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Adrián Alarcón Ortiz

FERGUSON, Howard, <<La interpretación en los instrumentos de teclado. Del


siglo XIV al XIX>>, Hamish Urquhart (trad.), en Alianza Editorial (ed.), Madrid, 2012, pp.
53-65.

Howard Ferguson, compositor y musicólogo, fue uno de los compositores


emergentes del norte de Irlanda del siglo XX, además de un gran investigador que
realizó varias ediciones Urtext de obras de autores como Schubert o Williams Tisdall.
Aunque sus obras no son muy conocidas hoy en día se siguen interpretando algunas
como su <<Sonata en Fa Mayor Op. 8>> y sus <<Bagatellas Op. 9>> para piano.

Esta obra trata de ser una ayuda, en especial para los pianistas, para hacer una
interpretación historia lo más acertada posible. Dando una explicación sobre doce
temas: 1. Los instrumentos, 2. Tipos y formas musicales, 3. Tempo, 4. El fraseo y la
articulación, 5. La digitación, 6. Convenciones rítmicos, 7. Los <<tonos>> o modos, 8.
Ornamentación, 9.problemas de los pianistas, 10. Problemas del editor, 11. Lecturas
recomendadas, y 12. Algunas ediciones modernas. Son tres grandes secciones: los
ocho primeros capítulos, en los que se habla de sobre temas concretos, los dos
siguientes capítulos son más generales, hablan sobre los problemas que se suelen
encontrar tanto los pianistas como los editores, y por los últimos dos capítulos son
recomendación de lecturas y buenas ediciones de obras. En esta reseña me voy a
centrar en el capítulo sobre (3.) el tempo, aunque haré un breve resumen del contenido
del libro.

En el primer capítulo se habla sobre los instrumentos y su clasificación como el


órgano, el positivo, el portátil, el realejo, el escape, el clavicordio, el clave
(clavicémbalo), el virginal y la espineta. Para estos instrumentos se explica además dos
formas de extender el registro sin tener que extender el teclado (la octava corta y la
octava partida). Por último se explican el fortepiano y el piano.

En el segundo capítulo se explican las formas típicas de la época preclásica, y


como estas vienen de alguna forma de la música vocal o de un origen exclusivamente
instrumental, y su interpretación. De la época clásica cita las sonatas, la forma
bi/tripartita y las variaciones, y del romanticismo dice que ya no utilizan con tanta
frecuencia la forma sonata y hacen colecciones de piezas más cortas y movimientos sin
forma prescritas.

En el tercer capítulo está dividido en cuatro partes. La primera habla de la época


preclásica y la dificultad a la hora de elegir el tempo.

En los siglos XVI y XVII la notación evolucionaba, aproximándose al sistema en el cual


valor relativo de las notas permanece constante y alejándose del anterior sistema
proporcional sin barras de compás, en el que los valores relativos de las notas no
permanecían fijos sino que se indicaba por medio de símbolos.
Estos símbolos servían además para fijar una aproximación del tempo, modificándolo a
través de otros símbolos. Algunos de estos símbolos han mantenido su significado y
otros cambiado con el paso del tiempo.

Otro elemento que estaba evolucionando era la unidad del movimiento musical,
alargando su duración con el paso de los siglos. Por esta razón, a la hora de tocar
música de los siglos XVI y XVII, no hay que tocar demasiado despacio. Algunos editores
reducen su valor a la mitad, o incluso a una cuarta parte; pero según el autor, lo ideal es
acostumbrarse a leer los valores originales y acostumbrarse a interpretarlos
correctamente.

A finales del siglo XVII, las indicaciones de compás habían reemplazado a los signos
mensurales y tenían también connotaciones de tempo.

La cuarta parte habla de cómo las indicaciones metronómicas resuelven los problemas
referentes a la notación y el tiempo de la interpretación, aunque plantean otras
preguntas

En el cuarto capítulo se divide en dos secciones, preclasicismo y clasicismo.


Básicamente este capítulo relata como en la época preclásica había que “ingeniárselas”
para vez cuanto duraba cada frase ayudándose de distintos elementos como podrían
ser las cadencias, y una vez hecho esto había que elegir la articulación, sin caer en
hacerlo todo igual. En cambio en el clasicismo ya se utilizaban signos para aclarar el
fraseo y la articulación, aunque se pueden encontrar obras en las que no se indique
apenas nada. Hay que tener en cuenta que no todos estos signos tenían el mismo
significado en su época que en la nuestra.

En el quinto capítulo habla de las digitaciones, su evolución y consejos para elegir


una buena digitación.

En el sexto capítulo se cuenta que no siempre el compositor escribía los ritmos tal
y como los quería, que en la época había una serie de "acuerdos" que eran
sobreentendidos.

En el séptimo capítulo se explican los los ocho modos eclesiásticos y los cuatro
que se añadieron posteriormente.

En el octavo capítulo es de los más extensos del libro, explica los diferentes tipos
de ornamentos no solo por época sino además por países, viendo así las diferencias y
las similitudes.

En el noveno capítulo se plantea el dilema de cómo afrontar piezas en el piano


cuando este no estaba inventado cuando estas obras fueron escritas. Así pues habrá de
la textura, las dinámicas, el uso del pedal y las limitaciones del registro.
En el décimo capítulo describe el trabajo del editor y las diferencias entre
ediciones, así como trucos para distinguir una buena edición.

En el onceavo capítulo es una lista de libros que hablan desde técnica e


interpretación hasta análisis de las formas e incluso enciclopedias.

En el doceavo capítulo se recomiendan versiones de muchísimos autores, incluso


versiones que son facsímiles.

El material que se presenta en este libro sirve para aclarar dudas referentes a la
interpretación historia. Es un material que está bien dividido temáticamente, abordando
los diferentes aspectos de la música, de fácil lectura y con una profundidad lo suficiente
como para aportar herramientas para que el lector tenga más fácil a la hora de
interpretar la música.

Se trata de un libro de gran valor para los músicos, en especial aquellos


especializados en música antigua, aunque de igual provecho para todos. Aunque el libro
viene con muchos ejemplos de partituras, en este tipo de libros que hablan sobre
interpretación vendría bien también un soporte auditivo para facilitar su comprensión.
No obstante, es uno de los pocos libros que hay en español sobre este tema y la
traducción es bastante buena.

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