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FACULTAD DE HUMANIDADES
LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA CLÍNICA
POR
ELEONORA MONTENEGRO MURALLES
PREVIO A CONFERÍRSELE
A mi mamá, por apoyarme y estar presente todos los días de mi vida, pero sobre
todo por ayudarme a lo largo de este proceso. Gracias por formar parte de este
trabajo y animarme a seguir adelante.
A las mujeres entrevistadas, por compartir sus historias de vida, ya que sin ellas
este trabajo no hubiera sido posible. Gracias por ser unas guerreras valientes y
romper el silencio.
Resumen ......................................................................................................... 2
I. Introducción ................................................................................................. 3
1.1 Víctima .................................................................................................. 13
1.2 Violencia familiar .................................................................................... 14
1.2.1 Violencia Contra la Mujer .................................................................. 15
1.2.1.a. Violencia de Pareja ....................................................................... 19
1.3 Agresor.................................................................................................. 22
1.4 Proceso Penal ........................................................................................ 23
1.5 Medidas de Seguridad ............................................................................ 28
1.6 Sentencia............................................................................................... 29
1.7 Percepción ............................................................................................. 30
II. Planteamiento del Problema...................................................................... 32
2.1 Objetivos ............................................................................................... 33
2.2 Elemento de estudio ............................................................................... 34
2.3 Definición del elemento de estudio .......................................................... 34
2.4 Alcances y límites ................................................................................... 35
2.5 Aporte.................................................................................................... 36
III. Método ..................................................................................................... 37
3.1 Sujetos .................................................................................................. 37
3.2 Instrumento ............................................................................................ 38
3.3 Procedimiento ........................................................................................ 39
3.4 Diseño ................................................................................................... 40
IV. Resultados ............................................................................................... 41
4.1 Caso “A” ................................................................................................ 42
4.2 Caso “B” ................................................................................................ 53
4.3 Caso “C” ................................................................................................ 61
4.4 Caso “D” ................................................................................................ 70
4.5 Caso “E” ................................................................................................ 78
4.6 Caso “F” ................................................................................................ 83
4.7 Caso “G” ................................................................................................ 89
4.8 Caso “H” ................................................................................................ 94
V. Discusión de Resultados .........................................................................125
VI. Conclusiones ..........................................................................................141
VII. Recomendaciones..................................................................................144
VIII. Referencias ...........................................................................................147
IX. Anexos ....................................................................................................153
1
RESUMEN
2
I. INTRODUCCIÓN
3
específica para estos casos y se puede llevar a los tribunales de justicia a los
agresores (Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 2009).
4
de obtener acompañamiento psicológico y legal a lo largo del proceso penal,
consiguiendo sentencias condenatorias. El concluir satisfactoriamente un juicio
ayuda a que las víctimas recuperen su dignidad y puedan rehacer su vida de una
manera más saludable. Esto contribuye a foratalecer su autoestima, a eliminar
culpas, a sentirse segura y a reincorporarse a su entorno social y familiar (Ruiz-
Jarabo y Blanco, 2004).
5
Ministerio de Educación tiene una política de protección integral que establezca el
procedimiento a seguir en estos casos. El diseño del estudio fue de tipo
monográfico-explorativo. Se realizó con maestros y maestras de Educación
Primaria de Escuelas Oficiales de la ciudad de Quetzaltenango, el cual se efectuó
mediante la aplicación de una encuesta estructurada, con una población de
veinticinco encuestados y encuestadas. Los resultados concluyeron que la omisión
de la denuncia sucede por el desconocimiento de las sanciones que existen.
De igual forma, Izaguirre (2010) presentó una investigación cuyo objetivo fue
determinar el acceso que tiene la mujer indígena al sistema de justicia estatal en
materia de violencia familiar, para lo cual se tomó la opinión de informantes claves
del departamento de Totonicapán. La investigación fue de tipo descriptiva. El
instrumento que se utilizó fue una entrevista documentada que se realizó a siete
personas consideradas informantes claves dentro del tema abordado. Se concluyó
que los principales factores por los cuales las mujeres no realizan la denuncia son:
la distancia, el temor y la ignorancia. Por otro lado, se estableció que existe una
falta de orientación por parte de los centros para guiar cómo debe de realizarse el
proceso de la denuncia adecuadamente. De igual manera, se pudo establecer que
una de las causas por las que no tienen acceso al sistema jurídico es el factor
económico.
Los resultados concluyeron que el grado de atención que el Estado brinda a los
menores abandonados y víctimas de violencia familiar en el Municipio de
Huehuetenango, departamento de Huehuetenango, es mínimo, ya que
6
institucionalmente hablando sí se presta ayuda legal a los menores en caso de
vulneración a sus derechos, por parte de la Procuraduría General de la Nación, la
Procuraduría de Derechos Humanos y el Juzgado de la Niñez y Adolescencia y
Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal. También tienen intervención los
Juzgados de Paz de los municipios del Departamento en caso de medidas de
urgencia como rescates.
García (2012) realizó una investigación que tuvo como objetivo general establecer
en qué forma el juez de Paz dicta sus Resoluciones Judiciales en casos de
violencia familiar en el Municipio de Chiantla, Departamento de Huehuetenango.
Se realizó una investigación descriptiva, en la cual se utilizó como sujetos/
unidades de análisis expedientes de casos de violencia intrafamiliar comprendidos
de marzo a octubre del año dos mil ocho. El instrumento constó de una boleta de
estudio de casos, diseñadas por la investigadora, la cual contenía ocho
interrogantes.
7
Villanueva, que comprendieron entre 15-60 años de edad. Para llevar a cabo la
investigación se diseñó un cuestionario de datos generales y se utilizaron dos
instrumentos de evaluación: el Cuestionario CSR para el Índice de Abuso
Doméstico y el Inventario Autoevaluativo de Ansiedad (STAI) para evaluar los
niveles de ansiedad.
De igual forma, Pisquiy (2012) realizó un estudio cuyo objetivo general fue
establecer el nivel de adaptación social y emocional de las víctimas de violencia
familiar que asisten a la Defensoría Pública y Penal de la Mujer, para identificar las
áreas adaptativas que más afecta el maltrato familiar y establecer propuestas de
intervención. Se utilizó una muestra de 36 mujeres, de nivel cultural elemental, que
asisten en busca de ayuda legal y psicológica a la Defensoría Pública y Penal de
la mujer. Dentro de las cuales, la mayoría están en la edad adulta, en similar
proporción de procedencia indígena y no indígena. A ellas se administró el
Cuestionario de Adaptación para adultos, el cual está conformado por cinco sub-
test: Adaptación Familiar, Adaptación a la Salud, Adaptación Social, Adaptación
Emocional y Adaptación Profesional. La investigación fue de tipo descriptiva ex
post-factum.
8
fuerza de voluntad de la víctima y el apoyo que reciba.
9
contra las mujeres, de una generación a otra. Mediante modelos probit, se
calcularon los determinantes de que una mujer sea agredida físicamente por su
compañero dado que él creció en una familia violenta o una familia no violenta, y
los factores que determinan que una mujer se divorcie de su compañero violento
dado que ella creció en una familia violenta o no violenta. Los resultados muestran
cómo la violencia familiar se transmite de generación en generación por
aprendizaje -experiencias vividas en la familia de origen-; sin embargo, existen
mecanismos que rompen el ciclo de violencia y disminuyen la proporción de
familias que reproducen las conductas agresivas en la siguiente generación.
Siguiendo la metodología propuesta por Pollak, citado por Bahamon (2005), el
divorcio es el mecanismo que más reduce el grado de violencia, pasando de tener
el 32.4% de las familias violentas, al 15.7% en el largo plazo, esto sumado al
supuesto de que las parejas se unen de manera ordenada, el nivel disminuye al
14.8%. Mediante ejercicios de simulación se observó que los aumentos en el nivel
educativo de las mujeres, las mayores oportunidades de empleo y el mayor
acceso a servicios de salud, disminuyen la fracción de familias violentas en el
largo plazo. También fueron analizadas otras variables de decisión de la familia.
Bañales (2010) realizó una investigación en México, la cual tuvo como objetivo
general establecer las relaciones y diferencias que presentan las personas en su
actitud hacia la violencia familiar (física, sexual, psicológica, emocional y
económica). Se realizó una investigación Ex - post facto descriptiva y de campo,
con un diseño intragrupo y multivariado. La muestra constó de 214 sujetos, 107
mujeres y 107 hombres, cuyas edades oscilan entre 18 y 48 años de edad,
residentes de la Unidad Habitacional “Rey Neza” en Ciudad Nezahualcóyotl, en el
Estado de México. Se les aplicó un cuestionario con tipo de respuesta escala
Likert. Se logró establecer una relación alta y positiva entre las subescalas
utilizadas. Los insultos fueron muy comunes; las amenazas y las burlas fueron
infrecuentes, al igual que los golpes con la mano o con algún objeto. Se concluye
que existe una correlación entre el tipo de violencia practicada y la frecuencia con
la que ocurre.
10
Las siguientes investigaciones que se presentarán fundamentan características de
mujeres víctimas que deciden romper con el ciclo de la violencia.
Se concluyó, por medio de los relatos, que se percibe la viciada relación conyugal
que se establece, en una unión de pareja disfuncional, donde la mujer oculta la
verdad de la relación para mantener su familia, como una forma de proteger a sus
hijos y a sí mismas de las críticas de una sociedad, que hace oídos sordos a un
silencio que de a poco se ha ido rompiendo, en espera de soluciones reales a las
necesidades que las víctimas demandan. De igual forma se encontró que los
hechos de violencia pueden desarrollarse y aceptarse por muchos años en la
relación de pareja como un medio de resolución de conflictos. Las víctimas no
denuncian las agresiones por miedo a las represalias, porque dependen
económicamente de sus maridos, por la enorme soledad con que desarrollan sus
vidas. Esto genera sentimientos de indefensión e imposibilidad de revertir la
situación, lo que favorece el aislamiento social, o sencillamente porque deben
seguir compartiendo el mismo techo con el agente agresor.
Sepúlveda (2005) realizó una investigación en Valencia, España, cuyo objetivo era
estudiar las circunstancias socio-vitales de las mujeres maltratadas que deciden
romper con la situación de violencia, diferenciándolas de aquellas que no toman la
decisión de romper en un principio, pero que finalmente acaban haciéndolo. El
11
estudio se llevó a cabo con una muestra de 678 mujeres que habían sufrido
maltrato físico y maltrato psicológico. La información social, psicológica y jurídica
obtenida se clasificó según fuese considerada como factor de riesgo o de
vulnerabilidad para ser víctima de violencia, o como factor protector. Los análisis
estadísticos consistieron en realizar un análisis bivariante entre las distintas
variables o factores y la variable dependiente "ruptura". Se utilizó la prueba c2, así
como un análisis multivariante en el que se realizó un análisis de regresión
logística para determinar la influencia de conjuntos de factores hacia la variable
dependiente "ruptura".
Los resultados indicaron que para poder manejar este tipo de situaciones y
confrontarlas con éxito para preservar su integridad física y psicológica, era de
vital importancia la percepción de la propia mujer víctima de malos tratos, así
como otros factores entre los que destacaba la cronicidad de los sucesos de
violencia, el cual aparecía como uno de los factores más importante a la hora de
poder romper con la situación de violencia. Se concluyó que la confrontación de la
violencia es un proceso mediatizado por diferentes esferas a nivel social, político,
cultural, económico y emocional, en el que es fundamental y necesario orientar a
la víctima de manera que se ajusten los objetivos de intervención profesional con
los personales de la mujer víctima de violencia sin invadir su realidad personal.
González (2007) realizó una investigación en México, la cual tuvo como objetivo
conocer los estilos de afrontamiento del estrés utilizados por mujeres víctimas de
violencia doméstica, así como examinar si existían diferencias en cuanto
afrontamiento entre mujeres que permanecen en sus relaciones y mujeres que las
terminan. La muestra estuvo conformada por veinte mujeres a las que se les aplicó
un instrumento diseñado por el INEGI (Instituto Nacional de Estadística y
Geografía) para verificar que sufrieran de violencia familiar; de igual forma se
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recurrió al análisis de contenido de sus historias de vida. Finalmente, se utilizó un
instrumento para medir su afrontamiento al estrés de Fryndenberg y Lewis. Se
encontró que las mujeres víctimas de violencia familiar utilizan un gran número de
estilos de afrontamiento, ya sean activos o pasivos, y que las mujeres que
permanecen en su relación utilizan más estilos de afrontamiento pasivos en
comparación con las mujeres que terminaron la relación con su pareja violenta.
1.1 Víctima
13
víctima toda persona, colectivo o institución que haya sufrido los efectos de una
acción delictiva, ya sea de forma física, mental o de alteraciones en su
funcionamiento diario: también se incluye la pérdida financiera de sus derechos
como persona.
El término violencia familiar se define como “toda acción u omisión cometida por
algún miembro de la familia en relación de poder, sin importar el espacio físico
donde ocurra, que dañe el bienestar, la integridad física, psicológica o la libertad y
el derecho al pleno desarrollo de otro miembro de la familiar” (Sargot y Carcedo,
2000). Según los mismos autores la violencia familiar demuestra las
características siguientes:
Se da en dos direcciones; hacia las mujeres y de adultos hacia menores.
Preferencialmente, el espacio físico donde ocurre, es en la casa.
14
En su mayoría la ejercen los hombres que viven en casa y con los cuales se
tiene algún parentezco o lazo consanguíneo.
En su minoría la ejercen parientes lejanos, conocidos o extraños.
Afecta fundamentalmente a las mujeres, niñas, niños y ancianos, sin
importar la edad, etnia, clase, nivel educativo o rol dentro de la estructura
familiar.
Por otro lado, Quintanela, Arandia y Campos (2004) definen la violencia familiar o
doméstica como la agresión física, psicológica o sexual cometida por el cónyuge o
conviviente, los ascendientes, descendientes, hermanos, parientes civiles o afines
en línea directa o indirecta, los tutores, o encargados de la custodia. Comentan
que la violencia familiar incluye el maltrato infantil, la violencia de pareja, el
maltrato al anciano y la violencia entre hermanos.
15
De acuerdo con la Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de
Personas -SVET- (2010), la violencia contra la mujer se define como: “Toda acción
u omisión basada en la pertenencia al sexo femenino que tenga como resultado el
daño inmediato o ulterior, sufrimiento físico, sexual, económico o psicológico para
la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación
aribitraria de la libertad, tanto si se produce en el ámbito público como en el ámbito
privado“ (pg.6, capítulo 3).
16
Violencia sexual: Acciones de violencia física o psicológica cuya finalidad es
vulnerar la libertad e indemnidad sexual de la mujer, incluyendo la humillación
sexual, la prostitución forzada y la denegación del derecho a hacer uso de
métodos de planificación familiar, tanto naturales como artificiales, o del derecho a
adoptar medidas de protección contra enfermedades de transmisión sexual
(Congreso de la República de Guatemala, 2008).
17
Fase III, arrepentimiento y comportamiento cariñoso de parte del agresor:
Ésta es la fase de mayor duración, aquí se produce la reconciliación de la
pareja, este trato cordial y cariñoso dura por lo general poco tiempo.
Sentimientos:
Miedo
Odio
Sentimientos: Impotencia
Miedo Soledad
Confusión Dolor
Ilusión
Lástima
Culpa
Sentimientos:
Culpas
Vergüenza
Confusión
RENEGOCIACIÓN Miedo
Lástima Propia
Dolor
Fuente: Ruiz-Jarabo, C. y Blanco, P.(2004). La Violencia Contra Las Mujeres Prevención y detección. España: Díaz de
Santos Pg. 53.
18
Ruiz-Jarabo y Blanco (2004) mencionan que en el ciclo de la violencia, se puede
explicar la razón por la cual algunas mujeres retiran su denuncia que presentan
cuando se encuentran en la fase de agresión. Al encontrarse un hombre que se
arrepiente, que promete cambios y se encuentra en fase de “luna de miel”,
deciden retirar la denuncia. Por esta razón algunas mujeres después de verbalizar
lo que están sufriendo disculpan al hombre y minimizan su comportamiento
violento o, incluso lo justifican, volviendo de nuevo a la situación anterior.
Conforme va pasando el tiempo, la fase de agresión se vuelve más repetitiva o se
está constantemente entre tensión y agresión, sin que exista la “fase de
conciliación”. Cuando esto ocurre algunas mujeres deciden pedir ayuda. Si este
ciclo no se rompe a tiempo, las agresiones se repetirán con más frecuencia y
mayor intensidad y gravedad, aumentando el riesgo para la vida de la mujer. Es
muy posible que las agresiones lleguen al extremo de provocar la muerte.
Este tipo de violencia tiene varias características propias que la hace diferente a
otros tipos de violencia. Las consecuencias en la vida y en la salud de las mujeres
que la viven son diferentes de las que se producen en otro tipo de víctimas. A
continuación se mencionan algunas características de la violencia de pareja, en
base a lo que expone Nogueiras, mencionado por Ruiz-Jarabo y Blanco (2004):
- Los malos tratos los ejerce un hombre con quien la víctima mantiene o ha
mantenido un vínculo afectivo y amoroso, con el que comparte su vida e
incluso hijos. La víctima tiene sentimientos hacia él que son más complejos
que los que se producen ante la violencia cometida por una persona
extraña y desconocida, por lo tanto las secuelas son más graves.
19
- Los malos tratos son hechos que se prolongan durante un tiempo y van
debilitando las defensas psíquicas, físicas, generan miedo, impotencia e
indefensión.
- La mayoría de los malos tratos se producen en el ámbito doméstico, por lo
que muchas veces se convierten en invisibles para las personas que rodean
a las mujeres.
- Los malos tratos se ocultan tanto por lo hombres que la ejercen, como por
las mujeres que lo sufren.
- En la mayoría de los casos, los hombres agresores tienen una buena
imagen, pueden ser seductores y atractivos en espacios sociales. Es en el
ámbito privado en donde sienten la autorización para ejercer violencia.
- Las mujeres maltatadas sienten vergüenza de sufrir violencia, de no ser
capaces de pararla ni de protegerse. Pueden llegar a sentirse culpables por
ello y por haber elegido como pareja a un hombre violento, incluso de no
haber podido cambiarlo.
- La educación que se le ha brindado a las mujeres ha sido dirigida a
mantener y cuidar relaciones, para ser buenas esposas y madres. Por lo
tanto, las actitudes como la empatía, la comprensión, la tolerancia y el
perdón se han potencializado. En ocasiones estas actitudes pueden
volcarse en contra de las mismas mujeres, llegando a entender y justificar el
ejercicio de la violencia por razones de estrés o problemas de la infancia del
agresor, entre otras cosas.
- La desvalorización de las mujeres y su baja consideración social pueden
influir en las ideas y mitos que rodean a las mujeres maltratadas. Ellas son
las únicas víctimas de violencia que no son consideradas inocentes, sino
débiles, cómplices, consentidoras o responsables de la violencia que
sufren.
- La formación de los varones ha fomentado comportamientos violentos y el
ejercicio del poder de los hombres sobre las mujeres.
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La mujer, al iniciar la relación de pareja con un hombre violento, ha asumido e
interiorizado el rol masculino tradicional. Por lo que puede llegar a interpretar que
el control de su pareja, las actividades, relaciones o incluso los celos son
manifestaciones de amor. Este tipo de violencia puede inciar en el noviazgo y
aumentar con los años o iniciar después del matrimonio. El rol que maneja el
hombre se caracteriza por ser cuidado, atendido, complacido y que la mujer debe
estar a su disposición. El rol que maneja la mujer se caracteriza por sentir que es
su deber y obligación cuidar, atender y estar disponible para el hombre. Al
principio de la relación, la mujer puede llegar a actuar de esa manera por su propio
gusto y refuerza su autoestima y autovalorización al sentir que está cumpliendo
con el ideal de la mujer interiorizado como valioso. Conforme la relación avanza el
hombre violento aumenta el control y llega a utilizar la violencia para conseguir
más de ella.
Algunos de los factores que influyen en que la mujer no pida ayuda desde el
principio se describen a continuación:
- Los efectos que produce el ciclo de violencia en la psicología y salud de una
mujer.
- Reconocerse como mujer maltratada es muy doloroso.
- Sentimientos de vergüenza y de culpa.
- La idea de que una mujer debe mantener la familia unida.
- Falta de apoyo familiar y social a la separación.
- El aislamiento al que ha sido sometida.
- El deterioro de su salud física, emocional y psíquica la hacen sentirse
incapaz de iniciar una vida por su cuenta.
- Dificultades económicas, sociales, procesos judiciales.
- Miedo a que la violencia continúe o incremente.
Por otro lado, existen factores que impulsan a las mujeres a tomar la decisión de
romper con el ciclo de violencia y pedir ayuda:
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- Cuando ya no existe la fase de “luna de miel” y el círculo se convierte en
tensión y agresión.
- Cuando la violencia va dirigida hacia las hijas o hijos.
- Cuando el nivel de intensidad de violencia aumenta y la mujer lo percibe
como grave.
- Si existe apoyo familiar o de otras personas cercanas.
1.3 Agresor
Según Walker y Meloy, citado por Álvarez (2007), se pueden distinguir tres tipos
de agresores: el agresor que utiliza la violencia como estrategia para obtener
mayor poder y controlar al otro cónyuge y a su familiar; el agresor cuya violencia
es resultado de un trastorno psiquiátrico que padece; y el agresor que padece de
un trastorno de la personalidad grave y que junto a la violencia familiar incurre a
otros actos criminales fuera de su familiar.
Por otro lado, Faulk, citado por Hyde (1995), describe que en un estudio sobre
hombres detenidos con motivo de agredir a sus esposas, se encontraron cuatro
tipos diferentes de personalidad:
22
3. Dominantes: sienten gran necesidad de dominar a sus esposas y una aparente
insubordinación puede conducir a la violencia.
A. Agresión activa:
a. Física: Puede ser directa (golpes y lesiones) o indirecta (golpes
contra un substituto de la víctima).
b. Verbal: puede ser directa (insultos) o indirecta (maldecir).
B. Agresión pasiva:
a. Física: Puede ser directa (impedir un comportamiento de la víctima) o
indirecta (rehusarse a participar en un comportamiento).
b. Verbal: Puede ser directa (negarse a hablar) o indirecta (no
consentir).
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etapas, los avances, litigios o causas que se ventilan ante los Tribunales de
Justica. Comenta que es indispensable estudiar y aplicar principios y explicaciones
del por qué de las normas para demostrar científicamente y elaborar una tesis que
fije el criterio interpretativo, valorativo y aplicativo de los perceptos (reglas
establecidas).
En todos los países del mundo existen conflictos y se cometen delitos que los
ciudadanos no pueden resolver por sí mismos y es por eso que es el Estado quien
tiene el deber de actuar y aplicar las leyes y acuerdos que existen para conseguir
protegerlos.
Es el Derecho Procesal Penal el que regula el proceso penal desde el inicio hasta
el fin. Tiene las siguientes funciones: investigar, identificar al agresor, si fuera el
caso, y sancionar los delitos cometidos. El proceso penal tiene como fin
determinar si se ha cometido delito o no, terminando con una sentencia
condenatoria o absolutoria.
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De acuerdo al Figueroa (2011), las leyes del país definen que la víctima de
cualquier tipo de delito tiene el derecho a intervenir en las distintas etapas del
proceso penal, siendo éstas:
1. Etapa preparatoria
2. Procedimiento intermedio
3. Posibilidad de aportar pruebas en el juicio
25
convierten en delitos de acción pública, es decir, que aun cuando la
persona agredida no quiera acusar, el proceso continúa a cargo del
Ministerio Público).
Señalar los vicios formales del escrito de acusación.
Señalar la omisión de algún imputado, hecho o circunstancia en la
acusación, pudiendo solicitar su ampliación o corrección.
Recurrir el pedido de sobreseimiento o clausura.
Solicitar al juez que practique los medios de investigación omitidos.
Esta ley es especial para proteger a las mujeres, elaborando políticas públicas y
creando sanciones cuando se incumpla su derecho a una vida sin violencia. El
26
Código Penal ya tipifica el homicidio y los homicidios calificados, que algunas
personas consideran suficientes para incluir las muertes violentas de mujeres, sin
embargo, se omiten características específicas del femicidio como un homicidio
calificado, por la discriminación que existe en contra de las mujeres y por la forma
en que se cometen, en donde predomina el odio por el hecho de ser mujeres.
Por otro lado, es impotante mencionar que es obligación del Estado cumplir con lo
ordenado en la ley. Entre algunos de estos derechos, se mencionan dos que son
relevantes para esta investigación.
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Apoyo social
Seguimiento legal de las reclamaciones de los derechos de la mujer
Apoyo a la formación e inserción laboral
Asistencia de un intérprete (Coordinadora Nacional para la Prevención de la
Violencia Intrafamiliar y contra las Mujeres -CONAPREVI-, 2009, pgs. 34,
45 y 46).
Las medidas de seguridad son acciones que se otorgan cuando corre peligro la
vida de la persona, en este caso la vida de la mujer. De acuerdo al Código Penal,
las medidas de seguridad se aplican por tiempo indeterminado, sin embargo, en
cualquier tiempo podrán reformar o revocar sus resoluciones al respecto
(Congreso de la República de Guatemala, 2010). En el caso de la Ley Contra el
Femicidio y Otras Formas de Violencia Contra la Mujer, las medidas que se
otorgan son las mencionadas en el artículo 7 de la Ley para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia Intrafamiliar (Decreto 97-96). Esta ley crea una serie de
medidas, que denomina “medidas de seguridad”, destinadas a evitar los actos de
violencia familiar. Aunque la ley no sea clara al respecto, estas medidas parecen
tener una finalidad preventiva y se pueden aplicar a partir del momento en el que
se interpone la denuncia. La particularidad de estas medidas es que pueden ser
impuestas tanto por los jueces de orden penal (cuando hay delito o falta) como por
los de familiar. Estas medidas no pueden durar menos de un mes ni más de seis,
aunque el juez pueda prorrogarlas (Ministerio Público de la República de
Guatemala, 2001, pg. 184).
28
1.6 Sentencia
Según el Manual del Fiscal, “la sentencia es la resolución que el Tribunal emite,
después de realizado el debate y tras deliberación entre sus miembros, en la que
se resuelve el proceso mediante la condena del imputado o la absolución libre de
todo cargo” (Ministerio Público de la República de Guatemala, 2001, p.313).
La sentencia únicamente la pueden decidir los tres jueces que forman el Tribunal
de Sentencia, el artículo 389 del Código Procesal Penal determina los requisitos
de la misma.
1. Datos del Tribunal y las partes y fecha en la que se dicta sentencia.
2. La enunciación de los hechos objeto de la acusación o de su ampliación y
del auto de apertura a juicio, enunciar los daños reclamados y la reparación
que se solicita.
3. La determinación precisa y circunstanciada del hecho que el tribunal estime
acreditado.
4. Los razonamientos que inducen al Tribunal a absolver o a condenar.
5. La resolución de los jueces, con mención de las disposiciones legales
aplicables.
6. Firma de los jueces.
De acuerdo al Código Procesal Penal Concordado y Anotado con la
Jurisprudencia Constitucional, la sentencia implica únicamente los hechos que se
describen en la acusación. El Tribunal podrá imponer penas mayores o menores
29
que las pedidas por el Ministerio Público. Para que se pueda llegar a sentencia se
debe cumplir con una serie de requisitos. Los mismos se describen a continuación:
1.7 Percepción
30
representaciones mentales, sentimientos, que se manejan socialmente. Comenta
que así como las percepciones influyen en los cambios de estructuras mentales,
también las estructuras influyen en el sistema de percepciones. De esta manera
describe dos niveles de percepciones: el nivel intelectivo (ideas, opiniones y
representaciones mentales) y el nivel emotivo (sentimientos, aversiones,
simpatías).
31
II. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
32
320 fueron condenatorias y en 34 se declaró como inocentes a las personas
señaladas como agresores.
2.1 Objetivos
General:
Determinar la percepción que tienen las mujeres víctimas de violencia contra la
mujer, entre 20 y 40 años, que han concluido el proceso legal, sobre participar
dentro del proceso penal en contra de su agresor.
Específicos:
Determinar el tipo de información que tienen las víctimas sobre violencia
contra la mujer y el proceso penal.
33
Determinar la percepción que tienen los sujetos en relación a asistir al
Ministerio Público u otras dependencias del Estado.
Establecer la apreciación que tienen los sujetos de “revictimización”, al
momento de relatar una y otra vez su historia de violencia.
Establecer la percepción que tienen los sujetos en relación a las medidas
de protección y asistencia integral brindadas por el Estado.
Establecer la interpretación de los sujetos sobre dar la declaración en las
instituciones del sistema de justicia.
Determinar la apreciación de los sujetos con respecto a la sentencia
obtenida.
Definición conceptual
Por otro lado, de acuerdo a Figueroa (2011) el proceso penal tiene por finalidad
inmediata la averiguación, determinación y valoración de hechos delictivos, el
34
establecimiento, en sentencia, de la participación del imputado y la determinación
de su responsabilidad y la pena que le corresponde así como la ejecución de la
misma. Por lo que el proceso penal busca la aplicación de la ley para lograr justicia
y paz social.
Definición Operacional
35
de violencia contra la mujer, en ocasiones se sustituye por el término de violencia
familiar, por lo que puede resultar confuso. De igual manera, las sujetos fueron
difíciles de contactar, ya que hay muchos casos penales que se están llevando a
cabo, pero pocos concluidos. Además, la información de los casos es confidencial,
por lo que se tuvo que utilizar diferentes maneras para contactar a las sujetos.
2.5 Aporte
36
III. MÉTODO
3.1 Sujetos
A continuación se muestra una tabla con los datos de las sujetos. Con el fin de
mantener el anónimato, se sustituyó el nombre real por una letra (ver tabla 3.1).
Tabla 3.1 Características de los sujetos.
Sujeto Edad Estado civil Escolaridad Ocupación
A 40 Separada Secretariado Bisutería
B 35 Separada Diversificado Ama de casa y madre
C 37 Soltera 2do. Básico Área doméstica
D 40 Soltera 3ro básico Recamarera
E 35 Soltera Cursando Maestría Abogada y Notaria
F 23 Separada 5to año de licenciatura Recursos Humanos
G 40 Separada 6to primaria Ama de casa
H 33 Soltera Licenciatura Dependiente de farmacia
37
3.2 Instrumento
38
3.3 Procedimiento
39
3.4 Diseño
40
IV. RESULTADOS
Las sujetos con quienes se trabajó fueron 8 mujeres víctimas de violencia contra la
mujer que llevaron proceso penal en contra de su agresor. Una de las mujeres no
ha concluido el proceso penal, debido a que el proceso se encuentra “entrampado”
por compadrazgos del agresor. Por esta razón, uno de los casos no tiene
resultados en el indicador de sentencia.
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4.1 Caso “A”
Antes de poner la denuncia, comenta: “nunca pasó por mi cabeza que existía
violencia intrafamiliar, y el día que la empecé a vivir no sabía que tenía un
nombre, ni soñaba, ni me imaginaba… sabía que había una violencia, pero no
quería decir o por lo menos que de mi boca saliera “estoy pasando violencia”. La
primera persona a quien le compartió lo que estaba sucediendo fue su suegra,
quien le dijo: “lo que pasa es que son siete años de mala suerte”. La sujeto refiere
que ella pensó que su suegra también había vivido violencia intrafamiliar. “Siete
años decía yo, entonces, porque ella ya había pasado violencia, por las creencias
o, que decirle, tradiciones de nuestra Guatemala que son siete años de violencia,
entonces decía yo, pero ya llevamos cuantos años, ya me falta poco decía yo, ya
me falta poco. Llegué a los 10 años y la violencia cada vez iba en aumento”.
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soportaba la situación y nunca florecía, nunca caminaba, era imposible”. Ella
comenta que tiene más de cien denuncias, pero solamente una logró entrar en el
año 2008, cuando fue aprobada la Ley Contra el Femicidio y Otros Tipos de
Violencia Contra la Mujer. Se enteró de la existencia de esa ley debido a que su
denuncia finalmente fue tomada en cuenta en el juzgado y, luego de la
investigación realizada, se logró iniciar un debate.
Antes de iniciar todo el proceso legal la sujeto comenta que dudó mucho en
denunciar y llevar a juicio a su agresor. Ella comenta que pensaba mucho en sus
hijos, estaba segura que su pareja era una persona con mucho poder y muy
influyente debido a que era abogado. Refiere que “él era asesor de la policía, él
era asesor de este diputado ------------, él era servidor en ----------------. Él era un
hombre muy conocido pues, entonces decía yo ¿qué hago?”.
Lo que decidió hacer fue contar su historia. Comenta que hablaba con los pastores
de su iglesia sobre lo que su esposo hacía con ella, pero las personas no le
creían. Dijo que en una ocasión, había recibido muchos golpes en la cara, fueron
al juzgado y relata que “él llegaba con los jueces y decía que yo padecía de
trastornos mentales, „ella se pasa lastimando en las paredes, ella hace esto‟,
entonces yo me quedaba muda y me ponía a llorar, entonces como que yo
aceptaba que yo cometía el error porque yo no decía nada”.
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esto y esto y esto y llegaba acompañado con copias y todo, pero me decían que
no. Toda la evidencia”.
La primera denuncia que realizó fue cuando estaba a punto de perder a su tercer
bebé debido a una golpiza que había recibido por parte de su esposo. Comenta
que llegó al juzgado de Villa Nueva y que inmediatamente la enviaron con el
médico forense para que la examinara. Tuvo que quedarse ahí durante tres meses
para que todo estuviera bien con el bebé. La última denuncia que realizó fue en el
2010 debido a que su pareja la acosaba, persiguiéndola cuando se transportaba
en su carro. Le hacía escándalos en las empresas en donde trabajaba y causó
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que la despidieran. Comenta que lo que ella hizo, fue preguntar en distintos
lugares; uno de ésos fue la Fundación Sobrevivientes, en donde le dijeron:
“denúncielo, él ya no puede venir aquí a quitarle a sus hijos”.
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él se disfrazaba muy bien porque las personas que lo rodeaban y con las que
compartía no percibían el daño que le estaba haciendo a ella.
La sujeto relata que antes de entrar a un juzgado él le decía: “hay va a ver cómo
se defiende un abogado”. En ese momento ella pensaba que la dominaba, hasta
que un día comenta que “empecé a sacar fuerzas de flaqueza y decía yo: „ya va a
ver cómo se defiende una víctima‟. Él se va a ver con la verdad y de frente,
entonces dije yo, no voy a llorar”.
Otro factor que contribuyó a tomar esa decisión fue otra mala experiencia que vivió
con la pareja y sus hijos. En una ocasión, quedaron de reunirse para que le
otorgara una pensión alimenticia. “Ese día que llegamos con mis hijos, se ensañó
con el más grande, que en ese entonces tendría como 15 años. Y me dice: „este
niño yo lo miro muy callado, lo miro muy tímido, yo pienso que este niño tiene
tendencias de homosexual, entonces hoy lo voy a llevar a un lugar donde lo hagan
hombrecito.‟ Yo ya me había acostumbrado, creo, a esa mala vida que llevaba, a
pesar de eso yo ya no vivía con él. Pero cuando quiso ya agarrar a este niño en
eso, ya le dije no, allí si ya no”, relata. Comenta que luego de ese episodio, recibió
“una golpiza”. Posteriormente, el padre de sus hijos decidió llevárselos a Amatitlán.
Aparentó que los llevaba a comer helados y resultó un engaño, ya que su
intención era lastimarlos. La policía logró intervenir a tiempo para que no los
golpeara. Refiere que fue en ese momento en el que ella se dio cuenta que la
violencia había aumentado.
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La sujeto “A” comenta que tuvo que contar repetidas veces su historia de
violencia, “muchísimas”. Refiere que se sentía muy mal al tener que contarla
tantas veces, ya que sentía que “volvía a vivir eso, volvía a vivir lo que estaba
pasando”. Relata que en una ocasión tuvo una mala experiencia con algunas
personas del juzgado, ya que al verla decían: “ahí viene la señora, a la que le
meten los pepinos en la vagina”. Esta experiencia le quitó los deseos de regresar
a ese lugar. Comenta que “algo que yo tenía así tan guardadito, que se lo conté a
mi líder de la iglesia y se los conté a ellos porque tenía que contárselo a alguien lo
que vivía para que no fuera un „dicen‟ y cuando me dicen: „ahí viene la señora de
los pepinos, de las zanahorias‟ y yo así, ve, qué terrible „yo espero no volver aquí‟.
Yo siento que ellos viven tantas cosas que ya lo sienten tan normal”.
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me funcionaban. Él no tenía pena ni temor de eso, a pesar de que es un hombre
conocedor de la ley”. Comenta que ella se protegía con las medidas, pero
“siempre tenía fotocopias, porque yo sabía que él me las quitaba y las rompía“.
Relata que al inicio, cuando supo que le iban a otorgar las medidas de protección
se sintió muy contenta, con el tiempo se dio cuenta que el esposo continuaba
acercándose, refiere que “cuando me las dieron la primera vez me sentí muy
contenta, dije yo: „nunca más se va acercar‟, y mentira, siempre estaba ahí. Yo le
dije „no se puede acercar porque tengo medidas‟ y él siempre me respondía con
malas palabras y o las medidas tal y tal cosa”.
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verdad sí me costó un montón, entonces las audiencias a veces las cambiaban o a
última hora ya llegaba otro abogado”.
La presencia de su pareja a lo largo de las diferentes etapas del proceso penal fue
difícil. La sujeto comenta que al inicio, en el juzgado le colocan un biombo para
que no pudiera tener contacto visual con el acusado, “porque de lo contrario no
podía hablar. Sólo de escuchar la voz de él a mí me temblaban hasta las rodillas, y
era aquello que yo le decía a la psicóloga que estaba siempre conmigo „siento que
no voy a poder hablar‟ “. Comenta que escuchar la voz de la pareja la afectaba de
sobremanera. La presencia de él influyó en el sentido que la hacía recordar lo que
había vivido, “al estar allí y escucharlo yo me recordaba realmente de las cosas,
de haberlas vivido y así daba las declaraciones, como que las hubiera vivido ese
mismo día”. Conforme fue pasando el proceso, la sujeto fue perdiendo miedo a
hablar frente al acusado. Relata que sentía una “lucha interna dentro de mí”, por lo
que pidió que le quitaran el biombo. Ella se decía a sí misma: “tengo que ser
fuerte, tengo que ser fuerte”.
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Finalmente, llegó la sentencia. La sujeto “A” considera que esta etapa fue “difícil”
ya que se trataba del padre de sus hijos. Comenta que al esposo lo declararon
culpable de violencia contra sus hijos y contra ella. Lo condenaron a 15 años de
prisión. En ese momento ella refiere: “yo me levanté, yo me puse a llorar, yo
hubiera querido decirle, regresar el tiempo y decir, yo no hubiera querido esto,
porque al final, una persona que yo amé, realmente yo amé, pero que durante ese
proceso fue tan cruel que digo yo, no está en mí, no le deseo el mal. Pero, busqué
la justicia y la ley y ya está”. Comenta que ella no hubiera querido que las cosas
sucedieran así, ya que piensa que habían otras formas de solucionar lo que
sucedía, sin violencia. Ella dice: “lo lamento mucho por él, porque la verdad es un
gran profesional, lastimosamente no veo un ser humano en él, no lo veo”.
La sujeto considera que la decisión que tomaron los jueces la hizo tener
“emociones encontradas”. Comenta que se alegraba por la justicia que había
logrado; sin embargo, consideraba que la condena debió haber sido más alta, ya
que muchas de las denuncias que había puesto años atrás, no fueron tomadas en
cuenta. Ella refiere: “pienso yo que si se hubiera tomado desde el principio me lo
hubieran sentenciado a no se qué cantidad de años”.
Al hablar sobre la sentencia, ella comenta: “espero en Dios que en el lugar donde
esté, él reflexione y que piense en que la violencia no es buena. No es un hombre
de 20 años, es un hombre de 58 años verdad, entonces que no puede decir,
estaba empezando a vivir, me estaba equivocando, ya para la edad que tenemos,
bueno, yo ya soy una mujer madura y sé qué es la violencia y qué es hacer daño”.
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esa experiencia confía en Dios para que no le suceda nada, asegura que “a la
hora de cualquier cosa, ahí si que lamentablemente, el único responsable va a ser
él”.
Después del proceso penal, la sujeto “A” comenta que se sentía mejor, con mayor
seguridad para salir a la calle y para que sus hijos salieran sin temor. Refiere: “yo
me encerré porque no quería salir, yo tenía miedo de salir, pero yo no sabía que
yo ya tenía el no sé qué de persecución”. La sujeto relata que el llegar a
Fundación Sobrevivientes la ayudó para fortalecerse, ya que ella sospechaba de
cualquier persona que se le acercara. “Yo decía, carro que se acercaba ya decía
yo „no es posible, ése me quiere matar‟. O gente que me miraba, pero yo miraba y
decía -qué tanto me miran-”, afirma. Ella comenta que la forma de solucionar este
problema, era enfrentándose a sí misma.
También explica que antes del proceso penal sentía que no iba a lograrlo, que no
podría llevarlo a cabo. Comenta que se sentía insegura al saber que la pareja era
un abogado, “quién va a poder con un abogado, conocedor de la ley, con alguien
que tiene tantas amistades, quién va a poder”, decía. Relata que sus padres no la
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apoyaron para seguir el proceso, ellos le hablaban, “ mija, yo siento que te estás
muriendo en vida y eso no lo vas a lograr”. A pesar de esto, ella decidió continuar
con el proceso para terminar con el ciclo de la violencia y ponerle un fin a la vida
que estaba llevando. Afirma que pensaba, “si renuncio, toda la vida va a seguir
con la violencia y esto no va a terminar. Y esto tiene que tener un fin, yo sé que
tiene que tener un fin”.
La sujeto “A” considera que las mujeres víctimas de violencia contra la mujer que
no denuncian, sí tienen la capacidad de hacerlo. Ella afirma que la violencia “está
en uno poder cortarla”. Comenta lo siguiente: “si yo el primer día que sufrí la
violencia no le quise poner un nombre, pero yo estaba consciente que era
violencia, mi vida hubiera cambiado, desde la primera vez. Pero lo decidí 10 años
después, cuando la violencia ya tenía una familia enorme”. Ella explica que en la
actualidad existen muchos programas que hablan de violencia y de ayuda para las
mujeres que son víctimas. Piensa que la mujer “debe amarse a sí misma”. La
sujeto considera que el papel de la mujer dentro de la sociedad puede ser
multifacético; menciona que “somos mujeres bonitas, somos inteligentes, somos
luchadores. Sí podemos ser psicólogas, sí podemos ser abogadas, somos
chóferes, somos cocineras, tenemos tantas profesiones en una, pero nadie lo
sabe sólo nosotras, o muchas veces nosotras ni lo sabemos”.
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La sujeto considera que no debe considerarse a los hombres como que son todo
en la vida de las mujeres. Considera que es importante proponerse metas y tener
sueños, cosas que ella, cuando estaba con su pareja, no las imaginaba. Comenta
que su pareja tuvo un cambio dramático al pasar de novio a esposo, afirma que “el
día que nos casamos, el novio que yo tenía se quedó ahí en esa puerta, porque
con el que yo me casé no es el hombre que yo había conocido, es otra persona”.
La sujeto “B” es una mujer casada de 35 años de edad. Estudió hasta nivel
diversificado y al momento de realizar la entrevista, se dedica a ser ama de casa y
madre. Vive con su madre y sus tres hijos. Dos de sus hijos son varones, y la
tercera es mujer. Esta última es su sobrina, pero la consideran parte de la familia,
ya que lleva 3 años viviendo con ellos.
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La sujeto mantuvo una relación de 12 años con su pareja. Tanto ella como sus dos
hijos y su sobrina fueron víctimas de violencia familiar. La relación entre los
hermanos es armoniosa, pero ha sido difícil ya que estuvieron alejados entre ellos.
Comenta que debido al maltrato que tuvieron, han tenido secuelas a nivel
emocional. Por lo tanto, están llevando un proceso terapéutico, tanto sus hijos
como ella. Afirma que “todo ese maltrato que vivimos… estuvieron un poco así
como alejamiento entre los hermanitos, pero con ayuda psicológica, o sea, la
terapia, ha ido mejorando bastante”. La Fundación Sobrevivientes y el Grupo
Guatemalteco de Mujeres los han apoyado en brindarles terapia.
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La sujeto “B” comenta que antes no quería denunciar y llevar a juicio a su agresor,
debido al miedo a la reacción de la pareja. Relata que había tenido ya varias
amenazas hacia su madre y su hermano, por parte de su agresor. “Me tenía
amenazada con que iba a hacerle algo a mi mamá y a mi hermano, que él sabe
que eran las personas más allegadas a mí, que eran los que me podían ayudar.
Que los iba a matar y que iba a hacer de todo y me iba a dejar de último a mí, que
me iba a matar de último a mí. Que siempre él se iba a quedar con los niños
verdad”, afirma.
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trato que le dieron estuvo bien, ya que “saben la crisis que estás pasando”. La
sujeto explica que la denunciar sentía temor a las represalias.
La sujeto tuvo que contar repetidas veces su historia de violencia. En su caso esta
situación fue vista desde una perspectiva positiva. Relata que sintió “desahogo,
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desahogo porque sí había alguien que te estaba escuchando realmente. Si es,
híjole, un desahogo increíble porque sabes que hay alguien que te comprende y
que te entiende en el momento”. Explica que la orientación que le dieron fue
correcta y acertada. “Tuvieron una forma muy sutil para decir las cosas. Lo hacen
sentir a uno bien, apoyado, que uno no está solo… . Porque ponele pues en mi
caso, no sé en el caso de otras mujeres, me decían, pensaba que era yo la que
estaba mal, porque te hacen creer que estás mal, que uno es tal vez loco, que no
le van a creer las cosas que uno está diciendo”.
Comenta nuevamente que al momento de poner la denuncia sentía miedo por las
amenazas de muerte que la pareja le había dado. Este miedo fue superado al
escuchar el testimonio de otras mujeres: “sabes qué me sirvió a mí mucho, haber
escuchado a otras mujeres…cuando estaban contando su testimonio yo decía
„¡Dios mío, estamos casadas con el mismo hombre!‟. Porque es el mismo patrón
de hombre, verdad. Uy no. Y al escuchar a las mujeres que ya lo habían superado
y decir „no me va a pasar‟, verdad. Sí hay leyes, hay medidas y todo para que no
te toquen y que te protegen más a ti y a tus hijos”.
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abogados y compro todos los jueces que va a tener. Usted pierde, ni se desgaste.
Me va hacer nada más gastar y además usted no tiene el dinero para, los recursos
para, poder defenderse. Igual yo me voy a quedar con los niños porque usted no
tiene ni donde vivir‟ “. Debido a esto, el apoyo que le brindó la fundación con
respecto a la asesoría legal contribuyó a que continuara con el proceso. Refiere
que aparte de la asesoría legal, también contó con asesoría de una psicóloga,
quien la preparaba emocionalmente para declarar, incluso le recomendaba qué
postura tomar y reafirmaba su autoconfianza. “La psicóloga un día antes te
prepara, te dice „mire no se tiene que poner nerviosa‟. Te explica cómo hacer
respiraciones, en la posición que te tenés que sentar,” relata.
La asesoría del abogado fue muy buena, él le brindó explicaciones de cada paso
que debía seguir de una forma más fácil de entender, ya que para ella los términos
legales eran confusos. Comenta que “me explicó todos los pasos, porque son
términos legales que a una persona que no ha estudiado leyes, mucho menos que
vaya a saber de todo el proceso que viene. Hay términos muy, así como,
complicados”.
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Finalmente, el caso llegó a sentencia. Ella considera que la condena que le dieron
pudo haber sido mayor, ya que no lo procesaron por violencia física, sino que
únicamente por violencia psicológica. Relata que “pudo haber sido mayor la
condena que él merecía, porque no recibió la sentencia que era. Sólo recibió
psicológica y lo mío había sido físico por tantos años, 12 años imagínate, físico.
Pero no lo logré demostrar porque quité una denuncia que había puesto en contra
de él…Tenía pruebas, tenía fotos de los golpes que me había dado, pero por
haberla quitado…”. La sujeto explica que años atrás había puesto una denuncia
en contra de su pareja por violencia física, debido al círculo de violencia en el cual
vivían; sin embargo, la sujeto se arrepintió y retiró la denuncia. “… por el mismo
círculo de la violencia, él me prometió que ya no lo iba a volver a hacer y todo eso,
bla, bla.. me enamoró y quité la denuncia. Ya no pude hacer nada por haberla
quitado”, relata. Refiriéndose a la decisión que tomaron los jueces, comenta que
se siente “satisfecha porque se estaba haciendo justicia”. Sin embargo, no fue “la
que hubiera querido”.
Con respecto al desarrollo de todo el proceso penal, ella considera que fue un
proceso largo, desgastante y lento. Ella comenta: “es larguísimo, es desgastante
porque igual el sistema es demasiado lento, muy, muy lento…como ahora hay
tantos casos y tantos procesos como que se retarda mucho y es desgastante”.
Antes de llevar a cabo el proceso penal, la sujeto refiere haberse sentido
“reprimida”. Comenta que “pensaba en mis hijos, porque también yo veía el
maltrato que ellos sufrían”, y al mismo tiempo se sentía “impotente”.
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pidiendo justicia, que se te está haciendo justicia y que está ayudando para que
otras mujeres no pasen el mismo proceso. Que se animen a romper ese silencio,
verdad”.
La sujeto “B” comenta que su vida cambió a partir de llevar a cabo el proceso
penal. Refiere que ahora es una persona más “extrovertida” y más “segura”.
Comenta que “antes tenía miedo de contar las cosas como eran y ahora, ahora sé
que fue un bien que le hice a mi vida... ahora sé que si yo no estoy bien, mis hijos
jamás iban a poder estar bien”. Ella se siente bien al saber que sus hijos “van a
romper ese patrón que traían”.
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4.3 Caso “C”
La sujeto “C” comenta que las dificultades que se le han presentado, en primer
lugar, fue la situación de violencia que vivió. Ella fue víctima de violencia física,
psicológica y sexual por parte de su ex pareja, quien la secuestró por cuatro días,
luego de que ella decidió separarse de él, debido a conductas violentas las cuales
ella empezó a notar. Por consiguiente, ella reconoce que sus hijos están pequeños
y ella no puede brindarles lo que necesitan. Comenta que en el albergue le
brindan las necesidades básicas; sin embargo, ella está conciente de que necesita
trabajar para salir adelante. Refiere que “aquí nos ayudan con lo básico, la casa, la
comida, pero hay cositas que se necesitan y no pueden cubrir con eso”.
Antes de poner la denuncia la sujeto comenta que nunca había sido víctima de
ningún tipo de agresión por parte de sus parejas. Cuenta que estuvo casada con
su primera pareja, con quien tuvo a sus primeras hijas; sin embargo, este
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matrimonio no funcionó debido a diferencias entre ellos, pero nunca por violencia.
Relata que “yo nunca lo había vivido con mi pareja, porque antes… yo ya había
tenido otro hogar. Nos separamos, no por violencia, sino porque no estábamos de
acuerdo… pienso que ya no nos queríamos, entonces nos separamos”. Luego de
terminar esta relación, la sujeto empieza la relación con la pareja la cual se
convirtió en su agresor. Refiere que empezó a notar conductas violentas en él,
“quería presionarme y ordenarme”. Por lo tanto, decide separarse de él e irse de la
casa. “Yo decidí mejor alejarme cuando yo vi eso, que sí había violencia, pero
cuando yo me separé de él no había agresión física”.
Antes de iniciar el proceso penal, la sujeto comenta que sentía mucho miedo, pero
nunca dudó en hacerlo, ya que según ella no podría quedarse de brazos cruzados:
“yo sí no podía callármelo porque yo no soporto que alguien me golpee”. De igual
manera, este miedo la motivó para seguir adelante con el proceso penal, ya que
temía volver a pasar por la misma situación: “si no lo hago, va a ser peor para mí,
si yo no lo meto, en la calle en cualquier momento me lo encuentro. Si yo me
escapé gracias a Dios, y tal vez ya no voy a volver a correr con la misma suerte”.
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verbal con la que todo inició, luego de esto la pareja la lleva a la fuerza con él y la
tuvo cuatro días encerrada en un cuarto. Relata que “me lo encontré en la calle y
me llevó a la fuerza a su casa, en contra de mi voluntad, o sea a golpes, a la
fuerza. Allí me tuvo encerrada cuatro días…”
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varias debido a violencia por parte de su pareja, “cuando empezó eso, la agresión,
yo ya había ido a la policía a poner cinco denuncias”. Relata que la policía nunca
le prestó la atención que ella deseaba, y que incluso “hasta de loca” la trataron.
Comenta que “como ellos, hasta verlo a uno que ya está con sangre… varias
veces me sacaron de la policía, hasta de loca me trataron porque ya eran muchas
las veces que yo había ido a poner la denuncia…”.
La última denuncia que puso, la cual sirvió para llevar el proceso penal, la realizó
inmediatamente al salir del hospital. La sujeto comenta que el Ministerio Público
fue quien la recogió en el hospital para llevarla a poner la denuncia, “en el mismo
carro del Ministerio Público me llevaron porque yo tenía pánico, tenía miedo de
salir del hospital y yo sentía que al subirme a un bus la primera persona que iba a
ver iba a ser él”. Ella comenta que este temor se debía a las amenazas por parte
de la ex pareja: “cuando él me agredió siempre me decía que nunca fuera a decir
nada y que no fuera a la policía porque me iba a matar, entonces yo tenía miedo”.
Por otro lado, el miedo que sentía no la detuvo. Ella comenta que la psicóloga del
Ministerio Público la apoyó mucho, le dio ánimos y la incitaba a seguir adelante
mostrándole su apoyo. Refiere que “siempre me animaban y me llamaban
constantemente, casi a diario para animarme y decirme que no tuviera miedo,
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porque me iban a ayudar, y que ellos estaban conmigo, que ya nada me iba a
pasar”. No tuvo que contar su historia repetidas veces, “sólo fue la primera vez
que yo llegué, y sólo fue una vez, pero me preguntaron si yo tenía ganas de hablar
de ello, si no, no. Pero, yo sí tenía ganas de hablar, para desahogarme“.
De igual forma, la sujeto comenta que el Ministerio Público le brindó apoyo una
licenciada y psicóloga. Ellas le brindaron no sólo ayuda profesional, sino también
otro tipo de apoyo. “Ella me ayudó bastante, yo pienso que más que profesional,
humanitariamente me ayudó porque me dio ropa, me dio cosas que yo necesitaba
porque yo no podía ir a mi casa… Yo no quería ir a mi casa y que me viera mi
familia que estaba golpeada y me envió a un albergue mientras a él lo
capturaban”. De igual manera, en el albergue donde podría estar, la sujeto estaría
sola, y comenta que la psicóloga del Ministerio Público consideró que no era lo
más apropiado, por lo que la llevó a su casa. “La psicóloga, ella no quiso que yo
me quedara sola, bueno, que no era bueno para mí estar sola y me llevó a su
casa. Es en contra de las leyes, que no era permitido que la víctima estuviera en
casa de alguien que trabajara ahí en el lugar, pero sí lo quiso hacer así”.
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tener las medidas de seguridad, tuvo un inconveniente con su bebé y la familia del
agresor. Cuenta que en una ocasión la familia de él le quitó a su hijo menor, “yo
cometí el error de que yo quería de que él conociera a su familia y yo misma lo
llevé con los abuelos para que lo conocieran y de ahí me lo quitaron”. Refiere que
con la ayuda del Ministerio Público, lo pudo recuperar.
La sujeto “C” describe las medidas de seguridad y protección “no son tan seguras”.
Ella considera que a pesar de tener la hoja en donde le prohíben al agresor
acercarse, sabe que la policía tarda mucho en llegar en caso de que fuera
necesario. Ella comenta: “no me siento tan segura con eso, para mí lo seguro es
estar lejos de donde ese hombre esté”. Refiere que las medidas de protección no
la hicieron sentir segura, “yo fui y cumplí con mi papel, que me dieran el papel,
pero para mí no es tan seguro eso”. A pesar de considerar las medidas de
protección como algo que no le garantice su seguridad, la sujeto siempre estuvo
segura de que quería llevar a cabo el juicio, nunca lo dudó. Refiere que “yo
siempre estuve segura de que quería llevar a cabo el proceso, yo sí quería hacer
eso, yo quería que él estuviera allí donde él está. Quería que pagara con cárcel”.
En cuanto a la asesoría legal, ella comenta que tuvo abogado únicamente durante
las audiencias y el juicio. Nadie la acompañó a lo largo de todos los trámites
legales. De igual manera no recibió ninguna preparación previa al dar
declaraciones. El abogado que la asesoró se lo brindó el Ministerio Público. Con
anterioridad le habían recomendado la asesoría de una abogada, sin embargo,
tuvo una mala experiencia por lo que solicitó que le cambiaran de asesoría. Relata
que “ella a mí no me pareció, porque ella empezó a hacerme preguntas que
empezó a hacerme sentir mal… empezó a preguntarme… que si no me parecía
que había tenido muchos hombres y que no sé qué, o sea un montón de cosas
que no iban al caso”. Refiere que la hacía sentir “como si se lo hubiera buscado”.
Por lo tanto, ella decidió quejarse y finalmente le otorgaron solamente el abogado
del Ministerio Público.
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En la etapa de declaraciones, la sujeto “C” describe que fue “muy fuerte”, ya que
no deseaba ver a su agresor. Ella tuvo que llevar a su hijo recién nacido en brazos
y tuvo que asistir cuando recién había dado a luz a su hijo menor. Relata que “me
tocó que llevarlo en brazos y yo toda adolorida con una cesárea, sólo tenía como
diez días de haber dado a luz, para mí fue muy incómodo, entonces yo ya pedí de
que no lo quería ver”. Refiere que debido a la incomodidad le colocaron un
biombo para evitar el contacto visual. Ella comenta que “a la última audiencia, tal
vez el juez vio las condiciones en las que yo estaba, entonces yo ya no asistí
cuando lo sentenciaron”. Ella cuenta que la presencia de él le provocó miedo, que
a pesar de que estaba conciente de que no le haría nada, de igual forma pensaba
que podría hacerle daño. “Estaban los guardias ahí, pero yo dije, de aquí a que
vengan los guardias él ya me ha vuelto a golpear otra vez y yo no quiero eso”.
Describe la experiencia como “bien feo”.
En cuanto a la decisión que tomaron los jueces, la sujeto cuenta que a lo largo del
proceso hubo dos jueces debido a que se tuvo que hacer un cambio. El primer
juez lo describe como alguien que sí estaba conciente de la situación y considera
él hubiese dado más años de condena. Refiere: “yo sentí de que el juez que
llevaba el caso primero, que sí, él hubiera actuado eee, hubiera actuado un poco
mejor, viendo mi situación, cómo yo estaba, entonces él sí lo hubiera castigado
como se merecía”.
Por otro lado, el juez “final” lo describe como alguien a quien no le tenía confianza
“desde que yo empecé a hablar con él, yo sentí aquella confianza que él le pusiera
tanto sentimiento a lo que estaba pasando”. Comenta que considera que el juez
no fue justo al no tomar en cuenta las fotografías del médico forense en donde se
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evidenciaba que había violencia física. Relata que “ni él viendo las fotos del
médico forense, vio como estaba y bueno, le dio igual y la licenciada, la defensora
del hombre ese, buenísima. Ella hasta me dijo que yo pude haberme hecho los
moretones”. Afirma que “no tomó el cuenta los golpes que me había hecho, sino
que él tomó en cuenta lo que estaba diciendo la abogada de él. No lo que me
había pasado, sino lo que decía la abogada”.
Antes del proceso penal la sujeto describe haberse sentido con miedo; por otro
lado, comenta que ella antes trabajaba y podía mantener a sus hijos, ahora ya no
lo hace. De igual manera comenta que su vida ha cambiado bastante luego de
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haber concluido todo. Ella considera que siente como si estuviera huyendo, “yo
siento como que yo estoy huyendo, yo me estoy escondiendo, viviendo aquí. No
me quejo, si, porque es tranquilo aquí, pero no era lo que yo quería para mí”.
Al hablar sobre las mujeres víctimas de violencia que no denuncian, ella describe
que le dan “lástima”. La sujeto considera que estas mujeres callan la violencia
porque piensan que su agresor cambiará, sin embargo, ella está segura de que no
será así. “Ellas tal vez pensarán de que el agresor va a cambiar, y si lo hace una
vez lo va a seguir haciendo”. Afirma que la cantidad de muertes de mujeres, se
debe a que no denuncian a sus parejas quienes las agreden. “Por eso es de que
muchas mujeres han perdido la vida en manos de los padres de sus hijos o de sus
parejas, por eso mismo, por pensar que van a cambiar y no, eso es mentira”.
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en casa de su hermana con la familia de ella. La relación con sus hijos la describe
como “ni buena, ni mala”. Refiere que debido a las diferentes edades de los hijos
mayores, cada uno ha pasado por momentos de rebeldía, por lo que en ocasiones
han tenido conflictos, los cuales considera “normales” debido a la adolescencia.
Anteriormente, cuando aún estaba casada, comenta que el esposo le daba “un
trato malo”. La sujeto vivió violencia física y psicológica por parte de su marido.
Comenta que vivió muchos años soportando golpes, machetazos, patadas, así
como violencia verbal, ya que la pareja constantemente reafirmaba que “no servía
para nada”.
Antes de poner la denuncia, la sujeto “D” comenta que nunca pensó que sería
víctima de violencia. “A veces yo no pensaba eso, que a mí me iba a pasar eso,
¿entiende?, yo nunca pensé que me iba a pasar eso”. Relata que no tenía
información sobre qué era lo que debía hacer, “cuando a mí me sucedió eso, pues
yo estaba encerrada como un globo, que no sabía qué hacer, porque no sabía que
había un grupo de personas que lo pudieran ayudar a uno, para poder ver el
problema en el que uno está metido”. La sujeto cuenta que la situación que le
preocupaba era el bienestar de sus hijos. Pensaba que no podría criarlos y darles
de comer, ya que ella no tenía ingresos económicos. “Yo sólo pensaba „si yo me
quedo sola, ¿qué voy a hacer con mis cuatro niños?, ¿qué voy a hacer?, ¿cómo
los voy a mantener?, ¿cómo los voy a criar?‟ ”.
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consideraba que no podría mantener a sus hijos ella sola. “Hubo un momento en
que decía yo „lo hago o no lo hago, sigo o no sigo‟ ”.
La segunda denuncia nunca la quitó, pero según ella refiere, las cosas no
avanzaron, ya que las autoridades no encontraron a la pareja para apresarlo.
Comenta que “él no estaba cuando lo llamaba nunca, entonces no se podía hacer
nada pues”. Debido a esto, la sujeto continúa viviendo con su esposo y luego se
entera que él estaba abusando de su hija que en ese entonces tenía 12 años, y la
deja embarazada. “Fue la noche de un martes que lo atrapé y yo quería decirle a
él lo que le había hecho a mi hija. Porque sinceramente mi hija fue la afectada
porque él abuso de mi niña, siendo su verdadero papá”.
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cara morada, el ojo cerrado, la boca reventada y todo”. De igual forma, describe
que su pareja “…nos dio una vida tan mal, porque él nos pegaba. Cuando me
pegaba a mí, le pegaba a mis hijos. Él me macheteaba la espalda, él me ponía el
filo del machete aquí en el cuello, él me agarraba a puño cerrado y de una vez me
dejaba morado, la espalda, las patadas. Todo eso, lo que una familia no quisiera
que pasara, pero hasta mis hijos sufrieron los golpes”. Su mayor motivación parar
presentar la denuncia fue la violencia que vivía, pero principalmente el abuso del
padre hacia su hija. La sujeto refiere: “ver que mi hija, todas las cosas que
pasó…eso fue lo que me motivó a seguir luchando para que me hicieran justicia”.
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atendieron fueron amables y respetaban las decisiones que ella estaba dispuesta
a tomar; refiere que “nunca nos trataron mal, nunca nos hicieron hacer una cosa
que no queríamos hacer, nunca nos hicieron decir una cosa que no queríamos
decir”.
Comenta que el día en que presentó la denuncia sentía miedo de que hubieran
represalias en su contra, ya que anteriormente, su esposo la había amenazado a
ella si llegaba a acusarlo de agresor. “Sentía miedo… porque él siempre me
amenazaba de que siempre me iba a matar, de que un día de éstos me iba a
matar y que iba a vengarse de lo que yo le había hecho”. Relata que este miedo
la hizo dudar, no sólo por el miedo a las represalias, sino también por el miedo de
saber que su pareja se iría a la cárcel. Ella dice: “yo tenía miedo porque él iba a
preso”. Afortunadamente, la sujeto contaba con el apoyo de su hermana, quien le
recordaba el trato que su pareja le daba. Ella le hablaba sobre el sufrimiento que
vivió debido a los malos tratos por parte de su esposo. La hermana decía:
“acordate, no lo podés dejar fuera de eso, acordate de todo el daño que te hizo. Te
trataba mal, te pegaba, te hacía sufrir, te decía un montón de cosas“. La sujeto
relata que su pareja la trató “como si fuera el trapeador de la casa, nunca me trató
como una mujer y una persona querida, siempre me trató de una manera tan
pedante”. Ella insistía en que su hermana la convencía para que continuara con el
proceso, ya que el esposo debía “pagar por lo que hizo”.
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A lo largo de todo el proceso, a la sujeto y su familia le brindaron medidas de
protección y seguridad. Estas medidas le prohibían al agresor acercarse a la
familia y mucho menos hablarle a cualquier miembro. “Nos podía ver en la calle,
pero no nos podía ni hablar, pero ni la punta de la yema del dedo”. Comenta que
las medidas de seguridad la hicieron sentirse con “mucha fuerza de voluntad”, de
igual forma la hicieron sentirse “que no iba a estar sola”. Las medidas de
seguridad la influyeron en su disposición de seguir el proceso penal, sabiendo
todo lo que conlleva. Ella comenta: “yo estaba dispuesta a todo porque realmente
ya era demasiado que yo había aguantado a esta persona, y ya nunca cambió,
nunca hizo caso”.
En las diferentes etapas del proceso penal, el agresor tuvo que estar presente en
ocasiones. Esta situación le causó a la sujeto “un poco de miedo”. Comenta que
“uno lo tenía que ver y saber que ahí está, y saber que todo el daño que le ha
hecho. En un momento había odio, en un momento había miedo porque sabía que
él era de armas tomar y que en un momento tal vez él se iba a quedar libre, él se
iba a vengar de mí”. La presencia de él provocó tensión y “nervios” en ella, sin
embargo, ella logró obtener fuerzas internas para declarar. Describe que sentía
74
“…una tensión, así como con nervios, lo pone a uno nervioso en ese momento,
pero ya después dije yo „aquí es el momento de decir la verdad, y aunque él esté
ahí, él no me va a dominar a mí ya…‟ ”.
Finalmente, llegó la sentencia. La sujeto “D” refiere que la sentencia obtenida fue
poca para el daño que él había causado. Comenta que se tenían previstos ciertos
años y luego lo disminuyeron a la mitad. Relata que “para nosotros tal vez fue
poco la sentencia que tuvo porque eran 8 años y se convirtieron en 4 años”.
Refiere que esta decisión la hizo sentir insatisfecha, aunque la reconfortó saber
que se hizo justicia. “Con lo que sí me quedé satisfecha fue que se hizo justicia y
que no se rió de mí, él. Que no fue por gusto todo el esfuerzo de hacer todas esas
cosas y que él quedara libre”. Ella respeta la decisión que tomaron los jueces, ya
que considera que ellos son la autoridad.
Al concluir el proceso penal, la sujeto refiere que se siente liberada de todos los
complejos que desarrolló, debido a la violencia verbal por parte de su pareja.
Describe que se siente “libre de todas las cosas que a uno le asechan”. Ella relata
que su pareja le llenaba la cabeza de frases peyorativas que afectaban su
autoestima. “A uno le llenan la cabeza de decirle que uno es inútil, que uno no
puede hacer nada, que es una basura uno. Lo tratan como pestes y le dicen un
montón de cosas que uno no vale nada”. Luego del proceso penal, ella logró ver
las cosas de diferente manera y comenta que “uno se siente libre al saber que
puede salir adelante como mujer, que puede trabajar por sus hijos y que puede
mantener una casa”.
Por el contrario, antes de llevar a cabo todo el proceso, la sujeto “D” se describe
como una persona “acabada, sin ilusiones, sin deseos de poder superarse. Yo
decía que la vida era normal así como yo la tenía”. De igual forma, describe que
ella como mujer estaba “re mal”, ya que no tenía metas que proponerse. “Con
decirme hasta que yo era una basura, que no servía para nada. Eso es como que
lo mata a uno, pues, psicológicamente” relata.
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Comenta que “antes, siempre tenía ese trauma de que me iba a pegar, porque yo
tenía ese trauma. No podía ver que iba entrar porque me ponía así con un miedo
profundo, yo era una hamaca de nervios”. Describe que estas situaciones en
donde sentía temor la hacían sentir inferior, refiere que “quiera que no eso lo hace
sentir a uno que es tan pequeñito, que no vale nada para ellos y que ellos pueden
hacer con uno lo que quieran. Incluso agarrarlo del pelo y sonarle a uno pues”.
En cuanto al desarrollo del proceso penal, la sujeto “D” considera que hubo
momentos en los que dudaba de la justicia ya que el tiempo pasaba y no veía
resultados. Refiere que “tal vez había momentos en que uno decía, peor si no va
haber justicia, peor si lo van a dejar suelto, porque ya tanto tiempo que ha
pasado…”
El proceso penal cambió la vida de la sujeto “D”. Comenta que pasó varios meses
viviendo en extrema pobreza, ya que ella no tenía empleo. Su familia le brindó
apoyo, y fueron ellos, junto a Fundación Sobrevivientes, quienes la ayudaron a
salir adelante. Describe que “yo me quedé sola, tal vez algunos meses sufrimos
penurias porque no teníamos para la comida, a veces nos hacía falta para una
cosita. Pero, siempre hay gente que lo ayuda a uno, como mi familia que siempre
me apoyó en ese sentido”. Relata que vivió un tiempo con su familia, sin embargo,
decidió irse ya que estaban iniciando conflictos como críticas hacia ella. Comenta
que sufrió, ya que no sabía lo que haría para salir adelante con sus hijos, por
alguna razón tardó aproximadamente dos años en conseguir empleo, finalmente lo
consiguió. Ella refiere que “llegó un momento en el que decía yo ‟¿qué voy a
hacer? ¿cómo les voy a dar de comer a mis hijos? ¿cómo los voy a mantener?‟…
„Aunque sea de lavar y planchar‟, decía yo „me voy a ir a trabajar‟. Gracias a Dios
no fue así, Diosito me puso un buen trabajo, donde yo pude desenvolverme como
mamá y como mujer”.
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En cuanto a las mujeres víctimas de violencia que no denuncian, la sujeto
comenta que “quisiera que abrieran los ojos y que se dieran cuenta que vivir en
eso no es bueno. Que vivir en eso es, vivir como cerrarse un ciclo de su vida”. Ella
describe que le gustaría poder hablar con estas mujeres para hacerles ver que
deben terminar con el ciclo de la violencia y convertirse en mujeres independientes
y fuertes. Relata que “darle y estrecharle la mano y decirle „mire, hay muchas
cosas de superación, ahí no se quede porque ahí no es su lugar, vamos sigamos
luchando por lo que queremos y podemos sobrevivir ante una persona que no es
grata‟ “. Comenta que su esposo se convirtió en una persona desagradable para
ella, por lo que ella optó por terminar la relación. Refiere que ”esa persona para mí
ya no era grata, ya no me daba la vida que yo quería, me daba malos tratos y
pude salirme de ahí”.
Ahora, la sujeto considera que la violencia contra la mujer es una situación que no
debería ocurrir en los hogares, “no debería de pasar eso, que no debería de
suceder eso”. Comenta que la violencia no debería ser parte de la dinámica
familiar, ya que existen otras formas de resolver los conflictos, como lo es el
diálogo. Ella describe que ”una familia no es que le estén pegando a uno, que lo
estén tratando mal. Una familia es cuando si hay un problema, pues resolverla
entre los dos. Tratar la manera de llevarse bien, de comprenderse, que ante los
problemas grandes o pequeños uno siempre tiene que existir el diálogo pues. Si
no está bien cómo me peino, si no está bien cómo me visto, pues que me lo diga”.
Reafirma que las mujeres deben de estar conscientes de su independencia, ya
que “uno no es dueño de ellos, ni ellos de uno, ni de sus pensamientos”. La sujeto
dice que está agradecida por haber continuado con su vida y se siente bien al
saber que pudo sacar adelante a su familia, “pude lograr criar a mis hijos que
ahora ya están grandes, y son lo más importante. Pude conseguir un trabajo, y
hoy por hoy sigo trabajando. Espero que Diosito siempre me tenga en sus manos
y no me deje caer”.
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4. 5 Caso “E”
La sujeto “E” es una mujer soltera de 35 años de edad. Estudió la licenciatura en
Ciencias Sociales y Jurídicas, y al momento de realizar la entrevista, está
cursando una maestría en Derechos Humanos. Es madre de tres hijos varones y
vive con dos de ellos. Uno está secuestrado por su ex pareja. La sujeto está
llevando a cabo un juicio, el cual se encuentra entrampado debido a influencias de
su ex esposo. Relata que “uno de ellos (su hijo) está secuestrado ilegalmente por
su papá desde hace 18 meses y debido a deficiencias de un sistema corrupto y
por los compadrazgos y porque es sobrino del ----------- es que no he podido
caminar dentro del proceso de la denuncia”. La sujeto mantuvo una relación de
violencia con su ex pareja, y está peleando porque se haga justicia. Algunas de las
dificultades que se le han presentado están relacionadas con el proceso penal que
se encuentra entrampado, ella refiere que “me fui al Tribunal de Honor del Colegio
de Abogados, en donde estoy pidiendo la inhabilitación de sus abogados por faltas
a la ética”.
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La sujeto comenta que antes, pensaba que denunciar y llevar a cabo un juicio
contra su agresor era “pérdida de tiempo y de dinero”. Refiere que “la justicia aquí
en Guatemala no camina, todavía lo sigo pensando. Dejé de ejercer mi carrera
precisamente por eso, porque me parece que la justicia es una prostituta, está
completamente prostituida porque se vende al mejor postor”. A pesar de su
opinión con relación a la justicia en Guatemala, decide denunciar a su agresor. La
sujeto realizó su primera denuncia en el año 1999. Comenta que para esa época
la situación legal era más tardada que ahora. Para otorgar las medidas de
protección, debía esperar seis semanas para poder tenerlas. Cuando llegó a poner
la denuncia por primera vez, los policías la culpabilizaban preguntando qué había
hecho para que el esposo la lastimara. Posterior a esto, continuó presentando
denuncias y en la actualidad, tiene medidas cautelares y medidas de seguridad.
La sujeto relata que “la primera vez que me pegaron, me asusté, me dio
vergüenza, no me atreví a decirle a nadie y así pasé como seis meses, sin decirle
a nadie, hasta que ya dije yo, me van a matar y fui a solicitar las primeras medidas
de seguridad que fue en el año 99”.
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en el proceso. En cuanto a cómo se sintió la sujeto al presentar la denuncia,
refiere haber sentido un poco de miedo “por las represalias” que podían haber por
parte de su agresor. Sin embargo, comenta que esto no influyó en su decisión de
continuar con el proceso penal aunque sí la ha “prevenido de plantear varias
acciones”.
El trató que recibió lo describe como “muy bien”, relata que considera que las
fiscales que están tratando este tipo de casos “están capacitadas y siempre hay
una psicóloga al lado”. A pesar del buen trato, la sujeto comenta que no recibió
“ninguna” ayuda del Ministerio Público; refiere que la ayuda que recibió “la he
buscado por mi parte”. La sujeto comenta que tuvo que contar su historia de
violencia repetidas veces, lo cual la hizo sentir “enojada, frustrada”.
80
de su agresor. La sujeto comenta haberse sentido “re mal”, ya que su ex esposo la
agrede verbalmente y los jueces “permiten que le digan a uno de todo…no todas
las personas tienen mi carácter que sí a veces me asusto y me intimido”. Comenta
que la presencia de él influyó de manera que “se pone uno más nervioso, más
sentimental”. De igual forma, relata que “aparte de todo estar oyendo todas las
groserías que le dicen a uno, insultos, ee, oír las mentiras que dicen”. La sujeto
comenta que en su caso, el agresor presentó una psicóloga especialista en
violaciones y abuso sexual. Describe que “presentó un informe y declaró de que a
mí me habían violado y de que eso me había traumado y eso había impedido que
mi mente evolucionara. Entonces, que yo no era una persona capaz, cuando a mí
nunca me han violado”.
Antes de llevar a cabo el proceso penal, la sujeto comenta haberse sentido mal,
sin embargo después del proceso refiere sentirse “un poco peor”. Esto debido a
que “puse la denuncia, veo que cae gente por femicidio a diestra y siniestra, en
cuestión de días los tienen capturados, sentenciados rapidísimo, aquí ya está el
informe del INACIF, están todas las pruebas, y no pasa nada”. El proceso penal
cambió su vida de manera negativa. Ella comenta que casi no sale de su casa, ya
que le da temor estar en la calle. Relata que: “tengo estrés postraumático, eso no
se cura, sólo lo puede manejar uno. Me dan ataques de ansiedad, ataques de
pánico, no duermo“.
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En cuanto a las mujeres víctimas de violencia que no denuncian, la sujeto
comenta que las comprende, “les doy la razón, porque para qué, no pasa nada”.
Sin embargo, considera que presentar la denuncia es algo muy importante.
Refiere que “a como están las cosas, aunque no pase nada, por lo menos hay que
ir a denunciar porque en una de ésas el sistema se logra reformar y readecuar
dadas las necesidades actuales y se van a poder evitar varias muerte”. Ella
considera que hasta que todas las mujeres no denuncien las cosas no van a
cambiar. Describe que existen varios motivos por los cuales las mujeres no
denuncian, y en el caso de su estrato social refiere que “gente de mi estrato social
“qué vergüenza”, “cómo vas a ir a denunciar eso, los trapos sucios se lavan en
casa”. Finalmente, afirma que considera que no importa de dónde sean las
mujeres, “todas tenemos que denunciar…si no nos van a matar”.
4. 6 Caso “F”
La sujeto “F” es una mujer de 23 años de edad. Su estado civil es casada, pero
separada del esposo. Está cursando el último año de la licenciatura en Psicología
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Clínica. Al momento de realizar la entrevista comenta que tiene una hija de 5 años
de edad. Ella y su hija viven en la casa de sus padres junto con sus dos
hermanos menores que ella. La relación con su familia la describe como “buena”, y
comenta que últimamente con su madre, la relación ha sido más cercana, incluso
“fusionada” de acuerdo a lo que ella dice. Refiere que debido al problema con el
padre de su hija, su madre está muy pendiente de ella y se preocupa por saber en
dónde se encuentra y qué está haciendo. Por otro lado, su padrastro ha sido un
factor importante en este proceso. Él le ha brindado apoyo y confianza para que
recupere la confianza que ha perdido en la imagen masculina. Luego, la relación
con su hermana y hermano la describe como “buena”. Comenta que al regresar a
vivir con ellos, sí hubo algún tipo de conflicto, ya que su hermana menor se sintió
desplazada por su hija. La sujeto comenta “ellos ya eran otra familia, yo ya era otra
familia, entonces como que mi hija y yo venimos a invadir su espacio”. Finalmente,
la relación con el hermano, también menor que ella, la describe como buena, sin
embargo, hubo una ocasión en la que él le reclamaba el no haberle pedido ayuda
con respecto a la violencia que estaba viviendo.
La sujeto “F” mantuvo una relación de 6 años con su esposo. Comenta que él
tenía características obsesivas como mantener en orden de color sus camisas,
que existiera una separación de una pulgada entre las serchas. Cualquier
situación que estuviera en desorden era un detonante para las agresiones
verbales. Ella describe haber vivido violencia verbal, psicológica, económica y
sexual. La sujeto se encargaba de los gastos del hogar; comenta que “absorbía
los gastos, el colegio de mi hija, el médico, el alquiler de la casa y él siempre me
decía que no tenía”. De igual manera, relata que él “siempre me gritaba o me
aventaba los platos… en ocasiones, cuando estaba muy agresivo, me halaba el
pelo o me agarraba fuerte la cara o el brazo”. Y por último, en cuanto a la violencia
sexual, ella describe que no deseaba tener relaciones sexuales porque sentía
“asco”, pero él la obligaba a tenerlas; comenta que “era en contra de mi voluntad”.
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Antes de poner la denuncia, la sujeto “F” nunca pensó que sería víctima de
violencia contra la mujer. Tenía el concepto de “pobrecitas esas mujeres que
sufren”. Ella comenta que pensaba “a mí nunca me va a pasar eso”. Relata que el
caso de Cristina Siekavizza la dejó impactada, ya que ella nunca buscó ayuda y su
esposo terminó asesinándola. La sujeto considera que el concepto de violencia
contra la mujer era “bastante lejano” para ella debido a que constantemente se
repetía “a no, a mí nunca me va a pasar, nunca me va a pasar… pero así como
dicen, nunca digas nunca”.
Debido a un parentesco con una de las mujeres que impulsó la Ley contra el
Femicidio y Otras Formas de Violencia, la sujeto tenía conocimiento de esta ley.
Ella refiere: “sí la conocía y la verdad es que me pareció muy bien que la hayan
aprobado porque muchas mujeres que ahora ya las pueden ayudar… la ley las
protege totalmente. La sujeto comenta: “la conocía, sin embargo, me daba miedo
avocarme a ella”.
La sujeto “F” relata que antes de iniciar el proceso legal le daba temor denunciarlo
y llevarlo a juicio. “Me daba miedo que él reaccionara de mantera agresiva, no
tanto de que me agrediera físicamente o psicológicamente sino que me quitara a
mi hija”. Comenta que ese miedo “no me dejaba reaccionar”.
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de conducta de su hija en el colegio: “aruñaba a sus compañeritos… incluso ella
también tuvo que empezar a ir con psicólogo”.
Los abogados de la sujeto fueron quienes le informaron sobre todo lo que debía
de hacer para iniciar el proceso penal. “Antes de iniciar el proceso me orientaron
teóricamente, o sea, me pusieron a leer la Ley Contra el Femicidio”. Refiere que
en ese momento se percató bajo qué tipos de violencia caía; considera que “caía
en todas prácticamente, caía en violencia económica, violencia física, violencia
sexual, psicológica, verdad”. De igual manera, los abogados fueron quienes le
brindaron información para saber a dónde acudir para poner la denuncia, ya que
ella no sabía. En un principio, la denuncia la realizó en el Juzgado de Familia, su
abogada la acompañó y fue quien la orientó en todo el proceso.
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La ayuda se la ofreció el fiscal y la auxiliar. La sujeto comenta que considera que
el que conocieran a su abogada contribuyó a que todo fuera más directo. La sujeto
describe que “fueron bastante amables”; ella considera que debido a la aprobación
de la ley “se portaron mayormente amables”. Relata que “no tuve que ir a contar
todo mi trayecto de vida, sino los puntos así claves y ya con eso me pusieron las
medidas de protección”. La sujeto no tuvo que contar repetidas veces su historia
de violencia ya que tuvo que escribir un diario a su abogada resumiendo los 6
años de matrimonio.
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decisión, a ver para adelante y continuar y yo estaba dispuesta a continuar el
proceso… cualquier decisión que uno toma trae consecuencias, y estaba
dispuesta a afrontarlas”.
La abogada con la que contó la sujeto era una abogada privada. Comenta que le
brindó preparación antes de dar su declaración y la asistió a lo largo de los
trámites judiciales. Refiere que la abogada “me acompañó a poner la denuncia”.
Comenta que tuvo dos abogadas, una civil y otra penal. Ambas las describe como
“bien buzas”. Cuando llega la etapa de declaraciones comenta que recibió
preparación por parte de su abogada penal, sin embargo, describe esta etapa
como “desgastante”. No tuvo que ver físicamente a su agresor durante las
diferentes etapas del proceso penal. Comenta que “nunca tuve que verlo, porque
mis abogados arreglaron para que no lo tuviera que ver, me pusieron un biombo,
él estaba allí, pero no lo tuve que ver a los ojos y creo que eso fue un gran alivio”.
Refiere que la presencia de él influyó de manera que se sentía “nerviosa”, sin
embargo, como no lo vio relata que “no tuve que afrontarlo”.
Finalmente, llega la sentencia. La sujeto comenta que se sentía mal debido a que
es el padre de su hija; sin embargo, está conciente de que él lo merecía. Describe
que “me sentía no tanto culpable como mal, porque es el papá de mi hija y que le
digan a mi hija que está en la cárcel, o yo, cómo decírselo a ella”. Refiere que se
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sintió “feo”, sin embargo “fue por su gusto”. En cuanto a la decisión que tomaron
los jueces, la sujeto “F” considera que se hizo justicia y lo que más le reconforta es
que “ya no me molesta más… ya no siento ese miedo que sentía antes”.
Una vez concluyó el proceso penal, la sujeto considera que fue difícil asimilar todo
lo que sucedió. Relata que “en mi proceso individual... siento que sí me está
costando asimilarlo”. El desarrollo de todo el proceso penal lo describe como
difícil, ya que afectó todas sus áreas, incluso todavía se siente diferente. Comenta
que se le dificultaba concentrarse, prestar atención en sus estudios, disminuyó su
entusiasmo y que incluso la gente lo notaba. La sujeto describe que “me ha
costado concentrarme o dejo las cosas para última hora, en mis estudios… la
gente me dice „mira, te miras cabizbaja‟, porque yo soy una persona alegre y
entusiasta, entonces he cambiado”.
Antes del proceso penal, la sujeto comenta que “con él me sentía muy mal, no era
libre, él me tenía muy amarrada”. Constantemente la pareja la agredía de distintas
maneras, “estar recibiendo todo el tiempo agresiones, es así como muy
desgastante”. Por el contrario, después del proceso penal la sujeto se siente “más
tranquila, en paz”.
Llevar a cabo el proceso penal cambió su vida ya que la hizo reflexionar en cuanto
a que los problemas existen y que en cualquier momento se puede caer en la
violencia familiar. Refiere que “cambió mi vida en que la verdad, es de que no todo
es color de rosa… y que nunca hay que decir nunca porque sí me tocó vivirlo”. Ella
comenta que le gustaría participar en alguna organización para apoyar a mujeres
víctimas de violencia e incluso brindar testimonio para servir como ejemplo para
otras mujeres.
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las mujeres tienden a justificar las agresiones, “uno no se da cuenta… se
acostumbra uno a eso “ay, es parte de” o “me tengo que aguantar, es el papá de
mis hijos”. Ella describe que la situación es complicada y que depende de la
actitud de cada persona el decidirse a romper el ciclo; refiere que “es muy
complicado, tienen que decidirse, pero es la actitud”.
La sujeto “G” es una mujer casada de 40 años de edad. Sus estudios llegaron
hasta 6to primaria y se dedica a ser ama de casa. Es madre de dos hijos varones,
el mayor de 28 y el menor de 22. Al momento de realizar la entrevista refiere vivir
junto con el hijo menor. Comenta que la relación entre ellos es distante, ya que
“…no hay tiempo para platicar, (su hijo) se dedica a su universidad y a su
trabajo…”
La sujeto “G” vivió violencia física y psicológica por parte de su pareja. Ha llevado
a cabo tres juicios. Al momento en que se realizó la entrevista, se encuentra en el
cuarto juicio y comenta que anteriormente han absuelto al agresor, por lo que ella
sigue intentando que se haga justicia.
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Antes de poner la denuncia pensaba que la violencia contra la mujer estaba “…
muy mal”. Refiere que “uno se siente muy deprimido y le duele a uno porque es su
familia… le duele a uno que se comporten de la manera en que se comportan
tratándolo muy mal a uno”. La sujeto tenía conocimiento de la Ley de Femicidio y
Otras Formas de Violencia Contra la Mujer, ya que se informó por medio de la
televisión. Relata que “me enteré por la televisión y por todo lo que anuncian y que
uno debe denunciar el maltrato”.
Antes de denunciar ella consideraba que la justicia no existía, ya que “en muchas
ocasiones uno molesta a la justicia y no, es muy tardada en llegar. No responden”.
A pesar de tener esa percepción, decide presentar la denuncia e iniciar el proceso
penal. La denuncia la presenta debido a que el agresor la amenazaba, entraba a
la fuerza a su casa. Ella relata que “me aburrí de los malos tratos, de las
amenazas de muerte… de la forma violenta que llegaba a la casa... a meterse a la
fuerza y agredirlo a uno verbal, psicológico y con golpes”. Lo que la motivó
principalmente fue el miedo por las amenazas de muerte. Ella deseaba “parar un
poco la violencia”.
Para iniciar el proceso penal, se tuvo que informar buscando ayuda. Ella sabía que
debía presentar la denuncia en el Ministerio Público y allí fue en donde la
brindaron información y la refirieron a la Defensa Pública. Relata que “en el
Ministerio Público me dijeron que tenía que ir a la Defensa Pública a contarles la
situación para que ellos pudieran ayudarme y llevar el proceso”. En el momento
en el que realizó la denuncia cuenta que llegó al MP y preguntó en información, le
dieron un papel para esperar su turno y la atendieron en la ventanilla para tomarle
la declaración. La sujeto refiere que al momento de denunciar se sentía “a la vez
bien y a la vez mal”. Comenta que “uno se siente bien al pedir ayuda, pero a la vez
mal de ver que es demasiado lento y que primero lo matan a uno y después
averiguan”. De igual manera sentía “mucho miedo”. Este miedo la hizo dudar de
continuar o no con el proceso ya que “nunca tuve la ayuda necesaria que es como
90
de una profesional en psicología para que uno pueda seguir adelante y llenarse
uno de fuerza para poder continuar”; sin embargo, continuó.
La sujeto comenta que tuvo que contar su historia de violencia entre “veinte y
veinticinco veces”, lo cual la hacía sentir “mal”, porque repetir la historia “es como
volverlo a vivir”. Comenta que en el Ministerio Público no recibió ningún tipo de
ayuda, “sólo puse mi denuncia y me dijeron que esperara, que eso lo iban a remitir
a la Atención a la Víctima… ellos decidieron mandarme ahí para que yo sacara
medidas de seguridad”.
En cuanto al acceso a la institución, refiere que le fue “fácil llegar y platicar”. Sin
embargo, el trato que le dieron lo describe como bueno y malo a la vez. Relata
que tuvo una mala experiencia con una de las licenciadas que la atendieron.
Comenta que “ella sí me trató mal y me dijo que no estaban por dar abogados
porque ellas tenían que cuidar el presupuesto de la institución”. Sin embargo,
solamente fue ella quien no la trató como la sujeto hubiera querido. Refiere que
“las demás licenciadas muy buenas personas, me aconsejaron, estuvieron
conmigo”. Uno de las licenciadas “se portó finamente conmigo, muy buena
persona… le ayuda a uno psicológicamente, moralmente”. La orientación recibida,
la describe como “no muy buena”, ya que “no me dieron una orientación o una
ayuda psicológica como la que uno de víctima necesita”.
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pierna, me agredió demasiado, entonces no tuve más remedio que extenderme las
medidas de seguridad”.
Considera esto porque “presentamos todas la pruebas, todas las evidencias, que
él me pegó… lo detuvieron a él, llegaron a declarar los oficiales de lo que vieron y
el juez dijo que todo era mentira y lo dio absuelto”. Comenta que había evidencias,
incluso de un médico forense; sin embargo, no se dio la sentencia que ella hubiera
deseado. Ella refiere sentirse “re mal” con la decisión que tomaron los jueces,
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describe sentirse “desamparada, decepcionada, desmoralizada”, dice que “hasta
ganas de quitarse uno la vida para que el agresor no tenga la sonrisa en la cara
que ellos le quitan la vida a uno”.
Ella considera que al concluir los procesos penales las cosas no iban a cambiar,
debido a la sentencia obtenida. “… pienso que si a él le dan salida, o si él llega a
salir absuelto de todo esto como que los jueces y la misma autoridad le dan esa
fuerza a él para seguir con esas ganas de molestar y hacer daño”.
En cuanto al desarrollo de todo el proceso penal, relata que “ahorita por él estar
detenido lo apresuran un poquito más, pero cuando ellos no están detenidos... le
dan la audiencia a uno dentro de 6, 7, 8, 9 ó 10 meses… imagínese usted lo que
le puede pasar a uno”.
La sujeto refiere que antes del proceso penal se sentía “mal, insegura” y que
después del proceso penal continúa sintiéndose de la misma manera. Comenta
sentirse “bastante mal, pero pidiéndole a Dios de no volverlo a ver, que no llegue a
la casa insultándome”. Refiere que “tengo mucho miedo de salir a la calle porque
él apedrea, de repente me da una pedrada mal puesta en la cabeza y me va a
dejar más mal”. El llevar a cabo el proceso penal cambió su vida de manera
negativa ya que refiere sentir “más angustia”, ya que considera que la justicia no
existe. Comenta que “ya me di cuenta en el trayecto de todos estos años que la
justicia no existe”.
Luego de vivir lo que le ha tocado vivir, la sujeto comprende la razón por la cual
las mujeres víctimas de violencia no denuncian. Ella considera que “se dan cuenta
que la justicia es demasiado lenta, y que mientras ellas lo hacen, ellos se dan
cuenta entonces con más ganas lo llegan a golpear o hasta matar”. La sujeto
afirma que ésa es la razón por la cual hay tantas muertes de mujeres en el país.
Relata que “uno no encuentra consuelo con la ley… uno denuncia a tiempo
esperando recibir una respuesta… pasan 6, 7, 8, 9, 1 año y nada, no responden”.
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Finalmente, en cuanto a su forma de pensar con respecto a la violencia contra la
mujer, la sujeto refiere que ha cambiado, ya que comprende las razones por las
cuales las mujeres no llevan a cabo procesos penales. Describe que “me he dado
cuenta que las mujeres que denuncian lo hacen con mucho miedo y muchas
veces tienen la suerte de que les pongan atención”. Termina afirmando que “de
todas maneras ellos tienen más fuerza que uno de mujer y lo dominan y le pegan
y le dan maltrato a uno y cómo saben que no hay ley, entonces se quedan
tranquilos”.
94
La sujeto decide presentar la denuncia debido a que el agresor la acosaba
constantemente. Relata que “era demasiado el acoso en mi casa mañana, tarde,
noche, trabajo, iglesia, donde yo me movilizaba él siempre me buscaba”. Lo que
principalmente la motivó para iniciar el proceso penal, fue una situación en la que
el agresor traspasó los límites. Refiere que “cuando yo llegaba a mi casa, en mi
casa hay una ventana y él abría la ventana y no respetaba mi intimidad… él abría,
él hacía, él tocaba, él gritaba, él pateaba, entonces puse un hasta aquí cuando me
golpeó mi pie”. De igual manera, el historial de violencia venía desde meses
antes. Comenta que la golpeó dos veces consecutivas: “la primera vez que me
pegó fue de julio a agosto y la segunda fue de septiembre a octubre, si llego a
diciembre me mata”. Ella considera que si no hubiera roto el silencio “no estaría
aquí”.
Ella cuenta que al momento de poner la denuncia fue difícil, “me costó porque fue
una y mil veces con la excusa de que… me podían matar”. Al presentarla refiere
haber sentido miedo; sin embargo, tenía le fuerza para hacerlo. Relata que “tuve
miedo, pero a la vez dije que era momento de poner un hasta aquí, a eso de que
me estuviera como que minimizando... martirizando… frustrando”. La sujeto “H”
refiere que el miedo que sentía era “demasiado”. El miedo influyó en su decisión
de continuar el proceso penal debido a llamadas de sus abogados, intimidaciones
por parte de la familia del agresor, sin embargo, contaba con el apoyo de sus
95
amigos, quienes la animaban a seguir adelante. Ella cuenta que “siempre están
los amigos, que sabían que no me tenía que rendir porque yo no quiero que mi
hija pase por lo mismo, tengo que alzar la voz… lo importante es romper el
silencio, rompí mi silencio”. La sujeto comenta que tuvo que contar su historio de
violencia un “sin fin” de veces. Al contarla inicialmente se sentía “mal”, pero luego
comenta que lo tomó de manera positiva y “después como que eso me ayudaba a
ir liberando eso, a ir sacando eso que me estaba asustando”. Ella considera que al
ser víctima de violencia, el agresor llega a “mutilar” a la persona. Describe que “me
llegó a mutilar… cuando una persona sufre de eso se mutila, le mutilan dignidad,
le mutilan todo, le mutilan su autoestima y había quedado así… después lo
empecé a tomar más serenamente, no soy la única que lo ha vivido, gracias a Dios
que estoy viva, viéndolo positivo”.
La ayuda que recibió en las instituciones fue psicológica. Comenta que la enviaron
a “Alas de Mariposa” y fue en el Ministerio Público en donde la refirieron al
Juzgado de Femicidio. La ayuda fue recibida por parte del Ministerio Público y del
Juzgado de Femicidio. Ella comenta que la manera en que le ofrecieron la ayuda
fue “amable”. Relata que “fueron amables, todas las licenciadas en sí, pero hubo
una que si digo yo se entregó a lo que hace, con ella sentí el apoyo”.
96
del lado del agresor, describe que “yo pensaba no es justo porque ella es mujer y
yo mujer, entonces la jueza… fue la que le dio conmutable y fue como él pudo
obtener su libertad”.
Las medidas de protección que la sujeto “H” recibió fueron medidas de seguridad,
el agresor no podía acercarse a ella. Comenta que se cambió de casa y cambió su
número telefónico. Ella considera que las medidas de seguridad funcionan: “sí
funcionan, aunque en mi caso ni aunque hubieran las medidas él dejó de
acercarse”. De igual manera, comenta que las medidas deberían de “extenderlas
por más tiempo, tenerlas uno eternas porque ellos se confían que como son por 6
meses”. Al saber que le brindarían protección, la sujeto describe haberse sentido
“más tranquila, pero insegura, porque cuando llamaba a la policía tardaban un sin
fin en llegar a la casa”. Sin embargo, relata que en una ocasión, gracias a las
medidas de seguridad, el agresor fue llevado a la cárcel, “funcionó la medida
porque en la comisaría, yo presenté la hoja y el comisario me dijo que qué quería
yo… ahí fue donde le dije: la cárcel. Yo quería que él pagara lo que me había
hecho”. Comenta que las medidas influyeron en su decisión de continuar el
proceso de manera que le dieron mayor seguridad, “al menos si él se me acerca
tengo la hoja”.
97
La presencia del agresor durante las diferentes etapas del proceso penal la hizo
sentir culpable. Relata que “me sentía culpable porque decía, cómo yo si lo amo lo
puede ver ahí… cómo fui capaz… pero de ahí reaccionaba en ese momento”. Ella
comenta que siempre solicitaba el biombo porque “no quería verlo”. La presencia
de él influyó en el caso, pero más que todo la actitud del abogado, refiere que
“influyó bastante su abogado, para confundir a los abogados, incluso a la jueza”.
La sujeto “H” relata que el proceso penal cambió su vida. Comenta que le enseñó
a valorarse a sí misma. Refiere: “me enseñó que tengo un valor, a que tengo
dignidad, a que no tengo por qué dejar que nadie me maltrate… a sentirme segura
de que cualquiera me agreda… y están los tribunales”. En cuanto a las mujeres
víctimas de violencia que no denuncian, considera que son “pobrecitas”. Relata
que “me gustaría llegar a ellas y decirles, „mire, rompa el silencio… nosotras nos
vamos más por el corazón… a mí me pasó por eso‟“. Ella agrega a su discurso la
98
descripción del círculo de la violencia, “te pego hoy, mañana te pido perdón con
rosas, me perdonas hoy, mañana te vuelvo a pegar. Me perdonas hoy, mañana te
digo que sos una tonta, mañana me perdonás. Te pateo hoy y mañana me vuelves
a perdonar, te violo hoy y mañana no pasó nada”. La sujeto piensa que muchas
mujeres no denuncian por sus hijos, sin embargo, afirma que “ellas mismas
pueden salir adelante”.
99
Esquema no. 1: Percepción de la violencia contra la mujer.
c.C:"Yo nunca lo había c.A: "Nunca pasó por mi cabeza c.D: "Cuando a mí me sucedió eso,
vivido...decidí alejarme cuando que existía violencia pues yo estaba encerrada como en un
yo vi eso, que sí había intrafamiliar, el día que la globo... yo no pensaba en eso, que a
violencia". empecé a vivir no sabía que mí me iba a pasar eso".
c.G: “Pues que estaba muy tenía un nombre". c.F: “Yo siempre pensaba „a mí nunca
mal porque uno se siente muy c.B: "No sabía lo que estaba me va a pasar eso‟, y me pasó”.
deprimido y le duele a uno pasando". c.H: “Pensaba que nunca me iba a
porque es su familia”. c.E:"Para mí la verdad, era un pasar a mí”.
concepto totalmente ajeno a mi
persona... la primera vez que me
pegaron, me asusté, me dio
vergüenza, no me atreví a
decirle a nadie".
100
Esquema No. 2: Conocimiento de la Ley Contra de Femicidio y Otras Formas de Violencia Contra la Mujer.
No conocía Sí conocía
Cómo se informaron
101
Esquema No. 3: Información sobre el proceso penal.
Por medio del Ministerio Por medio de Fundación Por sus propios
Público Sobrevivientes medios
102
Esquema no.4: Cambio en la percepción de violencia contra la mujer.
Ha cambiado No ha cambiado
103
Esquema no. 5: Conocimiento de la institución en donde presentar la denuncia.
104
Esquema no. 6: Percepción de la ayuda recibida por parte de la institución en donde presentó la denuncia.
105
Esquema no. 7: Percepción de la orientación recibida en el Ministerio Público u otras dependencias del Estado.
Positiva Negativa
106
Esquema no. 8: Percepción sobre el acceso a la institución en donde realizó la denuncia.
Fácil Difícil
107
Esquema no. 9: Motivo de presentar la denuncia.
Revictimización
108
Esquema no. 10: Percepción de la revictimización.
Revictimización
Sí lo repitió No lo repitió
109
Esquema no.11 :Percepción de la atención en las instituciones de justicia.
Revictimización
Buena Mala
c.B: “Fueron muy amables… tuvieron una forma c.A: “Como algo normal… una de
muy sutil de decir las cosas”. las abogadas dijo: „ahí viene la
c.C: “Bien, no me puedo quejar”. señora, a la que le meten los
c.D: “Me atendieron siempre bien, nunca me pepinos en la vagina‟ ”.
atendieron mal.” c.G: “…a veces uno sí recibe
c.E: “El trato que dan está muy bien, las fiscales sí maltrato… (una licenciada) me trató
están capacitadas y siempre hay una psicóloga al
mal y me dijo que no estaban por
lado”.
c.F: “Bien… no me atendieron de mala manera, dar abogados porque ellas tenían
sólo me hubiera gustado que fuera más personal.” que cuidar el presupuesto de la
c.G: “Únicamente esa licenciada que me trató mal institución”.
ahora las demás… muy buenas personas”. c.H: “En el Ministerio Público
pesado… en el Juzgado de Paz, la
jueza se puso del lado de él…”
110
Esquema no.12: Sentimiento de miedo al momento de presentar la denuncia.
111
Esquema no.13: Percepción de las medidas de seguridad.
112
Esquema no. 14: Sentimiento que provoca las medidas de protección.
Seguridad Inseguridad
113
Esquema no. 15: Influencia de las medidas de seguridad en continuar con el proceso penal.
Sí influyó No influyó
c.A: “En parte sí me ayudó, porque decía yo, c.C: “Yo siempre estuve
„bueno, ya me siento respaldada‟ “. segura de que quería llevar
c.B: “Sí totalmente, porque sabes que tenés a cabo el proceso”.
un amparo… hay un respaldo que te está c.G: “Las medidas no
resguardando”. ayudaron de ninguna
c.D: “Yo estaba dispuesta a todo”. manera en que me sintiera
c.E: “En cierta forma sí porque a eso iba, a más protegida… lo que más
que me dieran las medidas”. influyó fue los golpes”.
c.F: “Me fortalecía más, me sentí más
tranquila”.
c.H: “Mi seguridad… decir bueno, al menos si
él se me acerca tengo la hoja”.
114
Esquema no.16: Percepción del abogado.
No Sí Privado Público
115
Esquema no.17 : Percepción de la asesoría del abogado.
Positiva Negativa
116
Esquema no.18 : Motivación para presentar la denuncia.
117
Esquema no.19: Sentimientos al presentar la denuncia.
c.A: “Sentía un c.C: “Sentí mucha c.G: “A la vez bien c.F: “Me abrió c.D: “Por una
miedo aún más pena”. y a la vez mal… Se los ojos, me parte me sentí
terrible”. siente bien pedir sentía triste, liberada de toda
c.B: “Tenía miedo, ayuda, pero mal ansiosa”. la carga que yo
tenía temor porque porque es tenía”:
no sabía cómo iba demasiado lento”.
a reaccionar él.”
c.H: “Tuve miedo,
pero a la vez dije
que era momento
de poner un hasta
aquí”.
118
Esquema no. 20: Percepción de la etapa de declaraciones.
c.A: “Fue una etapa bien c.H: “Que son buenas… c.D: Considera que en
desgastante”. porque te ayudan como esta etapa se debe ser
c.B: “Es dura.. volver como que a darte más cuenta honesto y decir la
que a recordar esa etapa y para seguir adelante”. verdad.
volver otra vez a contar, es c.G: “Que uno declara
desgastante”. con la verdad”.
c.C: “Para mí fue muy
fuerte”.
c.E: “La verdad es que son
súper engorrosas”.
c.F: “Desgastante…”
119
Esquema no.21 : Percepción de la presencia del agresor en las diferentes etapas del proceso.
Percepción de la presencia del agresor en las diferentes etapas del proceso penal
c.A: “Me pusieron un biombo, entonces c.D: “Con un poco c.F: “Estaba
trataba de estarme ahí porque de lo de miedo, porque c.A: “Influyó en el c.C: “Yo sentía nerviosa de que
contrario no podía hablar”. uno lo tenía que sentido que ya al miedo de que él tal vez nos
c.B: Verlo fue como chocante, pero me ver y saber que estar allí y de repente va a íbamos a topar”.
pusieron un biombo… el biombo me está ahí”. escucharlo yo me tirar esto y se me c.H: “Influyó más
ayudó mucho porque me podía como que c.E “Re mal recordaba va a tirar el abogado para
desahogar”. pues… a mí me realmente de las encima”. confundir”.
c.C: “Yo pedí que no lo quería ver, empieza agredir cosas”. c.G: “Mal porque c.D: “Como que
entonces me pusieron una división”.
c.F: “Nunca tuve que verlo… me pusieron
siempre c.B: “En mi caso cuando mira a la una tensión, así
verbalmente y la sí, me ayudó persona, uno no como con
un biombo”,
c.G: “Muy mal, intimidada con miedo, con mayoría de los porque como que se puede sentir nervios”
ganas ya de ni hablar… me pusieron un jueces permiten me ayudó a nada bien”. c.E: “Uno se
biombo hasta después”. que le digan a uno desahogarme pone más
c.H: “Me sentía culpable… como fui capaz de todo”. todo lo que nervioso, más
de hacerlo… pero de ahí reaccionaba”. sentía”. sentimental”.
120
Esquema No.22: Percepción de la sentencia obtenida.
Sentencia
Percepción de la Percepción de un
sentencia cambio de vida
Positivo Negativo
Conforme Inconforme
c.A: “Me preocupa porque el año
c.F:”… me siento mal c.B: “Estoy como pasado pues él mandó a
c.A: “Se hizo justicia… si
porque es el papá de mi liberada… me puedo ejecutarme”.
hubiera tomado desde el
hija… estuvo bien, se principio lo hubieran condenado
integrar mejor a la c.C: “Yo siento que esto va a
hizo justicia y él ya no sociedad, mis hijos seguir… media vez este hombre
a no sé qué cantidad de años” también”.
me molesta más”. c.B:“No recibió la sentencia que esté vivo, siempre voy a tener
c.D: “Por el momento han ese temor”.
era”.
caminado bien… no he c.E: A pesar de que no ha
c.C: “Yo no estaba conforme,
tenido problemas de concluido el proceso penal, la
pienso que merecía más años”.
nada”. sujeto describe que su vida
c.D: “Para nosotros tal vez fue
c.H: “Pienso que fue cambió de manera que “no salgo
poco la sentencia que tuvo”. positivo, pero pienso que
c.G: “… pienso que fue casi nada, me da miedo estar en
malísima, porque presentamos
tiene mucho resentimiento la calle… tengo estrés pos
todas las pruebas… y el juez
y va a buscar la manera traumático… me dan ataques de
de vengarse”. ansiedad, ataques de pánico, no
dijo que todo era mentira”.
c.H: “Mala, porque sólo le duermo”.
dieron 5 años de prisión c.F: “No todo es color de rosa…”
conmutable, y el cuate anda c.G: “Más bien de más angustia,
libre, verdad, como que no hizo porque yo ya me di cuenta…
nada”. que la justicia no existe”.
121
Esquema no. 23: Percepción del desarrollo del proceso penal.
Aspectos generales
c.C: “Fue rápido, c.A: “Fue un proceso bien difícil, bien c.E: “Me parece que no es
pero no justo, complicado”. bueno… no hay justicia…”.
duró como 7 c.B: “Es larguísimo, desgastante porque c.G: “… cuando ellos no
meses”. igual el sistema es demasiado lento”. están detenidos… le dan
c.D: ”Había momentos en los que uno audiencia a uno dentro de 6,
decía, peor si no va haber justicia, peor 7, 8, 9, 10 meses a uno”.
si lo van a dejar suelto”. c.H: “Que se vende mucho
c.E: “…es desgaste económico, físico, por dinero”.
psicológico, emocional”.
c.F: “Del lado emocional, digamos, sí es
un poco difícil porque me afectó en
todas mis áreas, todavía me afecta”.
122
Esquema no. 24: Sentimientos antes y después del proceso penal.
Aspectos generales
Positivo Negativo
c.A: “Yo sentía que no lo iba a lograr,
yo sentía que no podía”.
c.B: “Reprimida, pensaba en mis hijos..
impotente”. c.A: “Sentí que la carga emocional ya no la c.C: “No muy
c.C: “Con miedo”. tengo”. conforme”.
c.B: “Bien, bien…soy estadística de las c.E: “Creo que un
c.D: “Me sentía una persona acabada,
mujeres que lograron sobrevivir y que están poco peor porque
sin ilusiones, sin deseos de poder puse la denuncia… y
superarse”. adelante y que sí se puede hacer una vida
nueva”. no pasa nada”.
c.F: “… no era libre, él me tenía muy c.G: “Bastante mal,
c.D: “Libre de saber que puede salir adelante
amarrada y todo… estar recibiendo pidiéndole a Dios de
como mujer, que puede trabajar por sus hijos y
todo el tiempo agresiones… es muy mantener una casa”. no volverlo a ver,
desgastante”. c.F: “Me siento más tranquila… me siento en que no llegue a la
c.G: “Mal, insegura, con miedo, tengo paz”.
mucho miedo de salir a la calle…”. casa insultándome”.
c.H: “Me sentía peor”. c.H: “Unos días bien y otros días no tan bien,
que todavía vienen recuerdos a mi mente”.
123
Esquema no. 25: Percepción de las mujeres víctimas de violencia que no denuncian.
Aspectos generales
c.A: “Yo pienso que la denuncia está c.B: “Están cometiendo un gran c.E: “Les doy la razón porque no
en uno poder cortarla… un hombre error, pero que son ellas las que pasa nada… pero, a como están las
no es todo en la vida”. tienen la última palabra”. cosas, aunque no pase nada, por lo
c.C: “Me dan lástima, porque ellas tal menos hay que ir a denunciar porque
vez pensarán que el agresor va a en una de ésas el sistema se logra
cambiar y si lo hace una vez lo va a reformar.”
seguir haciendo”. c.F: “Es muy complicado. Tienen que
c.D: “Uno como mujer quisiera que decidirse… tomar la decisión no es
abrieran los ojos y se dieran cuenta fácil… yo las comprendo 100%”.
que vivir en eso no es bueno”. c.G: “Cabalmente por eso lo hacen,
c.H:”Pobrecitas…muchas mujeres no porque se dan cuenta que la justicia
rompen el silencio por sus hijos, sin es demasiado lenta”
saber que ellas mismas pueden salir
adelante”.
124
V. DISCUSIÓN DE RESULTADOS
125
indicadores. El primer indicador que se estudió fue el tipo de información que
tienen las víctimas sobre violencia contra la mujer y el proceso penal. En este
indicador se consideraron dos temas, en primer lugar el conocimiento de la Ley de
Femicidio y Otras Formas de Violencia Contra la Mujer, y el proceso penal, y en
segundo lugar la percepción de la violencia contra la mujer.
126
y por último el c.H manifiesta que “pensaba que nunca me iba a pasar a mí”. Esto
ya había sido estudiado por con Izaguirre (2010), quien concluyó que uno de los
principales factores por los cuales las mujeres no realizan la denuncia es la
ignorancia. Como se puede apreciar, la mayoría de las mujeres refieren no haber
sabido que estaban viviendo violencia por parte de su agresor. Estos resultados se
pueden explicar con lo expuesto por Nogueiras, citado por Ruiz-Jarabo y Blanco
(2004), quien describe que la mujer puede llegar a interpretar que el control de su
pareja, las actividades, relaciones o incluso los celos, como manifestaciones de
amor. Es posible que debido a ello, las mujeres no se den cuenta de lo que está
sucediendo. Por lo mismo, no presentan la denuncia.
127
Dentro de este cambio, se observa mayor conocimiento sobre el tema. El c.F ya
conoce que la violencia no es parte inherente de la familia. Sobre esto comenta
que “hay diferentes tipos de violencia y a veces uno quiere encasillar en la física…
hay muchos más”. Éstos tipos han sido descritos en la Ley Contra el Femicidio y
Otras Formas de Violencia Contra la Mujer: física, sexual, psicológica y económica
(Congreso de la República de Guatemala, 2008). Por el otro lado, continuando con
el cambio percibido, el c.G relata que “ha cambiado porque me he dado cuenta
que las mujeres que denuncian lo hacen con mucho miedo” y finalmente el c.H
menciona “que no podría vivir con alguien que me pegue nuevamente, a que nadie
tiene derecho a venir y pegarme”.
En cuanto al conocimiento del proceso penal en sí, los resultados muestran que
las mujeres se informaron de las siguientes maneras. Los casos C, D, H y G
refieren haberse informado por medio del Ministerio Público, los casos B y D
comentan que fue por medio de Fundación Sobrevivientes, y los casos A, E y F,
comentan que fue por sus propios medios. Esto último quedó plasmado en sus
discursos. El c.A relata: “una de las cosas que empecé a hacer, fue preguntar”, el
128
c.F refiere haberse informado por medio de sus abogados privados, mientras la
sujeto E tenía el conocimiento debido a ser abogada. Los resultados se pueden
relacionar con lo mencionado en la Ley Femicidio y Otras Formas de Violencia
Contra la Mujer, artículo 13, al referir que es derecho de la víctima tener acceso a
la información. Con esto se refiere a que es obligación del Estado garantizar que
la mujer reciba información y asesoramiento adecuado a su citación personal, a
través de los servicios, organismos u oficinas que puedan disponer las
instituciones competentes. La información debe comprender las medidas
contempladas en la ley que son relativas a su protección y seguridad, entre otros
(Congreso de la República de Guatemala, 2008). Esto significa que corresponde al
Estado brindarle información a las víctimas, tanto de la Ley Contra el Femicidio y
Otras Formas de Violencia Contra la Mujer, así como información sobre el proceso
penal. Por medio de los resultados se pudo establecer que este artículo se cumple
en cuatro de los casos en lo referente al proceso penal.
129
Cinco de las mujeres consideran que el acceso a la institución en donde
presentaron a la denunca fue “fácil”, solamente dos no lo consideran así. El c.A,
describe que “… si yo no hubiera llevado el nombre de Fundación
Sobrevivientes… mi proceso aún estuviera ahí”. De igual manera, el c.F comenta
que “como hay bastantes mujeres.. sì habìa un poco poquito de cola, entonces sí
me tardé un poquito”. La mayoría de relatos no concuerdan con lo expuesto por
Izaguirre (2010) en su investigación, en donde concluye que uno de los principales
factores por los cuales las mujeres no presentan la denuncia es la distancia de la
institución del Estado, ya que se pudo observa que solamente dos personas
describen el acceso al Ministerio Público como “difícil”, mientras cinco de ellas lo
describen como “fácil”. Tampoco con lo expuesto por Campos (2010), al comentar
que uno de los motivos por los cuales no se denuncia es la difícil accesibilidad
geográfica a las oficinas institucionales. Los resultados podrían no coincidir con los
autores, ya que las mujeres entrevistadas habitan en la Ciudad de Guatemala o
sus alrededores, por lo que las distancias no son tan largas. Si las mujeres
hubiesen vivido en el interior del país, es posible que los resultados fueran
distintos.
130
“fueron muy amables… saben manejar la situación”. El c.C relata que el trato que
le dieron fue “de buena manera”. Lo mismo refiere el c.D al relatar que “fueron
amables, nunca nos trataron mal”. El c.F refiere que “fueron bastante amables” y
el c.H relata que “fueron amables… hubo una que si digo yo se entregó a lo que
hace, con ella sí sentí el apoyo”. Finalmente, tres de las mujeres comentan que no
recibieron “ninguna” ayuda. Los resultados positivos son relevantes, ya que de
acuerdo a Campos (2010) uno de los motivos por los cuales las mujeres no
denuncian es la respuesta negativa de las instituciones. Al observar que las
mujeres perciben la ayuda recibida de manera positiva, se puede concluir que al
continuar brindando el servicio de esta manera, las mujeres se sentirán más
cómodas a denunciar y a continuar con el proceso penal.
131
observar en los resultados, cuatro de las mujeres percibieron la orientación
recibida de manera positiva y las otras cuatro, la perciben como negativa.
Los resultados se explican con lo que expone Ferreiro (2005), en donde menciona
que la suceptibilidad en la que se encuentran las víctimas y la desconfianza en las
entidades del Estado pueden ser circunstancias que provoquen victimización
secundaria debido a que cada situación procesal provoca efectos revividores del
drama que la víctima ha experimentado. Este efecto revividor puede verse
manifestado en el relato del c.A al referir que “sentía que volvía a vivir eso”. Por lo
tanto, es necesario y fundamental, como lo expone en su investigación Sepúlveda
(2005), orientar a la víctima de manera que se ajusten los objetivos de la
132
intervención profesional con los personales de la mujer víctima de violencia, sin
invadir su realidad personal.
De igual manera los sentimientos que describen las mujeres víctimas de violencia
en relación a las medidas de seguridad se dividen en inseguridad y seguridad. La
mitad de las mujeres comenta haberse sentido seguras al saber que les brindarían
protección. Esto se puede ver plasmado en los relatos de los casos B, C, E y F. El
133
c. B expone que “me sentí como, qué te digo, más fuerte, más segura”. El c.C
refiere “con mucha fe, con mucha fuerza de voluntad… Que no iba a estar sola”. El
c.E describe que tuvo que realizar la denuncia para conseguir las medidas de
protección, las cuales fueron entregadas y cumplieron con el fin que ella deseaba,
protegerse a ella y a sus hijos. Finalmente, el c.F relata que se sentía “más
segura, más tranquila”. Por el otro lado, la otra mitad de las mujeres refieren
haberse sentido inseguras. El c. A comenta sentirse “contenta” al inicio; sin
embargo, la pareja rompía las medidas de seguridad por lo que luego sintió que no
funcionaban. Lo mismo sucede con el c.B al exponer que “no me siento tan segura
con eso”. El c.G comenta que “no muy segura porque… no ayudan en nada” y
finalmente el c.H relata que “más tranquila, pero insegura, porque cuando llamo a
la policía tardan un sin fin en llegar”. Esta inconformidad lleva a autores como
Campos (2010) a afirmar que la violencia familiar contra las mujeres es tan
compleja que se requieren políticas de Estado, así como la colaboración de la
sociedad para lograr una solución. Menciona que es fundamental la participación
de los sectores de salud, judiciales y policíacos, así como los educativos.
Por último, la influencia que tuvo las medidas de seguridad en continuar con el
proceso penal se dividieron en dos opciones, sí hubo influencia y no hubo
influencia. Seis de las mujeres afirman que las medidas influyeron de cierta
manera en su decisión de continuar con el proceso. Esto quedó manifestado en el
discurso del c.A al mencionar que “en parte sí me ayudó, porque decía yo, „bueno,
ya me siento respaldada‟ ”. El c. B responde: “Sí totalmente, porque sabés que
tenés un amparo… Hay un respaldo que te está resguardando”. Lo mismo
concuerda c.D al referir que “yo estaba dispuesta a todo”. El c.E dice: “en cierta
forma sí porque a eso iba, a que me dieran las medidas”. Lo mismo sucede con el
c. F al mencionar que “me fortalecí más, me sentí más tranquila”, y el c.H al
manifestar que “… mi seguridad… decir bueno al menos si él se me acerca tengo
la hoja”. Por otro lado, en dos de los casos, las mujeres niegan la influencia de las
medidas de seguridad en su decisión de continuar con el proceso penal. El c. C
refiere: “yo siempre estuve segura de que quería llevar a cabo el proceso penal”,
134
mientras que el c.G comenta que “las medidas no ayudaron de ninguna manera en
que me sintiera protegida… Lo que más influyó fue los golpes”.
135
Los casos A, B y H refieren haber sentido “miedo” al momento de presentar la
denuncia, por la reacción del agresor. Este resultado se puede relacionar con lo
mencionado por Nogueiras, citado por Ruiz-Jarabo y Blanco (2004), al exponer
que uno de los factores que influyen en las mujeres para no denunciar es el
miedo. Este autor también menciona la vergüenza, la cual se vio manifestada en el
discurso del c. C. En cuanto a sentirse confundida, el c.G comenta que se sintió “a
la vez bien y a la vez mal… Se siente bien pedir ayuda, pero mal porque es
demasiado lento”. Éste fue experimentado por las mujeres a pesar de que
decidieron denunciar. Por otro lado, algunas experimentaron una sensación de
libertad. El c.F al menciona “me abrió los ojos”. El c.H refiere que “por una parte
me sentí liberada de toda la carga que yo tenía”.
136
sintieron ante la presencia fueron diversas. Los casos A, B, C y F comentan que el
biombo las ayudó a hablar con mayor tranquilidad, porque de esa manera no
tenían que ver a su agresor. El c. D refiere haber sentido “un poco de miedo”. El
c.H describe haberse sentido “culpable”, pero luego reaccionó. El c.E refiere
haberse sentido “re mal” debido a agresiones verbales por parte del agresor. De
acuerdo a Moser (1992), existe agresión activa y pasiva. En este último caso la
agresión activa verbal se aprecia en el discurso al referir: “él me empezó a agredir
siempre verbalmente”.
Por úlitmo, por medio de este indicador, se pudo investigar la percepción del
abogado y su asesoría. En primer lugar, se definió si las mujeres contaron con
asistencia de abogado durante los trámites judiciales. Los casos B, D, E, F y G, sí
contaron con asistencia, mientras los casos C y H no contaron con asistencia, y el
caso A tuvo asistencia hasta después de haber aprobado la Ley de Femicidio y
Otras Formas de Violencia Contra la Mujer. En algunos casos, este abogado fue
proporcionado por el Estado. Esto se debe a que, la Ley Contra el Femicidio y
Otras Formas de Violencia Contra la Mujer, en el artículo 19, establece que el
Estado tiene la obligación de brindar la asistencia legal en forma gratuita a la
víctima o a sus familiares para garantizar el ejercicio de sus derechos (Congreso
de la República de Guatemala, 2008). Los casos A, H y G recibieron asesoría por
parte de abogados del Instituto de la Defensa Pública, los casos C y D recibieron
asesoría por medio del Ministerio Público. Por el contrario, los casos E y F
recibieron apoyo de un abogado privado. Solamente el c.B recibió asesoría de una
institución específica. Ella refiere que la Fundación Sobrevivientes le brindó
asesoría legal.
137
mencionar que “fue mala porque ellos uno platica con uno y resulta llegando a la
audiencia otro abogado que nada que ver”. Por el otro lado, el c.A comenta “tuve
dos abogados, del MP y de la defensa pública. El de la Defensa Pública me
ayudaba mucho… el del MP me confundió mucho porque tenía en cada audiencia
un abogado diferente”.
138
Esto ocurre en el c. F, ya que menciona que “se hizo justicia, y él ya no me
molesta más”.
Por el otro lado, cinco de las mujeres percibieron un cambio negativo en su vida.
Esto se puede ver reflejado en el relato del c.G quien al obtener una condena
absolutoria, comenta que tiene “más angustia”, ya que considera que “la justicia no
existe”. El c. F refiere que “no todo es color de rosa”. Lo mismo ocurre en el c.C al
mencionar que “yo siento que esto va a seguir…media vez este hombre esté vivo,
siempre voy a tener ese temor”. Similar a esto, es lo que comenta el c.A al decir
que “me preocupa porque el año pasado, pues él mandó a ejecutarme”. Este
temor, que continúa a pesar de haber obtenido una sentencia, se puede asociar a
las razones por las cuales las víctimas tardan tanto en denunciar, o algunas no
denuncian. Los datos coinciden con la investigación de Concha (2003), en donde
se obtuvo resultados que demostraron que las víctimas no denuncian las
agresiones por miedo a las represalias.
139
salgo casi nada, me da miedo estar en la calle, tengo estrés postraumático….me
dan ataques de ansiedad, ataques de pánico, no duermo”. Los síntomas que ella
presenta son consecuencia de la violencia que ha vivido. Esto concuerda con el
estudio realizado con 12 mujeres que asistieron a la OAV de Villanueva, en donde
se concluye que el 67% de la población femenina que fue atendida en a OAV-PNC
del Municipio de Villanueva, presentó una ansiedad estado alta y muy alta
(Bolaños, 2006). Por otro lado, Pisquiy (2012) en su estudio encontró que el
maltrato intrafamiliar sí afecta el nivel de adaptación de las víctimas a su entorno
social, emocional, a la salud, laboral y familiar.
140
VI. CONCLUSIONES
En cuanto al tipo de información que tienen las víctimas sobre violencia contra la
mujer y el proceso penal, se puede concluir que únicamente dos de las mujeres
estaban informadas sobre la violencia en la cual estaba sumergidas. La mayoría
de las mujeres tenía conocimiento sobre la Ley de femicidio y otras formas de
violencia contra la mujer. De igual manera, la mayoría de las mujeres recibieron
información sobre el proceso penal por parte del Ministerio Público.
El haber llevado a cabo el proceso penal, cambió la percepción que las mujeres
tenían en relación a la violencia contra la mujer. Luego del proceso penal, ellas
afirman saber que hay diferentes tipos de violencia, tienen conocimiento de que es
más común de lo que imaginaban, saben que se puede salir adelante y que no
tienen por qué vivir con alguien que las agreda.
141
mujeres sintieron miedo al momento de presentar la denuncia, éste las hizo dudar
en cuanto a continuar con el proceso penal, sin embargo, continuaron con él. En
cuanto a la atención en las instituciones de justicia, cinco de las mujeres la
percibieron como “buena”, mientras tres la percibieron como “mala”.
142
En cuanto a la sentencia, la mayoría de las mujeres se sintieron inconformes con
la condena y manifestaron que querían una condena mayor. Dos de los casos
fueron excepciones, ya que en uno el agresor quedó absuelto, y el otro juicio se
encuentra entrampado debido a compadrazgos del agresor. Todas percibieron un
cambio de vida a consecuencia del proceso penal. Solamente dos de los casos
manifiestan sentir un cambio positivo en su vida, el resto un cambio negativo.
143
VII. RECOMENDACIONES
144
el femicidio y otras formas de violencia contra la mujer, así como
información sobre el proceso penal y los pasos a seguir.
Cumplir con lo establecido por la ley en cuanto al cumplimiento de
asistencia integral para las víctimas.
145
Realizar un estudio sobre cómo viven los hijos la violencia contra la mujer,
dentro de la dinámica familiar.
Realizar estudios sobre la repercusión del proceso penal dentro de la
dinámica familiar.
146
VIII. REFERENCIAS
147
Concha, P. (2003). Rompiendo El Silencio. “Vivenciando la experiencia de mujeres
agredidas, con posterioridad a la intervención judicial”. Tesis inédita,
Universidad Austral de Chile. Recuperado de:
http://cybertesis.uach.cl/tesis/uach/2003/fmc744r/html/index-
frames.html.
148
García, T. (2012). Requisitos y Formalidades de las Resoluciones Judiciales
Dictadas en los Procesos que Terminan los Casos de Violencia
Intrafamiliar en el Municipio de Chiantla del Departamento de
Huehuetenango. Tesis inédita, Universidad Rafael Landívar,
Guatemala.
149
Instituto Interamericano de Derechos Humanos. (2009). Acceso a la justicia y
derechos humanos de grupos vulnerables y excluidos en Guatemala.
Guatemala: Autor.
Movimiento Manuela Ramos. (2005). Manual sobre violencia familiar y sexual. Perú:
Autor.
Palacios, A. (2011). Análisis Sobre la Falta de Atención por Parte del Estado y las
Instituciones del Sector Privado al Abandono de la Niñez y Víctima
150
de Violencia Intrafamiliar. Tesis inédita. Universidad Rafael Landívar,
Guatemala.
Puppio, V. (2008). Teoría General del Proceso (4ª ed.). Venezuela: Universidad
Católica Andrés Bello.
151
Sepúlveda, J. (2005). Estudio de los Factores que Favorecen la Continuidad en el
Maltrato de la Mujer. Tesis inédita. Universitat de Valencia.
Recuperado de:
http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/10158/sepulveda.pdf;jsess
ionid=6A28BA690BCAE8B393F7E7F92EA5D22A.tdx2?sequence=1.
152
IX. ANEXOS
9.1 Entrevista
DATOS GENERALES:
Edad:
Escolaridad:
Estado civil:
Ocupación:
153
12. ¿De qué manera se informó sobre el proceso legal que tenía que iniciar?
13. ¿Sabía usted a dónde acudir para poner la denuncia?
14. ¿En qué institución presentó la denuncia?
15. Cuénteme, ¿cómo hizo para poner la denuncia?
16. ¿Qué tipo de ayuda recibió?
17. ¿Quién le ofreció la ayuda?
18. ¿Cómo le ofrecieron la ayuda?
19. ¿Contó repetidas veces su historia de violencia?
20. ¿Cómo se sintió al contar su historia repetidas veces?
21. ¿Cómo describiría la orientación que le dieron?
22. ¿Qué piensa sobre el acceso a la institución donde realizó la denuncia?
23. ¿Cómo la atendieron las instituciones en donde presentó la denuncia?
24. ¿Sentía miedo?
25. ¿De qué manera influyó esto en que usted continuara con el proceso?
26. ¿Qué medidas de protección recibió?
27. ¿Qué piensa de las medidas de protección y asistencia integral brindadas
por las instituciones?
28. ¿Cómo se sintió al saber que le brindarían protección?
29. ¿Cómo influyó esto en su decisión de continuar con el proceso penal?
30. ¿Cómo se sintió al denunciar la violencia de la cual fue víctima?
31. ¿Recibió algún tipo de preparación para dar su declaración?
32. ¿Cómo se sintió con la presencia de su agresor en el juicio?
33. ¿Cómo influyó la presencia de él?
34. ¿Qué piensa de la sentencia obtenida?
35. ¿Cómo se siente con respecto a la decisión que tomaron los jueces?
36. ¿Cómo piensa que van a cambiar las cosas ahora que concluyó el proceso
penal?
37. ¿Qué piensa del desarrollo de todo el proceso penal?
38. ¿Cómo se siente después del proceso penal?
39. ¿Cómo se sentía antes del proceso penal?
40. ¿De qué manera cambió su vida el llevar a cabo el proceso penal?
154
41. ¿Qué piensa ahora de las mujeres víctimas de violencia que no denuncian?
42. ¿Cómo ha cambiado su forma de pensar con respecto a la violencia contra
la mujer?
Actividad de cierre
155
9.2 Transcripciones
Edad: 40 años
Nivel de escolaridad: Secretariado
Estado civil: Separada
Ocupación: Bisutería
156
Mire, nunca pasó por mi cabeza que existía violencia intrafamiliar, y el día que la
empecé a vivir no sabía que tenía un nombre, ni soñaba, ni me imaginaba…
sabía que había una violencia, pero no quería decir o por lo menos que de mi
boca saliera “estoy pasando violencia”, verdad. A la primera que le consulté y que
tuve la confianza de contarle fue a mi suegra. Mi suegra me dice: “lo que pasa es
que son siete años de mala suerte”, siete años decía yo, entonces porque ella ya
había pasado violencia por las creencias o que decirle tradiciones de nuestra
Guatemala que son siete años de violencia, entonces decía yo, pero ya llevamos
cuantos años, ya me falta poco decía yo, ya me falta poco. Llegué a los 10 años y
la violencia cada vez iba en aumento, verda, porque esa violencia procrea y es
como una madre y tiene hijos y los hijos vienen más crueles. Entonces, hasta hoy
en día no acepto eso, no acepto. Una pareja se casa para ser feliz, para vivir en
armonía, para formar una pequeña empresa y si las cosas no funcionan somos tan
inteligentes que podemos decir “esto finaliza”. El hombre es muy machista, el
hombre no quiere que la mujer sea más fuerte e independiente.
-¿Usted sabía de la existencia de una ley que protege a las mujeres víctimas
de violencia?
Sabía que existía.
-¿Cómo se enteró?
Pero cuando yo puse la denuncia, que yo estoy hablando del, yo me casé en el
94 y en el 97 fui a poner la denuncia, la ley todavía no había sido aprobada, fue
hasta en el 2008. Entonces, fui a poner una denuncia por esto, fui a poner otra
denuncia porque me golpeó tanto que perdí la conciencia, fui a poner otra
denuncia porque me violaba, fui a poner otra denuncia porque tenía demasiados
golpes, fui a poner otra denuncia porque ya no soportaba la situación y nunca
florecía, nunca caminaba, era imposible.
157
Tengo más de 100 denuncias y sólo una logró entrar en el 2008, una, ahí las
demás se perdieron .
158
allí, él me va a matar. Otras de las violencias que sufrí era la violencia sexual.
Imposible. Entonces, yo no quería tener tantos hijos, pero hoy yo no le puedo
decir a mis hijos: “hijos, ustedes son producto de una violencia sexual” y es
imposible verdad. Entonces, cinco niños y cada vez que yo quedaba embarazada
eran unas golpizas terribles, ni siquiera él los quería y yo menos. Entonces, hasta
que el proceso fue llegando y llegando y el expediente fue creciendo, pero yo
siempre puse la denuncia, yo siempre ponía la denuncia y cada vez decía yo,
esto está creciendo aún más, pero fue bien difícil.
- Y él también
Él también, él llegaban a la casa y él ministraba gente, él decía que el Señor te va
ayudar y que esto. Y qué difícil que a usted le ponga las manos alguien que…
entonces eso me hacía correr y salir nuevamente.…………………………
Yo les contaba a mis líderes. Mis líderes me creían, los pastores no. Me decían,
pero es que como voy a creer si es un hombre tan impecable, decían. Porque él
decía: “vamos a orar, vengan pongan las manos en la Biblia”, la Biblia no iba a
hacer nada. Yo pensaba, si tan solo pudiera encenderse y agarrar fuego para
quemarle las manos. Porque decía yo, es que no puede ser, alguien lo tiene que
159
detener. Ellos deben de percibir, pero como se disfrazaba de bien. Antes de que
entráramos, porque cuando nos citaban en la iglesia o algún juzgado me decía:
“hay va a ver cómo se defiende un abogado”. Yo decía, ya me botó, ya me
dominó. Hasta que un día empecé a sacar fuerzas de flaqueza y decía yo: “ya va a
ver cómo se defiende una víctima”. Èl se va a ver con la verdad y de frente
entonces dije yo, no voy a llorar porque empezaba a llorar y lloraba. Y él
empezaba, “ella es mi vida, mi mujer, la madre de mis hijos”. Y yo pensaba, ay
que terrible, entonces yo me quedaba muda y no hablaba. Y él empezaba: “ella
tiene problemas, viene de padres divorciados, pobrecita, le está costando
adaptarse, le afectó la maternidad, tener niños tan rápido”. Entonces decía yo, “es
que no lo puedo creer, Dios dame sabiduría, tengo que ser más inteligente”, y
empecé a hablar, y cuando empecé a decir todo eso, me decían “¿eso te hace?”,
y les decía yo “sí”.
-Y, ¿qué me podría decir que fue lo que la motivó para tomar la decisión de
iniciar el proceso penal?
Mire, lo que me motivó… bueno yo ya estaba motivada con tanta violencia y el
proceso llegó y siguió y siguió hasta que un día dije “esto ya no es para mí, mejor
no, porque ya van los años avanzando”, decía yo. Mis papás no me han golpeado,
con mis papás yo no viví una violencia así, entonces la gente de casa de Dios
llamaron a una radiopatrulla, entonces en ese momento que llegó la radiopatrulla,
él agarró su playera, su ropa la desgajó toda y dijo que yo era, yo era la que lo
lastimaba. Lo que me salvó fue que yo estaba toda aruñada, toda golpeada.
Entonces dije yo: “mire si él tiene algún arañón ahí, yo no le hice nada”. Entonces
la policía se lo llevó. Pero fue cosa de minutos que estuvo preso, porque él era
asesor de la policía. Y como le digo, el proceso fue, iba de un lado, de un juzgado
a otro, de este juzgado lo mandaban para otro, pero era amigo de este juez que
era compañero de estudio de este otro, el proceso iba y venía hasta que llegó al
juzgado de femicidio a través de la Defensa Pública, a través de Fundación
Sobrevivientes y a través del MP, pero sólo el expediente, solito, se pierde en el
camino. Sí. porque muchas cosas que se me perdieron.
160
- ¿Cómo supo que era lo que tenía que hacer para iniciar el proceso penal?
Mire, una de las cosas que empecé a hacer fue preguntar. Cuando me llamaron a
la Defensa Pública me dijeron: “pero mire, él es abogado, usted no sabe quién es
él. No, no se preocupe”, Pero mire, yo me fui al Colegio de Abogados, pero el
Colegio de Abogados me dijo que las denuncias que yo estaba haciendo no tenían
fundamento legal. Tienen fundamento legal, porque tiene esto y esto y esto y
llegaba acompañado con copias y todo, pero me decían que no. Toda la
evidencia.
- Y, ¿de qué manera se informó sobre el proceso legal que iba a iniciar?
Fue cuando en el 2008 él me cita un 20 de octubre ahí a su casa. Supuestamente
me iba ayudar con una pensión alimenticia de Q300.00, pero ya tenía la
costumbre, tal vez venía de unos seis meses para atrás, en el 2008, de que había
que hacerle la limpieza a su casa, había que hacer esto y lo otro. Ese día que
llegamos con mis hijos, se ensañó con el más grande, que en ese entonces
tendría como 15 años. Y me dice: “este niño yo lo miro muy callado, lo miro muy
tímido, yo pienso que este niño tiene tendencias de homosexual. Entonces hoy lo
voy a llevar a un lugar donde lo hagan hombrecito.” Yo ya me había
acostumbrado, creo, a esa mala vida que llevaba, a pesar de eso yo ya no vivía
con él. Pero cuando quiso ya agarrar a este niño en eso, ya le dije no, allí si ya no.
Entonces les dije a mis hijos ahorita nos retiramos de acá y ya no más. Sin
imaginarme que ese día es cuando él me golpeó tan duro que ni pude ni caminar,
este hueso a mí me quedó saltado de la golpiza que me dio. Mi hijo se puso a
llorar y a gritar y ya dije yo: “no, nunca más. Ni se va acercar ni por Q300.00 voy a
estar yo padeciendo una situación tan horrible”. Pero fue cuando vi, que la
violencia empezaba con sus hijos. Entonces, ahí fue cuando puse la denuncia por
lo mío, por lo de él y una año más tarde el va a traer a mis hijos a Amatitlán para
invitarlos a un helado. Que si se los lleva ruta al Pacífico donde los quiso lastimar
y la policía los rescató. Entonces me di cuenta que ya la violencia había
161
aumentado aún más. Y allí fue cuando el proceso empezó a caminar aún más
rápido que cuando llegó al Juzgado de Femicidio.
162
Mire, que decirle, la primer denuncia que yo puse fue cuando estaba a punto de
perder mi tercer bebé, tenía 6 meses de embarazo, a causa de la hemorragia
terrible de la gran pateada que me había dado. Yo llegué al juzgado de Villa
Nueva a contar lo que me estaba pasando. Me mandaron con el médico forense y
él me examinó y me dijo: “usted está a punto de perder su bebé”. Ahí fue la
primera denuncia que se quedó en el aire, no caminó, no funcionó, porque él era
amigo de medio mundo. Pero me tuve que quedar ahí porque si caminaba perdía
el bebé. Entonces, acostada, postrada durante, que, 3 meses más en lo que el
niño nacía. Ahí fue la primer denuncia, de ahí se vino el resto. Denuncia tras
denuncia.
-*Y,¿la última?
La última fue, no fue exactamente en el 2008, creo que fue en el 2010, porque
cuando estaba el proceso, él me andaba siguiendo, lo que hacía es que se me
acercaba en su carro y se acercaba con el mío. Me iba a sacar a las empresas
donde yo trabajaba a hacer escándalo. Entonces lo que hacían en las empresas
porque yo trabajaba en la Constructora, era que me despedían.
163
- Cuando usted fue a poner sus denuncias, ¿qué tipo de ayuda recibió?
Ninguna. Ellos ven la violencia, tal vez porque la viven a diario, como algo normal
dentro de Guatemala.
164
amiga, encontré ayuda. Aquí me decían que había fundamento legal, que existían
las leyes, que existía la justicia. Entonces dije yo, ¿en dónde está la ley y la
justicia?. Me decían: “sí se va a llevar a cabo, sí se va poder”. O sea, encontré una
esperanza aquí, no pequeña sino que muy grande.
-Y, ¿de qué manera influyó este miedo en que usted continuara con el
proceso penal?
El miedo me hizo al principio, el miedo me hizo quedarme callada y ya no seguir
hablando, pero al ver que la situación estaba muy delicada con mis hijos, ese
miedo me hizo salir. Y allí es donde me vi encerrada para poder salir y seguir
ayudando a mis hijos.
165
Sí, muchas medidas de protección.
166
primera audiencia fue terrible porque dos días antes de que nos presentáramos a
la audiencia, él me golpeó fuertemente y me dijo que si yo hablaba me iba a
golpear aún más. Y cabal pues le funcionaba todo eso porque yo a veces ya tenía
miedo hasta de hablar.
167
Mire, fue una etapa bien desgastante porque yo en ese entonces trabajaba, en un
consultora, entonces el pedir permiso para mí era tan complicado. Porque como le
digo, yo era atención al cliente, trabajaba en la recepción. Entonces, me decían:
“quién se va a quedar en su lugar”. Entonces había que llegara otra persona o
simplemente mi hermana se quedaba.
El llegar ahí y al verlo que estaba ahí, lo miraba tan sonriente, tan bien arreglado.
A mí me daba una cólera terrible porque yo tal vez tenía que haber corrido un
montón eee dejar a mis hijos, venirme del trabajo, venirme corriendo de donde
estaba él. Y que las cosas, yo sentía que no avanzaban. Porque las declaraciones
que él daba, decía yo: “nada que ver”. Nada que ver con lo que vivimos, siempre
él se declaró inocente. Siempre él decía que fue un buen padre, un excelente
esposo, que siempre quiso lo mejor para nosotros. Y tal vez muy en el fondo de su
corazón posiblemente fue así, pero yo sentía el proceso fue demasiado largo.
Muchísimo.
168
-¿Qué piensa de las sentencia obtenida?
Mire la verdad es que es bien difícil. Es bien difícil porque siempre va a ser el papá
de mis hijos, el día que lo detuvieron y lo condenaron a 15 años yo hubiera
querido decir “bueno, lo logré se hizo justicia”, pero no fue fácil. Entonces, la juez
lo declara culpable por la violencia que hizo con sus hijos, por la violencia con mi
persona y lo declaran, lo procesan a 15 años. Yo me levanté, yo me puse a llorar,
yo hubiera querido decirle, regresar el tiempo y decir, yo no hubiera querido esto.
Porque al final, una persona que yo amé, realmente yo amé, pero que durante ese
proceso fue tan cruel que digo yo, no está en mí, no le deseo el mal. Pero, busqué
la justicia y la ley y ya está, y ya cuando están las cosas y se dieron dice uno: “qué
tremendo”. Yo al final sólo dije, bueno él se lo buscó, yo no hubiera querido eso. Él
es inteligente y hubiera dicho, solucionemos esto, tantas formas para solucionar
las cosas sin violencia, hay tantas formas. Lo lamento mucho por él, porque la
verdad es un gran profesional, lastimosamente no veo un ser humano en él, no lo
veo.
-¿Cómo piensa que van a cambiar las cosas ahora que concluyó el proceso
penal?
Mire, hay dos cosas. Una de que ya está sentenciado. La otra, me preocupa
porque el año pasado pues él mandó a ejecutarme. El 5 de septiembre, él en el
preventivo estaba pagando Q25,000.00 a quien me quitara la cabeza. Entonces,
169
Fundación Sobrevivientes, ellos me apoyaron en ese sentido, estuve en el refugio.
Quiero decirle desde septiembre hasta diciembre del 2012, entonces yo espero
que esa fase ya haya finalizado y que por su cabecita no pasen cosas terribles.
Pero igual, yo salgo y digo: “sólo Diosito me puede ayudar y que guarde mi
entrada y mi salida. Porque digo, a la hora de cualquier cosa, ahí si que
lamentablemente, el único responsable va a ser él.
Uno de mis testigos fueron los policías que rescataron a mis hijos. Él se opuso, él
cuestionó, él dijo. Entonces mis únicos testigos fueron las psicólogas del INACIF.
Él dijo que no eran profesionales, que esto y él dijo que lo otro. Todo estaba muy
claro. Los médicos forenses que me examinaron, ahí estaban las pruebas de
todos los exámenes. Él dijo que dejaba mucho que desear en sus exámenes, y así
las cosas se fueron alargando muchísimo. Y pienso que si hay un documento, hay
un respaldo de un profesional, es porque es un profesional que hizo un examen,
¿verda?. Pero eso daba a lugar a que siguiera el expediente creciendo, pero tal
vez es parte del proceso verdad.
170
yo “ no es posible, ése me quiere matar”. O gente que me miraba, pero yo miraba
y decía “que tanto me miran”. Dije yo, tiene que haber mucha seguridad en mí. Y
mire, yo les agradezco aquí a ellas que me ayudaron porque me decían,
“enfréntese”. Tenía que primero enfrentarme a mí misma verdad, porque yo salía a
la tienda y cualquier persona que llegaba decía yo: “qué casualidad que llegaban a
preguntar por repuestos, qué casualidad que alguien se equivocara”. Para mí
nadie se podía equivocar, verdad, o que alguien me preguntara la hora, yo así
“pero cómo me va a preguntar la hora si yo no uso reloj”. Yo misma me
cuestionaba todo eso, pero era la inseguridad que yo tenía.
171
está allí, digo yo cómo se le parecen los trajes y lo pelón. Así le digo a mi
hermana, pero digo yo es algo que espero algún día se me quite porque lo miro
siempre en algún lugar. Digo yo, será que ya se salió.
Un día le dije “del novio que yo tenía, al esposo que es nada que ver.” Entonces,
el día que nos casamos, el novio que yo tenía se quedó ahí en esa puerta, porque
172
con el que yo me casé no es el hombre que yo había conocido, es otra persona.
Quise preguntarle muchas veces por qué ese cambio, pero nunca tuve la
oportunidad que me respondiera.
173
DIARIO DE CAMPO
Previo a la llegada de la sujeto, la trabajadora social comentó que era una señora a la cuál se
le había dificultado de sobremanera terminar el proceso penal. Al momento de realizar la
entrevista, la sujeto ya había llevado un proceso terapéutico. En Fundación Sobrevivientes le
brindaron terapia psicológica y trabajaron sobre todo el empoderamiento de la mujer y
autoestima.
La sujeto es una señora expresiva, alegre, traía un pantalón negro de vestir y un saco rojo.
Llevaba puesto maquillaje y bisutería. Ella misma comentó al llegar que cuando vivía con su
pareja “no se arreglaba” y que ahora ya lo hacía.
Al finalizar la entrevista se llevó a cabo la actividad de cierre. La sujeto la realizó sin ningún
inconveniente. En ningún momento la sujeto se desbordó, no tembló la voz, ni lloró.
174
9.2.2 Sujeto ” B”:
Edad: 35 años
Nivel de escolaridad: Diversificado
Estado civil: Casada
Ocupación: Ama de casa
175
-Entrando un poco al proceso penal, antes de poner la denuncia ¿qué
pensabas sobre la violencia contra la mujer?
Pues la verdad no sabía lo que estaba pasando, yo sabía que había algo malo en
la relación, 12 años estuvimos casados, es decir todavía estamos casados, pero
viviendo juntos en matrimonio. En ese tiempo no sabía que estaba sufriendo
maltrato, como se le denominaba. O sea, inconscientemente sabía lo que me
estaba pasando, que no estaba bien, que no era normal, pero ahí si que por lo
psicológico lo oprimen a uno.
-¿Tú sabías de la existencia de una ley que protege a las mujeres víctimas de
violencia contra la mujer?
No, no sabía.
-¿Cómo te enteraste?
Cuando ya hablé con Doña N., hablé con ella por teléfono me recuerdo, fue de
noche y me dijo que tenía que ir al Ministerio Público. Ya en el Ministerio Público
me iban a dar una orden para recuperar a mis nenes, y ya ahí empezó todo lo
legal. Al día siguiente ya me presenté a la fundación, me pasaron primero con la
psicóloga, ya hablé yo con una licenciada, con la trabajadora social. Y así,
empezaron explicando qué era el círculo de la violencia en el que estábamos y ahí
me enteré de todo. Me explicaron todo lo que tenía que hacer y cómo iba a ser
todo.
176
-¿Por qué presentaste la denuncia?
Porque él me sacó de la casa y ya no me dejó entrar a la casa, no me dejó ver a
los nenes, entonces, ahí ya empecé que una amiga me dijo: “mira, te voy a dar el
número de Doña N.C.”. Entonces, ya yo la llamé a ella, ya era de noche, ya tenía
15 días yo de no ver a mis nenes. Y con miedo y encerrada estaba yo en la casa
de mi mamá.
-¿Cómo supo qué era lo que tenía que hacer para iniciar el proceso penal?
(Se omite porque se contesta anteriormente)-
177
Hay una unidad especial para las mujeres víctimas, y ahí ya lo pasan a uno. Te
dan un trato, pues saben la crisis que estás pasando. Había una psicóloga y una
licenciada me imagino, una auxiliar fiscal.
178
-¿Contaste repetidas veces tu historia de violencia?
Uy, sí.
179
-¿Qué medidas de protección recibiste?
Eeee, las medidas de seguridad donde él no se puede acercar a nosotros. Ése fue
un gran alivio, o sea, saber de que si algo me sucedía ya sabía la policía o las
autoridades quién había sido. Ese respaldo fue muy importante. Y que es haber
eee, o sea ya decir, romper ese ciclo, poder abrir y contar abiertamente lo que uno
está pasando.
180
explicó ella: “la dejamos en su casa, pero usted entrando a su casa nosotros nos
vamos y ya no nos hacemos responsables de lo que a usted le pueda suceder,
porque usted está aceptando entrar. Ahora tenemos otra forma, porque por lo que
nos ha contado de cómo es su pareja, como es su esposo tememos por la
seguridad suya y de sus niños… [empieza a llover, por lo que la entrevista
continua dentro de a la casa].
Pues entonces, ee me hizo caer en cuenta, pero así como te digo muy sutil supo
decirme las cosas, no te están presionando tampoco para decirte lo que tú tenés
que hacer, a sabiendas de qué es lo que está sucediendo. Me dice “la llevamos a
su casa, pero una vez entra ya no podemos hacer nada porque usted está
aceptando algo, ahora otra opción tenemos el alberge de la fundación en donde
puede pasar unos días en lo que vemos cuál va a ser la reacción de él”. Entonces,
así como que ponés en una balanza. Qué hago, híjole, tenés toda una vida hecha
y todo, pero es una decisión que tenés que tomar por. “Me voy para el albergue”,
dije yo. Lo material, bueno pues en mi caso, dije yo lo material pues se hace. Lo
importante, como pasé 15 días sin mis nenes, yo ya los tenía a ellos, entonces
vamos para el albergue. Entonces nos fuimos para el albergue.
181
defenderse. Igual yo me voy a quedar con los niños porque usted no tiene ni
dónde vivir”. Como que lo pensaba uno, pero ya viendo la fundación y que te están
apoyando y te están alentando a seguir adelante verdad, y no parar en el proceso.
Incluso las psicólogas a la hora de, como se fue a sentencia, se fue a juicio. La
psicóloga un día antes te prepara, te dice: “mire no se tiene que poner nerviosa”.
Te explica como hacer respiraciones, en la posición que te tenés que sentar.
Pues, a mí lo que me dijo la psicóloga, ponete así (entrelazando los dedos de las
dos manos y poniéndolo sobre las piernas), es como una forma de anclarse y te
hace sentir como con más seguridad. “Porque el juez o la juez que le toque va a
estar viendo sus movimientos y si está hablando realmente con la verdad o está
mintiendo”. Tips, verdad, porque son un montón de tips que te dan para hacerlo
bien. Que no te falle de que te coma ese temor.
182
A mí me tocó en el Juzgado de Femicidio que estaba antes en la zona 1, que
ahora lo trasladaron a zona 10, pero estaba aquí en zona 1. Aparte de la
psicóloga de la fundación, hay una psicóloga ahí en femicidios, en el Juzgado de
Femicidios. Ella me platicó y todo el tiempo estuvo conmigo a pesar del tiempo. Y,
puchica dije yo, qué apoyo verdad, un apoyo moral tan importante. Porque estaba
a la par mía y yo dando la declaración a la juez. Y el temor mío era, porque yo
tenía un montón de tiempo de no verlo, un mes o un par de meses tal vez. Verlo
ahí sí es como que chocante, pero me pusieron un biombo para no verlo, a pesar
de que yo sabía que él estaba escuchando, verdad. El biombo me ayudó mucho
porque como que me podía, me podía desahogar, lo visual, ellos como que con la
mirada te atacan. Entonces, no verlo me ayudó un montón, y saber que él me
estaba escuchando me ayudó más. Porque sabía que él estaba escuchando toda
la realidad de lo que habíamos pasado y que él nos había hecho.
183
Un poco, bueno, eee que te digo. Satisfecha porque sí, sí se estaba haciendo
justicia, pero no la que hubiera querido.
-¿Cómo pensás que van a cambiar las cosas ahora que concluyó el proceso
penal?
Mejor, porque ya estoy como liberada. Como que es una etapa que tiene que
pasar cada mujer que es víctima de la violencia. Ahora me puedo integrar mejor a
la sociedad, mis hijos también, ya no voy a tener ese, esa mortificación de que
está ahí, de que todavía hay algo pendiente, verdad.
184
-¿De qué manera cambió tu vida llevar este proceso?
Soy una persona más extrovertida, más segura. Antes tenía miedo de contar las
cosas como eran y ahora, ahora sé que fue un bien que le hice a mi vida. Sé que
si yo no salía, ahora sé que si yo no estoy bien, mis hijos jamás iban a poder estar
bien. Ahora sé que estoy bien y sé que puedo seguir sacando adelante a mis
niños. Y que ellos van a romper ese patrón que traían, verdad, y si quiere mucho
esfuerzo, pero es paciencia.
185
DIARIO DE CAMPO
La sujeto es una señora alta, de ojos claros y pelo castaño. Vestía un pantalón de lona y una
blusa color verde. Su actitud hacia la entrevistadora fue un poco cerrada al inicio, pero luego
se abrió más, ya que brindaba respuestas más largas. El trato fue de mucha confianza,
posiblemente por la edad. Se mostró cooperadora y participativa, es posible que se sintiera un
poco ansiosa. Esto se pudo notar, ya que en ocasiones se trababa al hablar y movía sus
manos.
186
9.2.3 Caso “C”:
Edad: 37 años
Nivel de escolaridad: 2do. Básico
Estado civil: Soltera
Ocupación: Doméstico
187
porque no estábamos de acuerdo. Bueno, yo pienso que ya no nos queríamos,
entonces nos separamos.
Cuando yo viví eso, desde el principio, yo sentía eso, de que quería presionarme y
ordenarme, muchas cosas que no van al caso para mí. Yo decidí mejor alejarme
cuando yo vi eso, que sí había violencia, pero cuando yo me separe de él no había
agresión física. Ya después fue que, ya no tenía nada que ver con él cuando me
agredió. Yo me separé por eso mismo, porque yo noté que se estaba portando
así.
- ¿Sabía usted la existencia de una ley que protege a las mujeres víctimas de
violencia?
Sí.
- ¿Cómo se enteró?
Yo siempre supe eso, porque yo soy del pensar de que yo no sé cómo hay
mujeres que pueden vivir con un hombre que las maltratan, que las golpean y aún
están ahí. Mi mamá por ejemplo, ella sufrió de eso, ella se volvió a casa después
de mi papá y el esposo de ella también la agredía. De hecho, le fracturó una
pierna, o sea, es un extremo verdad. Yo siempre quise meterle eso a ella de que
hay leyes, hay leyes, pero ella se lo calló. Pero yo si no podía hacer eso, yo si no
podía callármelo porque yo no soporto que alguien me golpee.
188
No entiendo su pregunta.
- ¿Cómo supo qué era lo que tenía que hacer para iniciar el proceso penal?
A mí me ayudó bastante el Ministerio Público, porque cuando yo logré escapar me
encontré a unos policías, me llamaron una ambulancia. Yo estaba bien golpeada,
abusada, estaba embarazada de él (señalando al bebé), y los agentes me dijeron
de que cuando llegara al hospital pidiera que me evaluara un médico forense, y
que de ahí que iba a llegar al Ministerio Público. Bueno, cuando llegué al hospital
así fue, me evaluó el médico forense, llegó el Ministerio Público y llegó la
trabajadora social del hospital y la trabajadora social me mandó al Ministerio
Público después de estar cuatro días internada en el hospital. (Se tuvo que
detener la entrevista, ya que el bebé empezó a llorar y tuvo que cambiarle el
pañal, se retoma la entrevista).
189
Sí, de hecho estoy aquí por el Ministerio Público.
190
mientras a él lo capturaban. En el albergue estuve dos meses mientras lo
capturaban y de ahí ya pude regresar a mi casa.
191
-¿Cómo le atendieron en las instituciones en donde presentó la denuncia?
Bien, no me puedo quejar.
-¿De qué manera influyó esto en que usted continuara con el proceso penal?
Siempre me animaban, siempre me animaban y me llamaban constantemente,
casi a diario para animarme y decirme que no tuviera miedo, porque me iban a
ayudar, y que ellos estaban conmigo, que ya nada me iba a pasar.
-*¿Quién la llamaba?
La psicóloga del Ministerio Público.
192
Sí, él está preso, dicen que son 6 años, pero como por buena conducta, que dicen
ellos o si quieren volver a…. o piden no sé qué cosa, de las disminuyen. Pero yo
tengo miedo de que eso vaya a pasar, porque sí, yo tengo mucho miedo, porque
él estando ahí me mandaba a amenazar. Me mandaba a amenazar
constantemente que cuando salga me va a matar, que no sé que, que el bebé yo
no tuve que haberlo sacado de la casa de la familia de él, que ahí se tenía que
quedar y así, un montón de cosas. Y, aún tengo miedo.
193
No.
194
Entonces fue que pusieron una división entre él y yo, y tampoco lo escuché hablar,
sólo hablé yo, de ahí me sacaron del salón. Total que a la última audiencia, tal vez
el juez vio las condiciones en las que yo estaba, entonces yo ya no asistí cuando
lo sentenciaron.
- ¿Cómo se sintió con la presencia del agresor durante las diferentes etapas
del proceso penal?
(Se omite debido a que se contesta en la pregunta anterior).
195
las fotos del médico forense, vio como estaba y bueno, le dio igual y la licenciada,
la defensora del hombre ese, buenísima. Ella hasta me dijo que yo pude haberme
hecho los moretones, los golpes que yo tenía, porque dice que hay mujeres de
que cuando el hombre y no quieren vivir con ellas, hacen hasta lo imposible por
hacerlos parecer culpables. Todo es, él lo tomó en cuenta, no tomó en cuenta los
golpes que me había hecho, sino que él tomó en cuenta lo que estaba diciendo la
abogada de él. No lo que me había pasado, sino lo que decía la abogada.
- ¿Cómo piensa que van a cambiar las cosas ahora que terminó el proceso
penal?
Ay no sé, yo no sé. Yo siento que esto va a seguir, si yo no voy a poder regresar a
mi casa. Media vez este hombre esté vivo, siempre voy a tener ese temor.
196
convencido. Es que como la relación del papá de él conmigo no fue buena,
entonces ella no estaba de acuerdo tampoco. Entonces, cuando el bebé nació yo
me di cuenta de que como que si no lo querían, pero él no tiene la culpa.
Entonces, ellos querían, mi familia quería que yo lo entregara a la familia de él,
pero yo no quería, es mi hijo.
197
DIARIO DE CAMPO
La sujeto “C” es una mujer garifuna que habita en la Ciudad de Guatemala. Es alta,
elegante, seria. Vestía un pantalón de lona y una blusa color blanco. Su actitud fue
participativa, sin embargo sus respuestas fueron cortas y concisas, no quiso ahondar en
ningún tema, más allá de lo preguntado. La sujeto llevó y está llevando un proceso
psicoterapeútico brindado por Fundación Sobrevivientes.
198
9.2.4 Caso “D”:
Edad: 40 años
Nivel de 3ro. Básico
escolaridad:
Estado civil: Soltera
Ocupación: Recamarera
199
todavía, entonces como que se ha portado así como que a veces no le gusta
hacer nada. Todo para él, ya no quiere seguir estudiando… pero ahí lo
empujamos porque a veces lo regaño que digo: “estudia papa porque el bien es
para ti no para mí, pues”. “Hay voy a hacer mi tarea”, dice, pero ahí vamos. Ahora
mi nena chiquita pues es más fácil de manejar porque si yo le digo “ponete esto”,
ella se lo pone. Ahí vamos, no estamos ni tan mal, ni tan bien, regular, lo normal.
*-En general.
Por el momento, no tengo ningún problema, en el pasado sí tuve problemas
verdad con mi esposo, porque aparte de eso que no nos tenía bien, y nos daba un
trato malo. No sólo a mí, sino que a todos mis hijos.
-¿Sabía usted de la existencia de una ley que protege a las mujeres víctimas
de violencia?
Pues, cuando tuve conocimiento de mis problemas, no lo sabía, porque no estaba
muy avanzado esto. No como en estos días que ahora todo se sabe, pues.
200
-Y, ¿cómo se enteró usted?
Eeee, no, yo no me enteré, sino que simplemente actué porque llegó un momento
en mi etapa en que yo ya no podía callar más el problema que estaba viviendo.
Porque aparte que tenía problemas en mí misma, mi pareja, tenía problemas con
mi hija, ¿me entiende?. Ahí fui donde yo sufrí tanto, porque no hallaba qué hacer,
si ponerlo a la justicia, o callármelo, no hallaba qué hacer. Pero en ese momento
sí, yo me sentía como entre la espada y la pared, porque no hallaba una solución.
Incluso, todavía mi papá me dijo “¿qué vas a hacer?, ¿vas a denunciar a esa
persona o lo vas a dejar así?, o vos misma le diste el permiso para que lo
hiciera?”. Cosa que no era así verdad, yo en ese momento me sentía así como “si
yo tapo eso, me van a decir que yo ya lo sabía, y que eso no es así pues”.
Entonces, llegó el momento dado, en que sí, lo pensé y dije “bueno”. Llegó el
momento en el que también, él llegó a mi casa y me provocó esa furia que yo
tenía, porque no hallaba como expresarme, la verdad. Y sinceramente sí, lo
denuncié.
Ese momento llegó en que, como le contaba, mi marido llegó y yo de la furia que
tenía lo alcancé en una bicicleta, lo alcancé en una carretera y me le fui encima.
201
Me le fui encima. Yo ya no iba pensando si me iba golpear o me iba a pegar él, yo
lo único que quería era descargar toda esa furia de lo que él había hecho con mi
hija. Entonces, la gente se amontonó ahí, me hicieron una rueda. Incluso la gente
llamó a la policía y ahí fue cuando a nosotros nos llevaron a la comisaría. Ahí en la
comisaría, todavía el de la patrulla me dijo: “mire señora, ¿usted está diciendo la
verdad?, ¿este señor abusó de su hija y está diciendo la verdad?”. “Sí”, le dije.
“Porque si usted no me está diciendo la verdad – me dijo- a usted la vamos a
meter presa por andar difamando”. “No”, le dije, “no soy yo la que voy a hablar, es
mi hija la que va a decir la verdad”.
Al otro día cuando me citaron me dijeron, mire señora tiene que ir a tal y tal lugar.
Yo voy a ir, y al día siguiente anduve dando vueltas. Vine aquí a Gerona, de ahí a
Gerona me mandaron para el INACIF, de ahí del INACIF me mandaron para
forense, no se donde. Y me mandaron para aquí a un lugar, Fiscalía de la Mujer.
Pues gracias a Dios me atendieron bien, me tomaron mis declaraciones y todo,
me preguntaron qué me había pasado, la vida que había tenido. Incluso todavía
tenía golpes que él me había dado, verda, porque incluso él me reventó la frente
con un envase, aquí (señalándose la frente). Todavía cargaba una quemada que
me había dado aquí en la mano. Total que, ya estando aquí en Gerona, ya había
dado tantas vueltas, ya había dado todas las declaraciones en todos los lugares.
202
En la policía, en todos lados, ya había mandado mi hoja para que él lo buscaran,
porque realmente necesitaba que hicieran justicia verdad.
Ya cuando llegamos aquí a Gerona, una tarde, llegamos a medio día, me dijo la
señorita “mire señora, ¿a usted la están ayudando?, ¿ya fue a una institución de la
mujer?”. “No seño, yo sólo vine aquí porque a mí me dijeron que tengo que ver si
ya salieron mis medidas de seguridad y todo eso, vengo a ver” le dije yo. “Mire -
me dijo- le voy a dar una tarjetita, le voy a dar una dirección a donde usted se
puede dirigir para que le den ayuda psicológica y… y todo eso. Incluso, voy a
llamar ahorita para que la atiendan”. “Está bien, seño”, le dije. De ahí ya salimos
como a las dos y media de la tarde. Todavía le dije a la nena, “¿será que vamos a
ese lugar?”. “Sí mamá”, me dijo. Ese día nos fuimos en una 101 y bajamos por el
Parque Colón, y ya nos fuimos caminando buscando la dirección, y era Fundación
Sobrevivientes. Allí fue donde ellos nos abrieron toda la información que teníamos
que llevar, verdad. Tal vez no nos ayudaron con ayuda legal, pero si nos ayudaron
con la económica, psicológica y posiblemente hasta con esas cosas que la verdad,
no hay mucha gente que lo ayude a uno. Pero todo el proceso sí hubo gente que
me ayudó bastante. La Misión Internacional también nos ayudaron mucho, ellos
fueron los que nos dieron la ayuda legal en el caso.
Gracias a Dios nos hicieron justicia, tal vez no eran los años que queríamos, peor
al menos hice justicia en la forma de que yo me sintiera bien y por la dignidad de
mi hija. Porque sí, como le digo, él abuso de ella, se aprovechó de ella, apenas
tenía 12 añitos. Aparte de que nos dio una vida tan mal, porque él nos pegaba.
Cuando me pegaba a mí, le pegaba a mis hijos. Él me macheteaba la espalda, él
me ponía el filo del machete aquí en el cuello, él me agarraba a puño cerrado y de
una vez me dejaba morado, la espalda, las patadas. Todo eso, lo que una familia
no quisiera que pasara, pero hasta mis hijos sufrieron los golpes.
- *Cuándo usted puso la denuncia, ¿lo presentó por su hija, y por usted?
203
Más que todo por mi hija, también por lo que me hizo a mí, pero también por lo de
mi hija. Cuando llegamos a debate, ahí todo se dijo, todo lo que nos hacía cuando
estaba con nosotras.
Lo que pasó fue que yo ya había puesto dos denuncias antes. Después de esas
dos, ya no puse más porque yo tenía miedo de que me la iban a rechazar y me
iban a decir “mire, usted vino a poner sus denuncias y nunca cumplió con ellas”.
Porque la primera vez que tenía que ir, no estaba él, saber en dónde diablos
andaba, entonces dejé, la desistí porque me amenazó y me dijo que si yo lo metía
preso, él al salir de preso, me iba a matar o saber qué iba a hacer con mi familia.
Por el miedo de que él hiciera algo, porque yo sabía que era de armas tomar, lo
dejé así.
Volví a regresar con él otra vez. La segunda vez, igual yo fui a poner la denuncia,
pero a él si. Vine a dar mi, sí vine a atestiguar aquí a la Fiscalía de la Mujer,
incluso me dijo la señorita de ahí de la secretaría me dijo “hasta por la quemada,
póngalo ahí para que así lo frieguen bien”. Incluso, a él lo llamaron ese día, para
que viniera y él no vino porque no lo encontraron nunca. Él no estaba cuando lo
llamaba nunca, entonces no se podía hacer nada pues. Ya después, ya la tercera
vez que fue lo último con el problema más grande que pudo haber pasado.
Hubo un momento en que decía yo “lo hago o no lo hago, sigo o no sigo”. Pero
siempre hay alguien que lo apoya a uno, que le diga “bueno a usted no le tiene
que importar, no le tiene que interesar lo que piense la familia de él. A usted no le
tiene que interesar lo que piense su familia, porque es su decisión”. Todo eso fue
204
lo que me hizo entender que estaba entre que yo lo quería, pero que yo lo quería
mucho porque era mi marido, pero también estaba lo de mi hija que era importante
balancear entre el amor de mi marido y el amor de mi hija. Y el amor de mi marido,
pues eso no era bueno pues, porque él había fallado en ese sentido por todos los
malos tratos que me había dado y en un ratito también... el corazón en sentir ese
resentimiento, ese… todo. Quiera que no sí, sí cambió mi vida.
-¿Cómo supo qué era lo que tenía que hacer para iniciar un proceso penal?
Porque en el Ministerio Público me dijeron el proceso que íbamos a pasar, verdad,
y aparte de eso cuando yo fui a la Fundación, las señoritas ahí, desde la
trabajadora social hasta donde era la señora pues me dijeron los pasos que
íbamos a seguir. Que era un proceso largo, que íbamos a tener que tener
paciencia porque no se iba a resolver de la noche a la mañana, pero de que se iba
a hacer justicia, se iba a hacer.
205
dijeron todo lo que teníamos que hacer, verdad, entonces ahí pasamos la primera
vez que yo di mi denuncia, él también y la niña también la dio. Entonces, así fue
como pasamos, ya no pasamos por procesos así
206
dónde teníamos que presentarnos. Y ahí íbamos nosotras. Cuando nos atendieron
nos dieron una orientación de que ese proceso iba a ser largo.
207
va tocando llevar las cosas. Me atendieron siempre bien, nunca me atendieron
mal.
-¿De qué manera influyó esto en que usted continuara con el proceso penal?
Porque siempre había alguien que me decía, mi hermana me decía “acordate, no
lo podés dejar fuera de eso, acordate de todo el daño que te hizo. Te trataba mal,
te pegaba, te hacía sufrir, te decía un montón de cosas”. Porque realmente él me
trató como si fuera el trapeador de la casa. Nunca me trató como una mujer y una
persona querida, siempre me trató de una manera tan pedante. Entonces, me
decía mi hermana “acordate de todo el daño que te ha hecho, crees vos que ahora
se merece que vos le tengas un poquito de consideración y que lo vayas a dejar
libre. Él no se merece eso”, me decía, “que pague por lo que hizo”. Pero a veces a
uno le da miedo, porque me iba a echar de enemigo a todas su familia, a la larga
como que eso es sicológicamente de uno, verdad. Uno piensa eso, pero la demás
gente no.
208
decía “Diosito Santo, qué puedo hace, dime tú la verdad de qué debo hacer”. Ahí
está que Gracias a Dios me animé.
209
Si fueron duros los golpes, tal vez me dejó la cara morada, el ojo cerrado, la boca
reventada y todo. Eran cosas que realmente se veían verdad, que yo sé que
nunca iba a parar quebrada un brazo, o inválida, yo qué sé. Entonces, todo eso,
pues a uno le da la fuerza de voluntad para poder luchar por eso.
-¿Cómo se sintió con la presencia del agresor en las diferentes etapas del
proceso?
210
Con un poco de miedo. Porque uno lo tenía que ver y saber que ahí está, y saber
que todo el daño que le ha hecho. En un momento había odio, en un momento
había miedo porque sabía que él era de armas tomar y que en un momento tal vez
él se iba a quedar libre, él se iba a vengar de mí. Sin embargo, que salió de preso
dicen que se había escapado y tal vez me iba a hacer daño, pero no.
-¿Cómo piensa que van a cambiar las cosas ahora que terminó todo el
proceso penal?
Pues, por el momento han ido caminando bien. No he tenido problemas de nada,
por el momento no sé nada de la persona. Él anda en su vida de por allá, ya no
me interesa tampoco. No quiero saber nada de él, sólo yo estoy inmiscuida con
mis hijos que es lo más importante que yo tengo. De ahí, lo que él haga con su
vida ya no tiene sentido, ya es pasado.
211
-¿Qué piensa del desarrollo de todo el proceso penal?
Pues yo digo que el desarrollo fue que nos enseñó a vivir, a escuchar y aprender a
aprender de las cosas que uno vive, del error que uno está cometiendo verdad. A
veces uno se cierra en su círculo y no sabe los problemas en que está metido y
uno no sabe cómo resolverlos. Eso es lo que le dan a entender a uno, le enseñan
a poder defenderse y a poder vivir, como se debe de ser. No tiene que tener uno
violencia por más mínima que sea, uno tiene que levantar su mirada y decir “no,
¡hasta ahí!”. Terminar con todo eso porque vivir con violencia es estar
acostumbrado a eso.
212
hambre, aguantar cosas que uno tal vez ni se lo imagina que son importantes para
uno. Como mujer estaba re mal porque ya mis ilusiones, mis sentimientos, mis
ideas estaban muy […] porque él ya me había bajado todo eso. Con decirme hasta
que yo era una basura, que no servía para nada. Eso es como que lo mata a uno,
pues, psicológicamente. Pero ya después uno dice, eso no es cierto. Ellos son los
que se creen que porque son varones lo van a venir a tratar a uno así. Si todos
somos iguales, lo único que somos de diferentes géneros, verdad.
Antes, siempre tenía ese trauma de que me iba a pegar, porque yo tenía ese
trauma. No podía ver que iba entrar porque me ponía así con un miedo profundo,
yo era una hamaca de nervios. Entonces quiera que no eso lo hace sentir a uno
que es tan pequeñito, que no vale nada para ellos y que ellos pueden hacer con
uno lo que quieran. Incluso agarrarlo del pelo y sonarle a uno pues. Entonces ése
es el trauma que yo tenía. Por otra parte, yo lo quería, yo no quería que se fuera
de mi vida, pero como él me trataba así, entonces nunca tuvimos un acoplamiento
bien porque él era agresivo y yo no. Por eso nunca nos llevamos bien, porque él
siempre era de un carácter fuerte, agresivo y yo no. Yo era una persona paciente
que me gustaba las cosas, cómo le dijera yo, nosotras las mujeres somos tan
diferentes. Somos tan sensibles, el corazón nos lo quedamos y no nos
preguntamos si está bien o está mal. Ahí sí que tenemos un temperamento tan
fácil de entregar a los hombres.
213
tal vez unos dos años sin trabajo, pero pasando los dos años sin trabajo yo no me
sentía bien porque, usted sabe que cuando uno vive con su familia, como ellos le
dan comida, después sólo críticas. Entonces, yo ya me sentía incómoda porque yo
no conseguía trabajo, yo trataba de ir a buscar y no había para mí. Entonces,
llegué un momento en el que decía yo: ”¿qué voy a hacer? ¿cómo les voy a dar de
comer a mis hijos? ¿cómo los voy a mantener?”, pero como siempre Diosito no lo
desampara a uno. Aunque sea de lavar y planchar, decía, yo me voy a ir a
trabajar. Gracias a Dios no fue así, Diosito me puso un buen trabajo, donde yo
pude desenvolverme como mamá y como mujer. Gracias a Dios hoy por hoy, le
doy gracias a la vida porque me ha dado muchas cosas buenas. Pude lograr criar
a mis hijos que ahora ya están grandes, y son lo más importante. Pude conseguir
un trabajo, y hoy por hoy sigo trabajando. Espero que Diosito siempre me tenga en
sus manos y no me deje caer.
214
cuando si hay un problema, pues resolverla entre los dos. Tratar la manera de
llevarse bien, de comprenderse, que ante los problemas grandes o pequeños uno
siempre tiene que existir el diálogo pues. Si no está bien como me peino, si no
está bien como me visto, pues que me lo diga. Además, uno no puede ser el
dueño de una u otra persona. Uno siempre tiene que ser, su vida tiene que ser
diferente como mujer y como hombre. Porque uno no es dueño de ellos, ni ellos
de uno. Ni sus pensamientos
DIARIO DE CAMPO
La sujeto es una mujer de estatura baja, pelo negro y ojos café oscuro. Vestía un
pantalón negro y una blusa blanca. Su actitud fue participativa, cooperadora y se
mostró abierta a contar su historia sin ninguna dificultad. En algunas ocasiones se
llenaban sus ojos de lágrimas e incluso lloró al mencionar que ahora reconocía que su
pareja no tenía derecho a lastimarla, sino a tratarla con amor.
215
9.2.5 Caso “E”:
Edad: 35 años
Nivel de escolaridad: Licenciatura en Ciencias Sociales y
Jurídicas, cursando Maestría en
Derechos Humanos
Estado civil: Soltera
Ocupación: Abogada y Notaria
-*Me imagino que ésas han sido las dificultades que han tenido.
Dentro del sistema de la niñez y adolescencia sí, pero dentro del entrampamiento
que han cometido, se han dado, se ha salido a la vista la comisión de varios
ilícitos, razón por la cual ya pasó al campo penal en distintos tipos de áreas
verdad, porque hay asociación ilícita, colusión, complicidad en otros delitos y por
otro lado también el proceso de femicidio psicológico y femicidio económico y
también me fui al Tribunal de Honor del Colegio de Abogados, en donde estoy
pidiendo la inhabilitación de sus abogados por faltas a la ética.
216
llegar, las dan únicamente por un período de uno a seis meses y entonces se
vuelve engorroso el trámite y a mi criterio es una revictimización de la víctima
tener que ir a pedir la prórroga o si se pasa el periodo de la prórroga ir a solicitar
medidas nuevas que por ejemplo el viernes, a mí se me pasó el período de
prorroga, el expediente estaba entre apelación y primera instancia, entonces no
había quién conociera . Tuve que ir a solicitar medidas nuevas y estuve desde 3
de la tarde a 10 de la noche. Entonces, para una persona que es víctima creo que
eso evidencia que es un sistema fallido, y que no tiene como principal objetivo la
protección de la víctima. La verdad es que es bastante engorroso, bastante
desagradable, al final se las dan a uno, porque es obligación del Estado darle a
uno las medidas de seguridad por, está el decreto 97-90 que es la Ley para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia intrafamiliar, lo cual me parece a mí que
es un decreto inservible. Pero lo que le da más fuerza ahorita a las medidas de
seguridad, es la Convención de Belén do Pará que fue la que provocó que se
legislara la ley Contra el Femicidio. Eso es lo que le está dando más fuerza a las
medidas de seguridad en la actualidad.
217
el Juzgado Primero de Familia y fue todo un drama. Casi le cuestionaban a uno,
qué había hecho uno para provocar, cuando al fin uno llamaba a los policías y
llegaban cinco horas tarde le preguntaban: “mire seño y usted ¿qué hizo para
provocarlo?”. Terrible. A la fecha, no sé qué tan ágiles sean para llegar porque no
he tenido la necesidad de llamar a la policía, en virtud que yo gozo de las
medidas cautelares. Entonces, yo tengo un policía las 24 horas conmigo,
entonces tengo las medidas de seguridad porque las medidas cautelares me
benefician sólo a mí, las medidas de seguridad las tengo para asegurarme de que
el colegio tenga un respaldo legal para prohibirle la entrada al colegio y que le
cause cualquier daño a mis hijos. Él sabe que no puede entrar al colegio, pero
también ahí es donde incurrió uno de los delitos, porque él dijo que dejó de pagar
el colegio porque no puede entrar al colegio. Pero el colegio se puede pagar de
como cuatro formas distintas sin necesidad de ir. Entonces eso es violencia
económica dentro de la Ley de Femicidio.
-*Por lo que veo, usted ya conocía esta Ley de Femicidio y Otras formas de
violencia.
Lo que pasa es que como soy abogada tengo que estar, y mi especialidad
justamente es los derechos de la mujer, los derechos de los niños y los derechos
humanos, porque yo creo que los derechos humanos son base en cuanto al
adelanto para que la legislación que proteja a los grupos que han sido
vulnerabilizados, porque las mujeres y los niños no son vulnerables, el sistema y la
sociedad los han vulnerabilizado y por eso es que hay que tener una legislación
mucho más fuerte para darnos una protección mucho más fuerte, especialmente
en una sociedad como la guatemalteca que es una sociedad eminentemente
machista. Entonces sí tenemos que estar al tanto de eso y hay que recordar
verdad que los Derechos Humanos, están por encima de la Ley interna, por el
artículo 46 de la Constitución Política de la República, que establece claramente
que todos los tratados de Derechos Humanos aceptados y ratificados por
Guatemala tienen preeminencia sobre el derecho interno. Entonces, a la hora de
218
cualquier violación, tenemos que invocar las Convenciones de Derechos
Humanos, antes de la Ley Interna.
-Y.. antes, ¿qué pensaba sobre denunciar y sobre llevar a cabo un juicio en
contra de su agresor?
Pensaba que era una pérdida de tiempo y de dinero, porque la justicia aquí en
Guatemala no camina, todavía lo sigo pensando. Dejé de ejercer mi carrera
precisamente por eso, porque me parece que la justicia es una prostituta, está
completamente prostituida porque se vende al mejor postor. En Guatemala recibe
justicia la persona que pueda pagarla o la persona de súper escasos recursos en
donde no hay ninguna incidencia para el juez hacer el fallo conforme derecho,
pero cuando ya son personas de mi nivel socioeconómico, o figuras públicas
como mi caso y el del papá de mis hijos. Los jueces ya lo piensan dos veces. Por
eso le ponía el ejemplo del caso de mi hijo, ¿cómo va a pensar que van 18 meses
y el tipo tiene sustraído a mi hijo y no nada camina?. Entonces, la justicia y el
sistema está completamente prostituido, algo que por completo las convenciones
de Derechos Humanos claramente dicen: ninguna persona puede ser objeto de
injerencias arbitrales en su vida. Esto es una injerencia arbitraria en mi vida y en la
vida de mis hijos.
219
Que me obligaron a sacarlo para poder tramitar las medidas de seguridad, que las
medidas de seguridad tampoco las había sacado porque yo me sentía tranquila
con el policía. Pero en virtud de que se metía al colegio de forma abusiva,
irrespetuosa y ponía en peligro no sólo a mis hijos sino al resto de los niños, el
Colegio fue el que me solicitó las medidas de seguridad para ellos poder tener un
respaldo legal y prohibirle la entrada al colegio.
220
-¿Qué tipo de ayuda recibió?
Del MP ninguna, la ayuda que yo recibí la he buscado por mi parte.
221
derechos humanos. Entonces, yo soy abogada, yo conozco verdad, y la verdad
es que estaba furiosa de tener que estar poniendo la denuncia pues, cuando es
obligación de ellos darme las medidas de seguridad, aparte que me daban miedo
las represalias también.
-Este miedo a las represalias, ¿influyó alguna vez en que usted continuara el
proceso?
Continuar no, pero sí me ha prevenido de plantear varias acciones.
222
al estricto cumplimiento de la convención y no lo están haciendo. No hay un
sistema ágil y rápido, no hay asistencia inmediata por eso es que hay tantas
muertes. Que tengamos una Ley que bien, o sea, un montón de gente piensa que
porque hay leyes, que porque tenemos un Estado de Derecho hay justicia, eso no
es cierto. La justicia aquí, como dije, está prostituida al mejor postor.
-Y cuando tuvo que ir a dar declaraciones, porque me imagino que fue varias
veces, antes ¿recibió algún tipo de preparación?
No, las preparaciones que recibí fueron por parte de mi abogado, de instituciones
del Estado no. Es lo mismo, yo sí tengo clientes, yo les digo cómo se tienen que
preparar, qué tienen que decir, incluso los siento y practicamos con los clientes,
mis clientes. Ahí sí es una declaración de un menor, lo único que hacemos es:
“diga la verdad. Diga lo que está en sus sentimientos, diga lo que está en su
corazón y pida lo que quiera”.
223
Re mal pues, porque empiezan, a mí me empieza a agredir siempre verbalmente y
la mayoría de jueces son timoratos, por no decir una patanada, pero eso es lo que
son. Entonces permiten que le digan a uno de todo pues, y no todas las personas
tienen mi carácter que sí a veces me asusto y me intimido, sí he podido pararme y
defenderme, pero no todas las personas tienen mi carácter.
224
no es ágil, no hay justicia, es desgaste económico, físico, psicológico, económico,
emocional. Entonces, llega el punto en el que uno dice “ahh para qué voy a
seguir,” o sea yo sigo porque a mí me sale gratis, pero la gente que sí tiene que
estar pagando.
-Y, pues ahora que ya puso la denuncia y está en todo este proceso, ¿cómo
se siente, comparada con antes?
Creo que un poco peor, porque una vez más digo yo puse la denuncia, veo que
cae gente por femicidio a diestra y siniestra, en cuestión de días los tienen
capturados, sentenciados rapidísimo, aquí ya está el informe del INACIF, están
todas las pruebas, y no pasa nada.
225
denuncias, yo creo que hasta que no denunciemos todas, porque es por un
montón de cosas, por ejemplo, gente de mi estrato social “qué vergüenza”, “cómo
vas a ir a denunciar eso, los trapos sucios se lavan en casa”. Todas tenemos que
denunciar, no importa de dónde seamos, si no nos van a matar. Mi caso, fue el
primer caso que se hizo público de violencia intrafamiliar a mi nivel
socioéconomico, y eso fue en el 2003.
226
DIARIO DE CAMPO
Se habló con la sujeto acerca del apoyo psicológico y refirió que ha llevado y está llevando
proceso psicoterapéutico.
227
9.2.6 Caso “F”:
Edad: 23 años
Nivel de escolaridad: 5to año de licenciatura
Estado civil: Casada
Ocupación: Recursos Humanos
228
De ahí con mis hermanos, la relación es buena, verdad. Aunque ellos por tener
otra situación de vida, porque ellos no están casados verdad, y mi hermano si
tiene novia, y mi hermana no verdad. Quiera que no son otros intereses, otras
cosas, entonces la comunicación es tal vez es un poco distante, pero es buena, la
relación es buena verdad.
De ahí mi hermano, sólo me decía “es que por qué permitiste tanto tiempo el
maltrato”, porque él es abogado, no es abogado, pero ya va a cerrar. Entonces,
me decía “por qué si pudiste acudir a mí, por qué nunca lo hiciste”. Entonces un
poco molesto en ese sentido, pero ahora ya me está apoyando.
229
me dejó muy impactada porque ella digamos nunca dijo nada pudiendo haberlo
dicho y que la ayudaran, la mató el esposo. Entonces, como que mi concepto de
violencia intrafamiliar era como bastante lejano. Los casos que yo veía eran feos,
pero, decía nunca me va a pasar, pero sí me pasó.
- ¿Sabías que existe una ley que protege a las mujeres víctimas de
violencia?
Fíjate que sí lo sabía, sí lo sabía y mi abuelita de parte de mamá fue una de las
mujeres que apoyó esa ley de femicidio, entonces tenía más contacto con esa ley
que hasta ahorita la aprobaron. O sea, mi abuelita desde hace como 15 años que
estuvo luchando por eso. Entonces, sí la conocía y la verdad es que me pareció
muy bien que la hayan aprobado porque hay muchas mujeres que ahora ya las
pueden ayudar, por cualquier cosita la ley las protege totalmente. La conocía, sin
embargo me daba a miedo avocarme a ella.
230
sabía cómo y que su papá ya tenía todo planeado para cambiarse de identidad e
irse fuera del país. Entonces, que no había problema, que él iba a salir limpio de
esta situación, entonces eso fue lo que me ayudó a tomar la decisión, y también
que mi hija ya estaba teniendo consecuencias de conducta en el colegio. Aruñaba
a sus compañeritos y no les pegaba, pero sí les aruñaba e incluso ella también
tuvo que empezar a ir con psicólogo.
- ¿Qué podrías decir que fue lo que te motivó a iniciar el proceso penal?
Al principio estaba yendo con un abogado de familia, mas bien, con un abogado
civil, porque yo quería tratar de resolver por esa vía, porque es la vía más fácil,
pero no. Él se puso feo, verdad y con estas amenazas de muerte, entonces si
mejor me avoqué a un abogado penal. No quería, porque realmente lo de la
cárcel, entonces no quería eso, porque tampoco quería el mal para él, pero ya si él
se puso con actitud negativa si mejor preferí.
- ¿Cómo supiste qué era lo que tenías que hacer para iniciar este proceso?
Los abogados antes de iniciar el proceso me orientaron teóricamente, o sea, me
pusieron a leer la ley contra el femicidio. Entonces, leí bajo qué violencia caía y
caía en todas prácticamente, entonces caía en violencia económica, violencia
física, violencia sexual, psicológica, verdad.
231
Llegué al juzgado y me pusieron a un auxiliar, a un fiscal, y él me entrevistó.
Entonces yo le dije que llegaba a poner una denuncia en contra de mi esposo
porque sufría de violencia psicológica, verbal, física, económica y le fui explicando
un poco de por qué sufría ese tipo de violencia. Digamos la económica porque yo
realmente me cargué, absorbía todos los gastos, el colegio de mi hija, el médico,
el alquiler de la casa, todo y él siempre me decía que no tenía. Cuando me
prometía que yo no iba a tener que estudiar, a trabajar, perdón. Pero sí yo me tuve
que poner a trabajar porque si no, no salíamos adelante. Luego, en la violencia
psicológica que también ahí entra la verbal. Él siempre me gritaba, cualquier cosa
que yo hiciera, me gritaba o me aventaba los platos por ahí. Dañaba mi moral.
Luego, en la física, ésa tal vez no era tanto, pero en ocasiones, cuando estaba
muy agresivo, me halaba el pelo o me agarraba fuerte la cara o el brazo. Y sólo,
verdad. Y en la sexual, digamos, yo también creo que si sufrí de violencia sexual
porque digamos a mí no me daban ganas de tener relaciones sexuales porque era
muy agresivo y la verdad es que me daba como asco, verdad, y, entonces él a la
fuerza quería que… y ni modo yo para no enojarlo, verdad, no me gustaba, era en
contra de mi voluntad.
232
entonces, le dejé pegada ahí en la puerta del cuarto y yo digo que con eso
entendió. Entonces, me fui con mis papás y ahí estoy segura, entonces.
233
yo y porque, pero no así como, no se preocuparon así como un psicólogo
digamos. Si no que fue así como “a, sí, muy bien, tenga aquí está su medida, no
sé qué”, como algo normal, así empáticos no se portaron, todo frío.
- ¿De qué manera influyó este miedo en que tu continuaras con todo?
Pues yo dije “ay no”, en varias ocasiones dije que me quería echar para atrás, “ay
no, que estoy haciendo mejor me echó para atrás y regreso con él y ya fin de la
historia”. Pero no verdad, si uno ya tomó una decisión, a ver para adelante y
continuar y yo estaba dispuesta a continuar el proceso, aunque hubo unos
altibajos en que por miedo a como va a reaccionar él, mejor evitar los problemas.
234
Pero igual, cualquier decisión que uno toma va a traer consecuencias y estaba
dispuesta a afrontarlas.
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sí me sentía bastante triste, ansiosa, pero ni modo tenía que hasta manifestar, o
sea, ellos se dieron cuenta de mi lenguaje no verbal, verdad.
236
Pues me siento no tanto culpable, como mal, porque es el papá de mi hija y que le
digan a mi hija que está en la cárcel, o yo, cómo decírselo a ella, verdad.
Entonces, sí se siente como feo, pero la verdad es que sí fue por su gusto,
entonces fue por su gusto.
- ¿Cómo piensas que van a cambiar las cosas de ahora que concluyó el
proceso penal?
En mi proceso individual, digamos, siento que sí me está costando asimilarlo, pero
para todo eso, tengo que acompañarme de un psicólogo, eso sí es indispensable.
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-¿Cómo te sentías antes del proceso penal?
(Se omite, ya que se contestó con anterioridad).
238
psicológica, económica, verdad, y que yo caía mucho más en ésas que en la
física, pero son igual de importantes.
DIARIO DE CAMPO
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9.2.7 Caso “G”:
Edad: 40 años
Nivel de escolaridad: 6to primaria
Estado civil: Casada
Ocupación: Ama de casa
-¿Usted sabía de la existencia de una ley que protege a las mujeres víctimas
de violencia?
240
Pues me enteré por la televisión y por todo lo que anuncian y que uno debe
denunciar el maltrato.
-¿Cómo se enteró?
(Se omite ya que se contestó con anterioridad).
-¿Cómo supo lo que tenía que hacer para iniciar el proceso penal?
Buscar ayuda aquí en la Defensa Pública y me mandaron a una institución en
donde defienden a la víctima y a sus familiares.
-¿De qué manera se informó de todo el proceso que tenía que seguir?
Bueno, cuando fui al Ministerio Público me dijeron que tenía que ir a la defensa
pública a contarles la situación para que ellos pudieran ayudarme y llevar un
proceso hasta que lo pusieran a él en su lugar y dejara de fastidiarme.
241
-¿En dónde qué institución presentó la denuncia?
(Se omite, ya que se contestó con anterioridad).
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-¿Qué piensa sobre el acceso a la institución en donde realizó la denuncia?
Me fue fácil llegar y platicar, me atendieron pero muchas veces uno sí recibe
maltrato.
-*Usted cuando sentía miedo, ¿en algún momento dudó de continuar con el
proceso?
Bastantes veces, porque nunca tuve la ayuda necesaria que es como de una
profesional en psicología para que uno pueda seguir adelante y llenarse uno de
fuerza para poder continuar el proceso.
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-¿Qué medidas de protección recibió?
Sólo medidas de seguridad. Aquí lo malo en estas instituciones es que le dan a la
víctima y le dan al agresor, entonces la policía cuando uno los llama, no sabe para
donde agarrar. Si hacerle caso a la víctima o hacerle caso al agresor, porque ellos
también cargan medidas de seguridad y no las respetan.
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- ¿Fue abogado pagado por usted, público o de alguna institución en
especial?
(Se omite, ya que se contestó con anterioridad).
-¿Cómo se sintió con la presencia del agresor durante las diferentes etapas
del proceso penal?
Muy mal, como intimidada, como con miedo como con ganas ya de ni hablar, una
cosa bien fea que siente el ser humano en el cuerpo.
245
Juzgado de Familia, lo detuvieron a él, llegaron a declarar los oficiales de lo que
vieron, y el juez dijo que todo era mentira y lo dio absuelto. A pesar que había un
dictamen de médico forense, también, en donde él me lastimó la cara adentro de
la Corte Suprema, que es un lugar donde debe de haber respeto. Si no hay
respeto ahí imagínese que puede uno esperar en la calle.
-¿Cómo piensa que van a cambiar las cosas ahora que han concluido estos
procesos penales que ha llevado?
Pues pienso que nada porque yo pienso de que si a él le dan la salida, o si él llega
a salir absuelto de todo esto, como que los jueces y la misma autoridad le dan esa
fuerza a él para seguir con esas ganas de molestar y de hacer daño.
-¿Cómo se siente después del proceso penal, por ejemplo cuando concluyó
el primero y lo dejaron absuelto?
246
Pues bastante mal, pero pidiéndole a Dios de no volverlo a ver, que no llegue a la
casa insultándome, rompiendo chapas, a poner escalera, pero no fue así. Siguió
otra vez y dijo que no le importaban las medidas de seguridad, y cómo se lo llevan
por desobediencia ya al rato va para afuera.
247
mujer y lo dominan y le pegan y le dan maltrato a uno y como saben que no hay
ley entonces se quedan ellos tranquilos.
DIARIO DE CAMPO
La sujeto “G” es una mujer agradable. Vestía pantalón blanco, un suéter rojo y llevaba sus
labios pintados color rojo. Ella se mostró abierta a las preguntas, participó amablemente y
mostró interés por la investigación. Incluso fue ella quien ayudó a contactar a otra sujeto, ya
que ha asistido a talleres para víctimas de violencia familiar.
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9.2.8 Caso “H”:
Edad: 33 años
Nivel de escolaridad: Licenciatura en Psicología Clínica
Estado civil: Soltera
Ocupación: Dependiente de farmacia
-¿Sabías que existía alguna ley que protegiera a las mujeres víctimas de
violencia?
Sí.
-¿Cómo te enteraste?
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Por medio de amigas.
-¿Cómo supiste lo que tenías que hacer para iniciar el proceso penal?
Fijate que llame a la Policía Nacional Civil, seguido de eso ellos me dieron un
número, el 1551, ahí me comunicó una operadora, lo tengo tan presente, y ella
me dijo que podía ir al Organismo Judicial. Yo le dije que tenía miedo, entonces
me dijo que mejor me fuera para el Ministerio Público. El día lunes lo hice, con mi
pierna hinchada, moreteada de mis brazos, todavía uno en mi cara porque él me
pegó dos veces. Entonces, para mí era mi todo, me entiendes, pero hubo algo en
mí cuando ella me dijo que no tenía por qué alguien me pegara, por qué estar
soportando eso y me motivó a hacerlo.
250
Sí, al Juzgado de… no al Femicidio porque no sabía que existía eso, sino al de, al
que está en Atención a la Víctima adentro del Ministerio Público, y de ahí me
mandaron al INACIF a hacerme los respectivos exámenes.
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-¿Cómo describirías la orientación que te dieron?
En el Ministerio Público yo no encontraba así como que mayor apoyo que
digamos. Ahí solamente te miraban y te decían “ay si, ya va a pasar, no se
preocupe, ya lo tenemos todo bajo control, confíe en nosotros”. Y cuando ibas a
poner la denuncia, tú querías encontrar aquel auxilio y te decían “no, espérese, es
un proceso”. Pero mientras sentías tú que con las llamadas, con los mensajes, con
tal de que saliera libre te venían a frustrar, te venían a quitar como que la paz
interior. En cambio, cuando llegue al juzgado las licenciadas, verdad, empezaron
así como que “ay mire, hay casos peores, todo tiene solución”. Te preparaban
para las audiencias, verdad.
252
de venir a maltratar mi vida. Fueron dos veces bien consecutivas, porque la
primera vez que me pegó fue de julio a agosto y la segunda fue de septiembre a
octubre, si llego a diciembre me mata. O sea, iba así como que un mes de por
medio y fechas de por medio, si yo me quedo con él, no estaría aquí.
253
-¿Influyó esto en tu decisión de continuar con el proceso?
Al principio titileaba y decía que no, que no quería más porque era para mí, me
había dejado mutilada, suena feo, pero es la palabra. Y después fue cuando decidí
continuar. Y también mi seguridad, bueno, mi seguridad primeramente venía de
Dios y después eso de venir y decir a bueno al menos si él se me acerca tengo la
hoja, aunque la vez que lo detuvieron él tenía medidas de restricción conmigo y
me estaba agrediendo cuando cabal la policía lo detuvo. Sí funcionó la medida
porque en la comisaría, yo presenté la hoja, y el comisario me dijo que qué quería
yo. Yo así como que tomé fuerza y valor para poner un hasta aquí, que era lo que
le decía de romper el silencio y ahí fue donde le dije: “la cárcel”. Yo quería que él
pagara lo que me había hecho.
-¿El abogado fue pagado por ti, público o de alguna institución en especial?
Del Instituto de la Defensa Pública Penal.
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“aa bueno, estamos al mismo nivel”. Al principio si fue así como que “aa es usted,
espéreme ahí”. Déspota, ésa es la palabra. De ahí cambió un poco su actitud,
pero cuando yo le solicitaba hablar con ella me decía que la permitiera, o sea
estaba más accesible la licenciada en psicología que la propia abogada que
estaba llevando mi caso.
255
que más afecta es la psicológica. Porque sacar a una persona de ese trauma
psicológico, eso te marca y te remarca y te da una y mil vueltas en la cabeza.
-¿Cómo piensas que van a cambiar las cosas ahora que concluyó el proceso
penal?
Pues, hasta aquí, salió en julio, lleva tres meses y nada. Él no me ha buscado, no
sé qué va a pasar. Por una parte pienso que fue positivo, pero pienso que tiene
mucho resentimiento y va a buscar la manera de vengarse. Aunque en los
tribunales, quedó claro que si a mí me pasa algo él es el culpable.
256
“mano, cómo es posible una psicóloga pasar por lo que pasé”. Ahí es donde le
decía “nosotras pensamos más con los sentimientos, nos vamos más por el
corazón”. A mí me pasó por eso, más por el corazón, entonces porque muchas
dicen hay un círculo, te pego hoy, mañana te pido perdón con rosas, me perdonas
hoy, mañana te vuelvo a pegar. Me perdonas hoy, mañana te digo que sos una
tonta, mañana me perdonas. Te pateo hoy y mañana me vuelves a perdonar, te
violo hoy y mañana no pasó nada. O sea, es un círculo, entonces muchas mujeres
no rompen el silencio por sus hijos, sin saber que ellas mismas pueden salir
adelante. A mí me gustaría llegar a ellas.
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DIARIO DE CAMPO
En este caso se realizaron dos entrevistas, la primera fue en su trabajo; sin embargo, no se
concluyó ya que ella no se sentía cómoda. Por lo tanto, se reorganizó una segunda entrevista
dos días después, en la cafetería de la iglesia a la que ella asiste. Allí, la sujeto se mostró
abierta a las preguntas, se percibía mayor comodidad que cuando se encontraba en su
trabajo. En esta ocasión se realizó la entrevista desde el principio, tomando en cuenta
únicamente la segunda grabación.
La sujeto “H” es una mujer extrovertida. Mostró bastante confianza desde el inicio de la
conversación. Se asume que por su edad, el trató que se tuvo fue de “tú” desde el principio.
Ella tuvo un contacto cercano, contacto físico como abrazos y agradecimientos. En algún
momento de la entrevista se llenaron sus ojos de lágrimas. Se le sugirió que asistiera a apoyo
psicológico y refiere estar llevando un proceso.
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