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La apoptosis se induce por una cascada de acontecimientos moleculares que se incia de distintas
maneras y culmina con la activación de caspasas. Puesto que se piensa que un exceso o un defecto de
apoptosis subyace en muchas enfermedades, como las enfermedades degenerativas y el cáncer, existe un
gran interés en dilucidar los mecanismos de esta forma de muerte celular. Se han hecho tremendos
progresos en nuestro conocimiento sobre la apoptosis. Uno de los hechos notables que emergen es que los
mecanismos básicos de apoptosis están conservados en todos los metazoos. De hecho, algunos de los
principales avances derivan de las observaciones hechas en el nematodo Caenorhabditis elegans, cuyo
desarrollo sigue el procedimiento de un patrón altamente reproducible de crecimiento celular seguido de
muerte celular. Los estudios de gusanos mutantes han permitido la identificación de genes específicos
(denominados genes ced, que significa muerte celular anormal) que inician o inhiben la apoptosis y para
los que existen homólogos definidos en los mamíferos.
El proceso de apoptosis puede dividirse en una fase de iniciación, durante la cual las caspasas se
hacen catalíticamente activas, y la fase de ejecución, durante la cual esas enzimas actúan produciendo
muerte celular. La iniciación de la apoptosis ocurre principalmente por señales procedentes de dos vías
distintas pero convergentes: la vía extrínseca o iniciada en el receptor, y la intrínseca o mitocondrial.
Ambas vías convergen en la activación de caspasas. Describimos estas dos vías por separado porque
implican interacciones moleculares bastante distintas, pero es importante recordar que están
interconectadas en numerosos pasos.
Fase de ejecución:
La fase final de la apoptosis está mediada por una cascada proteolítica, hacia la cual convergen
los diversos mecanismos de iniciación. Las proteasas que median la fase de ejecución se consevan en gran
medida en las distintas especies y pertenecen a la familia de la caspasa, según se ha mencionado
previamente. Son homólogas en mamíferos del gen ced-3 de C. elegans. La familia caspasa, que incluye
actualmente más de diez miembros, puede dividirse funcionalmente en dos grupos básicos –iniciador y
ejecutor- dependiendo del orden en que se activan durante la apoptosis. Las caspasas iniciadoras, como
hemos visto, incluyen caspasa-8 y caspasa-9. Varias caspasas, entre ellas caspasa-3 y caspasa-6, sirven
como ejecutoras.
Como muchas proteasas, las caspasas existen como proenzimas inactivas, o zimógenos, y deben
sufrir una escisión activadora para que se inicie la apoptosis. Las caspasas tienen sus propios sitios de
escisión que pueden hidrolizarse no solamente por otras caspasas sino también autolíticamente. Después
de que una caspasa iniciadora es escindida para producir su forma activa, el programa de muerte
enzimática se pone en movimiento por activación rápida y secuencial de otras caspasas. Escinden el
citoesqueleto y las proteínas implicadas en la trancripción, replicación y reparación del DNA. En
particular, la activación de la caspasa-3 convierte a una DNasa citoplasmática en una forma activa
escindiendo un inhibidor de la enzima; esta DNasa induce la característica escisión internucleosomal del
DNA.