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1- INTRODUCCION

La modernidad pone al hombre como punto de partida de la reflexión filosófica.


Pero la preocupación sobre Dios y su existencia no dejan de estar significativamente
presente. Más allá de que el sujeto se vuelve el centro del escenario filosófico,
desplazándose las cuestiones teológicas, la idea de Dios y el problema de su existencia
tienen su lugar en los sistemas filosóficos de Descartes y Hume respectivamente. Aquel
promotor del racionalismo, teniendo por centro a la razón y este último el empirismo,
teniendo por centro a la experiencia y el acceso a la misma a través de los sentidos. El
propósito del presente trabajo monográfico es clarificar cuál es la postura que cada uno
de los pensadores mencionados tiene en torno a la idea de Dios. Además se buscar que
ambos sistemas de pensamiento puedan entrar en diálogo comparativo y constructivo,
siendo posible una convivencia dialógica óptima en torno a la temática en cuestión.
La Filosofia de Descartes y Hume frente a la idea de Dios

Dicho propósito se encaminara mediante la presentación en primer término


individual de cada uno de los pensadores, con los conceptos claves que son necesarios
explicitar para comprender cabalmente cuál es el lugar que ocupa Dios en cada uno de
los sistemas, y las posibilidades en torno a las preguntas por su existencia.

1
2- EL CAMINO DEL CONOCIMIENTO SEGURO A
TRAVÉS DE LA DUDA METÓDICA
Descartes, su objetivo es llegar a un conocimiento seguro y del que no se pueda
dudar, un conocimiento indubitable. Por eso la duda se transforma en un poderoso
método que conduce al conocimiento seguro y confiable. La duda es necesaria para
llegar a la verdad, por eso dice Descartes en sus principios: ¨El que inquiere la verdad,
ha de dudar, una vez en su vida, acerca de todas las cosas, en cuanto sea posible´´1
Esta duda, dirigida a la contemplación de la verdad, aborda todo aquello de lo que sea
posible dudar.
La duda alcanza a las cosas sensibles, puesto que es posible dudar de ello
debido, dice Descartes, a que en muchas ocasiones los sentidos nos han engañado, y es
La Filosofia de Descartes y Hume frente a la idea de Dios

dable desconfiar de aquello que alguna vez nos ha engañado, incluso en los sueños, las
cosas se presentan tales como en la vigilia, por es razón la distinción entre sueño y
vigilia parece poco diáfana.2
La duda llega también a las demostraciones matemáticas, aquello que creemos
evidente por sí mismo, estas cosas, que son las mismas tanto si estoy despierto como si
duermo, puede también entrar en el tratamiento de la duda, debido a que no descarta,
durante este camino de la búsqueda de una ciencia cierta, verdadera y indubitable, que
pudiera haber un genio maligno, todopoderoso que empeñara todo su tiempo en engañar
respecto a estas cuestiones.
Cuando todo es atacado, entrando en el radio del camino insoslayable y
necesario de la duda en vistas a la búsqueda del conocimiento seguro, cuando todo
parece hundirse en la duda, viene la claridad: Puedo dudar de todo, menos de una cosa,
y es que, mientras dudo, existo.
En el pensamiento de Descartes se encuentra la primera certeza indubitable, la
misma se encuentra en el acto de pensar, y este acto no puede ser arrebatado, esta
verdad no puede ser contaminada por el engaño de un genio maligno, si algo supera la

1
R. Descartes, Los Principios de la Filosofía, Trad. Gregorio Halperín, Buenos Aires, Losada,
1997, p. 7
2 Vid. R. Descartes, Meditaciones Metafísicas, Trad. Consuelo Bergés, España, Ed. Orbis, p.
32

2
hipótesis del genio maligno, siendo esta última la representante eximia de la duda
llevada a la radicalidad, entonces ese algo que se halle constituye la certeza primera, y
ella es: pienso, luego existo. La duda, que acompaña todo el proceso en la aplicación del
método, constituye la certeza de la existencia, puesto que si no se pudiera evacuar la
duda, por lo menos, se es consciente de que se está dudando, y mientras se duda, se
piensa, y mientras se piensa acontece la existencia.
´´Soy, en consecuencia, una cosa cierta, y a ciencia cierta existente, Pero ¿Qué
cosa? Ya lo he dicho, una cosa que piensa.´´3
Esta idea se presenta clara y distinta, y conduce al camino del levantamiento del
edificio seguro de la ciencia.
La Filosofia de Descartes y Hume frente a la idea de Dios

3- EL ANÁLISIS DEL YO CARTESIANO EN


DIRECCIÓN A LA UBICACIÓN DE LA IDEA DE
DIOS
En razón de llegar a la camino del tratamiento de la idea de Dios, y las
características esenciales que dicha idea tiene para su sistema filosófica es necesario
decir algunas palabras en relación al análisis del yo cartesiano. El ´´yo pienso, luego
existo´´, que aparece como una idea clara y distinta en el pensamiento, tiene los
atributos de una sustancia. Descartes hace del ´´yo pienso´´ ´´una cosa´´: Soy una cosa
que piensa. Ahora bien, en esta atribución metafísica otorgada al pensamiento, la duda
sigue estando latente, en relación a las cosas externas, por lo que el camino seguro de la
ciencia debe seguir con la introspección de este ´´yo pienso´´. Y así adviene entonces el
análisis de las ideas, que son los contenidos mentales que se hallan en el pensamiento.
Descartes clasifica las ideas en adventicias, que son las que provienen del
exterior, fuera de mí, las ideas fácticas, que son las producidas por mí y finalmente las
innatas, que no provienen de afuera ni son producidas por mí. La duda, como método,
alcanza a las ideas adventicias, puesto que se ha puesto en duda la existencia del mundo
exterior, y también en consecuencia, las ideas fácticas, puesto que son elaboradas por mí
a través de la imaginación y la propia voluntad, sobre ellas, evidentemente, no podrá

3
Op. Cit., p. 37

3
elaborarse un conocimiento seguro y confiable, del que no se pueda dudar. Quedan
entonces las ideas innatas, y sobre dichas ideas, principalmente la idea de Dios y de
infinitud podrá fundamentarse el conocimiento.

4- LA IDEA DE DIOS EN DESCARTES


El método de la duda, y su conducción sistemática en la introspección del
pensamiento y sus contenidos, conduce a la garantía sobre la cual construir el
conocimiento seguro e indubitable: Dios como asegurador del conocimiento
indubitable.
Descartes comprende bajo la denominación de Dios: ´´… una substancia
infinita, independiente, que sabe y que puede en el más alto grado, y por el cual he sido
creado yo mismo con todo lo demás que existe…´´4
La mención cartesiana de substancia infinita lleva a Descartes a la reflexión de
La Filosofia de Descartes y Hume frente a la idea de Dios

la idea de infinitud y esto a uno de los razonamientos clave para la demostración con
clara evidencia de la existencia de Dios. La idea de substancia está presente en mí
porque también soy una sustancia, no obstante, la idea de substancia infinita no puede
provenir de mi, siendo yo finito, por tanto, concluye Descartes, la idea de sustancia
infinita debe provenir en realidad de una substancia infinita.
Todos tenemos en nosotros la idea de Dios, y Descartes se pregunta por qué
causa la tenemos, y en el examen de dicha idea el hombre se halla ante la inmensidad,
por eso dicha idea no pude haber sido dada sino por una cosa que contiene en sí todas
las perfecciones. Y la idea de substancia infinita, aunque no la podamos comprender en
plenitud, es más clara y distinta que cualquier de otra cosa distinta, pues parafraseando a
Descartes, estas ideas son simples y no se oscurecen con las limitaciones propia de las
cosas finitas, satisfaciendo en mayor medida nuestro pensamiento.5
La existencia de Dios, su comprobación por medio de los argumentos
cartesianos, conducen a construir sobre la garantía de la existencia de Dios el
conocimiento seguro. Y es que asegurada la existencia de Dios, se asegura también la
existencia del mundo. Puesto que Dios existe y por su perfección es infinitamente buena

4
Op. Cit., p. 49
5 Vid. R. Descartes, Los Principios de la Filosofía, Trad. Gregorio Halperín, Buenos Aires,
Losada, 1997, p. 7

4
y veraz, se sigue que Dios no podría engañarme de que el mundo existe, por tanto se
asegura también la existencia del mundo externo.

5- CRITICA DEL CONOCIMIENTO DE HUME


Por más que nuestros pensamientos se elevan hasta los misterios Divinos más
insondables, no se podría conocer nada que no esté en nuestra conciencia. Es la
innovación fundamental en Hume en teoría del conocimiento la distinción entre
impresiones e ideas. Y es que el análisis que hacemos del ´´almacén de mercancías´´ de
nuestra conciencia, es decir de las perpeciones que se encuentran en ella, se pueden
distinguir algunas que brillan aún en su primera frescura y otras que son copias pálidas.
La Filosofia de Descartes y Hume frente a la idea de Dios

A las primeras Hume llama ´´impresiones´´ y las define como: ´´(…) nuestras
percepciones más intensas…´´6. A las segundas las denomina ´´ideas´´ y corresponden
a las percepciones más débiles y menos intensas.
El orden en que aparecen es siempre, en primer lugar, las impresiones y luego
las ideas, nunca a la inversa. ¿Cuál es la tarea gnoseológica fundamental? Reducir las
copias a sus correspondientes ideas. Si se hallan copias de las que no se encuentran sus
respectivos originales, entonces se está hablando de ideas falsas, y esas son las que se
deben desterrar.
Existe en la conciencia ideas de las cuales podemos hallar rápidamente la
impresión o percepción correspondiente, y hay otras en que no ocurre de esa manera.
Aquellas se llaman ´´representaciones de la memoria´´ y a estas últimas
´´representaciones de la fantasía´´. En aquellas se ensambla una fe que da el sentimiento
de la realidad, pero no ocurre lo mismo con las representaciones de la fantasía. A las
representaciones de la memoria a la que se ensambla la fe, se las denomina ´´hechos´´.
Si la fe está justificada los hechos son verdaderos, sino lo está entonces son falsos. Esta
dinámica hace que la verdad de dependa de la justificaciones de la fe en la realidad.

6 Hume, ´´Investigaciones sobre el conocimiento humano´´. Trad. Jaima de Salas Ortueta,


Barcelona, Altaya, 1980. p. 35

5
En cuanto a los hechos verdaderos no puede decirse de ellos que sean ciertos,
porque por más que haya contemplado muchas veces la salida del sol, siempre puede ser
posible en el puro pensamiento, la proposición que establece que mañana no saldrá el
sol, ´´Que el sol no saldrá mañana no es una proposición menos inteligible ni implica
mayor contradicción que la afirmación saldrá mañana.´´7. Es por esto mismo que las
proposiciones de la ciencia natural son probables, no ciertas. En cuanto a las
matemáticas cuyas relaciones entre números y figuras es ideal y absolutamente cierta
tiene el defecto que no dice nada de la realidad. Todo lo anterior conduce hacia el
escepticismo en materia de la imposibilidad de un conocimiento cierto de la realidad.

6- CRITICA DE LA METAFÍSICA EN HUME


Los conceptos de la física espacio y tiempo, eran tenidos por reales por muchos
La Filosofia de Descartes y Hume frente a la idea de Dios

filósofos. Hume rompe con esa tradición diciendo que en nuestra conciencia no hay
percepción alguna original del espacio y del tiempo hacia las cuales pudiera dirigirse
esas dos ideas, representaciones. La conciencia solo conoce cuerpos ordenados de
determina forma junto a procesos también determinados, más allá de estos cuerpos y
procesos no se percibe una realidad separada por tanto las ideas de espacios y tiempo
son pseudo representaciones que no deben formar parte de la ciencia rigurosa.
Es de común conocimiento que los hombres están convencidos de que a las
impresiones les corresponde un mundo corpóreo que está fuera de la realidad
extramental, aparte de los contenidos de la conciencia. Esta fe no está justificada para
Hume. Para este no existe motivo necesariamente válido para considerar que las ideas
tengan también fuera una segunda existencia. Se habla de otro contenido de la
conciencia aquella fe que liga las percepciones al sentimiento de realidad. Por esto
mismo la única realidad son siempre los contenidos de la conciencia.
Hume también destaca el hecho de que la creencia común es que todos los
hechos de la naturaleza están conectados a través de la causa y el efecto, y aún más
pensar que el objetivo de la ciencia es descubrir la causa de cada proceso que se da en la
naturaleza.

7
Op. Cit., p. 48

6
Hume desecha esta antigua creencia arguyendo que no puede demostrarse ni por
lógica ni por experiencia la conexión de causalidad. Las percepciones dan a conocer que
un proceso se da después del otro, pero no que se dé por causa del otro. Esto significa
que permanece esencialmente inaccesible a toda experiencia la conexión interna causal.

7- LA IDEA DE DIOS EN HUME Y CRÍTICA DE LA


RELIGIÓN
Hume, en cuanto a las pruebas de la existencia de Dios expresa que al no haber
causalidad, como se expresara en el apartado anterior, no puede considerarse ni haber
pruebas de la existencia de Dios. Y es que si para este mundo se quiere buscar una causa
en el otro, esto llevaría a una unión entre sí de cosas que son de todo punto
incomparables. Con las pruebas teológicas esto es aún peor, puesto que, dice Hume, es
La Filosofia de Descartes y Hume frente a la idea de Dios

una verdadera monstruosidad concluir que de un mundo tan desordenado y pecador


pueda haber un creador sabio y bondadoso como su causa.
En relación a los milagros, dice Hume, las principales religiones reveladas
suelen apelar a ellos como fundamento de su autenticidad, no obstante para Hume no
son posibles los milagros, puesto que aunque fuera testigo directo de una tendría que
rechazarlo, ya que una única experiencia no puede invalidar miles de experiencias
opuestas. ´´Un milagro es la violación de las leyes de la naturaleza…´´8
Otro concepto encarnado en muchas religiones es el de la inmortalidad de alma,
concepto lógicamente erróneo para el pensamiento humeano, ya que si no hay en
absoluto un alma (yo) no se sabe ya qué haya de ser inmortal. Por el curso natural de las
cosas de la naturaleza y sin considerar en absoluto ninguna otra intervención de la causa
primera llega Hume a la conclusión, en su ensayo sobre la inmortalidad del alma, de que
lo que es incorruptible es también ingenerable. Si tuviéramos alma inmortal esta
existiría antes del nacimiento, y no tenemos impresión alguna de ello y si no nos
concernió en ese entonces, tampoco su posterior existencia.
Toda la dogmática, y todas las construcciones que se realizan en torno a ella en
lo que respecta a la religión no es necesaria ni mucho menos posible en la filosofía
humeana, puesto que todo lo que esta ofrece jamás puede llevar más allá de la

8
Op. Cit., p. 139

7
experiencia. Esto no solo con a dogmática como parte de la religión sino también con la
misma filosofía. ´´Por tanto, toda la filosofía del mundo y toda la religión, que no es
sino una clase de filosofía, jamás serán capaces de llevarnos más allá del curso habitual
de la experiencia o darnos pautas de conducta o comportamiento distintas de las que nos
suministran la reflexión sobre la vida común.9

8- DIALÉCTICA ENTRE LA FILOSOFÍA


CARTESIANA Y HUMEANA RESPECTO A LA
IDEA DE DIOS
La Filosofia de Descartes y Hume frente a la idea de Dios

La evidencia de la diferencia entre estos dos sistemas de pensamiento trae claras


consecuencias para el concepto de Dios.
La filosofía racionalista cartesiana y la postura humeana en relación a ella, lleva
con claridad a poner en cuestión la diferencia en la temática de la existencia de Dios.
En Descartes se llega la idea clara y distinta de que somos sustancias pensantes
y de eso no se puede dudar, esto no soluciona el problema de la existencia del mundo
externo, de que si lo que hay afuera, independientemente de mi propio pensamiento,
existe. El idealismo cartesiano da por sentado entonces la existencia del pensamiento
´´en sí´´ inteligente, pero no hace con lo mismo con las cosas que están afuera del
pensamiento. En Descartes, lo que asegura la existencia del mundo exterior, es la idea
de Dios. Y las pruebas cartesianas de la existencia se centran en el argumento de la idea
de la perfección divina en nuestra conciencia. Como se dijera anteriormente, cómo es
posible albergar la idea de perfección y de infinitud en un ser que es imperfecto y finito.
Existe entonces un ser perfecto fuera de mi propia conciencia. También existe en el
pensamiento de Descartes el argumento de la dependencia humana en su imperfección,
respecto a la perfección divina, esto es, puesto que existen muchas perfecciones que el
hombre no posee, la existencia del hombre debe depender de Dios, puesto que si el
hombre pudiera darse a sí mismo todas las perfecciones, este existiría por sí mismo.
Presenta también Descartes una variante de la prueba ontológica de la existencia de

9
Op. Cit., p. 173

8
Dios, esto es, a la idea clara y distinta de Dios como un ser absolutamente perfecto debe
estar acompaña por la idea de su existencia, ya que si se negara la existencia de un ser
absolutamente perfecto sería igualmente contradictorio como negar que el triángulo en
sus tres ángulos sean iguales a dos rectos.
Hume frente a las ideas anteriormente explicitadas plantea un sistema de
pensamiento radicalmente diferente. En su teoría del conocimiento, las impresiones y
las ideas. No puedo haber nada en nuestro pensamiento que no haya sido dado a través
de la experiencia, de las impresiones, cada uno de las ideas pueda remitirse entonces a
la impresión origina en la cual tiene su explicación. Ocurre que la idea de Dios no halla
impresión alguna.
Se destaca la diferencia notable entre ambos sistemas de pensamiento en
relación al albergue de los pensamientos y el estado original de la conciencia. Mientras
que Descartes es defensor de las ideas innatas, es decir aquellos ideas que no son
La Filosofia de Descartes y Hume frente a la idea de Dios

producidas por mí ni fuera de mi, cómo son la idea de Dios y la idea de infinitud, Hume
es crítico decido del innatismo, ya que su sistema filosófico tomará la experiencia como
la fuente y el límite de nuestro conocimiento, es por ello que la idea de Dios no
encuentra cabida en el pensamiento humeano, ya que para Hume no podría hallarse la
impresión a la que pueda volverse para cualquier de las formulaciones teológicas de la
idea de Dios, así también como todas las pruebas metafísicas u ontológicas de la misma.
Y las ideas de las que no se encuentran las impresiones originales, deben descartarse
como falsas en el sistema de pensamiento humeano.
La idea de Dios se presenta en Descartes con mayor claridad y distintos que la
realidades de las substancias finitas. ´´Además, aquella mediante la cual concibo un
Dios soberano, eterno, infinito, inmutable, omnisciente, todopoderoso, y creador
universal de todas las cosas que están fuera de él; aquélla, digo, por cierto contiene en
sí misma más realidad objetiva que aquellas que me representan las sustancias
finitas.´´10
En Hume es importante recordar que el pensamiento no hay solo ideas, al modo
cartesiano, sino impresiones e ideas. Para Hume tiene mayor claridad aquellas ideas de
las cuales puedo hallar las copias originales. Las ideas de eternidad e infinitud, es decir

10 R. Descartes, ´´Obras Escogidas´´, Trad. Ezequiel de Olaso y Tomás Zwanck, Buenos Aires,
Ed. Charcas, 1980, p. 239

9
los atributos divinos tampoco podrían encontrarse de ellas las impresiones originales de
las cuales derivan.
Hume también hecha por tierra muchos de los argumentos de la metafísica
clásica como por ejemplo el principio de causalidad, del que aún hay vestigios en el
idealismo cartesiano: ´´Ahora es manifiesto por luz natural que debe haber en la causa
eficiente y total por lo menos tanta realidad como en su efecto, pues, ¿de dónde puede
extraer el efecto su realidad sino de su causa? ¿Y cómo podría ésta comunicar aquélla
si no la contuviera en sí misma?´´11
En relación a la idea de substancia infinita, que trata Descartes en el análisis de
las ideas contenidas en el pensamiento, hace que el análisis de esta idea en particular
tenga remisión inmediata en una causa objetiva exterior al pensamiento, siendo Dios
mismo la causa del albergue de esta idea clara y distinta en el pensamiento. Y la
comprobación de la claridad y la distinción de la idea de substancia infinita, lleva a
La Filosofia de Descartes y Hume frente a la idea de Dios

Descartes a asegurar la existencia del mundo externo, Dios se hace garantía del
conocimiento, y de la existencia de la realidad externo al pensamiento.
La dinámica de remisión de la causa hacia los efectos es criticada por el
empirismo de David Hume, lo que hace este último es aplicar el criterio de verificación
empírica, esto es, el hecho de que toda idea ha de proceder de una impresión anterior, al
análisis del fenómeno causal. No se puede hallar evidentemente la impresión sensible de
lo que se denomina causa. Entonces desde un punto de vista estrictamente empirista no
existe ninguna impresión sensible de la idea de causa. Por tanto, en Hume, no es posible
la comprobación de la existencia de Dios mediante la vía causal, ni retrayéndose hasta
la causa primera, como los realistas metafísicos, como tampoco al modo del idealismo
cartesiano, es decir, de la idea clara y distinta de substancia divina concluir que su causa
debe estar fuera de la realidad de mis pensamiento, que son limitados y finitos.
Ambos pensadores se preguntan por la realidad externa, es decir, por lo que está
fuera de nuestra mente. De acuerdo a los sistemas filosóficos a los que adhieren llegan a
conclusiones diferentes siendo este tópico esencial para vislumbrar con mayor claridad
la diferencia de la sentencia establecida por los pensadores en relación a Dios y su
existencia.

11
Op. Cit., p. 239

10
En la introspección que Descartes realiza de las ideas del pensamiento,
encuentra la idea clara y distinta ya mencionada que lo lleva a considerar que la causa
de dicha idea no puede residir en el propio pensamiento sino que debe tener realidad
objetiva fuera. Hume en cambio, no tiene ciertamente la noción de idea de Descartes,
sino que el análisis de los contenidos mentales que este realiza se hace en consonancia
con los conceptos ya desarrollados de impresiones e ideas. Hume rompe con la realidad
externa, aquella que se cree que existe fuera de los propios pensamientos, puesto que
ante la pregunta que se formula en búsqueda de la realidad extramental que sea causa
directa e inmediata de las impresiones de la mente se presenta la imposibilidad de tal
respuesta, puesto que para responder tal pregunta se necesitaría salir de nuestra propia
mente, lo cual es inviable. Se da un salto ilegítimo, en la filosofía humeana, si se
pretendiera afirmar que existe una realidad exterior material a nosotros. Por tanto es
claro que la pregunta por la existencia de Dios no cabría si quisiera hacerla bajo este
La Filosofia de Descartes y Hume frente a la idea de Dios

sistema filosófico, como tampoco ninguna de las pruebas que pueden conducir hacia
Dios y su existencia, puesto que todas ellas se basan en ideas cuyas impresiones
originales no pueden hallarse.
Es claro que la idea clara y distinta en la filosofía de Descartes (la idea de
substancia infinita) no es posible en la filosofía humeana. ´´Hume da cuenta de la
imposibilidad de concebir distintamente o formar una idea distinta de una entidad real
en el sentido que no podemos concebir algo específicamente diferente – una existencia
de una clase distinta o diferente – a nuestras percepciones mentales.´´12

12 Pereira Gandarillas Francisco, ´´David Hume´´. Naturaleza, conocimiento y metafísica.


Santiago de Chile, Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2009.

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La Filosofia de Descartes y Hume frente a la idea de Dios

9- CONCLUSIÓN
El presente ensayo condujo claramente a una dilucidación sistemática y con
espíritu dialógico entre dos sistemas filosóficos de directa confrontación respecto de la
idea de Dios, sobre su existencia.
Es claro que para ello fue necesario exponer brevemente los conceptos
fundamentales de cada uno de los filósofos en vistas al objetivo prioritario.
Las afirmaciones relevantes respecto al desarrollo previo se explicitan a
continuación.
Descartes, parte de la certeza que concibe en el espíritu del ´´Pienso, luego
existo´´, porque más allá de toda duda se encuentra nuestra propia existencia,
conclusión a la cual llega a través del método de la duda, por medio de una conducción
ordenada en el análisis introspectivo del propio pensamiento, llega a la garantía segura
sobre la cual construir el conocimiento seguro.
Descartes no se detiene en esta última idea clara y distinta, ya que ella no puede
enfrentar todas las dudas, como las que tienen que ver con la realidad del mundo
exterior al propio pensamiento, es por ellos que continúa con el análisis de las ideas, la
duda alcanza a las ideas adventicias y las ideas fácticas, más no alcanza a las ideas

12
innatas, y de estas últimas la idea de Dios y la de infinitud será el cimiento para la
construcción del conocimiento seguro.
Dios es, en la filosofía cartesiana, garante del conocimiento indubitable. Y
desarrolla las pruebas ya mencionadas en el desarrollo de este trabajo (El argumento de
la perfección divina en nuestra conciencia, el de la dependencia humana en su
imperfección y la variante cartesiana de la prueba ontológica de la existencia de Dios).
Dios asegura la existencia del mundo externo en el sistema filosófico cartesiano.
En la filosofía de Hume, Dios ya ocupa otro lugar, esencialmente distinto al
anterior. Para conocer qué lugar ocupa Dios en su filosofía fue necesario desarrollar
sintéticamente sus principales críticas al conocimiento, a la metafísica y a la religión.
Hume no piensa las ideas al modo cartesiano, ni tampoco toma en consideración
la clasificación que este hace de aquellas, sino que la novedad, en el examen de los
pensamientos de la conciencia, es la existencia de impresiones e ideas. El orden en que
La Filosofia de Descartes y Hume frente a la idea de Dios

aparecen en la conciencia es diáfano, primero la percepción y luego la representación.


Es sencillo dilucidar bajo está dinámica lo que ocurre con la idea de Dios, puesto que
dicha idea, dicha representación no puede hallar la impresión o percepción original de la
cual proviene. Toda dogmática en el terreno de la religión y también en la ciencia (como
por ejemplo los conceptos de espacio y tiempo) son representaciones falsas, existencias
ilusorias.
Mientras que en la filosofía de Descartes, Dios es garante del conocimiento
seguro e indubitable, en Hume no se puede demostrar la existencia de Dios
racionalmente, por tanto no reconoce validez alguna en las demostraciones metafísicas
de la existencia de Dios.
La idea de Dios, las preguntas por su existencia, y los razonamiento que
conducen a elaborar una sentencia no escapan a ningún sistema filosófico dado a lo
largo de la historia. Fue posible, por medio del presente trabajo monográfico, la
construcción de una exposición diáfana, que hizo dialogar sistemas de pensamientos tan
disímiles como el racionalismo y el empirismo sobre la idea Dios, y los cuestionamiento
surgidos en torno a ella.

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