You are on page 1of 9

Soka Gakkai Internacional

Budismo en Acción por la Paz

Tres mil aspectos contenidos en cada instante


vital 11179

filosofía
La vida de cada persona contiene un potencial infinito; esta es la creencia
fundamental del budismo Nichiren. El concepto budista de los “tres mil
aspectos contenidos en cada instante vital” nos da la oportunidad de
hacernos una idea de cuántas posibilidades existen en cada instante de
nuestra vida.

Si bien nos es posible aceptar teóricamente esta idea de potencial infinito,


en la realidad tendemos a sentirnos limitados en nuestras posibilidades, a
menudo como resultado de una visión estrecha de nosotros mismos y del
mundo. Nuestra percepción de los valores o del sentido de propósito,
aquello en lo que tendemos a enfocar nuestras energías o cómo definimos
la felicidad, todo afecta a la forma en que percibimos y experimentamos
nuestro entorno. Podemos vivir cómodamente inmersos en una visión
limitada de nosotros mismos y del mundo, pero cuando surja un problema
u obstáculo, sufriremos como resultado de sentirnos abrumados,
indefensos o atemorizados.

Los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital son una explicación
analítica de cómo las distintas percepciones en relación a los valores, el
sentido de propósito y la visión de la felicidad aparecen también como
diferencias en nuestro entorno. Es una enseñanza que expone cómo la
calidad de nuestro entorno está determinada por lo que consideramos
felicidad y por el tipo de deseos que albergamos.

La práctica del budismo Nichiren nos permite recurrir a inagotables


reservas internas de coraje, esperanza y resiliencia para superar los
desafíos e ir más allá de aquello que considerábamos como posible.
Podemos además ayudar a otros a hacer lo mismo. La “Budeidad” describe
esta condición de vida dinámica y compasiva, y un Buda es alguien que ha
establecido firmemente esta condición como su estado de vida
predominante. La mayoría de las personas, sin embargo, desconocen esta
posibilidad o la forma de concretarla.
El Sutra del loto revela la verdad última del budismo: todos podemos
alcanzar este estado de Budeidad. Basado en sus enseñanzas, el maestro
budista chino del siglo VI, Zhiyi (el Gran Maestro Tiantai, o T'ien-t'ai)
desarrolló un sistema filosófico para explicar por qué esto es posible, al
que denominó “tres mil aspectos contenidos en cada instante vital”
(ichinen sanzen en japonés). Este principio revela que cada vida individual
es un microcosmos del universo y que la condición de vida de un
individuo, a cada momento, se ve reflejada en todos los aspectos de su
vida, incluyendo la sociedad en la que vive y su entorno natural.

El número tres mil se refiere a la multitud de leyes a través de las cuales se


manifiesta la realidad última.

Los diez estados


El primer componente de los tres mil aspectos es el principio de los diez
estados, que describe el estado o condición de nuestras vidas. Estos son, en
orden ascendente y en función del grado de libre albedrío, compasión y
felicidad que uno experimenta, los siguientes: (1) infierno, (2) entidades
hambrientas, (3) estado de la animalidad (4) asuras, (5) seres humanos (6)
seres celestiales, (7) los que escuchan la voz, (8) los que toman conciencia
de las causas, (9) bodhisattvas y (10) budas.

En un tiempo se pensaba que estos estados eran ámbitos distintos y


separados en los que nacían los seres humanos. Los primeros seis de los
diez estados derivan de la idea de los “seis senderos”, un antiguo
paradigma indio relacionado con la reencarnación. Se creía que el estado
de vida concreto en el cual las personas nacían, estaba fijado de por vida y
determinado por las acciones realizadas en vidas pasadas, y que, de este
modo, las personas repetían interminablemente el ciclo de nacimiento y
muerte confinadas dentro de estos seis estados.

El budismo refinó el concepto de los seis senderos, explicando que no


existen como estados externos sino como estados internos. Por ejemplo, el
estado de los animales representa un estado gobernado únicamente por
deseos instintivos carentes de razón y de sentido de la moralidad. Del
mismo modo, los estados de vida correspondientes a los seis esatados
inferiores se pueden denominar como los estados de: infierno, hambre,
animalidad, ira, humanidad y seres celestiales (o éxtasis).

El estado de infierno indica un estado de aflicción y sufrimiento,


desprovisto de toda libertad. El estado de las entidades hambrientas está
gobernado por un deseo insaciable. El estado de los animales ya ha sido
descrito anteriormente. El estado de los asuras está marcado por la
animosidad, la ira y la perversidad. Es una condición dominada por el ego
y la necesidad de sobresalir sobre los demás. El estado de los seres
humanos es un estado en el cual nos esforzamos por controlar nuestros
deseos e impulsos a través de la razón, aspirando a un estado de vida más
elevado. El estado de los seres celestiales es una condición de satisfacción
y alegría, aunque temporal porque depende de las circunstancias.

Nuestra propensión a habitar en un estado de vida concreto es el


resultado de las causas que hemos hecho en el pasado, de acuerdo con la
ley de causa y efecto, que abarca las existencias pasadas, presentes y
futuras. Más aún, experimentamos el mundo que nos rodea de acuerdo
con nuestro estado de vida de ese momento. Por lo tanto, aunque
diferentes personas pueden coexistir en el mismo lugar físico, el estado
interno de su corazón, o la lente a través de la cual perciben la realidad,
puede diferir enormemente.

El budismo enseña que si podemos alcanzar la sabiduría y la penetración


necesarias para comprender la verdadera naturaleza de nuestras vidas,
podemos manifestar el estado de vida de la Budeidad, el supremo estado
de vida caracterizado por una compasión infinita, sabiduría y coraje
inherentes en las profundidades de nuestro ser. Para hacer esto, tenemos
que realizar grandes esfuerzos para trascender los estados de vida de los
seis estados inferiores.

El budismo identifica otros tres estados más “elevados”: los estados de los
que escuchan la voz (o aprendizaje), los que toma conciencia de las
causas, (o comprensión intuitiva) y los bodhisattvas. Los estados de los que
escuchan la voz y los que toman conciencia de las causas se caracterizan
por la iluminación parcial, la conciencia de la impermanencia de todas las
cosas y la inestabilidad de una vida vivida en los seis senderos. Aquellos
en el estado de los que escuchan la voz, alcanzan este despertar
escuchando las enseñanzas budistas, mientras aquellos en el estado de los
que toman conciencia de las causas despiertan a estas verdades por sí
mismos. De manera similar, aquellos en el estado de los bodhisattvas
buscan la verdad pero van un paso más allá al trabajar con amor
compasivo por la felicidad de los demás.

El Sutra del loto aclara que el estado de la Budeidad, al igual que los otros
nueve estados, reside por igual en la vida de todas las personas siendo, por
lo tanto, un potencial disponible para todos en esta vida. Esto contrasta
con las enseñanzas distintas al Sutra del loto que establecen que los
individuos deben llevar a cabo prácticas extenuantes durante
innumerables vidas para adquirir gradualmente los atributos de un Buda.

Posesión mutua de los diez estados


El Sutra del loto es también diferente a otras enseñanzas porque expone la
posesión mutua de los diez estados, aclarando que cada uno de los diez
estados abarca los demás. Esto indica que la vida no permanece fija en
uno de los diez estados, sino que en cualquier momento puede manifestar
cualquiera de ellos. Debido a este principio nos es posible transformar
nuestro estado de vida pues, aunque podamos “habitar” un estado
particular, los otros nueve, aunque latentes, están también presentes en
nuestra vida.

Cuál de los diez estados se manifestará en un momento dado depende de


nuestra respuesta a las influencias de nuestro entorno. Nuestro estado de
vida puede fluctuar de un momento a otro pero, desde una perspectiva
más amplia, siempre hay uno o varios estados alrededor de los cuales
giran nuestras actividades y al cual es más probable que regresemos.

La posesión mutua de los diez estados implica que todas las personas
tienen el potencial de manifestar la Budeidad en cualquier momento. A
través del continuo esfuerzo en la práctica budista, practicando por
nuestra propia felicidad, desmantelando nuestros prejuicios y creencias
erróneas y puliendo nuestras cualidades inherentes de sabiduría y
compasión, podemos fortalecer el estado de la Budeidad inherente a
nuestra vida. La Budeidad no es una idea abstracta; se revela
tangiblemente en nuestro comportamiento diario en forma de compasión,
sabiduría y a través de nuestros esfuerzos por establecer la felicidad para
nosotros y para los demás.

Alcanzar la Budeidad no significa erradicar los nueve estados inferiores.


Por contra, bajo la influencia de nuestra Budeidad inherente, los aspectos
positivos de estos estados se manifiestan, contribuyendo a la construcción
de la felicidad para nosotros y para los demás.

Los diez factores de la vida


Junto con los diez estados y su posesión mutua, el siguiente componente
de los tres mil aspectos es el principio de “los diez factores de la vida”.
Mientras que los diez estados describen las diferentes expresiones de la
vida, los diez factores describen elementos comunes a todas las cosas.
Explican cómo la ley de causa y efecto activa cualquiera de los diez
estados.

Toda vida posee por igual los mismos diez factores, independientemente
de en cuál de los diez estados se manifieste. Los diez factores son (1)
apariencia, (2) naturaleza, (3) entidad, (4) poder, (5) influencia, (6) causa
interna, (7) relación, (8) efecto latente, (9) efecto manifiesto, y (10)
coherencia de principio al fin.

Los tres primeros factores (apariencia, naturaleza y entidad) describen la


entidad de la vida, que manifiesta los diez estados. Los siguientes seis
(poder, influencia, causa interna, relación, efecto latente y efecto
manifiesto) describen la ley de causa y efecto, la forma en la que los diez
estados se manifiestan en la entidad. Por lo tanto, una “entidad” de vida
tiene atributos que pueden ser percibidos por los sentidos (apariencia) y
atributos que no pueden serlo (naturaleza).
El décimo factor, la coherencia de principio a fin, significa que los diez
factores son coherentes para cada uno de los diez estados. Aún más
importante, esto significa que la Budeidad, un estado de vida de felicidad
inquebrantable, está inherentemente presente en nuestras vidas como
una causa interna, y que, cuando entramos en contacto con una “relación”
que abre esa causa interna, podemos ver florecer y aprovechar
completamente el funcionamiento del estado de la Budeidad en nuestras
vidas.

Los tres planos de la existencia


El componente final de los tres mil aspectos es el principio de los “tres
planos de la existencia”. Este concepto considera la vida desde tres puntos
de vista diferentes y explica la existencia de vidas individuales en el
mundo real.

Los tres planos son (1) el plano de los cinco componentes (forma,
percepción, conceptualización, volición y conciencia). La forma
corresponde al aspecto físico de la vida, y, los otros cuatro componentes, al
aspecto espiritual, (2) el plano de los seres vivos (el ser vivo individual,
formado por una unión temporal de los cinco componentes, que
manifiesta o experimenta cualquiera de los diez estados), y (3) el plano del
medio ambiente (el entorno individual que sustenta la existencia del ser
vivo).

Los tres planos representan entonces el mundo real del individuo. No


están separados, sino que son un todo integrado que simultáneamente
manifiesta cualquiera de los diez estados.

De esta manera, nuestra condición de vida a cada momento está


determinada por tres elementos: la posesión mutua de los diez estados (10
estados x 10 estados = 100 estados), los diez factores de la vida y los tres
planos de la existencia. Por lo tanto, las dimensiones que existen en este
mundo son el número que resulta de multiplicar estos elementos, es decir,
tres mil. Esto también significa que cualquier vida individual tiene el
potencial de expresar tres mil dimensiones.
Las ilimitadas posibilidades de cada persona
El sistema filosófico de los tres mil aspectos contenidos en cada instante
vital proporciona una base para la esperanza, ya que postula que nuestra
realidad en cada momento es una función de nuestro estado de vida, y
que, cuando nuestro estado de vida cambia, el mundo mismo aparece bajo
una nueva luz. Además, es una filosofía que promueve el compromiso con
los demás y con los desafíos de la sociedad, empoderándonos para
enfrentar directamente los obstáculos y superarlos.

La vida es dinámica; cada momento es rico en innumerables posibilidades


visibles e invisibles. Lo más crucial es que el estado de la Budeidad es
universalmente inherente a todos los seres, y que, cuando esto se
convierte en nuestra realidad manifiesta, las posibilidades más profundas
de la vida, las esperanzas más sublimes de la humanidad, llegan a
culminarse.

Nichiren describió el principio de los tres mil aspectos contenidos en cada


instante vital como el corazón y el núcleo de las enseñanzas del Buda y
estableció una práctica para permitir que todas las personas
experimentaran el estado de vida de la Budeidad en sus vidas diarias. Esta
práctica de recitar Nam-myoho-renge-kyo con fe en nuestra naturaleza
inherente de Buda concretiza el principio de los tres mil aspectos
contenidos en cada instante vital en la vida del practicante.

© Soka Gakkai Internacional 2015. Todos los derechos reservados

You might also like