una mayor autonomía, constituyéndose
en un objeto de investigación por sí mismo. Paul Vidal de la Blache, Roger
Dion y Carl Sauer son referencias clásicas relativas al primer período, en tanto
que Denis Cosgrove, Augustin Berque, Don Mitchell, corresponden al segundo
momento.
A continuación plantearemos nuestras propias coordenadas para aproxi-
marnos a un concepto operacional a la hora de comprender la organización
del espacio geográfico.
CC
La cultura está constituida de realidades y por los signos […] inventados para
describirlas […]. También posee una dimensión simbólica. Al ser repetidos en
público, algunos gestos se cargan de significaciones nuevas, se transforman
en rituales y crean, en quienes los hacen y los observan, un sentimiento de co-
munidad compartida.
En la medida en que el recuerdo de las acciones colectivas se enlaza con los
caprichos de la topografía, […] o con los monumentos creados para sostener
la memoria de todos, el espacio se convierte en territorio [...] El paisaje lleva
la huella de la actividad productiva de los hombres […]. Está marcado por las
técnicas materiales que la sociedad domina, y moldeado para responder a las
convicciones religiosas, a las pasiones ideológicas o a los gustos estéticos de
los grupos. [Es] un documento clave para comprender las culturas, a menudo el
único que nos queda […] del pasado.
Los niños asimilan conocimientos, actitudes y valores observando lo que se
hace […] e imitándolo: las lecciones [de] los adultos subrayan los símbolos de
los cuales los lugares son portadores. El paisaje se vuelve así una de las matri-
ces de la cultura.
[…] su interpretación [la de los paisajes] no es fácil: hablan de los hombres que
los moldean y que los habitan actualmente, y de aquellos que los precedieron;
informan sobre las necesidades y los sueños de hoy y también de un pasado a
veces difícil de datar. (Claval, 1999: 18-19).
Por otro lado, Cosgrove plantea a la geografía cultural como un mundo de sig-
nificados, y en esto también surge una clara evolución de la forma conceptual
del paisaje. Este autor desarrolla un enfoque eminentemente histórico para
rastrear las relaciones entre el paisaje y la imaginación geográfica. Los modos
LECTURA RECOMENDADA
RR
Cosgrove, D. “Observando la naturaleza: el paisaje y el sentido europeo de la vista”,
[en línea]. En: Boletín de la A.G.E. Nº34. Madrid. Asociación de Geógrafos Españoles.
2002. Disponible en: <dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/660033.pdf> [Consulta:
01/03/2013].
4.
KK Paisaje y sociedad
a. Indague, recorriendo la página, sobre el tipo de información que brinda
el Observatorio de Paisaje de Cataluña que dirige Joan Nogué, geógrafo
especializado y reconocido internacionalmente en ese campo. Exprese
precisamente cuáles son sus objetivos y por qué el paisaje resulta de
interés científico y social.
b. ¿Podría intuir qué definición de paisaje subyace en la información?
Argumente su propuesta.
c. ¿Pensaba que el paisaje tenía esta relevancia científica en la actualidad?
Fundamente su respuesta.
CC
Todo esto nos lleva a colocar el problema de las divisiones del espacio.
Podemos hacerlo de dos maneras. Una nos lleva a distinguir formas múltiples
de organización que resultan en otras tantas apariencias concretas. Sería el
espacio-paisaje. Y la otra, la escala del espacio a estudiar. En tanto que no hay
espacio real fuera del espacio banal, es necesario definirlo según las dos no-
ciones. Desde el punto de vista de la percepción inmediata, el espacio se dife-
rencia en función de los paisajes presentes. En el lenguaje geográfico se pue-
de comprender, entonces, a través de la oposición entre espacio urbano y
espacio rural. Pero esto es nada más que el lenguaje, destinado a definir un
epifenómeno, el paisaje. Desde el punto de vista genético, lo único capaz de
trazar una explicación del espacio no es solamente diferenciarlo por el hecho
que de las actividades dominantes sean de naturaleza diferente, sino también
se lo puede explicar en función de la estructura de esas actividades y de los
respectivos niveles de decisión. Este problema depende de la escala de obser-
vación de los fenómenos, y, por lo tanto, de la escala de su explicación.
Por consiguiente, cada actividad tiene un reflejo espacial y una escala espacial
diferente, dependiendo tanto del nivel de desarrollo económico, como también,
del propio nivel de la actividad. Es a esa escala que debe corresponder la esca-
la de análisis. (Santos, 1996: 65).
En otras palabras, los paisajes que vemos son apenas manifestaciones apa-
rentes de las relaciones establecidas entre los muchos y variados factores que
intervienen en el modelado y transformación de nuestro planeta.
Para avanzar en el análisis de los paisajes, podemos partir de los fenómenos
físicos-naturales visibles: la energía del sol, el relieve, las plantas, los anima-
les, las aguas, las nubes, los vientos, las estaciones y su relación con los movi-
mientos y desplazamientos de la Tierra, o de los constantes levantamientos o
el hundimiento y los desplazamientos de los continentes que explican el relieve
y el perfil de las costas y así adentrarnos en el campo de las ciencias de la tie-
rra. O también podemos partir de las formas de acción de las tribus indígenas
que persisten como relictos o ruinas arqueológicas y llegar, siguiendo su rastro,
hasta la lectura de la impronta de la intervención de las modernas sociedades
industriales. Pero estas solo son algunas de las visibles relaciones que intervie-
nen en la formación de los espacios geográficos. Ir más allá de las apariencias
significa considerar que por detrás de todo paisaje tenemos, necesariamente,
una dinámica particular que lo configura, que lo construye, que lo mantiene con
determinada apariencia, y esto vale tanto para la selva o el desierto, como para
el paisaje agrario o la ciudad de rascacielos que trasuntan la obra de la socie-
dad que lo modela con su bagaje cultural y sus objetivos económicos y políticos.
Lo que nos lleva una vez más al terreno de las ciencias sociales.
Estudiar geográficamente el mundo, en su totalidad o en parte, es comen-
zar a buscar respuestas al cómo y por qué de los paisajes y de las característi-
cas que observamos. Es decir, lo que se busca es la comprensión del espacio
geográfico, entendido como algo que incluye no solo aquello que vemos (paisa-
je), sino también los factores intervinientes ocultos detrás de esa apariencia.
Por lo tanto, la investigación del hecho geográfico acerca del mundo actual
debe no solo ocuparse de las descripciones de las realidades aparentes, sino
indagar, principalmente, sobre el modo por el cual la sociedad produce una
particular organización del espacio.
Más aun: citemos a Jens Andermann (2011) según quien el paisaje, –en
tanto postales que se identifican con la naturaleza de un lugar, con un grupo
social y discurso determinado– es uno de los nodos principales a través de los
cuales se puede pensar la interrelación entre prácticas políticas y estéticas
legitimadas en un momento dado y según la estructura del poder.
CC
Como imagen cultural de la naturaleza, el paisaje se inscribe en una tensión
constitutiva entre su apropiación como signo que otorga control representacio-
nal sobre un objeto determinado y la experiencia en que este mismo signo pro-
mete y anuncia: experiencia de su propio desborde en tanto imagen, y que lo
devolverá al espectador a un modo tangible de experiencias más allá de las
mediación. Pero es así, precisamente, como la inmediatez una y otra vez anun-
ciada y postergada en un mismo instante por el paisaje –“lo natural” dándose
epifánicamente, en estado puro– contribuye y sanciona a la petrificación de las
relaciones sociales que se interponen en la realización de la promesa. En el
paisaje, la “segunda naturaleza” (para valernos del concepto lukásiano) apare-
ce imbricada inexorablemente con la primera que no existe sino como efecto
negativo de esta. En rigor, pues, como sugiere Jacques Derrida “no hay natura-
leza, solo sus efectos”. El paisaje representa estos efectos en el doble senti-
do propio del concepto de representación. Por un lado, remite a la imagen he-
cha, al paisaje visión […]. En cambio, en su sentido performativo, el término
representación remite a la puesta en relación entre el cuerpo y el entorno, y
así a una noción de espacio. (Andermann, 2011: 279-280).
LECTURA OBLIGATORIA
5.
II
EE
Youtube. <http://www.youtube.com/watch?v=AC5QXrWIbKI>
[Consulta: 18/03/2013]. Descripción: “Geografía, regiones naturales”.
Mediateca Telesecundaria.
6.
KK La región en cuestión
a. ¿Cómo se establecen los grados de homogeneidad de las regiones?
¿Con qué variables? Enumere al menos dos.
b. ¿Ha recibido alguna vez este tipo de información? ¿Dónde y cuando?
c. ¿Qué variables están minimizadas o ausentes en estas regionalizaciones?
No obstante, existen otros casos para definir a las regiones que se funda-
mentan en aspectos más complejos como pueden ser las regiones históricas,
preocupadas por el espacio político o descriptivo de pueblos y localizaciones
geopolíticas: las regiones políticas-administrativas o geopolíticas, como puede
ser la Unión Europea y, en el segundo caso regional, más próximo a nosotros,
el Mercosur.
En la región, el factor económico es central. Por ejemplo, podemos encon-
trar varias tipologías. La región es homogénea, los parámetros seleccionados
representan variables constantes en el territorio. La región funcional o pola-
rizada es la que se organiza a través de nodos y jerarquías. La región planifi-
cada o región plan es en la que se determinan objetivos políticos o de orde-
nación territorial.
Hoy, en el análisis geográfico, la regionalización se encuentra en pleno
auge. La regionalización crea una clasificación de espacios, a partir de la defi-
nición de los atributos que le den identidad propia. Regionalizar lleva consigo
dos procesos opuestos: integrar y segregar. El primero conlleva la identifica-
ción de una similitud y homogeneidad interna entre los elementos que compo-
nen el territorio en relación con una o más variables seleccionadas. Pero tam-
bién se da el proceso opuesto, la segregación, ya que ese territorio delimitado
se distingue entre otros espacios a partir de rasgos visuales y/o materiales.
Finalmente, podemos decir que la cuestión regional se retoma hoy con
fuerza, en primer lugar, por la proliferación efectiva de regionalismos, identi-
dades regionales y de nuevas-viejas desigualdades socioeconómicas. Por otro
lado, la cuestión resurge en las ciencias sociales en función de los debates
académicos. El tema es apasionante, y nos excede para este espacio de tra-
bajo; para los interesados se recomiendan algunas lecturas, además de las
obligatorias.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Haesbaert, R. (2010), Regional-Global. Dilemas da Região e da Regionalização na Geo-
grafia Contemporânea, Bertrand Brasil, Rio de Janeiro.
Albet i Mas, A. “¿Regiones singulares y regiones sin lugares? Reconsiderando el estu-
dio de lo regional y lo local en el contexto de la geografía postmoderna”, [en línea].
En: Boletín de la AGE Nº32. Madrid. 2001. Disponible en: <http://age.ieg.csic.es/
boletin/32/3202.pdf> [Consulta: 22 de marzo 2011].
PARA REFLEXIONAR
Por otro lado, Joan Nogué proporciona otra mirada, siguiendo la misma línea
cultural y social. Este autor propone con claridad el papel de la experiencia y
el de la identidad, no como elementos contenedores del paisaje o el territorio,
sino a la inversa.
CC
El territorio proporciona el medio principal a través del cual damos sentido al
mundo y a través del cual actuamos en el mundo. Cuando creamos territorios
en el espacio geográfico, cuando vivimos aquellos territorios, creamos identi-
dades. Hablar de territorio, por lo tanto es hablar de la identidad, porque la
identidad no está solo asociada a la cultura y a la lengua, sino también al es-
pacio geográfico, a los espacios geográficos. Podemos sentirnos parte de di-
versos territorios en una misma escala o en escalas diferentes. Es un senti-
miento vivido de manera muy diversa según las personas, con lo cual no se
puede generalizar más sobre ello, pero lo que es innegable es que todos los
tenemos, todos los sentimos y muy a menudo están vinculados a los recuer-
dos y a las experiencias vividas. (Nogué, 2010:22. Selección de textos traduci-
dos por las autoras).
No obstante, casi todos tenemos una concepción muy arraigada que surge de
la expansión occidental, de la modernidad y de la definición de los Estados.
El territorio es visto, casi exclusivamente, como parte inseparable del Estado.
Por otro lado, no olvidemos que la biología también nos ha dejado su huella y
las visiones de territorio y territorialidad se asocian muchas veces a los com-
portamientos animales y sobre la capacidad de delimitarlo, para asegurar la
subsistencia de las especies.
Ahora bien, hecha esta introducción, volvamos a la geografía. La diferencia-
ción que establecemos en relación con los objetos (de superviviencia, social,
emocional, etc.) o de la ubicación estos presentan nos permiten distinguir enti-
dades diversas tales como sitios y lugares. Esta espacialidad humana conlleva
que el espacio forme parte inseparable de la práctica social y que, por ello, las
nociones espaciales constituyan un elemento cotidiano en nuestro lenguaje.
Entre las nociones espaciales y los conceptos geográficos se encuentra
la construcción consciente de una forma de representación del espacio: el
territorio.
En la actualidad, en relación con el territorio, la realidad nos abruma sobre
el significado político, vivimos un tiempo signado por el recrudecimiento de
7.
KK Repensando el territorio
Fuente:<http://razoncartografica.files.wordpress.com/2012/03/club-de-mapas.png>.
CC
Se entiende por territorio el espacio apropiado y valorizado por un grupo social
para asegurar su reproducción y la satisfacción de sus necesidades vitales. Se
trata de un concepto multiescalar que puede ser aprehendido en diferentes ni-
veles de la escala geográfica. Los geógrafos han elaborado también el concep-
to de paisaje en estrecha relación con el de territorio, ya que se considera al
primero como símbolo metonímico y componente diferenciador de este último.
La cultura, entendida como pauta de significados, constituye una dimensión
fundamental del territorio, porque la apropiación del espacio no tiene sólo un
carácter instrumental sino también simbólico-expresivo. Así entendido, el terri-
torio constituye el marco obligado de ciertos fenómenos sociales, como el
arraigo, el apego y el sentimiento de pertenencia socioterritorial, por un lado, y
la movilidad, la migración y hasta la globalización, por otro. (Giménez, 2001).
EE
Terra. <http://noticias.terra.com.ar/sociedad/conoce-el-mapa-de-los-
cortes-y-piquetes-en-el-paro-de-la-cgt,3becaf173891b310VgnVCM5
000009ccceb0aRCRD.html> [Consulta: 18/03/2013]. Descripción:
portal de noticias; en esta ocasión, presenta el mapa de piquetes previa-
mente mencionado en la presentación del recurso.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Benedetti, A. (2011), “Territorio: concepto integrador de la geografía contemporánea”,
en: Territorio, Lugar y Paisaje. Prácticas y conceptos básicos en geografía, Editorial de la
Facultad de Filosofía y letras, Buenos Aires, pp. 11-82.
II
Fuente: <http://escritorioeducacionespecial.educ.ar/datos/mapas-geografia.html>.
II
Fuente: <http://bahiasinfondo.blogspot.com.ar/2012/02/buscando-mapas-viejos-de-
la-patagonia.html>.
Referencias bibliográficas
Referencias web
Albet i Mas, A. “¿Regiones singulares y regiones sin lugares? Reconsiderando
el estudio de lo regional y lo local en el contexto de la geografía
postmoderna”, [en línea]. En: Boletín de la A.G.E. Nº32. Madrid. 2001.
Disponible en: <http://age.ieg.csic.es/boletin/32/3202.pdf> [Consulta:
22/03/2011].
Bahía sin fondo. <http://bahiasinfondo.blogspot.com.ar/2012/02/buscando-
mapas-viejos-de-la-patagonia.html> [Consulta: 02/02/2013]. Descripción:
blog, con elementos útiles para geografía.
Otras referencias
Youtube. <http://www.youtube.com/watch?v=AC5QXrWIbKI> [Consulta: 18/
03/2013]. Descripción: “Geografía, regiones naturales”. Mediateca
Telesecundaria.
Objetivos
3.1. Introducción
Una aproximación simple, pero cierta, es plantear a la geografía, y en especial
a la geografía humana, como aquel campo del conocimiento que estudia la
superficie de la Tierra como el espacio en el que viven las sociedades.
La geografía humana, tradicionalmente, ha analizado y analiza las diferen-
tes formas y tendencias de distribución espacial de los fenómenos y activida-
des sociales, en términos de población. Poblaciones que varían de una loca-
lización a otra dando como resultante un planeta cambiante, pero finito. Por
ello, desde sus inicios, bajo la luz de diversos paradigmas teóricos, se ha ocu-
pado de estudiar las actividades humanas en su dimensión espacial, como la
distribución de la población y sus características más relevantes.
En esta unidad intentamos retomar y profundizar la relación población,
sociedad y territorio. Para comenzar, resulta imprescindible partir de algu-
na descripción demográfica por unidades territoriales. ¿Cuántos somos?
¿Quiénes somos? ¿Dónde estamos? No son preguntas ingenuas y, como
veremos, la descripción es tan solo una parte del proceso de análisis, no lo
es todo.
CC
Con anterioridad, la preocupación geográfica por los hechos de población, aun-
que no completamente ausente, había sido muy escasa. Ni en los grandes trata-
dos sobre el contenido y la metodología de la geografía en general, ni en los ma-
nuales específicos de la geografía humana, se le concedía una atención
especial. Prácticamente los únicos temas que interesaban eran los relativos a la
distribución espacial de los efectivos. Los demás aspectos de la población ape-
nas eran tocados, ni en el marco de las tesis regionales, en boga durante la mi-
tad del siglo XX (Puyol, 1995:51).
LECTURA OBLIGATORIA
LECTURA RECOMENDADA
RR
Un estudio reciente que involucra diversas variables e indicadores del comportamiento
de la población rural en la región se encuentra en:
CEPAL, Población, territorio y desarrollo sostenible, [en línea], Santiago de Chile,
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 2012. Disponible en:
<http://www.cepal.org/celade/noticias/paginas/0/46070/2012-96-Poblacion-WEB.
pdf> [consulta: 20-08-2012].
40
30
20
10
0
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010
Años
Población urbana Población rural
Fuente: CEPAL
1.
II
Natural; y luego, desde la producción darwiniana junto con el auge del desarrollo
industrial europeo, plantearon un quiebre en la mirada de la Naturaleza.
Esos aportes de las ciencias, en especial de la biología, influirán en la pro-
ducción y enfoques tanto en la escuela francesa como en la escuela alema-
na de geografía y en la anglosajona, con diferentes impactos. En síntesis, la
escuela vidaliana por un lado, y la escuela ratzeliana por otro, han dejado plas-
madas dos líneas de pensamiento geográfico que impactarán hasta mediados
del siglo XX o más, según el contexto institucional y académico: el posibilismo
en geografía y el determinismo ambiental. Cabe aclarar que esta última, en
realidad proviene de la antropogeografía, desde la concepción de una geogra-
fía humana, de la que provenía Ratzel. Ambas escuelas son producto del posi-
tivismo europeo, y esto traerá consigo una carga importante de significados y
de legitimación científica, en el marco de las relaciones entre el hombre y la
naturaleza, y la mirada sobre la población y sus recursos.
Para comenzar con el análisis, es necesario delinear una síntesis tempo-
ral y espacial que permita interpretar la producción científica y la relación que
mantiene con el conocimiento geográfico. Se plantea precisar cómo aquellos
científicos en el siglo XIX “hacían” ciencia, es decir, cómo veían al mundo,
cómo percibían al espacio, cómo se situaban y qué racionalidad dominaba
para comprender las prácticas sociales, qué concepciones proponen sobre la
naturaleza, territorios, recursos y qué valores sociales les parecían esencia-
les. Es en este sentido que la puesta en valor de la región pampeana no se
escapa de este contexto y, por el contrario, explica el por qué de su puesta en
valor e inserción en la economía mundial de fines del siglo XIX.
La ciencia no es solamente la producción intelectual de teorías, sino tam-
bién una práctica de construcción social inseparable de las otras prácticas,
que vinculan el capital cultural, las clases sociales, las asimetrías en las rela-
ciones de poder, etc. Desde la historia de las ideas, existe concurrencia y con-
senso de que la ciencia moderna y el mundo científico europeo se construyen
a partir de los aportes de Copérnico y Galileo. Esta cosmogonía científica será
la piedra angular de la arquitectura epistemológica y metodológica que deter-
minará “lo científico” y que repercutirá también en las ciencias sociales. Su
método probó ser el correcto para hacer descubrimientos en ciencias teóricas
y, de esta forma, pudo haber facilitado el camino hacia un control consciente
de la naturaleza mediante la ciencia aplicada, incluyendo a las poblaciones
humanas “primitivas”.
Esta visión del dominio de la naturaleza, pero desde un enfoque totaliza-
dor, no ha sido unilineal frente a las ideas del siglo XVII y XVIII. Darwin, en
este sentido, aparece en este devenir como la ruptura concreta de estudiar
los nuevos territorios desde la visión científica que culminará con su obra La
Teoría de las Especies. La repercusión de esta obra impactará en todo el cor-
pus científico incluyendo las llamadas ciencias sociales. En geografía, los via-
jeros de la Edad Moderna participan activamente en este momento histórico al
“demostrar”, por ejemplo, que había un mundo habitado “debajo” del Ecuador.
Se suma así la superioridad del conocimiento experimental sobre el “libres-
co”. Y como los viajeros son hombres de ciencia, en estos será depositada la
construcción del mundo real para los ojos occidentales.
La historia de ese conocimiento no es, por lo tanto, el descubrimiento y
exploración de un territorio, el conteo de su población y recursos, sino las his-
torias de las relaciones de carácter geográfico escritas acerca de él. Desde
esta visión, son numerosos los documentos y fuentes.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Carballo, C., “Interpretación geográfica vidaliana de la Argentina de comienzos del
siglo XX. La valorización del territorio según Pierre Denis”, [en línea], en: Estudios
Rurales. Publicación del Centro de Estudios de la Argentina Rural, Buenos Aires, Uni-
versidad Nacional de Quilmes, 2012. Disponible en: <http://ppct.caicyt.gov.ar/index.
php/estudios-rurales/article/view/1387> [consulta: 17-07-2012].
La Suma de Geografía (1958),
obra dirigida por Francisco
Aparicio, impulsada desde la
Universidad de Buenos Aires, fue
sin duda un hito en el conocimien- Darwin, sin duda, ha sido el primer científico en su acepción más moderna
to geográfico del país, por su pro- que realiza la exploración y análisis en territorios nacionales: “En lo que atañe
fundidad e innovación promovida
a nuestro territorio podemos decir que las regiones por él visitadas aparecen
en ese contexto científico.
como nuevamente descubiertas, pues ingresan, desde ese momento, en los
dominios del conocimiento científico” (Aparicio, 1958: 118).
Cabe destacar que las coordenadas tiempo-espacio son indispensables
para interpretar correctamente las descripciones de los viajeros científicos.
Estas narraciones sobre los territorios americanos son las que generan el
conocimiento al corpus científico. En este sentido, es interesante destacar
la diferenciación entre el viaje de Darwin de comienzos de siglo XIX con el de
Denis, un siglo después, cuando la pampa es otra, es decir, es la pujanza eco-
nómica del país, su paisaje deja de ser salvaje para ser productivo.
Es así que Darwin (1832-1833) nos describe en sus narraciones las tensio-
nes entre la civilización y la barbarie, las luchas internas, el poder de Rosas, la
concepción del desierto como el “vacío territorial”, el gaucho y el indígena, el
ejército, entre las principales observaciones. Aunque no sin dejar de lado los
potenciales conflictos, también nos adelanta en su crónica lo que luego será
el corrimiento del indio y su exterminio. Nos describe una Pampa salvaje, un
espacio rural dilatado y “vacío”, una tierra por cultivar y “poblar”.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Denis, P. (1987), La valorización del país. La República Argentina - 1920, Ediciones
Solar, Buenos Aires.
II
2.
Fuente: United Nations. World Population Prospects, the 2010. Revision. <http://esa.
un.org/unpd/wpp/population-pyramids/population-pyramids.htm>.
II
Fuente: Indec
II
3.
KK Pirámides y población
Observe la evolución de las pirámides de población de Argentina entre
1895 y 2010:
a. ¿Cuáles son las pirámides, para el caso de Argentina, que nos per-
miten inferir una alta tasa de natalidad y mortalidad? ¿A qué censos
corresponden?
b. A grandes rasgos, ¿qué pasa con la población pasiva definitiva a través
de los censos en Argentina?
c. Compare la pirámide de 2010 y 1947. ¿Qué similitudes y diferencias
encuentra?
d. Por último, observe y compare las pirámides de población de 2012
de China y Argentina: ¿cómo fue evolucionando la población pasiva
o inactiva transitoria en millones de habitantes?
e. ¿Qué reflexión puede realizar al comparar estas pirámides?
Fuente: elaboración propia con base en United Nations. World Population Prospects, the 2010. Revision,
<http://esa.un.org/unpd/wpp/index.htm>
WW
Fuente: <http://www.ined.fr/fr/tout_savoir_population/cartes_interactives/>
PARA REFLEXIONAR
LECTURA RECOMENDADA
RR
¿Se puede medir cómo vive la gente en Argentina? Guillermo Velázquez intenta
responder a esta pregunta a partir de la elaboración de detallados mapas que muestran
cómo vivimos los argentinos en cada uno de los diversos puntos de nuestra geografía
y los cambios recientes, a partir de indicadores demográficos, económicos y sociales.
La propuesta es interesante por el grado de amplitud y la escala nacional propuesta en
este esfuerzo de reconstruir a través de los indicadores las condiciones de vida de la
población.
Velázquez, G. (2008), Geografía y Bienestar, EUDEBA, Buenos Aires.
CC
Pero la población del mundo, aun siendo una realidad aritmética, constantemente
cambiante, es tanto una abstracción geográfica cuanto una abstracción económi-
ca y social. Según las condiciones, según las posibilidades de vida en cada país,
un nacimiento cobra una significación particular. Abre unas perspectivas más o
menos largas de vida; se inserta en un cuadro humano donde la edad media pue-
de variar de un número al doble, donde la esperanza de vida oscila entre treinta
años en América Central o en Surinam y más de setenta años en Suecia y los
Países Bajos. El infante puede esperar disponer, cuando llegue a la edad adulta,
de una cuota individual teórica de medios de existencia equivalentes a 300 fran-
cos en la India, a 600 francos en Guatemala, a 1200 francos en los Estados
Unidos. La más ineluctable de las fuentes de desigualdad entre los hombres es,
hoy en día, su lugar de nacimiento. Al lado de las diferenciaciones naturales, que
implican para el pequeño esquimal un universo distinto del pequeño indonesio, la
disparidad entre la distribución de la riqueza y la de los hombres, las oposiciones
violentas entre los países donde crece el ingreso y aquellos donde crecen las ne-
cesidades, hacen de la geografía de la población uno de los abordajes más dramá-
ticos de la realidad humana de nuestros días (George, 1965:5).
PARA REFLEXIONAR
¿Por qué Pierre George afirma: “Según las condiciones, según las
LECTURA OBLIGATORIA
REGIONES 1500 1600 1700 1750 1800 1850 1900 1950 2000 2010
AMÉRICA LATINA 39 10 10 15 19 34 75 166 521 590
EUROPA 84 11 125 146 195 288 422 573 723 738
NORTEAMÉRICA 3 3 2 3 5 25 90 166 313 344
OCEANÍA 3 3 3 3 2 2 6 13 31 36
ÁFRICA 87 113 107 104 102 102 138 222 811 1.022
ASIA 245 338 433 500 631 790 903 1.376 3.719 4.164
MUNDO 461 578 680 771 954 1.241 1.634 2.516 6.123 6.896
Fuente: elaboración propia con base en los datos hasta 1950 que fueron extraídos de la tabla de
Jacques Vallin (2006:69); para los años 2000 y 2010, los datos se obtuvieron de United Nations.
World Population Prospects, the 2010. Revision.
Fuente: United Nations. World Population Prospects, the 2010. Revision <http://esa.
un.org/unpd/wpp/Analytical-Figures/htm/fig_12.htm>
PARA REFLEXIONAR
II
El estudio detallado de estas regiones nos mostrará también cómo las civi-
lizaciones agrícolas mediante la presencia del agua pudieron, a través de la
ingeniería de riego, crear espacios propicios para su desarrollo en medio del
desierto. Sobre estas adaptaciones y transformaciones del medio a través de
la cultura, y luego, del avance técnico del siglo XX, se colonizan territorios ári-
dos o semiáridos y también los selváticos e inaccesibles. Hoy la pregunta en
el manejo del agua se centra en la explotación y la contaminación sin medir
las consecuencias ambientales para un futuro cercano.
Desierto blanco o desierto verde no lo son nunca en términos absolutos,
solo están como a la espera de que las sociedades humanas valoren sus
recursos y dispongan de la tecnología adecuada para su aprovechamiento,
para poder instalarse en esos ámbitos. El ejemplo más contundente es la
apropiación de los recursos de la cuenca del Amazonas y sus consecuentes
transformaciones territoriales, ambientales y sociales (véase G.3.15).
El peso de las formas históricas de distribución de la población por países
será apenas alterado en los próximos años, aunque no deben descontarse
grandes migraciones y conflictos, y una acentuación de la concentración en
las grandes ciudades, dado que estos procesos se iniciaron a mediados del
siglo XX y aún continúan.
Los mares carecen de población permanente y, aunque existan grandes
navíos concebidos como verdaderas ciudades flotantes destinadas al placer
o buques factoría con autonomía suficiente para permanecer durante varios
meses en el mar, su destino es volver siempre a tierra. No faltan, sin embargo,
ejemplos de casas flotantes adosadas a la ribera de grandes focos de pobla-
ción, tanto en Holanda como en China; aunque importantes en el nivel local,
el número de sus habitantes carece de relevancia a escala mundial.
Los continentes son la base permanente donde se desarrolla la vida huma-
na, que a fines del siglo XX ya superaba a los 6.000.000.000 de personas, y
a inicios del XXI ya cuenta con más de 6.850.000.000 de habitantes. Vuelta
la vista sobre cada continente, se observan grandes disparidades poblacio-
nales. Asia se destaca porque aloja a más del 60 % de la población mundial.
Por ejemplo, China (9.396.960 km2) y Estados Unidos (9.372.610 km2),
con una extensión similar, sustentan una población de magnitudes muy dife-
rentes. Una estimación de 2010 daba a China 1.341.335.000 habitantes (el
estado más poblado del globo) y a Estados Unidos 310.384.000 habitantes.
La Federación Rusa (217.075.400 km2), pese a ser el Estado más extenso,
contaba apenas para 1994 con 147.021.869 habitantes, superado demográ-
ficamente por Brasil (8.511.970 km2), el otro gigante, con 161.800.000; este
último para el 2010 alcanza a 194.946.000 habitantes
La Argentina (incluyendo la Antártida y las Islas del Atlántico Sur) y la India,
con extensiones similares, presentan volúmenes de población que casi no
admiten comparación: 40.412.000 habitantes y 1.224.614.000 habitantes,
respectivamente, estimados para 2010 por las Naciones Unidas.
Los mapas de densidad nos aproximan a conocer y proyectar, por ejem-
plo, volúmenes de demanda de alimentos, teniendo en cuenta el consumo de
calorías diarias per cápita, volúmenes de agua potable, superficie del suelo
residencial (a ras del suelo o en altura), magnitud de la demanda de energía
y servicios, etcétera. Sin embargo, como estos mapas se elaboran a partir de
los datos referidos a unidades político-administrativas carentes de homoge-
neidad, desde el punto de vista geográfico es útil la representación por el sis-
tema de coropletas o por puntos como es el caso del mapa G.3.12.
II
Fuente: <http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:World_population.PNG>
PARA REFLEXIONAR
II
CC
En realidad, la pretendida teoría no es estrictamente tal, sino una gran genera-
lización de base histórica, derivada de la experiencia de los países que primero
conocieron la industrialización, el crecimiento económico moderno y los gran-
des cambios demográficos (Arango Vila-Belda, 2008:62).
2007
II 1960
-70° -60° -50° -40° -30°
RR
AP
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Boa Vista C
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A
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RORAIMA AMAPÁ O
Macapá
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CEARÁ DO NORTE
AMAZONAS Teresina
PARÁ Natal MG
MARANHÃO
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João Pessoa ES
PIAUÍ Pernambuco
Recife RJ
ACRE Porto Velho
SP
Rio Branco Palmas Alagoas
-10°
Maceió PR
RONDÔNIA Tocantins -10°
Sergipe SC
Aracaju
BAHIA RS Escala 1: 60 000 000
30 0 600 km
MATO GROSSO Salvador
Projeção Policônica
DF
Cuiabá BRASÍLIA 1980
Goiânia
GOIÁS
MINAS GERAIS
RR
P A C Í F I C O
Campo
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SANTO
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I
RIO DE JANEIRO N
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Rio de Janeiro T
o São Paulo A
Capricórni PB
Trópico de
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Habitantes por km2 Curitiba
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menos de 1 SANTA CATARINA O BA
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Florianópolis E
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1 a 10 C
O
RIO GRANDE MG
10 a 25 DO SUL Porto Alegre Escala 1: 30 000 000
MS ES
25 a 100 150 0 300 km
Projeção Policônica
-30°
mais de 100 Meridiano de Referência: -54º W. Gr RJ
Paralelo de Referência: 0 º -30° SP
PR
-70° -60° -50° -40° -30° SC
RS Escala 1: 60 000 000
30 0 600 km
Projeção Policônica
4.
Para finalizar esta unidad, los indicadores son ilustrativos y, a la vez, son “con-
tradictorios” los mapas que reflejan los resultados estadísticos de esperanza
de vida al nacer, mortalidad infantil o desnutrición infantil. Esta contradicción
solo se puede visualizar si analizamos los resultados de los indicadores en
conjunto. Por ejemplo, hay países como Níger cuya población crece 3,5 %
anual, lo que implica que su tamaño se duplica en tan solo 20 años. Si bien
la tasa de mortalidad infantil ha descendido a escala mundial de 107 % en
1970 a 56 % en 1997, la esperanza de vida al nacer se ha acrecentado de 55
a 67 años, y registramos una esperanza de vida al nacer de 51 años en los
países del África subsahariana y de 77 años en los países de altos ingresos.
La mortalidad –ponderada por la esperanza de vida al nacer– va de los 34
años en Mozambique a los 81 años en Japón. Como hemos visto, disparida-
des semejantes se observan en la natalidad y en la estructura por edad o eda-
des medias. Al igual que ocurre en otras situaciones de la realidad social, en
el campo demográfico, el mundo contemporáneo se caracteriza por profundas
brechas y desigualdades.
Referencias bibliográficas
Nuevos mundos
Objetivos
•• Interpretar la configuración de los espacios económicos en términos de
tramas territoriales, redes y flujos.
•• Reconocer las relaciones entre técnica, sociedad y organización del espacio.
•• Debatir desde el saber geográfico los problemas espaciales de la
globalización.
•• Valorizar el análisis geográfico para interpretar el mapa del mundo
contemporáneo.
4.1. Introducción
A más de cinco siglos del descubrimiento del ‘Nuevo Mundo’, iniciado por la
Europa premoderna, hoy nos encontramos en presencia de otros nuevos mun-
dos. Estos nuevos continentes se diseñan a la luz de las transformaciones y
valorizaciones de recursos, inversiones, producciones industriales, mercados
e innovación tecnológica.
En el primer proceso histórico, la cartografía cumplió un papel central en el
saber geográfico como sustento esencial en la estructura del poder político-
cultural dado que era necesario conocer las rutas y contar con un detallado
sistema de inventarios. Estos objetivos se cumplieron ampliamente gracias a
la reinvención de la técnica en el transporte marítimo y la información geográ-
fica, cada vez más precisa.
En el presente, la tecnología, la comunicación y la información geográfica
no dejan de tener un papel protagónico a la hora del análisis territorial del capi-
tal, aunque el mapa muestre otros contenidos: nodos urbanos que conforman
redes, como flujos y movimientos de objetos, información o personas. Sin caer
en clichés, la globalización de la economía traerá como resultado contradic-
ciones económicas y tantos mapas-mundo como rupturas o fragmentaciones
provoque, ya sean sociales, políticas o culturales.
La internacionalización, la mundialización y la globalización han sido los
estadios de avance y conquista introducidos como punta de lanza por las
empresas multinacionales de acuerdo con su capacidad de articulación sobre
la configuración del espacio único mundial como campo de estrategia y como
campo de actuación: de obtención de primeras materias, de producción divi-
dida, de distribución y de comercialización, así como de financiación y espe-
culación monetaria. La globalización económica, como sistema, alcanza una
difusión única en la historia de la humanidad, aunque con resistencias espa-
ciales. En esta unidad presentaremos algunas dimensiones espaciales que
se construyen entre conflictos y negociaciones.
CC
Cada punto habitado de la superficie terrestre constituía, entonces, un conjun-
to coherente, formado por una fracción del planeta, por una población local,
por las técnicas locales, un sistema político local y por un régimen económico
local. Las características de la sociedad y del espacio geográfico, en un mo-
mento dado de su evolución, están en relación con un determinado estado de
las técnicas. De este modo, el conocimiento de los sistemas técnicos sucesi-
vos es esencial para el entendimiento de las diversas formas históricas de es-
tructuración, funcionamiento y articulación de los territorios, desde los albores
de la historia hasta la época actual. Cada período es portador de un sentido
atribuido por el espacio y por la sociedad, representativo de la forma como la
historia realiza las promesas de la técnica (Santos, 1996:137).
LECTURA RECOMENDADA
RR
Chaunu, P. (1985), Historia, ciencia social. La duración, el espacio y el hombre en la época
moderna, Encuentro Ediciones, Madrid.
El historiador francés da cuenta de una obra impresionante en la que centra su
historia social en categorías de tiempo, pero también en el espacio y, fundamental-
mente, en la relación de ambos frente a los cambios sociales. Su amplia obra ofrece
importantes aportes en la lectura e interpretación de la duración del espacio y las
relatividades sociales.
II
En este mapa, podemos observar cómo las condiciones de los vientos per-
manentes y la corriente marina del golfo podían ser ventajas o desventajas
para la navegación a vela durante el siglo XVII. Por ejemplo, el viaje de Europa
a Jamestown (I) demandaba más de cincuenta días. En cambio, el viaje de
regreso, con la corriente del golfo y los vientos a favor, la misma distancia
era recorrida en menos de cuarenta días. Otro caso que podemos citar es el
de la península de Florida(II). El viaje de Europa a Florida tardaba alrededor
de ochenta días, debido a los mismos factores físicos. De regreso, el viaje se
reducía a tan solo sesenta días.
Esta relación tiempo-distancia recién cambiará con la aparición de una
nueva tecnología en la navegación ultramarina, la máquina de vapor. La inte-
gración de los mundos, en la actualidad, ha reinventado el tipo de relaciones
tiempo-distancia-espacio; en este sentido, se han impuesto modelos econó-
micos y culturales que tienden hacia la uniformidad, aunque no sin tensiones.
La sociología y la historia han realizado aportes importantes al señalarnos
que el hecho social es, ante todo, un hecho colectivo. Todo proceso históri-
co conlleva la acción concertada colectiva y consciente de un grupo humano,
una clase o un sector social. Por otro lado, el concepto de “imaginario social”
ayuda a comprender que la representación de la realidad que tienen las perso-
nas y/o los grupos sociales, generalmente, dista de ser homogénea. No todas
las culturas responden a las mismas escalas de valores, ni todos participamos
en igualdad de condiciones en las actividades de producción, ni compartimos
los mismos intereses o creencias.
Esto explica la diversidad de perspectivas frente a los fenómenos que
experimentamos. ¿Cuál fue el impacto territorial y la impronta en el imagina-
rio social que produjo la llegada del mundo europeo, acompañado del caba-
llo, el arcabuz, la rueda, el arado, la gripe o la viruela en las culturas indíge-
nas? ¿Cuál fue el imaginario del conquistador español en la búsqueda de El
Dorado? ¿Qué significó el sincretismo religioso de las culturas prehispánicas
con el cristianismo europeo? ¿Cuál fue el efecto de la incorporación de nue-
vas técnicas, la expansión del comercio europeo y las migraciones ultramari-
nas en la organización espacial de América? Historiadores como Silvio Zavala
en México y Alberto Salas en nuestro país han escrito páginas brillantes sobre
estos temas.
CC
No hay sociedad sin un espacio que le sirva de soporte. La institucionalización
de la sociedad es entonces inseparable de la del espacio. Adopta formas varia-
das. Hablando de las relaciones de los aborígenes australianos con el territorio,
A. P. Elkin (1967) percibe el rol de los grandes ancestros en esta institucionaliza-
ción del espacio: la patria de cada grupo local está surcada por caminos o sen-
deros, habitualmente no indicados, que jalonan cierto número de sitios particula-
res en los lugares donde un héroe hizo tal o cual cosa narrada en el mito [...]. En
otro lugar está, sin duda, el emplazamiento donde finalizó su viaje, allí donde su
cuerpo fue transformado en piedra y donde su espíritu, despojado del estorbo de
la materia, vio todo lo que sucedería inmediatamente, a menos que sea la “mo-
rada” donde su alma espera la reencarnación [...]. Del mismo modo, por sus ri-
tos y por las acciones, por el poder del que estaba dotado, transformó ciertos lu-
gares en centros donde se encontraban los principios vitales y los espíritus de
las especies naturales (Claval, 1999).
PARA REFLEXIONAR
Para cada momento y cada lugar, hay que pensar y preguntarse lo siguiente:
¿cuál es el fraccionamiento del espacio?, ¿qué significa?, ¿qué estructura
social y qué función del espacio están por detrás o en forma visible?
Por ejemplo, el espacio entre los incas se distribuía en cuatro sectores de
igual dimensión, destinados a la residencia y a la producción de alimentos:
uno para el inca; otro para el ejército; otro semejante para el culto; y el cuar-
to para la comunidad, la cual cultivaba en común y gozaba de los bienes pro-
ducidos, pero a la vez estaba obligada a prestar servicios en los otros tres
sectores para producir alimentos y mantener a los funcionarios. Esto significa
que el espacio reflejaba una función social bien diferenciada y que se vincula-
ba directamente con la estructura social y la producción de bienes necesarios
para la manutención de los agricultores y los sectores sociales más podero-
sos. De esta forma, se establecían los límites entre el espacio público y el
privado, que debían ser funcionales para la producción y reproducción de la
sociedad y para el espacio sagrado del inca y los sacerdotes.
En esta lógica se reconoce el resto de la distribución de los territorios, que
eran jerarquizados por las sociedades, ya sea como cotos de caza o áreas
cultivables, o según la delimitación de lo profano y lo sagrado. Un ejemplo es
la ciudad de Machu Picchu, en la que los componentes de la comunidad eran
diferenciados de acuerdo con su función social, y esta diferenciación se mani-
festaba en el lugar destinado para la vida cotidiana y de residencia. Los luga-
res más periféricos correspondían a los agricultores y, en la medida en que las
viviendas y otras construcciones se acercaban al centro de la ciudad, ascen-
dían en altura: la vivienda de ese sector social (ejército, nobleza o sacerdotes)
estaba más cerca del representante del inca, es decir, de Dios.
Robert Sack enriquece nuestro análisis de los grupos primitivos al plantear
algunas características sobre las concepciones sociales del espacio, que se
aplican especialmente al nivel de las estructuras político-económicas e ilus-
tran claramente las diferencias en las visiones del espacio que están asocia-
das a las diferencias entre primitivas y civilizadas.
CC
La primera propiedad es la concepción que las personas tienen en cuanto a la
relación entre su sociedad y su lugar geográfico. Como sucede con otras co-
sas, las sociedades ocupan espacio. La primera propiedad se refiere a la con-
cepción de las personas acerca de esta relación. Las sociedades tienden a for-
jar fuertes lazos con los lugares que ocupan y a justificar estos lazos mediante
organizaciones y procedimientos sociales. Las distintas sociedades conciben
estos lazos con los lugares en forma diferente [...]. La sociedad está anclada a
la superficie de la tierra en localizaciones muy especiales, como los lugares
sagrados, las fuentes de agua y los campamentos tradicionales [...]. Otras so-
ciedades conciben el orden social extensivo en el espacio en el cual los límites
pueden definirse más o menos claramente y pueden ser territoriales. En las
sociedades civilizadas, se ven partes de la sociedad como en posesión de una
extensión continua, pero qué partes y qué tan claramente se definen sus lími-
tes son cuestiones que difieren entre los distintos tipos de sociedades. La se-
gunda propiedad del concepto social del espacio es el conocimiento y la acti-
tud que unas personas tienen en relación con otras personas y lugares [...].
Podemos utilizar los datos etnográficos contemporáneos como evidencia para
una caracterización plausible de sociedades anteriores. Nos concentraremos
especialmente en aquellas características que distinguen las formas primitivas
de las civilizaciones e ilustran claramente su visión social del espacio. Los gru-
pos primitivos son menos complejos que las civilizaciones. Tienen menos divi-
sión del trabajo, una menor especialización interna, pocos miembros y territo-
rios más pequeños. Pero hay entre ellos diversos órdenes de complejidad, que
abarcan desde las bandas y clanes de cazadores, y conocimiento constante y
profundo del lugar involucrado en una visión mítica de la tierra fusiona a la so-
ciedad con el lugar. El lugar a menudo está habitado por los espíritus de los
ancestros, y un lugar específico puede haber sido dado a la gente por sus dio-
ses. En Australia, cada grupo totémico está asociado al lugar del que se supo-
ne que surgió el ancestro totémico [...]. Generalmente, se incorporan en los
mitos formas paisajísticas fisonómicamente impresionantes, que contribuyen
al anclaje de la sociedad del lugar. En muchos mitos de la creación, los dioses
le dieron un lugar en la Tierra a un pueblo [...]. La creencia en la ocupación de
la tierra por parte de espíritus de ancestros y en la donación mítica de la tierra
a la gente ha generado un poderoso sentido comunitario de propiedad y uso.
(Sack, 1984)
tensiones, donde los temas geopolíticos son noticias en los medios masivos
de comunicación y están en las agendas internacionales.
1.
a ese mundo feliz favoreció para que en España y en Grecia bajara el impacto
de la indiscutida caída libre de sus economías, con expresiones de conflictos
sociales que critican los mandatos de las cúpulas políticas y económicas de
la UE, los que se asumen con poco ingenio desde el Estado nacional.
Cabe destacar que la crisis del sistema capitalista hoy no conoce fronteras,
sus impactos se hacen sentir en las naciones de todo el globo, sin importar
la región. Algunos geógrafos han puesto la mirada crítica en estos procesos y
plantean la necesidad de conquistar una justicia espacial, señalando las con-
tradicciones de la economía global frente a la desigualdad social.
EE
En los últimos años, los gobiernos locales adquirieron un papel político diferen-
te al que predominó hasta la década de 1970, en consonancia con las crisis
estructurales de competencias y poder con la que se encuentran los Estados
nacionales en el nuevo sistema global. Frente a ese mundo global donde la
economía y su estilo de producción y consumo diseña sistemas cada vez más
integrados, los Estados nacionales relativizan su competencia para controlar o
planificar por sobre los flujos globales de poder, riqueza y tecnología del nuevo
sistema. Este sistema-mundo también es pluralidad de intereses sociales e
identidades culturales de la sociedad. De esta manera, la concepción del rol
del Estado no solo se erosiona desde las macroestructuras económicas, sino
también desde el interior de sus sociedades bajo posiciones, a veces extre-
mas, del rescate de la diversidad cultural. Así, el Estado pierde legitimidad, al
igual que las instituciones representativas y las organizaciones del poder públi-
co. En síntesis, estos procesos de globalización del mercado de capitales, de
los mercados de mercancías y de las cadenas de producción hacen cada vez
más difícil que los Estados puedan ejercer una política económica efectiva,
y su ejercicio representativo se ve envuelto en nuevas tensiones frente a las
fragmentaciones sociales y culturales que provoca directa o indirectamente la
desigualdad social y espacial del mundo.
LECTURA OBLIGATORIA
II
CC
El espacio no es un objeto científico separado de la ideología o de la política;
siempre ha sido político y estratégico. Si el espacio tiene apariencia de neutra-
lidad e indiferencia frente a sus contenidos, y por eso parece ser puramente
formal y el epítome de abstracción racional, es precisamente porque ya ha sido
ocupado y usado, y ya ha sido el foco de procesos pasados cuyas huellas no
son siempre evidentes en el paisaje. El espacio ha sido formado y modelado
por elementos históricos y naturales; pero esto ha sido un proceso político. El
espacio es político e ideológico. Es un producto literariamente lleno de ideolo-
gías (Lefebvre, 1976).
LECTURA OBLIGATORIA
II
Fuente: <www.15october.net/files/2011/09/15Oi.jpg>
“Unidos para el cambio global” fue uno de los tantos pósteres del movimiento
que organizó electrónicamente la estrategia para realizar una de las principales
protestas sociales que abarcó a todo el mundo, el 15 de octubre de 2011.
El movimiento de los indignados, que nació en España, tuvo en vilo a las
autoridades durante muchas jornadas por la ocupación de la plaza del Sol, en
Madrid, y la plaza de Cataluña, en Barcelona, y coincidió con las anteriores
elecciones autonómicas y locales. Estas movilizaciones de protesta tienen en
común, a nivel global, el objetivo de cambiar determinados comportamientos
de lo que podríamos denominar elites (políticos, banqueros, empresarios),
aunque cada país tiene su singularidad. Como recuerda The Economist, el
Para más datos geográficos véase: principal argumento de las protestas en Chile estuvo centrado en el sistema
<http://www.economist.com/ educativo, que poco tiene que ver con la queja mayoritaria en Reino Unido. En
blogs/dailychart/2011/10/
occupy-protests>
España y Grecia cerca del 50 % de los jóvenes no tienen empleo ni motivación.
Todas estas reclamaciones fueron argumentos más que suficientes para gene-
rar este movimiento global, que eclosiona a los 10 años de la crisis argentina.
2.
CC
La sociedad red es una forma espacial del mismo modo que lo pueda ser la
ciudad o la región en la organización de la sociedad mercantil o la industrial.
En esta red ningún lugar existe por sí mismo, ya que las posiciones se definen
por los intercambios de los flujos en la red. Los lugares no desaparecen pero
su lógica de significado queda absorbido por la red (Castells, 2000:490).
II
Fuente: <www.mundi.net>
CC
La elite tecnócrata-financiera gestora que ocupa las posiciones destacadas en
nuestras sociedades también tendrá necesidades espaciales específicas en cuan-
to al respaldo material/espacial de intereses y prácticas: la manifestación espa-
cial de la elite constituye otra dimensión fundamental del espacio de los flujos.
Por lo tanto, la elite tecnócrata-financiera-gestora que ocupa las posiciones des-
tacadas en nuestras sociedades también tendrá necesidades espaciales espe-
cíficas en cuanto al respaldo material/espacial de sus intereses y prácticas. La
manifestación espacial de la elite informacional constituye otra dimensión fun-
damental del espacio de los flujos (Castells, 2000).
II invisibles
Fuente: <http://ficus.pntic.mec.es/ibus0001/poblacion/Movimientos_migratorios.html>
3.
Cuando Juan Romero y Joan Nogué (2008) hablan del lado oscuro de la tec-
nología global, se refieren en realidad al “lado oscuro de la globalización”,
pero, para ser más certeros, lo que se pone en evidencia en esta aldea global
es que el avance tecnológico es a la vez una herramienta y una estrategia
territorial puesta al servicio del crimen organizado. Los procesos de interac-
ción global tienen, sin duda, su lado oscuro y su dimensión perversa cuando
analizamos geográficamente al crimen organizado. El espacio de flujos y redes,
la economía informacional y las nuevas tecnologías de la información están
siendo utilizadas por los comerciantes de armas, los contrabandistas al por
mayor, los carteles de los narcotraficantes, los terroristas, las mafias, es
decir, por el crimen organizado global. Estamos presenciando, al iniciar este
nuevo milenio, redes criminales transnacionales (o nacionales con conexiones
globales), gracias a la permisividad de las fronteras y a los débiles controles
nacionales propiciados durante la década de 1970 con el proceso de globali-
zación de la economía mundial.
WW
<http://www.economist.com/blogs/dailychart/2011/02/
daily_chart_drugs_mexico>
Sea como fuere, el mapa conocido hasta ahora de los estados territoriales
está en vías de transformación, en virtud de estos procesos que tensionan al
mundo conocido con este otro que plantea un (des)orden nuevo. La tendencia
es que, a pesar de que se mantengan las fronteras nacionales y la soberanía
territorial, se van a ir desdibujando como consecuencia de diversos procesos,
aunque se presentan variantes para no sucumbir, como la constitución de
uniones regionales, en las que un grupo de estados de común acuerdo adop-
ta políticas que tienen una inmediata repercusión sobre el tratamiento del
espacio en cada uno de los estados nacionales. Ya no se trata de reuniones
efímeras para la guerra, sino de uniones que se espera puedan garantizar la
paz de los Estados. Otras intentan imponer lineamientos por sobre los intere-
ses de algunos y aprovechan, por ejemplo, a las organizaciones de actuación
a escala mundial, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), o a
escala continental, como la Organización de los Estados Americanos (OEA),
entre otras. El ejemplo más acabado de este proceso es el caso de la Unión
Europea (UE), que comenzó siendo la comunidad del carbón y del acero hace
40 años para ser luego la Comunidad Económica Europea y, finalmente, esta
unión adoptó una moneda común y una serie de medidas que condicionan
II
Fuente: <http://www.princeton.edu/~ina/infographics/starbucks.html>
Cabría preguntarse entonces cuáles son las organizaciones que hoy ejercen el
poder geopolítico sobre las sociedades contemporáneas, además del Estado
y las instituciones supranacionales. La respuesta puede parecer sencilla,
pero es muy compleja, sin por ello dejar de reconocer la evidencia y el peso
gravitatorio que ejercen las organizaciones económico-financieras en este
mundo global.
Las multinacionales tienen un papel protagónico en el mundo, desde lo eco-
nómico y desde la industria cultural. Buen ejemplo de esto son las cadenas de
hamburguesas y otras empresas similares, como se representa en el mapa.
4.
KK Territorios en red
a. ¿Qué variables espaciales están representadas en el anterior mapa?
b. ¿A qué multinacionales se refieren?
c. De la lectura del mapa, ¿cuáles son las regiones geográficas que cuen-
tan con más filiales?
d. ¿Qué interpretación podría proponer, según lo leído en el capítulo
y la bibliografía obligatoria?
CC
Como efecto sobre la metropolización en la medida en que la localización inicial de
ciertas empresas constituyó uno de los motores del crecimiento de los núcleos en
los que se habían localizado, generando economías de urbanización a partir de la
sucesión de interrelaciones entre economías de aglomeración, de concentración y
de escala. Por tanto, una gran parte del crecimiento metropolitano de las ciudades
que no son capital de Estado, responden al efecto de las implantaciones iniciales,
y su posterior expansión, entre las que encontramos a muchas de las todavía do-
minantes. Sobre la base de este proceso, las condiciones de urbanización que se
iban potenciando sirvieron como causa de nacimiento o implantación de nuevas
empresas, que a su vez han alcanzado el liderazgo mundial que este grupo refleja.
Como causa y/o como efecto realimentador, las condiciones metropolitanas
aparecen con toda claridad como condición casi necesaria para el desarrollo de
grandes corporaciones.
El factor metropolitano apunta hacia una nueva dimensión de la territorialidad
del poder dentro de la escala nacional. En concreto, las regiones metropolitanas
de Tokio (53), Nueva York (36), París (36) y Londres (33) constituyen los cuatro
centros territoriales principales de poder empresarial mundial. Desde tan solo
estos cuatro centros, se controla casi un tercio de la actividad de las grandes
corporaciones. Las 18 siguientes regiones metropolitanas, con más de 5 empre-
sas por aglomeración, representan aproximadamente otro tercio. Mientras que
el último tercio se reparte entre las restantes 99 localizaciones. En volumen
representa que, de los 50,5 millones de empleados que trabajan para estas
empresas, casi 15 millones son controlados desde cuatro ciudades; así como
el 32,7 % de los ingresos y el 37 % de los beneficios.
A su vez, el factor metrópolis se refuerza, en general, a través del factor capitali-
dad. En efecto, de los 32 países representados en el ranking, en 24 (84 %) la capi-
tal concentra la mayoría de las sedes; de esos 24, en 12 (38 %), todas las sedes
están ubicadas en la capital. Solamente en 3 países (Canadá, Suiza y Australia),
la capital del estado no localiza ninguna gran empresa, mientras que en otros 3
(Estados Unidos, Alemania y Brasil), la capital tiene una concentración minoritaria.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Sánchez, E. (2008), “El poder de las empresas multinacionales”, en: Scripta Nova.
Revista electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, Barcelona, Universidad de Barcelona
[en línea], disponible en: www.ub.edu/geocrit/sn/sn-270/sn-270-8.htm. [Consulta: 8
de febrero de 2012].
Fuente: <http://esa.un.org/unpd/wup/Maps/maps_urban_2011.htm>
El siguiente mapa (1967) muestra cuáles eran las principales áreas metro-
politanas en la década de 1960 señalando con diferentes íconos las ciudades
de más de un millón de habitantes y las ciudades que tenían entre 100.000
habitantes y un millón. Max Sorre denomina a las principales áreas metropo-
litanas “enjambres urbanos” para dar cuenta de la complejidad de la trama
territorial.
II
II
Fuente: <http://www.unicef.org/spanish/sowc2012/pdfs/SOWC-2012-UN-
MUNDO-URBANO.pdf>
LECTURA RECOMENDADA
RR
Veltz, P. (1999), Mundialización, ciudades y territorios. La economía de archipiélago,
Ariel, Barcelona.
Finalmente, cabe rescatar una clasificación tradicional, pero aún muy válida a
la hora de definir la ciudad como objeto de análisis: la ciudad hacia dentro y la
ciudad hacia fuera. En otras palabras, recortar espacio interior de las ciudades
o plantearlas como redes. En este campo, los estudios y las publicaciones
que abordan las transformaciones urbanas desde la espacialidad son más
que numerosos.
nos de los barrios luchan por sus derechos y en contra de la injusticia; eliminar todo esto
de la política sería una locura. Entiendo perfectamente la crítica de Marx a los derechos
universales y comparto su postura, pero me niego a abandonar el poder de un lenguaje
que puede impulsarnos de manera muy poderosa a restablecer las condiciones de un
Gobierno democrático […].
5.
CC
1. América Latina y el Caribe es la región más urbanizada del mundo, aunque
también es una de las menos pobladas en relación con su territorio. Casi el
80 % de su población vive actualmente en ciudades, una proporción supe-
rior, incluso, a la del grupo de países más desarrollados. El crecimiento de-
mográfico y la urbanización, procesos que en el pasado fueron muy acelera-
dos, han perdido fuerza. Actualmente, la evolución demográfica de las
ciudades tiende a limitarse al crecimiento natural.
2. El número de ciudades se ha multiplicado por seis en cincuenta años. La
mitad de la población urbana reside hoy en ciudades de menos de 500.000
habitantes; y el 14 %, en las megaciudades (más de 222 millones en las pri-
meras y 65 millones en las segundas). Los avances logrados en acceso a
agua, saneamiento y otros servicios han aumentado el atractivo de las ciu-
dades intermedias, lo que apunta a un mayor equilibrio del sistema de ciu-
dades de los países.
3. El éxodo migratorio del campo a la ciudad ha perdido peso en la mayoría de
los países. Las migraciones son ahora más complejas y se producen funda-
mentalmente entre ciudades, a veces traspasando las fronteras internacio-
nales. También son relevantes los movimientos de población dentro de las
II
LECTURA RECOMENDADA
RR
Un trabajo clásico y pionero para la ciudad de Buenos Aires es:
Torres, H. (1993), El Mapa social de Buenos Aires (1940-1990). Facultad de Arquitec-
tura, Diseño y Urbanismo, UBA, Buenos Aires.
Referencias bibliográficas
Recursos web
Del Olmo, C. y Rendueles, C. (2007), “Entrevista a David Harvey: Las grietas
de la ciudad capitalista”, Cuadernos del Cendes, CDC, Caracas. Texto
completo disponible en: <http://es.scribd.com/doc/75716789/
Entrevista-a-D-Harvey-Las-Grietas-de-La-Ciudad-Capitalist-A> o en <http://
redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=40306505>
Youtube.<http://www.youtube.com/watch?v=XooRnNO2ois&feature=relat
ed>. [Consulta: 5 de octubre de 2012]. Descripción: Conferencia del
geógrafo Alain Musset.