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T.F. (II) 20181106 1830 - Vat.

II

Esquema de la clase: A. Tarea 1 explicada; B. Concilio Vaticano II (1ª parte)

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DESARROLLO

A. Tarea 1 explicada (complementar estas notas con el comentario de texto propio)

Lo primero de todo es decir de qué trata el texto. La profesora detecta que mucha gente le
dedica mucho espacio cuando tiene que ser muy breve. Dos o tres líneas, no más.

En segundo lugar tenemos que hablar de la idea principal del texto y siempre va a estar en el
texto mismo y es conveniente que la digamos tal cual es. No tenemos que sacarlo de fuera. Para este
apartado, debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿cuál es el objetivo o qué trata de transmitir el
autor? En el caso de esta tarea lo vemos en el siguiente fragmento:

«La incertidumbre sobre la identidad de la teología fundamental parece constituir, por consiguiente, uno
de los puntos nucleares con el que, a nuestro juicio, tendrán que confrontarse los expertos en la materia en
los próximos años. No tanto para llegar a un consenso general, como para orientar más bien la
investigación hacia un carril que permita la señalización real de los temas y sepa ofrecer las respuestas
adecuadas» (p.58)

Las páginas anteriores sirven de ejemplo en el que el autor se apoya para llegar a concluir
que hay una gran incertidumbre en torno a la Teología Fundamental. Estas primeras páginas, pues,
nos sirve de ejemplo pero NO son ideas principales. Leemos algunas de ellas:

«Definirla como la disciplina que constituye la función del saber teológico en su fundamentación respecto
a las otras ciencias, pone de relieve el carácter científico, hermenéutico o metódico de la disciplina, pero
no dice nada respecto a su valor en la referencia de la revelación»

De todos los intentos que ofrece a la hora de definir la Teología Fundamental (el que acabo
de poner y otros más) ¿qué es lo que concluye? pues que ninguna es definitiva, todas resultan
incompletas.

¿Qué otras ideas vemos? Observamos un cambio de posición del autor (Marta Garre recalca
mucho este aspecto). Tenemos que fijarnos mucho en los detalles del texto como por ejemplo
cuando cambia de primera persona, cuando habla en singular o plural, etc. Por ejemplo:

«Desde nuestro punto de vista, hemos tenido ya la ocasión de escribir que la teología
fundamental podría compararse con la ciencia del «¿por qué?», en relación con el texto de Dt 6,20
-que presenta el relato de la primera celebración de la pascua-, en donde se narra que el más joven
de la familia tenía que preguntar al más anciano: «¿Por qué hacemos estas cosas?» La respuesta del
cabeza de familia coincidía con las fases más destacadas de la historia de Israel: haber sido un
pueblo nómada, sin patria ni identidad, la esclavitud en Egipto, la elección por parte de Yahvé y el
don de la ley y de la tierra prometida.

A la pregunta correspondía la memoria que, si por un lado creaba tradición, por otro abría el
camino para la comprensión cada vez mayor del futuro».

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Vemos que el autor se está posicionando. Y ahora nos preguntamos: ¿por qué nos menciona
Dt 6,20? ¿por qué dice que la teología fundamental podría compararse con la ciencia del «por qué»?
(...)

Seguimos leyendo:

«Este texto nos parece que expresa muy bien el primer carácter de la teología fundamental: la
interrogación que surge de su cualidad de ciencia. En esta interrogación es donde se abre a las nuevas
adquisiciones y se comprende mejor a sí misma y el contenido de su investigación. Pero es una
interrogación fruto de una historia de la que no puede separarse so pena de autodestrucción. Una historia
en la que ella, como «creyente», relee su propio pasado y se sitúa en él antes de abrirse a un futuro».

Vemos que vuelve a pronunciarse el autor. Lo vemos en los siguientes fragmentos: «Este
texto nos parece que expresa...» y «Pero es una interrogación fruto de una historia...». Por eso ha
puesto antes la palabra "memoria" en cursiva (ver) y ha sacado Dt 6,20 donde se el joven le
pregunta al viejo. Y en relación a esto, ¿qué dijimos en relación a las tareas que tiene la TF? que
tiene dos y una de ella es la dogmática-fundacional y tiene que ver con todo esto. Hay una
interrogación que es fruto de una historia y esa historia es la base de nuestra fe. Es decir, la lectura
que debemos hacer de esos textos a lo largo de los tiempos. Una parte de la TF es esa historia, por
eso con toda la intención ha puesto este ejemplo. Resumiendo: la historia sagrada es la base de
nuestra fe.

Dice Marta Garre:

«Se recomienda relacionar lo que leemos en el texto con la teoría dada en clase, además de
otros documentos como las constituciones de los concilios, pero siempre SIN SALIRNOS DEL
TEXTO. Es decir, nos debemos ceñir a él y ponerlo en contexto y relación con lo dado en clase y
que tenemos en el campus virtual».

Ahora pasamos un "segundo texto":

«Un segundo texto cualifica ulteriormente la idea que estamos proponiendo de la teología fundamental: 2
Cor 4,13. El apóstol, haciendo suyo el salmo 116,10, dice: «Creí y por eso hablé; también nosotros
creemos y por eso hablamos ». Un texto que hace eco al de Isaías: «Por amor a Sión no callaré, por amor
a Jerusalén no descansaré» (Is 62,1), y que vuelve a proponer la actitud de los primeros discípulos, que se
niegan a obedecer a la orden de las autoridades del pueblo cuando quieren reducirlos al silencio: «No
podemos callarnos» (Hch 4,20).

En el horizonte de este texto, la teología fundamental comprende la importancia de la comunicación. No


importa si ésta se da verbalmente, con motivaciones racionales, o si se insiste en la motivación más fuerte
del testimonio; serán las diversas épocas históricas, las diferentes situaciones y la personalidad y
sabiduría de los individuos las que tengan que designar la forma más oportuna. Lo que importa es que el
creyente tenga que comunicar, de la manera más universal posible, el contenido de su fe. Ciertamente, la
teología fundamental, en cuanto teología, tendrá que ser fiel a su ser «teología» y, por tanto, ciencia y
saber crítico. Su comunicación tendrá que atenerse a las reglas del saber científico, que sabrá garantizarle
los caminos reales para la universalización de sus contenidos».

Debemos explicar, en primer lugar, por qué hace referencia a 2 Cor 4,13. San Pablo está
haciendo suyo el salmo 116,10. Es debido a que lo que importa es que el creyente tenga que
COMUNICAR la importancia de la comunicación por eso menciona esa cita bíblica. Además,
vemos un fragmento, en relación a la tarea de comunica, muy parecido a la obra de Pié Ninot,
cuando dice: «Lo que importa es que el creyente tenga que comunicar, de la manera más universal
posible, el contenido de su fe». Y, ¿no dijimos la clase pasada que ese es el objetivo de la TF?
Ciertamente, y debemos resaltarlo en nuestro comentario. Podemos añadir la frase literal de Pié

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Ninot o bien comentarlo con nuestras palabras. Se recomienda no citar demasiado (sólo lo justo)
sino más bien comentar lo que estamos leyendo. Esto enlaza con la dimensión dialogal-contextual,
y debemos añadir esta parte de la teoría (buscar en el temario ofrecido por la profesora).

Vamos con el último fragmento:

«En este marco, el texto «clásico» de 1 Pe 3,15, que ha sido asumido desde siempre como el acto
fundacional de la teología fundamental -«Estad siempre dispuestos a dar razón de vuestra
esperanza»-, nos parece que alcanza su significado más denso. Conscientes de la esperanza que hay
en nosotros, porque hemos tomado conciencia de ella a través de nuestra pregunta, la comunicamos
porque estamos seguros de la fuerza de arrastre de la esperanza que no retrocede ni siquiera ante el
martirio».

¿Qué significa «..la teología fundamental, en cuanto teología, tendrá que ser fiel a su ser
«teología» y, por tanto, ciencia y saber crítico»? (p.59). Y nos dice Marta Garre:

«Todo lo que diga la TF deberá estar fundamentado desde un punto de vista teológico en la historia
de la salvación. Por eso antes el autor con toda intención ha sacado lo de la historia de la salvación,
porque es nuestra fundamentación teológica. Y por otro lado, desde un punto de vista científico en
la interpretación que de esta hagan el resto de las ciencias. En otras palabras: que lo que diga la TF
debe estar fundamentado desde un punto de vista teológico y desde un punto de vista científico:

• Desde un punto de vista teológico: fundamentado en la historia de la salvación, en la


revelación, tradición y escritura y Magisterio.
• Desde un punto de vista científico: en la interpretación que hacemos de la revelación con
ayuda de la ciencia o, mejor dicho, del resto de las ciencias.

Vemos que, de nuevo, nos sale al paso, la tarea dogmática-fundacional.

Después leemos:

«La comprensión exacta del texto de 1 Pe 3,15 nos lleva a un contexto de persecución y de martirio(*)
que estaba viviendo la Iglesia. Es ésta la condición de posibilidad para la aparición de la teología
fundamental: no la polémica o la condenación, sino la fuerza de la verdad, vivida coherentemente, que
sabe abrirse a la evangelización».

Vemos una analogía: «En la vida de una persona se va destruyendo el yo en la medida en


que se está gastando tu vida por amor» (cita de Pié Ninot). Ese es el martirio al que hacemos
referencia. Una vida entregada al amor es una vida que se está gastando. Realmente se destruye el
YO, cada uno se va descentrando más en la medida en que se entrega tu vida a los demás por amor.
Eso también es el martirio. Lo vemos en cualquier vocación profesional, en el sacerdocio, en el
matrimonio, etc.

(*) Martirio tenemos que darle aquí el significado de testimonio de vida.

B. Concilio Vaticano II (1ª parte)

Leemos del texto que nos ofrece Marta, "Teoría 4 Vat I-II", página 39-40:

«Con razón, se ha podido decir que la Constitución Dei Verbum del Concilio Vaticano II (1962-1965)
consagra un progreso realizado en los últimos treinta años en la teología fundamental. Esta ya no tiene su

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punto de partida, como la apologética clásica, en un concepto previo de revelación general, sino que parte
inmediatamente del acontecimiento concreto de la revelación realizada en Jesucristo y eso con un método
histórico y teológico».

Es aquí donde se sitúa la contribución decisiva del Concilio Vaticano II a este planteamiento
de la teología fundamental. Por un lado, sobre la Revelación, presenta como novedad la misma
estructura de la economía de la salvación en una perspectiva claramente sacramental [DV 2.4].
Además, aporta el principio de encarnación como parámetro para la comprensión de la Revelación
[DV 4], y de la misma Iglesia [LG 8].

Leemos este texto junto a la constitución Dei Verbum.

Tenemos que identificar las características fundamentales de Vat. II frente a las


características que vimos de la apologética que vimos en Vat. I. La primera sería: "Es un concilio
que tiene un carácter cristológico" Le da una importancia decisiva a la historicidad, ya no se apoya
como la apologetica de Vat. I en un concepto previo de "revelación general". Vat. II es un concilio
que se apoya en la historicidad y acentúa su carácter cristocéntrico y sacramental. En D.V. leemos el
artículo 2:

«Naturaleza y objeto de la Revelación.

2. Quiso Dios en su bondad y sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad
(cf. Ef., 1, 9), mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre
en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina (cf. Ef., 2, 18; 1 Pe., 1, 4). Así, pues, por
esta revelación Dios invisible (cf. Col., 1, 15; 1 Tm., 1, 17), movido por su gran amor, habla a los
hombres como amigos (cf. Ex., 33, 11; Jn., 15, 14-15) y trata con ellos (cf. Bar., 3, 38), para invitarlos y
recibirlos a la comunión con El».

Por lo tanto, ¿dónde se apoya el Vat II a la hora de hablar de la naturaleza de esta


revelación? Se apoya en Jesucristo. Esto no aparece en Vat.

Ahora vemos su carácter sacramental:

«Este plan de la revelación se realiza con palabras y hechos intrínsecamente conexos entre sí, de modo
que las obras realizadas por Dios en la historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y los
hechos significados por las palabras, y las palabras, por su parte, proclaman las obras y esclarecen el
misterio contenido en ellas. Pero la verdad íntima acerca de Dios y acerca de la salvación humana se nos
manifiesta por la revelación en Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de toda la revelación».

¿De qué nos habla este último fragmento? Nos está hablando de "palabras y de hechos", de
la coherencia entre las palabras (dichos y hechos). ¿Qué tiene que ver todo esto con lo sacramental?
En la conexión entre las palabras y los hechos.

[Criterios de interpretación de la escritura: tener en cuenta el conjunto de todos los libros de la Escritura;
la analogía de la fe; la tradición viva de la Iglesia o la trasmisión oral de los testimonios de los apóstoles]

(Se produce una discusión en clase que no transcribo por ahora. Dura más de 10 minutos)

Hemos visto, hasta ahora, el carácter cristocéntrico y cómo está dicho desde una perspectiva
sacramental (art. 2 de la Dei Verbum) Ahora vamos con la segunda característica: «Además, aporta
el principio de encarnación como parámetro para la comprensión de la Revelación [DV art.4]

«Cristo, culmen de la revelación

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4. Después que Dios habló muchas veces y de muchas maneras por los Profetas, «últimamente, en estos
días, nos habló por su Hijo» (Hb., 1, 1-2), pues envió a su Hijo, es decir, al Verbo eterno, que ilumina a
todos los hombres, para que viviera entre ellos y les manifestara los secretos de Dios (cf. Jn., 1, 1-18);
Jesucristo, pues, el Verbo hecho carne, «hombre enviado a los hombres», «habla palabras de Dios» (Jn.,
3, 34) y lleva a cabo la obra de la salvación que el Padre le confió (cf. Jn., 5, 36; 17, 4). Por tanto,
Jesucristo -ver al cual es ver al Padre (cf. Jn., 14, 9),- con toda su presencia y manifestación de sí mismo,
con sus palabras y obras, señales y milagros, y, sobre todo, con su muerte y resurrección gloriosa de entre
los muertos, con el envío, finalmente, del Espíritu de verdad, completa la revelación y confirma con
testimonio divino que Dios está con nosotros para librarnos de las tinieblas del pecado y de la muerte y
resucitarnos a la vida eterna. La economía cristiana, por tanto, como alianza nueva y definitiva nunca
pasará, y no hay que esperar ya ninguna revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro
Señor Jesucristo (cf. 1 Tm., 6, 14; Tt., 2, 13).»

¿Qué se está recalcando en este fragmento? Se dice mucho eso de "envió a su hijo", "hecho
carne", "el verbo eterno", está recalcando el misterio de la encarnación y es la primera vez que un
concilio habla de esta forma. La encarnación, entonces, aparece como parámetro para la
comprensión de la revelación. Y en este marco también tenemos que ver la perspectiva sacramental
cuando leemos "Por tanto, Jesucristo -ver al cual es ver al Padre (cf. Jn., 14, 9),- con toda su
presencia y manifestación de sí mismo, con sus palabras y obras, señales y milagros, y, sobre todo,
con su muerte y resurrección gloriosa de entre los muertos..." recalca el carácter sacramental.

En Vat. II se colocan los milagros en el marco que le corresponde y es en el marco de la


encarnación de Cristo, dentro de su mensaje de salvación. Se trata de sustentar y robustecer la fe de
los oyentes pero no para coaccionarlos, por eso decimos que están situados correctamente.

Seguimos leyendo nuestro texto:

«A su vez, aparece como decisiva la centralidad absoluta de Cristo en la revelación y la


fe [DV 2.4; NA 2]. Por otro lado, el Vaticano II propone una teología renovada de los
signos de credibilidad a partir de un enfoque personalizado, centrado en Cristo que es
plenitud y signo a la vez de la autenticidad de la propia revelación [DV 4], y a su vez
realización de las Escrituras [DV 16]. Todos los signos particulares son irradiaciones de
Él entre los hombres y de modo central la Iglesia “signo-sacramento” de Cristo en el
mundo [LG 1.9.48.59].»

El próximo día veremos el art. 5 de la Dei Verbum.

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