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El desahogo emocional es un alivio de las emociones que nos afligen, implica dejar salir las
emociones que nos están dañando, dejar de acumularlas y expresarlas. Desde esta
perspectiva, el desahogo emocional es positivo ya que nos permite liberarnos de un peso.
No obstante, el problema es que cuando esas emociones han estado reprimidas durante
tanto tiempo, muchas veces no hayamos la mejor manera de expresarlas y terminan
convirtiéndose en un aluvión emocional, una manifestación violenta de lo que sentimos.
El desahogo emocional se convierte en un acto tóxico cuando esas emociones afectan a los
demás o a nosotros mismos. Lo más usual es que se expresen de manera violenta, como
cuando explota una olla a presión o se rompen las compuertas de una presa. En esos casos no
se miden las palabras y se corre el riesgo de exagerar, diciendo o haciendo cosas de las que
después podemos arrepentirnos.
En otros casos el desahogo emocional tóxico está dado por personas demasiado llenas de sí
mismas, cuyo discurso está construido en torno a las quejas y el pesimismo. Estas personas
no tienen ningún interés por su interlocutor, tan solo quieren expulsar lo que sienten, sin
estar dispuestas a escuchar. Para estas personas, solo sus problemas son importantes. Su
falta de empatía convierte a los demás en meros reservorios de sus quejas.
Este tipo de desahogo emocional favorece la conexión con el otro, sin cargar nuestros
problemas en sus hombros, buscando un vínculo más profundo desde la empatía.
1. Diario emocional
Cuando escribes, tienes más tiempo para reflexionar, por lo que llevar un diario no solo sea
liberador sino también terapéutico. La clave consiste en centrarte en tus emociones y
aprender a tomar perspectiva de lo que te ha ocurrido.
Llevar este diario y leerlo de vez en cuando también te ayudará a empoderarte. Mirar atrás y
constatar las etapas difíciles que has superado te permitirá confiar más en tus capacidades y
resiliencia, lo cual te ayudará a enfrentar un presente difícil.
Traza una línea horizontal sobre un papel y coloca todos los acontecimientos vitales
importantes que has vivido desde que naciste. No obstante, se trata de señalar solo las
experiencias positivas que te hayan hecho sentir feliz, satisfecho, orgulloso… No tienes que
realizar este ejercicio en un día, de hecho, es mejor que realices un trabajo de
introspección durante al menos un par de días y cada vez que vayas recordando
acontecimientos positivos, los reflejes en tu línea vital.
El objetivo de esta técnica es comprender que aunque ahora estás pasando por un mal
momento, la vida también está llena de sucesos positivos. Emprender ese viaje a la mejor
parte de tu pasado te permitirá adoptar una perspectiva más realista, para que las
emociones positivas puedan llenar ese espacio de negatividad. Así tendrás más ganas de
seguir luchando y potenciarás la confianza en ti mismo.
Una técnica de desahogo emocional muy eficaz consiste simplemente en intentar meditar
delante de un espejo. Siéntate delante de un espejo, libérate de las preocupaciones y
céntrate en tu reflejo. Poco a poco irás desprendiéndote de tu imagen, es decir, asumiendo
una distancia de tu reflejo. Esa distancia te permitirá conectar con esa “otra persona” desde
una perspectiva más empática.
Este ejercicio te permitirá ser menos duro contigo mismo y tratarte con más compasión.
También es probable que abra tus compuertas emocionales, de manera que no es extraño
que termines llorando, pero se trata de un llanto catártico que te permitirá desahogarte.
4. Vaciado de mente
Elige un sitio tranquilo y relájate. Puedes utilizar técnicas de respiración para ir encontrando
la serenidad que necesitas. Luego, imagina que las emociones y pensamientos que te afligen
son como nubes. Una nube negra puede descargar una tormenta pero terminará pasando. Lo
mismo ocurre con las emociones y pensamientos, desaparecen si no te aferras a ellos.
Puedes elegir la emoción o el pensamiento que más te está afectando, dejar que te
embargue, sin resistirte pero sin emitir juicios de valor. Sentir sus efectos sobre tu cuerpo y
luego, lentamente, dejarlo ir. La técnica de visualización “las hojas del río” es similar,
también puedes probarla. Con estas técnicas no solo serás más consciente de tus emociones
sino que aprenderás a notar sus efectos y pondrás una distancia que te permita
desengancharte de tu vivencia.
Esta técnica, creada por Gary Craig, brinda muy buenos resultados para la gestión
emocional. Solo tienes que concentrarte en la emoción que quieres ventilar y, con las yemas
de sus dedos, dar 5 o 7 golpecitos en cada uno de los 12 puntos meridianos del cuerpo. Al
tocar esos puntos, mientras te concentras en aceptar y dejar ir esa emoción negativa,
reequilibras tu energía.