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«Si alguna vez calculan ustedes cuánto dinero nos ahorramos gracias a nuestra excelencia
en seguridad y salud, considérense despedidos».
Alcoa, el líder del sector del aluminio en todo el mundo, ha conseguido un coeficiente de
accidentes e incidentes en el centro de trabajo (coeficiente LWD) que es inferior en España en
100 veces a la media de los sectores industrial y metalúrgico a los que pertenece. El índice de
incidentes en el centro de trabajo de Alcoa en este país, que es siempre inferior al de los
sectores industrial y metalúrgico, se ha reducido en más de 8 veces en los últimos cinco años.
Alcoa considera que sus logros en el tema de salud y seguridad en el centro de trabajo son el
indicador más importante de su liderazgo mundial. Sin embargo, aunque estos logros son
extraordinarios, en esta industria mundial se piensa, según sus máximos responsables, que no
son suficientes para alcanzar su objetivo: cero accidentes en el centro de trabajo, efecto cero
sobre la salud e impacto cero sobre el medio ambiente. El coeficiente mundial de Alcoa es un
accidente por cada 1,25 millones de horas trabajadas.
Este éxito se debe, en palabras de los dirigentes, al fuerte compromiso de Alcoa con la salud y
seguridad de sus empleados, pero la clave para el éxito es la implicación personal de cada
empleado, que convierte este compromiso en algo propio. El objetivo de Alcoa es que sus
empleados vuelvan a sus casas, después de cada turno de trabajo, en las mismas condiciones
de salud en las que llegaron.
En España, Alcoa tiene 5.000 empleados y 13 fábricas que producen óxido de aluminio, aluminio
primario, productos laminados, productos extruidos y tapones para botellas.
Los responsables en prevención de esta multinacional han tenido siempre claro que esta tarea
no es una cuestión esencialmente técnica, sino que se trata de una responsabilidad de gestión.
En esa época Alcoa ya era la compañía con menor siniestralidad de su sector, por lo que se
podía pensar que la prioridad otorgada por O’Neill a la cuestión resultaba exagerada. Pero no
eran las ventajas económicas directas de la seguridad lo que le lleva a considerarla un tema
prioritario. Para O’Neill la seguridad no era una prioridad de gestión, sino un requisito previo:
una cuestión de valores humanos.
En una ocasión dijo a los responsables financieros de la empresa: «Si alguna vez calculan
ustedes cuánto dinero nos ahorramos gracias a nuestra excelencia en seguridad y salud,
considérense despedidos».
Durante el mandato de O’Neill el índice de frecuencia de Alcoa bajó desde 1,86 a 0,14
accidentes con baja por cada 200.000 horas trabajadas.