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A ctu a lid a d es. E s p a ñ a , la paz.

p o r e l r e n a c e r de u n a filo so­
f í a .... — .Alex C o m fo rt: R esp o n ­
sa b ilid a d so c ia l e n la s c ie n c ia s
y e n la s a r te s . F u g en R c l-
g is: « L a m a rse lle sa de la paz».
I go F e d e li: L a re b e lió n de
C r c n s ta d t. — J u lio P a t á n : L a
e sp era n z a e n T o r r e b la n c a . —
-fosé P e ir a ts : E n to rn o a la pro­
p a g a n d a : ¿C a n tid a d o ca lid a d ?
— J u a n F e r r e r : U n a c u ñ a a l re­
tro c e so . E l id ealism o v a c ila n te
y la a rq u ite c tu r a so c ia l. —
G e rm e n ; P e r fil. A ldous H u xley.
C am pio C arp ió ; C o n sid era ­
cio n e s e n to rn o a l p en sa m ien to
de J o s é M a r ti. A dolfo H er­
n á n d e z : D ia g ra m a . E l ho m bre
d a n z a e n e l esp a cio . — D o cu ­
m e n ta c ió n . L a e s tru c tu ra del
sin d ic a lis m o v e rtic a l e s típ ic a ­
m e n te f a s c is t a . - F o n ta u r a : L a
v id a y lo s lib ro s. E l e te rn o f a c ­
t o r m oral.

M arzo
1952

R FV IH T A M B N SD A L Ayuntamiento de Madrid
" ÍJ

Trabajo. La alucinación, el deses­


pero del trabajo- E l artista ha sor­
prendido, con m irar preciso, al des­
heredado incurso en la maldición del
trabajo.
<<Ganarás el pan con el sudor de
tu rostro». Ganarás con sudor propio
el bienestar y la abundancia ajenos,
que tu pan y el de tus hijos es lo
de menos. L a sociedad tiene sus ba­
ses— falsas, pero bases— y exige sean
respetadas; que el d.-spose'do oto-
dutca intensivamente, dolorosamen­
te, en fondo sombrío, en aguafuerte
de pesadilla.
Para los que cenan dos veces, la
vida infernal de los trabajadores si­
gue desconocida. No asi para el ar­
tista verdadero.

R E V IS T A M E N SU A L
D E S O C IO L O G IA , C IE N C IA
Y L IT E R A T U R A
X
C o m isió n de R e d a c c ió n ; F o n ta u -
r a , P e ir a ts . F e r r e r .
A d m in istra d o r: J . C a z o rla . — 4,
ru é B e lf o r t. T ou lo u se iH au te-G a -
ro n n e).
P re cio s de s u s c r ip c ió n ; F r a n c ia ,
204 f r a n c o s t r i m e s t r e ; E x te r io r .
240 tra n c o s .
N úm ero su e lto , 80 fra n c o s.
P a q u e te ro s, 15 p o r 100 d e d es­
cu e n to a p a r t ir de c in c o e je m ­
p lares,
G i r o s : «C N T », h eb d om ad aire,
O .C .P , 1197-21, 4, ru é B e lf o r t,
T O U L O U S E (H .-G .)-

Ayuntamiento de Madrid
SiEVISTA D i S O C I O i O © l Í \ , C Í Í M CÍ A Y H ÍE R i\ fy^l\
A ñ o il. T o u lo u se , H a rz o 1952 N “ 15

A C ¥ U A L IC A C E S

ESPAÑA, lA PAZ, POR E RENACER DE UNA niOSOFIA...


MPOSIBLE m antener la atención alejada de patrias con sus ejércitos, las leyes brutales o cohi-

I
El^paña. Por amplísimos y obsesionanies bitivas, el derecho a la riqueza y la obligación a
Que sean ios problemas de alcance in tern a­ la m iseria, el m antenim iento de las hoscas tradi­
cional en debate continuo—sesiones de la ciones, la justificación de la ley del m ás fuerte...
O.N.U., intentos de tregrua en Corea, focos Se habla de guerra total permanentemente, y de
de agitación en Egipto, en Persia, en Tú- paz precaria, xguerrerista», en tanto que aquella nc
—, España se impone, de vez en cuando, estalla... quizás por razones de miedo mutuo. Pero
notas m acabras, de puro ambiente medie- la iKícosis m ilitarista sigue ganando terreno, dis­
fjrt' P®nas de muerte, esc mórbido deseo de eje- poniendo los ánimo.s para una nueva y escalofrian­
m ar en nombre de un Dios que sus adoradores te m atanza acompañada de destrucciones apoca­
convierten en un >Ioloch insaciable y re- lípticas-
Por si no hubiese ya bastante dolor derra- Ante lo cual no se comprende que esta pobre hu­
^ aoo sobre la (cpiel de toro)>, los sangrientos orde- manidad sienta susto de la anarquía...
de la España negra están implorando del
. j gJobal derecho a agarrotar a dos anar-
va ® Andalucía y a once m ás en Cataluña, Una nota luminosa h a fiuidu de Tolosa languedo-
cum *1^ U.ll.S.S. y la O.N.U. Ies han impedido t-íana, la antigua ciudad de los trovadores. Un pres­
tisi(£ «diosa ta rea sobre los cuerpos de vein- tigioso colega va a lanzar a todo vuelo «1 anuncio
jj . ® bolcheviques españoles. L a opinión inter- de un I I I Certámen Socialista, continuación de!
de duda su palabra en este asunto I y I I celebrados en Reus y Barcelona en las pos­
al ^ humana que tan torpemente los jueces trim erías del siglo X I X . Resultado de aquellas
Por'^í**'* de Franco nuevamente plantean, contiendas literario-suciológicas fué el renacer del
y -j *** Que a nosotros afecta, sumamos nuestro acratismo hispano que tanto caracterizó la prime­
libeM^S hombres y de la ra década del siglo presente y que determinó, a la
Duhii,r • España, a l noblemente emitido por las postre, la resurrección del espíritu de la I Inter-
.^®*'‘ones parisienses «Franc-Tireur», <iLe Po- nacinal tan bien representado por la Federación
>■ “Le Libertaire», y en el m itin de la Sala Regional Española, y en último extremo, por. la
Confederación Nacional del Trabajo, que es el or­
ganismo reciente al cual nos referimos.
se^hahl*^ doloroso constatar un hecho; que mucho Pero esta vez el Certánmcn clásico de los igua­
ñera p Precisamente porque se la consi- litarios españoles sube de tono al darle amplitud
para Todo el mundo parece afanarse espiritual e internacional. Todo socialista ilimitado,
R^errpt- nueva guerra, en tanto chispas todo futurista práctico, todo hum anista en deseos
del desprenden de los puntos esenciales de equidad y armonía, no importa en qué parte
un aducen ficticio interés por del mundo se desenvuelva, podrá contribuir con sus
dar las^" cecial nuevo, otros pretenden saivaguar- puntos de vásta a la sustanciación de los proble­
L'nos V inunanentes de la civilización. mas vitales propuestos por ios organizadores del
Pellcrn engañan, y es de aquí que emana el I I I Certamen Socialista.
es persp 7*^™® interés máximo de la humanidad De las inteligentes aportaciones que se reciban
la k ia ritm o norm al de vida, es por la dependerá, no solamente el éxito de esta noble, ami­
Xo ^ puede provocar inesperada muerte, gable e interesante contienda, sino el razonamiento
adverso * bastante con los fenóm enos n a tu r^ es de las teorías libertarias, léase, el reajuste de una
coñsidPFa “ aldad de los hombres que se doctrina que la política en perpetuo fracaso y la
*ñeno ba debido aportar el fenó- frivolidad intelectual de nuestros dias consideran,
vulctal de la guerra: para justifíoar las en vano, caducadas.

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R esponsabilidad social
en las ciencias y en las artes

E l anarquismo internacional tiene en e l Dr. Alex Com- centralizado n o pide ni más ni menos que lo que han p e­
ioTt un bu en exponente. En Inglaterra, y en ios países d e dido los Estados anteriores; puede decirse que la bomba
h abla inglesa, su pensamiento viene reflejándose, d esd e hace atómica no representa fundamentalmente m ejor elección
varios años, d e m anera continua, a través d e aríícuíos (n moral que la que tuvieron que afrontar los conscriptos de
la prestigiosa rettsta literaria «V/orl Revieui’t, en e l sem a­ Napoleón o que el ciudadano durante la Guerra de los Cien
nario «T he Lislener», órgano d e la B.B.C. y en cuontos fon- Años, pero el desenvolvimiento de nuestra conciencia, del
tribuciones participa con ensayos psicológicos, sociólogos y que las ciencias y las artes son responsables, h a modificado
poéticos. Aparte d e otras entidades editoras, el grupo anar­ profundamente nuestra posición. Vemos a ciertas civilizacio­
quista «Freedom » y la conocida editorial londinense «Rout- nes tomar el genocidio com o un arma de guerra; vemos los
ledge ir Kedgan Paul» son las distribuidoras d e sus num e­ problemas fundamentales del ser humano, tales com o el ex­
rosas obras, consideradas com o expresiones d el pensamiento ceso d e población y el d e las epidemias, relegados en fa ­
anarquista contem poráneo. Entre sus libros figuran «Barba- vor de feudos psicopáticos, y más fundamentalmente nos
rism and sexua F reedom »; las novelas «T he Pow er House» vemos emplazados, todos sin excepción, a escoger entre la
y «On Tkis Side Nothing»; sus obras poéticas «A W reath participación impuesta o la resistencia activa, sin poder dar
F or Tile Living» y «T he Signal T o Engage». En Sociología crédito, com o nuestros padres dieron, a la idea d e protesta
«The P atiem O f T h e Future» y «Auforily A nd Delinquency y de progreso, a través de las, vías políticas en uso. Todo
¡n T he M odem State». D e ésta última obra, C EN IT pn- lo que sentimos como individuos, y casi todo lo que apren­
blicó algunas páginas bajo e l título: «El Anarquismo Mo­ demos com o psicólogos sociales, pone d e manifiesto que
derno». cualquier gesto de protesta, cualquier intento a modificar el
E l texto q u e ofrecem os a continuación a nuestros lecto­ curso de los acontecimientos, d ebe ser por modo inicial,
res es una ^ e r t a c ió n radiada, traducida especialm en ie para sino en un lodo, un gesto o intento personal, tma reafir­
nuestra Revisto p or el com pañero Juan Ruiz. mación de nuestra propia responsabilidad hacia los demás.
C reo que tenemos que afrontar, a través de casi todo el
LA REDACCION. occidente civilizado, lo que es en efecto, el problema de
ética social predominante en la mente de todos aquellos
que son capaces d e articular un pensamiento. Y cuando
habido tiempos en la historia de las Cien- digo occiden te cwÜizodo no m e refiero a ninguna concep­
cias y de las Artes, en los que la responsa­ ción- discutible de esta civilización, sino a una entidad que
bilidad DO h a sido una cuestión de mayor incluyendo a Rusia y a América y que se extiende sobre
importancia. Ambas, al igual que cualquiera toda la parte d e Asia donde la técnica intelectual del Oeste
otra ocupación, podían proveer un verdadero Se halla establecida. E sta preocupación de ética social ha
refugio intelectivo. Hoy ésto, t » creo sea conducido ampliamente a diversos resultados. L a mayor
cierto. E n primer lugar, la presión ética so­ parte d d llamamiento del marxismo, por ejemplo, m e pa­
bre todos nosotros, a todas horas, es en es­ rece haber mentido en e] intento que ha hecho de reafirmar
tos momentos intensa e inevitable. Esto afec­ el principio d e responsabilidad social. Esta reaflrmación es­
ta tanto al cartero, al zapatero y al escri­ pecial, no acierta a satisfacemos personalmente, y no acier­
biente del procurador, como al artista y al hom bre de cien­ ta, creo, satisfacer a la mayoría d e los artistas y hombres
cia. Cualquiera de ellos puede ser conducido obligatoria­ de ciencia ingleses; pero el hecho de que el marxismo hace
mente, a apoyar y realizar por sí mismo, acciones que po­ una demanda explícita sobre el intelectual para que for­
drían haber disgustado al mismo Gbengis Khan. Segundo, mule y actúe sobre cremicias definidas en su responsabili­
yo creo que el artista y el hom bre de ciencia tienen res­ dad para con la sociedad, podía resultar haber sido su más
ponsabilidades especiales además del deber moral de per­ importante resultado. Eso es lo que los intelecutales euro­
m anecer siendo seres humanas, a cuyos ojos ninguna otra peos están tratando hacer en el momento presente, o al
persona merece ser tratada com o un animal. menos he visto que lo están haciendo en la mayoría de los
Yo n o pido para el artista y e l hombre de ciencia nin­ países que visito, y en todos los países donde tengo ami­
guna oíase de privilegio o hegemonía que les coloque por gos, tanto si e l problema Inmediato toma forma de resis­
encima de esa responsabilidad. E n verdad, el único privi­ tencia a la guerra o de resistencia a las irracionales insti­
legio que puede abrogarse es aquel que en ellos hace más tuciones políticas. Creo que el peso recae mayormente sobre
apremiante e inevitable la elección cmisciente de la ética, los artistas y hombres d e ciencia.
que para aquellos otros que poseen aptitudes diferentes. L a razón por la cual esta carga recae sobre estos gmpos
Los problemas que afrontamos hoy no son nuevos. No ha se desprende, a mi parecer, de la función d e los mismos-
habido periodo, a l menos desde que se desarrollaron las No selecciono las Ciencias y las Artes arbitrariam aite para
sociedades centralizadas, en que no hayan tenido que ser discutir sus responsabilidades, o porque tenga un interés
afrontados estos problemas, en menor o mayor grado. La marcado sobre ninguna d e ellas. E l hombre, hasta el m o­
diferencia principal está hoy en la recrudescencia de los mento presente, ha desarrollado dos técnicas efectivas para
mismos y en nuestros conocimientos sobre ellos. T al vez ensanchar sus crniocimientos sobre las realidades externas:
sea verdad, y yo creo que es asi, que el Elstado moderno ¡a técnica de comunicar su percepción total, le cual llama­

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C E N IT 451

mos Arte, y la técnica da investigar la experiencia o b je­ internacional, pasó una resolución inequívoca condenando la
tiva, la cual llamamos Ciencia, y éstas son técnicas oomple- preparación de la guerra bacteriológica como antiética. «Ta­
mentarias. les actitudes no son generales todavía y encuesitian la opo­
Ambas son vías efectivas para uso del cerebro humano; sición fuerte d e otros hombres de ciencia, peto me parece
ambas tienen espaciosos efectos sociales; la Ciencia, com o que va creciendo muy ampliamente un deseo, casi un an­
una fuente d e conocimientos prácticos, y el Arte, com o una helo sobre una posición ética.
fuerte de extensa preparación individual e integración so­ Los que sienten este deseo no están dispuestos siempre a
cial, E n nuestra propia sociedad, los ef^'Ctos integrantes del formularlo y dudan de la posibilidad d e hacerlo.
com o uno los encuentra en algunas civilizaciones S in embargo, obreros que trabajan en investigaciones es­
primitivas, son casi imperceptibles, pero el artista tiene im- pecíficamente raihtaies, creo que están ya al tanto sobre la
pmtancia social como diseminador d e ideas, y como resul­ baja d e temperatura creada alrededor d e ellos cuando se
tado del prestigio que aun, en alguna medida, conserva. E n mezclan con sus colegas. E l desenvolvimiento d e un prin­
nuestra civilización su poder para influenciar es selectivo, cipio d e ética unificada en la ciencia está muy bajo, pero me
pero ps mayor entre correligionarios intelectuales. Las con ­ parece que su desarrollo es inevitable.
secuencias sociales de las ciencias son evidentes, y también S e da el caso de que la rama d e la ciencia en la que yo
prestigio, pero su potencia es e! poder que posee en he sido educado, la medicina, es la sola rama que no so­
apliMr a la conducta humana la misma técnica de la bús­ lamente tiene tal unificada ética, sino que la ha tenido por
queda de hechos, y la misma posibilidad d e control que espacio de seiscientos años. L a idea d e la responsabilidad
dado tan sorprendentes resultados en su aplicación a las humana del doctor ha estado presente desde que la m e­
tu rnas naturales ajenas al hombre. dicina fu é distinguible d e la magia. Para muchos h a sido
pasado, los artistas se han contentado a menudo un deber sobrenatural basado en la religión o en la filoso­
w n discutir su responsabilidad en términos estéticos, y los fía; pero dudo si ese fu é el verdadero origen de la tiadi-
hombres de ciencia han tomado, y algunos toman aún, el eión hipocrátíca. Más bien parece que se originó porque
punto de vista que desecha cualquier consecuencia directa los hombres reconocieron que, desde el roomeflCo en que
A , ®P^'®®t)i6n de sus resultados. E l argumento común el ctmocüniento de venenos y remedios más o menos pe­
® sido, me parece, que el hombre de ciencia tiene sola­ ligrosos o poderosos era necesario para la lucha contra las
mente la responsabilidad ordinaria d e un ciudadano cual­ enfermedades, alguna defensa hacía falta para colocar a los
quiera y que DO tiene derecho a un puesto especial en el poseedores de este atrevido adelanto dentro d e una cate­
circlenainiento de la sociedad. Estos movimientos han des- goría especial, una categoría que los hiciera responsables
«parecido frente a la experiencia que hemos tenido del na- ante la humanidad en general. Cuando destruimos los da­
jsmo, frente a la experiencia de la bomba atómica y por tos obtenidos sobre los experimentos humanos en los cam ­
. ^ im ien to d e la determinación política basado en la pos d e concentración nazis, no hicimos más que reafirmar
] las masas. M ayormente han desaparecido para esta tradición. Nuestra Edad es la primera, desde los prin­
anii i ” ciencia, cara a la realización que la política cipios de la historia europea, en la que esa tradición ha
no ®hora en gran parte de la tierra. Son el resultado sido seriamente recusada e incluso hoy, un gobierno cual­
sino H p i^ e cta d o plan o de una proyectada malicia, quiera tendría que pesar muy bien las consecuencias an­
^ un factor d e compulsiones neuróticas y agresivas tes de pedir a un psicólogo apoyo para esparcir epidemias.
S ”* ” enfermedades mentales, E l sabe que correria el riesgo d e tropezar con una nega­
so d tema, el orador (1) en un provocativo y valió- tiva que encontraría el benqilácito d e todo el mundo m é­
dijo que creía que los hombres de ciencia de- dico. Ninguna cienc'a médica se ha desarfóllado sin esa
auDo salvar su responsabilidad personal, y tradición.
que £ ^ estaba preparado para decir exactamente lo Leonardo pudo suprimir su submarino, pero la mayoría
*ué felicitado muy calurosamente. E l público, sin- de los trabajadores de la ciencia, incluso el más sagaz, 00
confusión d e mrotalidad, no se ha quedado atrás ha sentido la presión uniforme y social de su tradición para
antic' algunos graciosos y violentos sentimientos obrar en este sentido. Si la sintieron fué de una forma in­
^ lentiJiccM, Los hombres d e ciencia han venido a' alinearse dividual. Muchos piensan que saliéndose de los p ro cso s
noticias cotizables y con los cuentos de miedo pe- políticos y d e ciudadanía normales, y obteniendo e l apoyo
podrá^*^’ ^ bribón internacional. Esto de una acción corriente cualquiera, tienen la k y en sus
ritud ™ comentario frivolo, pero la clase de ac- manos. Hoy, justamente, hemos terminado d e ejecutar a
j eig, público que lo fundamenta h a empezado, creo yo, alemanes por haberles fallado la pretensión de poner la ley
1-a presión real sobre los trabajadores cientficos. de su parte. Nuestra reciente experiencia del totalitarismo
ción I transformar el sentido amorfo de obliga- ta vez pueda ser e l factor decisivo que haga general la
y acción práctica, se está haciendo sentir más aceptación de la responsabilidad personal en las ciencias.
ba alA i? profundo choque causado por la bom- Otra fuerza mucho más importante es el desanollo de una
sobte 1 la cuestión d e responsaljüidad personal ciencia sobre la conducta humana. S e ve más claro cada
forma (**• Por los que uno se compromete de una día, a través d e los psicólogos y de la obra social que mu­
auinen f***"^ ® lhe*plicable, pero la consecuencia ha ido en chos de éstos realizan, q u e si yo hago una bom ba atómica
luwon 'f j terreno. Los psiquiatras, por ejemplo, y la confío a una autoridad política, el uso o no uso de
dados a escoger entre la creación de buenos sol- ésta no dependerá de ningún sentido real de amenaza ex­
'a n e k n ^ ° ? j j hacia el enemigo, y la restauración de terior, de la voluntad de! pueblo ni d e ningún objeto o
para n . ° * .1. ‘^^trada, o, más recientem ente el empleo argumento coherente, sino de factores que estarán en con­
" 'e in e t ' " “ '.tares d e la bacteriología. E l doctor Nobert sonancia con la civilización que la posea y de la educa­
de Dlañ ^cniplo, el exponente d e cibernéticos, rechazó ción y personalidad resultante de ésta. De los individuos
basándos' información al «Guided Missiles Projet», que representan al pueblo.
se Ueeai* / lu e él no quería ser responsable del uso que No creo necesario tener que insistir sobre la única
s e a hacer de ellos, y el Congreso d e Microbiología posición d el hom bre de ciencia al enfrentarse con estos pro­
blemas. S i él está preparado para formular una ética hu­
manística y persistir en ella, no podrá ser reemplazado ni
11) coaccionado. Para un estado es fácil disponer sobre ciertos
e r e fie r e e l a u t o r a o tro d is e r t a n t e en la m is m a e m is ió n .
asuntos puramente técnicos, pero la rebusca fundamental y

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452 CENIT

la investigación oiiginal de la que depende toda la tecno­ tomar en serio el contenido, de su trabajo, que el propio
logía, solamente puede s « producida por trabajadores vo­ psicólogo social a quien tanto se va pareciendo.
luntarios y entusiastas, y no por conscriptos en fábricas de No hay juramento hipocrático en literatura y no estoy
ciencia. tratando aqui de establecerlo. Por lo que me afecta, el ar­
Debemos dejar claram ente sentado que si la ciencia se tista es un ser humano d e una gran sensibilidad y su éti­
decide a tom ar una posición firme sobre la cooperación con c a es la ética de otro ser humano cualquiera. T a i vez pue­
la política antihumana y destructiva, ella puede ser efec­ d a ilustrar mejor sobre lo que m e parece el nuevo princi­
tiva y decisiva. E lla puede por otra parte, asegurarse un pio de esos deberes d e aserción y repulsión en un escri­
gran apoyo popular com o los doctores se aseguran con la tor, que .escogiendo una parábola científica; la parábola do
sanción d e la opinión mundial cuando afirman su neutra­ una plaga, una plaga contra la cual muchos seres son lla­
lidad profesional e n la cura del herido. E s posible que mados a luchar, inducidos no por una obligación sobrena­
d e movimientos tales com o la «American Society for Social tural, sino por el simple hecho de que la lucha contra una
Responsability in Science», a la cual el profesor Einstein plaga es muchas veces igual a una obligación biológica
recientem ente dió su apoyo, y debates tales como los sos­ humana. Albert Camus rae parece haber sido el primer
tenidos por la «Atomic Scientists. Association», podríamos escritor moderno, aunque estoy seguro no será el último, en
ver la salida de tal actitud ética unificada, presentar el problema d e la responsabilidad en términos
Dada la situación en que se encuentra nuestro pais (In­ específicos. «Yo sólo sé— escribe— que en este mundo hay
glaterra), seguramente se discutirá que el hombre do cien­ plagas y victimas y es misión nuestra ño aliarnos con las
cia, al menos que esté dispuesto a cooperar en lo que está plagas». Para el médico que sabe que en cualquier mo­
determinado com o defensa, aunque eso signifique inclusive mento puede ser llamado a propagar una plaga, con vistas
la preparación de un arma de alta potencia destructiva, a una guerra psicológica y bacteriológica, esa declaración
tendrá que cargar con la responsabilidad de la destrucción tiene una significación más clara, más imperativa de
de nuestras libertades por uno u otro de los totalitarismos- lo que su autor se proponía. Pero para el hombre de cien-
E1 mismo argumento cuadraría a la medicina, y dudo si c a, como c.'iemigo general de la p lag a,-y para el artista,
la mayoría de los docteres estaría dispuesta a abandonar com o representante general de ¡a humanidad, la plaga bá­
su tradición a causa de tal riesgo. E n consecuencia, el efec­ sica es la misma. Es la plaga d el miedo y del odio; la
to atómico y otras preparaciotres en el desarrollo de la plaga d e la sumisión, la que desatiende la profilaxis indi­
ei-Ticia y de la libertad de información, así como de los vidual y colectiva; la que nos conduce a olvidar lo que
efectos psicológicos d e las armas sobre aquellos que las .somas y quiénes son nuestros ciudadanos; la plaga de los
usan, no parveen ser menos serios que los producidos en las idiotas y de los disidentes que hacen la apolog’a de la
fuerzas con las cuales éstos están predispuestos a encon- locura y de la masacre, en nombre de la revolución o de
tiarse. Aunque esto no fuera asi, debo recordarles que es­ la seguridad colectiva; la plaga de la bomba atómica y
toy hablando sobre una política de ética científica y no de los campos de concentración. E n último extremo hay una
d e utilidad científica. H ay algunos procedimientos tales respuesta éticamente satisfactoria a esa plaga: un incalí-
com o la cám ara de gas de H itler o la guerra basada en fioado e indiscutible «NO», E ste »NO», no sale, creo yo,
^ genocidio, a las que sólo podemos contestar con un «Aquí de ningún imperativo idealístico o metafisico, sino simple­
estoy, no puedo hacer más». E l límite prudencial donde mente del hecho de que procediendo de otra forma, cesa­
pararse es lo que preocupa y lo que causa la ansiedad ríamos de ser seres humanos para convertimos en otra cosa
constante de la mayoría de los trabajadores d e la ciencia. diferente.
Comparada con la responsabilidad directa del hombre de Yo sé que este punto de vista parecerá a muchos dema­
ciencia, la responsabilidad del artista debe parecer peque­ siado simple. A munudo se dirá que no tiene autoridad
ña. Cuanto se enfrenta con' él fuera de la historia del mun­ moral aquí debido a las atrocidades comunistas, o las atro­
do, no es, creo yo, de acción práctica. Desde luego, él in­ cidades capitalistas en otro sitio cualquiera, a las que de­
tentará arrojar su carga a la balanza. E sa carga, si el beríamos oponemos.
individuo es un escritor o un pintor de genio, podría tener A e.so respondería que no solamente me opongo a
sus efectos. Para el novelista, el solo artista que tiene un toda clase de atrocidades, sino a la plaga misma, la cual
vasto auditorio y al mismo tiempo el control efectivo de creo las ptoduc.-, una atrevida reafirmación de la que he
los medios d e dirigirse a ella, es una esperanza razonable llamado «humanidad». Lejos de ser neutra!, es una declara­
de influencia decisiva. L a dicotom ía que la g « ite ha tra­ ción de asociación, y especialmente existencialista de parte
tado de establecer entre la habilidad artística y el contenido del hombre. Y ea porque tanto el arte como la ciencia es­
artístico, se está haciendo insoportable para la mayoría de tán— casi por definición— de paite del hombre. E l fin que
las mentes sensitivas. Dudo si hubiéramos podido admirar le depara m e parece hoy, más que una cuestión de ética
a Shelley si éste hubiese sido indiferente a cosas tales como personal, la refl-xión en el individuo de algo existente en
las guerras y las tiranías. Ciertamente, si hubiese sido la naturaleza social de la especie humana.
indiferente no nos hubiésemos nunca dejado guiar por él. Por la práctica de sus profesiones, el artista y el hom­
bre de ciencia han asumido ya la responsabilidad de la
Para el novelista, que toma d e todos los artistas lo que
preservación de esv algo.
probablemente es la mayor parte de su material cultura!,
no tiene más posibilidades d e escapar a la necesidad de A le x C O M F O R T

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/I c i Q íR d t á a L L e á c i d a i c i

O conocía de tiempo atiás «La iíarseÜ esa de an la que el poeta relata la caída del Imperio, reencuentro
la Paz o El Rhin alemán», e l poema d e lar­ su magnífica M arsellesa d e la Paz.
go aliento y de alta inspiración de A. Lam ar­ P a re c e . que ciertas creaciones poéticas tienen su destino
tine. Placían a menudo a mi espíritu esos ver­ constante, y que eUas deben perseguimos y esperamos don­
sos graves, d e resonancias proféticas y gene­ dequiera que llevemos nuestros pasos— como fieles amigos— ,
rosas, escritas en él siglo pasado, cuando E u­ prontos a sostenemos en las horas de duda, de extravío o de
ropa apenas salía d e las convulsiones revo­ renunciamiento. Algo se h a estrem ecido en lo más profundo
lucionarias de 1848. U n dia— era en 1938— de m í mismo durante esos días trágicos, cuando la guerra ha
allá donde yo menos lo esperaba, en Plov- estallado de nuevo sobre nuestra Europa martirizada. Diez
div, el viejo y pintoresco Pbillipopolis d e Bulgaria, durante dias, durante los que no he llegado a escribir una sola linea.
un paseo a través d e las tortuosas callejas, mi amigo, el poe­ Yo me decía a menudo: ¿para qué? Y en las noches de in­
ta Jordán Kovacev, m e detuvo d e pronto ante una casa -de somnio, cuando el sufrimiento moral ante el desastre des­
estilo turco, con un piso de piedra y vigas cruzadas; pertaba en mí accesos de desesperación, dejaba zumbar en
Es aqui donde vivió Lamartine, cuando su estancia en los oidos, como una imprecación y una sentencia inevitable,
nuestra ciudad, en 1838, durante uno de sus viajes al Pró­ las palabras de un «ciudadano del mundo» de n u stro s días
ximo Onente— me dijo Kovacev con una sonrisa fratemal- (tal vez sean ellas mismas de Romain RoUand): «R eticn ía
Por toda respuesta, sorprendido d e hollar los pasos del gran pues, humanidad». Si los pueblos no han podido detener el
visiMiario, yo recité algunos versos d e « i Marsellesa, mucho torrente de la barbarie totalitaria, si se han dejado llevar por
menos conocida que la otra, la del poeta d e un instante, sus jefes hacia los precipicios de la muerte, e n nombre de
Rouget de Lisie. ciertas ficciones o «ideologías» sangrientas; si aún los con­
movedores llamados de los de los últimos momentos, lanza­
i-- Y ^ q u é odiam oí, y poner entre las razas dos por algunas autoridades espirituales y hasta por algunos
“ O* limites o esas aguas q u e aborrece e l ojo d e Dios? jefes del Estado, no han sabido dominar la infernal máqui­
P® ffon lfras d el cielo, vem os algún trazo? na de la guerra, ¿quién la detendrá? ¡Que perezca!... «Re-
bóveda tiene un muro, un lim ite, un m edio? ciento pues, hum anidad», palabras que yo sentía injustas
^^oiones, palabra pom posa para decir barbarie, como un sacrilegio o un cobarde renunciamiento y que de­
amor se d etien e d on d e se detienen nuestros pasos? jaba, sin embargo, zumbar en los oídos, en la pesada oscu­
eslas banderas; otra voz os grita: ridad de mi habitación.
j ^ el egoísm o y e l odio tienen u n a patria; ¡Y h e aquí que releo «Lo M arsellesa d e la Paz» encontra­
Ea Fraternidad no la tiene!» da en este rincón de Francia! D e la Francia en armas, cuyos
soldados han pasado ya la frontera del Este, la frontera del
br^ ahora (yo escribía estas páginas en septiein- Rhin:
d ^ j ^ ^ 9 ) en el otro extremo d e Europa, en los alrede-
^OTes del maravilloso lago de Annecy de la Alta Saboya, que ¡Corre libre y soberbio entre tus dilatadas riberas,
genio errante ha conocido tan bien, Lam artine apareció Rhin, N ilo d e O ccidente, co p a d e las naciones!
an soledad atormentada. Registrando hoy los Y quita los d esafíos y las ambiciones.
Bio'*'^ ^ polvorientos e n la casa donde he encontrado refu- D e los pueblos posados q u e beb en tus aguas cicas.
f ^ P ^ e r o , he descubierto un ejem plar de G enoveva, de
dcj hojas grises y manchadas por el moho. Hojeán- E s así que el poeta de corazón grande y comprensivo co­
mánti hallado al fin, agregados a esa novela del tierno ro- mienza su canto.
rie « lU 'é n no la h a leído en su adolescencia?) una se-
don^ de la revista «Les Foyers d u Peuple» (1), N o manchará más el cristal d e tu onda.
sólo se han reunido obras d e Lam artine: poemas, dis- L a sangre roja d el Franco, la sangre azul del Germano...
Su — fodos publicados durante su vida— .
se me ha hecho más real porque tenia bajo los ¡Q ué burla cruel, para un «realista» y aún para quien co­
esn' edición póstuma, sino cuadernos en los que su noce al menos la historia elemental! Tres veces la profecía
tant “ 'dtilateral se manifestaba con los impulsos palpi- del poeta fué desmentida; en 1870, en 1914, y ahora, en sep­
infati M corazón y el soplo ardiente de un pensamiento tiembre de 1939, cuando los cañones truenan más allá del
íg_ d e pronto', después de algunas páginas d e Mé- Rhin y más allá del Vístula...
* "itéraires, extraídas de la «Historia de la restauración»,
No s e desplom arán más btyo la cureña q u e ruge.
L os puentes q u e un p u eblo extiende a l otro com o una mano.
[Cuántos puentes se han desplomado ya, y cuantos más
tegral que, en esta revista, el texto liel poema es in-
han sido volados en la retirada de las tropas! Y los niños,
'leia dé 1 versión. Serla interesante comparar La Afarsr-
Pnblicad* «iu Peuple» (1850) con versiones truncadas, que no debían ver más flotar las carroñas de los caballos
los ^ tarde en ias antologías y los manuales para «l uso con los pechos reventados («esos pechos rubios q u e pierden
cstudiogosí> (por ejemplo, la colección <C!as»iqiies Larous- los entrañas») yacen ellos mismos, rotos, las entrañas espar­
cidas, en las calles de tantas ciudades bombardeadas por los

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páíaros de acero, o sobre los campos donde recogían las ga­ ¡C orre libre y real entre nosotros, oh rio!
villas de trigo, cosechado por el padre partido para el frente- Y no tengas en cuenta, en tu corazén fecundante,
Si esos q u e tu rio lleva o q u e tu urna riega.
E sos navios vivientes cuyo vapor es e l alm a Miran sobre tus bordes la aurora o e l O ccidente...
Desplegaran sob re tu curso la m elena d e fuego...
¡Magnífica exaltación d el sentimiento de universalidad!
Pero los navios se han retirado de las aguas sembradas de (Cuando Lam artine escribía estos versos, el particularismo y
minas flotantes- o atravesadas por los tiburones d e hierro. el orgullo nacional lomaban nuevo impulso; no es en vano
t,o« navios se parten en dos, con los vientres abiertos por los que el siglo X IX ha sido llamado el siglo de las nacionali­
torpedos satánicos y zozobran. Ayer el «Alheiua» com o en dades). Hoy, e l egoísmo d e cada nación, más exactamente:
otro tiempo el «Lusitania», Los piratas de los mares han de cada Estado, se ha convertido en una ley d e hieno, una
reaparecido, más terribles, más despiadados que los d el tiem ­ obsesión, un furor ciego, sobreexcitado por la manía de la
po de Pizarro. Y, sin embargo, n ó aparto d e mis ojos ese grandeza; reinos y repúblicas .se proclaman imperios, cada E s ­
poema, que desencadena, más dolorosamente aún, las visio­ tad o tiene su totalitarismo o inperialismo. E odio hierve y
nes apocalípticas d el presente... se hincha com o un cáncer en el seno de cada nación;— hasta
que devore su «enemigo secular», este odio se devora a sí
¿Por q u é disputarnos la montaHa y el llano?
mismo— . Y, sin embargo, el poeta h a tenido el coraje de pro­
Nuestra tienda es ligera, un viento v a a levantarla;
clam ar, con la lucidez de quien ve más allá de los siglos:
L a mesa donde partimos e l pan está todavía repleta,
¡Q ue la m uerte, p or nuestros nom bres, nos ord en e levantarnos!
Ya no son los mares, los grados, los t ío s ,
E n efecto, es asi que todos nos hemos levantado, los pri­ L os q u e limitan la herencia entre la humanidad:
meros días d e septiembre, d e un almuerzo abundante, com o L o s lím ites d e los espíritus son las únicas fronteras;
d ice el poeta, o de nuestro rincón de labor o d e meditación E l m undo esclareciéndose se elev a a la unidad.
cuando las sirenas daban la alarma de los «reconocimientos»
del enemigo. Y aún: ¡E l organismo de la humanidad! Célula y órganos. Indi­
viduo y género humano. L a tendencia hacia la unidad; pri­
¡D e las fronteras d e l cielo, vem os algún trazo? mera ley del progreso. L a interdependencia entre los pue­
Y p or q u é odiam os... blos, e n todos los dominios d e la producción, d e las cien­
cias y de las artes. L a evolución civilizadora. ¡Amor y li-
Hoy, e l cielo tiene fronteras más precisas, mfic rígidas que Ijertad, las únicas «armas» d e humanización! ¡Cuántas ve­
las fronteras terrestres, porque millares de ojos acechan la ces no he escrito yo esas fórmulas, que sentía vivientes, en
aproximación d e esos reptiles volantes que sueltan sus hue­ mi sangre y en mi cerebro!
vos llenos de astillas envenenadas, llenos de fuego, d e azu­
fre y d e fósforo, no solamente sobre los ejércitos sino tam­ ... C ad a uno es d el clim a d e su inteligencidt
bién sobre las ambulancias y hospitales, los barrios donde Yo soy conciudadano d e toda alm a que piensa:
pulula la miseria, los museos con tesoros de arte, las iglesias ¡La verdad es m i país!
donde la mansa multitud eleva plegarias por la paz, los tre­
nes con heridos, y aún sobre los jardines infantiles, donde los ¡Ciudadano de la humanidad! H e ahí lo que tú eres, he
niños, creyendo haber encontrado un nuevo juguete, se arro­ ahí le que tú debes ser, pobre ciudadano de una patria en-
ja n hacia las bolas con yperita... lanzada en su egoísmo loco o infantil, apresada en las cin­
Cuán amarga y vana es ahora, para nosotros, la evocación chas d e las leyes artificiales, antinaturales y antihumanas!
d e Lamartine, en su estribillo a un río que continúa sepa­ Ciudadano del mundo se ha proclamado Sócrates y, des­
rando a dos naciones: pués de él, los espiritas libres que han preferido la copa
de veneno o la muerte sobre la hoguera a su sumisión a
¡C orre libre y espléndido a través d e nuestras ruinos. un tirano embriagado por el vino rojo del noder y la vio­
Rio d e ArmUiius, d el Galo y d e l Germano! lencia. Y si Lam artine persistía, en su patriotismo esclarecido
C a rlo m a ^ o y César, acam pados sobre tus colinas. y tolerante, en declarar que
Te han b eb id o sin agotarte en e l hu eco d e su mano.
Mi patria está en todas partes d on d e reina Erancia,
{Pero dónde están hoy, los comandantes de los ejércitos,
un César, un Napoleón de nuestros días? L a guerra d e hoy tampoco h a vacilado en gritar, en el impulso de su genero­
se prepara mi los laboratorios y en las usinas. Su cerebro sidad:
(para m ejor decir: su máquina d e pensar y de calcular) está
e n alguna parte, en los eseritorii» capitoneados, y sus órde­ ¡Vivan los n obles hijos d e la grave Alemania!
nes son ejecutadas a grandes distancias por millones de ma­ L a sangre fr ía d e sus fren tes cu bre una hoguera ardiente..
niquíes: sean de carne que palpita o de m etal frió, los ma­
niquíes obedecen, obedecen hasta que revientan en la «de­ Lam artine pensaba, ciertamente, en los verdaderos alema­
rrota» a en la «victoria» finales. ¿Dónde está la magia per­ nes, forjadores de la cultura moderna junto a los jefes espi­
sonal d e los conductores de pueblos, en estos tiempos cuando rituales de las otras grandes naciones:
los Grandes Cuarteles Generales se han vuelto una especie de
anexos de las sociedades anónimas? Hasta los dictadores de Sos jefes son los N éstores d e los consejos d e Occidentes
hoy ¿son otra cosa que poseídos, a los que la cobardía co­
lectiva atribuye poderes fantásticos? Congestionados en su Para aceptar este verso, debemos recordar a G oethe,.a Kaal.
loco orgullo, aúllan en nom bre de los rebaños mudos, frena­ a Beethoven, trinidad creadora a la que sólo se puede opo­
dos por los esbirros del partido, llevados por los pastores ner la más odiosa trinidad destructiva d¿ la época moderna;
ellos mismos amaestrados por otros, eJ látigo en la maúo y Hitler, Mussolini, Stalin. L os nombres de esos destructores
la boca llena de mentiras dedadas sobre el ideal nacional, están destinados a ser pronto olvidados, en los archivos de
sobre la dignidad y soberanía nacitmales, sobre los derechos la Historia, como olvidados y evitados son los nombres de
ancestrales, sobre el «espacio vital» o aún sobre la «libertad» tantos tiranos de los pueblos.
y la «civilización». E l poeta no ignora los peligros ocultos en las almas de ese

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ciones, rabiosas por el alcohol y los venenos co n q u e las han


pueblo nórdico, educado en la vana creencia de que tiene
llenad o lo s am os d e corazones, d e desolladores y taberneros
derecho a dominar el mundo;
(¡n o q u iero Insultar a los carn icero s y a los la b e m e to s qu e
pueden ser hom bres honrados y h acen e l m al sin <^dar) p e­
Su corazón seguro es parecido a los pozos d e la Sirena
lean y sangran p o r m iles d e heridas, algunas cu lp ab les, pero
Donde todo lo q u e se arroja, am or, beneficios u odio,
en la m ayoría in o cen tes, m ezclad as e n un frenesí dem oníaco
No sube jam ás del fondo.
que n i A pocalipsis d e los viejos profetas p u eden sobrepasar.
Pero, ¡qué magnífica visión d« la reconciliación nos ofrece
¿Es esa una alusión a los «instintos ancestrales» de la bar­
barie y la esclavitud, actualmente mecanizadas? ¿E l poeta al final e l poeta, «el románHco» cuyas palabras parecían mar­
tenía el presentimiento d e nuevos peligros da conflictos en­ chitas después d e decenas de años! Esas palabras, incompren-
dldas por sus contemporáneos y despreciadas por mis con­
tre las potencias europeas, asiáticas o americanas? Poique,
después que saluda a «los nobles hijos d e la grave Alema­ temporáneos habituados a un lenguaje «realista», a un voca­
bulario técnico y nacionalista, adquieren no o b s t ó te , a ¡a
nia», se vuelve hacia los suyos, mostrándoles su verdadera
misión: luz ro ja d e la carnicería colectiva, una resonancia profun-
damente trastomadora, una significación realmente poética,
/Y, t iw n esos enjam bres d e la colm ena d e Francia/ es decir, profética y humana.
•••Como oiajeros qu e oioen d e esperanza.
Van sembrando la tierra y no cosechan... /Vamos, pero sin perder un hermano en la marcha,
El suelo qu e han tocado germ ina fecu n do y libre; Sin vender a l opresor un pu eblo q u e gime;
Ellos salvan sin salario... .Sin mostrar a l retomo a los ojos d el patriarca.
E n lugar d e un hijo q u e am a, una prenda sangrienta
E s así que ve Lam artine los «fieros hijos» d e Francia. O, Traigam os e l trigo, el oro, la lana y la seda.
es eso lo que él cree que es la misión de su país, que «lan­ Con la libertad, fruto q u e germ ina en todo htgar;
za la idea», pero por necesidad «hiere sin remordimientos», Y tejam os d e sosiego, d e oíianza y d e gozo
porque defiende un ideal que sobrepasa las fronteras nacio­ E l estandorte simpático don de e l mundo despliega
nales. Pero e l poeta pronto comprende que d eb e elevarse de L a Unidad, ese blasón d e Dios.
nusvo sobre el camino donde la mirada puede abarcar el des­
tino vasto y múltiple de toda la humanidad. Patético, pero E sta estrofa c ie n a el poema como un majestuoso final de
lúcido también, grita a los hombres; sinfonía beethoveniana, U n llamado a la paz y a la frater­
nidad, a la libertad y a la unión, que añadimos com o una
¡Amigos, mirad, allá.abajo l... ¡la tierra es grande y plana! flor rara al ram o que hemos reunido durante nuestras pere­
E í Oriente abandonado gira bajo e l sol... grinaciones en m edio de los hombres y de los países,^ en m ^
AW, ios pueblos agotados han d ejad o sus lech os vados, dio d e los espíritus que han aumentado el patrimonio de la
Auá, los surcos están cubiertos d e im perios polvorientos, humanidad, en e l pasado y en nuestros días. Si, en n u e str»
estilete d e oro, la som bra d e las pirámides dias también, porque he escuchado con m is propios oidos la
la hora muerta e n las arenas lívidas voz de los grandes europeos: de Romain Rolland, de aquel
Sobre el cuadrante desnudo d e los desiertos! que en 1914 h a sabido estar por encima de la refriega; d e
Georg Fr. Nicolai, que crría que la Europa nueva volvería
¡Cuántos esfuerzos creadores no esperan sísmpre desple­ a nosotros por América d el Sur, y es precisamente por eso
garse en esos vastos cementerios d e la historia, en esos de­ que emigró allí desde 1922; de- Einstein (cuando tuvo la
siertos de los continentes del Este, del Su r y del Oeste, que audacia d e estar a la cabeza de los «objetoies d e concien­
(después que Lam artine « c rib ió su poema profético) han sido cia»); de Andreas Latzko, torturado siempre por las notas es­
ya, en parte, «civilizados»! Pero sus riquezas han servido a tridentes de la marcha d e Radetzki; de Barbusse, que era
algunas naciones privilegiadas, y el imperialismo de Europa justo y lúcido, cuando olvidaba su fanatismo ultra-revolu-,
mantiene muy difícilmente su poder sobre los pueblos que, cionario; de Augusto Fore! que, con sus ültim ^ palabras d e
abad os del «estado salvaje», han sabido siempre asimilar, semiparalizado, me enseñó «la religión de! bien social»; de
además de las armas y los venenos d e las metrópolis, las Paul Birukoff. que m e h a revelado la alta significación de la
'deas de «libertad», de «justicia» y de «autodeterminación». enseñanza tolsloiana, y la d e la otra revolución, gandhista,
de Barthelem y de L igt, el ex pastor holandés, que h a apor­
^ ^ bofdam ien to arm ado d e las nacion es repletas, tado las piedras fundamentales del «pacifismo científico» y
Al soplo d e la aurora volados lo s primeros. que pereció bruscamente en pleno esfuerzo creador; de Hein-
Arrojemos los rubios enjam bres d e Jas fam ilias humanas... rich M ann que, com o Tbom as Mann y otros intelectuales
emigrados, han salvado el honor de la vieja cultura alemana;
familia humana! M enschenfam ilie! como decía el viejo de Stefan Zweig, que h a resucitado la voz de Erasm o y de
■ £ Scheiermann, el sueco qu?, en su refugio de Hoysta, . Castelio, d e las conciencias sublevadas contra la violencia y
j * amigos cartas fraternales— enjam bre d e abejas— la intolerancia; de Han Ryner, mago del pensamiento múl­
pasados del uno a l otro, de un pais a otro, d e un continente tiple y unitario; de Banville d’Hostel, caballero del sueño y
~ otro, hasta que volvían a sus manos, como testimonio de de la acción; de H .-L . Follín, que desde su isla en el umbral
u t^ n d id a d . Sí, un enjam bre d.^ abejas, que llevan el pó- del océano Atlántico, lanzó, com o un profeta en el desierto,
eT*'i • y vuelven a su colmena para depositar su llam ada por una «república supranacíonal, cosmometapoli-
ultimo don de un trabajo y de una solidaridad milagrosos: ta»... Oí tantas otras voces d e compañeros, y h e recibido,
desde los otros continentes, muchos testimonios escritos. H e
como José, com o sus on ce hermanos, podido escuchar hasta el suave murmullo de Rahindranath
■ limos d el N ilo qu e cultivaba Apis, Tagore, cuando h a pasado también por Budapest, como men-
^ncrntrando en sus surcos las m ieses dem asiado ligeras, •sajero d e la poes'a y de la sabiduría hindú...
Y unfaño a tierras extranjeras, Todas esas voces persisten e n mi, así como la de los si­
txdvieron curvados b<do ías espigas. glos pasados, milagrosamente guardados e n los libros de los
profetas, de los poetas y d e los pensadores. Como los cris­
b l'* ^ ,t uoble exaltación del trabajo y del com bate saluda- tales que se precipitan en una solución cuando se arroja un
durante esos dias de destrucción encamizadal L as na­ primer cristal, ellas me han sido reveladas ahora, por «La

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Marsellesa de la Paz» de Lamartine, encontrada por azar (en templada por el sufrimiento de tantos pueblos y genera­
el que adivino la mano conductora de una providencia) en ciones.
un rincón polvoriento de esta casa francesa donde la guerra Si hoy la Marsellesa de Rouget de Lisie resuena en medii
m e ha sorprendido. Los cañones truenan en las fronteras de de los otros himnos agresivos, de adoración de si misnro, de
los beligerantes; los otros ejércitos nacionales son moviliza­ grandeza y de odio, mañana resonará en todas partes la Mar-
dos. a la expectativa. ¿Se ensanchará el abismo para engullir sellesa de la Paz, quizás una más bella y más perfecta que
en sus profundidades a los pueblos enloquecidos, atraídos la de Lamartine. Pero ésta, gracias a la que me he reencon­
uno tras otro por la hipnosis de la muerte, com o las ovejas trado a raí mismo los días de duda y de dolor, permanecerá
que se arrojan tras el estúpido y furioso cam ero? ¡Las vo­ para mí (espero que para los otros también) com o una e$*
ces que he escuchado no hace mucho, parecen ahora venir de tT ella polar sobre el camino todavía a recorrer. Ya no tengo
o tío siglo! Yo sé que ellas resuenan nuevamente, allá donde necesidad de una nueva «profesión de fe», de un nuevo de­
es necesario, allá donde aún es posible.., L a caisu ra con su cálogo, de un nuevo programa. Los tengo, todos ellos, desde
mordaza de hierro está vigilante, despiadada. Pero las voces hace tiempo. L o que he dicho ayer, lo repito ahora...
del espíritu pasan a través de todos los muros de las pri­
Yo sé: que en el gran drama d e los pueblos, persiste, co­
siones. H acen desplomarse las Bastillas, cualquiera que sea mo una espina d e acero, el drama central; el del espíritu.
la bandera que ondee sobre sus torres. E l Rhin y otro* ríos Más claram ente: de quienes han traicionado al espíritu. El
del mundo corren insensiblemente hacia su m ar u océano, ejército d e los renegados es también mortífero com o el del
hacia las aguas confundidas en el reino universal de la soli­ frente. Lo he conocido ya en 1914-1918.
daridad y de la armonía.
¿Quién ha perman?cido todavía, en este fatídico año 1939,
por encima de la refriega? ¡Pronto-nos reencontraremos noso­
¡Corre libre! (termina el poeta) tros, los solitarios perdidos en el vértigo de los rebaños «mo­
y ensancha tus ondas primaverales. torizados», los hermanos que se entienden por sus silencios
Para espumar d e ebriedad en torno d e tus canas; fecundos, donde vibran, prontos a brotar, luminosas, las ver­
Y qu e los siete colores qu e tiñen ntwstras banderas. dades permanentes de la humanidad; del hombre, del indt-
Arco iris d e lo Paz, serpenteen en tus aguas! viduo de carne y hueso, cualquiera que sea el color de su
rostro, cualquiera que sea el idioma que hable, cualquiera
¡E l arco iris de la paz aparecerá después del diluvio rojo! que sea el dios sangriento que se pretenda amo todopode­
Aun desde los primeros dias de la guerra mundial (¿quién roso en su país. Porque:
podría decir ahora si ella será localizada o si invadirá todo
el planeta?) la fe en el buen destino de la humanidad, en su Yo soy conciudadano d e to d a alm a q u e pienso:
misión pacífica y creadora m e da sido renovada por esta ¡L a v erd ad es m i pms!
Marsellesa... H e dejado zumbarme e n los oídos, durante las
noches d e turbación y d e insomnio, la última blasfemia; H e aqui lo verdad, la primera verdad, que yo repito como
«¡Revienta pues, humanidad!» No, la humanidad despertará, rm sermón, aquí, en medio de la noche, a la luz difusa de la
aun cuando haya caido hasta el fondo del abismo. E lla des­ lámpara, en esta habitación de refugio, de puertas y ventanas
pertará, resucitará, como ha resucitado en épocas pasadas, cerradas, com o todas las otras habitaciones de este pequeño
después de .sus ciclos desastrosos, pero resucitará finalmente pueblo de los alrededores del maravilloso lago de Annecy.
^ plena .conciencia de que puede ser dueña de su propio sumergido en la oscuridad y, quizás, a la espera de una
destino. D e la misma manera que la guerra no es de ningún nueva alarma contra los invisibles pájaros homicidas...
modo la manifestación de una fatalidad, sino la obra propia
de los hombres, organizada y desencadenada por fuerzas
desnaturalizadas, mal dirigidas, de igual modo la paz no Eugen R E L G I S
puede ser sino la obra de una humanidad lúcida, voluntaria.
(Traducido d el fran cés par Elena L óp ez Mattos).

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LA REBELIO N DE C R O N S T A D T
II!

'^ié^fioáieianeá d efen áiiH iá


ABIENDO corrido ei rumor de que los vo Soviet, verdadera expresión comunista liberta­
comunistas a tacarían la oiudad, se ria del pueblo. Y declaraban a todos que «sus pre­
constituyó un Ccsnjté Revolucionario ocupaciones no ito n encam inadas a verter sangre
provisorio que habla escogido su sede nueva, sino a tomar las medidas extraordina­
a bordo del «Petropavlosk», la m is­ rias necesarias para organizar, en la ciudad, en
m a nave en que habían sido encerra­ el puerto y en los fuertes, el orden revolucionario».
dos Kouzmin y Vassdleff (15). Querían, en suma, mediante los esfuerzos comunes
E l día 2 de marzo, de acuerdo con de la ciudad y de los fuertes, crear las condicio­
las orientaciones del Comité Revolu- nes propicias para la realización de elecciones re­
cionarlo, los m arineros ocuparon los gulares y Ubres destinadas a e s c c ^ r un nuevo
edificios del Estado, los locales de los Estados Ma- «Soviet».
ypT«s, de teléfonos y de telégrafos. Sobre cada n a­ Pero, a l igual que en otras ocasloes los burgue­
vio, como en los diversos cuerpos m ilitares, se ses reaccionarios hablan acusado a los revolucio­
constituyeron C o m ité de Defensa, ccmpuestos por narlos de Cronsüadt de h allarse a l seiwucio de
tres miembros, a quienes se encargaba la organi- Alenmnia, ahora los bolcheviques les acusaban de
MCTón de la defensa de cada unidad o formación. hallarse al servicio de la Entente, En el 1917, el
vrJ?® 9 de la tarde se habían ocupado casi la ma» propio Lenin habla sido acusado de hallarse al
yona de los fuertes. Las íormtacicnes tiel E jército servicio de Alemania, cuando atravesó todo el pais
ro ^ se adíhirieron a i movimiento y delegados lie- gennánlco en un vagón precintado, para poder
de Oranienbourg declararon que la guarni­ llegar hasta Rusia...
ción se había adherido también a l Comité revolu-
^‘ú ^ r io provisorio.
. '“ i el m ismo día se ocupó la im prenta del ps-
^omco «Izvestia» y de inmediato, a l día siguiente. Cuando llegaron desde el extranjero proposicio­
publicó su precio diario bajo form a de nes de apoyo hacia los rebeldes de parte del ex­
fftS. Oficial». E n su primer número se decla- presidente de la Asamblea Constituyente, Tcher-
wT® «El Partido Comunista, dueño del Estada, se noff, y cuando por parte de los socialistas revolu­
f ^ id o alejando de las m asas y se ha demostrado cionarios del extran jero les propusieren el envió de
de salvar al pais del desastre. Las pertur- medicinas y de diversos alimentos, el Comité revo­
tw iones de Petrogrado y de Moscú h an dejnos* lucionario provisorio respondió a todos de la ma­
M o claramente hasta qué punto el partido bol- nera siguiente: «El Comité revolucionarlo provisorio
w w q u e h a perdido la confianza en las masas de Cronstadt expresa a todos sus hermanos del ex­
E ste no tiene en cuenta alguna las terior su gratitud más profunda por la sim patía
vindicaciones que reclam a el puebilio porque demostrada. E l Comité revolucionario provisorio
óstos disturbios tienen su origen en las ogradece ai compañero T chem off sus ofrecimientos.
v f^ de los contrarrevolucionarios. Se equi- De todas form as, p w el momento, se abstiene de
profundamente y de medio a medio», aceptarlos h asta que el desaorollo de los aconteci­
^ m tre ta n to , en Cronstadt, el Comité revoluclo- mientos nos aclare m ejor la situación. Entretanto,
provisorio, unido a los obreros, a le® mari- todo será tomado en consideración.—Petritchenko,
presidente del Comitl revolucionario provisorio.»
ción a los soldados, se ocupaba de la prepara- L a reacción, por parte de les bolcheviques, se hi­
de las elecciones libres para designar el nue- zo sentir bien pronto. En Retrogrado se procedió a
la detención de las fam ilias de los rebeldes, para
P o n 'S f > c o n d ic ió n d e c a d e u n o d e lo s cn n i-
tenerlas en rehenes, y se declaró con precipitada
U itc h r ^ C o m ité R e v o lu c io n a r io P r o v is o r io d e C r o n s t a d t ; 1 .» P e - intención en un manifiesto: «El Comité de defensa
■’ ov en kn ’ f u r r ie l d e la n a v e d e lin e a P e t r o p o v f o s lí; 2 .» Y a - (bolchevique) anuncia que ha procedido a la deten­
c á n ic n á d e l d i s t r it o de C r o n s t a d t ; 3 . " O s s o s s o i f , m e ­ ción de las fam ilias de los m arineros insurrectos en
n a » . 5 „ o " * ' ' * ® ^ ‘ b o i l o p o l ; 4 . ” A r h i p o i l , j e f e d e s a la d e m á q u i- calidad de rehenes, a fin de que éstos respondan
«le s a l í ^ ' ' ' P * ! ' ” ' m e c á n ic o d el S e b a s t o p o l ; 6 .« P a t r o u c h e f f , je f e por los compañeros comunistas detenidos por los
< l*n te m íH . < '*' P e i r o p o v i o s k ; 7 .» K o u p o lo t f , p r im e r a y u -
o b rero , ® ° V e r c h in in , m a r in e r o d e l S e b a s t o p o l ; 9 .» T o u k in ,
rebeldes de Cronstadt y, de m anera particular, por
I I . Q 'O " H o ra a n e n k o , g u a r d iá n d e lo s a s t i l l e r o s ;
el Comisario de la Flota, Kouzmin, y por el presi­
12 , . V a i t C h e r k in , d ir e c t o r d e l a T e r c e r a E s c u e l a T é c n i c a ; dente del Soviet de (Cronstadt, Vassilieff, S i a éstos
'u ln t í c a r p in t e r o ; 1 3 ° P a v lo f , o b r e r o d e lo s t a ll e r e s de se les toca un solo cabello los rehenes responderán
O es d . B a i k o f f , c a r r e t e r o d e l s e r v ic io d e c o n a t r u c c io - con su cabeza».
• l o r t a l e í a ; 1 5 .» K i i g a s t , t im o n e l. Fren te a tal infam ia, ef Comité revolucionario

Ayuntamiento de Madrid
CENIT
458

El Comité revoluotonarlo habla coiiquiBtado el


nrovisorio de Cronstadt contestaba, con fecha 7 de respeto de toda la población de t t o n s t ^ , h® ^
marzo: «En nombre de la guarnición de C ro n st^ t. sólo por la enunciación de estas ideas, sino porque
el Comité revohwionario pro-visorio exige la liber­
tad—e n el plazo de veinticuatro h o r a s -^ e las fa ­ había sabido realizarlas prácticam ente.
Se había establecido, y sobre todo se resp etad ,
m ilias de los obreros, m arineros y soldados rojos el nrlncioio de «derechos iguales para todos; privi­
□ue el Soviet de retrogrado ha hecho detener como legios para nadie». Igualdad para el rac^ am ien to^
rehenes. L a guarnición de Cronstadt afirma, que Los marineros, que bajo la dirección
los comunistas gozan de plena libertad y sus f ^ i - gozaban de raciones mucho m as abundantes que
ñ as de inviolabilidad absoluta; se m ega a s ^ u ir el la de los obreros, decidieron « s p o n ta n ^ ie n te ^
ejemplo de retrogrado porque considera que tai no aceptar privilegios de ninguna daa«. S 6 o fueron
procedimiento—aunque sea dictado por un odio k - su m in istrad ^ raciones m as abundantes a los ninos
roz—es bajo y vergonzoso bajo todos los puntos ae
\nsta.—E l presidente del Comité revolucionario pro­ y a los hospitalizados.
visorio, Petritchenko.»
Las calum nias contra los rebeldes se m ultiplica­
ron A través de las páginas del «Izvestia», como EL ATAQUE
por'm edio de la radio local, se respondía a las ca­
lum nias exponiendo nuevamente las razones q i^ El 5 de marzo los -bolcheviques lanzaban una
h ablan impulsado a los rebeldes a la ejecución de advertencia: «Os halláis circundados ^ r to d ^
su acto. E l 6 de marzo, la radio lanzaba el m ensaje partes. Algunas horas más y os veréis o b lig a o s a
siguiente; rendiros. Cronstadt no tiene pan ni comibustible. bi
os obstináis seréis exterminados como perdicCT.»
«Nuestra causa es justa. Nos declaramos ^ Unos dias después se iniciaba la lucha san g rie^ a,
acuerdo con el poder de los Soviets y no por el M ientras Cronstadt confiaba en liberar a
der de los partidos. Nos m anifestam os en pro de Rusia, el gobierno de Moscú se
las elecciones libres p ara escoger les rep re^ n tan - a sangre y fuego sus intentos, como lo había hecho
tes de la m asa trabajadora. Los sucesores del so ­ en U krania con el movimienta makhnovista.
viet, manipulados -por el P artido comunista, fueron Los rebeldes de C ro iista d t-^ m o 1 ^ in su rrect^
siempre sordos a nuestros necesidades y a nuestras de Ukrania—hablan contribuido ampliamente a la
reclamaciones; la única respuesta que hemos reci­ victoria de la revolución en la lucha contra sus ene­
bido h a sido la del p la n o asesino ___ migos diversos. Creían que con su sacrificio y con
«¡Compañeros! Se os engaña d esn atu ralizad o su voluntad revolucionaria hablan conquistado el
deliberadamente la verdad y descendwndo h ^ t a la derecho de poder determ inar por si mismos las me­
difam ación m ás vil y vergonzosa. En Cronstadt toda jores form as de organización de su propia vida
e l poder se h alla exclusivamente en manos de los económica y social. Estos habían dem ostrad^ cuan­
m ^ e r o s , de los soldados y de los obreros revolu­ do la desorganización económica era general, que
cionarios y no en las de los contrarevolucionanos, las m asas revolucionarias rusas eran capaces de
dirigidos por Kozlosky, como tra ta de hacer com- constituir sus propias in s t i t u c io ^ econ <tora^
nrender la radio m entirosa de Moscú (16). DOlitlcas y sociales. Por contra, tamíbién en CJron^
«¡No os retardéis, compañeros!... ¡U m o san o so tr^ ; tadt las voces horrísonas de los cañones y la vio­
•Donéos en contacto con nosotros!... el eim o lencia de la reacción estatal, lograron sc*reponerse
de delegados vuestros a Cronstadt!... Ellos solamen­ a la acción del pueblo, provocando una de las mas
te podrán deciros toda la verdad y podrán desen­ terribles m asacres que existen en el
m ascarar las crueles calumnias de los que nos ca­ E l 7 de marzo, a las 6.45, las baterías de S e s t ^
lifican de «pan-finlandeses» y de entregados a los retzk y de Lyssi comenzaron a «>m iiar í u ^ o sobre
ofreccimientos de la Entente. . j Cronstadt. E ra el aniversario de la fiesta de i ^
«¡Viva el proletariado revolucionario de la ciudad trabajadores y en tal ocasión, a p e ^ r del ^ ^ u e
V de los campos!... , „ desencadenado con tra ellos, t S o el
«¡Viva el poder de los Soviets elegidos libre­ tadt lanzaban un m ensaje a los oPr«ros el
mente!..» (17). mundo; «Hoy es la fiesta universal de los t ^ ^ j a -
dores. Nosotros, los h abitan tes de Cronstadt. os
“ (1 6 ) Eti e l n ú m e to 12 d e Ir v e s lia , c o r r e s p o n d ie n te al dU U de ^ O s ^ a ^ U I^ O ^ ^ M t ^ jjr o n t a

n o te 15) re s p o n d ie n d o a la s c a lu m n ia s de lo s b o lc h e v iq u e s , q u ie - llUU. ¡V iv a n l-V


O».»
S o b r e r O S ^ l i-b- r e s y r e v o lu c io n a n . .. .
n e s d e c ía n q u e lo a r e b e ld e s r « p o n d t a n a ¡V ¡Viva la revolución munaiail...»
r e v o lu c io n a r io s y q u e « u s g u ia s t é c n i c o s e ra n o f i c i a l e s z a r i s t a s . En el número 6 del «Izvestia», del 8 de marw.^en
A l a lis ta s e a g r e g a b a e s l a n o t a i r ó n i c a ; « T a l e s s o n n u e s t r o s g e ­ un artículo titulado: «Que el
n e r a le s ; n u e s tro s B r o u s s ilo ll. K a m e n e fl. e tc . L o s y ® ’ ®' decía- «El prim er cañonazo h a sido disparado. El
Vy y Z in o v ie ff o s o c u lta n la v e r d a d » . ( L o s c it a d o s J' m ariscal Trotzky—inmergido en sangre proletaria
m e n e f f e ra n ju s t a m e n e t o f i c i a l e s z a r i s t a s q u e s e h a b la n
a l s e r v ic io d e lo s b o lc h e v iq u e s ). P e r o h a y m á s . E n t o d o s l o s do­
h asta las ro d illa ^ fu é el primero en romper e í ^ -
c u m e n t o s a c u s a d o r e s s e re p ite c o n s ta n t e m e n t e j!'
eo sobre Cronstadt revolucionaria, sobre la ciuoao
c ie r t o g e n e r a l K o z lo v s k y co m o p r e te n d id o j e t e ,y aue se levantó en lucha contra la a u to c r ^ ia de 1^
v im ie n t o . E n e l e c t o , s e h a l l a b a en C r o n s t a d t un comunistas y por la Instauración del verdadero po-
q u e r e s p o n d í» a e s e n o m b r e . P i r o f u i p r l d s a m e n l e *'
g r a n r e s t a u r a í o r d e l o s e x g e n e r a le s d e l z a r . e n t a n t o '^^^Sin ^ r ^ n a r ^ ú n a gota de sangre, nosotros, sol-
c i a l i s l a s . g u e fe fla W u e s la M e c Id o a l l i c o m o li e n ,c o i e n
E n t a n t o q u e el t a l p e r s o n a je s e h a l la b a in s c r ip t o
d e l o s b o lc h e v iq u e s , é s t o s c e r r a r o n l o s o jo s s o b r e s u p a s a d o . P f
T f #;
d e s d e e l m o m e n to en q u e C r o n s t a d t s e l a n z o a l a « f u e l l a s e a p ro (1 7 ) F r a g m e n t o d e p r o c ls m » c u y o t e x t o p u e d e m l l a r » In t e g r o en
v e c h a r o n d e ! a p r e s e n c i a d e su p r o p i o e s p e a a llíla p e ra c re a r el lib r o d e V o lln e y» c ilid o , en l» « p á g in a s 454 y 455.
u n e s p a n t a jo p r o p a g a n d ís t ic o d e r r o t is t a .

Ayuntamiento de Madrid
CENIT 459

dados rojos, m arineros y trabajadores de Cronstadt, no podía ser posible sin la existencia de ios soviets
os hraios liberado del yugo de los comunistas, a Ubres.
quienes hemos conservado la vida. En cambio, éstos, Ahora, con la experiencia obtenida a través de los
con la amenaza de sus cañones, pretenden sojuzgar­ acontecimientos que se h an ido sucediendo haista
nos nuevamente a l carro de su tiranía.» nuestros días, e s ta verdad se reafirm a con perfiles
Si aún quedaba un atisbo de duda acerca de lo más claros e innegables. Una verdad que no nos
que querían estos rdoeldes, a p arte de «vencer o hemos cansado de repetir y que reafirmamos hoy,
morir bajo las ruinas de Cronstadt. cc«nbatlenda con m ayor certitud que jam ás.
por la causa justa de las m asas laboriosas, podía
saberse a través de un manifiesto que se publicó
en el numero 9 de «Izvestia», correspondiente al CM *ITULO III
11 de marzo, en el que se repetía aún o tra vez:
«¡Compañeros! Cronstadt lucha por vosotros, por LOS ANARQUISTAS
ws hambrientos, por los transidos de írio, por los Y LA COMUNA DE CRONSTADT
que carecéis de techo, de hogar. Cronstadt h a enar-
TOlado la bandera de la revuelta confiando en que Uh paréntesis personal, Llegué a Petrogrado en
decenas de millones de obreros y de campesinos res­ abril del 1921, apenas sofocada la rebelión de Crons­
ponderán a su gesto. Es necesario que la aurora tadt. Pero en Petrogrado se respiraba aún el aire
que se h a elevado sobre Cronstadt se transform e •caliente de la lucha y los ecos de la revuelta re-
en un sol luminoso 'para Rusia entera. Es necesario percutiam aún con toda vivacidad. Continuaba en
que la explosión de Cronstadt reanime la voluntad vigor el estado de sitio y era casi imposible el cir­
del pueblo h asta los m ás extremos confines de Ru- cular por las calles. Petrogrado parecía una ciudad
sm, empezando por Petrogrado.»
m uerta y por sus arterias semidesiertas sólo cir­
Y en una emisión radiofónica, que significaba un culaban soldados y obreros armados. E l prao de la
v ered ero ataque a fondo contra los métodos y represión se hacia sentir con tal vigor que no era
•^^htra lo burocracia bolcheviques, m anifestaban: posible encontrar un anarquista en libertad. Me fué
«Al realizar la Revolución de octubre. la clase latao- •preciso esperar varias sem anas para encontrar al­
nosa creyó haber logrado su libertad. E n cambio. gún compañero y sólo lo logré a l llegar a Moscú,
Mvino tcdo lo contrario, porque el resultado se donde algunos grupos vegetaban aún en una vida
roncretizó en una majror esclavitud de la persona­ penosa y rodeada de incertidumbre. Se hallaba allí
lidad humana. Hemos pasado de las manos del go- la Federación anarquista, el grupo anarco-sindica-
oierno policiaco y de la monarquía, a manos de los lista. «Golos Truda», el de los «Universitarios», etc,
^ “ rpadores ccmunistas, los cuales, en lugar de Podia verse a diversos m ilitantes que no forma­
portar la libertad a l pueblo, lo han sumido en el ban parte de ningún grupo, como ,por ejemplo Bdma
t e ^ r perpetuo» ( 1 8 ), Goldman, Berckm an, Schapiro, Sandomirsky y al­
t ■^ 1 iucha duró una decena de días, pero los m ás gún otro, pero sus pasos eran estrecham ente vigi­
fueron el 16, 17 y 18 de marzo. C a n o ad- lados. Muchos de ellos hablan colaborado h asta en.
fiat- ^ Trotzki, en el mando de las fuerzas guber- tonces con el Gobierno bolchevique, pero la repre­
anvas, se designó al com andante Toukhaitchevsky, sión que éstos realizaron en Ukrania por el exter­
* más tarde fué fusilado por Stalln , acusado minio de los makhno.vistas, la persecución contra
d t la tie marzo, a las dos y veinte los anarquistas, y la m ás reciente masacre efectua­
j tarde, abrió fuego intenso la artillería guber- da contra los revolucionarios de Cronstadt, hablan
dél grupo sud, y a las tres de la tarde les colmado todas las medidas de la paciencia, por lo
el tum o a las baterías del sector norte. El ca- que la continuidad en una colaboración personal o
hora° r t c e r c a de cuatro horas. Después de unas colectiva hubiera represntado un verdadero acto de
furio silencio la lucha reemprendió con terrible traición in a m is ib le para sus conciencias de mili
flana ?A rtilleando la ciudad sin reposo. E n la m a- tantes probos.
jos ^1^ 17 se desencadenó el ataqúe generaJ de Fué en Moscú, a l tom ar contacto con los super­
«Tient gubernamentales iniciándose una san- vivientes del movimiento anarquista y con los m ili­
civj^rt ^ h a cuerpo a cuerpo, en las calles de la tantes ya indicados, que tuve conocimiento de una
ProiM ' se cubrió de g lo ria y... de sangre carta que los compañeros Goldman, Berckm an y
fij. Los fuertes que resistieron má-s tiempo otros dos más, hablan dir^ ido a Zinovieff. La car­
. n j ^ . ^ «Milloutine». el «Constantine» y el ta, muy Interesante desde el punto de vista docu-
Bj último en ser vencido, nuental y que refleja la situación de aquellos días,
cía hÍ itiarzo de había vencido toda la resisten- estaba redactada en los siguientes términos:
mun»» rebeldes de Cronstadt. La «Co­
do Sil n • vivido pocos dlas, pero había afirma- «Al Comité de Trabajo y de Defensa de Petro­
Pnncipio por siempre valedero: la revolución grado.
»A1 Presidente Zinovieff.
»En los momentos presentes, guardar el silencio
s ig n ific s c ió n en la R e v o lu c ió n ru sa», de E .
es imposible, m ás aún, crim inal. Los acontecimien­
P ig in a 1S7. tos que acaban de producirse nos obligan, como
anarquistas^ a hablar francam ente y a precisar
• w '" * l‘ ls * ó f lc a , f u i p r e c is a m e n te u n Im p o r ta n te e x - o f lc ia l
nuestra actitud ante la situación actual.
ord en ^ ° “ * '^ * íh e v 9 k y ( m á s t a r d e f u s ila d o c o m o t r a id o r ,
*' ’* o r ie u i q u e , p o r o rd e n d e T r o t s k y , a s u m e e l m a n d o
»E1 espíritu de descontento y de inquietud que se
* C r o n s la d t * * ^ ^ " ***' ® ® "*u nto d e l a s f u e r z a s d e s tin a d a s a a t a c a r
produce repetidamente entre los obreros y entre los
‘'« t l e s » i j . t f o d o s lo s « e s p e c i a l i s t a s » , t o d a s l a s « v e - m arineros es la consecuencia de hechos que exigen
cip a rn n — ^ *'^ * n io p a s a d a s a l s e r v ic io d e lo s b o lc lie v iq u e s , p a r t i - la m ás seria atención. E l frío y el harnibre h an en­
^ to n sta d t" e la b o r a c ió n d e l p la n de s i t i o y d e a t a q u e c o n t r a gendrado su descontento: la ausencia de la menor
•» ( V o lin e . lib r o c i t a d o , p á g in a 4 5 3 ).
posibilidad de discusión y de critica obliga a los

Ayuntamiento de Madrid
460 CENIT

m arinos y a los obreros a declarar formalmente marse que. a p artir de entonces—y salvo rarísimos
sus quejas. casos—cesó toda colaboración entre los elementos
»Las bandas de guardias blancos querrán y po­ que se mantuvieron fieles al ideal, militando en el
drán explotar este descontento en ventaja de su campo anarquista, y el gobierno bolchevique.
propio interés de clase. Escondiéndose detrás de los
marinos, escudándose en su inquietud legitima, és­
tos reclam an Asamblea constituyente, el mercado
libre y otras ventajas del mismo carácter. Los anarquistas, por boca misma de quien se h a­
»Nosotros, los anarquistas, hemos dado a conocer bía convertido en su adversario, como el propio Víc­
desde hace tiempo el fondo engañoso de estas rei- tor Serge. habían prestado la contribución m ás am ­
vindicaiones y hemos declarado y declaramos de plia, generosa y entusiasta, al desarrollo de la Re­
nuevo ante todos, que lucharemos con las armas en volución en Rusia, antes y después de octubre del
!a mano contra toda tentativa contrarevolucionaria, 1917, pugnando porque de revolución política se con-
ju nto a todos los amigos de la Revolución Social culable para la Revolución Social.
y codo a codo con los bolcheviques. Decía Víctor Serge refiriéndose a los anarquistas:
»En lo que concierne al conflicto entre el gobier­
no soviético y los obreros y marineros, nosotros opi­ «La Federación anarquista de Petrcgrado, pobre
namos que éste no debe ser liquidado por el OTijpleo en m ilitantes por haber dado lo m ejor de sus fuer­
de las armas, sino por medio de un acuerdo revolu­ zas en los diferentes frentes y al propio Partido Co-
cionario fraternal, en un espíritu cordial de cam a­ munista Bolchevique, se hallaba en los días graves
radería, En la situación actual, el recurrir por par­ de la lucha contra Yudenich, como en los tiempos
te del gobierno soviético a una efusión de sangre, de Kerenski, enteram ente al lado del Partido. Sin
no intim idaria ni pacificaría a los toreros; antes renegar por ello de su espíritu descontenta­
al contrario, esto serviría solam ente a agravar la dizo y descontando ciertos frotam ientos inevitables,.
crisis y a reforzar la posición y los hechos de la El m anifiesto anarquista pegado en las calles co­
Entente y de la contrarevolución, menzaba con una alusión—a la vez bien merecida
»Y. lo que es mucho más únportante, el empleo y terriblem ente injusta—a los «soldados mobiliza-
de la fuerza por parte del gobierno obrero y cam­ dos por la fuerza y que se desbandaban fren te al
pesino, contra obreros y campesinos, provocaría una enemigo», e invitaba a los revolucionarios a contri­
repercusión desastrosa para el movimiento revolu­ buir libremente, en carácter de voluntarios, a la de-
cionario internacional. Significaría un daño incal­ len.sa de Retrogrado. Y los voluntarios anarquistas,
culable para la Revolución Social. formados en grupos de élite, fuertes en su estrecha
«¡Camaradas bolcheviques, reflexionad antes de comunión de criterio, se hallaron de los primeros
que sea demasiado tarde!... Os halláis en vísperas de en los puestos de lucha. Durante la primera noche
dar un paso decisivo. de alarm a (24 o 25 de octubre) lo.s anarquistas, casi
«Nosotros os sometemos la siguiente proposición: los únicos que se hallaban completamente prepara­
Elegir una Comisión de cinco miembros con p arti­ dos. vinieron, por una curiosa ironía de las circuns­
cipación de anarquistas. E sta Comisión irá a Crons­ tancias, a ocupar la «Pravda» para defenderla ante
tadt para resolver el conflicto por medios pacíficos. cualquier eventualidad, siendo que era alli donde
Eh la situación presente es éste el método más ra­ el marxismo m ás intransigente les era más hostil.n
dical. Este tendrá una im portancia revolucionarla ( 2 1 ).
de alcance internacional.
«Firmado por Alejandro Berkm an, Eklma Gold­
m an, Perkus, Petrovskky.
«retrogrado, 5 de marzo del 1921» (20). De todas formas, teniendo en cuenta la experien­
L a respuesta ya la conocemos, Pero puede afir- cia de los revolucionarios y de los anarquistas en
la Revolución rusa—y sobre todo hoy, que nos h a­
llamos en conocimiento de las causas que conduje-
(2 0 ) H s ts c a r t a , a d e m á s d e h a b e r s id o r e p r o d u c id a e n la p r e n s a ip n a la sofocación de la revolución y a la aniqui­
a n a r q u is t a d e la é p o c a , en I - r a n c ia , I t a l i a y A le m a n ia , s e e n c u e n ­
t r a e n e l lib r o y a c ita d o d e R e rclim a T i, e n la p á g in a 3 3 de l a e d i­
lación de sus aspiraciones—debemos ver ante nos­
c ió n in g le s a y e n la 2 6 d e l a e d ic ió n e s p a f lo la ; e n l a s p a g in a s 4 9 2
otros, clara y precisa, la solución del problema. No
y 4 9 3 del lib r o d e V o lin e y en l a s p á g in a s 6 0 y 81 d e l lib r o d e
hay otra que la enunciada por la fórmula axiomá­
Id a M a tt. tica contenida en el principio de «con la libertad,
D ic e V o lin e , c o m e n ta n d o d ic h a c a r t a : « P a r a q u e e l le c t o r n o s e en la libertad». Con métodos libres en un ambiente
e x t r a ñ e d e v e r e n a q u e lla é p o c a a lg ú n a n a r q u is t a en lib e r t a d (1 9 2 1 ) de libertad, en el que pueda llegarse a form as da
en P e ir o g r a d o , h e m o s d e s ig n ific a r q u e lo s f ir m a n t e s d e l d o c u m e n ­ vida que representen para todos el progreso y el
to e n c u e s tió n n o e s t a b a n c o n s id e r a d o s c o m o « p e l ig r o s o s » p o r p a r ­ bienestar.
t e d e lo s b o lc h e v iq u e s . B e r c k m a n y C loldm an n o m ilit a r o n en
R u s i a ; V e r k u s y P e t r o v s k y e r a n d e a q u e llo s a n a r q u is t a s lla m a d o s
Por otros caminos, sea cual fuere la bandera que
« s o v ié tic o s » ( p r o - b o lc h e v iq u e s ). N o o b s t a n t e , a r a la d e e s t e d o c u ­
se enarbole, no se va a o tra cosa que a la explota­
m e n to B e r c k m a n y G o ld m a n lu e ro n e x p u ls a d o s d e l p a í s . L a s u e r te ción m ás Inhumana del homre por el hombre y a
d e P e r k u s y d e P e l r o v s k y n o s e s d e s c o n o c id a . L o s ú ltim o s v e s t ig io s una vida máis bestial que la de las cavernas.
d el m o v im ie n to a n a r q u is t a d e s a p a r e c ie r o n en 1 9 2 1 . E n c u a n t o al
d o c u m e n to e n s i , e l l e c t o r p o d r á o b s e r v a r q u e h a s id o f o r a o s a -
Ugo FED ELI
m e n te c o n c e b id o en t é r m in o s d e m a s ia d o c o n c ilia d o r e s , v a g o s y h a s ­
F IN
t a d o ta d o s d e c i e r t a a m b ig ü e d a d . L o s a u t o r e s a lim e n t a b a n u n a in ­
g e n u a y v a n a e s p e r a n z a d e p o d e r h a c e r r a z o n a r a l o s b o lc h e v iq u e s (Traducido directam ente del italiano por Ilde­
in c itá n d o le s a o b r a r d e n tr o d e un « e s p í r i t u de c a m a r a d e r ía » . P e r o fonso).
lo s b o lc h e v iq u e s no eran ca m a ra d a s. Y c o m p r e n d ía n que la
m e n o r c o n ceslO n t n s u c o n R ic to v is a v is d e C r o n s t a d t p o d r ía
h a c e r e s t a l l a r u n m o v im ie n to g e n e r a l c o n t r a s u d ic t a d u r a . P a r a (2 1 ) « L » V i l l t en d a n g e r : R e t r o g r a d e , l ’a n II d e I s f ié v o lu t io n » ,
e llo s s e t r a t a b a d e un c a s o d e vida o m u e r te » . P á g in a 4 9 2 d e « L a d e V íc t o r S e r g e , p á g in a 4 6 . E d it a d o p o r l a L ib r a ir ie d u T r a v a il,
R ív o lu tlo n I n c o n n u e » , n o t a f l ) . P a r í s , 1 9 2 4 , 6 2 p á g in a s .

Ayuntamiento de Madrid
Cuen.t& Lfl ESPEKDNZI) ENTORREBLI)N(f)
E deslizó entre las frías sábanas de su constante trabajo producía para malvivir. Siendo
caíiia y apagó ia luz. niño el abuelo Goro, un día, llegaron por aquellos
El exceso de liebida habíale marea­ parajes unos ingenieros ingleses que decidieron ho­
do: ;no debia haberlo hecho. Tales de­ radar la m ontaña. Todo e l mundo se preguntaba
bilidades podían bien vencerse. Ade­ qué podían buscar allí los ingleses. Más tarde, vie­
más, la alegría n o se buscaba alli. ron salir tierra negra y por último supieron que
¿Por qué había t>ebido? Aquella no­ en Torreblanca había carbón. Pué una novedad, Al
che era la última de un año que fe- tranquilo pueblo acudieron centenares de otireros
necia y quería d ar la bienvenida al En pocos meses se construyó un pequeño canal, un
nuevo, con una sonrisa de esperanza, salto de agua y los tendidos eléctricos cruzaron la
quería reir, reír mucho. Y salió a la c ^ le cegán­ montaña; se colocaron algunos quilómetros de rail
dole la luz y el regocijo de las gentes. Ffe asi que e hicieron su aparición dos máquinas a vapor que
estrechó la mano a los amigos deseándoles mejor transportaban diariamiente m iles de toneladas del
bienestar en el año que iba nacer y, él mismo, se precioso m ineral. Luego se oyeron las sirenas, vinie­
deseó una m ejor existencia. Cada trescientos sesen­ ron más obreros y los ingleses hicieron construir
ta y cinco dias, el mundo daba lá ta a la esperanza. viviendas para los obreros, enormes edificios grises
Pero no podía acudirse asi, indiferente, con el a l­ con muchas ventanas que semejábanse a los cuar­
ma entristecida. Había que alegrarse... _ teles... . ,
c‘Wo era la alegría aquellas veladas intim as, Le. pequeña revolución industrial, rompió con la
miliares, donde se comía y se te b ia un poco m ás monotonía de Torreblanca. Los jóvenes, ya no emi­
que de ordinario, se narraban historietas y se can ­ graron a América. Se edificó una nueva iglesia y
taba hasta el amanecer? ¿No era la alegría a<iue- se abrieron dos tabernas. Después, para alegrar y
Ua juventud, flcrída el alma de ilusiones como una divertir a la juventud, se fundó la Sociedad Recrea­
eterna primavera, que se buscaba contagiando con tiva de Torreblanca. s ita en un local preparado al
su risa franca y su optimismo? Y , después, aque- efecto, a dónde acudía endomingada aquella alegre
líos m ensajes d« paz, dichos con ta n ta emoción por muchachada que necesitaba expansión y alegría.
los gobernantes de los pueblos, tan humane® y tan Después de lo que el abuelo Goro contara de To­
patéticcs que. transm itidos por onda, invitaban a rreblanca, poco o casi nada habia cambiado. A su
todos los seres de la tierra a la prosperidad, al res­ juicio, todo seguía igual. E l acudía a la escuela a
peto y al trab ajo ¿es que acaso no encerraba tam ­ recibir las sabias lecciones de aquel buen don Caye­
bién una inm ensa alegría?, tano—de bigote cano y lacio—acérrim o defensor de
¡Hale!, a subir la cuesta del año arreando delante la revolución sin «erre». Se entristecía en invierno y
fie nosotros lo buencp y lo m alo (tcdo juntoj, como las alas de la Inquietud, suaves y soñadoras, se agi­
tm tranquilo rebaño que va a nutrirse del verde taban secretas en primavera y verano... E h to n a s
prado de la alegría. contemplaba el raudo vuelo de las golondrinas, loe
¡Ah, la alegría!... . campos de trigo donde crecían ro jas las amapolas
La habla sentido muchas veces, como también la los robles verdes. Soñador, seguía el curso del r i o -
aflicción. Pero aquello no era alegría, no. Tampoco aquel rio inolvidable--V echábase de espaldas sctore
esperanza. ¿Era necesario esperar doce meses los peñascos, contemplando el cielo. Seh tia el mur­
—doce meses— para tener am bas? Años atrás, ado­ mullo de las aguas que se deslizaban por entre las
lescente. se haí^a la misma pregunta. Y a entonces, rocas y la caricia de la brisa, Y aquel azul, aquel
ño sabia divertirse. Seguía llevando en su alm a la cielo sin n i*e s , conmovíale hasta sentir como una
tristeza de la m ontaña, Pero, juguetona y luminosa, aspiración, como un anhelo hacia algo indefinido
también le acariciaba la alegría. Nc- no era aque­ Y corrían los meses, los años. En Torreblanca,
lla que venia de un comienzo de año; era otra... siempre los m íanos rostros, la misma gente, la mis­
Se iba diciembre; la tierra había trazado una li- ma rutina, el mismo paisaje. Los viejos se volvían
iiea eüptica alrededor del sol y, en su recorrido, m ás viejos apegados a l terruño; la juventud se di­
tnvertiria exactamente, trescientos sesenta y cinco vertía en la Sociedad Recreativa los domingos y
dias, cinco horas, cuarenta y ocho minutos y cua­ entre semana, am alja saborear el rico vino de Toro
renta y ocho segundos. Asi habiaselo enseñado en sus en ia taberna de «El Tuerto», jugando al tute y a
días escolares aquel bueno de D. Cayetano, de bigote la brisca. Las apuestas mozas, hacían calceta y
cano y lacio, un viejo maestro muy querido por Icí esperaban un buen marido, Eira una juventud sin
tranquilos vecinos de Torreblanca y ardiente de- rumbo, sin horizontes. Estaba envecejida.
tensor de la revolución sin «erre», E n los dias de estío, é! habia contemplado en las
A Torreblanca, cada año solar, también llegaba eras leonesas, aquella pareja de bueyes lenta, cansina
la esperanza. Luego, partía con la tierra en su re­ que, tirando del tfilio, daba vueltas y vueltas sobre
corrido elíptico alrededor del sol. dejando un pai­ la p a ja extendida en la era y se preguntaba, si las
saje de nieve. gentes en Torreblanca, no marchalmn uncidas por
el yugo de la rutina, trazando un circulo en su
derredor en el que quedaban prisioneras todas sus
Al decir del abuelo Goro, los señeros hatñtantes sensaciones y hasta su inteligencia. ¿Pero todo el
de Torreblanca. vivían apacibles trabajando aque­ mundo seria como Torreblanca?...
lla tierra parcelada, casi yerma y que a fuerza de Y asi, las dos cosas dentro de él—alegría y tris-

Ayuntamiento de Madrid
462
CENIT

rebellón Intim a y esperaba


angustiosos, aque- alegría y la esperanza no podía-
K ^t-, de«>amímni0 6 que tanto le (torfturaiban, se n tir^ una vez por año. Aquel no era su rO m ^,
c sentir « a n o una especie de asfixia m oral t su rincón, veía
ia fiebre del vino que daba tanto optimismo
^ ® grajos pasaban graznando y los
ah upados en numerosas colonias se subir con esperanza la cuesta del año na-
I? ^ esqueléticas ram as de los ^boles.
®® iísblaba m ás de esperanza en
v '' ®®° lo s f e n ^ n o s Torreblanca; las gentes tornábanse taciturnas y hos­
hacia el norte, arrascábase
cas entregándose sin descanso a l rudo trabaio es-
tencía^ mordiendo la pipa decía como una sen- p ra n d o que el calendario se deshojara y que e
—¡Nieve! Cayetano, recordara que la tierra había
Y sobre Torreblanca caía la ventisca. Después tr a z ^ o una linea elíptica alrededor del sol invir-
m terruíraón uno. dos, tres, cuatro tierido eri su ^ r r i d o exactamente, trescientos se-
sen ta y cinco días, cmco horas, cuarenta y ocho mi-
silencio, todo blanco, todo nieve. ” i“ Os y cuarenta y ocho segundos.
c-uaMo el cielo volvía a ser azul, acaréela nn v>i
Tenia que suceder. En el comienzo de uno de
ío ín a ta n ta luz. Los vecinos de Torre- aquéllos años de jubilo se confió a su madre v casi
b anca abrían un sendero hasta la ig lla ^ y d S - con lagrimas en los o jo s le dijo;
pués, de una casa a la otra^ sonaba la cam nana a •—Rfedre, me ahogo. Quiero partir...
S m T ^ “ Ujerucas, e n S f en Su r ^ b o era otro. Es que aqueilas montañas
^ ^ almadreñas, iban a m isa desfl-
^ n d o como sombras. Y asi en horas largas e S - X? ''®^J ®® <í¡^® ®" Torreblanca todo dor-
mensas, venia la noche y llegaba el día La nieve ^ a y en él. se_desperta-ban lo® aleteos de un dulce
anneio, algo asi ccano un sueño que h acia vivir un
blanca. Un sonido de bronce roto Y
en^el sendero, unas siluetas de mujerucas encorva- basado en las a ltas cimas del senti-
IDlcllXO.
h ijo mío, — respondióle su madre — es te­
e l paisaje, los habitantes de Torreblanca mible vivir atado. A tu edad también tuve alas
sonrientes las alegres fiestas de Navidad Y a no pude volar. Pues vuela tú, parte.
En alegría y la esperanza. Cuando en la solitaria estación cogió el tren sin-
^1! V "O fa ta b a el pavo, los riA í '^ r t a d y le apenó el recuerdo
u rron ^ y las buenas pasas, las roscas y los finos li de su madre. Ahora, a conocer mundo. Torreblanca
f a í o li llS ^ Recreativa, del techo pendían quedaba a trá s aprisionada por la rutina y la nie­
farolillos rojos y los espejos, acogían fieles aauella« ve. La pareja de bueyes en las eras leonesas. Los
La^nw m con frenesí a la danza ingleses continuarían extrayendo carbón y cada
La juventud y la v ejez-d iferen tes épocas pero las ^ e in ta años, enraizadas las juiciosas Icciones de
7a L n " ? S l .^ ^ " ^ ^®I m ^ o - f r a t ¿ r n L D Cayetano, partidario de la revolución sin «erre»
(u S i^ e H niAs el codo que de eos- M construiría una casa y se esperarla a que llega-
tumore. H asta don Cayetano, excesivamente ale Na^dades y e l supremo día de un nuevo
gre, lusitaba al seflor cura para d e s e S u n «fehz año para reir, tener esperanza, m atar un pavo, co-
^ se íá flc^ i^ r'rin reciproca con una sonri- y .bailar en la Sociedad Recreativa sin
^ seranea por don, Laureano. El am a m ás lim-nia o lp d ar la taberna de «El Tuerto», la brisca el
que la patena, ponía sobre la mesa uiíos vasos sa- tute y el tentador vinillo de Toro ’ '
caba unas rosquitas de su especialidad culinaria v
una boten,ta de blanco. L « ; m aS> a m in o a a<iuel mundo
Ideal basado en las altas cim as del sentimiento?
y i^ h ia S n ^ opiniones chocaban
•••
se revolvió eii.su cama. E l exceso de bebida
— revol uci ón sin «erre»' habíale mareado. No, el no sabía divertirse. La ale-
a ''postas con su ^ l a no se Ixiscaba asi. Desde que abandotnara To­
S t ^ don Laureano, arreglándose el rreblanca habían corrido los años. Era siempre el
mismo. Aun llevaba la tristeza de la m ontaña
Pero juguetona y luminosa, tam bién le acariciaba
^ “ i- Siemprf
éf—¿SlS
¡Hereje!
alacátezí““'° “ ■' e , mismo. Bueno, él mismo no. Cuando echado en
los p eñ ^ cos del rio contemplaba el délo sin nubes
queriendo penetrar en su azul misterioso lleno de
— ¡Cavernícola! n rom «as, lo hacia con pureza de alma. Ahora tam-
E l am a hacia el signo de la cruz Después se se o.OT lo m iraba pero de d istinta manera.,
paraban tan amigos, perdonándose sus ofensas kI « ^ stia n muchas gentes como las ds
x S b ié n Torreblanca todo era júbilo, Torreblanca. Buscaban la alegría y la esperanza
lam bien él esperaba el nuevo afio a ! calor de esperanza una vez cada doce
1 fam iliares, E staba en un rincón meses era no tener nunca esperanza ni alegría.
cuando le dijeron entre risas: Habia que sentirla en todo momento, a todas ho-
— ¡Que cante Fede! rss.
Tímido, habla bajado la cabeza Alegría de luchar para ser libres. Esperanza de
Pede comprensiva su m a d re-m i que la generosidad, la bondad, el amor y la liber-
w t!r ¿ moH ^**^,,0^500 hunca h a sabido di- dn hombres de la tierra crean-
® madre le llamaba Fede por encontrar
Mn nombre demasiado largo) miento ® ‘^®’
No. su madre tenia razón. No sabia d ^ ertirse
Ju lio P A T A N .

Ayuntamiento de Madrid
EN TORNO A LA PROPAGANDA

ÍC A N T IC A C ) O C A IIC A C ?
NTENDEMOS por propaganda la acción gran parte de socialistas no se sintiera captada a
¿g exponer públicamente una opinión, su vez por las propagandas denvocráticas, lo® mili­
un principio o una doctrina <»n el in­ tantes de este movimiento pusieron gran ardor—
terés supremo de atraer h a cia ella la mucho más que en la «propaganda por el hechos—
atención y de captarle la participación en la empresa divulgadora mediante la tribuna, el
del m ayor número de personas. La periódico y el manifiesto. E n los medios libertario®,
propaganda de las propias ideas y el principio de la propaganda se h a convertido en
hasta la ambición proselitista que una especie de dogma y de sacerdocio. Ningún mo­
conlleva en si toda acción pública y vimiento ha podido superarle en este sentido hasta
sistem ática, es un derecho comunmen­ que fué adoptada la propaganda- en los planes diri-
te admitido en situaciones normales. La acción de glstas de ciertos Estados y por ciertos partidos.
propagar se h a venido ejerciendo bajo d istintas fi­ E n tre los m ás curtidos precursores de la propa­
nalidades, con diversas denominaciones y por los ganda figuran indudablemente los movimientos
medios o procedimientos más dispares. L a guerra religiosos, particularm ente el que aun se denomina
parece ser el medio m ás prim ario a que haya recu­ cristiano. Se tra ta aquí de una cuestión hereditaria,
rrido el hombre para imponer a los demás hombres desarrollada y perfeccionada por la experiencia de
sus conceptos jurídicos, filosóficos y sus sistemas po­ los siglos. E l catolicismo debe a la acción sistemá­
líticos y sociales. Con la acción brutal del guerrero tica de su propaganda— la más conspicua y refinada
se enfrentó la acción m ística del sacerdote. Hasta an tes de que apareciera el comunismo y el nazis­
que guerreros y sacerdotes no llegaran a entenderse mo—la propia razón de subsistencia. Mostró aquél
para un común empeño de dominación (acto simbó­ una gran capacidad de adaptación en este sentido
lico de Constantino), los objetivos perm anentes y a la par que un gran poder de actividad y de ini­
los procedimientos persuasivos m arcaron un jalón ciativa, cual demuestran desde las misiones a la
inestimable en la evolución de la propaganda. La CTompañia de Jesús. De todas form as, el m ás sólido
lucha entre el cristianism o y el cesarismo puso en puntal de la acción proselitista, el más acreditado,
evidencia la mayor potencialidad de la m ística, de! ha venido siendo la explotación de un motivo mls-
idealismo, con respecto a los expeditivos procedi­ táco. En les tiempos modernos, la sugestión de las
mientos de la brutalidad. Ambos procedimientos, sin utopias socialistas—cuando no los propios maestro®
embargo, han sobrevivido h a sta nuestros días. Pero, y m ártires del socialismo—constituían ese mbtivo
desde hace tiempo, los propios Estados cesaristas 4e misticismo, o para ser más propios, sustituían
vienen recurriendo a la propaganda propiamente las promesas del cielo y a los propios santos del
dicha, a la acción metódica, exoositiva, como un catoliciano.
com-plemento de la acción policiaca interior o de No hay nada que electrice tanto a las masas como
los ejércitos de cara a l exterior. el culto de la sangre y del m artirio. Los católicos
Aunque parezca \ina herelia es muy difícil sepa- fueroii unos excelentes psicólogos al cim entar sobre
tar, históricam ente hablando, la acción de la pro­ el sacrificio el colosal monumento de la iglesia. La
paganda de los procedimientos de conquista. Lo que constatación psicológica se apoya en la explotación
llamamos evangelización, que es en su fondo una d£l sentim iento religioso inm anente, Este sentirnlen-
empresa de propaganda y de proselitismo, se nos to reposa en los subestratos de la consciencia indi­
ofrece con frecuencia en mezcla con los métodos vidual y colectiva. Nuestros tiempos modernos son
más calificados de conquista. Es también in n e g ^ le la m ás viva encarnación de este sentim iento religio­
due no todas las invasiones y conquistas in s p ir^ a s so colectivo. Los iconos y santos, los textos sagra­
en motivos de conversión han resultado nocivas dos y los mandamientos, han cambiado de nombre,
Kara los pueblos afectados. No se puede deducir, sin pero el sentim iento persiste. E n el m ejor de los
embaído, un principio cerrado de algunas consta­ casos n o se h a hecho m ás que desviarle h acia otros
taciones positivas. T a l han llegado a pretender los motivos.
filósofos d e l' militarismo. L a gran cruzada de l a , L a técnica moderna h a ampliado las perspectivas
media luna en España es una honrosa excepción. y el prooio rendimiento de la propaganda. H a llar
Pero tiene como contrapeso los estragos de la cru­ mado en su auxilio las m ás perspicaces, metódicas
zada alejandrina, con todo su empaque cultural y V científicas conquistas de la psicología. P a ra ello
civilizador y la propia cruzada napoleónica disfra­ ha sido preciso someter n nrueba las m ás compli­
zada burdamente de revolucionaria y de liberal. cadas reacciones del cerebro humano. La publicidad
En ei siglo de oro del socialismo inicióse el ac­ caT»talista h a logrado descubrir una serie de leyes
túa! ciclo de la propaganda sistem ática en sentido V principios de tipo sugestivo que pone a l servicio
revolucionarlo y social. Es completamente falso que de sus propósitos m ercantilistas. No se tra ta sola­
®1 internacionali'smo revolucionario pusiese m ás mente de aturdir y aniquilar la consciencia del
empeño en los métodos de acción violenta que en público con la repetición a m acham artillo de cier­
los de captación espiritual paulatina. H asta que una tos nombres escuetos o «trade-marks». E llo va acom-

Ayuntamiento de Madrid
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CENIT

fañado de una con c^ ción laboriosa sobre los cus-


tos m as predilectos de la m ayor p a r ^ d e ^ d e l intelectualidad y de la clase media Todas la? r-in
d u c l íf ^ n U presentación del pro-
V VáJÍ? P^ncipalisim o la liinüno-
i m n l l ni colores m ás imíMOsio-
Vn ^ ^ 1 ,0 humano. En nuestro siglo capitalista
técnicas más eniun- gistralm ente el profesor Einstein a
E s^ ^ djaW iicam ente perfleocionadas. E l e s t a t i z o y de industrialismo, de ipolitica v fcnno
Estado, y los partidos políticos diricidos ñor ei m ía d m g l(^ , de maquinismó y de í r ^ a i o l to
Estado, han tenido que adaptarla; SaSSro n r S Ú Jló V Pe.rsonal prohibida. de^tonciS
al P i^ er político todos los adelantos científicos v la fá ^ — burocracia elefantiacos. corresoonde
del industrialismo, c o m o T l | e ¿ d lS H tÚ '^ ® ñ d punto a p e r s o n i f f l i
ciaron los gobiernos el concurso de la m ística reli- viQ ^ independiente. E l .profesor Pablo Gilie
fugestfón

®|“ h m ien to s n acio n alista y p atrió tico


t a 'T l a l? u r'? p ° Estado constituido, no ¿ a M S
5 ^ ^ m edia docena de .poetas y iuclares hay que buscar
escolares manidos, ni la n d T tá ctica s de propa-
a i lerm ento de la tradición hereditaria ni a laj!
amenazas ni a los decretos. E l yermo de ^ En el campo revolucionario independiente de nar
f ° invadido con el tiempo por toda t dos y gotiiernos, entre los medioV anarouistos^n'
suerte de vegetaciones exóticas y narasitarlas Tjs clusive, 1a propaganda, que, como llev am ^ a l n l
™ K r“" S , r í f íil principales aten ciaies
rep oblar este cam po, introduciendo esne- ha degenerado en rutina. No nos hem<®
m es cuidadosam ente seleccionadas que corresnon- ^ v ia d e j a enfermedad del c la s is m o ^ l a S q u i l
c o to rid rS w c l. W h a sido capaz de influenciar a grandes masas
w ^ utilitarios ambicionados. de trabajadores manuales e impulsar a esos trahn
E l dram a más intense de nuestros dias es esa jadores a la realización de a S e f
puesto a prueba constante de la idiotez txir la bes- üf bemos sido l ^ p a ^ d e ^ Ú t o T r
tmlidad refinada. Uno llega a dudar m u ^ a s v e ^ í ta b á n ^ ^ m ^ intervenciones ccmpor-
burriflc^^féfc» ® ’a “ ayor parte de las consignas, tabap. Hemos perdido—con demasiada ír e c u e n c i^
burdas y groseras, de ciertas propagandas ctjiran
^ fr ^ao
^ oiolo en
^ lrun
'r a ^mÚal^ entendido nosibilismn
« v o womrt^
S S :
por el comunismo soviético, h an batido descendido a 1a condición de v o c S ^ d e ^ reirin
flS li propaganda ridicula, bu-
^ principio llegábamos a la con-
ctosión de negar a los orquestadores de estos mé- m ies de esto revolución .posibilista v de la otos»
propaganda la más elem ental visión psi- ^ representa, hemos sacrificado nuestra
TOlógica. Nos aferram os a la idea de Que los so^é paganda de tipo universalista. No hemos rxviirio
UMs ^ o le c ia n del defecto de querer^ evitar el ser victim as de las e x i g e n c i ^ ^ l ^ ¿
1^ ® europeo, del Africa, de América o de ocupaciones y de la mentalidad de 1a ciase sobre la
^ e a n ia , les mismos procedimientos estratégicos cual operábamos. Hemos tenido que K r m n cT
aplicables en la Unión Soviética, E n España renll siones a quienes no entienden otro lenguaje que el
c a b e o s a estas pretensiones con una serie de fra-
ses hechas, tales como la exageración del indiví- io„ 1 buena parte, las masas obreras lunto a
IrwSependencia y la indisciplina espa- cuales interveníamos nos h an dictado con sus
equivalía atrib u ir­
o s a la m ay oría de los españoles. Y sunoner a m
tos in vu lnerables a n te el poder o f e n s i v o ^ l L a ^
QU6S e n c e n tr a d o s de una propafi^nda absurda

Hdo en no querer comprender que las consignas


ndiculas del comunismo no van destinadas a fuie- ^ ^ deformando paulatinamente el
«se ridículo y sm id o . antes inequívoco y elevado de nuestra?
mucho menos a los que tenemos formado un cri­ m S^dT cír?u ^^T>^f“ “ te sentlm entolis-
terio personal <Je las cosas. Perdíamos también de S ^ ? ^ discursos, nuestros
vista q ^ los que tienen una personalidad a prueba escritos, han sido transformados en música de
nf chantajes, no son precisamente los más 5neo
S * a a° “k
la Íinfalible
, S . « 5 ‘ razón
' “‘r y a ias eternas virtude?
«e ni itre K m
r e los á as
l dVnd
donde ’°® p r e c i ^ n co-
concurren la s condiciones to
volubilidad, y ésta es lo deseable para los
artilleros de determinadas consignas Se h a díi'hn
con bastante razón, que el c o m u n l ^ l l u la e S
(lúe añadir l miseria. Pero hay
d f la S e v también de la cobardía y o tr a de ¡os consecuencias de este mismo nroceso
ae la Idiotez. El fascism o y el comunismo renetl de degeneración es ¡a concentración unilateral de
r^ e ' S t i l ' d e f capacidad de ¿obardia n ú h i i ^ a c t m d ^ e s propagandísticas. Nuestras
J e Idiotez del proletariad o, de la burguesía, de la Dublica^ones adolecen cada vez más de un recal­
cado sabor casero, estrecho, fam iliar. Otros secto-
Ayuntamiento de Madrid
CENIT 465

res no obreros, otros campe® de acción de ia pro- conceptos arbitrarios. Pero: por encim a de todo da
r-aganda, apenas se tienen en cuenta. Nuestras h asta cierto punto la medida de lo que podría ser una
■propias inquietudes no osan rebasar ciertas barre­ novela inspirada en la lucha del anarcosindicalis­
ras artificiales en busca de elementos culturales mo en el planoi social, ^ li t ic o y económico de Es­
nuevos y de información rejuvenecedora. Y nues­ paña. Su objetivo principal seria dar a conocer al
tro bagaje cultural, a n tañ o en vanguardia de las público irrternacional un mundo insospechado y
inquietudes d el pensamiento universalista, y bien rlquisimo, hecho de situaciones únicas y matizado
abastecido por la presencia en nuestras filas de in­ die tipos de una fuerza espiritual origimJSsima.
telectuales de prim era magnitud, desciende sensi­ {Contribuirla, tam bién, a sa car dei anonim ato uno
blemente. Nuestros m ateriales de propaganda son de los factores principalísim os de la galopante
ios mismos, o poco menos que los mismos de hace evolU'Ción española; a revalorizar nuestro moví-
medio siglo. Nada o muy poco h an perdido de su movimiento y a darle alcances m ás efectivos a
frescura ideológica'y de «u au to rid al irrebatible; nuestra propaganda.
pero piden a gritos su puesta a l dia, ser comple­ O tros ensayos realizados en este mismo sentido,
tados por obras de igual o parecido calado, escri­ adolecen del vicio de concepción clasicista. Se con­
tas bajo la preocupación de los problemas de nues­ cede demasiado a la antigua fórm ula de subordi­
tra época y con vistas a m ás amplios círculos de nación a la tram a y al centralism o amoroso. Y eUo
opinión que los estrictam ente dmnésticos, en perjuicio de la realidad anecdótica. E l estilo
Incluso en el aspecto divulgador de nuestras narrativo peca no menos de demasiado Urico. A
propias intimidades estamos siendo tributarios de un género nuevo debe de corresponder un estilo
algunos escritores, m ás o menos objetivos o sim­ narrativo nuevo. No hay que inventar ni am ane­
patizantes. Nos referim os al rico e inagotable filón rar nada Ni los tipos, ni las situaciones. Ello se
de fo rtu n a d a s realizaciones del anarcorindicalis- se nos brind,a con largueza. No hay más que re-
tno, en su aspecto episódico y constructivo. Algo ocger todo esto del ambiente, observando con los
se ha hecho de propia cosecha en ese sentido, pero ojos y 'poniendo freno a la imaginación.
adolece de muchas imperfecciones. E n lo que a la La propaganda no puede ser en nuestras manos
lucha social española se refiere, existen amplios una c a ja de recluta ni un banderín de enganche,
aspectos que escapan a la competencia del cronis­ sino un procedimiento norm al de operar sobre las
ta, del historiador y de la m oncgraíia. Es labor consciencias desde todos los ángulos y en todos
del poeta a la m anera de Zola, labor de la novela los frentes. No es un problema de cantidad sino
realista. Existe en los medios revolucionarios es­ de calidad. No hay que E m it ir transacciones ni
l i ó l e s una can tera inagotable de tipos y mtua- hipotecas de ninguna clase. E>ebe inspirarla el más
ciones de una riqueza psicológica y emotiva insos­ puro sentim iento de la dignidad. Hay que reno-
pechadas. Pocos escritores se h an asomado a ese v jf la poniéndola a l dia, sin emj>eri'follarla con
Mundo que nada tiene de prosaico, sino que cons­ adornos chillones, m aquillajes y otras frivolidades.
tituye, en medio del gris parnoram a anecdótico Hay que agotar todos sus recursos de procedimien­
de nuestros días, plagado de ir la s rutinas, de de- to pero de una form a digna. Hay quq arrojar por
iddgogias y de gregarismos, un reducto de em^pe- la borda el dramatismo tronado, él grito histérico
ftos heroicos y de romanticismo de calidad. Ramón y la promesa gratuitó, no menos perniciosa, Y hay
S ^ e r , escritor de fibra, m alogrado por e l co- que proyectar h acia el mundo, no hacia la clase
Munismc de linea, es autor de un libro («Siete do- esta propaganda depurada, dignificada, unlversa­
Mit^os rojcs») que puede ser citado entre lo s pre- lizada.
'^ rsw es de este género de literatura. L a obra se
halla repleta de errores de observación y de pre- Jo s é P E I R A T S

Ayuntamiento de Madrid
UNA CUÑA AL RETROCESO

El H is iiio u g c i H V Lt i m u i n n
^ interés del individuo evcJucionista se ina- Así y todo, es permisible creer en la existencia de idealis­
nifiesta por su tendencia a desarrollar ideas tas parcos, o contradictorios, o atormentados. L a especie
lo j de progreso en los aspectos material y humana es inmensa y varia, al extrañ o d e contar con más
^ B humano. L a vocación retrógrada del sujeto facetas que astros el Universo presenciado desde la Tierra,
se patentiza por su inclinación a evitar o a tenor de lo cual hay que aceptar desde la variedad de los
Ttj^ ■ 1^ ^ resistir los adelantos conducentes a la colores hasta el caos incoloro de los supuestos idealismos.
perfección espiritual y física de la especie. Y conste que no nos referimos a la retractación ni al camaleo-
Entre los idealistas en marcha hacia el nismo, sino a la especie de personas que efectúan paseos por
porvenir se cuentan los místicos y los calcu­ el campo de las ideas montados en la bicicleta de sus ca­
ladores (o mesurados). E n el concierto general todos cum ­ prichos, o, si enfada, de sus alegres opiniones.
plen su papel para la obra de em puje; pero en la hora de la
meditación para el reajuste, apare­ D IN E R O , D IN E R O Y D IN ERO
cen las disonancias. Nada como el sean los tres poderes que so­
reposo para constatar la existencia
de tibiezas y de consistencias.
L a euioria pertenece al triunfo, i,^
€ licitaba Napolen I para do­
minar al mundo. Con dinero
tenía soldados, y pólvora que darles
sabem os; pero' e l triunfo hoy es del para rociar con fuego al enemigo.
osado, o d el bestia, o del afortuna­ E n el dinero basaba ese genio mili­
do d e azar, no del ser que mejor tar del siglo pasado, la sociedad que
razona y más amores y justicias pre­ por su cuenta había concebido. Por­
dice. Las teorías poéticas, los paraí­ que no hay que dudar que no exis­
sos bíblicos, buenos son para susci­ te ni ha existido tirano ni gober­
tar lirismos, sin que de nada les nante en el mundo sin aficiones fi­
sirvan a los albañiles de la idea. lantrópicas, sin atisbos de sociolo­
Idealistas prácticos: he ahf lo que gía, aunque concebido a su ma-
falta. E n todo ello de acuerdo. Pero nera. L a sociedad es el pueblo y
cuidado con los arquitectos de la vie­ je fe el que la cabalga. E ntra en
ja escuela disfrazados de artifices del el juego la fusta, pero si el ru­
futuro, que son los que precisamen­ cio es inteligente la fusta se tira.
te resurgen, con brío inusitado, Entonces lo bravo es llam arle al
cuando el oponente reaccionario nos pienso economía, y a las dilaciones
ha ganado transitoria batalla. signo de cambio. Complicaciones sin
B ien adivinamos que esto puede duda, pero que dan tono sin dejar
parecer queja sin que en verdad lo de entretener al mundo en sus qui­
sea. Hemos vivido tanto, que nos sicosas.
parece estar inmunes contra e l vi­ Para cortar por lo sano ilustres
rus de las desagradables sorpresas pensadores habían retirado la mone­
M ejor se diría que mterpretamOj d a d e la circulación en un gesto tan
hechos, o que los constatamos. £ s fe noble como meditado. E l principe
se proclama incontenible, estallable, Krotpokin y los condes Bakunin y
para entrar seguidamente en caute­ Tolstoy entre ellos. Nosotros, deshe­
las, o reformismos, sin nada refor­ redados, nada nos costó adherimos
mar que no redunde en beneficio a esa sabia tesis de desmonetariza-
propio y en perjuicio ajeno. ción d e la sociedad, máximo ha­
E s mucho exigir, lo comprende­ biéndose demostrado que entre la*
mos, que la criatura humana, tan bios y melocotón el duro sirve de
voluble, tan sujeta a los viles materialismos de la vida, se estorbo; que un botarate con pesetas se convierte en ente
mantenga en la linea de la discreción, o discurra continua­ peligroso, sin que las pesetas lo rediman de su botaratismo-
mente por los carriles de la constancia. Y es que a veces se E l dinero ha favorecido las desdichadas empresas de los Na-
milita por inducción, irresponsablemente, y cuando los ojos p»oleón de la Espada y d e la Banca, no desdichadas para ellos,
se abren a ¡a realidad, entonces el apeo es irreprimible. Son sino para la Humanidad. E l dinero ha sido— y es— el om­
las fuerzas propias las que impelen, siendo las influencias bligo de la organización social presente y por él— síntesis y
morales sufridas, exlranjefismo, irregularidad. E n definitiva, objeto de desordenados apetitos— anda de cabeza este bípedo
el individuo voluble se debe al medio, a lo difuso, al calmo humano en trance de sublimizar. Donde aparece el interés
estanque de la vulgaridad. pesetero se acabaron la concordia, la entente, la familiaridad, f
!
Ayuntamiento de Madrid í
CENIT 467

y no se explica la presencia de una fortuna, de un capital cmljargo, posible de cumplir con las aportaciones del suelo y
acumulado sin la existencia de una insoportable miseria, de del subsuelo exteriores, a pesar d e no merecerlo.
un drama de sociedad. Oro y ham bre van unidos y fu é hu­ Porque, en síntesis, ¿qué es la ciudad populosa sino una
mano, humanísimo el pensamiento igualitario que dictó acumulación gigantesca de personas que se necesitan próxi­
derechos y deberes para todos en com pleta ausencia d e ayu­ mas y espesas para tropezarse, complicarse, impedirse y
nos y valorea monetarios. Que sin establecimientos de cré­ maldecirse? ¿No se va, en trabajador, a vivir a las ciudades
ditos el suelo germina mediante trabajo, y sin trabajo ni tie­ para desconectarse de la N a lu rie z a envuelto en humos, ea
rra de laboras no hay crédito bancario que resista. Tolstoy suciedades, en penumbras, e n vahos, en tugurios tristes, hú­
nos hizo ver eso en original apuesta, Kropotkin mató la ser­ medos e infectos? No es la ciudad gigantesca todo esplen­
piente del egoísmo con.su apoyo mutuo, Bakunin derribó las dor, riqueza, magnificencia; que al lado d e la Universidad
bases monetarias y espadistas de la sociedad presente con están la ignorancia, la lujuria y el crimen; detrás del pala­
la teoría d e la igualdad social. Y por si fuera poco, ellos cio el zaquizamí y la cárcel, y frente al derroche la miseria.
menospreciaron sus fortunas personales, lo cual no obsta, ¡Que esto es disco viejo, slogan archirrepetido!' ¡Q ué iin-
por lo visto, para que éste o aquel atrevido o ganancisla porta si sigue siendo verdad tangible en Madrid, en París,
dejen de atribuirles propósitos de equidad pintoresca, ser­ en Londres, en Moscú, en Buenos Aires y en Nueva York!
vida nuevamente por et dinero, materia corrupta de la cual
inteligentemente se habían desprendido. ¡Pobres ascetas, po­ F IE R R E Q U IR O U L E , E L URBA N ICIDA
bres igualitarios, que mala la hubisteis en manos de iguali-
taristas desintegializados!
Í OMfrente
O éste,
al
aquél y el otro, Fierre Quiroule se asustó
rascacielos y se .sintió confortado, realiza­
L O Q U E A SU STA LA A R Q U ITE C T U R A D IF IC IL dor, ante la casa de campo. Si todos, a la postre, he­
mos d e sentir com o él, ¿cómo no ponemos de acuerdo para
n estas nuestras disquisiciones, un si son no son arbi­ abandonar las edificaciones monstruosas y suntuosas y lue­

E trarias, intersiene en fantasma un buen manojo de


amigos, unos comprendidos en lo dicho, otros en su
justa mitad, y e ! resto al margen de las mismas, si bien con
go meternos en las viviendas sencillas y poco apretujadas?
¿Cómo no desconsiderar las urbes complicadas y pernicio­
sas pára haEitar villas expuestas a! Ireso d el aire puro, en
un pie a pique de posar en furioso resbaladero, que asi es­ dónde respirar a satisfacción?
tán los cuitados. Pesa Londres y peffa París, com o losas de Si la vida del ser humano importa, los océanos de piedra
plomo, sobre los espíritus sobrecogidos d e estos anarquistas y ladrillo n o importan tanto. Al fin y al cabo, uno se des­
intervenidos por la obsesión economista. ¿Cómo hacer, cómo conoce, y se pierde, entre tres millones d e paisanos, siendo
innovar, cóm o estabilizar contando solamente con unas ma­ toda aglomeración densa, la nueva form a del desierto de
sas que se derriban de vértigo ante la trigonometría? ¿Qué que haWara Víctor Hugo. P ara vivir recogido, apoyado, has­
hacer con la revolución triunfal en manos, si n o se cuenta ta la concreción familiar, amical, y ciudadana en los limi­
con los regimientos de línea de la Econom ía Práctica del tes que permite la capacidad de relación de la persona. Lo
capitalismo? ¿No tuvo acaso, la Revolución rusa de 1917, que extensivo, lo exagerado, huye de la normalidad d e trato por
recurrir a las leyes físicas de la sociedad vieja, para adqui­ inutilidad, desproporción y desconocim iaito. S e paga el
rir el arraigo que actualmente presume? ciudadano millonario, en este caso, de la vanidad de lo gran­
Ganas nos da de llamarles niños a estos discípulos de Prou- de... en dimensiones, d e lo ancho, de lo hinchado sin mo­
dhon, a estos cachorros d e Luisa M ichel que pudieron amar tivo justificado. S e entra, en ciudadano vanidoso, en un de­
1* linea clásica hasta el momento e n que la verdad de la lirio de fastuosidades, en un frenesí acumulativo, en una
''ida nos ha colocado a todos fíen te a las realidades, esto locura extensíonista, en el goce perverso por la complicación
en la obligación de despachamos en realizaciones al m ar­ y las dificultades. E n el mercado central de París— va de
gen de cuanto se revele contemplativo. ejemplo— entran diariamente 2.500.000 kilos d e productos de la
T*1 están las cosas, que hay que ser rudo minero, tosco huerta, fruta comprendida; 3SO.OOO de carnes diversas; 250
constructor o sufrido fabricante, para entregarse a la lucha mil de pescado. 100.000 de mantequilla, 60.000 d e quesos,
por el porvenir, sin miedo a las consecuencias autoritarias un millón de huevos..., esto es, algo monstruoso que exige
y post-revolucionarias. que son— dicen— las más duras de un esfuerzo de cálculo, de distribución, de operaciones, que
®opottar. Hay que penar largas horas en penosas labores, hay en una población de 200.000 habitantes quedan enormemen­
que verse en e l trance d e maldecir el trabajo amándolo en te reducidas, y en un lugar de cinco a diez mil almas pue­
®‘ fondo, para abocarse a la lucha sin miedo a los incon- d en , resultar casi enteramente ociosas.
''snientes de la hora presente y de la venidera. «Más negro No decimos con ello que nos hagamos nu.-stra la teoría
que !a hulla no será»; y no obstante, en la mesa d e escri­ urbanicida d e Quiroule ni que la desechemos. Pero es bue­
banías d papel se empapa, frecuentemente, con las tintas no enfrentarse con la teoría de la ciudad interminable, de
ucl pesimismo, llamado realidad. Y es la realidad de las la metrópoli tenlacular, para colmarla si sus pobladores son
oanteras, de los subterráneos, de los presidios, de las U ni- tan estúpidos que quieran permanecer enterrados en ella,
'^ 'd a d e s «sólo para ricos», del hom bre primitivo ante la o contrariamente, para desarticularla en beneficio de la luz
Natura, del hom bre civilizado reconciliado con las leyes natural y d e la sencillez de costumbres, imprescindibles en
naturales, lo que puede estimular la empresa d e una tevo- todo régimen esencialmente socialista.
iución sin tem or a las consecuencias reorganizadoras, sin Asustarse por el problema económico— absurdamente ec o ­
p u sil^ m e iias, con el corazón henchido, con la mente des- nóm ico dado lo caro que resulta el mantenimiento de gran­
P-’ja ^ , con ganas de hacer. Hay que estar dísasociado del des capitales—presentado por las concreciones Par’s Lon­
niundo del trabajo, hay que desconsiderar el dolor de las dres, lo hallamos un mucho infantil y poco anarquista. Si el
amilias sometidas, hay que ser insensible ante el drama de elemento refractario osa comunmente enfrentarse en unidad
«hu m anid ad hasta aquí llegada, y sentirse cegado por los con un volumen de diez m il personas, seguro en su razón
uigMes del amanecer social que se nos echa encima, o com- y en el amparo d e la justicia, ¿cómo vacilar trescientos idea­
rienderse ganado por las prédicas insinuantes, derrotistas, listas de éstos, ante ¡a oposición o la indiferencia de fres
® los sociólogos amamantados por el Estado, de los graves millones de ciudadanos? ¿Es ese peso materia! lo que aplas­
^ te n e d o re s de metrópolis monstruosas, para sentirse prema- ta, o es el desbordamiento de nuestras posibilidades intelec­
uramente vencido, abrumado por la complejidad del ser- tuales y físicas lo que se tem e? E n ambos casos, ¿a que
cio económico de las grandes capitales, tarea vital, y sin viene ¿ a seguridad, esa arrogancia que se finge en los pe-

Ayuntamiento de Madrid
468 CENIT

tiódicos de vanguardia? ¿Es S(Mo Urica lo nuestro? ¿Tan li­ extenderemos servicios postales, higiénicos, distributivos, lu-
mitados somos que no podemos sobrepasar el estadio de la c‘émagos, de estética urbana; mantendremos las profesiones i
critica? ¿Por qué? ¿Porque no poseemos certificados, diplo­ de modas, cabaretera, tabaquera, naipera, charlatanescas y 1
oharivariescas, y en lugar d e un pan obtendremos medio. ¡I
mas ni visto bueno de la Economía oficial?
comparación hecha con la población normal de diez mil ¡1
R.’'olucionario se és por deducción razonable y por espí­
ritu de justicia, desde luego. Pero también por combatividad, habitantes, amantes de gustar la vida amorosa, intelectual
por osad'a en la palestra... y en la obra. L a fuerza motriz y de trabajo en un marco de calma y sobriedad.
t k i idealista radica en el fuero interno de éste, en su c a ­ Diez minutos de casa al tajo sobre calzado, no es molestia
pacidad anímica, en la aplicación: enconada d-> su voluntad. ni pérdida de tiem po; a lo sumo un paseo necesario, pero
He aquí valor, he aquí moneda. Que cuando vemos anar­ grato. Media hora del hogar al bosque, también andando, es
quistas que tratan de penetrar en lo intimo de la capital una excursión agradable que no exige derivaciones tranvia­
acorazados con fuertes emisiones de papel moneda, nos v ij- rias ni autobuseras. Un año, y otro año y todos los años
nen ganas de agarrar irreverente piqueta para ayudar a bajo los efluvios del sol y de las estrellas, con la testa ex­
puesta al curtido de todos los vientos, es una sinfon'a de
Fierre Quiroule.
vida, una suma de poesía social, de futurismo en alcance
que en las urbes elefantiacas, economaníacas. se desconoce.
CON P IL A R E S D E L C A PITA LISM O NO S E SO STEN D RA
NINGUNA C O N STRU C CIO N L IB E R T A R IA ¿COMO NO S E N T IR S E A CH ICADO EN EL
U IN duda alguna, la adopción del signo monetario corno U M BRA L D E L P O R V E N IR ?
medio de readaptación al costumbrismo de ahora, p->-
dría procurarle a la revolución alguna tolerancia de N libertario realizador esta pregunta no guarda sentido.
parle del enem igo derrotado, pero no vencido. Pero igual C pero en propagandista de atrevimientos a la inversa,
comprensión para el esp'rítu religioso podría procurarle, al [ una contestación adecuada recibida puede resuUarli-
ord-m revolucionario, otro tanto d e favor. Prosiguiendo por instructiva y bienhechora.
la pendiente eufórica, posibilista, podríase declarar gracia E n primer lugar, cabe vivir los problemas en el surco
i l defecto burgués de la empleomanía (en lenguaje técnico; y no en la intimidad de una mesa conteniendo tintero >
burocracia), a titulo de iroprescindibilidad y tecnicismo, pre­ cuartillas. Hay que desertar d e la peña baretera, que rehu r
cisamente. Con esa táctica cangrejista los maestros de la el cenáculo de la sdici-mcia, que entrar en la entraña y
tevoluc ón transfomiariansc en peones de la sociedad nue­ en el corazón del pueblo y vivir sus problemas, v respirar
va. y lo nuevo quedaría viejo, siendo el morbo de la so­ sus inquietudes y sus sudores, imaginar planes de defería,
ciedad destronada la que devoraría la entraña de k» recién idear soluciones que cuajen, despertar ansias y rebeldías,
instituido. levantar estandarte de protesta, encabezar huelgas y sufrir
Prosigamos. L a anarquía con pesetas exigiría una centra­ las peores consecuencias de las mismas, conocer el ham­
lización económica desconocida por la concepción bíblica bre, los caminos del perseguido (andar «a salto de mata»),
del anarquismo. En consecuencia, es previsible la erección la avenida de la cárcel, la clínica y tal vez la muerte. Hay
de un barrio bancario disponiendo de sucursales, filiales y de­ que conquistar el crédito a pulso, sin ostentaciones, con sen­
pendencias allegadas, sin olvido de la oficina central de cillez, acierto y espíritu de sacrificio. H ay que difundir en­
contrataciones, vulgo Bolsa. A este sistema aurífero que se tre los asalariados las ideas de redención, de renovación
regalar a la pobre sociedad nueva, habría que añadir los completa de la sociedad, sin propósito de suplir con daño
cursos de preparación espiritual para deístas, con erección el daño que se va a eliminar. Y no despreciar a los ignaras
de templos católicos, protestantes, espiritistas, mahometanos, m uchedum bres procediendo, como procede, elevarlas; y no
budistas, braharaanistas. israelitas y demás credos y sectas presentarse com o élite, como redentores imprescindibles, pro­
que germinan, crecen y se desarrollan al amparo del sol fesionales, como presidentes insustituibles, pues en este caso
que más calienta; el dinero. Estratégicam ente distribuidas, el pueblo—que no es tan rucio com o algunos se lo repre­
iglesias, capillas, mezquitas, pagodas y sinagogas, salpica­ sentan— motivadamente recelerá. S e está harto de lideres en
rían un perímetro habitable, rodeando al barrio monetario todos los rincones populares donde reina el buen sentido,
que compartirían con los edificios cuartelarios, o comuna­ donde se esconde la masa viva de la población; se malfia
les, de los guardianes de la revolución. Alternando con todo de quienes se presumen elegibles, de los devoradores de
esto, tan alarmante como positivo, florecer'an, cual granos leyes que terminarían por imponer la ley suya. E l pueblo
y herpes en pie! humana, los comercios clandestinos, los vibrátil tiene sus momentos psicológicos y es uno de ellos
amores a tanto la hora, las argucias truhanísticas, el nego­ que hay que saber aprovechar para decidir y lograr.
cio alcoholista, cabareteio y reñidero, con desenlace a filo E l hogar de la revolución y d e la práctica futurista está
de puñal. en la agremiación proletaria y artesana, hoy com o en la
Pero este reseñado, con ser previsible en una sociedad Edad M edia. Reducirse (especificarse, individualizarse) es
nueva con recurso añejo, nos deja a la futura ciudad en menospreciar el interés colectivo y afanarse en la búsqueda
esqueleto, y habrá que poblarla, que com pletarla con masas d e la soledad, d e esta soledad que tanto asusta a los idea­
de trabajadores, si es que en la post-revolución los traba­ listas que no han sabido atraerse la voluntad del pueblo,
jadores han de p,-rmanecer amasados. Los vacíos entre tem­ por cuya causa temen— y no por otra— los complejos proble­
plo, cuartel y casa d e cambio se colmarán con casas de mas de la revolución.
las llamadas bloc para obreros, las cuales convertiremos— L a comuna libre es perfectamente hacedera en los pue­
cual prevé la modernidad— en verdaderos hormigueros hu­ blos rurales, está convenido. Y si alguien no conviniera en
manos. ¿Ciudad jardin, se insinúa? Conviértannos ustedes en ello el ejemplo d el desarrollo libertario de las comunas es­
lina ciudad de ese tipo la metrópoli parisina, y conven­ pañolas durante e! dominio antifascista es suficiente para
dremos, por fin, en que la técnica materialista está en un pla­ mantenemos en tal convicción. L a comuna libre es más
no superior a las necesidades afectivas de la especie. complicada en los lugares industríales a causa de las nece­
Siguiendo este orden constructivo trazaremos el esquema sarias importficiones; pero el soporte del campo (vital inclu­
de dos ciudades subterráneas supuerpuestas— red de cloacas so en las horas de desespero) y la voluntad organizada de
y red metropolitana— , alejaremos los domicilios obreros a los trabajadores industiiídes de toda una región, pueden
veinte kilómetros de las fábricas, o envolveremos los hogares orillar buena parte de los inconvenientes que ahora, en la
laboriosos en nieblas carboníferas, albayáldicas o azoadas; casi inanidad, algunos cuidan de dramatizar demasiado. Lúe-

Ayuntamiento de Madrid
CENIT 469

de la reacción sublevada, situándose por consiguiente en


go existe la ciudad mayor, eterna promesa de colaboracio­
primer plano, y cóm o n o hubiesen impuesto su ley econó­
nes revolucionarias. ¿No cuentan sus baniad as tanto en lo
mica exenta d e sujeciones (dinerismos incluidos) si la Inter­
agresivo como en lo reconstructor? ¿Y las minorías intdi-
nacional capitalista por una parte, y la III Internacional por
gentes? ¿Y los trabajadores especializados (arquitectos, in­
otra, no hubiesen intervenido e n la contienda definitiva que
genieros, químicos, físicos, artistas...) que mal se avienen
se estaba librando sobre la piel d e toro ibérica?
con la burguesía?
Dada la cantidad d e savia libertaria inoculada en el cuer­
El acratismo español en 1912 estaba reducido a una m i­
po social español, no es posible considerar que en 1 9 ^ un
noría brillante que no desdeñó crear sindicatos de traba­
experimento comunista libertario no hubiese sido realizado;
jadores para luchar y ganar influencia. S e precisó la p ^
sin represalia para los refractarios de ayer, comprensivos y
ciencia que la mitología atribuye a Jo b y el espíritu de
colaboradores hoy; sin ofensa para el obrero redimido, mal
sacrificio con que el vatieanísmo aureola a sus santos, ^ r a
que la semilla igualitaria prendiera, germinara y diera fru­ estimado en sus servicios para el común con el hum illant;
to en aquel cam po proletario que la sabiduría improvisada salario, nuevamente...
Ganen el pueblo en la calle, los igualitarios ofuscados por
podia juzgar, con ligereza anglosajona, libertariamente im­
la soledad, templen su ánimo en la lucha diaria, y en la
productivo. Y sin embargo, ya se vio; cuando en el resto
hora grande, magnífica d e las realizaciones sociales, se sen­
de Europa (¡tan hondamente trabajada por toda suerte de
tirán seguros y osados en su histórica empresa, porque no
atrevidas y profundas filosofías!) e l movimiento igualitario no
estarán solos, porque se sentirán estimados, com prendida y
iba más allá de una representación sim bólica en cada país,
apoyados en su ¡a por qj todo!, por estas multitudes que,
en los años 1916, 17, 18, 19 y 20. las campañas regionahs-
por incomprensión y abandono yacen narcotizadas, embru­
las, políticas y marxistas palidecían en España ante la fuer­
tecidas. en las salas cuarteleras y conventuales de los sin­
za enorme desatada sobre el panorama español por los sin­
dicatos obreros inspirados en la ideología bakuninista. Con dicalismos de desvio.
esta premisa—repetida en 1936— ¿cómo no iban los discí­ Ju a n F E R R E R
pulos de Anselmo Lorenzo y de Ricardo Mella a triunfar

por endebles palabras. Se la saluda; no se regatea


ABSURDIDAD D EL ESTADO el respeto a l jefe que no decide jamás.
Si, eso va bien, hasta el dia en que Leviatan
Leviatán está extrañam ente construido. Le veo debe moverse en cohesión contra algún otro Le-
un cuerpo enorme y atlético, igualmente propio a vlatán. L as pequeñas cabezas dirigen, desde luego,
los trabajos de fuerza y de destreza; nudosas manos, la contienda como lo dirigen todo, sin sabsr de
pero capaces de esculpir y de pintar y en este lo que hí^blan. Se da orden de en trar en cólera
cuerpo, una admirable circulación de alimento y de al gran cuerpo, y por la pequeña cabeza que no
desperdicios. Entended que este gran cuerpo está asustaría a un niño. Y desde que Leviatán se sien­
hecho de hombres de todos los oficios, cavadores y te atacado de cólera, es m aravilla cómo miran d®de
barrenderos, químicos y físicos, que todos trabajan, su pequeña cabeza. ¿Cómo de otro modo? Lo propio
saben muy Ijien lo que saben y las m ás de las veces de las pasiones es dar im portancia a los pensa­
saben lo que dicen. mientos débiles. Y como el gran cuerpo ejecuta
, Encima de ese cuerpo potente y equilibrado, per­ divinamente órdenes abstractas, cada cual según
cibo una cabeza muy pequeña que habla continua- su oficio manejando el explosivo, la máquina, el
•riente de todo, y jam ás dice nada. Habla de banca, pico o el arm a, se ven, por los decretos de la
y el banquero se burla; habla de tratados y de con­ pequeña cabeza, terribles efectos, de los cuales la
ciliación entre las naciones, y el com erciante se pequeña cabeza no formaba ni se form a en modo
burla, él que no cesa de discutir, de prometer, de alguno idea. «No ceder ni |un ápice. Recuperar
ejecutar, en relación con hombres de toda lengua cueste lo que cueste el terreno perdido. Encontrar
y de todo clim a, La misma pequeña cabeza hlbla responsables y castigarles». Estas órdenes son
^ Policía y de orden público, y el sereno se burla. aéreas, abstractas, imposibles; la pequeña cabeza s :
Habla de construir y de producir, y entonces el guarda bien de aproximarse un poco para ver lo
«tintratista rie a carcajadas. No creáis que esta que pasa, siempre retirada en algún lugar tran ­
P^Queña cabeza no sepa nada; hay una cosa que quilo donde puede ejercer su arte favorito de ha­
sabe hacer muy bien; es h ablar comiendo. Arte blar comiendo. Sin embargo, los hombres de oficio
^ can tad o r que disimula perfectam ente a l animal. empuñan cada uno su herram ienta, y trabajan co­
* en resumen, las cosas van pasablemente, por la mo pueden, de m anera que las órdenes imposibles
s a l ^ ¿el cuerpo, en tanto que la pequeña toman una realidad terrible, realidad que jam ás la
^ w z a no ejerce los movimientos y sobre los tra­ pequeña cabeza conocerá. «Es preciso saber sacri­
p ío s sino una acción imperceptible. Y asi es jus- ficar veinticinco m il hombres», dice la pequeña
~|nente como un hombre vive según su naturale- cabeza. Sin embargo, el hombre de oficio, misera­
porque sus opiniones no cam bian apenas su blemente replegado bajo los escombros, o esforzán­
'^ ñ e r a de respirar, de digerir, de andar o correr, dose en correr en dos pies de lodo, in ten ta hacer
m sus amores, ni su humor. Y, sin embargo, ¡qué de buena gana el sacrificio de si mismo, y encuen­
proporción, en el individuo, entre la cabeza y el tra que es duro. Toda su intención se ocupa en
«uerpo! ¡Qué correspondencia constante! ¡Qué mo­ concentrar sus fuerzas y su ánimo para dar un
deración de las opiniones por los trabajos! salto de dos m etros. Y uno se pregunta cómo tal
i cabeza de Leviatán es, relativam ente a su régimen podría acabar. ¿Llegarán ios hombros a
rimenso cuerpo, mucho más pequeña; está tam- desconfiar de esa terrible pequeña cobeza?
J« P ,*h á s separada, y como llevada por un cuello
^ cigüeña. E n alto encaram ada, pues, y habitada ALAIN

Ayuntamiento de Madrid
P E R Ill

A L C C U S L L A L L A
E viene reconociendo universalmente a Essence» U949) en la cuaj advierte lo que puede
Huxley como un de los m ás selectos acontecer si se persiste en la locura. Se vé, en la
hombres en la literatura contemporá­ novela citada, a través de un científico neozelandés
nea. Es prematuro, sin embargo, hacer agregado a una expedición enviada a redescubrir
una biografía, por concreta que pue­ América, la herencia desastrosa de la guerra ató­
da ser, de un escritor que se conser­ mica y bacteriológica. E l horror de un caos moral
va en la plenitud de su vida, entre­ en el cual sucumbe el Hombre. Con «Antic Hayx
gado, sin duda, a nuevas incursiones (1923,\ su últim a novela fué severamente hostigada,
en el campo de las letras y del pen­ sin duda, por ver Huxley en el Progreso y el Nacio­
sam iento filosófico. Teniendo, no obs­ nalismo dos ideas fatales p ara el hombre.
tante, que dar cuenta de sus características más No niega Huxley su am or por la libertad. Muestra
personales de cuyo marco es imposible evadirse, su pasión poc ella, como afirm a en «Jesting Pilate»
mi propósito es muy distinto. (1926), a l desear «sus libros y su coche para ir de
La reputación de Aldous Huxley reclama, de por un lado a otro», en busca de los aspectos curiosos
si, un comentarlo breve, pero completo de sus li­ del hombre, la lectura en la soledad y las perspec­
bros; obra literaria de incalculable valor para sus tivas del paisaje del campo que le sirven de modelo
lectores y para la historia de las letras inglesas. a su gran afición por la pintura». Admite en «Texts
Como la mayoría de autores de amplia acogida, and Pretexts» (1932) ser un filósofo m aterialista,
el pensamiento de este escritor ha sido severa­ aunque su propio temperamento rechaza el rico
m ente examinado a través de aquellos volúmenes materialismo del vino, las mujeres y las canciones.
en donde un personaje dé su propia creación en­ No existe duda alguna—incluso lo confirm a el
carn a sus preocupaciones y sentimientos. T an fecun­ mismo Huxley—d e que D. H. Lawrence ejerció in­
da h a sido su labor que a duras penas escapa la com­ fluencia sobre él. Hace referencia a ello J . B . Coates
posición de lugar, aún cuando, sin am baje alguno, en «W rites of Today» al hablar de la atracción
Huxley no h a ocultado desde sus inicios en la no­ opuesta: «Huxley es temperamentalmente critico e
vela y el ensayo, sus aspiraciones y su criterio en intelectual; Lawrence era esencialmente un poeta, un
torno a los problemas que presenta el estado mo­ hombre de intensas emociones...» Aún cuando abun­
ral, religioso y político de la sociedad en que nos dan ias opiniones en torno a su fa lta de defliniclón.
desenvolvemos. Aldous Huxley es discutido sin de­ S in embargo, nada de eso parece más incierto,
ja r de ser admirada su obra. puesto que su retrato psicológico nos lo dá él mis­
Cuando en 1947 apareció «Science, Liberty and mo: «intelectualm eiite—nos dice—puedo compren-
Peace», Carlos M. R am a lo denominaba «el nuevo der, por ejemplo, las teorías de Platón sobre ideas;
Huxley» desde la «Revista Clinamen» de Monte­ pero soy incapaz de descubrir en m í una razón In­
video, apreciando en este escritor una evolución tim a p ara creer en ellas... Algunas almas son natu-
significativa producto de una perturbación en las raliter Christianae, otras son congenitalm ente ma­
ideas generales de esta época. Según le critica terialistas; la m ía pertenece a esta últim a catego.
de este periodista comentando e l libro referido, lia... no siento placer por una actividad práctica.
«la novedad de sus soluciones—y es típico de su Estoy interesado en las cosas del mundo, pero sólo
nueva m anera de considerar las problemas de la intelectualm ente, no prácticamente, Mi ambición y
convivencia— es descartar la posibilidad de la vio­ placer es comprenderlo, no actuar...» Innegablemen­
lencia y reclam ar, en cambio, la «acción directa te, esta definición tiene .puntos débiles, puesto que
no violenta» o «Satyagraha», que preconizada i» r actuar es producir ensayos y arraigar o no en el
Tolstoi aplicó Gandhi en la India. Se puede di­ pensamientos de sus millones de lectores, pues son
sentir de sus opiniones sobre la ciencia aplicada escasos ios libros de este autor que no han sido
o de las soluciones que pretende aportar; pero es traducidos en casi todos los idiomas, siendo sin du­
innegable que su visión es una de las m ás lúcidas da «Point Courner Point» (1928) la novela m ás leí­
que se han presentado sobre los tan enormes como da. Quien esto escribe, h a tenido ocasión de ver
poco ventilados problemas de nuestro siglo». El ejemplares en alemán, español, japonés, holandés
disentimiento, al parecer, radica en el hecho de > oíros idiomas
que, según Aldous Huxley, «el progreso de la cien­
cia es uno de los factores implicados en la pro­
gresiva declinación de la libertad y la progresiva Aldous Huxley nació el 26 de julio de 1894. Su
centralización del poder que se h a producido du- • abuelo Tomás H. Huxley era un destacado darwi-
la n te el siglo X X » . Es muy posible que el desarro­ nista legando una gran cantidad de obras cientifl-
llo científico orientado h acia fines retrógrados cas para estudios biológicos y naturalistas. Leonar­
creara en Huxley la visión de su sátira «Ape and do Huxley, padre de Aldous, fué durante algunos

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años editor de «The Cornhül Magazine», dejando to di Sociolt^ia generaie» y de «Les Para-
también algunos libros, entre los cuales se cuenta ioglsmes du Rationalism e» del profesor francés de
«Life and Letters of T. H. Huxley». filosofía Louis Rougier. Aldous Huxley critica la
Los autores predilectos de Huxley durante su ju­ idea de la igualdad basándose -—aunque no absolu­
ventud fueron Baudelaire, Rimbaud, Verlaine, La- tamente—en el hecho de que los individuos moral-
íorgue y Anatole France. Se sabe que fué educado mente no son iguales, pasando a afirm ar que «las
en Etón, ingresando después en Oxford dedicándo­ revoluciones siempre han ahogado las esperanzas
se a escribir poemas. En 1916 se publicó su primer de los revolucionarios», que tal es el ejemplo de la
volumen «The Burning Wheel». Un año después se Revolución rusa.
editaron cincuenta ejemplares de «Jonah» y en 1918 P ara Huxley las guerras son producto de la pa­
otro libro con el titulo de «The Defeat ot Youth». sión. Y los dirigentes capitalistas son ta n esclavos
y otros ¡poemas. Según referencias de quienes cono» de esa pasión como los dirigidos. Las doctrinas n a­
cen estos trabajos, Huxley revela en ellos un carác­ cionalistas son una teología para m antener esta
ter intensam ente ideal y romántico. pasión. ¿Qué utilidad pueden tener una Conferen­
En plena juventud estuvo casi ciego por espa­ cia Económica Mundial o una reunión para el des­
cio de 18 meses, tratándose bajo el método de re­ arme, cuando no varia el estado psicológico de los
educación visual del Dr. W. H. B ates, por el cual hombres? Lo que se necesita—cree Huxley—es una
recuperó la vista. En 1943 publicó un estudio sobre Conferencia Psicológica Internacional que logre va­
Paicologia de la visión titulado «The A rt oí Seeing» riar estas pasiones de propia-satisfacción—vanidad
a guisa de «mensaje de esperanza para las perso­ patriótica—y el odio a l extranjero, Hace falta que
nas de defectuosidad en la vísta». a ejemplo de las pasiones personales, las colectivas
Durante algún tiempo, alrededor de] año 1919, es­ sean tam bién desacreditadas.
tuvo empleado en la revista «The Athenseum», co­ Un estudio completo de este escritor requiere un
laborando después (1920-21), como critico dram ático espacio y un tiempo del que no dispongo; el pro­
éti «The W estm lnster Gazette», empleo que no le pósito es posibilitar una guia bibliográfica a ios
aatisfacia mucho. Durante esa época publicó sus estudiantes y lectores de Aldous Huxley, pues hasta
poemas «Leda» que, juntam ente con «Selected la fecha nada se h a hecho en este sentido. He aqui
Poems» (1925), «The (Jicadas» (1931) y «The World sus obras, aparte las referidas:
Light» del mismo año, se editaron en un volu- «M ortal Coils» (1922), h istorias previamente pu­
'n^n titulado «Verses and Comedy» (1946). una de las blicadas en «The Co.rnhill». The English Review CJo-
^ r a s menos conocidas de su colección. También en terie». De este libro sacó Huxley «The Gioconda
1920, publicó «Limbo»; seis historias y una comedía; Smile» p ara llevarlo a l teatro.
siendo su prim era novela «O om e Yellow» (1921). «On the M argin» (1923), libro de notas y ensa­
pensamientos de Huxley son tan abundantes yos, publicados veintisiete, la mayor parte en la
como temas h a abarcado su pluma: no es sorpren­ revista «The Athenseum», bajo el titulo «Margina-
dente saber que h a contado con la oposición de las lia» y con psudónimo de Autolycus. Otros apare­
distintas iglesias cuando analiza la procreación cieron en «The Weekly W estminster Gazette». «The
detóe el ángulo siguiente, según deducciones de un Londoii Mercury» y «Vanity Pair» (Nueva York).)
critico que lo h a estudiado: Las condiciones de vida «Little Mexicana (1924), seis cuentos. «The B a­
en una capital industrial obviamente, n o permiten rren Leaves» (1925), novela, «Along th e Road» (1925),
“ tina mujer satisfaxier sus instintos maternales... ensayos y notas de un turista. «Two or Tree Graces»
“d « m p a ñ a de Mussolini en pro del aumento de (1926), cuatro cuentos. «Brief Candles» (1930), cuatro
dimiia puede que no haga daño a las m ujeres de cuentos. «Music a t Night» (1931), ensayos. «Brave
Mlia, puede que no cause infelicidad: pero en In- New World» (1932), obra utópica de parecida tesis
Kiaterra serla desastroso. Seria infeliz de consuno a «1984» de Orwell; hace dos años escribió un pró­
^ niujer de un industrial londinense o de Glasgo» logo para la nueva edición (1950). «Beyond the Me-
, ? ^ n e r muchos hijos. E s particularm ente lamen- xique Bay» (1934),. un libro que presenta tanto en
que aea asi, pero h asta que su rja una nueva el texto como en las fotografías el diario de un
^^unidad, las fam ilias reducidas son inevitables. viajante a través de esa parte de sudamérica. «Eye-
Vó » técnicas dei anticcKicepcionismo iess in Gaza» y «The Olive Three», fueron publica­
h f^ í, son necesarias, En adición a ello, los das en 1936, novela y ensayos re a c tiv a m e n te .
y las mujeres requieren conocer m ás su «End and Means» (1937). «After Many & Summer»
si p ?!* psicología, comprender m ejor sus instintos. •1939), novela. En 1941, salió «Grey Eminence», una
ellos qutecen ser felices. Estos conocimientos de- biografía, la primera, basada en la vida del fran ­
f. científicamente, realm ente demostrados, pe­ ciscano José, colaborador y consejero de ipolitica
lma térm inos de un teología en la cual exterior del cardenal Richelieu, conocido éste por
«Par ^ autoridad de fuera posee el control., Eminencia R oja. E s una obra dedicada a analizar
a n í^ aquellos que sostienen esta concepción del las contradicciones del ca rá cter de este religioso,
jw (un amor que ha cesado en ser misterioso santo y torturador a i mismo tiempo. «Time must
toipr ®°°Yertirse en algo normal), la libertad y la have & Stop» (1945), es una novela. «The Perennia!
son necesidades primnrdiales- U na gran Phllosophy» (1946), es una incursión para descubrir
sivo« contra los viejos tabús y sistemas repre- todos los factores de La teología, recc^iendo los pen­
úunde por doquier progresivamente» («Do samientos de santos y profetas, asi como anotacio­
you Win», 1919). nes de filósofos y seguidores de Buda y Mahoma.
(en in icia bajo la influencia de Lawrence Su últim a Oibra, publicada en 1950, lleva por titulo
LawTP Aldous Huxley «The letters of D. H. ( Themes and Variations». Contiene varios ensayos,
los úe»), años después Henderson evidencia en siendo el más im portante el que dedica a l filósofo
«Proper Studies» (1927), la considerable francés Maine de Biran. Al fin al adjunta un tra­
«ncia de las ideas de Pareto; áutor del «TTatta- bajo titulado «The Double Crisis», que los editores

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y el mismo autor nos han advertido apareció en dos Es de esperar que.el autor de «El fin y los me­
números (noviembre-diciembre 1948) de la revista dios», «Ciencia, Libertad y Paz» y el «Mono y su
«World Revíew». Actualmente, Huxley se halla es- esencia», produzca nuevas obras dedicadas a hacer
cribiendo una nueva biografía.
pensar y actu ar a los hombres que comiponen la
Aparte esta bibliografía de Aldous Huxley, exis­ sociedad actual, siempre de cara a un porvenir que
ten ediciones lim itadas y de poca divulgación’ como creemos posible si el individuo, «además de com­
son: «Essays. New and Oíd» (1926); «Hoty Pace and prender, se presta a determ inar por si mismo.» Y
other essays», 300 ejemplares impresos. «Arabía al igual que Huxley en «Prcper Studies», pensamos
Infelix» (1929), 692 ejem plares publicados. «Rotun­ «que una cosa es absolutamente cierta sobre el fu­
da» (1932), una selección de los trabajos de Aldous turo: que nuestra sociedad occidental no persistirá
H u j^ y , y una lectura dada en la Escuela Im perial por mucho tiempo en su actual situación.»
de a e n c ia y Tecnicologia sobre: «T. H. Huxley as
*• Man of Letters» (1932).
G ERM EN

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)1
m t&ma a i p^etíiSamLeni& d e JO S E M A R T I
.A heroica lucha librada por José Marti en tomo ibérico. E n tanto las castas gobernantes y los politicos pro­
a la independcDcia cubana, ha adquirido con- fesionales se esforzaban en mantener a Cuba sometida al
tomos universales. A la distancia del tiempo, a yugo de la esclavitud, en igual medida que al propio pue­
medida que más nos adentramos en su pen­ blo peninsular, las clases humildes, y hasta en cierto modo
samiento, su figura, como poeta y agitador de las ilustradas de la península, veían en esa lucha una de
alma-s, se agiganta. Y no sometido a un nacio­ las formas de su redención.
nalismo particularista que pudiera restarle vue­ Ahorcada ia República de 1873, donde los republicanos
lo y amplitud d e horizontes, sino porque el pro­ a la manera de Em ilio Castelar, Nicolás Salmerón, Pi y Mar-
blem a de Cuba era el latente en su vida. Pero gall, Figueias y Estévanez, tomaron aquel inusitado aconte­
después de Cuba estaban los hombres que también experi­ cimiento com o consecuencia natural, el pensamiento ciuda­
mentaban en carne propia los latigazos de ia opresión, la dano quedaba expue.sto a las fieras del circo. Por temor a
tiranía desencadenada, la Iniquidad, acreedores a su men- desencadenar la revolución y miedo a aplicar determinadas
saje fraterno, arma reconfortante cuando el cerebro duda y medidas, aquellos hombres siguieron la trayectoria de la mo­
el cuerpo decae, para emprender nuevos bríos en pro de narquía con ideales burgueses y principios de suyo conser­
la libertad. vadores. Exactam ente, el fenómeno se reprodujo con toda la
Igual que Simón Bolívar, Martí ha vivido para la revolu gama de colores y detalles en 1931. L a reacción clérigo-
ción en todos los terrenos del int»*lecto. Su ideal, aun en los militar se precipitó com o alud sobre cuantos animadores te­
momentos más íntimos, estaba allí, en la pelea diaria, de to- nia aquel movimiento emancipador de la España del siglo
óos los momentos. Y todo lo ha consagrado a esa labor te­ pasado. L a historia se repite con calculada exactitud cuan­
jonera, sin dudas ni desmayos, que predominó en él hasta do el hombre flaquea, cuando la duda se apodera del sen­
wbte el amor a que renunció para proseguir la ruta del tido común y no siempre ofrece las condiciones precisas
destino que le acicateaba a no perder detalle ni ocasión para para reparar nuestros errores. Los errores resultaron fatales
encender en el alma de los hombres el ideal d e la inde- al punto de retrasar el momento de la libertad de España
Poodencia, en primer lugar, y de la hermandad con.todo.s y, por reflejo, de cuantos vivimos animados por el soplo
•os pueblos de la tierra, después. Com batiente sin preceden­ cálido de nuestra lengua común.
t e , cada fracaso constituía una victoria espiritual que le Los cubanos tenían todas sus razones para aborrecer aquel
®*«^taba a continuar la lucha con más tesón. Hombre sin republicanismo que olvidaba causa tan noble como la in­
w ios y sin fronteras, la fe en la revolución guiaba sus des- dependencia de un pueblo decidido a liberarse de los gri­
unos. Y tal era el fuego de su fe, tan vigoroso su pensamien- llos que le martirizan. Consiguientemente, esa falta de sen­
f?i tan seguro del triunfo, que resultó ser el primer comba- timientos íntimos que ennoblecen a todo hombre que quiere
vf?*® tine sucumbió bajo ©1 plomo de los opresores en la ser libre, puso un negro borrón en la historia de aquellos
^tim a batalla grande que dió la victoria a su ideal: la in- republicanos confeccionados a la medida de la tiranía an­
dependencia de Cuba. terior y posterior, que se esforzaban en pronunciar sendos
••a trascendencia que su fe revolucionaria adquirió en el discursos puntillosos a veces y siempre guardando estilos di­
mundo hispánico ha repercutido con acentos particulares en plomáticos para no herir la susceptibilidad de los paniagua­
^as capas más bajas de la península ibérica. E l proceso de dos, de los roedores de! presupuesto, de que con tanta pena
a revolución cubana ha sido visto con los mejores ojos de se lamentaba M artí. Aquella negligencia, apatía e ignoran­
? “posición al régimen nefasto que ahogaba a España, tan- cia juntas, hacia un problema candente como entrañaba lle­
W tierra firme como en sus posesiones. En tanto iban var adelante la causa de la revolución para situar a España
™^urando esos ideales encamados por M arti, los revolucio- ante la civilización mundial, resolviendo los problemas so­
j ^ o s españoles se pudrían en las prisiones del ré^m en , y ciales y económicos, para acentuar la causa de la libertad,
j . ®“ ticias que lograban filtrarse a través de la tupida ma frente a todo interés particular; sometiendo a los dictados
I* de soplones y lacayos, significaba en parte también un de la m zón a los enemigos emboscados y a las clases pu­
3 ^ 0 de liberación que salía de aquellos pechos martiriza- dientes que se alimentaban de sangre esclava y abrir ancho
La liberación de América ha constituido un alivio en las campo de acción a aquellos pueblos del otro lado del mar
de tortura de los uncidos al carro de la tiranía y que se agitaban al mismo ritmo de liberación, cen ó el libio
salüdo de nuevas auroras para la causa de la liberación, de las libertades ibéricas y cuyas consecuencias se experi­
nat español no podia ser ajeno a esa aspiración tan mentan, con todo su rigor, en nuestros infortunados dias.
bra'*^* 4 e todas las comodidades que tienen derecho a la- José M arti no ha detenido .su pensamiento en disquisi­
f “ ,mÓ6pendencia moral, política y económica, que son ciones acerca de si tal o cual actitud contemplaba la situa­
gj «‘•®l®ntos del porvenir. Y, si verdaderamente, en Cuba ción de ésta o aquella política. Su fe estaba en atizar
la ?«P“l*udüs los hijos de la península, de igual modo, qn el fuego de la revuelta y en llevarla tan lejos com o fuese
misma fosa común quedaban los cubanos, sus hermanos. posible. E l conocía en carne propia la brutalidad de los go­
¡l ” ®1 pueblo a estas reflexiones, cada levantamien- bernantes y políticos; sabía que no razonan, sino que p ro ­
c o n ¿* ,®«5alando el día de gloria en que los pueblos se en- ceden, que embisten como un bisonte, que cuando logran
y g un abrazo inccmfundible, olvidando matanzas sobreponerse sobre los . pueblos que les han elegido para re­
sierras que sembraron d e cruces La periferia del suelo gir sus destinos, se olvidan de sus ideales y principios. Y

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que cuando ©lio ocurre, la revolución se convieríe en reac-


on, ccTOo mas farde lo h a expuesfo Pi y M areall- ©1 libre c o S i,^ r if * t '"dependencia cubana fué formando una
desenvolvimiento se cam bia en fortaleza 3 a n t e conciencia en el pensamiento español. Sin poder expresarlo
^ propagandistas y todas las casas en prisión™ L ^ a u e
tendna que ser libertad por la libertad misma, vuelve sobre muv tT “ i"“ ^ """C ip ació n lo he comprobado de
H a y cantares que los heridos llevaban
qu e^ o ^ p e^ ?^ “ T un ideal
que ocupe todos los pensamientos. E stá visto que los demó- s o t n ,^ ^ «cuchad as con viva satisfacción, y aun
sometido a la opresión, el pueblo las escupía al rostao de
ve t ; a democracia se e l .
vierten a la larga en enemigos de la revolución que es b ia n t *3 1 “ ^ soldados, atacados por las fiebres ga-
lepantes del trópico, caían a racimos. L as peripecias de la
^ i g u a , al tener que defenderse contra enemigos embosca-
,4». ^i ^ e ' horizonte con oíos
la h C ; *°2^dor que mide las d is t a n c iJ y h líT n ^ b o l y matorral. im ponían% avor. ? u « \
o j tiempo. L a causa de la libertad de un pueblo había que luchar en condiciones de inferioridad contra los 1
• ^.“ ®í°f'unadamente, siempre ha costado rios de llevaron r S a S i'
sangre mártir y no es posible confiarla a conciencias imnn
m JT m o Z rt?
■ del d e s l S d“ ra d u T ;
í ta ^ o S a e com batiente anónimo nos de^ilifíJ^dl® desigual fué un tío mío, hermano I
Tan f porque los dos r ■ ® contrajo en la isla la fiebre terrible. Trans-
han ofrendado todo lo que tenían. Y ese gestV m e r l e to d ^ M m baber permanecido algún tiem- J
comprenderlo, es indudable que ten- m o r T eí" -°i bospital. Como herencia al I
S mentalidad del poe-
oartrao l libertad todo el la V l a ¿ v t / 1 ^/‘? P “ £?’ con su con eaje. cantimplo- '
p i t i d o que la h a r ta d misma ofrece, la dictadura se impo- d J}n U u T 3 Estas reliquias fueron encerra-
« f u ^ a T cuZ m incapaces, porque toda opresión rido Hn ^ destinada a n t« a m i que-
w tu e n a acumulada que se vuelca contra el descontento ndo tío, en la casa donde nací. E n eUa entraba yo con fe-
Toda tiranía es el resjiltada de la brutalidad endiosada'
S a la
Ningún verdugo tiene ideas; sus problemas no so™ d f r a
v“ o™ entendimiento, sino de eliminación del ad- revean aTa^J’ ki emociones, tenían también su
to d f «. reconfortante. M i padre, republicano de
f ? u - resistía la invitación que frecuait»
mente le hacia su hijo mayor y se veía obligado a ceder a
sus interrogantes. Asi, tuvo que exp lícark ^ el s « r e to de
habitación, en la que
ío ín í h ‘ w . ' “ '* “ ■ 1”
^ 1 n a s ^ ^ í f a k '" / ! ? '’ P °d « - P « a salir
p r . P * f consideraciones que merece la situación planteada t¿ I Í fl * , « J * 7o a -in n e de formularle tales pregun­
7 revolución en la época en que í en tas. Mas, al fin, soltaba la lengua, Y luego de las explicacio-
traba España frente al movimiento insurgente del nuebio m ¿ ^Y^no correspondían, explotaba en Jágri-
mas Y no por el tío muerto, que al fin no era más que m o
r e g im e ^ fL m S S
que aparecen como de prestado y de tanto en tanto en el PC' el Ideal que encerraba
w r T a 'i c t 'Í d ^ ™ ^ " ° ” ®’’ "'® ? P a a ser devorados del correlación con la liberación
p or la dictadura y sus resultados negativos e n cuanto a la del pueblo ibérico. Luego, explotaba en coplas que cantaba
evolución de los pueblos. E se error iL alificable, Z se r©! de memoria, pues e l movimiento republicano las habia im­
?á nna Pensamiento de ser l i b r f f u t preso en un folleto pequeñito. de tapas azules que él guar-
hnmd^ y °* potentados y los poderosos a las clases b « í° l ^ v e ,.jm i t o l su c S
planchada con botcmes de oro. A través d e aqueUas conver-
saciones se despertó en mí el sentimiento de la libertad
que al T r SP p c t f *blo para Cuba, Una d e las coplas decía:
que al hn se e s f o ^ por colocarse en su propio medio sino
P®£® porvenir del pensamiento español
«General W eyler que escuchas
José Marti tenía un concepto de largo alcance en cuanto E n la manigua cubana
S u T tm o parricd ar E l grito de Cuba libre
f? J 3 libertad, que fué su martirio y su gloria Independiente de España...»
b lL ^ i' Á í ba conmovido a todos los pue-
E1 p u e b i t ^ ^ ? ; 1 ®u encontró su repercusión, r„h « «crminada la campaña de
en i i a n i o ^ j no ornaba parte, porque no p o ^ opinar, Cuba h u ^ que fabricar otro emporio militarista y se inventó
auto al desarrollo de los acontecimientos. Aniquilado la campana t ó c a n a . Cuba y A frica están sembrada^ d.? tv íi.
°P°?ición, los enemigos de la libertad hin- bas de « p a ñ o es. W eyler, Martínez Campos, Prim. Saniur-
r, “ T pensamiento pe- má tíí ’ b'^'-arro. MíUán Astray, Franco y toda su c a ­
marilla d e reyes, duques y c o n d « . rep r«en tan el d«hech n
™ ^ u 'e «Je hom- humano, las purulencias cancerosas de un sistema al que
v e S iv ^ L movimiento sub-
ver^vo. L o mismo que en nuestros días, las prisiones se m n t^ o “ d e 't^ ^ A que siempre ha sacado ¿ r -
v e r tid en universidades de civismo d o ^ e se i C n ©laboran'
do ideas ^ e s para sacudir el yugo opresor. Y es aue los lí ¿¿í»‘‘rr-páS“”“
P^b^'^^-sociales más importantes d e l a his­ a Í í f z a f f r o n t e ' ^ " n b J a r ü y de Bolívar, no se concretan
toria, también en España han tenido su concreción en l t b r l fíto ií? m flu ^ cia, sino en eliminarlas. Hom-
presidios. En las derrotas, las almas se t e n S n i r c o ñ c e p d é1a i S d ® palpitado al sólo sentimiento
M e t •'I se corrigen, los caracteres se mo­ i o h í a r l í ’ m - "■" Particularmente en Marti
difican. Los p an d es espíritus salen vigorizados de tan duras " o jv a r era mas positivista que el poeta cubano— resnlti
pruebas. L a hermandad entre los hombres es alli más ¡ S jncreible cómo en el tráfago d e una tócha
y s e h ace carne. Cuando nte encontramos privados de la ti I S ^ ra® ®*^bbir versos de tan intimo sabor
d T Jm i T"aO u “ f ' ” " * Pc-^^ido. Apretamos los V ^ í " PW<J;gi«> de nobleza «p iritu al
dientes y acumulamos reservas para las batallas futuras y d «arto ilar una actividad periodística p em an ente sobie
los más vanados temas de aquel e n to n c«. M arti fué un ejeiii-

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DIAGRAMA

EL HOMBRE DANZA EN EL ESPACIO


N D U D A B L E M E N T E aquel hombre había pia de un cuerpo y m ente sanos, la inmediata realización
estado en la revolución. Su orgullo que h ^ la de esas aspiraciones sociales, por las cuales habla sacnfi-
ese momento creí desvario senil, m e pareció jus. cado la vida. . . .
tificado en parte, merced a los documentos y Hastiado de utopías, luché por realidades y exigí, a qu iw
fotografías que me mostró. P or ello pude per­ hube de hacerlo, por lograr ver realizado raí ideal, e n la
catarm e que se trataba de un personaje, prota­ posible medida de lo inmediato. H abía estallado una revo-
gonista de varias e importantes acciones, en la lud ón en mi tierra y yo había combatido en ella; peto per­
dimos y perdí. Nuevos horizontes roe fueron dados a c o ­
lucha emancipadora.
^----- -- Desde aquel momento fué para mí, un ser nocer y observar, y ya en ellos, pensaba con desazón en las
inl«esante; un poco más tarde, preciso es confesarlo, un fallas, en el egoísmo y en la falta d e estatura histórica de
gran amigo y lamento ri consignarlo, por breve tiempo, ya los hombres que nos hablan dirigido. Culpé a todo el mun­
do sin pensar (¡oh juventudl) que los hombres suelen ser
que a poco de haber trabado conocimiento con él, murió.
humanos y mortales; no celestiales visiones de querubines
No podría retratar su faz de manera atinada, empero pu e­
do afirmar que sus rasgos no carecían d e nobleza. Más que sonrosados. - j •
E n mudos soliloquios, mi alm a preguntaba angustiada si
lo que él era, era lo que él irradiaba. U n ser sencillo y ex­
merecía la pena haber hecho de la vida una conciencia ate­
traordinario, a la par. naceada por la perfección, cuando... apareció, en el extremo
Al principio m e había molestado la inoportuna pertinacia
opuesto del banco d el parque donde hallábame sentado, un
4*1 vejete en trabar conversación pese a mi taciturno si­
lencio, presagio de honda melancolía. D ebo indicar, para viejecillo. Su voz alteró el curso dramático d? mis conclu­
*1 buen sentido d e la nanación, aunque de manera sus- siones:
los motivos de mi pésimo estado moral aquella tar­ — ¿Es usted de aquí, joven...?
de. Mi vida, corta a la sazón, tenía mucho d el trajín revo Molesto por su pregunta, contesté rápido:
lucicmario; un anhelo por lograr un mejoramiento social en — ¡No!... '
pobre tierra, habíanme llevado a extremos (¿por qué no Respondió, a su vez, en forma bondadosa:
heroicos. Dura brega aquella en la que las efe- — Yá m e parecía... ya me parecía...
M e lo quedé mirando, al tiempo que quedamos 1<» dos
u)érides trascendentes adquieren el aspecto d e la rutina dia-
Lios hombres que así actúan suelen adolecer de una en silencio. Atiné á comprender, más calmado mi afan ju­
venil propenso a prejuzgar, que aquel hombrecillo entend'a
UBcesario es asentarlo; carecen en cierto modo de ju-
y®ntud. L a objetividad en el ser humano, es lo menos ob- de mis p.-nas, por grandes. mUteriosas o intangibles que és­
jetwo pata la vida real. tas me pareciesen.
Su indumentaria raída, decía poco de sus bienes materia
En concreto; mi juventud pedía, con la imparcialidad pro­
les; en cuanto al contenido espiritual, me es dado el decir,
que estaba pletórico de grandes y elevadas miras. E n espe­
pio de fraternidad, ya que aun engolfado en los problemas cial me fascinó su modo de amar a los seres humanos y
de la revolución no podía sustraerse a las vibraciones de su su incapacidad para pensar avi&samente de ellos. No je que­
sensibilidad, consternándose d e emoción ante los niños; «Hijo, jaba de su contenido, a fe mía no muy brillante; era una
«pautado .de todo me refugio en tí. Tengo fe en el mejo- conciencia fuerte y los malos pensamientos c ingratitudes
r ^ ie n fo humano, en la vida futura, en la utilidad de la se estrellaban ante él, como s i encontraran pétreo muro s n
^“^ d , y en ti». América y el mundo tienen en él una d¿ aristas. , ,
las f i p u jj jjg contom o histórico. L a conversación con el anciano transcurrió placida y p íe­
¿Cómo ha sido posible que un solo hom bre haya podido l a de sugerencias; , . .
ejercer tanta influencia en el pensamiento de libertad de los — ¿Entonces usted es d e...; puedo decirle que lo único que
pueblos de América? me impidió estar con ustedes fué la edad. Por lo demás
L ada combatiente que cae es un soldado perdido para la estaba completamente identificado con lo que pugnaban i c r
eausa revolucionaria; su pérdida era pata Martí otra herida seguir... . ,
profunda a través de la cual sangraba su alma, y ello le obli­ Entró en plan de confidencias y me impuso rápidamente
gaba a escribir: de sus andanzas;
— Al n a c e i - ^ e dijo graciosamente— pense para nii;
«Cultivo una rosa blanca ¡Aprovecha la ocasión! Y ahí m e tiene usted metido por to­
E n julio com o en enero. dos los vericuetos de mi querida tien a . L a primera visión
Para el amigo sincero revolucionaría nació en mí, al salir ÁA terruño: comprobé
Q ue me de su mano franca.» que la tierra era igual dentro que fuera de mi nación; en­
Ese era el hombre que animaba a la revolución cubana. tendí por tanto, que el dolor y la ignorancia en el homlire.
no era congénila d e mis pobres hermanos provincianos; de­
C A M P IO C A R P IO duje por lo mismo, que el hombre sensato tenía que .ser uní-

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veisalista. E ra tan facil deducirlo, Pero la práctica demos-


tro que esa facii conclusión tenía un camino espinoso, por bromeaba. L o decía muy seriamente- AHsbaba futura
no decir sangriento. E n él se cruzaban, obstruvéndolo. las [ eno de promesas. Aquel hombre me recordaba algunas lec­
barreras policromas d e las fronteras; era el nefasto sentido turas. ¿Podría ser él? Pero Don Q uijote era clásico,
de la «geografía política» que generaba el odio entre los Se levantó traliajosamente del banco y me rogó lo fuer*
hombres de las mversas naciones; el no menos temible de díjo-’^^'^*'' “jHecfaamos las manos para despedirnos, me
a «geografía estratégica» que convertía a los pueblos en tea-
r humillante d e luchas, por poderío económico y guerrero- — No oslé triste, joven. Nada de lo que hemos hecho h»
la «geografía colonial» por medio de la cual un grupo de sido en vano. Usted lia hecho un alto en ei camino- yo he
h o m b r« sojuzgaba a otro grupo bajo la idea de «educar- terminado, pero observe que m i interés por el pueblo me h«
sido recompensado. Estoy siendo atendido magnificamente...
tw k)s*‘" propósito ostensible era e! de explo-
Mientras m e decía lo anterior, campeaba en mi mente la
t r ^ e tragica; «Sala de menesterosos».
Mis preocupaciones quedaron relegadas a segundo térm i­
E l viejeeillo se alejó.
no, lo escuchaba complacido; el viejeeillo sonrió, prosiguien-
do la narración de desventuras y venturas, que de todo ha- D ías después recordé el compromiso contraído con mi p « -
^ n a je y me encaminé al Hospital. Pregunté en la Oficina de
-V ü lvi a raí tierra con ese bagaje infernal de ¡d eis. Por Control por mi amigo. E l encargado se me quedó mirando
im momento sentí decrecer, lo confieso, mi idea universa- tiiamente, tras consultar el fichero y me preguntó-
to ta ^ ver de nueva cuenta, el pueblecillo donde nací. ¿Era inuy amigo el señor por eí cual preg u nta?..
E s extraño ese sentido nostálgico que nos com ierte en co­ Había algo de ominoso preludio en la pregunta:
metas sentimentales con órbita excéntrica, por medio de ;a — E s buen amigo. ¿Pu.-do verlo?...
cual vivimos en diversos lugares sin dejar de acordamos Mi respuesta era en «presente»; él me hablo en «pa.sado»
donde nacimos aun cuando, en ocasiones, esa tierra no hava Otra vez habló. L a contestación fué rápida, cortante:
sido prodiga con nosotros. Pues bien, volvi y entonces me — L o siento. D ebo de participarle que hace dos días mu
rió.
encontré con novedad Otros jóvenes tenían ideas parecidas
o l e a le s a las imas. Los contactos no se hicieron esperar v Ante mi sorpr^-sa, me aclaró:
aquí me tiene usted en la revolución. Trastrocamos las co­ Por lo que veo en su ficha clínica, observo que entró
sas en aras de una pcsterior rectificación. Tuve fe en los en este establecimiento en grave estado; tuvo alguna mejo­
ra, pero la recaída era d i preveerse y así sucedió...
«fuerano encabezaron y creo que mereció la pena el
— Pero— interrumpí yo—no entiendo; este caballero era
Larga fué la conversación con ei anciano, y en ella fué ayudado y se tenía la fundada esperanza en salvarlo...
prolijo en relatorme fechas y nombres; pero lo que más — Tenga usted en cuenta, señor— me dijo algo molesto d
me imprffiiono fueron las palabras finales. Habíame indicado empleado— que en este Hospital se ayuda a todo sét huma­
algunos hombres que en el pai's figuraban, entonces, en po­ no que no puede atender a los gastos que su enfermedad
genera...
lítica, y que habían sido también compañeros de lucha y
martirio de mi ocasional interloculor, que de lodo liubo L e Tras una pausa, añadió:
pregunté: — Ese señor murió, prácticam ente, en la indigencia...
— ¿T ahora cómo está usted; qué hace...? no podía oír más. Pensé en el viejeeillo de
- - ^ t o y algo enfermo y debo decirle que se han portado mirada bondadosa y recordé sus amplias ideas, pero sobre
muy bien conmigo. E l amigo, el ministro... me está brindan­ todo aquel optimismo en e! futuro ,de que hizo u.so en la
do su protección, Merced a él mi dolencia podrá ser ata­ conversación. E ra, a no dudarlo, un espíritu indomable.
cada con t ^ o s los medicamentos adecuados... Mire usted... Tengo para mí que ese hom bre soñó con la libertad y
Me enseñó un papel, en el que se autorizaba una inyec- la coiporizó, pese a las fallas humanas y sus miserias.
Recordé sus palabras:
° íi, peto me llamó la atención una pequeña fra-
secilla impresa: «Sala de menesterosos». — Nada de lo que hemos hecho ha sido en vano. Usted
Aquel hombre dependía de la caridad. E l estado respon- ha hecho un alto en el cam ino; yo he tenninado...
üia «magDanimamente» a los desvelos altruistas de aquel ser 1 L a existencia, aun cuando efímera, es hermosa cuando .se
Pero él era intensamente feliz. dignmca.
{Sabe usted?— me dijo— hfe siento satisfecho de que se
acumden de este viejito que soy. No cabe duda que, con A d o lfo H E R N A N D E Z
hombres com o los que gobiernan la nación, ésta avanza a
pasos agigantados por los senderos de la justicia social... M éxico.

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D C C U Í ^ I C ^ T A N C I C N

LA ESTRUCTURA DEL SINDICALISMO VERTICAL


ES TIPICAMENTE FA SC ISTA
. régimen Sindical en la España fran ­ LOS SINDICATOS OFICIALES. — En sustitución
quista, es el propio de un Estado to­ del régimen de Sindicatos libres q\ie existían desde
talitario, como se desprende de la no principios de siglo, el régimen franquista ha esta­
existencia de Sindicatos jibres y de la blecido los Sindicatos forzosos, piezas del Estado
estructura y organización de los Sin­ dependientes de la Organización Sindical de Falan­
dicatos oficíales. ge Española Tradidonalista y de las J.O.N.S., par­
IN EXISTEN CIA DE SINDICATOS tido único y oficial del régimen.
L IB R E S , — Por decreto de la Ju n ta PRIN C IPIG S BASICOS. - En los 26 puntos de
de Defensa de Burgos de 13 de sep- Falange elaborados en octubre de 1934 e in corj»-
tiemlbre de 1936, se declaró fuera rádos en 1937 como doctrina pclitica del Estado
de la ley a las organizaciones sociales (Sindicatos) e,spañol, se encuentran los principios a que se
que hubieran figurado como integrando* el Frente acomodarán la organización del régimen de Sin-
Popular o que hubieran hecho oposición a las fuer­ dicatos. Son los siguientes:
zas franquistas (Art. TO) decretándose la incautar «Nuestro Estado será un instrumento totalitario
ción de todos sus bienes, muebles e inmuebles y a l servicio de la integridad de la patria.» (Pun­
documentos. to 6.) , _
^ ley de Responsabilidad Política de 9 de febre­ «Nosotros concebimos España en el orden eco­
ro de 1939—que establece sanciones con carácter re­ nómico. como gigantesco Sindícate, de productores.
troactivo—ratificando el Decreto anterior, dispuso Nosotros organizaremos corporativamente la so­
que continuarían fuera de la ley las Organizaciones ciedad española per un sistem a de Sindicatos Ver­
Sindicales siguientes: La Confederación Nacional del ticales por ram as de la producción al servicio de
7'rabajo (sindicalistas), la Unión General de TTaba- la integridad económica nacional.» (Punto 9.)
J^ ores (socialistasi, Solidaridad de Trabajadores
J ascos (social cristianos), y la Unión de Rabassaires E l desarrollo de estos principios se inicia con el
Decreto de 4 de agesto de 1937 (Boletín Oficial
doradores catalanes). del 7) por el que se aprueban los Estatutos de «Fa­
Todas estas organizaciones obreras o Sindicatos lange Española Tradicjonalista y de las J.O.N.S.):
constituidos librem ente por los trabajadores, según
®us afinidades ideológicas y al amparo de la Ley de y en cuyo capitulo V II, titulado «SINDICATOS»
se otorga a l Partido Unico o Falange, la facultad
Asolaciones de 1887. quedaron suprimidas; sus lo- de crear y m antener las Organizaciones Sindica­
sus bienes, sus cooperativas, sus Mutualála- les aptas p ara encuadrar el Trabajo y la produc­
y sus obras sociales, fueron confiscadas y sus ción y reparto de bienes; se dispone que los Man­
®ierabros directivos perseguidos, encarcelados, con- dos de estas Organizaciones procederán de las fi­
«enaidos a penas de 20 y 30 años de prisión y a las del Movimiento y serán formados y tutelados
B astan tes de en tre ellos fueron fusilados. por la Jefa tu ra del mismo, como garan tía de que
Ninguna Ley, Decreto o disposición del Estado la Organización sindical ha de estar subordinada
^'^ qu ista, h a vuelto a reconocer a los trabajadores al interés nacional e Infundlda de los ideales de!
vk n atu ral reconocido en todas las naciones Estado: y se establece que la Je fa tu ra Nacional de
lares y en la Declaración de los Derechos del Horn­ Sindicatos será conferida a un solo m ilitante y
e a promulgados por la O.N.U. de asociarse y form ar su orden interior tendrá «una graduación vertical
^indicatos nara la defensa de sus intereses profesio- y jerárquica a la m anera de un ejército creador
hales.
Por ello, las Organizaciones obreras libres antes justo y ordenado.»
En la C arta o Fuero del Trabajo aprobada por
itadas, y que fueron disueitas por el Estado, sola- Decreto de la Jefa tu ra de Estado de ^ de mayo
pueden ser reconstituidas y funcionar en la de 1938, se desarrollan en su capitulo X III,
andestinidad. Frecuentem ente sus directivos y ele­ principios sindicales que perfilan y dibujan la
mentos actuantes son detenidos por la policía y ideología, estructura y organización de los Sindi­
P r e s a d o s y .sancionados con graves penas de prl- catos Verticales. He aqui sus definiciones princi­
ya que su creación y funcionamiento y la afl-
a ellos, fueron calificados de delitos por la pales:
^ y de Seguridad del Estado de 29 de marzo de 1941 a) La Organización N acional-Sindicalista del
¿ el nuevo Código Penal de 23 de diciembre Eistado se inspira en los principios de Unidad,
Totalidad y Jerarquía.

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478 CENIT

b) Todos los factores de la economía serán en- NACIONAL-SINDICALISTA y a ésta se le define


•cuadrados por ram as de la .producción o servicios como «unidad m ilitante en disciplina del Movi
en Sindicatos Verticales. miento».
c) El Sindicato Vertical es una Corporación de La Jefatu ra de esta 0>raunidad Nacional-Sindi­
derecho público que se constituye por la integra­ calista, es atribuida a la Delegación Necional de
ción de un organismo unitario de todos los ele­ Sindicatos de «Falange Española Tradicionalista y
mentos que consagran sus actividades a i cumpli­ de las Ju n ta s Ofensivas Nacional-Sindicalistas»,
miento del proceso econitoiico, dentro de un deter­ La delegación Nacional de Sindicatos, es eje r
minado servicio o ram a de la producción, orde­ cida por una persona nombrada por el Je fe de
nado jerárquicam ente bajo la dirección del Estado Falange, que es el Je fe del Estado, es decir, el ge
d) Las jerarquías del Sindicato recaerán nece- neral Franco. E s asistido por una Ju n ta CJentral de
eariam ente en m ilitantes de Tlalange Española Sindicatos.
Tradicionalista y de las J.O.N.S. E l Delegado Nacioíial de Sindicatos o Je fe Dele­
e> El Sindicato Vertical es instrum ento al ser­ gado de la Organización Sindical de Falange, ejer.
vicio del Estado, a través del cual realizará prin­ ce sus funciones ordenadoras a través de los Sindi­
cipalmente su política económica, catos Nacionales de ámbito nacional y de las Cen­
trales N acional-Sindicalistas, de carácter restrin­
LA ORGANIZACION SINDICAL DE FALANGE. gido, local o provincial.
CONVERTIDA EN SINDICATO IM PUESTO. — De E l Sindicato Nacional es una Corporación de de­
los tres principios que Inspiran la Organización Na­ recho público, que se constituye por la integración
cional-Sindicalista; Unidad, Totalidad y Jerarqu ía, de un Organismo unitario de todos los elementos
definidas en el Fuero del Trabajo, se pone en apli­ que intervienen en una ram a de la producción, or­
cación el principio de la Unidad, en ia Ley del 26 denado jerárquicam ente -bajo la dirección suprema
de enero de 1940 (Boletín del 31) denominado de del Estado.
«Unión Sindical», por el que se impone como úni­ E l Estatuto de cada Sindicato Nacional, debe ser
cos legalmente reconocidos, los Sindicatos Vertica­ aprobado por el Je fe de Falange (Jefe del Estado)
les de Falange, prohibiéndose la existencia de otros a propuesta de la Delegación Nacional de Sindi­
Sindicatos libres y se derc«a la ley sobre Coopera­ catos.
tivas. El mando de cada Sindicato Nacional, lo ejerce
Los términos de la ley son term inantes; una persona con el nombre de Je fe , nombrado poi
Art, 10.—L a organización Sindical de la P.E.T. y ei mando de Falange (Jefe del Estado) a propuesM
de las J.O.N.S., es la única reconocida con perso­ de la Delegación Nacional de Sindicatos.
nalidad suficiente por el Estado, quien no admitirá El Je fe de cada Sindicato Nacional, es asistido
la existencia de ninguna otra con fines análogc® o en sus funciones por las Jerarquías que el Esta­
similares.» tuto de cada Sindicato determine, pero tales Jerar­
Art; 20.—A partir de la publicación de esta Ley, quías que constituyen con el Jefe la Ju n ta Central
aquellas Asociaciones creadas para defender o re­ del Sindicato, deberán ser nombradas por la Secre­
presentar total o parcialmente intereses económicos taria G eneral del Movimiento (Falange) a propuesta
o de clase, lleven o no la dfnom inación de Sindica­ de la Delegación Nacional de Sindicatos de Falange
tos, Asociaciones obreras, Patronales, Gremiales, Española Tradicionalista y de las J.O.N.S.
etcétera, quedarán incorporadas a la Organización En el piano local o provincial figuran las Cen­
Sindical del Movimiento.» trales Nacional-Sindicalistas.
Con esta disposición se absorvia a los Sindicatos La autoridad Sindical la ejerce la Delegación
que no quedaron disueltos por la Ley de Respon­ Provincial de Sindicatos de Falange, dependiente
sabilidades Políticas, tales como los Sindicatos Ca­ y nombrada por la delegación Nacional de Sindi­
tólicos y otras Asociaciones de campesinos de sig­ catos y bajo las órdenes de aquélla figuran laí
nificación derechista o neutra, Delegaciones Sindicales de zona económica.
Los Je fe s de estas Delegaciones, presididos por
ESTRUCTURA ORGANICA DE LOS SINDICA­ el Delegado Provincial de Sindicatos de Falai^e-
TO S VERTICAL FA LA N GISTA .— E n cumplimiento constituyen el Consejo Sindical de la Provincia
de los principios enumerados en las disposiciones E ste Consejo puede ser presidido por el Je fe pro­
anteriores y con arreglo a los cuales se han ido vincial de Falange o Gobernador civil.
constituyendo de hecho los distintos Sindicatos fa ­ E sta Delegación crea, organiza y dirige en el pia­
langistas locales y nacionales, se concreta la Orga­ no provincial, los Sindicatos locales, cuyos Jefes
nización general y la estructura de los Sindicatos, son nombrados por el Mando.
en la ley de 8 de diciembre 1940 (Boletín Oficial Todos los Mandos de los Sindicatos deberán re*
del 7). caer, necesariam ente, en m ilitantes de Falange.
L a exposición de motivos de dicha Ley, dice; Las Centrales Nacional-Sindicalistas, a través 4*
«El sistem a de Sindicatos del régimen no se con­ los Sindicatos locales, pueden imponer cuota a to­
figura por tanto, como una red de agrupaciones dos los productores de su jurisdicción, estén o n°
privadas a las que el Estado confiera competencias inscritos en aquéllos. Actualmente, la cuota sindi­
m ás o menos importantes, sino que de acuerdo con cal, forzosamente impuesta a todos los trabajado­
aquel principio de los veintiséis puntos que concibe res, es el 1,50 % del salario, que es retenido por ^
a España, en lo económico, como un gigantesco F'.mpresa y entregado al Sindicato oficial.
Sindicato de productores, la sindicación viene a ser La acción de los Sindicatos en la esfera nacional-
la form a política de la economía entera de Espa­ provincial y local, se desarrollará, dice el articuW
ña.» 20 de la Ley, en la disciplina del Movimiento y b3J*^
Al conjunto de productores españoles (patronos, las jerarquías de los mandos sindicales correspon­
técnicos y obreros) se la denomina COMUNIDAD dientes de Falange Española Tradicionalista y

Ayuntamiento de Madrid
CENIT 479

ias J O.N.S., que funcionarán, respecto de los man­ La elección se lim ita, pues, a poder elegir entre
dos políticos del Partido, con la subordinación que una lista de candidatos únicos form ada por el Jefe
establecen los Estatutos del mismo. d el Sindicato-
Aun asi, esta elección carece de garantías, pues
LA FACULTAD DE E L E G IR D IREC TIV O S DEL la Mesa electoral, que dirige y controla lajs opera­
SINDICATO, A TRIBU ID A A LOS TRABAJADO­ ciones electorales, n o reúne garantías- de impar-
R ES Desde diciembre de 1940 en que se estable­ ciaUdad para los trabajadores, ya que está formada
cieron los Sindicatos Verticales, h asta Julio de 1943, por el Je fe Local de Falange como Presidente, el
todos los cargos directivos de los Sindicatos, se h a­ Delegado Sindical Local, nombrado por el Mando,
dan por la Delegación Nacional de Sindicatos, sin los Jefes de las Entidades, nombrados por el Man­
intervención alguna de los trabajadores, afiliados do, y sólo dos obreros afiliados, que h abrán de ser
oligatoriamente a los Sindicatos únicos y oficiales 6l de mayor y menor edad y m ilitantes de Falange.
Por Decreto de 17 de julio de 1943, se establece L a elección no es secreta, pues la votación se hace
un principio tímido de intervención de los traba- por medio de papeleta escrita flrniada por el elector,
jadores en la elección de las Ju n ta s directivas lo- A pesar de la Inexistencia de libertad electoral y
cales de 1<® mismos, pero con tales linátaciones, de la fa lta de garan tías de la Mesa electoral, la
que prácticam ente hacen inexistente la libertad de elección no tiene por si validez, ya que es el Dele­
elección. gado provincial el que aprueba la elección, o ei que
Son excluidos de la elección por los trabajadores puede proponer a l Delegado Nacional de S in d ic a ^
afiliado®, los Jefes de cada Organismo o unidad, QUE PONGA EL VETO A C IERTO S NOMBRES
los cuales son designados de arriba a abajo por el ELEG ID O S O QUE ANULE EL RESULTADO DE
Mando. LA ELECCION. , ,
Tampoco sen elegidos por los trabajadores los En las elecciones de segando grado para e l ^ n
cargos de carácter técnico y adm inistrativo exis­ representantes en organismos superiores, los elec­
tentes en el Sindicato. tores hacen la elección con las mismas restnccio-
Con esto, y de hecho, toda la autoridad e s eje r­ iies a la libertad y las designaciones están sujetas
cida por elementos designados por el Mando de F a ­ a la aprobación o nulidad dictada por los Mandos
lange, y toda la acción es realizada a través de superiores. , . ,
elermentos nombrados por el mismo Mando. E l cedazo o control recorre toda la escala de Ju n ­
La elección de los miembros de las Ju n ta s rec­ tas y Organismos superiores.
toras de los Sindicatos, no es libre p ara los.obre­ Todas ias leyes y disposiciones que se citan en
ros, pues éstos tienen que E L E G IR NECESARIA­ este trabajo, se encuentran vigentes en la actua­
MENTE a los comprendidos en una lista previa­ lidad Del conjunto de las mismas claram ente se
mente formada por el Delegado Sindical Local con desprende que la organización de Sindicatos Ver­
aprobación del Je fe de Falange y en cuya lista ticales creada por e l Eístado español, no tiene nada
figuran un número triple de nombres que el de aue ver con e l régimen de sindicación libre y vo­
cargos que hayan de elegirse. Entre las condiciones lu ntario que im pera en los países democráticos
necesarias para poder figurar en la lista de c andi- y civilizados. , .
(íatos, figura la de gozar de CONFIANZA p O L iu i- E l régimen Sindical franquista, único, forzoso
®A, y ya se sabe lo que eso quiere decir en los impuesto a los trabajadores; dependiente del P ar­
regimenes totalitarics. En igualdad de condiciones, tido Unico de Falange, es una pieza mas del E st^
torán siempre preferidos los m ilitantes de F.E.T. y do totalitario y está al servicio exclusivo de los fi­
de las J.O.N.S. nes de dominación y de opresión de éste.

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Lq v id a y los LIBROS

lE I E F E R W © f f A Í T ® Í P W j ® j p M
pensadores de formación
anarquista, cuya influencia intelectual
liK mayormente tiende a dejarse sentir
! ^1 1 es indudablemente, Paul
j Persuadido de que es e n .e l íon-
f do moral, consubstancial con la espe- S o ^ í “ “ V e
(incluso un teólogo como tener un carácter absolutista
creer tomen arrawA i l^ .A h i que no es de
llevamos en chino la ? moda^fdldes d i Pt^^blo
fnnatn <¡omo algo natural. Tchang K ai S ? n á ! *”PP nacionalista, a lo
estatal, de Mao Tse T o i I J ttiodalidad comunista
de^Gme"?s^francam^n. las concepciones filosóficas

si3^ é i £ = : ? 3^ S £ t e
di
S S I W 'S f ' “ u S” m tS "flu "e '

£"r,rs'“v f v “ I E “ “
p T o L V e ^ ,ía V ¿ e S ,V a' iT a S
ííonde los Confuc^^y L (Z ? se u
inspiración en sus obras r e s ^ t i 4 s ^ tecunda

S e s tu d lo '^ ^ c o m r s r íc
H — i s l i i : :
m i f e i r i a c £ S ”oue humanas, la siva, asequible y amnlin f f amplitud expre-
hereditarios privilegios en castas y tuturales y los extranjeros 'ta-
Pueblo chino, vasto
S í i B á á S P S ichinos.
E s la moral ou l
S de las ciencias, de las a r ^ v u ^ conocimfientc
El último O p ten lo d ^ ó n í * ® g e n e r a l .
para amplias consideración??
mámente interesante si lac hubiera sido su-
s S S IÍrp »«“ rropio autor en una o b ri
^ tiv a . No obstante u n í v L
desarrollado el

de la producción d é P a ll ^ i i ? ^ conjunto
el sin tético con ten id o de « L ? ^«.sP^ende, por
role dans la grande S v n t h ó L ^ p^^p p *®® ®tson
te la justicia, que S a “a d í y fundam entll S o r d ?^ ?® Pereniie
rresponde, «Las dos v l f t u d e s '^ ^ 'e ^ ^ p S ^ r a í / - emancipación de los pueblos. efectiva
fo n t a u r a

Ayuntamiento de Madrid
o <►
o <►
o Q u ita , to m a, pon trae.
O
o <►
i> saca, d a , lle n a ... <►
o V o z d e l co n tram a e stre, <►
o <►
o voz qu e o rd en a;
o
<>
A rrib a , a b a jo , a un la d o , <►
o a l o tro ... Es la fa e n a <►
o d e todos y d e c a d a uno, <►
<> <►
o p ro p o rció n d e e sla b ó n y d e c a d e n a ,
razón d e c a n g iló n y a rtilu g io .
o
i> <►
i> Ju stifica ció n d e com parsa en escena. <►
o <►
o Q u it a , to m a , p o n , trae,
<►
<> saca, d a , lle n a ... o
o S in o b je to y sin fin , como un estéril <►
o rio e n c a u c e d e a re n a
o
o <►
o q u e secara su curso, o
i> q u e c e g a ra su v e n a . <►
o Q u it a , to m a , p o n , trae, <►
o <>
o saca, d a , lle n a ...
N os m ovem os d e un la d o p a ra otro
o
o o
o en hora m ala, en hora b u en a , <►
o <►
o en e l a lie n to , en e l d esánim o,
o
o la a le g r ía y la p en a. <►
o Y io d o , ¿ p a ra q u é , ¿ p o r q u é ? <►
o <►
o «¿Hasta c u á n d o ? ...
In ú til p re g u n ta r. L a voz q u e ordena
<►
o <►
o sólo sab e m andar: Q u ita , p o n , tra e , o
<> saca, d a . lle n a ... o
<>
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o A lfr e d o M A R Q U E R I E . t
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O * n c ia :
a dj v e rte
^ A M a r q u e r ie e sc rib ió esta e stu p e n d a p la s m a c ió n ^

o p o é tica del tra b a jo a la c a d e n a , a n te s d e l ^


<>
o e s ta llid o g u e rre ro d e 1 9 3 6 . ^

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^^¿mTe£né¿M eñ¡c(}\

liñ v M a r a ifo

% in a i€ m $ m 9

¿C'L A L E S S O X L O S O R I G E N E S D E L > 10
V I3 IIE N T O O BRERO A N A KC’O -S IN D IC A -
L I S T A E S P A Ñ O L ? ¿ C u á le s s o n su s p r in c i­
p io s id e o ló g ic o s ? ¿ C u á le s s o n s u s t á c t i c a s y
c u á le s s u s o b je t iv o s ? ¿ C u á le s h a n sid o su s
lu c h a s , su s t r iu n f o s y su s m a r t i r i o s ? ¿ C u á l
h a sid o s u t r a y e c t o r i a d e s d e lo s tie m p o s de
l a P r i m e r a I n t e r n a c i o n a l h a s t a n u e s tr o s
d ia s ?
D os o b r a s , q u e n o d e b e n f a l t a r e n la b i­
b lio t e c a d e to d o a fic io n a d o a lo s e s tu d io s so­
c ia le s . s a t i s f a c e n p le n a m e n te a e s to s i n t e ­
rr o g a n te s:

EL P R O L E T A R IA D O M IL IT A N T E
(O rig e n d e l S in d ic a lis m o )

P o r A n s e lm o L O R E N Z O . D o s to m o s con
52H p á g in a s . P r e c io d e lo s d o s to m o s in c lu i ­
d o s g a s to s d e e n v ió : 250 fr a n c o s .

líl (.N.T. [N19REVÜIKIONESP9Ñ0L9


P o r J o s é P E I R A T S . U n to m o c o n 416 p á ­
g in a s . f o t o c u b ie r t a a d o s c o lo r e s e i lu s t r a ­
c io n e s s o b r e p a p e l c o u c h é . P r e c io d e l p r im e r
to m o (e l s e g u n d o s e h a l l a e n p r e n s a ) : 600
fra n co s.
P e d id o s a > l a r t i n V i ia r r u i) la , 4, r u é B e l-
- f o r t , T o u lo u s e (H a u te -G a r o n n e ).

8 0 jrs

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