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Crítica trascendente e inmanente

Este tema se relaciona con Adorno.

Por un lado, las estéticas idealistas del Siglo XIX proponen una estética
trascendente, en la cual la obra de arte trasciende a la vida. El artista es un genio
capaz de mostrar las cosas desde otro punto de vista y generar una experiencia
que trasciende los sentidos.

Adorno, va a criticar este tipo de estética del mismo modo en que la criticaron las
vanguardias históricas de principios del SXX.

Para Adorno hay dos esferas, la artística y la extraartística. La obra de arte y la


sociedad son dos cosas distintas, están completamente separadas. La obra de
arte de este modo es un objeto cerrado sobre sí mismo, que no tiene ninguna
comunicación con el exterior.

La obra de arte va a estar compuesta por materiales. Por ejemplo, la literatura por
el lenguaje, que es una institución social. La obra de Quinquela Martín por esos
trazos gruesos realizados con espátulas (que es una herramienta de trabajo
proletaria).

Entonces, en este segundo momento, la sociedad está en la obra de arte y


participa de ella a través de este componente material. Aquello que yo creía
absolutamente expulsado de la obra de arte (la sociedad) lo reencuentro ahora en
su componente fundamental, por ejemplo el lenguaje. Entonces, lo que está
afuera, la sociedad, no entra en la obra como una inyección de contenido social o
de intenciones del autor. La sociedad está dentro de manera inmanente y este es
el concepto fundamental de la teoría estética de Adorno.

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