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SÍLABO DESARROLLADO
2018
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SILABO
ENFOQUE DE GÉNERO EN LA FUNCIÓN POLICIAL I
I. DATOS GENERALES
EJE CURRICULAR : Formación Técnico Policial
AREA EDUCATIVA : Formación Específica
AÑO DE ESTUDIO : PRIMER AÑO
HORAS SEMESTRALES : 68
HORAS SEMANALES : 04
PERIODO ACADEMICO : II Semestre
II. SUMILLA
La asignatura “Enfoque de Género en la Función Policial I” que forma parte
del Currículo de Estudios de las Escuelas Técnico Superiores de la Policía
Nacional del Perú, permitirá aplicar los procedimientos policiales
considerando las normas complementarias en materia penal, procesal y
protocolos interinstitucionales e institucionales sobre la materia para
garantizar el acceso de las víctimas de violencia de género a la justicia.
III. COMPETENCIAS
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IV. CONTENIDOS
VIOLENCIA DE GÉNERO
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DEL 11JUN18 1ra. EVALUACIÓN PARCIAL.
AL 16JUN18
VII UNIDAD DE
APRENDIZAJE Primera sesión.- Violencia Sexual. Conceptualizaciones.
18JUN18 AL
23JUN18 Segunda sesión.- Análisis sobre el “PERÚ SEGUNDO PAÍS
CON MAYOR VIOLENCIA SEXUAL” y como estamos en la
Región Junín
XI UNIDAD DE
APRENDIZAJE Primera sesión.- Calidad de Atención para garantizar el
acceso a la justicia de las mujeres desde la actuación policial
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DEL 23JUL18 (Recepción de los Trabajos Aplicativos Grupales (TAG) por el
AL 28JUL18 docente para su evaluación y calificación.)
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V. PROCEDIMIENTOS DIDÁCTICOS
A. EQUIPOS
Computador, proyector multimedia.
B. MATERIALES
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SILABO DESARROLLADO DE LA ASIGNATURA DE
ENFOQUE DE GÉNERO EN LA FUNCIÓN POLICIAL I
I UNIDAD
PRIMERA SESIÓN
ENFOQUE DE GÉNERO
¿QUÉ ES GÉNERO?:
SEXO GÉNERO
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Las características que las sociedades atribuyen a cada sexo son construidas social
y culturalmente y, además, van configurando un sistema de relaciones de poder.
En cada cultura se va asignando el desempeño de determinadas funciones sociales
a unos o a otras, a su vez esas funciones sociales en ese entorno poseen distinta
valoración y retribución social y económica, por lo tanto se expresan
jerárquicamente.
Por ejemplo, a las mujeres se les atribuye socialmente características relacionadas
con el cuidado y la feminidad (el “instinto” maternal, la atención hacia las demás
personas, la capacidad de escucha, etc.) y a los hombres en cambio se les
atribuyen características vinculadas a la masculinidad (competitividad, agresividad.
Por ejemplo, una acción de microcrédito dirigida a las mujeres puede solucionar
sus problemas de falta de recursos económicos, pero eso no significa que se estén
proporcionando los medios para mejorar su posición en la sociedad respecto a los
hombres. Si las mujeres son las destinatarias del microcrédito porque son más
responsables que los hombres y devuelven en mayor porcentaje el dinero que se
les entrega, no se está sino reforzando los roles de género que estructuran la
sociedad.
Al mismo tiempo, un proyecto que se dirige a los hombres trabajando con ellos la
sensibilización sobre los estereotipos y las relaciones afectivos‐sexuales
igualitarias tiene como objetivo la transformación de las relaciones de género
aunque las mujeres no sean parte de la acción, por lo tanto será un proyecto con
perspectiva de género.
GÉNERO
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No es sinónimo de mujer, es masculino y Es jerárquico, expresa relaciones de
femenino. poder.
CATEGORÍA
GÉNERO
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diversidad intragénero. Orienta la acción, las estrategias y las
metas a lograr.
LA IGUALDAD DE GÉNERO
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Igualdad de género significa que las mujeres y los hombres gozan de igualdad de
condiciones y oportunidades para ejercer sus derechos humanos totales, así como
sus potencialidades para contribuir al desarrollo político, económico, social, cultural
y beneficiarse de sus resultados, y que por tanto, la sociedad valora por igual las
similitudes y las diferencias entre las mujeres y los hombres, así como los roles
cambiantes que ambos desempeñan. Esto implica que se han considerado los
comportamientos, aspiraciones y necesidades específicas de las mujeres y de los
hombres, y que éstas han sido valoradas y favorecidas de la misma manera.
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Hasta el momento hemos mencionado la palabra igualdad sin profundizar en
su significado… de la misma manera hemos mencionado las palabras:
identidad, diferencia, desigualdad, equidad…
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CONCEPTO DE ENFOQUE DE GÉNERO EN EL PERÚ:
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SEGUNDA SESIÓN
CONSTRUCCIÓN DE LA IGUALDAD
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DESIGUALDADES ENTRE HOMBRES Y MUJERES
Los resultados correspondientes a las mujeres y a los hombres en las cuatro áreas
seleccionadas tienden a reflejar el grado de compromiso público con respecto a la
igualdad de género; los mejores resultados (es decir, la igualdad) están vinculados
con la elaboración y aplicación de acciones focalizadas, incluyendo políticas,
medidas y otros tipos de inversiones encaminadas a reducir las disparidades y
desigualdades.
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II UNIDAD DE APRENDIZAJE
PRIMERA SESIÓN
DEFINIENDO LA MASCULINIDAD
David Gilmore (1994) considera que la masculinidad “se construye desde un ideal
que no es simplemente un reflejo de la psicología individual sino parte de un cultura
pública que determina una representación colectiva”. Robert Connell (1995) va más
allá de esta definición y sostiene que las masculinidades responderían a
configuraciones de una práctica de género. Esto implica, al mismo tiempo: a) la
adscripción a una posición dentro de las relaciones sociales de género, b) las
prácticas por las cuales hombres y mujeres asumen esa posición y c) los efectos
de estas prácticas en la personalidad, en la experiencia corporal y en la cultura.
Todo ello se produce a través de relaciones de poder, relaciones de producción y
vínculos emocionales y sexuales, tres pilares presentes en distintas esferas de la
vida social (familiar, laboral, política, educativa, etc.), y que resultan de gran
fertilidad para el análisis de la construcción social de identidades de género. Pero
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además, las identidades masculinas se imbrican en un abanico de posiciones
identitarias que articulan la clase social, la edad, la etnia, la inserción ocupacional
y la opción sexual y que, de diversos modos, afectan las relaciones intra e inter-
géneros. Se parte, entonces, de pensar la masculinidad como una construcción
cultural que se reproduce socialmente y, por ello, no puede definirse fuera del
contexto social, económico e histórico. Esa construcción se desarrolla a lo largo de
toda la vida, con la intervención de distintas instituciones (la familia, la escuela, el
Estado, la religión, los medios de comunicación, etc.) que moldean modos de
habitar el cuerpo, de sentir, de pensar y de actuar el género. Pero a la vez,
establecen posiciones institucionales signadas por la pertenencia de género. Esto
equivale a decir que existe un lugar privilegiado, una posición jerarquizada para
ciertas configuraciones masculinas dentro del sistema de relaciones sociales.
Las instituciones juegan un papel crucial en la construcción de identidades de
género, y así, legitiman posiciones diferenciales tanto para los hombres frente a las
mujeres, como para algunos hombres frente a otros. En definitiva, hay una tensión
entre la elección individual de nuestra identidad y la configuración de un orden
social que impregna nuestro pensamiento, nuestras prácticas y nuestras relaciones
en diversos sentidos. Para los hombres, el crecer dentro de un sistema gené- rico
determinado, el aprendizaje de ciertas pautas y normas sobre el desempeño que
se espera de ellos, el participar en un universo de contrastes y estímulos que hacen
a la diferenciación “masculino vs. femenino” filtra claramente la experiencia
individual, subjetiva y corporal, y entonces la masculinidad atraviesa tanto el plano
individual –íntimo–, de posibilidades, exigencias y límites trazados al propio ser,
como la esfera social –relacional–, referida a su posición frente a otros sujetos.
En síntesis, podemos sostener que las masculinidades son configuraciones de
prácticas sociales, que se encuentran atravesadas por múltiples factores
personales, económicos, culturales, sociales y políticos, y se producen a través de
variados arreglos institucionales. De tal modo, sus transformaciones son también
complejas y multi-terminadas.
CARACTERÍSTICAS DE LA MASCULINIDAD
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HETEROGENEIDAD
Pero es evidente que ni todos los hombres “mandan” y ejercen el poder del mismo
modo, ni todos los hombres seducen mujeres a diestra y siniestra, ni todos los
hombres tienen trabajos espléndidos en los cuales perciben los ingresos necesarios
para el funcionamiento de sus familias. En este sentido, es claro que no existen en
los hombres de carne y hueso tipos “puros” de masculinidad.
Por el contrario, en muchos casos las características esperables para los hombres
pueden entrecruzarse o contradecirse de un modo aparentemente caprichoso,
resultando casos de seres amorosos y autoritarios a la vez, o de homosexuales con
fuertes tendencias tradicionalistas respecto del papel de los hombres y las mujeres
en la sociedad, por sólo mencionar un par de ejemplos.
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Hay masculinidades más y menos duras, más y menos competitivas, hay formas
identitarias más tiernas o más violentas, hay hombres productivos o estudiosos y
otros más perezosos. Existen los que hacen de la seducción una estrategia
continua y los que optan por la fidelidad de por vida.
De modo que pueden identificarse una multiplicidad de características que caben
dentro de definiciones empíricas de masculinidad. No obstante, es importante
subrayar que la variedad de modos de vivir la masculinidad no siempre responde a
los deseos o guiones de vida que los hombres puedan diseñar para sí mismos. Vale
decir, que la masculinidad tampoco es una suerte de bien de consumo, que cada
quien escoge el que mejor le sienta, sino que la heterogeneidad que señalamos es
fruto también de relaciones que existen entre los individuos y las instituciones de la
sociedad.
Así, las instituciones particularmente jerarquizadas como los deportes, el mercado
de trabajo, las organizaciones de seguridad y el Estado son privilegiadas en la
construcción social de cierto tipo de masculinidades dominantes y orientadas a la
competencia (Connell, op.cit., Bourdieu, op- .cit.). No será igual la masculinidad que
se desarrolla en el frente de guerra que la del pediatra neonatólogo. Los primeros
requerirán reforzar sus zonas de “valentía” y de poder sobre otros. Los últimos
profundizarán su racionalidad, pero también tendrán mayores licencias para
conectar con sus zonas de ternura.
Adicionalmente, dentro de instituciones idénticas, las distintas prácticas asociadas
con jerarquías diferentes afirmarán identidades masculinas disímiles.
DINAMISMO
Como toda categoría cultural, la masculinidad es dinámica. Vale decir, que tanto lo
que se considera propio de lo masculino en una cultura y grupo determinados, como
las modalidades de organización de la vida social a partir de la definición de
relaciones masculino-femenino, se transforman. En los últimos años proliferaron
invitaciones a construir una “nueva masculinidad”, las que apelaron a metáforas
tales como “reaprender a ser hombres”, “rehacerse hombres” y ser un “hombre
genuino”. Con estas apelaciones se buscaba que los hombres pudieran “liberarse
de roles prefijados socialmente”. Sin embargo, hablar de “nueva masculinidad” es
a la vez una tautología –pues la masculinidad ha estado siempre reinventándose–,
y una falacia –pues sus transformaciones no alcanzan necesariamente a todas las
dimensiones ni a todos los hombres al mismo tiempo, a modo de un “renacer
unidireccional y colectivo”, entre otras cosas, porque tampoco surgen de un piso
común.
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Probablemente, en el universo heterogéneo de hombres cuyas masculinidades se
encuentran filtradas por experiencias sociales, económicas, históricas y también
personales, se pueden identificar sujetos o grupos de hombres que procuran
acomodarse literalmente a una noción tradicional o hegemónica de masculinidad y
otros que buscan redefinir su modo de ser hombres en función de ideas más
modernas, que apuestan por el cambio. En el medio, en un territorio en el cual
conviven viejos y nuevos proyectos de género, se encuentran, seguramente, la
mayoría de los hombres. De modo que pensar a los varones en esquemas polares
o dicotómicos no puede llevarnos muy lejos en la reflexión sobre las masculinidades
tradicionalmente hegemónicas o sus contestaciones contemporáneas.
Por su parte, David Gilmore aporta una idea sugerente sobre la labilidad de la
masculinidad. A través de un análisis ambicioso en el que suma estudios
etnográficos producidos en distintos puntos del planeta, concluye que la
masculinidad no es una adquisición que se eterniza una vez ganada, sino que debe
reafirmarse continuamente. Según él, los tres imperativos básicos de esta
reafirmación lo constituyen la fecundación, la provisión y la protección. Pero a estos
tres mandatos, podemos añadir otros igualmente poderosos en el pasaje hacia la
virilidad, que incluyen la conquista sexual, la autonomía en el mundo público, la
demostración de fuerza física o de “valentía” y, lo que Valdés y Olavarría (1998)
denominan la “competencia social”.
SEGUNDA SESION
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Definir al género como una variable que atraviesa relaciones sociales implica
reconocer que las relaciones de gé- nero se encuentran imbricadas en un contexto
amplio en el cual se estructuran la división de recursos y responsabilidades,
exigencias y obligaciones entre diferentes grupos sociales de hombres y mujeres
(Kabeer, op.cit.: 289). Estas relaciones configuran identidades masculinas y
femeninas, en tanto movilizan estructuras de intercambio y producción de
desigualdades entre hombres y mujeres que pueden ser analizadas en base a tres
dimensiones. Según Connell (1987, 1995) las mismas corresponden a:
1. las relaciones de poder: se practican en los modos de ejercer autoridad y de
poner reglas dentro de un ámbito determinado e históricamente corresponden a
modelos de dominación masculina y subordinación femenina;
2. las relaciones de producción: hacen a la división del trabajo y la distribución de
los recursos en el ámbito bajo análisis. Se relaciona tanto con el mundo público
como con el privado. En el hogar, incluye (como trabajo) la crianza de hijos e hijas
y el mantenimiento cotidiano del mismo. En el mundo laboral revisa la asignación
de tareas, responsabilidades y jerarquías entre hombres y mujeres.
3. las relaciones de afecto y la sexualidad: constituye el entramado de deseos,
amores y resquemores en los que participan hombres y mujeres. También atraviesa
al ordenamiento del deseo sexual en las relaciones entre géneros. Estas
dimensiones se articulan de múltiples maneras. Las relaciones de autoridad se
ejercen en espacios públicos y privados. Son filtradas por afectos y por emociones.
Interjuegan con el trabajo y con las labores domésticas. Igualmente, hay ejercicio
de poder en los vínculos emocionales y en los laborales. Vale decir, que la distinción
obedece a una necesidad analítica pero en la interacción cotidiana, estos tres tipos
de relaciones se conectan entre sí de múltiples maneras, admitiendo variadas
articulaciones entre sí. La planeación del desarrollo suele reconocer las dos
primeras dimensiones vinculadas con el poder y el trabajo, como dimensiones
“importantes” sobre las cuales operar. Pero en esta dinámica, que se inscribe en
una escisión y jerarquización del mundo público por sobre el privado, del mundo
“racional” por sobre el afectivo, no se pasan por alto los vínculos emocionales, sino
que se incluyen como supuestos circunscriptos a la esfera de lo personal y privado.
Con frecuencia se incorporan como supuestos también la escisión entre el mundo
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público y el privado, las jerarquías en unos y otros y la división del trabajo y
distribución de recursos en función del género. Muchos de estos supuestos
requieren ser reexaminados en función de cualificar las concepciones y diseños
acerca del desarrollo.
MASCULINIDADES Y DESARROLLO
Uno de los posibles puntos de vista para a pensar las masculinidades dentro de las
políticas de desarrollo admitiría un análisis sobre el modo en que ciertas culturas
en determinados momentos históricos plasman políticas de masculinidad. Dicho
enfoque, admite, por ejemplo, el aná- lisis sobre el régimen de bienestar
hegemónico, pero, además, permite indagar el impacto de distintas políticas en la
configuración de identidades masculinas. Dentro de las políticas económicas, se
podría analizar si se potencian modelos de masculinidad productivos en torno a la
cooperación o la competencia. Dentro de las políticas de seguridad, se podría
indagar el modo en que distintos planes pacifistas o belicistas definen a sus aliados
y a sus enemigos, cómo configuran discursos relativos a las cualidades de sus
ciudadanos y cómo van modelando imágenes acerca de sujetos viriles que
concuerdan con un cierto modelo hegemónico que emerge en el discurso público.
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En políticas de provisión de servicios y cuidado de niños, debería observarse la
manera en que se incluye o excluye a hombres y mujeres en su diseño e
implementación. Unas y otras políticas, en últimas, van definiendo modelos de
sujetos, de identidades y de relaciones (entre masculinidades y/o de género)
acordes a los ideales de sociedad vigentes en cierto período y contexto
sociocultural. Esta perspectiva ameritaría un análisis específico en el terreno
académico, para poder ser utilizada en talleres con hombres líderes de desarrollo
social. Otro punto de vista es el que abordamos en los talleres y que coincide con
el propuesto por Alan Greig, Michael Kimmel y James Lang (2000), al observar los
“usos de la masculinidad” en algunos temas particularmente sensibles al desarrollo.
Estos autores examinan temas como el poder, la producción y la reproducción
social, la pobreza y la gobernabilidad, la violencia, la salud, los espacios laborales
y las organizaciones, dando cuenta de determinadas posiciones que las
masculinidades han asumido dentro de las prácticas sociales y políticas en cada
uno de estos temas. La mirada se ubica por tanto en los varones y, a partir de allí,
se piensa en los procesos de desarrollo.
Sintéticamente, el análisis realizado por Greig, Kimmel y Lang sugiere que existe
una clara naturalización del poder masculino que facilita a los hombres y
obstaculiza a las mujeres a acceder y controlar el poder político, económico y
cultural. Sin embargo, la importante heterogeneidad social de nuestros países,
resulta en que la gran mayoría de los hombres se encuentren relativamente
desprovistos de poder frente a sus propios congéneres. Esto permitiría desarrollar
conexiones entre las políticas de género que desafían el patriarcado y otras
políticas que procuran transformar disparidades étnicas o de clase presentes en las
relaciones sociales.
En cuanto a la separación de esferas de producción y reproducción social, se
observa que el creciente nivel de inserción femenina en el mercado de trabajo
remunerado no ha variado aún sus responsabilidades en el mundo privado. De tal
modo, estaríamos presenciando lo que se ha llamado “doble o triple jornada” para
las mujeres, que se constata en la mayor participación de ellas en el trabajo
doméstico y reproductivo, sin un correlato de participación de los varones en el
mundo privado con la misma fuerza. Puede sostenerse que las políticas de
masculinidad vigentes en América latina, no buscan la transformación social y
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política de esta realidad (lo que podría promoverse no sólo a través de
deconstrucciones simbólicas, sino también por medio de transformaciones
normativas e institucionales que reconozcan licencias por paternidad más amplias,
permisos para que los hombres puedan cuidar a sus hijos cuando están enfermos,
inserción de varones en programas de provisión de servicios comunitarios, etc.).
Así, el sesgo cultural que asignaba a los hombres el papel de provisión del hogar,
fue frecuentemente reforzado por los marcos de de sarrollo macro-económicos y
las estrategias de reducción de pobreza desarrolladas en las últimas décadas.
Durante los últimos años un número considerable de actores vinculados al
desarrollo han dado cuenta de la relación existente entre la igualdad de género, los
derechos humanos y la reducción de la pobreza. No obstante, las polí- ticas de
reducción de la pobreza concebidas a partir de un “sesgo masculino” no suelen
cuestionar la segmentación del mercado de trabajo, ni la diferencia en los ingresos
entre hombres y mujeres, y así, convalidan discursos sobre la masculinidad
admitiendo jerarquías de género.
Los sistemas y estructuras de gobierno, por su parte, dan forma a políticas de
masculinidad como las enunciadas más arriba, que vale la pena reconocer. De tal
modo, por ejemplo, se inscribirían las diferencias en la participación de hombres y
mujeres en puestos gubernamentales de la más alta jerarquía. Pero a la vez, este
sesgo puede plasmarse en la configuración ideológica de algunos movimientos
políticos y sociales. Así, por ejemplo, mientras algunos movimientos nacionalistas
tienden a ser anti-feministas, ciertas políticas colonialistas han tendido a
perpetrarse afirmando patrones de virilidad que cuestionan las masculinidades de
sus colonizados, considerándolas “afeminadas” o “hiper-masculinas”, dependiendo
de los casos.
La cuestión de la violencia, por su parte, constituye otro serio problema de
desarrollo que claramente determina inequidades y desigualdades de género de un
modo complejo. Mayoritariamente, la violencia doméstica tiene a los hombres como
perpetradores en todo el mundo, mientras la violencia pública es protagonizada y
padecida general mente por ellos mismos (WHO, 2002). En distintos países, se han
diseñado e implementado programas destinados a prevenir y atender la violencia
de género. Algunos de ellos, como la campaña del Lazo Blanco (White Ribbon
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Campaign), se han preocupado por incluir activamente a los hombres, promoviendo
cambios sustantivos entre los hombres perpetradores de violencia.
La salud de los hombres también ha sido un tema de creciente interés por parte de
los actores del desarrollo. Particularmente, se puede pensar en los riesgos que se
vinculan con los guiones hegemónicos de masculinidad, y que permiten observar
tanto las muertes masculinas ligadas a situaciones de múltiples violencias (WHO,
2002), como los importantes niveles de infección de VIH-SIDA por parte de los
hombres. Pero a la vez, el tratamiento de la salud sexual y reproductiva, analizando
las dimensiones de poder que se inscriben en el intercambio de placer sexual,
resulta también un enfoque necesario y cada vez más presente en la agenda
internacional y, para ello, también resulta insoslayable revisar la construcción social
de identidades masculinas y su puesta en acto en las relaciones afectivas y
sexuales.
Finalmente, la masculinidad hegemónica se plasma también en el diseño de las
organizaciones y los espacios de trabajo, que constituyen instituciones altamente
generizadas, “masculinizadas” en términos de su cultura organizacional y las
jerarquías que reproducen entre hombres y mujeres. Greig, Kimmel y Lang analizan
al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP), encontrando cierta
ausencia de oportunidades para los hombres para discutir cuestiones de equidad
de género con otros hombres y con mujeres y un limitado número de hombres que
participan en estos esfuerzos.
En síntesis, la inclusión de un análisis de la masculinidad en los procesos de
desarrollo, puede favorecer la mirada crítica de las concepciones de desarrollo
vigentes y coadyuvar a de construir relaciones de dominación tanto social como de
género. Para ello, se requiere ampliar el universo de profesionales involucrados en
estos procesos, incorporando más significativamente a los hombres líderes en
entidades públicas y en organizaciones de la sociedad civil.
MASCULINIDAD EN EL PERÚ
Desde fines del siglo XX, los estudios de masculinidad en el Perú coinciden en que
los significados tradicionales de masculinidad, que establecen diferencias y
jerarquías de género favorables al varón, empiezan a perder solidez debido a la
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transformación de la condición de las mujeres en la sociedad (Ruiz Bravo, 2001;
Fuller, 2002). El estatus de la mujer se ha transformado debido a varios factores,
entre ellos la igualdad jurídica entre hombres y mujeres, la mayor participación
política de las mujeres y el acceso de las mujeres a la educación superior y el
mercado laboral. La redefinición de las relaciones de género contribuye a
desestabilizar los significados tradicionales de masculinidad (por ejemplo, el rol del
varón como proveedor). Frente a los cuestionamientos de las concepciones
tradicionales de masculinidad, nos preguntamos: ¿de qué manera están
construyendo su masculinidad las nuevas generaciones? Esta interrogante
adquiere relevancia en ámbitos institucionales específicamente diseñados para
formar a nuevas generaciones, como la escuela (Sancho, Hernández, Herraiz y
Vidiella, 2009).
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III UNIDAD DE APRENDIZAJE
PRIMERA SESIÓN
GRUPOS VULNERABLES
Definición
Lo constituyen aquellos grupos de personas dentro de una sociedad que por razón
de sexo, edad, opción sexual, ideología, creencia religiosa, etnia, condición
económica, empleo o de cualquier otra índole se encuentran en inminente riesgo
de violación de sus derechos.
Grupos vulnerables
a. La Mujer
La igualdad es la base de toda sociedad democrática que se deba a la justicia y
a los derechos humanos. En casi todas las sociedades y todos los ámbitos de
actividad, la mujer es objeto de desigualdades en la ley y en la práctica. Motiva
y agrava esta situación la existencia de la discriminación en la familia, la
comunidad y el lugar de trabajo. La discriminación contra la mujer persiste a
causa de la subsistencia de conceptos estereotipados (tanto de las mujeres
como de los hombres) así como de culturas y creencias tradicionales que
perjudican a la mujer.
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b. Niños y adolescentes
Los niños necesitan protección y cuidados especiales y dependen de la ayuda
y la asistencia de los adultos, especialmente durante los primeros años de su
vida. No es suficiente otorgar a los niños los mismos derechos y libertades que
a los adultos. En muchos lugares del mundo, la situación de los niños es crítica
por diferentes causas: condiciones sociales inadecuadas, catástrofes
naturales, conflictos armados, explotación, analfabetismo, hambruna y
minusvalías. Los niños no son capaces de luchar solos eficazmente contra tales
condiciones, ni de mejorarlas. Por consiguiente, la comunidad internacional ha
instado a que los Gobiernos aprobaran leyes en que se reconozcan la condición
y las necesidades especiales de los niños, y en que se instituya un marco de
protección adicional destinado a obtener su bienestar. En el plano internacional,
la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó, el 20 de noviembre de
1989, por unanimidad, la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), en
la que se reconoce que el niño necesita protección y cuidado especiales,
incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento.
c. Ancianos
Los Derechos Humanos son universales y civiles, políticos, económicos, sociales
y culturales, pertenecen a todos los seres humanos, incluyendo a las personas
mayores. Los derechos humanos de los ancianos están establecidos en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, los Pactos Internacionales, La
Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la
Mujer, y otros Tratados y Declaraciones internacionales de derechos humanos.
f. Homosexuales
Cada hombre, mujer y niño tiene el derecho a estar libre de discriminación
basada en género, raza, etnia, orientación sexual u otra condición, así como a
otros derechos humanos fundamentales que dependen de la realización plena
de los derechos humanos para la protección de su opción sexual. Estos derechos
se encuentran establecidos en la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, los Pactos Internacionales y otros tratados y declaraciones
internacionales; todas éstas constituyen herramientas poderosas que deben ser
puestas en marcha para eliminar todo tipo de discriminación.
SEGUNDA SESION
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EL TRATO DE LA POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ HACIA LAS VÍCTIMAS.
Los miembros de la Policía Nacional en el trato de las víctimas deberá mantener
presente su condición de funcionario público y la vocación de servicio de su
profesión por tanto deberá tratar con respeto y atención a la víctima escuchando su
requerimiento, guardando la confidencialidad debida, procurando orientación
adecuada y oportuna, y prestando el auxilio y atención requerida de la víctima,
basándose en principios fundamentales y esenciales que a continuación se
detallan:
Principios fundamentales
a. Las victimas tiene derecho a ser tratadas con compasión y respeto por
su dignidad humana;
b. Las víctimas tienen derecho a la pronta reparación del daño que hayan
sufrido.
Principios esenciales
a. Todas las víctimas de delitos, abusos de poder o violaciones de los
Derechos Humanos serán tratadas con compasión y respeto.
b. Las víctimas tendrán acceso a los mecanismos de la justicia y a una
pronta reparación.
c. Los procedimientos de reparación serán expeditos justos, poco costosos
y accesibles.
d. Se informará a las víctimas de su papel en las actuaciones oficiales del
alcance, el desarrollo cronológico y la marcha de esas actuaciones y la
decisión de sus casos.
e. Se permitirá a las víctimas presentar sus opiniones y preocupaciones
sobre todo los asuntos en que estén en juego sus intereses personales.
f. Las víctimas recibirán toda la asistencia jurídica, material, medica,
psicológica y social que sea necesaria y serán informadas de la
disponibilidad de esa asistencia.
g. Se minimizarán las molestias causadas a las víctimas en el tratamiento
de sus casos.
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h. Se protegerán la intimidad y la seguridad de las víctimas.
i. Se evitarán las demoras innecesarias en el tratamiento de los casos de
las víctimas.
j. Los delincuentes, cuando proceda, resarcirán a las víctimas.
k. Los gobiernos se encargarán del resarcimiento cuando haya existido
culpa de funcionarios públicos.
l. Se pondrá a disposición de las víctimas una indemnización financiera a
cargo del delincuente y si ello es imposible, del Estado.
m. Se capacitará a la policía en relación con las necesidades de las víctimas
y se le darán directrices para garantizar una ayuda apropiada y rápida
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IV UNIDAD DE APRENDIZAJE
IV UNIDAD
PRIMERA SESIÓN
Al respecto, resulta útil tomar como referencia los aportes teóricos de Johan
Galtung sobre la violencia, que propone un modelo triangular para ilustrar la
manera en que distintos tipos de violencia se relacionan entre sí. Galtung distingue
entre la violencia directa, la violencia estructural y la violencia cultural.
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En el caso de las mujeres, la violencia directa es claramente evidenciable y se
ejerce contra sus derechos de sobrevivencia, de identidad, de bienestar y de
libertad, a través del feminicidio, el maltrato, el desprecio, el acoso, la alienación
identitaria proveniente de los modelos hegemónicos de feminidad, la ciudadanía
de segunda categoría y la sistemática negación de derechos y de opciones y
elecciones de vida para las mujeres.
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• La división sexual del trabajo.
A esto se agrega que se trata de violencias que han sido socialmente pactadas,
organizadas y reguladas, lo que implica que están integradas a la institucionalidad
de la sociedad. En el caso del Perú, es preciso señalar además que son violencias
que han recibido la herencia histórica del pasado colonial y de la desigualdad entre
clases sociales y su correlato: el desprecio de los criollos de sectores altos y
acomodados por las capas sociales más humildes de origen indígena o africano,
herencia que también alcanza a las mujeres que provienen de esos estratos o
clases y que, pese al tiempo transcurrido de vida republicana, aún se mantiene
viva.
Por otro lado, la violencia cultural tiene un carácter simbólico y perdura en el
tiempo. De acuerdo a lo que señala Galtung, cumple la función de legitimar a las
otras dos formas de violencia: la violencia directa y la violencia estructural. Aquí se
encuentra lo que se ha construido respecto de la mayor cercanía de la mujer a la
naturaleza debido a su papel reproductor, que la ha encasillado en el mundo
familiar del cuidado, entendido en contraposición del mundo de la racionalidad, de
la producción, de la creación transformadora y la cultura y lo que, por otro lado, se
ha construido asociado a los varones, a quienes se reconoce capacidades para
regirse en el mundo público de la ciencia, de la política y el arte, que además
ostenta mayor prestigio y reconocimiento social.
También forman parte de la violencia cultural contra las mujeres, aquellas ideas y
estereotipos que se mantienen vigentes hasta hoy en día acerca de la pasividad y
falta de impulso creativo de las mujeres
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Ahondando en el tema de la violencia simbólica, Bordieu señala con acierto que la
diferencia entre los sexos tiene el carácter de una institución que marca tanto lo
objetivo de las estructuras sociales como lo subjetivo de las estructuras mentales
a tal punto que el dominio masculino no necesita justificarse, ya que se expresa a
todo nivel y se refuerza permanente a través de las costumbres y los discursos.
La noción de habitus que hace referencia a los cuerpos sobre los cuales se inscribe
este sistema social de dominio masculino, permite entender cómo esta división
entre los sexos, que define toda una manera de entender el mundo, se vuelve
natural y se legitima en cada uno de los individuos que componen la sociedad. El
soporte de esta dinámica es la violencia simbólica, que echa mano de la eficacia
del “prejuicio desfavorable”, por el cual sólo se pueden percibir las propiedades y
características negativas que la posición dominante desea transmitir con respecto
a las mujeres.
SEGUNDA SESIÓN
Asimismo, hace posible que se visibilice el trasfondo de género que hay detrás de
estos delitos y que se identifique a las mujeres como sujetas de protección, entre
otras ventajas.
Violencia sexual
La violencia sexual sigue siendo una de las modalidades menos denunciadas y
con más problemas de acceso a la justicia. Puede darse tanto en el espacio
privado como en el público, en tiempos de paz o de conflicto armado y más aún
puede constituirse en delito de lesa humanidad cuando es perpetrado de forma
sistemática contra las mujeres de una nación o grupo étnico, como forma de
humillar a los varones vencidos y dar una prueba de hegemonía (Defensoría del
45
Pueblo, 2011). Por sus características, la violencia sexual se constituye en un
verdadero indicador de las desigualdades de género en todos los ámbitos de la
vida social, que limitan el ejercicio de derechos de las mujeres.
48
sus ingresos, así como la percepción de un salario menos por igual tarea,
dentro de un mismo lugar de trabajo” (artículo 8, inciso d de la Ley 30364).
Acoso sexual en espacios públicos: Esta modalidad de violencia, “ocurre
cuando uno o más hombres extraños acosan a una o más mujeres… en un
lugar público que no es el lugar de trabajo de la mujer. A través de miradas,
palabras o gestos, el hombre afirma su derecho a entrometerse en la
atención de la mujer, definiéndola como un objeto sexual y obligándola a
interactuar con él” (Di Leonardo, 1981, p. 52). De acuerdo a lo establecido
en el Artículo N° 4 de la Ley N° 30314, Ley para prevenir y sancionar el
acoso sexual en espacios públicos: “El acoso sexual en espacios públicos
es la conducta física o verbal de naturaleza o connotación sexual realizada
por una o más personas en contra de otra u otras, quienes no desean o
rechazan estas conductas por considerar que afectan su dignidad, sus
derechos fundamentales como la libertad, la integridad y el libre tránsito,
creando en ellas intimidación, hostilidad, degradación, humillación o un
ambiente ofensivo en los espacios públicos”. Comprende una amplia gama
de prácticas tales como actos de naturaleza sexual, verbal o gestual;
comentarios e insinuaciones de carácter sexual; gestos obscenos que
resulten insoportables, hostiles, humillantes u ofensivos; tocamientos
indebidos, roces corporales, frotamientos contra el cuerpo o masturbación
en el transporte o lugares públicos y exhibicionismo o mostrar los genitales
en el transporte o lugares públicos. Es un problema no visible e incluso
“naturalizado”, por tanto, no se tienen cifras para evidenciar la dimensión
que tiene en la actualidad. El Instituto de Sondeo de la PUCP en conjunto
con el “Observatorio Virtual de Paremos el Acoso Callejero” exploró este
fenómeno mediante la aplicación de una encuesta en la cual se evidenció
que el 38.3% por ciento de mujeres manifestó haber recibido silbidos en la
calle en los últimos seis meses, 23% gestos vulgares y el 15% roces
incómodos en el transporte público y/o espacios congestionados, entre otras
manifestaciones.
Trata de personas: La trata de mujeres y de niñas, niños y adolescentes
debe ser reconocida como la esclavitud del siglo XXI, dado que implica
pérdida de la libertad, de la dignidad y de la identidad de la persona afectada,
49
que estando en esa situación, ve imposibilitado el ejercicio de sus derechos
más fundamentales y queda sometida a trabajo forzado o al servicio de otros
en condiciones infrahumanas y bajo amenaza de su integridad y de su vida.
Violencia contra mujeres migrantes: La migración internacional hace
referencia al desplazamiento que realizan las personas de sus países de
origen o de aquel en que residen habitualmente hacia otro país en donde se
establecen en forma temporal o permanente. Sólo la migración incluye la
migración de refugiados, personas desplazadas, personas desarraigadas,
migrantes económicos.
Violencia por prejuicio: La orientación sexual “se refiere a la capacidad de
cada persona de sentir una profunda atracción emocional, afectiva y sexual
por personas de un género[/sexo] diferente al suyo, o de su mismo
género[/sexo], o de más de un género[/sexo], así como a la capacidad
mantener relaciones íntimas y sexuales con estas personas”. Existe una
diversidad de orientaciones sexuales tales como: asexuales, homosexuales,
bisexuales, heterosexuales, entre otros. La orientación sexual de una
persona es diferente a lo que es su identidad de género. Por ’identidad de
género’ se entiende “la vivencia interna e individual del género tal como cada
persona la siente profundamente, la cual podría corresponder o no con el
sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal
del cuerpo (que podría involucrar la modificación de la apariencia o la
función corporal a través de medios médicos, quirúrgicos o de otra índole,
siempre que la misma sea libremente escogida) y otras expresiones de
género, incluyendo la vestimenta, el modo de hablar y los modales” (CIJ,
2006). Las personas LGBTI se enfrentan a la violencia, la coerción y las
amenazas de tipo físico, sexual y psicológico. Esta violencia ocurre por lo
general como una forma de castigo por salirse fuera de las normas de
género tradicionalmente establecidas. La violencia por prejuicio es el
término que se ha destinado comúnmente para describir el rechazo, repudio,
prejuicio o discriminación hacia mujeres u hombres que contravienen el
sistema binario con prácticas sexuales, corporales y de género diversas.
Violencia familiar por orientación sexual e identidad de género: En el ámbito
de las familias, que se conciben como el lugar más seguro para cualquier
50
persona, se producen situaciones de discriminación y violencia frente a los
integrantes que muestran una orientación sexual o identidad de género
diferente (violencia por prejuicio). Al interior de los núcleos familiares, estas
personas son víctimas recurrentes de violencia y abusos que afectan el
pleno ejercicio y disfrute de sus derechos humanos. Las familias dejan así
de cumplir su papel de velar por “el interés superior del niño” y se constituyen
en espacios de exclusión, maltrato y violencia de género (Comisión de
Derechos Humanos del Distrito Federal, 2008).
Violencia de género contra la población trans: Uno de los grupos más
afectados en su relación con el Estado en materia de salud es el de las
personas que viven en un género distinto al que les ha sido asignado al
nacer en base a su sexo, a las que se les atribuye el término genérico de
trans. Pueden o no haber modificado su cuerpo, pero en general esta
situación de vivir en el género opuesto al de nacimiento, ha sido considerada
como un trastorno mental, pero esta condición patologizante ha sido
fuertemente cuestionada por el movimiento trans, gay y lésbico. Es preciso
señalar que, “Cuando se defiende la despatologización de la identidad trans
no se persigue únicamente la desclasificación del trastorno de los
manuales de enfermedades, sino que se trata sobre todo de reivindicar que
las personas trans en los tratamientos médicos que puedan requerir deben
ser reconocidas como sujetos activos, con capacidad para decidir por sí
mismas; se trata de reivindicar la autonomía y la responsabilidad sobre sus
propios cuerpos, de tomar la palabra para hablar de sus propias vidas, algo
que hasta ahora habían hecho exclusivamente las/os médicas/os” (Red por
la despatologización de las identidades trans del Estado español, 2012).
51
Acoso escolar o bullying por orientación sexual e identidad de género:
El sistema escolar en los países de la región no ha enfrentado de manera
efectiva el bullying homofóbico, pese a que se trata de un problema bastante
frecuente en las escuelas causando víctimas mortales entre quienes no
pudieron soportar el nivel de acoso y agresión que sufrían y prefirieron
quitarse la vida. Por bullying homofóbico se entiende como el acoso escolar
entre pares, sostenido y sistemático, que no necesariamente se dirige a
niños/as o adolescentes con orientación sexual o identidad de género
diferente a la heterosexual, sino a todos aquellos que muestran un
comportamiento distinto a lo que se espera de un hombre o una mujer según
los patrones tradicionales de género y que se valen de la violencia por
prejuicio como arma de ataque (Cáceres y Salazar, 2013).
52
V UNIDAD DE APRENDIZAJE
PRIMERA SESIÓN
GUÍA DE PROCEDIMIENTOS PARA LA INTERVENCIÓN DE LA
POLICÍA NACIONAL EN EL MARCO DE LA LEY 30364.GLOSARIO
DE TÉRMINOS.
La Policía Nacional del Perú tiene una labor fundamental en la aplicación de Ley
30364, Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y
los integrantes del grupo familiar. Se encarga de recibir la denuncia, valorar el
riesgo, iniciar la investigación judicial y dar cumplimiento a las medidas de
protección. Por esa razón, esta guía resulta más que necesaria, porque muestra
con detalle y claridad la intervención del personal policial a fin de garantizar una
respuesta policial eficiente para la atención de toda forma de violencia producida
en el ámbito público o privado contra la mujer y los integrantes del grupo familiar.
Con RD. 925-A-2016-DIRGEN/EMG-PNP DEL 12SET2016 aprueba la “GUÍA DE
PROCEDIMIENTOS PARA LA INTERVENCIÓN DE LA POLICÍA NACIONAL EN
EL MARCO DE LA LEY 30364”.
GLOSARIO DE TERMINOS
1. ABANDONO DEL HOGAR: La supresión de la vida en común, mediante el
alejamiento del cónyuge del domicilio conyugal.
53
serie de diligencias practicadas por los funcionarios policiales, para el
esclarecimiento de un hecho delictivo, a fin de determinar las circunstancias
concurrentes en el mismo, y la posible responsabilidad de las personas implicadas.
(Atestado policial en lugares donde está vigente el código penal, informe donde
está vigente el código procesal penal).
54
10. ENFOQUE DE INTEGRALIDAD: Integridad se traduce como honradez,
honestidad, respeto por los demás, corrección, responsabilidad, control emocional,
respeto por sí mismo, puntualidad, lealtad, pulcritud, disciplina, congruencia y
firmeza en sus acciones. En general es alguien en quien se puede confiar.
Integridad es retomar el camino de nuestra verdad, hacer lo correcto por las
razones correctas del modo correcto. Se relaciona al derecho de no ser objeto de
vulneraciones en la persona física, como lesiones, tortura o muerte.
55
15. ESPECIALIDAD: Referido a la función que realiza un efectivo policial en una
determinada Unidad PNP de su jurisdicción.
18. FISCALIA PENAL: De acuerdo a la ley orgánica del ministerio público, el fiscal
provincial en lo penal ejercita la acción penal procedente cuando el juez de la causa
pone en su conocimiento los indicios de un delito perseguible de oficio cometido en
la sustanciación de un procedimiento civil.
20. INDICIO: Signo aparente y probable de que existe alguna cosa, y a su vez es
sinónimo de señal, muestra o indicación. Por lo tanto es todo material sensible
significativo que se percibe con los sentidos y que tiene relación con un hecho
delictuoso.
31. PRUEBA: Indicio, muestra o señal de una cosa; razón testimonio u otro medio
con que se pretende probar una cosa.
34. RETIRO FORZOSO: Acción por la que una persona es obligada a retirarse de
su domicilio.
35. RETIRO VOLUNTARIO: Acción por la que una persona se retira de su domicilio
por decisión propia.
39. VICTIMA: Es toda persona que ha sufrido daño ocasionado por cualquier acción
u omisión identificada como violencia.
SEGUNDA SESIÓN
PROCEDIMIENTOS OPERATIVOS POLICIALES EN EL MARCO DE
LA LEY Nº 30364
58
b. El personal policial que como consecuencia de un pedido de constancia de retiro
forzoso o voluntario del hogar, advierta que el caso deviene de un hecho de
violencia contra la mujer o integrantes del grupo familiar, procederá de inmediato
a registrarla como denuncia.
d. El personal policial que reciba una denuncia debe identificarse ante la usuaria o
usuario con su grado y nombres completos, por lo que debe tener en el escritorio
de manera visible su rótulo de identificación.
59
f. Lo señalado en el artículo anterior deberá ser ejecutado, cumpliendo con todas
las diligencias de ley considerando que todo el procedimiento policial debe estar
enmarcado dentro del plazo de 24 horas de recepcionada la denuncia.
60
correspondan, remitiendo el atestado o informe dentro de las 24 horas de conocido
el hecho, conforme se regula en los artículos 14, 21 y 23 del Reglamento.
La denuncia debe contener además de los datos que exige el Sistema de Denuncia
Policial (SIDPOL) lo siguiente:
61
c. Emitir el citatorio a las o los denunciados, procediendo de acuerdo a lo establecido
por el Manual de Procedimientos Policiales. En ningún caso el citatorio puede ser
encomendado a la víctima, bajo responsabilidad.
3. LA INVESTIGACIÓN
a. La Policía Nacional debe gestionar la obtención de las pruebas sobre los hechos
de violencia, entre otras:
1) Certificado médico legal.
circunstancia.
de la agraviada.
62
9) Pruebas de incumplimiento de obligaciones alimentarias u otros.
10) Obtener de la base de datos del RENIEC, las hojas o fichas de consulta, que
denunciante.
correspondiente.
En caso de ser miembros de la Policía Nacional del Perú o de las Fuerzas Armadas,
se procede a la incautación para los exámenes correspondientes, poniendo el arma
a disposición de la Institución a la que pertenece el denunciado
C. Para la recepción de las manifestaciones o declaraciones que brinden las
personas adultas se aplicará lo dispuesto en el Manual de Procedimientos
Policiales.
63
E. Cuando la víctima o testigo requiere de intérprete, traductor o traductora o
persona que facilite la comunicación con la autoridad, el personal policial gestiona
y coordina su participación, registra sus generales de ley e identifica su relación con
la víctima y con la persona denunciada.
b. El atestado policial o informe debe contener los documentos que han sido
proporcionados por la o él denunciante u obtenidos por la instructora o el instructor
policial para el pronunciamiento de las medidas de protección u otras que
64
garanticen el bienestar de las víctimas, conforme se regula en el artículo 249 del
Reglamento.
66
Las medidas de protección que pueden ser dictadas por el Juzgado de Familia son
las siguientes:
Retiro del agresor (a). Para tal efecto se procederá a solicitar la presencia
del representante del juzgado de Familia, para su participación y ejecución
de dicha medida de protección. Debiendo el efectivo policial, al término de la
misma formular la documentación respectiva de la diligencia realizada.
Impedimento de acercamiento o proximidad a la víctima en cualquier forma,
a la distancia que la autoridad judicial determine.
Prohibición de acceso a lugares de trabajo o estudio de la víctima u otro lugar
que ésta frecuenta o de acercarse a una distancia de 300 metros.
Prohibición de comunicación con la víctima vía epistolar, telefónica,
electrónica, vía chat, redes sociales, red institucional, intranet u otras redes
o formas de comunicación
Prohibición del derecho de tenencia y porte de armas para el agresor,
debiéndose notificar a la Superintendencia Nacional de Control de Servicios
de Seguridad, Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil para que
procedan a dejar sin efecto la licencia de posesión y uso, y para que se
incauten las armas que están en posesión de personas respecto de las
cuales se haya dictado la medida de protección.
Inventario sobre sus bienes.
Prohibición de disponer, enajenar, otorgar en prenda o hipoteca o cambiar
de titularidad de los bienes muebles o inmuebles comunes.
Prohibición a la persona agresora de trasladar niños, niñas o personas en
situación de cuidado del grupo familiar.
D. DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS
69
Responsabilidad funcional: Quien omite, rehúsa o retarda algún acto a su cargo en
los procesos originados por hechos que constituyen actos de violencia contra la
mujer o los integrantes del grupo familiar comete delito previsto y sancionado en
los artículos 377 o 378 del Código Penal, según corresponda, conforme al artículo
21 de la Ley Nro. 30364
La Dirección Ejecutiva de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional del Perú es
el órgano técnico especializado en los casos de violencia contra la mujer y los
integrantes del grupo familiar. Además cumplirá las siguientes acciones y medidas:
1. Responsable de la organización, especialización y evaluación del desempeño de
las Comisarías de Familia y de las Secciones de Familia de las Comisarías a nivel
nacional.
2. Supervisará y garantizará los servicios de Comisarias y áreas competentes,
asimismo la permanencia del personal especializado y sensibilizado, debiendo
emitir las medidas técnico normativas para su cumplimiento.
3. Elaborará formularios o documentos tipo, para facilitar las denuncias y regular
los procedimientos.
4. Elaborará cartillas y otros instrumentos de difusión masiva para la atención
adecuada de las víctimas; debiendo coordinar con la Dirección de Comunicaciones
e Imagen Institucional (DIRCIMA) y la Dirección Ejecutiva de Educación y Doctrina
(DIREED).
5. Implementará el Sistema de Registro de casos de violencia contra la mujer y los
integrantes del grupo familiar denominado “Registro de víctimas y agresores”
consignando los datos de la víctima y del agresor, la tipificación, las causas y
consecuencias de la violencia, medidas de protección personal, protección social
y/o cautelares, vigencia de las mismas, para ello las Unidades Policiales deberán
reportarlas bajo responsabilidad; para su implementación se realizará la
coordinación con la Dirección Ejecutiva de Tecnología de la Información y
Comunicaciones (DIRETICE) .
6. Coordinará con la Dirección Ejecutiva de Tecnología de la Información y
Comunicaciones (DIRETICE), a fin de establecer los parámetros para la
elaboración del Mapa Gráfico y Georeferencial de las víctimas, que cuentan con
medidas de protección en cada jurisdicción policial.
70
VI UNIDAD DE APRENDIZAJE
PRIMERA SESIÓN
VALORACIÓN DEL DAÑO
CONCEPTUALIZACIÓN
71
ilícito, por lo tanto, es una ofensa que se puede imputar objetivamente a la acción
u omisión, según los criterios de la causalidad adecuada" Siguiendo esta línea
argumentativa, el autor define al daño psíquico como "una alteración clínicamente
significativa, que afecta la actividad psíquica global de la víctima, cuyos síntomas
permiten identificar de manera clara un síndrome de diagnóstico
internacionalmente aceptado; que posee manifestaciones desadaptativas, y que se
instaura y perdura en un lapso determinado, cuya etiología es bien definida, al punto
que permite establecer una relación de causalidad, producto de una conducta
desviada o hecho punible, tipificada por la autoridad competente". El concepto
requiere sin embargo, desde la perspectiva del autor y la norma colombiana,
establecer una categorización de perturbación psíquica permanente y transitoriaS6
(Arteaga Medina, 2005). Así, el daño psíquico debe acreditar: • Un cuadro
psicopatológico, claramente conformado como síndrome. • Ser nuevo en el historial
del sujeto. • Causar una limitación real del psiquismo. • Tener suficiente jerarquía y
envergadura como para causar lesión. • Presentarse definido y acreditar un nexo
causal con un agente traumático determinado por el hecho punible. • Ser crónico o
jurídicamente consolidado.
SEGUNDA SESIÓN
Análisis de Casos
72
VII UNIDAD DE APRENDIZAJE
PRIMERA SESIÓN
VIOLENCIA SEXUAL
La violencia sexual abarca actos que van desde el acoso verbal a la penetración
forzada y una variedad de tipos de coacción, desde la presión social y la
intimidación a la fuerza física.
74
3. AGRESIÓN SEXUAL INFANTIL
4. ESTUPRO
75
encontrar mayores facilidades para forzar una relación sexual. Uno de los
casos más frecuentes de este tipo de agresión sexual se da hacia personas
con discapacidad intelectual.
76
En el acoso sexual el sujeto agresor procede a manifestar una serie de
conductas y actitudes que provocan en la víctima sensaciones de miedo,
inseguridad o angustia. Si bien no tiene por qué conllevar la presencia de un
contacto sexual real (es decir, puede o no incluir la presencia de violación),
las conductas manifestadas afectan al desarrollo habitual de la actividad de
la víctima.
El agresor puede haberse citado con la víctima con algún propósito diferente,
acabar de conocerla o incluso asaltarla directamente. La violación puede ser
llevada a cabo en la calle, un local público, un vehículo o incluso en el
domicilio de la víctima si ésta es atacada en su casa (con o sin allanamiento
de morada). En algunos de estos casos se utilizan sustancias psicoactivas.
77
Se produce un elevado número de violaciones durante guerras y conflictos
bélicos. Al margen del abuso sexual cometido como método de obtención de
gratificación sexual o de dominancia por parte del abusador, en muchos
casos las violaciones son alentadas de cara a disminuir la moral de la
población local, de manera que se facilite el conflicto y se mine la resistencia
por parte del bando agredido
Otro tipo de violencia sexual es la que se lleva a cabo haciendo que la víctima
mantenga relaciones forzadas con otra u otras personas, obteniendo el
explotador beneficios de dicha relación y siendo éste el que fuerza o incita a
la víctima al mantenimiento de relaciones. La prostitución forzada es uno de
estos tipos de violencia.
78
FACTORES DE RIESGO EN LA VIOLENCIA SEXUAL
Existen muchos factores que aumentan el riesgo de que alguien sea coaccionado
con fines sexuales o de que fuerce sexualmente a otra persona. Algunos de estos
factores están relacionados con las actitudes, creencias y conductas de los
individuos implicados, mientras que otros están muy arraigados en el entorno
social, incluyendo las esferas de los iguales, la familia, la comunidad y la sociedad.
Tales factores influyen no solamente en las probabilidades de sufrir violencia
sexual, sino también en la reacción ante ella. El Informe mundial sobre la violencia
y la salud presenta los siguientes grupos de factores de riesgo para la violencia
sexual:
NIVEL INDIVIDUAL:
Ser joven
Consumir alcohol o drogas
79
Tener problemas de salud mental, en particular síndrome de estrés
postraumático
Haber sufrido una violación o abusos sexuales con anterioridad
Tener actitudes y creencias que apoyan la violencia sexual, incluyendo tener
fantasías sexuales coercitivas y culpar a las mujeres por excitarles
Presentar un patrón de conducta impulsivo, antisocial y hostil hacia las
mujeres
Haber sufrido abusos sexuales durante la niñez
SEGUNDA SESIÓN
DISCUSIÓN DE CASO:
80
VIII UNIDAD DE APRENDIZAJE
PRIMERA SESION
PROCEDIMIENTOS ESPECIALES EN CASOS DE VIOLACIÓN
SEXUAL.
¿Cuál es el rol central de los y las policías en la investigación de las denuncias por
violencia sexual?
Los y las policías deben ejecutar sus acciones bajo la dirección del Ministerio
Público y garantizar que la investigación operativa en esta clase de delitos se
realice bajo los siguientes criterios:
• Las evidencias o pruebas sobre delitos o infracciones a la libertad sexual, deben
recuperarse o perennizarse de manera inmediata con procedimientos que
garanticen su posterior validez en el sistema de justicia.
• La atención y protección a la víctima de delitos o infracciones a la libertad sexual
debe brindarse sin distinción alguna, esto es, sin perjuicios o estigmatizaciones de
ningún tipo.
• Los actos urgentes e imprescindibles que los policías deben realizar ante los
delitos o infracciones a la libertad sexual, deben ser informados inmediatamente al
Ministerio Público.
81
El nuevo sistema procesal penal es de corte acusatorio y está basado en la calidad
de la prueba y la evidencia; por lo tanto, los y las policías deben actuar en un nivel
operativo superior, de conformidad a las exigencias del nuevo modelo, lo cual
implica el respeto a las formalidades previstas para la investigación y un mayor
cuidado en la investigación de las denuncias por delitos de esta naturaleza, así
como acciones para atender y proteger a la víctima, evitando que sufra más daño
psicológico o físico.
¿Qué acciones inmediatas deben realizar los y las policías al tomar conocimiento
de un caso de violencia sexual?
La Policía, de conformidad con las atribuciones que les confiere el Código Procesal
Penal, deben realizar las siguientes acciones ante la presunta comisión de un delito
de delitos de violencia sexual:
a. Recibir las denuncias escritas o sentar el acta de las verbales, en materia de
delitos o infracciones a la libertad sexual. (Art. 68 del CPP).
b. Registrar la denuncia por delitos o infracciones a la libertad sexual.
c. Acoger las denuncias por delitos o infracciones a la libertad sexual, sin distinción
alguna.
d. Tener especial cuidado en los casos en que el presunto agresor sexual es una
persona del entorno familiar de la víctima, factor que la coloca en un grado de
indefensión aún más grave.
e. Tratar de estabilizar emocionalmente a la víctima y si fuera urgente, remitirla de
inmediato a un centro de salud para que reciba la atención médica necesaria, o
derivarla a un centro especializado en atención de víctimas de violencia sexual.
f. Poner el hecho en conocimiento del Ministerio Público por la vía más rápida y
también por escrito, indicando los elementos esenciales del hecho y los elementos
de prueba esencialmente recogidos, así como la actividad cumplida, sin perjuicio
de dar cuenta de toda la documentación que pudiera existir. (Art. 331 –Inc.1 CPP).
g. Cumplir con las diligencias ordenadas por el Ministerio Público.
h. Apoyar a los fiscales en todas las diligencias de investigación de los delitos o
infracciones a la libertad sexual.
¿Cuál es la actitud que deben tomar los y las policías ante la víctima de violencia
sexual?
Los y las policías deben actuar con prontitud, respeto y amabilidad, y proporcionar
seguridad y confianza a la víctima de los delitos o infracciones a la libertad sexual,
mostrando una actitud de paciencia y responsabilidad en su desempeño. En este
punto, es esencial reiterar a la víctima que ha sido valiente al denunciar el hecho y
buscar la ayuda policial ante el hecho cometido en su agravio.
83
La Policía debe brindar una atención humana a la víctima durante toda su
permanencia en la sede policial, tratando de explicarle los procedimientos que es
necesario realizar y solicitándole su consentimiento para realizarlos. La declaración
ante la Policía debe realizarse procurando que el interrogatorio sea eficiente, pero
mostrando al mismo tiempo sensibilidad y respeto a la víctima. Los y las policías
deben proporcionar tranquilidad verbal cada vez que sea necesario durante la
diligencia. Si la víctima inicialmente no desea hablar, se respetará su derecho al
silencio, pero se deberá propiciar un clima de confianza para que pueda explicar el
modo y circunstancias en que ocurrieron los hechos en su agravio.
En caso que la víctima de un delito o una infracción a la libertad sexual tuviera una
crisis nerviosa, los y las policías deben ejercer mecanismos psicológicos
apropiados para calmarla, propiciando su tranquilidad y recuperación. Los y las
policías deben evitar estar influenciados por prejuicios o estereotipos hacia la
víctima de los delitos o infracciones a la libertad sexual; en tal sentido, deben ejercer
sus funciones sin ningún tipo de discriminación.
¿Qué resultado debe elevar la Policía ante el Ministerio Público en los casos de
violencia sexual?
La Policía, en todos los casos que intervengan, elevarán al Fiscal un informe policial
(Art. 332 –Inc. 1 y 2 del CPP), en cual contendrá:
a. Los antecedentes que motivaron su intervención.
b. La relación de las diligencias efectuadas.
c. El análisis de los hechos investigados, absteniéndose de calificarlos jurí-
dicamente y de imputar responsabilidades.
. ¿Qué documentos deben adjuntar los y las policías al Informe Policial sobre una
denuncia de violencia sexual?
a. La Policía adjuntará al Informe Policial respectivo, los siguientes documentos:
b. Las actas levantadas (Art. 332 –Inc. 3 del CPP), pudiendo ser de reconocimiento
de personas (Art. 189 del CPP), de examen corporal (Art. 212 del CPP), de examen
corporal para prueba de alcoholemia (Art. 213 del CPP), entre otras.
c. Las manifestaciones recibidas (Art. 332 –Inc. 3 del CPP).
d. La prueba documental: documentos los manuscritos, impresos, foto copias, fax,
disquetes, películas, fotografías, radiografías, representaciones gráficas, dibujos,
84
grabaciones magnetofónicas y medios que contienen registro de sucesos,
imágenes, voces; y, otros similares (Art. 185 del CPP).
e. El examen médico legal de la víctima. En los casos de agresión sexual, el
examen médico será practicado exclusivamente por el médico encargado del
servicio con la asistencia, si fuera necesario de un profesional auxiliar. Sólo se
permitirá la presencia de otras personas previo consentimiento de la persona
examinada9 (Art. 199 –Inc. 2 del CPP). f. Las pericias realizadas (Art. 332 –Inc. 3
del CPP), pudiendo ser: Pericias biológicas, patológicas, químicas, balísticas, etc.,
protocolos de necropsias10.
g. Las recomendaciones sobre actos de investigación (Art. 332 –Inc. 3 del CPP).
h. Todo aquello que se considere indispensable para el esclarecimiento de la
imputación, así como la comprobación del domicilio y los datos personales de los
imputados (Art. 332 –Inc. 3 del CPP).
¿Qué infraestructura debe ofrecer la Policía a las víctimas de violencia sexual?
La Policía Nacional del Perú debe contar con una infraestructura adecuada para
atender las víctimas de delitos o infracciones a la libertad sexual, a fin de garantizar
el respeto a su dignidad y privacidad en su condición de agraviada o agraviado.
Las Comisarías u otras unidades policiales deben destinar un ambiente privado y
confortable, donde la víctima pueda sentirse segura, confiada y protegida, a fin de
que pueda expresarse correctamente y narrar los hechos sucedidos en su agravio.
Asimismo, las sedes policiales deben acondicionar un ambiente propicio para
efectuar el reconocimiento del agresor, el mismo que debe contar con una ventana
especial polarizada que no permita que el presunto agresor distinga a la víctima
que está practicando el reconocimiento.
SEGUNDA SESION
85
Ministerio Público
¿Cuál es el rol central de los fiscales en la investigación de casos de violencia
sexual?
El Código Procesal Penal establece dos roles esenciales de los y las fiscales con
relación a las víctimas de violencia sexual. Por un lado, ejercer la persecución penal
en el caso concreto, y por otro lado, debe brindarle asistencia y protección a la
víctima. La persecución penal del delito es la principal función de los y las fiscales.
En la investigación de las denuncias por delitos o infracciones a la libertad sexual,
los y las fiscales deben conducir la investigación preparatoria y obtener los
elementos de convicción necesarios para la acreditación de los hechos delictivos,
así como para identificar a los presuntos autores o partícipes (Art. 65 –Inc. 1 CPP).
En el ámbito de la persecución penal de los delitos de violencia sexual, los y las
fiscales deben coordinar sus actividades con los policías y supervisar el desarrollo
de las mismas, a fin que cuenten con los estándares y calidad necesaria para
ejercer la persecución penal a nivel judicial. Para garantizar la mayor eficacia en la
lucha contra el delito, el Ministerio Público y la Policía Nacional deben cooperar y
actuar de forma conjunta y coordinada (Art. 65 –Inc. 1 CPP).
Además de la persecución penal del delito, de acuerdo al Código Procesal Penal,
al Ministerio Público le corresponde la atención y la protección de las víctimas. En
la investigación preparatoria, los y las fiscales deben apreciar racionalmente un
peligro grave para la víctima de delitos o infracciones a la libertad sexual, de oficio
o a instancia de las partes, debiendo adoptar según el grado de riesgo o peligro,
las medidas de protección necesarias para preservar la identidad del protegido, su
domicilio, profesión y lugar de trabajo, sin perjuicio de la acción de contradicción
que asista al imputado (Art. 247 CPP).
¿Qué acciones inmediatas deben realizar los y las fiscales al tomar conocimiento
de un caso de violencia sexual?
Los y las fiscales pueden actuar de oficio o a petición de parte (Art. 329 del CPP).
Deben recibir todas las denuncias sobre delitos o infracciones a la libertad sexual,
las mismas que deben ser registradas y derivadas a la Fiscalía Provincial Penal, si
el presunto agresor es adulto; o Fiscalía Provincial de Familia si el presunto agresor
es menor de edad. Si se trata de una denuncia interpuesta ante la Policía, el
86
Ministerio Público debe recibir el informe policial respectivo, evaluar su contenido y
decidir las acciones a seguir en el marco de sus funciones.
Al conducir la investigación y ordenar la realización de las diligencias preliminares
en las denuncias de violencia sexual, los y las fiscales tienen el deber de la carga
de la prueba al recabar los elementos de convicción de cargo y descargo. En este
sentido, deben tener en cuenta las siguientes directrices:
a. Orientar y dirigir la investigación de un hecho de presunta violación sexual.
b. Diseñar una estrategia o teoría del caso basada en la evidencia o pruebas, que
permita lograr una condena en caso de haber responsabilidad.
c. Velar para que los medios de prueba sean adquiridos en forma legal y que
cumplan con todos los rigores necesarios para ser admitidos como prueba de
delitos o infracciones a la libertad sexual.
d. Velar por los derechos y garantías procesales de la víctima de delitos o
infracciones a la libertad sexual, así como del imputado del mismo hecho.
e. Disponer la conducción compulsiva de los presuntos implicados en delitos o
infracciones a la libertad sexual, para los fines de los actos de investigación.
¿Cómo deben realizarse las diligencias preliminares por parte de los y las fiscales
en la investigación de casos de violencia sexual?
¿Cómo deben realizar los y las fiscales la investigación de los casos de violencia
sexual en agravio de niños, niñas y adolescentes?
En todos los casos de delitos o infracciones a la ley penal contra la libertad sexual,
así como en las denuncias de trata con fines de explotación sexual en agravio de
niños, niñas o adolescentes, los fiscales deben conducir la investigación desde su
inicio hasta su culminación, en sede fiscal o en sede policial, según se disponga.
En este marco, un factor esencial en la investigación de delitos de esta naturaleza,
es la realización de la Entrevista Única.
En los lugares en donde se encuentre vigente el Código Procesal Penal,
corresponde al Presidente de la Junta de Fiscales Superiores del Distrito Judicial
respectivo, efectuar las coordinaciones con los operadores de justicia de otras
instituciones, tales como con el Poder Judicial y el Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos, a fin de dotar al procedimiento de entrevista única el valor de prueba
anticipada, para lo cual realizará las acciones necesarias para que se cumplan las
exigencias del debido proceso
¿Cómo deben realizar los y las fiscales el procedimiento de entrevista única en los
casos de violencia sexual?
Para la realización de la Entrevista Única, los y las fiscales deben tener en cuenta
los siguientes lineamientos, a fin de garantizar su correcto desarrollo:
a. La Entrevista Única puede ser dirigida por el o la fiscal penal, de familia o mixto,
según corresponda; y es dirigida por el psicólogo(a), quien cuenta con los
conocimientos teóricos y técnicos para lograr obtener los elementos fácticos que
requieran los fiscales para lograr el esclarecimiento de los hechos.
b. La Entrevista Única se realiza en la Cámara de Gesell16 (si existe una en la
localidad) o en la Sala de Entrevista Única17 (siempre que se encuentre
88
adecuadamente implementada) en los lugares en los que no se encuentre instalada
la primera.
c. Cuando el investigado es mayor de edad, quien dirige el procedimiento de
entrevista única es el o la fiscal penal.
d. El o la fiscal de familia participa velando por el respeto de los derechos y
garantías del niño, niña y adolescente. Si el investigado es menor de edad, éste
último dirige el procedimiento de entrevista única.
e. En caso que haya investigados mayores y menores de edad, quien dirige la
entrevista es el o la fiscal penal, previa coordinación con el fiscal de familia a fin
que se comunique al psicólogo(a) cuáles son los elementos fácticos que son
necesarios conocer.
f. El o la fiscal penal, de familia o mixto, o la Policía, cuando el fiscal lo disponga,
emite el oficio respectivo para que el niño, niña o adolescente asista a las
evaluaciones médico legales, esto es el reconocimiento médico legal para delito
contra la libertad sexual.
g. En los casos de flagrancia, la evaluación médico legal, entrevista única y
evaluación psicológica del niño, niña o adolescente se realiza dentro de las 24
horas, y a la brevedad, siempre y cuando sus condiciones de salud física, y/o mental
lo permitan.
h. En los supuestos previstos en los párrafos anteriores, concurren a la entrevista
única:
• el niño, la niña o adolescente.
• el/la fiscal de familia, penal o mixto, según corresponda.
• los padres o responsables de niño, niña o adolescente.
• el abogado/a defensor/a del niño, niña o adolescente.
• el abogado/a defensor/a o de oficio del investigado.
• el Policía cuando corresponda.
i. Es imprescindible considerar la irrepetibilidad de la entrevista con el niño, niña o
adolescente, por lo que se debe garantizar que la entrevista sea realizada en los
ambientes adecuados y con los artefactos de captación de imagen y sonido en
perfecto funcionamiento, a fin que la prueba sea preservada.
89
j. Sólo tratándose de estricta necesidad y legitimidad comprobada o cuando el
requerimiento de la asistencia lo justifique, el/la fiscal puede autorizar la
visualización de la entrevista.
k. En caso que el fiscal disponga la realización de la investigación a nivel policial,
se entrega una copia del acta de entrevista al instructor policial, pero no el medio
magnético de almacenamiento que contiene el material audiovisual de la entrevista.
¿Cuál es la actitud que deben tomar los y las fiscales ante una víctima de violencia
sexual?
En su calidad de conductores de la investigación y persecución penal del delito, los
y las fiscales deben proporcionar respaldo y seguridad a la víctima de un hecho de
violencia sexual, tomando medidas para evitar su doble victimización. En este
marco, los y las fiscales deben realizar un interrogatorio profesional, manteniendo
un clima de amabilidad y de respeto en la diligencia, procurando obtener detalles
fundamentales de los hechos, sin perturbar psicológica ni físicamente a la víctima.
Ante las denuncias de violencia sexual, los y las fiscales deben aplicar un enfoque
de género, buscando que, con base a las evidencias y pruebas, el mayor porcentaje
de estos casos reciba una condena judicial. Para ello, es necesario que los y las
fiscales recopilen los elementos probatorios con las garantías del debido proceso y
coordinen con las diversas agencias del sistema penal a fin de generar
procedimientos idóneos para el respeto a la dignidad de las víctimas y evitar los
prejuicios respecto a las mismas.
PODER JUDICIAL
¿Cuál es el rol central de los jueces y juezas en la investigación de casos de
violencia sexual?
A diferencia del sistema procesal penal inquisitivo, en el sistema acusatorio, los
jueces y juezas ejercen un rol sustancial de valoración y de decisión, con base al
principio de la imparcialidad judicial.
De esta manera, en los procesos judiciales de violencia sexual, los jueces y juezas
deben velar por el respeto a los derechos de todos los intervinientes, en especial
de las víctimas, resolviendo con imparcialidad y con base al derecho, los conflictos
propios de la investigación, los requerimientos y las solicitudes de las partes, con
énfasis en exámenes médicos y pericias, pronunciarse sobre las medidas
limitativas de derechos, las medidas de protección y los medios de defensa,
ejecutando la prueba anticipada, controlando los plazos legales y evitando la doble
victimización
¿Qué medidas de protección pueden ejercitar los jueces y juezas respecto a las
víctimas en los casos de violencia sexual?
El Código Procesal Penal señala que los jueces y juezas, de oficio o a instancia de
las partes, pueden disponer una serie de medidas de protección para las víctimas
de delitos o infracciones a la libertad sexual, tales como (Art. 248 –Inc. 2 CPP):
a. Protección policial.
b. Cambio de residencia.
c. Ocultación de su paradero.
d. Reserva de su identidad y demás datos personales en las diligencias que se
practiquen, y cualquier otro dato que pueda servir para su identificación,
pudiéndose utilizar para ésta un número o cualquier otra clave.
e. Utilización de cualquier procedimiento que imposibilite su identificación visual
normal en las diligencias que se practiquen.
f. Fijación como domicilio, a efectos de citaciones y notificaciones, la sede de la
Fiscalía competente, a la cual se las hará llegar reservadamente a su destinatario.
91
g. Utilización de procedimientos tecnológicos, tales como videoconferencias u otros
adecuados, siempre que se cuenten con los recursos necesarios para su
implementación. Esta medida se adoptará para evitar que se ponga en peligro la
seguridad del protegido(a) una vez desvelada su identidad y siempre que lo
requiera la preservación del derecho de defensa de las partes.
h. Siempre que exista grave e inminente riesgo para la vida, integridad física o
libertad del protegido o la de sus familiares y no pueda salvaguardarse estos bienes
jurídicos de otro modo, se podrá facilitar su salida del país con una calidad
migratoria que les permita residir temporalmente o realizar actividades laborales en
el extranjero.
Si bien es cierto que no se puede aplicar la totalidad de las medidas de protección
establecidas en el Código Procesal Penal en la magnitud ideal, deben propiciarse
las acciones e iniciativas pertinentes para posibilitar su uso. El órgano judicial
competente se pronunciará motivadamente sobre la procedencia de mantener,
modificar o suprimir todas o algunas de las medidas de protección adoptadas por
el o la fiscal o juez durante las etapas de investigación preparatoria o intermedia,
así como si proceden otras nuevas (Art. 250 –Inc. 1 CPP).
¿Cuál es la actitud que deben tomar los jueces y juezas ante la víctima de violencia
sexual?
Los jueces y juezas deben aplicar un enfoque de género, brindándole a la víctima
de delitos o infracciones a la libertad sexual, la garantía y seguridad de que van a
obtener una tutela jurisdiccional efectiva. Asimismo, si detectaran un indicio de
perjuicio o una clasificación por estereotipo, de parte de los policías, de los fiscales
o de la defensa, deben filtrarlos, como una extensión de su función de vigilancia en
la investigación.
Además, los jueces y juezas deben orientar sus esfuerzos en evitar cualquier forma
de discriminación a las víctimas, así como mejorar su situación en la etapa de
investigación preliminar y dar respuestas de mejor calidad y favorables a sus
demandas de justicia.
En la investigación de los delitos de violencia sexual, se debe evitar la impunidad,
porque ello permitiría la perpetuación de la violación de los derechos de las
92
víctimas, así como la generación de una sensación de inseguridad en las mismas
y la desconfianza en el sistema penal.
¿Cuáles son los criterios rectores que deben respetar los jueces y juezas al
momento de efectuar la apreciación de la prueba en los delitos contra la libertad
sexual?
Los jueces y juezas deben valorar y aplicar el Acuerdo Plenario N° 1-2011/ CJ-116,
emitido por la Corte Suprema de Justicia de la República en el marco del VII Pleno
Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitoria –Apreciación de la
prueba en los delitos contra la libertad sexual, el cual resolvió: “ESTABLECER
como doctrina legal, los criterios expuestos en los fundamentos jurídicos 21° al 38.
Asimismo, se determinó “PRECISAR que los principios jurisprudenciales que
contiene la doctrina legal antes mencionada deben ser invocados por los jueces de
todas las instancias judiciales, sin perjuicio de la excepción que estipula el segundo
párrafo del artículo 22° de la LOPJ, aplicable extensivamente a los Acuerdos
Plenarios dictados al amparo del artículo 116° del citado estatuto orgánico”.
Estos principios jurisprudenciales se refieren a los siguientes puntos:
a. Irrelevancia de la resistencia de la víctima de agresión sexual.
b. Declaración de la víctima.
c. La prueba en el Derecho Penal Sexual
d. Evitación de la Estigmatización secundaria.
94
IX UNIDAD DE APRENDIZAJE
PRIMERA SESIÓN
JUSTICIA Y GENERO
MARCO CONCEPTUAL
Justicia
Hablar de la justicia significa referirse a un complejo concepto que se basa en un
principio moral, que inclina a obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada
uno lo que le corresponde. En este sentido la justicia se basa en las convenciones
compartidas del acuerdo social, aplicando principios morales abstractos-formales.
Son tres principios, en los cuales se concentra la justicia: el respeto a los derechos
de los demás, la imparcialidad y la objetividad, la cual se manifiesta en la
coincidencia de los juicios. John Rawls describe en su Teoría de la justicia a la
justicia como la primera virtud de las instituciones sociales. Partiendo de la
suposición de que vivimos en un mundo donde todos tenemos derechos y
obligaciones, la justicia es indispensable para dar a cada quien lo que le
corresponde. En ella se engloban algunos de los aspectos más importantes para el
desarrollo de la vida personal, como las garantías de ser libre, mantener la salud y
la integridad del cuerpo o recibir educación y alimentos, entre otras (Rawls, J.,
1999). Otro propósito de la justicia consiste en impulsar la civilidad en la sociedad
lo que significa, lograr que por sí mismas –sin la mediación de jueces o tribunales–
las personas respeten mutuamente sus derechos: que nadie se apropie de bienes
ajenos, que nadie lastime a los demás, que los padres se hagan responsables de
sus hijos pequeños y que los hijos adultos protejan a sus padres ancianos. Cuando
estos derechos no se respetan corresponde al gobierno del país impartir justicia,
imponiendo castigos a quienes no se ajustan a las leyes y normas de convivencia
y obligándolos a reparar el daño que hicieron. Lograr justicia es una tarea difícil y
95
permanente y tiene que ser la base para que funcione la convivencia entre las
personas. La justicia, que es representada en los(las) jueces deben ser libres e
imparciales y llegar a una decisión respetuosa para las dos partes, pues con ello
están poniendo un ejemplo a la sociedad. Por eso, el símbolo de la justicia es una
mujer que lleva los ojos vendados –no da preferencia a nadie–, en una mano porta
una balanza que simboliza el equilibrio en sus decisiones y en la otra, una espada
que representa la decisión de defenderlas. Lograr ese balance imparcial es el ideal
de un gobierno democrático.
JUSTICIA DE GÉNERO
En su forma ideal, el tema del significado de justicia de género se establecería como
un proyecto práctico, mediante un debate democrático. El electorado organizado
de mujeres y hombres expresaría los abusos de las prácticas sociales injustas que
discriminan a las mujeres o circunscriben el papel de los hombres. Ellos podrían
unirse o formar partidos políticos y competir por puestos representativos en
instituciones políticas para incluir la justicia de género en la agenda legislativa, o
podrían hacer cabildeo entre los políticos y las asambleas políticas para cambiar
las leyes. Exigirían a los actores públicos que respondieran por el efecto de sus
políticas en la equidad de las relaciones de género; en otras palabras, insistirían en
una forma de responsabilidad pública sensible al género.
En la práctica, con frecuencia en las instituciones encargadas de rendir cuentas no
hay un área responsable que responda a las mujeres, o a un electorado preocupado
por la equidad de género. Tampoco existen estándares en la rendición de cuentas
que necesariamente consideren a las inequidades de género como intolerables o
que ameriten reparación oficial.9 Esto puede producir un marcado sesgo contra la
igualdad de género en la administración de justicia, en el gasto público y en la
prestación del servicio, un sesgo no detectado por las instituciones de rendición de
cuentas.
Esta falta de capacidad de respuesta para la equidad de género por parte de los
actores poderosos, públicos y privados, es un reflejo y una causa de la debilidad de
la "voz" política de las mujeres, porque las desigualdades de género en el acceso
a los recursos y la justicia social pueden continuar sin cuestionarse, socavando de
ese modo el poder y la influencia de las mujeres en la esfera privada y en la
96
sociedad civil y política. Incluso si se tienen en cuenta las restricciones
extremadamente serias de la capacidad de la mujer para actuar en forma colectiva
con el fin de articular y defender sus ideas de lo que es correcto y bueno en las
relaciones humanas, se ha observado una tendencia, durante el último siglo, de
mujeres en todo el mundo que se movilizan para exigir y defender estándares de
comportamiento aceptables en las relaciones humanas. Expresadas en luchas por
los recursos productivos, posición en la familia o protección de la violencia basada
en el género, estas luchas han establecido un lecho inamovible de normas, cuyo
fundamento son demandas por la integridad física y la seguridad.
Esto incluye (aunque de manera menos generalizada) el control sobre las
decisiones reproductivas y el rechazo a la subordinación económica ante los
hombres. Esta tendencia global acelerada de mujeres que se movilizan por una
reforma legal, incluso dentro de sistemas sociales tradicionales que las desalientan
enormemente en cuanto a desafiar la dominación masculina, nos brinda una guía
hacia estándares de justicia de género básicos, sin proponer acuerdos específicos
para una cultura o país. Sobre esa base, yo afirmaría que la justicia de género
puede definirse como el final de las desigualdades entre mujeres y hombres, así
como el tomar medidas para reparar las desventajas que llevan a la subordinación
de las mujeres ante los hombres. Estas desigualdades pueden ser en la distribución
de recursos y oportunidades que permiten a los individuos construir capital humano,
social, económico y político. O pueden ser en las concepciones de la dignidad
humana, la autonomía personal y los derechos que niegan la integridad física de
las mujeres y la capacidad para elegir sobre cómo vivir su propia vida.
Como resultado, la justicia de género implica acceder y controlar los recursos en
combinación con la agencia humana. En este sentido, no difiere de muchas
definiciones de "empoderamiento de las mujeres".
No obstante, la justicia de género como un proceso conlleva un elemento adicional
esencial: rendición de cuentas. La justicia de género requiere que las mujeres sean
capaces de garantizar que a quienes detentan el poder, sea en el hogar, la
comunidad, el mercado o el Estado, se les puedan exigir cuentas de modo que las
acciones que limiten el acceso de las mujeres a los recursos o la capacidad para
tomar decisiones, sean prevenidas o castigadas. El uso de la expresión
"empoderamiento de las mujeres" con frecuencia se intercambia con el de "justicia
97
de género", pero la justicia de género agrega un elemento de compensación y
restitución que no siempre está presente en las discusiones sobre empoderamiento
de las mujeres. En efecto, el enfoque que propongo aquí para justicia de género
sigue el [enfoque] que se basa en derechos, antes señalado.
Sin embargo, el énfasis en el proceso de definición de derechos y justicia llama la
atención hacia la manera como las instituciones que promulgan las leyes y dirimen
los conflictos entre mujeres y hombres, institucionalizan un sesgo contra aquéllas.
SEGUNDA SESIÓN
ESTUDIOS DE CASOS
98
X UNIDAD DE APRENDIZAJE
PRIMERA SESIÓN
99
EL ROL DE LA POLICÍA FRENTE A LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER Y
LA VIOLENCIA FAMILIAR.
Por otro lado, algunos otros tipos de violencia contra las mujeres abarcan: la
violencia en la pareja, el Feminicidio, la violencia sexual fuera de la pareja, el acoso
sexual, la trata, la explotación sexual, las prácticas tradicionales nocivas, la
violencia relacionada con la práctica de la dote, el matrimonio precoz, la mutilación
y ablación genital femenina, los delitos cometidos en nombre del "honor", el
infanticidio femenino, la selección prenatal del sexo y el maltrato a la mujer.
100
La protección a las mujeres contra las diversas formas de violencia, se da a través
de los siguientes instrumentos legales:
- Se prohíbe la discriminación por motivo de sexo a través de diversas normas,
entre ellas, la Constitución Política (artículos 1° y 2° incisos 1) y 2))
102
la dignidad humana y mantendrán y defenderán los derechos humanos de todas
las personas".
En esta línea, se debe establecer un sistema de respuesta efectivo que permita el
acceso a la justicia de todas las mujeres. Es importante recalcar que los servicios
de apoyo, la Policía y los tribunales son los organismos que participan en el sistema
encargado de hacer frente a los casos de violencia contra la mujer.
Los policías deben tratar con las víctimas, los responsables y los testigos, así como
obtener distintos elementos de prueba. Su actitud y su reacción ante los interesados
pueden repercutir considerablemente en el desenlace de la situación, incluida la
prevención de futuros actos de violencia y la protección de las víctimas.
En este sentido, la Asamblea General de Naciones Unidas ha exhortado a los
Estados Miembros que confieran a la Policía la autoridad requerida para responder
con prontitud a todo incidente de violencia contra la mujer en el marco de su
derecho interno.
Por su parte, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha recomendado a los
Estados "adoptar medidas destinadas a institucionalizar la colaboración y el
intercambio de información entre las autoridades responsables de investigar los
actos de violencia y discriminación, particularmente entre el Ministerio Público y la
Policía".
Muchas veces, las mujeres víctimas de violencia no denuncian su caso pues
consideran que no serán atendidas, ya sea porque su caso se considera de baja
importancia, o porque los operadores de justicia no les creerán. Es decir, existe una
percepción negativa respecto al sistema de respuesta frente a los casos de
violencia, y sobre todo, se considera que la actuación policial es ineficaz. Ello
reduce la posibilidad de que los agresores cumplan con la justicia y que se garantice
la protección a las mujeres víctimas.
Así, las personas que han sufrido violencia familiar se encuentran muy sensibles al
trato que el personal de la Policía Nacional les pueda dar. Es necesario mostrar
respeto, amabilidad e interés por la víctima y su problema. El o la policía debe
ofrece un ambiente de seguridad y confianza.
103
dar un abordaje integral ante las situaciones de violencia, diferenciando la violencia
hacia las mujeres de la violencia cometida contra los integrantes de la familia.
Al respecto, el MININTER, refiere que:
La Policía Nacional del Perú registró 137 742 denuncias por violencia familiar
para el período anual del 2015. De dichas denuncias, el 88,7% correspondía
a mujeres (122 197) y el 11, 3% a hombres (15 545)
Del total de víctimas de violencia, 10 022 víctimas eran niñas, niños y
adolescentes. De ellas, 7 175 eran mujeres y 2 847 hombres.
La Policía Nacional del Perú, entre enero y diciembre del 2015, registró 41
denuncias por feminicidio; 8 de ellas correspondían a menores de 18 años
de edad, 17 al grupo de 18 a 35 años y 16 a personas mayores de 35 años.
El 70, 7% de los 5 311 casos de violencia sexual contra mujeres denunciados
ante la Policía Nacional del Perú, de enero a diciembre del 2015, tuvo como
víctima a una mujer menor de 18 años de edad.
SEGUNDA SESIÓN
DISCUSIÓN DE CASOS
104
XI UNIDAD DE APRENDIZAJE
PRIMERA SESIÓN
106
En este contexto, constituye un deber del Estado peruano implementar medidas
para evitar la discriminación contra la mujer y promover la igualdad en distintos
ámbitos, principalmente desde sus instituciones públicas, como es el caso de la
Policía Nacional, a fin de promover la igualdad de oportunidades, y que tanto
hombres como mujeres disfruten de un trabajo decente.
Por otro lado, las instituciones policiales con enfoque de género garantizan que las
mujeres sean ascendidas a altos mandos a fin de que puedan servir de modelo a
otras mujeres que deseen incorporarse y promocionarse en la jerarquía policial.
Por lo anteriormente expuesto, existe un claro mandato constitucional y legal de
respeto del derecho a la igualdad entre hombres y mujeres en el acceso a la carrera
policial. Este mandato debe ser cumplido, tanto en el acceso a la función policial
como en el tratamiento laboral durante el despliegue de funciones. Asimismo, la
participación de las mujeres policías debe darse en las mismas condiciones que los
hombres, y garantizarse que se tengan las mismas oportunidades para ascender y
avanzar en la carrera policial.
Asimismo, se ha indicado que todas las formas de violencia contra la mujer violan
y menoscaban o impiden el disfrute por la mujer de los derechos humanos y las
libertades fundamentales.
En ese sentido, la Policía debe ejercer la debida diligencia para prevenir, investigar
y efectuar detenciones en relación con todos los actos de violencia contra la mujer,
tanto si son cometidos por funcionarios públicos como por particulares, en el hogar,
en la comunidad o en instituciones oficiales. Del mismo modo, la Policía debe
adoptar medidas rigurosas para impedir la victimización de las mujeres y se
asegurará de que esta no vuelva a producirse como consecuencia de omisiones de
la propia Policía o de prácticas de aplicación de la ley que no tengan en cuenta la
condición específica de la mujer.
En esta línea, el Manual de Derechos Humanos aplicados a la función
policialestablece las siguientes salvaguardias para el respeto y garantía de los
derechos humanos de las mujeres detenidas:
109
“El arresto debe ser efectuado, en lo posible, con participación de personal
policial femenino, En el caso del registro personal y de prendas, este debe
ser efectuado por una mujer con la finalidad de evitar vulnerar sus derechos.”
El citado manual debe ser leído en conjunto con las Reglas de las Naciones Unidas
para el tratamiento de las reclusas y medidas no privativas de la libertad para las
mujeres delincuentes (Reglas de Bangkok).
SEGUNDA SESIÓN
110
Consiste en la conducta física o verbal reiterada
Hostigamiento de carácter sexual o sexista de una o más
sexual personas hacia otras con prescindencia de
ambiental jerarquía, estamento, grado, cargo, función,
nivel remunerativo o análogo, creando un clima
de intimidación, humillación u hostilidad.
111
El personal de la Policía Nacional y de las Fuerzas
Armadas que incurran en actos de hostigamiento
sexual, según la gravedad de los hechos y previo
pronunciamiento del respectivo Consejo de
Investigación, pasará a situación de
disponibilidad o de retiro por medida
disciplinaria, según el caso y conforme al
procedimiento previsto en las normas internas de
los institutos en mención.
112
DEL 13AGO18 AL 18AGO18
EXAMEN FINAL
113