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La tendencia de las grandes ciudades del planeta a crecer de manera vertical responde

a varios factores. Uno de ellos es el vertiginoso aumento de la población mundial, que


en los últimos 100 años ha pas1ado de poco menos de dos mil millones de pobladores a
más de siete mil millones en el 2011. Para el 2050 se espera sobrepase los nueve mil
millones.
Por otra parte, la composición de esta población ha cambiado drásticamente. Cada vez son
más las personas que residen en núcleos urbanos y para el 2050 se tiene proyectado que el
75% de la población mundial resida en ciudades, lo cual traerá consigo una mayor demanda
de vivienda e infraestructura relacionada con los servicios básicos y la movilidad.

2.5 mil millones de personas poblaban la tierra al comenzar la década de los cincuenta y la
cantidad de espacio disponible para vivienda era mucho mayor. Especialmente en los
Estados Unidos comenzaron a desarrollarse los suburbios, alejados de los grandes núcleos
urbanos donde las personas podían vivir alejadas del bullicio citadino.

Este modelo se replicó en países como México, especialmente en los alrededores de la


capital del país, donde colonias como Jardines del Pedregal y Ciudad Satélite, e incluso
municipios como Cuautitlán Izcalli fueron pensados como pequeñas ciudades
independientes del núcleo urbano central. Así comenzó un gran desarrollo de vivienda
horizontal.

Con el paso de los años, este modelo se convirtió insostenible. El impacto medioambiental
se ha hecho sentir, convirtiéndose en una carrera contrarreloj; los tiempos de traslado de las
áreas de vivienda a los espacios de trabajo y las escuelas han hecho que las personas
inviertan entre dos y cuatro horas diarias al volante, con el consecuente impacto
medioambiental que esto conlleva.

Debido a la calidad medioambiental y de vida mermadas, cada vez son más los urbanistas,
arquitectos e ingenieros que abogan por la construcción de ciudades verticales como
modelos de desarrollo sostenible. El espacio de una aglomeración urbana de este tipo es
cuatro veces menor que el de una ciudad tradicional, es decir, horizontal.
Estas construcciones de gran envergadura permitirán el mejor aprovechamiento del espacio
en las grandes ciudades, así como una mejor utilización de los recursos. Muchas de estas
edificaciones están capacitadas para utilizar fuentes de energía renovables, captar agua de
lluvia y en general, buscando incluso que sean cien por ciento sustentables y
autosuficientes.

Las edificaciones dentro de las ciudades verticales contarán con una gran cantidad de
servicios en su interior. Centros comerciales, espacios de entretenimiento, áreas deportivas
e instituciones educativas se encontrarán dentro de los mismo edificios destinados a la
vivienda; algunos de ellos se proyecta que superen el famoso límite de los 500 metros de
altura.

Eso traerá otro tipo de problemas a resolver para el sector gubernamental, la iniciativa
privada y la sociedad civil. El acceso a servicios públicos y de movilidad debe mejorar. “El
uso de bicicleta, transporte público y los recorridos a pie deben ser incentivados entre la
población, a la par de un uso responsable del auto particular” declara Edmundo Montaño,
CEO del portal automotriz Carmudien México.
“Debe existir una buena regulación por parte del gobierno sobre los espacios de vivienda,
comerciales y corporativos. Lo mismo aplica para las áreas de esparcimiento y la
recuperación de espacios en favor del medio ambiente circundante a estos nuevos núcleos
urbanos” comenta Vera Makarov, Directora del portal inmobiliario Lamudi en
Latinoamérica.
Algunas ciudades ya han proyectado su crecimiento y desarrollo en favor de este tipo de
ciudades verticales. Uno de los ejemplos paradigmáticos es Tokio, Japón, donde la falta de
espacio en una aglomeración urbana que sobrepasa los 20 millones de habitantes plantea a
las ciudades verticales como la solución más viable para dar cabida a su creciente
población.

En Rio de Janeiro, en Brasil se comienzan a combinar las grandes edificaciones verticales


con espacios recreativos. Dubái en los Emiratos Árabes Unidos es otra de las ciudades que
ha apostado por este crecimiento vertical, construyendo islas artificiales y edificando
algunas de las construcciones más altas del plantea, como el Burj Khalifa (con más de 800
metros de altura).
Shanghai en China y Londres en Inglaterra también son ciudades que han apostado por la
edificación vertical como una respuesta sostenible al crecimiento poblacional. La Ciudad de
México tampoco se ha quedado atrás, con la construcción de edificios de uso mixto como
es el caso de la zona corporativa de Paseo de la Reforma, Santa Fe o la zona residencial de
Nuevo Polanco.

Crecimiento urbano vertical, ¿es una solución


sustentable?
12MAY
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Según el Banco Mundial, la población mundial actual es aproximadamente de más de 7,000 millones de

habitantes y se espera que para el 2050 sea de 9,600 millones. El mayor crecimiento se dará en países en

desarrollo, especialmente en el continente africano y asiático. De acuerdo a un informe de las Naciones

Unidas, el 54% de la población mundial actual vive en áreas urbanas, con una estimación en aumento para el

2050 del 66%. Los países que tendrán un crecimiento mayor urbano serán la India, China y Nigeria. Este

desplazamiento se debe principalmente a este crecimiento de la población mundial y a la preferencia de las

personas de migrar de áreas rurales a urbanas en búsqueda de un mejor nivel de vida.

Desde mediados del siglo XIX el crecimiento urbano tuvo una aceleración considerable y por ello los

arquitectos y urbanistas comenzaron a idear nuevas opciones para ello. Los suburbios aparecieron como una

primera opción formal de crecimiento urbano en los Estados Unidos. Se estableció como un instrumento de

planeación y control urbanístico debido al rápido crecimiento en las grandes urbes americanas. Sin embargo,

para los años 80´s más del 60% de la población vivía ya en suburbios.
Diferentes enfoques se le fueron dando a este

tipo de opciones de crecimiento urbano, por ejemplo en la Ciudad de México, el nacimiento de Satélite, al

norponiente de la capital, fue creado con el mismo objetivo. En la década de los 50´s esta área fue planeada

como colonia suburbana a cargo de Luis Barragán y Mario Pani. La idea era desarrollar una zona residencial

fuera de la urbe con todos los servicios posibles. Sin embargo, con los años Satélite ya no se encuentra fuera

de la Ciudad de México. Dichas planificaciones urbanísticas horizontales han sido absorbidas por el

crecimiento incontrolado y mal planeado de las grandes ciudades. Los resultados en muchos casos han sido

desastrosos: servicios públicos insuficientes, invasión de áreas verdes o terrenos, paisajes urbanos desolados,

escaso transporte público, entre otros.

Por ende, los urbanistas y arquitectos han optado en los últimos años por enfocarse al desarrollo urbano

vertical. Este concepto se ha planteado como sustentable, ya que lo que se busca es una mejor utilización de

los recursos y evitar una expansión horizontal incontrolable. El objetivo principal es ahorrar espacio, siendo

este el factor más alarmante para mega-ciudades actualmente y teniendo todos los servicios posibles en

dichas edificaciones. Estas mega-ciudades son aquellas con más de 10 millones de habitantes, por ejemplo la

Ciudad de México, Tokio, Nueva York, Dhaka, Mumbai, San Paulo, entre otras. Muchos piensan que es la

única opción viable a largo plazo para tratar de evitar conflictos aún más grandes y disminuir los ya

existentes.

Sin embargo, existen opiniones encontradas al respecto. Para muchos, estas edificaciones son más un símbolo

de modernidad y progreso, así como también la búsqueda de reconocimiento de los arquitectos. Como se

comentó al principio, los países emergentes son los que tendrán el mayor crecimiento urbano, por lo que

proyectos de dicha naturaleza parecerían imposibles para estas economías, ya que representan grandes

desembolsos de dinero. Esto se debe a que no sólo se trata de invertir en las edificaciones, sino también a la
conexión de estos con el transporte público, punto que consideramos extremadamente complejo en ciudades

en países emergentes. Hong Kong o Nueva York son ejemplos, en los cuales el transporte público está

conectado subterráneamente a la red de transporte.

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